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UNIDAD

PREVENCIÓN
SOCIAL

1
“La educación y la medicina personalizadas nos obligan
a engendrar un nuevo modelo social. La prevención será
más importante que la curación”
Eduard Punset

“Hacer más fáciles las opciones más sanas”


OMS

ÍNDICE
2
1 JUSTIFICACIÓN. Situación de los Programas de Prevención de Riesgos
Psicosociales en la provincia de Huelva

2 NIVELES DE PREVENCIÓN
2.1. Clasificación:
2.1.1. Prevención Ambiental
2.1.2. Prevención Universal
2.1.3. Prevención Selectiva
2.1.4. Prevención Indicada

2.2. Los niveles de Prevención en la práctica:

2.2.1. Prevención Ambiental


2.2.2. Prevención Universal
2.2.3. Prevención Selectiva
2.2.4. Prevención Indicada

3 CREACIÓN DEL SERVICIO


3.1. Misión
3.2. Metas
3.3. Estrategias

4 PRINCIPIOS TÉCNICOS Y METODOLÓGICOS

5 ORGANIZACIÓN DEL SERVICIO

6 MODELO DE INTERVENCIÓN

7 PROGRAMAS:

PROGRAMA DE ASESORAMIENTO A MUNICIPIOS PARA LA ELABORACIÓN DE


ESTRATEGIAS, PLANES Y PROGRAMAS MUNICIPALES DE PREVENCIÓN
3
1. Introducción
2. Justificación Del Programa
La Prevención Ambiental: Un Modo Diferente de Trabajar
3. Descripción Del Programa
Pasos para la elaboración de un Plan Municipal de Prevención
4. Población Beneficiaria del Programa.
5. Objetivos Generales Y Específicos del Programa.
6. Principios Metodológicos.
7. Evaluación.

PROGRAMA DE PREVENCIÓN INDICADA (DETECCIÓN Y ATENCIÓN PRECOZ)


1. Introducción.
2. Descripción Del Programa
2.1. La Detección Temprana.
2.2. La Intervención Temprana.
2.3. El Acompañamiento en la Derivación.
2.4. La Acogida en el Servicio Asistencial/Especializado.
2.5. El Seguimiento del Asesoramiento a los Profesionales.
3. Población destinataria del programa.
4. Objetivos generales y específicos del programa.
5. Principios metodológicos.
6. Acceso Al Programa, Monitoreo Y Evaluación.
6.1.Acceso Al Programa Monitoreo
6.2.Evaluación Del Programa De Prevención Indicada, Detección
y Atención Precoz:
Evaluación del Proceso
Evaluación de Resultados
Evaluación de Resultados
7. Difusión.

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1 JUSTIFICACIÓN. Situación de los Programas de Prevención de Riesgos
Psicosociales en la provincia de Huelva

La situación de la prevención en la provincia de Huelva se caracteriza por la existencia de


una gran cantidad y variedad de programas preventivos encaminados tanto a la
promoción de la salud y el bienestar social, como a reducir la aparición de conductas no
deseadas. Se trata de programas que desde diferentes contextos (juventud, educación,
salud, servicios sociales, drogodependencias, etc.) y desde diversos escenarios, se
dirigen a prevenir problemas que afectan a diferentes franjas de edad, aunque
fundamentalmente a adolescentes escolarizados. Los problemas que se intentan prevenir
pueden ser de diversa índole: consumo de drogas, violencia (en todas sus vertientes),
trastornos de conducta, absentismo, fracaso escolar, conflictos familiares, etc.

Por tanto, existe una gran variedad de respuestas que desde diferentes niveles de la
administración (nacional, regional, provincial, local) se dirigen a las distintas
problemáticas. Sin embargo, a pesar de la diversidad de actores que intervienen en el
mismo territorio con los mismos grupos de población, muchas de las intervenciones se
realizan de forma aislada sin que exista una coordinación y una planificación suficientes.

La mayoría de las iniciativas se pueden clasificar dentro de los niveles denominados como
Prevención Universal (dirigida a la totalidad de la población) y como Prevención Selectiva
(dirigida a grupos con factores de riesgo por encima de la media), mientras que algunas
otras pueden considerarse mixtas.

Los programas incluidos en el nivel de Prevención Indicada (dirigida a individuos que


acumulan factores de riesgo) son más bien escasos y, aunque existen algunos en la
provincia, como el dirigido a ofrecer alternativas a las sanciones administrativas por
consumo de drogas en la vía pública, o el programa Guía dirigido a menores, hay que
reconocer que los servicios públicos no han desarrollado una política activa de detección
y atención precoz dirigida a jóvenes y adolescentes. Cuando los adolescentes son
atendidos en los servicios especializados suele ser porque sus problemas se han
agravado.

Respecto al nivel de Prevención Ambiental (orientada a la modificación del contexto físico,


económico, legal, social o virtual en el que las personas toman sus decisiones de
consumo), se puede afirmar que brilla por su ausencia si exceptuamos las medidas
derivadas de la ley del tabaco y las sanciones administrativas por consumo en vía pública.
5
El cuadro de resultados arroja un balance un tanto desequilibrado entre los programas de
Prevención Universal y Selectiva que son los que más abundan, y los de Prevención
Ambiental e Indicada que son los más escasos; y entre el número total de programas, que
parece ser más que suficiente, y la falta de planificación y coordinación del conjunto.

6
Figura 1

3
Por otra parte, existe cierta falta de concreción sobre cuáles servicios públicos deberían
ocuparse de atender determinados problemas de los adolescentes. Los chicos y chicas
que abarcan esa franja de edad se encuentran en muchos aspectos en “terreno de nadie”
(RAMÍREZ DE ARELLANO, A. 2008)1. Los servicios públicos dudan entre atenderlos
como infantes o adultos, los profesionales no siempre saben cómo posicionarse ante ellos
y, ellos mismos, se debaten entre conservar los privilegios de la infancia y exigir el
derecho a que se les trate como adultos.

Esa falta de definición está influida por el hecho histórico de que los adolescentes no han
existido de forma generalizada hasta el siglo XIX. Antes, prácticamente sólo existían en
las clases altas, las cuales sí podían prolongar la edad de formación de sus hijos e hijas;
en cambio, para la mayoría de la población, la infancia desembocaba en la condición de
adulto casi sin transición, algo que sigue ocurriendo en gran parte del planeta. Entre 1902
y 1998 en Europa y América se incrementó en diez el número de años de escolarización
real. Este incremento del ciclo vital dedicado a la preparación para la incorporación laboral
tiene mucho que ver con la configuración actual de la adolescencia.

Condicionados por estas circunstancias, los servicios públicos de los países desarrollados
no han sabido encontrar un lugar donde atender adecuadamente determinados problemas
de jóvenes y adolescentes como los relativos a la salud mental, las adicciones y la
integración sociolaboral. Además, la creencia de que se trata de una etapa vital de
tránsito, -habría que preguntarse cuál no lo es-, en la que el tiempo lo arreglará todo,
unida al temor de causar más daños que beneficios si se interviene sobre los
adolescentes desde los servicios asistenciales, parecen contribuir a esa inhibición de los
servicios.

RAMÍREZ DE ARELLANO, A. Problemas emergentes en jóvenes y adolescentes. 2008. CSC:


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2 NIVELES DE PREVENCIÓN.

Dada la importancia que los niveles de Prevención cobran en este proyecto a la hora de
clasificar los programas y de diseñar la oferta preventiva, parece oportuno precisar los
criterios que se han seguido para su definición. La que se describe a continuación está
basada en el trabajo preventivo en el sector de salud mental y el de las
drogodependencias, pero es posible aplicarlo a la prevención de otros problemas de la
adolescencia. La nueva clasificación propuesta inicialmente por Gordon, difiere de la
formulada por Caplan en los años 80, que consistía en la división entre primaria,
secundaria y terciaria.

Según las aportaciones de autores como Haggerty, Mrazek o Jané-llopis que desarrollan
su labor dentro del ámbito de la Prevención en Salud Mental: “Esta nueva clasificación
está compuesta por un continuo que abarca la Prevención Universal, Selectiva e Indicada,
el tratamiento y el mantenimiento. Mientras los dos últimos corresponden respectivamente
a la prevención secundaria y terciaria, las categorías prevención Universal, Selectiva e
Indicada corresponderían a los tres tipos de prevención primaria”
(http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=265019661005> ISSN 0211-5735).

Figura 2

5
En el ámbito de las drogodependencias se ha producido un cambio en el mismo sentido
que en salud mental, considerándose Prevención sólo aquella que va dirigida a impedir
que se instaure el problema de conducta o la enfermedad, ya que la clasificación original
de Caplan no separaba con claridad lo que es prevención en sentido estricto, de lo que es
tratamiento y rehabilitación.

Según el IOM (National Research Council and Institute of Medicine, 2009) “los distintos
tipos de Prevención se configuran de acuerdo con el tipo de población a la que se dirigen.
La población se diferencia en función del nivel de riesgo, menor en el caso de la
Prevención Universal, más alto en el caso de la Prevención Indicada. Así, la Prevención
Universal tiene como destinataria a la población general, sin tener en cuenta el nivel de
riesgo de los individuos; la Prevención Selectiva se dirige subgrupos que presentan un
riesgo más elevado que el promedio, y por último, la Prevención Indicada tiene como
destinatarios a los individuos de alto riesgo que presentan una mayor probabilidad de
adquirir el trastorno, problema o enfermedad que se quiere prevenir, en función de una
evaluación individualizada”

2.1. Clasificación.
Recientemente, El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) ha
introducido también el concepto de Prevención Ambiental, por lo que contemplamos los
siguientes niveles de prevención:

2.1.1. Prevención Ambiental.


Según Gregor Burkhart, responsable del Área de Prevención del OEDT, la Prevención
Ambiental: “está dirigida a modificar el contexto físico, económico, social, virtual en que
las personas toman sus decisiones de consumo”. Está en la misma línea que la política de
la OMS dirigida a modificar los determinantes sociales de la salud que según ese
organismo internacional son: “las circunstancias en que las personas nacen, crecen,
viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud”. Esta visión concede mucha
importancia a establecer modificaciones en el ámbito de la vida cotidiana como medio de
promover la salud.

La Prevención Ambiental abarca las políticas preventivas que proponen cambios


estructurales, políticas integrales e intersectoriales, dirigidas a cambios en la cultura,

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hábitos, estilos de vida, formas de consumo y de convivencia. Un ejemplo es el proyecto
de Escuela Promotora de Salud que implica cambios que afectan al conjunto de la
escuela: programas, personal docente y no docente, alumnado, padres y madres,
entorno, entorno físico (el edificio), normas y reglas de convivencia, etc., y otro, la ley
española antitabaco del 2011.

Uno de los programas troncales de la Unidad de Prevención Social, el dirigido al


Asesoramiento a Municipios para la Elaboración de Planes, Programas y Estrategias
Municipales de Prevención, hay que ubicarlo dentro de este nivel de la prevención.

2.1.2. Prevención Universal.


Dirigida a población general. A veces se enfoca a una parte de la misma, por ejemplo, a
todos los niños y niñas en edad escolar, pero la elección no se realiza en función de los
factores de riesgo ya que se supone que comparten los de la población general.

El objetivo de la Prevención Universal es potenciar los factores de protección (activos de


salud) y a disminuir los de riesgo de la población. Puede identificarse con los objetivos de
los programas de promoción de la salud y el bienestar.

Su escenario natural es el conjunto de los sistemas implicados en la calidad de vida de la


ciudadanía como los de educación, juventud, salud o servicios sociales.
Metodológicamente los técnicos/as que deberían encargarse de impartirla serían los
pertenecientes a esas redes de atención primaria. Hay muchos ejemplos de estos
programas en la provincia desde el “Prevenir para vivir” de prevención de
drogodependencias aplicado en el medio escolar, pasando por el de “La Provincia en
juego” de Deportes o “El programa de educación en valores” de los SS.SS.CC.

2.1.3. Prevención Selectiva.


Se dirige a grupos de la población cuyo riesgo de desarrollar una conducta problema (o
una enfermedad) es significativamente más alto que la media, y se evidencia por factores
de riesgo biológicos, psicológicos o sociales. Trata de reducir los factores de riesgo
coincidentes en estos grupos y de aumentar los de protección. El colectivo de
profesionales que se encargaría de impartirla serían profesionales entrenados y/o
asesorados de los sistemas normalizados que están en contacto con la población en
riesgo. Aquí también pueden participar profesionales de prevención o especializados
(drogodependencias, salud mental, violencia de género) con entrenamiento o habilidades

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para trabajar con la población adolescente. Un ejemplo de este tipo de programas puede
ser el Programa de Adolescentes en Riesgo y sus Familias de los SS.SS.CC. o el
Programa GRUSE, dependiente de la Consejería de Salud y Servicios Sociales.

2.1.4. Prevención Indicada.


Por su definición, se dirige a personas identificadas con signos o síntomas de la conducta
problema (o enfermedad) mínimos aunque detectables, pero que no cumplen los criterios
de diagnóstico para el trastorno o la enfermedad en cuestión.

En el ámbito de las drogodependencias, la Prevención Indicada se dirigiría a las personas


que consumen determinadas drogas de forma problemática aunque no hayan llegado a
desarrollar una adicción. En esos casos, el problema no viene determinado
exclusivamente por el número de veces que consumen, sino por los efectos que tiene en
su vida y su relación con otros factores de riesgo como fracaso escolar, dificultades
relacionales, problemas de conducta, etc.

En el ámbito de la violencia de género, la Prevención Indicada debería dirigirse a aquellos


casos que concentran riesgos de establecer relaciones personales en las que esté
presente la violencia de género (patrón de relación sometimiento/sumisión) sin que haya
llegado a establecerse la conducta de violencia.

En el ámbito de los problemas de conducta, podría tratarse de aspectos relacionados con


la dificultad para el control de impulsos, la baja tolerancia a la frustración y la falta de
habilidades socialesPque, por otra parte, correlacionan positivamente con los problemas
señalados anteriormente de adicciones y violencia de género. Los puntos en común que
comparten las diversas problemáticas que afectan a la población adolescente, hace que la
prevención y la atención de unas beneficie a las otras. En cualquier caso, dependiendo
del problema que se pretenda prevenir habrá que definir lo más precisamente posible qué
se considera conducta problema u objeto de Prevención Indicada y a qué individuos se
dirige.

Resumiendo, la Prevención Indicada, pretende ofrecer atención a todas aquellas


personas que han comenzado a desarrollar “conductas problema predefinidas” sin que
hayan llegado a consolidarse.

Al tratarse de programas a caballo entre la prevención y la asistencia, los y las


profesionales participantes pueden pertenecer al ámbito de la prevención, al de las redes

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normalizadas en contacto con la población joven (entrenados y asesorados) y al de
profesionales de los servicios asistenciales. Sirvan como ejemplo: Programas con
Jóvenes sancionados por Consumo en la vía pública o atendidos en urgencias por
episodio de ingesta de alcohol u otras drogas.

Figura 3

El análisis de los programas que se desarrollan en la provincia de Huelva, confirman los


datos que presenta G. Burkhart en su Informe sobre Prevención Ambiental para Europa
(OEDT de 2012) (www.slideshare.net/droguesXP/gregor-burkhart-prevencin-ambiental).
En dicho informe describe cómo los programas preventivos en Europa mantienen una
relación inversa entre la frecuencia de los mismos y su eficacia, siendo los más frecuentes
y menos eficaces los de Prevención Universal basados en la información, los menos
frecuentes y más eficaces los de Prevención Ambiental e Indicada, mientras que los de
Prevención Selectiva mantienen una posición más equilibrada. Es decir, la oferta
preventiva en la provincia mantiene el patrón de la europea agrupándose
fundamentalmente en las áreas de Prevención Universal y Selectiva, existiendo una
carencia significativa en los ámbitos de la Prevención Ambiental e Indicada.

Figura 4

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Adaptado de:

http://image.slidesharecdn.com/gregorburkhartenvironmentalpreventiontarragonaso
cidrogalcoholii-120607031808-phpapp02/95/gregor-burkhart-prevencin-ambiental-2-
728.jpg?cb=1339057212

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2.2. Los niveles de Prevención en la práctica.
Por otra parte, como resultado del análisis de las intervenciones preventivas en el ámbito
local durante las dos últimas décadas en nuestro país, realizados por el Grupo
Interdisciplinar sobre Drogas (GID, 1997; 2002)2 y la Fundación Atenea (ATENEA, 2013),
y del asesoramiento directo de numerosos planes municipales, se han obtenido una serie
de conclusiones y que pueden arrojar alguna luz sobre el por qué de la situación descrita
por Burkhart y confirmada en la provincia de Huelva.

Conviene señalar que el resumen de conclusiones que se ofrece a continuación está


centrado en algunos puntos débiles de la prevención porque intenta contribuir a explicar el
desarrollo desigual de los programas preventivos en la actualidad, pero no hay que olvidar
que también existen puntos fuertes (gran número de profesionales, elevado número de
planes municipales de prevención, experiencia acumulada durante décadas...), y
oportunidades de futuro (integración de contenidos de diversos programas preventivos,
construcción de redes, nuevos y mejores métodos de información e investigación, nuevas
y mejores herramientas de intervención, etc.).

2.2.1. Prevención Ambiental.


Como se ha dicho anteriormente, la Prevención Ambiental está orientada a la modificación
del contexto físico, económico, legal, social o virtual en el que las personas toman sus
decisiones de consumo. Se pueden encuadrar aquí las medidas legislativas, la política de
precios (en las sustancias legales), las sanciones administrativas relacionadas con el
consumo de drogas ilegales en la vía pública y de drogas legales por parte de menores,
etc. El problema de la Prevención Ambiental es su falta de desarrollo, como afirma
Bukhart.

2.2.2. Prevención Universal.


En relación con la Prevención Universal, además de la dudosa eficacia de las medidas
basadas principalmente en la información, se advierte un riesgo permanente relacionado

La reducción de riesgos como meta global, Madrid, GID, 1997; Actuar localmente en
(drogo)dependencias, Madrid, GID, 2002; Estudio Evaluativo de Planificación Local en
Drogodependencias, Atenea, 2013.
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con la cobertura y la asignación de responsabilidades. La cuestión central es si los
programas llegan a la población a la que pretenden dirigirse, si cubren el universo
poblacional que da sentido a ese tipo de prevención, y si quienes los ejecutan son los
profesionales que tienen que hacerlo.

La realidad demuestra que su cobertura no es universal y que demasiados técnicos


locales de prevención dedican gran parte de su tiempo a impartirla en el medio escolar, en
el que los responsables de su ejecución deberían ser otros, ya que solo el sistema
educativo puede garantizar la Prevención Universal en su medio.

En cuanto a la función del técnico o experto en prevención, existe suficiente consenso


sobre su papel complementario como: colaborador, asesor, formadorP catalizador, otra
cosa es que se cumpla en la práctica diaria de la prevención local.

La cuestión es la siguiente: ¿Qué hacer cuando no se puede garantizar la Prevención


Universal? ¿Aplicarla deficientemente o recomendar otro tipo de intervención?

2.2.3. Prevención Selectiva.


Al igual que ocurre en la Prevención Universal, existen muy buenos programas de
Prevención Selectiva, el problema no reside en sus contenidos ya que existen muchos de
gran calidad, el problema suele residir en la adecuación de fines y medios. Para cumplir
con los objetivos de una adecuada Prevención Selectiva hay que disponer de
instrumentos adecuados para seleccionar a la población objeto de tal intervención; hay
que poder medir los riesgos que se pretenden prevenir; hay que decidir qué tipo de
intervención se va a llevar a cabo y quién lo hará, teniendo siempre en cuenta los medios
reales de los que se dispone. También hay que explicitar cómo se va a efectuar la
evaluación.

Dejar la planificación de la Prevención Selectiva en un determinado ámbito (una zona, un


centro, un sector....) en manos de la voluntariedad de los profesionales, de los padres o
de los centros que la soliciten (como desgraciadamente ocurre con cierta frecuencia),
puede llevar a la incongruencia de ofrecer los programas a quien menos los necesitan
(relativamente) pero más los solicitan.

Así como en drogodependencias y en problemas de conducta existen bastantes


programas de prevención selectiva, no puede decirse que ocurra lo mismo en el ámbito
de la prevención de la violencia de género entre adolescentes.

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2.2.4. Prevención Indicada.
El problema estructural de la Prevención Indicada es que falta una red o sistema de
detección precoz y atención temprana consecuencia, al menos en parte, de la tradicional
falta de continuidad entre prevención y asistencia.

Según se desprende del registro de las personas atendidas por primera vez en los centros
de tratamiento, es habitual que transcurran muchos años, a veces más de una década
(dependiendo de la sustancia), entre el comienzo del consumo problemático y la solicitud
de ayuda especializada, remontándose el inicio del consumo problemático con frecuencia
al periodo escolar. No obstante, no existe una respuesta organizada para detectarlos e
intervenir precoz y sistemáticamente con esos chicos y chicas. Algo similar ocurre con
determinados problemas de integración social y de salud mental, cuyos signos aparecen
en la adolescencia pero no son atendidos hasta que se consolidan años más tarde. Según
el Libro blanco de la psiquiatría del niño y del adolescente, patrocinado por la Fundación
Alicia Koplowitz (http://www.copib.es/pdf/Vocalies/Clinica/20140326libro_psi.pdf), la mitad
de los trastornos aparecen por primera vez antes de los 14 años y el 70 % ante de los 18.

Hay una excepción que ha cobrado cierta significación en relación con el consumo de
cannabis por parte de jóvenes y adolescentes. Entre los consumidores de esta sustancia
sí ha aumentado el número de inicios de tratamientos “tempranos” como consecuencia de
las medidas alternativas a la sanción administrativa por consumo de drogas en la vía
pública que ofrecen muchos centros de tratamiento. Las alternativas a la sanción son muy
variadas, van desde la realización de programas de sensibilización, socioeducativos,
motivacionales a la realización de controles toxicológicos o de actividades a favor de la
comunidad.

Estas actividades y programas representan una oportunidad de intervenir de forma


temprana sobre el consumo problemático de cannabis y también podrían serlo sobre
consumo de alcohol por parte de menores de edad si se adoptaran las medidas
oportunas. Estas medidas de tipo “ambiental” brindan la posibilidad de ofrecer consejo,
orientación y llegado el caso, también tratamiento.

Por otra parte, hay que reconocer que, en general, la demanda de intervenciones
preventivas se corresponde con la oferta. La demanda sigue demasiado centrada en
intervenciones generalistas y puntuales; y cuando se solicitan intervenciones que se

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desarrollan a lo largo de un periodo de tiempo más prolongado y de forma programada, se
desea que sea el experto quien la imparta. Incluso cuando la necesidad se centra en un
grupo de adolescentes específico o en algún alumno/a en particular, puede ocurrir que la
demanda se manifieste en la forma de solicitar “una charla sobre drogas por parte de un
experto”.

Resumiendo:

Algunos de los problemas infraestructurales y por tanto también retos relacionados con
los Niveles de la Prevención son los siguientes:

− Problemas de cobertura e iniciativa en Prevención universal

− Dificultades de ajuste entre medios y fines en la Prevención Selectiva.

− Falta desarrollo de la Prevención Ambiental.

− No existe una red de detección precoz y de atención temprana.

− Divorcio entre la prevención y la asistencia.

En términos generales también faltan órganos de coordinación capaces de ordenar,


coordinar y evaluar la oferta preventiva en el territorio. También falta una adecuada
integración de contenidos de los programas preventivos que vayan más allá del enfoque
sectorial de las adicciones, (abarcando problemas de conducta, de violencia de género o
de salud mental en adolescentes), estableciendo sinergias entre sistemas, redes y
profesionales.

En la actualidad nos enfrentamos al reto de ofrecer un enfoque integral de los programas


de prevención que se ofrecen a los adolescentes, acercando programas y servicios a
estos ciudadanos en vez de pedirles a ellos que sean los que se adapten a los recursos.

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3 Creación del Servicio

3.1. Misión.

Teniendo en cuenta estos elementos, el Área de Bienestar Social de la Diputación de


Huelva, en ejercicio de sus competencias en materia de prevención, se plantea impulsar
una Unidad Provincial de Prevención Social (UPS) cuya misión será:

Planificar, vertebrar, potenciar y optimizar las estrategias y programas que desde el Área
de Bienestar Social se desarrollen en el ámbito de la prevención, y contribuir a la
ordenación, la coordinación y la racionalización de las políticas y programas de
prevención que, dependiendo de diversas administraciones o entidades, coexisten en el
territorio.

3.2. Metas.

1º) Contribuir a ordenar y coordinar la oferta de programas preventivos de la provincia


siguiendo criterios científicos tales como el nivel de la prevención al que pertenecen, las
características de la población a la que se dirigen, las problemáticas sobre las que se
desea actuar, los tipos de riesgos que se desea prevenir, su grado de severidad y los
contextos en que se desarrollan.

Para analizar los Programas de Prevención se emplearán los criterios considerados por el
OEDT (Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías) como estándares
europeos de alta calidad en programas de prevención, lo que permite clasificarlos
distinguiendo entre los que merecen ser potenciados, complementados o reformulados.

Los estándares de calidad recogidos en la Guía para Profesionales de la Prevención


Europeos elaborados en 2011 el OEDT recomiendan prestar atención a los siguientes
aspectos:

a) La lógica interna de los programas.

b) Su marco teórico.

c) La formación y la motivación del colectivo de profesionales.

d) El horizonte temporal de medio y largo plazo.

e) La adecuación al entorno sociocultural.

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f) La forma de involucrar a los/las agentes implicados

g) El sistema de evaluación.

2º) Elaborar un mapa y un diagnóstico provincial de riesgos y de recursos (programas,


recursos y actuaciones preventivas en el territorio) que permita visualizar el conjunto sin
perder de vista las singularidades; un mapa y un diagnostico que permitan comprender la
realidad de la provincia de Huelva en materia de prevención.

3º) Potenciar, completar y optimizar la oferta de programas preventivos de la provincia


de Huelva. De una parte se trataría de apoyar el desarrollo de determinados programas
de calidad que pueden beneficiarse de la colaboración del servicio para su extensión,
distribución, apoyo técnico, evaluación, etc.; y de otra, se trataría de completar la oferta de
programas preventivos allí donde se detecten carencias y necesidades sin cubrir.

4º) Garantizar una adecuada atención de la adolescencia en las mejores condiciones


posibles (teniendo en cuenta sus peculiaridades) tendiendo un puente entre los servicios
universales y los especializados; entre los programas preventivos y asistenciales.

3.3 Estrategias.

Para que la Unidad de Prevención Social del Área de Bienestar Social de Diputación de
Huelva pueda afrontar los retos que se desprenden del análisis de la realidad de la
provincia y cumplir con su misión sería conveniente elaborar un Plan Provincial de
Prevención convirtiéndose en su principal estrategia.
Si bien es verdad que la provincia está necesitada de un plan que ofrezca coherencia y
cohesión a las múltiples iniciativas que se llevan a cabo en su territorio, también lo es que
no hay ninguna institución que ostente la totalidad de las competencias en la materia. Por
ello, en tanto no se encuentre una solución institucional satisfactoria, el plan deberá limitar
su alcance. Por una parte, deberá garantizar la coordinación de la prevención del conjunto
de las iniciativas de las diferentes áreas que componen la Diputación de Huelva y, por
otra, deberá contribuir a sentar las bases de un plan de prevención que incluya a todas las
iniciativas que se desarrollan en la provincia, sean estas de titularidad pública o privada, y
pertenezcan al nivel local, provincial, autonómico o estatal de la administración, así como
aquellas que surjan de la iniciativa ciudadana o comunitaria.
Un paso importante en esta dirección ha sido la elaboración del Área de Prevención del
Plan Provincial de Drogodependencias. El documento elaborado por consenso de todas

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las administraciones participantes así como de un miembro del movimiento asociativo
puede ser la base del futuro Plan Provincial de Prevención.
El servicio se compromete a desplegar esta estrategia en todos los municipios de la
provincia que lo soliciten a través de su Programa de Asesoramiento a Municipios para
la elaboración de planes locales de prevención. Este programa pretende los mismos
objetivos de ordenación, coordinación y eficiencia pero a nivel local, con la cobertura de la
corporación Municipal y bajo la coordinación su alcaldía.

4 Principios Técnicos y Metodológicos

Aunque la metodología se tratará específicamente en cada uno de los programas, se


pueden destacar algunos principios que caracterizan al servicio:

Prevención sistémica. El concepto de prevención sistémica tal y como se entiende en


este servicio pretende potenciar la capacidad preventiva de los diversos agentes y
sistemas. El objetivo consiste en que los sistemas y recursos normalizados funcionen, en
el sentido de que cumplan con sus cometidos preventivos del modo más eficiente posible,
y que el grupo de agentes naturales, profesionales y mediadores/as en contacto con la
población joven, desempeñen su papel preventivo de la manera más satisfactoria posible.
El papel de la UPS es similar al de los biocatalizadores naturales cuya función es
desencadenar, inhibir o modular los procesos que dependen de otros órganos y sistemas.

Sostenibilidad. La prevención sólo es sostenible si los sistemas e instituciones cumplen


con sus funciones preventivas. Ningún programa de prevención puede garantizar por sí
sólo la prevención de toda la población, por ello es tan importante la formación y el
empoderamiento de los/as agentes de las redes normales/universales. Sólo la adecuada
preparación de estos agentes preventivos hace posible un sistema preventivo sostenible,
por dos motivos; por un lado, porque con los mismos recursos se dará mayor y mejor
respuesta a las necesidades actuales, y por otro, porque al ser el sistema más eficiente,
no se sacrifica la capacidad para dar respuesta a las necesidades de las generaciones
futuras.

El apoyo y el asesoramiento. La actividad del servicio se lleva a cabo,

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fundamentalmente, a través del apoyo y del asesoramiento a las redes profesionales y a
los mediadores/as de los servicios públicos de la sociedad del bienestar3. No se trata de
sustituir a nadie y mucho menos los/las profesionales de primera línea que son los únicos
que pueden realizar la Prevención Universal y la detección precoz. Se trata de apoyar, de
colaborar, de vencer las resistencias que a veces provoca el trabajo intersectorial en
profesionales pertenecientes a sectores y administraciones diferentes.

Proactividad. La lógica de la prevención y la promoción de la salud exigen ser un servicio


proactivo, no basado en el modelo de espera que caracteriza a la asistencia, sino en la
asunción de responsabilidad e iniciativa para hacer posible la detección precoz de las
necesidades de la población.

El principio de subsidiariedad. En su sentido más amplio significa que “un asunto debe
ser resuelto por la autoridad (normativa, política o económica) más próxima al objeto del
problema”. En nuestro caso el principio se traduce en tener una inequívoca vocación
municipalista y reconocer que el mejor lugar para la toma de decisiones es el que está
más cerca de las personas y de las instituciones afectadas e interesadas por el asunto a
decidir. Esta perspectiva localista de la intervención debe estar complementada por otra
universalista en lo que se refiere a la información, la formación y la investigación. Sólo así

es posible: “pensar globalmente y actuar localmente”.

Investigación/acción/formación. Los problemas que afectan a la comunidad así como el


modo en que son percibidos varían a lo largo del tiempo y por tanto, también los
programas de prevención han de ser capaces de adaptarse con agilidad a los cambios. La
única manera de mantener actualizados los programas de prevención es combinando una
actitud investigadora, dispuesta a sacar conclusiones de la práctica, y una práctica
basada en la investigación. La metodología además ha de saber convertir los
descubrimientos en aprendizajes transferibles.

3 Aquellos/as profesionales y mediadores/as de los sistemas y/o redes normalizadas/universales, que trabajan en
primera línea de atención a la población, especialmente los que trabajan con jóvenes y adolescentes (profesores/as,
orientadores/as, UTS, profesionales de Salud en Atención Primaria, monitores/as de Escuelas Municipales,
técnicos/as de los Ayuntamientos, técnicos de Juventud, agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, agentes
sociales que trabajan en grupos de Desarrollo Rural, profesionales que trabajan en programas de Escuelas Taller y
Casas de Oficios, Servicio de Protección de Menores) y profesionales de Servicios Especializados.
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