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Erotismo en las antiguas civilizaciones

Egipto:
Todo estaba sumido en la más lúgubre oscuridad. En un momento incierto, de la nada
surgieron las aguas primordiales del Nun, el no-ser. Entonces todo el universo se cubrió por
una gran extensión de agua: se había dado el primer paso hacia la vida. El dios solar Atum,
se auto creó viniendo a dar luz a un mundo recién nacido en donde solamente estaban él y
las aguas primordiales. En un acto reflejo, en un deseo de compartir su vida con más
personas y dar pie a una dinastía de dioses, el dios Atum se masturbó dando vida a los
dioses Shu, el aire, y Tefnut, el agua. A su vez, de éstos nacieron Geb, la tierra, y Nut, el
cielo. Relatado de una forma tan brusca, los sacerdotes del templo solar de Heliópolis,
cerca de El Cairo, han dejado para la posteridad el nacimiento del mundo y de sus
elementos principales. Partiendo de una base tan libidinosa, no es de extrañar que los
antiguos egipcios vieran en el sexo un elemento de lo más normal en sus vidas cotidianas.

Procreación, fertilidad y erotismo:


El arte, los textos y la propia religión, nos advierten de que los antiguos egipcios daban al
sexo la importancia que se merecía. El acto sexual, según las evidencias disponibles, se
representó de una manera natural, en dibujos y pinturas (especialmente en ostraca y
papiros), escultura.

En los albores de la civilizacion egipcia, o sea al periodo pre-dinástico y nos encontramos


una serie de estatuillas de mujeres desnudas, estas estatuillas eran de barro o marfil se
puede apreciar que se marcan muy bien los atributos femeninos, haciendo hincapie en la
zona pubica, y hombres dotados de un enorme pene interpretados como un llamamiento
claro a la fertilidad.

Un caso peculiar es el de la prostitución. Según los historiadores, en la llamada Época


Predinástica (en el período comprendido entre el año 4500 y el 3000 a. C.), esta tuvo al
parecer un carácter sagrado. Diversos grabados nos muestran cómo se realizaban
ceremonias religiosas casi orgiásticas, en las que las sacerdotisas se estimulaban incluso
con objetos con formas fálicas. Estas mujeres eran las llamadas palácidas, destacaban por
su belleza y su origen aristocrático, y su finalidad era la de participar en los rituales de la
siembra para estimular el mítico poder fertilizador del río Nilo.
Las llamadas "figuras eróticas", la mayor cantidad de piezas representa "figuras (humanas,
divinas/sobrenaturales) fálicas", esto es, seres (humanos o no) siempre itifálicos.
Ocasionalmente, la entidad itifálica posee un miembro viril de proporciones descomunales,
que es sostenido por uno o más personajes subalternos o por su compañera (p.ej., grupo
CGCairo 27359)[5]. Asimismo, existen "figuras vaginales" en las que, sin mostrar una
posición erótica precisa, se reconoce fácilmente la "actitud obscena"; mujeres sentadas
exhibiendo genitales muy marcados o reclinadas en posiciones "provocativas". Aquí deben
destacarse los llamados "grupos obscenos", integrados generalmente por una pareja humana
teniendo sexo o en poses sensuales; p.ej., una mujer de pie que toma el falo
desproporcionado de su compañero sedente.

Seth, el dios violador:

Un caso especial es la homosexualidad. Los historiadores no tienen indicios suficientes


para saber si era aceptada con naturalidad o si, por el contrario, provocaba rechazo.
Conocemos, por ejemplo, en el terreno de la mitología que Seth, el dios de la fuerza bruta,
forzó a Horus, deidad celeste, lo que provocó la humillación de este.

En el ámbito de la vida cotidiana, las referencias a las relaciones entre personas del mismo
sexo son escasas. Una de las pocas que existen es un texto conocido como El demandante
de Menfis. Cuenta la historia de un rey llamado Neferkara que cada noche acudía a casa de
Sasenet, uno de sus generales.

La diosa Hathor:

La diosa con más tradición en este sentido fue Hathor, identificada con un sinfín de
divinidades femeninas locales lo que provocó una difusión abrumadora de sus seguidores.
Esta diosa era protectora de las mujeres, protectora de las fiestas, la bebida, el amor y toda
clase de desenfrenos de los que solía participar un egipcio en vida. Los griegos la
identificaron con su Afrodita. De forma muy similar, el dios Bes, posiblemente de origen
extranjero -fenicio o nubio-, era el patrón de las alcobas conyugales, de los bailes, las
fiestas y protector de las parturientas junto a la divinidad femenina Tueris. Se le
representaba de frente como un enano grueso y barbudo, sacando la lengua y en ocasiones
tocando algún instrumento.
https://educomunicacion.es/arte_erotico/egipto_antiguo_arte_erotico.htm
Arte y erotismo en las culturas mesopotámicas

En las culturas de Oriente Medio se tuvo en general una visión cultural muy positiva acerca
del sexo y la sexualidad, ya que el sexo llevaba a un estado de felicidad. Una pista sobre
esta visión positiva son sus abundantes representaciones artísticas con escenas sexuales y
una literatura sumeria y babilónica con bastantes relatos de carácter erótico, sobre todo a
finales del tercer y principios del segundo milenio. Además, uno de los principales textos
pertenecientes a esta cultura, La Epopeya de Gilgamesh, en donde se presenta el sexo como
uno de los placeres que el hombre debe disfrutar.
La mujer estaba sometida a la autoridad del hombre, bien fuese su padre o su marido. Los
hijos/as eran considerados posesiones del padre. La mujer pertenecía al marido. En el
aspecto sexual estaba seriamente castigada cualquier relación de la mujer casada fuera del
matrimonio, tanto para ella como para su amante.

En las sociedades mesopotámicas, en una relación sexual el problema no era tanto el género
de los participantes como la clase social y el rol adoptado por cada uno de ellos. Además,
aunque el amor entre personas del mismo sexo tuviera carta de naturaleza en muchas
culturas antiguas, ello no eximía a los partícipes ni del matrimonio ni de la procreación.

El templo principal de Uruk estaba dedicado a la diosa del amor: Inanna en Sumer (llamada
Ishtar en Babilonia, Astarté en Fenicia, y Afrodita-Venus en Grecia-Roma), lo que
proporciona la idea sobre el papel que desempeñaba el amor físico en la religión sumeria-
babilónica. La figura central del templo era una sacerdotisa, por lo demás hieródula
(prostituta sagrada). En el templo había otras hieródulas y también hieródulos, al servicio
de hombres y mujeres.

Astarté

También llamada Athtart, transliterado Atirat. En acadio DAs-tar-tú (también Astártu). En


etrusco Uni-Astre (según las tablillas de Pyrgi). Astar en Abisinia (actual Etiopía). Athar:
diosa de la fecundidad y la lluvia en Arabia del sur. Ishtar: diosa de Mesopotamia, forma
babilonia de una Gran Diosa que aparece en casi todo el Cercano Oriente antiguo,
especialmente en el ámbito semita. Inanna: diosa sumeria del amor, la naturaleza y la
fertilidad. Ashtarté para los cananeos, Atargatis en los sirios, Ashtar para los moabitas.
Artemisa de los griegos
Representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la
exaltación del amor y los placeres carnales. Con el tiempo se tornó en diosa de la guerra y
recibía cultos sanguinarios de sus devotos (especialmente como Innana). Se la solía
representar desnuda o apenas cubierta con velos, de pie sobre un león, Como su culto se
basaba en la prostitución (tanto masculina como femenina).

Prostitución sagrada

La más “horrible costumbre” en Babilonia, escribió Heródoto (de quien se cree vivió cerca
de 490 a 425 a.C.), era la extendida práctica de la prostitución en el Templo de Ishtar. Una
vez durante sus vidas, se requería a todas las mujeres del país para que fueran al templo y
se “expusieran ante un extraño” a cambio de dinero. El historiador griego denunciaba que
mujeres “ricas y altaneras” llegaban en “carruajes cubiertos”. Los persas del Mar Negro
aparentemente se involucraban en actividades similarmente nefastas. Según el geógrafo
griego Strabo, “hijas vírgenes” de apenas 12 años de edad se dedicaban a una prostitución
de culto: “Tratan a sus amistades tan amistosamente que hasta los divierten”.

En el gran templo de Ishtar en Babilonia, el E-ana, cercano al Gran Esagifa, moraban las
sacerdotisas que se dedican al servicio de la diosa, es decir a efectuar actos de fornicación
con los que pagan el precio del rito que se entera en la caja del Templo. Las sacerdotisas
tienen horarios fijos de culto, no aceptan sino a quien ha pagado el precio a la Diosa y no
aceptan desviaciones del acto sencillo y directo. Están reputadas como religiosas y se les
acuerda un tratamiento honorable cuando salen al exterior de su templo. Igualmente se dice
que cada adolescente debe consagrar su primer acto sexual a la diosa y que este acto debe
ser efectuado dentro del templo en la forma de un rito, similar al de las sacerdotisas
regulares del templo. Sobre esta forma de veneración carnal directa a la diosa hay muy
pocas referencias, se tienen modelos de arcilla y representaciones de los órganos genitales
tanto femeninos como masculinos en arcilla cocida, encontrados en los depósitos del
templo y algunas referencias en Herodoto y Diodoro Sículo y luego en Luciano, las cuales
fueron repetidas por otros escritores posteriores en sus obras históricas y costumbristas.

Las placas de terracota eróticas mesopotámicas

Fueron un objeto de consumo popular, apareciendo, en gran número, en el interior de


hogares, templos y tumbas de las principales ciudades del sur de Mesopotamia. El inicio de
esta industria de placas se dio durante la tercera dinastía Ur y su uso se extendió hasta su
declive alrededor del 1700.
Las placas de terracota sirvieron para expresar su mundo simbólico e ideológico... desde lo
más elevado como sus dioses, hasta lo más mundano como el sexo, conceptos que en el
mundo acadio y babilónico estaban estrechamente vinculados: el sexo era fuente de vida y
como tal había que explicarlo y comunicarlo en una cosmogonía repleta de metáforas
sexuales, así como una proliferación de imágenes de carácter sexual, donde destacan las
famosas placas de terracota con representaciones de sexo explícito.

Pero como bien explica la doctora Julia Assante, una de las mayores especialistas en las
placas de terracota babilónicas, en dicha cultura existía una compleja relación entre el
mundo de la magia y los elementos liminales, de frontera: puertas, ventanas, cruces de
caminos, la cama (como frontera entre el mundo real y de los sueños), y también partes del
cuerpo, como la boca o la vagina, eran vistos como lugares donde la membrana entre lo
visible y los poderes invisibles se diluían, puntos dónde los habitantes o las fuerzas del
universo no físico podían surgir y afectar a la realidad de la vida cotidiana.

Esto explicaría porqué muchas de estas placas se han hallado cercanas a estos puntos
liminales, así como su estrecha relación con el mundo del sexo (cama, ano, vagina, boca).
Además esta conexión se hace aún más palpable si analizamos su lenguaje, ya que las
palabras vagina y ano comparten raíz con la palabra puerta o portal, por lo que ambos
orificios del cuerpo también son elementos liminales.

Por lo tanto estas placas serían amuletos que actuaban protegiendo tanto la casa (como
serían nuestros actuales atrapa-sueños) como 'las puertas del cuerpo', ya que a través de
estas puertas, la vulva, el recto y la boca, fuerzas malignas o negativas pueden penetrar y
así tomar posesión del cuerpo humano.
https://educomunicacion.es/arte_erotico/mesopotamia_oriente_medio_arte_erotico.htm

Erotismo en el siglo XXI

La pornografía
La palabra “pornografía” se deriva del griego pome, que significa prostitución y de grafos,
que significa descripción; es decir que en un primer momento la pornografía sería una
descripción de la prostitución; pero realmente abarca más aspectos. Actualmente se define
por “la exhibición de material auditivo, visual y táctil de contenidos sexuales y que busca la
excitación sexual”. Es decir todos los videos, mensajes, imágenes, entre otros, que tienen
un contenido sexual explícito y que persiguen que quien los use, tenga algún tipo de
excitación sexual.
La pornografía es un régimen semiótico que pone al cuerpo y al sexo en exhibición de
forma muy particular. Lejos de circunscribirse a una experiencia del deseo, la imagen
"porno" anuncia que el sexo ha quedado detenido en una relación simbólica que se
caracteriza por la promesa del fetiche, por la posibilidad de la excitación y por la
compulsión de ver. La imagen pornográfica es un simulacro que introduce un exceso
irrealizable e imposible de la sexualidad: el hiperrealismo pornográfico indica que "algo"
falta en la "normalidad" cotidiana de la vida sexual que puede ser conjurado mediante un
modelo idealizado del sexo. Las grandes orgías sexuales de mujeres y hombres cuyo interés
primordial es el de copular largamente, muestran escenarios que parecen ser fiestas de las
que estamos excluidos como humanos corrientes: los grandes pechos casi "anormales" de
las modelos, los prominentes falos de los actores, las interminables jornadas de sexo que no
fatigan; todo eso parece pertenecer a un mundo que solo puede realizarse en la imagen. La
exhibición de la desnudez del cuerpo es una actividad que hace posible un proceso en el
que las pulsiones sexuales se resuelven en el placer del orgasmo, esto es, la contemplación
consiste en una fuente activa que permite que las pulsiones sexuales alcancen su
satisfacción en el placer del órgano sexual. En ese sentido, la imagen pornográfica es una
fuente de las pulsiones que permite suprimir la demanda en la que están apoyadas por
medio de su satisfacción en el orgasmo. Hacemos énfasis en el "porno" como simple fuente
de pulsiones sexuales porque en el hecho de que en la imagen se pongan los enlaces
simbólicos por medio de una estrategia visual en la que solo se muestran los cuerpos en
contacto, indica que las relaciones de intercambio de los signos y el deseo pasan a otro
plano: el de la obscenidad y el placer. Puede decirse, en términos generales, que la razón de
ello es que la pornografía comporta un exceso de realidad que trae consigo una ausencia de
signos que seducen: en la imagen ya no hay juego de las apariencias; en ella, todo se
muestra: los cuerpos, los órganos, los fluidos. Sin juegos ni rituales, sin transgresiones ni
provocaciones, la sexualidad queda confinada al brevísimo instante del orgasmo.

Los juguetes sexuales

¿Por qué una visión tan optimista de este mercado? Además de una demanda como mínimo
constante, la tecnología y la innovación han supuesto un gatillo para atender mejor ciertos
sectores del público diana o ampliar el mismo, incorporando a los juguetes la robótica, la
realidad virtual y lo que estará por llegar viendo los progresos de la inteligencia artificial y
la obtención de nuevos materiales.
Esto está relacionado con una desinhibición en torno a la exploración del placer sexual que
ha ido en aumento y a la que se refirió la firma JWT en su pronóstico de tendencias para
este año, recalcando que dentro del feminismo moderno hay plataformas y foros sobre esta
exploración.
La convergencia de evolución tecnológica y la búsqueda de la satisfacción en toda su
variedad posible ha supuesto un gran abanico de productos para la estimulación sexual
¿Cuáles están siendo pues las tendencias en los juguetes sexuales femeninos? La
convergencia de evolución tecnológica y la búsqueda de la satisfacción en toda su variedad
posible ha supuesto un gran abanico de productos para la estimulación sexual individual o
colectiva, de modo que características como la resistencia al agua o la carga por USB se
han generalizado, priorizándose la estética, la limpieza y buscando también lo smart en los
patrones de vibración.

La realidad virtual
Me refiero a la práctica del sexo, específicamente, a su disfrute de manera individual;
perdón si no llego a distinguir su frontera respecto al concepto “porno”. Recuerda aquella
película de Silvester Stallone y Sandra Bullock –Demolition man- en la que se ponía
irónicamente en entredicho el sexo y la reproducción en pareja. Quizá no apunten muy
lejos.

La empresa BaDoink ha puesto en marcha una web que ofrece porno mediante realidad
virtual: www.badoinkVR.com. La imagen de bienvenida, con un individuo portando unas
gafas de realidad virtual de cartón mientras una moza reposa en sus rodillas, merece una
visita. Aunque con mucho por progresar (la compañía aún no se ha percatado de que a las
mujeres también les apetece el erotismo extremo porque sí), esta web te propone vídeos con
escenarios de explícito ámbito porno-sexual aderezados con realidad virtual, esto es, en los
que estás en medio de la escena y puedes mirar en la dirección que quieras. Imagina una
orgía: acción por todos lados, dirigirías la mirada hacia la pareja/grupo que mejores
sensaciones te proporcionara. Como si fueras parte de la escena… Hasta cierto punto,
porque por mucho que alargues la mano para tocar, no tocas. Eso será posible, suponemos,
a medio plazo (y siempre virtualmente).

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