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Laboratorio de Procesos Psicológicos Superiores:

Selección sexual en humanos

(Replica del experimento 1 de: Buss, D., Larsen, R., Westen, D. & Semmelroth, J. (1992). Sex Differences in Jealousy: Evolution, Physiology, and Psychology.
Psychological science)

María Alejandra Angarita, María Paula Martinez y Ana María Morales

Programa de Psicología

Universidad Autónoma de Bucaramanga

Laboratorio de Procesos Psicológicos Superiores

Prof. Juan Carlos Riveros, Ph.D.

Agosto, 14, 2022

Introducción

En aquellas especies en las que ocurre fertilización y gestación interna por parte de las hembras, lo cual sucede en todos los mamiferos, incluyendo el ser

humano, los machos enfrentan un problema adaptativo que no enfrentan las hembras: incertidumbre en su paternidad. En contraste, la probabilidad de la maternidad

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nunca será inferior al 100%, en mamiferos. Este compromiso en la probabilidad de paternidad acarrea costos reproductivos sustanciales para los machos, como lo son

la perdida del esfuerzo de apareamiento invertido, incluyendo tiempo, energía, riesgo, regalos nupciales y costo en la oportunidad de apareamiento. El problema

adaptativo de incertidumbre de la paternidad se exacerba en especies en las cuales los machos entran en alguna inversión parental postcigotica (Trivers, 1972), ya que

se arriesgan invirtiendo recursos en descendencia con la cual no están geneticamente relacionados.

Estos múltiples y severos costos reproductivos deberían haber impuesto una fuerte presión selectiva sobre los machos para defenderse del engaño por parte

de las hembras. De hecho, la literatura está repleta de ejemplos de mecanismos para contrarrestar el engaño en leones (Bertram, 1975), azulejos (Power, 1975), palomas

(Erickson & Zenone, 1976), numerosas especies de insectos (Thornhill & Alcock, 1983) además de primates no-humanos (Hrdy, 1979). Dado que los seres humanos

muestran más inversión parental que cualquier otra de las 200 especies de primates (Alexander & Noonan, 1979), esta presión selectiva debería haber operado de

manera especialmente intensa en los hombres. Symons (1979); Daly, Wilson y Weghorst (1982); y Wilson y Daly (1992) han sugerido que los celos sexuales en los

hombres evolucionaron como una solución a este problema adaptativo. Aquellos hombres que fueron indiferentes al contacto sexual de sus parejas con otros hombres

presumiblemente experimentaron una certeza de paternidad más baja, invirtieron más en los gametos de los competidores, y tuvieron un éxito reproductivo más bajo en

comparación con aquellos hombres que estuvieron motivados a prestar atención a las señales de infidelidad y a actuar sobre aquellas señales para así incrementar su

probabilidad de paternidad.

Aunque las hembras no tienen riesgo en la certeza de su maternidad, en especies con cuidado biparental ellas si arriesgan la perdida potencial de tiempo,

recursos y compromiso de un macho si éste deserta o redirige la inversión a parejas alternativas (Buss, 1988; Thornhill & Alcock, 1983; Trivers, 1972). La redirección

de la inversión del macho a otra hembra y su descendencia es costoso -en términos reproductivos- para su pareja, especialmente en ambientes donde la descendencia

sufre en términos de supervivencia y reproducción sin la inversión de ambos padres.

En la historia evolutiva humana tuvo que haber al menos dos situaciones en las cuales una mujer perdía la inversión del hombre. Primero, en un

matrimonio monógamo, una mujer perdía la inversión de su compañero cuando este invertía en una mujer alternativa con la que estaba teniendo una aventura o cuando

el hombre desertaba emparejándose con una mujer alternativa causando así una gran perdida o perdida total de la inversión para la mujer que abandonaba. Segundo, en

matrimonios poligínicos, una mujer corría el riesgo de que su pareja invirtiera en mayor medida en otras esposas y su descendencia, a expensas de invertir en ella y su

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descendencia. Buss (1988) y Mellon (1981), afirman que las señales para el desarrollo de un apego emocional profundo han sido indicadores confiables para una mujer

de la posible reducción o pérdida de inversión por parte de su pareja.

Los celos son definidos como un estado emocional que es evocado por una amenaza percibida para una relación valiosa y que motivan la realización de

conductas dirigidas a contrarrestar dicha amenaza. Los celos se consideran celos sexuales cuando la relación valiosa es sexual (Daly et al., 1982; Salovey, 1991). Es

razonable suponer que los celos involucran reacciones fisiológicas (activación autónoma) ante la amenaza percibida así como acciones motivadas para reducir la

amenaza. Siguiendo a Symons (1979) y Daly et al. (1982), se espera que los eventos que activan los celos difieran psicológica y fisiológicamente para hombres y

mujeres debido a los diferentes problemas adaptativos que han tenido que enfrentar a través de la historia evolutiva humana en contextos de emparejamiento. Se espera

que ambos sexos se angustien tanto para la infidelidad emocional como para la infidelidad sexual. Sin embargo, estas dos clases de infidelidad deberían ser valoradas

de forma diferente por mujeres y hombres.

Este laboratorio se llevó a cabo para probar las siguientes hipótesis:

Primero, los hombres y las mujeres difieren en que forma de infidelidad -sexual versus emocional- les genera más molestia y angustia subjetiva, siguiendo

la lógica adaptativa ya descrita. Se espera que los hombres se sientan más angustiados si la infidelidad es de tipo sexual mientras que las mujeres se van a sentir más

incómodas si la infidelidad es emocional. La segunda es que en el grupo de los hombres se va a observar que a medida que los rangos de edad aumenten la infidelidad

sexual va a disminuir y la infidelidad emocional va a aumentar.

Método

Participantes

Hombres y mujeres de diferentes rangos de edad divididos en tres grupos. Un grupo entre los 40 años o menos, el segundo grupo entre 41 años – 60 años y

el ultimo de 61 años en adelante.

Instrumentos y materiales

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- Cuestionario de google

Procedimiento

Después de reportar edad y sexo, a los participantes se les presentó el siguiente dilema:

Por favor piense en una relación romántica seria y comprometida que usted haya tenido en el pasado, que actualmente tenga, o que le gustaría tener. Imagine que usted

descubre que la persona con la que ha estado seriamente involucrado llega a estar interesada en alguien más. ¿Qué le angustiaría o le molestaría más? (Por favor

seleccione solamente una de las dos opciones):

(A) Imaginar a su pareja formando un profundo vínculo emocional con esa otra persona

(B) Imaginar a su pareja disfrutando de una relación sexual apasionada con esa otra persona

Resultados

Después de poder ver los resultados de la encuesta se puede observar que la infidelidad que genera más malestar en la población tanto en hombres y

mujeres es la infidelidad de tipo emocional ya que vemos como al 71% de los hombres y al 88.1% de las mujeres seleccionaron esta opción. Tengamos en cuenta que el

sondeo fue respondido por 750 personas. Esta población se dividió en tres grupos dependiendo de la edad. El primer grupo es el de 40 años o menos, aquí el 68,9% de

los hombres y el 89,0% de las mujeres les ocasionó más desconsuelo la infidelidad de tipo emocional y por el contrario el 31.1% de hombres y el 11,0% de las mujeres

les afligía más la infidelidad sexual. El segundo grupo es el de 41 años a 60 años, este siguió la misma tendencia ya que el 78,8% de los hombres y el 85,5% de las

mujeres seleccionaron la infidelidad emocional al mismo tiempo el 21,1% de los hombres y el 14,5% de las mujeres eligieron la infidelidad sexual. El último grupo fue

el de 61 años o más, aquí la inclinación fue la misma ya que la mayoría de la población se inclinó a votar por la infidelidad emocional con un 90% de los hombres y el

94,1% de las mujeres y en la infidelidad sexual solo el 10% de los hombres y 5,9% de las mujeres la eligieron.

Ya teniendo claro las tendencias en los diferentes grupos de edades, se puede afirmar que mientras la edad aumenta menos hombres afirman que les

molestaría la infidelidad sexual porque en el grupo de 40 años o menos el 31% de los hombres respondieron la infidelidad sexual, en cambio en el grupo de 60 años o

más solo el 10% se sintió identificado con la infidelidad sexual.

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Un fenómeno interesante paso en el caso de las mujeres ya que al aumentar la edad aumentó la incomodidad por la infidelidad sexual ya que se vio como en el grupo de

40 años o menos solo al 11% le incomodaría pero en el grupo de 41 años a 60 años al 14% de las mujeres se molestarian por la infidelidad sexual.

Figura 1

Infidelidad sexual vs infidelidad emocional según el género.

Figura 2

Infidelidad sexual vs infidelidad emocional según la edad.

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Figura 3

Infidelidad sexual vs infidelidad emocional según la edad y el género.

Discusión

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Es necesario empezar recordando las hipótesis propuestas para esta experiencia las cuales afirman que hombres y mujeres difieren en qué forma de

infidelidad -sexual versus emocional- les genera más molestia y angustia subjetiva y La segunda es que se va a observar que a medida que los rangos de edad aumenten

la infidelidad sexual va a disminuir y la infidelidad emocional va a aumentar. Siguiendo la lógica adaptativa ya descrita. Los autores argumentan que se evidencia que

el hombre tiende a apuntar más alto en infidelidades de tipo sexual pues según teorías de tipo evolucionista esto favorece la reproducción, mientras que las mujeres

tienden a incidir en infidelidades de tipo emocional motivado por razones de seguridad, bienestar y estabilidad emocional (Palacios et al., 2020).Por esta razón fue que

se plantearon las hipótesis descritas anteriormente.

Los resultados de la encuesta fueron inesperados ya que difieren de la primera hipótesis planteada, ya que se observó como ambos sexos presentaban una

mayor preocupación por la infidelidad emocional, sin embargo sí hubo una diferencia del 17% en la cual los hombres se preocupaban más por la infidelidad sexual a

comparación de las mujeres. Por otro lado, al analizar las respuestas de los participantes se pudo comprobar que la segunda hipótesis fue verdadera ya que se vio

claramente que en los hombres la infidelidad sexual va disminuyendo, puesto que en la encuesta se vio un 31% en el rango de edad de 40 años o menos en infidelidad

sexual y en el rango de edad de 41 años a 60 años cuenta con el 21,2% de favorabilidad. Con estos resultados es necesario encontrar autores o teorías que ayuden a

sustentar el fenómeno presentado en la encuesta.

Analizando este estudio sobre la relación según el sexo y el tipo de infidelidad, ya sea a emocional o sexual, se deja en evidencia los sesgos de las teorías

evolucionistas. Este tipo de teorías plantean que en el hombre tendría que predominar la molestia y la angustia hacia una infidelidad sexual, por encima de la infidelidad

emocional. Sin embargo, cómo se evidencia en los resultados de este estudio, en ambos géneros y en las diferentes edades es predominante la angustia por la

infidelidad emocional. Pero se tiene que tener en cuenta la figura 2 ya que se ve que a medida que va aumentando la edad va disminuyendo la molestia hacia la

infidelidad sexual en los hombres por lo que se puede deducir que en los hombres fue más persistente la molestia hacia la infidelidad sexual. Es importante recalcar que

el aspecto sociocultural e ideológico así como la estructura social en la que se desarrolla un sujeto, es de gran influencia en la percepción de lo que se espera en una

buena relación y la determinada selección sexual. Las normas y roles de género dominantes en un contexto ideológico van a determinar la percepción que ellas y ellos

poseen de sus compañeros, creando diferentes expectativas ante el comportamiento social del sexo opuesto (Eagly, 1987). Esto significa que la influencia social y del

ambiente cultural hace que los hombres y las mujeres se comporten de acuerdo a un lineamiento ético impuesto en el cual la infidelidad emocional tiene mayor peso

sobre las relaciones. La relación de pareja tiene características únicas, pues los procesos, sentimientos y expectativas que se desarrollan en ella son diferentes a los que

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tienen lugar en otro tipo de interacciones sociales (Contreras et al., 2021) por esta razón traicionar el vínculo emocional genera un mayor conflicto en los hombres y las

mujeres. Finalmente se puede decir que la infidelidad emocional genera la pérdida de tiempo, espacio, recursos, dinero, compañía y apoyo derivando en algunos casos

en la disminución de la eficacia biológica.

En cuanto a los resultados presentados en relación a la edad de los hombres y las mujeres es visible que en el género femenino al aumentar su edad

aumenta su inseguridad con respecto a la infidelidad sexual y en el caso del género masculino al aumentar su edad también aumenta su preocupación por la infidelidad

emocional. Es posible inferir que este aumento de angustia hacia la infidelidad emocional a medida que las mujeres se hacen mayores se justifica como una estrategia

de conservación de la relación establecida y de su pareja. Esta estrategia surge debido a la selección sexual de los hombres específicamente, debido a que los hombres

manifiestan unánimemente una inclinación por compañeras más jóvenes y a medida que estas envejecen siguen por la inclinación de buscar mujeres aún más jóvenes.

Por ejemplo, los hombres de treinta años prefieren mujeres aproximadamente cinco años más jóvenes, en tanto que los de cincuenta prefieren que sean de diez a veinte

años menores y así sucesivamente (Buss,1996). Por esta razón, a las mujeres entre 41 y 61 años les preocupa un 4% más la infidelidad sexual que a las de 40 años o

menos.

Por otro lado, buscando en la literatura se encontró que en la vejez las preocupaciones más frecuentes se refieren a la familia y a la salud, tanto propia

como de las personas cercanas (Benitez, R et al.2003). Debido a lo mencionado por el autor, es posible argumentar que en este rango de edades se busque prevalecer el

vínculo emocional que ayudará a garantizar un apoyo frente a las circunstancias que conlleva la edad. Por esto mismo la preocupación por la infidelidad emocional

aumenta en promedio un 10,65% en los tres rangos de edad.

Es importante traer a consideración las implicaciones que tiene el presente laboratorio ya que por medio de los resultados es posible comprender que nos

encontramos en un mundo actualizado, en el que los pensamientos y actitudes de la sociedad han cambiado desde que se realizaron los estudios en los que nos hemos

basado. Esto nos da entender a que se deben dejar los prejuicios de lado, y no siempre catalogar de que un género va a tener pensamientos tan diferentes al del otro, ya

que gracias al tiempo y al constante cambio que vivimos, van haber actitudes y comportamientos que también lo harán y no serán los mismos. Al haber sido un

muestreo poco amplio y de un solo contexto social, no se puede hacer una afirmación concreta porque para obtener una conclusión con mayor veracidad, es necesario

evaluar más de una variable como lo es cultura, zona geológica, educación, entre otros. Por otro lado, cada vez que vayamos a realizar un laboratorio se debe estar a la

expectativa de que las hipótesis y resultados no siempre sean los esperados. Para próximos laboratorios sobre esta misma temática debemos conocer artículos y autores

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más actualizados a la época, es importante entender que la psicología evolutiva se enfoca en los comportamientos naturales que han surgido en el ser humano por la

evolución pero a su vez esta rama debe tener en cuenta la sociedad también evoluciona y este influye en el comportamiento y pensamientos de los individuos.

Referencias

Benítez, R., Montorio, I., Márquez, M., Fernandez, M., Losada, Andrés (2003) Análisis del fenómeno de la preocupación en personas mayores. International Journal

of Clinical and Health Psychology, (Volumen 4), Nº 2, pp. 337-355

Buss, D. (2009). La evolución del deseo ( primera edición ). Alianza editorial. https://pdfcoffee.com/qdownload/buss-david-m-la-evolucion-del-deseo-5-pdf-free.html

Contreras, A., Martínez, R., García, Maria (2021) Revisión de la investigación sobre relaciones de pareja en países hispanohablantes. Centro Interamericano de

Investigaciones Psicológicas y Ciencias Afines, ( Volumen 38), núm. 3, pp. 25-48

Eagly, A. H. (1987). Sex Differences in Social Behavior: A Social Role Interpretation (primera edición). PsychologyPress.

https://www.taylorfrancis.com/books/mono/10.4324/9780203781906/sex-differences-social-behavior-alice-eagly

Palacios,A., Olmos, Y., Prieto, L. (2020) La infidelidad: diferencias de género y estrategias de afrontamiento. Repositorio Universidad católica de colombia.

https://repository.ucatolica.edu.co/bitstream/10983/25282/1/LA%20INFIDELIDAD-DIFERENCIAS%20DE%20G%C3%89NERO%20Y%20ESTRATEGIAS%20DE

%20AFRONTAMIENTO.pdf

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