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Día 079 de 365

NÚMEROS 22 Progreso: 21.6%

El primer llamado de Balac a Balaam Lectura de hoy:


Números 22 y 23
1 Luego los israelitas reanudaron la marcha y fueron a Salmo 80
acampar en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán, a la Hechos 15,22-41
altura de Jericó.

2 Balac, hijo de Sipor, vio todo lo que los israelitas habían hecho a los amorreos, 3 y los
moabitas sintieron un gran temor a la vista de ese pueblo tan numeroso. Atemorizados
por la presencia de los israelitas, 4 los moabitas dijeron a los ancianos de Madián:
"Ahora esta turba va a devorarlo todo a nuestro alrededor como un buey devora la
hierba del campo". Entonces Balac, hijo de Sipor, que era rey de Moab en aquel
tiempo, 5 envió unos mensajeros a Balaam, hijo de Beor –que vivía en Petor, junto al
Éufrates, en el país de los descendientes de Amav– para que le hicieran esta invitación:
"Un pueblo que salió de Egipto y cubrió toda la tierra se ha establecido frente a mí.

6 Ven, por favor, y maldíceme a este pueblo, porque es más fuerte que yo. Tal vez así
podré derrotarlo y expulsarlo del país. Porque yo sé que el que tú bendices, queda
bendecido, y el que maldices, queda maldecido".

7 Los ancianos de Moab y de Madián partieron, llevando la retribución para el adivino.


Cuando se presentaron a Balaam y le transmitieron el mensaje de Balac, 8 Balaam les
respondió: "Pasen aquí la noche, y yo les daré la respuesta que el Señor me inspire".
Entonces los jefes de Moab se quedaron con Balaam.

9 Pero Dios se manifestó a Balaam y le dijo: "¿Quiénes son esos hombres que están
contigo?".

10 Balaam respondió a Dios: "Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me envió este
mensaje:

11 ‘Aquí hay un pueblo que salió de Egipto y cubrió toda la tierra. Por eso, ven a
maldecírmelo. Tal vez así podré combatir contra él y expulsarlo’".

12 Dios dijo a Balaam: "No vayas con ellos ni maldigas a ese pueblo, porque está
bendecido".

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13 A la mañana siguiente, Balaam se levantó y dijo a los jefes enviados por Balac:
"Vuélvanse a su país, porque el Señor me prohibe acompañarlos".

14 Entonces los jefes de Moab partieron, y cuando estuvieron de regreso dijeron a


Balac: "Balaam se niega a venir con nosotros".

El segundo llamado a Balaam

15 Entonces Balac envió otros jefes, más numerosos y distinguidos que los primeros.

16 Ellos se presentaron a Balaam y le dijeron: "Así habla Balac, hijo de Sipor: ‘Por
favor, no te niegues a venir en mi ayuda.

17 Yo te colmaré de honores y haré todo lo que me digas. Te ruego que vengas y me


maldigas a este pueblo’".

18 Pero Balaam respondió a los servidores de Balac: "Aunque Balac me diera su casa
llena de plata y oro, yo no podría transgredir, ni siquiera en lo más mínimo, una orden
del Señor, mi Dios.

19 Con todo, quédense aquí también ustedes esta noche, y veré qué me dice el Señor
esta vez".

20 Durante la noche, Dios se manifestó a Balaam y le dijo: "Si esta gente ha venido a
buscarte, puedes ir con ellos. Pero no hagas nada fuera de lo que yo te ordene".

21 Por la mañana, Balaam se levantó, ensilló su asna y partió junto con los jefes de
Moab.

El encuentro de Balaam con el Ángel del Señor

22 Pero su partida encendió la ira de Dios, y el Ángel del Señor se interpuso en el


camino para cerrarle el paso. Balaam iba montado en su asna y lo acompañaban dos
muchachos.

23 Cuando el asna vio al Ángel del Señor parado en el camino, con la espada
desenvainada en su mano, se apartó y se fue por el campo. Pero Balaam la castigó para
hacerla volver al camino.

24 El Ángel del Señor se paró entonces en un sendero angosto, que pasaba por los
viñedos y estaba rodeado de los dos lados por un cerco.

25 Al verlo, el asna se fue contra el cerco y apretó el pie de Balaam que la castigó
nuevamente.

26 Una vez más, el Ángel del Señor se adelantó y fue a colocarse en un lugar tan
estrecho, que era imposible desviarse a la derecha o a la izquierda.

27 Cuando el asna lo vio, se echó al suelo debajo de Balaam, y este, enfurecido, la


golpeó con su bastón.

28 Entonces el Señor abrió la boca del asna, y ella, dijo a Balaam: "¿Qué te hice para
que me golpearas así tres veces?".

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29 "¡Te estás burlando de mí!, respondió Balaam. Si tuviera una espada en mi mano, te
mataría ahora mismo".

30 El asna le respondió: "¿Acaso yo no soy tu asna, la que siempre has montado hasta
el día de hoy? ¿Acostumbro yo a tratarte de ese modo?". Él respondió: "No".

31 El Señor abrió los ojos de Balaam, y este vio al Ángel del Señor parado en el camino,
con la espada desenvainada en su mano; se inclinó y lo adoró con el rostro en tierra.

32 El Ángel del Señor le dijo: "¿Por qué le has pegado tres veces a tu asna? Era yo el
que te cerraba el paso, porque tu viaje me disgusta.

33 Ella me vio y se apartó de mí tres veces. Hizo muy bien en apartarse, porque de lo
contrario yo te hubiera matado, mientras que a ella la hubiera dejado con vida".

34 Balaam dijo al Ángel del Señor: "He pecado, porque no sabía que tú estabas
apostado delante de mí en el camino. Si esto te desagrada, ahora mismo regreso".

35 El Ángel del Señor respondió a Balaam: "Ve con estos hombres, pero dirás
solamente lo que yo te indique". Y Balaam se fue con los jefes que le había enviado
Balac.

La llegada de Balaam a Moab

36 Cuando Balac supo que Balaam estaba por llegar, fue a encontrarlo en Ar Moab,
sobre la frontera del Arnón, en el límite de su territorio, 37 y le dijo: "Yo te mandé a
llamar urgentemente. ¿Por qué no querías venir? ¿Acaso no dispongo de medios para
colmarte de honores?".

38 Entonces Balaam respondió a Balac: "Aquí me tienes. Pero, ¿qué puedo decir yo
ahora? Sólo diré la palabra que Dios ponga en mi boca".

39 Luego Balaam se fue con Balac. Llegados a Quiriat Jusot, 40 Balac inmoló vacas y
ovejas y se las envió a Balaam y a los jefes que iban con él.

41 A la mañana siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot Baal, desde
donde pudo ver a una parte del pueblo.

NÚMEROS 23
El primer oráculo de Balaam

23 1 Balaam dijo a Balac: "Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y
siete carneros".

2 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y entre los dos ofrecieron un novillo y un
carnero en cada altar.

3 Luego Balaam dijo a Balac: "Quédate junto a tus ofrendas, mientras voy a ver si el
Señor me hace una revelación. Yo te comunicaré lo que él me manifieste". Y se fue a
una colina desierta.

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4 El Señor se reveló a Balaam, y este le dijo: "Yo erigí los siete altares, y ofrecí un
novillo y un carnero en cada altar".

5 Entonces el Señor puso una palabra en la boca de Balaam y le dijo: "Regresa adonde
está Balac y háblale de esta manera".

6 Balaam regresó y lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de todos los


jefes de Moab.

7 Entonces pronunció su poema, diciendo: "Desde Arám me hizo venir Balac, el rey de
Moab desde las montañas del este: ‘¡Ven, maldíceme a Jacob, ven, pronuncia una
execración contra Israel!’.

8 ¿Cómo maldeciré a quien Dios no ha maldecido?¿Cómo execraré a quien Dios no ha


execrado?

9 Cuando lo miro desde la cima de las montañas y lo contemplo desde las colinas, veo
un pueblo que vive aparte y no se cuenta entre las naciones.

10 ¿Quién puede contar el polvo de Jacob, o numerar la polvareda de Israel?


¡Que yo muera la muerte de los justos, y que mi fin sea como el suyo!".

11 Balac dijo a Balaam: "¿Qué me has hecho? Yo te traje para que maldijeras a mis
enemigos, y tú los has bendecido".

12 "Yo sólo puedo repetir fielmente lo que el Señor pone en mi boca", respondió
Balaam.

13 Entonces Balac le dijo: "Ven conmigo a otro lugar desde donde podrás verlos, si no a
todos, por los menos a una parte de ellos, y maldícemelos desde allí".

14 En seguida lo llevó al campo de Sufím, en la cima del Pisgá. Allí construyó siete
altares, y ofreció un novillo y un carnero en cada altar.

15 Entonces Balaam dijo a Balac: "Quédate aquí, junto a tu holocausto, mientras yo voy
más allá en busca de una revelación".

El segundo oráculo de Balaam

16 El Señor se reveló a Balaam y puso una palabra en su boca. Luego le dijo: "Regresa
adonde está Balac y háblale de esta manera".

17 Al llegar, lo encontró de pie junto a su holocausto, acompañado de los jefes de


Moab. Balac le preguntó: "¿Qué ha dicho el Señor?".

18 Entonces Balaam pronunció su poema, diciendo: "¡Levántate, Balac, y escucha,


préstame atención, hijo de Sipor!

19 Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para desdecirse: ¿Acaso él dice


y no hace, promete una cosa y no cumple?

20 Yo recibí la misión de bendecir: él ha bendecido y no lo puedo contradecir.

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21 No se ve ningún mal en Jacob ni se percibe ninguna desgracia en Israel.
El Señor, su Dios, está con él, y entre ellos se oye proclamar a un rey.

22 Dios, que lo hace salir de Egipto, es para él como los cuernos de un búfalo.

23 No hay magia en Jacob ni adivinación en Israel: a su debido tiempo se le dirá a


Jacob y a Israel lo que hace Dios.

24 Un pueblo se alza como una leona, se yergue como un león: no se recuesta hasta
devorar la presa y beber la sangre de sus víctimas".

25 Balac dijo entonces a Balaam: "Si no lo maldices, ¡por lo menos no lo bendigas!".

26 Pero Balaam respondió a Balac: "Ya te advertí que haría todo lo que el Señor me
dijera".

27 Luego Balac dijo a Balaam: "Ven, te llevaré a otro lugar. Tal vez Dios vea con
buenos ojos que me los maldigas desde allí".

28 En seguida lo llevó a la cima del Peor, que domina la región desértica, 29 y Balaam
dijo a Balac: "Constrúyeme aquí siete altares y prepárame siete novillos y siete
carneros".

30 Balac hizo lo que Balaam le había indicado, y ofreció un novillo y un carnero en cada
altar.

SALMO 80 (79)
SÚPLICA POR LA RESTAURACIÓN DE ISRAEL

1 Del maestro de coro. Según la melodía de "Los lirios".

Testimonio. De Asaf. Salmo.

Lamentación por la ruina nacional

2 Escucha, Pastor de Israel,


tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,
3 resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;
reafirma tu poder y ven a salvarnos.

4 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,


que brille tu rostro y seremos salvados!
5 Señor de los ejércitos,
¿hasta cuándo durará tu enojo,
a pesar de las súplicas de tu pueblo?

6 Les diste de comer un pan de lágrimas,


les hiciste beber lágrimas a raudales;
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7 nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

8 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,


que brille tu rostro y seremos salvados!

Israel, la vid del Señor

9 Tú sacaste de Egipto una vid,


expulsaste a los paganos y la plantaste;
10 le preparaste el terreno, echó raíces
y llenó toda la región.

11 Las montañas se cubrieron con su sombra,


y los cedros más altos con sus ramas;
12 extendió sus sarmientos hasta el mar
y sus retoños hasta el Río.

13 ¿Por qué has derribado sus cercos


para que puedan saquearla
todos los que pasan?

14 Los jabalíes del bosque la devastan


y se la comen los animales del campo.

Plegaria y promesa de fidelidad

15 Vuélvete, Señor de los ejércitos,


observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
16 la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso.

17 ¡Que perezcan ante el furor de tu mirada


los que le prendieron fuego y la talaron!

18 Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,


al hombre que tú fortaleciste,
19 y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
20 ¡Restáuranos, Señor de los ejércitos,
que brille tu rostro y seremos salvados!

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 15,22-41

22 Entonces los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos
de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado
Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos

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23 y les encomendaron llevar la siguiente carta: «Los Apóstoles y los presbíteros
saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en
Siria y en Cilicia.

24 Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra


parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto, 25 hemos
decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros
queridos Bernabé y Pablo, 26 los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro
Señor Jesucristo.

27 Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este
mismo mensaje.

28 El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga


más que las indispensables, a saber: 29 que se abstengan de la carne inmolada a los
ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones
ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós».

30 Los delegados, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía donde


convocaron a la asamblea y le entregaron la carta.

31 Esta fue leída y todos se alegraron por el aliento que les daba.

32 Judas y Silas, que eran profetas, exhortaron a sus hermanos y los confirmaron,
hablándoles largamente.

33 Al cabo de un tiempo, los hermanos los enviaron nuevamente a la comunidad que los
había elegido, despidiéndolos en paz.

34 [Como Silas creyó que debía quedarse, Judas partió solo.]

35 Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la Buena


Noticia de la Palabra del Señor, junto con muchos otros.

36 Algún tiempo después, Pablo dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los hermanos que
están en las ciudades donde ya hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo
se encuentran».

37 Bernabé quería llevar consigo también a Juan, llamado Marcos.

38 Pero Pablo consideraba que no debía llevar a quien los había abandonado cuando
estaban en Panfilia y no había trabajado con ellos.

39 La discusión fue tan viva que terminaron por separarse; Bernabé, llevando consigo a
Marcos, se embarcó rumbo a Chipre. 40 Pablo, por su parte, eligió por compañero a
Silas y partió, encomendado por sus hermanos a la gracia del Señor.

41 Así atravesó la Siria y la Cilicia, confirmando a las comunidades.

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