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INTRODUCCIÓN
Ahora, para evitar la sobrepoblación penitenciaria en el caso peruano, (Magán Zevallos, 2017)
propone tres mecanismos para reducir la sobrepoblación. La primera variante es conseguir un
menor ingreso de personas al sistema penitenciario, luego, es tener un mayor egreso de reclusos
y la tercera variante es la expansión constante de la infraestructura. De las tres variantes
mencionadas, solo la última está dentro de las competencias del Instituto Nacional Penitenciario
(INPE) aunque ésta se encuentra sujeta a la asignación presupuestaria que el Poder Ejecutivo
propone y al Poder Legislativo que la dispone en última instancia. Ahora, la realidad nos muestra
que es muy difícil aplicar estas soluciones por la falta de recursos. En ese sentido, para una mejor
solución, estaría en la misma postura que (Rojas Montoya, 2019) que nos indica que en la
legislación peruana, el juez puede imponer penas o medidas de seguridad, y que éstas son el
punto de contacto de todas las normas penales y además son la consecuencia jurídica de la
comisión de determinados actos delictivos. Ahora bien, en forma general, se sabe que la pena
privativa de libertad es la respuesta idónea, necesaria y proporcional para los delitos graves. En
ese contexto, la respuesta idónea, necesaria, y proporcional para los delitos de menor gravedad se
encontraría en otras clases de penas del Art. 28 del código penal que vendrían a ser las penas
restrictivas de libertad, las penas limitativas de derechos y la multa, las cuales, por su afectación
a los derechos fundamentales menos trascendentes a la libertad, resultan más proporcionales al
injusto cometido y de esta forma se estaría evitando la sobrepoblación carcelaria.
demás leyes respecto a este tema que abordamos. En tal sentido, se debería aplicar la pena de
muerte para los delitos graves. Por tanto, en este apartado, vamos a enumerar cuáles ideas son las
que sostienen la práctica de aplicación de esta pena (García, 2021). Primero, La Razón de
Justicia en la que hay una igualdad natural de todos los hombres ante la ley. Por tanto, cuando un
hombre comete un delito, se ha de retribuir al autor del delito con una pena equivalente al mal
que ha ocasionado. El daño no puede, de ningún modo, quedar impune. Y a grandes males,
grandes remedios. Segundo, una Utilidad Social: según las teorías de la prevención general del
delito, la pena tendría, en este esquema de pensamiento, un carácter real disuasorio e
intimidatorio. Tercero, el peligro de la fuga y de reincidencia del reo, pues se han dado sonados
casos en los que el sujeto delincuente ha escapado de prisión y ha vuelto cometer delitos
aberrantes. No podemos olvidar el nombre de Lombroso, quien introdujo la tipología del
delincuente nato. Según éste, la reinserción social del delincuente no era posible y, por tanto, la
única política criminal viable era la eliminación del sujeto. Cuarto, en la actualidad, se tiene
menor riesgo de error judicial ya que, con los avances técnicos en las investigaciones, con la
existencia de garantías jurídicas, tales como las apelaciones, la revisión obligatoria de la
sentencia de muerte, etc., impiden el error de condenar a inocentes. En quinto lugar, se tiene la
ecuación costos-beneficios: la sanción capital es, en términos de costos económicos para la
sociedad que mantiene las cárceles con sus impuestos, más rentable que las alternativas que se
presentan a dicha sanción. En países con bolsones de pobreza, con bocas de niños no satisfechas,
este argumento pesa más aún1.
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Así lo piensa el filósofo argentino Alejandro Rozitchner: Estoy a favor de la pena de muerte. Si consideramos
un caso de la violación de una menor seguida de muerte, ¿qué haríamos con quien cometió el crimen? ¿Conversar
con él, hasta que acepte que hizo mal? ¿Tenerlo encerrado, alimentarlo a expensas del estado, de ese estado que no
logra alimentar a los chicos pobres del país? Corresponde que pague con su vida. Hay cosas graves, que tienen
consecuencias y no hay vuelta. Lo irreparable existe, apareció en el crimen y puede y debe aparecer nuevamente en
la pena.
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3. Conclusión
La solución a corto plazo debe ser la aplicación de penas distintas a la pena de privación a la
libertad como son las penas restrictivas de libertad, limitativas de derechos y la multa para
aquellos delitos de menor gravedad, otra solución se da en el mejoramiento y construcción de
nuevos establecimientos penitenciarios, asimismo de la separación y selección de internos según
su alta peligrosidad, además de realizar una reingeniería en el sistema penitenciario para mitigar
la corrupción carcelaria y finalmente en el largo plazo se debe aplicar la pena de muerte para
delitos graves con el fin de una prevención general del delito mediante la disuasión y la
intimidación, la interrupción en el peligro de fuga y su reincidencia del reo, disminuir costos
económicos, etc. además de promover, resaltar, inculcar sobre todo la educación en prevención
del delito en menores de edad.
4. Referencias
García, J. J. (10 de Diciembre de 2021). Enciclopedia Filosófica. Obtenido de Enciclopedia
Filosófica:
https://www.philosophica.info/voces/pena_de_muerte/Pena_de_muerte.html#toc12
Macera, D. (12 de Agosto de 2018). Diario El Comercio. Obtenido de Diario El Comercio:
https://elcomercio.pe/economia/peru/carceles-peruanas-gasta-s-1-3-mlls-sobrepoblacion-
penitenciaria-noticia-545829-noticia/
Magán Zevallos, J. C. (2017). La sobrepoblación en el sistema penitenciario peruano.
International Review of the Red Cross, 4-7.
Rodríguez Yagüe, C. (2018). Un análisis de las estrategias contra la sobrepoblación. Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 27-48.
Rojas Montoya, N. C. (2019). Aplicación de las Penas Limitativas de Derechos. En D. N.
juristas, Comentarios al Código Penal Peruano Parte General (págs. 563-572). Lima:
Gaceta Jurídica S.A.