Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Malem Seña
Malem Seña
DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MONOGRÁFICO
La lucha contra la corrupción política
19 Erkoreka Gervasio, Josu Iñaki: Presenta- 163 Martínez Gallego, Francesc-Andreu: Los
ción/Aurkezpena medios de comunicación y la lucha contra la
25 Malem Seña, Jorge Francisco: La corrup- corrupción.
ción. Algunas consideraciones conceptuales 199 Cerrillo i Martínez, Agustí: El papel de
y contextuales. los medios electrónicos en la lucha contra la
43 Del Moral García, Antonio: Justicia penal corrupción.
y corrupción: déficits, resultados, posibilida- 237 Ordóñez Solís, David: La corrupción en el
des. seno de las instituciones de la Unión Euro-
77 Medina Arnáiz, Teresa: La necesidad de pea: responsabilidades, investigación admi-
reformar la legislación sobre contratación nistrativa y control judicial.
pública para luchar contra la corrupción: las 267 Bustos Gisbert, Rafael: Las reglas de con-
obligaciones que nos llegan desde Europa. ducta de los políticos: evolución en el Reino
115 Tomás Tío, José María: La sociedad civil Unido.
contra la corrupción. 293 Pérez Vera, Elisa: La reciente experiencia en
la CAPV: Código Ético y Comisión Ética Públi-
ca.
URTARRILA-APIRILA
2016 104-II ENERO-ABRIL
2016
Herri-Ardura
laritzazko Revista vasca
Euskal de administraciÓn pÚblicA
Aldizkaria
www.ivap.euskadi.net/rvap
Monográfico sobre
La lucha contra la corrupción política
Erakunde Autonomiaduna
Organismo Autónomo del
Oñati (Gipuzkoa)
2016
urtarrila enero
apirila abril 104-II
El Instituto Vasco de Administración Pública no se identifica con los juicios y
opiniones de los autores reproducidos en esta Revista.
ISSN: 0211-9560
Depósito legal: BI - 551-89
Fotocomposición: Ipar, S. Coop. Zurbaran, 2-4 (48007 Bilbao)
DIRECCIÓN DE LA REVISTA:
Director: Edorta COBREROS MENDAZONA (UPV/EHU)
Secretaria: Carmen AGOUÉS MENDIZABAL (UPV/EHU)
Secretaria técnica: Begoña ALBERDI EZPELETA (IVAP)
Consejo de Redacción:
Consejo ASESOR:
Luis AGUIAR DE LUQUE (Univ. Carlos III)
Eliseo AJA FERNÁNDEZ (Univ. de Barcelona)
Jokin ALBERDI BIDAGUREN (UPV/EHU)
Enoch ALBERTÍ ROVIRA (Univ. de Barcelona)
Juan Manuel ALEGRE AVILA (Univ. de Cantabria)
Ricardo ALONSO GARCÍA (Univ. Complutense)
Estanislao ARANA GARCÍA (Univ. de Granada)
Esteban ARLUCEA RUIZ (UPV/EHU)
Nieves ARRESE IRIONDO (UPV/EHU)
Xabier ARZOZ SANTISTEBAN (UPV/EHU)
Jasone ASTOLA MADARIAGA (UPV/EHU)
José Luis ÁVILA ORIVE (Univ. de Deusto)
José María BAÑO LEÓN (Univ. Complutense)
Javier BARNÉS VÁZQUEZ (Univ. de Huelva)
Maggy BARRERE UNZUETA (UPV/EHU)
Francisco BASTIDA FREIJEDO (Univ. de Oviedo)
Joxerramon BENGOETXEA CABALLERO (UPV/EHU)
Juan María BILBAO UBILLOS (Univ. de Valladolid)
Ignacio BORRAJO INIESTA (Tribunal Constitucional)
Iñigo BULLAIN LOPEZ (UPV/EHU)
Francisco Javier CABALLERO HARRIET (UPV/EHU)
Arantza CAMPOS RUBIO (UPV/EHU)
Marc CARRILLO LÓPEZ (Univ. Pompeu Fabra)
José Luis CASCAJO CASTRO (Univ. de Salamanca)
Carmen CHINCHILLA MARÍN (Univ. de Alcalá de Henares)
Silvia DEL SAZ CORDERO (UNED)
Francisco Javier DÍEZ REVORIO (Univ. de Castilla-La Mancha)
Luis M.ª DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ (Univ. de Castilla La Mancha)
Antonio EMBID IRUJO (Univ. de Zaragoza)
Eduardo ESPÍN TEMPLADO (Univ. de Castilla-La Mancha)
José ESTEVE PARDO (Univ. de Barcelona)
Javier EZQUIAGA GANUZAS (UPV/EHU)
Antonio FANLO LORAS (Univ. de La Rioja)
Juan Ramón FERNÁNDEZ TORRES (Univ. Complutense de Madrid)
Tomás FONT I LLOVET (Univ. de Barcelona)
Enric FOSSAS ESPADALER (Univ. Autónoma de Barcelona)
Mercedes FUERTES LÓPEZ (Univ. de León)
Fco. Javier GARCÍA ROCA (Univ. Complutense de Madrid)
Agustín GARCÍA URETA (UPV/EHU)
Angel GARRORENA MORALES (Univ. de Murcia)
Juana GOIZUETA VERTIZ (UPV/EHU)
Angel GÓMEZ MONTORO (Univ. de Navarra)
Juan IGARTUA SALABERRIA (UPV/EHU)
María Victoria ITURRALDE SESMA (UPV/EHU)
Antonio JIMÉNEZ-BLANCO (Univ. Politécnica de Madrid)
Alberto LOPEZ BASAGUREN (UPV/EHU)
Mariano LÓPEZ BENÍTEZ (Univ. de Córdoba)
Luis LÓPEZ GUERRA (Univ. Carlos III)
Fernando LÓPEZ RAMÓN (Univ. de Zaragoza)
Pablo LUCAS MURILLO DE LA CUEVA (Univ. de Córdoba)
Elisenda MALARET GARCÍA (Univ. de Barcelona)
Luis MARTÍN REBOLLO (Univ. de Cantabria)
Manuel MEDINA GUERRERO (Univ. de Sevilla)
Juan MESTRE DELGADO (Univ. de Valencia)
Antoni MILIAN i MASSANA (Univ. Autónoma de Barcelona)
José María MORALES ARROYO (Univ. de Sevilla)
Pablo PÉREZ TREMPS (Univ. Carlos III)
José Luis PIÑAR MAÑAS (Univ. CEU-San Pablo)
Antonio PORRAS NADALES (Univ. de Sevilla)
Eunate PRIETO ETXANO (UPV/EHU)
Ramón PUNSET BLANCO (Univ. de Oviedo)
Tomás QUINTANA LÓPEZ (Univ. de León)
Martín M.ª. RAZQUIN LIZARRAGA (Univ. Pública de Navarra)
Manuel REBOLLO PUIG (Univ. de Córdoba)
Miguel REVENGA SÁNCHEZ(Universidad de Cádiz)
Fernando REY MARTÍNEZ (Univ. de Valladolid)
Agustín RUIZ ROBLEDO (Univ. de Granada)
Eduardo RUIZ VIEYTEZ (Univ. de Deusto)
Gerardo RUIZ-RICO (Univ. de Jaén)
Miguel SÁNCHEZ MORÓN (Univ. de Alcalá de Henares)
René Javier SANTAMARIA ARINAS (Univ. de La Rioja)
Juan José SOLOZABAL ECHEVARRIA (Univ. Autónoma de Madrid)
Javier TAJADURA TEJADA (UPV/EHU)
Leopoldo TOLIVAR ALAS (Univ. de Oviedo)
Joaquín TORNOS MAS (Univ. de Barcelona)
Ignacio TORRES MURO (Univ. Complutense de Madrid)
Joan Manuel TRAYTER JIMÉNEZ (Univ. de Girona)
Juan Ignacio UGARTEMENDIA EZEIZABARRENA (UPV/EHU)
Maite URIARTE RICOTE (UPV/EHU)
Roberto URIARTE TORREALDAI (UPV/EHU)
Iñigo URRUTIA LIBARONA (UPV/EHU)
Maite ZELAIA GARAGARZA (UPV/EHU)
Herri arduralaritzako
aldizkarian kolaborazioak
argitaratzeko arauak
Monográfico sobre
La lucha contra la corrupción política
Eskerrik asko
I. Introducción
(1) Solo para mostrar un ejemplo de hasta dónde puede llegar la corrupción basta decir que en el
deporte amateur, una actividad que supondríamos libre de ese flagelo, se han amañado resultados
de competiciones de selecciones nacionales de fútbol sub-17.
tido, su práctica responde a una decisión racional por parte de los corrup-
tos. Supone, de ese modo, que la corrupción se usa siguiendo reglas
técnicas. Estas reglas indican qué mecanismos debemos utilizar si se de-
sea alcanzar determinados fines. Si la corrupción es necesaria o suficiente
para lograr un contrato público, para obtener un puesto de trabajo, para
alcanzar una recalificación inmobiliaria o para amañar el resultado de una
competición, hay que corromper. La corrupción se transforma así en una
acción instrumental exitosa para lograr aquellos propósitos políticos, eco-
nómicos o sociales perseguidos.
Pero como todo instrumento o herramienta su eficacia es siempre
contextual. Existen ámbitos que son más favorables a la corrupción que
otros, entornos que incentivan más los comportamientos venales que
otros. Esto permite comprender por qué a pesar de su universalidad exis-
ten épocas, zonas, regímenes o prácticas sociales que son más volubles a
la corrupción que otras.
No obstante su universalidad, los distintos tipos de corrupción tie-
nen una etiología y un desarrollo disímiles. No es igual la corrupción na-
cida a la luz del desarrollo urbanístico de un país que aquella que opera
en el comercio internacional. No es lo mismo la corrupción que afecta al
poder judicial que la surgida a la sombra de la financiación irregular de
la actividad política. Esto genera algunos problemas para la mejor ca-
racterización y comprensión de los actos de corrupción y, desde luego,
para su más eficaz erradicación. Por ello no resulta ocioso ofrecer una
definición de corrupción que desbroce el camino para evitar malenten-
didos puramente verbales, analizar algunas de las tipologías de corrup-
ción más comunes y poder ofrecer, si existe, alguna solución a esta ca-
lamidad humana.
(2) Las definiciones de corromper y corrupción del Diccionario de la Real Academia Española así lo
reflejan.
(3) Como es manifiesto, esta definición coincide con la propuesta primeramente por Ernesto Gar-
zón Valdés. Véase, Ernesto Garzón Valdés, «Acerca del concepto de corrupción», en F. Laporta y S. Ál-
varez, La corrupción política. Madrid: Alianza Editorial, 1997.
III. Participantes en la corrupción
(4) Véase, Daniel Kaufman, «El precio de la corrupción». Banco mundial, disponible en www.ban-
comundial.org/tems/anticorrupcion/precio.htm. Cualquiera sea la crítica que se pudiera formular a
etas estimaciones sobre el costo de la corrupción no puede ocultar el hecho de que las cifras involu-
cradas son importantísimas.
(5) No hay que olvidar que Alemania, por ejemplo, permitía hasta no hace mucho tiempo desgravar
como gastos de comercialización las comisiones pagadas en el extranjero en concepto de corrup-
ción y que la banca oficial francesa otorgaba créditos blandos para hacer frente a las «comisiones
pagadas en el exterior», eufemismo con el que se hacía referencia al pago de sobornos. Debido a la
presión, entre otros, de la OCDE, las legislaciones nacionales, como en el caso de España, han intro-
ducido recientemente en su esquema legislativo la figura del soborno a funcionario público extran-
jero que establece como delito la corrupción internacional.
yor número de individuos. A menudo son las personas sin grandes recur-
sos las víctimas no culpables de las extorsiones de funcionarios inescru-
pulosos. Aquí el pobre siempre termina pagando y suma una injusticia
más a la que ya soporta por su situación. En otras ocasiones, el soborno
de menudencia se transforma, por el contrario, en atajos ciertamente idó-
neos desde el punto de vista de su eficacia para superar los problemas
que aparecen en un contexto dominado por la venalidad. (6)
Tanto en la gran corrupción como en la pequeña corrupción, más allá
del oportunismo económico, político o social, se atisba un comporta-
miento motivado por un escaso grado de institucionalización y por un
elevado desprecio hacia las normas jurídicas y morales. Y quienes partici-
pan en estas prácticas suelen establecer redes integradoras y estables
que se consolidan con el tiempo. Por estas razones no siempre las actitu-
des respecto de la corrupción son de repulsa o de combate.
Combatir + +
– +
No combatir + –
– –
(6) Por ejemplo, una práctica muy extendida entre agentes privados que podría calificarse como
corrupta se establecía entre las empresas farmacéuticas y los médicos. Las empresas pagaban cos-
tosos seminarios o congresos u obsequiaban simplemente a los facultativos a cambio de que rece-
taran sus productos, utilizaran sus prótesis o rechazaran prescribir medicamentos de la competen-
cia.
(7) Esta clasificación se inspira en la realizada por Arnold Heidenheimer entre corrupción negra,
gris o blanca. Véase, Arnold Heidenheimer, M. Johnston y V. LeVine (eds) Political Corruption. A Han-
dbook. Londres: Transaction Pub., 3.º edición 1993, pp. 161 y ss.
penales hace que el mensaje que de hecho llega a los ciudadanos sea que
la corrupción no genera costes, y que el beneficio potencial que se puede
alcanzar violando la ley es muy elevado.
(8) Véase, Susan Rose-Ackerman, La corrupción y sus gobiernos. Causas, consecuencias y sus re-
formas. Versión castellana: Alfonso C. Gómez. Siglo XXI, Madrid, p. 217.
VI. Conclusión
(9) Citado por Ángel Ramiro Avilés, Utopía y derecho. Madrid: Marcial Pons 2002, p. 179.
(12) La distinción entre catástrofes naturales y calamidades humanas fue propuesta por Ernesto
Garzón Valdés. Véase de ese autor, Calamidades. Barcelona: Gedisa, 2004.
* El texto que sigue tiene su origen y reproduce con algunas actualizaciones, adaptaciones y modi-
ficaciones un artículo ya publicado en la revista Jueces para la Democracia (información y debate)
n.º 80 bajo el título Justicia penal y corrupción: respuestas, carencias, resultados, posibilidades. Con
esa referencia como núcleo otros trabajos similares, con matices o poniendo el acento en unos u
otros temas, pende de aparecer en otras publicaciones.
I.2. Transparencia
Ahora bien no basta con más transparencia; ni son suficientes las polí-
ticas preventivas; ni puede caerse en la ingenuidad de confiar exclusiva-
mente en la honestidad del ciudadano: las leyes existen en gran medida
porque se desconfía de esa rectitud, Cuanto más poder se ostenta más
necesaria es esa desconfianza metodica. Leyes también penales.
El Derecho Penal es una herramienta necesaria en la lucha contra los
fenómenos de corrupción. Item más, es un instrumento imprescindible.
Pero no aisladamente. Sólo el derecho penal es insuficiente; muy insufi-
ciente. Incluso desde perspectivas de análisis económico del derecho
(RODRÍGUEZ LÓPEZ, 25-26).
El derecho penal es incapaz por sí solo de acabar con la corrupción
pero sí que puede y debe contribuir a ello. Puede aportar mucho. Algo
aporta. Y todavía podría aportar mucho más. Se pueden introducir mejo-
ras también en derecho penal sustantivo. Pero las causas de la ineficien-
cia de la justicia penal para neutralizar de forma exitosa estos fenómenos
no hay que buscarlas primariamente en las deficiencias de leyes sustanti-
vas. En absoluto.
Analizaré sintéticamente algunas de las vertientes en que podrían des-
plegarse esa contribución.
Pueden distinguirse dos planos: el de las normas de derecho sustan-
tivo; y el del derecho procesal. Ambas esferas sugieren consideraciones.
Y los dos territorios —singularmente el procesal— son susceptibles de
cambios que redundarían en una mayor eficacia de la justicia penal, efi-
cacia que, hoy por hoy, es «manifiestamente mejorable» evocando una
rancia expresión que tomo prestada de la legislación agraria del siglo pa-
sado.
estaban ya prescritas. El plazo de tres años era muy poco realista, espe-
cialmente si se piensa en determinado tipo de delincuencia (VALEIJE,
41). Merece aplausos su ampliación: ahora ese plazo se sitúa en cinco
años, aunque no debe desdeñarse la advertencia que ha hecho algún
comentarista: no es bueno utilizar la fórmula oblicua de incrementar las
penas solo para buscar un incremento del plazo de prescripción (DO-
PICO, 260).
(3) Unas atinadas líneas generales de cómo podría haberse orientado con mayor acierto esa tipi-
ficación puede encontrarse en DOPICO, 263 y ss., así como en la nomografía de OLAIZOLA NOGA-
LES, La financiación ilegal de los partidos políticos, 2014, 209 y ss,
(4) La Decisión Marco 2001/500/JAI para armonizar disposiciones nacionales relativas al decomiso
y a las sanciones penales aplicables al blanqueo de capitales; Decisión marco 2003/577/JAI que apli-
ca el principio de reconocimiento mutuo a las resoluciones de embargo preventivo de bienes y de
aseguramiento de pruebas; Decisión marco 2005/212/JAI cuya finalidad es garantizar que los Esta-
dos miembros dispongan de normas efectivas que regulen el decomiso de los productos del delito,
en particular en lo que respecta a la carga de la prueba del origen de los bienes afectados; y, por fin,
la Decisión marco 2006/783/JAI que impulsa el principio de reconocimiento mutuo a las resolucio-
nes de decomiso.
III.1. Ineficiencia procesal
III.2. Conformidades
Estas tres ideas en sus líneas generales eran acogidas por el Borrador
de Código Procesal Penal de 2013.
Sin duda las conformidades incrementan la eficacia del sistema pro-
cesal en cuanto permiten llegar a soluciones más ágiles. Pero también
comportan notables peligros: pueden desprestigiar la justicia penal al
crear la apariencia de componendas que se gestan en beneficio de los
más poderosos y que acaban por cuartear los resortes de prevención ge-
neral. En el ámbito de la corrupción han de ser manejadas con prudencia
y cierta contención.
No me parece tampoco que deba descartarse un principio de oportu-
nidad bien embridado: cuando las penas impuestas o imponibles no su-
frirán incremento por la averiguación de nuevas acciones criminales, per-
mitir que se renuncie a la investigación o castigo de esas condutas que
nada van a añadir (delitos continuados, concurso real de delitos; arts. 74
y 76 del Código Penal).
III.3. Macrocausas
(5) «Aún no siendo esta sentencia el lugar para una exposición del problema que suelen suscitar
los denominados macroprocesos, sí debemos al menos una mínima reflexión sobre esa práctica de
dudosa pertinencia.
La nada escasa indeterminación del criterio de conexidad establecido en el n.º 5 del artículo 17 de
la Ley de Enjuiciamiento Criminal no debe impedir la ponderación de intereses contrapuestos en el
trance de decidir la acumulación de procesos, con sendos y diferenciados objetos, en un único pro-
cedimiento. Más si cabe, cuando las pretendidas ventajas de dicha acumulación son de relevancia
muy inferior a la de los perjuicios que conlleva.
Por un lado por la complejidad que redunda en dilaciones de la tramitación. Dilaciones que no se
acarrearían en el caso de plurales procedimientos e intervención de pluralidad de órganos jurisdic-
cionales. Ejemplo de ello es las tantas veces aludida tramitación de la causa desgajada del procedi-
miento origen de este recurso, al que se vienen refiriendo como caso Metro 3.
La disparatada prolongación de las sesiones de juicio oral, con separaciones en el tiempo de prue-
bas que versan sobre hechos diversos, en la medida de la flaqueza de la humana memoria, se pue-
de traducir, en un debilitamiento de los deseables beneficios de la inmediación.
III.4. Responsabilidades civiles
No son desdeñables los perjuicios que implica trasladar a algunos de los sujetos pasivos del proce-
dimiento las consecuencias gravosas inherentes a la dilación, que encuentra su causa en las exigen-
cias temporales de las actuaciones seguidas respecto de otros sujetos, en nada relacionados con los
demás intervinientes.
Por otra parte los supuestos beneficios de la acumulación no parecen siempre de obligada renuncia,
en caso de tramitación autónoma del procedimiento. Incluso cuando algunos de los sujetos tengan
participación en todos los hechos objeto de cada uno de los procesos acumulados. Ni en cuanto a
la prueba, pues siempre será menos oneroso la parcial reiteración de la misma en diversos pro-
cedimientos de los concretos aspectos comunes, que subordinar la duración de lo sencillamente
enjuiciable a la demora exigida por lo de enjuiciamiento dificultoso. Ni en cuanto a los beneficios
penológicos para el reo, a cuyos efectos la Ley de Enjuiciamiento Criminal prevé los mecanismos
necesarios (artículo 988).
De ahí que, como ocurre en el presente caso, la complejidad haya sido generada en buena medida
por una harto cuestionable decisión de acumulación. A la cual desde luego son ajenos los diversos
acusados.
Si a ello se añade la consideración de los hitos del procedimiento antes relatados, necesariamen-
te habrá de convenirse que ha radicado más en los órganos jurisdiccionales las demoras indicadas
que en la complejidad eludible de los asuntos o, desde luego, el comportamiento de los acusados».
III.5. Arrepentidos
(6) «Cuando el autor o participe en el hecho punible pertenezca a una organización o grupo crimi-
nal y sea el primero de los responsables en confesar el delito, si ha prestado plena colaboración con
la Administración de Justicia y la misma ha sido de suficiente relevancia a criterio del Fiscal General
del Estado» o «cuando un particular denuncie un delito de cohecho o tráfico de influencias del que
sea autor o participe y el sobreseimiento del delito cometido por el particular facilite la persecución
del delito cometido por un funcionario público».
III.6. Prisión preventiva
(7) «Si el culpable de cualquiera de los hechos titpificados en este Capítulo… hubiera colaborado
activamente con las autoridades o sus agentes para obtener pruebas decisivas para la identifica-
ción o captura de otros responsables o para el completo esclarecimiento de los hechos delictivos,
los jueces y tribunales impondrán al responsable de este delito la pena inferior en uno o dos gra-
dos»
(8) Era práctica común que el Fiscal reclamase del juez de la investigación preliminar la medi-
da de prisión provisional y con posterioridad el arresto domiciliario o la puesta en libertad tras
modificar la negativa por una actitud de colaboración, de forma que el periodo de prisión que se
sufría era más breve cuanto más rápida fuera la admisión de las propias responsabilidades y el
descubrimiento de la identidad de otros eslabones (ZANCHETTA, 92), aunque externamente se ar-
gumentase, de forma muy poco convincente., que no era prisión para «hacer hablar», sino decai-
miento de la necesidad de preservar los medios de prueba mediante la prisión, cuando se había
confesado.
Unas palabras del Juez HOLMES, aunque escritas en otro contexto, re-
flejan bein la idea que se quiere desarrollar: «Cierto grado de abuso es
inseparable del uso adecuado de todo y en nada es esto mas patente que
en el uso de la libertad de prensa. Por ello la práctica de los Estados ha
decidido que es mejor dejar unas pocas ramas perjudiciales desarrollarse
a placer que, podándolas, lesionar el vigor de las que dan frutos adecua
dos. Los funcionarios públicos, cuyo carácter y conducta están abiertos a
debate y libre comentario de la prensa, encuentran sus remedios ante
acusaciones en falso en procedimientos acogidos a las leyes de libelo y
calumnia que prevén satisfacciones y castigo y no en procedimientos
para limitar la publicación de la prensa».
La cita está entresacada de una conocida sentencia del Tribunal Su-
premo Americano de comienzos de los años 30 que declaraba contraria a
la 1.ª Enmienda toda limitación previa a la libertad de expresión. Evoca la
parábola evangélica del trigo y la cizaña. Aunque se está refiriendo a la li-
bertad de prensa, el pensamiento sirve para romper una lanza en favor de
la acción popular. Esa idea del legendario Magistrado americano expresa
bien que la constatación de los abusos no es argumento suficiente para
abolir una institución que ha demostrado ser un eficaz contrapeso en al-
gunos casos puntuales pero muy significativos.
La acción popular es una herramienta que contrapesa la eventual
«permeabilidad» del Fiscal General del Estado y por derivación del Minis-
terio Fiscal a los intereses del Poder Ejecutivo. La acción popular supone
una muy relevante fórmula de control y también de complemento al po-
der de acusar del Ministerio Fiscal. Su presencia ha servido para alentar y
estimular la investigación en esos procesos en que el Fiscal puede verse
inclinado a posturas más pasivas. Es verdad que son más bien escasas
las ocasiones en que se ha llegado a una sentencia condenatoria a instan-
cia exclusiva de la acusación popular y en contradicción con la petición
absolutoria del Fiscal. Algunas existen. Pero no son necesarios muchos
esfuerzos memorísticos para que acudan a la cabeza asuntos de relieve
social en que estaban implicados los aparatos del poder político —a ve-
ces de otros países— en los que ha sido la presencia de la acción popular
la que ha permitido al Instructor mantener el temple en la investigación y
culminar con éxito la instrucción pese al perfectamente descriptible entu-
siasmo investigador del Ministerio Fiscal. No es aventurado pronosticar
que en otras condiciones alguno de esos procesos no hubiese llegado a
buen puerto, y se hubiese visto abocado al sobreseimiento. La persona-
ción de ciudadanos instando diligencia y haciendo de «voz de la concien-
cia» de la acusación pública ha dado buenos frutos democráticos pues ha
fortificado la independencia del Poder Judicial y, también indirectamente,
ha servido para dotar de mayor autonomía al Fiscal frente al Poder Ejecu-
ojos toda medida que recorte iniciativas que escapan a su control, directo
o indirecto. Ojalá que el buen trigo no quede sepultado por la incontrolada
—y a veces interesada— obsesión por no consentir el abuso.
El BCPP 2013 contenía una aceptable regulación de la acción popular,
que no se pliega a las numerosas voces que quisieran confinar esta insti-
tución a un papel meramente simbólico: el mínimo imprescindible para
que pueda argumentarse que se respeta su mención constitucional. Se
reducen los legitimados (solo personas físicas con exclusión expresa de
los partidos políticos y sindicatos: art. 70 BCPP), y se reduce el campo de
los delitos en los que puede operar. Pero en su funcionalidad mantiene
toda su operatividad. Constatado que en el listado de delitos se encuen-
tran precisamente aquéllos en que a priori la acusación popular puede
desempeñar ese importante factor de contrapeso —entre los que desta-
can los delitos relativos a la corrupción de funcionarios públicos y los de-
litos de urbanismo o contra el medio ambiente— es asumible la regula-
ción (art. 71 BCPP).
Estimular en lugar de dificultar las formas de participación directa de
los ciudadanos en el ejercicio de los poderes es lo propio de una socie-
dad que quiere profundizar en la democracia. Será eso señal de que si-
guen presentes esas mínimas dosis de idealismo necesarias para creer
en ciudadanos que por encima de sus propios intereses quieren contri-
buir a la realización de la justicia. Esa fe que hacía decir a SOLÓN que la
ciudad mejor regida es «aquella en que persiguen a los insolentes, no
menos que los ofendidos, los que no han recibido ofensa». Apostillando
al sabio de Grecia, añade PLUTARCO «Concedió indistintamente a todos
el poder presentar querella en nombre del que hubiese sido agraviado;
porque herido que fuese cualquiera, o perjudicado o ultrajado, tenía de-
recho el que podía o quería de citar o perseguir en juicio al ofensor;
acostumbrando así el legislador a los ciudadanos a sentirse y dolerse
unos por otros como miembros de un mismo cuerpo».
tuación puede ser útil para paliar algunos de los déficits que se atribuyen
a los Jueces de Instrucción al investigar estos delitos y en general todos
los relacionados con la delincuencia organizada y económica. El poder ju-
dicial por definición es disperso. Una lucha eficaz frente a algunos fenó-
menos de corrupción requiere coordinación y una visión integral y no
fragmentaria, cualidades que un aislado juzgado de instrucción no está
en condiciones de ofrecer. La intervención activa del Ministerio Fiscal con
una red de miembros coordinados y no encorsetados por la rigidez del
partido judicial, en los que pueden impulsarse ámbitos de especialización
se revela como un instrumento más eficiente.
La creación tanto de la Fiscalía para la represión de los delitos econó-
micos relacionados con la corrupción (1996), luego convertida por mor de
la reforma del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal de 2007 en Fiscalía
Especial contra la corrupción y la criminalidad organizada; como la del
Fiscal coordinador de Medio Ambiente y Urbanismo (Ley 10/2006, de 28
de abril) han representado un hito en la investigación y persecución de
estas infracciones. Cada una de ellas tiene fiscales delegados en los dis-
tintos territorios.
V. Bibliografía
I. Introducción
* Este trabajo se enmarca dentro de las actividades del Proyecto de investigación reconocido por el Mi-
nisterio de Economía y Competitividad «La nueva regulación de la contratación pública: Hacia un nue-
vo sistema de gobernanza pública y de actuación de los poderes públicos» (DER2015-67102-C2-1-P).
(1) Así lo afirman, entre otros autores, RIVERO ORTEGA, Ricardo, «Corrupción y contratos públicos:
las respuestas europea y latinoamericana», en la obra colectiva La corrupción en un mundo globali-
zado: Análisis interdisciplinar, Ratio Legis, Salamanca, 2004, pág. 110; GIMENO FELIÚ, José M.ª, «La
Ley de Contratos del Sector Público: ¿una herramienta eficaz para garantizar la integridad?. Mecanis-
mos de control de la corrupción en la contratación pública», REDA, núm. 147, julio-septiembre 2010,
pág. 524; JIMÉNEZ FRANCO, Emmanuel, «Administración pública y corrupción: iniciativas legislativas
de lege ferenda para una nueva cultura de integridad», Actualidad administrativa, núm. 5, marzo 2012,
pág. 538 y AYMERICH CANO, Carlos, Un problema pendiente: La anulación de los contratos adminis-
trativos afectados por actos de corrupción, Thomson Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2015, pág. 21.
(2) Apartado 27 de la Resolución del Parlamento Europeo, de 6 de mayo de 2010, sobre la protec-
ción de los intereses financieros de las Comunidades y la lucha contra el fraude, P7_TA (2010) 0155
(DOUE C 81E, de 15 de marzo de 2011).
(3) Apartado 58 de su Resolución, de 14 de diciembre de 2011, sobre el impacto de la crisis finan-
ciera en el sector de la defensa en los Estados miembros de la UE (DOUE C 168, de 14 de junio
de 2013). Asimismo, en su Resolución, de 11 de junio de 2013, sobre la delincuencia organizada,
la corrupción y el blanqueo de dinero: recomendaciones sobre las acciones o iniciativas que han
de llevarse a cabo (informe provisional) elaborado por la Comisión Especial sobre la Delincuen-
cia Organizada, la Corrupción y el Blanqueo de Dinero, solicita a los servicios de la Comisión
que «establezcan una estructura o unos esquemas de cooperación que garanticen un enfoque
holístico para luchar contra los delitos de corrupción en relación con la contratación pública»
[2013/2107(INI)].
(4) La dificultad por acercarnos a un concepto unívoco de corrupción es manifestada por la ma-
yor parte de los autores que se ocupan de esta materia como acertadamente expone AMUNDSEN
al enumerar las formas y clases de corrupción en su trabajo Corruption. Definitions and Concepts,
Chr. Michelsen Institute, Bergen, 2000. GARCÍA MEXÍA reconoce que existe una interminable po-
lémica suscitada por el concepto de «corrupción» y que prácticamente podríamos afirmar que
existen tantas nociones como autores deciden aventurarse a estudiarla, en GARCÍA MEXÍA, Pa-
blo, Los conflictos de intereses y la corrupción contemporánea, Aranzadi, Elcano (Navarra), 2001,
págs. 57 y 62.
(5) Como veremos posteriormente, los Estados miembros estaban obligados a establecer las dispo-
siciones legales, reglamentarias y administrativas necesarias para dar cumplimiento a lo estableci-
do en las nuevas Directivas sobre contratación pública a más tardar el 18 de abril de 2016.
(6) Según datos aportados por la Comisión, en el año 2014 el porcentaje de gasto destinado a las
compras públicas a nivel de la UE se han fijado en un 13 por ciento del PIB (excluidos los servicios
públicos y los contratos en el ámbito de la defensa). Véase el Documento de trabajo Public Procu-
rement Indicators 2014, de 2 de febrero de 2016, que puede consultarse http://ec.europa.eu/growth/
single-market/public-procurement/studies-networks/index_en.htm [Fecha de consulta: 18 de marzo
de 2016].
(7) En el Proyecto europeo de sistemas nacionales de integridad (European National Integrity Sys-
tems, ENIS), cofinanciado por la Comisión y realizado por Transparencia International (2012) abar-
cando un total de veintitrés Estados miembros de la UE, Noruega y Suiza, se muestran datos que
confirman este hecho. Así, señala, por ejemplo, que en la República Checa tres de cada cinco direc-
tivos de pequeñas y medianas empresas creen que es imposible conseguir la adjudicación de un
contrato público sin que medie algún tipo de soborno, dádiva u otro incentivo.
(8) Son cifras que recogíamos en MEDINA ARNÁIZ, Teresa, «EU Directives as an Anticorruption
Measures: Excluding Corruption-Convicted Tenderers from Public Procurement Contracts», en la
obra colectiva International Handbook of Public Procurement, CRC Press (Francis & Taylor), Boca Ra-
ton, 2008, con cita expresa en STROMBOM, Donald, «Corruption in Procurement», Economic Pers-
pectives, vol. 3 (5) 1998, pág. 22.
(9) En España, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) considera que la
falta de competencia y la corrupción generan un sobrecoste de la contratación pública que equiva-
le al 4,6% del PIB (aproximadamente 47.500 millones de euros/año). Así se manifiesta en el Informe
Análisis de la contratación pública en España: Oportunidades de mejora desde el punto de vista de
la competencia; 5 de febrero de 2015, pág. 6 http://www.cnmc.es/Portals/0/Notas%20de%20pren-
sa/201502_Informe_ContratacionPublica.pdf [Fecha de consulta: 18 de marzo de 2016].
(10) CASTRO CUENCA, Carlos G., La corrupción en la contratación pública en Europa, Ratio Legis,
Salamanca, 2009.
(11) Por lo que a este trabajo interesa, muchos de los escándalos de corrupción que han salido a la
luz pública aparecen vinculados a supuestas tramas para la adjudicación irregular de contratos pú-
blicos como sucede en el caso Gürtel —y su derivada conocida como «los papeles de Bárcenas»—,
el caso Nóos incluido en la investigación del caso Palma Arena, el caso Palau, el caso Brugal, el caso
Enredadera, el caso de la adjudicación de estaciones de ITV, la operación Púnica, la operación Tosca,
la operación Taula o los escándalos del caso Faycán, caso Marea, caso Pokemón y caso Mercurio.
(12) Baste detenernos, a título de ejemplo, en el Informe anual de Tribunal de Cuentas europeo rela-
tivo al ejercicio 2011 (DOUE C 344, de 12 de noviembre de 2012) y en el más reciente Informe Espe-
cial 10/2015 del Tribunal de Cuentas sobre la Necesidad de intensificar los esfuerzos para resolver los
problemas de contratación pública que afectan al gasto de la UE en el ámbito de la cohesión (DOUE
C 299, de 11 de septiembre de 2015).
(13) En este sentido, pueden consultarse los estudios de la OCDE Integrity in Public Procurement:
Good Practice from A to Z (Buenas prácticas para la integridad en la contratación pública «de la A
a la Z»), OECD Publishing, París, 2007, que también se encuentra publicado por el Instituto Nacional
de Administración Pública (INAP), 2010; Bribery in Public Procurement: Methods, Actors and Coun-
ter-Measures, OECD Publishing, París, 2007 (El cohecho en las adquisiciones del sector público. Mé-
todos, actores y medidas para combatirlo), cuya traducción al castellano ha sido realizada por la
Secretaría de la Función Pública del Gobierno de México y Principles of Integrity in Public Procure-
ment, 2009. Desde la Comisión Europea también se está trabajando en distintos documentos orien-
tados a identificar y evitar los errores más comunes en la contratación pública de proyectos finan-
ciados con cargo a los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos – Public procurement guidance
for practitioners (octubre 2015).
«La corrupción en la contratación pública. Propuestas para rearmar un modelo desde la perspectiva
de la integridad», en la obra colectiva La corrupción en España. Ámbitos, causas y remedios jurídi-
cos, Atelier, Barcelona, 2016, págs. 247-300.
(16) GIMENO FELIÚ, José M.ª, El nuevo paquete legislativo comunitario sobre contratación pública.
De la burocracia a la estrategia. El contrato público como herramienta del liderazgo institucional de
los poderes públicos, Aranzadi – Thomson Reuters, Cizur Menor (Navarra), 2014 y VÁZQUEZ MATI-
LLA, Francisco Javier, La modificación de los contratos públicos, Thomson Reuters – Aranzadi, Cizur
Menor (Navarra), 2015.
(17) Entre los últimos ejemplos que podemos citar se encuentra la sentencia del Tribunal Supre-
mo (Sala de lo Penal, Sección1.ª), de 1 de julio de 2015 —que confirma la sentencia de 22 de julio
de 2014, dictada por la Audiencia Provincial de Murcia— que condena por prevaricación al Alcalde
y algunos concejales de un ayuntamiento murciano por efectuar distintas adjudicaciones de con-
tratos de servicios «inicialmente de forma verbal, dejando luego constancia escrita mediante hoja
de encargo profesional, y ello, sin establecer precio alguno en dichos encargos escritos o verbales,
ni tramitar expediente escrito de ningún tipo», o en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia
de Asturias (Sala de lo Civil y Penal, Sección1.ª), de 6 de mayo de 2014, por el que se condena por
prevaricación a un antiguo Viceconsejero y a un Secretario General Técnico en el Gobierno del Prin-
cipado de Asturias tras declarar probado un fraccionamiento ilegal de contratos para adjudicar por
distintos contratos menores la fabricación y colocación de hitos conmemorativos de la existencia de
fosas comunes de la guerra civil española.
(18) La Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, ha modificado la rúbrica de estos delitos en el Código
Penal y ha añadido nuevos tipos que, según la Exposición de motivos de la Ley, «vienen a reforzar
la punición de los llamados delitos de corrupción en el ámbito de la Administración pública». Véase
JAREÑO LEAL, Ángeles, Corrupción y delincuencia de los funcionarios en la contratación pública,
Iustel, Madrid, 2011 y de la misma autora El delito de negociaciones prohibidas a los funcionarios
públicos, Thomson Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2015. También, VALEIJE ÁLVAREZ, Inmaculada,
«Delito de cohecho activo (artículo 424)», en la obra colectiva Comentarios a la Reforma de Código
Penal de 2015, 2.ª ed., Tirant lo Blanch, Valencia, 2015, págs. 1172-1176 y BACIGALUPO, Silvina, «Pre-
vención de la corrupción en los negocios y en el sector público: Buen gobierno y transparencia» en
la obra colectiva La corrupción en España. Ámbitos, causas y remedios jurídicos, Atelier, Barcelona,
2016, págs. 435-450.
(19) ORDÓÑEZ SOLÍS, David, «La lucha europea contra el fraude en la gestión de fondos y contra
la corrupción en la contratación pública», Gaceta jurídica de la Unión Europea y de la competencia,
núm. 16, julio-agosto 2010, págs. 7-29.
(20) Así lo recoge el Informe Anticorrupción de la UE 2014, que aboga por una mayor transparen-
cia en el gasto público, en prestar más atención a la integridad en todas las políticas europeas y,
en especial, luchar contra la corrupción en aquellas políticas que comprometen un mayor volu-
men de recursos, puesto que la corrupción causa en la economía de la UE unas pérdidas que se
estiman en unos 120.000 millones de euros al año (1% del PIB europeo), COM (2014) 38 final, de 3
de febrero de 2014.
(21) En España, los ejemplos más claros se han producido en el ámbito del Derecho de la compe-
tencia, con el caso «Licitaciones de carreteras» [Resolución de la, entonces, Comisión Nacional de la
Competencia (CNC), de 19 de octubre de 2011 (Expte. S/0226/10]; en el caso «Gestión de recursos sa-
nitarios» [Resolución de la CNC, de 18 de enero de 2010 (Expte. S/0014/07)] y en el caso «Gestión de
recursos» [Resolución de la ya Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), de
8 de enero de 2015 (Expte. S/0429/12)].
(22) De cita obligada resultan las referencias a MORENO MOLINA, José Antonio, Los principios
generales de la contratación de las Administraciones públicas, Bomarzo, Albacete, 2006; ESTEVES
DE OLIVEIRA, Rodrigo, «Os princípios gerais da contratação pública», en la obra colectiva Estudos
de Contratação Pública I, Coimbra Editora, Coimbra, 2008, págs. 51-113; RODRÍGUEZ-ARANA MU-
ÑOZ, Jaime, «Los principios del Derecho global de la contratación pública», Revista Derecho PUCP,
núm. 66, 2011, págs. 29-54 y en la obra colectiva Derecho administrativo y regulación económica.
Liber Amicorum profesor Doctor Gaspar Ariño Ortiz, La Ley, Las Rozas (Madrid), 2011, págs. 431-456
y SÁNCHEZ GRAELLS, Albert, «The Continuing Relevance of the General Principles of EU Public
Procurement Law After the Adoption of the 2014 Concessions Directive», EPPL, vol. 10 (3), 2015,
págs. 130-139.
(23) Aunque hemos sostenido que el sistema normativo no es suficiente para luchar contra la corrup-
ción en la contratación pública, lo cierto es que constituye un factor determinante para reducir las
prácticas corruptas. En el documento de trabajo de los servicios de la Comisión que presenta el re-
sumen de la evaluación del impacto y la eficacia de la legislación de la UE sobre contratación públi-
ca, se pone de manifiesto que una mayoría de europeos están de acuerdo en afirmar que las normas
comunes a escala de la UE sobre adjudicación de contratos ayudan a luchar contra el favoritismo y
la corrupción (un 38 por ciento se muestran totalmente de acuerdo y un 30 por ciento de acuerdo).
Parecidos resultados los encontramos en Eurobarómetro Especial núm. 397 (febrero de 2014) http://
ec.europa.eu/public_opinion/archives/ebs/ebs_397_en.pdf [Fecha de consulta: 18 de marzo de 2016].
(24) El espíritu de apertura de los contratos públicos a la competencia por parte de la regulación
europea se pone de manifiesto en distintas sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Euro-
pea (TJUE). A modo de ejemplo, caben citarse las sentencias de 11 de mayo de 2006, Carbotermo y
Consorzio Alisei, C-340/04, apartado 58; de 13 de diciembre de 2007, Bayerischer Rundfunk y otros,
C-337/06, apartado 39; de 23 de diciembre de 2009, CoNISMa, C-305/08, apartado 37; de 10 de octu-
bre de 2013, Swm Costruzioni, C-94/12, apartado 34; de 10 de julio de 2014, Consorzio Stabile Libor
Lavori Pubblici, C-358/12, apartado 29 y de 18 de diciembre de 2014, Data Medical Service, C-568/13,
apartado 34.
(25) PISELLI, Elisabetta, «The scope for excluding providers who have committed criminal offences
under the EU Procurement Directives», PPLR, vol. 9 (6), 2000, págs. 267-286; SØREIDE, Tina, Corrup-
tion in public procurement: causes, consequences and cures, Chr. Michelsen Institute, Bergen, 2002
y WILLIAMS-ELEGBE, Sope, Fighting corruption in public procurement: A comparative analysis of
disqualification measures, Hart Publishing, Oxford, 2012.
(26) Es la denominación utilizada por MORENO MOLINA, José Antonio, «La cuarta generación de
Directivas de la Unión Europea sobre contratos públicos», en la obra colectiva Observatorio de
contratos públicos 2012, Thomson Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2013, págs. 115-163 y GIME-
NO FELIÚ, José M.ª., «Las nuevas Directivas —cuarta generación— en materia de contratación pú-
blica. Hacia una estrategia eficiente en compra pública», REDA, núm. 159, julio-septiembre 2013,
págs. 39-105.
(27) Estas Directivas entraron en vigor el 17 de abril de 2014, veinte días después de su publicación
en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE L 94, de 28 de marzo de 2014), si bien hasta el 18 de
abril de 2016 —fecha límite para su transposición— las citadas Directivas 2004/17/CE («sectores es-
peciales») y 2004/18/CE («sectores clásicos») han estado vigentes, puesto que las Directivas del año
2014 sólo eran aplicables en aquellos Estados miembros en los que ya habían entrado en vigor las
medidas de transposición. Para completar la regulación europea debemos referirnos también a las
disposiciones recogidas en las Directivas en materia de recursos y a la Directiva 2009/81/CE del Par-
lamento Europeo y del Consejo, de 13 de julio de 2009, sobre los procedimientos de adjudicación
contractual en los ámbitos de la defensa y de la seguridad (DOUE L 216, de 20 de agosto).
(28) Los umbrales de aplicación en los procedimientos de adjudicación de contratos han sido ac-
tualizados por parte de los Reglamentos Delegados (UE) 2015/2170, 2015/2171 y 2015/2172 de la
Comisión, de 24 de noviembre de 2015, y están en vigor desde el 1 de enero de 2016 (DOUE L 307,
de 25 de noviembre de 2015). Sobre las obligaciones de los órganos de contratación con indepen-
dencia de los umbrales del contrato tratan las sentencias del Tribunal de Justicia de 7 de diciembre
de 2000, Telaustria y Telefonadress, C‑324/98, apartado 60; de 20 de octubre de 2005, Comisión/Fran-
cia, C‑264/03, apartado 32; de 14 de junio de 2007, Medipac‑Kazantzidis, C‑6/05, apartado 33; de 11
de diciembre de 2014, Azienda sanitaria locale, C-113/13, apartado 46; de 16 de abril de 2015, Enter-
prise Focused Solutions, C-278/14, apartado 15 y de 22 de octubre de 2015, Impresa Edilux y SICEF,
C-425/14, apartado 19.
(29) Véase, MORENO MOLINA, José Antonio, «El sometimiento de todos los contratos públicos
a los principios generales de contratación», en la obra colectiva Liber amicorum Tomás-Ramón
Fernández, Civitas – Thomson, Pamplona, 2012, págs. 3429-3454 y DRAGOS, Dacian y VORNI-
CU, Roxana, «Public Procurement below Thresholds in the European Union», EPPL, vol. 3, 2015,
págs. 187-206.
(30) Sentencias de 15 de octubre de 2009, Acoset, C‑196/08, apartado 49; de 6 de noviembre de
2104, Cartiera dell’Adda, C-42/13, apartado 44 y de 12 de marzo de 2015, eVigilo, C-538/13, apartados
33 y 34.
(31) Procede recordar que el procedimiento negociado tiene carácter excepcional y que las Directi-
vas enumeran taxativa y expresamente las únicas excepciones en las que está autorizada la utiliza-
ción de este procedimiento, entre las que no se encuentra la posibilidad acudir a este procedimien-
to por razón de la cuantía. Véase a este respecto la sentencia del Tribunal de Justicia de 8 de abril de
2008, Comisión/Italia, C‑337/05, apartado 56.
(32) En este sentido se manifestaba el Abogado General Sr. Yves BOT en sus conclusiones presen-
tadas el 27 de octubre de 2009, en el asunto Wall AG, C-91/08, apartado 46.
(33) Véase la sentencia del Tribunal General de la Unión Europea, de 31 de enero de 2013, asunto
T-235/11, España/Comisión, apartados 46 a 48.
(34) Una relación de ejemplos de malas prácticas en esta materia —sin que quede acreditado que
se deba a prácticas corruptas— la podemos encontrar en la sentencia del Tribunal General de 29
de mayo de 2013, asunto T-384/10, España/Comisión. En esta sentencia se relatan una serie de irre-
gularidades relativas al incumplimiento por parte de las autoridades españolas de las normas en
materia de contratación pública tras la auditoría de determinados contratos relativos al abasteci-
miento de agua a poblaciones ubicadas en la cuenca hidrográfica del río Guadiana. Estas malas
prácticas comprenden: el fraccionamiento artificial del contrato con el fin de eludir la obligación
de publicidad en el DOUE; la inclusión entre los criterios de adjudicación el criterio de la experien-
cia en España, en Andalucía y con la empresa GIASA; el recurso al procedimiento negociados sin
la concurrencia de las circunstancias que lo posibilitan; la previsión de un procedimiento de «pre-
adjudicación» y, finalmente, el establecimiento de un plazo insuficiente para la presentación de
las ofertas.
(35) Directiva 2007/66/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de 2007, por la
que se modifican las Directivas 89/665/CEE y 92/13/CEE del Consejo en lo que respecta a la mejora
de la eficacia de los procedimientos de recurso en materia de adjudicación de contratos públicos
(DOUE L 335, de 20 de diciembre de 2007).
(36) Sobre esta materia resulta de interés DÍEZ SASTRE, Silvia, La tutela de los licitadores en la ad-
judicación de contratos públicos, Marcial Pons, Madrid, 2012; SANTIAGO FERNÁNDEZ, M.ª José,
«Los tribunales administrativos de recursos contractuales como mecanismos de control en la con-
tratación pública. Perspectiva actual y de futuro», Auditoría Pública, núm. 66, 2015, págs. 105-118 y
GIMENO FELIÚ, José M.ª, Sistema de control de la contratación pública en España. Informe especial
del Observatorio de Contratación Pública http://www.obcp.es (noviembre 2015).
(37) Aunque los efectos de la declaración de invalidez de la adjudicación de un contrato se determi-
ne con arreglo a los ordenamientos internos de los Estados miembros, éstos se encuentran obliga-
dos a poner fin a los contratos cuya adjudicación haya infringido las normas de la Unión Europea
(STJUE de 18 de julio de 2007, Comisión/Alemania, C-503/04). No obstante, y aun cuando la legisla-
ción así lo prevea, la anulación del contrato no siempre resulta posible, y tal como desarrolla AYME-
RICH CANO, supone todavía un problema pendiente.
(38) Así se manifiesta el TJUE en sus sentencias de 29 de abril de 2004, Comisión/CAS Succhi di
Frutta, C-496/99P, apartados 110 y 111; de 6 de noviembre de 2014, Cartiera dell’Adda, C-42/13, aparta-
do 44 y de 12 de marzo de 2015, eVigilo, C-538/13, apartados 33 y 34.
(42) Este compromiso se recogía en el Borrador de Anteproyecto de una nueva Ley de Contratos
del Sector público —presentado en marzo de 2015— al pretender que el legislador español incorpo-
rase a la normativa contractual una disposición específica acerca de la lucha contra la corrupción y
la prevención de los conflictos de intereses (artículo 64). Con la disolución de las Cortes la tramita-
ción parlamentaria no ha sido posible.
(43) Es la definición de «proveedor de servicios de contratación» que nos ofrece el artículo 2, apar-
tado primero, numeral 17 de la Directiva 2014/24/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26
de febrero de 2014, sobre contratación pública.
(44) La Propuesta de Directiva sobre contratación pública, COM (2011) 896 final, y la Propuesta de
Directiva relativa a la contratación por entidades que operan en los sectores especiales, COM (2011)
895 final, se referían a situaciones de «conflicto de intereses reales, posibles o percibidos».
(45) En las Propuestas de Directivas se indicaba expresamente que se entenderá por intereses parti-
culares «Los intereses familiares, afectivos, económicos, políticos u otros intereses compartidos con
los candidatos o los licitadores, incluidos los conflictos de intereses profesionales» (artículo 21.1 de
la Propuesta de Directiva sobre contratación pública y el artículo 36.1 de la Propuesta de Directiva
en los sectores especiales).
(46) Son numerosos los informes de las Juntas Consultivas que versan sobre las causas de prohibi-
ción de contratar por incompatibilidad, pero entre ellos, vamos a destacar el Informe de la Junta de
Contratación del Estado 44/13, de 27 de junio de 2014, que diferencia entre prohibición de contratar
e incompatibilidad y considera que toda incompatibilidad comprendida en el artículo 60 f) y g) del
TRLCSP es causa de prohibición de contratar.
(49) En esta misma línea, el citado Libro Verde sobre la modernización del mercado europeo de la
contratación pública (2011) pág. 56, manifiesta que «la exclusión de los licitadores que sean culpa-
bles de corrupción y, más en general, de falta profesional («inhabilitación»), es un arma poderosa
para castigar —y también, en cierta medida para impedir— los comportamientos empresariales ilíci-
tos».
(50) HOLLARD, Vincent, L’exclusion des marchés publics, Chambre de commerce et d’industrie de
Paris, 6 juillet 1989 (Annexe au rapport sur le projet de réforme du Code penal); DREW, Kristine,
«The Challenges Facing Debarment and the European Union Public Procurement Directive», en la
obra colectiva Fighting Corruption and Promoting Integrity in Public Procurement, Organisation for
Economic Co-operation and Development (OECD), Paris, 2005, págs. 267-276; BERMEJO VERA, José,
«Las prohibiciones de contratar en la Ley de Contratos del Sector Público», Revista Aragonesa de
Administración Pública, núm. monográfico El Derecho de los Contratos del Sector Público, 2008,
págs. 109-140 y MEDINA ARNÁIZ, Teresa, «La regulación europea de las prohibiciones de contra-
tar y su aplicación según la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea», en la obra
colectiva Observatorio de Contratos públicos 2014, Thomson Reuters, Cizur Menor (Navarra), 2015,
págs. 173-194.
(51) El Convenio relativo a la lucha contra la corrupción en la que estén implicados funcionarios de
las Comunidades Europeas o funcionarios de los Estados miembros de la Unión Europea, se firmó
en Bruselas el 26 de mayo de 1997 y entró en vigor el 28 de septiembre de 2005 (DOCE C 195, de 25
de junio de 1997).
que no podrán contratar con las entidades del sector público «las perso-
nas en quienes concurra alguna de las siguientes circunstancias: a) Haber
sido condenadas mediante sentencia firme por (…) corrupción en los ne-
gocios, tráfico de influencias, cohecho, prevaricación, fraudes, negocia-
ciones y actividades prohibidas a los funcionarios, delitos contra la Ha-
cienda Pública y la Seguridad Social, malversación o a la pena de
inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio, industria o co-
mercio. La prohibición de contratar alcanzará a las personas jurídicas que
sean declaradas penalmente responsables, y a aquéllas cuyos administra-
dores o representantes, lo sean de hecho o de derecho, vigente su cargo
o representación y hasta su cese, se encontraran en la situación mencio-
nada en este apartado».
Como novedades destacadas vamos a referirnos, por una parte, a la ti-
pificación de las irregularidades en los procedimientos de adjudicación
contractual a través del delito de prevaricación y las negociaciones prohi-
bidas a los funcionarios públicos —cuya ausencia normativa en este catá-
logo de prohibiciones ya habíamos puesto en evidencia con anteriori-
dad (52)— y, por otra a la referencia a los «delitos de corrupción en los
negocios» que se corresponden con una nueva sección del Capítulo del
Código penal relativo a los delitos relativos a la propiedad intelectual e
industrial, al mercado y a los consumidores (artículos 286 bis al 286 qua-
ter del Código penal) en la que se incluyen los delitos de pago de sobor-
nos para obtener ventajas competitivas, se trate de corrupción en el sec-
tor privado —que con anterioridad estaba también ausente— o de la
corrupción de un agente público extranjero (53).
La actual redacción mejora, sin duda, el texto precedente, si bien no
pone fin a alguna de las debilidades del sistema de las prohibiciones de
contratar: (i) durante el periodo que dura el procedimiento judicial y hasta
que la condena deviene firme, el operador económico no puede ser ex-
cluido del procedimiento de adjudicación; y (ii) no existen garantías de
conocer todas las sentencias condenatorias por corrupción y, aun en el
supuesto de conocerlas, pudiera ocurrir que la sentencia firme no realice
un pronunciamiento expreso respecto de la prohibición de contratar, por
lo cual su alcance y duración deberán determinarse mediante procedi-
miento instruido por la Junta Consultiva de Contratación Administrativa
del Estado correspondiendo la competencia para resolver al Ministro de
Hacienda y Administraciones Públicas, de mantenerse la actual estructura
de los Departamentos ministeriales (artículo 61.3 TRLCSP).
(52) MEDINA ARNÁIZ, Teresa, «Instrumentos jurídicos frente a la corrupción (…)», op. cit., págs. 331
y 332.
(53) Esta nueva sección se incorpora al Código penal en virtud de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de
marzo.
(54) Tras recibir la información del Portal de Transparencia del Gobierno de España, en la relación
de prohibiciones de contratar vigentes e inscritas en el ROLECE a fecha 19 de noviembre de 2015,
aparecen únicamente ocho prohibiciones de contratas vinculadas a sentencias judiciales firmes de
distintos juzgados de lo penal españoles.
(55) La base de datos e-Certis reúne modelos de certificados nacionales utilizados para la con-
tratación pública transfronteriza. Se prevé que en esta base se recojan los certificados y declara-
ciones que podrían exigirse para la admisión de un licitador a un procedimiento de contratación
estableciéndose los criterios de equivalencia entre los Estados miembros. Con ello se pretende
aportar claridad y seguridad jurídica en lo que se refiere a los certificados y declaraciones que
puedan exigir los Estados miembros, especialmente cuando se trata de ofertas transfronterizas.
(56) Véase el Reglamento de ejecución (UE) 2016/7 de la comisión de 5 de enero de 2016, por el
que se establece el formulario normalizado del documento único de contratación (DOUE L 3, de 6
de enero).
(57) Este Reglamento ha sido modificado por el Reglamento 2015/1929, de 28 de octubre de 2015,
de tal manera que prevé una nueva regulación a partir del 1 de enero de 2016 respecto de la base
de datos creada y gestionada por la Comisión sobre la información de las prohibiciones. Su artícu-
lo 108, apartado 12, establece que «La Comisión facilitará a todas las entidades que participen en la
ejecución del presupuesto de conformidad con el artículo 58 el acceso a la información sobre las de-
cisiones de exclusión con arreglo al artículo 106, para que puedan comprobar si hay una exclusión
en el sistema a fin de tener en cuenta dicha información, si procede y bajo su propia responsabili-
dad, en la adjudicación de contratos ligados a la ejecución del presupuesto» (DOUE L 286, de 30 de
octubre de 2015).
(58) Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de mayo de 2012, sobre la protección de los intere-
ses financieros de la Unión Europea (Informe anual 2010). En relación con el uso de la base central
de exclusiones resulta también de interés los datos que aporta uno de los documentos de trabajo
de la Comisión que acompaña al Informe del año 2011, sobre protección de los intereses financieros
de la UE y la lucha contra el fraude, COM (2012) 408 final y SWD (2012) 228 final, de 19 de julio de
2012, págs. 4 y 5.
(59) El ejemplo más claro de lo dicho es que las empresas involucradas en uno de los mayores es-
cándalos relacionados con la corrupción en la contratación pública, el Caso Roldán, no fueron de-
claradas incursas en prohibición de contratar más aún cuando en la sentencia del Tribunal Supremo
de 21 de diciembre de 1999 se reconoció, como hechos probados, que el entonces Director General
de la Guardia Civil obtuvo de dichas empresas el pago de elevadas comisiones a cambio de resultar
adjudicatarias de los contratos de obras de la Benemérita o para la prestación de unos supuestos
servicios de seguridad, que nunca se llegaron a efectuar. Esas empresas de las que trata la citada
sentencia son «Huarte y Cía., S.A», «Hispano Alemana de Construcciones, S.A», «Cubiertas y MZOV,
S.A», «Sierra Comendador, S.A», «Aspica Constructora, S.A», «Laín, S.A» y «Sociedad General de
Obras y Construcciones, S.A» (OBRASCON).
(60) Sentencias del TJCE de 9 de febrero de 2006, La Cascina y otros, C‑226/04 y C‑228/04; de 16
de diciembre de 2008, Michaniki, C‑213/07; de 19 de mayo de 2009, Assitur, C‑538/07; de 15 de ju-
lio de 2010, Bâtiments et Ponts Construction, C‑74/09 y de 13 de diciembre de 2012, Forposta SA,
C-465/11.
(61) Sobre esta materia, resulta de interés NIETO MARTÍN, Adán, «De la Ética Pública al Public
Compliance: sobre la prevención de la corrupción en las Administraciones públicas», en la obra
colectiva Public Compliance: Prevención de la corrupción en Administraciones públicas y par-
tidos políticos, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2014, págs. 17-42.
Véanse también los trabajos de BERNAL BLAY, Miguel Ángel, «Los efectos de los programas de
compliance en la contratación pública», Comunicación presentada en el X Congreso de la Aso-
ciación Española de Profesores de Derecho Administrativo y publicada en la obra colectiva Las
nuevas Directivas de contratación pública, Thomson – Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2015,
págs. 413-424 y de GÓMEZ-JARA DÍEZ, Carlos, «La responsabilidad penal de las personas jurídi-
cas en el ámbito público: ¿hacia los Compliance Programs anti-corrupción como exigencias le-
gales de contratación pública?», en la obra colectiva La gestión de los Fondos Públicos: Control
y responsabilidades, Thomson – Aranzadi, Cizur Menor (Navarra), 2013, especialmente pág. 1247
al reivindicar que «el programa de cumplimiento sea una exigencia legal para poder contratar
con la Administración de tal manera que las empresas que no cuenten con el mismo se vean
impedidas en la contratación».
V. Reflexiones finales
(62) Así se manifiestan, entre otros, ARROWSMITH, Sue, PRIEß, Hans Joachim y FRITON, Pas-
cal, «Self-Cleaning as a Defence to Exclusions for Misconduct – an Emerging Concept in EC Pu-
blic Procurement Law?», Public Procurement Law Review, vol. 18 (6), 2009, págs. 257-282 y HJEL-
MENG, Erling y SØREIDE, Tina, «Debarment in public procurement: rationales and realization», en
la obra colectiva Integrity and Efficiency in Sustainable Public Contracts, Bruylant, Bruselas, 2014,
págs. 215-232.
(63) En palabras de la Exposición de Motivos del Real Decreto de 27 de febrero de 1852, por el que
se establecen reglas para la celebración de toda clase de contratos sobre servicios públicos (Decre-
to Bravo Murillo) «con el fin de establecer ciertas trabas saludables, evitando los abusos fáciles de
cometer en una materia de peligrosos estímulos, y de garantir á la Administración contra los tiros
de la maledicencia».
(64) El artículo 3.4 de este Convenio contempla que «Cada Parte estudiará la imposición de san-
ciones civiles o administrativas adicionales a una persona susceptible de sanción por la corrupción
de un agente público extranjero», y el apartado 24 de los Comentarios a dicho Convenio prevé que
«Las sanciones civiles y administrativas distintas de las multas no penales, que puedan imponerse
a las personas jurídicas por un acto de corrupción de funcionarios públicos extranjeros son, entre
otras: la exclusión del derecho a un beneficio o ayuda pública; la inhabilitación temporal o perma-
nente para participar en la contratación pública o para ejercer una actividad comercial; la sumisión
a supervisión judicial y la disolución judicial».
VI. Bibliografía
I. La situación
II. La decisión
III. La Iniciativa
IV. La adhesión
V. La elaboración
VI. La concreción
VII. La evaluación
LABURPENA: Gizarte zibila ez aurrera ez atzera, haserre eta erne dabil: helbu-
rua zigorgabetasuna amaitzea da. Estrategia gardentasuna da. 55 erakunde zibilek
landutako, 300 pertsonak baino gehiagok sinatutako eta ordezkaritzarik handiena
duten zazpi talde politikoek euren gain hartutako 150 proposamen zehatz, erabilga-
rri, eragingarri eta egingarri. 2015eko abenduaren 9an (Ustelkeriaren aurkako na-
zioarteko eguna) sinatu zuten ustelkeriaren aurkako eta birsortze zibikoaren aldeko
estatu hitzarmena, eta herritarren behatokiak ebaluatuko du hitzarmena betetzen
den eta urtean behin deituko den eztabaida-gunean azalduko ditu ondorioak, era-
kunde zuzenak, gizarte duinak eta duintasunez bizitzea ahalbidetzen duten jarrera
moralak eratu arte.
GAKO HITZAK: Gizarte zibil sumindua. Estatu hitzarmena. 150 proposamen
zehatz. Zigorgabetasunaren aurkako gardentasuna. Gizarte behatokia.
ABSTRACT: The puzzled and outraged civil society decides to be active and
vigilant: the objective is to put and end to impunity by using transparency as a
strategy. With 150 specific, useful, efficient and feasible proposals elaborated by
55 civil organizations, signed by more of 300 individual persons and assumed by
the most representative political groups, the State pact against corruption and for
civic regeneration was signed on December 9th 2015 (International Day agains
corruption) and whose fullfilment shall be assessed by a citizen observatory that
will report to an annual forum in order to shape fair institutions, decent societies
and moral behaviours that enable us to live in dignity.
KEYWORDS: Outraged civil society. State Pact. 150 specific proposals. Trans-
parency against impunity. Social observatory.
(1) La descripción anterior responde básicamente a las tesis de MANIN, B., Los principios del go-
bierno representativo, Madrid, Alianza Editorial, 1998, cap. 6 y THOMPSON, J.B., «La nueva visibili-
dad», Papers, 78, 2005, pgs. 11-29. También THOMPSON, J.B., «Los límites cambiantes de la vida pú-
blica y privada», Comunicación y Sociedad, 15, 2011, pgs. 11-42.
(2) SCHILLAGI, C., «Problemas públicos, casos resonantes y escándalos. Algunos elementos para
una discusión teórica», Polis, 30, 2011. En línea; consultado el 7 de enero de 2013. URL: httpe://polis.
revues.org/2277.
(3) TABACHNIK, S., «Representaciones de violencia y justicia en la construcción mediática de la ac-
tualidad. Política, delito y escándalo», Diálogos de la Comunicación, 59-60- pgs.. 333-337. También
SUNKEL, G,, «La construcción narrativa del escándalo político en la prensa chilena», Signo y Pensa-
miento, 47, vol. XXXIV, 2005, pgs. 76-86.
(4) KOVACH, B., ROSENTIEL, T., Los elementos del periodismo, Madrid, Aguilar, 2012, p. 24.
(5) En ESPADA, A., HERNÁNDEZ BUSTO, E. (eds.), El fin de los periódicos, Barcelona, Duomo Edi-
ciones, 2009, pgs. 111-141.
Esto es, en 2013, el énfasis de la prensa (de los medios) en los casos
de corrupción había aumentado notablemente con relación a los momen-
tos finales del boom económico o incluso a los iniciales de la gran rece-
sión. Y ello tiene enormes consecuencias. Sabemos que la corrupción po-
lítica se castiga poco en las urnas. Estudios internacionales muestran que
en EE.UU., Reino Unido, Japón, Italia o Brasil, el castigo electoral hacia
políticos afectados por escándalos de corrupción oscila entre el 5 y el 11%
del voto, mientras las tasas de reelección superan el 50%.
En el caso español, el estudio de Jerez, Martín y Pérez mostró que en-
tre 2000 y 2010 un 8,3% de los municipios españoles se vio afectado por
casos de corrupción urbanísticos y que en las elecciones municipales de
2007 casi un 70% de los candidatos implicados consiguió la reelec-
ción (11). Otro estudio, que analizó las informaciones sobre corrupción
aparecidas en prensa entre 1996 y 2009, concluyó que mientras en los
municipios con ediles involucrados en casos de corrupción con poca co-
bertura mediática el castigo electoral se situaba en torno al 3% del voto,
en aquellos otros con amplia cobertura mediática el castigo subía hasta
entre el 9% y el 12% de votos perdidos (12).
La práctica totalidad de los estudios empíricos nos dicen que, en
efecto, la exposición de la corrupción en la plaza pública tiene sanción
negativa en la opinión pública, aunque su traslado al ámbito electoral es
escaso, a menos que concurran otras circunstancias (13). De hecho, auto-
res como Jordi Muñoz han insistido mucho en la importancia que tiene
el hecho de que la corrupción política depare o no beneficios a la comu-
nidad. Si la comunidad obtiene beneficios, tiende a ser muy permisiva y
eleva su nivel de tolerancia a la corrupción. Si no obtiene beneficios, está
más predispuesta a sancionar electoralmente la corrupción política (14).
La percepción de tales beneficios depende mucho de la coyuntura eco-
nómica. Esto es lo que vino a decir Ángel Luna en la entrevista antes ci-
tada: con anterioridad a la crisis la opinión pública valenciana parecía, en
(11) JEREZ, L.M., MARTÍN, V.O, PÉREZ, R., «Aproximación a una geografía de la corrupción urbanís-
tica en España», Ería, 87, 2012, pgs. 4-18.
(12) COSTAS, E. SOLÉ-OLLÉ, A., SORRIBAS, Do voters really tolerate corruption? Evidence from
Spanish Mayors, Documento de Trabajo del Institut d’Economia de Barcelona y Corruption scandal,
press reporting and accountability. Evidence from Spanish Mayors, Documento de Trabajo del IEB
2011/9, 2011.
(13) Por ejemplo, CAINZOS, M., JIMÉNEZ, F., «El impacto de los escándalos de corrupción sobre el
voto en las elecciones generales de 1996», Historia y Política, 4, 2000, 93-133, que afirman «Pode-
mos, pues, afirmar que la corrupción importa pero otros factores importan más». También BARREI-
RO, B., «Las consecuencias electorales de la corrupción», Historia y Política, 4, 2000, pgs. 69-92, que
afirma que «la gente puede llegar a darle más importancia a la reacción del gobierno ante los escán-
dalos de corrupción que a los propios escándalos».
(14) MUÑOZ, J., «El precio electoral de la corrupción: ¿por qué los votantes la castigan tan poco?»,
Pasajes, 42, 2013, pgs. 22-31.
III. Percepciones
(17) BAKER, C.E., Media, Markets and Democracy. Cambridge, Cambridge University Press, 2001.
(18) La serie entre 1994 y 2011 en VILLORIA, M., JIMÉNEZ, F., «La corrupción en España (2004-2010):
datos, percepción y efectos», Reis, 138, 2012, pgs. 109-134.
(22) OVIEDO, G.L., «La definición del concepto de percepción en Psicología con base en la teoría
Gestalt», Revista de Estudios Sociales, 18, 2004, pgs. 89-96.
(23) El informe Encuesta sobre fraude y delito económico 2014. Resultados en España se puede
consultar en línea, https://www.pwc.es/es/publicaciones/gestion-empresarial/assets/encuesta-frau-
de-economico-2014.pdf
IV. Visibilidad
(27) Ibídem, p. 20.
(28) MARTÍNEZ, F.A., «Neopopulismo: el partidismo de los medios de comunicación», en PIQUE-
RAS, J.A., LAGUNA, A., MARTÍNEZ, FA., ALAMINOS, A., El secuestro de la democracia. Corrupción y
dominación política en la España actual, Madrid, Akal, 2011.
(29) MANIN, B., op. cit., 1998.
(32) MUÑOZ, J., «Los delitos de tráfico de influencia (Situación actual y propuestas de reforma en
la lucha contra la corrupción)», Eunomia. Revista en Cultura de la Legalidad, 4, 2013, pgs. 73-101.
(33) El País, 29 de abril de 2015.
(34) GARZÓN, B., El Fango. Cuarenta años de corrupción en España. Barcelona, Debate, 2015, pg.
435.
(35) BARRERO, A., «Juicios paralelos y Constitución: su relación con el Periodismo», Revista Latina
de Comunicación Social, 47, 2000. Recuperado el 3 de mayo de 2015 de http://www.ull.es/publicacio-
nes/latina/2002/latina47febrero/4703barrero.htm
(36) DEL MORAL, A., «La justicia penal ante la corrupción», Govern Obert 2015, Generalitat de Cata-
lunya, 2015, pg. 25.
V. Escándalo
(37) SUNKEL, G., La prensa sensacionalista y los sectores populares. Editorial Norma, Bogotá,
2002
(38) JIMÉNEZ, F.: Detrás del escándalo político. Opinión pública, dinero y poder en la España del si-
glo xx. Barcelona, Tusquets 1995, pg. 31.
(39) SHERMAN, L.W. , Scandal and Reform: Controlling Police Corruption. Berkeley, University of
California Press,1978, pgs. 59-91.
Los pasos del drama del affaire político por corrupción señalados por
Sherman tienen un elemento que debemos destacar , a saber: el escán-
dalo no depende sólo de la revelación, sino también de las ganas de creer
que tenga el público y éstas, a su vez, dependen del contexto político y
mediático y/o de la cultura política del público. Ya vimos como esas ganas
de saber o umbral de tolerancia a la corrupción se incardinan con la co-
yuntura económica. Lo que Jordi Muñoz llamaba los beneficios percibi-
dos por la ciudadanía a propósito de la corrupción de las elites políticas
disminuyen, a veces drásticamente, cuando la situación económica se
torna adversa: entonces, la extracción ilícita del favor, del rédito econó-
mico y de cualquier otro bien, por parte del político se torna insoportable
para la opinión pública que a veces pasa de votarlo a llamarlo chorizo.
Con todo, más allá de la contingencia económica y de la percepción de
beneficios de la opinión pública existen otras variables para entender la
percepción de la corrupción y los modos en que los medios enfrentan la
variada casuística de tales hechos. Urge plantear la relación entre siste-
mas políticos y sistemas de medios.
(40) El affaire Toblerone habla de un umbral muy bajo de tolerancia de la opinión pública hacia la
corrupción. La viceministra sueca Mona Sahlin utilizó la tarjeta de crédito del gobierno destinada a
gastos protocolarios para adquirir algunos efectos, entre ellos una tableta de chocolate, que pare-
cían más personales que índole protocolaria. La presión mediática y la opinión pública adversa la
obligaron a dimitir y a dejar la política durante un tiempo. Era el año 1995.
(41) HALLIN, D.C., MANCINI, P., Sistemas mediáticos comparados. Tres modelos de relación entre
los medios de comunicación y la política. Barcelona, Editorial Hacer, 2008.
(42) RODRÍGUEZ, C.M., «Lógica mediática y calidad de la democracia. Apuntes de un modelo nor-
mativo», en EGEA, A., VARGAS-MACHUCA, R., La buena democracia. Claves de su calidad. Granada,
Universidad de Granada, 2012, pgs. 203-215.
VII. Berlusconización
(43) DEL REY, J., Los juegos de los políticos. Teoría General de la Información y Comunicación Po-
lítica, Madrid, Tecnos, 1997; BOUZA, F., «La influencia política de los medios de comunicación: mi-
tos y certezas del nuevo mundo», en BENAVIDES, J., El debate de la comunicación, Madrid, Fun-
dación Universidad Complutense, 1998; CASTROMIL, A.R., «Polarización política y negativismo
mediático. Similitudes y diferencias en la prensa de derecha y la de izquierda en las elecciones
autonómicas y municipales de 2011», REDMARKA Revisa Digital de Marketing Aplicado, año V, 8,
2012, pgs. 55-81.
(44) HUMANES, M.L., MONTERO, M.D., MOLINA, R., LÓPEZ-BERINI, A., «Pluralismo y paralelismo
político en la información televisiva en España», Revista Latina de Comunicación, accesible en Línea
en http://www.revistalatinacs.org/068/paper/990_Fuenlabrada/24_Humanes.html Aquí se indica que
los noticiarios de cinco cadenas privadas (Antena 2, Telecinco, La Sexta, Cuatro, Intereconomía) tie-
nen un escaso nivel de pluralismo interno y un alto nivel de paralelismo político, mientras la cadena
pública TVE1 reflejarían mayores niveles de pluralismo interno. Los datos empíricos del estudio co-
rrespondían al primer trimestre de 2012, cuando el nuevo gobierno salido de las urnas en noviem-
bre de 2011 acababa de cambiar la ley (abril de 2012) que le iba a permitir designar al presidente
de RTVE sin pacto previo con la oposición, rompiendo así el precepto de 2006. El nuevo presidente
fue nombrado en junio de 2012 en la persona de Leopoldo González-Echenique, antiguo alto cargo
del gobierno de José María Aznar. De modo que el paralelismo político en la gobernanza del RTVE
pronto se iba a trasladar a sus contenidos.
(45) BUSTAMANTE, E., «El servicio público en España: manual de malas prácticas», en MARZAL, J.
IZQUIERDO, J., CASERO, A. (eds.): La crisis de la televisión pública. El caso de RTVV y los retos de
una nueva gobernanza, Barcelona-Castellón-Valencia, UAB, UPF, UJI, UV, 2015, pgs. 23-37.
(46) «No hay “Gürtel” en Canal 9», titulaba El Periódico, 22 de julio de 2011. Véase LLUCH, P., «Del
Parlamento a la prensa. Estretegias comunicativas en el caso Gürtel valenciano», EU-topias, vol. 7,
2014.
(47) BUNGE, M., Filosofía política. Solidaridad, cooperación y Democracia Integral, Barcelona, Ge-
disa, pgs. 179-180.
(48) GINSBORG, P., Silvio Berlusconi. Television, Power and Patrimony, Londres, Nueva York, Verso,
2004. Véase también la biografía de ORTIZ DE ZÁRATE, R., «Silvio Berlusconi» para CIDOB Barcelo-
na Centre For International Affairs, en línea http://www.cidob.org/biografias_lideres_politicos/euro-
pa/italia/silvio_berlusconi
(49) PALAU, A., DEVESA, F., «El impacto de la cobertura mediática de la corrupción en la opi-
nión pública española (1996-2009)», Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 144, 2013,
pp. 97-125.
(50) CHAVERO, P., «La corrupción política en los medios de comunicación españoles: un estudio del
caso Gürtel (2008-2011)», Circunstancia, año X, 29, 2012.
(51) Por ejemplo, ROMANO, M.B., «La narración del escándalo político en la prensa argentina: el
caso Miceli», Questión. Revista especializada en Periodismo y Comunicación, vol. 1, 29, 2011.
(52) THOMPSON, J., El escándalo político. Poder y visibilidad en la era de los medios de comunica-
ción. Barcelona, Paídós, 2001.
(55) QUINTANA, N., Televisión y prensa durante la UCD. Premios y castigos mediáticos guberna-
mentales, Madrid, Fragua, 2007.
(56) PIQUERAS, J.A., LAGUNA, A., MARTÍNEZ, FA., ALAMINOS, A., El secuestro de la democracia.
Corrupción y dominación política en la España actual, Madrid, Akal, 2011.
(57) En 1993 el Consejo de Europa estableció que «la información es un derecho fundamental y sus
titulares son los ciudadanos», por tanto «las empresas periodísticas son especiales desde el punto
de vista socioeconómico dado que sus objetivos empresariales deben estar limitados por las con-
diciones que han de hacer posible la prestación de un derecho fundamental». Esto supone que «ni
los editores o propietarios de los medios de comunicación ni los periodistas han de considerarse
dueños de la información»; María Dolores Masana, «Ética y periodismo: no todo vale», El País, 28
de julio de 2011. Obviamente la opacidad sobre sí mismos de algunos medios apunta en la dirección
contraria a este pronunciamiento.
(58) The Chistian Science Monitor, 19 de mayo de 2009.
(59) GONZÁLEZ URBANEJA, F. , «Los medios de comunicación frente a la crisis», Informe España
2014. Una interpretación de su realidad social, Madrid, Fundación Encuentro, 2014, pgs. 101-170.
(60) Entre 2008 y 2015 se han destruido un total de 11.875 empleos periodísticos. Véase PEÑAMA-
RÍN, C., GÓMEZ-PAN, P., BUENO,S., MARTÍNEZ, M., «La crisis del periodismo», CTXT Contexto y Ac-
ción, 9, 12/3/2015, en línea http://ctxt.es/es/20150312/politica/549/Periodismo-Cebri%C3%A1n-Telema-
drid-Espa%C3%B1a-Comunicaci%C3%B3n-Controversias-CTXT.htm
(61) SERVIMEDIA, La ética en la empresa periodística y sus profesionales, 2012; en línea http://www.
estudiodecomunicacion.com/extranet/wp-content/uploads/2012/ESTUDIOS/120618ISO-ESTUDIO-
%C3%89tica%20Period%C3%ADstica%20Servimedia-V7%20%5BS%C3%B3lo%20lectura%5D%20
%5BModo%20de%20compatibilidad%5D.pdf
blema, nadie viene a decir que antes de la recesión económica las cosas
fuesen sustantivamente diferentes (62)
En definitiva, desde la Transición hasta acá, la promiscuidad entre pe-
riodismo y política ha impedido la conformación de una cultura del oficio
periodístico con su deontología a cuestas, lo que convierte a los medios
en sujetos especialmente inhábiles para denunciar la corrupción. La ge-
neralización es siempre abusiva: que el periodista que asume los criterios
éticos y que asume su función de watchdog existe es un hecho indiscuti-
ble. Más escaso de lo que debiera. Es esencial que la calidad periodís-
tica (63) se recomponga. Philip Mayer, en un libro que se hizo famoso
porque puso fecha de caducidad a la prensa en papel —el año 2043—, ex-
plicaba de forma convincente que sólo el periodismo de alta calidad será
posible, aunque no obtendrá los beneficios económicos de antaño y que,
por ello, «preservar la calidad del periodismo merece especial atención
durante las cíclicas recesiones económicas» (64). Y lo escribió en 2004,
cuando la última gran crisis del capitalismo todavía no había comenzado.
El periodista-héroe debe ser sustituido por el periodismo-heroico. Esta es
ya una recomendación que incide en qué deben hacer los medios para lu-
char contra la corrupción, que se amplía a continuación (65).
X. ¿Qué pueden hacer los medios por extirpar la corrupción política?
(62) Puede verse en AZNAR, H., Ética de la comunicación y nuevos retos sociales. Códigos y reco-
mendaciones para los medios, Barcelona, Paidós, 2005.
(63) GÓMEZ, J.L, GUTIÉRREZ, J.F., PALAU, D., La calidad periodística. Teorías, investigaciones y su-
gerencias profesionales, Barcelona-Castellón-Valencia, UAB, UJI, UPF, UV, 2013.
(64) MAYER, P., The Vanishing Newspaper. Saving Jorunalism in the Information Age, Columbia,
Londres, University of Missouri Press, 2004
(65) Y que debiera completarse con las recomendaciones que establecí en MARTÍNEZ, F.A., «Me-
dios de comunicación y escándalos de corrupción en España: ¿denunciantes, magnificadores, cóm-
plices?, OBETS. Revista de Ciencias Sociales, vol. 8, 1, 2013, pgs. 99-126.
(66) SUNKEL, G., «Narrativas periodísticas y escándalos políticos. El caso Mop-Ciade», Comunica-
ción y Medios, 15, 2004, pgs. 85-100; del mismo autor Narrativas periodísticas y escándalos políti-
cos, Santiago de Chile, Editorial Lom, 2005.
(67) CASTELLS, M., «Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red. Los medios y la po-
lítica», Telos, 74, 2008, pgs. 13-24; ÁLVAREZ, R.M., «Escándalo político, corrupción y medios de
comunicación en Venezuela: caso PDVAL», Cuestiones Políticas, vol. 30, 53, 2014, pgs. 115-145.
ZURUTUZA-MUÑOZ, C., VERÓN-LASSA, J.J., «La pérdida de confianza de la prensa ante la crisis
de corrupción política: el caso Bárcenas en El País y El Mundo», Anàlisi. Quaderns de Comunicació i
Cultura, 52, 2015, pgs. 113-127;
(68) SCHILLAGI, C. «Problemas públicos, casos resonantes y escándalos. Algunos elementos
para una discusión teórica», Polis, 30, 2011; CANEL, M.J., SANDERS, K., «El poder de los me-
dios en los escándalos políticos: la fuerza simbólica de la noticia icono», Anàlisi, 32, 2005, pgs.
163-178 y Morality Tales: political scandals and journalism in Britain and Spain in the 1990s,
Creskill, New Jersey, Hampton Press INC; PRESAS, J, ROMÁN, M., «Corrupción y escándalo
político: el papel de ABC en las elecciones autonómicas gallegas de 2009», Ámbitos, 22, 2013;
ARROYO, L., «Fábulas y fabuladores. El escándalo político como fenómeno de los medios de co-
municación», en LAPORTA, F. ÁLVAREZ, S. (eds.), La corrupción política, Madrid, Alianza Edito-
rial, pgs. 335-358.
(69) MUÑOZ, J. art. cit.
(72) MALEM, J.F., «La corrupción política», Jueces para la democracia, núm. 37, 2000, pgs. 26-34.
particular interests that interact with facts to which the give (or not) a gradual
entity of political newsworthiness. The scandals of political corruption should be
studied in the light of journalistic narratives, corporate constraints of the mass
media and the setting of relationships among the political and the media system.
Only this way we will be able to face the underlying issue that arises at the end
of this work and that questions what mass media can do in order to improve the
quality of democracy by removing or at least constraining within the political
corruption.
KEYWORDS: Mass media. Political corruption. Scandal. Interference. Polariza-
tion.
(10) Al respecto, la OECD afirma que «[e]xplorar las maneras para aprovechar las nuevas tecnolo-
gías puede ayudar a los gobiernos a encontrar nuevas vías para internalizar la integridad y para in-
formar a los ciudadanos sobre los niveles de honestidad que se esperan de los funcionarios públi-
cos y de los gobernantes» (OECD, 2000, 5).
(11) (Vishwanath & Kaufmann, 1999)
(12) (Kim, Kim, & Lee, 2009, 42); (Lio, et al., 2011, 47); (Andersen, 2009, 202)
(13) (OECD, 2009a, 38).
(14) (Shim & Eom, 2008, 299).
(15) (Davies & Fumega, 2014, 1).
(31) Téngase en cuenta que las previsiones relativas al registro electrónico de apoderamientos, re-
gistro electrónico, registro de empleados públicos habilitados, punto de acceso general electrónico
de la Administración y archivo único electrónico producirán efectos a los dos años de la entrada en
vigor de la Ley (disposición final séptima LPACAP).
(32) Arts.13, 43 y 53. LPACAP
(33) Arts.38 y 39 LRJSP.
(34) Esta cuestión ya fue señalada al analizar la LAECSP por (Díaz-Romeral Gómez, 2011);
(35) Arts.6.1 y 10.1 Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información públi-
ca y buen gobierno.
Las normas autonómicas en materia de transparencia pública amplían la información que se debe
difundir en relación a los procedimientos administrativos a través de los portales de transparencia.
Así, por ejemplo, la Ley catalana 19/2014, de 29 de diciembre, de transparencia, acceso a la informa-
ción pública y buen gobierno prevé que se difundirá el catálogo actualizado de todos los procedi-
mientos administrativos, con la indicación de los que están disponibles en formato electrónico, el
sentido del silencio administrativo y los recursos que pueden interponerse con relación a las resolu-
ciones que ponen fin a los mismos, entre otras cuestiones de interés para los interesados (art.10.1).
(36) Art.16 LPACAP. Respecto a los registros electrónicos, véase por todos, (Rego Blanco, 2010).
(37) Art.16 LPACAP.
(38) Arts.9, 10 y 11 LPACAP.
(39) Art.75.1 LPCAP.
(40) Art.53 LPACAP.
(41) Respecto a la ejecución de los actos administrativos por medios electrónicos véase, (Valero
Torrijos, 2007). En relación a la revisión judicial de los actos administrativos dictados utilizando me-
dios electrónicos, resulta de interés (Palomar Olmeda, 2009).
(42) Art.41.1 LPACAP. El art.41.2 LPACAP prevé que «en caso de actuación administrativa automati-
zada deberá establecerse previamente el órgano u órganos competentes, según los casos, para la
definición de las especificaciones, programación, mantenimiento, supervisión y control de calidad
y, en su caso, auditoría del sistema de información y de su código fuente. Asimismo, se indicará el
órgano que debe ser considerado responsable a efectos de impugnación».
(43) Véase un análisis de la regulación prevista en la LAECSP que se corresponde con la incorpora-
da en la LPACAP, en (Martín Delgado, 2009); (Alamillo Domingo & Urios Aparisi, 2011)
(44) Art.41 LPACAP.
(45) Art.41 LPACAP.
(46) Art.43 LPACAP.
(84) Véase un análisis comparado en (Bernadí Gil, 2015); (Cerrillo i Martínez, 2015). Por lo que res-
pecta a los entes locales es referencia obligada la ordenanza tipo de transparencia elaborada por
la FEMP. Accesible en: http://www.femp.es/files/11-5133-fichero/Ordenanza Transparencia, Acceso y
Reutilización de la información.pdf (última consulta: octubre de 2015). Asimismo, una panorámica
general en (Font i Llovet, 2015); (Villoira Mendieta, 2015).
(85) (Cerrillo i Martínez, 2012, 711).
(86) En efecto, según el Instituto Nacional de Estadística, en 2013, de entre los usuarios de Internet,
el 55,5% obtuvo información de las páginas web de la Administración. Según Eurostat, en 2013 los
españoles utilizan Internet con más frecuencia (44%) que la media europea (41%) para obtener in-
formación de websites de autoridades públicas.
(87) (Cerrillo i Martínez, 2010).
(88) (Cerrillo i Martínez, 2014b).
(89) Art.5 LTAIBG.
(95) Al respecto, el art.5.2 LTAIBG reconoce que «las obligaciones de transparencia contenidas en
este capítulo se entienden sin perjuicio de la aplicación de la normativa autonómica correspondien-
te o de otras disposiciones específicas que prevean un régimen más amplio en materia de publi-
cidad». En la misma dirección, buena parte de las leyes autonómicas de transparencia como, por
ejemplo, el art.2 Ley de transparencia de Andalucía.
(106) Art.8.4, 32 y 33 Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción; art.9 Convenio Ci-
vil del Consejo de Europa contra la corrupción y el art. 22.a) Convenio Penal del Consejo de Europa
contra la corrupción y Resolución 1729/2010 y la Recomendación 1916/2010 de protección de los de-
nunciantes. Asimismo, resulta de interés el impulso realizado por Transparencia Internacional. Véa-
se, por todos, (Transparency International, 2013).
(107) Véase un análisis comparado en (OECD, 2011); (Wolfe, Worth, Dreyfus, & Brown, 2014).
(108) Por todos, (McCarthy, 2012, 187).
(109) Además de las iniciativas impulsadas desde las instituciones públicas, también existen otras
impulsadas por la sociedad civil. Como ejemplo se puede traer a colación el Buzón de Xnet que
permite enviar información a este grupo de activistas contra la corrupción a través de dos vías que
ofrecen diferente seguridad. Si la información que se envía y la relación del ciudadano con ella ne-
cesita ser mantenida de manera completamente anónima y protegida, el ciudadano puede utilizar
una interfaz del Buzón de Xnet que utiliza el software de Globaleaks y el navegador TOR que escon-
de la dirección IP y otras informaciones que podrían revelar la identidad en caso de que alguien
quisiera identificar la comunicación. Accesible en: https://xnet-x.net/ca/bustia-xnet/ (última consulta:
octubre de 2015).
(110) Tampoco se han extendido experiencias en relación a la corrupción pública si bien existen, por
ejemplo, en la denuncia de infracciones laborales a través de Internet lo que ha planteado algunas
dudas sobre su legalidad (Galán, 2013).
(111) Art.14 LPACAP.
(112) No entramos a analizar en este trabajo los mecanismos de denuncia o de comunicación de in-
formación que prevé nuestro ordenamiento jurídico o que se han impulsado por las administracio-
nes públicas españolas. Véase al respecto (Cerrillo i Martínez, 2014c).
(113) (Cerrillo i Martínez, 2014c).
(114) (OECD, 2009b, 54).
(115) Existen otros mecanismos de protección del alertador o denunciante. Véase al respecto (Cerri-
llo i Martínez, 2014c).
IV. Reflexiones finales
(141) Véase al respecto el art.10 Decreto Legislativo de 14 de marzo de 2013, núm.33 que prevé la apro-
bación por cada administración pública de un Programa trienal para la transparencia y la integridad.
ria deben tener las propias administraciones públicas. Pero también de-
bería contar con el reconocimiento de la participación y la colaboración
ciudadanas en el marco de la estrategia de gobierno abierto y de los com-
promisos asumidos por España a nivel internacional en esta materia.
Finalmente, sería necesario contar con los mecanismos adecuados
para garantizar su implementación y seguimiento a través de la creación
de órganos o entidades responsables del impulso y garantía del uso de
los medios electrónicos en la integridad en las administraciones públicas
y en la prevención y la lucha contra la corrupción o de la clara atribución
de estas funciones a órganos o entidades ya existentes.
V. Referencias bibliográficas
I. Introducción
(1) COMITÉ DE EXPERTOS INDEPENDIENTES, Premier Rapport sur les allégations de fraude, de mau-
vaise gestion et de népotisme à la Commission européenne, Bruselas, 15 de marzo de 1999; y Second
Rapport sur la réforme de la Commission. Analyse des pratiques en vigueur et propositions visant à por-
ter remède à la mauvaise gestion, aux irrégularités et à la fraude, Bruselas, 10 de septiembre de 1999.
(2) COMISIÓN EUROPEA, Informe sobre la lucha contra la corrupción en la UE, COM (2014) 38 fi-
nal, Bruselas, 3 de febrero de 2014; la definición se inspira en la Convención de las Naciones Unidas
contra la corrupción y en varios documentos del Consejo de Europa (la Resolución 24 (97) sobre los
veinte principios rectores de la lucha contra la corrupción y las Recomendaciones n.º R (2000) 10 so-
bre los códigos de conducta de los funcionarios públicos y n.º R (2003) 4 sobre las normas comunes
contra la corrupción en la financiación de los partidos políticos y las campañas electorales).
(3) Presupuesto general de la Unión Europea para el ejercicio 2015 (DOUE n.º L 69 de 13.3.2015,
p. 149). La plantilla prevé 37.770 puestos de funcionarios permanentes y 2.336 puestos tempora-
les; la plantilla de las agencias descentralizadas prevé 5.931 puestos temporales y 176 permanentes
para 2015.
(4) La cifra exacta asciende a 141.214.040.563 euros (DOUE n.º L 69 de 13.3.2015, p. 13). Comparati-
vamente el Presupuesto europeo significa poco más de 1% del PIB de los Estados miembros por lo
que es menos importante que los presupuestos nacionales.
(5) COMISIÓN EUROPEA, Mejorar la gobernanza de la OLAF y reforzar las garantías procedimen-
tales en las investigaciones: un enfoque gradual para la creación de la Fiscalía Europea, COM(2013)
533, de 17 de julio de 2013, p. 5, se refiere a «la diferencia objetiva existente entre el personal de la
UE y los miembros de las instituciones que la conforman, a saber, los diputados al Parlamento Eu-
ropeo, el Presidente del Consejo Europeo, los miembros de la Comisión, los jueces y los abogados
generales de los tribunales de la UE, los miembros del Tribunal de Cuentas y de los órganos rectores
del Banco Europeo de Inversiones y del Banco Central Europeo. Esto se justifica por las responsabi-
lidades especiales de estos miembros y la forma especial en que se eligen o designan con arreglo a
los Tratados, que los distingue del personal cuyos derechos y obligaciones derivan del Estatuto».
(6) Reglamento n.º 31 (CEE) y n.º 11 (CEEA) por el que se establece el Estatuto de los funcionarios
y el régimen aplicable a los otros agentes de la Comunidad Económica Europea y de la Comunidad
Europea de la Energía Atómica (DO 45 de 14.6.1962, p. 1385). El preámbulo del Reglamento (UE, Eu-
ratom) n.º 1023/2013, que constituye la 131.ª reforma del Estatuto, señala: «La Unión Europea y las
más de 50 instituciones y agencias con las que cuenta deben seguir disponiendo de una administra-
ción pública europea de elevada calidad, para que puedan alcanzar sus objetivos, llevar a cabo sus
políticas y actividades, y desempeñar las tareas que le corresponden de la mejor manera posible, de
conformidad con los Tratados, para hacer frente a los retos internos y externos que se le planteen en
el futuro y servir a los ciudadanos de la Unión» (apartado 1).
(7) CASADO GARCÍA-HIRSCHFELD, María, Función Pública de la Unión Europea: (auto) regulación
institucional. Las DGA de las instituciones europeas, INAP, Madrid, 2014.
(8) FUENTETAJA PASTOR, Jesús Ángel, «Las reformas de la Administración y de la Función Pública
comunitarias», Revista de Derecho de la Unión Europea n.º 3, 2002, pp. 143-177; y «La reforma de la
Función Pública Europea», Revista de Derecho Comunitario Europeo n.º 19, 2004, pp. 751-785.
(9) ORDÓÑEZ SOLÍS, David, Administraciones, Ayudas de Estado y Fondos Europeos, Editorial
Bosch, Barcelona, 2006.
(10) Artículo 102.1 del Reglamento (UE, Euratom) n.º 966/2012 del Parlamento Europeo y del Con-
sejo de 25 de octubre de 2012 sobre las normas financieras aplicables al presupuesto general de la
Unión y por el que se deroga el Reglamento (CE, Euratom) no 1605/2002 del Consejo (DOUE n.º L
298, 26.10.2012, p. 1); véase, al respecto, el análisis de FUENTETAJA PASTOR, Jesús Ángel, «Los
contratos públicos de la administración europea», Revista de derecho de la Unión Europea n.º 19,
2010, pp. 219-253.
(11) La Comisión Europea les impuso una multa de más de 992 millones de euros que, a pesar de
ser recurrida ante el Tribunal General y luego ante el Tribunal de Justicia, fue confirmada en 2013:
Tribunal de Justicia, sentencia de 24 de octubre de 2013, Kone Oyj / Comisión Europea (C-510/11 P,
EU:C:2013:696). Paralelamente, en 2008 la Comisión Europea reclamó en nombre de la Unión Euro-
pea ante el juez ordinario belga la reparación por importe de 7 millones de euros de los daños cau-
sados en los contratos que estas empresas habían celebrado previamente con las instituciones de la
Unión. Para resolver esta reclamación el juez belga pidió por vía prejudicial la interpretación del Tri-
bunal de Justicia (Gran Sala), sentencia de 6 de noviembre de 2012, Europese Gemeenschap / Otis
NV y otros (C-199/11, EU:C:2012:684).
(12) El Código de conducta de los diputados al Parlamento Europeo en materia de intereses econó-
micos y conflictos de intereses entró en vigor el 1 de enero de 2012; la Mesa del Parlamento Euro-
peo adoptó el 15 de abril de 2013 las Medidas de aplicación del código de conducta de los diputados
al Parlamento Europeo en materia de intereses económicos y conflictos de intereses.
(13) Decisión 2000/633/CE, CECA, Euratom, de la Comisión, de 17 de octubre de 2000, por la que se
modifica su Reglamento interno recoge en Anexo el Código de buena conducta administrativa para
el personal de la Comisión Europea en sus relaciones con el público (DOCE n.º L 267 de 20/10/2000,
p. 63).
(14) COMISIÓN EUROPEA, Communication du vice-président Kallas à la Commission relative à la
promotion de l’éthique professionnelle à la Commission, SEC(2008) 301 final, Bruselas, 5.3.2008; en
este documento se confiesa: «El objetivo es responsabilizar y no crear instrumentos que corren el
riesgo de ser percibidos como nuevas reglas disciplinarias».
(15) ÁLVAREZ VÉLEZ, M.I. y F. DE MONTALVO JÄÄSKELÄINEN, «Los lobbies en el marco de la Unión
Europea: una reflexión a propósito de su regulación en España», Teoría y Realidad Constitucional
n.º 33, 2014, pp. 353-376.
(18) Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, Código de conducta (DOUE n.º C 223,
22.9.2007, p. 1). La aplicación del Código de conducta se encomienda al Presidente del Tribunal de
Justicia, asistido por un comité consultivo integrado por los tres miembros del Tribunal de Justicia
con mayor antigüedad en el cargo, debiendo, en su caso, oír al Tribunal General o al Tribunal de la
Función Pública.
(19) Ordóñez Solís, David, «La lucha europea contra el fraude en la gestión de fondos y contra la
corrupción en la contratación pública», Gaceta Jurídica de la Unión Europea y de la Competencia
n.º 16, 2010, pp. 7-29.
(20) Convenio de 26 de julio de 1995 relativo a la protección de los intereses financieros de las Co-
munidades Europeas (DOUE n.º C 316 de 27.11.1995, p. 48). Este Convenio, que entró en vigor el 17
de octubre de 2002, fue completado con tres Protocolos: el Primer Protocolo (DOUE n.º C 313 de
23.10.1996, p. 2); el Protocolo relativo a la interpretación prejudicial por el Tribunal de Justicia (DOUE
n.º C 151 de 20.5.1997, p. 1), en vigor también en 2002; y el Segundo Protocolo, que se adoptó en
1997 (DOUE n.º C 221 de 19.7.1997) y está vigente desde 2009.
(21) Convenio de 26 de mayo de 1997 relativo a la lucha contra la corrupción en la que estén im-
plicados funcionarios de las Comunidades Europeas o funcionarios de los Estados miembros de la
Unión Europea (DOUE n.º C 195, de 25 de junio de 1997, p. 2); este convenio entró en vigor el 28 de
septiembre de 2005.
(22) Decisión marco 2003/568/JAI del Consejo, de 22 de julio de 2003, relativa a la lucha contra la
corrupción en el sector privado (DOUE n.º L 192 de 31.7.2003, p. 54).
(23) COMISIÓN EUROPEA, Segundo informe de aplicación de la Decisión marco 2003/568/JAI, COM
(2011) 309 final, 6 de junio de 2011.
(24) COMISIÓN EUROPEA, Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la
lucha contra el fraude que afecta a los intereses financieros de la Unión a través del Derecho penal,
COM (2012) 363 final, Bruselas, 11.7.2012.
(25) Este es el origen del artículo 306 del vigente Código penal español donde se dispone: «El que
por acción u omisión defraude a los presupuestos generales de la Unión Europea u otros adminis-
trados por ésta, en cuantía superior a cincuenta mil euros, eludiendo, fuera de los casos contem-
plados en el apartado 3 del artículo 305, el pago de cantidades que se deban ingresar, dando a los
fondos obtenidos una aplicación distinta de aquella a que estuvieren destinados u obteniendo inde-
bidamente fondos falseando las condiciones requeridas para su concesión u ocultando las que la
hubieran impedido, será castigado con la pena de prisión de uno a cinco años y multa del tanto al
séxtuplo de la citada cuantía y la pérdida de la posibilidad de obtener subvenciones o ayudas públi-
cas y del derecho a gozar de los beneficios o incentivos fiscales o de la Seguridad Social durante el
período de tres a seis años».
(26) Comisión Europea, Mejorar la gobernanza de la OLAF y reforzar las garantías procedimentales
en las investigaciones: un enfoque gradual para la creación de la Fiscalía Europea, COM(2013) 533,
de 17 de julio de 2013, p. 3.
(27) Decisión 1999/352/CE, CECA, Euratom de la Comisión, de 28 de abril de 1999, por la que se crea
la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) (DOUE n.º L 136 de 31.5.1999, p. 20); modifi-
cada por la Decisión 2013/478/UE de la Comisión, de 27 de septiembre de 2013 (DOUE n.º L 257 de
28.9.2013, p. 19).
(28) Tribunal de Cuentas Europeo, Informe Especial n.º 1/2005 sobre la gestión de la Oficina Europea
de Lucha contra el Fraude (OLAF), acompañado de las respuestas de la Comisión (DOUE n.º C 202,
de 18.8.2005, apartado 6): «La Oficina se caracteriza por la ambivalencia: es independiente en lo que
se refiere a sus investigaciones, pero está sujeta a la autoridad de la Comisión cuando se trata de las
demás funciones. Este régimen híbrido no sólo no ha resultado perjudicial para la independencia de
su función de investigación, sino que ofrece determinadas ventajas. Así, desde el punto de vista
jurídico, la Oficina, al formar parte de la Comisión, ha podido utilizar las competencias conferidas
a esta institución, especialmente para realizar controles sobre el terreno en los Estados miembros
en virtud de diversos reglamentos generales y sectoriales. El vínculo con la Comisión ha permitido
también el funcionamiento normal de la Oficina, que ha podido aprovechar el apoyo administrativo
de los servicios generales de esta institución».
(29) Acuerdo Interinstitucional, de 25 de mayo de 1999, el Parlamento Europeo, el Consejo de la
Unión Europea y la Comisión de las Comunidades Europeas relativo a las investigaciones internas
efectuadas por la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) (DOCE n.º L 136 de 31.5.1999,
p. 15).
(30) OFICINA DE LUCHA CONTRA EL FRAUDE, The OLAF report 2014. Fifteenth report of
the European Anti-Fraud Office, 1 January to 31 December 2014, OPOUE, Luxemburgo, 2015,
doi:10.2784/1473, p. 32. En el Presupuesto general de la Unión Europea para el ejercicio 2015 se pre-
vén 377 puestos: 315 permanentes y 62 temporales: (DOUE n.º L 69 de 13.3.2015, p. 1866).
(31) Reglamento (UE, Euratom) n° 883/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de
septiembre de 2013, relativo a las investigaciones efectuadas por la Oficina Europea de Lucha
contra el Fraude (OLAF) y por el que se deroga el Reglamento (CE) n° 1073/1999 del Parlamento
Europeo y del Consejo y el Reglamento (Euratom) n° 1074/1999 del Consejo (DOUE n.º L 248 de
18.9.2013, p. 1).
(32) Tribunal de Cuentas Europeo, Informe Especial n.º 1/2005 sobre la gestión de la Oficina Europea
de Lucha contra el Fraude (OLAF), acompañado de las respuestas de la Comisión (DOUE n.º C 202,
de 18.8.2005, p. 1); e Informe Especial n.º 2/2011 Seguimiento del Informe Especial n 1/2005 sobre la
gestión de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude, Oficina de Publicaciones de la Unión Euro-
pea, Luxemburgo, 2011; doi:10.2865/8126.
(33) Tribunal General, sentencia de 22 de abril de 2015, Planet / Comisión (T-320/09, EU:T:2015:223).
En este caso, el Tribunal General anuló las decisiones de la OLAF en que solicitaba la inclusión de
una empresa griega en el sistema de alerta rápida en materia de contratación y recuerda: «si la Co-
misión considera necesario adoptar medidas preventivas en una fase temprana necesita, máxime
por esta razón, una base jurídica que permita crear tal sistema de alerta y adoptar las medidas co-
rrespondientes, sistema que respete el derecho de defensa, el principio de proporcionalidad y el
principio de seguridad jurídica, principio este último que entraña que las normas jurídicas sean cla-
ras, precisas y previsibles en sus efectos, en particular, cuando pueden tener consecuencias desfa-
vorables para las personas y las empresas» (apartado 67).
(34) Comisión Europea, Mejorar la gobernanza de la OLAF y reforzar las garantías procedimentales
en las investigaciones: un enfoque gradual para la creación de la Fiscalía Europea, COM(2013) 533,
de 17 de julio de 2013.
(35) Comisión Europea, Propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el
que se modifica el Reglamento (UE, Euratom) n.º 883/2013 en lo que respecta al establecimiento
de un Controlador de las garantías procedimentales, COM (2014) 340 final, Bruselas, 11 de junio
de 2014.
(36) COMISIÓN EUROPEA, Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre
la lucha contra el fraude que afecta a los intereses financieros de la Unión a través del Derecho
penal, COM (2012) 363 final, Bruselas, 11.7.2012; Protección mejorada de los intereses financie-
ros de la Unión: Creación de la Fiscalía Europea y reforma de Eurojust, COM (2013) 532 final,
Bruselas, 17.7.2013; Propuesta de Reglamento sobre la creación de la Fiscalía Europea, COM
(2013) 534 final, Bruselas, 11.7.2013; y Propuesta de Reglamento sobre el establecimiento de la
Agencia europea de cooperación en materia de justicia penal (Eurojust), COM (2013) 535 final,
Bruselas, 11.7.2013.
sus amigos, por lo que la Comisión pidió al Tribunal de Justicia que la pri-
vase de la pensión que le correspondía por el desempeño del cargo euro-
peo. Quedó plenamente acreditado que la Sra. Cresson había conseguido
que su amigo y probable amante, de profesión dentista, fuera contratado
la Comisión como científico asociado para ejercer, en realidad, las funcio-
nes de un asesor personal, lo cual era ilegal en ambos casos.
El abogado general L.A. Geelhoed comprobó en sus Conclusiones la
predisposición de la Sra. Cresson a utilizar su cargo de comisaria para
conferir beneficios a amistades personales, lo que suponía un incumpli-
miento de sus obligaciones y proponía que se la privase de la mitad de su
pensión (42). En cambio, el Tribunal de Justicia, en un pleno integrado por
17 jueces, aun cuando declaró que la Sra. Cresson había infringido sus
obligaciones como comisaria, consideró que la declaración del incumpli-
miento constituía en sí misma una sanción apropiada sin que, finalmente,
hubiese que privarla de la pensión europea (43).
El abogado general traza brillantemente las características del ‘proce-
dimiento constitucional’ seguido contra la comisaria europea que lo dife-
rencian de un simple procedimiento disciplinario. A tal efecto, subraya
que «las decisiones que se adopten en dicho procedimiento no son com-
petencia de la propia institución, sino de otra institución, el juez comuni-
tario imparcial» (punto 94). Asimismo, insiste en la autonomía del proce-
dimiento ‘comunitario’ europeo respecto del procedimiento penal
seguido previamente. El procedimiento europeo estaba dirigido a deter-
minar su responsabilidad conforme al Derecho comunitario europeo, lo
que podía implicar, como pedía la Comisión Europea, la privación de la
pensión generada como comisaria. Por último, el abogado general consi-
deró que el procedimiento «persigue el objetivo de interés general de res-
taurar la confianza en el funcionamiento de la Comisión» y explica que
estamos ante «un tipo de catarsis constitucional» (punto 112 de las Con-
clusiones).
En cualquier caso, la sentencia destaca la particularidad que tiene el
procedimiento seguido contra la comisaria europea que se diferencia de
los procedimientos disciplinarios aplicados a los funcionarios, sin que las
soluciones sean necesariamente extrapolables (apartado 118).
John Dalli es un político maltés que fue nombrado en 2010 comisario
encargado de salud y política de los consumidores y que fue denunciado
en 2012 en relación con los sobornos que invocando su nombre aceptaba
una persona de nacionalidad maltesa. Este compatriota de Dalli afirmaba
que, dados sus contactos con el comisario, podía influir sobre la prohibi-
ción del snus, un polvo de tabaco húmedo cuya venta es ilegal en la UE,
pero que sigue fabricándose y consumiéndose principalmente en No-
ruega y Suecia.
El 16 de octubre de 2012 el Presidente de la Comisión Europea, José
Manuel Barroso, a la luz de las conclusiones de un informe de la OLAF, in-
vitó a dimitir a John Dalli. Esa misma tarde la Comisión Europea publicó
un comunicado de prensa en el que se daba cuenta de la dimisión del co-
misario maltés.
Sin embargo, el 21 de octubre de 2012 el Sr. Dalli remitió al Sr. Barroso
un correo donde le decía que no había presentado válidamente su dimi-
sión. El 23 de octubre de 2012 John Dalli negó categóricamente ante el
Parlamento Europeo su participación en los hechos que provocaron su di-
misión. El 28 de noviembre de 2012 fue nombrado el nuevo miembro
maltés de la Comisión. Sin embargo, el Sr. Dalli llevó el asunto al Tribunal
General pidiendo que se anulase su dimisión y que se le indemnizase. La
sentencia de 12 de mayo de 2015 del Tribunal General desestimó el re-
curso (44). No obstante, está pendiente de resolver el recurso de casación
ante el Tribunal de Justicia (45).
John Dalli pretendía anular la supuesta decisión oral del Presidente de
la Comisión Europea por la que le exigió su dimisión el 16 de octubre de
2012. Entre otros motivos, el Sr. Dalli alegaba que el presidente no era
competente para exigir su dimisión, que la investigación de la OLAF no
se había desarrollado debidamente y se habían violado sus derechos a
ser oído y a la presunción de inocencia.
La sentencia del Tribunal General dedica una atención especial a la
reunión del 16 de octubre de 2012 en la que participaron el Presidente Ba-
rroso y su jefe de gabinete, Johannes Leitenberger, el Director del Servi-
cio Jurídico, Luis Romero Requena y el comisario Dalli. En el juicio los
testimonios de quienes habían participado en la referida reunión pusie-
ron de manifiesto la gestación de la dimisión del comisario, su miserable
reacción personal en cuanto al temor a perder la pensión y las relaciones
con los medios de comunicación.
El Tribunal General subrayó que la petición de dimisión del Presidente
de la Comisión y la propia dimisión, incluida la voluntaria, no estaban so-
metidas a ningún requisito, por ejemplo que fuese por escrito o que cum-
pliese algún procedimiento (apartado 128).
(44) Tribunal General de la Unión Europea, sentencia de 12 de mayo de 2015, John Dalli / Comisión
Europea (T-562/12, EU:T:2015:270).
(45) Tribunal de Justicia, recurso de casación interpuesto el 21 de julio de 2015, Dalli / Comisión,
C-394/15 P; el recurrente solicita un euro por el perjuicio moral y, con carácter provisional, 1.913.396
euros por el perjuicio material sufrido (DOUE n.º C 311 de 21.9.2015, p. 43).
(46) LEVI, Laure, «La fonction publique européenne», Revista catalana de dret públic n.º 45, 2012,
pp. 1-20.
(47) Tribunal de Primera Instancia, sentencia de 30 de mayo de 2002, Hubert Onidi / Comisión
(T-197/00, Rec. FP-II-325, EU:T:2002:135). En este caso se sancionaba con la expulsión y la reducción
de su derecho a pensión a un tercio al funcionario de la Comisión que operaba en ECHO, la Oficina
humanitaria europea como asistente del Director, que había firmado cuatro contratos con empresas
que, a su vez, encargaban los servicios de traducción a la esposa del funcionario por importes supe-
riores a 157.000 euros.
(48) Tribunal de Primera Instancia, sentencia de 8 de julio de 2008, Yves Franchet y Daniel Byk / Co-
misión (T-48/05, Rec. p. II-1585; EU:T:2008:257).
(49) Tribunal de la Función Pública, sentencia de 19 de noviembre de 2014, EH / Comisión (F-42/14,
EU:F:2014:250). La Comisión Europea había comprobado que el eurofuncionario compatibilizaba el
cobro de complementos familiares de las instituciones europeas y del Estado belga, lo que supuso
un perjuicio de 59.691 euros, por lo que lo sancionó disciplinariamente con un descenso de tres es-
calones; la sanción fue confirmada por el Tribunal europeo.
tanto, puede imponerse una sanción disciplinaria sin que haya habido
una condena penal (50). De modo que la decisión disciplinaria consistente
en ‘una actuación relevante del ámbito de la corrupción’ no implica una
incriminación en el sentido del Derecho penal sino que pretende calificar
la razón de la ruptura de la relación de confianza entre la institución euro-
pea y su funcionario.
En segundo lugar, los tribunales europeos siguen un principio bien es-
tablecido conforme al cual los hechos, tal como han sido constatados en
el proceso penal, vinculan a la autoridad disciplinaria.
En tal sentido, el artículo 25 del Anexo IX del Estatuto de los funciona-
rios europeos, relativo a un procedimiento penal paralelo, dispone:
«Cuando el funcionario se halle incurso en un procedimiento penal por
los mismos hechos, su situación no quedará definitivamente resuelta
hasta tanto la resolución dictada por el tribunal competente no adquiera
carácter firme».
El Tribunal General ha reiterado que la autoridad disciplinaria está
vinculada por las constataciones fácticas contenidas en una decisión pe-
nal que ha devenido firme, incluso si el funcionario impugna la materiali-
dad de los hechos en el curso del procedimiento disciplinario. Esta vincu-
lación del procedimiento disciplinario con las comprobaciones judiciales
penales se justifica, a juicio del Tribunal europeo, porque los jueces pena-
les nacionales disponen de mayores poderes de investigación que la au-
toridad disciplinaria europea (51).
En tercer lugar, la persecución penal y la acción disciplinaria contra
funcionarios europeos desleales no han sido muy afortunadas.
En la sentencia François / Comisión el Tribunal de Primera Instancia
constataba que todos los indicios apuntaban a irregularidades muy gra-
ves en la adjudicación de un contrato de seguridad. Sin embargo, el pro-
cedimiento penal seguido por la justicia belga contra el eurofuncionario
fue sobreseído. Del mismo modo, el procedimiento disciplinario de la Co-
misión Europea terminó con la anulación por el Tribunal de Primera Ins-
tancia de la sanción de descenso de un escalón y con el reconocimiento
de un derecho de indemnización por daños morales de 8.000 euros (52).
En la sentencia Franchet y Byk / Comisión el Tribunal de Primera Instan-
cia otorgó una indemnización 56.000 euros a dos exfuncionarios europeos,
el Director General y el Director de la Oficina Estadística de las Comunida-
(53) Tribunal de Primera Instancia, sentencia de 8 de julio de 2008, Yves Franchet y Daniel Byk / Co-
misión (T-48/05, Rec. p. II-1585; EU:T:2008:257, apartado 411).
(54) Tribunal de la Función Pública, sentencia de 13 de enero de 2010, A / Comisión, F-124/05 y
F-96/06, A / Comisión, EU:F:2010:2, apartado 418).
(55) LEVI, Laure, «La fonction publique européenne», ob. cit., p. 12, se refiere al control jurisdic-
cional y recuerda que no se puede pasar de «une période d’une certaine souplesse, voire d’une
souplesse certaine, à un régime où la règle de raison est oubliée».
(56) ORDÓÑEZ SOLÍS, David, «La configuración del espacio judicial europeo», Cuadernos Europeos
de Deusto n.º 50 (Ejemplar dedicado a: 25.º aniversario (1988-2013). Grandes hitos de la construc-
ción europea), 2014, pp. 105-139.
(57) Tribunal de Justicia, sentencia de 28 de septiembre de 2006, Gasparini (C-467/04, EU:C:2006:610).
V. Conclusión
offences against the Union’s financial interests. These organisms allow performing
administrative and criminal inquiries regarding European officials. Tribunals,
both European and National, are committed to control the disciplinary actions
(European Courts) and criminal lawsuits (National Courts) against European
politicians and officials.
Keywords: Corruption. Criminal Law. Disciplinary action. European Union.
Political accountability
I. Introducción
(3) Seguimos en este punto y en los siguientes párrafos las posiciones de A. BLICK (2014).
(4) GAMBETTA (2002); hemos desarrollado este análisis en nuestro trabajo de 2010 citado.
(7) Un día antes había sido aprobada una resolución muy similar en la cámara de los Lores. El texto
fue resultado de un acuerdo con el ejecutivo que respetaba razonablemente el espíritu del informe y
por ello fue apoyado unánimemente y sin debate. Respecto al valor jurídico de la resolución, se afir-
mó, en un debate anterior, sobre el mismo asunto (HC Deb. Vol 290. Col 293, 12 de febrero de 1997)
que el Gobierno había sido avisado de que la resolución permanecerá a través de las diferentes le-
gislaturas, hasta que la cámara desee volver sobre ella.
(8) Sobre la evolución del texto, su sustitución por el Ministerial Code y en general sobre éste es in-
dispensable el trabajo de A. BARKER (2000) a quién seguimos en este apartado.
(9) Así durante el gobierno Atlee (1945-1951) tuvo una enorme importancia, sin embargo, durante el
último mandato de Churchill (1951-1955) no fue apenas tenido en cuenta en gran medida debido a la,
para algunos, caótica manera en que éste organizaba internamente los trabajos gubernamentales.
(11) Ministers of the Crown are expected to behave in a way that upholds the highest standards of
propriety. «Propriety» aquí es un término casi intraducible al castellano. Implica actuar con decoro,
de acuerdo a las convenciones sociales.
(12) En este punto se ha producido un interesante debate con motivo de la reciente aprobación del
Ministerial Code del segundo Gobierno Cameron. En los textos precedentes se recogía expresamen-
te la obligación de respetar el derecho internacional y las obligaciones de los tratados y de apoyar la
Administración de Justicia. Esta doble referencia ha desaparecido y no parece casual. Efectivamente,
en el contexto británico actual en el que existe una fuerte oposición tanto a la permanencia en la UE
como al acatamiento de las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha sido interpre-
tado como una decisión de gran importancia. Por su parte, el gobierno ha declarado que el cambio
no es sustantivo pues se mantiene con toda claridad el sometimiento al Derecho lo que incluye tanto
el derecho interno como el internacional y el acatamiento de las decisiones de los Tribunales. Para un
resumen de los problemas y las posturas puede verse el artículo en The Guardian de 22 de octubre
de 2015 (http://www.theguardian.com/law/2015/oct/22/lawyers-express-concern-over-ministerial-code-
rewrite, visitado por última vez el 5 de noviembre de 2015), así como la carta enviada a ese mismo
diario tres días después por el anterior jefe del servicio jurídico del Home Service, Paul Jenkins (http://
www.theguardian.com/law/2015/oct/25/international-law-and-the-ministerial-code) y la relevancia
que a esta carta conferiría al día siguiente el mismo periódico (http://www.theguardian.com/law/2015/
oct/26/ministerial-code-no-10-showing-contempt-for-international-law) ; para una versión objetiva de
todo el debate puede consultarse la propia BBC (http://www.bbc.com/news/uk-34634533).
(13) The Prime Minister’s Adviser on Ministerial Interests: independent or not?; HC 1761, 2010-2012.
(14) Government Response to the Committee Twenty Two Report of Session 200-2012; publicado en
febrero de 2013.
(15) Sobre el tema véase MAER & FAULKNER (2015).
V.1. Contexto
(17) Como señalan KELLY & HAMLYN, el IPSA es el resultado de la victoria de los partidarios de la
heteroregulación de los privilegios de los parlamentarios frente a las hasta entonces vigentes técni-
cas exclusivas de autorregulación. Ello explica la fuerte oposición en la Cámara de los Comunes y el
rechazo a un sistema parecido en la de los Lores que siguen manteniendo un sistema disciplinario
independiente para estos casos.
VI. Reflexiones finales
Bibliografía utilizada
Kelly, R. & Hamlym, M.: «The Law and Conduct of Members of Parliament»;
en A. Horne, G. Drewry & D. Oliver (eds) Parliament and the law, Oxford,
Hart, 2013
Maer, L. & Falukner, E. The ministerial code and the Independet Adviser
on Ministers’ Interests; Briefing Paper n.º 03750, House of Commons
Library, 2015.
Marshall, G. Constitutional Conventions: the Rules and Forms of Political
Accountability, Clarendon Press, Oxford, 1984.
Oliver, D. «Ministerial Acoountablity: What and Where are the Parameters?»
en V. Bogdanor et al The Law, Politics and the Constitution. Essays in
honour of Geoffrey Marshall, Oxford University Press, Oxford, 1999
Weller, P. «Ministerial Codes, Cabinet Rules and the Power of Prime Min-
istres», en J. Fleming & I. Holland, Motivating Ministers to Morality, Al-
dershot, 2001
Woodhouse, D. «The Role of Ministerial Responsibility in Motivating Min-
isters to Morality», en J. Fleming & I. Holland, Motivating Ministers to
Morality, Aldershot, 2001
Woodhouse, D. Ministers and Parliament. Accountability in Theory and
Practice, Oxford University Press, Oxford, 1994.
Documentos parlamentarios
Report of the Inquiry into the Export of Defence Equipment and Dual-use
Goods to Iraq and Related Prosecutions, HC (1995-96), 115 (Informe
Scott)
Public Service Committee, Ministerial Accountability and Responsibility,
HC (1995-96), 313
Government Response to the Report of the Public Service Committee on
Ministerial Accountability and Responsibility, HC, 1996-97, 67
Documentos gubernamentales
Questions of Procedure For Minister Confidential; C.P. (49) 95, 29th April,
1949 (reproducido en Barrer, A. Prime Ministers & the Rule Book, Po-
litico’s, Londres, 2000, pp. 135 y ss)
Cabinet Office, Ministerial Code, October, 1997
Cabinet Office, Ministerial Code, October, 2001.
Cabinet Office, Ministerial Code, October, 2005
Cabinet Office, Ministerial Code, July, 2007.
Cabinet Office, Ministerial Code, May, 2010
Cabinet Office, Ministerial Code, October, 2015.
The Cabinet Manual. A Guide to laws, conventions and rules on the opera-
tion of government, Octubre 2011.
The Cabinet Office, Procedure for Investigation of alleged Breaches of the
Code by the Independent Adviser on Ministers’ Interests. Mayo 2009.
Independent Adviser on Ministers Interests, Annual Report, 2010-2011.����
Di-
ciembre 2011
ABSTRACT: This work deals with the British experience on Codes of Conduct
approved and envisaged for the Government and Parliament members. This
experience is very broad as it started at the end of the past century and it has been
evolving since then together with the growing demands for a greater honesty in
British public life. Furthermore, the peculiarities of the British «constitution» and
particularly the use of «constitutional conventions» in order to articulate those
codes have been a very fertile breeding ground for a reasonable use of those
type of codes. It is precisely for such British peculiarities that the transposition of
this experience to the rest of Europe is very problematic, while there is a lot to be
learnt of the problems and formula used to solve them in the United Kingdom.
KEYWORDS: Constitutional conventions. Corruption. Codes of conduct and
guidance for Government. Parliamentary codes. Committees for public ethics.
Introducción
* Este trabajo apareció en el N.º 9 de la Revista Vasca de Gestión de Personas y Organizaciones Pú-
blicas, pero se ha optado por reproducirlo de nuevo puesto que forma parte de las ponencias que
se presentaron en las jornadas a las que se dedica este monográfico.
(1) Esta idea es tributaria de la conferencia impartida el 15 de junio de 2015 por Antonio DEL MORAL
GARCÍA, Magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, en el curso sobre «La lucha contra
corrupción política: herramientas del Estado y de la ciudadanía». Universidad del País Vasco/IVAP.
(2) Informe de la Comisión al Consejo y al Parlamento, de 3 de febrero de 2014, citado por SALA
SÁNCHEZ, P., Discurso de investidura como Doctor «Honoris causa» por la Universidad de Valen-
cia. Valencia, 26 de mayo de 2014, pg. 92.
miento de la Unión Europea, del que son piezas claves el acceso a la infor-
mación y la transparencia en la gestión. En esta línea se sitúan, dentro de
España, entre otras, la Ley 5/2006 de 10 de abril, de regulación de los con-
flictos de intereses de los miembros del Gobierno y de los altos cargos de
la Administración General del Estado o la Ley 19/2013, de 9 de diciembre,
de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno, o, en el
ámbito autonómico andaluz, la Ley 1/2014, de 24 de junio, de transparencia
pública de Andalucía (BOJA núm. 124 de 30 de junio).
Junto a las anteriores, la otra vía a que aludía para combatir la
corrupción se encuentra en los intentos de fortalecer la vigencia de los
mandatos éticos. En principio, la exigencia de un comportamiento
ético debería predicarse, como parte de una adecuada educación ciu-
dadana, de todos sin excepción, formen parte de la Administración o
sean simples ciudadanos. El problema es que, por su misma natura-
leza, los comportamientos contrarios a la ética sólo pueden sancio-
narse en el mismo plano, ya que si de los mismos se hace derivar al-
guna consecuencia jurídica es porque previamente hemos conformado
algún deber también jurídico.
Pero esta situación general puede matizarse si se atiende a la espe-
cial responsabilidad que asumen los cargos públicos y que determina
que se les pueda exigir un comportamiento ético, poniendo en marcha
Códigos de conducta que en sí mismos tienen mucho de ejemplarizan-
tes.
Su origen se encuentra en los países anglosajones, siendo por
tanto ajenos hasta fecha reciente a la tradición de los países continen-
tales europeos. De contenido normativo variable, lo que caracteriza a
estos códigos es que no intentan regular conductas legalmente debi-
das, sino que lo que buscan es incidir sobre las convicciones éticas de
los responsables públicos. Así lo que estos códigos contienen es una
llamada a la adecuación de la propia conducta a una serie de princi-
pios y valores que, por la generalidad con que se formulan, se pueden
aplicar tendencialmente tanto a la actividad pública como privada de
sus destinatarios.
Por escépticos que seamos sobre su capacidad conformadora de
conductas y actitudes, lo cierto es que la OCDE ha incluido a los Códi-
gos de Conducta dentro de la estrategia de lucha contra la corrupción
en el sector público (3). En España su aparición es muy tardía y, con la
excepción del País Vasco a la que luego me referiré más adelante, de es-
casa repercusión. Así hay que esperar a la Orden del Ministerio de Ad-
ministraciones Públicas, de 3 de marzo de 2005 (Orden APU/516/2005,
(4) El Código de Buen Gobierno fue derogado por la Ley 3/2015, de 30 de marzo, reguladora del
ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado.
A. Naturaleza
(6) Memoria de la Comisión de Ética Pública del Gobierno Vasco (Octubre 2013 - Diciembre 2014).
Instituto Vasco de Administración Pública, 2015, pág. 15.
C. Funcionamiento
(9) http://www.jusap.ejgv.euskadi.eus/r47-edukia/es/contenidos/informacion/comision_etica_publi-
ca/es_def/index.shtml
(10) Acuerdo 5/2013, de 19 de septiembre de 2014, en el que ya se contiene una referencia explíci-
ta a la Ley 1/2014.
Por una parte, no hay que olvidar que los altos cargos, los políticos en
general, no pertenecen a ninguna «casta» especial que se desarrolla al
margen de la sociedad que los elige y los juzga después, a veces muy du-
ramente. Los políticos, de cuya corrupción nos hemos ocupado, forman
parte de esa misma sociedad y tienen, como regla general, sus mismas
virtudes y sus mismos vicios. Por eso, si queremos potenciar la lucha
contra la corrupción hemos de insistir en la importancia de la batalla que
se libra en las escuelas y en los medios de comunicación. En las escuelas
porque es en ellas donde se empieza a edificar la conciencia ciudadana
que debería construirse a partir de una educación en valores que ayude a
levantar barreras frente a la cultura que entroniza, como a un dios, al
éxito económico. Parafraseando la Constitución de la UNESCO cuando
dice que «puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es
en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la
paz», podríamos afirmar que también es en la mente de los hombres
donde han de enraizarse los valores éticos que liberen a una sociedad in-
toxicada por mensajes en que la honradez se presenta demasiado a me-
nudo como propia de la moral de los «perdedores».
Por lo demás, en atención al origen de tales mensajes, resulta necesa-
rio hacer una llamada a la colaboración de los medios de comunicación,
decisivos en la formación de la conciencia de la sociedad. Hoy menos que
nunca la educación se recibe solo en las aulas, los medios —la prensa, la
Erakunde Autonomiaduna
Organismo Autónomo del
www.ivap.euskadi.net/rvap