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COMPRENSIÓN Y REDACCIÓN DE TEXTOS I

Ciclo 2022 -marzo

Fuentes para la Tarea Académica 2

Lee las siguientes fuentes informativas. Luego, anota las ideas que consideres más relevantes y elabora
preguntas de comprensión. Las respuestas a las interrogantes propuestas las usarás durante la
elaboración del esquema de la Tarea Académica 2.

Fuente 1

Qué es el lenguaje inclusivo

Así como se dice que “una imagen vale más que mil palabras”, también es cierto que existen gestos y
expresiones que en ocasiones suelen servir para avivar la discusión sobre la discriminación por sexo y
sobre la necesidad de aplicar un lenguaje más inclusivo.
Ese lenguaje que intenta evitar el sesgo hacia un sexo o género social en particular para caminar hacia
una sociedad más igualitaria, pero que más allá de lo que dicta la Real Academia Española (RAE) con
el uso de sustantivos colectivos femeninos y masculinos; por ejemplo, pretende introducir otras
variantes.
La discusión más reciente se centra en el uso de la letra “e” como una marca de género inclusivo, pero
que la RAE considera “innecesario” porque es “ajeno” a la morfología del español y porque el
masculino gramatical ya cumple dicha función como término no marcado de la oposición de género.
“No hay que confundir gramática con machismo”, ha señalado rotundamente la institución dedicada a
la regularización lingüística.
Mientras tanto, el uso de términos como “les”, “niñes” o “compañere” –que avivó la discusión de los
últimos días– han logrado un efecto contrario y continúan abriendo las brechas hacia las llamadas
personas no binarias, aquellas que no se perciben como hombres ni como mujeres, por lo que abogan
en favor de un lenguaje que los incluya.
[Adaptado de Diario Gestión (2021). Qué es el lenguaje inclusivo. https://gestion.pe/peru/que-es-el-
lenguaje-inclusivo-lenguaje-inclusivo-lenguaje-no-sexista-rae-nnda-nnlt-noticia/ `]

Fuente 2

Interpretaciones de la expresión lenguaje inclusivo

El estudio que la vicepresidenta del Gobierno solicita a la RAE ha de versar sobre “el buen uso del
lenguaje inclusivo en nuestra Carta Magna”. Es imprescindible aclarar que la expresión lenguaje
inclusivo admite al menos dos interpretaciones:

1. Se entiende a veces por lenguaje inclusivo aquel en el que las referencias expresas a las mujeres se
llevan a cabo únicamente a través de palabras de género femenino, como sucede en los grupos
nominales coordinados con sustantivos de uno y otro género. Desde este punto de vista, sería inclusiva
la expresión los españoles y las españolas, y no lo sería, en cambio, la expresión los españoles, aun
cuando el contexto dejara suficientemente claro que abarca también la referencia a las mujeres
españolas. También se considera “inclusiva”, en esta misma interpretación del término, la estrategia de
emplear sustantivos colectivos de persona, sean femeninos (la población española), sean masculinos

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(el pueblo español), así como la de usar términos nominales que abarquen en su designación a los dos
sexos (como en toda persona española, en lugar de todo español).

2. En la segunda interpretación, la expresión lenguaje inclusivo se aplica también a los términos en


masculino que incluyen claramente en su referencia a hombres y mujeres cuando el contexto deja
suficientemente claro que ello es así, de acuerdo con la conciencia lingüística de los hispanohablantes
y con la estructura gramatical y léxica 6 de las lenguas románicas. Es lo que sucede, por ejemplo, en
expresiones como el nivel de vida de los españoles o Todos los españoles son iguales ante la ley.

El constituyente de 1978 optó de modo general por la segunda interpretación indicada de lenguaje
inclusivo, considerando que la utilización del masculino para referirse a hombres y mujeres, cuando el
contexto deja claro ese alcance, se corresponde con el uso más extendido en todo el mundo
hispanohablante. La Constitución emplea un castellano correcto, en términos normativos. Sus
principios y disposiciones son claros y fácilmente inteligibles por los ciudadanos. Aun así, la Real
Academia entiende que el Gobierno solicita que se determine si la redacción empleada hace cuarenta y
un años se corresponde con los usos lingüísticos generales en la actualidad o si estos han sido
desplazados por otros nuevos.

A este propósito, conviene recordar que es el empleo del conjunto de los hispanohablantes el que
proporciona el fundamento sobre el que se erigen las obras y recomendaciones que elabora la
Academia, tal como se puede comprobar en el Corpus del Español del Siglo XXI (CORPES). Este
corpus recoge actualmente 300 millones de formas que reflejan el uso del español de los últimos
diecinueve años a ambos lados del Atlántico. El CORPES está a disposición del público en la página
web de la Academia

[Adaptado de Real Academia Española (2019). Informe de la Real Academia Española sobre el
lenguaje inclusivo y cuestiones conexas.
https://www.rae.es/sites/default/files/Informe_lenguaje_inclusivo.pdf

Fuente 3

El uso del lenguaje inclusivo de género

La opción por un lenguaje inclusivo de género, además de tener fundamentos lingüísticos, tiene
objetivos sociales como el de democratizar el lenguaje y dar visibilidad social a los géneros femenino
y masculino, logrando de esta manera una sociedad más igualitaria y trasparente desde el punto de
vista del género lingüístico. A través del lenguaje se establece una estrecha relación con el
pensamiento, interpretando la realidad en que vivimos, reflejando lo que la sociedad es en cada
momento y creando nuevas formas de expresión, según cual sea la sociedad en la que los hablantes
desean vivir.

El sexismo lingüístico es el uso discriminatorio del lenguaje en razón del sexo. Como afirma la
lingüística Eulalia Lledó, “el lenguaje no es sexista en sí mismo, sí lo es su utilización. Si se utiliza
correctamente también puede contribuir a la visibilización de la mujer”. Es por ello que el lenguaje
inclusivo hace referencia a toda expresión verbal o escrita que utiliza preferiblemente vocabulario
neutro, o bien hace evidente el masculino y el femenino, evitando generalizaciones del masculino para
situaciones o actividades donde aparecen mujeres y hombres.

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El sistema lingüístico del español ofrece posibilidades para que no haya discriminación sexual en su
uso. Existen múltiples recursos lingüísticos que no requieren un desdoblamiento continuo como la
única solución al sexismo en el lenguaje, como agregar “os/as” en las palabras; por el contrario, eludir
esta discriminación implica buscar términos y conceptos neutros que “incluyan” a mujeres y hombres.
De esta manera se evita cualquier situación que reproduzca la idea de que hay comportamientos,
valores, trabajos, actitudes, espacios u otros, propios de mujeres o de hombres, ya sea por su
“naturaleza”, o bien porque la “costumbre social” así lo tiene establecido. Esta es la razón por la que
en esta guía se trata la utilización de estrategias y recursos que ya posee nuestra lengua, que no
contravienen la gramática ni el principio de la economía del lenguaje, ya que se caracterizan por su
brevedad. Se invita a utilizar como lenguaje incluyente en los textos institucionales, para cualquier
documento que se elabore en el servicio.

[Adaptado de Gobierno de Chile (2016). Guía de lenguaje inclusivo de género.


https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2017/01/guia-lenguaje-inclusivo-genero.pdf ]

Fuente 4
Un acercamiento al lenguaje inclusivo en género y discapacidad

El género y la discapacidad interactúan colocando a las personas que viven con ambas categorías en
una posición desigual respecto a las mujeres, hombres y a las personas sin discapacidad, por lo que se
afirma la existencia de una múltiple discriminación, la cual es consecuencia de la carencia del uso de
un lenguaje inclusivo, presente en los currículos universitarios que omiten ambas perspectivas.

Esta situación se presenta porque el género y la discapacidad tienen su génesis en el tejido social, por
ejemplo, el género como una construcción socio-cultural fundamentada en las diferencias biológicas y
la discapacidad como una elaboración social y restricción en la participación. Por ende, son
características que socialmente se traducen en desigualdad y discriminación, las cuales son
reproducías en instituciones con discursos androcéntricos, como lo son las entidades de educación
superior.

En la actualidad, se vive en un mundo diverso, donde el respeto a las diferencias se encuentra


enmarcado en los derechos humanos, los cuales transversalizan los distintos ámbitos de participación
social, entiéndase salud, empleo, seguridad social, vivienda y educación. La educación es parte de la
formación personal y diaria, como tal se encuentra presente en la mayoría de la población en casi un
cuarto de tiempo de su vida o más; se dirige a todas las personas que componen la diversidad social,
mujeres, hombres, niños/as, personas adultas mayores, en condición de discapacidad, poblaciones
indígenas, migrantes, entre otras. No obstante, este ámbito continúa con la ideología dominante
(Ramírez, 2009).

El género y la discapacidad no deben ser asumidas desde la vulnerabilidad sino de la necesidad de


plantear un nuevo orden a través de la participación social, la visualización de las mujeres con
discapacidad, y la posibilidad de participar de forma activa en la toma decisiones. Mediante el
lenguaje, conocemos el mundo, socializamos, interactuamos, construirnos imaginarios, los cuales
originan estereotipos y juicios de valor que se van desarrollando a través de nuestras historias de vida.
Por ello las actitudes, percepciones, acciones, conocimientos y aprendizajes conforman la cotidianidad
de las personas. El lenguaje inclusivo es la utilización de signos lingüísticos como las palabras,
términos, frases, imágenes, de tal forma que se incluya y se respete los derechos de todas las personas,
sin distinción de género, diversidad sexual, grupo étnico, etario, condiciones de discapacidad u otra
diversidad social.

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[Adaptado de Ramírez, M. (2015). Un acercamiento al lenguaje inclusivo en género y discapacidad.
Revista Desvalimiento Psicosocial. http://www.ts.ucr.ac.cr/binarios/libros/libros-000081.pdf ]

Fuente 5

Manual pedagógico sobre el uso del lenguaje inclusivo y no sexista

La construcción social de las personas está fundamentada en la acción socializadora de las


instituciones humanas como la familia, la escuela y los medios de comunicación, que utilizan como
vehículo en común un elemento transversal de gran trascendencia en este proceso: el lenguaje. Como
sistema de comunicación simbólico, el ser humano posee varias formas de lenguaje. No obstante, el
lenguaje verbal –oral y escrito– es el que constituye un sistema articulado, el cual es base para la
creación y materialización del pensamiento, el sentimiento y su traducción en acciones. Al expresar
pensamiento, el lenguaje es a un tiempo reflejo y modelo del logos de una sociedad determinada, la
que en una acción dialéctica constante da significación, interpreta y construye, a la par, su propia
realidad. La trama de significaciones que constituyen el lenguaje se mantiene en constante
movimiento, al paso de la misma dinámica social.

Toda lengua cambia y se adapta a las nuevas realidades y necesidades de la comunidad que la utiliza,
expresando aquello que la sociedad valora, y urge comunicar y expresar en un momento determinado
de su desarrollo, mientras que aquello que no es nombrado, simplemente no existe. Llevando esta
premisa al ámbito del género, encontramos que la increíble ausencia de la evocación directa de lo
femenino en el discurso lingüístico no es algo de menor importancia, sino que implica una
infravaloración social de la necesidad de una representación simbólica de las mujeres en privilegio de
los rasgos asociados con la masculinidad (Fraser, 2011).

El uso del lenguaje sexista o androcéntrico expresa una existencia atribuida a las mujeres desde la
cosmogonía de los varones, así como comportamientos socialmente asignados a éstas, resultando en la
construcción de un género performativo, excluyente y anulador (Butler, 1990). Desde una aparente
neutralidad, esconde y fortalece una relación de subordinación, condenando a las mujeres a
desaparecer como sujetos. El análisis de las desigualdades de género y el cuestionamiento a las
sociedades patriarcales, demuestra que la invisibilización de lo femenino en el lenguaje responde a una
discriminación más que refleja el estado social desigual, afectando la construcción de una sociedad
paritaria.

https://www.ippdh.mercosur.int/wp-content/uploads/2018/11/IPPDH-MERCOSUR-RAADH-Manual-
Lenguaje-no-sexista.pdf

Fuente 6

El lenguaje inclusivo frente a la RAE

Deliberadamente o no, la Academia está encubriendo una posición ideológica clara acerca del uso del
lenguaje y se está haciendo desde una posición de poder privilegiada.

Hagamos un breve ejercicio de imaginación. Piensa por un momento en “un grupo de genios.
Imagínatelos a todos en una habitación, uno haciendo garabatos en un papel, otro haciendo

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aspavientos frente a una pizarra, etc. Recréate unos segundos con la imagen. Ahora imagínate a un
grupo de futbolistas. Imagínatelos a todos entrenando para un partido y siguiendo las instrucciones de
sus preparadores. Por último, piensa en un grupo de científicos tratando de resolver un complicado
problema teórico. Si el uso del masculino genérico es realmente inclusivo y si términos como
“genios”, “todos”, “futbolistas”, “preparadores” y “científicos” son completamente neutrales con
respecto al género siempre que se usan, entonces en el ejercicio anterior te habrás imaginado a grupos
donde no solo había hombres. Quizás este sea el caso. Quizás seas una persona ajena a los prejuicios y
las asociaciones que se explotan mediante el uso del lenguaje y, mientras leías esto, te hayas
imaginado a grupos que incluían a mujeres futbolistas, preparadoras, científicas, etc. El problema es
que el resto, criados en sociedades donde existe la discriminación por motivos de género, no estamos
exentos de estos sesgos.

Por otro lado, y aún más importante, aquello que hacemos cuando usamos el lenguaje no depende solo
de nuestras intenciones o de nuestras representaciones privadas. El significado de las palabras es
público y está estrechamente ligado a nuestro modo de vida social; al hablar explotamos diferentes
mecanismos, de manera deliberada o no, que no dependen exclusivamente de lo que hay en nuestras
cabezas. Nuestras propias intenciones y representaciones no son suficientes para asegurar que no
excluimos, discriminamos, ofendemos o somos sexistas cuando usamos el lenguaje. Hay multitud de
estudios que apoyan empíricamente la idea de que usando el lenguaje podemos excluir, discriminar u
oprimir a un grupo desfavorecido e influir en sus decisiones futuras. En un estudio publicado en la
revista Science en 2017, la filósofa Sarah-Jane Leslie descubrió, junto a sus colegas Andrei Cimpian y
Lin Bian, que los estereotipos nos influyen desde bien temprano. En concreto, descubrieron que ya a la
edad de seis años las niñas comienzan a identificarse con menos frecuencia que los niños con
expresiones como “genio” o “alguien muy, muy listo”. Se perciben y son percibidas progresivamente
como si fueran menos brillantes que los niños de su misma edad, que sí se identifican y son
identificados con este tipo de expresiones. En otro estudio posterior, llevado a cabo por las mismas
personas y publicado en la revista Journal of Experimental Social Psychology, se descubrió que las
mujeres suelen estar menos interesadas en carreras y en ámbitos científicos asociados con la posesión
de un talento innato. Esto contribuye a la generación de una brecha de género importante en la
mayoría de las carreras científicas, brecha que se mantiene incluso en los países con mayores índices
de igualdad.

La Real Academia Española (RAE) se ha opuesto a determinadas instancias de lenguaje inclusivo y ha


defendido en diferentes ocasiones y a través de diversos medios que el masculino genérico no es
discriminatorio. Desde la RAE se ofrecen varias razones en contra del lenguaje inclusivo. Algunas de
estas razones han sido que el significado de las palabras es el que ya está recogido en el diccionario o
que los desdoblamientos a los que incita dejar de usar el masculino como genérico atentan contra el
principio de economía del lenguaje. También se ha defendido que el lenguaje inclusivo fomenta
situaciones como la que tuvo lugar hace unas semanas, cuando una empresa aceitera decidió no pagar
a sus empleadas alegando que en el convenio no se hablaba de trabajadoras, o que el uso de la letra “e”
como marca de género es innecesario y ajeno al sistema morfológico español. Sin embargo, como ya
hemos mencionado antes, lo que hacemos con nuestras palabras no siempre depende de nuestras
intenciones, ni de las que decimos que son nuestras intenciones.

Oponerse al lenguaje inclusivo aduciendo razones lingüísticas difícilmente defendibles desde


cualquier teoría contemporánea razonable del significado es expresar una fuerte oposición a combatir
la desigualdad desde el lenguaje. Esto es en parte así porque supone obviar gran parte de la producción
científica sobre las diferentes injusticias que se cometen a nivel lingüístico y la creciente demanda
social con respecto al cambio en el uso del lenguaje.

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file:///C:/Users/amari/Downloads/EllenguajeinclusivofrentealaRAEctxt.es.pdf

Fuente 7

Androcentrismo lingüístico

De acuerdo al manual de comunicación no sexista de México, escrito por Claudia Guichard (2015),
uno de los planos en el cual la invisibilización de la mujer se produce es en la lengua. En la misma se
utiliza el género masculino como universal y el femenino como género marcado, por lo que las
mujeres no son nombradas de forma explícita. La autora afirma que el genérico masculino anula
automáticamente la posibilidad de la existencia de mujeres en cualquier grupo de personas. “Cuando
leemos o escuchamos un discurso que usa el masculino genérico, sólo tenemos certeza de una
realidad: que dichos sustantivos hacen referencia a un grupo que en principio está compuesto por
hombres. Las mujeres quedan invisibles y excluidas” (2015: 62). Es decir, que cuando se nombra en
masculino es imposible saber si existe la presencia femenina.

Otra consecuencia que genera el androcentrismo en la lengua, de acuerdo a la autora, es la suposición


de que los destinatarios de diversos mensajes públicos son los hombres. “Un rol importante lo juega el
fenómeno de los términos “marcados” en la consolidación de lo femenino y las mujeres como “lo
otro”, lo no universal, lo particular y específico. Así la mujer es sentida como perteneciente al campo
de lo específico y el hombre al campo de lo universal” (Facio s/f: 17-18 apud Guichard, 2015: 64). La
autora también hace alusión a la denominación de las profesiones, cargos y oficios. “En los casos en
que históricamente las profesiones habían sido ocupadas por los varones, en la actualidad continúan
denominándose en masculino aunque estas sean ejercidas por mujeres” (2015: 65). Es decir, que la
lengua oficial no estaría acompañando los cambios producidos en la sociedad ni contemplando las
demandas sociales. M.ª José Buxó (1991), señala que los hombres si son visibilizados por el lenguaje,
ya que son nombrados explícitamente.

“En relación con el origen del lenguaje humano, las teorías androcéntricas de la evolución de la
cultura humana y de la génesis y la evolución del lenguaje, han favorecido la teoría del rol creador
primario del hombre. En la mayor parte de las culturas, el hombre se ha atribuido no sólo el origen del
lenguaje, sino también la finalidad del mismo” (1991: 21). El hecho de que 16 el hombre se concibe
como el representante de la humanidad, conlleva que la sociedad y las instituciones contengan una
mirada netamente masculina, es decir, a favor casi exclusivamente de los mismos. En correlación con
esta idea, Guilia Colaizzi (1990) advierte que “Si la mujer no es sino amujer; si, en tanto mercancías,
las mujeres son sólo objetos pasivos de intercambio en la economía de mercado de una sociedad
masculina; si la Cultura y la Historia, en tanto producto de los hombres, están basadas en la
cosificación y la ausencia de la mujer, (…) ¿Cómo puede una mujer concebir tomar parte activa en un
sistema de representación basado en su exclusión e invisibilidad, en la silenciosa aquiescencia y
aceptación de su no-existencia como sujeto? ¿Cómo puede una mujer enfrentarse al hecho de la
creatividad y productividad si es ella quien fundamenta uno y otro, pero en términos masculinos y
exclusivamente en beneficio de los hombres? (1990: 18)”.

Bourdieu advierte sobre la visión masculina del mundo que se presenta de forma natural a nivel
inconsciente. “(…) el orden masculino está tan profundamente arraigado que no precisa de ninguna
justificación: se impone a sí mismo como autoevidente, universal (el hombre, vir, es ese ser particular
que se experimenta a sí mismo como universal, que mantiene un monopolio sobre lo humano, homo)”
(2005: 245). El autor también reconoce la existencia de esa imposición en todos los sistemas
simbólicos como incuestionable y natural. “(…) En efecto, los dominados, es decir, las mujeres,
aplican a todos los objetos del mundo (natural y social) y en particular a la relación de opresión a la

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que son cautivas, así como a las personas a través de las cuales se realiza esta relación, esquemas
impensados de pensamiento que son el producto de una encarnación de esta relación de poder en pares
conceptuales (alto / bajo, grande / pequeño, adentro / afuera, recto / curvo, etc.), llevándolas por tanto
a construir esta relación desde el punto de vista del dominante, es decir como natural” (2005: 245).

Por lo tanto, y siguiendo la línea de razonamiento de Bourdieu, en los inicios del desarrollo de la
lengua, el hombre como ser humano en posición dominante le habría comenzado a dar forma, sus
primeros y generales rasgos, de acuerdo a su perspectiva e instaurando una relación de poder sobre su
“par conceptual”: la mujer. Entonces, se puede decir que la forma de construcción de la lengua fue en
base a una relación de poder entre géneros, justamente porque en la lengua, así como en otras esferas
del mundo, la mujer se encontraba relegada, de ahí la naturaleza -no naturalandrocéntrica de la lengua
oficial. “(…) la sociodicea masculina debe su eficacia 17 específica al hecho de que legitima una
relación de dominación inscribiéndola en una biológica, que es a su vez una construcción social
biologizada” (2005: 246).

https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/bitstream/20.500.12008/24507/1/TTS_BonillaAlexandra.pdf

Fuente 8

Soy consciente de la disparidad de género que existe en la sociedad y me complace ser testigo de los
avances que a diario consiguen las mujeres en cuanto a equidad y protagonismo en el escenario
internacional. Sin embargo, el lenguaje inclusivo no termina de convencerme porque, aunque
considero que sí hay mucho por mejorar en nuestra forma de hablar para construir un idioma más
equitativo, algunas propuestas no las apruebo por tres aspectos puntuales.

Coincido con Claire en que hablar de las “artes” y los “artos” no viene mucho al caso porque, como
bien lo señala ella, son palabras que no se refieren a personas propiamente, pero sí estoy de acuerdo
con que en español es posible usar palabras en masculino como “padres”, “niños”, “enfermeros”
para referirse a hombres y mujeres juntos porque el género es de la palabra no de las personas a
quienes se refiere.

Es como si peleáramos por decir “personas” y “personos”, pensando que la palabra “personas” se
refiere solamente a mujeres por ser un vocablo femenino. Desde su creación hasta la fecha, ninguna
niña ha dejado de recibir atención en el Hospital Nacional de Niños solo porque el nombre del
centro médico no diga niñas. Claramente es porque nunca se ha entendido en ese contexto la palabra
niños como “solo varoncitos”. Por ello, cuando se insiste tan vehementemente en que “abogados” no
se entienda como hombres y mujeres juntos, sino solo como hombres, percibo una necesidad
malintencionada de conseguir que las palabras no signifiquen lo que significan para decir que el
lenguaje discrimina.

Neutralización. Otro caso problemático se produce cuando se pretende colocar una “e” en lugar de
la “o” para “neutralizar” el género de las palabras y se dice “arquitectes” o “maestres”, mientras
otras palabras buenas candidatas para ser neutrales, como “presidente”, “gerente” o “fiscal”, no son
aceptadas tampoco.

Las feministas son incapaces de darse cuenta de que a esas palabras el género se lo da el artículo que
las antecede: “la gerente”, “el gerente”, y no la palabra en sí, y que, en el mejor de los casos, lo que

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tendría más sentido sería neutralizar el artículo: “les gerentes”, “les profesionales”. Con esto se hace
evidente que la posición feminista carece de criterio técnico sobre el asunto, y que tales propuestas
resultan arbitrarias y caprichosas.

https://www.nacion.com/opinion/foros/por-que-discrepo-del-lenguaje-inclusivo/
Y6OJULSDAFAEXAHNQPBPJGTWHI/story/

Fuente 9

Lenguaje inclusivo: Más allá de la lingüística.

Un momento: ¿Qué es el lenguaje inclusivo?

El lenguaje inclusivo –también conocido como lenguaje de género o lenguaje no sexista– hace alusión
a un lenguaje que incluye directa y conscientemente a hombres y mujeres por igual. Por ejemplo: La
empresa X está buscando a un o una economista. El o la seleccionado/a ocupará el cargo de gerente/a
de marketing. Por el contrario, la misma frase usando un lenguaje no inclusivo (que usualmente es
masculino) sería: La empresa X está buscando a un economista. El seleccionado ocupará el cargo de
gerente de marketing. Finalmente, la misma frase usando un lenguaje neutro sería: La empresa X está
buscando a una persona licenciada en economía. Esta persona ocupará el cargo de la gerencia de
marketing.

Ahora sí: ¿Cuáles son estas divergencias?

Punto de vista 1: ¿Qué dice la lingüística?

Según la FUNDEU, en la lingüística española se habla de género marcado, y por tanto excluyente
(género femenino), y de género no marcado, y no excluyente (masculino). Por tanto, y partiendo de
esta premisa, el género masculino –al contrario que el femenino– engloba ambos géneros: el
masculino y el femenino. No sólo esto: el uso del género no marcado permite cumplir con el principio
básico de economía lingüística y además gana en términos estilísticos al no utilizar ni (p. ej.:
camarera/o) ni (p.ej.: camarera).

Basándose en que las mujeres no son discriminadas por el hecho de que el género no marcado
coincida con el masculino, la FUNDEU argumenta que la discriminación es un hecho primordialmente
social y que la lengua, per se, no discrimina.

Punto de vista 2: ¿Qué dicen los estudios empíricos?

Diversos estudios empíricos evidencian que el uso de un lenguaje no inclusivo puede tener un efecto
adverso, aunque sutil, en situaciones sociales, afectando mayoritariamente a la población femenina.

En concreto, una investigación de la Universidad de Harvard (EE.UU.) basada en tres estudios


correlacionados, ha hallado que el uso de un lenguaje no inclusivo en una oferta de empleo provoca
que las mujeres tengan sentimientos de exclusión, falta de identificación con el puesto de empleo y
una menor motivación tanto para solicitar el puesto como para desempeñarlo, comparado con mujeres
y hombres que han recibido la misma oferta de empleo usando un lenguaje inclusivo o neutro.

El lenguaje no inclusivo no es actualmente una discriminación evidente en nuestra sociedad, pero sí


una fuente de efectos y respuestas psicológicas no tan evidentes. Un uso lingüístico habitual, que

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muchos y muchas consideran como algo insignificante resulta en una experiencia adversa para las
mujeres.

Los sesgos lingüísticos provocados por un lenguaje no inclusivo van más allá de cumplir con el
principio básico de economía lingüística. Y sin lugar a dudas van más allá de contar o no con términos
estilísticos. Van más allá de que la lingüística española haya dictaminado que el género no marcado
sea un género en concreto, y por supuesto, van más allá de que este género no marcado coincida con el
masculino

Por tanto, el lenguaje inclusivo es más que lingüística; es más que algo sutil. El lenguaje no
inclusivo provoca sentimientos de aislamiento entre las mujeres e incluso puede ser una de las razones
por las cuales las mujeres eligen ciertas áreas profesionales a pesar de estar altamente cualificadas para
realizarlas.

Por todo lo anterior, a la hora de comunicar debemos tener en cuenta qué queremos favorecer: la
economía lingüística y el “estilismo” escrito o las respuestas psicológicas indirectas que provocan
nuestras palabras en la comunidad femenina.

Si usted prefiere la primera, ahora sabe que lo hará a expensas de perjudicar en términos de
identificación, de motivación y de inclusión o aislamiento; en definitiva, a expensas de discriminar al
sexo femenino

[Adaptado de: https://www.mujereslibresdeviolencia.usmp.edu.pe/blog/2016/09/lenguaje-inclusivo-


mas-alla-de-la-linguistica/]

Fuente 10

Lenguaje inclusivo: ¿Moda, política o una lucha más contra la desigualdad?

Karina Galperín, directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad Torcuato di Tella, fue


consultada acerca del uso del lenguaje inclusivo. "Hay gente que se siente incómoda ante cualquier
cambio lingüístico (...) porque le incomoda el cambio en sus hábitos", sostuvo la especialista.

Chicas, chicos, chiques, chic@s, chicxs. Algunos lo usan de forma naturalizada, a otros les cuesta e
intentan incorporarlo, aunque se equivoquen, y otros tantos lo rechazan casi con repulsión. Lo cierto es
que lo que se denominó como "lenguaje inclusivo", tanto en la forma escrita como en la hablada,
interpela y deja en evidencia las desigualdades y las exclusiones de un universo que ha sido regido por
siglos por el orden binario y el poder machista.

El mundo está cambiando de a poco y cada paso de las luchas del feminismo y los movimientos por la
diversidad sexual y de género, son de un esfuerzo inmenso. El lenguaje inclusivo que cobró
protagonismo en el último tiempo entre los más jóvenes, que se rebelan contra lo establecido en favor
del crecimiento, la evolución y la igualdad, no es una moda, no es un capricho y no es una imposición
como algunos creen. Más bien es la búsqueda de un futuro distinto a lo que se conoce hasta el
momento, y es la forma que encontraron para incluir a todos los géneros que existen sin juzgar y sin
prejuicios, y para poder arrancar del lenguaje al masculino como única representación de lo genérico. 

"El lenguaje inclusivo es una intervención del discurso público que busca crear en el auditorio
consciencia acerca de la persistencia de una injusticia social", definió en diálogo con Crónica y a
modo de postura personal, el lingüista y lexicólogo Santiago Kalinowski, director del Departamento
de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras.

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Para Kalinowski, el lenguaje inclusivo no es un cambio lingüístico porque no sucede de manera
inconsciente, sino que es un "fenómeno retórico" discursivo. "Es uno de los rasgos salientes de la
configuración discursiva que rodea la lucha por la igualdad en la sociedad", aseguró

Para el lingüista, cuando aparece el uso de la "e", el "@", o la "X", se expresa un posicionamiento
político. "Anima a la persona que lo escucha a considerar ese posicionamiento político, a entender
que detrás hay una denuncia de una situación de injusticia, y lo anima a interactuar con esa
situación", expresó. 

Desde que surgió el uso del lenguaje inclusivo, la Real Academia Española (RAE) no legitimó, ni
avaló su uso. La institución cultural que se dedica a la regularización lingüística mediante la
promulgación de normativas dirigidas a fomentar la unidad idiomática entre o dentro de los diversos
territorios que componen el mundo hispanohablante, expresó: "El uso de la @ o de las letras 'e' y 'x'
como supuestas marcas de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de
innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la
oposición de género".

Para muchos, esta argumentación de la RAE es suficiente para oponerse a su uso y desde ese lugar
critican o desestiman tanto su legitimidad como sus objetivos porque su implementación "no está
aprobada oficialmente"

Para el director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia


Argentina de Letras es muy improbable "por ahora" que el lenguaje inclusivo se convierta en un
cambio lingüístico, y "no hay antecedentes de reglas gramaticales que se hayan cambiado por
decisión consciente" de un grupo de hablantes. "En Argentina lo intentaron con el 'voceo' y fracasaron
estrepitosamente", dijo. 

"Si los seres humanos creamos una sociedad absolutamente igualitaria, algo que está a años luz de
suceder, pero si la creamos y mantenemos esa sociedad absolutamente igualitaria durante cien,
doscientos, trescientos o quinientos años, por ahí se empiezan a crear las condiciones para un
probable cambio gramatical, porque esos son los tiempos de los cambios gramaticales", concluyó el
académico. 

[Adaptado de: https://www.utdt.edu/ver_nota_prensa.php?id_nota_prensa=17230&id_item_menu=6 ]

Fuente 11

Lo que se quiere expresar en las comunicaciones.

Es conveniente e importante que los documentos oficiales, las instituciones, expliciten su compromiso
con la igualdad y la equidad de género. Un ejemplo: “Esta es una institución que favorece la igualdad
de oportunidades entre mujeres y hombres”.

La redacción de convocatorias o invitaciones para un evento se debe realizar pensando que la


institución le interesa que las mujeres se sientan tan invitadas y bienvenidas como los hombres. Un
ejemplo de redacción en este sentido sería: “el Consejo Nacional de Cultura y las Artes convoca a
mujeres y hombres profesionales de las artes y la cultura patrimonial al seminario Patrimonio y
Pueblos Originarios”.

Se debe explicitar en los textos el compromiso institucional con la igualdad de oportunidades para
hombres y mujeres. Por ejemplo: “El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, propicia la igualdad

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de oportunidades para mujeres y hombres. Por ello, la selección de participantes se efectuará con base
a criterios que garanticen una participación equitativa de ambos”.

La inclusión de género desde los derechos humanos.

Las instituciones del Estado deben mostrar como las mujeres y los hombres viven y ejercen estos
derechos de diferente manera, en razón de una posición y de experiencias de socialización diferentes.
Es por ello que el deber de los funcionarios y las funcionarias velar porque sus acciones ayuden a
reducir las inequidades, brechas y barreras de género existentes en la sociedad.

¿Cómo hacerlo?

Interiorizando un derecho consagrado por el Derecho Internacional, a través de tratados, convenciones


y plataformas. La idea central de los derechos humanos es que las personas gocen de igualdad de
derechos, constituyendo como principio prioritario la “no discriminación”. Es por ello, que este
reconocimiento de “no discriminación” hacia las mujeres, se plasma en la Convención para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CETFDCM, o CEDAW por sus
siglas en inglés, Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination against Women),
aprobada en 1979.

Ya en el año 1995, en Beijing, las Naciones Unidas celebró la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer,
donde se originó la Plataforma de Acción Mundial, la que propuso objetivos estratégicos y medidas
concretas para el avance hacia la igualdad como recomendación para gobiernos, organismos
internacionales, organizaciones no gubernamentales y otras instancias de la sociedad civil.

Esta plataforma ha constituido un marco de acción y seguimiento permanente para los Estados
miembros de la ONU, como forma de promover la generación de los cambios necesarios para cumplir
el objetivo en la equidad de género.

Chile es uno de los países que ratificó la CETFDCM y forma parte de la Plataforma de Acción
Mundial. En este marco, el concepto de “no discriminación” es el que articula los derechos que se
reconocen y la igualdad pasa a ser el modelo o parámetro a seguir. Toda intención o resultado de
menoscabar, limitar o anular el ejercicio de los derechos convencionales en igualdad con el hombre, es
discriminación. 1

Por ello la “Convención requiere que la mujer tenga las mismas oportunidades desde un primer
momento y que disponga de un entorno que le permita conseguir la igualdad de resultados. No es
suficiente garantizar a la mujer un trato idéntico al del hombre. También deben tenerse en cuenta las
diferencias biológicas que hay entre la mujer y el hombre y las diferencias que la sociedad y la cultura
han creado”. 2

Desde el año 1991 el Estado chileno cuenta con el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) y por ello
ha impulsado importantes políticas públicas para superar las inequidades, barreras y brechas de
género.

1. Fries, Lorena (2010). Los derechos humanos y su aporte a la igualdad de género (versión
preliminar) (ponencia en el Seminario Procesos Políticos e Igualdad de Género, Santiago de Chile,
agosto del 2010).

2. Comité CEDAW, ONU. Observación General N° 25 de 2005.

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[Adaptado de: https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2017/01/guia-lenguaje-inclusivo-
genero.pdf ]

Fuente 12

Sexismo lingüístico

Son muy numerosos, variados y ricos los recursos antisexistas que están a nuestra disposición para
evitar incurrir en lo que se ha venido a denominar sexismo lingüístico. Sin embargo, cambiar nuestros
hábitos requiere esfuerzo y voluntad, y estos han de ser mayores si se han adquirido en la infancia.
Romper, pues, con usos que se han ido recabando desde los primeros años de vida no resulta fácil y
aún menos si además se requiere algo de imaginación y de destreza idiomática.

Por tanto, solo el conocer nuevos usos, tomar conciencia de la importancia de utilizarlos para
contribuir así a una sociedad más igualitaria y, sobre todo, llevarlos a la práctica, aunque al principio
se haga evidente nuestra falta de habilidad, nos permitirá desplazar los antiguos hábitos.

No es menos cierto que la vida en sociedad, los cambios históricos, la evolución, generan a su vez una
transformación en la forma de concebir y estructurar nuestra lengua. Así, hemos incorporado nuevos
usos y palabras, antes no utilizadas. Del mismo modo, y de una forma natural, aprovechando la
riqueza de nuestro idioma, el castellano, y la herramienta maravillosa que es el lenguaje, que nos
permite utilizar la razón, deberíamos ser capaces de visualizar a hombres y a mujeres en nuestros
textos, lo que desgraciadamente no siempre ocurre.

Nos hemos acostumbrado a utilizar el género gramatical masculino como genérico para hacer
referencia tanto a hombres como a mujeres, y hemos presentado a éstas como subordinadas del
hombre, que ha aparecido siempre como sujeto de referencia. En definitiva, hemos usado nuestro
lenguaje para mostrar, de forma muy diferente, a hombres y a mujeres.

Si pretendemos que la utilización de nuestra lengua se adecue a los cambios que demanda la sociedad
actual, uno de los aspectos que debemos tener en cuenta es el uso no discriminatorio del lenguaje por
razón de sexo, de forma que hombres y mujeres se encuentren representados de manera igualitaria.

Por ello es vital que la Administración Pública, que es un ámbito de enorme influencia en la sociedad
actual, se preocupe de usar un lenguaje igualitario en el que toda la comunidad se sienta representada
Los principales problemas desde el punto de vista del sexismo lingüístico detectados en los
documentos administrativos se pueden solucionar con los mecanismos de los que dispone el español
para tratar de modo simétrico a mujeres y hombres.

[Adaptado de: https://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/Guialenguaje.pdf ]

Fuentes adicionales

Fuente 1

Vídeo. ¿Qué es el lenguaje inclusivo?


https://www.youtube.com/watch?v=zHQVIsY3Wvs
Tiempo de duración: 04:26 min
Canal: MUNDO TKM

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Fecha de publicación: 19 de setiembre de 2018

Fuente 2

Vídeo. ¿Qué es el lenguaje inclusivo?


https://www.youtube.com/watch?v=S3E39TWcmFQ
Tiempo de duración: 04:37 min
Canal: AJ+ español
Fecha de publicación: 18 de agosto de 2018

Fuente 3

Vídeo. Noam Chomsky sobre el lenguaje inclusivo.


https://www.youtube.com/watch?v=xhfN346agKs
Tiempo de duración: 01:55 min
Canal: Intellectus
Fecha de publicación: 27 de agosto de 2021

Fuente 4

Vídeo. Lenguaje inclusivo, entre el sistema y el síntoma.


https://www.youtube.com/watch?v=mfiGdz_-zcw
Tiempo de duración: 16:50 min
Canal: TEDx Talks
Fecha de publicación: 15 de noviembre de 2019

Fuentes 5
Si no me nombras, no existo

Texto: https://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dcteg/Folleto-si-no-me-nombras.pdf

Fuentes 6
Lenguaje inclusivo, entre el sistema y el síntoma | Elena Perez | TEDxCordoba

Video: https://www.youtube.com/watch?v=mfiGdz_-zcw

Fuentes 7
¿Qué es el Lenguaje inclusivo?

Video: https://www.youtube.com/watch?v=S3E39TWcmFQ

Fuentes 8
El lenguaje inclusivo en la escuela

Video: https://www.youtube.com/watch?v=D9cZdJYA1v4

Fuente 9

Guía de comunicación más inclusiva

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sección Refuerzo Académico. Ahí escogerás el tipo de refuerzo: taller o tutoría.
https://ajuntament.barcelona.cat/guia-comunicacio-inclusiva/pdf/guiaInclusiva-es.pdf

Fuente 10

Lenguaje inclusivo ¿imposición o libertad?

https://hidalgo.quadratin.com.mx/opinion/lenguaje-inclusivo-imposicion-o-libertad/

Fuente 11

Orientaciones para el empleo de un lenguaje inclusivo en cuanto al género en español

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/educacion/2021/11/14/polemica-lenguaje-inclusivo-libros-
texto/00031636911609535180375.htm

Fuente 12

Video: La RAE rechaza el lenguaje inclusivo

https://youtu.be/rMK8lObxtes

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