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Probióticos y prebióticos

La colonización microbiana del aparato digestivo durante la infancia es un proceso esencial para
nuestra existencia. Cada vez resulta más evidente que las interacciones que se establecen en las
primeras etapas de la vida entre la microbiota y el ser humano tienen consecuencias muy
importantes para la salud. En Pediatría, la creciente evidencia científica hace que la utilización de
probióticos y prebióticos a cualquier edad para tratar diversas enfermedades sea cada vez más
frecuente, principalmente en problemas gastrointestinales, aunque también se usan con éxito en
alergias y en la prevención de infecciones.

Probióticos
Los probióticos son microorganismos gram-positivos, microaerófilos, fermentadores de
carbohidratos, que producen especialmente ácido láctico, razón por la cual se les considera
“bacterias ácido lácticas”, siendo los Lactobacilos y Bifidobacterias los de mayor importancia en
la actualidad.
Más del 95% de esta flora vive en el tracto digestivo, principalmente en el colon, es donde existe
la mayor densidad bacteriana (1011 a 1012 UFC / ml) donde los probióticos encontrarán
resistencia a la colonización de bacterias comensales.
Los alimentos que proporcionan probióticos son los alimentos fermentados, los cuales tienen
cultivos microbianos agregados. Por ejemplo, los fabricantes hacen yogur agregando
microorganismos vivos (como lactobacilos o estreptococos) a la leche, otros probióticos
bacterianos de distintas especies corresponden a los géneros Lactococcus, Streptococcus,
Enterococcus y Bacillus. Otros alimentos fermentados incluyen vinagre de manzana, queso,
kimchi, kombucha, miso y chucrut (col fermentada). A algunos alimentos no fermentados se les
agregan microorganismos. Estos alimentos incluyen algunos cereales, jugos, leches, barras
nutritivas, batidos y leche en polvo (fórmula) para bebés y niños pequeños. Si estos alimentos
proporcionan beneficios.
Estos microorganismos son considerados bioterapéuticos por los beneficios en la salud humana
tales como: facilitar la digestión de la lactosa, producir vitaminas y otras sustancias beneficiosas
para el organismo, por ejemplo vitaminas del grupo B y vitamina K B1, B2, B12, proteger contra
enfermedades gastrointestinales, del tracto urogenital y respiratorio, equilibrar el sistema
inmunológico, prevenir y tratar enfermedades dermatológicas y proteger contra el cáncer de
colon.
Estos microorganismos aportan diversos beneficios a la salud del huésped. Los géneros, especies
y cepas (designación alfanumérica) más usados para consumo, pueden ser de origen humano, y
sobreviven en el tránsito del tubo gastrointestinal. Al ser ingeridos de distintas formas
(manufacturados por la industria farmacéutica para específica indicación médica [en cápsulas,
polvo o líquidos], como alimentos suplementarios y alimentos funcionales), se manifiestan sus
particulares efectos sobre la salud. En Ecuador los modelos farmacéuticos son: Enterogermina,
Bago vital inmune, Vital Digest, Proflora performance, entre otros.

Diferencias entre los probióticos y prebióticos


 Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos
destinados a mantener o mejorar las bacterias "buenas" (microbiota normal) del cuerpo.
Los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan
como nutrientes para la microbiota humana.
 Los probióticos actúan de forma directa sobre la estabilidad y la composición de la
comunidad microbiana intestinal. Los prebióticos son sustancias que promueven el
crecimiento de bacterias buenas en el intestino, es decir, sustratos alimenticios. Su acción
puede ser muy beneficiosa, pero es más indirecta que en el caso anterior.
 Los probióticos podrían llegar a considerarse más riesgosos. Algunos probióticos pueden
crecer de más o infiltrarse en el torrente sanguíneo y causar reacciones adversas graves en
personas que ya se encuentran débiles antes de recibir el tratamiento. Hay que tener
especial cuidado en el caso de pacientes con SIDA, enfermedades terminales, cáncer,
condiciones gástricas preexistentes y en embarazadas, entre otros grupos poblacionales.
Los prebióticos podrían ser algo más seguros que los probióticos. Esto se debe a que
están compuestos por fibra vegetal, no microorganismos vivos.

Algunos cultivos de bacterias probióticas requieren, para su actividad metabólica, justamente de


las vitaminas del grupo B (por eso se justifica la asociación de vitaminas del grupo B en
formulaciones asociadas), mientras que otras logran sintetizar directamente vitaminas (K, B12,
B9, H, B2, B5), cuya actividad es particularmente útil justamente para la función fisiológica del
aparato gastrointestinal.

 Queso: la variedad de queso más blando como el queso fresco, mozzarella o el cottage.
Además de ayudar a la microbiota, aportan gran cantidad de calcio.
 Aceitunas: sobre todo las aceitunas aliñadas, muy típicas de los aperitivos de la dieta
mediterránea. También aportan vitamina A.
 Chucrut: gracias a su proceso de elaboración, que consiste en la fermentación de tiras de
col en vinagre, es una fuente de probióticos.
 Berenjenas en vinagre: debido a su proceso de conservación, aporta probióticos. Además,
el vinagre contiene ácido acético, como el málico y el ascórbico, que mejoran la
absorción del hierro no hemo, es decir, el de los alimentos de origen vegetal.
 Yogur: es el alimento probiótico por excelencia. Posee una proteína digerible que es la
leche, contiene menos lactosa y, por lo tanto, se absorbe mejor en el organismo.
 Chocolate negro: cuenta con propiedades probióticas, antioxidanates y ayuda al flujo
sanguíneo.
 Kéfir: similar al yogur y fermentado a través de la acción de un conjunto de levaduras.
Rico en triptófano, calcio, magnesio, fósforo y vitaminas del grupo B y vitamina K.
 Pan de masa madre: es un aporte probiótico a la dieta y su consumo es muy saludable.
 Pepinillos: al igual que los anteriores, debido a su conservación en vinagre cuida de la
microbiota intestinal. También tienen un alto contenido en potasio.

Tal como indican fuentes profesionales, los probióticos son microorganismos vivos que, cuando
se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del humano. Los
probióticos actúan principalmente en el aparato digestivo y su finalidad es mantener o restaurar
el estado óptimo de la microbiota. Pueden fomentar la protección del sistema intestinal, mejorar
la digestión y optimizar la función intestinal, entre otras muchas cosas. Diversos lactobacilos y
bifidobacterias se consideran microorganismos probióticos, aunque existen muchos más.
Es necesario recalcar que los probióticos son seres vivos. Hay comidas que tienen probióticos
en su interior de forma natural, pero el alimento en sí no es el probiótico. Aunque se suela
utilizar el término para designar suplementos e ingredientes, esto es erróneo.

Por otro lado, los prebióticos se definen como fibras vegetales especializadas que actúan como
“fertilizantes” y estimulan el crecimiento de bacterias sanas en el intestino. En este caso sí que
hablamos de ingredientes y no de seres vivos. Se encuentran naturalmente en muchas frutas y
verduras, aunque también se pueden consumir en forma de suplementos.

Como último apunte en esta categoría, destacamos que los probióticos son los microorganismos
vivos, pero no sus partes y sus productos metabólicos. Por ejemplo, los elementos de la pared
celular de las bacterias que se liberan al entorno cuando mueren o las vitaminas que sintetizan
durante sus procesos vitales no son probióticos. En estos casos, se emplea un término mucho
menos conocido: el postbiótico.

Su método de acción es diferente

Los probióticos actúan de forma directa sobre la estabilidad y la composición de la comunidad


microbiana intestinal. Al ser microorganismos vivos, colonizan los nichos libres, metabolizan
fibras vegetales, combaten a microorganismos nocivos con bactericidas y competencia ecológica
y mucho más. Dicho de forma rápida y sencilla, ocupan su espacio al entrar en el tubo
digestivo y viven en él, beneficiándonos en el proceso.

Por su parte, los prebióticos son sustancias que promueven el crecimiento de bacterias buenas en
el intestino, es decir, sustratos alimenticios. Su acción puede ser muy beneficiosa, pero es más
indirecta que en el caso anterior. Esto no quiere decir que uno sea mejor que otro, pero es otra de
las diferencias fundamentales entre probióticos y prebióticos.

Los probióticos podrían llegar a considerarse algo más riesgosos

Como última de las diferencias entre probióticos y prebióticos, es necesario citar sus posibles
riesgos. Aunque en la inmensa mayoría de los casos su consumo sea seguro, hay algunas
excepciones en las que no está nada aconsejado. Por ello, desde aquí recomendamos que ambos
se tomen solo si existe una supervisión por un profesional en la salud.

Tal y como indican estudios científicos, algunos probióticos pueden crecer de más o infiltrarse
en el torrente sanguíneo y causar reacciones adversas graves en personas que ya se encuentran
débiles antes de recibir el tratamiento. Hay que tener especial cuidado en el caso de pacientes
con SIDA, enfermedades terminales, cáncer, condiciones gástricas preexistentes y en
embarazadas, entre otros grupos poblacionales. En general, se desaconseja el consumo de
probióticos si hay cualquier signo de inmunosupresión.

Los prebióticos podrían ser algo más seguros que los probióticos. Esto se debe a que están
compuestos por fibra vegetal, no microorganismos vivos. En general los prebióticos se toleran
mejor, aunque puede desaconsejarse su consumo en ocasiones contadas.

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