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Cobertura de chocolate

El jefe de Cocina del restaurante en el que trabajamos nos encarga la decoración de un nuevo postre,
para lo cual partimos de la premisa de que la decoración y presentación de una elaboración culinaria
debe estar dirigida a unos comensales potenciales, en función de sus necesidades y expectativas
partiendo siempre de sus propios gustos.

Tenemos que tener en cuenta por tanto que la elaboración y la decoración deben estar adaptadas al
cliente y su demanda.

El motivo por el cual nos encargan la decoración del plato es que el original no responde
satisfactoriamente a la supuesta demanda, por lo que debemos deducir una posible preparación
alternativa que satisfaga la demanda, alcanzando los niveles de calidad predeterminados y cumpliendo
con unos objetivos económicos establecidos por nuestro jefe de Cocina.

Para la nueva decoración, decidimos hacer una elaboración en chocolate consistente en un bol que
recoja en su interior el clásico postre de natillas.

Lo único que necesitamos para hacer este bol de chocolate son globos, un papel humedecido en aceite
de girasol y cobertura de chocolate.

Lo primero que tenemos que hacer es atemperar el chocolate.

Luego, lavamos bien los globos con abundante agua y los secamos.

Una vez hayamos secado los globos, los hinchamos, dependiendo del tamaño que queramos darle a
nuestro bol de chocolate, y le pasamos el papel con aceite (así evitaremos que, al cristalizar el
chocolate, se quede pegado al globo).

Hundimos el globo en el chocolate, dependiendo de la altura que queramos darle a nuestro bol.
Sacamos unos segundos del bol y lo volvemos a bañar. Repetimos esto un par de veces más.

A continuación, ponemos el globo sobre una bandeja con papel de horno y dejamos cristalizar el
chocolate. Aquí se podrá apreciar que, al apoyar el globo sobre el papel de horno, se crea la base del
bol.

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Una vez haya cristalizado el chocolate, la manera de sacar el globo es fácil: le hacemos un pequeño
agujero por arriba para que se desinfle poco a poco. Al quitar el globo, los bordes nos pueden quedar un
poco desiguales. El truco está en calentar un poco el lateral de un cuchillo y pasarlo por los bordes para
que todos queden lisos y bonitos.

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