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Nordic Thunder: Matriarcado vs.

Patriarcado

Occidente y la Raza Blanca, desde sus comienzos, han sufrido de esquizofrenia. A lo

largo de su historia, esa esquizofrenia se ha manifestado en la forma de:

Esparta — Atenas
Grecia — Persia
Roma — Los etruscos
Roma — Cartago
Roma — Judea
Paganismo — Cristianismo
Germania — Roma decadente
Señor — Esclavo
Fuerte y sano — Débil y enfermo
Guerra y conquista — Paz y sosiego
Anticristo — Cristo
Entrenamiento — Ocio
Puritanismo — Promiscuidad
Los eslavos — Los tártaros
España ― Los moros
El Sacro Imperio Romano-Germánico — El Vaticano
La Orden Templaria — La Iglesia
El Imperio Bizantino — Los turcos otomanos
Lucifer — Jehová
Machismo — Feminismo
Soldado — Hippie
Skinhead — Guarro
Fascismo — Comunismo
Y, sin embargo, creo poder reducir la esquizofrenia de Occidente y de la Raza Blanca
a dos facetas o influencias principales:

PATRIARCADO (ario) — MATRIARCADO (pre-ario)

Puesto que el "New Age" o Nuevaerismo, junto con el "Código DaVinci", la


propaganda feminista-marxista y demás, han emponzoñado este terreno y han
vilipendiado al Patriarcado, procedo a su reconquista.

MATRIARCADO Y PATRIARCADO

¿Qué es, en primera instancia, el Matriarcado?

El Matriarcado no es una sociedad regida por mujeres —esto es,


una ginarquía o ginecocracia—, como las ilusas feministas se empeñan en demostrar.
De hecho, sociedades de ese tipo raramente se dieron, y constituyen excepciones
muy exóticas, en los pueblos más primitivos, atrasados y débiles del mundo, como
en el Amazonas o en Indonesia. Y si no encontramos ginarquías en el mundo
moderno, es porque tales sociedades perecieron a manos de sociedades no-
ginecocráticas, lógicamente más fuertes y luchadoras. El Matriarcado es, pues, una
sociedad en la que la influencia predominante en el carácter colectivo del pueblo es
la femenina, la idiosincrasia de la sociedad en su conjunto presenta más afinidad con
la feminidad que con la masculinidad, todos los focos se dirigen a la mujer, y flota en
el aire un claro olor a estrógeno espiritual.

El Matriarcado se corresponde originalmente con las antiguas sociedades primitivas


y con lo que Julius Evola denomina "Civilización de la Madre". Hablamos de pueblos
generalmente decadentes, agotados o deprimidos espiritual y fisiológicamente, en
los que la primacía de culto religioso corresponde a la Madre Tierra —a la Gran
Madre— y en los que se rinde culto al gozo material, a los placeres, al lujo, a la
voluptuosidad y a la opulencia. Se otorga prioridad a los instintos compasivos,
piadosos, conciliadores y caritativos. La regla a seguir es "disfruta", y el resultado es
un comportamiento promiscuo en todos los sentidos —el hedonismo o la noción de
"un mundo feliz" es típicamente matriarcal.

¿Dónde podemos encontrar vestigios de matriarcado? En los habitantes pre-arios de


Europa, y en las razas orientales. Por ejemplo, los etruscos, en los vascones, en los
pelasgos o en los minoico, o en zonas de influencia céltica donde acabó por
predominar el carácter pre-indoeuropeo. Incluso en los turcos otomanos, en sus
sultanes gordos, borrachos, retrasados o pervertidos, en la desmesurada influencia
que llegaron a acaparar algunas de sus concubinas, o sus propias madres.

¿Qué es el Patriarcado? Todo lo contrario. Si el Matriarcado es libre albedrío y


promiscuidad, el Patriarcado es organización, ritualismo y disciplina.

¿Qué pasó cuando las sociedades patriarcales se encontraron con las sociedades
matriarcales? Hubo guerra. Y ―oh sorpresa―, los invasores patriarcales triunfaron
siempre, a pesar de ser generalmente menos en número. El Patriarcado irrumpe en
la Historia de una forma violenta, traído por las invasiones arias. Así, si la Cultura
Danubiana y asentamientos afines entorno al Mediterráneo, en Oriente y en las Islas
Británicas, eran matriarcales, en cambio la Cultura de los Túmulos, la Cultura de los
Campos de Urnas, la Cultura del Hacha de Combate del Volga, las culturas bálticas,
la Cultura Megalítica Nórdica, la Cultura de las Ánforas Globulares y la Cultura de la
Cerámica Cordada, eran patriarcales, y se asocian ―oh sopresa II― con la expansión
de la Raza Nórdica.
De hecho, la intolerancia contra el Matriarcado fue probablemente la primera
intolerancia religiosa y el primer fanatismo que nuestros antepasados aprendieron a
adquirir en la Edad de Hierro. La misma mitología aria conserva retazos de la inmensa
lucha que llevó al cabo nuestra Raza contra los siniestros cultos matriarcales, retazos
que examinaremos después. En su decadencia, los arios absorbieron algunas
costumbres de los pueblos subyugados —esa sutil, pegajosa y asquerosa suciedad
blanda, hedonista y pacifista, con la que el Matriarcado infectó a la Arianidad ya antes
del Cristianismo.

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- Matriarcado: la religiosidad y la visión del mundo

· Se ve como fuente de vida exclusivamente al agua y a la Tierra. En la cosmogonía


religiosa matriarcal de la Naturaleza, la vegetación no nace por ser regada por el
Cielo y guiada por el Sol (y, naturalmente, albergada por la Tierra), sino
exclusivamente empujada desde abajo por fuerzas ctonias procedentes del
submundo. En esta misma línea, los terremotos son considerados como la ira de la
Tierra.

· La primacía del culto religioso le corresponde a la Madre Tierra, y todo en la sociedad


matriarcal tiene una orientación ctonia.

· Los calendarios toman como referencia el ciclo lunar y el vaivén menstrual que
representa.

· Los símbolos matriarcales son telúricos y tendientes a lo lunar, a lo acuático y al


Inframundo. Abundan las líneas curvas más que las rectas. Como ejemplos, tenemos
los laberintos, los ríos, los lagos, las cuevas, las serpientes, los pantanos, las estrellas
y la noche.

· Como ejemplos de divinidades típicamente matriarcales, tenemos a Cibeles,


Perséfone, Deméter, Astarté, Tanit, Gea o Isis. Tales diosas a menudo se hallan
complementadas por un compañero masculino castrado (que mucho me recuerdan a
los calzonazos o pagafantas actuales), como Osiris o Atis, en un culto religioso
aberrante y antinatural.

· Las sacerdotisas matriarcales son hetairas que ofrecen servicios de "prostitución


sagrada" y que se dedican a acumular dinero. Los sacerdotes a menudo son eunucos,
como los sacerdotes del Templo de Éfeso, los de Cibeles, los de Astarté o como en
los Misterios de Atis.

· Los muertos se entierran, con lo cual simbólicamente son devueltos a la matriz de


donde se considera salieron. Tanto en Grecia como en Roma, los plebeyos
(descendientes de pueblos matriarcales) eran llamados precisamente "hijos de la
Tierra" en contraposición con la casta dominante, que era de origen latino y se
denominaba "hijos de los Dioses". La filosofía de fondo era "de la Tierra procedes y
a la Tierra volverás", con lo cual se negaba cualquier ascensión, cualquier esencia
superior enlazada al Cielo y cualquier responsabilidad de tener que rendir cuentas
por nuestros actos. Tal filosofía es la que invita "a gozar, que la vida es corta", y
actúa como redención para las mentes de quienes son incapaces de obedecer ningún
dictado que provenga de lo alto.

· Los lugares de culto religioso solían ser cavernas, zonas internadas en la matriz
de la Tierra.

· Hay un culto al sacrificio ritual malvado, particularmente al sacrificio morboso de


una víctima pura e inocente. Así, en Fenicia y en Canaan, el primogénito recién nacido
era quemado vivo, y algo similar sucedía en Cartago. Los etruscos tenían fijación con
el sacrificio de un varón adolescente, y los judíos con el de niños arios, o bien
especímenes adultos robustos.

· Predominan las formas de arte grotescas: máscaras desproporcionadas, figuras


totémicas demoníacas, carnicerías de sacrificios humanos o escenas orgiásticas en
las que se come, se bebe, se folla y se duerme. Las antiquísimas figuras de "Venus"
son el arquetipo por excelencia de la "Gran Madre" en la que estos pueblos veían su
ideal de fertilidad y feminidad. Los cantos propios del Matriarcado son los lamentos
(pensemos en la música árabe del desierto, o en el flamenco).

Una imagen vale más que mil palabras: la "Venus de Willendorf", un ídolo
matriarcal de la Cultura Danubiana. Igualita que una modelo de fitness o una diosa
griega, eh. Dimensiones propias de un cachalote, tetas caídas, ausencia de rostro y
caderas anchas como el Estrecho de Gibraltar. Todo un testimonio a la "bucólica",
"pacífica" y "armoniosa" cultura primitiva matriarcal que tanto admira la actual
progresía intelectualoide.
- Patriarcado: La religiosidad y la visión del mundo

· Se conserva la memoria de la invasión de un pueblo minoritario y heroico sobre un


pueblo muchísimo más prolífico, pero poco dado a las luchas de honor. En las
mitologías, se recuerda una lucha de un elemento heroico y viril contra un elemento
telúrico, como los casos de Apolo contra la serpiente Pitón, Hércules contra las dos
serpientes mandadas por Hera, Teseo contra el Minotauro, Indra contra Vitra o Thor
contra la serpiente Iormugand. El héroe Hércules (lamado Heracles
Misogenos), típicamente ario, siempre está en lucha contra las fuerzas mandadas por
Hera, desde que, recién nacido, estranguló a dos serpientes que Ésta mandó para
matarle. A menudo se nos dice que estos retazos tienen que ver con una simple
"evolución social" que llevó del Matriarcado al Patriarcado, pero la realidad es que
están relacionados con la invasión de un pueblo patriarcal (el ario) sobre un pueblo
matriarcal (el ugrofinés, el dravídico, el semita, etcétera, según los casos) y la
imposición del Patriarcado triunfante sobre el Matriarcado derrotado.

· El Cielo representa el mundo del espíritu y de la luz. Se ve como fuente de vida al


Sol (cielo sereno, luz) y a la tormenta (rayo, lluvia, cielo iracundo). No se desprecia
u omite la Tierra, al contrario, lo que se hace es integrarla en un sistema de
interacción Tierra-Cielo en el que el predominio corresponde al Cielo, y en el que el
producto intermedio es el mundo natural de la vegetación verdeante y de la sangre
roja. Los arios no ignoraban la importancia de lo telúrico y de la Madre Tierra.
Deméter, Perséfone, Gaya, Erda y Mat Zemya lo atestiguan.

· La primacía del culto religioso le corresponde al Padre Cielo, y todo en la sociedad


patriarcal tiene una orientación más celeste ("olímpica") que terrestre.

· Los calendarios toman como referencia el ciclo solar-heroico de nacimiento, cenit,


sacrificio, muerte y renacimiento.

· Los símbolos principales de las sociedades patriarcales son fálicos, celestes, bélicos
y solares. Como ejemplos, tenemos la Esvástica, la montaña (convertida en un lugar
santo como el Monte Fuji de Japón o el Monte Taigeto de Esparta, o incluso en morada
de los Dioses, como el Monte Olimpo), el fuego, el árbol, el estandarte, la bandera,
el Sol, la Cruz Céltica, las ruedas, el águila, el caballo, el rayo (considerado la
contrapartida destructiva del poder creativo del Sol), el martillo, el hacha doble, la
espada o la lanza. Priman las líneas rectas sobre las curvas —el mejor ejemplo de
esto es el alfabeto rúnico y los alfabetos mayúsculos griego, latino y cirílico, de
derivación rúnica, así como el antiguo alfabeto templario.

· Las divinidades patriarcales principales son representaciones guerreras de lucha,


virilidad y fertilidad masculinas, incluso de una sutil pero cierta rebelión (Prometeo,
Hércules, Sigfrido). Thor, como dios del trueno, de las lluvias y de las tormentas,
esgrimidor del Martillo y azote de "gigantes" es probablemente el mejor ejemplo de
divinidad masculina de fertilidad celestial y lucha contra las fuerzas ctonias.
Asimismo, los dioses de panteones patriarcales se hallan regidos por un Padre
Celestial. Como ejemplos de dioses típicamente patriarcales, tenemos a Odín, Tyr,
Zeus, Apolo, Ares, Marte, Teutatis, Taranis, Thor, Dievs, Perun y Perkunos. El nombre
latino de Júpiter (originalmente equivalente a Thor en su papel de esgrimidor del
trueno) viene de "Dios Padre" (*Dyaus Piter). Sin embargo, el Patriarcado también
tiene importantes divinidades femeninas: Friga, Atenea, Minerva, Artemisa, Diana y
Dievana son diosas típicas del Patriarcado, distantes, serenas y llenas de dignidad
austera.

· El origen de las castas sacerdotales, allá donde las hay, está en la aristocracia
guerrera. Las funciones sacerdotales a menudo son ejecutadas por los reyes, por los
capitanes militares, por los patriarcas de los clanes, por los cabezas de familia o por
los primogénitos del linaje familiar. La magia personal es considerada un asunto
femenino, y el poder sobre la Tierra y sobre la materia son considerados cosa de
hombres. Asimismo, las sacerdotisas de sociedades patriarcales (en contraposición a
las hetairas matriarcales) son vírgenes, como lo eran las sacerdotisas de Artemisa en
Esparta, la Pitia de Delfos o las vestales de Roma.

· Los muertos se incineran, lo cual implica simbólicamente que su cuerpo se consume


y que sus espíritus ascienden desde la Tierra al Cielo —al mundo del espíritu. A los
soberanos o héroes se les deposita en el interior de túmulos, montañas o pirámides,
es decir, monumentos celestes de materia vertical que, en su ordenación
purificadora, se eleva al Cielo, con la idea subconsciente de conservarles en el seno
terrestre para que retornen en un futuro momento de máxima necesidad. Se tiene
bien presente que la muerte no es el fin, y que nuestros actos decidirán el futuro del
muerto en el Más Allá. El mismo Más Allá no es concebido como un paraíso pacífico
y feliz, es concebido como un lugar donde aguardan los viejos camaradas de armas,
los hermanos de sangre y los antiguos patriarcas de la Raza, y donde la lucha es
eterna.

· Los lugares de culto eran originalmente las cumbres de las montañas —como entre
los antiguos iranios— o lugares donde había dólmenes, menhires y otros signos
verticales y "fálicos". Posteriormente, se erigieron túmulos, pirámides y templos, que
eran concebidos como la envoltura material de la idea espiritual —la coraza material
del fuego sagrado espiritual.

· En el arte, prima la sobriedad y la tendencia al realismo y al idealismo. Se tiende a


la representación de escenas de deporte, caza y guerra —es decir, de esfuerzo y
heroísmo. En la arquitectura, es patente la orientación celeste: monumentos
relacionados con el Cielo (dólmenes, menhires), obeliscos, columnas, pirámides,
cúpulas, torres, triángulos, etcétera.

· El culto al sacrificio de las sociedades patriarcales está centrado en la noción del


deber, del ascetismo y del esfuerzo, especialmente en el campo de batalla. Los caídos
en combate son elevados a la categoría divina y se convierten en objeto de culto.

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- Matriarcado: la familia y las relaciones entre los sexos

· Los individuos viven en grandes hogares comunes, como las cuevas prehistóricas o
las grandes casas de la Cultura Danubiana.

· Prima la procreación de grandes números —lo cual da lugar a un repelente revoltijo.


El Matriarcado subhumano convierte a la mujer en el objeto de un culto de
abominación, deformación y promiscuidad. Los niños son excesivamente mimados y
protegidos, hasta el punto de mermar su iniciativa y su espíritu emprendedor. En
nuestros días vemos niños hasta los topes de abrigos, de bufandas, de jerséis, de
guantes y de gorros, incluso cuando manifiestamente no hace frío en absoluto. Las
madres les reprimen cuando muestran iniciativa o independencia, espíritu
emprendedor, o cuando se arriesgan.

· Como a menudo la promiscuidad es tal que nadie sabe quiénes son los padres, el
apellido se transmite por vía materna. Incluso en los casos en los que hay
matrimonio, el hombre a menudo toma el apellido de la mujer y va a vivir a casa de
la mujer, como sucedía antiguamente entre los vascones.
· Las familias no son sólidas ni definidas. Hay tendencias incestuosas y endogámicas.
El ambiente fomenta la pederastia y la violación, como en tantas sociedades
primitivas de hoy en día. Por estas prácticas, abundan los deformes y los defectuosos.

· El Matriarcado no es amigo de las jerarquías, y todo tiende a difuminarse en la


presencia del totem colectivo y de la masa.

- Patriarcado: la familia y las relaciones entre los sexos

· Los individuos viven en casas unifamiliares.

· A pesar de conceder importancia a la fertilidad y a la natalidad, no prima el número


de hijos, sino la calidad de cada hijo. Esto favorece la aparición de familias sólidas,
de sistemas de selección eugenésicos y de esmerados métodos de entrenamiento y
educación. "Quizás pocos, pero muy buenos", es la frase emblemática de esta
mentalidad. En el Patriarcado se trata a los hijos como hombres desde que son niños,
mientras que en el Matriarcado se les sigue mimando y tratando como niños cuando
aun son adultos. Los padres y los veteranos del clan buscan maneras de "hacer
hombres" a sus hijos mediante "iniciaciones" endurecedoras, y las madres no tienen
nada que decir en cuanto a esto, pues se da por hecho que a partir de cierta edad
(en Esparta y en las aristocracias medievales europeas, a los 7 años), el niño debe
emanciparse de la influencia femenina. Se deja a los niños correr, lastimarse,
ensuciarse e ir desabrigados para que crezcan sanos y duros. Se favorece que los
varones desarrollen curiosidad, fascinación y respeto por la violencia. Es
especialmente en los antiguos ejércitos arios donde la mentalidad de sacrificio,
entrenamiento, ceremonia, lucha y entrega llega a su máximo apogeo.

· La ceremonia del matrimonio ritual y solemne es una institución patriarcal. La


familia sólida, el clan, la comunidad fuertemente cohesionada, son fenómenos
patriarcales hasta la médula. La mujer toma el apellido de su marido al casarse, y
los hijos tendrán el apellido del padre. Hay una tendencia a que los hijos adquieran
el apellido "hijo de" refiriéndose a su paternidad. Esto es patente en los países
anglosajones y escandinavos, con la adopción de apellidos acabados en -son o -sen,
en los países eslavos con -vich o -witz, o en la misma España, con los sufijos -ez.

· Con el Matriarcado se sabe exclusivamente quién es la madre. Con el Patriarcado,


se conoce al padre y a la madre, y la limpieza del linaje queda garantizada mientras
se respete la ley patriarcal. Los "patricios" formaron la aristocracia de Roma. El
Patriarcado garantiza la pureza de la sangre, el Matriarcado garantiza su mestizaje.
Surgen familias profundamente unidas y que prácticamente crean su propia tradición
y mitología, incluso en cuanto a ascendencia divina. Florece el orgullo del linaje de
los padres, el celo de pureza de sangre, el afán de conservación de la Raza —el
Racismo. Se asientan la lealtad, el honor y la mesura, es decir, el instinto de
protección hacia la esencia pura y espiritual. El Patriarcado ario es el único sistema
social que considera que el honor también tiene que ver con las mujeres.

· El Patriarcado tiende a formar jerarquías severas y a sistemas de castas separadas


por un criterio genético, y que favorecen la distinción de los mejores elementos y la
concentración del poder en sus manos. Como ejemplos, tenemos los sistemas de
separación socio-racial que surgieron en India, en Irán, en Grecia, en Roma o en la
Edad Media feudal. El Apartheid de Sudáfrica y Rhodesia constituye un ejemplo más
moderno.

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- Matriarcado: La sociedad y la idiosincrasia

· El Matriarcado se distingue por el hedonismo, la promiscuidad, la concupiscencia,


la indulgencia, la narcosis, la pasividad, la pereza, la embriaguez y una recargada,
opulenta y barroca sensualidad.

· Todo está impregnado de "libre albedrío".

· La influencia espiritual corresponde a las matriarcas. Las mujeres tienen una


desproporcionada influencia en la sociedad gracias a la sugestión sexual y al
acaparamiento de la educación de los hijos lejos de los padres.

· Las cosas se callan por miedo a ofender. Nace la ambigüedad y la "corrección


política".

· Se otorga valor a las posesiones materiales y a las riquezas.

· El tiempo libre está acaparado principalmente por danzas, comilonas, fiestas,


orgías, saltimbanquis y bailarines.

· Se valoran los adornos, los maquillajes, los vestidos, los colores, el lujo, el
bienestar, las especias y los tintes.

· El Matriarcado mima a los débiles. Florecen las colectividades pacíficas y débiles,


demasiado arraigadas a su terruño e incapaces de conquistar, explorar, ser pioneros
o soportar el desarraigo y la soledad. El Matriarcado arquetípico es una sociedad
timorata, dócil, humanitaria, antiheroica, pacifista y pusilánime. Se ensalza la paz y
todo el mundo fornica con todo el mundo. "Haz el amor y no la guerra" es un lema
muy típicamente neo-matriarcal.

· Se aprecia al hombre sin carácter, por su docilidad. El cobarde y débil es protegido


como uno más del grupo. Nadie tiene derecho a castigar ni a recriminar, la autoridad
se disuelve.

· Se valora todo aquello que conserva la vida y que tiende a hacer la existencia más
llevadera a los débiles. Se extirpa la dureza, todo se suaviza. Se tiene en mente como
meta el gozo de una vida larga y llena de placer.

· En el Matriarcado se tiende a disfrutar tranquilamente y sin compromisos, y se


atrapa el placer al vuelo tan pronto como se presenta, en una mentalidad bastante
pseudo-tropical. El "playboy", el "dandy" y el gordo son productos típicos del
Matriarcado, e imposibles en una sociedad patriarcal de verdad. La búsqueda del
placer fácil marca el tempo de los pueblos matriarcales.

· Se busca proteger y conservar toda vida, incluso si ello implica aislarla de lo que es
la crudeza del mundo real. Se busca el bienestar y la comodidad.

· Los saludos son elaborados y con un toque promiscuo. Los modales son nerviosos,
se tiende a la indiscreción, al manoteo y a acercarse demasiado al interlocutor. La
voz se eleva en situaciones absurdas, pero se tiene miedo de gritar cuando la
situación lo requiere.

· Como dijo Julius Evola, el Matriarcado es portador de formas sociales igualitarias de


carácter anarquista o comunista. Las hormigas y las abejas viven en Matriarcados
pseudo-comunistas. La "Madre Iglesia", con sus sacerdotes castrados de virilidad, es
otra figuración matriarcal, por mucho que choque a los códigodavincistas.

· Se obedecen reglas y preceptos de carácter dogmático, utilitarista y materialista.

La risa floja de las mujeres corrompidas y de los hombres sin carácter, la indulgencia
y los miramientos, la mirada burlona, triste y vacía de los débiles, las toses de los
enfermos, el lloriqueo, las depresiones, la inconstancia, el capricho de los niños
sobre-mimados, el lamento de los desconsolados, los quejidos, la endogamia, la
aberración y la neutralización de los instintos potentes y vitales, son rasgos
característicos del Matriarcado y de una sociedad despojada de orden y de la
influencia de hombres luchadores.

- Patriarcado: la sociedad y la idiosincrasia

El Patriarcado está marcado por el esfuerzo, la lucha, la voluntad, el propósito y la


acción, y se distingue por el ascetismo, el autocontrol y la sobriedad. Las mujeres
están excluidas de los procesos estatales o de toma de decisiones (véase el Senado
de Roma, o los Thing germánicos), y son los hombres los que moldean a las nuevas
generaciones a su antojo, aunque se da por hecho que normalmente un hombre no
es completo hasta que no tiene a su lado un espíritu complementario femenino que
lo inspire y le aporte cierta magia.

· Todo está impregnado de orden, ritualismo, severidad y sencillez. En India, los


invasores arios llaman "los sin-rito" a sus enemigos de raza oscura.

· En el Patriarcado el hombre domina sobre la familia. Hay siempre una especie de


patriarca supremo, líder, rey o emperador. A los niños se les hace crecer teniendo en
mente su deber de relevar en el poder a la generación de sus padres. El primogénito
depredador del poder es la esperanza del porvenir y es quien da el carácter a su
sociedad. La hegemonía social corresponde al guerrero joven, vigoroso, de
impulsividad agresiva, y sediento de poder y de dejar su sello sobre el mundo.

· Se dicen las cosas de frente y de modo casi crudo (pensemos en los modernos
países bálticos y eslavos). Abundan las peleas y los duelos de honor.

· Se otorga valor al valor en sí, y las posesiones materiales sólo tienen val or en la
media que expresan un estatus (como las armas, el escudo, la armadura, el caballo
y el botín saqueado expresaban otrora la posición de la casta militar). Asimismo, se
da gran valor a lo que es difícil de lograr, a aquello que está al alcance de la minoría
selecta.

· El tiempo libre se ocupa principalmente con el deporte, la caza, el estudio, la


meditación religiosa y el entrenamiento militar, y ello resulta en un pueblo atlético,
guerrero, vigoroso, espiritual, depredador y preparado para todo.

· Se valora la sencillez, la tosquedad, la naturalidad, la austeridad y la dureza. Ello


da lugar a vidas espartanas, de endurecimiento constante.

· El Patriarcado mima a los fuertes y rinde directamente culto a la guerra, al valor, al


arrojo, al riesgo y al heroísmo. Florecen las sociedades severas y agresivas,
tendientes a invadir, conquistar y poseer tierras nuevas, bajo la mentalidad de que
"la fuerza hace el derecho". De este modo, el Patriarcado es el sistema capaz de dar
a luz a héroes: mediante una vida patriarcal, se forjan pioneros, exploradores,
hombres buscadores e inquietos, rebosantes de ambición y de voluntad de poder.
· Se odia a muerte al cobarde, al dócil, al inútil y al amanerado. Los niños desprecian
a las niñas y las niñas temen a los niños.

· Se valora la audacia, el honor y el valor. Se respeta la violencia, la dureza, la fuerza


e incluso la brutalidad. Se acepta el riesgo con morbo, se juega con la muerte y con
el dolor, y se coquetea con el malestar, con el estrés, con el horror y con el miedo,
pensando que ello fortalece a los hombres. Se valora una vida con honor y con gloria,
aunque sea muy corta (esta elección está condensada en la genial figura griega de
Aquiles). Se rinde culto al heroísmo y al sacrificio, aunque ello implique una vida
sufrida y esforzada. La eugenesia, la camaradería, la sacralidad de la relación
maestro-alumno, la mors triumphalis y la eutanasia son ideales de la mentalidad
patriarcal.

· El placer y los lujos son tomados con suma desconfianza, y tratados con muchísimo
cuidado, o hasta desterrados. La disciplina, el ascetismo, el autocontrol, la voluntad,
el entrenamiento, el carácter altivo, rústico, agresivo y militar toman su lugar. Los
fenómenos del soldado y del Militarismo, así como del Atletismo, son productos
típicos de la acción social del Patriarcado a largo plazo. Esto da lugar a pueblos
imperialistas que glorifican la guerra. La feminista Marilyn French (1929-)
establece ("Beyond Power"), no sin cierta repugnancia por su parte, que el
Patriarcado es un sistema que "otorga preeminencia al poder sobre la vida, al control
sobre el placer y al dominio sobre la felicidad." Podríamos añadir que el Patriarcado
otorga también importancia al control sobre las emociones, los sentimientos, el
sufrimiento y el dolor (a los niños se les dice que "los hombres no lloran"), y al poder
sobre la Tierra y sobre la materia.

· Se busca endurecer y fortalecer la vida exponiéndola al malestar y blindándola así


contra malas experiencias futuras. Las frases más representativas de esta mentalidad
son "es por tu bien" y "en el futuro me lo agradecerás". La lucha y la ascensión
prevalecen sobre la búsqueda del placer.

· En el Patriarcado los saludos son sobrios y simples. Se tiende a la discreción, a la


simplicidad y a los modos estáticos y solemnes, casi marciales en su rectitud rúnica.
El Patriarcado está influenciado por la filosofía y el modo de hacer las cosas de
las männerbunden ("sociedades de hombres", o ejércitos), que constituyen una de
sus señales distintivas y piedras angulares.

· El Patriarcado porta formas sociales jerárquicas de carácter fascista, en las que el


orden lo decide todo. El Estado y el Imperio son instituciones originariamente
patriarcales. En el reino animal, así como las hormigas y abejas son ejemplos
cercanos al Matriarcado, los lobos viven en un sistema casi patriarcal, regido por los
machos dominantes que se van renovando al paso de las generaciones. Toda la
manada participa en el entrenamiento y el aprendizaje de los cachorros, y los padres
expulsan del hogar a los hijos una vez que han alcanzado la madurez suficiente para
buscarse su propio sustento.

· Se obedecen principios y códigos de honor que tienen su procedencia en el mundo


del espíritu y de las ideas y que tienen indiscutiblemente un fin práctico a largo plazo.
Los mejores ejemplos de Patriarcado: las sociedades arias bárbaras (como los
antiguos dorios o germanos), los antiguos iranios, la India védica, los griegos, los
romanos, los antiguos japoneses, las vertientes "tradicionales" de la actual
civilización occidental o la misma sociedad que se estaba gestando en el III Reich —
especialmente en la Hitlerjugend y en las SS— así como la mentalidad militarista
"prusiana" de todas las épocas.
Los gritos de tropas enfervorizadas, la severidad para con las mujeres y los niños, el
retumbar de los cascos de caballos, la sangre derramada sobre la nieve, el ardor
guerrero de los hombres jóvenes, las armas, el glorioso arte idealista, el fuego y el
bronce, el brillar del metal, el ruido de las botas negras, los desfiles militares, los
cánticos y el estruendo de la artillería y de los fusiles, son las gloriosas
manifestaciones del Patriarcado ario.

OPINIÓN DE NT

La cultura europea en su totalidad es eminentemente patriarcal, pero incluso en el


seno de Occidente creo poder observar el enfrentamiento entre la mentalidad
patriarcal y la matriarcal, expresada en las naciones poseídas por estos conceptos.
Así, Francia e Italia como naciones modernas representan tradicionalmente una
mentalidad suave y decadente tendiente al Matriarcado, mientras que Rusia,
Alemania, Inglaterra y Estados Unidos representaron la tendencia más patriarcal y
agresiva.

En el seno de nuestra civilización, pienso que es obvio e innegable que se debaten


los dos principios, y que de un tiempo a esta parte, el Patriarcado está siendo anulado
poco a poco en favor de un pseudo-Matriarcado.

También me parece obvio que las sociedades patriarcales son superiores y más
avanzadas que las matrialcales y, especialmente, tienen mucho mayor potencial.
Simplemente, no hay punto de comparación en cuanto a logros y superioridad entre
el ridículo Matriarcado pacifista y el glorioso Patriarcado arrollador y conquistador. A
mí me basta con echar un vistazo por encima a la mitología, o con leer la "Ilíada",
para sentir una profunda simpatía por las sociedades auténticamente patriarcales,
además del hecho de que Patriarcado va inevitablemente asociado a ario o "indo-
europeo".

Como signo del "complejo de Edipo" que azota a nuestra civilización, tenemos las
pasiones y temores que suscita la palabra "Fascismo" en el mundo moderno. Lo que
los comunistas, los socialistas, los progresistas, los demócratas y demás ralea,
realmente odian y temen del "Fascismo" es la severidad organizadora de una
sociedad patriarcal que ponga a cada uno en su sitio.

¿Cuál creo yo que puede ser el futuro de este asunto? El actual aborto de Matriarcado
está condenado a desaparecer en cuanto se desencadene el más mínimo tumulto.
Por un lado, ha producido una sociedad débil e incapaz de defenderse a sí misma, y
será arrollado por quienes no hayan caído en su lacra (por ejemplo, el Islam). Por
otro lado, la actual sociedad pseudo-matriarcal está condenada a extinguirse por la
simple razón de que quienes la profesan no predican la necesidad de tener hijos,
cayendo en la más inmensa contradicción, pues una sociedad que cree estar
indiscutiblemente en posesión de la verdad absoluta (como la actual), debería
predicar la descendencia con el fin de eternizarse y asegurarse un futuro a toda costa,
frente a las sociedades que piensan de modo distinto, que son la mayoría. Con el
tiempo, su utopía surrealista irá perdiendo posiciones en favor de la despiadada
dureza de los tiempos venideros y finalmente, será reemplazado por una reacción
patriarcal más amoldada a la realidad del mundo y del hombre, que es la necesidad
de tener una descendencia abundante y fuerte.

El despertar de la Raza Blanca vendrá, necesariamente, acompañado de una


reelaboración del antiguo Patriarcado ario. Siento joderos la fiesta, oh rebaño de
ganado decadente perfumado con Loewe, pero se acabaron las subnormalidades y
se acabaron muchas de las cosas que disteis por sentadas. Llegará un día en el que
tendréis que luchar hasta la muerte sólo para disfrutar del 1% de bienes que ahora
os parecen normales. Vuestra asquerosa promiscuidad, vuestra vacuidad mental,
vuestra superficialidad y vuestra rebuscada sofisticación burguesa serán extirpadas
y ay de vosotros como lloréis, pataleéis o llaméis a Superman. Teniendo en cuenta
la decadencia pasada y la situación catastrófica en la que la Raza ―que es lo único
que importa en este mundo― se encuentra gracias a vuestra repelente bajeza moral
y espiritual, la reacción venidera deberá ser exactamente todo lo contrario.

********

A MODO DE APÉNDICE: LOS PUEBLOS DEL NORTE Y LA «CIVILIZACIÓN DE


LA MADRE»
(Sacado de "El problema de una tradición europea", de Adriano Romualdi).

El afloramiento de una fisonomía europea desde las nieblas de la Alta Prehistoria tuvo
lugar en el quinto milenio AEC. Este acontecimiento se vio acompañado de una
elección espiritualmente significativa: el rechazo de la «Civilización de la Madre» y la
afirmación del Urvolk ["pueblo originario", alemán] indoeuropeo como una
comunidad esencialmente viril y patriarcal.

El Neolítico, la edad de la primera agricultura y de los primeros poblados, la edad en


la que las familias se convierten en tribus y las tribus en pueblos, se inaugura en el
continente europeo con una penetración del elemento oriental y mediterráneo. Son
las células tesalias de Sesklo-Dimini, herederas de las comunidades próximo-
orientales que, remontando el Danubio, proliferan por toda la Europa central y
balcánica. Se trata de la denominada "Cultura Danubiana", con su cerámica a
bandas (Bandkeramik), sus bastas azadas de madera y sus grandes casas colectivas.
Esta cultura nos transmite su mensaje espiritual a través de las pequeñas figuras que
representan una divinidad femenina desnuda. Es la Madre Tierra (Gê Metêr), la Gran
Madre de las cosechas, dispensadora de fecundidad que posee las llaves de la vida y
de la muerte. Es la diosa desnuda, cuyo reino se extiende desde Mesopotamia hasta
el Asia Menor, Creta, Malta y más allá. También en toda la Europa occidental y
atlántica, desde la Península Ibérica hasta las Islas Británicas, aparece en las
incisiones megalíticas la diosa armada con un puñal. El cielo euroasiático y
euroafricano de la Madre penetra, a través de la raza mediterránea con sus
proliferaciones líbicas, ligures, ibéricas y pelásgicas, hasta el corazón del continente
europeo.

Sin embargo, el dominio de la Madre no alcanza hasta Europa septentrional. Se trata


de la región entorno al Báltico meridional, el área del haya, del tejo, del abedul, del
abeto; el área del lobo, del oso, del salmón, del castor; el territorio que la geografía
lingüística presupone para la Urheimat ["hogar originario", alemán] indoeuropea. Es,
igualmente, el territorio de la raza nórdica donde, desde comienzos del Quinto
Milenio, los grupos locales de cazadores y pescadores, herederos de la comunidad
magdaleniense de la época glacial, se reorganizan en una nueva cultura agrícola
ajena al mundo de los danubianos y de la Gran Madre.

La cultura megalítica nórdica, con sus grandes tumbas de piedra que atestiguan una
firme estructura política y gentilicia, junto con sus dos emanaciones, la cultura de las
ánforas globulares y la cultura de la cerámica cordada, constituyen la matriz
originaria de las lenguas indoeuropeas y son responsables de una violenta
transformación que afectará a Europa y a vastas regiones de Asia.

A partir del 3200 AEC toda la Europa central, oriental y balcánica sufre las incursiones
de los Pueblos del Norte. La Cultura de las Ánforas Globulares y la de la Cerámica de
Cuerdas, partiendo desde sus sedes en la llanura germánica, invaden con sus hachas-
martillo las pacíficas comunidades de la Madre, transformando el cuadro arqueológico
hasta Grecia y Ucrania.

Resulta significativo que esta irrupción se vea acompañada por la irrupción de


símbolos solares. Nace la Esvástica, cuyo ejemplar más antiguo aparece sobre una
cerámica de la Cultura de las Ánforas Globulares hallada en Polonia, nacen la cruz
radiada y los discos escuadrados, con un punto en su centro o rodeados de rayos.

Se trata de una vasta gama simbólica que encuentra su máximo florecimiento en


Troya, ciudad de frontera entre Europa y Asia, que señala el paso de pueblos
indoeuropeos al Asia Menor. La Esvástica, símbolo primordial de la generación y de
la resurrección de luz, está asociada a la primera aparición de los pueblos
indoeuropeos en el corazón del cuarto milenio, y sólo mil quinientos años más tarde
llegará a la India y a China.

En el corazón de Anatolia, las tumbas de Alaja Hüyük, como preludio al futuro


esplendor del reino hitita, nos muestran, junto a alfileres con cabeza de martillo de
los bárbaros del Norte, los estandartes ornados con esvásticas y otros símbolos
solares. Uno de estos estandartes presenta un gran ciervo en medio de dos toros
más pequeños. Asistimos al sometimiento del simbolismo telúrico, meridional,
materno.

Al toro, símbolo de la ciega fuerza generatriz, ligado a la ideología de la fecundidad,


groseramente representado junto a la diosa desnuda en las culturas agrícolas
europeas más arcaicas, se contrapone el ciervo, el animal de los cazadores del
Norte, Seelentier des nordischen Menschen ["animal del alma de los hombres
nórdicos", alemán] y, según Weisweiler, «animal de la civilización ártica».

El ciervo se encuentra significativamente asociado al simbolismo del Sol y de la luz:

«Den Sonnenhirsch sah ich von Süden her gehen


Seine Füsse standen auf der Erde
aber die Hörner reichten zum Himmel»

Estos versos del Edda vienen ilustrados por cierto número de figuraciones
prehistóricas, empezando por las de Valcamónica, en los que los cuernos del ciervo
se estilizan en forma de disco solar.

De la misma forma, resulta significativo que en Irlanda, cuando el elemento céltico


se encuentra con los aborígenes de estirpe ibérica, el ciervo y el toro juegan un rol
central en las sagas. Donde las palabras oss, dag y ag, que en la saga de Leinster
nombran al ciervo, en la del Ulster han pasado a significar «toro».

Detrás de este enfrentamiento de símbolos, tras la expansión de los pueblos del


hacha de combate y la difusión de las lenguas indoeuropeas, se oculta un
acontecimiento de gran importancia espiritual.

El principio paterno se enfrenta a la «Civilización de la Madre»; la virilidad olímpica


al mito taurino y materno de la fecundidad; el ethos de las "sociedades de hombres"
a la promiscuidad entusiasta del antiguo Matriarcado.

Los ecos se expanden por toda Europa, donde más de mil años después, las
migraciones dórica y latina crearán las premisas de la visión clásica de la vida. Pero,
más todavía, los efectos de esa súbita expansión de la estirpe nórdica, blanca e
indoeuropea se hacen notar en los más lejanos centros de irradiación: sobre los
altiplanos de Persia y en los umbrales de la India.
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Comentarios más destacados que actúan como complemento de la lectura.

-Un usuario comenta que las religiones abrahámicas a pesar de no ser arias son
patriarcales, a lo que Nordic Thunder responde:

Fue Rich Zubaty, un indio americano poco sospechoso de ser nazi, el que dijo que "el
Judaísmo es un matriarcado disfrazado de patriarcado", aludiendo al hecho de que
las mujeres judías no rinden cuentas a nadie y constituyen el "molde" para la tarea
desnaturalizadora del Sistema sobre las mujeres no-judías. En el Judaísmo, la
transmisión es matrilineal, es decir, basta con ser de madre judía para ser
considerado judío. El mismo "complejo de Edipo" freudiano alude a esto mismo, y a
un pueblo que rompe la cáscara frágil del patriarcado de fachada para gozar del
desenfreno matriarcal. (El problema de Freud era que la mayoría de sus pacientes
eran judíos desequilibrados, y este pseudo-profeta intentó extrapolar las paranoias
de la Judería al resto de la Humanidad como si todos fuésemos partícipes de ellas.
Menos mal que tenemos la alternativa de un C.G. Jung.)

El Islam forma parte de lo que yo llamo "patriarcados-aberración". Es decir, a la raza


semítica le va el Matriarcado, pero es consciente de que para ser fuerte, necesita un
patriarcado que le infunda vida, fanatismo y combatividad. De hecho, no sé qué sería
del mundo árabe sin el Islam. Creo que algo similar pasó en la Grecia decadente con
esa desmedida misoginia, cosa que nunca pasó entre los espartanos o los germanos.

¿Cristianismo? El Cristianismo de los orígenes, el Cristianismo histérico, delirante,


apocalíptico, anti-romano, victimista, oprimido, quejica, de rebelión de las masas, es
un producto más bien matriarcal. De hecho, el Cristianismo propició en un principio
la "emancipación de las mujeres" en el mundo romano. Sin embargo, durante la Edad
Media asistimos a una "patriarcalización" del Cristianismo a medida que éste fue
absorbiendo elementos que procedían de Grecia, Roma y el mundo céltico y
germánico. A mí no me cabe duda en cuanto a que el Imperio Bizantino, el Carolingio
o el Sacro Imperio, eran instituciones patriarcales.

Y sin embargo incluso el Cristianismo posterior no está exento de esa pegajosa


ponzoña matriarcal, como he dicho, en la "Madre Iglesia", en ese histérico culto a la
Virgen María y en su desconfianza hacia la virilidad salvo cuando sirve a sus fines.

Y ya no hablemos de la Iglesia actual, o de las intentonas por parte del Nuevaerismo


de hacer una regresión al "cristianismo primitivo" (véase el caso del "Código Da
Vinci") y de exaltar la figura de María Magdalena (que no deja de ser otra judía
desharrapada y encima ex-prostituta, procedente de una sucia y problemática
provincia tercermundista del Imperio Romano).

-Refutando los manotazos de ahogado de un pro-matriarcado:

"Mirate el daoismo (taoismo) y confucionismo. El ethos y el pathos. Puro pensamiento


dualista, y por lo tanto falso y poco profundo." -- Demasiado ligeramente descartas
dos doctrinas antiquísimas y extremadamente profundas. El Taoísmo es, lo que se
dice, una joya. Ninguna filosofía ha llegado ni a una fracción de su conocimiento del
cuerpo humano, sus resortes ocultos y las técnicas de alquimia interior (el Hinduismo,
Budismo, etc., son comparables). Dualismo no es sinónimo de simplicidad. Hay
dualismos de conciliación o de separación, y hay ejemplos interesantes en ambos
casos. El Maniqueísmo es dualista 100% y sin embargo lo considero sumamente
profundo y completo.
"Todos los machotes vigorosos que he conocido eran en el fondo unas nenazas en el
plano psicologico." -- Tengo la sensación de que eso es lo que intentan decirse a sí
mismos los débiles de carácter y de cuerpo para superar el trauma que les produce
no ser así. Así que "en el fondo" eran nenazas. ¿Te metiste a explorar la corteza
cerebral de cada uno de ellos para llegar a esa conclusión, o te guiaste quizás por
prejuicios? ¿Les diste un cachete en el culo a cada uno de ellos para ver si soltaban
un "jiji"? ¿Era Aquiles una nenaza? ¿Leónidas? ¿El Cid? ¿Entonces qué propones?
¿Que en vez de machotes vigorosos seamos damiselas débiles? ¿Qué hay de malo en
ser un machote vigoroso? ¿Es mejor ser como un Zerolo de la vida? ¿Qué pensarían
Nietzsche o Jung de Zerolo? Hmmmmm, estoy intrigado colega…

"La violencia por la violencia es una coraza." -- Ya, eso díselo a Atila, a Genghis Khan
o a Tamerlán, a ver qué te dicen.

"En primer lugar, los niños mas inseguros son precisamente los que han sentido poco
calor materno. Es indispensable en los primeros años de vida...." -- Nunca he dicho
lo contrario, lee bien. El enlace materno-filial materializado en el cordón y la lactancia
es importante en los primeros años de vida. Pero a una edad determinada, el niño
debe emanciparse de esa influencia. En sociedades tan separadas como Esparta y las
órdenes de caballería de la Edad Media, esa edad era a los 7 años.

"En la sociedad patriarcal se evita la consumacion de esta simbiosis, se arranca la


diada madre-hijo para crear guerreros descerebrados." -- A los 7 años, la simbiosis
está más que completada, y una prolongación de la misma produciría un niñato
mimado y caprichoso. Por otro lado, si Leónidas es un "guerrero descerebrado", pues
bien… ¡necesitamos más "guerreros descerebrados"!

"No equivoques el matriarcado con la matristica. Nunca ha habido matriarcados


(donde mandan las mujeres), eso es una aberracion antropologica. Si que ha habido
sociedades matristicas, que es diferente." -- ¿Aberración antropológica? ¡Machista!
Todos somos iguales, igualas e igualos y blablabla. Es coña; ahora en serio.
Manejamos términos diferentes. Yo llamo ginecocracia a lo que tú llamas
matriarcado, y llamo matriarcado a lo que tú llamas matrística.

"Es en el patriarcado donde las mujeres mandan en el nenaza que se esconde detras
del guerrero, y donde aparece la mujer manipuladora." -- ¿Ejemplos? Mentira, ese
arquetipo de mujer manipuladora aparece en matriarcados, en pseudo-patriarcados
(judíos, gitanos, Islam) o en sociedades patriarcales ya decadentes (Esparta, Roma).
Ver el caso de la romana Popea Sabina, o en el "Sultanato de las Mujeres" durante
cierta fase del Imperio Otomano.

-Y para rematar:

Si crees que la agresividad sirve sólo para defenderte, luchar por hembras, alimento
o territorio, es que no te conoces a ti mismo. La agresividad y la violencia son
perfectamente sanas y perfectamente naturales, y un hombre que no las tenga es
un repugnante enfermizo.

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