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Departamento de Ciencias de la Educación

Departamento de Docencia
Práctica y Residencia en Instituciones Educativas
Año 2021

APORTES DESDE LA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA

Por Rodrigo, Joaquín Cabrera.1

Del libro: “La hora de clase: por una erótica de la enseñanza” de Recalcati, Massimo.

“Es solo el amor –el eros- con el que un profesor envuelve el saber lo
que hace que ese saber sea digno de interés para sus alumnos,
elevándolo a objeto capaz de causar el deseo” (Recalcati, 2016, p. 98)

A modo de presentación:
En un primer momento se abordará la cuestión de cómo se concibe al saber desde el
psicoanálisis, pasando por el Gesto de Sócrates como metáfora del amor (el pasaje del erómenos al
erastés), en ese sentido, se vinculará con el papel del docente teniendo en cuenta tales aportes
(producir el deseo, producir y custodiar el vacío, preservar la carencia en cuanto al saber);
vinculado a ello se prosigue con la concepción superadora acerca de educación planteado por el
autor (educere), más ligada a “sacar fuera, apartar de…” contraria a la concepción más hegemónica
en las instituciones educativas que pregona el ilimitado conocimiento e información de las cosas,
ligado a “restaurar y guiar por el camino correcto”, para luego hablar del papel de la sublimación-
alucinación en la formación. Se finaliza luego con un apartado donde se pretende reflexionar acerca
de cómo nos concebimos y pensamos como futuros docentes, donde se trata de romper con el
ideal del maestro que sabe todo y permitirnos pensar desde el lugar del tropiezo del maestro, dando
lugar a la incertidumbre, a la no-certeza, al no-saber como lugar desde dónde construir la práctica
pedagógica.

Conociendo un poco al autor por sus obras y biografía:


Massimo Recalcati es un destacado psicoanalista italiano, director del Instituto de Investigación
en Psicoanálisis Aplicado y colaborador habitual de La Repubblica; es también uno de los
ensayistas más prestigiosos y leídos de su país. Enseña, en la Universidad de Pavía, Psicopatología
del Comportamiento Alimentario, tema sobre el que ha escrito varios libros de referencia. Ha

1
Profesor en Ciencias de la Educación y Estudiante del 5to nivel de la Licenciatura en Ciencias de la Educación,
1

Facultad de Humanidades UNNE, pasante de la cátedra “Práctica y Residencia en Instituciones Educativas.”,


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adscripto de la cátedra “Psicología Evolutiva I”.


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publicado diversas obras, entre ellas están El complejo de Telémaco. Padres e hijos tras el ocaso del
progenitor, Ya no es como antes. Elogio del perdón en la vida amorosa y La hora de clase. Por una erótica de la
enseñanza. Este último libro es el que se trabajará en esta ocasión. Es una obra que, como ya
veremos, aborda la hora de clase desde una perspectiva psicoanalítica, el mismo fue traducido del
italiano en su primera edición en noviembre de 2016, y en su segunda edición en mayo de 2017,
el título original en italiano es el siguiente: “L’ora di lezione. Per un’ erotica dell’ insegnamento”
publicado en Turín, 2014.

Contextualizando:
La práctica docente está atravesada por múltiples factores y fenómenos que pueden y deben ser
leídos desde diferentes perspectivas para aproximarse a la comprensión de la misma. En cada
dispositivo desplegado (y aquellos que se desarrollarán) en lo que va de la cursada se puede
encontrar más que actividades y tareas, dependiendo cómo se mire se podrá acceder a un
universo2 que explorar, allí está lleno de sensaciones, experiencias, percepciones, es un desafío a
“ir más allá” de cada encuentro, cada reunión, cada análisis, cada actividad, etc., es una invitación
a entrar en su complejidad, en los procesos que se desatan, y en este sentido es que el aporte del
psicoanálisis nos ayuda a develar dicho universo, ésta perspectiva la conoceremos de la mano de
un psicoanalista italiano llamado Recalcati Massimo, y de sus obras se ha seleccionado “La hora de
clase: por una erótica de la enseñanza”, el objetivo es que coadyuve para analizar y profundizar la
mirada en cuanto a la experiencia vivida durante el año en la cátedra en perspectiva psicoanalítica.
El autor realza el valor de una hora de clase en cuanto a la potencialidad inherente a ella, los
procesos vinculares atravesados por procesos conscientes e inconscientes que allí se juegan entre
profesor-estudiante/maestro-alumno, relaciones sumamente potentes, la relación en cuanto al
saber, en cómo ambos actores conciben el saber y el aprendizaje, entre otras temáticas, serán
objeto de análisis desde el psicoanálisis con base en este autor:
“Todos lo sabemos: una hora de clase puede cambiar una vida, dar al destino otra dirección, consagrar
para siempre lo que solo estaba débilmente esbozado. Todos hemos vivido la experiencia de lo que puede
llegar a ser una hora de clase: visitar otro lugar, otro mundo, ser transportados, catapultados por doquier,
toparse con lo inesperado, con lo maravilloso, con lo inédito.” (Recalcati, M. 2016, p. 108)

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Conjunto de individuos o elementos cualesquiera en los cuales se consideran una o más características que se
someten a estudio estadístico. En: https://dle.rae.es/universo
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Del erómenos al erastés: produciendo y custodiando el vacío, preservando la carencia:


Una cuestión central a la hora de pensar la práctica docente en general, nos lleva a plantearnos
quizás el rol principal que nos toca como tales: la enseñanza. En este punto, sería bueno pensar
acerca de cómo estamos concibiendo la transmisión del saber (si es que existe tal transmisión
verdaderamente), en qué lugar ubicamos a los estudiantes respecto de nosotros los/las
profesores/as, cómo concebimos el saber, cómo se llega al saber y cómo podemos brindar un
saber al otro.
En este sentido, Recalcati (2016) recupera el gesto de Sócrates con su discípulo Agatón como un
punto de partida para pensar la relación con el saber, el famoso filósofo conocido por su frase
“solo sé que no sé nada” y el método mayéutico3, ahora nos muestra por medio de una historia
relatada en El Banquete De Platón la concepción de saber que tenía el mismo:
“…Agatón ha organizado un banquete al que van a asistir destacados intelectuales y
sabios para tratar de las virtudes de Eros. Sócrates llega tarde porque, cuando se dirigía a
casa de Agatón acompañado por Aristodemo, es secuestrado por su demonio y se retira
para una profunda meditación.
De modo que es solo Aristodemo el que cruza el umbral de la casa. Preocupado, Agatón
le pregunta: ¿Dónde está Sócrates? Aristodemo responde confundido: ≪Hace un
momento venía detrás de mí, también yo me pregunto dónde puede estar.≫ […] Como le
sucede a menudo, Sócrates se ha quedado absorto en sus meditaciones, se ha desviado del
camino y no llega puntual al banquete en compañía de su amigo. Se ha quedado inmóvil y
apartado de todos para pensar. De modo que solo cuando la cena ya ha comenzado entra

3
"Mi arte mayéutica —dice Sócrates— tiene las mismas características generales que el arte [de las
comadronas]. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las mujeres, y en que vigila las almas, y
no los cuerpos, en su trabajo de parto. Lo mejor del arte que practico es, sin embargo, que permite saber si lo que
engendra la reflexión del joven es una apariencia engañosa o un fruto verdadero" (ibid., 150 Β - C). Sócrates
insiste en que no puede él mismo engendrar —lo que significa que no puede (o no quiere) dar su opinión propia
sobre los asuntos que trata—, e irónicamente manifiesta que quienes le acusan por ello de esterilidad están en lo
cierto. Pero la causa de su impotencia personal —y de su "potencia interpersonal"— es que los dioses le han
impuesto esta tarea: no procrear, sino ayudar a procrear. Por eso Sócrates no es sabio, pero hace engendrar o
producir la sabiduría.
El método del arte mayéutica —el "método socrático"— consiste en llevar al interlocutor al descubrimiento de la
verdad mediante una serie de preguntas — y la exposición de las perplejidades a que van dando origen las
respuestas. El interlocutor llega, por fin, a engendrar la verdad, descubriéndola por sí mismo y en sí — como, en
el muy citado ejemplo del Menón, el esclavo descubre que sabía geometría. En la idea de la mayéutica se halla
implicada la idea de la reminiscencia, la cual se manifiesta en el reconocimiento de la verdad cuando es
presentada al alma.
Pero aunque Sócrates manifiesta no poseer él mismo la verdad que se trataba de hacer engendrar en el alma del
3

interlocutor, lo cierto es que éste no podría asentir a ella si no le fuera de algún modo presentada por Sócrates.
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(Ferrater Mora, J. (1999). Diccionario de Filosofía. P. 163)


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Sócrates. Agatón le pide de inmediato que se sume a la mesa y se tumbe junto a él.” (p.48-
49)
En esta ocasión, podemos ver cómo Agatón confía en el estar cerca, pegado al cuerpo de su maestro
para poder absorber aquellas profundas meditaciones que Sócrates estaba teniendo. De esta
manera, la ilusión que atrapa a Agatón y a la empresa educativa en general es aquella que
considera que el saber puede pasarse, transmitirse pasivamente al otro como si de una vasija vacía
se tratara.

Del Todo y
Nada

Del Amante pasivo


al Amante activo

La meta es el camino

GESTO
Autonomía guiada
SOCRÁTICO
Formadores
Formandos

El gesto de Sócrates consiste en que él mismo, el más sabio entre los sabios, se posiciona como
un vacío de saber respecto de la demanda de su discípulo, en este sentido, pasa de ser el
erómenos (amante pasivo) al erastés (amante activo)4 como un amante del saber más que
como su ostentador, por ello Sócrates le responde lo siguiente:
“Bueno sería, Agatón, que el saber fuera de tal índole que, solo con ponernos
mutuamente en contacto, se derramara de lo más lleno a lo más vacío de nosotros, de la
misma manera que el agua de las copas pasa, a través de un hilo de lana, de la más llena a
la más vacía. Si así también ocurre con la sabiduría, estimo en mucho el estar reclinado a
tu lado, pues creo yo que tú derramarías sobre mí un amplio y bello saber hasta
colmarme. El mío, posiblemente, es un saber mediocre, o incluso tan discutible en su
realidad como un sueño, pero el tuyo puede muy bien ser resplandeciente y capaz de un
gran progreso, ya que desde tu juventud ha brillado con tan gran esplendor…” (p.51)
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En la Grecia antigua, un erómeno (en griego ἐρώμενος erómenos, pl. ἐρώμενοι erómenoi) es un adolescente
comprometido en una pareja pederástica con un hombre adulto, llamado erastés.
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De esta forma, Sócrates busca impulsar a su discípulo hacia la búsqueda de su propio saber,
desligándolo de su persona, de su investidura de sabio, es decir, el saber no está en el otro como
cosa o líquido que se derrama sobre el vacío, sino que el saber está en la actitud que uno asume
frente al saber, la actitud de búsqueda que estimule a la indagación, a la interrogación, al propio
deseo5 por el saber. En otras palabras, la propia carencia, ese vacío frente al saber es lo que
posibilita que se abra un camino en búsqueda del propio saber, y es eso lo que Sócrates busca
despertar en Agatón:
“≪Su esencia, la esencia de Sócrates, es -de hecho- ese vacío, esa cavidad≫, que se opone
a la ilusión escolar que pretende hacer existir el saber como un todo completo. Esto
significa que el saber del maestro nunca es lo que colma la carencia , sino más bien
lo que la preserva […] El gesto de Sócrates es un gesto de vaciado del saber que aspira a
impulsar a Agatón en busca de su propio saber.” (p.52) (Las negritas son nuestras)
Ahora bien, este gesto le disgusta a Agatón, puesto que rompe con su ilusión de ser iluminado y
llenado por su maestro. Sócrates le demuestra a su discípulo que el saber no es un objeto que está
retenido en el otro, sino que es producto del propio camino que uno recorre en busca del mismo,
un camino no lineal ni previamente fijado, un camino que solo existe en virtud de los pasos que
se da en pos de él:
“El maestro se desidentifica del todo-completo del erómenos para encarnarse en la carencia
activa, en el vacío dinámico del erastés, con el fin de emerger como un amante del saber y
no como un objeto amado, como aquel que desea la verdad y no como el que la ostenta.”
(p.53)

5
Lacan diferencia el deseo de demanda (del otro) y de necesidad (de objeto), desde el psiconoanálisis el deseo es
mayor a esas dos concepciones, es a la vez inconsciente. En el caso de Lacan, él recurre a la conceptualización
de San Agustín del deseo, donde este es visto como “anhelo” y por otro lado, a la conceptualización de Hegel,
donde el sujeto desea el deseo del otro (deseo de reconocimiento). Finalmente, para Lacan el deseo es una falta:
“El deseo tiene la función de hacer operativa la falta en el sujeto. […] El deseo es una barrera contra la pulsión
de muerte porque el deseo permite que la falta sirva para algo. La clínica psicoanalítica se orienta hacia el deseo
porque el deseo tiene la función de hacer que el sujeto sea capaz de hacer cosas con su vida, que por un lado
estén orientadas a intentar dar sentido al enigma de su deseo, pero que también, sea a coste de soportar la
angustia de descubrir que no hay manera de satisfacerlo. El deseo permite volver funcional la falta, eso significa
convertir la falla estructural del lenguaje en un motor. Al hacer de la falta estructural algo funcional, se logra que
la falta no abata al sujeto y al contrario este pueda hacer frente a esa falta.” (Fernández Durán, Erick Marcelo, &
Urriolagoitia, Gabriela, 2019, p.419)
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En este sentido, Recalcati (2016) nos muestra que el verdadero trabajo docente está en producir el
vacío más que en llenarlo, en poder construir espacios que se piensen desde un vacío que ha
de abrirse, desde un vacío que ha de custodiarse (p.64).
Desde aquí, es importante reconocer que no existe transmisión de conocimientos posible sin
transferencia6. Es decir, el arrebato emocional y amoroso en sentido psicoanalítico, el ser
transportado, puesto en movimiento. Ocurre en el caso del gesto de Sócrates, donde el maestro
alimenta la transferencia del discípulo convertido para él en objeto erótico. Lo que sucede es que
el maestro debe poder reorientar la transferencia hacia su persona al saber, al objeto del saber
convertido en objeto erótico. Es así, que el autor en cuestión habla sobre la metáfora del amor, que
trata justamente del pasaje del erómenos al erastés, del amado al amante. En la cura psicoanalítica, esto
sucede en el sentido en que el analista no medica ni cura al paciente, sino que transforma al
paciente, objeto de la cura, en sujeto de la cura, es decir lo pone en movimiento a descubrir su propia
verdad (inconsciente) acerca de su deseo (p.60), en clave pedagógica lo que ocurre es similar.
Como ya se ha mencionado, en este caso, una cita del libro es muy pertinente:
“¿Y acaso no entra en juego la metáfora del amor también en todo lo que concierne a la
práctica docente? Transformar al discípulo de objeto sobre el que se aplica un
conocimiento -cabeza o boca vacía (contenedores) que hay que llenar, vid torcida que ha
de enderezarse- en sujeto que busca activamente lo que le falta, que se siente arrebatado,
atraído, capturado hacia un saber nuevo. Con una puntualización adicional que no debe
escandalizarnos: este arrebato erótico hacia el saber es, sin duda alguna, un nombre
verdadero, en absoluto postizo, de amor. No hay, de hecho, enseñanza posible sin el
erotismo de la transferencia, sin la transformación del estatuto inerte del erómenos en el
activo y deseante del erastés.” (p.61)

Educere (seducere):
Esto nos lleva a pensar en la concepción de educación que propone el autor desde el
psicoanálisis. Si bien para el psicoanálisis educar es una de las tres actividades imposible

6
Designa, en psicoanálisis, el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre ciertos
objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con ellos y, de un modo especial, dentro de la
relación analítica. Se trata de una repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de
actualidad.
La palabra transferencia no pertenece exclusivamente al vocabulario psicoanalítico. En efecto, posee un sentido
muy general, parecido al de transporte, pero que implica un desplazamiento de valores, de derechos, de
entidades, más que un desplazamiento material de objetos (ejemplos: transferencia de fondos, transferencia de
propiedad, etc.) Cabe aclarar que tal transferencia puede ser positiva o negativa, la trasferencia positiva se
6

compone de sentimientos amistosos y tiernos conscientes, y de otros cuyas prolongaciones se encuentran en el


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inconsciente y que manifiestan tener, todos ellos, un fondo erótico. En oposición, la trasferencia negativa
concierne a la agresividad hacia el analista, a la desconfianza, etc.
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(añadiendo a ellas el gobernar y el propio acto de psicoanalizar), el autor propone dos etimologías
donde una es la visión superadora y que se enmarca en el sentido más propicio desde el punto de
vista psicoanalítico.

EDUCERE
SEDUCERE

EDUCARE

Educere7 es el verbo del cual provienen ambas etimologías, sin embargo, tienen concepciones
distintas acerca de la educación. La primera de ellas es vista como acumulación ilimitada del
conocimiento, como una guía por el camino correcto, más vinculada a la idea de enderezar lo torcido
(la vid torcida como se verá más adelante). La segunda, sin embargo, es la que se aproxima y
relaciona más con el verbo seducere (de seducir), que conlleva “…la experiencia de ser arrastrado,
empujado, remolcado, conducido lejos hasta divergir de todo camino ya trazado…llevar al
margen, sacar fuera.” (p.69)
En este sentido, es que no puede haber transmisión de conocimientos sin transferencia, no la
transferencia en sentido regresivo como planteaba Freud en sus análisis sobre la transferencia
como regresión infantil, sino como fuerza impulsadora del deseo, que nos catapulta, nos arroja a lo no
conocido, nos aparta de lo preconcebido para acercarnos a lo desconocido, a la incertidumbre
más que a las certezas:
“El gesto de Sócrates impulsa el deseo hacia el saber porque erotiza el saber y transforma
al amado-pasivo en amante- activo. El movimiento de la transferencia no introduce el
saber en el sujeto -esa es la ilusión escolar de Agatón-, sino que impulsa el deseo del
sujeto hacia el saber. No existe asimilación subjetiva del saber más que a partir del
deseo de saber.” (p.63)

7
La palabra educación viene del latín educere que significa conducir, guiar, orientar, aunque también es posible
relacionarla con la palabra exducere: sacar hacia fuera, llegando a la definición etimológica de "conducir hacia
fuera". (Campos, Y. 1998, p.2)
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Por otro lado, la erótica de la enseñanza según el autor se sustenta en el amor por el saber
impartido, es decir que es trabajo del docente erotizar el saber y de esa manera lograr despertar en
los alumnos el deseo por saber, que como ya hemos visto, es la condición de todo posible saber.
A ello hace referencia la primera cita de esta ficha de cátedra, donde es solo el amor del profesor
por lo que enseña y es lo que hace posible (en potencia) que el saber sea un saber digno de
despertar el deseo de emprender el viaje por parte de los estudiantes.

La sublimación en la formación: “la senda larga”:


La sublimación8 es, en su definición clásica, uno de los mecanismos de defensa presentes
fuertemente en la niñez donde el mismo reorienta las pulsiones sexuales dirigidas al seno familiar,
hacia metas y objetos cultural y socialmente válidos. En este sentido, el camino de la sublimación
siempre es pensado en términos de una “senda larga”, es decir un camino, un proceso más largo
que el que se plantea desde la alucinación9, también descrita por Freud. La alucinación es un
mecanismo psicótico, que desde el hiperhedonismo actual tiende al “…Culto al goce inmediato
de la Cosa…prometiendo una satisfacción sin carencias.” (p.82) En este sentido, la alucinación se
piensa desde la “senda corta” es decir el goce indeterminado e indefinido de la Cosa. En cambio,
la sublimación (“la senda larga”) “…exige que la pulsión renuncie a su satisfacción inmediata, al
culto de la presencia…” (p.83) Un ejemplo claro de ello nos proporciona el autor retomando a
Françoise Dolto, cuando menciona que el niño para acceder a la palabra requiere que la boca deje

8
Para profundizar un poco más acerca de este concepto:
Proceso postulado por Freud para explicar ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación
con la sexualidad, pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual. Freud describió como
actividades de resorte principalmente la actividad artística y la investigación intelectual. Se dice que la pulsión se
sublima, en la medida en que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta hacia objetos socialmente
valorados.
A lo largo de toda su obra, Freud recurre al concepto de sublimación con el fin de explicar, desde un punto de
vista económico y dinámico, ciertos tipos de actividades sostenidas por un deseo que no apunta, en forma
manifiesta, hacia un fin sexual: por ejemplo, creación artística, investigación intelectual, el saber en sí mismo y,
en general, actividades a las cuales una determinada sociedad concede gran valor. Freud busca el resorte último
de estos comportamientos en una transformación de las pulsiones sexuales: «La pulsión sexual pone a
disposición del trabajo cultural cantidades de fuerza extraordinariamente grandes, en virtud de la particularidad,
singularmente marcada en dicha pulsión, de poder desplazar su fin sin perder en esencia intensidad. Esta
capacidad de reemplazar el fin sexual originario por otro fin, que ya no es sexual pero se le halla psíquicamente
emparentada, la denominamos capacidad de sublimación» (Laplanche, J., Pontalis, J. B., Lagache, D., Gimeno,
F. C., & García, F. A. 1996, p.415-417)
9
En psiquiatría, las alucinaciones se definen por general como "percepciones falsas", es decir, percepciones que
se producen "en ausencia del estímulo externo adecuado"… Lacan considera esa definición inadecuada, puesto
que ignora la dimensión del sentido y la significaci6n… Las alucinaciones son fenómenos típicos de la
PSICOSIS. Y por lo general auditivas (se oyen voces). pero también pueden ser visuales, somáticas, táctiles,
olfativas o gustatorias. (Evans, D. 2007, p.35)
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de estar ocupada con el seno o la comida.10 Así, es importante pensarnos en términos de


formación personal y profesional, algunas preguntas que podríamos hacernos en referencia a esta
temática son: ¿Cómo concibo mi proceso de formación hasta este momento? ¿Alucinación o
sublimación, senda corta o senda larga? Pensemos en cada actividad realizada, ¿Fueron realmente
un proceso de aprendizaje que renunció al goce inmediato e interminable? ¿O solo se ha hecho
por cumplir un cronograma? Entre otras interrogantes que puedan surgir. Es importante pensar
en estos términos, ya que muchas veces concebimos que los procesos de aprendizaje y formación
deben responder favorablemente a nosotros, evitarnos el dolor y el sufrimiento y asegurarnos,
por otro lado, el disfrute inmediato de lo que buscamos, sin embargo, eso no ocurre mayormente
y la frustración es mayor. Seguramente, este contexto que nos toca atravesar como humanidad y
como estudiantes del Profesorado en Ciencias de la Educación, nos lleva a posicionarnos desde el
camino de la “senda larga”, es decir hay cosas (la Cosa11, en términos psicoanalíticos) que se
suspenden o que se ausentan, dejan de estar y produce sufrimiento, claramente; pero el camino
de la “senda larga” siempre es productivo y generadora de vida, en detrimento, claro está, de la
alucinación (p.83).

SUBLIMACIÓN ALUCINACIÓN
• Mecanismo de defensa • Mecanismo psicótico
• "Senda larga" • "Senda corta"
• Deseo • Goce

Volviendo a la figura del docente, en este sentido lo que el docente debe lograr es que la cultura,
el saber, se transformen en objetos eróticos, teniendo que en cuenta que “En la sublimación hay
goce del cuerpo, pero no de tipo abiertamente sexual, puesto que la pulsión no está en contacto
10
La prohibición del incesto, para ella (Françoise Dolto) no parte de la castración edípica que va a instalar
instaurándose en cada una de las anteriores castraciones. En ellas se irá renunciando a la relación cuerpo a
cuerpo con la madre, para acceder a otro tipo de relación en la que el lenguaje ocupará un lugar importante.
Dicha renuncia implica un duelo tanto para los padres (en las etapas tempranas más para la madre) como para el
niño. Las palabras mamaizadas, serán las que se incorporan como fruto de este proceso simbólico. (Blanch
Cañellas, Magda 2009, p.12)
11
El contexto del GOCE. Tanto como objeto de lenguaje. das Ding es el objeto del deseo. Es el objeto perdido
que debe volver continuamente a reencontrarse, es el Otro prehistórico, inolvidable (S7, 53): en otras palabras, el
objeto prohibido del deseo incestuoso, la madre (57, 67). El principio de placer es la ley que mantiene al sujeto a
una cierta distancia de la Cosa (S7, 58, 63), haciendo que gire en tomo de ella sin alcanzarla nunca (57, 95). La
9

Cosa se le presenta entonces al sujeto como su Bien Soberano, pero si el sujeto transgrede el principio de placer
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y alcanza este Bien, lo experimenta como sufrimiento/mal […] Tiene entonces la suerte de que la Cosa sea
habitualmente inaccesible. (Evans, D. 2007, p.59)
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directo con el cuerpo, sino que erotiza el saber, eleva los objetos culturales a metas
sexuales” (p.97) (las negritas son nuestras).

El tropiezo del maestro:


Lo que convierte relevante a la figura del docente no es su magistral forma de dar clases, ni su
saber, ni su trayectoria, aunque sin dudas todo ello forma parte importante de la labor del
mismo, sino su capacidad de reconocerse falto y carenciado, capaz de tropezar en el aula y en la
vida, porque un buen docente sabe muy bien que no sabe todo y que es ello desde dónde se
posiciona para impulsar el viaje y producir el deseo por saber a sus estudiantes, porque ¿Qué relevancia
tiene dialogar con alguien que asume saber todo? ¿No es acaso ridículo? ¿Cómo producir el deseo
por saber si ya todo se sabe? ¿Acaso no es el “no-saber” la posibilidad del saber? ¿Existe un saber
completo en sí mismo? Recordamos a los docentes que nos han marcado porque nos han
impulsado a pensar de otra forma, a despertar el interés genuino de pensar por nosotros mismos
sin previa autorización y asumiendo las responsabilidades que ello conlleva.
En este sentido, posicionarnos como docentes, requiere sabernos humanos capaces de tropezar, y
que tal tropiezo12 no es fatalidad, sino condición necesaria en nuestra labor futura, porque el
maestro debe asumir que no sabe todo y que mucho menos puede controlar todo, la ilusión del
control solo nos lleva a caminos engañosos en la práctica docente, sin embargo, posicionarnos
desde un lugar reflexivo, nos permitirá adoptar un estilo docente que contagie y produzca el deseo
por saber en nuestros estudiantes:
“El buen maestro es aquel que sabe proteger el vacío, el no-todo, el tropiezo como
condición para la búsqueda. No tiene miedo ni vergüenza de su no-saber, de su
ignorancia…, porque sabe que los límites del saber son los que animan el impulso del
conocimiento. Es el gran pecado que relata el mito bíblico del árbol del conocimiento.
¿En qué consiste? En la ilusión humana de acceder al saber como dominio, al
conocimiento absoluto del bien y del mal, a un saber que pretende ser el dueño de la vida,
que pretende excluir el tropiezo. (p.139)

12
Advertir el defecto o falta de algo o la dificultad de su ejecución. En: https://dle.rae.es/tropezar?m=form
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Bibliografía:
 Blanch Cañellas, Magda (2009). «Recordando a Françoise Dolto». Intercambios, papeles de
psicoanálisis / Intercanvis, papers de psicoanàlisi, [en línia], Núm. 23, p. 9-15,
https://www.raco.cat/index.php/Intercanvis/article/view/354110.
 Campos, Y. (1998). Hacia un concepto de educación y pedagogía en el marco de la tecnología
educativa.
 Evans, D. (2007). Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano
 Fernández Durán, Erick Marcelo, & Urriolagoitia, Gabriela. (2019). La Función Del Deseo
En La Primera Enseñanza De Lacan Para El Psicoanálisis De Orientación Lacaniana. Ajayu
Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP, 17(2), 387-423. Recuperado
de: http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2077-21612019000200008&lng=es&tlng=es.
 Ferrater Mora, J. (1999). Diccionario de Filosofía. Ed. Sudamericana, Buenos.
 Laplanche, J., Pontalis, J. B., Lagache, D., Gimeno, F. C., & García, F. A. (1996). Diccionario
de psicoanálisis (Vol. 447). Barcelona: Paidós.
 Recalcati, M. (2016) La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza. Anagrama. Barcelona
 Vandermersch, B., & CHEMAMA, B. (2004). Diccionario del psicoanálisis. Amorrortu SA.

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