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Tema-10.

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Justicia reparadora y mediación

3º Grado en Criminología

Facultad de Derecho
Universidad de Málaga

Reservados todos los derechos.


No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
TEMA 10: LA MEDIACIÓN PENITENCIARIA

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. INTRODUCCIÓN – LA CÁRCEL QUE TENEMOS – JUSTICIA RETRIBUTIVA

“Justicia”: valor supremo de “dar a cada uno lo suyo”

Nuestro sistema penal retributivo no consigue alcanzar este valor de la “justicia”. No da


alternativas, ni pacifica la sociedad porque el anhelo de justicia que también debería pertenecer
a las víctimas, se lo apropia el Estado – porque el delito es una lesión a una norma jurídica –.

El rigor punitivo pone demasiado énfasis en castigar al delincuente y endurecer las leyes, en vez
de dar una solución racional al conflicto.

La Reeducación y la Reinserción a veces se producen “a pesar” del sistema. Si la víctima de una


infracción penal merece toda la consideración, el sistema parece olvidarse de ella, tal y como
está planteado actualmente.

Reservados todos los derechos.


Vivimos en ciudades “carcelarias” (Sonia Gruben Busmeister), pues cada vez hay más cámaras
en las calles, más desconfianza mutua y más controles policiales.

La “industria” policial y carcelaria se ha incrementado en los últimos 30 años, con más del doble
de dotaciones para plazas en ambos planos. Esto resulta muy rentable, aunque rompe
sensiblemente el tejido social, la cohesión y el respeto a los derechos fundamentales y libertades
públicas.

Así, resulta que las últimas tendencias en materia de ejecución penal son:

 Las macro-cárceles
 Programas disciplinarios
 Priorización de la seguridad – el 80% del presupuesto se destina a ello
 Invisibilidad e impunidad de algunas prácticas perniciosas
 El endurecimiento de regímenes para presos especiales o rebeldes dentro de la cárcel

Por contra, a los Programas de Tratamiento se destinan muchos menos recursos materiales y
humanos: Se ayuda poco al infractor a responsabilizarse de sus actos o a conectar con la verdad
de los hechos y el sufrimiento de la víctima; ya que no se trabajan las causas, sólo se ejecuta el
reproche estatal ejemplarizante.

En la sociedad actual se percibe que “el delito de guante blanco” puede seguir ejerciéndose con
cierta impunidad ¿Cómo? Pues aplicando la ley más dura y enviando a la cárcel a los menos
listos, a los pobres que quieren dejar de serlo, a las personas con trastorno mental que
delinquen, a los inmigrantes irregulares sin redes de apoyo y a la etnia marginada para que
sirvan de escarmiento ejemplarizante (J.S. Pegoraro)

Es decir, el denominador común de las personas reclusas es, hoy por hoy, la pobreza, la
marginación, el trastorno mental y un deficiente nivel educativo.

2. LA CÁRCEL POSIBLE – JUSTICIA RESTAUTATIVA

La Justicia Restaurativa apela a lo mejor de la persona. Supone una concepción fuerte, abierta y
positiva del ser humano; también de la sociedad, aportando otra idea de Justicia por oposición
a la justicia retributiva. No se trata de negar el conflicto, más bien de repensar y de reorientar la
Justicia penal y penitenciaria.

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En España, se pusieron en marcha en gran parte de los centros penitenciarios, proyectos y
programas de mediación penitenciaria, desde 2005 en adelante. Ejemplos destacables:

 Proyecto de Mediación Penitenciaria en el CP de Zuera (Zaragoza) por la asociación


“¿Hablamos?” 2005
 Programa de CP Madrid III (Valdemoro) desde 2005
 La Asociación Andaluza para la Mediación y Pacificación de Conflictos (Málaga. Ya no
vigente)

La Asociación Andaluza para la Mediación y Pacificación de Conflictos:

Desde sus inicios, en 2005, la Asociación llevó a cabo un Programa de Mediación Penitenciaria
en Málaga, concretamente, en el Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre. Fue una
experiencia piloto, que no continúa vigente pese a los buenos resultados arrojados durante los
seis meses de funcionamiento, aunque el Centro está abierto a dichas experiencias.

Su hilo conductor era el esfuerzo por humanizar las prisiones españolas y dotarlas de
alternativas ante los conflictos que surgían en ellas, frente al castigo y la restricción de derechos,
métodos de los que se abusa en bastantes ocasiones.

La Mediación Penitenciaria – como sistema paralelo, y alternativo en muchos casos, a la


aplicación ortodoxa del Reglamento Penitenciario – se ha convertido en un instrumento
altamente útil, siendo cada vez mayor la oferta, desde las Direcciones de las prisiones, de cursos
que profundicen estas técnicas.

3. ¿QUÉ ES Y EN QUÉ CONSISTE LA MEDIACIÓN PENITENCIARIA?

Definición: “Mediación con personas reclusas que forman parte de un conflicto, dándoles la
posibilidad de resolver sus diferencias interpersonales de manera dialogada, a través del
respeto, la escucha del otro y la responsabilidad por la propia implicación.”

Su principal objetivo consiste en la posibilidad de adaptar el proceso de la mediación a un


contexto enormemente conflictivo, punitivo y jerarquizado como es la prisión.

Utilizar la mediación como herramienta para devolver a las personas privadas de libertad
(internos), parte de la percepción de control sobre sus vidas, a través de una forma alternativa
de resolver sus conflictos de convivencia y, como fin último, el objetivo meta es pacificar las
relaciones y disminuir parte de la tensión propia del contexto en el que conviven.

Al formar parte de un conflicto, en consecuencia, las personas reclusas, son marcadas con una
“incompatibilidad”, por el propio Centro penitenciario, pudiendo ser derivadas a programas de
mediación para gestionar su propio conflicto.

“Estar marcado por una incompatibilidad” tiene su origen en una pelea o discusión de dos
personas que habitan el mismo módulo y cuya estrategia de gestión del conflicto por el centro
es la separación de las personas en módulos diferentes para evitar nuevo conflicto. A partir de
ahí se inicia el método de trabajo con los internos.

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Como modelo de trabajo seguiremos el de C.P. Madrid III (Valdemoro):

1º.- Se ofrece a los internos el servicio de mediación: Explicando su beneficio siempre desde la
perspectiva del crecimiento personal y a pesar de que pudieran existir otras ventajas procesales
que el mediador no le asegura, puesto que no dependen de su trabajo, sino de la decisión del
Centro Penitenciario.

Se les presenta como una oportunidad para aprender a percibir e interpretar los conflictos desde
otros puntos de vista, reconociendo errores propios y comprendiendo a la otra parte.

La figura que acompaña a lo largo de todo el proceso es el/la mediador/a, el cual es mero
acompañante, pues son los implicados los protagonistas.

El mediador/a, se nutre de otros objetivos al servicio del objetivo meta – pacificación de las
relaciones y la convivencia dentro de la cárcel – que cubren distintos frentes dentro del entorno
de la prisión:

A. Objetivos dirigidos al tratamiento penitenciario

o La asunción de la parte de responsabilidad de la conducta infractora y de su


participación en el conflicto interpersonal.

o El aprendizaje de conductas destinadas al reconocimiento de la verdad.

o El entrenamiento informal en conductas de diálogo en las relaciones


interpersonales conflictivas y que pueden fomentar la preparación de la vida en
libertad.

o El aprendizaje de la escucha activa dirigida a comprender la posición del otro.

o La adopción de decisiones personales y autónomas en el conflicto.

B. Objetivos dirigidos hacia la convivencia penitenciaria

o La pacificación de las relaciones internas dentro de los módulos, a través de la


difusión entre las personas presas de este sistema dialogado en la solución de
conflictos.

o La disminución de la reincidencia en las infracciones debido al carácter


suspensivo de la sanción en función del cumplimiento de los acuerdos.

o La reducción de las intervenciones administrativas y judiciales, dando entrada


al principio de oportunidad y a la economía procesal.

C. Objetivos dirigidos al beneficio de las personas privadas de libertad

o La reducción de la ansiedad como consecuencia directa de la desaparición o


disminución del conflicto interpersonal.

o El temor a la posibilidad de sufrir represalias por la participación en un conflicto,


genera un alto nivel de estrés. La resolución del conflicto elimina esa fuente de
estrés y, por tanto, contribuye al bienestar de las personas.

o El aumento de la percepción de control, al ser ellos mismos los que deciden


acerca de la posibilidad de mediar o no, de encontrarse frente a frente con la
otra persona, cuentan con algo que les es negado frecuentemente en prisión.

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o La disminución de los perjuicios al penado y su familia por la aplicación del

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Reglamento Penitenciario. Si se logra eliminar la sanción como resultado final
de la mediación, se rescindirá la posible pérdida de permisos u otros privilegios
que sin duda mejoran la calidad de vida de las personas privadas de libertad.

4. PROCESO DE LA MEDIACIÓN PENITENCIARIA (FASES)

Fase de derivación: Punto de partida en que es recibida una solicitud de mediación que procede
de la Subdirección de Régimen CP, desde 3 vías:

 Incompatibilidad: “se arrastra” siempre a lo largo de toda la estancia carcelaria, incluso


con traslado a otro centro, lo que significa que no existe forma de eliminarla; salvo con
mediación
 Sanción: iniciado el procedimiento disciplinario (Rº Penitenciario) – aislamiento
inmediato – 1ª parte sanción. La 2ª, depende cómo resulte la mediación.

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 Instancia: a petición del interno por algún conflicto con alguien

Fase de acogida I (o 1ª fase propiamente): Primer contacto con cada uno de los implicados a
través de una entrevista individual.

Si acepta la mediación, se continúa con la entrevista investigando acerca del estado regimental
(permisos, destino en prisión, estancia en otros centros penitenciarios, etc.), la vida fuera de
prisión, los apoyos con los que cuenta, su autoconcepto, el conflicto (circunstancias en que
ocurrió, emociones que le suscita, rol que se autoatribuye, consecuencias disciplinarias…) y la
disposición ante la mediación (expectativas hacia el otro interno y hacia el proceso, asunción de
responsabilidad).

Conseguida la asunción de responsabilidad y el compromiso de respeto y diálogo a lo largo del


proceso, es el momento de contactar con la otra parte, con la que se repite el proceso descrito.
Si la otra parte no acepta el proceso de mediación, se respeta absolutamente su decisión y
también se le agradece su atención y se le informa de cómo acceder al equipo si cambia de idea
(a través de la instancia al director).

En este momento se cierra el expediente, puesto que ya no se considera oportuno seguir


adelante.

Fase de acogida II – Fase aceptación y compromiso: Contactos encaminados al encuentro entre


las partes, confirmando la predisposición positiva para la mediación, la asunción de
responsabilidad, otra vez, y las expectativas hacia el proceso.

No se pasa a la siguiente fase si no existe un compromiso claro de respeto y apertura al diálogo


y de escucha: firma del documento de Compromiso y Aceptación del Programa (cerrando etapa
y abriendo otra).

Fase de encuentro dialogado: Las dos partes en conflicto se reúnen junto con los mediadores
(puede hacerse a continuación de las entrevistas, aunque es muy conveniente dejar transcurrir
un tiempo para el encuentro).

El objetivo es que los internos reflexionen sobre la entrevista y su futura participación en el


encuentro dialogado.

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Este encuentro dialogado permite la comunicación efectiva y respetuosa entre las partes y
establece la plataforma para trabajar en la solución del problema desde los intereses comunes.
Aquí, las partes parten de la misma información acerca del proceso mediación (equilibrio de
poder para hablar de igual a igual).

Es frecuente encontrar a personas con un alto nivel de suspicacia y recelo. También a veces, las
personas instrumentalizan la mediación y únicamente participan en ella como forma de
conseguir beneficios, sin creer en absoluto en los principios que la sostienen, aunque a pesar de
ello se sigue adelante. No obstante, llegado esta fase de diálogo, el proceso es enteramente
suyo; el mediador solo reconduce.

Algo que sí pertenece al equipo de mediación es la redacción informal de los acuerdos que se
vayan alcanzando, sin desvelar detalles acerca del mismo en aras de la necesaria
confidencialidad de cara a la Administración Penitenciaria. Así se avanza en sesiones flexibles
hasta que finaliza la mediación con redacción del Acta de Reconciliación firmada por las partes
y por el mediador.

El Acta se entregará a la Oficina de Régimen a fin de ser tenida en cuenta en la siguiente reunión
de la Comisión Disciplinaria.

Fase de seguimiento: Después de un tiempo (unas dos semanas), se lleva a cabo un seguimiento
para comprobar el grado de cumplimiento de los acuerdos, la relación con el compañero y los
posibles cambios en su situación regimental como consecuencia de la mediación.

Además, se produce la entrega de un Certificado de Participación en la Mediación y de una copia


del Acta de Reconciliación que recoge los acuerdos y que ambos firmaron.

5. CONCLUSIONES

El resultado es mucho más positivo de lo presumible en un principio. Los últimos datos rondan
el 53% de éxito, siendo impactante un resultado así en un contexto en el que las personas ni
siquiera conocen ni solicitan este servicio y deben superar sus recelos iniciales y ser capaces de
encajar una propuesta que probablemente choca de pleno con su conocimiento del mundo y su
funcionamiento como “solucionadores” de conflictos.

La mediación tiene el efecto positivo:

1. En un contexto carente de espacios para la intimidad y la reflexión, ayuda a los internos


a reflexionar sobre el conflicto, haciendo posible la resolución del conflicto sin recurrir
al uso de medios coercitivos.
2. El hecho de iniciar y asumir el proceso de mediación de forma voluntaria permite tener
la posibilidad de elegir (aunque sea para decir que no).

Además, es un éxito ya que pocos casos de internos que vuelven a aparecer en los listados de
incompatibilidades o vuelven a generar partes (aprendizaje que ha calado en sus vidas y en su
manejo de conflictos). No obstante, sí existen reincidencias, aunque suele tratarse de internos
con una conocida trayectoria violenta y disruptiva difícilmente moldeable con el único recurso
de la mediación.

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En definitiva, la propia confianza de la Dirección de los Centros Penitenciarios en la mediación
habla también de la confianza en el fin último de la prisión: la rehabilitación de las personas que
han cometido un error, ayudarlas a prepararse para volver a una sociedad a la que aun
probablemente tengan mucho que aportar.

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