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CONFUCIO: PILAR DE LA SABIDURÍA

ORIENTAL

«Postula por la lealtad y la fidelidad. No cultives la amistad con aquellos de menos


valía». Confucio.

Con motivo de la reciente publicación de Analectas, de Herder,


reflexionamos acerca de la vida y la obra de su autor, Confucio,
uno de los personajes más fascinantes, influyentes y filosóficamente
remarcables de la historia del pensamiento.

K’ung Fu Tzu («maestro Kong»), más conocido por estos lares como
Confucio, es uno de esos nombres que, junto a Aristóteles, Buda y
media docena de sabios más, se escriben con letras doradas en la
historia de la filosofía universal. Y es que la fama y el peso de este
sabio chino son enormes, tal como veremos en estas 10 claves que
resumen su vida y su pensamiento.

1 Un filósofo influyente. Confucio fue un filósofo, moralista, estadista


y pedagogo chino, probablemente la figura intelectual (con
permiso de Lao Tsé) más famosa del gigante asiático. El
pensamiento de Confucio ha sido el responsable de moldear la
cultura del pueblo chino durante los últimos dos milenios, siendo
una fuerza dominante en casi todos los estratos de la sociedad que
se nos puedan ocurrir: las artes, la política, la religión, la moral, las
costumbres, la organización social, la educación, etc. No es de
extrañar, por tanto, que su fama sea inmensa.

El culto a la figura de Confucio comienza pocos siglos después de


su muerte. De hecho, para el siglo I ya ostentaba grandes honores
y se le atribuían títulos como «Maestro supremo» y «Gran
perfección». Durante las siguientes centurias afianzaría su posición
como la más grande figura cultural del país, y aún hoy sigue siendo
para buena parte de Asia la encarnación de la sabiduría y el
conocimiento por encima de cualquier otro nombre.

2 Un pensamiento para una época. La época que le tocó vivir a


Confucio fue terriblemente convulsa. Vivió durante el reinado de la
dinastía Zhou, el más largo de la historia del país, sujeto a graves
problemas políticos. Durante el conocido como Periodo de
primavera y otoño y de los Estados combatientes, la corrupción y
la decadencia redujeron tremendamente el poder del monarca,
de manera que su dominio era meramente simbólico sobre unos
ducados que, en la práctica, se comportaban casi como
ciudades-estado independientes y en permanente conflicto con
sus vecinos.

No obstante, esta época fue también brillante a nivel intelectual,


especialmente para la clase aristocrática. Y es que Confucio nació
en una familia noble —aunque en horas bajas— de la región de Lu
(actual provincia de Shandong) en el 551 a. C., lo que le permitió
recibir una buena educación que lo encaminó para hacerse
maestro.

Ya con 30 años, Confucio se había ganado fama como ilustre


pensador. Fundó una escuela que rápidamente se haría famosa
entre las élites aristocráticas, donde trató de formar hombres cultos,
íntegros y leales, que pudieran ser útiles para la sociedad llegado
el momento. Tres mil discípulos pasaron por allí, de los cuales más
de setenta se encuentran entre los grandes pensadores de la
historia china.

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