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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Comercio Exterior

Escuela Nacional de Administración y Hacienda Pública

Mención: Finanzas Publicas

Noveno Semestre

LA ETICA PROFESIONAL Y LA DEONTOLOGÍA COMO


VALORES IMPLICITOS EN LAS CIENCIAS FISCALES

Facilitador: Estudiante:

Jonathan Morales Lisandro Gavidia V23.628.295

Caracas, 08 de julio del 2022


Origen de nociones como ética, moral y deontología

La ética es una disciplina estrictamente filosófica. Su origen viene del griego Ethos,
que quiere decir “modo de ser” o forma de comportarse. También, desde el mismo
significado griego, y desde una interpretación más aristotélica, se puede traducir como
“costumbre”. De manera que, el modo de ser de los seres humanos y las costumbres
que desarrolla es lo que en definitiva determina si es una buena o mala persona.

El concepto de moral, desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no tiene mayor


diferencia respecto de la noción de ética. Lo único que las distingue es que este
segundo concepto viene del latín (mores) y no del griego. Al igual que la ética, se
traduce como “costumbre” o manera de actuar. Por esta razón ambos términos a
través de la historia han podido utilizarse indistintamente sin mayores inconvenientes.

Ahora bien, ambos conceptos, desde la influencia del filósofo Alemán Immanuel Kant,
han cobrado el significado de “obligatoriedad en el cumplimiento de la norma”.
Obligación no impuesta por instituciones, sino por la propia razón del sujeto, que lo
lleva a tomar conciencia del deber. En este sentido, el deber debe entenderse no
como un problema jurídico, sino ético. Cuando se entiende de esta manera surge
entonces la noción de deontología, el cual se refiere a una rama de la ética que
consiste en deberes y principios capaces de afectar a los seres humanos.

Lo dicho anteriormente nos permite entonces comprender de manera muy resumida,


de dónde viene la noción de ética, de moral y de deontología, cuyos conceptos son
claves para el desarrollo de nuestro trabajo.

La ética profesional

Aunque la ética es una rama de la filosofía, siempre es aplicada. Se trata de normas


para la acción correcta que orienten cualquier tipo de disciplina o profesión práctica.
En este sentido, toda profesión, toda disciplina científica debe presuponer una eticidad
subyacente. De esta forma es posible ejercer una profesión de manera digna y
honesta, cuyos intereses personales queden suspendidos en favor del bien común.

Toda ética profesional debe regirse por códigos deontológicos bien establecidos,
capaces de discriminar lo que se debe hacer de lo que no; lo correcto de lo incorrecto,
así como de proporcionar una guía moral para todos los profesionales de determinada
área. Es importante destacar que la ética no coacciona, es decir, no impone
sanciones, por lo que no es una categoría jurídica ni penal. Es una orientación para
actuar en función del deber y de los compromisos de responsabilidad conjunta. La
ética profesional se basa en las normas vinculantes establecidas por la deontología de
esa profesión, con la garantía de que se desempeñe correcta y honestamente las
funciones de la especialidad.

Ética fiscal

Cada vez se toma más en serio la importancia de establecer códigos deontológicos y


criterios éticos como valores implícitos en las distintas disciplinas científicas.
Particularmente en materia de ciencia fiscal, la ética resulta un supuesto indispensable
a considerar. La planeación y políticas fiscales tienen el propósito común de
desarrollar la vida integral de manera justa y con criterios completamente lícitos. Esto
debe desarrollarse con un objetivo sentido del deber. Es decir, el criterio deontológico
debe estar muy bien establecido, pues de lo contrario en la fiscalización se filtrarán los
intereses personales, antes que los del bien común.

En las ciencias fiscales, conceptos como gasto, ingreso, finanzas, etc, requieren
incluso de implicaciones éticas. Sin eticidad profesional, un Estado pudiera considerar
que garantizar los derechos fundamentales de sus ciudadanos es un “gasto público”
que puede recortarse. Pero, si por el contrario, la deontología profesional establece el
deber de invertir constantemente en la satisfacción de estos derechos para el bien
común (principio fundamental de la ética), entonces no se trataría de un “gasto”, sino
de una inversión necesaria e inquebrantable.

La fiscalización requiere de un ethos profesional, que priorice los intereses colectivos


por encima de los personales o grupales. La creación de una política fiscal no es un
procedimiento técnico-operativo, tal como puede serlo crear una máquina de cualquier
tipo. Se trata más bien de un proceso determinado por un consciente y profesional
razonamiento ético capaz de medir los efectos, directos e indirectos de determinado
ajuste fiscal sobre la vida de los ciudadanos. Evidentemente, esto no ocurre de
manera individual, ni azaroso. Se requiere de una serie de códigos deontológicos que
rijan y orienten la cualidad de la política fiscal. Aunque los códigos pueden ser
desarrollados por cada institución, se pueden siempre mencionar principios
universales que deben componer la deontología las ciencias fiscales, tales como: la
verdad, integridad responsabilidad, bien común, honestidad, solidaridad,
transparencia, respeto, etc.

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