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“Modernidad y Ciencia”
2020
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continuidad, sino salto. Por lo tanto, no estamos diciendo que la Ciencia es una
evolución (desarrollo) de la Técnica –es sólo la materialización de una posibilidad,
lograda por una ruptura.
3 Heidegger, Martin. (1960) “La época de la imagen del mundo”, en Sendas perdidas.
4 ‘Spiritus’, lat., y ‘pneuma’, gr.: soplo. (Ambas son traducción del hebreo: ‘ruah’.)
Observar que lo espiritual es ‘sutil’, no sólido, pero sí material. Recién la Modernidad
considerará a lo espiritual, como lo in-material. (En Descartes ello es claro.)
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- Y finalmente: Es un saber pasible de ser puesto en obra, y por la tanto
público –esto es: enseñable/aprendible. (Son tres rasgos a tener en cuenta: obra, ser-
público, enseñable/aprendible.) La Técnica se puede enseñar, no la inspiración.
(Tienen aquí otra de las diferencias irreductibles entre un saber técnico y/o
científico, y un saber religioso.5) Técnica y Ciencia son saberes
enseñables/aprendibles… ¿Pero no lo es la Religión –entendida como saber--, a
partir de los Maestros…? ¿No requiere un discípulo avanzado de un director…?
Y algo más… ¿No se asemeja la Técnica, al Arte –aquel saber que se ocupa de lo
singular y no de lo particular--, cuando se posa en la singularidad de una
materialidad –sea ésta un hombre, o una madera…? ¿Qué es enseñar? ¿Técnica,
arte, ciencia…? (Algo para pensar… No importa qué sea: pues ello sería un
universal --que no existe, que es lo que no hay… La pregunta sería: ¿Qué
enseñante quieres ser? ¿Cuándo lo serías…?)
Han visto, leído y les han enseñado (me refiero a ustedes, lectores), y en
reiteradas ocasiones, que en Platón hay dos mundos: el mundo de las Ideas, y el
mundo de las Cosas… Pues bien, además de que ese mundo de las cosas o entes
sensibles no es el de las cosas naturales (como solemos pensar6), sino de las
cosas obradas (mesas, sillas, espadas), hay otro mundo (un tercer mundo) en
Platón, y es el mundo de los fenómenos… --que por otra parte, es el mundo que
más preocupa a Platón, pues cognitivamente, es el que más desafíos le presenta.
El mundo de los fenómenos: el mundo fenoménico. Esto es: el mundo del Arte y
6 Un río, una montaña, un árbol para un griego es algo physico… --pertenece a la Physis.
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la Vida –incluso sería mejor decir: el mundo de las obras de arte y los vivientes.
Si así, hay tres mundos en Platón. El mundo de las Ideas, el mundo de las cosas, y
el mundo de lo-que-aparece-corporalmente (fenómenos). Pensemos en un film… No
nos emocionamos por el Guión (idea), tampoco por la pantalla (cosa), sí --si la
obra lo logra, naturalmente--, por el personaje (fenómeno). Si pensamos en el
Guión, perdemos de vista lo-que-aparece…; si focalizamos la pantalla,
desapercibimos a los personajes… –y si todo ello ocurre, estamos muy lejos de
acceder al film que-se-nos-ofrece, y todavía más de ‘emocionarnos’ con la obra.
Sólo cuando estamos ‘absortos en la pantalla’… No. Si estamos experimentando
el film…, no estamos en la pantalla: estamos al interno de la fenoménica que
desde la pantalla se nos ofrece --imágenes, colores, sonidos. Sólo cuando
habitamos la gestualidad cinematográfica…, sólo allí y ahora: tenemos experiencia
estética de la obra de arte. Hay una oferta fenoménica en la obra de arte, que se
nos ofrece y se nos da primero –primero que las cosas y primero que las ideas.
Es por ello que sólo luego de la experiencia cinematográfica, hablo crítica y
reflexivamente sobre el film. Antes no pude hacerlo: pues al interno del film no
tuve ni espacio ni tiempo para la crítica; y tanto estuve en la arquitectura
fenoménica del film (en que el film consiste), que como habitante sólo accedí al
tiempo cronológico (miré el reloj), una vez encendidas las luces del
cinematógrafo y finalizada la obra: sólo allí recuperé la conciencia sobre mí y
sobre la obra. Tras el film y en ya el bar de la esquina, he hablado con amigos
sobre la obra… Pero observemos... La crítica por cierto que en un sentido es
mía: y de hecho, me arrogo la perspectiva teórica. Pero cuando efectúo la
crítica… ¿la realizo sobre el film que-ocurrió-en-pantalla…, o sobre lo que
fenoménicamente el film me-ha-hecho-a-mí –o si se quiere: ha-hecho-de-mí? El arte
sabe inocular sentidos en el cuerpo humano, y por ese medio en ocasiones ¡sabe
triunfar sobre el sujeto cognoscente…! Por esa vía de la afección (pathos) suele
‘instalar sentidos’…: sentidos que perviven y se recuerdan fácilmente, como
ninguna fórmula científica o filosófica logra hacerlo. (¡Una clase de filosofía,
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incluso este escrito, claro…, es fácilmente olvidable, en comparación con
cualquier pequeña escena de un film que nos ha conmocionado…!) Ahora bien
–no lo desarrollaremos--, pero es probable ya puedan sospechar, que la Vida
procede del mismo modo…: la Vida, se ofrece del mismo fenoménico modo que
el arte.
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intención de la Modernidad.7 La Ciencia moderna misma no procura sino una
simplificación del mundo, para poder entenderlo –y de allí manipularlo. Sin
embargo… Tengamos en cuenta que la simplificación también tiene un costo: y
es la elusión de lo-que-hay –en su variedad, en su propiedad. Es más simple y
fácil tener siempre ya una definición de lo que sean los alumnos (¡no hacen falta
ni siquiera convocarlos…!); es más simple y fácil un proceso cognitivo --por
definido y disciplinado--, formalizado en un Proyecto de investigación. Pero a
menudo lo investigado (los alumnos, por caso), no coinciden con el
Pensamiento ¿A menudo…, o siempre?
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pleno siglo XX… ¡pero no es lo que abunda ni ocurre institucionalmente en
Argentina! En efecto, material y existencialmente continuamos siendo
Modernos y Positivistas --por lo que no se nos ocurre, e incluso nos resulta
retrógrado, incluir saberes religiosos en cualquier escolástica. (Aun cuando
propongamos hata yoga en las escuelas.) El supuesto…, es presupuesto
‘moderno’: pensamos a ciencia y religión como saberes que se ocupan en lo
mismo, por lo tanto compiten, y clara y definitivamente ha ganado la Ciencia.
El darwinismo en el siglo XX, prácticamente fue Religión; en otros términos: la
Ciencia se ha santificado… ¿Está mal…? No es lo que decimos: apenas
apuntamos que tal posición tiene origen en la Modernidad –y que por lo tanto
no es ningún progresismo ni originalidad, sólo es pertenencia y reiteración.8
8Lo volvemos a comentar por las dudas… Tómese cualquier posición de nuestra parte,
como un simple ‘avvertimento’, un avistaje de lo posible, una alternativa… No se trata
de un consejo, y menos aún de una prescripción… (Aunque deberá conocerla, claro –
aunque sea para criticarla.)
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crítica posmoderna), que lo que ‘tomaban’ como Fundamento y entonces como
Principio de realidad, no era sino un subjetivo invento, y no un fáctico
descubrimiento. Un invento dispuesto por un sujeto a otro Sujeto. (Heidegger
señala (El principio de razón) que la razón del Principio --que describe a la
Modernidad en su estructura ‘íntima’--, es una razón dada…: un sujeto le pro-
pone una razón, a otro sujeto.) (Simplificando…) Convencidos ambos sujetos, se
instaura la razón pro-puesta --a partir de lo cual, impera de manera irrestricta.
Real, lo que tiene fundamento; pero al fundamento lo hace el Sujeto. Por
transitividad: A lo real lo hace el Sujeto. Esto es Modernidad –aunque
observemos, modernidad que no nos ha pasado. (Somos modernos, hacemos la
modernidad toda vez que proclamamos y /o actuamos tales ideas o procesos).
En este respecto, somos hijos de la Modernidad, o al menos sus herederos. Lo-
que-pensamos, lo proyectamos; y a toda proyección, la intentamos --la
militancia es una de las maneras o variantes. La ‘cuestión’ que entra en juego
aquí es que el Proyecto de la Modernidad no resultó meramente elusivo de lo-
que-hay, pues siendo pro–yecto (tirar y poner algo delante…), resultó violento y
en ocasiones hasta destituyente de los existentes (Auschwitz).
(La polarización.) Pensemos cómo toda vez ‘polariza’ el mundo un
Concepto: pues siendo idéntico, en su ‘lanzamiento’ clasifica, y así incluye –y si
incluye…, excluye. Tiene y sostiene la Modernidad toda una columna de lo que
es real –y por contrapartida otra de lo que no lo es--: lo que entra en alguna
razón conceptual, lo que cumple con sus mandatarias características, es real –y
lo que no lo hace…, pasa a la categoría de lo no-real –o falso, o ilusorio. Muy
ejemplar de lo que señalamos resulta cualquier referente de la Modernidad.
¿Descartes? ¿Por qué no…? Veamos: adulto, europeo, científico, filósofo, varón,
blanco, heterosexual, católico… (¡Quien puede dudar de su prestigio e
influencia en la historia de Occidente…!) Pues bien, ahora pensemos en sus
‘opuestos’. Es decir, en los excluidos, en los que no son, en los que por
contrapartida no tendrían valía ni peso –pues no ‘entran’ en razón…: el niño, el
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extranjero, el vulgo o pueblo, el ideólogo, la mujer, el negro, el homosexual… La
identidad del Ser (pureza) crea polos entre los entes; los polos se enfrentan y
combaten, porque se excluyen en su identidad… (Obsérvese que la identidad es
lo que tienen en común: el eje común.) Así, el triunfo de cualquiera de ellos
presupondrá violencia y exclusión para el otro.
Hay un Sujeto, que crea una Idea, que sostiene un Proyecto, que disciplina
una Tarea o Proceso, que se aplica sobre una materia, a partir de lo que se
produce una Obra (producto o resultado: bien o servicio)…, para otro o el
mismo Sujeto. (Sujeto : Idea : Proyecto + materia : Obra = resultado : Sujeto.)
Esta es la secuencia productiva o metodológica que la Modernidad instaura y
aplica. Vale para un experimento de biología, para la producción de un
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telescopio o de una lente, para la fabricación de inodoros, para la ejecución de
un emprendimiento ‘industrial’ en la Amazonia o un emprendimiento
‘ecológico’ sobre la misma Amazonia. En efecto…, los enemigos quedan
reunidos en la misma pauta. (Todo lo que hemos dispuesto en mayúscula son
las partes o etapas de un mismo proceso de desarrollo subjetivo –en el que en el
principio está el Sujeto, y en el final, nuevamente el Sujeto. (Alfa y Omega.) Lo
único ‘otro’, lo único ajeno al Sujeto, es la materia…, pero observemos que la
cualificación de cualquier cosa como ‘materia’, es devaluativa: materia prima –
material elemento para producir un resultado o un bien. En relación a la
Amazonia: sería materia prima para un emprendimiento (el industrial, que
produce muebles: la Amazonia aquí es ‘madera’), o reserva energética para el
otro… (el ecológico, que gestiona oxígeno: la Amazonía aquí es vegetales). Lo
que nos interesa señalar… Cómo siempre todo otro para la Regla común de la
Modernidad es una suerte de componente, de insumo para su propio proyecto --e
incluso tal cualificación también vale para el hombre mismo (también el
hombre ha sido y fue considerado un ‘componente’ de un espectáculo). El
hombre concreto, aquel que Miguel de Unamuno señalaba como ‘de carne y
hueso’…: ese, es un soldadito, un hoplita, más aún un infante –‘infante’, en latín:
el que no habla. Acaso más grave… Acaso más grave sea que a los hombres de
‘carne y hueso’, cautivados desde el principio por la consigna moderna, ¡hasta
persigan y se complazcan con pertenecer! Solemos pedir a viva voz, que
“queremos que nos traten como a todos” Como a todos… ¡¿no es acaso de una
manera genérica, que a cada uno no le va…?!
La misma Regla para todos… –igualación. Pero si nos detenemos en ese
proceso, podremos también observar cómo la Modernidad procuró la aplicación
de lo moderno al mundo –incluido los hombres--; y cómo esa aplicación resultó
una verdadero ‘formateado’, ‘elaboración’, ‘edificación’, ‘construcción’ –en
modo alguno un cultivo. (Acaso por ello nos llame tanto la atención,
educativamente, Rousseau). Esta poiesis –puede naturalmente incluirse entre
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ellas a la educación--, esta poiesis por ‘edificación’ presupone Sujeto,
Fundamento y Proyecto…, aplicados a otro. Esto es, el Proyecto moderno no se
extrae de la materia, se aplica sobre ella. En otros términos: Lo ‘extra’ y ‘supra’
humano’ para la Modernidad --el Sujeto y el Fundamento, y todo lo que de ellos
se sale--, resultó a los destinatarios…, IN-HUMANO.
La Modernidad fue un modo de conocer, por cierto; pero además un
proyecto en sí mismo… La Cristiandad carece de tal aspecto proyectivo. Primero:
porque el tiempo no es cosa que se hace…, es cosa que adviene y llega. Segundo:
porque el conocer mismo, no se produce por proyección ni construcción, sino
por demora. Veamos…
El pensamiento de la Cristiandad es un pensamiento de Pensamientos –
la Cristiandad es una cultura de y en otras culturas--; pero además, el pensar es,
por masticación. Pensar en la Cristiandad es rumiar. La rumiación, una
maceración física, y la maceración: un proceso que gestiona transformación de lo
ajeno en otra-cosa y en cosa-propia --alimento. En lugar de un mundo a
‘imagen y semejanza’ de un hombre que se ejerce como Sujeto (Modernidad), el
hombre de la Cristiandad procura incorporar e incorporarse mundo para vivir
en él. La Modernidad --¡qué duda cabe!--, ha sido imperialista, colonialista…; se
ha expandido, ha descubierto, conquistado, colonizado, parasitado,
anemizado… (Los imperialismos de España, Inglaterra, Holanda, Francia…,
son ejemplos.) La Cristiandad, espera, tecnológicamente aparece replegada,
lenta, precaria, en comparación con la celeridad, productividad y creatividad
modernas. Y es que el Futuro debe hacerse en la Modernidad; el Futuro es el
que ‘corre’ hacia el hombre, es el que adviene y el que llega en la Cristiandad.
En la Modernidad el futuro es de cosas…; en la Cristiandad es una persona, la
que vendrá. Dos concepciones: dos maneras de pensar y percibir: dos maneras
de hacer, de valorar –de educar.
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Coda… La Ciencia y la Filosofía modernas: mismo reglamento, mismo
accionar… Aún hoy, Ciencia y Filosofía –sus Teorías e Ideologías—se ubican
detrás y fundamentan cada propuesta-proyecto político, económico, social,
sanitario, educativo… ¡Es por la vía del Proyecto y su Tarea –subjetivos y
fundamentados--, que se cambia el mundo…! ¡Tal es la una vía, el único
método, el único proceso…!
Algunas preguntas posmodernas… ¿Es el cambio lo que debemos
hacer…, o hay ocasiones en que el cambio del mundo nos hace y es lo que
cabalgamos…? ¿La única manera de vincularnos con el mundo es la de ubicarlo
como materia o reserva…? ¿Educar implica construir…, o cultivar…?
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hechos –lo que sí se le pide como requisito a cualquier ciencia
fáctica. En otros términos: hay formulaciones matemáticas que
se consideran verdaderas…, pero que sin embargo ‘no aplican’
a ningún sector del mundo empírico: se trata de formulaciones
matemáticas ‘puras’. Contrariamente, no puede sostenerse
como verdadera o si se quiere, vigente, una teoría biológica o
física, que no describa y prediga el comportamiento de los
vivientes o de la materia… A las ciencias formales les bastan
aquellas virtudes lógicas, o matemáticas; a las ciencias fácticas,
además de las virtudes lógicas… (y hoy hasta perfectamente se
podría prescindir de ellas, excepto en la instancia de
comunicación del saber científico), se les pide que
semánticamente sean explicativas, descriptivas y/o predictivas
de los hechos…
escuela. Buenos Aires: Eudeba. Otra opción: Ross, W. D. (1981) Aristóteles. Buenos
Aires: Charcas.
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ellos son rasgos comunes a la Ciencia y la Técnica –rasgos pares, no iguales.
Pero además ‘comunes’ a la ciencia aristotélica, moderna y posmoderna.)
a. Saber...
Saber, implica Sujeto, es decir cognoscente a cargo.
El sujeto de la ciencia, primero…: no debe ser confundido con el sujeto
de la Psicología. Pues el sujeto epistémico es sujeto cognitivamente a cargo –es,
por lo tanto, completa conciencia. De ningún inconciente suyo se hace cargo… Y
decimos que no se hace cargo, porque no significa que ese cuerpo colegiado --la
comunidad científica, en que el sujeto epistémico consiste--, no lo tenga. ¡De
hecho no es sino un general, que opera como un universal! (Cuando avancen en
la lectura de este escrito, comprenderán esta última afirmación). Entonces: 1ro.,
el sujeto es conciencia, y 2do.: el sujeto de la ciencia es comunitario –se trata de
una comunidad constituida, en principio, por todos aquellos que están a cargo
de la ciencia o teoría en cuestión.
Desde este respecto entonces, se comprende que la ‘intersubjetividad’ sea
un requisito ineludible de la ciencia. (Podemos pensarlo como el requisito de la
‘inclusión del Tercero’. Un Yo, su Conocimiento, y toda una Comunidad
mirando…) Es decir: debe presentarse en una obra, pasible de ser comprendida
por muchos. Ya lo hemos planteado… La ciencia reclama lengua escrita (y/o
experimento), pero esta vez, a lo que apuntamos señalar aquí es otra cosa: El rol
‘decisivo’ de la Comunidad científica en la aceptación de una ciencia, teoría, ley,
método, técnica, instrumento… Lo diremos abruptamente y recuperando el
pensamiento de J-F. Lyotard: Es cierto que el que sabe puede…; pero no lo es
menos, que el que puede decide lo que es el saber. En un mundo inter-humano y
casi diríamos, puramente inter-humano como el que habitamos, detrás de la
Ciencia como saber-fundamento hay una comunidad científica que opera como
verdadero Tribunal legitimante o no, de los eventuales fundamentos. Saber y
poder se co-pertenecen: pero en ocasiones, naturalmente, el inicio del
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movimiento no se gestiona desde el lugar del conocimiento, sino desde el
cognitivamente infundado poder (porque sí /sin porqué). Sólo cuando el
verdadero y real tercero excluido que es el mundo de los hechos, en su ser y
aptitud de altercación (alter-acción) interviene, el capsulado hábitat
‘intersubjetivo’ de la ciencia, se resetea y renueva. Si no…, en estado Normal…, la
ciencia es de élite…, capsulada, autoreferencial y autónoma. (Cuando veamos
Pragmatismo, se podrá abundar aún más en el rol de lo humano al interior de
un tipo de conocimiento –el científico-- que, paradójicamente, se pensó siempre
a sí mismo como ocupado en los ‘objetivos’ hechos…)
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lógicamente son ‘generalizaciones’ (generalizaciones empíricas).12 ¿Qué implica
ello…? Pues que la afirmación o juicio está compuesta de conceptos (toda
afirmación es un juicio, y todo juicio no es otra cosa que una relación entre
conceptos), decíamos, que el juicio está compuesto por conceptos, que remiten o
refieren (denotan) a cosas observables (hechos), pero además…: a hechos que
están tramados espacio-temporalmente. Pensemos en un informe o resultado
estadístico. Se efectuó una observación de una población ‘X’, según un respecto
(muestra): colectamos datos. Cada uno de esos datos es componente de la
enunciación general…: “El 85% de los alumnos del Núcleo está satisfecho con el
Seminario de ‘Epistemología y educación’”. (Sólo es un deseo…!! (Risas).) Esa
afirmación, toda, tiene un completo respaldo observacional. Cada uno de los
alumnos constituye lo que se llama la ‘base empírica’ de la afirmación. La
afirmación no dice más que lo que tiene –no va más allá de sus cosas-
observadas –fundamento. En un sentido lógico: hay deducción. (Pero no
apuntaremos al desarrollo de este tipo de inferencia o razonamiento, por el
momento.) Es importante advertir que esa afirmación es ‘verdadera’: porque
tiene completo apoyo empírico (los alumnos del Núcleo histórico
epistemológico), pero además, porque ese apoyo de los hechos (alumnos) se da
sólo al interno de un preciso contexto espacio/tiempo, a saber: alumnos de la
UNR (espacio) y del año 2020 (tiempo). (Si quitáramos a la afirmación acerca de
los individuos observados, su concreto marco espacio-temporal, la afirmación
perdería su valor de verdad, en razón de que los alumnos del Seminario de
‘Epistemología y educación’ fuera de un espacio/tiempo son inobservables –
toda una abstracción o universal.)
Observemos ahora en cuántas ocasiones en el ámbito de la educación, en
particular, y de la existencia pública en general, hacemos una transposición de
los resultados obtenidos en un ‘mundo’, a ‘otro mundo’. Comprenderemos que
c. Saber sistemático…
Sugiero que cuando ustedes piensen en un sistema, piensen en una
organización mecánica –en un mecanismo. Son análogos –y perfectamente puede
pensarse que la idea de ‘sistema’ de la Ciencia moderna, surgió del artefacto
mecánico. De hecho, precede el reloj (s. XIII), a Newton (s. XVI). El sistema,
Técnica/Artefacto Ciencia/Teoría
Mecanismo Sistema
Pieza Conceptos
Causalidad Lógica
Desde este respecto entonces, la ciencia, cada ciencia (pues hay muchas y
cada una comporta varias teorías, por lo que de todas debiéramos hablar en
plural como lo hacemos con las Matemáticas…), cada ciencia consiste en
Teorías, y las teorías son sistemas lógico-conceptuales. Los elementos son los
conceptos; la relación, es lógica. Siendo así: todos los caracteres de sus
componentes y relaciones, se transfieren a ella misma –a la Teoría. Los
conceptos --por caso-- son universales, unívocos, eternos: y así toda afirmación
científica expresa de mínima una generalidad, es inequívoca, y definitiva –pues
los conceptos no cambian, se superponen, se substituyen, pero no mutan
(siempre fuerza, en la mecánica de Newton, será: masa por aceleración). La
Lógica: pegamento de los conceptos. (Los ladrillos de la ciencia son los
conceptos: la argamasa, la Lógica.) La Lógica también tiene sus principios y
propiedades…, los que no menos ocupan todo el cuerpo de cada Ciencia, o
teoría de cada Ciencia. Mencionaremos dos: El Principio de identidad, y el
Principio de razón.
Principio de razón… Siempre en lógica –vale igual para gran parte de las
Matemáticas— algo es verdadero si: o es un fundamento, o tiene fundamento.
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Jamás la Ciencia puede efectuar afirmaciones infundadas –o diríamos: la única
afirmación pasible de ser infundada es el fundamento. (No hablaremos aquí y
por el momento de cómo y por qué un fundamento se establece comunitaria o
científicamente como tal; pero a modo de adelanto de una posible respuesta –o
de una de las respuestas posibles--, observen que ningún fundamento obtendría
pervivencia, si no lograra eficacia cognitiva –esto es: si no explicara, describiera,
y/o predijera las cosas y sucesos del mundo.)
La Ciencia no es conocimientos aislados. De hecho, pues claro que hay
saberes geométricos antes de Euclides (-III). Ahora bien, sólo hay Ciencia
geométrica a partir de aquel griego residente de Alejandría… ¿Qué hace
Euclides…? (Se rige por la Regla de Aristóteles.) Reúne y sistematiza los
conocimientos geométricos aislados. A partir de Euclides tenemos un cuerpo
de saberes, en que unos se derivan deductivamente, de otros. El plano de la línea;
la línea del punto… La ciencia es un saber por la razón, la ciencia es un saber por
el fundamento. Vayamos ahora al Principio de identidad…
Abruptamente: No es posible en ciencia decir que “el 75% de…”, y luego
que “el 80%...”. Debe el conocimiento mantener identidad, esto sería: coherencia
–si no se mantiene la identidad, se cae en contradicción. (El Principio de
identidad (“p es p”), tiene un derivado: “— (p . —p)” –no es posible: p y no-p.
(Es éste el Principio de no-contradicción) Entonces y en síntesis: los conocimientos
científicos deben ser lógicamente coherentes (no contradictorios) y deducibles
(fundamentados). Precisión, coherencia, deducibilidad…, son requisitos ineludibles
de cualquier saber que aspire o se proponga como científico.
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de la Técnica, el rasgo de ser saber-a-cargo: por lo tanto, no es… conocimiento
por inspiración.
Desde este respecto, en mucho se distingue de Oriente y de los saberes
religiosos --los que se sostienen en procesos, mejor, en sucesos de inspiración. Por
caso, en el Hinduismo es muy común el planteo de conocimiento por vía infusa.
Cuando Vivekanada (s. XIX) recibe información de Ramakrishna, en varias
oportunidades la recibe por la vía de un simple contacto –la mano del maestro,
se posa en el hombro del discípulo. Esta irrupción o caída en el conocimiento –
caída que genera conocimiento--, acaso nos resulte exótica y hasta fantasiosa.
Sin embargo, en el ámbito del arte, pensemos en el cine, en ocasiones recibimos
de manera abrupta una significación por vía sensible (sentido/afección), sin
mediación alguna: solemos ‘sentir’ caer en la cuenta, a través de un insight --
suceso claramente no-inferencial, no-procedimental. El arte sabe hacernos caer en
el sentido; la Ciencia, la Filosofía, contrariamente, llegan al sentido: ambas
necesitan un proceso, un método, un razonamiento, además de tesis, ideas,
conceptos, esto es: la antecedencia y mediación de conocimientos ya tenidos. De
más está decir entonces, que ¡hay más potencial ‘educativo’ en el Arte, que en la
Ciencia y la Filosofía…! (No se ‘cargue’ el concepto de potencial educativo de
‘moralidad’… Sólo estamos apuntando: que hay en el Arte mayor eficacia de
modificación y convencimiento del destinatario o receptor.)
Insistimos… Y es que mientras para saber en la Ciencia no sólo hay que
saber proceder, sino saber los supuestos que el proceder implica (pensemos que
para saber multiplicar, hay que saber sumar, y para saber sumar, hay que saber
de la unidad…); en el Arte, en la obra de arte, en el film –por caso-- para saber
es suficiente tener un cuerpo que-pueda-caer. Como la Farolera, que tropezó…:
es suficiente un cuerpo que sepa ‘abrir la puerta para ir a jugar…’ .-
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