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Cuatro miembros de una familia del oeste de Kansas en Estados Unidos, los Clutter, son asesinados por los

delincuentes Dick Hickock y Perry Smith. Cinco años y unos meses después, ambos asesinos son condenados y
ejecutados en la horca. Luego de las ejecuciones, en 1965, el escritor norteamericano Truman Capote da a conocer
su investigación sobre los acontecimientos mediante la publicación de A sangre fría, libro que la crítica considera
iniciador de un nuevo género literario: la no ficción.
Sin embargo, varios años antes de la publicación del texto de Capote, en 1956,Rodolfo Walsh comienza la
investigación sobre los fusilamientos ilegales de José León Suárez ordenados por el gobierno dictatorial de Pedro
Eugenio Aramburu y, un año más tarde, en diciembre de 1957, saldrá la primera edición de “Operación masacre”,
obra con la cual nuestro autor pone en cuestión la manera de representar los hechos reales en la literatura y,
además, coloca a Rodolfo Walsh como el primero en presentar un género construido en el cruce entre la
investigación periodística, los recursos del policial y el testimonio.

LA LITERATURA DE NO FICCIÓN

La literatura se define tradicionalmente a partir del concepto de ficción, según el cual la literatura es
producto de una invención. Como tal no presenta un mundo real sino que construye uno de ficción. Quien escribe
literatura no produce un texto que pueda someterse a una prueba de verdad, espera que se acepten las
convenciones propias de la literatura, que se establezca un pacto con el texto por el cual el mundo ficcional
presentado se admita como un mundo posible. El mundo ficcional casi siempre incorpora elementos de la realidad:
se mencionan hechos o personas existentes, se sitúa el relato en un tiempo realmente pasado o presente, en un
lugar histórico, etc.
La literatura de no ficción tiene, como uno de sus rasgos distintivos, el tratar con la verdad, el tomar como
material hechos y personajes estrictamente reales. Constituye un intento particular de introducir la novela en la
realidad o de tratar lo real “novelísticamente”. De allí que, a la vea, sea no ficción y literatura.

LITERATURA DE NO FICCIÓN Y PERIODISMO


Truman Capote y Rodolfo Walsh se inscriben en una tradición que busca relacionar el periodismo y la
literatura. “A sangre fría” y “Operación Masacre” se publican, ambas, primero en revistas de actualidad y finalmente
en el formato de libro. También las dos obras surgen de un trabajo de investigación de tipo periodístico. Si bien la
realidad no entra por primera vez en la literatura, con la no ficción, por primera vez, un hecho de actualidad puede
leerse como una novela.
Tradicionalmente, los textos periodísticos y los literarios se habían diferenciado por partir de y apuntar a dos
polos diferentes:
Narración periodística Narración literaria
El redactor es un ser real que oculta sus El autor escoge un narrador, que es quien narra
emociones, puesto que su función es observar la la historia. La materia prima del narrador son
realidad y transmitir lo que observa con los sentimientos y las emociones, es decir, la
objetividad, sin adjetivar, sin evaluar positiva o subjetividad, y busca producir en los lectores,
negativamente. Se busca que el lector juzgue sensaciones.
por sí mismo

Pero luego los límites entre literatura y periodismo se volvieron borrosos. En la década de 1960, en los
Estados Unidos, el nombre que se acuñó para esa nueva forma de periodismo literario fue nuevo periodismo.
La literatura de no ficción –o nuevo periodismo- tiene de trabajo periodístico, en primer lugar, el modus
operandi de la llamada investigación. El periodista que investiga no se limita a recibir un cable proveniente de una
agencia informativa y a reescribirlo. Por el contrario, luego de enterarse de los hechos del día, abandona el edificio
del diario, recorre las calles, llega al lugar de los acontecimientos antes de que se produzcan o permanece una vez
que se han producido y observa el ambiente, los detalles, los participantes. Persevera hasta dar con las personas de
las que va a ocuparse o hasta ser recibido por ellas, se queda semanas enteras a su lado, capta su gestualidad, el
tono de sus voces, el dramatismo de la escena que protagonizan, su pasado. Sólo entonces, escriben.
Tanto Capote como Walsh empleaban como material la realidad. Sin embargo, las obras del nuevo
periodismo no son sólo periodismo. Además de ajustarse por completo a algo efectivamente ocurrido y de emplear
técnicas de investigación propias de la actividad periodística, se producen textos que pueden leerse como novelas,
relatos largos, cuentos. Por ejemplo: “A sangre fría” y “Operación masacre” tienen la estructura de un relato policial
clásico; emplean como técnica narrativa la intercalación de historias o se llega al tronco narrativo “por las ramas”; se
utiliza el narrador testigo, que no expresa sus emociones, pasiones, reflexiones, y hace que los hechos fluyan
naturalmente sin que se explicite su conexión; se ahonda en la psicología de los personajes o en su biografía

Procedimientos literarios del nuevo periodismo


La fuerza del nuevo periodismo se deriva de cuatro procedimientos:
1°) La construcción escena por escena, contar la historia saltando de una escena a otra y recurriendo lo menos
posible a la mera narración cronológica.
2°) Registrar el diálogo en su totalidad. El diálogo realista capta al lector de forma más completa que cualquier otro
procedimiento. Al mismo tiempo, afirma y sitúa al personaje con mayor rapidez y eficacia.
3°) La técnica de presentar cada escena al lector a través de los ojos de un personaje particular para dar la sensación
de estar metido en la piel del personaje y de experimentar la realidad emotiva tal como él la está experimentando.
4°) La relación de gestos cotidianos , hábitos, modales, costumbres, estilos de mobiliario, de vestir, de decoración, de
viajar, de comer, modos de comportamiento frente a niños, criados, superiores, inferiores, iguales, además de las
diversas apariencias, miradas, pases, estilos de andar y otros detalles simbólicos que pueden existir en el interior de
una escena. Simbólicos del estatus de la vida de las personas, de su posición en el mundo.

ANTECEDENTES DE LA NO FICCIÓN: NARRACIONES HISTÓRICAS, BIOGRAFÍAS, CRÓNICAS, NARRATIVA


REALISTA.
En los siglos XVII y XVIII cuando surge con fuerza el periodismo propiamente dicho, las concepciones sobre el
hecho literario incluían dentro de éste no sólo expresiones ficcionales como la novela y el drama sino también
géneros no ficcionales, como la narración histórica, las cartas y las biografías. Lo literario se definía más por una
cuestión de calidad de estilo –“elevado”, “elegante”- que por el hecho de que el referente fuera real o ficcional o
que la finalidad de la obra fuera estética o ficcional (estas categorías importaban secundariamente).
Entre los antecedentes grecolatinos de la literatura de no ficción se cuentan las obras de César, Plutarco y
Herodoto.
Otro de los géneros que puede considerarse antecedente de la literatura de no ficción es el poema épico que
relata sucesos históricos (también hay poemas épicos que relatan hechos legendarios). Se trata de poemas
narrativos, centrados generalmente en un individuo –lo que le confería unidad a la composición- y que expresaban el
carácter o los ideales de un pueblo en un período crucial de su historia.
Los textos de los cronistas del descubrimiento y la conquista de América, como los escritos por Cristóbal
Colón, el Inca Garcilaso de la Vega y Álvar Núñez Cabeza de Vaca, también constituyen una base para el posterior
surgimiento de la literatura de no ficción.
Estos géneros no ficcionales –relatos históricos y biografías griegas y latinas, poemas épicos de hechos
ocurridos, crónicas del descubrimiento y conquista- se confundieron con los géneros literarios tradicionales –
novelas, dramas- hasta el siglo XIX, cuando la literatura empezó a ser concebida, poco a poco, en su especificidad –
como texto ficcional, de intencionalidad estética, producido por un autor en un contexto determinado, etc. Y, entre
los géneros no ficcionales de ese siglo hay un grupo relativamente reciente: los géneros periodísticos. En efecto,
formatos periodísticos de intención informativa como la crónica y la entrevista serán uno de los antecedentes más
directos de la literatura de no ficción. El otro es la narrativa literaria realista.
El realismo es una de las tendencias de la narrativa ficcional moderna que se caracteriza por la pretensión de
de verosimilitud en sus relatos. Todas las obras realistas se caracterizan por relatar una historia creíble y hechos que
se producen por algún motivo claro.

LA LITERATURA DE NO FICCIÓN EN LA ARGENTINA


En Argentina, hacia 1960, la prensa gráfica y la novela realista se mostraban en declive, se replanteaban los
fines de la escritura, porque se buscaba cambiar la realidad. Los golpes militares de accionar fuertemente represivo
que, entre 1955 y 1982, interrumpieron regularmente los gobiernos democráticos impusieron a los intelectuales la
pregunta acerca de cuál era el rol que debían jugar. Muchos optaron por la denuncia de las situaciones de injusticia y
violación de los derechos humanos de las que la mayor parte de la población no tenía noticia. Por eso “Operación
Masacre”, que fue un libro inaugural en esta línea, trata un caso político y no, como “A sangre fría”, un caso policial.
La denuncia es el rasgo que diferencia el nuevo periodismo argentino del estadounidense (“No puedo, ni quiero, ni
debo renunciar a un sentimiento básico: - escribe Walsh en el prólogo- la indignación ante el atropello, la cobardía y
el asesinato”).
Rodolfo Walsh hace un uso político de la literatura y supone que ese uso implica prescindir de la ficción. Sin
embargo, aunque desde ese punto de vista, el documento y la invención se oponen frontalmente, las técnicas
ficcionales sirven para potenciar la efectividad del relato. Y eso es lo que busca Walsh provocar: un efecto sobre lo
real (“Escribí este libro para que actuara”, dice en el prólogo).

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