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TEMA 12. LA NARRATIVA HISPANOAMERICANA DEL SIGLO XX.

GABRIEL
GARCÍA MÁRQUEZ. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.
La renovación de la narrativa hispanoamericana, aunque tardará en llegar, se produce con una
enorme fuerza creadora y un gran esplendor que la llevará a situarse en la cumbre de la narrativa
mundial. La gran expansión geográfica de Hispanoamérica influye en la diversidad de corrientes
narrativas, algunas de ellas exclusivas de un país o de una región. Suele, no obstante, distinguirse tres
grandes etapas:
 Dominio de la novela realista hasta 1940-45.
 Comienzos de la renovación narrativa, entre 1945- 1960.
 Desarrollo y auge de la nueva narrativa, el boom de la novela, a partir de 1960.
 Novela hispanoamericana de las últimas décadas.

A. DOMINIO DE LA NOVELA REALISTA HASTA 1945.


En la primera mitad de siglo, la narrativa sigue la siguiente trayectoria: en los inicios se da la
prosa modernista de por ejemplo, Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Horacio Quiroga.
Paulatinamente el abandono del cosmopolitismo y del preciosismo conduce a la denominada “Novela
de la Tierra”, cuyo principio es la búsqueda de la esencia de lo americano en el folclore y las
costumbres y que tiene como tema principal el intento del hombre de dominar la Todopoderosa
naturaleza. Un buen ejemplo es La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera.
Posteriormente esta prosa cede el lugar a la “Novela de la revolución mejicana”, una narrativa
de carácter social, producto de la inestabilidad política, las continuas revoluciones o golpes de estado
a cargo de sanguinarios dictadores como es el caso de Los de abajo de Mariano Azuela.
Una variante de esta novela político- social es la “Novela indigenista”, en la que se plantea el
problema indio y la opresión a la que es sometido (Huasipungo, de Jorge Icaza).

B. LA RUPTURA CON EL REALISMO A PARTIR DE 1945-60.


Entre 1945 y 1960 se observan en la narrativa hispanoamericana unas características diferentes,
que rompen con el modelo de la narrativa realista que estaba agotada. Estas características se deben a
una nueva concepción del mundo y de la vida consecuencia de los cambios sociales, políticos y
económicos que se estaban produciendo en los diversos países de Hispanoamérica. A estas novedades
se añaden las influencias de la narrativa europea y norteamericana del momento, tardíamente
asimiladas. En cuanto al contenido, conviven varias tendencias en las novelas y cuentos de los autores
hispanoamericanos. Destacan:
 La narrativa metafísica de Jorge Luis Borges (Historia universal de la infamia, Ficciones, El
aleph) La convicción de Borges de que no es posible un verdadero conocimiento de las cosas explica
los temas recurrentes de sus cuentos: el mundo como laberinto, el destino incierto de los seres
humanos, el tiempo y su circularidad o la eternidad y el infinito.
 La narrativa de corte existencial, con autores como Juan Carlos Onetti (El pozo, El astillero)
con relatos poblados por personajes solitarios, desorientados y abocados a la incomunicación y a una
vida carente de sentido y monótona y Ernesto Sábato (El túnel, Sobre héroes y tumbas), que adopta
una postura existencialista que le lleva a indagar en las honduras del espíritu humano entre las
fronteras de la locura y la lucidez.
 La novela de la Revolución mexicana culmina en la figura de Juan Rulfo (Pedro Páramo)que
utiliza un tono elegíaco para mostrar un viaje en busca del padre, la memoria y la identidad que se
convierte en un descenso a los infiernos a través de Comala, un lugar de violencia e injusticia derivada
de los repartos de tierra surgidos tras la Revolución.
 La novela indigenista y los relatos que buscaban una escondida identidad americana común
encuentran su formulación en una corriente novelística que funde de forma extraordinaria elementos
tan dispares como lo fantástico, lo mítico, lo legendario o la inmensidad de la Naturaleza americana
con los conflictos sociales reales y los concretos avatares históricos de la América Latina
contemporánea: esta novela en la que se combinan realidad y fantasía ha recibido las denominaciones
de realismo mágico y lo real maravilloso. Cuenta como principales representantes a Miguel Ángel
Asturias con Hombres de maíz, funde la experimentación formal, el interés por los mitos americanos
y la denuncia social o Alejo Carpentier con El reino de este mundo, en la que conviven los elementos
mágicos de los hechiceros haitianos y la cruda realidad sociopolítica de la revolución. Esta tendencia
ha sido decisiva para la segunda renovación narrativa de la novela hispanoamericana, que se
producirá durante los años sesenta.
No obstante, narrativa metafísica, existencial y realismo mágico se entremezclan en las obras de
todos estos autores. Los cambios principales fueron:
se abandona el interés prioritario por los espacios rurales y naturales y la denuncia explícita de
problemas sociales, y surgen temas nuevos en los que se integra lo urbano y los problemas del hombre
contemporáneo.
penetra la imaginación, lo fantástico, dando lugar a lo que se ha denominado realismo mágico
o lo real maravilloso. A partir de este momento, realidad y fantasía aparecerán íntimamente unidas en
la novela: unas veces por la presencia de lo mítico, lo legendario, lo mágico; otras, por el tratamiento
alegórico de la acción, de los personajes o de los ambientes.
formalmente, se siguen las innovaciones técnicas de los grandes novelistas europeos o
norteamericanos; además se introducen elementos irracionales y oníricos procedentes del Surrealismo
que se adaptan a la expresión de lo mágico o lo maravilloso.
Se considera que el relato que marca el cambio de rumbo es El pozo de Juan Carlos Onetti. El
cambio quedó confirmado con Pedro Páramo de Juan Rulfo.

C. LA NOVELA DE LOS SESENTA: LOS AÑOS DEL BOOM:


La definitiva renovación de la novelística hispanoamericana se produce a partir de los años
sesenta con un fenómeno que la crítica ha denominado como el boom de la novela hispanoamericana.
Surgió ligado a un fenómeno extraliterario que facilitó que esta novela fuera conocida en el exterior:
el apoyo de las editoriales españolas, especialmente a partir del éxito de La ciudad y los perros (1962)
de Mario Vargas Llosa. Sin embargo, a lo anterior hay que añadir la coincidencia en un corto espacio
de tiempo de una sucesión de novelas (y novelistas) deslumbrantes: Sobre héroes y tumbas de
Ernesto Sábato; El astillero de Juan Carlos Onetti; La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes;
Rayuela deJulio Cortázar; El siglo de las luces de Alejo Carpentier; Tres tristes tigres de Guillermo
Cabrera Infante. Y sobre todo, el éxito sin precedentes de Cien años de soledad (1967), del
colombiano Gabriel García Márquez.
Todos estos novelistas llevan las innovaciones a sus últimas consecuencias:
ampliación temática: aumenta la preferencia por lo urbano y cuando aparece lo rural (como en
García Márquez) recibe un tratamiento original. El realismo mágico será una constante en estos
nuevos novelistas: lo extraordinario no solo es admisible, sino que se convierte en cotidiano y
habitual.
la estructura del relato sufre una profunda experimentación, al igual que las técnicas narrativas:
ruptura de la linealidad temporal, cambios en el punto de vista, combinación de las personas
narrativas, monólogo interior, estilo indirecto libre, etc.
el lenguaje se enriquece con la superposición de estilos o registros, distorsiones sintácticas y
léxicas, etc.
Existe, por tanto, una ruptura con la técnica realista que no quiere decir un alejamiento de la
realidad, sino una voluntad de tratarla desde puntos de vista más reveladores.
Jorge Luis Borges: no ha escrito ninguna novela, su gran creación son los relatos cortos:
Ficciones , El Aleph , El Hacedor…En ellos combina la presencia de su tremenda cultura y mucha
imaginación; son juegos imaginativos que llevan al lector a insólitos ejercicios intelectuales. Los
temas fundamentales son: el tiempo cíclico, laberintos que simbolizan el universo, bibliotecas como
conocimiento inaccesible, espejos como imagen del desdoblamiento de la personalidad del hombre, la
muerte, etc.
Julio Cortázar: influido por Borges, inicia su producción literaria con libros de cuentos que
muestran su concepción de lo fantástico en la que se presentan aspectos de la realidad como nuevos y
asombrosos: Bestiario, Historia de cronopios y famas. Su consagración literaria le llega con Rayuela,
novela vanguardista, construida a partir de la técnica del collage y a modo de improvisaciones;
produjo un gran impacto por los aspectos novedosos que incorpora (ejemplo: propone dos lecturas
diferentes de la obra, se entrecruzan numerosos temas que se interrelacionan, el lenguaje se convierte
en juego y recreación…).
Vargas Llosa: el inicio de su producción literaria coincidió con un boom editorial de los años 60
debido al prestigio que había adquirido la narrativa hispanoamericana en el panorama de las letras en
lengua española. Utiliza el Perú contemporáneo como marco de todas sus historias y en sus obras se
aúnan realidades brutales y experimentación formal. Su primera novela, de 1962, La ciudad y los
perros, se desarrolla en el ambiente cerrado y opresivo de un colegio militar de la ciudad de Lima;
este lugar cerrado contrasta con el mundo de fuera, el de la ciudad abierta. Otras obras destacadas: La
casa verde, Conversaciones en la catedral, La tía Julia y el escribido. Fue reciente Premio Nobel de
Literatura, en el 2010.
Gabriel García Márquez: en 1982, tras una larga trayectoria narrativa, obtuvo el Premio Nobel
de Literatura. Su carrera literaria arranca del periodismo, que nunca ha abandonado. De 1955 a 1962,
publica novelas cortas y cuentos: La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba… Son
espléndidos relatos que giran en torno al imaginario pueblo de Macondo. La vida de ese pueblo, real y
mítico, adquirió tales proporciones que acabó por tomar cuerpo en una prodigiosa novela: Cien años
de soledad, su obra maestra, su aparición constituyó uno de los grandes acontecimientos de la
literatura en lengua castellana; cuenta la historia de una familia, los Buendía, y del mundo que la
rodea. La obra es una gran síntesis de todos los elementos que se han dado en la narrativa
hispanoamericana: la naturaleza, los problemas sociales y políticos, las realidades humanas; pero todo
ello aparece traspasado por fuerzas sobrenaturales, humor y tragedia. Se ha querido ver en Macondo
una imagen de la realidad de América Latina: este lugar es descrito desde sus orígenes en un pasado
arcaico, para luego narrar las diferentes etapas que atraviesa (feudal, colonización española,
revolución, invasión de las multinacionales norteamericanas que conducen a la irremediable
destrucción del pueblo). Otras obras: El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El
amor en los tiempos del cólera, El general en su laberinto…

D. CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.


Crónica de una muerte anunciada es una novela corta en la que se mezclan con acierto
elementos de la crónica periodística y de la novela policíaca. En un pueblo cercano a la costa de
Colombia se casan el empresario adinerado Bayardo San Román y Ángela Vicario; al retirarse a su
casa, el marido descubre que su reciente esposa no es virgen, así que la repudia y la devuelve a su
familia. Al ser interrogada por el causante de la deshonra ella responde que fue Santiago Nasar. De
inmediato, Pedro y Pablo Vicario, sus hermanos, van en busca de Santiago para matarlo y de esta
manera vengar su honor.
Esta novela forma parte de las obras de la renovación del boom de los años sesenta en la que
surge una tendencia denominada realismo mágico. El realismo mágico se diferencia del uso
tradicional de los elementos fantásticos en la literatura, porque presenta lo real como maravilloso y
viceversa. Representa la coexistencia y coincidencia de dos mundos: el real y el mágico en los que el
acontecimiento mágico no irrumpe precisamente en el discurso realista, sino que corre paralelo a él.
En esta obra el realismo mágico se hace presente a través de la desmesura, que de hecho
sustenta el sentido principal de la trama: todos los habitantes saben que van a matar a Santiago Nasar
pero guardan un rotundo silencio, que hace que su muerte se produzca sin remedio. Hay una numerosa
cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica, tales como el hecho de que la carta que dejan
por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta muy tarde, las
proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago. Existe cierto detallismo
vacuo en la obra, un afán por explicar hechos sin importancia como “el coronel Aponte estudia
espiritismo, aprendido por correo” o “Plácida Linero es experta en interpretar sueños, pero hay que
contárselos en ayunas”. El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la
realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.
La obra consta de cinco capítulos en los que se realiza una investigación detallada de los
sucesos del crimen, con numerosas vueltas al pasado. El primer capítulo se centra en el periodo de
tiempo en que Santiago Nasar sale de su casa para esperar el buque en que llegaba el obispo y se
cierra con el anuncio de su muerte: “Ya lo mataron”.
El segundo se centra en la historia de Bayardo San Román y Ángela Vicario, desde la llegada
de éste al pueblo seis meses antes de la boda pasando por la relación entre ambos, la descripción de
la boda y el descubrimiento de la deshonra por parte de Bayardo.
El tercer capítulo reconstruye las horas previas al crimen, con los hermanos Vicario
vagabundeando por el pueblo y comentando sus intenciones. Culmina con el anuncio de la
consumación del crimen.
En el cuarto se describe de forma detallada la autopsia del cuerpo de Nasar y se comenta la
situación posterior al crimen, sobre todo el enamoramiento de Ángela.
Finalmente, en el último capítulo el narrador real iza una serie de reflexiones acerca del
destino y la fatalidad y se reconstruyen de manera definitiva los hechos sucedidos en la mañana del
asesinato.
En cada uno de los capítulos se mezclan cuatro momentos diferentes para aportar distintas
perspectivas: día del crimen, sumario del juez, entrevistas con los protagonistas y testigos y
escritura de la crónica.
La novela posee una estructura en forma de mosaico, pues presenta varias voces o visiones
diferentes de los hechos (entrevistas, sumario del juez, recuerdos personales del narrador). Además,
guarda similitude s con la crónica periodística (desde el propio título), pues el narrador recoge los
testimonios de distintos caracteres que en ocasiones no son coincidentes. Hemos de tener en cuenta
que García Márquez ejerce la crítica periodística y él mismo s eñaló la importancia de este género
Crónica de una muerte anunciada centra su argumento en un asesinato, el de Santiago Nasar,
por honor. Este es sin duda uno de los temas fundamentales de la obra. Bayardo San Román, al
descubrir que su esposa Ángela Vicario no es virgen, la devuelve a su casa después de golpearla, y
los hermanos planean la venganza del causante de la deshonra, que supuestamente es Santiago
Nasar. Los asesinos, al ser interrogados, insisten en su inocencia, “fue un asunto de honor”. De la
misma manera, el abogado sustenta la defensa del homicidio basánd ose también en que el honor
debe justificar la acción sangrienta.
El autor destaca que la única forma de lavar la de shonra es la venganza sangrienta, idea ya
presente en la tradición del teatro clásico español de Lope de Vega o Calderón de la Barca.
Además, en la obra existen otras referencias a la trasnochada idea del honor basada en las
apariencias externas: Bayardo conquista a la familia de Ángela con regalos y no se apiada del viudo
Xius y le compra la casa. Por otra parte, la madre de Ángela, Pura Vicario, tapa las heridas de su
hija y la viste de rojo para que no creyeran que guardaba luto.
En relación con este tema se encuentra la visión de la sociedad recreada por García Márquez,
en la que predomina la moral conser vadora, los tabúes, la religiosidad y el apego a las tradiciones
típicas del ambiente rural en el que se desarrolla la novela, como la costumbre del luto, el cortejo
entre los novios (aunque en la novela el noviazgo duró menos de lo habitual, tan solo cuatro
meses), la actividad comercial, etc.
Otros motivos temáticos son la muerte y la fatalidad. Con respecto al primero, la muerte, el
título ya apunta a su función esencial en la trama. Además, al comienzo y al final de la obra se
reiteran estas palabras “El día en que lo iban a matar…”, “que me mataron, niña Wene”. La muerte
viene anunciada por una serie de presagios, como el sueño de Nasar, que no es considerado como
una premonición fatal por la madre de Nasar, o bien todas las casualidades que impiden la salvación
de Santiago. Así, todos los habitantes conocían las intenciones de los Vicario (“nunca hubo una
muerte tan anunciada”), puesto que los hermanos habían informado de sus propósitos a todos los
que se encontraban. Pero el cúmulo de fatalidades ( Nasar sale por la puerta que no solía utilizar, no
ven la carta que anuncia su muerte, etc) rodea al personaje. A propósito del destino se dice en la
novela “La fatalidad nos hace invisibles”. En este sentido, la obra tiene semejanzas con la tragedia
clásica, y además la muerte del protagonista se describe como si se tratase de una ceremonia de
sacrificio.
Es ésta una obra de contrastes, rasgo esencial del realismo mágico. Así, en ella conviven las
convenciones morales y religiosas con la sexualidad y el vitalismo desaforado. Por ejemplo, existen
numerosas situaciones y símbolos que crean un clima de religiosidad y en ocasiones apuntan al
carácter sobrenatural de Santiago Nasar. Así, el color de su vestimenta recuerda la túnica de Jesús;
la visita del obispo el día del crimen; los nombres de los personajes, muchos de ellos de resonancias
bíblicas (Pedro, Pablo, Santiago, Poncio…). Además, se destaca que Nasar no derramaba sangre, a
pesar de todas las cuchilladas recibidas por los agresores.
Por otro lado, en la novela se destacan las pasiones amorosas, otro motivo que recorre la
producción de García Márquez. La sexualidad está presente en el personaje de Mª Alejandra
Cervantes y en las referencias a las “presas” de Nasar. Asimismo, Ángela con el tiempo se enamora
de Bayard o, y le escribe cartas durante diecisiete años hasta que él vuelve. Escribe el autor:
“descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas”.

En definitiva, García Márquez retrata en Crónica de una muerte anunciada un mundo situado
entre el mito y la realidad, y hace un recorrido por una sociedad con todos sus contrastes,
convencionalismos, tradiciones y costumbres, miserias y grandezas.
La voz narradora de la obra es la contrafigura de Márquez. Es un cronista que ha de ir
reconstruyendo los hechos según se los vayan contando. Por otro lado, él mismo es testigo y, en parte,
partícipe de la acción aunque no recuerda nítidamente lo sucedido, recordemos que él es un habitante
del pueblo. Para esclarecer los hechos se sirve de la correspondencia con la madre de Santiago Nasar,
el informe jurídico y de la autopsia y para finalizar, los testimonios de los testigos entre los cuales está
él mismo. Las conversaciones que él mantiene con los testigos se plasman en estilo directo, entre
comillas y con acotación del narrador.
Cuando él se sirve de lo que recuerda, lo hace como un narrador omnisciente en tercera persona
(tal y como comienza la obra), pero cuando narra como un personaje-testigo y narrador a la vez, lo
hace en 1ª persona, subjetivamente, sobre todo en las descripciones del carácter o de las acciones de
los personajes.
El autor utiliza rasgos procedentes del periodismo (ya desde el título, la Crónica) y otros de la
novela policiaca, como el suspense. No obstante, crea una obra personal, en la que aparecen
técnicas frecuentes en otras creaciones de García Márquez, como la ambientación a mitad de camino
entre lo realista y lo fantástico (el realismo mágico) o la ruptura del orden lineal de l a narración
mediante “flash-backs” o vueltas al pasado y anticipaciones de hechos futuros, o “flash-forwards”.
Entre los primeros destaca el inicio del segundo capítulo, en donde la narración se retrotrae al
momento en que Bayardo San Román llegó al pueblo, seis meses antes de los acontecimientos, o
bien todos aquellos momentos en los que el narrador describe el pasado y ascendencia de los
personajes. Como ejemplo de anticipación de sucesos venideros destacaremos el inicio de la obra,
anticipo de la acción final. “El día en que lo iban a matar” recuerda al comienzo de otra obra
maestra del autor, Cien años de soledad (“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento,
el coronel Aureliano Buendía habría de recordar…”).

En el tratamiento del tiempo destacan además las elipsis narrativas, al decir e l narrador que
Ángela escribió cartas durante diecisi ete años, o que él la volvió a ver varios años después.
Como hemos señalado anteriormente, el tiempo no avanza, puesto que se reconstruyen los
hechos mediante diversos testimonios y crónicas que amplían lo datos del crimen, mientras que la
acción permanece detenida. Además, son numerosos los fragmentos en los que se describe a los
personajes, lo que supone una disminución de la narración a favor de la descripción.
En cuanto al tiempo externo, el narrador dice haberle propuesto a Mercedes Barcha “que se
casara conmigo… tan como ella misma me recordó cuando nos casamos catorce años después”.
García Márquez se casó con Mercedes en 1958, por lo que los hechos suceden en 1944.
La acción se sitúa en el Caribe, se citan Manaure y Riohacha. No obstante, como es habitual
en las novelas de García Márquez, el espacio de convierte en mítico, como lo es Macondo en Cien
años de soledad.
El narrador realiza una crónica de un hecho y unos personajes cercanos (Nasar era amigo
suyo y Ángela su prima), y de ahí que uti lice la primera persona de singular o de plural, porque él
está implicado en los hechos . Es por tanto, a la vez, protagonista y testigo, pero además la voz
narrativa que se sitú a por encima de ese “yo” utiliza varios registros lingüísticos en la narración.
E. LA NOVELA HISPANOAMERICANA DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS.
La sombra de los autores del boom, algunos todavía en plena forma narrativa, ha condicionado
a las generaciones posteriores, que en muchos casos no han podido sustraerse a su influencia (patente
también, por cierto, en muchos novelistas españoles de esos años). Entre los más próximos en edad y
características podemos citar al argentino Manuel Puig, irónico y sentimental, y al peruano Alfredo
Bryce Echenique, autor de Un mundo para Julius (1970), corrosiva sátira de la alta sociedad
peruana.
En cuanto a generaciones más jóvenes, la estela del realismo mágico aún influyó en dos autores
de gran éxito: los chilenos Isabel Allende (La casa de los espíritus, 1982) y Luis Sepúlveda (Un
viejo que leía novelas de amor, 1992). Ya en los años noventa, se consagran autores de tendencias
variadas, como el argentino César Aira (El congreso de literatura, 1997); el colombiano Fernando
Vallejo (La virgen de los sicarios, 1998), quien muestra con toda crudeza la violencia del
narcotráfico en Colombia; y el argentino Rodrigo Fresán, influido por el intelectualismo lúdico de
Cortázar y por la cultura pop (La velocidad de las cosas, 1998). Citamos, finalmente, al chileno
Roberto Bolaño, que causó gran impacto con Los detectives salvajes (1998) y 2666 (2004); la
primera reconstruye las andanzas de dos escritores malditos que investigan sobre un autor
vanguardista, mientras que la segunda se centra en la violencia de México y, en particular, de Ciudad
Juárez.

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