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ESTILO, ESPIRITUALIDAD Y CARISMA EN FASTA

Fr. Dr. Aníbal Fosbery O.P.

A. INTRODUCCIÓN
En los comienzos de FASTA hablamos de ESTILO; hoy hablamos de CARISMA, y
con el cambio producido no pretendemos enunciar cosas diferentes. Lo que ha ocurrido
es que se han dado etapas distintas para discernir lo fundacional. Lo que aparece claro
es que siempre se discernía en FASTA un “propio” que le daba identidad. Este “propio”
tuvo sus características en los comienzos de la Milicia Juvenil; y la tuvo después que
fuimos una Fraternidad Seglar Dominicana; y se siguió afirmando cuando nos
reconocieron como Asociación Diocesana de Fieles; y finalmente cuando el Pontificio
Consejo para los Laicos dijo que éramos una Asociación Internacional de Fieles de
Derecho Pontificio. En este caminar fuimos avanzando cada vez más hacia lo eclesial y
esto nos permitió discernir lo fundacional, primero como gracia o don del Fundador que
le marcaba un “estilo” a la institución; después como una gracia o don compartida con el
Fundador. De la gracia del Fundador que se manifestaba en FASTA como un cierto
“estilo” pasamos a la gracia FUNDACIONAL que se manifiesta en FASTA como un
CARISMA. El discernimiento lo hizo la propia comunidad pero lo aprobó la Iglesia con su
reconocimiento canónico, primero diocesano y finalmente pontificio.
Pasar del ESTILO al CARISMA, no es otra cosa que pasar de lo que estaba ya
implícito en la fundación a lo que se fue explicitando en el CARISMA fundacional. Y esto
fue obra del Espíritu.
¿Ha desaparecido el ESTILO ahora?. No, si por ESTILO hoy entendemos la forma
como se expresa el CARISMA. La Ciudad Miliciana tiene un ESTILO:
 Personal
 Comunitario
 Evangelizador
Proviene de su CARISMA que a su vez, se alimenta de la ESPIRITUALIDAD
DOMINICANA.
Estas tres realidades se convocan mutuamente. En los más jóvenes, sin embargo,
se da un tránsito que va del ESTILO a la ESPIRITUALIDAD y desde allí al CARISMA; en
los adultos la ESPIRITUALIDAD sostiene el CARISMA y éste abre a la ESPIRITUALIDAD.
Pero, en todos los casos, estas realidades se hacen visibles a través de un ESTILO.

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Por eso, cuando nos dirigimos a los jóvenes de FASTA preferimos hablarles del
ESTILO y cuando nuestros interlocutores son los adultos, entonces hablamos de
CARISMA. En ambos casos estamos haciendo referencia a una experiencia del espíritu
que se manifiesta en FASTA, primero a través del Fundador pero que poco a poco es
trasmitida a sus discípulos para ser por ellos vivida, conservada y constantemente
desarrollada en sintonía con el Cuerpo Místico de Cristo. En esta experiencia del
espíritu, tal como se dio y se sigue dando en FASTA, encontramos los elementos
específicos y dinámicos de todo CARISMA eclesial que necesariamente conllevan a
asumir una responsabilidad personal y comunitaria para insertar armónicamente los
talentos y realidades personales.
De esta manera se enriquece, se desarrolla y se rejuvenece constantemente, el don
que el Espíritu ha brindado a la Iglesia con el CARISMA FUNDACIONAL de FASTA.
Bajo el discernimiento de la autoridad y en obediencia a ella, el CARISMA da
cohesión a la comunidad. Así se manifiesta lo “propio” de FASTA como un ESTILO (cf.
Documento sobre “Espiritualidad y Carisma en FASTA”). Si se leen los diversos
“estatutos” de FASTA, a partir del primero redactado en 1963, se verá que lo “propio”, va
apareciendo poco a poco, expresado en la naturaleza e índole propia de la institución; en
sus fines, a los cuales se los distingue en “último”, “remoto específico” y “próximo”
aclarando que también es “específico”. Pero cuando se quiere hablar del “ideario” se lo
describe como el “estilo propio de pensar y obrar” que FASTA “propone y exige a sus
miembros”.
Estos fines e idearios estaban y aún siguen estando en las normas orgánicas
estatutarias. Pero, a medida que lo implícito se iba explicitando y el ESTILO se hacía
CARISMA fue necesario expresar esta realidad fuera de lo normativo del estatuto.
Surgió así el Preámbulo Fundamental como una sección distinta y separada de las
normas orgánicas.
Pues bien, allí aparecen descriptas las dos realidades que, por su propia
naturaleza, escapan a lo jurídico siendo, como son, frutos del Espíritu Santo:
 CARISMA, o sea una realidad de compromiso y misión con su responsabilidad
personal y comunitaria;
 ESPIRITUALIDAD, o sea una realidad de interioridad y santificación.
Y como la ESPIRITUALIDAD reivindica la comprensión del CARISMA, no se puede
hablar de éste sin incluir la ESPIRITUALIDAD que, en nuestro caso es prestada, o mejor

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dicho, es participada de la Orden Dominicana. No en vano el Fundador de FASTA es
dominico.
Nuestra intención es, con este trabajo, tratar de mostrar cuáles son las notas
distintivas o las configuraciones propias del CARISMA de FASTA, tanto en lo personal, en
lo comunitario y en lo evangelizador, tal como resultan del Estatuto, en sus dos
secciones: el Preámbulo Fundamental y la Normas Orgánicas.
Dejaremos para otra oportunidad el desarrollar más acabadamente las notas de la
ESPIRITUALIDAD DOMINICANA que también nos caracteriza. Sin embrago debemos
hacer una cierta introducción al tema mostrando las relaciones del CARISMA y la
ESPIRITUALIDAD. Y para ello nos remitimos al “Documento” ya citado. Veamos.
Si por ESPIRITUALIDAD entendemos, en sentido estricto, una experiencia de vida
personal y comunitaria, original, definida como actitud de vida cristiana integral,
incluyendo la reflexión y elaboración doctrinal, podemos decir que FASTA no tiene una
ESPIRITUALIDAD propia, es decir, completa, original y diversa. Pero de aquí no se puede
concluir que FASTA no tiene entonces CARISMA propio. De hecho son muchísimas las
obras e institutos en la Iglesia que tienen su peculiar CARISMA pero no todos tienen, y
esto además sería imposible, su propia espiritualidad.
Para percibir que FASTA tiene su propio CARISMA, basta con constatar que ella
nace como gracia de vida y de acción; como respuesta a determinadas urgencias no sólo
del Concilio Ecuménico Vaticano II, sino también de la Iglesia Latinoamericana. En este
sentido FASTA crea un estilo de vida eclesial. Es un nuevo modo de expresar a la Iglesia.
Y eso es propiamente un CARISMA. De él viven y se alimentan sus miembros, pero
ayudándose de elementos de vida cristiana y de ESPIRITUALIDAD que no le son propios.
Los participa, al igual que su síntesis doctrinal, de la Orden de Predicadores, que es la
que, en la persona del Fundador, está presente desde el origen. Podemos decir entonces
que FASTA, por la ESPIRITUALIDAD permanece unida a la Orden. Por el CARISMA se
desprende de ella (cf. Preámbulo Fundamental 2, 26; Normas Orgánicas Nº 12).
Este desprendimiento, sin embargo, no le obstaculiza, por la participación en la
ESPIRITUALIDAD de la Orden, de formar parte de una constelación carismática de obras
que se han desarrollado y se desarrollan en torno a una gran ESPIRITUALIDAD. Forma
parte así de esa gran familia espiritual que es la Orden Dominicana.
Podemos entonces percibir que CARISMA Y ESPIRITUALIDAD, en el sentido de
que cada CARISMA ha de tener una ESPIRITUALIDAD propia y original, no coinciden.
¿Cuántos institutos han surgido de la Iglesia, con su CARISMA propio y la

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ESPIRITUALIDAD de San Agustín, de San Ignacio o de San Francisco de Sales?. Los
“salesianos” por ejemplo, son un modelo. Tienen el CARISMA de Don Bosco pero la
ESPIRITUALIDAD es la del Fundador de la Visitación.
Lo que sí es necesario es que cada CARISMA, desde su propia visión, ofrezca una
síntesis de espiritualidad cristiana, doctrinal y eclesial, acentuando aquí y allá lo que es
propio; ofreciendo su propio estilo de ser, de vivir y de obrar.
En FASTA esa síntesis de ESPIRITUALIDAD cristiana la tomamos de la Orden
Dominicana y la vivimos de acuerdo a las necesidades de nuestro CARISMA. Queda
claro, entonces, que en FASTA hay un CARISMA propio iluminado y realizado, en su más
genuina esencia y en su más remoto origen, desde la espiritualidad dominicana. Y la
experiencia del CARISMA en FASTA, tanto en su nacer como en su desarrollarse, lleva el
sello del Espíritu. No necesitamos demostrarlo. Todos los milicianos, personal y
comunitariamente lo han percibido.
Bastaría hablar de “fe miliciana”, de “familia con historia”, de “Fraternidad de
Agrupaciones”, de “Ciudad Miliciana”, de “Ruca” y, con expresiones más domésticas, de
“milis”, de “la masculina” o “la femenina”, de “escudero”, “templarios”, “caperucita”,
“adalides”, “herederas”, “milicianos”, “milicianas”, de “FOR-DOC”, para recrear
inmediatamente en la conciencia, la gracia personal de llamada a vivir de ese CARISMA
en comunión con el Fundador y la familia miliciana.
Bastaría además, traer a nuestro recuerdo, las consignas, las marchas, los cantos,
los campamentos y los paisajes donde se mostraron y se siguen mostrando los signos de
Dios para motivar, desde el Espíritu, la construcción de ese verdadero patrimonio de la
familia de FASTA que llamamos “Ciudad Miliciana”.
¿Y que decir de la comunión de amistad que la sostiene y la protege y qué por eso
mismo llamamos “miliciana”, y de la misión eclesial que la dinamiza?.
En conclusión podemos afirmar que el CARISMA de FASTA, su memoria y la
fuerza de su vitalidad, proyecta sobre la ESPIRITUALIDAD Dominicana una luz
meridiana capaz de hacer brillar todos sus elementos en una nueva síntesis.
CARISMA Y ESPIRITUALIDAD son, finalmente en FASTA, motivos de gratitud y
son también, compromiso a algo misterioso que ha nacido del Espíritu y cuyo dinamismo
y crecimiento depende de nuestra fidelidad.
Quizá con esto podríamos dar por terminado el tema pero, nos parece necesario
poder incorporar, a esta reflexión, un aspecto más.

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Juan Pablo II, en el Discurso enviado al Congreso de los nuevos movimientos y
asociaciones eclesiásticas, celebrado en Roma del 27 al 29 de mayo de 1998, señalaba
que “no existe contraste o contrafiguración en la Iglesia entre la dimensión institucional y
la dimensión carismática, de las que los movimientos son una expresión significativa.
Ambas son igualmente esenciales para la constitución divina de la Iglesia fundada por
Jesús porque contribuyen a tener presentes el misterio de Cristo y su obra salvífica en el
mundo. Unidas también tienden a renovar, según sus modos propios, la autoconciencia de
la Iglesia, que en cierto sentido puede definirse MOVIMIENTO, pues es la realización en el
tiempo y en el espacio de la misión del Hijo, por obra del Padre con la fuerza del Espíritu
Santo”.
En FASTA, en los años 70, cuando ya éramos una Fraternidad Seglar,
comenzábamos a hablar de “organismo” y “organización”, tratando de identificar y
distinguir lo que era del Espíritu, lo que hacía referencia directa a las personas y las
expresiones vitales de la Fraternidad: ideales, compromisos, comunidades, misiones
apostólicas, de lo que hacía referencia directa a las estructuras. Aquello era el
“organismo”, lo que vivía, lo que se manifestaba como una realidad conciente, con
autonomía vital, es decir, lo que se “movía a si mismo” como define Santo Tomás a lo que
vive. Esto era la “organización”, es decir las estructuras, objetivos, planificaciones y
normas. Es decir lo jurídico-institucional. Precisamente, años después (.......), al Estatuto
de FASTA que, originariamente había sido normativo, se le añade un Preámbulo
Fundamental, con el cual se intenta poner en evidencia las manifestaciones del Espíritu
que le dan a FASTA su naturaleza e índole particular, y que, salvo algún aspecto, no
pueden ser normatizados.
En el Estatuto de FASTA iban a quedar asumidos estos dos aspectos que nosotros
llamábamos “organismo” y “organización”. Con el tiempo se incorpora al Preámbulo la
expresión CARISMA como equivalente a “organismo” y la expresión INSTITUCION como
lo equivalente a la “organización”. Ya estamos transitando los tiempos de la Ciudad
Miliciana y de la Fraternidad Sacerdotal. Las cosas han madurado. Pues bien, en esta
misma línea de pensamiento nos habla el Papa, como aparece claro en el texto al que
hemos aludido. Pero, visto el tema desde FASTA debemos hacer alguna precisión para
lograr una adecuada aplicación de estos términos.
Curiosamente, el primer estatuto de FASTA promulgado en 1963, en el capítulo 1º
donde se quiere definir “La naturaleza y fines de la Milicia Juvenil”, en el artículo 1º se

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dice que “Integrada dentro de la Orden de Frailes Predicadores, la Milicia Juvenil Santo
Tomás de Aquino es un MOVIMIENTO”.
Sin embargo, la palabra se dejó de usar porque, en esos años 60, con los
“movimientos” se quería señalar una línea de acción, dentro de la Iglesia, que se
contraponía con la Iglesia “jerárquica”. De los “movimientos” brotarían después, los
documentos de protesta sistemática en la Iglesia, los compromisos políticos, los análisis
bipolares de la realidad (dependecia-liberación, oprimidos-opresores), las comunidades
de base, etc. FASTA va a abandonar esa expresión y pasará a usar, a modo de genérica
identificación, el de “Institución”. Hasta la fundación de la “Ciudad Miliciana”, en 1987,
FASTA es la INSTITUCION, pero, afirmando siempre la existencia de estos dos aspectos:
el “organismo” y la “organización”. Después de la fundación de la Ciudad Miliciana, el
panorama comienza a cambiar. Empieza a cobrar fuerza todo lo que hace referencia a lo
personal, a lo vital, al compromiso, a la misión, a la comunidad, es decir, a todo lo que
dice relación al espíritu. A la Ciudad Miliciana se la define, no con criterios jurídicos-
institucionales sino como “un espacio abierto a la salvación como signo del Reino de los
Cielos”. Nos hemos acercado, sin duda, al concepto de MOVIMIENTO que el Papa define
como “la realización en el tiempo y en el espacio de la Misión del Hijo, por obra del Padre,
con la fuerza del Espíritu Santo”. Y cuando quiere explicar qué se entiende por
MOVIMIENTO en la Iglesia, nos dice que se trata de una realidad eclesial concreta donde:
el participante es principalmente laico; se puede recorrer un itinerario de fe y de
testimonio cristiano que basa su método pedagógico en un carisma preciso otorgado a la
persona del Fundador, en circunstancias y modos determinados; finalmente, unas tareas
apostólicas que miran al cumplimiento de la misión salvífica de la Iglesia.
Sin duda, todo eso es FASTA y, por lo tanto, podemos identificarla como un
MOVIMIENTO, tal como se lo hizo en sus orígenes. Y por eso suponemos que se nos
invitó a participar, en 1998, en el Congreso durante el cual Juan Pablo II pronunció ese
discurso.
Pero, nos preguntamos, ¿qué queremos decir, entonces, cuando decimos que
FASTA es un MOVIMIENTO?. Siguiendo al Papa queremos decir que es una obra de
LAICOS, donde es posible hacer un itinerario espiritual de santificación, y
comprometerse con una misión. Dicho de otra manera, podemos también señalar que en
FASTA están presentes dos realidades:
 Una de compromiso y misión, con su responsabilidad personal y comunitaria,
que llamamos CARISMA;

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 Otra de interioridad y de santificación que llamamos ESPIRITUALIDAD.
Quiere decir, entonces que, cuando decimos que FASTA es un MOVIMIENTO
estamos integrando en ella estas dos realidades: el CARISMA y la ESPIRITUALIDAD.
Para ser un MOVIMIENTO en la Iglesia, hay que tener un CARISMA y una
ESPIRITUALIDAD que puede no ser propia y sí, en cambio, se puede participar. El
MOVIMIENTO estaría en la línea de lo que antes nosotros llamábamos “organismo”.
Esta realidad de MOVIMIENTO integrada por el CARISMA y la ESPIRITUALIDAD,
no se contrapone a la dimensión INSTITUCIONAL de la Iglesia, como el mismo Papa lo
asegura. Ambas son igualmente esenciales para la constitución divina de la Iglesia
fundada por Jesús “porque contribuyen a tener presentes el misterio de Cristo y su obra
salvífica en el mundo”.
En FASTA hay una realidad institucional que abarca sus estructuras orgánicas;
sus órganos de gobierno; el cuadro de derechos y obligaciones de sus miembros,
debidamente normatizado; los organismos de administración; su patrimonio y hasta los
criterios para sus propia extinción. A lo que se van sumando las permanentes y
necesaria resoluciones legales con las cuales se ordena la institución FASTA para
alcanzar su bien común.
Dentro mismo de la dimensión institucional se incorporan las obras
institucionales de FASTA, como son las dos grandes organizaciones la Juvenil y la
Mayor, a las que podemos sumarles, los colegios, las universidades, etc., pero para que
verdaderamente sean de FASTA, deben ser conducidas de modo que, de alguna manera
participen del MOVIMIENTO, es decir, del CARISMA y la ESPIRITUALIDAD.
Tratemos ahora de hacer una síntesis a modo de glosario. Cuando decimos:
1. Carisma: se trata de una realidad de compromiso y misión con su
responsabilidad personal y comunitaria.
2. Espiritualidad: se trata de una realidad de interioridad y santificación.
3. Estilo: es la forma como en FASTA se expresa el CARISMA, distinto en los
jóvenes que en los adultos.
4. Movimiento: es la FASTA-Laical, como un espacio de salvación personal y
comunitario, que se ordena a cumplir una misión evangelizadora en el Iglesia.
Abarca, por lo tanto, al CARISMA y a la ESPIRITUALIDAD. Sus notas
distintivas se expresan en el Preámbulo Fundamental del Estatuto.
5. Institución: hacemos referencia a lo jurídico-estructural que se manifiesta en
las Normas Orgánicas del Estatuto y a través de las reglamentaciones y

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resoluciones legales que se vayan promulgando. En esta dimensión se
integran las obras de FASTA en lo que tengan de realidad institucional.
6. Ciudad Miliciana: abarca todas estas realidades a las que se suma también la
Fraternidad Sacerdotal que en su conjunto constituyen un espacio abierto a la
salvación como signo del Reino de los Cielos. La Ciudad Miliciana es el
misterio de la Ciudad de Dios tal como se manifiesta, encarnado por FASTA,
en un lugar particular.
Respecto a los miembros de FASTA, podemos decir que, cuando se trata de los
miembros de la Organización Juvenil, ellos expresan el CARISMA, con un ESTILO que le
es personal, según la edad y el sexo; así hablamos de:
 Escuderos y Caperucitas: expresan el ESTILO de los 8 a los 12 años.
 Templarios, Herederas y Adalides: expresan el ESTILO de los 12 a los 18 años.
 Milicianos y Milicianas: expresan el ESTILO de los 18 a los 24 años.
Su estilo lo viven en los Rucas.
Cuando se trata de la Organización Mayor, expresan el CARISMA actuando como
CIUDADANOS de FASTA, en su jurisdicción, en su convivio, en las obras o instituciones,
en la familia, en la tarea profesional personal.
Pasamos ahora a ocuparnos de las notas distintivas del CARISMA de FASTA, tal
como aparecen descriptas en el Estatuto, de modo especial en su Preámbulo
Fundamental.

B. LAS CONFIGURACIONES DEL CARISMA FUNDACIONAL DE FASTA


I. Las configuraciones del CARISMA de FASTA en orden a lo personal:
1. Primera configuración personal del CARISMA: construir la invisible presencia
de Dios en nuestros corazones (P.F. 15), lo cual requiere:
a) Situar mi vida en la dimensión de lo racional para, de esta manera:
 no sólo vivir sino HABITARME a mi mismo, esto significa tener
conciencia de mi origen de creatura y de mi relación con el Creador,
cuyo “acto” soy;
 tener conciencia de que Dios me participa el SER: el SER inhabita en la
conciencia del hombre; de mi pertenencia al Creador;
 tener conciencia de que Dios me participa la VERDAD: la VERDAD
inhabita en la conciencia;

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 tener conciencia de que Dios me participa el BIEN: el BIEN inhabita en
la conciencia.
b) Tener HABITUALMENTE esta conciencia del SER, de la VERDAD y del
BIEN, o sea de adquirir conciencia METAFISICA del existir; del propio
HABITAR, del HABITARME; sólo SOY cuando me HABITO, no cuando VIVO;
no puedo VIVIR sin SER.
c) Situar mi vida en la dimensión de la espiritualidad para poder transitar, de
la:
 pura subjetividad a la objetividad;
 vida sensible a la espiritualidad;
 vida exterior a la vida interior;
 sospecha y la duda a la convicción y a la FE;
 vida natural a la vida sobrenatural;
 vida de pecado a la vida de la GRACIA.
d) Situar mi vida de modo HABITUAL en la vida de la GRACIA, para poder
participar de:
 la SANTIDAD del VERBO de DIOS, en mi condición de hijo: soy hijo en el
HIJO; participo la gracia personal de Cristo;
 la CONSAGRACIÓN del VERBO de DIOS, por el carácter sacramental del
Bautismo, que me permite participar de la acción mediadora, cultual y
redentiva de Cristo, único mediador y sacerdote: participo la acción
CULTUAL del Verbo (plegaria personal y sacramental; recibo y doy las
cosas sagradas);
 el TESTIMONIO del VERBO de DIOS, en mi condición de TESTIGO
(Mártir) del misterio de Dios: de su Revelación, de su palabra, de su
doctrina, de sus gestos, de sus actos, de su muerte y de su resurrección.
e) Tener conciencia psicológica de mi vida de FE, de ESPERANZA y de su
CARIDAD, por la INHABITACION TRINITARIA lo cual supone:
 vivir una exigente vida moral;
 con actitud habitual de conversión a Dios;
 abierto a las iluminaciones y motivaciones del Espíritu Santo (los
dones);
 siendo “morada de Dios por el ESPIRITU”.

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f) Tener conciencia psicológica de mi vida cristiana como repuesta y
compromiso de mi VOCACION y MISION en FASTA.
2. Segunda configuración personal del CARISMA: asumir como VOCACION y
MISION personal el contemplar, construir, sostener y proteger la CIUDAD
MILICIANA (P.F. 1); se trata de cuatro actitudes que:
a) Definen el ideario y el estilo personal con que se debe vivir el CARISMA
(Estatuto, Art. 6).
b) Marcan el modo cómo se debe asumir el cumplimiento de los deberes y
compromisos según el CARISMA de FASTA (Est., Art. 10 al 12).
c) Manifiesta el modo de preservar la fidelidad al CARISMA (Est., Art. 13).
3. Tercera configuración personal del CARISMA: afirmar la identidad propia de la
FASTA- Laical, viviendo como LAICO la vocación-misión conforme a:
a) La doctrina del Concilio Vaticano II acerca de la vocación laical en la Iglesia
(P.F. 2).
b) El Magisterio Pontificio: Juan Pablo II “Christifideles Laici”.
c) Como compromiso de fe y acción, armónicamente conjugados (P.F. 15).
d) Buscando integrar el bien PERSONAL con el INSTITUCIONAL (P.F. 27).
e) Intentando proyectar la ACCION hacia el cumplimiento del ideal (P.F. 27).
f) Encontrando el mejor modo personal de encarnar en la acción lo institucional
(P.F. 27).
g) Dando testimonio, con la acción militante, de la misericordia de Dios hacia
los hombres (P.F. 27).
h) Fundando toda acción en la oración, el renunciamiento y el sacrificio (P.F.
27).
i) Evitando todo modo de desvirtuar la acción miliciana con formas solapadas o
explícitas de “beaterías” (P.F. 27).
j) Con una opción siempre conciente y renovada, con todas sus implicancias,
para el testimonio de la fe y el servicio perseverante del BIEN COMUN, de
Dios y de la Patria (P.F. 28).
k) Signando la existencia cotidiana de fidelidad a las promesas y a los fines de
FASTA con ánimo alegre y espíritu virtuoso (P.F. 28).
l) Afirmando la espiritualidad por una acendra de devoción:
 a la Orden Dominicana, de la que son hijos (P.F. 26);

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 a María Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario (P.F.
26);
 al Patriarca Santo Domingo y a Santo Tomás de Aquino que es su
patrono (P.F. 25);
 a los santos de la Orden, especialmente a Santa Catalina de Siena, San
Martín de Porres, Santa Rosa de Lima (P.F. 26).
m) Amando, respetando, viviendo y sosteniendo a la Fraternidad Apostólica
Sacerdotal Tomás de Aquino (FASTA Sacerdotal) y promoviendo, entre los
jóvenes milicianos, vocaciones para la misma (PF. 26).
n) Haciendo de nuestra vida una auténtica milicia (P.F. 28).
o) Militando en la Iglesia como LAICOS de auténtico prestigio doctrinal (P.F. 25 y
Est., Art. 11).
p) Preparados para asumir funciones importantes y ser testigos de la fe en el
mundo (P.F. 25).
q) Profundizando su formación con el conocimiento y el pensamiento de Santo
Tomás de Aquino, con la actualización adecuada para iluminar los problemas
de la sociedad contemporánea (Est. 12).
r) Integrando siempre la fe con la razón según el Magisterio de la Iglesia (Fides
et ratio) y la doctrina de Santo Tomás de Aquino (P.F. 25).
s) Lanzándonos al combate como verdaderos militantes de la Iglesia peregrina
(P.F. 28).
t) Aguardando la contemplación triunfal en la vida eterna (P.F. 28).
II. Las configuraciones del CARISMA de FASTA en orden a lo comunitario:
1. Primera configuración comunitaria del CARISMA: asumir como vocación y
misión comunitaria el contemplar, construir, sostener y proteger la Ciudad
Miliciana entendida como (P.F. 13):
a) Un espacio abierto a la salvación, como signo del Reino de los Cielos (P.F. 1;
Est., Art. 2. La teología del Reino de Dios).
b) Como signo visible del misterio invisible de la Iglesia (P.F. 13).
2. Segunda configuración comunitaria del CARISMA: recrear, más allá de las
obras, programas, propuestas, proyectos o tareas, comunidades sacrales,
sapienciales, apostólicas y organizacionales (P.F. 13), las cuales deberán estar
nutridas en:
a) El misterio de la comunión eclesial: El Cuerpo Místico de Cristo (P.F. 13).

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b) La verdad teologal: Sagradas Escrituras, Revelación, Tradición, Magisterio
(P.F. 13).
c) La plegaria personal y comunitaria (P.F. 13).
d) La caridad fraterna (P.F. 13).
e) La amistad miliciana (Est.; Art. 6, d).
f) La espiritualidad dominicana (P.F. 15).
3. Tercera configuración comunitaria del CARISMA: hacer que en todas las
comunidades de FASTA se puedan incorporar, de un modo conciente y
creciente, las notas de la Ciudad Miliciana que son:
a) Lo sacral: de modo que los miembros de una comunidad de FASTA puedan
unir la vocación sacral de su Bautismo conforme a su condición y estado de
vida (P.F. 10).
b) Lo sapiencial: de modo que los miembros de una comunidad de FASTA
puedan desarrollar su vocación personal conforme a las exigencias de la
sabiduría cristiana:
 cultivando la fidelidad a la Palabra de Dios y al Magisterio de la Iglesia;
 con el ejercicio cotidiano de las virtudes cristianas;
 abiertos a la dimensión cultual de la plegaria personal y sacramental
(P.F. 10).
c) Lo apostólico: de modo que los miembros de una comunidad de FASTA
puedan asumir misiones apostólicas en consonancia con el estado de vida y
la responsabilidad social que ejerzan, respondiendo con fidelidad y
generosidad al llamado personal que el Señor pueda hacerles, como así
también a las misiones que prudente y legítimamente se le encomendaren
(P.F. 10).
d) Lo organizacional: de modo que los miembros de una comunidad de FASTA
vivan en caridad todas las exigencias de la organización.
III. Las configuraciones del CARISMA de FASTA orden a la acción evangelizadora:
1. Primera configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: su ámbito de
acción evangelizadora es la CIUDAD, o sea el lugar donde se debate la
realización (P.F. 16):
a) Social.
b) Cultural.
c) Política.

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d) Religiosa.
2. Segunda configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: evangelizar la
CULTURA volcando la tarea hacia (P.F. 16):
a) La juventud.
b) La familia.
c) La pastoral doctrinal.
3. Tercera configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: tener conciencia
histórica para leer los signos de los tiempos desde:
a) Lo institucional: la realidad histórica de Latinoamérica cuando nace FASTA
(P.F. 17).
b) Lo eclesial: el llamado evangelizador de la Iglesia en el Concilio Ecuménico
Vaticano II; en el Documento de Puebla y en el Magisterio de Juan Pablo II
(P.F. 16).
c) La actual situación mundial: la globalización, los modelos de sociedades
laicas contemporáneas; el humanismo planetario inmanentista; la post-
modernidad (P.F. 19).
d) La realidad cultural de hispanoamérica: los indigenismos ideológicos; la
globalización.
e) Nuestra Patria como espacio providencial de empeño y salvación (P.F. 19).
f) La Iglesia conciliar, evitando dos errores: el pro-marxismo y el secularismo
(P.F. 18).
4. Cuarta configuración del carisma evangelizador de FASTA: su opción pastoral
que mira a:
a) La cultura: afirmando el patrimonio y trasmitiendo los valores fundantes de
la cultura católica.
b) La familia: reafirmando el valor institucional y sacramental de la familia
como:
 célula de la sociedad y de la Iglesia;
 como lugar ineludible para la transmisión de la cultura y de la fe;
 como el modo con el cual el Creador ha dispuesto que el hombre
transmita la vida haciéndose de esta manera, partícipe de la imagen y la
semejanza de Dios;

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 como una sociedad o comunión del hombre y la mujer que se
perfecciona y sostiene por el amor conyugal, elevado por Cristo a la
categoría de un sacramento.
c) La juventud: con esta opción pastoral FASTA intenta:
 evangelizar a los jóvenes que aspiran dar a sus vidas un elevado ideal de
amor a Dios y a la Patria (P.F. 20);
 trasmitir, a través de los jóvenes, los valores que, desde la cultura
católica, iluminan lo social y lo político )P.F. 20, 21);
 construir, con el dinamismo propio de lo juvenil, la sociedad del futuro a
la luz de las verdades evangélicas (P.F. 20);
 permanecer sensible a las realidades cambiantes de la temporalidad,
atendiendo al aporte de lo generacional (P.F. 20);
 encuadrar su opción pastoral en la doctrina del Concilio Ecuménico
Vaticano II; en el Magisterio de los últimos Papas; en la enseñanza de los
Obispos Latinoamericanos (P.F. 20).
5. Quinta configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: la renovación de
las culturas, o sea, intentar insertar el evangelio en el corazón de las culturas,
inculturación P.F. 21), para ello se requiere:
a) Mirar al presente, a las nuevas formas de vida del mundo moderno que
condicionan el apostolado (P.F. 21).
b) Exponer la doctrina auténtica de la Iglesia, que en lo substancial no ha
cambiado, pero con arreglo a métodos de investigación propios del
pensamiento moderno (P.F. 21).
c) Estudiar y dialogar más que dogmatizar y condenar.
6. Sexta configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: construir la
“Ciudad” en la “ciudad”, integrando la fe con la razón; la naturaleza con la
gracia; el mundo con Dios; para ello (P.F. 21) se debe:
a) Instaurar un diálogo profundo con el mundo de hoy marcado con un radical
proceso de secularización (P.F. 21).
b) Con una visión concientemente esperanzada en la historia de la humanidad:
la esperanza de la salvación (P.F. 21).
c) Respetando los valores del mundo.
d) Sosteniendo sus esfuerzos.
e) Sacralizando sus aspiraciones.

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f) Empleando la “voz fácil y amiga de la caridad pastoral”.
g) Tratando siempre de expresarse con el estilo de la conversación corriente de
hoy.
h) Recurriendo a la experiencia vivida y al empleo del sentimiento cordial.
7. Séptima configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: hacerse
salvadora y promotora del hombre de hoy, para ello hay que detenerse a
considerar (P.F. 22):
a) Más el aspecto dichoso que el desdichado (P.F. 22).
b) Más que una condenación volcar hacia el hombre una corriente de afecto y
admiración (P.F. 22).
c) Sin dejar por ello de reconocer sus errores como una exigencia propia de la
caridad (P.F. 22).
d) Con una actitud de respeto, imitación y amor hacia las personas (P.F. 22).
8. Octava configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: empeñarse por
considerar todas las cuestiones que hoy comprometen la conciencia y la
actividad del hombre, como ser las supremas aspiraciones a (P.F. 23):
a) La existencia (P.F. 23).
b) La dignidad de la persona humana (P.F. 23).
c) La honrada libertad (P.F. 23).
d) La renovación del orden social (P.F. 23).
e) La justicia (P.F. 23).
f) La paz (P.F. 23).
9. Novena configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: asumir los valores
humanos y temporales e interpretarlos a través de la caridad, con aquellos
propiamente espirituales, religiosos y eternos, evitando que esta actitud se
transforme en un simple antropomorfismo (P.F. 23).
10. Décima configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: estar siempre
inspirados por la esencial misión salvadora de la Iglesia, cuidando no caer en:
a) Un tolerante y excesivo relativismo de apertura al mundo exterior (P.F. 24).
b) Un historicismo insustancial (P.F. 24).
c) Una equivocada propensión a aceptar lo novedoso por lo novedoso mismo
(P.F. 24).
d) Una sensibilidad desordenada para atender problemas contingentes y
circunstanciales (P.F. 24).

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e) Una marcada proclividad para volcarse a aceptar, sin más, las formas de
pensamiento e ideologías ajenas a la doctrina de la Iglesia (P.F. 24).
11. Undécima configuración del CARISMA evangelizador de FASTA: generar una
acción evangelizadora que permita asumir estructuras temporales, sobre todo
en el ámbito de la cultura y la educación, para ordenarlas según el espíritu del
Evangelio y de acuerdo a nuestro propio estilo, ideario y vocación (P.F. 27); lo
cual supone que:
a) No se trata de una simple praxis coyuntural (P.F. 27).
b) Es una acción evangelizadora que se proyecta para el cumplimiento del
ideal (P.F. 27).
c) Compromete tanto la realización personal como comunitaria (P.F. 27)
d) Con ESTILO propio, tanto personal como comunitario, que surge de la
cotidiana fidelidad a las promesas y fines institucionales (P.F. 27).
e) Con sentido teológico comunitario, como resultado de las respuestas
personales a la convocatoria del Señor, Cristo Jesús, Rey de la historia
(P.F. 28).
f) Con prontitud de espíritu para el combate (P.F. 28).
g) Con vivo sentido de estar incorporados a las filas de un ejército salvífico
que sólo admite como conductor a Aquel cuyo nombre está sobre todo
nombre (P.F. 28).
h) Con conciencia plena de que somos para el Señor (P.F. 28).

C. CONCLUSIÓN
La ESPIRITUALIDAD de FASTA se manifiesta en la experiencia de vida interior y
de santificación personal que hacen sus miembros siguiendo el modelo de santo
Domingo y los santos de la Orden Dominicana.
La perfección del CARISMA de FASTA sólo puede ser expresada en sus
comunidades donde, desde la amistad miliciana, se intenta recrear la Ciudad Miliciana
como espacio de salvación sacral, sapiencial, apostólico y organizacional, abierto a la
evangelización de la juventud, la familia y la cultura.
El CARISMA y la ESPIRITUALIDAD se convocan mutuamente. Integrados en una
realidad laical, espiritual y apostólica, identifican a FASTA como un MOVIMIENTO.

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