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1EMILIO ALFONSO GARROTE CAMPILLAY. Licenciado en Ciencias Jurídicas. Universidad de Atacama. Abogado. Profesor
Asociado de Teoría del Estado - Derecho Constitucional – Derecho Administrativo. Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales. Departamento de Ciencias Jurídicas. Copiapó. Miembro del Programa Gobernanza, Política y Gestión Pública
(GPGP). Email: emilio.garrote@uda.cl. Año Académico 2021. Universidad de Atacama.
TEORÍA DEL ESTADO
SEGUNDA PARTE
SUMARIO: I.- ANÁLISIS FORMAL DEL ESTADO: INTRODUCCIÓN FORMAS DE ESTADO. ESTADO UNITARIO: ORÍGENES
CARACTERÍSTICAS ADMINISTRACIÓN. ESTADOS UNITARIOS PUROS O CENTRALIZADOS. ESTADO FEDERAL: ORÍGENES.
CARACTERÍSTICAS. PRINCIPIOS: SUPERPOSICIÓN – AUTONOMÍA – PARTICIPACIÓN. PARALELO ENTRE EL ESTADO UNITARIO Y
FEDERAL: ESTADO, ELEMENTO UNIFICADOR- HISTORIA - CONSTITUCIÓN - SISTEMA NORMATIVO - EL PODER –
ADMINISTRACIÓN. ESTADO REGIONAL. ESTADO AUTONÓMICO. II.- ANÁLISIS SUSTANCIAL DEL ESTADO: ESTADO DE
DERECHO. ESTADO LIBERAL DE DERECHO – ESTADO SOCIAL DE DERECHO – ESTADO CONSTITUCIONAL Y DEMOCRÁTICO DE
DERECHO III.- PROCESOS Y FENÓMENOS QUE AFECTAN AL ESTADO. CREACIÓN DE ESTRUCTURAS ECONÓMICAS
INTRODUCCIÓN
2Históricamente al primer autor a quien se le atribuye la utilización del término "Estado" es a Nicolás Maquiavello, quien en su
obra "El príncipe" al iniciar el capítulo I señala que "Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen
soberanía sobre los hombres, han sido y son República o Principados".
3 Karl Loweistein prefiere hablar de regímenes políticos.
forma de gobierno presidencialista; Estados Unidos nos presenta un país con una forma de
gobierno presidencial, pero con una forma de Estado Federal.
En función de la articulación que se produzca de las tres variables, se distinguen dos grandes
grupos. En primer lugar, el Estado Unitario, donde pueblo, territorio y poder son uniformes
y simples, y la relación entre ellos es unívoca y directa. En segundo lugar, el Estado complejo,
resultante de la carencia de homogeneidad entre los tres elementos mencionados,
produciéndose una diversificación en la estructura de su ordenamiento jurídico, acá tenemos
Estado Federal, confederal, Regional.
Desde el punto de vista del Derecho, las formas de Estado admite clasificarlos en Unitarios,
Federales o Regionales, se trata entonces de una clasificación de naturaleza jurídica ya que
es la norma la que va a determinar si estamos en presencia de uno o de varios centros de
impulsión política o gubernamental, y en este sentido en determinar si estamos en presencia
de un Estado Unitario, Federal o Regional.
El Estado Federal es una creación muchísimo más moderna, esta idea surge con la
independencia de los E.E.U.U. como una forma de unir a las 13 colonias pero igualmente
mantener sus propias características individuales. Esta es la primera y más genuina forma de
Estado Federal, siendo las otras sólo copias de la matriz norteamericana.
Es curioso que los Estado Unidos nos plantea dos genuinas manifestaciones en esta materia,
la primera, en cuanto ser la precursora de la forma de Estado Federal siendo las restantes sólo
reflejos de ella y, segundo, la forma de Gobierno que ella nos plantea cual es la presidencial,
siendo las restantes formas sólo copias de su original. Las “copias” del régimen político
norteamericano son las formas de Gobiernos presidencialistas o presidencialismos, pero no
presidencial, ya que esta última denominación sólo debe calificarla a la forma de gobierno
norteamericana.
En cuanto al Estado Regional es una creación del siglo XX, propia de la segunda post guerra,
y si se nos permite una forma de Estado que hasta en nuestros días se encuentra
desarrollándose, por lo que nos es clara su caracterización, sólo diremos a priori –sin que ello
la defina- que es una especie de Estado intermedio entre el Estado Unitario y el Estado
Federal.
Finalmente, es importante tener presente que la tipología presentada entre Estado Simple y
Estados Compuestos; será la norma, en última instancia, la que determinará y precisará la
forma de solución de las dificultades a presenciar.
En tanto la clasificación de las formas de gobiernos nos sitúa desde un punto de vista del
poder, no de la norma; por lo tanto, es de naturaleza política, ya que el problema que se nos
plantea es el punto de vista de cómo ha de ejercerse el poder.
Unificación de la población: supresión de todas las diferencias jurídicas que marcaban a los
individuos desde su nacimiento y equiparación de todos en la categoría de ciudadano.
Unificación del territorio: supresión de todas las divisiones y aduanas internas, que impedían
la afirmación del poder como un poder único y que hacían que los individuos no fueran
titulares de derechos en condiciones de igualdad y de manera uniforme en todo el territorio
del Estado.
De acuerdo a lo precedentemente señalado podemos decir que Estado Unitario es aquel en
que el poder conserva una unidad en cuanto a su estructura, al elemento humano y al territorio
sobre el cual recae.
CARACTERÍSTICAS:
Un Estado Unitario es aquel en donde existe un solo centro de poder político que extiende su
accionar a lo largo de todo el territorio del respectivo Estado, mediante sus agentes y
autoridades locales, delegadas de ese mismo poder central. Además cuenta con un solo poder
legislativo que legisla para todo el país; un poder judicial, que aplica el derecho vigente a
todo el territorio del Estado y que en su seno se establece una Corte Suprema de Justicia, la
cual tiene jurisdicción a nivel nacional, un solo poder ejecutivo que está conformado por
todos los gobernantes (Presidente, Intendentes, Gobernadores); y además cuenta con una sola
Constitución Política que rige en todo el territorio y a la cual se hallan sometidas todas las
autoridades y habitantes del Estado.
En otras palabras en el Estado unitario se da la cuádruple unidad: unidad de ordenamiento
jurídico, unidad de autoridades gubernativas, unidad de gobernados o destinatarios del
ordenamiento jurídico y de las decisiones políticas y unidad de territorio, luego, presenta una
unidad jurídica y política.
ADMINISTRACIÓN La administración en el Estado unitario puede ser: Centralizado
(concentrado – desconcentrado) – Descentralizado.
CENTRALIZADO:
Será centralizado cuando exista un solo núcleo de poder central, que concentre todas las
funciones y atribuciones de administración del país, y de la cual dependan todos los demás
servicios, agencias y oficinas públicas que se encuentran a lo largo del país, los cuales serán
meros ejecutores de las decisiones o dictámenes que tome éste núcleo de poder central que
se encuentra en la capital del Estado.
Tenemos entonces que la centralización se caracteriza porque la autoridad monopoliza el
poder de mando y de ejercicio, presenta una organización piramidal, las colectividades
inferiores no poseen órganos ni poder de decisión; estructura piramidal; por ello han
aparecido mecanismos administrativos que han ido difiriendo la tarea de un Estado Unitario
en muchas manos, como son la desconcentración y la descentralización, lo cual no implica
una división del poder o la presencia de más de un sistema jurídico.
DESCONCENTRADO:
Será desconcentrado cuando las autoridades del poder central, traspasen ciertas atribuciones
o funciones de administración del país a determinados órganos o servicios públicos, para que
estos los pasen a ejercer en forma exclusiva, aun cuando estos órganos o servicios sigan
dependiendo del núcleo de poder central.
El órgano desconcentrado actúa en la vida del derecho con la personalidad y patrimonio del
órgano central, existiendo un vínculo de jerarquía.
DESCENTRALIZADO:
Será descentralizado4 cuando se procede a crear órganos o servicios normalmente por ley y
se les dota de personalidad jurídica y patrimonio propio, de modo que pasan a ser autónomos
de ese poder central (aunque siguen formando parte del Estado) y con responsabilidad propia
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Etimológicamente “descentralizar” consiste en “separar del centro”. Se separa del centro la actividad del Estado, por lo
que la descentralización no es más que la distribución de la actividad del Estado, la cual puede ser referente al poder como
a las funciones del Estado. En el primer caso hablamos de una descentralización política, propia por antonomasia de un
Estado Federal, como asimismo también de un Estado Regional; en el segundo caso, esto es, referente a las funciones del
Estado, nos plantea en una descentralización administrativa propia por antonomasia de un Estado Unitario
de sus actos. Se trata de una descentralización administrativa, más no política, existe un
vínculo de supervigilancia.
Además, tanto la desconcentración como la descentralización pueden ser funcionales o
territoriales. Será funcional cuando determinada función pública se le encomiende a un
órgano para que lo ejerza a nivel nacional o local. Y será territorial, cuando se le encomiende
una determinada función a un órgano con asentamiento territorial dado.
Son Estados unitarios entre otros, Afganistán, Albania, Bolivia, Chile, Colombia, Corea del
Sur, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Egipto, El Salvador, Francia, Guatemala, Haití, Honduras,
Hungría, Irán, Irlanda, Israel, Italia, Japón, Luxemburgo, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal,
República Dominicana, Ruanda, Rumania, Singapur, Sudáfrica, Suecia, Tailandia, Ucrania,
Uruguay, Vaticano.
ESTADOS UNITARIOS PUROS O CENTRALIZADOS
Los Estados unitarios a su vez pueden ser puros o centralizados. Estado unitario puro son
aquellos que conforman una sola entidad con un gobierno estatal único, sin ninguna división
administrativa. El único estado unitario puro es Montenegro.
Los Estados unitarios centralizados o regionalizado es un Estado dividido en diversas zonas
o regiones político-administrativas que no son autónomas en sus regímenes internos. Los
gobernantes de las regiones son designados directamente por el gobierno central.
ESTADO FEDERAL
Orígenes:
Luego del surgimiento del Estado Unitario, no había surgido ninguna otra idea distinta que
caracterizara jurídicamente a un Estado, la única forma que se planteaba era la agrupación de
Estados Unitarios a través de una confederación de Estados, que bajo ningún respecto
constituía una nueva forma de Estado.
5Para una mayor profundización y comprensión del tema véase ANDERSON, GEORGE, Una Introducción al Federalismo,
págs. 25 y ss. Marcial Pons, Barcelona, 2008.
El Estado Federal6 es un Estado políticamente descentralizado, pero no todo Estado
políticamente descentralizado en un Estado Federal, el cual ha sido una invención americana.
Se impone en la práctica y una vez que se ha impuesto se inicia la racionalización teórica del
mismo y se le da el nombre de Estado Federal. Concepto muchos menos preciso que el
concepto de Estado Unitario.
6Por regla general, todo Estado Federal supone con anterioridad una suma o pluralidad de Estados Unitarios los cuales se
encontrarían unidos a través de un tratado, luego el Estado Federal se constituyó previamente como una confederación
obligándose jurídicamente a través de un tratado internacional.
En el concepto de Estado Unitario se reflejan procesos históricos en lo que tienen de
homogéneos política, social y económicamente en prácticamente todo el mundo, en el
concepto de Estado Federal lo que se reflejan son las circunstancias históricas particulares de
cada uno de los Estados constituidos de esta manera.
CARACTERÍSTICAS:
Todo Estado Federal distingue por una parte un poder Nacional o poder Central de otro poder
Local. Estos términos más bien son de naturaleza geográfica, y siendo el Estado Federal -al igual
que el Estado Unitario- de naturaleza jurídica, es más preciso en este sentido hablar de un Poder
Federal, en manos del Estado Federal y de un Poder Federado propio del Estado Federado.
La Constitución Federal contiene una enumeración taxativa de poderes del Estado Federal, por
lo que éste no tiene otras competencias sino sólo las enumeradas en la Constitución Federal.
Esto se explica porque los Estados Federales nacen con competencias en materias que
históricamente eran propias de los Estados Federados que la integran. Un Estado Federal tiene
una sola política de defensa, una misma moneda, una sola soberanía internacional. EE.UU. tiene
en el ámbito nacional un correo, este es el U.S. Mail. Todo lo anterior explica la mayor amplitud
de competencias que tiene el Estado Federado, ya que los derechos no consignados en la
Constitución Federal son propiamente los derechos de los Estados Federados, esto último
explica lo disímil que puede resultar la legislación entre cada uno de éstos diferentes Estados
Federados o Estaduales.
Esta concepción de la teoría de los poderes implícitos sólo se fundamenta en la medida que
estrechamente puedan convivir, por una parte, las facultades de un gobierno presidencial y por
otro, el texto constitucional de una Constitución Federal, por lo que prácticamente constituye
una explicación de una concepción que ocurre solo en un determinado país.
PRINCIPIOS DEL ESTADO FEDERAL
El autor francés Gastón Scelle a través de la explicación de tres principios da cuenta de las
características de lo que implica un Estado Federal, a saber, superposición; autonomía y
participación.
Principio de superposición:
La superposición tiene su origen en la competencia que el Estado Federado le transfiere al
Estado Federal. Este principio se fundamenta en la Constitución Federal en cuanto los Estados
Federados tienen la plenitud de las competencias, menos aquellos indicados en la Constitución
Federal. El Estado Federal está “de alguna manera” por encima de los Estados Federados.
Principio de autonomía:
La regla general nos indica que la competencia le pertenece a los Estados Federados sin más
límites que los que se establecen para el Estado Federal.
Resulta particularmente ilustrativo la divisa del escudo de los EE.UU. la cual reza: “E pluribes
unum”, esto es, de lo mucho uno.
En cuanto a las F.F.A.A. no existe un ejército distinto en cada uno de los Estados Federados
sino que sólo un ejército nacional, lo que si tiene cada uno de ellos es una especie de milicia la
que actúa más bien en caso de calamidades o catástrofes, esto es, sólo en caso de emergencias,
más no de defensa nacional.
En cuanto a la policía es preciso hacer una distinción; existe una policía propia en cada uno de
los Estados Federados, lo que no se opone a la existencia de una policía Federal la que podrá
actuar en toda la unión como es el F.B.I. en los E.E.U.U.
Respecto del sistema monetario existe un solo sistema en toda la unión, es así que en E.E.U.U.
el dólar es la única moneda aceptada.
Es bueno tener presente con relación a la autonomía de los Estados Federados el caso
paradigmático de Puerto Rico. Puerto Rico no es un Estado Federado de los EE.UU. sino que
un Estado asociado, por lo que tiene una mayor autonomía que los Estados Federados de la
unión, lo que sí se reserva la Corte Suprema Federal de los EE.UU. es revisar las sentencias de
la Corte Suprema de Puerto Rico. En cuanto a sus gobernantes es plenamente autárquico, por lo
que en teoría EE.UU. no interviene, como asimismo, es plenamente soberano para darse en
forma autónoma sus propias normas con sus propios poderes legislativos.
Principio de participación:
Este principio se traduce en la formación de la voluntad nacional. Esta voluntad nacional se
constituye tanto desde un punto de vista político como jurídico. Político a través del llamamiento
que se hace al electorado para elegir a sus representantes y principalmente a los integrantes del
Senado, y jurídico a través de la formación de la ley nacional.
La formulación de una ley nacional exigirá la intervención de una institución en donde se vea
representado de igual manera a todos y cada uno de los Estados Federados y ella es la institución
del Senado del Congreso Nacional.
Es así, el Congreso Nacional de los EE.UU. está integrado por dos ramas: el Senado y la Cámara
de representantes.
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Un ejemplo del principio de participación corresponde a la intervención de los Estados Federados en las enmiendas de la
Constitución. No sólo se exige un determinado quórum para aprobar una enmienda en el Congreso ( 2/3 ) sino que además se
requiere que en cada uno de los Estados Federado logre aprobar el texto enmendado. Así en el año 1789 se presentó un proyecto
de ley que fijaba un cierto límite a la dieta de los congresales: “ningún congreso puede subirse la dieta a sí mismo”, ella sólo fue
despachada recién hace unos años.
2.- Historia:
El Estado Moderno nació como Estado Unitario, el Estado Federal es posterior, surgiendo como
tal sólo a partir de la primera Constitución de los tiempos modernos, esto es, la norteamericana
de 1787. Ahora bien, el desarrollo histórico nos ha indicado que el antecedente inmediato de un
Estado Federal es la Confederación de Estados, hecho que sucedió en la historia de los EE.UU.
3.- Constitución:
Es el Derecho Constitucional el que al final determinará la calidad de un Estado Unitario o
Federal. En un Estado Unitario la Constitución implica que no existe ninguna otra Constitución
dentro de él, ni de menor jerarquía, en cambio, la Constitución Federal no prohíbe que haya
otras constituciones, las cuales valdrán para cada uno de los Estados Federados.
4.- Sistema normativo:
Lo característico de un Estado Unitario, consiste en que en él sólo hay un sistema jurídico, en
cambio, en el Estado Federal, coexisten dos sistemas normativos paralelos, el Federal y el
Federado, lo que se traduce en la existencia de una Constitución Federal Nacional y de una
Constitución Federal por cada uno de los Estados Federados. Ello, a su vez, significa que existe
un Derecho Constitucional Federal y un Derecho Constitucional Estadual en cada uno de los
Estados Federados. Todo lo cual se traduce en concluir que EE.UU. tiene 51 constituciones, una
Federal y 50 Federadas por cada una de los Estados miembros de la unión.
5.- El poder:
En un Estado Unitario, el poder se mantiene en un solo centro de impulsión política, un poder
ejecutivo, uno legislativo y un solo poder judicial para todo el Estado, en cambio, el poder en
un Estado Federal se encuentra “federalizado”, esto es, hay un poder federal y otro federalizado.
Ello implica un Poder Judicial Federal y otros en cada uno de los Estados Federados, un
Congreso Nacional Bicameral y otros Congresos Estaduales en cada uno de los Estados
Federados8.
8En EE.UU. el único Estado Federado con un congreso unicameral es el de Nevraska. El Poder Ejecutivo en el Estado Federal,
está a cargo del Presidente de la República, en cambio la autoridad ejecutiva estadual corresponde al gobernador. Finalmente,
existe un Poder Judicial Federal integrado por una Corte Suprema Federal y otros tantos tribunales por cada una de los Estados
Federados que la integran. En EE.UU. en esta materia tanto el Tribunal Federal como los federados a partir del fallo del Juez
Marshall de 1803, podrán refrendar y declarar toda ley o decreto como inconstitucional, con la sola limitante que la el tribunal
Federal lo hará con relación a la Constitución Federal y los Tribunales Estaduales con relación a su respectiva constitución.
6.- Administración:
Sin establecer una regla absoluta, por lo señalado en los Estados Regionales, la forma en que un
Estado Unitario se organiza es a través de una descentralización administrativa. En cambio, el
Estado Federal sin desconocer la descentralización administrativa, su principal forma es a través
de una descentralización política.
ESTADO REGIONAL
Los estados regionales o descentralizados son estados con un pasado centralista, pero que
progresivamente han otorgado mayor autonomía a las diversas regiones que los conforman.
El grado de autonomía varía dependiendo del Estado, y si el grado de autonomía es bastante
elevado los estados regionales suelen ser considerados "federaciones de facto". En este caso
la única diferencia entre el Estado Federal y el Estado Regional es el origen de las
atribuciones: en los Estados Regionales el gobierno central ha cedido o devuelto algunos
derechos y competencias a la región, mientras que en los Estados Federados son las regiones
las que han cedido algunas de sus atribuciones al poder central.
Debido a que el grado de autonomía puede variar sustancialmente con el tiempo, esta
clasificación no es excluyente y a menudo es muy ambigua, es decir, algunos Estados que
han permitido el desarrollo de asambleas regionales locales con poderes muy limitados aún
son considerados estados centralizados como Francia, otros han permitido un elevado grado
de autonomía como Italia, España y el Reino Unido, y otros ya se han convertido en
federaciones propiamente tales como Bélgica. Si las regiones reciben la autonomía que
gozaban en el pasado como derecho histórico, el proceso de descentralización a menudo es
llamado "proceso de devolución".
El problema del Estado Regional surge principalmente a partir de la mitad del siglo XX,
como una manera de dar solución o explicar el problema que surgía en algunos Estados en
donde existía un gran centro de impulsión política y gubernamental, por lo que formalmente
constituirían un Estado Unitario, pero que características particulares hacían procedente que
se administrara en forma de una descentralización política, forma típica por antonomasia por
más de 200 años de administración propia de un Estado Federal.
El desarrollo del Estado Regional es la forma de dar solución a un Estado con un solo centro
de impulsión política pero con una descentralización política. Se podría decir que es un
desmembramiento jurídico de un Estado Unitario, pero que del punto de vista de un Estado
Federal, es un agrandamiento de las regiones en desmedro de un debilitamiento del propio
Estado Federal.
La característica más sobresaliente que se pueden destacar es que en todas ellas existen
algunas regiones con más autonomías que otras, obtenidas por el disímil desarrollo que cada
una de ellas han tenido a través del tiempo. Caracterizando a la región su autonomía
financiera y patrimonio propio, en donde la normativa fundamental es un “estatuto jurídico”
y no una Constitución, pudiendo darse leyes con la sola limitante de las propias leyes
nacionales y que el ámbito de aplicación solo se reduce a su propia región, pudiendo incluso
por intermedio de su autonomía financiera tener su propio presupuesto, distinto al del
Gobierno central del Estado, por lo que se encuentran facultados para imponer sus propios
tributo dentro ciertamente de su propio territorio.
Finalmente sólo diremos que el estudio de esta forma de Estado está recién comenzando, por
lo que establecer un modelo de estudio es muy anticipado aún, dejando a la historia por
mientras que nos vaya enseñando y caracterizando esta nueva forma de Estado.
Antecedentes.
En la doctrina de derecho político se sostiene que, así como el Estado unitario y el Estado
federal se sustentarían en el concepto de nación, el Estado regional se articularía sobre un
hecho mucho más cercano a la realidad humana, conocido con el nombre de región.
Características.
Las regiones no poseen el carácter de soberanas, como los estados federados, pero disponen
de una importante autonomía política. En otras palabras, se mantiene en cierto modo el
carácter unitario del Estado, concediendo a la vez crecientes grados de autonomía a las
entidades territoriales, más allá de las meramentes administrativas, produciéndose una
descentralización de carácter político.
Así, para algunos juristas y politólogos el Estado regional se encuentra en medio de los
extremos del Estado unitario y del Estado federal, puesto que la región goza de libertad y
autonomía frente a sus problemas, pero no de soberanía para seccionar al Estado y a la nación.
Es en Italia, y por razones obvias, donde la doctrina constitucional ha dedicado una especial
atención a definir la naturaleza jurídica del Estado regional, considerándolo como una
realidad jurídico-política independiente, nueva y superadora de la dicotomía clásica entre
Estado unitario y Estado federal. Entre los muchos autores defensores de esta postura destaca
la figura del constitucionalista siciliano Gaspar Ambrosini, cuya doctrina en torno a la
singularidad del Estado regional ha servido de pauta orientadora fundamental hasta la fecha,
siendo además inspirador del proyecto regionalizador italiano plasmado en la Constitución
de 1947 (Ferrando Badía, 1978).
El Estado regional se define como tipo intermedio entre el unitario y el federal, caracterizado
por la autonomía de las entidades territoriales (llámense regiones, Comunidades Autónomas
u otra cosa); y como una fórmula política intermedia y distinta a las otras dos, frente a las
que presenta claras diferencias.
Por otra parte, los Estados miembros reproducen, en su inmensa mayoría, el esquema
organizativo e institucional del Estado federal, desplegando en su totalidad e integridad todas
aquellas funciones propias de un sistema estatal completo (poder ejecutivo, poder legislativo
y poder judicial). En contraste con los poderes legislativo y ejecutivo, el Estado de las
autonomías regionales no ha tenido prácticamente incidencia alguna en la estructura y
funcionamiento del poder judicial, ya que éste sigue básicamente los parámetros propios de
un Estado unitario centralizado. Puede afirmarse, en este sentido, que cuando las
colectividades integrantes logran conservar en el seno de la colectividad global de la que
forman parte la cualidad de Estado, entonces nos hallamos en presencia de la categoría de
Estado miembro, en caso contrario serán entes autónomos o regionales.
Por último, otra diferencia importante entre el Estado federal y el regional la encontramos
en el Senado. Mientras en el Estado federal el Senado es la Cámara de representación
territorial a través de la cual las entidades federadas están representadas, participan y son
asociadas así al gobierno de la Federación, en el Estado regional la Cámara alta no tiene esa
vocación ni esa vinculación genuina y exclusiva con los entes “federados”.
ESTADO AUTONÓMICO9
En España los cuarenta años de franquismo llevaron al extremo la centralización del Estado,
de forma que la recuperación de la democracia necesariamente debía incorporar un cambio
drástico en la estructura territorial del poder. Durante la transición, la autonomía apareció
como exigencia esencial de la democracia.
La decisión de las nuevas Cortes de redactar una Constitución implicaba sin duda la
configuración de alguna forma de descentralización política, pero el nuevo gobierno de
Suárez, surgido de las elecciones, necesitaba encontrar a las mayorías de Cataluña y del País
Vasco, para frenar el movimiento descentralizador que se extendía por toda España. En esas
circunstancias, el presidente Suárez adoptó una iniciativa muy ambiciosa, pactar con el
presidente de la Generalidad en el exilio.
En aquellos momentos, todas las fuerzas políticas coincidían en considerar a las pre-
autonomías una etapa de mera transición, que perdería todo su sentido al aprobarse la
9 Aja, Eliseo, El Estado Autonómico. Federalismo y Hechos Diferenciales. Págs. 13 y ss. Editorial Alianza. Madrid 1999.
Constitución. Una valoración actual de sus efectos nos revela que la formación de las pre-
autonomías tuvo importantes consecuencias sobre la configuración definitiva del Estado
autonómico, aunque formalmente apenas existió conexión entre las pre-autonomías y la
elaboración de la Constitución.
En España, y tal como sucede en todos los Estados federales, la difícil y compleja
distribución de competencias parte de la propia Constitución, aunque inicialmente, y a
diferencia de aquéllos, el texto constitucional no determinaba convenientemente cuales
corresponderían exactamente a las CCAA sino que se limitaba a fijar un mínimo y un
máximo, y remitía a los Estatutos, y al propio proceso autonómico, para definir las
competencias que finalmente corresponderían a las Comunidades.
Partiendo del artículo 149 de la Constitución se pueden distinguir cuatro grandes categorías
de competencias: exclusivas del Estado, exclusivas de las Comunidades Autónomas,
concurrentes y compartidas. Estas dos últimas, y como consecuencia de la implantación del
federalismo cooperativo en detrimento del dual, son las que predominan hoy día en los
sistemas federales, y suponen la intervención del Estado y de los entes territoriales en la
misma materia.
Financiación.
Mediante este sistema de financiación, inspirado en cierta manera en los planteamientos y
principios hacendísticos de Richard Musgrave (asignación, estabilidad y redistribución), los
flujos financieros necesarios tanto para hacer efectivas las transferencias recibidas, como
para asegurar la solidaridad interterritorial, proceden casi en su totalidad del nivel central del
Estado. De esta manera, y siguiendo un procedimiento típico de descentralización
económica, no había lugar ni para la autonomía financiera ni para la corresponsabilidad
fiscal de las Comunidades Autónomas, correspondiendo, así, a la Administración central
todo el protagonismo en el ámbito de la financiación.
Este procedimiento general de financiación está vigente en sus líneas principales hasta 1992,
fecha a partir de la cual las relaciones financieras entre el Estado y las CCAA inauguran una
nueva etapa, caracterizada por la coexistencia de mecanismos de descentralización
económica procedentes del modelo anterior con nuevas técnicas que permiten ya un cierto
grado de autonomía financiera a favor de las Comunidades.
España es, pues, un Estado que a partir de la Constitución de 1978 ha seguido una senda que
le ha ido aproximando gradualmente al modelo federal, tanto desde el punto de vista
institucional como competencial y de funcionamiento. Y hoy, después de años de
experiencia autonómica, puede afirmarse que la forma de organización y funcionamiento
territorial del Estado español es, de hecho, muy similar a la de cualquier otro Estado federal,
y así se reconoce también fuera de las fronteras.
Lo cual no significa que, formalmente, puedan ni deban confundirse. Indudablemente, si se
examinan sin prejuicios los elementos esenciales del Estado autonómico, tal como se han
venido configurando durante estos años de vigencia de la Constitución, se observa una gran
coincidencia con los elementos que la teoría político-constitucional considera propios del
federalismo. Insisto, no se puede afirmar que España constituya exactamente un caso de
Estado federal, ya que pertenece a la categoría de Estado regional autonómico; ahora bien,
sí se puede afirmar categóricamente que el Estado autonómico participa de la idea federal
y contiene rasgos y elementos esenciales de los federalismos actuales.
Esta consideración nos lleva a admitir una evidencia y un dato que no conviene perder de
vista, y que puede ayudarnos a comprender mejor la cuestión que nos ocupa: la existencia
de un continuum, tanto en el orden teórico doctrinal como en el práctico, entre el modelo
federal y el regional o autonómico. Pero todo esto se comprenderá mejor si hacemos una
breve incursión por la idea y la teoría federal.
Consecuencias:
Toda la Constitución se elaboró por consenso, buscando soluciones que pudieran aceptar
todos los partidos representados en las Cortes constituyentes y evitando que se impusiera la
opción de un partido, o incluso de una coalición, por la fuerza de las mayorías parlamentarias.
El consenso resultó decisivo para encauzar los problemas políticos principales de nuestra
historia, como la alternativa monarquía-república, las relaciones entre la Iglesia y el Estado
o el sistema electoral y las libertades.
El punto más difícil de acuerdo fue la organización territorial del Estado, la autonomía. Dicha
dificultad tenía una doble causa: la gran diferencia en la voluntad de autogobierno existente
en las distintas partes de España y por otra, las divergencias radicales entre los partidos
políticos sobre el modelo de autonomía que convenía implantar. La existencia de partidos
nacionalistas, las diferencias entre los partidos de izquierda, centro y derecha, y las propias
distinciones de estos mismos partidos según las partes del territorio. Los partidos habían
llegado a las elecciones de 1977 con ideas muy genéricas, y a veces muy radicales, sobre el
futuro tipo de Estado. Mientras que los partidos de izquierda y los nacionalistas sostenían
formulas muy rígidas y dogmáticas. Las fuerzas políticas del centro y la derecha,
provenientes del franquismo, pensaban en formulas regionalistas de tipo italiano.
La Constitución fue el órgano decisivo para fijar su estructura y sus líneas generales fue la
Ponencia constitucional, integrada por 7 miembros que representaban a los principales
grupos parlamentarios.
Las dudas sobre la vía a seguir y los elementos generales de crisis puestos en relieve por el
intento de golpe de Estado de febrero en 1981. La aprobación de los 17 Estatutos de
Autonomía culminó el mapa de las Comunidades Autónomas, resolviendo los problemas que
se habían planteado sobre la configuración como Comunidad Autónoma; fue un paso
importante para la determinación de Estado ya que todo el territorio quedaba organizado, con
las mismas instituciones pero con dos niveles competencia distintos, siete habían alcanzado
el máximo competencial (País Vasco, Cataluña, Galicia, Andalucía, Navarra, Comunidad
Valenciana y Canarias) y las otras 10 tendrían de momento un nivel inferior.
Son muchos los expertos que consideran que existe una gran coincidencia entre el modelo
federal y el actual Estado autonómico tal como lo venimos practicando, esto es, tal como de
facto viene funcionando.
Gregorio Peces-Barba (1998), por ejemplo, opina que el Estado de las Autonomías es un
Estado funcionalmente federal, por lo que incluso considera que es un sinsentido lingüístico
sostener que el Estado autonómico deba convertirse en un Estado federal. Gumersindo
Trujillo (1999: 290), a su vez, insiste en resaltar “la insoslayable coloración federal del
Estado autonómico”, un Estado que ha ido poco a poco configurándose como un modelo
avanzado de descentralización política, “de muy difícil deslinde con las formas federales
contemporáneas”.
La doctrina federalista actual entiende que no existe un criterio único para calificar a un
Estado de federal, ni existe tampoco un concepto de Estado federal capaz de dar cuenta de
toda la variedad de formas actuales existentes. El modelo de Estado federal sólo se puede
definir de manera aproximativa, y sobre la base de los elementos estructurales comunes a
todos los países donde está vigente dicho modelo. En este sentido, la mayoría de los expertos
sostienen que este tipo de Estado ha de reunir básicamente un mínimo de elementos que bien
se podrían concretar en los siguientes, algunos de los cuales ya fueron analizados en el
epígrafe anterior dedicado a diferenciar las distintas formas de Estado existentes:
- Garantía de que las bases del sistema no pueden ser alteradas por ley ordinaria.
Ha de tenerse en cuenta, en este mismo orden de cosas, las grandes transformaciones que
ha experimentado el federalismo actual respecto al pasado, pasándose del llamado
federalismo dual al cooperativo o de “relaciones intergubernamentales”, por exigencias
principalmente de la democracia y del Estado de bienestar. Este proceso de transformación
viene marcado por hechos tan relevantes como la
reforma constitucional alemana de 1969, siendo su principal resultado la introducción del
federalismo cooperativo (kooperative föderalismus), así como la publicación del libro de
Michael Reagan y John Sanzone titulado significativamente The New Federalism (1981),
donde se proclama la muerte del viejo federalismo y se da la bienvenida al nuevo estilo o
paradigma cuya denominación sería precisamente la de intergovernmental relations.
Una vez expuestos los elementos esenciales del federalismo actual se trata ahora de
comprobar hasta qué punto el Estado autonómico comparte dichos elementos y caracteres,
fijándonos para ello en cuestiones tales como la garantía constitucional del autogobierno
territorial, la distribución de competencias, la financiación y la resolución de los conflictos,
etc.
Respecto del primer punto parece claro que, de la misma manera que los Estados
federados tienen garantizada constitucionalmente su autonomía, en España el
reconocimiento constitucional de la autonomía está explícitamente recogido en el artículo 2
de la Constitución, donde se establece y garantiza el derecho a la autonomía de las
nacionalidades y regiones que integran la nación española.
Es oportuno señalar al pie de esta precisión relativa a las diferencias existentes entre las tres
formas de Estado (unitario-centralista, regional y federal) que los criterios que la informan
siempre tienen algo de arbitrario, y que los sistemas jurídicos puros difícilmente se
encuentran realizados en toda su integridad en los derechos positivos vigentes de cada una
de las formas de Estado analizadas. Estas casi siempre suelen presentar una serie de
particularidades y matices que en muchos casos no responden a todos los requisitos del tipo
en que viene encasillado cada grupo de Estados afines.
Pero ello no debiera desautorizar, sin embargo, esta clasificación, la cual está construida en
base a la verificación empírica, es decir, a la observación de unos datos que la misma realidad
proporciona, y que en modo alguno deben ser ignorados o confundidos. Sin duda, las
recientes y numerosas experiencias de descentralización política regional han contribuido
decisivamente a cuestionar la tradicional clasificación entre Estado unitario y Estado federal.
Creemos que la importancia de la cuestión no reside sólo en la discusión terminológica sino
también en la constatación de que nuevas formas estatales están surgiendo, y ello nos invita
a discernir su especificidad.
ESTADO DE DERECHO
INTRODUCCIÓN
La expresión Estado de Derecho, aunque algunos prefieren hablar de Imperio del Derecho,
que sería la traducción menos mala de Rule of Law, equivalente a regla, gobernación, es un
procedimiento inventado por el constitucionalismo, para que el derecho frene al poder,
primariamente al ejecutivo, no tanto al legislativo y judicial.
Pero la verdad, el Imperio del derecho nació contra el Estado, o al menos contra algunos de
sus rasgos, como la soberanía y la potestad legislativa ilimitada. Se trata de un mecanismo
constitucional destinado a impedir que el príncipe sea legibus solutus o absoluto, con lo que
esto acarrea la eliminación de la arbitrariedad y garantía para los ciudadanos. Nace con la
Constitución en el siglo XVII a causa de que el Estado pretende un poder tan absoluto como
nunca se había conocido antes.
La razón de ser del Estado de Derecho, es la protección y efectiva realización de los derechos
fundamentales, a través de la participación de todos en la toma de decisiones, es decir, a
través del imperio de la ley, como expresión de la voluntad soberana.
Los derechos humanos constituyen la razón de ser del Estado de Derecho. Este se ha ido
construyendo como propuestas coherentes para la garantía, protección y efectiva realización
de exigencias sociales y morales calificadas como derechos fundamentales. Estos y la
institucionalización es lo que viene a definir al estado de derecho, y lo que lo legitima y
justifica.
“No todo estado es estado de derecho”. Todo estado crea derecho, produce normas jurídicas,
las utiliza, las aplica y se sirve de ellas para hacer funcionar el grupo social. Para resolver
conflictos. Es casi imposible imaginar un estado sin derecho, leyes, jueces, sin un sistema de
legalidad. El derecho es hoy derecho estatal y supraestatal., aunque también autoformación
social y trabajo de los operadores jurídicos.
Un Estado con Derecho (casi todos) no es un Estado de Derecho (solo algunos), pues este
implica sometimiento del Estado al derecho, auto sometimiento a su propio derecho,
regulación y control equilibrado de los poderes. El Estado de Derecho así concebido, es un
tipo específico de Estado, un modelo organizativo nuclear y potencialmente democrático que
ha surgido en las condiciones históricas de la modernidad (ilustración), como respuesta a
demandas, intereses y exigencias de carácter socioeconómico, ético y cultural. Las instancias
lácticas orientadas desde la filosofía, ideologías y concepciones del mundo (praxis y teoría),
en definitiva hechos y valores estos detrás de los mecanismos y aspiraciones que han
configurado a aquel.
Situados en esas coordenadas liberales, se hace preciso evitar a toda costa su determinación
e inmovilista reducción conservadora, que concluyera que esta clase de Estado no es y no
puede ser sino un estado de clase. Tampoco habría que desconocer esas históricas y reales
dependencias desigualdad respecto de sectores sociales- referencia a la burguesía como clase
ascendente es inevitable-. La mejor dialéctica histórica, intransigente con esas desigualdades
y la propia lógica interna de la libertad y de la razón ilustrada en su fundamentación de los
DD.HH han operado hacia consecuentes propuestas de universalización, es decir, hacia la
efectiva realización de esas exigencias básicas para la teoría de la justicia.
La revolución francesa, y la declaración de los derechos del hombre del ciudadano, influyen
en la declaración de derechos de USA e Inglaterra en el trasfondo, habrá de estar siempre la
filosofía de la ilustración y del mejor racionalismo e idealismo alemán (Kant).
Estado de Derecho (hechos y valores, legalidad y legitimidad, formando parte de él) como la
institucionalización jurídico-política de la democracia, pero ni democracia ni Estado de
Derecho tienen el mismo significado en sus inicios; la democracia, como tantas otras cosas,
es un proceso histórico mensurable desde la razón y la libertad (incluyendo sus defectos
primitivos, la participación censitaria, como los progresos). Cabe hablar con carácter general
de todo estado de derecho como institucionalización jurídica de la democracia, y a su vez,
respondiendo a las exigencias éticas y políticas del mundo actual.
El Estado de Derecho es pues, el imperio de la ley, pero no cualquier imperio de la ley, los
dictadores suelen encontrar facilidades sirviéndose siempre del miedo, del terror y la falta de
libertad para convertir en leyes sus decisiones y voluntades, es decir, para legislar sus
arbitrariedades. Eso también es derecho (ilegitimo e injusto), también es testado (dictatorial,
totalitario), pero no es estado de derecho. Lo que en definitiva diferencia de manera más
radical y sustancia al estado de derecho, es su concepción del imperio de la ley como
expresión de la voluntad popular”, creada desde la libre participación y representación hoy
de todos los ciudadanos, si la ley, el ordenamiento jurídico no posee ese origen democrático,
podrá haber después imperio de la ley, pero nunca estado de derecho. Cuanto mayor y mejor
en cantidad sea dicha participación, mayor legitimación y mejor legitimidad tendrá esa
democracia y ese estado de derecho profunda conexión entre democracia deliberativa y
democracia participativa.
Si el Estado de Derecho es imperio de la ley, habrá de ser por encima de todo imperio de la
ley fundamental, imperio de la Constitución. Todo Estado de Derecho es Estado
Constitucional de Derecho. El poder legislativo es y debe ser un poder, a su vez subordinado
a la Constitución: para controlar existe el Tribunal constitucional. A través ella, aquel está
subordinado al poder constituyente –supremo poder soberano- que es el que, siguiendo los
procedimientos por él establecidos, puede asimismo revisar y reformar la propia constitución.
Todo esto viene aquí y ahora a cuento por la extrema contraposición doctrinal que de modo
esencialista quiere establecerse entre un casi perverso estado legislativo de derecho y un casi
perfecto estado constitucional de derecho. Con frecuencia se tiende a degradar, casi
demonizar, al primero como producto espurio de los políticos y de las vulgares mayorías
mientras que se deifica y ensalza al segundo como resultado excelso de la obra hermenéutica
de sabios juristas y expertos minoritarios.
La Constitución no debe ser aprioristamente utilizada de ese modo contra la legislación: en
definitiva la procedencia, la génesis de una y otra no es tan radicalmente diferente u opuesta,
sin que con ellos se niegue para nada la superior calidad de la cantidad procedimental acogida
en la Constitución. Todo estado de Derecho es estado Constitucional, legislativo y hasta
judicial de derecho, y en él, desde luego, la Constitución es la norma fundamental. Resulta
imprescindible en este contexto la crítica y autocrítica para la siempre abierta revisión y
transformación de tal derecho positivo, así como para la reforma y autentificación de las
instituciones jurídico-políticas de la democracia participativa y representativa (parlamento,
partidos políticos, etc) y por lo tanto, del mismo estado de derecho.
Pero el Estado de Derecho no es solo cosa de juristas, única y exclusivamente una cuestión
jurídica. El derecho y el Estado no son sino medios oportunos para un fin más esencial: no
se hizo el hombre para ellos, sino ellos para el hombre. Y a quienes en rigor más importa que
aquel exista, funcione y sea real y formalmente respetado no es tanto a los gobernantes, sino
a los ciudadanos, a sus derechos, libertades y necesidades. Pero para que ello sea así, es
necesario que tales demandas, exigencias éticas y sociales se encuentren efectivamente
reconocidas y garantizadas por el estado de derecho, es decir, por unas normas jurídicas,
constitución, leyes que de verdad incorporen contenidos concordes con la protección y
realización de tales derechos fundamentales. Estos, los derechos fundamentales, constituyen
a razón de ser del estado de derecho, su finalidad más radical, el objetivo y criterio que da
sentido a los mecanismos jurídicos y políticos que componen aquel. El estado de derecho, en
esa su empírica y también racional vinculación e interrelación con la democracia, lo que hace
es convertir en sistema de legalidad tal criterio de legitimidad.
ESTADO DE DERECHO
Se entiende por Estado de Derecho aquel donde sus autoridades se rigen y están sometidas a
un derecho vigente (Estado de Derecho formal). Sin embargo, no basta que exista un derecho
vigente por el cual se rija la autoridad para estar en presencia de un real Estado de Derecho,
puesto que ese ordenamiento jurídico debe reunir ciertos requisitos (Estado de Derecho
material o real).
REQUISITOS
- Deben establecerse diversos órganos de poder dentro del Estado, entregándose a cada uno
de ellos el cumplimiento de una de las funciones de gobierno: constituyente, ejecutiva,
legislativa, judicial, de control, investigativa.
- Deben estar determinadas la manera como se nombra o designa a los titulares de dichos
órganos y los procedimientos y requisitos que indican la manera como dan término a sus
tareas.
- El poder debe estar institucionalizado, vale decir, debe estar radicado en las instituciones
jurídico-políticas y no en las personas o autoridades, las cuales son sólo agentes que
transitoriamente ejercen el poder político mientras están investidas en un cargo de autoridad
y mientras dure su respectivo período.
- Tal vez el más importante requisito es que tanto las normas jurídicas del respectivo Estado,
como las actuaciones de sus autoridades al aplicar esas normas, consagren, respeten y
promuevan los derechos fundamentales de las personas y de los cuerpos intermedios que
libremente han conformado y que constituyen la trama de la sociedad.
Desde otra perspectiva se señala que para que exista un Estado de Derecho debe darse una
cierta finalidad en el Estado, deben regir ciertos principios y estar establecidas ciertas técnicas
jurídicas.
FINALIDAD
En cuanto a la finalidad, esta debe ser "personalista" en el sentido que las autoridades y
normas del Estado deben apuntar a la persona humana, su dignidad y al reconocimiento de
sus derechos fundamentales.
PRINCIPIOS
En cuanto a los principios estos son fundamentalmente dos:
a) Un principio político, que es la soberanía radicada en el pueblo, fuente de legitimidad para
toda autoridad estatal y en que por lo tanto ningún sector del pueblo o individuo alguno puede
atribuirse su ejercicio.
b) Un principio jurídico, que es el del imperio de la ley, en el sentido de que se debe conducir
a la comunidad de acuerdo a normas jurídicas preestablecidas por ella misma y someterse
igualmente a ellas.
TÉCNICAS JURÍDICAS
Las técnicas jurídicas son varias, así tenemos, supremacía constitucional, división orgánica y
funcional de poderes, independencia del poder judicial, legalidad administrativa, control de
la actividad de los órganos estatales, institucionalización de la oposición, designación por
medio de elecciones.
A) SUPREMACÍA DE LA CONSTITUCIÓN
Implica que la Ley Fundamental debe imponerse por igual frente a todas las normas jurídicas,
primando sobre ellas, como por sobre todas las autoridades del Estado, las cuales deben actuar
conforme a sus preceptos.
B) DIVISIÓN ORGÁNICA Y FUNCIONAL ENTRE LOS PODERES CONSTITUIDOS
En el sentido de que debe consagrarse la existencia de Poderes del Estado distintos y cada
uno de ellos debe ejercer una función de gobierno por separado.
C) INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL
Para los efectos de cumplir su cometido básico de ejercer jurisdicción, resolviendo de manera
pacífica y justa los conflictos de intereses entre los ciudadanos y defendiendo los derechos de
las personas frente a los posibles atropellos de ellos por parte de autoridades del Estado o
particulares.
D) LEGALIDAD ADMINISTRATIVA
Todas las autoridades que forman la administración del Estado debe someter su acción a la
Constitución y a las leyes vigentes, pudiendo hacer sólo aquello para lo cual están
expresamente autorizadas.
E) CONTROL DE LA ACTIVIDAD DE LOS ÓRGANOS ESTATALES
Deben existir órganos de control autónomos que fiscalizan el desempeño de las labores de
los demás órganos o poderes del Estado.
F) INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA OPOSICIÓN
Las elecciones de los integrantes de los diversos órganos del Estado deben ser competitivas,
pacífica y regulada, también puede emplearse algún otro mecanismo aprobado por el pueblo.
TIPOS DE ESTADO DE DERECHO
Habría ahora que subrayar con atención que tanto la necesaria búsqueda de una mayor
legitimación, adhesión y participación, como también la indagación por una más justa y ética
legitimidad implican de manera muy decisiva no inmovilizar con caracteres esencialistas el
significado de esos elementos. Implican no aislar de la historia y de la realidad social esas
demandas políticas y exigencias éticas que se concretan en los que llamamos derechos
humanos fundamentales.
Con este planteamiento se trata de concretar y de avanzar en esa doble participación que es
la mejor definición de la democracia y que, como proceso siempre abierto, acompaña
asimismo a su institucionalización en el estado de derecho. Concepto de democracia como
participación (libre y de todos) entendida como doble participación:
Paradigma inicial del proceso con todo lo que puede alegarse en su contra y en su favor. No
se ocultaran sus diferencias, al contrario, se resaltaran, pero sin olvidar su aporte como Estado
de Derecho.
Donde puede hablarse de tal Estado abstencionista es en su despreocupación por los derechos
sociales, económicos y culturales vinculados a las necesidades básicas de salud, enseñanza,
vivienda, trabajo, etc.
Sociedad individualista
Así como sociedad de carácter fuertemente elitista, de muy baja participación también en el
ámbito no institucional y no gubernamental, con muy reducida y difícil movilidad: en ese
marco se acentúa el ascenso y consolidación del poder de la burguesía de sus derechos y
libertades.
Eran necesarios grandes cambios en todos estos condicionantes y en el propio Estado Liberal
a fin de que el Estado de Derecho y la incipiente democracia pudieran asumir eficazmente
tales demandas de los menos favorecidos y avanza así hacia un mayor generalización de esas
exigencias, con la consecuente ampliación de ellas al campo también de los derechos
económicos, sociales, culturales. Subrayo la profunda conexión metodológica y teórica entre
derechos humanos y estado de derecho. Si las exigencias éticas y los derechos humanos no
son estáticos, tampoco lo será el estado, ni el estado de derecho, quien tiene que protegerlos
eficazmente.
Aparece como alternativa dual y gradual ante las graves crisis y las insostenibles carencias e
insuficiencias del modelo liberal. Colaboraran en la construcción de aquel tanto algunos
sectores más abiertos e inteligentes defensores de dicho orden económico, como otros
partidos socialdemócratas y movimientos sindicales.
El Estado
Sociedad de masas
La economía
Paradigma político expresado en el Estado Social, no pretendía romper sin más con el
denominado modo capitalista de producción, aunque tampoco renunciaba a reformas
progresivas que transformasen realmente el sistema. La lógica de tal actitud implica entender,
desde luego, que capitales, o y socialismo no son esencias cerradas y absolutas, aisladas e
incomunicadas entre sí. Para nada esto significa que se trate de meros procesos naturales o
evoluciones espontaneas o que no existan diferencias importantes, en el estado social la
incorporación de las demandas de mayor igualdad, derechos y libertades para los
tradicionalmente menos favorecidos se pretendía hacer aceptando y trabajando dentro de los
esquemas definitorios de tal modo de producción, introduciendo sustanciales reformas,
correcciones, regulaciones y redistribuciones. No faltaron tampoco lecturas que, desde una
cierta izquierda radical, negaban la posibilidad e, incluso, utilidad de tales propuestas,
haciendo resaltar casi exclusivamente los aspectos ideológicos de esa pretendida integración
social.
Entre aquellas medidas correctoras introducidas por el Estado Social la más relevante fue la
creación y potenciación de un sector público estatal operante en el campo de la producción,
así como la de una más decidida acción de los poderes políticos para avanzar en esos
objetivos de mejor redistribución. El estado interviene de este modo en la economía,
contribuyendo a regular el volumen de inversiones a través de políticas que exigen aumento
del gasto público e ingresos fiscales para generar empleo, consumo, ahorro y otra vez
inversión. El sector publico aparecería, pues, como funcional, incluso como el más apropiado
y dinámico para dicho modo de producción (keynes). Uno de los problemas es ¿Cómo
extender hoy lo mejor del estado social a lo que antes llamábamos tercer mundo?
Tal sistema y el pacto social partido-sindicatos que estaba en su base, funciono con amplia
vigencia y efectividad operativa. Durante buenos decenios en algunos de los países más
desarrollados, luego de la segunda guerra mundial hasta los años setenta aprovechando bien
el ciclo expansivo de las economías occidentales en ese periodo. Pero por un lado, las
repercusiones de los complejos procesos de descolonización de mayor alcance en la política
que en la economías por otro, los límites de la financiación de tales políticas sociales en el
marco del sistema capitalista llevaron a la situaron que se ha denominado, por decirlo de
“crisis fiscal del estado”, resumen de los actuales problemas del estado de bienestar y del
estado social de derecho. Ni la economía tiene posibilidades en ese marco, para pretender
financiar esas expansivas políticas sociales ni el estado puede, por tanto, comprometerse con
garantías jurídicas, como estado de derecho, a proteger tales exigencias, demandas y derechos
fundamentales (crisis de gobernabilidad).
Paso necesario desde un tipo de Estado que en el pasado resulto a veces involucrado en
exceso en una inabarcable e indiscriminado intervencionismo cuantitativo hacia un Estado
de intervención mucho más cualitativa y selectiva con importantes revisiones y correcciones
dentro de él.
Hay valores, bienes, derechos que, desde luego, no pueden ni deben quedar a entera
disposición del mercado. Importancia pues, del Estado, de las instituciones jurídico-políticas,
frente a las evasivas liberales, por la derecha, pero también frente a los voluntarismos
libertarios, por la izquierda, aunque recuperando de estos el énfasis en la sociedad civil. No
pude haber, por un lado una sociedad de bienestar, ni por otro, una real emancipación en una
nueva sociedad sin un estado que trabaje con fuerza en tal dirección. Pero también es verdad
que el estado es hoy demasiado péquenlo para las cosas grandes (UE, ONU) y demasiado
grande para cosas pequeñas (comunidades, administración local). Ese criterio cualitativo y
selectivo es, fundamental en más de un sentido para el buen funcionamiento en nuestro
tiempo del estado democrático de derecho.
No se trata de que el Estado haga únicamente aquello que los demás no pueden ni les interesa
hacer. No, pues, cómoda autocomplacencia en una ética de la irresponsabilidad individual
esperándolo todo del denostado papa-estado, sino más bien libre auto exigencia personal para
una ética del trabajo, del esfuerzo. Me parece que estos valores, configuran una ética pública
y una cultura critica, una concepción abierta del mundo y un modelo flexible y plural de
organización social y económico que cabe considerar como propios del que es posible seguir
denominando socialismo democrático, otros han preferido hablar más bien de un liberalismo
igualitario.
En concordancia con ello estarían los esfuerzos por construir desde aquellos valores más
democráticos una sociedad civil más vertebrada, más sólida y fuerte, con un tejido social más
denso, de trama mejor ensamblada e interpenetrada: en definitiva, más ajustada en las dos
significaciones del término, como organización y como justicia. Una sociedad donde la
presencia de las corporaciones económicas, profesionales, laborales, sea en efecto
complementada y compensada. Con la de los nuevos movimientos sociales o la de las plurales
organizaciones no gubernamentales a través del voluntariado social. Pasar, se ha dicho, del
corporativismo al cooperativismo, de una exclusiva ética de la competición o de la
competencia a una ética también de la colaboración y la solidaridad. Todo aquello implica,
desde luego, una nueva cultura y un nuevo concepto de ciudadanía.
Se afirma ahí una mayor presencia e intervención, pues, de la sociedad civil, operando ahora
en toda su plural plenitud y no solo en privilegiados sectores, estamentos o poderosas
corporaciones. Y junto a ello, hay que considerar en el estado de derecho la decisiva acción
de las instituciones jurídico-positivas, parlamento, administración, tribunales, etc. He
insistido en la necesidad actual y futura de una progresiva y abierta síntesis entre ambas, en
un entendimiento imprescindible y un nuevo pacto entre instituciones jurídico-políticas y
organizaciones de la sociedad civil así comprendida. Y, en ese sentido he denominado
socialismo democrático a esa hipotética conjunción y síntesis dialéctica entre la
socialdemocracia y el estado social, y por otra los movimientos libertarios y la justa
reivindicación de la sociedad civil.
En el estado democrático de derecho el imperio de la ley no es, ni debe ser, en modo alguno
reducible al imperio de la iusnaturalista ley de marcado. Las economías especulativas,
financieras y monetarias, jugando a su favor con las nuevas tecnologías en la famosa
globalización, se hacen muchísimo más rentables y con más fuerte incentivo para los
inversores, con ello ahogando y destruyendo en frecuente ocasiones a otras economías
realmente productivas y a enteros sectores sociales a ellas vinculadas. Por otro lado,
tendríamos al denominado “capitalismo de casino”, aquel que se mueve donde sea buscando
los beneficiosas más inmediatos. Con repercusiones negativas para los proyectos personales
de cierta necesaria estabilidad. En cualquier caso, se avisa, estaríamos en una mundializaron
libre del capital. Se subraya también, por otro lado que a diferencia de la acumulación
privada de capital, el estado y el gasto publico actúan en sectores que no generan ganancias
ni por tanto acumulación, pero que son absolutamente necesarios para la cohesión del grupo
social, esto debiera destacarse mucho más en la educación y la cultura democrática de los
ciudadanos, así como la necesidad de una adecuada política fiscal que luche de verdad contra
el gran fraude que no es precisamente el de los asalariados y funcionarios públicos que cobran
por nómina. Es esa economía mixta, el sector público y, dentro del, el estado, deben a mi
juicio cumplir por tanto esa triple imprescindible función de producción y de regulación y
organización desde esa doble participación del grupo social que es básica para la
identificación de la democracia, del estado de derecho y en consecuencia, para el estado
democrático de derecho.
Las cosas se hacen, se han ido haciendo también mucho más comprensivas y complejas en
cuento a los derechos fundamentales a las exigencias éticas que en nuestros días y en relación
con la búsqueda de posibles alternativas políticas, deben encontrar reconocimiento legal y
eficaz realización. asumiendo los derechos civiles y políticos (protegidos en el estado liberal)
así como los derechos sociales, económicos y culturales objetivos de estado social., ahora
son nuevos derechos –tercera generación – los que reclaman de un modo u otro su
incorporación a la legalidad: derechos de las minorías étnicas, los derivados de las diferencias
sexuales, lingüísticas, etc.
¿En qué medida tales demandas pueden ser asumidas por el estado de derecho de nuestro
tiempo o del próximo futuro?, no se olvide que la tesis restrictiva respecto de estas también
ha negado y sigue negando que caracterice y corresponda propiamente al estado de Derecho
la protección jurídica de los derechos económicos, sociales y culturales. Disiento tanto por
razones de fáctica legitimación como de racional legitimidad y justificación. Y tampoco
dejan de estar ausentes los avisos sobre condiciones objetivas (la escasez) que impiden o
dificultan sobremanera el completo reconocimiento de determinadas aspiraciones humanas
o exigencias éticas como auténticos derechos subjetivos ejercitables con plenas garantías en
el marco de un sistema jurídico avalado por la constitución y los competentes tribunales de
justicia nacionales o internacionales.
Pero el mundo no se acaba ni se cierra con los estrictos derechos subjetivos, las exigencias
éticas asumidas en el ordenamiento pueden por ejemplo, servir para orientar con fuerza, es
decir, con sólidas razones, la futura legislación que dará lugar a nuevos estrictos derechos.
Mientras tanto, pueden valer muy bien para interpretar de un modo u otro los actuales
reconocidos derechos o para orientar coherentemente unas u otras políticas sociales. Si la
política o el derecho es el arte de lo posible, la filosofía y la ética son y deben ser el arte de
hacer posible lo necesario. Tampoco es algo neutro o producto del azar que unos derechos
hayan logrado plena protección judicial y otros, por el contrario no la hayan alcanzado con
ese mismo rigor.
Sin embargo, en modo alguno, tales voluntades e intenciones, así como los valores y
principios que las inspiran carecen de sentido y trascendencia para la acción social, política
y jurídica. Por un lado la cohesión social, es decir, razones de justicia así lo exigen. Tales
pretensiones y esperanzas no deben quedar fuera de los proyectos de futuro respecto de esas
mencionadas transformaciones de todo tipo, desde económicas hasta culturales, que en
cambio deben siempre impulsarse en el marco de una sociedad democrática y de, su sistema
jurídico para la necesaria construcción de un correlativo aquí auspiciado. Estado democrático
de derecho.
Todas estas son razones para recuperar la política y aún más un política de doble
participación, estas serían las razones fundamentales para un Estado Democrático de
Derecho.
ESTADO CONSTITUCIONAL DE DERECHO10
Luigi Ferrajoli, jurista italiano, sostiene que existen fundamentalmente dos formas de
entender el derecho: Positivismo jurídico y constitucionalismo jurídico.
Positivismo jurídico
Constitucionalismo jurídico
RUÍZ M, JUAN CARLOS, “Estado Constitucional de Derecho, Democracia y Descentralización”. Abogado, Profesor de la
10
Además de las reglas sobre “como” decir derecho, se establecen reglas sobre “qué cosa” el
derecho no puede decir y sobre “qué cosa” debe decir12.
Este sistema de normas por encima de la ley (meta-legales) dirigidas a los poderes públicos
y, antes que nada, al legislador, constituyen en conjunto la Constitución. Estas condiciones
sustanciales de validez están contenidas en la Constitución Política, en el Estado
Constitucional de Derecho. Estas normas sustanciales, condicionan la validez de las leyes;
ya sea que impongan límites, como en el caso de los derechos de libertad, o que impongan
obligaciones, como en el caso de los derechos sociales13.
11
FERRAJOLI, LUIGI, “Positivismo crítico, derecho y democracia”, en Revista Isonomia Nº 16, abril 2002, pag. 7.
Disponible en http://www.cervantesvirtual.com.
12 Véase CARBONELL, MIGUEL (Editor), Neoconstitucionalismo, Editorial Trotta, Madrid 2003.
13 Ferrajoli, Luigi, op.cit., pág. 10.
14 Ibídem, pág. 13 y 14.
El estado Constitucional de derecho no es cualquier Estado, sino aquel que se identifica por
el carácter vinculante de la Constitución política, la Supremacía o superioridad jerárquica de
la Constitución en el sistema de fuentes del derecho, la eficacia y aplicación inmediata de la
Constitución, la garantía jurisdiccional de la Constitución, su denso contenido normativo y
la rigidez constitucional.
Por un lado garantiza la dimensión formal de la democracia (vigencia), esto es, las normas
formales referidas a quién y cómo toma las decisiones. Se garantizan con la igualdad en
derechos políticos, la representatividad de las instituciones parlamentarias y el gobierno de
la mayoría. También garantiza la dimensión sustancial de la democracia (validez).
Garantizan esta dimensión las normas sustanciales referidas a qué cosa se debe o no se debe
decidir, identificándose con los derechos de libertad, que el Estado no debe violar y con los
derechos sociales que éste debe satisfacer.
Esta materia siempre ha tenido un estudio conjunto con las formas de Estado Unitario y
Federal, al igual que el estudio de las Confederaciones de Estado. Nosotros preferimos dejar
su estudio en forma separada, no sólo por un afán pedagógico-histórico. Creemos que su
análisis es mejor entendido dentro de las diferentes formas de asociaciones, además de
constituir una forma que históricamente es más propia del pasado. (Sin perjuicio,
mencionaremos un ejemplo que creemos que es muy contemporáneo) En realidad, el
verdadero motivo de su estudio en éste acápite constituye que no son una forma de Estado,
sino que una forma de organización de dos o más Estados que se reúnen, o asocian sólo por
motivos de tener una política internacional en común, o bien, porque coincide en una misma
persona la titularidad del poder de varios Estados.
a) La unión real de Estados: Es aquella en que dos o más Estados se unen para efectos de
mantener una política exterior común, manteniendo a sus propias autoridades internas y de
gobierno interior en forma separada. La historia nos recuerda varios casos, el imperio
Austro-Húngaro es uno de ellos.
A pesar que esta materia nos podría sólo vislumbrarnos un aspecto de la historia, creemos que
en ella es importante dejar planteada la siguiente problemática histórica contemporánea.
La Reina Isabel II es la cabeza de la Comunidad Británica. En esta situación Canadá que fue
dominación británica desde sus orígenes entendió que ella iba a regirse por normas del
parlamento británico, hasta que Inglaterra le devolviera la corona a Canadá. Canadá aprobó una
Constitución en la década de los 80, en donde la Reina Isabel II fue a “devolver la corona a los
Canadienses”.
La Constitución consagra a la Reina Isabel II como Jefa de Estado Canadiense, calidad que se
suma al ser Jefa de Estado del Reino Unido, por lo que habría una especie de unión personal
entre el Estado de Canadá y el Reino Unido.
El asunto igualmente es más complejo por cuanto la provincia de Quebec, de pasado francés,
no firmó la Constitución, por lo que jurídicamente no pertenecería al Commonwealth, pero
sí de hecho.
El problema surgiría en caso del fallecimiento de la Reina Isabel II, ya que como Reina de
Canadá no tendría sucesión, ya que no tiene línea sucesoria allí, pero sí como Jefa de Estado
del Reino Unido. Siendo, asimismo, especulativo en esta situación, en caso de renuncia de la
Reina Isabel II de la corona Británica, esta renuncia en ningún caso afectaría su calidad de Jefa
de Estado de Canadá, ya que su título no lo tiene por ser Reina de Inglaterra, sino porque la
Constitución de Canadá se lo reconoce.
Como ya hemos señalado, las Confederaciones de Estados no son una forma de Estado, sino
simplemente una forma de organizarse entre varios Estados por intermedio de un Tratado
Internacional. No pertenecen a una realidad medieval, sino son expresión de una realidad
contemporánea los cuales se unen por razón de defensa y política exterior, principalmente. Es
claro no confundir la sutil diferencia que podría plantearse con las uniones reales de Estados,
estas últimas se agrupan con un carácter indefinido, (manteniéndose en la medida en que
subsista el motivo de unión) en cambio, las confederaciones tienen un carácter más definido en
el tiempo.
Así, el motivo de por qué se podrían juntar varios Estados en una unión real sería una
condición, en cambio sería un plazo en una confederación. Precisamente el Tratado deberá
señalar a lo menos: el interés que los motiva en común, los países que la integran, el tiempo
que durará y la forma cómo van a tomar los acuerdos.
La historia reconoce las confederaciones como antecedentes del actuales Estados como
EE.UU., Suiza y Alemania, entre otras. La historia de Chile nos recuerda que durante el Siglo
XIX, nuestro país debió encarar a la denominada “Confederación Perú-Boliviana”.
El caso de EE.UU. es un buen ejemplo que nos demuestra la evolución de una Confederación,
como un antecedente del Estado Federal. En 1776, las 13 colonias inglesas declaran su
independencia al no querer soportar los impuestos de la isla, alegando que según el derecho “no
continental” -el inglés- no tendría representación en el parlamento inglés en Westmister, por lo
que no podrían exigirle la obligación de pagar tributos. De ahí el aforismo “No representation,
no taxation” esto es, no se paga tributo, sino se encuentra representado en el parlamento15. Las
13 colonias como una forma de sobrellevar el asedio inglés se constituyen como una
Confederación por intermedio de un Tratado, luego con el improvisado general George
Washington no se tuvieron otra solución que formar un Estado Federal -novísima forma de
Estado- aprobando la primera Constitución de los tiempos modernos en el año 1787.
La forma general en que dé común logren sus acuerdos las Confederaciones, es por
intermedio de una institución, congreso no permanente, reuniéndose cuando la necesidad
así lo requiera denominada “la dieta”, en donde se reúnen mandatarios -ministros
plenipotenciarios- de los distintos Estados miembros, estos representantes -generalmente el
de R.R.E.E.- solo actúan por intermedio de un mandato de naturaleza imperativa, por lo que
sus actuaciones resultan vinculantes a los ciudadanos, de los respectivos países que
representan, sólo si cumplen los siguientes requisitos:
b) Luego de la aprobación de la Dieta, dicha resolución debe ser nuevamente aprobado en cada
Estado, resultando vinculante solo una vez cumplido este segundo trámite.
15 Este concepto nos lleva –hoy en día- a establecer un criterio generalizado, que los tributos sólo se establecen por ley.
el nombre de Confederación Helvética, por lo que nominalmente se consideran, a sí mismos,
una Confederación, pero formalmente son un Estado Federal.
a) O.E.A.
Los principios que incorpora la OEA en una historia de cooperación regional se remontan al
siglo XIX.
En 1826, el Libertador Simón Bolívar convocó al Congreso de Panamá con la idea de crear
una asociación de estados en el hemisferio.
b) O.N.U.
16 Fuente: www.oea.org/defaultesp.htm
Sucesora de la liga de las naciones. Exhibe rasgos de comunidad y de sociedad, por cuanto
pertenecen a él casi la totalidad de los países del mundo. Su papel ha ido cambiando en la
medida en que ha ido cambiando la política del mundo. Fue unificando varias organizaciones
que existían con anterioridad: Unesco (ciencia y educación), O.M.S., la unión postal y
telegráfica, la O.I.T, y la Unicef., entre otras.
Comprende de hecho al conglomerado de Estados más ricos del mundo (15 de los Estados más
ricos del mundo) con 300 millones de habitantes. Para llegar a lo que hoy es ha pasado por
algunas etapas. 1.- Tratado de Roma (después de la Segunda Guerra Mundial) se constituye
una comunidad del carbón y del Acero.
4.- Comunidad Europea, o Unión Europea en donde se perdió la palabra económica, ya que
apunta a futuro en una verdadera unificación política de Europa. Es importante el Tratado de
Mastrich, en donde se incorporan a otros países y se propone como tarea la unificación de la
moneda, hoy el “Euro”.
17 Fuente: www.onu.org
se facilitó el acercamiento. Adenauer en Alemania, Robert Schuman en Francia, y A. de
Gásperi en Italia. Contaron, además, con la ayuda del economista Francés Jean Monnet.
Hubo varios en África, el más importante fue India, en donde la Reina de Inglaterra era “la
Emperatriz de la India”.
¿Quién sería el tribunal competente para conocer el caso de una aeromoza alemana que trabaja
para una línea aérea francesa, y que le desconocen algunos derechos en territorio Italiano? Esto
ha traído el surgimiento de tribunales en Europa como el tribunal de la Haya, el de Estrasburgo,
del consejo de Europa, los cuales no requieren que dichas causas se hayan visto en un tribunal
nacional para que este conozca, o el de Luxemburgo, de la U.E., el cual si requiere que el caso
se haya visto con anterioridad en un tribunal nacional.
Otro fenómeno de la globalización nos sitúa que las naciones se han puesto de acuerdo que
existen ciertos valores que deben respetar todos los Estados y estos son los derechos humanos.
Ello ha motivado en América tratados en dicha materia como el Pacto de San José de Costa
Rica. Precisamente por el surgimiento de gobiernos de facto dominados por la intervención de
las Fuerzas Armadas o de grupos militarizados, se crean tribunales para resolver estos
problemas.
Estos pactos obligaban a los Estados a enmendar su legislación con el Tratado Internacional, lo
cual hizo surgir –a lo menos- dos posiciones:
Para aquellos que consideran al Tratado Internacional en el ámbito de ley, los conflictos de
interpretación en materia de derechos humanos que se promovieran los resolverá la propia
Constitución Nacional, y en definitiva la regulación legal de dicha Nación. Luego, el
reconocimiento de los derechos que el propio tratado consigne sólo tendrán valides interna si
la propia Constitución se encarga de asegurarlos.
En cambio, para aquellos países que reconocen en éstos Tratados de derechos humanos una
naturaleza jurídica en el ámbito de la Constitución, éstos instrumentos se encontrarán por sobre
la legislación ordinaria, luego su inclusión es automática, sólo requiriendo para su aplicabilidad
los requisitos internos para su incorporación al derecho interno. Ello trae como consecuencia
que los derechos reconocidos en dichos Instrumentos Internacionales, al incorporarlos a la
legislación de los respectivos países posibilitan la incorporación de nuevos derechos a nivel
Constitucional, como asimismo, de mejorar las calidades de los ya existentes. En definitiva se
presentan como una forma de modificar la Constitución a través de procedimientos no
contemplados en la misma Carta Fundamental.
En nuestro país el profesor don Humberto Nogueira Alcalá es uno de los precursores en el
reconocimiento de los Tratados Internacionales en materia de derechos humanos como fuente
modificadora de la Constitución.