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Presentación 7
Agradecimientos 15
Introducción 17
I. Problemas teólicos 21
II. Problemas prácticos 78
III. Problemas políticos 145
Apéndice 185
Postcript 189
Referencias 228
Obras citadas 223

Primera edición: 1992


© Instituto Nacional de Antropología e Historia
Córdoba 45, Col. Roma, México, D.F.

ISBN 968-29-3769-8

Impreso y hecho en México


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PRESENTACION
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Antecedentes y Motivación de la Publicación

El texto que el lector tiene hoy en sus manos fue escrito


originalmente a finales de 1976 para ser presentado como
tesis de Maestría en Antropología con especialidad en
Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (ENAH), el 4 de julio de 1977 en la ciudad de Mé-
xico. A pesar de haber sido entregado para publicación
poco tiempo después, el texto sufrió las visicitudes que
muchas otras publicaciones enfrentaron ante cambios en la
política editorial del Instituto Nacional de Antropolog(a e
Historia (INAH ), incluyendo el conocido fenómeno de
"reinventar el país y sus instituciones" con cada cambio
presidencial sexenal. ¿Qué sentido puede tener el publicar
hoy, sólo 12 años después, un texto que pudo haber en-
vejecido?
Existen, ~uando menos, tres motivaciones para hacerlo:
la primera es que, aparentemente, el texto ha resultado útil
en varios cursos de la Licenciatura de Arqueología de la
ENAH, por lo que ciicula en versiones fotocopiadas. Para
mi sorpresa, también usan hoy día capítulos de la obra en
algunos programas en Centro y Sudamérica colegas profe-
sores a quien recientemente he tenido oportunidad de co-
nocer, y a los que de paso agradezco su gentileza al encon-
trar útil un texto que yo originalmente pensé sería dema-
siado local y tal vez anecdótico como para trascender
fronteras. - ' ---
La segunda motivación es de carácter histórico: esto es,
para poner la historia medianamente al día. Como todo en
este dialéctico mundo, el autor ha cambiado muchas de las

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posiciones originalmente sosteniaas eP-fl texto,. pero el gía y los n.uevos enioques.'1~Jcampo-de ba-rnTra ffi'l.{s-o~v10--
texto cobró hace mucho vida propia, fJha convertido en fue el de(_)bajo de restauración. Tal vez, con menos senti-
una esecie de testimonio de una etapa de la arqueología do de justicia que de ánimo, las nuevas generaciones criti-
mexicana. De ahí la doble necesidad de documentar dicha caron los excesos de la reconstrucción monumeniaJ,,,,,._qu~
~t~p,~~Y dé hacer un deslinde con ella. Esta es la razón por para ése entonces seguía siendo la forma tradicional de en-
la que, más que modificar el texto original (salvo por co- tender la retribución de la arqueología oficial al patroci-
recciones menores de estilo y algunas precisiones de deta- nio que le daba el país.
lle), optamos por publicarlo tal como ha circulado durante En este enfrentamiento, jugaban un papel importante
estos años, añadiendo al final un Postcript en que señalo las nuevas concepciones teóricas, que entraron en escena
cambios que, para bien o para mal, ha sufrido mi posición al final de la década de 1960 y el inicio de 1970; en particu-
desde 1977, tratándolos de ubicar en el contexto de cam- lar, la cada vez mayor popularización del materialismo his-
bios mayores en la disciplina. tórico, por un lado, y de textos claves de la <{nueva arqueo-
La tefGera motivación es tal vez menos académica, pero logía~ norteamericana, por el otro. También fue importante
es quizá más comprensible (por córnpartída) que las ante- que el número y diversidad de actores se había ampliado:
riores; se trata de una sensación .dejusticia: el INAH pagó en el terreno institucional, el INAH no era ya la única insti-
por una investigación .sobre-Diseño de Investigación duran- tución con una actividad fuerte en arqueología: el espectro
te 1975-i 977, cuyos résultados luego fueron a dormir el se había ampliado con los esfuerzos cada vez más notorios
sueño de los jusfos en la burocracia editorial del Instituto. de arqueólogos funcionando desde el Instituto de Investi-
Muchas de las críticas sobre la productividad del INAH de~ gaciones Antropológicas de la UNAlVI o desde fundaciones
berían mediarse en relación a las posibilidades y al cuidado extranjeras, como la New World Archaeological Foundation,
que el INAH tiene o deja de tener para lo que producen sus o la Fundación 'Alemana, que con la Misión Arqueológica
investigadores. Afortundamente, la situación parece mejo- Francesa y el trabajo de diversas universidades estadouni-
rar con el tiempo, aunque el rezago editorial sigue sierido denses, habían ganado lugares cada vez más importantes en
considerable. Se ha mejorado también la distribución y la investigación arqueológica nacional. Finalmente, los ac-
promoción de las obras, por lo que aquello de que, publi- tores ya no eran sólo los propios arqueólogos: en el enfren-
car en el INAH era condenar la obra _al descon.ocimiento, tamiento sobre la reconstrucción, participaron activamente
parece ser menos aplicable hoy dia aJo.que fue hace algu- los restauradores y especialistas en conservación, recordán-
nos años. donos a cada paso los compromisos internacionales de
México hacia el cumplimiento de normas que rara vez se
_ observaban, así como la importancia de una colaboración
Un poco de contexto estrecha entre arqueólogo y conservador como única vía de
responder a los retos que el trabajo de campo y laboratorio
Una manera de entender cualquier texto es, sin duda, la ofrecían bajo una concepción diferente del material arqueo-
referencia a su contexto de producción. En el caso de las lógico.
páginas que ahora publicamos, el contexto era uno de in- Detrás de esta polémica estaba el problema central de
tensa discusión sobre la relevancia y la responsabilidad para qué y para quién había que hacer arqueología: Los
social del arqueólogo en general y de la arqueología mexi- aportes tradicionales de la disciplina en el terreno de gene-
cana en particular. En 1974 se produjo ún enfrentamiento ración de divisas turísticas, Vía sitios monumentales o en
definitivo entre la forma tradicional de ver a la arqueolo- la construcción de un sentimiento de unidad y grandeza

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. tomaban otro canz · en unLmomen t o d e pre1u- L1 , · · · ·
e1 ser d e a practica mstituc1ona1 se d ab a so bre d os ejes:
·
.:·ante ~1 boom petrolero y la nueva y cambiante situa- uno, el costo financiero mayor de hacer las cosas bien, que
"h del país en la economía internacfonal. ¿Debía la ar- chocaba contra las limitaciones del presupuesto; y el otro,
'blogía seguir sirviendo básicamente a los propósitos de ¡ el de la presión del tiempo: hacer las cosas bien es más
'moción política de gobernantes federales y estatales,
i·epticialmente haciendo investigación de manera late-
1
¡ lento que hacerlas mal.
La realidad, sin embargo, es que la arqueología mexica-
? ·Tenía algo más que aportar la arqueología? Las
'exlones sobre el compromiso de los intelectuales en ge-
l na había visto, desde finales de la década de 1950, presu-
puestos crecientes (generalmente a guisa de ~proyectos
1
'al, y de los científicos sociales en particular, que se ?ie- ;·
mascot~ presidenciales) y, finalmente, en 1972, se hizo de
~& a partir de 1968 llevaban a un punto de replanteam1en- l un instrumento legal que le permitía exigir, -de aquellos
';general de estos problemas. . . . . ~ que afectaban el patrimonio por necesidad social-, los fi-
';.En arqueología,. los efectos de la concepción trad1c10- .' nanciamientos respectivos para el rescate y salvamento del
~l sobre las posibilidades reales de la conservación del patrimonio afectado. Por otro lado, proyectos como el
'trimonio, er~n .conocidas desd.e hacía tiempQ. La subor- Proyecto Ixcateopan, 1 en el que participé brevemente,
nación de lo.s objetivos de la investigación a los de la mostraron como el asunto no era sólo de presupuesto:
·Ómoción y usufructo ideológico habían llevado a una tuvimos el presupuesto que jamás hubieramos imaginado,
uación que los psicólogos cognitivos podrían calificar y los resultados no fueron proporcionalmente diferentes
;: ~disonancia cognitiva;.:. esto_ es: de conflicto entre la a la práctica tradicional, particularmente porque el Proyec-
á.'ctica real y el conocimiento de que esa práctica real to tenía un ciara orígen en el terreno de la construcción
;,.icionaba lo que los colegas sabían eran los procedimien- de una ideología nacionalista y ~tercer mundist~.
$ y estrategias, técnicas y met?dológicas corr:ctas. No es A pesar de los presupuestos crecientes, la arqueología
·•·mismo fusticrar
o
en retrospectiva a los arqueologos de la oficial seguía sin contar con un planteamiento global, una
ámada ~arqueología mexicana;.:. de los años 1930 y 1940,
;]:: no aplicar procedimientos de registro y conservación El Proyecto Ixcateopan fue resultado de una iniciativa presidencial para
' e no se desarrollaron sino hasta finales de la década de "encontrar los restos del Cuauhtémoc" o certificar el hallazgo hecho dé-
:.·so, que seguir pretendiendo, en 1970 qu~ dichos proce- cadas atrás por Eulalia Guzmán en el sitio de Ixcateopan, Guerrero, como
en efecto perteneciente al último emperador azteca (y mártir en la lucha
mientos no existfan o que eran inaplicables en México anti-imperialista, tan importante en el discurso del Presidente Luis Eche-
.r.razones presupuestales. verría). El Proyecto consistió, en su porción arqueológica, en excavar un
montículo popularmente conocido en el sitio como "ef palacio de Cuauh-
:·:El debate sobre técnicas de excavación, por ejemplo, se térnoc", a fin de detectar, en su caso, la tumba del emperador. Para ello
solvía una vez 'que, en el terreno. de la práctitá profesio- se contó con fondos prácticamente ilimitados, pero con una presión feroz
), los egresados optaban por técnicas ~rápidas y barata~ tanto del Gobierno del Estado de Guerrero como del Gobierno Federal,
para que el resultado permitiera la creación de una "capilla patriótica"
:pesar de años de adoctrinami~nto y amen~za~ por el centrada en la figura de Cuauhtémoc. La conclusión final del Proyecto
ndo correcto, normalmente ubicado en las tecmcas em- ("No hay base científica para afirmar que los restos hallados el 26 de
eadas por el Departamento de Prehistoria del INAH. A septiembre de 1949 ... sean los restos de Cuauhtémoc"), totalmente des·
favorable para leyenda de que los restos encontrados por la profra. Guz-
'sar de numerosas generaciones fonnadas con una orien- mán eran ·en efecto los de Cuauhtémoc, fue abiertamente contradicha en
bión derivada de la posición ambientalista inglesa, lama- el discurso oficial, cuando el Presidente llevó el asunto a uno de fe patrió-
:· ría de los arqueólogos seguía haciendo las cosas a la tica "independientemente de los resultados de los arqueólogos". Ver
i\Ia tos ~loctezuma, Eduardo, Infonne de la revisión de los trabajos arqueo-
i:mera que Pedro Armilla calificó de ~piramidiot~, años lógicos realizados en Ixcateopan, Guerrero. Instituto de Investigaciones
'iás. La justificación para la divergencia entre el deber Y Históricas, UNAM (Dictámenes Ichcateopan 6). 1980. México.

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política clara de investigación y conl)ación, al limitarse presenL°J el texto como tesis. Se había creado un grupo
a satisfacer a la opinión pública que siente desde siempre de trabajo que elaboró una propuesta de estructura y fun-
que los sitios monumentales están "desatendidos" -sin cionamiento alternativo para la arqueología oficial (ver
· preocuparse de entender que no son los únicos, y que un Gándara et al. 1978), 3 como parte del trabajo colectivo
número indeterminado de sitios son destruídos de manera general de <{repensar~ el Departamento de Monumentos
cotidiana-. Este tipo de. preocupaciones hizo que, desde Prehispánicos. Fue una etapa de polémicas acaloradas, y
1973, se planteara la necesidad de discutir abiertamente los tal vez no siempre igualmente productivas, pero que so-
problemas de política institucional en general, y aquellos cializó la necesidad de concebir de manera diferente el
de política de investigación, en particular. papel de la arqueología en México, y la organización del
Otro elemento importante en este. contexto, fue que trabajo de investigación y conservación en el propio De-
dicha discusión tuvo como interlocutor, desde un princi- partamento.
pio, a los organismos sindicaies del INAH. A pesar de for-. Paradójicamente, el proceso terminó cuando, apenas
mar parte del sindicato general dt? la ·Secretar{a de Educa- unos meses más tarde, la Dirección General del INAH de-
ción Pública (Sindicato Nacional de Trabajadores de la claró inexistente el Departamento, argumentando una
Educación), notorio por su carácter de sindicato blanco y excesiva concentración de personal, poca productividad y
cada vez más gangsteril, las delegaciones del INAH habían, falta de compromiso con tareas de servicio público asigna-
desde siempre, mantenido una posición democrática. A das al área. Se relocalizó al personal en otros centros de
mediados de la décad.a de los setentas, esta posición pasó trabajo -fundamentalmente Salvamento y Centros Regio-
a ser una de interlocución, sobre la base de que en un sin- _nales- con lo que el proceso de discusión colectiva llegó
dicato académico no puede separarse el ámbito estricta- abruptamente a un fin. En ese momento optamos por dar
mente laboral del académico. Los efectos de esta posición la batalla en un frente diferente y, al tener que escoger un
han sido variados y tal vez no siempre los mejores posibles, nuevo centro de trabajo, optamos por la Escuela Nacional
pero sin duda condujeron a un momento de profunda re- de Antropología e Historia, desde donde podía intentar
flexión sobre las metas y políticas institucionales, reflexión reconstmírse el nivel de discusión interrumpido por la
que culminaría años más tarde en textos muy importantes dispersión de los compañeros de Monumentos Prehis-
de crítica y producción de propuestas alternativas (ver, por pánicos.
ejemplo, los .resultados del 1 Congreso Nacional de Inves-
tigadores del fÑAH). 2
Es en este contexto global en que se inició, en 1975, Sobre la presente edición
mi trabajo en el Proyecto Sobre Diseño de Investigación,
patroCinado por el Departamento de iHonwnentos Prehis- Regresando al actual volumen, podemos anotar brevemen-
pánicos del INAH. Las preocupaciones del proyecto son las te que su organización responde a las motivaciones señala-
que constituyen ·el núcleo del texto que ahora presentamos das arriba. Así después de esta Presentación hemos repro-
al lector, y son un resultado sin ·duda de este contexto ge- ducido el texto original de la tesis de maestría, con correc-
neral. La reflexión y crítica de la situación institucional ciones menores. El texto tiene tres partes, correspondiendo
llevó a propuestas concretas al poco tiempo de haberse a los problemas teqricos, metodológicos y· políticos de la
3 Gándara, M., López, F., et al., 1978, Un proyecto de Reestructuración
2 Delegación D-II-345/INAH, 1983, Pri.rDer Congreso Nacional de Inves- para la Arqueología Oficial. Versión Mirneográfica. D-Il-345/INAH.
tigadores del INAH. 5 al 9 de Julio de 1982. D-II-345/INAH. México. México.

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arqueología oficial. Finalmente, hemo,....~1crito un Postcript, AGRAl~JCIMIENTOS
\__ .
más que como una actualización de1\c!xto, como una _ma-
nera de señalar algunas de las diferencias que el autor tiene
en relación a lo originalmente escrito·,- así como de ofrecer
al lector algunas líneas de reflexión que han surgido como
resultado lateral del texto. Hemos incluído una pequeña
bibliografía adicional, con algunas de las referencias más
importantes para poder profundizar en los a:gumentos
presentados en el Postcript o rastrear temas relac10nados. ·
Sólo me queda agradecer a las personas que han hecho En primer término, agradezco al Departamento de Monu-
posible la publicación del libro: a las jefa turas del Depar- mentos Prehispánicos del I.N.A.H., el permiso y patrocinio
tamento de Publicaciones de la ENAH, que rescataron el del Proyecto sobre Diseño de Investigación," cuyo resultado
texto y siguieron ~l proceso para su publicación: Beatriz central es este libro. También a los directores y participan-.
Quintanar y Víctor Gayol; al equipo de anónimos cor:ec- tes en los Proyectos Tula (1972-3 ), Chalcatzingo (1974 ),
tores de. estilo que ayudaron a hacer más claro y legible Fronteras (1974-5) y Cuanalán (1976), por proporcionar el
el texto original, y a los responsables de la tipografía Y estímulo original o bien la posibilidad de llevar algunas de
diseño gráfico. Aprovecho para agrade.cer también a m,i l?s ideas de este trabajo al campo.
jurado en el examen de maestría, algunos de cuyos seña- A los profesores Armillas, Sanders y Flannery, del Pri-
lamientos específicos se incorporaron al texto -aunque, mer Taller Avanzado en Arqueología (1973) -así como a
por supuesto, la responsabilidad final es mía- a Roberto los compañeros participantes en él- cuya aportación en mi
'; .
García Moil, director de la tesis, Jaime Litvak, presidente formación profesional ha resultado definitiva. También a
del jurado, y Carlos Navarrete, Enrique Nalda, Javier Gue- fos profesores G. Espinoza y A. López (del Seminario sobre
rrero y Alfredo López Austin, jurados, a quienes no sólo matemáticas aplicadas a la arqueología), y De Gortari y
debo uno de los momentos de aprendizaje más intensos de f..faksaberian (del Seminario sobre metodología en las cien-
mi vida, sino también uno de los más gratos y emotivos. cias sociales), por proporcionar excelentes campos de dis-
Finalmente, agradezco a Anita Salazar y Mariana Gándara, cusión teórica, indispensables en la solidificación de muchas
así como a los miembros del Equipo Directivo de la ENAH, de las ideas expuestas aquí. A los participantes del Semina-
los momentos preciosos requeridos para elaborar la pre- rio sobre teoría arqueológica contemporánea, patrocinado
sente edición. . · por Prehispánicos, que puntualizaron áreas de revisión a es-
tas ideas.
M.G.V. Por otro lado, es indudable que sin la comunicación y
Octubre 1988-Marzo 1989.
debate con los alumnos de los grupos de Métodos I y II,
Temas de teoría y Teoría arqueológica contemporánea, de
la E.N.A.H. (1975-6), este trabajo nunca hubiera sido some-
tido a una nueva elaboración, por lo que de hecho ellos debe-
i rían llevar parte del crédito por algunas de las sugerencias
i
positivas que puedan estar contenidas en esta investigación.
También quisiera agradecer a los siguientes profesores
su influencia, apoyo o estímulo que de una u otra forma se
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lado, por el momento, la responsabilidad que el excavador


o
_ distintos enfoques visibles en la arqueología mexicana, pro-
tiene de registrar los contextos que destruye, ¿cómo podían . duetos de diferentes momentos históricos, coexisten más
ser los objetivos los mismos siendo los medios casi opues- o menos pacíficamente en el presente, mediante elasticidad
. tos? La arqueología, al menos la mexicana, no era una. Aun- y tolerancia. Es difícil sostener esta imagen idílica, imagen
que se reconocían "tendencias" dentro de ella (se llamaban pertinente al achaque que tradicionalmente se hace al pre-
cariñosamente unos a otros con calificativos como "pirami- supuesto como fuente y generador principal de los proble-
diotas'', "arqueólogos de escritorio", etc., etc.,.), éstas eran mas que enfrenta la arqueología oficial; creíamos entonces
más bien "en énfasis" por lo que se podía-hablar de "buena que gran parte de los problemas de presupuesto se origina-
arqueología y mala arqueología", pero no de "escuelas o ban en la incongruencia entre los métodos (distintos para
generaciones", ya que eso era "fascista". 2 í!· cada caso) y las metas (supuestamente comunes a la arqueo-
·Por otro lado, cuando se ha reconocido estas escuelas o i logía oficial).
¡'
"posiciones teóricas", se les ve como parte de una entidad } Aunque rudimentario, aquél análisis llegaba a otra con-
receptiva, amplia y tolerante, en la que las diferencias no clusión que esperamos poder reforzar aquí; tal vez los ob-
f jetivos que se mencionan como comunes ("explicar el desa-
producen choque, sino que "se asimilan por agregación". !
En una versión preliminar de este trabajo, decíamos que 1 rrollo cultural de Mesoamérica", por ejemplo), eran en gran
los distintos procedimientos de colección de datos tienen medida retóricos, y lo que en realidad se buscaba era una
que ver precisamente con distintas posiciones teóriCas. Pe- descripción del material arqueológico. Para ésta, los méto-
ro no entendíamos cómo una posición teórica podía tener dos y técnicas en boga son -o se piensa que son- más o
éxito si estaban distanciadas sus metas y sus métodos. Ade- menos suficientes. Sólo en raras excepciones el trabajo de
más, era obvio que al menos en cuanto a los datos, unas y campo y la teoría estaban orientadas a lo mismo. General-
otras formas de arqueología mexicana eran claramente in- mente los propósitos (conocer todo lo posible sobre la cul-
compatibles. · tura "X" y similares), y los medios, estaban desconectados
Pero éste y otros "descubrimientos del hilo negro" simi- en la mayoría de los proyectos.
lares no son, con mucho, reconocidos generalmente por la Descubriendo una vez más "el agua
~
tibia" ' lleaamos
o
a la
disciplina. En la versión a la que hemos hecho referencia, conclusión que para las metas reales subyacentes a la retó-
señalábamos cómo había una incongruencia entre lo que se ríca oficial, era congruente la metodología y técnicas em-
expresaba como objetivos, y la forma en que se esperaba pleadas, y que el mosaico de éstas que formaba la arqueo-
lograrlos. Esta incongruencia, para nosotros casi autoevi- logía mexicana no evidenciaba sino otras posiciones teóricas
dente, sigue siendo ignorada en gran medida o al menos re- . cubiertas y disfrazadas mediante objetivos supuestamente
sulta poco importante para la mayoría de los arqueólogos comunes. Y como se buscaba lo mismo (con variantes de
mexicanos. énfasis, según la explicación tradicional) no tenía por qué
Posiblemente la indiferencia característica de la arqueo- haber ruptura entre las diversas tendencias.
logía oficial a sus problemas teóricos sea resultado de la for-
.,
' ma en que_ se concibe la teoría, por un lado, y el proceso De hecho la historia de la arqueología mexicana, independien-
de crecimiento de la ciencia por otro. El "crecimiento p_or temente de los pronunciados estridentistas de los que han pro-
aglutinación", sin rupturas, parece ser el modelo más acep- pugnado por algunas de sus posiciones, puede, como las de las
tado para lo que ha sido el desarrollo de la disciplina: los demás arqueologías en otros países, resumirse como un proce-

í
. ·.· . ·.t.:··.·
so de agregación, más bien que de dialéctica combativa entre sus
2 ]bid. tendencias. Aunque los arqueólogos han atacado a las escuelas

2.2

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23
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que les precedieron, todos, sin excepÜ, han usado s~s da~os, básico Que está firmemente engranada en nuestra forma
aún más, sus construcciones conclusivas, como matena pnma de cone;ebir el crecimiento de la ciencia.
para seguir adelante. . . : - -
~uhn, en su libro The structure ofscientific revolutions .
- Esto resulta importante puesto que corresponde al proceso
general de adelanto de la ciencia. Es posible que en l~ arque~­ (1970), a partir de un análisis histórico de la ciencia, sugie-
logía, afectada además por el carácter eminentemente d~struct,i­ feqITeésta no cambia en la forma generalmente reconocida,
vo que tiene como actividad en el campo, ~ste se hay~, visto mas y ·que tampoco crece por aglutinamiento, sino que se mo-
marcado aún ... Definiciones generales de area, de reg1on, de pro- difica radicalmente, mediante lo que él llama '..'._revolucim;i§s
cesos t\!mporales y espaciales, etc., siguen siendo, en ?ra:1 medi- ~ea~EI°modelo que propone es especialmente per-
da, los que fueron postulados por los que primero sintieron la tinente a nuestro tema central, por lo que creemos preciso
necesidad de resolverlos como problemas .... delinearlo aunque sea en forma breve.
Los nuevos enfoques, generalmente, están siendo dados Tal vez el_concepto más impo_rta_I_1te_ de.l trabajQ_ d_e Kuhn
como nu_evos puntos para ver esos problemas_- desde otro la~o
~J_Q~_:paradig_ma". Los paradigmas son modelos de la
más, no como las formas de ver correctamente lo que otros v1e-
: ron en fonna incorrecta ... ". 3 realidad y de su funcionapüento, compartidos y generaliza-
dos en una detem1inada comunidad científica, indican cuá-
les son los problemas cuyo estudio es pertinente, y las reglas
·Nos parece que esta cita resume y ejemplifica a la per-
que deben cumplirse al intentar solucionarlos; proveen de
fección la imagen que se tiene del crecimiento de nuestra
una serie de espectaciones sobre el comportamiento de la
disciplina y de sus puntos de contacto y divergencias in-
realidad, y cómo interpretarlo. No puede haber investiga-
ternas. Se señala que son de hecho los mismos problemas
ción científica sin paradigmas; muchas veces lo que sucede
los que se abordan, aunque en forma distinta, y que no exis-
es que éstos no son explicitados (como en el caso de la ar-
te la ruptura que se ha pretendido. En nuestra opinión, el
autor curiosamente está equivocado y al mismo tiempo en
t
! queología tradicional), lo que tiende a dar una impresión
¡'
~ de que la investigación carece de ellos.
lo cierto, aunque de nuevo por razones equivocadas. Se
equivoca al negar la ruptura que se ha dado en el plano in-
ternacional entre unas y otras formas de ver la arqueología;
ésta ha sido casi total y de consecueneias no siempre favo-
rables; y está en lo cierto al decir que en México las diver-
'il
r-
Desde su entrada a la profesión, los investigadores son
entrenados dentro de un paradigma, lo que hace que com-.
partan con sus colegas "un compromiso hacia el mismc
conjunto de reglas y estándares de práctica científica, com-
t promiso que es prerequisito para la investigación normal'.
gencias no han_ llevado a ún rompimiento, aunque n~ por ~ (Kuhn, 1970, p. 11 ), y que a la larga evita divergencias in-
las~razones que nos ofrece, sino porque en gran rnedida, la ¡
ternas.
~
arq'ueología mexicana en su conjunto, sigue siendo un caso ~- -

agudo de arqueología tradicional. - t En ausencia de un paradigma generalizado se crean


í escuelas, como sucede en las etapas tempranas del desarro-
llo de las ciencias; incluso puede recurrirse a consideracio-
2. Paradigmas, crisis y revoluciones científicas nes metafísicas o a accidentes históricos o personales; tam-
bién puede tomarse el paradigma de disciplinas afines (ibid,
La cita que hemos hecho es un buen ejemplo del modelo 1 p. 24 y sigs). ---..

·~
que podríamos -llamar "versión popular del desarrollo cien- L-ª-..ªº2_pción de_\l!1 paradigma, generalI)1ente, ma_rca el
tífico"; es la que aprendemos en nuestro entrenamiento ini_cio_de_ uña~discipli11.a_~gmo__científica; es el momento en
que se crean las primeras sociedades científicas, se publican
3 Litvak, J., 1975, p. 210.
·_·__JI:_•
revistas especializadas y se incluye la disciplina en los cu-
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rrícula. La adopción generalizada de un paradigma permite·


u
de una determinada tradición de investigación normal, guia-
centrar la investigación sobre ciertos problemas que se con- da a su vez por un paradigma específico.
- sideran entonces pertinentes, reduciendo el campo potencial
de estudio y facilitando un avance más rápido. Un efecto En suma:
lateral de esta adopción es el distanciamiento que ocasiona
en relación al resto del público, que tiene que enterarse pri- Una comunidad científica adquiere un paradigma ... un crite-
.mero en qué consiste el paradigma para poder entender a rio para la elección de problemas que, mientras ... se tome como
fondo los trabajos producidos por investigadores que parti- dado, puede asumirse tienen solución. En gran medida, ésos se-
cipan de él, lo que no siempre es fácil o asequible (pp. 19- rán los únicos problemas que la comunidad admitirá como cientí-
22).: : - ficos, o a los que estimulará a sus miembros a tomar. Otros pro-
La adopción deun paradigma no significa, sin embargo, blemas, incluyendo muchos que antes habían sido estándar, son
que :todos los problemas que éste propone quedan automá- rechazados como metafísicos, como pertinentes a otra disciplina,
-ticarhen te resueltos: la_ disciplina torna entonces _c.01110__ o bje- o a veces como demasiado difíciles como para que el tiempo
invertido sea redituable. Un paradigma puede, para ese efecto,
tivo~:cen tral la artiéÚlación del paradigma a la realidad._~l1hn
incluso aislar a la comunidad de aquellos problemas socialmente
ll~ma "ciencia normal,,' ·o "investigación nq_JJ1¿al", a la acti-
importantes que no son reducibles al formato de rompecabezas,
vidad a la que la mayoría de los-CíeñúriCos dedican gran al no poder ser planteados en los términos de las herramientas
parte de su vida académica, y que ~nte~t~~gJª-I_u:na_mejor conceptuales e instrumentales que el paradigma provee (Kuhn,
coherencia entre el paradigma y la realidad; se abordan pro- op. cit., p. 37). ·
ble_m.as de preds16n; deeleccí6n- erÚ-re-opc-iones que el para- -
digma en su forma rudimentaria original, ha dejado abiertas; Uno podría tener la impresión equivocada de que, al ne-
también se dedica gran cantidad de tiempo a la instrumen- cesariamente limitar el rango de actividades, problemas y
tación, muchas veces imprescindible para poder someter a reglas, sería difícil que la ciencia cambiara (cosa que sabe-
prueba las ideas básicas. Es una labor que requiere de mu- mos que sucede: cf. la "revolución copérnica", en astrono-
cho trabajo y tiempo, y que no da lugar a grandes noveda- mía, "la re\-olución química" con Lavoisier, o la revolución
des, ·ya que, en cierta forma, el mismo paradigma tiene pre- "einsteniana" en física). ¿Cuál es el mecanismo de estos
vistas las posibilidades, aquello que habrá de esperarse; lo cambios?
que 'se busca es llegar a l~s soluciones previstas en materia- Kuhn propone que, eventualmente, en el trabajo de in-
les de investigación distintos, ·o por nuevas. rutas (pp. 24 vestigación normal se presentarán anomalías no previstas
y sig.). por el paradigma, que al ser producidas de acuerdo al con-
La ciencia normal puede equipararse a armar rompeca- junto de reglas del juego, lo cuestionan y acab-an por reque-
bezas: se sabe de antemano que hay una solución,- ya que rir de nueyas reglas en las que la anomalía sea predecible.
de no ser así, no se consideraría ésta una actividad pertinen- Las anomalías pueden ser de orden fáctico, como muchos
te; existen además reglas que norman la búsqueda de la so- de los "descubrimientos", en que las observaciones que pre-
lución. Aunque el objetivo es armar una imagen, no se tra- vee el paradigma no son las encontradas en la realidad -o
ta de cualquier imagen (al igual que las piezas distribuidas bien porque lo que se observa precisamente- contradice 'las
en fonna anárqúita no se consideran solu-ción ál rompeca- expectaciones, por ejemplo: la imposibilidad de explicar,
bezas), las piezas tienen un orden que las reglas preveen. En mediante la concepción del flogisto, fenómenos como la
la ciencia, las reglas no siempre se explicitan, sino que son combustión o la similitud de los metales, llevaron a Lavoi-
aprendidas por la experiencia, mediante la práctica dentro sier mcís nue a señalar la existencia del oxígeno (por lo que

27
es popular), a proponer una nueva teoría de la combustión digma y realidad no recae sobre el científico -como suce-
cuyas consecuencias serían de tal orden que finalmente dería en la investigación normal- sino que es atribuida al
transformaron en forma radical a la química (ver pp. 57- paradigma; luego veremos cómo la arqueología tradicional
76 del texto citado, para ejemplos de otros "descubri- inventó una tercera opción para sostenerse inalterada aun
mientos"). en presencia de una crisis.
De hecho, las limitaciones que los paradigmas introdu- Durante los periodos de crisis tienen lugar varios proce-
cen son a la vez las válvulas de seguridad para el cambio en sos que son pertinentes a nuestra posterior discusión, Kuhn
la ciencia. señala que:
1o. es durante ellos que muchas veces los científicos se
.... Por un lado, en las áreas sobre .las que el paradigma concen- vuelven hacia el análisis filosófico para resolver sus pro-
tra la atención de_l grupo, ia ciencia normal lleva a un detalle y blemas; 2o. se enfatiza la necesidad de revisar premisas y
precisión de la congruencia entre observación y teoría, que no supuestos fundamentales, y si es necesario, modificarlos;
podía ser lograda de ninguna otra forma ... Sin el aparato espe- 3o. se utiliza, como recurso de discusión, los "experimentos\.....
cial (teórico y práctico) que se ha constiuído básicamente para pensados": demostraciones de orden teórico, que con cos-
detenninadas funciones anticipadas o previstas, los resultados que to nulo y mayor claridad, permiten anticiparse a la expe-
conducen en último caso a las novedades no ocurrirían. Y aún
riencia de laboratorio, y que son generalmente definitivos
cuando el aparato existe, las novedades emergen únicamente para
aquél que sabiendo con precisión qué esperar, está capacitado en los debates interparadigmáticos.
para darse cuenta de que algo anda mal (p. 65. Subrayados míos, En la resolución de la crisis, que constituirá una revolu-
más tarde habremos de regresar a esta cita). ción científica, el o los paradigmas nuevos entran en deba-
tes que no necesariamente serán resolutivos, ya que al partir
Cuando el paradigma es incapaz de dar cuenta de las
anomalías, la disciplina entra en crisis durante la que se lle-
varán a cabo intentos desesperados para forzar las observa-
¡ cada paradigma de premisas distintas, las argumentaciones
serán oblicuas; en muchos casos recurrir a cuestiones de re-
levancia interna tampoco es suficiente, ya que ésta puede
ciones no previstas al modelo aceptado; al h.acerlo, lo que t ser considerada en fonna distinta por los paradigmas en
generalmente se produce son nuevas discrepancias; recuérde- cuestión. Así, la solución viene generalmente a través de cri-
se cómo el paradigma pto1oméico y su incapacidad para tra- terios extracientíficos, o de un análisis lógico muy funda-
tar con los planetas, en su intento de resolver las anomalías mental y amplio. Normalmente será definitiva la esperanza
encontradas, había llevado a la astronomía a lo que Copérni- de que el nuevo paradigma podrá cumplir mejor su tarea.; y
co calificó corno ''un estado de escándalo".· En una situación decirnos esperanza ya que en el momento de los debates el
de crisis las reglas de investigación normal son violadas o al nuevo paradigma aún no tendrá una forma totalmente aca-
menos llevadas a sus límites en el intento de rendir lo im- bada (esto requerirá de trabajo de investigación normal, ini-
previsto como previsible, dando paso así a un período de ciándose de nuevo el proceso).
"investigación extraordinaria", de la que eventualmente sal- Una vez sustituido un paradigma por otro, se ha pro-
drán las nuevas reglas del juego; pero la sustitución de un ducido una "revolución científica", y los paradigmas en
paradigma por otro no puede suceder si antes no se ha reco- cuestión casi son in.compatibles; es más, generalmente son
nocido la existencia de la crisis y además se dispone de al- irreconocibles, lo que dista de cumplir el ideal popular de
ternativas en las que las anomalías son explicadas (Kuhn, crecimiento por agregación. Es la investigación normal, den-
pp. 69-76). tro de un paradigma determinado, la que es acumulativa;
Unicarnente en estos casos la incongruencia entre para- en un momento de revolución científica, es precisamente

28 19
-- l __J ~ C:=J CD C:=J C:=J
C)
la incapacidad de ver como previsible una anomal~a, es lo la retroalimentación con estas disciplinas la hizo jugar un
que hace que el viejo paradigma y el nuevo sean lógicamen- papel determinante en el establecimiento de los principios
te incompatibles. . . t'..Y.~!_2.D.iill!~. Algunos de los elementos de este paradigma
Apuntemos por último que existen varios niveles de pa- original eran la concepción de que el hombre no era pro-
radigmas, y que los resultados de sus respectivas crisi~ tie- ducto de creación especial, sino resultado de evolución; que
nen efectos distintos: podemos decir que hay un paradigma ésta tenía un sentido (de lo menos' complejo a lo más com-
general para la ciencia, uno menos amplio para las ,ciencias plejo) y una dirección: culminaba en la civilización occiden-
sociales, y así sucesivamente; en nuestro cas.o, ~p.a.-_ tal del siglo XIX; el material arqueológico ya no era sólo 1
.1

radigma general P.ªra la antr_QPología, x__~l)_Q_~specrnLJ2_ara la aquél del que se ocupaban los dilettanti; el concepto de in-
i.rqu~ologi_a. Deptr_q __g~_1.ste--hay ''su1;>~~rªQ_igmas" para de- formación pertinente se abrió a una forma muy sencilla de
terminados problemas, como las transiciones entre grandes c_QnJexto.arqueológico derivada de los principios de la estra-
estadios evolutivos. De hecho, estos subparadigmas son hipó- tigrafía.
tesis de alto nivel,aunque superan el concepto de hipótesis __ .. Pói'°otro lado, sus ligas con la antropología incipiente le
- al incluir en ellos ciertas reglas de comprobación que no les asignaban una articulación mediante el concepto de cultura;
son necesariamente inherentes. Mientras más general es el los "contemporáneos primitivos" eran sorprendentemente
paradigma, su crisis tendrá un efecto más amplio; al_ mismo similares en cuanto a utillaje a las "culturas" arqueológicas,
tiempo, las crisis serán menos frecuentes, y a la mvers~, lo que planteaba interesantes problemas para la delimita-
mientras más específico, menos. alcance, mayor frecuencia ción de grandes estadios y líneas evolutivas.
en el cambio. Un cambio en la arqueología tiene menos efec- La incorporación de la arqueología a la antropología
tos (al menos hasta_ahora) en el resto de las ciencias sociales _ ocurre cuando el primer paradigma de esta última empezaba
que en el caso inverso, en que los efectos pueden ser devas- a entrar en crisis; nuevos trabajos etnográficos y recientes
tadores. - investigaciones arqueológicas señalaban anomalías: las se-
cuencias propuestas no se cumplían siempre; al parecer, la
evolución era más complicada de lo que indicaban los esque-
3. Desarrollo paradigmático de la arqueología
mas; la cultura presentaba tal rango de variabilidad que hacía
Antes de pasar a examinar la arqueología mexicana con el peligrosa cualquier generalización, etc. Antes de pasar a pro-
modelo de Kuhn, conviene resumir esquemáticamente el de- poner leyes, había que describir; además, las ideas de cambio
sarrollo paradigmático de la arqueología en general. Se ha implícitas en el evolucionismo podían no ser gratas a los
propuesto (Stocking, 1968; Leone, 1972) que los análisis países colonialistas que patrocinaban las investigaciones.
paradigmáticos presentan ventajas sobre los recuentos divi- El abandono y rechazo del evolucionismo dentro del
didos por periodos, en los que aún prevalece el modelo de campo mayor significó, como ha apuntado Harris (1968),
., "crecimiento por agregación" (como en Adams, 1968; Tay- I la negación de posibilidades nomotéticas (generalizantes).
lor, 1948; Willey, 1968; Willey y Sabloff, 1974; Daniel, El paradigma que lo sustituyó, el particularismo histórico,
1954, 1964, 1967; Schuyler, 1971 ). en especial en Estados Unidos, insistía en la necesidad de
En nuestra opinión, la arqueología logró su primer para- cuidadosas descripciones y luego amplias comparaciones;
digma cuando cortó definitivamente con el anticuarismo, las similitudes y diferencias así encontradas podrían expli-
que fue su raíz, y se propuso ISJ-Posibilidad de hacer una-cien- carse únicamente como producto de la difusión, préstamo
,da,del--pasado humano a través deL~studio_de los resto_s ma- cultural, etc. Dentro de ésta concepción, la arqueología re-
!~ria~~§; al estar ligada íntimamente a las ciencias naturales, cibía el papel de proveer fechas para los rasgos que no po-

i:' 31
" 30 --
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11-----------------~----------- i! ___
1
o
dían documentarse histórica o etnohistóncamente; esto era . to t ,
impac ar a o ros paises, en t ro, en un zmpasse
. que. so'l o h a
indispensable para la correcta asignación de difusiones, in.:. intentado superar recientemente, sobre todo a partir del re-
vasiones, movimientos mesiánicos y otros tantos recursos conocimiento de la crisis del paradigma anterior, con los
para señalar la intensidad y dirección de las "influencias". trabajos de Clarke (1.968, 1970) y Renfrew (1973) entre
Por otro lado, al abandonarse el mito del "gran hombre" otros.
como motor de la historia e introducirse la '_!"!fsto_ri~.fulíu­ La arqueología francesa, centrada en el aspecto técnico y
ral" llena de colorido descriptivo, le tocab-a al arqueólogo en· l~pre~jsión descriptiva, sin la ventaja de una visión glo-
éf e;tudio de grupos extintos; "culturas que eran entendidas balizante como la inglesa, pronto se encontró en un callejón
como listas de rasgos típicos, sumatoria de elementos des- del que intenta empezar a salir a últimas fechas; la crisis que
criptivos, y que debían ser ordenadas tanto en tiempo como la precisión misma hacía evidente, (sin las tipologías de Bor-
en espacio" (mediante los conceptos de "área cultural"}.· des no era factible desenmascarar la falacia de las secuencias
. En Inglaterra (y el resto ele Europa), el rechazo al evolu- "étnicas" del musteriense), se conjuró durante mucho tiem-
cionismo no fue total, y se hizo un esfue110 de amalgamar los po mediante el recurso de que el material arqueológico es
. ~ ·.. : nuevos principios a los anteriores en un intento de "inves- "iY!.completo-'-'; y mediante una reducción del método cien-
tiaación extraordinaria'', que al menos en el caso de la ar- tifico,_c_ompartida con el resto de la arqueología tradicional.
q~eología, seguía siendo básicamente_evqlucionista. Childe, En Estados Unidos, la liga con la antropología ha pro-
encargado de resucitar el evolucionismo en Inglaterra, articu- ducido lo que correctamente Leone señala como "retraso
ló el concepto de cultura mediante los principios de asocia- paradigmático" (1972, p. 16). Invariablemente, la arqueolo-
ción· los artefactos aislados ya no podían ofrecernos todo gía ha estado un paradigma atrás en relación a la antropolo-
lo q~e nos interesaba: había que _g:uscar en "cont~'.'S_~". gía; cuando el particularismo histórico era fulminado por
Para esto era necesaria la instrumentación en la que tanto White y Steward (creadores del "materialismo cultural" y
ingleses como franceses habían trabajado: JQ.rprns Q.e_ r~_gis­ "la ecología cultural", respectivamente), la arqueología se-
tro y excavación más_cui_tj.<J.dosas que permitieran la __correc- guía con sus problemas de cronología y descripción, preo-
tá recuperación de contextos. cupada por difusiones, invasiones, etc. Sin embargo, algo
Se señaló el carácter discontinuo de la evolución cultu- de lo que sucedía en el campo mayor fue asimilado a la re-
ral Óas famosas "revoluciones"), y luego el concepto de tórica de la arque·ología, entrando en franca incongruencia
material arqueológico pertinente se amplió pa:ra incluir entre lo que supuestamente quería hacer y lo que en reali-
un Campo potencialmente rico: la relación hombre-medio dad se hacía. Con la implantación del neoevolucionismo,
ambiente; Clark, Zeuner y el resto de la escuela ambientalis- estaba planteada la posibilidad del regreso a la ciencia; no
ta iri.virtieron gran cantidad de tiempo y trabajo en tratar obstan te los arqueólogos seguían, en su práctica, en el para-
de fr1strurnentar este nuevo paradigma. Sin embargo, mu- digma anterior.
chos de los resultados seguían siendo historias culturales, Cuando las discusiones interparadigmáticas entre evolu-
aunque ahora de orden muy general, y orientadas a la deli- cionistas y estructuralistas estaban en su apogeo y varias
mitación de grandes estadios. alternativas se abrían, los arqueólogos apenas empezaban a
A partir de las dificultades de instrumentación, y de que registrar el funcionalismo; Taylor (1948) fue un puente con
no se considerara indispensable la comprobación corno par- lo que sucedía en el campo mayor; su trabajo, dura crítica
te del método científico, muchas de las hipótesis propuestas a la arqueología americana, señalaba con espectacular pre-
no fueron sometidas a prueba; la muerte de Childe dejó sin cisión la crisis en la que ésta se encontraba, su disparidad
dirección a la escuela inglesa, que aunque había llegado a entre "dichos" y "hechos" que aunque no era notoria para

32 33
,---, r--r· cc·-,i__;r-·--;..\'\ji--'"\ .,-,~·· "·] r~ l:.:J ___} - ~
[=:J C=:J C:=J c=J C::J CJ e:_] L__ _ J: •. ,__.L...c> -~) L.,,..~~ ~\, ,...___._., ...,. - . {----'\

los arqueólogos ¡ya lo había sido parÜ antropólogos cul- se obtienÜs una descripción estática~: :~~;~~~o!; in~
.. se
turales! (como Steward o White). Su enfoque "Q.QJJÜUlt_i.yg" tenta "recuperar al grupo detrás del artefacto" y lo que· se
resultó demasiado complejo para los arqueólogos particula- logra son descripciones de cerámica, lítica, arqujtectura·(y
ristas, que no lo consideraron viable. si lo hubo) hierro y bronce. Se insiste en una "preocupa-
Fue Sólo a fines de los años cincuentas que la arqueolo- ción por el paleoambiente", pero la torna sistem_ática ,de
gía americana reconoció su crisis y empezó su proceso de muestras de materiales no-culturales sigue sin ser una prác-
"investigación extraordinaria", produciendo diferentes al- tica generalizada.
ternativas, como la "arqueología de asentamientos" (Willey, En fin: la arqueología tradicional se constituyó en una
Ford, Trigger, Chang), "la arqueología de integración cultu- entidad a tal grado heterogénea que es difícil entender como
ral" (Willey y Phillips, 19 59), y la corriente que eventual- es que el reconocimiento de la crisis pudo postergarse du-
mente parece haber dominado el rriedio, la "nueva arqueo- í rante tanto tiempo; sugerimos que esto fue posible median-
log{a",1 propuesta básicamei1te por Binford (1962', 1-965, f te ciertos recursos que trataremos adelante (Cap. VI).
l 968a). ·· '
Antes de seguir adelante conviene aislar algunos de los t.·.

elementos comunes al desarrollo .hasta ahora expuestos: i 4. La arqueología nacional: crecimiento por agregación
1o. El "retraso paradigmático" en relación· ala antropolo- ¡l
gía, ha sido uno de los principales motores del desaffo.Ifo de En Méxic_o,Ja liga entre antropología y_ arqµ_eoJogí~_se dio
la arqueología al_ 9casionar Una disparidad entre objetivos y con~G~mio__y_la. t',sc:;uela Int~rD_~cionaLde _A.r_q1u~Q.logía. Ya
métodos (Leone, 1972, p." 16). 2o. PreóClipadá.por pro"hle- Batres había definido lo qu.e sería la rut:a de compromiso-con
mas de articulación de sus primeros dos paradigmas, por un el Estado y sus requerimientos ideológicos. Estos factores
lado, aislada de las discusiones teóricas y que eran mal vistas, serían de vital importancia en su posterior desarrollo.
por el otro, la arqueología alcanzaba a captar únicamente Uno de .los fundadores de la Escuela Internacional de
la retórica de las polémicas queincorporaba aunque su prác- Antropología fue Boas; no es difícil imaginar, por lo tanto,
tica real no se modificara; la preocupación ·generada por que la enseñanza impartida en ella sería particularista' his-
problemas que venían de su raíz particularista hizo que tórica. Las primeras generaciones de egresados -cuyo papel
nuevos intentos de paradigmas, como el británico, le "qüe- como formadores de otras generaciones fue a su vez defini-
daran grandes" al resto de la disciplina, que con sus técnicas tivo- quedaban claramente inscritas en este paradigma. La
rudimentarias tenía suficiente para construir ws ''historias arqueología tomaba, en consecuencia, su papel de provee-
culturales". ·· dora de secuencias y líneas de influencia y difusión.
El resultado fue lo que hen1os llamad o "tonglbmerado Por otro lado, como ha sido señalado por varios autores
de protoparadigmas de la arqueología tradicioríal ", en que (Matos, 1972: Litvak, 1975; Bon fil et al., 1969), la arqueolo-
conviven intelitos dispares, abortivos, de varios paradigmas. gía de Gamio respondía a la necesidad de afinnar la ·ideo-
que quedaron incompletos, y que crecían aglutinándose en logía de la Revolución Mexicana, y al mismo tiempo al in-
su retórica, sin reconocer su divergencia ni su estado critico; tento (iniciado desde el Porfiriato), de dar justificación
se busca "entender el cambio cultural" y en realidad lo que histórica a una naciente burguesía nacional. Además, se
buscaba una práctica científica ligada al pueblo que lo pa-
El término "nueva arqueología" es poco afortunado; preferiríamos usar trocinaba, y el vínculo fue resuelto mediante dos recursos
un término descriptivo, como "arqueología sistemática", o "arqueoJoo-ía
deductiva procesual"; también se ha propuesto el de "arqueología ex;Ií. oásicos: la reconstrucción monumental y los museos de his-
citamente científica", pero creemos que da lugar a discusiones inútiles. toria cultural (Cervantes, 1976).

35
c=J LJ [ _ _j CJ c=J c=i CJ ,---- J L:J t=J L~ C=:J r-1 ... - ] ,-, •
~_J - - ,_ __¡ - O] _ _J

La preocupación por crear un senÜiento de unidad na- DurÜ los cincuentas el choque entre la escuela ingle-
cional fué tema central del paradigma que durante un tiempo . sa y la versión mexicana del particularismo histórico quedó
unió a la (entonces integrada) antropología mexicana. Den- ·enunciado en forma violenta -y así ha seguido-. Armados
tro de este esquema, la arqueología y el indigenismo tuvie- · del refinamiento excavatorio europeo, y de modelos teóri-
ron un papel importantísimo en "el rescate del indio"; ha- cos reales, el enfrentamiento entre los childeanos y los "pi-
bía que "incoi-porar" pero sin hacer desaparecer. ramidiotas" (como fueron bautizados los seguidores de la
Los etnólogos no tardaron mucho tiempo en apreciar escuela mexicana) era desproporcionado; las agrias polémi-
los problemas e implicaciones políticas de su actividad, y cas sólo lograron partir en términos personales el medio, y
pronto la subdiciplina entró en una crisis que se resolvería señalar la incongruencia entre una y otra forma de ver la
parcialmente en el momento en que el grupo disidente, arqueología. A partir de las dificultades que implicaba el
armado de una concepción teórica y política distinta, cons- llegar a un acuerdo, las escuelas resultantes ya no se toma-
tituye la especialidad de antropología social. La situación ron el trabajo de discutir sus diferencias, a no ser mediante
era un reflejo, aunque tardío, de las polémicas que se soste- recursos indirectos y poco profesionales. Lo que ni unos ni
nían en Inglaterra; en no mucho tiempo, sin embargo, se otros v~íª[l__era _quec.las cuestiones de técnTCa -que. erall1a
presentaría una nueva crisis en fa misma antropología social, r~~íi d-eJas discusiones=-, no_ podían resolverse sin aclarar las
ahora respondiendo a los debates sobre la pertinencia del __de-teor-fa: era_evidente-que, para sus fines, a la ·escuela me-
materialismo histórico como paradigma.· ~icana le rescltaba excesivo el cÜíéiado~-y-cleTalle-ae la ·escu~-
Mientras todo esto sucedía, la arqueología mexicana Ja inglesa.-
permanecía relativamente inalterada -lo que refleja que des- La coexistencia se solucionó, dentro del paradigma glo-
de muy temprano la "unidad de la antropología" puede bal de la arqueología mexicana, concediendo que, en efecto,
bien ser más artificio retórico que realidad-. El compromi- tanto el purismo técnico y aQalítico como los estudios de
so con el Estado derivó hacia la constrncción de escenogra- paleoambiente, estaban "muy bien para cuevas y depósitos
fías para atraer al turismo, alternativa para el "desarrollo" precerámicos", pero sobraban para otros periodos, en los
sostenida por los últimos regímenes. La calidad de las "res- cuales el "arqueólogo hombre-orquesta", al mando de una
tauraciones" no siempre fue satisfactoria, y en repetidas cuadrilla de peones, seguía siendo más que suficiente. 1 Lo
ocasiones México violó acuerdos intemádonales en materia que pudo haber sido un momento de cambio en la arqueo-
de .restauración a los que estaba adscrito (Molina, 197 5; logía mexicana se diluyó mediante una ásimilación "por
Litvak, 197 5). · ·· pegaste", de algunos elementos teóricos childeanos que fue-
La falta de comünicación (¿indÍferencia?) de la arqueo- ron incorporados a la retórica de la arqueología tradicional,
logía nacional no· se limitaba al ámbito antropológico me- sobre todo en prólogos, introducciones y libros de divulga-
xicano, extendiéndose al mundial. Mientras que en la antro- ción.
pología americana, por ejemplo, ya desde los treintas el Cuando por fin, a principios de los setentas, la especia-
particularismo histórico era cuestionado y pasaba a ser visto lidad de arqueología de la E.N.A.H., se abre a los debates,
con sospechas, las polémicas entre los particularistas y White que eran ya viejos en antropología social, que cuestionaban
no parecen haber sido registradas por los arqueólogos del a la disciplina global desde sus cimientos, (ya no sólo en tér-
país. Incluso los desarrollos neoevolucionistas ingleses tar- minos metodológicos, sino políticos), el resto de la profesión
daron más de quince años en dejarse sentir; sólo a final de por primera vez declara que la arqueología mexicana, y en
los cuarentas los trabajos de Childe y los a:mbientalistas
logran algún impacto. Litvak, 1976.

36 37
e_-1 CJ c=i c=i [::=J c=i CJ ~ [::=J o::J .,, L- ! CJ ::=J ~ =:=J ~__J =J
especial la Escuela Nacional, debz'a Q estar en cns1s. La gía de iQración d~ Willey y Phillips o la de asenta~ientos,
entrada del materialismo histórico en los programas de estu- de Trigger, Chang, etc., son registradas con alguna intensi-
iliofue la puntilla a laidea de que todos estábamos de acuer- dad en México hasta la mitad de los sesentas, y de nuevo,
do sobre qué era la arqueología y qué era lo que buscaba, casi exclusivamente en la Escuela Nacional de Antropología,
preguntas que ya no podía asumirse tenían respuestas úni- ya que el resto de la profesión seguía más o menos indife-
cas y autoevidentes. rente. La "nueva arqueología" binfordiana, o la "arqueolo-
gía analítica" de Clarke lograron algún impacto sólo en
--- Sugeriríamos que cuando menos desde la segunda mitad
de l.Q~.~esentas,
-·-----·· ···-···
sin reconocerlo púbJic.amente la arque.olo-
gía mexicana empezó su proceso de c.onYersión de "ciencia
-.
los setentas. Es bastante sintomático que no fuese sino hasta
1972 que se instituyó una clase sobre teoría arqueológica
n.oiiíi~i·;::_ª~-~'..C.1encia e~traordinaria;;; el profündo malest~r contemporánea. La escuela misma reflejaba -y refleja- en
e insatisfacción de los investigadores ha llevado a reconocer sus curricula el "cretimiento por agregación" que ha c_arac-
esta crisis ya no sólo en los centros de docencia, sino tam- terizado el desarrollo de la arqueología tradicional.
bién de trabajo, en donde por primera vez en su historia ¿Cuáles son las causas de que la crisis no se sintiera has-
como antropología oficial, casi todas las subdiciplinas tratan ta ahora? Además de las que señalaremos en forma global
de explicar la crisis y proponen soluciones y alternativas; s.e para la arqueología en el capítulo 6, hay otras que pueden
señalan, asifoismo, problemas básicos de estructura institu- ser importantes y quiza más específicas para la arqueología
cional que generan incongruencias entre objetivos y logros, mexicana. Nos parece que una de las centrales es la deriva-
y que adquieren entonces el papel que monopolizaran antes ción de los niveles de discusión profesionales a ámbitos de
las quejas sobre el presupuesto. orden personal, derivación muy viable al no haber medios
La supuesta compatibilidad y congruencia que había eficaces de polémica (revistas especializadas, foros de dis-
entre las tendencias resulta ser, en nuestra opinión, ficticia; cusión, etc). Las formas indirectas de crítica y comentario
la agregación ha sido de orden cosmético y retórico; de otra (que pueden también relacionarse a que el medio aún no es
forma, la crisis que ahora se reconoce hubiera sido notoria numeroso por lo que se da un efecto de "pueblo pequeño")
cuando menos desde los cincuentas. corroen desde los cincuentas la profesión, a un grado tal
Enfrentados al fracaso. los seguidores de las nuevas ideas que muchas veces se opta por la indiferencia; los congresos
tomaron lo que sería a partir de entonces el mecanismo idó- y reuniones similares pueden presentar aquí una esperanza,
neo de cambio: La Escuela Nacional de Antropología e His- pero al parecer están destinados por las características del
toria, donde los estudiantes no comprometidos aún con el fom1ato a seguir siendo vehículos rituales y de sociabiliza-
paradigma tradicional pudieran ser más receptivos. ción.
Si la arqueología en general muestra un retraso paradig- Un obstáculo adicional y más difícil de superar que el
mático en relación a la antropología, en l\féxico este retraso anterior es que, cuando se han dado, las polém~~_ x_efl_f.üm
es doble. Ya qi¡e la teoría es vista con malos ojos, no fue precisamente pugJl!l$.jnterp.aradigmátié~-que._cada...par­
difícil ignorar las proposiciones de Taylor sobre todo cuan- t!_c:;_ipante _ªrgumenta de§de su_ paradigma, éon los consecuen-
do la crítica a la arqueología americana era, por extensión, tes pr9_j).l~mas. de traducción. que reviste el discutir desde
aplicable a la escuela mexicana. Las discusiones tipológicas dos puntos de vista tangenciales; y por ello (y por la condi-
que ocuparon gran parte de los años cincuentas en Estados ción anotada arriba), la discusión pública generalmente se
Unidos y Francia, en México se dejan sentir sólo en los sesen- reduce a "argumentación por calificativo", en que las ver-
tas tempranos. Las alternativas a la crisis de la arqueología d~Q.-~u~to~~'...i.d.entes __de___cada..tendencia ..nunc_a__s_9_n_puesf~s-·
americana, de fines de los cincuentas, como la arqueolo- e}_}j_1.J.~g9; que dan así imposibilitadas .refutaciones. o.. contr.as-

38 39
L __ J

o o
---cla_pe.argumentos-reales,
tafi-9_T1_~s .. __ lógico muchos
_de_ orden
_,,,
o teórico
... ---·
. -·-
g~ral;
ante la ausen-
---,,_-.---
investigadores han optado
objetivos están claramente i"nscritos en un marco particula-
rista al que se han "agregado" el~entos de_de.s..crip_citn1_~i:i
por mantenerse aparte. El resultado de todos estos proble- términos evolutivos. Salvo por el tercero, meta de los ar-
mas es una arqueología mexicana sin coherencia ni cohe- queólogos tradicionales más brillantes que llegaron incluso
sión ·internas que crece por agregación retórica, y que con a proponer hipótesis específicas, no son sino de nuevo las
quince años de retraso empieza a admitir que está en crisis tareas que el particularismo histórico asignó a la arqueolo-
al reconocer algunas de las anomalías que caracterizan su gía desde principios de siglo.
práctica tradicional. Se ha mostrado que estos objetivos no pueden cumplir-
se mediante los métodos tradicionales (Binford, ibid.); sin
entrar en los detalles de la argumentación, que es más o
5. Las anomalías de la investigación tradicional menos conocida, sí conviene apuntar las razones del fra-
caso.
En la articuiación de· 1os protoparadigmas que forman la La ''.i::~_c!:m~trus;~ión de formas de vicj.a" s~r~a un primer
arqueología tradicional, se han hecho aparentes anomalías n!_vel_~~Játi<;.9 d~ his_tQfia cultural, un poco el equivalente
en todos los órdenes. Algunas son teór.i._~as_,_en. __QJHLuiCL.a...Q.P- a~quesilógi~o_Q.eJa_s ''_et.I1ografías~' partictll§:EisJ~_~; los arqueó-
je.üyos.y_métodos, otras resultaron de intentos de instru- logos reconocieron desde hace mucho que había que recu-
mentar algunos supuestos básicos, etc. Podemos ilustrar este . rrir "a la imaginación razonable" y a la analogía etnográfi-
punto ofreciendo algunos ejemplos. ca para darle algún colorido a las aburridas descripciones 1
:
Tal vez el área más evidente de anomalías la constituye de materiales ("rojo sobre negro, borde evertido, acanala-
la incapacidad de la arqueología tradicional para lograr sus d,ura, doble alfarda, etc."). De hecho, nosotros sostendría-
objetivos, incapacidad que ya señalaba Taylor (1948), reto- mos que la "imaginación razonable" no es sino una nueva
mada luego por Willey y Phillips ( 19 5 8) y puntualizada y analogía etnográfica, esta vez hacia nuestra cultura y al pre-
explicada por Binford (l 968a). Este último ·ha analizado sente. Por otro lado, esta analogía es citada como único
los objetivos más frecuentemente citados como pertinentes recurso para recuperar la "cultura-no-material", "que no
para la arqueología: 1o. La reconstrucción de fa historia queda representada en el material arqueológico". Así, ante
cuJtural; 2o. La reconstrucción de las.formas·de vida·' 3o. un material estático, el arqueólogo reconoce que para so-
-
. .. . ....
.

J.,a qelimitadón de procesos de cambió ·cultural (Binford, brepasar su descripción y "dar vida':' a los materiales, no
l 968a, pp. 79-89). 1 . tienen más que recurrir a analogías etnográficas, que claro,
Nosotros sugeriríamos que eh realidad, salvo el tercer "deben cumplir ciertos requisitos". Se ha señalado que si
objetivo -Y eso sólo a partir de los últimos quil1ce años- todo lo que podemos decir sobre el pasado no es sino un
los demás son versiones del mismo tema, que sería la cons- transplante por analogía etnográfica de lo que sabemos so-
trucción de la historia cultural, ya sea de culturas específi- bre el presente, no tiene mucho sentido invertir en hacer
cas (''reconstrucción de formas de vida:"), áreas culturales arqueología. Aún más, se corre el riesgo de afirmar que te-
("historias de áreas culturales") o bien de la humanidad nemos documentadas, ya sea etnohistórica o etnológica-
(delimitación de grandes estadios evolutivos). Estos tres mente, todas las formas de adaptación posibles, y es alta la
probabilidad de que hayan existido formas que hoy no estén
Además de estas metas científicas, la· arqueología mexicana, como vere- ejemplificadas. Mediante el mecanismo tradicional no sólo
mos más tarde, tiene metas legales qu_e apuntan, en su cumplimiento limi- limitarnos nuestras posibilidades de aportación, sino que
tado, otro tipo de anomalías. Pero reduzcamos por el momento la discu-
sión a las metas científicas. · impedirnos acceso a estas formas de adaptación al interpre-

40 41
L_J L_j c=J•-.. C==:J 1 l c:::==i .. -]

tarlas "a priori" con base en ejemplos conocidos y sin prue-


o
· es lograr "generalizaciones empíricas" que son autoeviden-
ba (Binford, op. cit. 86). tes en cuanto se ha logrado reunir un suficiente número de
Un problema adicional de las analogías es que son "ar..: casos específicos.
gurnentos por transducción", en los que las premisas y las ¿Pero cuántos casos son necesarios? Como Darwin de-
conclusiones tienen el mismo grado ele generalidad. Por esta mostró, clasificar -lo que hizo Linneo- no es necesaria-
razón, no presentan avance corno mecanismo para producir mente explicar; y explicar no depende del número de casos
generalizaciones. específicos, sino de probar hipótesis (Binford, 1968 pp.
La historia cultural, vista ahora corno secut'.'.!l:~i-ª' no es 87-88), como veremos más adelante.
sin o eiacon'füdar_,_,ciilturas arq ueológicás;; erí forma talque Pocos de los arqueólogos tradicionales llegaron a propo-
pocl__aJ.:I:lÓS revefar _?.1}_f~~}(l<;ion€s ei1.Üna--fO_una~pJ~c_Í~bid); ner hipótesis sobre procesos; prácticamente ninguno las so-
esto irnplíca-por un lado ordenar cronológicamente los lis- metió a prneba. De esta forma, muchos de los recuentos
tadqs de rasgos, las "culturas arqueológicas'', y -por otro · neoevolucionistas no son sino "clasificaciones de alto nivel".
delimitar sus. conexiones, ya sea porque unas hayan dado En los casos más frecuentes, se nos presentan grandes perio-
lugar a otras, sean influenciadas por otras o simplemente dos o etapas "como si fueran transparericias" (ahora el Pre-
no hayan tenido contacto. La afinidad se agrupa mediante clásico; ahora el Clásico; ahora el Postclásico, o cualesquiera
conceptos como "fase y periodo" (afinidad temporal) y que sean los términos usados), en donde el paso de una a
"área cultural" (afinidad espacial). Cada nuevo complejo otra imagen simplemente es "interpretado" diciendo que la
encontrado por los arqueólogos debe ser desglosado en ras- "cultura se hizo más compleja" entre un periodo y otro, o
gos, listado y luego comparado eón otros para su ubicación que "se sigue desarrollando 'X' elemento" ("aunque a veces
en el armazón así construído. El problema radica aquí en haya momentos de 'estancamiento', 'colapso' o 'declina-
que para llevar a cabo este objetivo, hay que poder distin- miento culrnral").
guir entre "rasgos compartidos" (por contacto) y "rasgos Pero las anomalías no se reducen a la escala de objetivos
independientemente derivados" (por invención paralela); la generales de la disciplina; como señalamos antes, muchas
~ vieja e imposible distinción, como lo han reconocido los ar- veces resultan de intentos de instrumentar un paradigma,
queólogos tradicionales, aun con ciertos refinamientos re- para poder articularlo a la realidad.
cientes, no tiene mucho porvenir ya que de cualquier for- Un buen ejemplo es el desarrollo de las técnicas de fe-
ma las similitudes se toman casi siempre como indicativas chamiento absoluto que significaban un avance en la articu-
de "ideas compartidas". Esta dificultad es vieja, y fue lación del paradigma tradicional y sus preocupaciones cro-
una de las causas que condujeron al abandono del difusio- nológicas. Antes de su desarrollo, la "cronología" se obtenía
nismo. Aun si mostrar.amos "influencias" o "conexiones" a partir de observar las posiciones relativas en un perfil estra-
no sabríamos porqué es que estos fenómenos suceden. tigráfico. o bien de la seriación de rasgos fornrnl-estilísticos
Precisamente a partir de Willey y Phillips se retomó el y muchas wces de una combinación de ambos principios.
énfasis en resolver preguntas del tipo "por qué", que impli- Pero como era difícil que en un mismo sitio apareciera la
can problemas explicativos. Pero estos mismos autores han secuencia rotal, las "cronologías" se arnrnban combinando
reconocido la dificultad de lograr generalizaciones, ya que y superponiendo secuencias parciales que compatieran mo-
hay obstáculos como: el material arqueológico "es incom- mentos ';temporales" comunes. Se podía entonces asignar
pleto" o nos falta todavía estudiar más casos particulares cronológicamente cualquier artefacto mediante sus carac-
antes de generalizar. Como veremos más tarde el error aquí terísticas formal-estilísticas, simplemente comparándolo
es de metodología: se piensa que el objetivo de la ciencia con conjuntos similares ya "fechados". De cualquier forn1a,

42 43
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el procedimiento era complejo y poco exacto, por lo que cían juntos en un mismo sitio en proporciones similares, o
· las técnicas de fechamiento absoluto fueron bienvenidas. .bien se encontraba "tipos-diagnósticos" parecidos a distan-
Sin embargo, mediante el fechamiento absoluto se vio cias que impedían hablar de difusión. Para poder superar
que "artefactos similares" no necesariamente significan estos obstáculos, se enfatizó la necesidad de aumentar la
"temporalidades similares"; pronto muchos de los artefac- precisión descriptiva, estandarizar los atributos considera-
tos asignados con b,ase en las secuencias de sitios lejanos dos, y aún más importante, abandonar la idea de que era
ofrecieron fechas diferentes; podía observarse una grada- ·posible asignar una cultura a tipos-diagnósticos aislados.
ción de fechas entre los centros productores de los artefac- Los franceses, y en especial Bordes, insatisfecho por los sis-
tos y las regiones receptoras de los mismos. Este efecto es temas clasificatorios del momento, propusieron un nuevo
de esperarse en situaciones preindustriales en que no hay procedimiento, en el que además ya no eran instrumentos
transportes muy rápidos y en las que además influyen las solos sino combinaciones de ellos en proporciones especí-
características del sistema de intercambio, pudiendo resul- ficas, lo que nos podía pennitir reconocer "grupos", "et-
tar en ritmos diferentes de adopción o transmisión de "ras- nias" y "culturas". 1vfediante este avance se hicieron nuevos
gos". Se ha llamado a este· Jenómeno "el efecto Doppler estudios de distribución en especial para el Musteriense y
arqueológico" (Deetz y Edwin, 1965). 2 · lo que se observó no correspondía a lo esperado por el para-
Existen otros casos en que el incremento en la preci- digma: había casos en los que "conjuntos", assemblages,
sión de un determinado procedimiento aporta resultados mucho muy próximos no mostraban "contactos", o que
completamente inesperados o en franca oposición al para- conjuntos muy distantes fueran parecidos. Se empezó a
digma, señalando anomalías. Por ejemplo, durante mucho sospechar, por lo tanto, que los "conjuntos" no tenían un
tiempo se pensó que era posible identificar "culturas" espe- significado unívoco-étnico, y que era necesario explicar de
cíficas mediante sus "artefactos diagnósticos" (también lla- alguna otra forma las distribuciones observadas (Binford,
mados "tipos-diagnósticos"). Los tipos-diagnósticos se lo- S., 1968; Sackett, 1968; Binford, 1972, 1973).
graban comparando listas de rasgos y atributos de varios · Una vez más, sólo ~l refinamiento técnico pudo hacer
sitios, y seleccionando aquellos que se presentaban en forma notorio que algo fallaba en el modelo interpretativo. En
exclusiva en cada-uno de ellos~ Otro mecanismo era cuanti- nuestro ejemplo para el Musteriense, mediante el uso de
ficar los artefactos de una cultura y ver cuáles eran los "ti- técnicas de análisis de variables múltiples, se ha llegado a
pos'' más frecuentes. Por supuesto, en ambos procedimien- proponer que los "conjuntos" no necesariamente tienen sig-
tos se llegaba a "tipos~diagnósticos" sin- importar que la nificado étnico sino que bien podían corresponder a "juegos
muestra fuera un pozo, dos calas; o un sitio entero. Median- de herramientas" relacionados a ciertas actividades, lo que
te este procedimientó fueron establecidas durante la primera hace comprensible su distribución. Un efecto lateral aún
mitad del siglo numerosas "culturas", sobre todo para el más importante es que posiblemente el fenómeno mismo
Precerámico. de las etnias no aparece aún en el Musteriense (Binford,
Los problemas no tardaron en aparecer. Casi cualquier 1973 }. De esta forma, no sólo quedó en evidencia una cla-
nueva excavación aportaba otras tantas "culturas" a partir sificación, sino los principios interpretativos a priori y las
de "tipos-diagnósticos"; pero, a medida que avanzaban las analogías sin prueba: ya fuera en instrumentos aislados o
investigaciones, muchos de los "tipos-diagnósticos" apare- en conjuntos, se quería reducir la explicación de la varia-
bilidad a "etnias". 3
2 Una forma de superar este problema en diseños de investigación que inten- 3 Los detalles de esta apasionante polémica los encontrará el lector en Bin-
tan obtener cronologías puede consultarse en Gándara, 197 5. ford, 1972a, 1973; en este último se incluye una refutación de los contra-

44 45

's#bn+- &k12l44 e
Creemos que estos ejemplos pued)ser suficientes. In- ble en <Jaterial arqueológico ya que hay eiementos como
cluiremos más tarde otros sobre subp~ádigmas específicos, la religión, la organización social, la política, etc., que "no
cuando tratemos el caso de las hipótesis. 4 dejan rastros", por ser la parte "no-material" de la cultura.
Esto ha llevado a proponer que nuestrn_discjplina debería
limitarse a ~LJJJ1<Lhistoria d~Ja. tecnología. -- --·- ·--·---- ..
6. Recursos de investigación.extraordinaria En combinación, el resultacÍ·o-es.que .el material arqueo-
lógico es considerado incompleto y por lo tanto no se ga-
Es nuestra opinión que la arqueología tradicional, sin ha- rantiza que las generalizaciones que se hagan sean ciertas;
bérselo propuesto, introdujo como parte de su conglome- por esta razón, es mejor no intentarlas y conformarnos con
rado de protoparadigmas dispositivos que han impedido su una descripción de lo que "sí pod~m.o..s._obser:var-~.
desarrollo y que explicarían por qué no se reconoció su cri- 2) "Ciencia" al gusto del cliente. Desde siempre, la ar-
sis desde temprano. Mientras que se han señalado algunos queología se ha considerado a sí misma científica, no sólo
de los factores que han promovido .el cambio paradigmático porque se toma muchas molestias de detalle en el registro,
en la arqueología (Leone, 1972), hasta donde sabemos no y n;qirr~_a mer:iud() a l<!-s.ciencias naturales para pedir apo-
se ha intentado explicar las razones por las que el cambio ha yo, sino porque se intenta -a~n_g_l:le___ nq_s_e_.logra, porque.el
sido tan lento e incompleto. mate1}.gl es incompleto- hac_~i:_generalizaciones empíricas;
Queremos proponer aquí tres mecanismos de "absor- éstas se lograrán juntando el número-de casos individuales
ción" de anomalías que inadvertidamente han funcionado necesarios. la evaluación de la investigación, por otro lado,
en la arqueología tradicional retrasando el reconocimiento debe hacerse por referencia a la solvencia profesional del
de la crisis; los dos primeros, que trataremos en seguida, son investigador que propone una "interpretación" (Thompson,
elementos del paradigma tradicional que han sido señalados R., 1956).
anteriormente aunque sin exponer su relevancia como fre- Estos dos recursos, el de "incompJetud~_ deLrnaterial
·:f nos del cambio paradigmático; el tercero es de orden polí- a_!'.9.~leológico y la "reducción" del método científico, están
. ¡ claramente relacionados. ¿Cómo es que funcionan para en-
tico y será tratado en la sección III:
1) El material arqueológico como "incompleto". Es fre- torpecer el crecimiento de la disciplina? Por dos mecanis-
cuente en la arqueología tradicional oír disculpas para no mos: cada vez que surge una anomalía que viola las expec-
ofrecer explicaciones; se argumenta, la mayoría de las veces, !§c.~tQJ}.eS __del paradigma, podernos recurrir a "incorporar" la
que el material arqueológico "es incompleto"; ya sea por- pJ10malia diciendo que lo que sucede es que hace falta ma-
que muchos materiales son perecederos o porque los depó- íerial: o bien,. ante la "inc_()_!Tlple~ud" d~_l _m~terial, es impo-
sitos pueden haber sufrido alteraciones, se dice que lo que sihle.. -hace.r.-ex plicaciones, lo,qve_p_os_ lle_va al segundo .meca-
el arqueólogo observa no es sino una pequeña fracción, in- nismo.~ todas las ciencias parten de un método único, el
suficiente, de la "cultura". cual tiene como pasó fundamental el que ru.Le.s.tr.Q~. ~0.plica­
Por otro lado, esta "cultura" no es totalmente observa- ciones sean llevadas_a_pruepa, "contrastadas" contra Ía~e-a-·
~~-Es- únicamente mediante la confra~iiación cie hipÓt~~is
que podemos sab~.r si nuestros modelos de la realidad son
argumentos de los tradicionalistas, en un intento claro·de "ciencia extraor- c:_i~_rto.s; sin la contrastación ci'e -·hipófesís~--fos erro-res que
dinaria". · . pudieran tener no son jamás puestos en evidencia.
4 El lector interesado en conocer más afondo la crítica ~·la arqueología tra-
dicional, y sus supuestos básicos, puede referirse a Binford, 1968a, 1971 · La arqueología ha procedido no como ciencia, sino co-
como punto de partida. mo entidad sui-géneris: en primer lugar, es una ciencia y

46 47
habla al mismo tiempo_ ge_entidadesCo.,.materiales"; por terpretacC~}. Es curioso como se utiliza el mismo término
definición, las ciéricias estudian realidade_s obse.rvables; si que usan los pianistas del romanticismo para referirse a la
de entrada consld~ramos partes de. la cultura como "irrecu- ejecución de una obra determinada, como en este caso, los
perab~es" estamos tomando un punto de vista idealista en arqueólogos "interpretan" muy a su manera y no puede
sentido filosófico, y por lo tanto, negándonos cualquier dudarse de estas "interpretaciones", al ser algo mJJy perso-
posibilidad realmente científica. Por otro lado, l~_ intención nal que por supuesto no requiere de un apoyo preciso sino
de las ciencias es explicar la realidad para modificarla,_.rio de un "manejo hábil de los materiales", que sólo se obtie-
para intentar gerteral_iza~iones empíricas. Las explicaciones ne con la experiencia.
no son producto de la casualidad o del número de casos es- La ventaja de adoptar una concepción realmente cien-
pecíficos estudiados, sino de la contrastación de hipótesis tffica es que en el manejo de las hipótesis podremos medir
(Hempel, 1966), cosa que no se hace con regularidad en la la cor1gruencia entre nuestro paradigma y la realidad; tam-
arqueología tradicional. . bién podremos aspirar a hacer ciencia todos si procedemos
"La característica más importante de un.a hipótesis es de acuerdo al método científico, somo rigurosos, conoce-
que no es sir10 üna l.dea a prneba ... [Y) ... que, hasta_no ser mos teoría y materiales, y por supuesto, tenemos un I.Q.
probada, no' d~bería _.ser confundida con una-ley_... La difi- cuando menos normal. Esto es una ventaja, ya que así las
cultad de probadas hipótesis en las ciencias sociales ha con- "interpretaciones" no son exclusivas de los "genios" que
ducido a ~na abreviación del método científico en que este pueden "integrar", o bien de afortunados investigadores
paso simplemente se omite. Hipótesis plausibles son dadas que gozan de dotes extrasensoriales. En el peor de los casos
como hechos sin mayor adición" (Wilson, 19 52, pp. 26-7). la adopción del método científico, si bien no garantiza por
Se ha pretendido que las ciencias sociales son metodo- sí misma que su uso será adecuado, sí abre la posibilidad a
lógicamente distintas a las ciencias naturales y que no es cualquiera que quiera aprenderlo y ofrece una esperanza
tan necesario en ellas probar las hipótesis, o bien es muy para superar las deficiencias de la arqueología tradicional,
difícil, o no resultaría ético. De nuevo, lo que estas argu- como veremos enseguida.
mentaciones indican es que se tienen un concepto muy es-
pecial de lo que es la investigación científica. 7. Las limitaciones de la arqueología tradicional: su carácter
Recordará el lector qué una condición para poder detec- inductivo; su carácter normativo
tar anomalías era, de acuerdo a Kuhn (1970, p. 65), el saber
con precisión qué debe esp_erarse de la n~alidad al operar el La arqueología tradicional comparte, junto con otras cien-
paradigma.· Al silprimir el paso de ia comp.rübación de las cias sociales, el modelo abreviado de la actividad cien tífica
hipótesis, la arqueología, automáticamente, anula. esta posi- que hemos empezado a analizar en el capítulo anterior, las
bilidad. · · · limitaciones de este modelo son pertinentes a su fracaso
·De hecho, lo que sucede es qué la arqueología tradicio- para lograr explicaciones, esta característica, junto con la
nal se ha inventado un modelo de la cien.cía que no se pare- que trataremos en el capítulo siguiente, son las que nos sir-
ce rnucho a lo que los científicos hacen. En México, por ven para definir a la argQ~9_1_qgía tradicional comQ.1lna .s.ola
ejemplo, hasta hace poco tiempo no se hablaba de "expli- ent_idad_compuesta por protoparad-igmas-cústintos.
cación" como meta de la ciencia sino de "interpretación". De acuerdo a este..iñodeio, para lograr u~a generaliza-
La interpretación era producto del ingenio, la experiencia, ción es necesario cumplir los siguientes pasos:
la imaginación y otras caracterfaticas que "no todos tie- 1) Observación y registro dE; todos los datos; 2) análisis
nen"; la meta era llegar a "integrar" los datos en una "in- y clasificación de éstos; 3) derivación inductiv~ de generali-

48 49
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rivan de los hechos observados, sino que son creadas para dar
zaciones inductivas a partir de ellos y 4) (que hemos visto
se abrevia en la arqueología tradicional) prueba de las gene- cuenta de ellos. Son conjeturas relativas a las conexiones que se
ralizaciones. pueden establecer entre los fenónemos que se están estudiando,
Esta ha sido llamada "la concepción inductiva estrecha y las uniformidades y regularidades que subyacen a éstos (Hem-
pel, op. cit., pp. 31-4).
de la investigación científica" por uno de los más importan-
tes filósofos neopositivistas, C. Hempel. El ha intentado
demostrar cómo tal concepción no sólo es insostenible (y
que de hecho ninguna investigación ha procedido así) sino La certeza y objetividad del conocimiento científico se
que es impracticable: salvaguarda no tanto por la forma en que se llega a las hipó-
tesis, sino por la manera en que éstas se prueban; es claro
Ni siquiera po~emos dar el primer paso, porque para poder reu- que sin una hipótesis precisa las generalizaciones serían más
nir todos los hechos tendríamos que esperar, por decirlo así, has- bien producto de la casualidad o la suerte que del método,
ta el fin del mundo; y .tampoco podernos reunir todos los hechos lo cual no es muy probable. ,
dados hasta ahora, puesto que estos son infinitos tanto en núme- El carácter inductivo de la arqueología tradicional fue
ro como variedad ( ... ) Pero cabe la posibilidad de que lo que se puesto en evidencia después de la insatisfacción producida
nos exija en la primera fase de la investigación sea reunir todos al no poder lograr los objetivos buscados y darse cuenta al
los hechos relevantes; pero, ¿relevantes con respecto a qué? ... mismo tiempo, que éste no era un problema personal, sino
supongamos que la investigación sé refiere a un problema espe-
metodológico. Si Binford ha hecho contribuciones substan-
cífico: (¿Es que no empezaríamos, en ese caso, haciendo acopio
de todos los hechos -o mejor, de todos los datos disponibles- ciales a la arqueología, el señalar la naturaleza inductiva del
' >
que sean relevantes para ese problema?) Esta noción todavía no paradigma tradicional es sin duda una de las más importan-
está clara ... Semmelweiss [se refiere a un ejemplo incluido en tes (Binford, l 968a, l 968b, l 972a). Como vemos, en el ca-
el texto] intentaba resolverun problema específico, y, sin embar- so de la arqueología se cumple la proposición de Kuhn de
go, en diferentes etapas de su indagación, reunió datos comple- que en tiempos de crisis los científicos buscan apoyo de los
tamente heterogéneos. Y con razón, porque el tipo concreto de filósofos.
datos que haya que reunir no está detenninado por el problema El apoyo en la filosofía de la ciencia nos provee de un
.que se está estudiando, sino por el intento d~ respuesta que se modelo distinto de la actividad científica, ya no orientado
trate de darle en fon.na de conjetura o hipótesis. .. Los hechos o a "generalizaciones empíricas plausibles" sino a explicacio-
hallazgos empíricos, por lo tanto, solo se pueden calificar como
lógicamente relevante o irrelevantes, por referencia a una hipóte-
sis dada ... (Hernpel, 1966, pp. 27-9) (subrayados míos).
-
nes. Podemos ahora caracterizar en forma económica a la
c iencia como orientada a la explicación de la realidad, ex-
plicación indispensable para la modificación de esa realidad.
El método del particularismo histórico partía de que las Al expEcar se intenta mostrar que los casos específicos no
generalizaciones serían factibles únicamente cuando se tu- son sino instancias de leyes generales; es mediante el mane-
vieran todos los casos particulares, así, se tenía la esperanza jo de las condiciones o de los elementos que comprenden
de proceder del total de los particulares a la generalización. las leyes que las modificaciones son posibles; éste es el mode-
Esta era una esperanza predestinada al fracaso ... lo "N-D" de la explicación científica propuesto por Hempel
(1966): "N", por "Nomológico" (generalizante) y "D" por
Ya que no existen reglas de inducción de las que se pueden de- "Deductivo"
·-.-<" .
enfatiz' se el r~-
.L rivar o inferir mecánicamente hipótesis o teorías a partir de los c1ón (contrastación I diante "implicaciones de rue a",
datos empíricos ... Las hipótesis y teorías científicas no se de- deCfi:icl as a partir de una hipótesis. Ñlas ade ante profuñai::
50 51
¡_-_J í-=:J

o
zaremos. so b re e'l y sus consecuencias sobre el diseño de in-
o
La cultura es una construcción mental consistente de ideas ...
vestigació n. 1 En su sentido partitivo, (es) ... Un sistema históricamente de-
Las explicaciones no soñ- producto de la buena suerte rivado de rasgos culturales, ... que tienden a ser compartidos
percepción extrasensorial, años de experiencia (aunque in~ por todos o por individuos especialmente designados de la socie-
dudablemente pueden ayudar), sino de un empleo riguroso dad (Taylor, 1948,pp. 101, 110).
del método científico. Si lo que la arqueología intenta es
superar la descripción y enfrentar la explicación, es induda- ~a cultura consiste de "co~tumbr,~s,:~ 1___gm:~l1d_ida_§_e his-
b~e que tiene que revisar sus cimientos metodológicos. Me- tóricame~te-d-eiiva4as; de ":r:.i_orm?:~ g_~__com_portamiento'',
diante una concepción inductiva estrecha (y reducida) del que reflejan "conjuntos de ideas" (Kroeber y Kluckhohn,
~étodo seguirá habiendo una incongruencia entre sus obje- op. cit.).
tivos y su realidad práctica. ~n. e~~a~__i? e_~s ~o br_e~~i:n.9~j ecu tar pr_op_i_11rn~_n t~ _9_eJex-
minad as actividades, las que diferencían las costumbres de
los grupos (por ejemplo, el que los occidentales tomemos
La arqueología tradicional como arqueología noinática el color negro como señal de luto, mientras que los 01ienta-
les generalmente prefieran el blanco). Estas ideas son trans-
Hemos ejemplificado uno de los procesos que de acuerdo a mitidas entre generaciones, mediante "endoculturamiento"
Kt;h.n acompañan al reconocimiento de una crisis paradig- y entre grupos distintos mediante "difusión y préstamo cul-
matlca que era el recurso a la filosofía (especialmente a la tural". Mientras las ideas fluyan, las culturas que las com-
epistemología); ahora ilustraremos otro, que es el de la re- partan presentarán rasgos parecidos; otras veces, grnpos cer-
visión crítica de los conceptos fundamentales del paradigma. canos no comparten rasgos, porque hay "rechazo$" entre
El concepto de "cultura" es sin duda el central de la las matrices de ideas de cada uno, lo que ocasiona que no
antropología, Y el que permitió inicialmente delimitar un se adopten prácticas comunes. Aberlee -llama a esta concep-
c~mpo_ teórico de estudio. La arqueología se incorp.orÓ a la ción "la visión normativa" y sosfiene que limita la posibili-
disciplina mayor compartiendo este concepto en la versión dad de derivar leyes antropológicas:
que manejaba el particularismo histórico. Con el tiempo la
definición de "cultura" varió reflejando cambios eh los p'ro· ...hay cualidades en las mentes de los hombres -ya sea ten-
toparadigmas ~de la antropología, como puede apreciarse dencias generales a imitar, o actitudes específicas compartidas
por un determinado grupo;,.. que determinan si un rasgo cultural
por la monumental -y cúnfusa- recopilación de Kroeber
disponible será o no tomado en préstamo. Mientras que los con-
Y Kluckh?,h~ (~954}. Como de costumbre, la arqueología tactos son impredecibles [esto es, no son reducibles a leyes que
permanec10 md_1~erente a la:s polémicas en que se empezába los expliquen], las leyes de la sicología podrían dar cuenta de la
a dudar de la utilidad del término, qüé señalabai-i'la relación aceptación o el rechazo. Por lo tanto, las leyes de la cultura son
. que tenía con el particularismo y relativismo y la escuela leyes sicológicas (1960, p. 303).
de "cultura Y p~rsonalidad" (White, 1954; Aberlee, 1960) .
. Incluso en mtentos serios de modificación, como el de Las implicaciones de esta concepción para la arqueolo-
Clulde o el de Taylor, el concepto particularista sigue vi- gía han sido expuestas, para variar, por Binford (1965):
gente:
La concepción normativa deja al arqueólogo en posición de
El ~3odelo es descrito, en detalle en Hempel, 1966, y en cuanto a su apli-
considerarse a sí mismo un historiador cultural, y/o un paleopsi-
cac1011 a la arq ueologrn, en f'ritz y Plog, 1971; Watson, Le Blanc y Red-
man, 1971, presentan un resumen útil. cólogo, para lo que la mayoría de los arqueólogos estamos mal
preparados (op. cit., p. 198).
52
53
CJ CJ CJ CJ CJ CJ CJ CJ 1 1 C:::J CJ CJ CJ ;: :: ==i CJ ==_J =:=]

o
Al ubicar como objeto de estudio de la arqueología las
o .
rasgos, proporc10nar d'ragnoshcos , . y h acer " cronologias
, e
·influencias". Esto es, se ignora -ya que sería superfluo-
ideas de hombres desaparecidos, se inscribe a la disciplina
que haya problemas de muestreo o que los sitios presenten
en una concepción idealista en sentido filosófico, ya que si
diferencias internas que afecten las descripciones. Los si-
no puedo saber a priori lo que piensa mi vecino, menos aún
tios son vistos como "gelatinas" donde cualquier punto es
podré adivinar qué había en el cráneo que ahora excavamos
bueno para obtener "cronologías" y cualquier pozo ("cabi-
(Hill, 1970, p. 22). Los modelos mentalistas de la. cultura·
na de teléfonos") sirve para formular la "tipología" del sitio
limitan la explicación de la variabilidad humana a que los
-Y a veces-, hacerla extensiva a la región. Los problemas
grupos compartan o no ideas; "sin embargo, diferentes ma-
de representatividad no tienen cabidq_ en un esquema que
nifestaciones observadas pueden corresponder a infinidad
parte de suponer que la cultura es "homogénea y comparti-
de ideas, elegir cuál de ellas es en realidad la que dirige la
da", en vez de ser "heterogénea y diferencialmente partici-
conducta es imposible" (Harris, 1974 ).
·¿Cómo es que procede el arqueólogo en relación a este pada" (Binford, 1965; Hill, 1970, p. 54).
En cuanto a J2LO__c.~mi_entos. analític.os, la .. 9.QE.C.~.Q.ción
problema? Ya que no puede observar directamente las cos-
nom1 at~ª_Jle.ne..impo.rtante.s.e.fectos :...para.delimitar las.'.'.ti,,. ..
tumbres que evidenciarían ias ideas características de un
J?.Qloi[ás~:_y_.las ..'.'cronologías'' -se utilizan rudimentarios con-
grupo, intenta abstraerlas del materi~l, primero mediante
un listado de rasgos y luego mediante la determinación de t.e.os ..o_,prop_or.ciones .de tepalcates. en .cada capa, graficados
mediante representaciones porcentuales; los "tipos" apare-
"lo típico" con el concepto de "tipo-diagnóstico".
cen, crecen y decrecen al ser substituidos por otros "tipos
. Mediante el modelo normativo, las diferencias y simili-
tudes que encontremos entre los materiales de sitios distin- característicos" -aquellos que ocupan áreas más grandes
tos se explican en función del flujo de ideas: si los materia- de la gráfica-. Se parte del principio que hemos llamado
"la ley del número igual o proporcionalmente uniforme de
les se parec~n, debe haber habido "influencias", ya sea por
contacto, difusión o invasiones; si no se parecen tal vez es tepalcates", que asume que los grupos producen cantidades
porque hubo obstáculos para la "influencia" o porque sim- comparables de "tipos-diagnósticos", por lo que la ubica-
plemente no se dieron contactos. Si los tnateriales de una ción cronológica de una "capa métrica" es posible viendo
misma secuencia son similares "pertenecen a la misma tra- las proporciones de los "tipos-diagnósticos" presentes. Y
dición estilística" y se asume que están genéticamente rela- este principio es prácticamente el fundamento de toda la
cionados; si entre puntos de la secuencia hay diferencias en historia cultural producida por la arqueología oficial me-
formas y estilos, debe asumirse que el "flujo de ideas" se xicana.
ha suspendido o ha habido intrusión de otro juego de nor-
mas culturales (mediante una conquista, invasión, etcétera).
,Corno resultad~, el método "comparativo" de la arqueo- 8. La resolución de la crisis
logia se reduce ,,a listar rasgos, comparar listas de sitios dis-
tintos Y est~bl_ecer las "influencias" entre listas que presen- Mediante un análisis global de la arqueología mexicana, ya
ten rasgos similares. Los rasgos exclusivos, corno hemos se- sea por sus publicaciones, museos, o programas académicos,
ñalado antes, se consideran corno los "diagnósticos" del es factible mostrar que se rige básica~~!1te.. P_QI_<;i_Q.?J2..I9t9-
grupo o la fase. P~IJHligm.a~, -~m bos d~ _é);ffl..eU.:::frad-iéTonalista (de acuerdo a
iüs elementos que hemos usado aquí para definir la arqueo-
Un resulta~o lateral de este modelo univariable es que,
al ser c?1:1partida y homogénea la cultura, cualquie:i: punto logía tradicional): tlJ21!r_t_ig11larista,.expresado. rn~Q.j.fil1t~...Lª.~
de un sitio es más o menos bueno para obtenerlas listas de historias c.ulturales de la "escuela mexiCana" y el neovolu-
---~ .. '. - • • • • • · • •• 1 ..... ~ • • .. , ~~- - •• ,,~.,,,_ . . _.

54 55

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CJ CJ CJ CJ CJ c::=J CJ C_::_] CJ CJ [_=:J ==1 -¡ r----i c:::::::::J ==i
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cl.gni§_ta_am bie11ialis ta, __ q ue aunque-es\nfo o.ría,J1a_afe..Qta90 J2.0~ici.onQofrecidas_sobre__eLmétod0--y-el-medelo-eeosisM-­
J:: a las últimas géneraciones de estudian tes- e11--fonna .c.o_nsi- mk_QJie_Ja_cultura.
'\) derable:·-.- La importancia de hacerlo es que muchas de las alterna-
\; Si la arqueología oficial mexicana es un caso de arqueo- tivas recientemente propuestas han caído otra vez en posi-
~(logía tradicional, deberá ser evidente que. su_~12roblemas no ciones inductivistas y particularistas/normativas -aunque
\S son taf!tO de_presppuesto sino de_método_y_Jeo_r_í_a, y que con términos distintos- por lo que su aportación potencial
, ñtie;1ti.:1séstos no se modifiquen Uunto con un tercer ele- se ve limitada desde el principio.
mento de orden político que trataremos en la sección III), De cualquier forma, la "nueva arqueología" no es la
ningún presupuesto será suficiente para lograr sus objetivos, única opción. En los sesentas, y como sub-producto de los
como esperamos haber demostrado. trabajos de superficie de Willey, Ford, y otros, se ha pro-
En nuestra demostración hemos. empleado en forma puesto la "arqueología de asentamientos" (Chang, 1968;
abundante argumentos desarrollados por la "nueva arqueo- Trigger, 1972). Más que un nuevo paradigma, esta tenden-
logía" en su crítica a la arqueología tradicional; posiblemen- cia señala la necesidad de adoptar una escala· de estudio
te el lector tenga la impresión de que lo único que falta es más allá de los artefactos aislados o sus grupos en sitios par-
cerrar nuestro análisis paradigmático de la arqueología me- ticulares. Por desgracia, incorpora como mecanismo básico
xicana mediante la proposición de que la "nueva arqueolo- la analogía etnográfica, y sigue siendo inductiva; técnica-
gía" es el único .candidato viable. De hecho se ha llegado a mente tampoco ha logrado probar consistencia (Binford,
proponer en Estados Unidos como una auténtica "revolu- 1968d). La "arqueología-como-estudio-de-la-tecnología"
ción científica" eh el sentido de Kuhn_ (Martín, 1971). Pero propone que hay que reducir nuestro objeto de estudio a
no creemos que ésta sea una opinión válida. Existen varios este aspecto, ya que no es posible -o redituable- intentar
candidatos viables y algunos de ellos son propuestas de lati- reconstruir otros aspectos de la cultura; o bien que la co-
noamericanos. No nos parece que la crísis de la arqueología yuntura ambiente/tecnología es una posibilidad de hacer
tradicional se haya resuelto aún por completo, y coincidi- aportaciones relevantes (Dunnel, 1974 ). La falacia de las
mos con Leone ( 1972), en que éste es el mejor momento limitaciones del material arqueológico la hemos tratado an-
para desarrollar opciones (aunque disentimos con él que la tes; esta tendencia, al renunciar parcialmente al estudio de
solución sea una "arqueología-como-historia-de-la-tecnolo- otras áreas, corre el riesgo de convertirse en "la arqueoio-
gía'', como ha propuesto Deetz; (Leone, op. cit.). gía-como-estudio-de-la-tipología". Creemos que ambas al-
Sin meternos aquí en la inútil discusión sobre. la "nove- ternativas no son sino versiones maquilladas y más o menos
dad" o "no novedad" de la "nueva arqueología'\ (hay quien puestas al día de la arqueología tradicional, por lo que du-
ha llegado a proponer con sublime miopía, que no es "ni damos que puedan constituír una "revolución científica".
nueva, ni arqueología"), conviene precisar aquí algunos A diferencia de ellas, "la arqueología analítica" de Clar-
puntos. ke (1968) constituye una alternativa nueva, explícitamente
Si bien no es'"'necesariamente el mejor candidato, creemos inductiva, pero con la incorporación de modelos sistémi-
que la a~BÍrl -procesuai..ha-logr-ado--Superar-algu:nas-de co~ y analíticos sofisticados. A esta tendencia le debemos
la.LP~Jl~L~rn:::ias c_e_nJrale_s del___p_aradigma__tradicional; como la incorporación de muchos de los procedimientos analíti-
puede haber sido evidente por los argumentos expresados cos actuales, como los de la nueva geografía y formas pre-
hasta aquí. Creemos que, sin necesidad de suscribirse a ele- cisas de análisis matemáticos. Por desgracia, la muerte de
mentos interpretativos específicos, sí es pertinente tomar en su líder la ha dejado sin dirección. De cualquier manera, el
cuenta en 1ª-J;__onstrucción-de-un---nHeV-o -paradigma-l-as-p-i:0- mismo Clarke reconocía las limitaciones de un enfoque in-

56 57
C=:J CJ C=:J C=:J c=i
o
ductivo, y por lo tanto, anunciaba un viraje hacia la nueva
o
toria cultural ahora parafraseada en términos marxistas. Es
arqueología y el método hipotétjco-deductivo (Clarke, 1974, importante que esta corriente incorpore la necesidad de
comunicación personal). probar sus proposiciones si no quiere pasar a convertirse de
En Latinoamérica la preocupación por una arqueología candidato a paradigma en candidato a patadogma.
políticamente congruente ha llevado a la elaboración de ~s­ Aunque no es posible aún hablar de una "revolución
bozos iniciales de un nuevo paradigma. Una de las expres10- científica" en arqueología, es claro que eventualmente los
nes más tempranas y completas de este intento es@.~~11r9.!:!.~_o­ debates interparadigmáticos se resolverán en un sentido u
logía social'~~Li,i.[11}Jr,~_r_as (1973 ). Sin duda éste es uno de otro. Queremos proponer que e! paradigma que sustituya
losmas-Tmportantes pasos dados en Ja arqueología laqnoa- al tradicional deberá contener algunas de las caracterf~t}
mericana, que aspira a romperla dependencia paradigmática cas. s1guientes: ser.materlalfsta (no puede ser científicoSin
que la ha caracterizado. En México esta corriente ha logra- ser materialista en el sentido epistemológico); t.e_ner un me:
do un peso considerable) aunque aún es poca la producción c-ªnismo_ de prueba que asegure la certeza de sus explicq-
escrita, limitándose a algunas declaraciones de principios y cj9n~~; p_os.eer un método que aumente las posibilidades ~~
primeros ensayos (Bate, 1974; Cervantes, 197 5; Lorenzo obtener y_>;:pl_i.Qªfip_n~s; ...c;:;ont_ar_ con un ClJerpo de leyes .so-
ed. 197 6 ). Por esta misma razón, una evaluación completa c]ªJm._~nte...rel§Yªnte~; P§!ti~ d~_:i:-1_!1 coi:ic:;ep_to sistémico qe la
'1 resultaría prematura y probablemente injusta. cJJ.ltu.r_9-; r_~yisa:r: eJ.§ignif~_c::a_go r.eal del materiaJ _arqueológic;:;p.
La ventaja inmediata de esta posición es la posibilidad
1

J Sin proponer el eclecticismo indiscriminado, creemos . '

¡ · de una congruencia política; una toma· de posición es defi- que los distintos candidatos presentan algunos puntos que
'

.J nitivamente necesaria en la transformación de la realidad, deben ser rescatados e integrados en una concepción más
... f' una transformación que es indudablemente prioritaria en viable y políticamente congruente .
i . '
Latinoamérica -Y el resto de los países económica e ideo-
lóaicamente
o sujetos por el imperialismo-. Pero esta ventaja
potencial de una arqueología materialista-histórica está re-
sultando también su lastre principal, ya que le ha acarreado 9. Alternativas a las limitaciones de la arqueología
un considerable número de pseudo-seguidores que recurren tradicional: a) Un nuevo modelo para la cultura
a sus postulados más como careta y artificio cosmético para
ocultar su posición real, que por una conúcción auténtica. Si los problemas de la arqueología mexicana no se solucio-
Esta tendencia tiene el respaldo de un cuerpo teórico naran aumentando el presupuesto, ¿qué perspectivas exis-
sólido, cuyas leyes han sido probadas ya en el análisis del ten? Creemos que en primer lugar hay que avocarse a
capitalismo, pero que aún espera ser sometido a prueba en resolver las dos más serias limitaciones de la arqueología
sociedades pre-capitalistas; en este trabajo llevan la vanguar- tradicional tratadas antes, su carácter inductivo ·y su posi-
dia, como de costumbre, antropólogos sociales y etnólogos ción particularista-normativa, que son en gran medida res-
(Terray, 1971; Meillassoux, 1964 ). Aunque el materialismo ponsables de que, más que· explicar el pasado, la arqueo-
histórico posee las leyes que la escuela americana no logra logía mexicana emplee sus recursos en un descripción de
encontrar, hasta ahora no tiene un mecanismo efectivo para fenómenos contemporáneos.
ponerlas en juego y someterlas a prueba sobre materiales Trataremos primero la que considerarnos por el momen-
arqueológicos: todavía hace falta trabajo de articulación. to como la altem_ª_tiv.a-más-cornpleta ..al.rnodelo_normatiw;
Un problema adicional es que si no se centra sobre proble- básicamen-teésta o cualquier otra posibilidad ·que se sugiera
mas explicativos, lo único que se logrará es una nueva his- deben contener tres elementos fundamentales: a) _u.Qj.ca!:_

58 59
c~!!!_O _objeto teóri<;'.9 d~ estudio .a en()des materiale..s,_o_b- (~
t o a re\'-.__./_mes con t•muas que senan
, . d'ispensab 1es. ante -la
m
se.DLables,_para superarJa_posición ide'arista (en sentido filo- presencia de anomalías.
sófico) que implica centrar la investigación sobre "normas Una tercera característica es que, de tratarse de un mo-
o ideas en las mentes de hombres ya: muertos". La ciencia delo de variables múltiples, sus interconexiones y pesos re-
es o no es posible, no hay términos medios. Si no se puede lativos deberán estar considerados. En términos generales,
hacer de la arqueología una ciencia porque su material es los modelos jerarquizados parecen presentar ventajas so-
"incompleto" o no es "observable" en su "totalidad", en- bre los modelos no-jerarquizados (aquellos en que todas las
tonces hay que dejar de perder el tiempo y dedicamos a variables tienen el mismo valor).
anticuarios de tiempo completo. Si es posible hacer de nues- Aunque un modelo de esta naturaleza dista de estar
tra disciplina una ciencia, hay que empezar por ubicarla cla- completo, se ha dado ya el primer paso; a partir de los tra-
ramente dentro del paradigma global de la ciencia, y este bajos de Binford (1962, 1964, 1965, 1968c, en especial)
paradigma es, por definición, materialista: ha surgido un modelo sistemático de la cultura que retoma
elementos propuestos por White (19 57) y los operacionali-
... El supuesto básico de toda ciencia es que hay un mundo real za en la arqueología, añadiendo, de paso, la versatilidad y
que puede ser conocido. El comportamiento empíricamente ob- alto potencial que ofrece la Teoría general de sistemas 1
seI"Vable de las entidades componentes_ del mundo real sigue un (Buckley ed., 1968; Bertalanfy, 1950). Además, incorpora
cierto orden, que cabe predecir y explicar; éuando se ha llevado los elementos germinales de la "ecología cultural" de Ste-
a cabo la observación adecuada, la formulación de hipótesis y la ward (1957) y otros antropólogos "ecólogos a su propio
contrastación de esas hipótesis conducen a la confirmación de
estilo" (como ha señalado Flannery, 1971 ), pero ahora con
leyes generales. Lógicamente hablando, es posible investigar así
cualquier serie de fenómenos empíricamente observabfos en el
el rigor producto de la consideración seria de la teoría de
mundo real, aunque al hacerlo puedan surgir dificultades prác- ecosistemas, que se ha desarrollado mucho en los úÚimos
ticas u operacionales. (Hempel, 1966, citado en Watson, et. al., años. Así, aunque abierto a modificaciones y mejoras, el
1971, p.12). concepto de "ecosistema cultural" o la "concepción sisté-
mica de la cultura" ofrece un buen punto de partida, por
Esta afirmación no acepta puntos medios: si la arqueo- lo que lo trataremos aquí brevemente, ya que es pertinente
logía intenta explicar el pasado, éste existe y es observable a la estrategia de investigación que presentaremos en la sec-
o no lo es; el problema es cómo observarlo, pero la solu- ción II.
ción no consiste, por princípio de cuentas, en ubicar el ob-
jeto de estudio en un. campo ideal, incompleto e in observa~ Un sistema cultural es un conjunto de articulaciones constantes
ble. -Por lo tanto, cualquier nuevo candidato a sustituir el o cíclicamente repetitivas entre los medios social, tecnológico, e
modelo normativo· tendrá que definir cómo es que el pasa- ideológico, extrasomáticos, adaptativos, disponibles a una pobla-
do puede ser inferido a través del material arqueológico. ción humana (Binford, 1964, p. 138).
Una segunda característica que deberá tener este mo-
delo es eliminar las "interpretaciones plausibles" logradas El concepto de cultura deja de estar vacío al tener ahora
usando una sola variable -la transmisión de ideas-, me- como referente a la forma especial de adaptación humana,
diante principios (sujetos a prueba) que consideren fuen- ya sea globalmente o en instancias específicas. La articula-
tes múltiples de variabilidad y que se articulen a la realidad
mediante hipótesis "contrastables". El énfasis en la necesi- Esta síntesis es otra de las contribuciones importantes de la "nueva ar-
dad de prueba es dar la posibilidad al modelo de estar suje- queología", reconocida aún por sus críticos (Leont;, 1972, p. 24-6).

60 61
., d . (1 .!\
c1on e un grupo a otros grupos y a Sl..__.,Ledio no se realiza nado en l\..,-Aha similar en sistemas extintos; si esto es así,
entonces mediante una sola variable, la transmisión de ideas, el material arqueológico deberá reflejar la estructura del
por lo que se requiere de mecanismos distintos para expli- sistema.
car similitudes y diferencias; éstas se hacen aparentes (Plog Ya que no todas las actividades se realizan con los mis-
1941; Zubron 1974) al considerar a la cultura como estra- mos instrumentos, ni en los mismos lugares, ni por los mis-
tegia: adaptativa (por ejemplo, en el concepto de "área de mos segmentos sociales, existe una organización formal y
adaptación": Binford, 1965, p. 204). espacial entre los materiales:
Shiffer ha definido un sistema cultural como un siste-
ma de conducta (por lo tanto observable], compuesto de: ... La pérdida, ruptura y abandono de implementos y facilida-
des en lugares donde grupos de estructura variable realizaron
... subsistemas interrelacionados y autorregulables que procesan actividades distintas, deja un registro 'fósil' de la operación de la
materia, energía e información . . .Un sistema auto-regulado es sociedad extinta. Este regi.stro puede ser leído en términos de
definido como aquel en que al menos una variable se mantiene agmpamientos variables de clases formales de artefactos (Bin-
dentro de valores que pueden especificarse, aunque haya cam- ford 1964, p. 136) (subrayados míos).
bios en el ambiente del sistema ... valores ... mantenidos dentro
.>i de sus rangos mediante la realización de actividades. Una activi-
Sin embargo, no siempre las localidades en que los mate-
dad es una transformación de energía, que involucra cuando me-
·'
:.

'! nos una fuente de energía frecuentemente humana, actuando en riales se encuentran corresponden a las originales de uso o
··.. uno o más elementos materiales próximos: una transformación abandono. Hay factores que afectan estas ubicaciones, desde
;; t sujeta a patrones (White, 1959) (Schiffer, 1972, p. 57) (Mitler, el momento en que la cultura estaba funcionando, hasta
...' l
. ..'. ·~
1965; Clarke, 1968; Flannery, 1967). una vez-que el artefacto se.encuentra en el depósito. Todos
los artefactos tienen ciclos de vida dentro del sistema, ciclos
Mantener las variables dentro de sus rangos requiere de que pueden ser afectados en varios puntos e incluso inte-
transformadores y preservadores de energía y energéticos m1mpirse antes de que el artefacto sea desechado por inser-
(ibid). vible. El resultado final es el "contexto arqueológico", el
Los sistemas culturales están sujetos a un equilibrio di- cual es producto del "contexto sistémico" (vivo, en funcio-
námico, en el que los cambios ocurren como respuestas a namiento) más las transformaciones culturales y naturales
modificaciones ya sea de su ambiente (tanto natural como que han actuado sobre él (Schiffer, 1972, p. 157; Schiffer
social), como en el juego interior de sus subsistemas y ele- y Rathje, 1973).
mentos; si el sistérria no puede mantenerse dentro de sus La mera descripción del material arqueológico no es
límites de seguridad se dispara un proceso de transforma- suficiente para entender el "contexto sistémico" (funcio-
ciones que lo llevan eventualmente a cambiar su estructu- namiento en el pasado) de determinados artefactos en aso-
ra, mediante algunos procesos y mecanismos básicos (ver ciación. Delimitar las relaciones entre este contexto Y la
por ejemplo Flannery, 1967, 1971, 1973) .. estructura del material arqueológico es indispensable para
Un sistema cultural tiene una estructura u organización, poder hacer proposiciones sobre el pasado; en un caso más
un patrón que responde a las maniobras requeridas para con- de "redescubrimiento del agua tibia", en forma indepen-
servarlo dentro de sus rangos. En él, los artefactos no existen diente hemos propuesto (Gándara, 1976), que mientras no
a
en forma aleatoria sino que responden ésta organización tengamos control sobre la relación entre las "ubicaciones·
Y a las interacciones entre los subsistemas; estos patrones, de uso v abandono o desecho" y los lugares en que encon~
observables en el presente, pueden ·-deben- haber funcio- tramos ~l material arqueológico, no podemos usar éste como
62
rCJ
indicativo del pasado. Las conexiones entre contexto sisté-
cosistemas o, en términos más amplios, la explic~ción de la
mico y contexto arqueológico a través de procesos de trans-
variabilidad observable en el registro arq ueolÓgico; el elegir
formación natural y cultural han sido señaladas como de
una meta como ésta recupera algunos de los intereses antro-
absoluta prioridad en la arqueología (Schiffer, op. cit.).
pológicos que han unido a la subdisciplina con el campo
· Mientras este paso no se cumpla, la arqueología fracasará
mayor.
en su intento de estudiar el pasado ya que el material arqueo-
lógico en sí no es sino un fenómeno contemporáneo; tan ... ·Cuáles son las metas de la antropología? La mayoría estará
contemporáneo que podemos observarlo (Binford, 1975). de ac~erdo en que en su conjunto, la disciplina está intentando
Su temporalidad se ha extendido hasta nosotros pero su es- describir y explicar el rango total de similitudes y diferencias fí-
tructura no necesariamente es la misma que cuando esos sicas y culturales, características del lapso entero, espacial y tem-
poral, de la existencia humana. (Binford, 1962, p. 217).
materiales funcionaban en un sistema vivo. Una descrip-
ción del material arqueológico no es sino la "recitación" de
Traducido, esto quiere decir tomar como objetivo expli-
un fenómeno contemporáneo; en consecuencia, lo que mu-
car el por qué las culturas cambian, el cómo de la velocidad
chas veces se nos ofrece cómo "estudio del pasado", no es
de cambio (v el sentido de éste) no es el mismo para todos
necesariamente Cierto. Para trascerider del material arqueo-
los moment;s temporales ni para todos los puntos del glo-
lógico -fenómeno estático pero resultado de procesos di-
bo; ¿qué papel juegan en los procesos de cambio y estabili-
námicos- al contexto sistémico, son necesarias proposicío-
dad factores y subsistemas específicos? ¿Podemos dar cuen-
nes contrastables que liguen el material a las condiciones y
ta de los cambios en todas las épOcas mediante los mismos
procesos que originan su actual estructura (Binford, 1975).
juegos de factores? ¿Por qué ciertos cambios se producen en
. De otra forma, estaremos engañándonos al pretender que
ciertos momentos y áreas, y no en todas partes? etc. La ar-
estudiamos el pasado cuando lo que hacemos es describir el .
presente e interpretarlo a priori.· queología cuenta con la ventaja de una profundi~ad ~em­
poral y un rango de variabilidad mucho ~u~ amplios; t1~n.~
a su disposición un "gigantesco laboratono tiempo-espacio
para probar hipótesis referente a esta variabilidad (Binford,
1O. Alternativas a las limitaciones de la arqueología comunicación personal, 1974 ).
tradicional: b) La arqueología como ciencia
Esto nos lleva a la adopción explícita del método cien-
tífico. La versión de éste que nos parece más completa Y
Para cumplir la espúanza de la disciplina de convertirse en
útil -aunque no es la única, ya que también en la filosofía
ciencia, no vemos otra alternativa que la adopción explícita
de la ciencia hay paradigmas- es la propuesta por los neo-
del método científico; esto significa una _reorientación de
positivistas lógicos como Hempel, Oppenhaim, Popper, et-
la investigación hacia problemas explicativos, no sólo de
cétera.
dicho sino de hecho.
Dentro de esta c0ncepción el término "explicación" es
Pero ... ¿explicación de qu_é? Ya fijamos antes un cam-
un tém1ino que tiene un significado controlado; explica.r
po de estudio para la arqueología, los paleoecosistemas cul-
es subsumir un evento especial bajo las condiciones especi-
turales: sin embargo, no hemos especificado qué intentam"os
ficadas por una ley general que hace tal evento predecible
hacer con ellos; ¿en qué forma en.tra aquí la explicación?
(Hempel, 1966). Esta forma de explicación enfatiza el pa-
El lector probablemente anticipa ya la respuesta, y es una
pel de las leyes generales o "cobertoras".
que la arqueología ha sostenido aunque no siempre cumpli-
Una lev es un enunciado que conecta ya sea en forma
do: la explicación de los procesos de cambios en los paleoe-
determinar;te o con una alta probabilidad, ciertos antece-
64
65
L_j I~,_ :-1.
_]
,____,
c-=--J
o
dentes a. consecuencias específicas -o determinadas causas
o
Hempel ha demostrado cómo la investigación no puede
a ciertos efectos, si así se prefiere- puntualizando las condi- hacerse sin referencia a una hipótesis; lo que sucede muchas
ciones necesarias y suficientes para que la relación se cum- veces es que las hipótesis no son explicitadas ni puestas a
pla (Hempel, 1966 pp. 12 y sigs.). Esta es la forma más sen- prueba, pero sin duda existen como guías para la colección
cilla de plantear la naturaleza de la explicación y el papel de datos; otra forma de ver este problema la proporciona
de las leyes. Básicamente, al explicar un caso particular, lo Kuhn (1972, Cap. III pp. 51-67), diciendo que en éstos ca-
que hacemos es decir que tal caso es el resultado que habría sos el paradigma mismo es usado como punto de referencia,
que esperar dados ciertos antecedentes en determinadas aunque el resultado normal es que se toman únicamente los
condiciones. Tanto las condiciones. como lo específico de datos más a la mano y aquellos cuya obtención sea niás sen-
esta relación, varían en distintas formas de leyes, hasta lle- cilla; también tenderán a preferirse los procedimientos más
gar a las leyes cuantificadoras o cuantificables .de las que simples de observación y análisis. En nuestra opinión, esto
el lector seguramente recordará ejemplos de la física o la es lo que hace la arqueología mexicana. En sus mejores mo-
química. Generalmente, .para formas de organización de mentos, sigue alguna rutina establecida de investigación, no
la materia y la energía más complejas que los niveles inor- siempre entendiendo cuál es su relevancia, y frecuentemen-
gánicos, las leyes tenderán a considerar juegos de antece- te finalizando en grandes cantidades de material que nadie

J..·t.
,. l
: "1
dentes más que antecedentes aislados, y combinaciones de
probabilidades en los resultados, más que resultados abso-
lutos y determinantes.
Una explicación no cónsiste sólo en proponer que, en
efecto un caso específico puede ser predecible de acuerdo
analizará jamás.
Las explicaciones no s.on producto de la casualidad, son
el resultado de contrastar satisfactoriamente una hipótesis,
por eso resulta mucho más eficiente el empezar la investi-
gación con una hipótesis que guíe la colección y análisis
. "
'·:· ·' a una ley determinada, sino probar que, en efecto, esta de datos, que tratar de encontrar una hipótesis para datos
proposición es cierta; mientras este paso no se cumpla lo ya colectados (aunque esto también se hace en la arqueolo-
que hemos logrado es tan sólo una hipótesis. Podemos de- gía mexicana); en arqueología este énfasis es crucial pues-
finir económicamente el término "hipótesis" como un in- to que si la hipótesis es propuesta a posteriori, y guiados
tento d~ explicación a ser probado en la realidad. por ella nos damos cuenta que hace falta información per-
Muchas veces, en el proceso de prueba ( "contrastación ", tinente, muchas veces no será posible regresar a recolectar
para emplear el término técnico), para operacionalizar la o excavar (como sucede en salvamento), o peor aún, si no
hipótesis tenemos que hacer proposiciones secundarias, casi se ha hecho un buen registro, tendremos un hueco imposi-
siempre sobre la naturaleza de los elementos que participan ble de subsanar ya que la información quedará incompleta
en ella: antes de demostrar que las partículas subatómicas para siempre.
juegan un papel determinado en un proceso "X", es necesa- Se h§! generado una confusión considerable sobre el pa-
rio saber si en efecto tales partículas existen, y cómo he- pel relativo que deben jugar inducción y deducción en el
mos de reconocerlas en la realidad; a este tipo de hipótesis método científico. Lo que se propone aquí, siguiendo a
menores o secundarias les hemos llamado "proposiciones", Hempel, es que ambos procedimientos tienen importancia
para seguir a Hill (1970, p. 22); casi siempre son necesarias vital en la investigación, pero que la pr~ducción de explica-
en la contrastación de hipótesis mayores; utilizadas en for- ciones es resultado de la prueba de hipótesis; a estas hipó-
ma aislada por lo general se limitan a problemas de orden tesis podemos llegar en formas diversas, inclusive por induc-
identificatorio. El procedimiento de contrastación es el mis- ción; lo importante es que pasemos a probarlas mediante la
mo tanto para hipótesis como para proposiciones. deducción de "implicaciones de prueba"; si este paso -de-

66 67
·, d e imp
d ucc10n · l.icac1ones-
· in. · ·
se 1mee a 'pnnc1p10 d e 1a mves-
·
. (~ .
men t o im:t.-_,..cito que l'1ga e1 crepuscu
, 1o a 1a 11uvia
.. carece de
fundamento. De cualquier forma, al proceder a la investiga-
tigación, se podrá hacer un trabajo más eficiente. Por otro
lado, la ausencia de reglas de inducción absolutas no permi- ción y nó observarse la lluvia acompañando al crepúsculo,
te otra cosa que no sean generalizaciones emp fricas, fáciles tenderíamos a rechazar una hipótesis válida como resultado
de desechar simplemente aportando un caso en contra. de una errónea deducción de las implicaCiones de prueba;
El modelo de I:fempel-Oppenhaim ha sido llamado no- en el segundo caso, la implicación es tan poco precisa, que
mológico-deductivo por el énfasis en la generalización~ podríamos confundir una cascada, una fuente, etc., con el
el proceso de deducción necesario para derivar las implica- fenómeno en cuestión, ya que las características de el "agua"
ciones. Esta deducción -el ir de lo general a lo particular- que se espera que caiga están tan poco delimitadas que no
permite que, de no cümplirse las expectaciones señaladas son suficientes para dirigir nuestra investigación. En ambos
en la hipótesis, sea posible rechazar ésta; en caso contrario casos la hipótesis se ve afectada por la forma en la que lle-
no decimos que hemos probado la hipótesis, sino sólo que gamos a las implicaciones de prueba. Aunque estos ejemplos
hasta ahora no la hemos podido desechar o ''falsificar" pueden pecar de pedestres, creemos que permiten ilustrar
(Hempel, 1966, pp. 22-24 ). con claridad la importancia de que sean sólidos los argu-
Las "implicaciones de prueba" son enunciados sobre lo mentos de relevancia que unen hipótesis e implicaciones.
que deberá de encontrarse en la realidad si la hipótesis es La aplicación del modelo hipotético dedtlctivo de la
cierta -o mejor-, si la hipótesis no es falsa. Normalmente explicación requiere de leyes; en arqueología éstas tendrán
toman el formato: "si la hipótesis es cierta, deberemos en- que irse logrando al parejo con explicaciones de eventos
contrar tal y tal otro elemento en la realidad". Conviene particulares, ya que hasta ahora no se habían hecho explí-
notar aquí que aunque supuestamente las implicaciones se citas muchas de ellas. Cabe señalar que mientras mayor sea
deducen de la hipótesis, ésta no es el único elemento que su escala y más grande la gama de fenómenos que cubran,
. ?.

las genera: casi siempre se hace referencia indirecta a ele- las leyes serán mucho más difíciles de someter a pmeba e
mentos de la teoría; de hecho, tanto la forma en que prede- incluso de formularse; Plog ha comparado fa complejidad.
cimos como la precisión que debe cumplir nuestra predic- en desarrollar leyes mucho muy generales a la que culminó
ción han de presentarse en la realidad. Ambos son elementos con la invención del cálculo diferencial e integral; posible-
que parten en gran medida de la teoría mediante "argumen- mente mediante la experiencia colectiva en le.yes de "rango
tos de relevancia" (Binford, 1968a, p. 91-3). Estos argu- medio" relacionadas a un problema mayor, éste puede ser
mentos, también llamados "argumentos puente", hacen uso resuelto en forma progresiva. De cualquier forma, contamos
de hipótesis implícitas cuya relevancia deberá ser, en lo po- ya con muchos candidatos a leyes, usados en la arqueología
sible, sometida también a contrastacíón. La necesidad de en forma implícita; también podemos partir del campo ma-
hacerlo estriba en que las implicaciones propuestas pueden yor de la antropología o de la Teoría general de sistemas.
cumplirse en la realidad, y aún así, la hipótesis puede no Plog, (1974) recomienda los trabajos de Miller (1965) y
ser cierta. Considérese por un momento la siguiente hipóte- Benson y Stainer ( 1965) como fuentes excelentes de pro-
sis: "la lluvia ocurre cuando la presión y la temperatura en- posiciones a varios niveles.
tran en una relación determinada con el grado de húmedad La dificultad de producir hipótesis no debe de extrafi.ar-
ambien~e"; las implicaciones son: 11 ) "de ser esto cierto, nos, ya que hemos sido educados en el paradigma anterior
. cuando haya crepúsculo deberá haber lluvia" y h) "deberá en que éste no era un problema pertinente. La "abducción",
caer agua cuando la presión, temperatura y húmedad am- el procedimiento por el cual se logra ligar variables median-
biente sean tales"; en el primer caso, claramente el argu- te una hipótesis, no es exclusivo del "genio" y puede ser

68 69
c=i c=i c=i c::::J CJ c::::J CJ o c::::J'.' G:::=J c::::J CJ =:=J ~ . ..:=J ~ ~ ==:J
o
estimulado con la práctica; una fuente importante de estí-
(J .
Esta hipótesis " ... no trata de solucionar t?do e~ mi~.-
'.
mulo puede ser el libro de Adams (1974) Conceptual block- terio de la caída', ... ni intenta hacerlo en forma ngurosa ... ,
busting. Al contrari.o de lo que a veces se dice de la ciencia, sino que se usa para ejemplificar como "mediante primero
es precisamente en este punto en que deben ser puestas en aanar un control sobre las variables históricas estaremos en
juego la imaginación y la creatividad del investigador; una ~na posición excelente para eventualmente ganar control
atqueofogía hipotético deductiva es mucho más estimulan- sobre las variables procesuales" (ibid, pp. 329-330).
te, en nuestra opinión, que cualquier rutina descriptiva tra- Como el lector puede notar, esta cita es representativa
dicional, por lo que el esfuerzo extra bien vale la pena. 1 de una de las lineas de defensa favoritas de la arqueología
tradicional: "está bien ocuparse de procesos, pero primero
hay que contribuir a la historia cultural". La cita es un buen,
11. Algunos ejemplos ejemplo de varias confusiones: . • , •
1
1) Confusión sobre lo que constituye una mpotesis: la
Tal vez podamos ilustrar lo expuesto sobre la hipótesis y el proposición de que los cambios observados se deben a.u.na
papel de las leyes mediante algunos ejemplos. El primero es invasión de 12:entes no-mayas clásicas claramente no califica
sin duda el más conocido, pues ya ha sido empleado antes como hipót~sis: ¿cuál es la ley que se está manejando?,
también con propósitos didácticos (Watson, et al., 1971 ); ¿cuáles son los antecedentes?, ¿cuáles los consecuen~es Y
no hemos podido resistir la tentación de retomarlo aquí, ya cuáles las condiciones? Al parecer, el mero ordenamiento
que es una magnífica oportunidad de puntualizar algunas cronológico se usa para implicar que el evento anterior con-
de. las confusiones metodológicas básicas de la arqueología siderado causa (la invasión) produce los cambios detecta-
tradicional, de la que forma parte la arqueología mexicana: dos (efecto) (Binford, 1968b, p. 116) y, aún así, las condi-
El segundo es un caso tomado de esta arqueología oficial ciones no son explicitadas.
en que algunas confusiones son, de nuevo, evidentes. 2) Aún si en realidad la "hipótesis" ofrecida fuera tal
El primer ejemplo lo hemos tomado de la polémica so- ¿a qué ley hace referencia?, ¿a la "ley. de la caída de~ ~!ási­
-·.- bre la prioridad de estudios históricos (Sabloff y Willey, co Maya"?, aun si se probara como cierta la propos1c10n y
1967) vs. estudios procesuales (Binford, l 968b ), ilustrada fuera en rigor una ley, ¿a qué nuevas poblaciones de datos
mediante "el colapso del Clásico en el área maya meridio- podría aplicarse? Evidentemente al no ser una ley su apli-
nal". Para este problema, Willey y Sabloff proponen la si- cabilidad está limitada, pof la forma en que está planteada
guiente "hipótesis": la proposición, al juego inicial de datos. Es evidente que el
colapso del Clásico maya es un ejemplo de un problema
... el Area Maya Meridional fué invadida por gentes que no eran
teórico importante (muy importante), pero ¿cuál?. Los
mayas del Clásico ... en el siglo IX, [invasión] que puso en movi-
autores no se detienen a considerarlo ni lo ligan a situac10nes
miento una cadena de eventos que destruyeron el Clásico Maya
en 100 años (4967, p. 312). parecidas. Así, el problema es de nuevo u_no, de hi_storia cul-
tural. La relevancia de pseudo-leyes como esta, ligada a ca-
sos específicos, es mínima; nunca la ciencia tomó como
En la siguiente sección ejemplificaremos lo discutido en este capítulo;
. ·por lo pronto podemos señalar al lector interesado en profundizar en el
objetivo la explicación de la conducta de la partfcul,a a~ua
l . .:
modelo N-D los trabajos de Hempel (1966; Fritz y Plog (1971); Le Blanc No. 3 5 cuando ésta se somete al calor; no es la particula o
1973; Plog, 1973, 1974; Watson, et al, (1971), en los que se ilustran mu- el litro específico de agua la meta: el interés son los cam-
chos otros detalles del modelo. La lectura de Hempel es imprescindible
para comprender a fondo la naturaleza de la explicación y el papel de la
bios de estado; la muestra y el experimento son sólo medios
hipótesis. para la solución del problema teórico general. Pero no se

70 71
nos mal interprete: esto no quiere d() que el caso espe- es que lr"--------\1abitantes no pueden ·resistir y cómo, eventual-
cífico de la caída del Clásico maya -o_/cualquier otro caso \ /
mente, arecta a 1 area
' maya men'd'1ona1: .
específico- no sea importante o relevante, sin duda lo es;
lo que se propone es que es al mismo tiempo una instancia ... puede argumentarse razonablemen.te que las invasiones no·
particular ele un problema más general, relativo al desequi- necesariamente tienen relevancia en la explicación del colapso
sociocultural como tal; por ejemplo, uno podría citar casos en
librio de sistemas cu! turales, a la incapacidad de conservar
que hubo invasiones que no precipitaron el colapso de la sociedad
el sistema dentro de sus rangos o a la sustitución de segmen- inválida. Simplemente, pueden citarse ejemplos de colapso so-
tos del sistema por otros para recuperar este equilibrio (co- ciocultural -como el abandono durante los siglos XII y XIII de
mo sería el caso si es cierta la proposición de que lo único los sitios mayores del Suroeste Americano- casos que no pare-
que cayó fue la "cultura de élite"), etc. De avanzarse· la cen ser explicables por referencia a invasiones (Binford, 1968b,
solución del problema teórico general, estamos en· mejor p. 115).
posición para considerar problemas parecidos mediante las
leyes que hayamos generado y probado a partir de nuestro Esto es, no habremos logrado una explicación del colap-
caso específico. El procedimiento inverso (el científico es- so sin saber bajo qué ley podemos considerar el caso espe-
tudiando -Y proponiendo Jú ley- dt»l. cambio de estado cífico maya: ¿qué antecedentes causan el colapso en qué
de la partícula 35, Ja 36, 37... ) no sólo es ineficiente, sino tipo de condiciones?, y luego ¿cómo podemos probar que los
frágil, ya que al no lÍgat las sitüaciones específicas mediante cambios observados en el material corresponden a una "in-
argumentos de relevancia. la generalización inductiva que vasión" y no a otra cosa? Mientras no contestemos preguntas
se intenta caerá ante la primera pieza de evidencia en con- d~ este tipo, lo único que habremos logrado son interpreta-
tra que se le presente: y esto no significa necesariamente ciones plausibles (puede ser, puede no ser), en las que no
que haya que ir a excavar para probar que es falsa (lo que entendemos el porqué de los fenómenos estudiados.
constituiría una comprobación negativa) sino que uno pue- 4) Los autores caen en el error inductivo básico: no es
de cuestionar en términos lógicos los argumentos de rele- posible armar un esqueleto histórico apropiado sin referen-
vancia que ligan la llipótesis con la realidad y también echar- cia a hipótesis que nos permitan evaluar la relevancia de los
la abajo (en este caso el procedimiento sería una demostra- datos y su pertinencia al problema teórico.
ción negativa o folsificación). · 5) Para finalizar, la hipótesis no es contrastada: no se
3) La ley implícita empleada es una que hemos anali- ofrece prneba alguna más allá que la evidencia originalmen-
zado ya antes: "la continuidad temporal en las ·propiedades te sefialada: ¿,existen evidencias de guerra, instalaciones mi-
formales de los artefactos varía directamente.con la conti- litares, etc.? ¿por qué en Seibal, de donde parten los auto-
nuidad socia!" (Binford. l 968b). Esto significa que la sus- res citados, la población aumenta considerablemente en
titución de un grupo de rasgos formal-estilísticos debe estar vez de reducirse como consecuencia de la guerra?, ¿existen
ocasionado poun1pturas en la continuidad cultural, ya que cambios en la estrategia económica que debieron imponer
acompaüando ·al "colapso" existe un carn bio. de este tipo los extranjeros? Binford sefiala estas y otras preguntas co-
(con la introducción de cerámica del Golfo), lo que debe rno básicas antes de que podamos dar por buena la "hipóte-
suceder es que ha habido una invasión (?), y ésta invasión sis" (l 968b. p. 120).
acarrea el colapso. Además de que se ligan grupos cerámicos Nuestro segundo ejemplo está tomádo de la arqueolo-
a grupos étnicos, lo que no está probado, aun .si la "hipóte- gía mexicana y ha sido propuesto recientemente como base
sis" fuera cierta no sabemos por qué ocurre la invasión, corno para un proyecto; no es pertinente a nuestra discusión de
qué proyecto se trata o cuál es su contenido empírico es-

72 73
p·ecífico. Si lo hemos ~eleccionado es pQue refleja en b::_e- Per<7'----1gresemos a nuestro ejemplo; los autores recono-
na medida las confus10nes que puede causar la adopc1on cieron tjaé su "hipótesis" era más bien una intención, una
incompleta de un paradigma; por otro lado, indica la preo- buena intención, pero nada más. Poco después, en una se-
cupación de la arqueología oficial por producir álgo más que gunda versión, el proyecto ofreció una nlieva "hipótesis"
pirámides, una preocupación reciente y digna de todo res- que ligaba el problema teórico que les interesaba (la com-
peto. Incluimos aquí el ejemplo por razones didácticas. plejidad social de formaciones estatales) con una variable
El proye.cto en cuestión decidió unificar su investiga- (la diversidad étnica). En este caso, se había hecho un in-
ción mediante una hipótesis, reconociendo que una colec- tento mejor de formalización y se presentó la "hipótesis"
ción de datos sin referencia a un problema y a una hipóte- como sigue (no es una cita textual): "a mayor diversidad
sis no conduciría muy lejos. La primera versión del pre-pro- étnica, mayor complejidad social"; este enunciado presen-
yecto señalaba como hipótesis "el estudio total, en todos ta varias ventajas y sobre él ya es posible dicutir. Señalare-
sus aspectos, del grupo X y sus relaciones al medio Y otros mos algunos puntos:
grupos " . , 1) Se confunde "correlación" con "hipótesis"; aunque
La primera confusión aparente es. entre "pro_blema teo- formalmente la "hipótesis" se parece a una ley (ligando
rico" e "hipótesis'', una confusión ampliamente difundida una variable a otra), es de hecho sólo una correlación: se
en la arqueología mexicana; a :menudo oírnos "hipótesis" nos dice que la variable "diversidad étnica" está ele alguna
como: "nos interesa saber el desarrollo en la región R", y forma ligada a la otra variable, la "complejidad social"; lo
no se acepta siempre que tal afirmación no califica como que una correlación no nos dice es si alguna de las variables
hipótesis, y que por lo tanto, no v.a a servir para lo que sir- causa a la otra; y si así fuera, tampoco nos dice por qué ni
.ve una hipótesis real. en qué condiciones; es decir, no tenemos una ley ni argu-
Frecuentemente se confunde "hipótesis" con "inten- mentos de relevancia; en consecuencia, aunque se.ha dado
::} ción" ("saber todo lo posible sobre los cambios del grupo un paso importante, no hemos logrado aún una hipótesis.
R';)· o con problemas de historia cultural, ("cuál es el origen 2) Una correlación puede ser sometida a prueba median-
. : ~
de l~ cerámica X"); con cuestiones mezcla de problemas te casos en que sepamos que se dan las variables de interés;
teóricos (generales) y de historia cultural (ligados a grupos la investigación consistiría en ver si existe una correlación
específicos), como: "por qué el grupo X desarrolla ciudades, positiva entre ellas, como se señala en la proposición; exis-
mientras que el grnpo R no'', etc. Cada una de estas afirma- ten procedimientos analíticos para este fin, por lo que la
ciones o enunciados tienen una utilidad, pero no-son inter- prueba de ella es un objetivo que sí es capaz de guíar la in-
cambiables por hipótesis, y esto es independiente de que vestigación, o al menos de güiarla mejor que una simple
los autores de ellas lo reconozcan o no. Normalmente los intención o declaración de principios. Pero aun si se probara
resultados, en dos o tres años, vendrán a confirmar estas di- cierta la correlación, el resultado no sería una explicación
ferencias y lo que no se planteó como intento de explica- del juego de las variables señaladas, sino solamente de que
ción tenderá a acabar en "interpretaciones plausibles" que, en efecto están relacionadas en forma positiva. No sabría-
invariablemente, "necesitarán de posteriores investigacio- mos si la diversidad étnica causa la complejidad social, o si
nes para poder llegar a conclusiones definitivas"; lo que se es un resultado de ella, o ambas resultan o causan una ter-
logra en el mejor de los casos, una vez acabado el tiempo cera variable no detectada ni incluida en la proposición.
y el presupuesto del proyecto, es derivar algo que se parece 3) La.Televancia del proyecto partiría de ligar esta co-
a una hipótesis, ¡justo en el momento en que el proyecto rrelación a un cuerpo teórico; esto se hizo en forma parcial
termina, y hay que tornar un nuevo sitio! en el ejemplo que estamos tratando. También debería justi-

74 75
ficarse la elección del caso. específico dJtudio y su perti- jar las ()ables ofrecidas en el ejemplo), difícilmente. se
nencia a la "hipótesis", es decir, asegurarse o proponer que producirá una explicación. Lo más probable en el meJor
en el caso a estudiar existen tanto diversidad étnica como de los casos es que en un par de años se tuviera la evidencia
complejidad social, y por último, que la investigación de arqueológica (si esto es posible), indicando que en efecto,
este caso era necesaria para avanzar en nuestro conocimien- ambás variables aparecen juntas en este caso; aun en esta
to sobre la verdad o falsedad de la proposición. Estos dos situación, el problema teórico original (el por qué de las so-
últimos requisitos no pudieron ser llenados satisfactoria- ciedades estatales) no se habrá resuelto. Tampoco sabremos
mente por problemas ajenos al proyecto, pero en relación por que en este caso van juntas. En el peor, el resultado sería
al segundo cabe agregar: es lícito someter una hipótesis solo una descripción de los materiales obtenidos, algunas
a varios contextos de prueba distintos, no sólo lícito, sino interpretaciones plausibles y el señalamiento de la necesidad
necesario para reforzarla mediante la comprobación de de futuras investigaciones. Todo esto acarrea frustraciones
que se cumple en casos independientes y diversos. Pero a los investigadores y no es extraño que se culpe al presu-
esto es así cuando hemos logrado demostrar (al menos en puesto o se acusen mutuamente, en situaciones similares,
términos lógicos) que la hipótesis es viable; un caso en con- de deficiencias profesionales, cuando la raíz del problema
tra, y la hipótesis tendrá que ser modificada antes de pre- yace en realidad en la metodología. De nuevo, hemos elegi-
tenderse de nuevo su viabilidad. do este ejemplo porque lo consideramos un avance merece-
En nuestro ejemplo, mediante lo que Kuhn llama un dor de discusión seria.
"experimento pensado", pudimos mostrar que la "hipóte- Otros ejemplos sobre hipótesis e implicaciones pueden
sis" era falsa: no sólo que no era una hipótesis real, sino que consultarse en Binford, l 968c, l 972a, 1973; Hill, 1968;
la correlación propuesta era falsa; se podía tomar el área de Longacre, 1968; Zubrow, 1973; Williams et al., 1973; y pa-
estudio del proyecto, calcular su extensión y ver el número ra un tratamiento ya más complejo, Plog, 1974. Para un ejer-
de grupos étnicos presentes; luego comparar el resultado cicio con materiales mesoamericanos, (Gándara en prensa). 1
(una densidad de grupos por unidad de área) con el de im- Para finalizar, hay que señalar que la adopción de un
poner una área igual en otra parte del mundo, como ciertas modelo hipotético-deductivo no garantiza que las hipóte-
regiones de Africa, ver el número de grupos étnicos distin- sis o las leyes producidas sean relevantes a problemas espec-
tos y obtener la medida de densidad. Es posible así mostrar taculares. socialmente útiles o globales; el método, como
que hay regiones (y el ejemplo se puede llevar al pasado mero esq~1ema formal, es una entidad abierta; esto constitu-
también) en que existe un índice de diversidad étnica aún ye un problema, ya que se invierte mucho tiempo actual-
mayor que el de la región estudiada, en las que esta variable mente (sobre todo en la arqueología americana) en generar
no está acompaifoda de complejidad soeial. Esto es, sin ne- leyes a tal grado inocuas que han sido llamadas "las leyes
cesidad- de mayor trabajo, se demostraba que la "hipótesis" Mickey-.Mouse" (Flannery, 1973 ).
era falsa; entonces queda abierta a discusión la pertinencia
de emplear recursos, tiempo y personal en llevar al campo
una hipótesis falsificada desde antes de empezar. El proyec-
to de nuestro ejemplo ha continuado, con las necesari;;i.s
modificaciones, pero podemos predecir que si no se formu-
la una hipótesis real, que en alguna forma ligue variabilidad
étnica a complejidad social y especifíque en qué condicio-
.l El ejercicio en cuestión es sobre materiales de Tepeapulco, generosa-
nes y por qué se espera que una cause a la otra, (para mane- mente proporcionados por García, et al., (en prensa). .

76 77
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II. PROBLEMAS PRACTICOS o . (\
ponemo~_dmbién
. d e 1a f orma en que
un estu d"10 o bºJetivo
la arqueología oficial emplea sus recursos. Afortunadamen-
te el interés sobre este punto va en aumento y empiezan a
surgir algunas opciones (cf. Arrechavaleta, en preparación,
sobre el "dispendio de la arqueología oficial"; Litvak,
1976). Por último, hay que analizar la situación política que
conduce a los "problemas de presupuesto" y a las estructu-
ras administrativas que obstaculizan su ejercicio.
1. Otra vez el presupuesto
¿Proyectos o presupuestos?
Ya desde 1973, en que. empez;ibamos a señalar que los pro-
. blemas de la arqueología oficial eran teórico-metodológicos Hasta hace poco tiempo, en la arqueología mexicana un
y no de presupuesto, se nos respondía que: "es cierto, pero "proyecto" consistfa en una declaración de intenciones so-
existe una realidad. nacional a la qlle hay que. adaptarse";.·· . bre un sitio determinado -ya fuera éste elegido por el ar-
más tarde, cuando nuestra im·i.:'stigación nos. había llevado queólogo o por alguna otra agencia- señalando la necesidad
a puntualizar la raíz de las deficiencias y a proponer alter- e importancia de trabajar en él; a continuación se ofrecían
nativas, se reconocía que: "as f es como debieran hacerse algunas esperanzas en relación a los resultados -a manera
las cosas, pero ... tiempo y dinero: no es costeable lo que de justificación- y finalmente se calculaban las necesida-
propones". Así, aunque se empieza a aceptar que las defi- des de personal, material y, en consecuencia, los fondos re-
ciencias centrales son metodol0gicas y no presupuestales, queridos para la (s) temporada (s). En los casos en que se
::·
":
se sostiene que no es posible cambiar la arqueología ofi- trataba de continuar una investigación ya en proceso, se so-
cial. .. "por problemas de presupuesto". licitaba la autorización de nuevas temporadas y presupuesto .
Todo esto nos lleva a propl)ner la necesidad de evaluar adicional. reduciéndose el programa a declaraciones como
tanto la salida típica a los prt)blemas de tiempo y dinero "se continuarán los trabajos, se ampliará la excavación (o
(fa reducción de la calidad), como la eficiencia de la prácti- "restauración") de la estructura 'G' y el sector NE, se con-
ca tradicional. Los problemas d(' presupuesto se "resuelven". tinuará con el desmonte y se 'consolidarán' los edificios ... "
sacrj_ficando precisión (lo que se ha hecho hasta ahora), re- etcétera.
nunciando la posibilidad de h:K'-'r una arqueología.científica Ya en el campo, unos y otros "proyectos" se reducían
(lo que se está haciendo en esh' momento), o se transfieren a tres tipos de patrones básicos: la excavación de zonas
a "otra autoridad", mediaütc b integración del "club de monumentales. los trabajos de salvamento y la excavación
·.
plañideras" cuyas lamentacion:.'s han sido Jrnst~ ahora inúti- de algunos pu~tos '.'especiales", cuya elección no siempre
les en conseguir aumentos en t'l presupuesto, o que las par- quedaba clara en los planteamientos ofrecidos. Otras veces
tidas salgan a tiempo. el "proyecto" se presentaba a posteriori como resultado de
Proponemos como altem:ttiYa a este deprimente derro- hallazgos accidentales o requerimientos de agencias como
tismo, la utilización de ideas d'' diseño funcional, de con- Turismo, gobernadores, presidencias municipales o la mis-
ceptos y procedimientos de optimización y la adopción de ma Secretaría de la Presidencia.
diseños explicativos de invest~;h'ión explícitos. Como esta · El número de proyectos orientados a solucionar proble-
proposición se ha cuestionado ~nm antes de intentarse pro- mas concretos era y sigue siendo reducido; aún más el de
'-
[~~~ L_J LJ CJ CJ CJ CJ CJ CJ CJ
;1-

·
tra b ajos · d os por una h.,
gma 1potesis n
· exp:..~.:1ta, que siguen queología s(Johesión ni fuerza para exigir lo que le es in-
siendo minoría absoluta. En ausencia de planteamientos dispensable, o bien para oponerse a lo que le es inaceptable.
teóricos claros, al analizar estos "presupuestos-proyectos" . En consecuencia, la respuesta de la arqueología oficial
uno se siente tentado a concluir que la intención implícita mexicana (y conste que quien esto escribe forma parte de
era obtener datos para la elaboración de historias culturales; ella) se ha reducido a lamentaciones inútiles hasta ahora
esta sospecha la apoyamos en los reportes y resultados de como forma de presión, sobre todo porque en realidad son
las investigaciones, que invariablemente se limitan a la des- de consumo interno, para el café, el pasillo o la sobremesa.
cripción de los materiales de la cultura "X" y sus "influen- O bien, a la autojustificación de que ante recursos tan re-
cias", logrados sin importar la extensión del área estudiada ducidos hay que sacarle jugo a las ofertas extra-instituciona-
o el número y tipo de excavaciones realizadas. les, presentando una fachada satisfactoria a los patrocinado-
Un número menor de proyectos, con postulados teóri- res y derivando subrepticiamente medios para los proble-
cos más o menos sólidos, una preocupación explícita por mas reales de.investigación. De esta manera "todos conten-
las técnicas de .obtención y an$lisis
. ..
más.·
so.fisticados
' ·. . . .· ' extra- tos", el sistema sigue sin ser cuestionado y, por lo tanto, se
ñamente no producían resul!<tdos claros o proporcionales reproduce, con lo que persisten los efectos ya conocidos.
al tiempo de realización o las montafias de materiales obte- Otras estrategias de presión no son factibles al existir
nidos (que generalmente rio eran estudiados en su totalidad una ruptura interna frenando la posibilidad de llegar a acuer-
o muestreados en alguna fomrn se.gura). Apoyados en con- dos comunes, o bien porque serían suicidas en términos de
sideraciones similares, muchos arqueólogos criticaban esta ciertas aspiraciones de ascención burocrática. Aun sin inten-
"arqueología purista'', y "demostraban" que no era costea- tarlas, se autocensuran como "peligrosas" o "utópicas".
ble o que no respondía a las necesidades del país. Indepen- Mientras tanto, seguimos instalados en nuestro círculo vi-
dientemente de las críticas, unos y o.tros achacaban las difi- cioso; lo triste es que el material arqueológico se destruya a
:':.
cultades para lograr "interpretaciones" al tiempo limitado una velocidad mayor a la que crece nuestra indiferencia o
de campo, a que "se necesitaban más temporadas", etc. Y nuestra frustración.
por regla general, se anunciaba la esperanza de que en "pos-
teriores trabajos" las interpretaciones serían evidentes.
Ya en la realidad, y mediante mecanismos no precisa- Un programa de acción
mente profesionales, la dificultad de "interpretar" se toma-
ª co_mo indicativa de problemaspersonaJes serios, quepo- Ya que llorar por el presupuesto no parece ser suficiente

~
dían u desde minucias en la vida íntima de losinvestigado- para solucionar nuestros problemas, proponemos que un
es en ~uestión, has:a la duda so~r~ su ~apacidad intelectual. cambio de estrategia puede ser útil en la modificación de
nadie se le ocurna que las defic1encias podrían estar en el la arqueología oficial. Esta estrategia parte de identificar
método. . __.· - las causas reales de las deficiencias, ya que no es posible so-
1 Como resultado de esta dinámica interna, la arqueolo- lucionar un problema que no ha sido antes correctamente
gía oficial se fue dividiendo y la división pronto se transfor- definido. Por este motivo, hemos considerado como primer
ÍTió Y manifestó en manejos por el poder o el control del paso de un programa de acción el demostrar como gran par-
bresupuesto y las autorizaciones. En resumen, lo que se te de las deficiencias derivan de problemas teóricos y no de
había logrado -Y aún subsiste- es una arqueología dividi- presupuesto. Cómo el presupuesto se esgrime ahora para
1-·
tla, 1~eurotiza_da y enfermiza, sin recursos profesionales para "probar" que no es posible hacer mejoras en la arqueología
entilar las diferencias de enfoque y, por lo tanto, una ar- oficial, ya que no "hay personal ni fondos", un segundo
l

to 81
l·.
paso en la estrategia sería evaluar la sa(-) tradicional a este presupu{);
\ . como apuntabamos en la introducción, nues-
problema mediante la reducción de la"calidad, compararla tro énfasis-Se centra sobre los primeros tres pasos, y en espe-
con otras posibles soluciones y así poder estimar entonces cífico, sobre la eficiencia relativa de las rutinas tradicionales
la eficiencia de las rutinas de trabajo favoritas hasta ahora. de obtención de datos. La implementación de los pasos res-
Un tercer paSJ& sería entonces el ofrecer alternativas que tantes deberá ser considerada como prioritaria y pertinente
fuer;n congruentes con las metas de la disciplina y al mismo a todo el gremio, ya que claramente rebasa las posibilida-
tiempo resultaran más eficientes. des de solución individual.
Al tener un carácter centralista, la arqueología oficial
tiene problemas globales que indican la necesidad de planear
el uso de sus recursos más allá de proyectos espedficos ais- Eficiencia y diseño de investigación
lados, mediante programas de prioridades a nivel nacional.
Aunque esta es ya una tarea tan compleja como para pre:- El problema principal en tratar de modificar las estrategias
tender que podemos solucionarla ahora, nos limitaremos a .· de trabajo en arqueología lo constituyen los "arqueólogos
tratar este .cuartQ paso sólo en una forma parcial y cori'fines administradores'', quienes son los primeros en entender mal
más bien ilustrativos que de demostración contundente y lo que significa una inversión redituable. Enfrentados a un
definitiva. . juego de posibilidades, tenderán a elegir la más ·barata, no
. Un CUJinto paso en el programa sería el establecimiento. siempre evaluando si todas las posibilidades son compatibles
de normas mínimas de trabajo que rigieran al total ele la. o se orientán a los mismos objetivos. Claro que la autocen-
profesión, para poder asegurar compatibilidad en los resul- sura en relación al presupuesto es comprensible en una ins-
tados, y por lo tanto, posibilidad de hacer contrastaciones titución donde los problemas administrativos son entendi-
a escalas supra-regionales. dos en y por sí mismos y no como apoyo a las labores de
En forma paralela a estos dos últimos pasos, es indispen- investigación y difusión; pero comprensible o no, el resulta-
sable un trabajo de difusión sobre lo que puede ofrecer la do es una práctica cuya eficiencia puede cu.estionarse.
arqueología al público que la patrocina, más allá de las con- Por otro lado, en los últimos quince años ha aumentado
sabidas apelaciones al nacionalismo, Este¿_~to paso tendrá considerablemente el número de proyectos con presupues-
un importante efecto en la viabilidad de la conservación del tos superiores al millón de pesos y que han requerido de per-
material arque.ológico, que seguirá siendo destruido mien- sonal y material ..en grandes cantidades. La respuesta a este
tras el gran público no comprenda su naturaleza de dato nuevo tipo de trabajos no difiere de la que se usa para resol-
científico. Es en base a argumentaciones como ésta, que ver los problemas de organización y administración de los

1 podremos aspirar a tener el apoyo de los contribuyen tes


para una labor conjunta de presión al Estado; éste, hasta el
proyectos a escala menor; salvo por algunos proyectos de
salvamento más o menos recientes, las estrategias de campo
momento no ha podido demostrar que entiende su labor siguien siendo las mismas. 1 Se ha señalado que la forma de
de custodio oficial del patrimonio arqueológico. · resolver estas nuevas escalas de trabajo ya no es eficiente;
En los capítulos que siguen intentaremos tocar los pun- la arqueología mexicana operó durante mucho tiempo a un
tos de el programa ele acción que proponemos. También se- nivel artesanal y ahora se enfrenta a una profusión de tra-
rá necesario tratar de explicar porqué la arqueología oficial bajos y a un aumento de presupuestos que bien puede re-
no puede conseguir los presupuestos que desearía. querir de estrategias industriales (Litvak, 1976). Para estos
No es nuestra intención, sin embargo, ofrecer aquí un
desarrollo completo y definitivo de un programa como el (1) Binford (1964) señalaba lo mismo para la arqueología americana en 1963.

83
82
=:J CJ c=i CJ c=:J c=i c=i CJ
. .
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\._)
nuevos niveles de operación, los "arqueólogos administra- problemas de muestreo y por lo tanto de control probabi-
dores" resultan, en el mejor de los casos, malos aficionados. lístico de la información. En rigor, las conclusiones sólo se-
Apoyamos esta proposición en que la arqueología oficial rán válidas para los materiales originales en los que se basan.
mexicana maneja su trabajo con un punto de partida limi- Esto hace que aumente la proporción del costo por unidad
tado en varios aspeetos: > de información sobre unidad de· área.
a) teórico-metodológico: al partir de esquemas tradicio- Pero más importante que todo esto es que en ausencia
nales centrados en la historia cultural, es remoto que se de objetivos específicos y detallados, no es posible evaluar
produzcan el tipo de resultados frecuentemente menciona- con justicia dos maneras distintas de realizar una tarea. Es
dos, como la "explicación de los procesos de cambio cultu- obvio que dos técnicas tan incompatibles como el control
ral"; esta limitación es de método y teoría y no se resolverá estratigráfico vs. los niveles métricos apunten a metas dis-
simplemente aumentando el presupuesto y el personal; es tintas, por lo que las discusiones sobre su eficiencia no pro-
más, un aumento será incluso un desperdicio ya que a lo gresarán si no sabemos qué es lo que cada técnica espera
único que se puede aspirar mediante un paradigma tradicio- resolver.
nal es a historias culturales (con los problemas de distin- Es nuestra impresión que la arqueología tradicional
ción entre homologías y analogías, y de analogía etnográ- procede en el campo y el laboratorio en una forma especí-
fica que tratamos antes). Esto hace que el gasto por unidad fica y no en otra, no a partir de considerar los objetivos
de información aumente al reducir sus posibilidades de uso que plantean sus investigaciones, sino en la forma en que
a servir en la integración de "cronologías e influencias". ha procedido siempre. Ya que la arqueología se ha mante-
- b) técnico: al existir u na congruencia entre los diferen- nido al margen de las discusiones teóricas, generalmente.
tes niveles del paradigma, las técnicas empleadas por la ar- se encuentra detrás de los avances del campo general, por
queología tradicional no son cien por ciento compatibles lo que lo único que logra hacer es incorporar la retórica y
con las de otras posibilidades, incluso dentro del paradigma aparentar que está al día haciendo suyos objetivos que ha
tradicional, las escuelas francesa y británica son incompa:- captado "de oídas". Su práctica es la mejor manera demos-
tibles con la americana o la mexicana. En· consecuencia, los trar que un proceso de este estilo debe estar ocurriendo, ya
datos obtenidos por las segundas se ven considerablemente que aunque en los últimos años se han incorporado térmi-
limitados para servir de algo a las primeras. Y ya que todas nos como "explicación", "procesos de cambio cultural",
las escuelas practicadas en México reciben una sola fuente etc., en el campo y el laborntorio se sigue procediendo como
de patrocinio, el costo por unidad de información de cada siempre.
una es distinto y muchas veces el gasto es inútil salvo para El r~sultado es una incongruencia entre los niveles altos
la escuela específica que lleva a cabo el trabajo. (retóricos) del paradigma y la práctica, en la que ambos
c) de precisión: la constrncción de historias culturales apuntan a metas distintas. Así, aunque los arqueológos quie-
no requiere de mayores sofisticaciones en el control de la ran creer que están contribuyendo a resolver cuestiones de·
información; media docena de pozos "estratigráficos" ex- dinámica socio-cultural, de hecho proceden de tal forma que
cavados por niveles métricos son suficientes para resolver lo único que pueden obtener son historias culturales más o
los problemas de "cronología e influencias" del paradigma menos detalladas; ya que los procedimientos tradicionales
tradicional. No es de extraüarse que practicantes de diferen- ~on más que suficientes para este fin, y más baratos y rápi-
tes escuelas discutan interminablemente sobre los estánda- dos que otros, es difícil convencer a los arqueólogos-admi-
'·\ .
res de obtención y análisis de datos. Pero toda la arqueogía nistradores que el aumento del costo que representa u·n
tradicional comparte un supuesto fundamental: no existen cambio en metas y procedimkntos está justificado.
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L~I L__j L_J L_j L_J L_J L_J e= CD c:::J C=:J c:::J ~ .J =:J C:=J :.=J
Mientras no sepamos con precisiónChué fines, a qué de muestrC)epresentativas de 1a ejecución de esta tarea, se
objetivos se orienta la arqueología tradicional, no es posi- puede calcular su costo. Al desglosar la tarea en "operacio-
ble hablar de "los costos más altos" de cualquier otra alter"' nes elementales", podemos conocer como éstas aportan al
nativa; los costos se determinan en función a objetivos, y costo total o al tiempo de operación; modificando las ope-
los de la arqueología tradicional son todo, menos claros. raciones elementales en cuanto a la forma de ejecución,
utillaje, secuencia, etc., sustituyéndolas por operaciones que
cumplan los mismos objetivos pueden compararse formas
La evaluación de la eficiencia distintas de realizar una tarea. Puede calcularse entonces la
eficiencia de las alternativas, y si los ahorros en costo y
Ya que no contamos con enunciados explícitos y concretos tiempo justifican la modificación definitiva de la tarea den-
sobre las metas de Ja arqué;ologia oficial más allá de la retó- t-ro de la línea de producción, mediante un cálculo compa-
rica que no se conecta al trabajo real como hemos visto- 1 tivo de los gastos que habrá que hacer para implantar la
no podemos ir por .el momento más adelante en uña evalua- · mejor alternativa (cambio en maquinaria, instalaciones,
ción comparativa de.los diferentes protoparadigmas tradi- nuevo entrenamiento y mecanización, tiempo de suspensión
cionales y las· alternativas hasta· ahora. disponibles. Pero ya · de la línea, etc.). Aplicada a todo un proceso productivo,
que se aduce que estas alternativas son "más caras" ignoran- esta técnica permite evalúar las alternativas más eficientes,
do la cuestión de si son por principio compatibles, pode- así como los tiempos normales de operación que habrán de
mos pasar a evaluar la eficiencia interna de la arqueología esperarse, de acuerdo a una serie de factores. Esto facilita
tradicional, lo que nos dará pistas sobre su peculiar concep- la programación y una estimación de lo que puede produ-
ción del costo. cirse por unidad de tiempo determinada (Mateas, 1971 ).
Hasta hace relativamente poco tiempo, no. había mane- La técnica se aplica fundamentalmente a tareas y activida-
ra de hacer una demostración de que la arqueología oficial des específicas básicas.
resultaba más cara de lo que se cree. Las demostraciones El segundo campo es la ruta crítica; cuando se tienen
teóricas resultaban poco satisfactorias para los arqueológos- muchas actividades, cada una con tiempos y costos de ope-
administradores que se preocupaban más por el número de ración distintos, que pueden ocurrir simultáneamente o en
publicaciones que podían hacer que por la calidad de los ordenamientos determinados, puede calcularse mediante
materiales contenidos en estas publicaciones.· En nuestra un estudio de ruta crítica, cnál es la secuencia óptima. Tam-
desesperación, hemos echado mano de cuanto hemos po- bién puede estimarse el tiempo óptimo (no necesariamente
dido para apoyar nuestra sospecha de que hacer una buena el mínimo) en que pueden realizarse esas actividades, de
arqueología no tiene porqué ser más caro que hacerla mal. acuerdo a determinadas restricciones de presupuesto.
Y hemos "descubierto". dos campos que pueden ser utiles La ruta o camino crítico, fue desarrollado en los años
para evaluar en., forma objetiva ("facts and figures") Ja efi- cincuentas como mecanismo de organización y evaluación
ciencia de varias formas distintas de llegar a los mismos re- de proyectos; junto con el PERT, se utilizó para lograr el
sultados. · control y optimización de los costos de operación median-
El primero es el estudio de "tiempos y movimientos". te la planeación adecuada de las actividades de un proyecto
Este procedimiento, desarrollado por la ingeniería indus- (Montaña, 1976,p. 14):
; .
¡.'l
trial, tiene el objetivo ele permitir conocer el costo (én tiem-
po Y esfuerzo, tanto f isico como de inversión), empleado El método del camino crítico es un proceso administrativo de
en una tarea determinada: Mediante el estudio estadístico planeación, ejecuci<~m y control de todas y cada una de las acti-

86 87
~ CJ [=:J c=i C.=J CJ CJ ~ =:i J
,-\
1
vid ad es componentes de un proyecto que "-je desarrollarse den- cas~)
de los de estimaciones con límites máximos y míni-
tro de un tiempo crítico y al costo óptimo (!bid., p. 14). mos en base a posibilidades físicas o presupuestales de rea-
,' ;, lización. Para cada actividad se estipulan los márgenes de
Las aplicaciones del procedimiento son múltiples y a va- tiempo en los que puede ejecutarse y su relación con los
rios niveles, según se cuente con más o menos información. márgenes de tiempo de las actividades a las que está conec-
En el mejor de los casos, permite una evaluación de los tada; esto permite jugar con los tiempos de realización: aque-
tiempos óptimos de realización mediante una comparación llas actividades que no tienen margen de tiempo, o cuyo
ele costo vs. tiempo, en el paso conocido como "compresio- retraso afectaría irremisiblemente la realización de las de-
nes sucesivas ele la red", en que se simula el aumento en más, son consideradas críticas. Por último, el costo de cada .
personal y material -por lo tanto en costo-, que habría actividad se calcula para cada uno de los tiempos estimados
que hacer para reducir el tiempo de cada una de las acti- de reaiización y esta información es incorporada también a
dades reducihks en el proyecto: En los casos en que no la red. La red nos señalará las actividades cuyo atraso o ade-
contamos con información precisa sobre tiempos y costos, lanto modifiquen considerablemente la eficiencia del pro-
nos pe:rmi tci1 al ni en os:
ún~ píanifíéaCión y programac:ión yecto. Esta secuencia es ia ruta crítica del proyecto y en
más rigmos~1- que por simple esti1hacLón intuitiva (Cataly- base a ella se puede calcular el costo y tiempo finales de
tic Construction Co.; eds., í970; Montaffo, op. cit; Antil operación. Mediante una simulación de cambios en el tiem-
y Woodhcad, 1975). . . po de realización de las actividades, se llega a estimar hasta
En arqueología, el uso de la ruta crítica ha sido pro- qué punto vale la pena acelerar la realización del proyecto,
puesto en los trabajos pioneros de Litvak (1975, ponencia de acuerdo al incremento en el costo que acompaña a esta
a la XIV Mesa Redonda de la SMA, en Tegucigalpa, Hondu- "éompresión". El resultado es la posibilidad de realización
ras, 1976), y l\rechavaleta (en preparación). Se prevé, por del proyecto con un gasto y tiempo óptimos, y de paso,
lo pronto, un uso de la técnica como mecanismo de planifi- conocer las posibilidades de reorganización del proyecto
cación, ya quL' para una programación más rigurosa son in- si hubiera retrasos imprevistos (Montafio, 197 6).
dispensables estimaciones de los tiempos y costos de cada Evidentemente, llegar al nivel de "compresiones de la
actividad. Nosorros la proponemos como forma de evaluar red" en arqueología implica conocer los tiempos y costos
distintas alternativas. de las operaciones, que son muy variables, sobre todo ya
La planificación mediante mta crítica se logra a través que cada protoparadigma usa técnicas distintas. Pero el po-
de un análisis de cada actividad mediante tres preguntas: ten'cial de este procedimiento es claro; en salvamento, por
"V. ~·~~les son las activi~ade~ pr~cedente~ a~e~~ ejemplo, no sabemos hasta dónde se justifica abandonar el
·a v1c ~s-d~'TI~q_-m:-a-c :~z:i:d:~_g,e- trabajo de campo porque ha empezado la lluvia, en vez de
c;len realizarse simultánt'illll.ente con ésta'?" (A1itil y Wood- construir toldos y techados para las áreas de excavación,
head, 1975, P-.r:.24). A partir de esta infonnación, se cons- · considerando que el tiempo total de realización está deter-
truyen gráficas de antecedentes y secuencias. Estas gráficas minado por el cierre de la obra. Y como este ejemplo po-
son vertidas a diagramas de flechas (redes) en que cada acti- dríamos dar otros.
'>·
vidad es representada por un vector, con un punto de ori- Tanto el estudio de tiempos y movimientos como la ru-
gen Y un evento final. Cada actividád es calculada luego en ta crítica pueden servir para una evaluación objetiva de los
cuanto a los tiempos p¿simo, óptimo y medio de realiza- conceptos de costo que maneja la arqueología oficial. De-
ción, tiempos que pueden ser resultado de aúálisis de tiem- jando a un lado por el momento la comparación de varios
pos Y movimientos o de experiencias anteriores, y en el peor paradigmas en cuanto a su eficiencia relativa, y centrándo-

88 89
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"L____J L--1 ___
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o u
·~

nos en el trabajo mismo de la arqueología tradicional, po- ·Sorprendentemente la arqueología mexicana opera con
ct~íamos descubrir que el gasto está mal enfocado Y que se frecuencia en sentido inverso: primero se crean los proyec-
jtlstifica el calificativo de "dispendio de los fondos públicos" tos, se presupuestan, y ya a medio camino se pregunta cuá-
qhe se ha aplicado a nuestra activid~d (A~ech~valeta, en pre- les son las intenciones. O bien, en el plano administrativo,
plaración). Algunos ejemplos de la mefic1encia de la arqueo- se crean puestos y organismos o departamentos primero, y
l~aía
lb
oficial pueden ser consultados en el apéndice 1 de este luego se trata de encontrarles una función. En cuanto a la
trabajo. investigación en particular, se siguen, una o dos rutinas bá-
sicas cuyos objetivos jamás se dan a conocer o que están
desconectados con la realidad práctica. Es asombroso como
2i. El diseño funcional se discuten costos relativos, en ausencia de enunciados cla-

Jna alte tiva a los presupÚest¿s-nr~yectos 1 que se utili-


ros sobre los objetivos o necesidades a las que se orientan
las rutinas tradicionales, cuya eficiencia se toma como auto-
me
{ail todavía en. gran. el id ería . adop_ción. rL~direñns evidente y por lo tanto no sujeta a discusión. 2
-d~óri explícitos. Sugerimos.que este es un paso Una forma de plantear una investigación mediante ideas
rlecesano para incrementar la eficiencia d·el trabajo arqueo- de diseño funcional sería la de elaborar preguntas que co-
1bgico, y por lo tanto un paso acielante en el cumplimiento rresponden a otras tantas necesidades. Dependiendo de la
de sus metas. . . . __ _ · forma en que respondamos a estas preguntas, se abren dife-
Una forma de plantear el diseño de investigación, es en- rentes opciones en cuanto a las operaciones posibles para
tenderlo como uri programa de operaciones que resultan de
1
cumplir las necesidades. Corno un efecto "markoviano", la
lk toma de decisiones en relación a un conjunto de necesi- elecCión de una determinada opción abre algunas nuevas·
dades explícitas. Es úr:icamente en relación a objetivos ex- alternativas y automáticamente cierra otras (Litvak, comu-
~lícitos y preciso~ que podremos evaluar la eficiencia de nicación personal). ·
·•·;
"1
~" diferentes alternativas. . Creemos que toda investigación debe trner (implícitas
[ . El diseño funcional, como se utiliza en la arquit~ctu~a, o explícitas), las siguientes preguntas:
rror ejemplo, parte del postul~do. de que para cumplir satis-
ctoriamente un proyecto es md1spensable conocer con de- a) Para qué se investigará.
alle las necesidades que hay que cubrir delimitando con b) Qué se investigará.
; mayor precisión los objetivos; solamente ante un juego c) Dónde se investigará, y por qué ahí (a las diferentes
de necesidades bien definidas es posible evaluar diferentes escalas de trabajo: región, sitio, área dentro del sitio,
~atisfactores en Cl'.ari.to. a características co.mo c?,sto y re- unidades específicas de excavación y recolección).
q.uerimientos de tiempo y personal. La satisfacc10n de las d) Cómo se investigará (y porqué), en cuanto a método,
~1ecesidades se logra mediante un conjunto de operaciones técnicas de colección y análisis de datos.
~muchas veces subdivididas en actividades y tareas) cuya e) Con qué se investigará (personal, material).
lrganización se logra mediante un programa. Los requeri- f) Qué orden y qué tiempo tomarán las fases de inves-
fientos de personal, material y tiempo pueden ser entonces gación (establecimiento de un programa).
1alculados, así como el costo total y el ritmo al que se ha- g) Cuánto costar·á la inves.tigación (material, personal y
án los gastos. . . . . tiempo: establecimiento del presupuesto).

l En más de un caso, los presupuestos ocupan más hojas que los "proyec-
tos" mismos.

~~-t-º~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
· ·
2 En Muellcr, ed., 1975, y Mueller, 1974, se presenta el estado actual de la
aplicación de muestreo probabilístico.

91
CIJ CJ CJ CJ C=:J : - --] CJ CJ ==i
'/\
'·J
La mayoría de estas preguntas tienen una respuesta pre- Un elemento importantísimo de la ideología capitalista es
' eterminada por el paradigma dentro del que se realiza la que la ciencia y la política son dos cosas distintas, por lo
~nvestigación; deberá haber congruencia entre las respuestas que el científico vive en la ilusión de que sus objetivos y su
fara que pueda esperarse éxito en el trabajo. En México, hacer son ascépticos y "abiertos" a todas las posibilidades.
ruchas de las respuestas derivan de distintos paradigmas, y El papel político de la ciencia es, sin embargo, clarísimo en
<lle costumbres y rutinas establecidas, así como de la "reali- cuanto es uno de los instrumentos más usados en la adapta-
~ad nacional" en que se da la investigación, dándose incluso ción de un determinado grupo a su realidad o en la modifi-
tasas en que las respuestas las preselecciona el Estado por cación de ésta a través de la explicación y control de los
Ínedio de alguna de sus agencias. El resultado es que pocos fenómenos observables. Por otro lado, como generadora de
broyectos tienen congruencia entre los diferentes niveles justificaciones y valores, la ciepc~ es indispensable en la
/ie operación. Esta incongruencia aumenta el costo, reduce consolidación de la ideología dominante, lo que sucede así
ia eficiencia y limita la posibilidad de obtener los resultados aunque no nos guste reconocerlo.
beseados; cuando eventualmente esto logra suceder, hay Más adelante trataremos de nuevo este punto; por el
rue atribuirlo más a la capacidad creativa e imaginación del momento baste señalar dos cosas: 1) que así como debe

~
nvestigador que a lo eficiente de la estrategia planteada. existir congruencia interna en la investigación derivando de
a) Evidentemente, la pregunta ¿para qué investigar? tie- la congruencia interna del paradigma, para que los usos po-
e una connotación doble: en primer término hace referen- líticos a los que se orienta ésta se cumplan; debe haber con-
cia a los objetivos generales de la disciplina, luego a los de sistencia entre el paradigma científico y el "paradigma po-
a investigación en específico y finalmente a los particula- lítico". 2) que la manera en que se responde a la pregunta
es del proyecto; ya sea en su conjunto o por temporadas. "¿para qué se investigará?" o "para qué investigar" no se
La segunda connotación no es reconocida normalmente por deriva sólo del paradigma científico, sino que en última
los arqueólogos y tiene que ver con la relevancia social o instancia está determinada por el "paradigma político" o
uso social que el investigador asume que tiene su disciplina: ideología a la que el investigador esté inscrito -indepen-
esto es, para qué, y a quién sirve lo que él haga. Así como dientemente- que él sea conciente o no de esta inscripción.
la primera mitad de la respuesta está predeterminada por el Limitaremos por el momento nuestra discusión a la pri-
paradigma mediante ~l que opera el arqueólogo, esta segun- mera connotación de la pregunta. Hay que señalar que in-
da connotación está predeterminada por el "paradigma po- dependientemente del paradigma político específico, todas
lítico" o ideología en la que el investigador esta inscrito o las posiciones teóricas consideran su hacer científico como
a la que se suscribe. "útil", y por lo tanto, como justificable el qlle la investiga-
Esta segunda connotación pasa normalmente desaperci- ción esté patrocinada públicamente.
bida por el arqueólogo, que se considera a sí mismo un "cien- Como vimos en la primera parte de este trabajo, la ar-
tífico"; y parlo tanto, objetivo y no contaminado por posi- queología tradicional intenta cumplir básicamente los obje-
ciones políticas (así como durante mucho tiempo se consi- tivos de delimitar una historia cultural, describir las formas
deró ajeno a posiciones teóricas). La razón de esta peculiar de vida del pasado y "comprender" o "interpretar" los cam-
manera de ver las cosas radica en que los "paradigmas poli- bios. Vimos cómo estos objetivos se ven limitados por el
::¡ t1cos" tienen una "invisibilidad" parecida a la de los para- método inductivo y los modelos· 11ormativo-particularistas
;;¡ digmas científicos: como uno crece en un determinado pa- que usa: el material arqueológico (contemporáneo) es "in-
1:.~ radigma, es difícil aceptar que su percepción esté siendo terpretado" como representativo de un pasado mediante
a:ectada por él, o que simplemente tal paradigma exista. principios a priori y sin prueba. Por esta razón, la eficiencia

9'"- 93
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relativa de la arqueología tradicional, al menos en cu_anto Una cosa es cierta: de este tipo de proyectos es muy di-
a lo que al ol¿jetivo de "explicación" respecta. es mucho fícil~ si no imposible, que puedan salir explicaciones en el
muy reducida (si no es que nula). Los otros objetivos tam- sentido real del término. Para esto habría que orientar el
poco pueden cumplirse con los métodos frecuentemente trabajo en forma distinta.
usados, (cuyos problemas hemos enunciado antes), por lo El modelo N-D propone que la investigación esté orien-
que otra vez, la eficiencia relativa de las rutinas tradiciona- tada mediante hipótesis, de las que se deducen "implicacio-
les es también cuestionable. nes de prueba", que indican lo que deberá encontrarse en
Es por esta.razón que creemos que es necesario modifi- la realidad si la hipótesis es cierta. De esta forma se reduce
car el oaradigma tradicionaly operar con una concepción el universo potencial de datos, ya que podemos determinar
distint;. Al menos para aquellos qué estamos insatisfochos Ja pertinencia de determinadas poblaciones en relación a la
con limitar nuéstra aCtividad a describir un mater!al con- hipótesis, ya sea para su "comprobación" o su refutación.
temporáneo, este. cambiq es)mprescindible. y no sólo en Esto significa un incremento en la eficiencia, ya que las
relación a las pqsibil~dades ~e oqtener r~sultados sinoa nues- estrategias ele colección de datos pueden adecuarse al obje-
tras opciones Q.e relevancia social. · · tivo mediante una evaluación de los resultados parciales; se
Por otro lado, 'la ejeclÍciÓn de un proyecto mediante reduce la posibilidad ele que sea sólo por accidente y al final
ideas de diseño funcional, o cualquier otro principio orga- de la investigación, que se produzcan "hipótesis", cuya prue-
nizativo, requiere de una delimitación, lo más precisa posi- ba requeriría de "posteriores trabajos", muchos de los cua-
ble, de los objetivos a cumplir; mientras más detallados sean les son imposibles (corno en el caso de salvamento).
éstos, más fácil será evaluar las diferentes necesidades y Proponemos que el objetivo general de la investigación
operaciones a realizar, así como .su eficiencia y pertinencia debe ser el proporcionar datos para la contras.tación de una
en relación al total de la investigación. La forma en que se hipótesis. El objetivo específico de un proyecto determina-
plantean los proyectos en la arqueología mexicana es, en do sería la solución de un problema teórico, mediante una
los mejores casos, insuficiente para poder decidir si las ope- hipótesis en particular. La meta global es lograr una expli-
raciones que se realizan son pertinentes, Olas más eficientes cación.
posibles de acuerdo a los objetivos. Ya que éstos no se ex- b) ¿Qué se investigará? Para esta pregunta, la arqueolo-
plicitan, o se expresan en forma de intenciones vagas como gía oficial mexicana se orienta nonnalrnente por ubicacio-
"conocer todo sóbre la éulturn X y sus cambios y procesos nes geográficas: por ejemplo, estados de la república, áreas
de desarrollo", resulta imposible saber si lo que sucede en y sub-áreas culturales, o sitios específicos. En fénninos ge-
el campo y el laboratorio está relacionado con ellos. Es muy nerales, la elección de "dónde" antecede a la de "qué y para
sospechoso que proyectos con "objetivos" distintos, como qué" se investigará; cuando se explicita el objetivo casi
"encontrar el origen de la cerámica X", o "las influencias siempre es en términos de área: "estudiar todo lo posible
..
·~:. entre las regiones R y Q", así corno el salvamento, tengan de Ja región L-F", o la "delimitación de los procesos de
rutinas muy parecidas. cambio en la cuenca de J".
Lo que sucede normalmente es que estas "intenciones- Creernos que los orígenes de esta forma de ver la inves-
objetivo" no son fácilmente "operacionalizables"; además, tigación derivan del pasado de la arqueología mexicana,
como se concede un tiempo muy reducido a la planifica- centrada en problemas de área cultural (claramente parti-
ción de la investigación a fin de_cuentas se.usan las rutinas cularistas): muchas veces no era el investigador el que esco-
ya establecidas, sin precuparse por la pertinencia que .éstas gía el área donde quería, sino donde podía, es decir, para
deben de tener en relación a los objetivos. la que se ofrecía patrocinio. En resumen, la investigación
94 95
------------·-----
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culminaría con la his~oria cultural del sQ, región o estado, tantes", <}-·productivos" (porque salen muchas cosas) o
más que en la solución de un determinado problema teórico. simplemente por que son los que tienen acceso fácil por
Trabajando dentro de un par~digma distinto y explíci- carreteras o están en la cercanía de poblados con facilida-
. tamente orientado a la explicación, es factible empezar eli- des (Binford, 1964, pp. 138-9). En el caso de la arqueolo-
giendo primero el dónde y luego el qué, pero no es deseable. gía mexicana hay que añadir que sean "redituables" en tér-
Es decir, prácticamente cualquier fragmento de la realidad minos turísticos, "importantes" en términos demagóoicos
presentará siempre problemas teóricos a resolver; el proble- Y "practicables", ya que sólo para ellos hay dinero. Sebtien~
ma aquí es que hay que proceder en forma inversa a la nor- de a elegir sitios grandes o que permitan hallazgos especta-
mal, y buscar qué problemas teóricos pudieramos intentar culares, corno "lo más antiguo", "lo más reciente", "lo úni-
resolver con los materiales de la región escogida previamen- co " , "l o mas
' c 111co
. " , " e l mayor " , ctcctera.
'
te, Este procedimiento toma más tiempo y puede resultar Estos criterios de elección parten del supuesto ele que
que el rango de problemas presentes 110 interese al investi- prácticamente todos los sitios dentro de una región (y to-
gador en cuestión, por lo que su rendimiento se verá afec- dos los puntos dentro de un sitio), contienen básicamente
tado. lo mismo y, por lo tanto, son igualmente pertinentes. Aun-
Si se procede en ·fom1a normal, primero se elige el pro- que se reconocen diferencias en historia cultural supra-
blema teórico y luego la región de estudio; por ejemplo, un regional (no es lo mismo excavar un sitio maya a un sitio
proyecto orientado a resolver el paso de economías de apro- del altiplano), o temporal (no es igual trabajar Postclásico
piación a economías de producción escogería regiones en que Precerámico), ya a nivel regional los sitios son casi equi-
las que hubiera documentación sobre sitios pertinentes al valentes para proporcionar "secuencias e influencias". La
periodo de transición, o razones para sospechar que tal ti- elección se hace primero por área cultural ("a rn í me gusta
po de sitios era de esperarse. Un modelo como éste fue el más lo maya que lo azteca"), y luego, ya en el sitio, se pre-
inicio de los "proyectos orientados a problemas"; a partir fiere los centros ceremoniales (si los hay); en casos afortu-
de los trabajos de Childe surgieron proyectos que tomaron nados se practican algunos pozos en áreas no-ceremoniales
áreas específicas para resolver el problema de la "revolu- "para no dejar". Cualquier punto dentro de ambas áreas del
ción neolítica" (véase Braidwood, 1960; Byers, ed; 1976); sitio es prácticamente bueno.
otros trabajos también orientados a problemas pueden ser Y no sólo bueno, sino "representativo": rara vez leemos
consultados en Sanders, 1965 et al., y Flannery, 1970, en- en los reportes una descripción de métterial limitada a las
tre otros). áreas excavadas o recolectadas (es decir, a los 12 ó 20 po-
1
En el modelo N-D (que proponemos como el .más eficien- ! zos o unidades), sino que en base a ellos se nos presenta la
te de los disponibles hasta ahora), antes de pasar a la elec- o
"cultllra X" o el periodo "proto-L", la "fase C-sub 2".
ción de un lugar para la investigación habría que elegir un Esto es,_ la porción investigada se considera invariablemente
problema teórico, plantear una hipótesis y pasar a derivar el válida como representativa de la población total.
mayor número de implicaciones de prueba antes de elegir Esta falacia parte de considerar a la cultura como homo-
el sujeto de estudio: así la elección de la región ·O sitio ten- génea y compartida, en vez de verla como variable y partici-
derá a ser óptima. pada diferencialmen te: los sitios son agregados ind iferen cia-
c) ¿Dónde se investigará, y por qué ahí? Se: ha señalado dos de rasgos en vez de ser el resultado del funcionamiento
desde 1964 (Binford, para variar), que los criterios de selec- variable de un grupo. No obstante, se pretende que se pue-
ción de regiones y sitios parten de consideraciones como que de "escoger" arbitrariamente los sitios y áreas dentro de
los sitios elegidos son los más "representativos", "impor- sitios más "representativos":

96 97
_- L_j L__J c=J- 1 • 1 • 1 1 L=:J r___J CJ ,--------í
c__J -·---'
_
· '
___]

. . . podemos generalizar que los arqueó~-~)S quieren_ o?tener que la distr('ción de materiales culturales en un sitio ar-
información representativa y confiable dehrro de los limites de queológico nci es un buen ejemplo de poblaciones homo-
su tiempo y dinero restringidos ... dada esta situación, hay sólo géneas. La variabilidad potencial es alta,_ por lo que si se
un medio conocido hasta el momento para lograr una cobertura quiere tener una idea aunque sea aproximada de la certeza
en la que los resultados puedan ser evaluados.en ~uant~ a su con- de lo que se dice, es indispensable el control probabilístico.
fiabilidad como representativos de la población mvestigada ... Y El problema de la precisión está ligado al del uso social de
es mediante 1a aplicación de la teoría del muestreo en el d~sarro­
llo y ejecución de los programas de colección de datos (Bmford,
los resultados, como esperamos probar en la sección final
de este trabajo.
1964, p. 139).
d) ¿Cómo se investigará? Una vez más, esta pregunta se
Aunque esta idea era propuesta ya desde antes ~e 196~ -contesta por referencia a un determinado paradigma. La
para la arqueología, y fue enfat~zad? a la arque?logia :11~~1- heterogeneidad de los procedimientos de campo y labora-
cana cuando menos desde 1969 (Litvak, 1969), la pracn_ca torio observables en la arqueoiogía mexicana apuntan cla-
tradicional insiste en llamar _"representati\10''',su trabajo. ramente a la diversidad de protoparacligmas que guían una
Los términos ''representatividad '" y "cert_eza" :tienen un práctica supuestamente igual. Las discusiones sobre cuidado
sianÍficadO 'muy preeiso -Y hasta cierto pll'~ltd incluso ~on y rigor científico se pierden cuando los practicantes de la
m~surables- y no resultan de fa'CasuaJ.idad o la ~uerte, ·smo arqueología parten de premisas distintas aunque a nivel
de la aplicación de pririCipios probabilísticos en el diseño más alto la referencia sea la arqueología tradicional.
de investigación. No intentaremos aquí una discusión sobre-la licitud o
Existe ya todo un cuerpo de trabajos que sustancían ética de ·proceder de una forma determinada, sino la con-
esta afirmación (Blalock, 1972; Cochran, 1952, entre o~ros); gruencia de técnicas específicas a objetivos claros. La des-
su aplicabilidad a la arqueología ha sido ya probada, mclu- cripción e historia cultural requiere un mínimo de precisión,
so en casos mesoamericanos (por ejemplo, Plog, 1976). sólo poco más que los trabajos de reconstrucción monu-
Contamos ya con una bibliografía suficiente como para de- mental. Lo que nos interesa aquí es mostrar que estos pro-
. ~:: : .
cir que, aunque falta mucho por hacer, los d~seños apoy,a- cedimientos no son suficientes ni congruentes con una ar-
.:.,
dos en muestreos probabilísticos ofrecen ventajas Y tenderan queología orientada a la explicación.
. :;
a generalizarse. 2 . . Un tema común a una arqueología explícitamente cien-
Las ventajas de estos principios no se limitan a ofr~cer tífica es la necesidad de poder inferir, a partir de la lectura
· mayor rigor metodológico, sino que signifi_can un conside- del contexto arqueológico (que es donde se queda la ar-
rable aumento en la eficiencia. Mientra:s-que no se pruebe queología tradicional) y sus factores de formación, el con-
lo contrario, un pozo es sólo representativo de un pozo, texto de funcionamiento vivo del grupo que investigamos
por:lo que los trabajos cuya representatividad no ~e conoce como sujeto de un determinado problema teórico. Si la in-
se hmitan en su utilidad a fas poblacion_es de materiales estu- formación sobre este contexto sistémico (Schiffer, 1972;
diadas originalmente. Esto significa mayor cósto por unidad Schiffer y Rathje, 1973) puede estar en los procesos que
de inform~ción, ya que con los procedimiei1tos de 1!1ues~~eo forman el contexto arqueológico, y éste a su vez, presenta
probabilístico es posible saber con buen~ aprox1mac1?n, una estructura (Binford, 1964 ), entonces un objetivo gene~
cuál es el margen: de error de una determmada generaliza- l ral de investigación es la delimitación de esta estructura y
ción en base a una muestra controlada. _ l sus procesos de formación. Para cumplir este objetivo, sin
j
-Es cierto que hay fenómenos cuya homogeneidad per- embargo, es importante estar capacitado para distinguir
:1
n'íité mayor confianza en la generalización, pero creemos entre los patrones que nos interesa discernir, presentes en

98 l
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99
11:::wm:::::a111L::'j11111i::::~r:::,.-r-::r··~L~1~~-~----.~r~:Jr-rc~-~1~1~1 ~1 ~1~.~~~---~-~~~/~~~~--------~1
1
o
la realidad, y la distorsión que podemos introducir a través . la mexicana, y la que toma los postulados europeos (básica- __ _
del uso de técnicas específicas de observación. Es por esto mente el ambientalismo británico). La gran mayoría sigue
que los procedimientos de control probabilístico, así como siendo la e~c~ela mexicana, en términos de números, presu-
las pruebas basadas en la teoría de la decisión, son impres- puesto rec1b1do, etc. La escuela mexicana es especialmente
cindibles. clara: el arqueólogo-como-hombre-orquesta. El director de
Ya en la práctica, la mayoría de los problemas teóricos un proyecto es al mismo tiempo administrador, arquitecto,
requieren de tomar escalas de estudio regionales, Y delimi- capataz, conservador, editor, dibujante y fotógrafo. No ne-
tar primero la variabilidad interna a escala regional: cuántos cesita de especialistas porque la toma de muestras no es
sitios hay, dónde se en cu entran, cómo se relacionan al p ai- indispensable ("y además, no hay quién las analice'"). Los
saje y entre sí, qué características presentan en cuanto a ta- ambientalistas, de número reducido, reconocen ya la parti-
maño, forma, tipo de artefactos presentes; ver si existen cipación al menos rnulti-disciplinaria, porlo que intervienen
patrones determinados de distribución, o si ésta es aleato- especialistas de otras ramas. Claro que esto aumenta el cos-
ria o sistemática; cómo se distribuyen en el tiempo, etc. to y el tiempo, por lo que son atacados frecuentemente.
Todo esto requiere de trabajos en superficie, con chequeos No obstante, el director de un proyecto sigue siendo mate-
de la congruencia entre ésta y los depósitos. mático, conservador, fotógrafo, administrador y capataz: 0
Como se verá, no es esta la forma en que procede por sea, hombre orquesta que ahora dirige más gente. La nece-
lo aeneral la arqueología oficial, por lo que resulta sorpren- sidad de un trabajo interdiciplinario, aunque ha sido pro-
de~te que a últimas fechas insista en su retórica que intenta mulgada por esta tendencia desde los cincuentas ha tenido
"aplicar el desarrollo". Son poquísimos los intentos de sis- tan poco eco, que la demanda de especialistas en 27 años
tematización y aún menos los normamientos explícitos so- no ha aumentado gran cosa. El resto de la arqueología pue-
bre diseño de investigación (un buen principio, aunque limi- de arreglarselas sin sofisticaciones, como las muestras de
tado a concheros, es el trabajo de Mora, 197 5). polen.
En la práctica tradicional casi siempre se empieza por En cuanto al material se prefieren herramientas rápidas
la elección de áreas específicas de un determinado sitio. En y mientras menos equipo, mejor, ya que es caro; la arqueo~
un diseño orientado a la explicación, este paso sería ante- logía mexicana opera prácticamente igual que hace 30 año~.
cedido por un estudio a escala de clases de sitio, y luego a · ignorando los desarrollos técnicos -por no decir teóricos_:
escala de sitio, en que la variabilidad interna de los sitios y sus ventajas.
"; específicos es determinada antes de pasar a excavaciones f) Programa. La arqueología mexicana sigue programan-
extensivas. Finalmente, y mediante muestreos sucesivos Y do sus trabajos de acuerdo a las rutinas desarrolladas para
retroalimentación entre las diferentes etapas del diseño, se 1940, con la adición de los trabajos de salvamento, de esca-
pasaría a la excavación de áreas de sitios pertinentes a la la regional. No es remoto ni raro ver que las excavaciones
contrastación de la hipótesis. Un diseño de este tipo parte antecedan a estudios de superficie regionales, o que la re-
de los principios propuestos ya desde 1964 por Binford, construcción empiece antes de terminarse la excavación de
a los que se han hecho considerables adiciones (Struever, las estructuras. En el área de programación yace una de las
1:' 1968, 1973; Redrnan, 1973; Fritz y Plog, 1971; Plóg, 1974; más importantes fuentes de desperdicio de recursos. Esto
·: i
Flannery, ed. 1976;Williamsetal., 1973;Mueller,ed.1975, es de esperarse ante la ausencia de objetivos claramente de-
.< son algunas de las referencias sobresalientes). finidos.
e) Con qué se investigará (personal y material). Aquí la La complejidad de operaciones de un proyecto realmen-
arqueología tradicional se divide en dos: la que sigue la escue- te orientado a problemas explicativos, así como su costo.

101
~-~------
1
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o
--- hace indispensable la adopción de técnicas de programación ·nos, con la facilidad como se procede tradicionalmente, es
y control que aseguren un desarrollo óptimo y un uso efi- decir, eligiendo un sitio o región e investigando para "ver
ciente de los recursos. La aplicación de principios de orga- qué pasa" o "qué nos sale".
nización y optimización son indicados. Tal vez la técnica Sin embargo, los problemas están ahí, y son reconoci-
más conocida sea la ruta crítica, que también resulta de gran bles como variabilidad humana que hay que explicar; tam-
utilidad en la optimización del presupuesto y tiempo dis- bién como patrones de distribución en el tiempo o en el es-
ponibles. _ _ pacio. Hay problemas teóricos sustantivos que tratan con
g) Presupuesto. Este debería ser el resultado de las ne- casos concretos, como la transición entre apropiación y
cesidades enunciadas en los demás incisos y;no el punto de producción de alimentos, y problemas de articulación, que
partida, como sucede en la arqueolog.ía mexicana. Es claro intentan afinar nuestra comprensión del material arqueoló-
que hacer una arqueología seria es _más caro y difícil que gico como indicador del pasado, como las cuestion~s de
hacer anticuarianismo disfrazado; pero ·en este campo, co- procedimientos analíticos y descriptivos de este material.
mo veremos en seguida, no se puede.hablar de "más caro" En el primer caso, los intentos de solución son hipótesis en
0 "más barato'', sino en relación a Objetivos concretos. Si todo el sentido de la palabra; en el segundo, las considera-
la arqueología mexicana tuviera que ser mala por no contar mos como proposiciones o hipótesis auxiliares; la solución
con presupuesto, sería mejor que se dedicara a estudios de de ambos tipos de problemas debe avanzar en forma paralela;
aab1'nete en donde su actividad fuera menos dañina. El pro- de hecho el desarrollo de proposiciones sobre el material
º '
blema no es muchas veces el presupuesto, sino el uso que arqueológico es prerequisito a la contrastación de hipóte-
se hace de él. sis de orden mayor.
La creación de hipótesis parte de concebir relaciones
específicas entre variables; este paso, llamado "abducción",
3. Un diseño de investigación explicativa requiere de creatividad, imaginación, dominio de la teoría y
un amplio conocimiento de materiales; algünos de los atri-
El centrar la investigación sobre cuestiones explicativas no butos de la práctica tradicional como la imaginación y el
está excento de problemas; algunos radican en la ausencia uso del sentido común (para mala fortuna ofrecidos a veces
de enunciados explícitos de las leyes y principios interpre- como sustitutos dei método científico), tienen aquí su me-
ta_tivos con los que opera la arqueología, lo que hace difícil jor posibilidad de aplicación. Desgniciadamente no hay fór-
la postulación de hipótesis; otros, en el tipo de en trenamien- mulas para reconocer problemas teóricos o plantear hipóte-
to que recibimos los arqueólogos en escuelas dominadas sis, al menos por el momento. Una posibilidad es el estudio
por el paradigma tradicional, en que los problemas expli- de investigaciones anteriores, o la formalización y explicita-
cativos no son considerados. Un último tipo de problemas ción de las proposiciones interpretativas usadas tradicional-
deriva de la dificultad de encontrar mecanismos adecuados mente.
oe prueba para las hipótesis propuestas. En el diseño que ofreceremos la intención se centra en la
Los dos primeros prob-lemas son los más serios; no tene- explicación; se asume además que la mayoría de los proble-
mos práctica, ni individual ni como disciplina, en la elabo- mas teóricos de alguna importancia requieren de investiga-
ración de hi~ótesis explicitas. Por esta razón, aun cuando ciones a escala regional casi por definición, y que cualquier
intentamos hacer formas de investigación diferentes, facil- posición teórica interesada en problemas de este tipo recu-
mente perdemos el ánimo ya qüe no se nos ocurren ni pro- rrirá a una escala regional. Sin embargo, problemas menores
blemas teóricos ni hipótesis en forma automática; o al me- que pudieran resolverse a escalas menores t_ambién son con-

103
o
siderados; en esos casos, el disefio empieza a la escala de · III. Estudio de superficie a escala regional ;localización
interés. Se presentan varias escalas: región, clase de sitios, de sitios y muestreo previo.
sitio, área dentro del sitio y unidad específica de recolec- IV. Estudio de superficie a escala de clases de sitios.
ción y excavación. Creemos que muy pocos problemas de Delimitación de la variabilidad a escala regional,
importancia pueden resolverse atendiéndo sólo a ésta últi- establecimiento de clases de sitios; estudio de si-
ma escala, no obstante, hay problemas prácticos y de imple- tios de cada clase, y en especial de los pertinentes
mentación que pueden requerir de su uso en forma indepen- a la hipótesis.
diente. .. . . V. Verificación preliminar de la congruencia superfi-
Otra característica de este diseño es que puede cumplir- cie/ depósitos.
se por etapas progresivas en que, si la ete.pa es gtis,factoria- VI. Estudio intensivo de superficie a escala de sitio;
mente cumplida, se obtienen resultados definitivos, el.imi- delimitación de ia variabilidad interna.
nándose el típico "serán necesarias posteri.ores investigacio- VII. Verificación de iü congruencia superficie/depósi-
nes'': también se pretende que a escala.regional el proyecto tos para sitios particulares; delimitación de la
pueda ser general, y que proporcione lá mayor cantidad de complejidad de posicional del sitio.
información: la hipótesis misma se tom¡t con detalle al pasar VIII. Excavaciones intensivas-extensivas.
a escala de clase de sitio: esto permite una compatibilidad IX. Análisis final, determinación de patrones y ten-
mayor entre proyectos regionales realizados mediante este dencias.*
disefio. Estas etapas pueden cumplirse en poco tiempo con X. Contrastación de la hipótesis; delimitación del
grari.des cantidades de dinero y de personal, o en forma pro- ajuste.
gresiva, más lenta, con presupuestos reducidos; esta es una XL Evaluación de la contrastación (rechazo o modifi-
característica importante en situaciones como la mexicana cación de la hipótesis; aceptación provisional).
y parte de la idea de que el proyecto avance mediante el
cumplimiento de metas sucesivas. El disefio que ofrecemos
se basa en intentos parecidos, muchos de ellos sometidos a . 4 . Etapa I: plai1teamiento teórico
pruéba incluso en situaciones mesoamericanas (Binford,
1964; Binford. et al., 1970: Red man, 1971: Plog. 1974; Esta etapa tiene tres fases:
Strue~er, 1968, 1973; Williams, et al., 1973; Mueller, ed.
1974: y para Mesoamérica, Flannery, ed. 1976). El disefio I. Planteamiento teórico.
cumple con las características apuntadas como necesarias l. 1. Elección del problema.
en la sección anterior. l. 2. Elección del sujeto de estudio.
Las etapas generales -cuyo orden es importante respe- l. 3. Postulación y operacionalización de la hipótesis.
tar- son las siguientes:
1.1. Elección del problema. El problema deberá ser teó-
l. Planteamiento teórico, elección del sujeto especí- rico, o planteado en términos de generalizacíones. Normal-
fico de estudio y del intento de solución. Formu- mente se confunde al sujeto de la investigación -un deter-
lación y operacionalización de la hipótesis. minado sitio o región- con el problema teórico de estudio.
II. Preparación y estrategia general. Elaboración de
un programa y presupuesto: farniliarización con * Entre cada etapa hay fases de análisis previos, de preferencia realizados én
forma paralela al trabajo de campo, en que la información sirve para re-
la región. troalimentar ei proceso. y permitir mejor controL

,_ _ _l_0.1~---------------------- 105
~ c=J L • --· .. ] c::=J ==i __J

o (J
Una manera de preveer esto es explicitar el problema sub- rísticas presentan los grupos con modo de producción des-
yacente que el sujeto en cuestión ejemplifica; así, "la caída pótico tributario?, ¿cómo podemos identificar la división
del clásico maya" se puede· convertir en ¿por qué se produ- de clases en los materiales arqueológicos?; etc. Es indispen-
cen discontinuidades tan pronunciadas Y en tan poco tiem- sable que estas proposiciones sean articuladas a problemas
po en algunos grupos? o ¿qué ocasiona que un grupo deter- generales para lograr explicaciones reales.
minado no logre sostener .un "equilibrio dinámico" con su I.2. Elección del sujeto de estudio. Esta se hace en base al
ambiente?, o bien ¿qué papel juegan los conflictos internos problema elegido en el punto 1, y requiere de manejo de
de una sociedad estratificada en su eventual desaparición? materiales; antes de pasar a trabajos específicos habrá que
El problema así planteado ya no queda ligado necesaria- mostrar que en efecto, la región o sitios elegidos son casos
mente a un juego de datos. específicos, sino que ilumina pertinentes del problema planteado. También es necesario
además en la soiuciónde probleµrns similares, como el aban- probar que la elección permitirá una contrastación eficien-
dono del suroeste americano, las discontinuidad,es.en el su- te: esto es, de haber varios sitios o regiones que ejemplifi-
reste asiático., etcétera ... ·> . . . · . · . . quen el problema, deberá optarse por aquellos en los que
Hay que recordar que nuestro objetivo general es expli- se presenten ventajas de observación, o bien tengan priori-
car fa variabilidad; podemos preguntar el porqué de las dife- dad por otras razones (como inminencia de destrucción).
rencias en grupos, entre grupos, entre momentos históricos, El limitar la investigación a una región detenninada permi-
etc. Los momentos de transición se prestan en fornrn espe- tirá reducir el trabajo de apoyo bibliográfico, orientando la
cial a este tratamiento. recopilación preliminar de información sobre el problema
Es por esta razón que se ha considerado como temas y la región específica. Es necesario en esta fase consultar la
centrales de la arqueología la explicación de las transiciones bibliografía teórica tanto como de la región elegida; deben
más importantes, o "revoluciones culturales", como el proce- buscarse datos sobre problemas similares en otras regiones.
so de hominización, la transición de economías de apropia- I.3. Postulación y operacionalización de la hipótesis. Es-
ción a las de producción, la transición de sociedades iguali- ta fase puede dividirse en varios pasos:
tarias a sociedades divididas en rangos y luego en clases, la I.3. l. Postulación de la hipótesis. Las hipótesis, corno
transición de formas de control ideológico a control militar, intentos de respuesta a los problemas teóricos, pueden ser
de control por parentesco y costumbre a control por repre- concebidas en forma original por el investigador, al notarse
sión y aparatos legales, etc. El campo potencial para pro- . la relación entre determinados juegos de variables (en el
blemas de este tipo es muy amplio. procedimiento llamado "abducción"). Para ello el investi-
Otra clase de problemas son los que hemos llamado gador puede apoyarse en su conocimiento de materiales, su
~ ',
"identificatorios"; éstos manejan casi siempre proposicio- capacidad creativa y su imaginación. Otra posibilidad es to-
'·i
nes sobre determinadas entidades, pre-requisitos al estudio mar hipótesis propuestas por otros investigadores (en cuyo
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de su dinámica; aquí lo que se articula a la realidad es una caso utilizaríamos sus abducciones) y proporcionar un nue-
': :
definición determinada por medio de indicadores. Son ejem- vo contexto de prueba. Esto es perfectamente lícito y ne-
.·,."
·' plos de problemas identificatorios: ¿_es aplicable a Mesoa- cesario; la forma en que una hipótesis gana peso es median- ·
mérica el concepto de "modo de producción despótico tri- te el mayor número de pruebas en contextos distintos e in-
butario"?, ¿existía división ele clases en la sociedad azteca?, dependientes (Plog, 1974, pp. 19-21); también recordará el
etc. Como se verá, planteados de esta forma, estos proble- lector cómo una de las operaciones básicas de la ciencia
mas tienen un rango de aplicación menor al que podrían te- normal es el tratar de llegar a lo conocido o lo propuesto
ner si los enunciáramos en fonna generalizante: ¿quécaracte- mediante procedimientos distintos o en situaciones diferen-

106 107
~·: 11--i, ·¡
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. _ __J

tes; esto no significa más que la prueba de hipótesis e~ con-


o
caciones de prueba son derivadas de la hipótesis y especifi-
textos nuevos o diferentes, mediante apoyos y mecamsmos can los patrones de datos que deberán observarse en la rea-
distintos, o bien mediante nuevas implicaciones de prueba lidad si la hipótesis es cierta. La derivación de las implicacio-
'.'

antes ignoradas (Kuhn, 1972, pp. 3 5-4 2). nes y de los juegos de datos pertinentes se logra mediante
Otras fuentes de hipótesis son los postulados teóricos "argumentos puente" o "de relevancia", que derivan par-
centrales del paradigma, la Teoría general de sistemas, las cialmente de la teoría de la disciplina. Una hipótesis adquie-
analogías etnográficas y las proposiciones de otras disci~li­ re solidez mientras más implicaciones de prueba sean usa-
nas antropológicas o sociales. Por último existen recopila- das, ya que esto significa que está dando cuenta de rangos
ciones de hipótesis y proposiciones para científicos sociales de fenómenos más amplios. Una deducción incorrecta de
(Plog, 1974, p. 19, cita el trabajo de Steiner, 1964, en el las implicaciones puede llevar a rechazar una hipótesis cier-
que se presentan 1000 hipótesis). . ta o a aceptar una hipótesis falsa; por esta razón, otra vez
Debe recordarse que una hipótesis es un intento de ex- deberá de ejercitarse aquí la creatividad y el rigor, tratando
: l plicación, y que puede adoptar la forma de "sí x, enton~es de derivar implicaciones significativas.
y, en un juego de condiciones z"; esto es, pu_ede enunciar Muchas veces la derivación de implicaciones puede ha-
un juego de antecedentes que tienen determinadas ~onse­ cerse por un uso complementario de la hipótesis, en el sen-·
cuencias (los patrones que observaremos) en determinadas tido de su planteamiento como "si la hipótesis es cierta, X
circunstancias. Además, mientras más completa, elegante Y situación no deberá observarse en la realidad" .. Un recurso
parsimoniosa (en términos lógicos) sea una hi~ó~esís, es de este tipo fue empleado por Braidwood para "falsificar"
mejor (Dunnel, 1971, pp. 59-64 ). Otra caractenstica fun- -probar como falsa, o al menos incompleta- la hipótesis
damental de una hipótesis es que debe ser contrastable, es de Childe (19 51, p. 23-5) sobre el origen de la agricultura,
decir, que permita deducir de ella implicaciones de prueba que partía de la formulación de concentraciones de pobla- .
que podamos checar contra la realidad. Una hipótesis como ción en "oasis" como producto de las condiciones post-
la de Braidwood sobre el origen de la agricultura, que se glaciales. Braidwood (19 51, p. 85) señaló que condiciones
basa en que hay una tendencia "natural" al desarrollo, Y similares a las postglaciales habían existido antes, en los
que la agricultura aparece cuando esta tendencia ha llegado inter-glaciales, sin que se hubiese producido entonces la
a cierto punto, -combinándose con las características que agricultura. En relación a este ejemplo debe recordarse que
ofrece una "zona nuclear"~ (1963, pp. 106~10), tienen la una ley es un enunciado con altas probabilidades, sobre la
desventaja de que la prueba de "tendencias naturales" es relación de dos variables en un juego de condiciones; una
. prácticamente imposible, y cuando mucho, poco útil, ya ley debe señalar las condiciones necesarias y suficientes· para
que esa "hipótesis" no nos dice por qué esta "tendencia na- que un detemünado fenómeno suceda. Es evidente que
tural" cristalizó en la agricultura dónde y cuándo lo hizo y aunque la hipótesis de Childe apuntaba en el sentido correc-
por qué sólo en llnos grupos y no en otros. Muchas veces la to era incompleta, al faltar otras condiciones que hicieron
contrastabilidad de una hipótesis dependerá del grado de que sólo en el post-glacial se diera la transición a la agricul-
.. ~·'
precisión y rigor que podamos darle a los términos que em- tura .
pleamos en ella. Una formalización de los conceptos centra- Cada implicación nos dará indicaciones precisas del tipo
les que se manejen es un pre-requisito para una prueba deta- de observaciones que tendremos que hacer. Mientras más de-
llada y más satisfactoria. Hipótesis potencialmente valiosas talladas estén estas implicaciones, más rigurosa será la con-
se pierden ante la ausencia de rigor en su formulación. trastación; lo ideal es llegar a expresiones cuantitativas en
I.3.2. Deducción de implicaciones de prueba. Las impli- cuanto a las predicciones de ,la hipótesis, lo que aumenta

10'8 109
.. J
o
su fuerza (Williams, et al., 1973, contiene ejemplos de las clasificarían los grupos que los produjero.n", intención pre·
1·.:· destinada al fracaso (Dunnel, 1971 ). En seguida se hacen
posibilidades de precisión).
Este punto es más importante de lo que puede apreciar- estudios de distribución y gráficas porcentuales. Todo esto
se a primera vista. Para probar su proposición sobre las fun- se hace "a mano" o con calculadoras sencillas. En ausencia
de argumentos de relevancia que indiquen la significación
ciones que tenían distintos cuartos del sitio Broken K, en
el suroeste americano, Hill (1968) tuvo que desarrollar im- de estos procedimientos es inevitable que haya dudas sobre
plicaciones precisas sobre el contenido y características f or- ellos. La arqueología cuenta ya con técnicas analíticas sofis-
males que ·deberían observarse en los cuartos ¿debía consi- ticadas que requieren normalmente del uso de computado-
derarse como área de preparación de alimentos aquella en ras. El área de procedimientos· analíticos es una que sigue
la que se encontrar~n hogare_s?~ io era necesario que apare- subdesarrollada, sin embargo, existe ya un compendio for-
ciesen también _restos. de alimei1tos o subprodúctos de la íni.dabie del cual partir: la obra de Clarke (1968).
En este paso del diseño se preveen las técnicas de análisis
preparación?; de ap~t~cet'éstós resfos, pero también apare-
cer restos de actividades distii1tas,· ¿qué propórcii:mes de que habrán de ser empleadas; se evita así que luego los da-
cada tipo deberíán aceptarse para dete'rminar una u otra tos hayan sido colectados sin tomar en cuenta el problema
función (o ambas)?, etcétera. de congruencia entre los requisitos matemáticos y las inten-
I.3.3. Delimitación de los procedimientos analíticos tenciones de manejo y, en consecuencia, se aumenta la efi-
ciencia (López y Espinoza, 197 6). También es posible en
pertinentes. Es necesario convertir las observaciones en me-
tonces calcular los gastos, -aunque sea en forma prelimi-
didas sobre los parámetros que trata la hipótesis, lo que sig-
nifica la adopción de escalas de medición de varios tipos nar- ~1.1:iateri~l ~personal que será necesario para la etapa
de anahs1s. As1m1smo, se avanzan las posibilidades de con-
posibles; la más usada en arqueología es la nominal o clasi-
gruencia entre el tipo de análisis y la hipótesis. Algunas hi-
ficación; esta escala es también la más sencilla. La elección
pótesis necesitarán de manejar muchas variables en forma
de escalas es importante ya que para poder utilizar deter-
simultánea; mientras más clara esté esta condición en el
minados procedirrÍientO$ estadístiCos, los datos tienen que
planteamiento de la hipótesis, más fácil será adecuar los
cumplir con determinadas condiciones de escalas (Blalock,
procedimientos analíticos. ·
1972); la aplic.ación de procedimientos analíticos matemá-
1.3 .4. Elección de las pruebas para la contrastación. Una
ticos· frecuentemente es errónea al ignorarse los requisitos
vez procesado el material, habrá que pasar a la contrasta-
en cuanto al tipo de distribución y tipo de escala en que las
ción de la hipótesis, lo que requiere de elegir las pruebas
observaciones se han vertido (López y Espinoza, 1976). Es-
adecuadas; las técnicas analíticas no necesariamente serán
ta es una de las áreas más débiles de la arqueología tradi-
las mismas que las de pmeba: este campo está considerado
cional y una de las fuentes de problemas más seria en inten-
en la Teoría de la Decisión; existen pruebas a varios niveles
tos analíticos mas sofisticados. De nuevo, la aplicación erró-

.i.
nea de procedimientos analíticos se traduce en gastos in-
fructuosos; reducción de la eficiencia y conclusiones falsas.
Y esta situación tenderá a perpetuarse en la medida en que
l1
1
de complejidad, que permiten medir la significancia (Wi-
llemsen, 1974; Blalock, 1972). De nuevo, la precisión au-
mentará el apoyo de la hipótesis. Los márgenes de seguridad
que se consideren cómo medidas de ajuste suficientes de-
el arqueólogo pretenda sustituir al especialista o al no esta- :J
berán estar sostenidos mediante argumentos de relevancia·
blecer lazos de comunicación más eficaces con él. .1 de otra forma, las pruebas no tienen significado. Hay prue~
Los procedimientos analíticos de la arqueología tradi-
cional son extremadamente reducidos; se limitan a tipolo-
gías en las que se intenta agrupar los materiales "corno los
l
]
bas má.s -~ menos poderosas según el tipo de poblaciones y
la prec1s1on que se desee. Muchas de ellas requieren contro-
les probabilísticos en la muestra .
• ,... '.· .~¡·
JUic'.___u_o ,___________:____~-------- - 1~. 11 1
L__j CJ CJ c=J CJ CJ c=J CJ CJ CJ CJ CJ =:J •'. -] 1 =i ==:J ==:J

1.3.5. Delimitación de los crlteriLJe evaluación. Ele-


()
necesarioYevisar materiales en colecciones· y museos, ma-
gidas las prnebas pertinentes, habrá que determinar dentro
pas generales y fotos aéreas disponibles; el objetivo es ganar
de qué márgenes de ajuste se espera que la contrastación
una idea sobre la región que permita programas más espe-
sea considerada negativa. Esto permitirá la evaluación de la
cíficos para la obtención y análisis de datos.., Se recomienda
hipótesis y puede señalar las áreas en las que sea necesaria
hacer salidas de familiarización en las que participen los es-
su modificación o su rechazo; por esta razón conviene anti-
pecialistas para poder delimitar los problemas logísticos
cipar los rangos de error permisibles desde un principio;
que habrá que resolver, como accesos, tipo de vegetación,
evidentemente, estos dos últimos pasos son prácticamente
actitud general de los lugareños, etc. Se podrán evaluar las di-
inexistentes en la arqueología tradicional.
ficultades para el recorrido y excavación así como problemas
de campamento, abastecimiento, comunicación, etcétera. ·
. . A partir de estas actividades, cada especialista o grupo
Etapa II: preparación y estrategia 'general de especialistas puede formular un programa específico, ya
que muchas veces se trabajará ei1 poblaciones de d2tos de ti-
Esta etapa puede ·dividirse en grupos de .actividádes que ·· po distinto que tienen contextos de observación y muestreo
pueden ocurrir simultáneamente; por 11ecesidades ele expü~i­ diferentes. Es ventajoso que estos programas estén suficien-
ción hemos seguido un orden ·lineal, este no es necesaria- temente detallados e incluyan estimaciones de personal,
mente el único posible. material y tiempo de ejecución, para poderlos integrar en
el programa general de la investigación; éste puede ser reor-
II. 1.·Cobertura previa de la bibliografía teórica, arqueo- ganizado de acuerdo a los principios de ruta crítica, y hasta
lógica, etnohistórica, ecológica de la región. donde sea posible, se recomienda que se intente llegar a
II. 2. Revisión de materiales. una "comprensión de la red" para encontrar el tiempo ópti-
II. 3. Recorrido preliminar para familiarizarse con la re- mo de ejecución. Mediante esta red se puede calcular el pre-
gión. supuesto global del proyecto así como la forma en que este
II. 4. Elaboración de programas particulares por especia- deberá recibirse y administrarse.
lidad. El proyecto así determinado puede ser sometido a apro-
II. 5. Elaboración de un programa general. bación. Aprobado el programa y el presupuesto puede pasar-
II. 6. Delimitación de personal, material y tiempo de se a la contratación de personal calificado, servicios y com-
operación; presupuesto. pra de herramienta. También es necesario conseguir cartas y
II. 7. Aprobaeión 'del proyecto. permisos; es el momento para empezar una cobertura com-
II. 8. Cobertura de materiales. pleta de material como mapas, fotos aéreas, etc. Terminadas
II. 9. Preparación general. estas operaciones pueden programarse las salidas (de acuerdo
(Trataremos estas operaciones en fomrn global). a los momentos óptimos en la región, en cuanto a condi-
ciones climáticas), establecer campamento y transportar
Una vez cubierta la primera etapa, puede empezarse a materiales para pasar a la primera etapa de campo.
formular el proyecto definitivo que será sometido a aproba-
ción; esto requiere de delimitar en forma previa la región
de estudio, y de una cobertura de la bibliografía arqueoló- 5. Etapa III: estudio de superficie a escala regional
gica, etnohistórica y ecológica de la misma; se puede refor-
zar en este momento también el planteamiento téofico. Es El objetivo central de esta etapa es la delimitación de la va-
riabilidad regional: conocer la variabilidad cultural median-
1 12
113
L__J L_J L_J L_J L:=l L_J c::::J LJ C:=J c=i c::::J CJ J c:=i ==i ··--1
la utilizw-'-··\J. de esquemas de muestreo probabilístico y pa-
te la localización de sitios y un primÜuestreo; Y para.lela- ra poder\pJstular densidades y patrones a escala regional.
mente llevar a cabo el estudio de las condiciones ecOlógicas La delimitación puede hacerse de acuerdo a tres criterios
actuales, mediante estudios geomorfológicos, edafológicos, básicos: a) ecológicos, b) culturales, c) 4r..i"dadcs arbitrarias.
de clima, botánicos, zoológicos, etc., integrados con una a) Se puede partir de consideracio~'e°s ge~eralmente fi-
concepción ecológica. Cumplida satisfactor~arr:ent~, esta siográficas, y del supuesto de que las formas del terreno y
etapa podrá aportar inforinación sobre la dist:1buc1ón d~ del paisaje, " ... en especi<il los sistemas ílnviales, corno sub-
los sitios en relación al paisaje y entre sí; una idea aproxi- divisiones discretas del espacio, están indudablemente rela-
mada de sus tamaños, formas y contenidos, que permita cionadas con la ocupación humana ... " 1 por lo que pueden
postular proposicio:-1~~ s~b_r~ función Y.~erarquía~, Y sirva utilizarse com·o unidades para el registro y comparación de
para checar la defimc1on m~cial de, l~ reg10n. Tambié~ ~por­ sitios, ya que las comunidades ecológicas siguen de cerca
tará colecciones comparativas bas1cas a los especialistas, estas subdivisiones (Waicle, 1973, p. 428: ver también Gum-
proporcionando un ·conocimiento d_~ prime:~ mano c~~. las merman, ed., 197 l ). La idea que rige este criterio es que el
posibilidades y factores de destru~c1on de sitios, perm1L1~,n- ambiente no ocurre como dispersión aleatoria de elemen-
do evaluar prioridades a escala reg10nal, tanto de prote~c1on tos naturales, sino que está estructurado; a su vez, las pobla-
como de conservación~ consolidación, o arqueologia de ciones humanas han respondido de manera distinta a la es-
emergencia. . .· . tructuración de su ambiente, sobre todo de acuerdo a su
Se puede dividir esta etapa en los siguientes grupos de grado de desarrollo; en términos generales, las sociedades
operaciones: preindustriales siguen esta estructura, que guía la distribu-
Ill. 1. Delimitación previa de la región y su variabili- ción de los asentamientos en relación con los recursos
dad interna. (Struever, 1968, p. 136). En nuestra opinión, este criterio
III. 2. Localización de sitios. es el que presenta mayores ventajas.
III. 3. Muestreo de sitios y de materiales comparativos. b) En algunas ocasiones afortunadas se cuenta con pis-
III. 4. Análisis previo. tas de orden cultural, ya sea a partir de recuentos etnohis-
III. 5. Evaluación de la delimitación original de la re- tóricos o etnográficos, o bien de trabajos arqueológicos
gión y su modificación. . previos. Para Mesoamérica en el Postclásico, por ejemp.lo,
III. 6. Establecimiento de clases de sitios. se tiene una división en regiones tributarias documentada
III. 1.1. Delimitación de la región. en las fu en tes. Cuando se puede contar con esta información,
· III. 1.2. Definición de su variabilidad in terna en térmi- conviene cruzarla con el criterio ecológico para obtener re-
nos ecológicos y culturales. sultados más eficientes.
c) Hay investigadores que prefieren ·aplicar una delimi-
JII. J. Delimitación previa de la región y su variabilidad tación arbitraria a su región, enmarcándola en términos de
in tema áreas predeterminadas, como por ejemplo, cuadrados de 1O
Estas dos fases tienen como· objetivo poder proporcio- kms, por lado (Nalda, 1975) o transectos. Este criterio es
nar una delimitación espacial de la región y detern1inar qué útil cuando se cuenta con poca información previa sobre la
tan heterogénea es en términos ecológicos y culturales. Es ecología o las ocupaciones prehistóricas de la región, o bien
todavía una fase de gabinete.sobre materiales bibliográficos, cuando el área es mµy homogénea; sin e.luda es también el
mapas y fotos aéreas, pero en la que se utilizan las observa-
La cita en de Waide: la 73, pero por desgracia la referencia completa fue
ciones realizadas en el recorrido de familiarización. · imposible de localizar.
La delimitación espacial de la región es pre-requisito a
115
114
C:J CJ CJ c:=i c:=i CJ CJ CJ . C::J 'I e=_] CJ CJ CJ =:J . :J r-=i =::J . -]
o
criterio de aplicación más fácil aunque corre el riesgo de no l
.f)
tos especÍi:T6os, etc.-, y aquellos muestreos probabilística-
cubrir en su totalidad el fenómeno adaptativo bajo estudio, ; mente controlados (Flannery, 1976h). Con éstos últimos
o bien de aglutinar dos sistemas diferentes en una zona arbi- 1 es posible óbtener una idea de las proporciones en que los
traria, lo que incrementa la heterogeneidad de la "pobla- .1 sitios se distribuyen en la población-objetivo; también se
ción-objetivo" y hace menos eficiente cualquier programa ] puede generalizar sobre esta población con un grado de cer-
de muestreo. Cualquiera de estos mismos criterios puede , teza conocible (por ejemplo, podemos saber que "hay 100
aplicarse para subdividir la región en unidades menores, pre- l, posibilidades en 1,0000,000, de que no aparezcan sitios
requisito a la aplicación de muestreo probabilístico estrati- ! i
mayores a 100 ha en tal subdivisión de la región"). A di-
ficado*, que es el que parece ser el más eficiente de acuer- 1· ferencia de lo que los arqueólogos tradicionalmente argu-
do al objetivo. En la sub-división pueden además incluírse mentan -muchas veces desde una posición de ignorancia- el
criterios auxiliares como prioridad de ataque por destruc- esquema de muestreo mínimo recomendable es el muestreo
ción inmediata o similares. Es necesario obtener el área de estratificado. El lector puede referirse a la divertida y pre-
cada subdivisión que se haya formado por la combinación cisa discusión que provee Flannery (ibid) sobre las supues-
de criterios. tas ventajas y desventajas del muestreo probabilístico, en
Debe recordarse que nuestra delimitación es sólo un la que se incluye un recuento personalizado de la polémica
punto de partida y que será sometida a prueba también; el Binford/Mayer Oaker y Nash. No haremos aquí una exposi-
resultado del análisis indicará las correcciones pertinentes. ción detallada de las complicaciones y sutilezas del muestreo
probabilístico, pero referimos al lector a los trabajos de Mue-
ller (1974) y Mueller, ed. (1975), en que aparecen resúme-
!JI. 2. Localización de sitios nes útiles de los procedimientos y sus complicaciones.

La localización de los sitios es imprescindible para poder


hacer generalizaciones sobre la variabilidad interna; como
resuÍtado lateral enfoca la atención hacia áreas prioritarias l nes:
Esta fase se puede subdividir en las siguientes operacio-
de conservación, protección, etc., como señalamos antes.
La localización puede hacerse mediante varios mecanismos, 1
III. 2.1. Diseño de un programa de muestreo probabi-
cada uno con su juego de operaciones correspondientes. 1 lístico.
Subyacente a todos ellos está el problema central de lapo- 1
III. 2.1.1. Elección del esquema de muestreo.
sibilidad de obtener una cobertura parcial que pueda repre- :\ III. 2.1.2. Delimitación del tamaño de muestra mínimo
sentar (dentro de rangos de error conocidos) al total de la aceptable.
población de sitios que nos interesan (llamada "población- III. 2.1.3. Elección de la forma y tamaño de las unida-
objetivo"). Muchas veces la cobertura total es imposible, o des de muestra.
no es deseable, por lo que la primera necesidad es elegir el III. 2.1.4. Selección de las unidades a partir del "marco'',
tipo de muestreo que se aplicará. y su ubicación en fotos y mapas.
Existen dos grandes grupos ele muestreo, según partan III. 2.2. Localización de probables sitios por fotoin-
o no de los principios del muestreo probabilístico: el mues- terpretación.
treo arbitrario -de corazonada, por accidente, por propósi- III. 2.3. Ubicación en mapas de los sitios mencionados
en fuentes y bibliografías arqueológicas.
(*) Haremos referencia a este procedimiento más adelante. III. 2.4. Recorrido de superficie.

j 16 11 7

•• R*&V47
LJ ~c=J c=J ,---- 1 c:=J =:=J - ~J 1 J ==i " -
1976). E:~ ___,\squema no es el único, y el lector interesado
III. 2.1. Aunque todavía es un campo poco explorado,
existen algunos experimentos para comparar la eficiencia de
~ .
en el problema
,
puede consultar las referencias señaladas,
como guia a otros esquemas.
determinados esquemas de muestreó en el reconocimiento a
La segunda elección que habría qu~ hacer es la del ta-
escalaregional(Mueller, 1974;Mueller,ed.1975;Plog, 1976).
maño de muestra a emplear; este es la proporción del total
Estos experimentos también han sometido a prueba dife-
de la región (población-objetivo) que se va a cubrir (Mueller,
rentes tamaños de muestra, así corno la forma y tamaño de
1974, cap. 3). No existen recetas ni proporciones absolutas
las unidades de muestra. Para Mesoarnérica se cuenta con
estandarizadas -como el típico 20% - ya que el tamafi.o de
un ejemplo aplicado al valle de Oaxaca (Plog, op. cit.). Es-
muestr~ dependerá del tamaño de la población, de su hete-
tos experimentos, llevados a cabo en contextos diferen-
rogeneidad y del grado de precisión que esperamos de nues-
tes; indican que para regiones donde se espera heterogenei-
t~as conclusiones. Se han hecho experimentos en los que se
dad, (como serían las ocupadas por grupos complejos), es
Simulan tamaños de muestra distintos (Mueller, ed. 1975;
recomendable reducirla mediante la subdivisión de la po-
Plog, 1976) Y se han estimado los resultados en cuanto a
blación-objetivo en "estratos de muestra" que agrupen la .i precisjón, eficiencia y otros parán1etros. Una conclusión
heterogeneidad y tengan internamente eleméntos comunes. l común a que se ha llegado es que hay un t._ 111ail.o óptimo
Esto puede hacerse subdividiendo l¡¡ región _por criterios l
de muestra para cada población y cada grado de precisión
ecológicos y culturales como hemos visto o bien tomado
"estratos arbitrarios", corno cuadrantes de 1 km por lado,
j deseado: después de cierto punto no crece la precisión au-
mentando el tamaño de muestra, salvo cuando éste se acerca
rectángulos, transectos, etc. (Mueller, 1974, cap. 3).
ya a una cobertura total por efecto de la Ley de los gran-
Ya que nuestro objetivo es simplificar la localización
de sitios y lograr información sobre sus proporciones y dis-
j des números (Asch, 197 5; Mueller, 197 5; Re ad, 197 5; Plog,
'! 1976). A reserva de más experimentos en contextos mesoa-
tribución en la región, nos interesa una cobertura lo más
mericanos, el problema del tamail.o de muestra dependerá
completa posible: un muestreo aleatorio simple es insufi-
ciente ya que pueden quedar juntas varias unidades de mues- del grado de precisión buscado y de la posible variabilidad
tra; hay que buscar entonces uná dispersión amplia de las de la región.
unidades de muestra en cada estrato; esto se puede hacer En cuanto a la forma de .las unidades de muestra ésta
adoptando un muestreo "sistemático", en que las unidades puede variar; la región puede dividirse mediante una r~tícu­
de muestra son distribuidas mediante una retf cu la, ésta pue- la general en unidades cuadradas; pueden emplearse unida-
de ser general para la región o pueden hacerse retículas para des rectangulares continuas ("transectos") o discontinuas
cada subdivisión (estrato de muestra considerado). e incluso podría usarse un sistema de radiación progresiv~
Ante la posibilidad de que los sitios presentaran una dis- mediante círculos parecidos a los que se emplean en el
tribución _con "periodicidades'', (ciclos repetitivos), que "Catchrn.ent analysis" . 1 Se ha visto que el tamaño y forma
pudieran quedar encubiertos por el carácter cíclico del de las umdades de múestra afectan la precisión y tienen que ·
muestreo sistemático, se recomienda "desfasar" la retícula ver, por un lado, con el patrón de asentamiento el tamaño
empleada. Por esta razón y los requisitos anteriores, se su- Y dispersión de los sitios, y por otro, con caract~rísticas de
giere que el esquema óptimo de muestreo regional fuese uno las "rr:uestras pequeñas" (Asch, 1975); en cualquier caso,
en que se subdividiera la región, se dispersara la muestra en las umdades de muestra en que se divida la región o los es-
forma sistemática, y se evitaran las periodicidades median-
te un "desfasamiento", ésta es prácticamente la definición Sobre este tipo de análisis ver Rossman, 1976; F!annery 19760· Zarky
1976. ' º'
del muestreo estratificado sistemático no-alineado (Plog,
119
118
*iAA#AH
§! j f e
L_J L_J 1 l c:::J CJ c:::J CJ L_] C( C=:J c:::J l ' CJ - .J Hr ' J ' ~ _ _:-_]
j
tratos de muestra deberán tomar en cQ1ta el tamaño de J En la pOaración logística se puede. ordenar el recono-
los sitios presentes (debe preferirse que el tamaño de la uni- :1 cimiento dando prioridad a las unidades de muestras selec- /
dad permita que un sitio o parte de un sitio quede englo- cionadas; o bien a las alteraciones en la foto aérea y a los
, bada a unidades en las que aparezcan varios más); también, ·l recuentos bibliográficos y de informantys; creemos que la
que un mismo tamafi.o de muestra puede hacerse más eficien-
te dispersando unidades menores que concentrando unida-
l ruta más eficiente sería empezar con las unidades seleccio-
nadas por el muestreo en las que, además, se conjuguen al-
des mayores (Binford, 1964; Plog, 1976; Hagget, 1965). El l1
teraciones y localizaciones por recuentos; también es prefe-
cuadrado de 500 m por lado se ha convertido en standard. l rible proceder en orden (por estratos de muestra) cubriendo
Por último, hay que calcular el número de unidades de progresivamente cada subdivisión de la región; permitiremos
muestra que compondrán el tamaño de muestra a emplear, \ así un crecimiento programado del conocimiento de ésta,
y elegir aquellas que se investigarán mediante una tabla de \ que puede llevarse a cabo en una sola temporada, con abun-
números aleatorios. las unidades elegidas son ubicadas en í dan te personal y presupuesto, o en fases sucesivas si se cuen-
1
l
fotos aéreas y mapas con la mayor precisión posible. Pue- . ; ta con presupuestos reducidos.
de empezarse entonces a planear la logística del recorrido. En el caso de las unidades seleccionadas por el muestreo
III.2.2. La localización por fotointerpretacióri es imprescin- cada unidad deberá ser recorrida en su totalidad, y tanto
dible; para regiones en las que no se cuenta con mapas pre- presencias como ausencias de sitios incluidas en las descrip-
cisos, se recomienda no dudar en hacer un vuelo especial ciones. En cuanto a las alteraciones, las primeras fases indi-
que, a fin de cuentas, es una inversión eficiente. Contar con carán criterios más precisos de identificación a partir de un
un vuelo a escala adecuada simplicará la fotointerpretación, conocimiento más estrecho y directo de los patrones de ve-
aumentará su precisión y reducirá los problemas logísticos. gétación, humedad del suelo, etc. No deben despreciarse
Los principios de fotointerpretación son bien conocidos los recuentos de informantes, que pueden ser incorporados
por lo que no necesitamos abundar más sobre este punto. al programa de reconocimiento. 2
Las alteraciones localizadas corno posibles sitios deberán En esta preparación deberá invertirse el tiempo que sea
vertirse a un mapa de control y ser consideradas en la pla- necesario para asegurar que todas las actividades sean pro-
neación logística del recorrido. gramadas y desglosadas en tareas; su coordinación puede
III. 2.3. Los sitios mencionados en fuentes y trabajos hacerse mediante ruta crítica. Hay tareas que no se cumplen
arqueológicos previos también deben ser vertidos al mapa de tradkionalmente y que son básicas, como contar con un
control y su verificación incltÚda en el programa de campo.· 1 índice de vuelo, asegurar que se cuenta con ampliaciones y
III.2.4. Recorrido de superficie,· éste puede ser dividi- 1 mosaicos fotográficos suficientes, con copias de fotos para
do en varias operaciones (que pueden a su vez subdividirse 1 el campo y campamento, etc., y esto sólo para mencionar
en tareas): ¡ una de las áreas de trabajo. Es indispensable también un
nuevo chequeo a las necesidades de material y personal para
l
III. 2.4. l. Preparación logística. ·! evitar transportes que pudieran ser necesarios hasta pobla-
III. 2.4.2. Reconocimiento de unidades de muestra se- ciones cercanas para surtir lo que se haya olvidado, y que
leccionadas. resultan en retrasos y pérdidas ~onsiderables de tiempo y
1 recursos. Todo esto podrá parecer obvio, pero es sorpren-
lII. 2.4.3. Verificación de alteraciones en foto aérea.
l
III. 2.4.4. Verificación de localizaciones por recuentos
l . .

120
bibliográficos.
III. 2.4.5. Verificación de recuentos de infonnantes.
¡
. 'l

2 Tampoco son despreciables las técnicas físicas y químicas de prospección
(Manzanilla, 197 5).

121
.:. . il
. :. r
_J L__J L_J L_J [ 1 ~ 1---1 c=J e:__:_:] 1 1 [=-:J ' 1 =::J

dente la frecuencia con la que sucedeQa contratación de


mano de obra no-calificada también deberá hacerse en for-
o
datos se justifica como proposición auxiliar que deberá ser
· sometida a prueba.
ma escalonada y progresiva, de acuerdo con las fases del
trabajo, para incrementar la eficiencia de este gasto (Are- En cuanto a la recolección, es imperioso que se utilicen
controles de densidad paralelamente a las recolecciones por
chavaleta, en preparación).
calidad que se practican tradicionalmente (Gándara, 1976).
Sólo de esta forma podremos evaluar la densidad, y si tene-
mos información suficiente, función y temporalidad; las
!JI 3. Muestreo de sitios y de materiales comparativos recolecciones con densidad controlada se logran utilizando
módulos de áreas conocidas y recolectando todo lo que
Una vez localizado un sitio hay que cumplir con la rutina aparece en ellos. Hay vegetaciones que pueden presentar
de localización, descripción y muesfreo; podemos señalar dificultades, pero éstas siempre pueden salvarse. mientras
varias tareas en esta rutina: . , que una deficiencia en Ja información tendrá efectos per-
·'. ,··;

manentes.
UI. 3.1. Localización, nomenclatura, información gene- Conviene que la descripción del sitio se haga en térmi-
ral. nos de presencias, ausencias, distribuciones y agrupamien-
III. 3.2. Delimitación del sitio. tos, más que por categorías como "áreas que ocupa la zona
III. 3 .3 .. Croquización. ceremonial", "área que ocupa la zona habitacional", que
III. 3.4. Recolección por calidad. contienen cargas de inferencias no garantizadas y que se in-
III. 3 .5. Recolección por cantidad. corporan casi siempre a la interpretación sin mayor revisión.
III. 3 .6. Descripción general y observaciones.

En esta rutina, los puntos 2, 3, 5 y 6, son de gran im- II14. Análisis previo
portancia; la delimitación del sitio es siempre problemática,
ya que el concepto mismo de sitio es un concepto sintético El punto de partida para este análisis -que debe conducir-
y no analítico; las confusiones que presenta su naturaleza s~ en fon_na paralela al trabajo de campo- serán las tipolo-
han llevado al abandono del término y su sustitución po¡ gias previamente establecidas para la región, si se cuenta
otros, no siempre con una revisión profunda del concepto con elbs, o bien las diferencias formal-estilísticas observa-
(Nalda, 1975): un cambio en terminología no resolverá el bles en el material. En cualquier caso, la clasificación em-
problema; debe indicarse qué atributos se considerarán pleada no es sino una proposición más que debe ser puesta
como definitivos en la delimitación y habrá que apegarse a a prueba ~ cuya con?ruencia con el o los parámetros que
ellos durante el trabajo. Una posibilidad diferente consiste desea medrr (que denvan de la hipótesis central) debe pro-
en considerar a los agrupamientos de artefactos como uni- barse (Dunnel, 1971 ; Binford, l 972a; Gándara, 197 6a).
dades pertinentes de análisis (Thomas, 197 5). Pero ésta y Pueden Y deben considerarse categorías de material no
proposiciones parecidas olvidan que no son los agrupamien- sólo para la cerámica, sino para otros materiales y sus patro-
tos en sí nuestro objetivo, sino sólo en la medida en que nes en los sitios: sus tamaños, sus posiciones topográficas y
fos liguemos a áreas de actividad humana. El concepto de en .general en relación a la geomorfología y ecoloaíab
de la
. ~

sitio y el de región serán, en casos individuales, producto región, deben ser correlacionados mediante tablas de entra-
del trabajo de análisis; su uso en las fases de colección de das múltiples. Del estudio de la presencia, ausencia, distri-
bución y densidad de sitios en cada estrato de muestra po-
122
;t•.t:J.0:,1..,

lif;"1IY
,--1 c=J CJ C:=J c:J CJ

o
L l C=:J
L:_J l c::J
o
[) CJ . :::J

lf drá partirse, para evaluar, de la definición original de. la re-


gión y sus subdivisiones.

JII5 Evaluación de la delimitación original de la región y


su modificación.
~\j
]
("muestreo proporcionado"). b) Si la hipótesis considera
sólo algunas de las clases de sitios, y el número de sitios es
practicable, debe concentrarse el trabajo en todos los sitios
de las clases pertinentes y paralelamente pasarse a una veri-
ficación de la congruencia superficie/depósitos en el resto
de las clases de sitios; la verificación es indispensable, ya
Los límites y caraderísticas propuestos para la región son que, en condiciones normales, la superficie representará
verificados mediante los resultados del análisis prevfo; se más o menos adecuadamente sólo la última ocupación: es
puede pasar entonces a modificarla delimitación, o a hacer- necesario saber si hay o no bajo estas ocupaciones visibles
la más precisa, en la fase III. 6. en superficie otras pertinentes a nuestra hipótesis; al mis-
mo tiempo, se ganará control sobre procesos de formación
III. 6. Establecimiento de clases de sitios de la superficie, y por lo tanto, de su representatividad.
Como resultado paralelo también obtendremos una idea de
Aquí se intenta una clasificación de sitios mediante atribu- la complejidad deposicional de los sitios y de el número
tos múltiples y procedimientos múlti-escalares (López Es- probable de ocupaciones presentes.
pinoza, 1976). Se pueden combinar lbs criterios de tamaño, En el primer caso, cuando el número y diversidad de
posición espacial, posición temporal, características en cuan- sitios claramente rebase las posibilidades de una cobertura
to a contenido, forma y disposición, con los estratos ecoló- de todos los sitios de las clases de interés, habrá que recu-
gicamente determinados que se usaron en principio. Esto rrir a un segundo muestreo. Esta vez, calculando la muestra
resultará en una división aún más fina de la región, y en una en relación a los tamaños de las clases de sitios en alguna
clasificación de sitios. El resultado de esta fase es de hecho de )as formas mencionadas arriba. Sólo entonces se justifi-
el paso inicial de la etapa siguiente. caría la elección de sitios específicos para trabajos intensi-.
vos. Terminada esta etapa, se procedería a un chequeo de
la congruencia entre superficie y depósitos, como veremos
adelante.
6. Etapa IV: estudio de superficie a escala de clases de sitios
Tal vez un ejemplo pueda aclarar lo que se pretende en
esta etapa. Supongamos por un momento que nuestro pro-
Esta etapa está pensada en función de regiones cuya área
blema teórico es la transición de economías de apropiación
sea muy extensa o bien hayan mostrado una gran hetero-
a economías de producción; supongamos también que nues-
geneidad, y en las que se encuentren números considerables
tra hipótesis establece que el abandono de la caza-recolec-
de sitios con diferencias marcadas. En estos casos, a partir
ción como actividad central no ocurrirá a menos de que ha-
de la clasificación de sitios por atributos determinados a
ya presiones que obliguen al grupo a invertir más trabajo y
partir de la hipótesis, se abren varias opciones: a) Si en la
más tiempo del nec.esario para las actividades de apropia-
hipótesis se consideran sitios de la mayoría de las clases es·
. ' ción tradicionales (como sucedería con la agricultura); aun-
necesario pasar a su estudio con una muestra y un detalle
que las presiones que pueden motivar el cambio pueden ser
determinado esta vez ya no en función de la región, sino
variadas, supongamos que en nuestra región hemos adopta-
del tamaño y heterogeneidad de cada clase de sidos. Puede
do un modelo de presión demográfica sobre recursos y te-
dedicarse tamaños de muestra iguales para todas las clases rrenos limitados, actuando contra una capacidad de susten-
("muestreo estratificado desproporcionado o arbitrario") tación fija para cada sistema ele subsistencia: por último,
o adecuar los tamaños de muestra al tamaño de cada clase

124 125
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que en áreas en donde recursos de recolÜón son abundan- · r ) t anos


o sem1se\,.__,fl · , en á reas ó p t.icas
apareceran - en cuan t o a
tes ante las condiciones de presión la población tenderá a recursos; deberá haber un incremento en el número de si-
co~centrarse y adoptar un sedentarismo aunque sea parcial; tios en estas áreas a medida que transcurre el tiempo, e in-
las tasas de crecimiento demográfico serán mayores aquí dicaciones internas (a escala de sitio) de este incremento
que en partes de la región donde los recursos sean más re- demográfico; para periodos tempranos, los sitios contempo-
ducidos como resultado, entre otras cosas, de descensos en ráneos tenderán a ser menores y más escasos en áreas mar-
la mortalidad que acompañan al sedentarismo y los aumen- ginales; en periodos más tardíos, la región deberá evidenciar
tos en fertilidad que son producto lateral-del cambio de un aumento global en la densidad de sitios y una tendencia
dieta. A menos de que los grupos en estas zonas adopten centrífuga hacia las áreas marginales; finalmente, los prime-
medidas de control de población, la tendencia será a formar ros indicios de cultivo -suponiendo que es posible detectar
comunidades-hijas. en las que se establecen excedentes de- tal cosa- aparecerán en estos sitios marginales.
mográficos, primero a distancias próximas a los asentamien- Haciendo a un lado problemas de proposiciones auxilia-
tos oriainales,
. ::;, .
y luego. a medida de :que
. .
el. . proceso
,- . c'onti- /
res, la contrastación de estas implicaciones de prueba re-
núa. cada vez con mayor distanciamiento; e incluso en areas quiere de varias operaciones: a) la elección de una región
marginales en donde los recursos n:oso'n tan ab~ndántes ni donde se tenga la idea, o esté documentada la posibilidad
tan seguros. Partiendo de problemas de distancias mínimas de cultígenos con fechas muy tempranas; b) una investiga-
entre asentamientos, que pueden resultar de condiciones ción a escala regional en donde es necesaria la detección
sociales o de delimitación de terrenos mínimos libres, llega- del total de sitios, o de una muestra lo más grande posible;
rá el momento en donde el sistema no pueda seguirse ex- e) una vez delimitados los sitios habrá que proceder a clasifi-
pandiendo; para este momento la presión habrá 1levado a carlos en cuanto a características como complejidad interna,-
los gmpos de zonas marginales a intentar reproducir las tamaño, distancia a áreas centrales óptimas y posición tem-
condiciones de crecimiento natural de las plantas centrales poral, para mencionar sólo algunos atributos. Aquellos sitios
de la dieta, con lo que el proceso agrícola queda iniciado. pertinentes a la hipótesis (los que ocurran en el período de
En esta hipótesis, a diferencia de la propuesta por Braid- transición) deberán ser nuevamente investigados para afinar
wood (1960, p. 134), no habrá ele esperarse el desarrollo sus características en cuanto a ocupaciones, y verificar la
de la auicultLira en aquellas "zonas nucleares" que presen- superficie, ya que su posición temporal y espacial es muy
tan co1;diciones óptimas para el crecimiento de cultígenos, 1 importante a la hipótesis.
~·: . sino: precisamente en áreas marginales, donde la presión
sobf.e recursos más reducidos actuará en favor de la selec- l Si el número de sitios pertinentes es muy grande, habrá
que hacer una nueva selección partiendo de muestreo pro-
ción: de estrategias como la agrícola (Binford, 1968; Flan- babilístico y características como estado de conservación,
n~ry, 1969 ). -Aunque este esbozo de la hipótesis no hace prioridad de ataque por peligro de destrucción, etc. Aque-
. justicia a los detalles (para los que el lector deberá recurrir
1
:·:
l llos sitios que queden inmediatamente después del periodo
p
a las referencias), pücck servir como ilustración. l de interés, pero en los que no se hayan detectados materia-
Algunas de Ja;s implicaciones de pmeba que se seguirían
(la lista no es completa ni intenta ser exhaustiva) de ésta
hipótesis son las siguientes: deberá documentarse un cam-
l
:l
les para éste, deberán ser revisados una vez más; y habrá
que practicar pozos para asegurarse de que en efecto no
presentan ocupaciones del momento de la transición, cer-
bio en el "equilibrio de densidad" entre recursos y pobla- '
11
;¡ ciorándonos entonces de que éstas no han sido cubiertas
;i
ción, ya sea por cambios ert la estructura de recursos y /o '
¡,...

j por nuevas ocupaciones. De nuevo, si el número de sitios


en la estructura demográfica; los primeros sitios sedentarios ~ de esta clase es grande, antes de elegir algunos en particular
~
126 127
'>.J
L_J c::J CJ . CJ CJ CJ CJ CJ c=J . CJ c:J CJ ==:J ] C=:J ==:J ===:J
para trabajo intensivo, es prerequisito r~·\~r una evaluación IV. 3(c:_\ procede, diseño de un muestreo probabilístico
global que puede hacerse mediante una~-Íieva muestra pro- \ __,escala de clases ele sitios.
babilística y con prioridades como las mencionadas. Unica- IV. 4. Trabajo de superficie en sitios seleccionados.
mente cuando estas etapas estén cubiertas podremos pasar, IV. 5. Análisis ..
en forma eficiente, a la ~elección de sitios específicos en
los que habrá que buscar evidencias muy precisas en cuanto
a temporalidad y modo ele subsistencia, además de datos de En cuanto al establecimiento de prioridades ya hemos
orden demográfico; y para momentos tempranos, de otros hablado antes Y en el ejemplo ofrecido: si la región es hetero-
factores que puedan haber alterado el equilibrio de densi- génea Y con un gran número de sitios, es necesario un segun-
dad recursos/población, llevando a los grupos a estar muy do muestreo, ahora considerando como población-objetivo
cerca de la capacidad de sustentación regional. cada clase de sitios. De no ser así, se atacarán todos los si-
Aunque no necesariamente bajo estas 1íneas de estrate- tios de acuerdo a un orden derivado de la hipótesis y de
gia, una investigación de este tipo ha sido llevada a cabo en problemas de conservación. .
el Medio Oriente; y una de las implicaciones de prueba cen- En cuanto al procedirniento de elección de un esquema
trales, la del aumento ele densidad inicial en áreas "óptimas", de muestreo, los pasos son parecidos a los de la fase 2 de la
no ha podido sostenerse, Io que ha llevado a_ proponer que etapa III. En este caso, puede subdividirse cada clase de si-
son necesarios cambios en la hipótesis que tomen en cuenta tios en estratos de muestra y aplicarse un nuevo muestreo
más a factores de la organización socio-política que a cam- estratific_~do, ya sea por área de cada clase de sitios o por
bios demográficos y ambientales o correr el riesgo de hacer numerac10n de los mismos. Se sugiere un esquema estratifi-
de éstos últimos "motores primarios" del proceso; éstos, y cado que pudiera asegurar una buena dispersión (como el
los factores ele cambio socio-político deberán ser maneja- sistemático). ·
dos en modelos de variables múltiples para dar una explica- Para el trabajo de superficie en los sitios seleccionados
ción más completa, como ha señalado Flannery (1973, p. de cada ~!ase o en ~l total si su número es reducido, se pue-
284 ). Esta conclusión requirió de desarrollos teóricos y de den considerar las siguientes operaciones.
investigaciones a escala regional en que las clases de sitios
pertinentes pasaron por etapas antes de proceder al estudio
IV. 4.1. Levantamiento topográfico.
de sitios específicos; de otra fornía, no hubiera habido ma-
nera de distinguir entre casos particulares y procesos a escala IV. 4.2. Recolección por zonas, con módulos de den-
.· sidad.
li
:'·
regional. . .
Regresando a nuestro programa, la etapa de estudio de IV. 4.3. ~s~ablecimiento de factores afectados la super- ·
fic1e y depósitos.
superficie a escala de clases de sitios puede dividirse en las 1
j
siguientes fases:
La fase V. 4. de análisis, deberá considerar estudios de
1 presencias y ausencias, densidades y distribuciones tanto
l
IV. l. Clasificación de sitios de acuerdo a atributos per- de objetos muebles como inmuebles, para intentar crear
tinentes a la hipótesis. li subdivisiones internas en los sitios de acuerdo a estas carac-
IV. 2. Establecimiento de un programa de prioridades, j terísticas, señalando ubicaciones para pozos estraticrráficos
dependiendo de el número y diversidad de los si- 1 requeridos en la etapa siguiente. º
i
tios de cada clase.
~
1:.
128
1
. ~
129
Etapa V: Verificación preliminar de la congruencia V. 3. Excavación.
superficie/depósitos V. 4. Análisis.
V. 5. Evaluación de la congruencia superficie/depósitos.
Esta etapa es indispensable para determinar el grado de con-
fiabilidad que habrá de esperar de la superficie, y por lo Deberá asegurarse que las unidades de excavación estén
. tanto, de los resultados de las etapas anteriores. Además, suficientemente distribuidas y cubran áreas significativas
en aquellos sitios no pertinentes a la hipótesis central, cuyo (los pozos clásicos de 1x1 ó 2x 1 pueden resultar ineficien-
tamaño y homogeneidad lo permitan, esta será la última tes por problemas de correlación); también, que la excava-
etapa de trabajo, salvo que en la excavación se detectaran ción proceda con todo el cuidado necesario -ya regresare-
ocupacioneso fenómenos relevantes a la hipótesis. mos a este punto en la Etapa VIII-; la práctica de "echar
Esta ~tapa ti.ene como objetivo proporcionar control a perder los primeros dos metros a pico y pala sin tomar en
sobre 1os facto.res de alteración de superficie y depósitos cuenta la estratigrafía", para después, "apoyados en los cor-
(Gándara, cl9.75) para poder evaluar la. congruencia entre tes proceder mediante un registro cuidadoso", no es sólo
ambas poblaciones. Aunque un modelo adecuado para esta injustificable; sino poco eficiente, y va contra los principios
evaluación es un prerequisito a los trabajos basados en super- básicos y éticos de la disciplina. Deberá, en lo posible, pre-
ficie, aún no contamos con candidatos firmes para sitios en ferirse una táctica de excavación horizontal, por fases, a
Mesoamérica. La elaboración y prueba experimental de mo- tácticas de avance a profundidades múltiples (escalonadas)
de los de congruencia es una de las áreas de prioridad me- . que tienden a oscurecer los patrones de distribución.
todológica y técnica que ha sido olvidada, ya sea porque En cuanto al modelo de comparación entre las pobla-
se rechaza· in tato a los trabajos de superficie, o porque se ciones, creemos que al ser un problema con variables múl-
les toma como automáticamente válidos (Gándara, 1976); tiples, un ataque eficiente serían procedimientos de "esca-
estas proposiciones extremas han imposibilitado una discu- lamiento multidimensional" (López y Espinosa, 1976).
sión real y el desarrollo de formas sofisticadas de evaluación.
Los experimentos existentes (ver Flannery, 1976d, 1976k,
para un resumen breve) dejan aún mucho que desear, ya que 7. Etapa VI: estudio intensivo de superficie a escala de
ignoran los problemas de muestreo que implica el comparar sitio
dos poblaciones-objetivo diferentes -el total de la superfi-
cie, y el total delos depósitos- mediante una sola población- Los objetivos generales de esta etapa son: delimitar la varia-
muestreada, la muestra de superficie (Gándara, 1976); esto bilidad interna de cada sitio, obtener una idea detallada y
se complica por las dificultades de evaluar las muestras ex- global antes de pasar a concentrar esfuerzos sobre las áreas
cavadas (Brown, 197 5; Re id, 197 5). Pero la solución no de cada· sitio pertinentes a la hipótesis y permitir apoyo. a
avanzará afirmando que la tarea es difícil, sino al empezar las proposicione-s hechas en el análisis regional.
el trabajo. Podemos dividir la etapa en las siguientes fases:
Podemos dividir esta fase en las .siguientes operaciones:
VI. l. Evaluación de los resultados de superficie con
V. 1. Elección de ubicaciones para unidades de excava- perspectiva regional.
ción. VI. 2. Elaboración programa de prioridades de ataque.
V. 2. Estudio detallado de suelos y geomorfología en VI. 3. Muestreo intensivo de superficie.
relación a los sitios seleccionados. VI. 4. Análisis.

130 13 l
-- . -
~~~------
L_J L_j L_J . L_J .C=:J C-=:J
o
VI. 5. Evaluación de las subdivisiones propuestas para Mediante estas formas sofisticadas de análisis, es· factible
el sitio. que muchas de las implicaciones de prueba se vean afecta-
das, lo que puede ocasionar la modificación de la hipótesis
VI. l. Con los resultados de las etapas anteriores es fac- o su abandono y sustitución por hipótesis generadas ahora
tible someter algunas de las implicaciones de prueba a con- con la ventaja de la perspectiva del trabajo regional. Esto
trastación, a nivel regional, mediante procedimientos de puede significar un ahorro considerable, orientado mediante
análisis locacional, como el "análisis del vecino más cerca- un nuevo juego de implicaciones de prueba que tal vez re-
no", "teoría de lugar central" y "teoría de redes'', "análi- quiera de una modificación del plan general. 1
sis de zonas de captación" (catchment analysis), etc. Estas VI.2. El resultado de la evaluación del trabajo regional
técnicas (cuya descripción requeriría de un conocim.iento puede señalar cambios en la estrategia general; de cualquier
más a fondo del que posee quien esto escribe), permiten la forma, habrá que afinar el programa de prioridades aun si
evaluación precisa de patrones de distribución sobre el pai- 1 la hipótesis sigue siendo viable. La etapa de estudio intensi-
saje, y en especial, el análisis de zonas de captación apunta l! vo de superficie está pensada en función de regiones en que
a problemas importantes y casi siempre relacionados .a la hi- ¡ existan sitios mayores, de alta complejidad interna y tamafio
pótesis central. Mediante estos procedimientos, se puede 1
considerable. En un patrón normal para sociedades prein-
llegar a evaluaciones más precisas que las posibles median- 1 dustriales, la estructura de la región no permitirá que los
te simple inspección óptica de los mapas, o aquellas realiza- haya en gran número; también sabemos que tales sitios son
das con técnicas de correlación elementales; es posible obte- posibles en niveles de desarrollo estatales o cercanos a ellos.
ner los coeficientes de ágrupamiento que indicarán si la Por lo tanto, la población-objetivo en este caso tenderá a
región está ocupada de acuerdo a un patrón determinado, ser menor, si bien presentará dificultades adicionales por su
si tiene una dispersión uniforme o bien si es completamente heterogeneidad interna.
aleatoria (lo que es difícil, pero posible). En cualquier caso, En el caso de que fueran pocos los sitios de este tipo,
explicar la distribución es casi siempre de vital importancia habrá que proceder al estudio intensivo de superficie en ca-
a la hipótesis. Mediante estas técnicas se puede llegar a de- da uno de ellos. El ordenamiento puede hacerse mediante
limitar las reglas empíricas -Y particulares de la región- prioridades que atiendan a la pertinencia respectiva con re-
·~-· '
que rigen el patrón de asentamiento; a partir de éstas, es lación a la hipótesis, al estado de conservación, o bien al
•.··-·
·;'.
factible simular con ayuda de computadora los posibles pa- \ peligro inmediato y mediato de destrucción.
trones de cambio, y luego compararlos con los observables : De cualquier forma, una vez delimitado el programa y
en la realidad· las desviaciones entre la distribución observa- l optimizado mediante ruta crítica, es posible detallar el pre-
i\ ..
da y la distribución esperada casi siempre apuntarán hacia J supuesto -que, como hemos visto ha sido presentado en
área de pertinencia central para la explicación que se inten- un principio en forma mucho muy general_:_, tomando en
ta. Referimos al lector a los ejemplos de estas técnicas, cla- 1 cuenta las características de tamaño y complejidad del sitio
ramente expuestos, que ofrece el interesante recuento hecho j y, en consecuencia, de los requerimientos de material y per-
en Fannery (ed. 1976); por Rossman (1976); Flannery 1
sonal de acuerdo al tiempo de ejecución que se ha decidido
(1976g); Zarky (1976i, 1976): Reynolds (1976): Earle j como conveniente.
(1976): Winter (1976); Brumfiel (1976): Pires Ferreira y :¡
Flannery (1976); el 1ector interesado puede remitirse a los 1 La posibilidad de reorientar la investigación dependerá de que el análisis
trabajos de Hagget (1965); y a la amplia bibliografía incluí- :¡ vaya al parejo que el trabajo de campo, y no tres o cuatro m'ios después.

~t 1 La contrastación de la hipótesis en pasos sucesivos evita que la investiga-


da en Flannery ( ed. l 97 6, caps., 6, 7, 8, l 0). ·· ción pierda flexibilidad y "pruebe" conclusiones falsas.

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.. _ 13_2_ _ _ _ _ _ _ _~---------
__ '-.--.J 133
1
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.c:J c=J c:::=i [----¡ C::::J L=:J L=:J ~]

VI.3. Muestreo intensivo de superfinCoino recurso ser desprec(:Js; pueden integrarse mediante las subdivisio-
para delimitar la variabilidad interna del sitio y minimizar nes que se emplean para el muestreo, o bien por montículos
su efecto sobre la muestra, habrá que pensar, una vez más, o unidades consideradas pertinentes (Litvak, 1969). Tam-
en un muestreo probabilístico que tome en cuenta este fac- bién recomendamos aquí, si la vegetación lo permite, lo
que hemos llamado en otro lado (Gándara, 1976) "recolec-
tor.
Esta fase puede dividirse en dos operaciones: ción con instrumentos": en ésta, la recolección se hace le-
vantando el material suelto de la superficie mediante una
1
cucharilla, cribándolo en ese mismo lugar y obteniendo en- 1

·vI.3.1. Elección de un esquema de muestreo. tonces los artefactos. De esta forma puede asegurarse la re- i
VI.3 .2. Recolección sistemática. cuperación de artefactos pequeños o cuyas características
!

1
haga:r:i pasar desapercibidos en recolecciones "a mano".
En cuanto al esquema de muestreo, hay que seguir la
Aquí, sin embargo, hay que señalar que es necesaria una
rutina establecida antes en cuanto a la elecc!ón del tamaño
consistencia técnica para garantizar la comparabilidad de
de muestra, fonna y tamaño de las unidades de inuesfra, y
los resultados entre una y otra forma de recolección.
mecanismo de selección. De nuevo, puede utilizarse con ven-
Por "estudio de superficie" estamos entendiendo "ob-
tajas un muestreo ·estratificado: podemos subdividir el sitio
servación de todos los materiales de superficie", no sólo
en áreas de acuerdo a presencia y tipo de montículos, den- objetos muebles. Si el sitio es muy grande -como pasa con
sidad de materiales (colectados en la etapa anterior de tra- asentamientos urbanos o proto-urbanos- este es el momen-
bajo), topografía, cercanía al agua, o cualq~ier otro juego to de afinar la topografía. Se pueden analizar patrones exis-
de atributos que se considere útil y sea congruente a las ne- . tentes en el sitio mediante técnicas de análisis locacional
cesidades de la hipótesis central. Como se busca también - '
como las usadas para la región.
dispersión uniforme, es recomendable que las unidades se
VI. 4. y VI. 5. El análisis de los materiales permitirá che-
distribuyan sistemáticamente mediante una retícula, y para
car tipologías preexistentes y aportará información perti-
evitar posibles periodicidades, que esta retícula sea desfa-
nente a la creación de nuevas tipologías que consideren
sada. Lo que puede ocurrir si no tomamos estas medidas es factores de variabilidad funcional, aprovechando que éstas
que sistemáticamente colectaramos, por ejemplo, fuera de
pueden reflejarse dada la cobertura intensiva del sitio. Tam-
las casas o siempre en el centro de los montículos, etc. Me-
bién hay que evalua,r las subdivisiones del sitio en relación
diante un esquema estratificado sistemdtico no-alineado es-
a los resultados obtenidos.
tos problemas pueden evitarse.··
El· tamaño de las unidades de muestra puede elegirse de
acuerdo al tamaño de los montículos presentes. Aquí con-
viene recordar que patrones existentes en la población afec- Etapa VII: verificación de la congruencia superficie/
tan la eficiencia.. de los tamaños de muestra v de unidad de depósitos
recolección (Plog, 1976), por lo que pued-e considerarse
también un muestreo por vectores o transectos (Mueller, Los objetivos de esta etapa son múltiples: obtener un con-
1974; Morris, 197 5). trol de la congruencia entre superficie y depósitos, indis-
La recolección puede hacerse mediante una retícula no pensable para conocer la representatividad de la ~tapa an-
·.. alineada (para el procedimiento de su construcción, ver Plog, terior; delimitar la complejidad de la deposición y de los
ibid), y debe darse prioridad a muestreos con densidad con- factores de alteración no visibles en superficie; proporcionar
trolada. Sin embargo, los muestreos por calidad no deben una idea global, en profundidad, del sitio y de los cambios

134 135
.'L __ J L=-i c:::J C C:=J C=::J c:::J C_:J ]

l
L_J 1 c=J .·=1

r¡J'
o
entre ocupaciones distintas, si las hay; afinar la subdivisión
()
de este tipo es deficiente y potencialmente peligrosa. Men-
del sitio en estratos de muestra para poder optimizar el gas-
1
cionaremos una posible alternativa al hablar de la fase 2 de
~º en la excavación intensiva/extensiva; señalar los pro ble- . esta etapa del diseño.
Erns potenciales de conservación y restauración que habrá Los objetivos generales de la etapa son: ganar control
ílue enfrentar en la etapa siguiente. de correlación entre objetos muebles y elementos inmuebles
Podemos dividir la etapa en varias fases: (Binford, 1964, pp. 155-9); ganar control sobre factores de
¡·· formación y alteración del registro arqueológico (Schiffer
VII. 1. Elección de un esquema de muestreo. y Ratje, 1973; Reid et al., 1975); hacer posible la observa-
VII. 2. Excavación de las unidades seleccionadas. · ción de materiales cuya conservación es difícil en superficie;
. .
'. VII. 3. Análisis . proveer contextos controlados para fechamientos absolu-
VII. 4. Evaluación de la congruencia/delimitación de tos con posibilidad de correlación. En general, ganar in-
cambios entre ocupaciones .. formación sobre la estructura de actividades, roles y status
del (os) grupo (os) ocupantes del sitio.
En este caso es· importante que las.unidades de excava- Se puede subdividir la etapa en las siguientes fases:
ción puedan tener una dispersión y ub.icación de acuerdo a
un programa de muestreo probabilístico (se recordará que VII. l. Elaboración de un programa de prioridades· de-
en la etapa anterior de. verificación las unidades de excava- tallamiento del presupuesto. '
ción fueron ubicadas en fornrn arbitraria). Se recomienda VII. 2. Excavación extensiva y por fases; análisis entre
que el esquema sea igual al de la etapa de superficie, aunque, cada fase.
evidentemente, puede sólo aspirar a tamafi.os de muestras VII. 3. Análisis final.
menores. En cuanto al resto de las fases, se puede tornar
como referencia lo dicho en la Etapa V. VIII. l. Mediante el trabajo en la etapa anterior, habre-
. mos obtenido unaidea de la variabilidad de los sitios, y po-
demos saber cuáles son las áreas dentro de ellos pertinentes
8. Etapa VIII: excavaciones intensivas-extensivas a la hipótesis central. En regiones que sean grandes y com-
plejas se habrá establecido ya un programa de prioridades
Esta etapa es con la que empiezan generalmente muchos de de trabajo en los sitios pertinentes de cada una de las clases.
os proyectos de arqueología tradicional; no siempre.queda La excavación extensiva/intensiva de las áreas de interés en
,.·,
claro cómo se eligen- los sitios y las áreas dentro de ellos los sitios elegidos puede hacerse en forma simultánea, si se
que serán excavadas: las técnicas de registro, además, son cuenta con mucho personal y presupuesto, o bien en forma
consideradas hasta ahora corno cuestión de criterio personal progresiva, dando prioridad a aquellas áreas en peligro in-
r de estilo; o bicn1 son referidas a tipos de localidades: regis- minente de destrucción o bien que presenten ventajas en
tro tridimensional, para cuevas y tal vez ~I}tierros; registro cuanto a estado de conservación. Como forma de refinar
por capa y cuadro, para sitios abiertos y unidades habita- las tácticas específicas de trabajo, se ha sugerido empezar
cionales; y registro por intervalos métricos para estructuras por los sitios de complejidad media o sencilla, para aplicar
y rellenos. Los problemas de esta concepción del registro la experiencia ganada sobre los problemas específicos de
son muchos y los hemos tratado con más detalle en otra excavación a los sitios más grandes y complejos (Binford,
parte (Gándara, en preparación). Pero es claro a la luz del ; 1964, p. 158). Partiendo de esta idea, hemos propuesto que
des.arrollo de la teoría arqueológica, que una concepción para resolver problemas de cronología, por ejemplo, se to-
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136 J 137
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me primero sitios con una o dos ocupaciones como máxi-
mo, para evitar: a) problemas de cobertura incompleta;
b) que el hallazgo de materiales fecha bles sea un accidente.
, se logra excavar una muestra suficientemente representativa,
sobre todo porque los arqueólogos-administradores se encar-
gan de poner fin a los trabajos antes de tiempo, aduciendo
Mediante una estrategia como ésta, se optimiza la búsqueda -~ que son "muy lentos".
"horizontal" de materiales fechables y la cronometría se Lo que sucede normalmente es que existe una correla-
construye a partir de fechas controladas y no por "crono- ción entre velocidad de excavación, calidad del control y
logía cerámica" (Gándara, 1975; Gándara, en prensa). preocupación por la representatividad, que se resuelve tra-
En cualquier caso, y dependiendo de la hipótesis espe- dicionalmente mediante una indiferencia hacia los proble-
cífica que se vaya a contrastar, la elección de áreas de ex- mas de muestra, un criterio de registro apoyado en "cues-
cavación particulares reql1er1rá de afü1ar el presnpuesto y el tiones de tiempo y presupuesto" y a la mayor velocidad
;, ;'
·.programa a partir de los problern<ts)ogísÜcos que ·presente posible, aunque se tenga que "sacrificar algunos datos". Y
cada área, y de la intensidad· de trabajo a la que 'se desee si hay algún punto en el que dos formas de ver las cosas
roceder. · · · · son incompatibles, es en éste. En nuestra opinión, lo que
. VIII. 2. En cuanto a la excavaciérn misma, se ha pro- sucede es que la forma tradicional de concebir la excava-
puesto que debe formar parte integral del diseño (Binford, ción parte de un interés de sacar "cosas"; son las "cosas"
1964 ), lo que puede lograrse mediante la excavación por las que llevan los datos, por lo que minucias técnicas de
fases sucesivas. En la primera fase, se obtiene información obtención de las "cosas" son secundarias.
sobre la complejidad y características específicas de los Hemos propuesto en otro lado (Gándara, 1976), que
depósitos, el tipo de contextos presentes, etc. Una segunda podemos considerar como objetivo global de la excavación,
fase consistiría en excavaciones extensivas, con sentido ho- la identificación, 'delimitación y registro de contextos de
izontal, prefiriéndose una buena cobertura en área que una deposición; "contexto de deposición" sería el juego de aso-
cobertura incompleta y discontinua en cuanto a profundi- ciaciones entre artefactos y la matriz de suelo en que se
ldad. Cada capa es levantada en la totalidad del área de ex-
1 encuentran. Los contextos de deposición no tienen siempre
avación, antes de· proceder a la capa siguiente. De esta las mismas cargas de información, es decir, hay contextos
orma se minimizan los problemas de correlación, se aumen~ · que contienen cargas mayores; esto es resultado de los pro-
r
1
a la posibilidad de observar patrones de distribución, y se
logra en términos generales un mejor control.
cesos culturales que han formado el contexto: cada tipo de
contexto puede resultar de juegos de actividades distintos,
\ Se ha dit~10 repetidamente q~1e las buenas excavaciones y de la relación que haya entre las ubicaciones originales de
no aportan siempre las conclus1on_es que uno esperaría si los artefactos y aquellas en que los arqueólogos los encuen-
ke evalúa su costo y tiempo; con.base en este argumento, se tran. Estas ideas, expuestas en la versión que resultaría lue-
bropone que se puede obtener más excavando rápido; el go la germinal de este trabajo (1974 ), resultaron ser un nuevo
f,um~nto en el número de metros excavados o en el total ','descubrimiento del agua tibia", e indicaron que los proce-
tle piezas recuperadas es señal de que esta táctica debe ser sos de formación de contextos arqueológicos habían recibi-

~
ejor. A este argumento pueden responderse dos cosas: la do más atención de la que creíamos, como pudimos cons-
xcavación no tiene como objetivo lograr tiempos record tatar ante la lectura de Schiffer (1972). Este autor ha pro-
1 las cifras más altas de "cosas" obtenidas, por lo que este puesto que los artefactos tienen "ciclos de vida" que pue-
riterio carece de validez; segundo, que si muchas veces ex- den ser interrumpidos en varios puntos para convertirse en
tavaciones cuidadosas no han resultado en el tipo de conclu- desechos, o quedar abandonados sin que su ciclo de uso esté
~iones que se esperaba, ha sid_o por problemas de muestra: no completo. Resulta entonces que las "localidades de registro"

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139
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1
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[:=J [:=J [:=J [:=J [:=J [:=J [:=J e_:] [=::J c::::J [:=J [:=J c=J ·:. -·=i ~ ~

1n que encuentra el arqueólogo los materiales, no signifi-


o (~
.._/
de distrubución en los materiales excavados. Si la excava-
Q;an necesariamente "localidades de uso", como parecería ción procede en forma cuidadosa, con instrumentos de po-
de los repo1ies de la arqueología tradicional, en que las "co- ca penetración y con el apoyo de técnicas de observación
j as" obtienen valor de datos por su ubicación en el momen-
o del registro, y no como parte de una estructura resultante
del funcionamiento de un grupo vivo.
más allá del "ojímetro" (como distintos tipos de luz, prue-
bas de acidez carbonatación, fosfatos, etc.), puede obtenerse
una identificación previa que guíe la técnica a emplear. Una
1 Hemos propuesto que, en consecuencia, la elección de · vez identificado el tipo de contexto en forma segura, la
~na determinada técnica de registro ya no puede quedar excavación puede aumentar en velocidad, ya que habremos
'¡al gusto del cliente", o a "limitaciones de tiempo y presu- adecuado la técnica al tipo de contexto. Sin embargo, ante
~uesto"; cada tipo de contexto (según exista concordancia cada nueva capa, el proceso de identificación se repite, ya
entre la ubicación de uso y la de desecho/abandono), con- que nada gar:mtiza que tipos diferentes de contextos no
tlendrá cargas distintas de información, cargas que pueden puedan estar superpuestos. Por esta razón, puede proceder-
~btenerse en u:rn forma.~ptima, aplicando la técnica idónea. se eficientemente avanzando la excavación .Por capa, en
lLas cargas de mfonnac1on estan contenidas en los diferen- . forma horizontal, cubrir una buena muestra, y entonces
ties niveles de significado que tienen las asociaciones pre- pasar a la capa siguiente reiniciando el proceso de identifi-
sentes en el contexto. Hay contextos en que la ubicación

~
cación (Gándara, l 976a).
e cada art.efacto es significativa en relación funcional y Como entrada, creemos que el mínimo aceptable en
emporal directa, como los. contextos primarios, mientras cuanto a control es el registro por capa y cuadro, excavados
que hay otros en que las ubicaciones -Y las asociaciones- con auxilio de un edafólogo, al menos mientras se afina el

~
s1?n de índole accidental, ya sea por actividades de disposi- proceso de identificación. En la práctica tradicional, el ar-
1ón ~e basura o por la re~tiliz~ción de materiales ya antes queólogo introduce personal· no-calificado (peones) antes
epositados (contextos pnmanos en segunda instancia, y de tener información sólida sobre el tipo de contextos que
9ontextos secundarios, en nuestra terminología). En conse- excava, lo que aumenta el riesgo y disminuye la eficiencia
1encia, si ~o se identifica correctamen~e al .momento de (Arechavaleta, en preparación).
xcavar el tipo de contexto, se corre el nesgo de perder in- En cuanto a los problemas de representatividad, lo ideal
% I rmac~ón -cont.enida en asociaciones significativas-, 0 i.
sería la utilización de procedimientos de muestreo probabi-
~ro.duclf .coi:r~lac10nes espurias cuando se registren las ubi- lístico. Pero salvo para la primera capa, los problemas prác-
~ac1ones md1v1duales de asociaciones no-significativas. Ante ticos -no teóricos- son hasta ahora demasiados: no es po-
~fa problemática, hemos propuesto que vale la pena tomar sible un acceso al total de la población, es difícil calcular su
tJn criterio de seguridad:. si la técnica de registro resulta más tamaño, y la elección de unidades de excavación para la pri-
._, ... . 9etallada que lo nec~sano, po.d~em?s filtrar el "ruido" aun- mera capa casi siempre determina la elección de las siguientes
.) ~ ~ue habremos redt~c1d.o la eficiencia. En el caso contrario, (Brown, 197 5). Se ha propuesto entonces que la mejor mane-
sf se _adopt.a u~a tecmc~- que luego resulte insuficiente, se ra de combatir los problemas de heterogeneidad que pueden
,... . labra perdido mformac1on que no es posible recuperar ya, afectar la muestra, es tratando de cubrir en forma parecida
~:·:; uesto que se ha perdido para siempre. ~ los distintos tipos de situaciones funcionales que se encuen-
~'.:.'. . Exis.t~n c.a_racterísticas en· los contextos que permiten. ) tren (ibid). También se han propuesto mecanismos de opti-
/: ¡ mización mediante el uso de "principios de transformación

l
s l 1dentificac1on al menos en teoría; características que tie- 1

~'.;"[ 1rn que ver con los procesos de deposición (que un edafó- ~ natural y cultural", que penniten hasta cierto punto prede-
~¡',j l ¡go puede ayudarnos a elucidar), y la existencia de patrones · cir la ubicación de los tipos de contextos que nos interesen
(Reid, et al., 1975; Asch, 1975).

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141
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VIII.3. Análisis final. Además de los análisis parciales
1)
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el momento, que existen mecanismos de prueba q~e van
que deben conducirse durante la excavación, y que permi-
desde coeficientes de variación~mutua, hasta complicadas
ten una eficiente modificación de la estrategia si es necesa- simulaciones mediante computadoras. Tanto las técnicas co-
rio, al final del proceso excavatorío habrá que someter los mo el equipo se tienen a la disposición de la arqueología
materiales a una fase de preparación (sobre todo aquellos de
mexicana, así que este punto no vale como disculpa para no
las ocupaciones pertinentes a la hipótesis).
usarlos.

9. Etapa IX: análisis global final Etapa XI: evaluación de la investigación


j
).:· ,·

1;':.
En esta etapa, aquellas implicaciones de prneba que se espe.: . El resultado de la contrastación será el rechazo o modifica-
raban de los materiales de excavación para ser contrastadas, · 1J ción total o parcial de la hipótesis; rara vez se observa un
son implementadas mediante ·el análisi·s global de los mate-- · 100-7o de ajuste entre hipótesis y datos o se pued~ dar cuen-
riales obtenidos en el proyecto. Todo el transcurso'que he-
mos descrito puede muy bien llevarse ·más de Cinco afios l ta del total ele la variabilidad observada; pero asiese~ pro-
cedimiento científico; además, aunque podemos afirmar
para regiones de tamaño mediano, peto no vemos forma de
reducir este tiempo sin reducir al mismo tiempo la calidad,
a menos de que se contara con presupuestos y-personal más
j coloquialmente que hemos "probado" en forma afirmativa
nuestra hipótesis, en realidad lo que sucede es qu~ !1º hemos
podido rechazarla por el momento. La ~nvesti~acion norm~l
allá de posibilidades realistas. Debe recordarse que proyec- j progresa mediante falsificaciones sucesivas, mas que a traves
tos básicamente de superficie, como el de Sanders en la
Cuenca de México, han llevado más de doce años, y siguen en
l de "verdades" logradas de una vez por todas.

proceso. Mientras ~a investigación pueda producir_resultados l El teórico procesual asume que la "verdad" es sólo la mejor de
¡y reportes progresivos, creemos que el lapso de tiempo em- j las hipótesis presentes (Flannery 1973, p. 107).
~leado carece de importancia real (aunque tiene importan-
1~fa práctica: proyectos.de este tipo requieren el compromiso 1 Este factor es el que permite el crecimiento y mayor
{7f·:··.
1:.->.
pe personas con una idea, durante lapsos prolongados de
tiempo; es nuestra impresión que muchos proyectos acaban
bor aburrimiento). · · . · ·
r
,.J,
detalle de nuestros modelos de la realidad, dentro de una
determinada tradición de ciencia normal. La "verdad" como
.. mejor de las hipótesis, es congruente _con los modelos del
método científico más aceptados por ahora (Hempel, 1966),
J.
y es pertinente a los usos potenciales de una disciplina; la
f tapa X: contrastación final
...1
1
mejor manera de someter a constante prueba esa ."verdad"
es mediante su uso en la modificación de la realidad; este
~sta fase requiere del uso de técnicas sofisticadas que mi- J criterio de "uso" permíte que, eventualmente, puedan
dan la significancia de los resultados en relación a las expec- l surgir anomalías y se inicie una vez más _el proceso d~
desarrollo científico. La ciencia es acumulativa en la medi-
tfativas de la hipótesis expresadas en las implicaciones de
~rueba. Como advertíamos en un principio, este trabajo se
l da que permite un acercamiento sucesivo .más ap~~ximad2
J. de la realidad. Partir del supuesto de que existe una verdad
,· ¡
centra sobre las etapas de colección de datos, ya que hemos
~mpezado ~p~nas el estud~o de la ~ibliografía existente so- ,.
1
inmutable tiene el inconveniente de no poder ser contrasta-
ble además de estar en contradicción con la historia de la
¡:·.-. lre procedlill1en tos analíticos. Es 1m portante señalar, por 1
"r actividad científica. La ciencia nos proporciona mapas cog-
I'1 ¡. 42 .l
~:
j,
. ;. :~~. .l. 143
·""·. . . .'~--~-;------------
.. ....-----------=-=-=----=--~-=-·=-=-~-~ --·-·-·-·-·--·- -- -- --.. ---------~
1
nitivos más o menos refinados, cuyo fin -por más que se 111. PROBLEMAS POLITICOS
quiera o se tenga la ilusión contraria- no es sólo propor-
cionar delectación estética al "científico puro", sino ser
útiles en la acción. La imagen del científico "puro", des-
preocupado de la relevancia de su trabajo, es una imagen
reciente y aplicable sobre todo a disciplinas que son más
bien "metalenguajes" (como la matemática o la lógica) que
a tratamientos de realidades objetivas. Como intentaremos
probar adelante, estas consideraciones tienen importantes
consecuencias en el hacer científico y sus posibilidades de
desarrollo. 1. La relevancia social de las ciencias

De acuerdo al programa que esbozamos en un capítulo an-


terior, deberíamos entrar ahora al problema de las priorida-
des en la arqueología oficial. Sin embargo, nuestra expe-
.1 riencia en discusiones con compañeros y alumnos indica
que la delimitación de un programa de prioridades, así como
cualquier intento de ~standarizar normas mínimas de tra-
bajo, corre el riesgo de caer en el vacío, ya que las argumen-
taciones que se ofrecen a favor o en contra son tangencia- '1!1.
les. En efecto, la participación dentro de un determinado
protoparadigma señala metas y canales Oistintos y cuya
prioridad no siempre es compatible en concepciones tam-
bién distintas. Aunque podríamos ofrecer nuestra concep-
ción de lo que sería un programa de prioridades, como de
hecho lo haremos al final, es necesario examinar con deta-
lle el problema -así como antes de proponer un diseño de. 11,
investigación, nos tomamos una considerable cantidad de
energía, trabajo y hojas a probar (o al menos señalar) super-
tinencia- para una arqueología centrada en la explicación;
esta tarea aunque larga, es relativamente sencilla, ya que si
hemos tomado la explicación como propósito, no hay mu-
chas formas distintas de llegar a ella. Pero la delimitación
de prioridades claramente sale de los confines de un pro-
yecto específico; al ser un programa para la investigación
oficip1, por necesidad engloba a practicantes de la discipli-
na que explícitamente han mostrado desinterés por la ex-
plicación, o bien pretenden que pueden llegar a ella a tra-
vés de la historia cultural o que simplemente sori indiferen-
tes a una delimitación de prioridades.
144
145

,,..----,~--~-·---,o---
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Esta no es una crítica negativa, sino más bien una descrip- el Estado y la iniciativa privada a través de fundaciones que
ción de una realidad evidente y comprensible: al responder excentan impuestos en la proporción en que patrocinan.
a la pregunta "para qué investigar", no se preselecciona, Aun en países "afluentes" corno Estados Unidos, es nece-
por necesidad, la respuesta que nosotros hemos ofrecido; sario demostrar la relevancia de la investigación tanto al
otros paradigmas o protoparadigrnas contestan en forma Estado como a las fundaciones que en cada caso actúan
distinta y proceden supuestamente de acuerdo a su propia corno fuentes de recursos. Aunque en estos países es sufi-
respuesta. ciente hablar de la relevancia de un determinado problema
Lo que querernos intentar ahora es mostrar cómo la u objetivo en :::elación a la misma disciplina, se asume, indi-
elección de una respuesta para la pr.egunta "para qué inves- rectamente, que el desarrollo de la disciplina es potencial-
tigar" no se resuelve en forma total por referencia solamen- mente útil para la comunidad.
te. al paradigma científico. Mientras que es cierto que en Posiblemente el lector haya anticipado que a lo que
cuanto a las metas específicas de un determinado trabajo queremos llegar es a que tal cosa como "la ciencia pura", o
de investigadón, el paradigma provee la respuesta (por ejem- la "ciencia por la ciencia" no existen en la realidad. Muchos
plo, "para delimitar la historia cultural", "encontrar el científicos han abandonado esta imagen de su actividad
origen de la cerámica R", "contrastar la hipótesis sobre ... ", mediante la simple confrontación a restricciones de presu-
etc.), no es suficiente para contestar a otra pregunta implí- puesto, sobre todo en los países afluentes a los que nos re-
cita que hemos tratado hasta ahora, y que es "¿cuál es ferirnos. El más "puro" de los científicos tuvo que emplear
la relevancia de nuestros resultados?" La dificultad de una buena porción de su tiempo en argumentar a favor de
ver esta pregunta corno implícita en la otra deriva de que, su programa de investigación ante situaciones como la rece-
por principio, cualquier paradigma asume que la investiga- sión económica en Estados Unidos, o la inestabilidad de va-
ción que se conduce con él es pertinente: ya sea a la discipli- rios países europeos; en estos casos la sociedad revisa sus
- na misma o a la sociedad, el paradigma asegura que quienes propias pporidades, e incluso llega a cuestionar aunque sea
practican en él crean que lo que hacen sirve para algo. en forma velada y tímida, si la inversión del dinero público
La separación de un determinado sector de la produc- en la ciencia está justificada y es redituable.
ción directa de bienes de subsistencia o consumo primario Conviene aquí abrir un paréntesis para aclarar que este
implica por necesidad que habrán de dar a cambio algo al no es un problema para el que un paradigma científico ten-
grupo que_ los patrocina. Lo que den al gmpo puede ser ga necesariamente respuestas interconstruidas. Mientras que
algo real o imaginario, pero siempre requiere de convencer se puede evaluar la relevancia y congruencia de un determi-
a los que -producen -ya sea por demostración, sugestión nado problema en relación al mismo paradigma, nada en él
o fuerza- de que lo que hacen los no-productores es nece- tiene una dirección predeterminada en cuan to a relevancia
sario. La actividad científica es en nuestros días una em- social. Estos son contextos de significancia ajenos al para- .
presa que difícilmente puede sostenerse en forma autóno- digma mismo, aunque puedan ocasionalmente estar contem-
ma, o que resulta deficiente si los investigadores tienen que plados. Podemos ejemplificar esta situación preguntándonos
dedicar parte de su tiempo a actividades productivas -o al cuál es la relevancia social de la química, la astronomía, la
menos es así en países capitalistas-. Por necesidad, lama- biología, etc., y ver como ni en paradigmas específicos de
yoría de las disciplinas científicas requieren de una espe- estas disciplinas ni en el paradigma global, no hay ninguna
cialización y dedicación total. Esto significa que la investi- indicación en un sentido único y claro. De la misma mane-
gación ha de ser costeada en forma independiente (o a través ra podemos preguntar si son "buenas" en términos éticos
de medios independientes). Los dos tipos de patrocinado- o políticos; por desgracia, las ciencias son "entidades polí-
res capaces de sostener una investigación a gran escala son ticamente abiertas" (Úeaño, 1974, p.2).
146 147
----!-----------'-------------~------- --- - - - - - - - - - - - - - - - - --------
Pero ¡cuidado!. .. esto no debe confundirse con el pro- La ciencia como mecanismo de modificación de la
blema, íntimamente enlazado, de la congruencia que hay realidad
entre un determinado sistema político y las formas de acti-
vidad científica que genera. Las ciencias, como entidades Podemos preguntarnos de entrada, ¿qué es lo que ofrece,
superestructurales, no están exentas de determinancia por en general, la ciencia a los grupos que la patrocinan y la
parte de los complejos económicos de los que emergen ni han generado? Dejando de lado respuestas idealistas como
de las particulares formas políticas qµe las hacen necesa- "la natural curiosidad del hombre", cuyas connotaciones
rias. Lo único que intentamos decir es que los resultados de vitalismo tienen la desventaja de ser incontrastables, ha-
de una determinada investigación, una vez hechos públicos, brá que buscar una respuesta, o al menos, apuntar a elemen-
pueden ser utilizados en cualquier sentido político o ético, tos de esta respuesta... ·
como puede probarse fácilmente revisando la historia de Las ciencias son moC:clos cognitivos y de funcionamien-
nuestro siglo. Este es un problema que ha preocupado pre- to de la realidad. Tal vez son los modelos más complejos,
cisamente a aquellos investigadores cuyas aportaciones son pero también los más útiles. No es factible explicar el de-
potencialmente peligrosas. sarrollo de la ciencia como "incremento natural en la natu-
El lector cuidadoso sin duda habrá notado que los ejem..: ral curiosidad humana". Tampoco mediante "avances en la
plos que dimos antes (química, astronomía, biología, etc.), estructura mental", aún más difíciles de probar. La ciencia
son todos de ciencias naturales. Y con justicia puede haber sustituye históricamente a elementos de la filosofía primi-
señalado que no mencionamos ciencias sociales: lo hicimos tiva y de las religiones como generador de modelos cogniti- illl
con toda intención para poder apuntar a un área de dife- vos, entre otras cosas porque permite una mayor capacidad
rencias entre ambos tipos de actividad que sí es cierta (antes de modificación de la realidad. La ciencia jamás ha sido
hablamos de que tienen un mismo método general y que "por la ciencia". Los gobiernos la han patrocinado porque
parte de premisas iguales en cuanto a ciencia). Las diferen- la necesitan, ya sea por razones bélicas o de uso más eficien-
cias parten de que las ciencias sociales incluyen, dentro de te de los recursos naturales, un importante ingrediente del
su objeto teórico de estudio, modelos sobre las sociedades avance y patrocinio de la ciencia yace en que maneja posi-
que las producen. Este es un efecto inevitable. Que las cien- bilidades de transformación. .,
cias sociales estén completamente divididas y que haya El control de la realidad depende de poder ·someterla a
encarnizadas discusiones sobre particulares de este modelo leyes que hagan predecible su funcionamiento. _La necesi-
es predecible y lógico. Intentaremos ahora probar por qué dad de afinar este control, y extenderlo a áreas nuevas, ha
y cómo es que la arqueología ha permanecido al margen de llevado a modificaciones progresivas de nuestros modelos
estas polémicas que son, en el fondo, políticas, pero que cognitivos. Aunque a primera vista parece que hay excep-
son inseparables, en este caso a la toma de decisiones cien- ciones importantes a esta proposición, creemos que es váli-
tíficas. También apuntaremos algunas de las razones que da: las matemáticas y la lógica, como "disciplinas formales"
creemos pueden dar cuenta de que el desarrollo en las cien- y sin contenido real, son caso de excepción; al no manejar
cias sociales sea mucho más lento que en otros tipos de ac- realidades directamente, podría señalarse su avance para
tividad científica y que no tiene nada que ver con la dis- apoyar concepciones vitalistas de crecimiento de la ciencia.
culpa popular de que "las ciencias sociales son aún jóvenes". Pero esto no es sostenible. Tanto las matemáticas como la
lógica son metalenguajes indispensables en la articulación
de las ciencias a la realidad. Muchos de los progresos de
ambos campos en los últimos tres siglos han sido motivados

L. 148 149
por necesidades de explicación de determinadas ciencias, tintos, los practicames cte las disciplinas señaladas arriba,
en particular la física y la astronomía. (y entre ellos el arqueólogo) no pueden producir el pasado
En nuestro siglo la situación es más confusa, ya que las o la forma específica de la realidad que tratan; en algunos
grandes potencias pueden darse el lujo de invertir en inves- casos, como la astronomía o la geología, la modificación
tigaciones que sólo indirectamente permitan ventajas de de la realidad implicaría dispositivos técnicos con los que
control de la realidad; aunque la intención es velada y encu- aún no contamos; en el caso de la realidad que estudia la
bierta con la proposición de "ciencia por la ciencia misma", arqueología, el pasado, (la "realidad-como-objeto-teórico")
ésta misma proposición tiene un uso: es un eficiente símbo- no podemos modificarla: ya ha sucedido. En este tipo de si-
lo no sólo del status de las sociedades que patrocinan este tuaciones, para asegurar su pertinencia social, las disciplinas
tipo de investigación, sino de la libertad que supuestamente han permitido el uso de sus segmentos respectivos de la rea-
rige en ellas. Así, y en espera de que haya resultados con- lidad, mediante leyes: es fácil pensar ejemplos para la geolo-
cretos aplicables, investigaciones de carácter aparentemente gía -a través de la petroquímic·a, la ingeniería minera, etc.-
esotérico y ajeno a realidades inmediatas son patrocinadas o la astronomía -en la astronáutica, etc.-. Mediante las
y ampliamente difundidas. leyes que resultan de la actividad científica, estas discipli-
Mediante el proponer y probar leyes de operación de la nas permiten un uso más eficiente de.Ja realidad.
realidad, las ciencias -aunque los científicos no lo conci- ¿Qué sucede entonces con disciplinas como la paleon-
ban así, presentan una utilidad potencial a las sociedades que tología, la paleobotánica, la geología histórica, la paleoeda-
las generan. Modelos que, ante la práctica derivada de estas fología, la arqueología, etc.? Hasta ahora, estas disciplinas
leyes, resulten falsos o poco eficientes, son sustituidos por han contribuido -aunque la contribución de la arqueolo-
modelos más precisos o que son capaces de cubrir mayores gía aquí es mínima- a reforzar los estudios sobre realida-
rangos de la realidad. des presentes, o sobre su uso. Mediante el estudio de los
Esto plantea importantes problemas a ciencias cuyas procesos que han resultado en la realidad presente, a través 'Ir¡
·¡¡
"realidades" de estudio difícilmente pueden ser modifica- de leyes, éstas disciplinas ofrecen perspectivas y fuerza ex- '11
!

das en sí mismas; éste sería el caso de la astronomía, la geo- plicativa a las disciplinas que estudian este presente; aun-
logía histórica, la paleontología, la arqueología, y algunas que no pueden tampoco producir un pasado, si pueden
formas de investigación biológica, entre otras. En el caso ayudar a delimitar las tendencias y trayectorias del presente
de estas disciplinas, el conocimiento de las leyes de funcio- de acuerdo a leyes; esto, además del simple valor de "shock"
namiento de la realidad no implica las posibilidades de con- que tienen como escaparates de un pasado remoto e inte-
trol, ya que la modificación de las condiciones en las que resante, que es en ocasiones suficiente razón para que el
opera la ley no es factible o practicable por el momento. 1 público se sienta fascinado y las siga patrocinando. Pero
Queremos proponer que en estos casos, la pertinencia sus limitaciones de modificación se traducen en la cantidad
social de una disciplina se transporta del uso de las leyes de patrocinio que reciben, o en la pro2orción de fondos
para modificar fa realidad, al uso de la realidad misma apo- que se les destina en comparación a otras actividades cien-
yados en las leyes. Es decir, mientras que un físico o un tíficas. 2
químico puede no sólo predecir un fenómeno, sino produ-
cirlo prácticamente a voluntad, y usar tanto el fenómeno 2 Es interesante cómo el público, el Estado o la iniciativa privada reconoce
como las leyes para producir más fenómenos iguales o dis- rápidamente las posibilidades de control que ofrecen las ciencias. Nótese,
por ejemplo, el tiempo relativamente reducido que tomó al Estado incor-
Dunnel (1971, pp. 18-23), ha señalado con claridad la diferencia entre porar economistas a los grupos ejecutivos. Nótese también el auge de al-
"predicción y control". gunas escuelas en ciencias sociales a partir de que han "probado" posibili-

150 151

----t------------------------------~----------------·------~-·
2. La relevancia de la arqueología y otras ciencias sociales La inscripción de la arqueología mexicana en el Estado,
desde sus inicios como disciplina "científica", ha marcado
¿Cómo quedaría entonces la arqueología en el modelo que con claridad su tendencia. Como especialistas, los arqueó-
hemos ofrecido? Al no tener posibilidades de modificación iogos mexicanos ofrecieron una línea central de justificación
directa sobre su objéto teórico de estudio (el pasado cultu- para su patrocinio: la necesidad de conservar el patrocinio - 1
ral), la arqueología queda limitada a un uso de su objeto co- arqueológico nacional y el uso potencial' de este patrimo-
mo fuente de leyes que pueden contribuir a la modificación nio en la creación de un espíritu de unidad nacional. Más
de la realidad actual. Pero esta posibilidad de uso se ve coar- tarde, a esta justificación se agregó lo que había sido un
tada ya que la arqueología (como otras disciplinas orienta- resultado lateral de la actividad científica, la reconstruc-
das en forma particularista, o indiferentes a los problemas ción de zonas monumentales, como fuente de atracción
explicativos), no ha tomado como objetivo la postulación de divisas al país por medio del turismo y como escapa-
y prueba de hipótesis sino hasta hace relativamente poco rate al mundo de la gloria nacional, a través de museos.
tiempo. En consecuencia, el número de leyes que ha produ- Esta imagen de los objetivos de la arqueología, que redu-
cido -que sean socialmente relevantes- es reducido, si no cían sus posibilidades a la creación de historias culturales
¡.
es que nulo. ¿Qué sucede entonces? y construcción de zonas, fueron generadas por los propios
La arqueología requiere del patrocinio que postulaba- arqueólogos. El estereotipo de la arqueología que el Esta-

l
.l mos como necesidad común a las ciencias, en tanto activi- do y el público tienen en la actualidad, ha sido generado y
.
.
. dades no-productivas en sentido directo. También sufre de · perpetuado por nosotros mismos (Litvak, 197 5). Este es-
. la imposibilidad de auto-patrocinio: simplemente no es cos- tereotipo ha sido y sigue siendo ratificado por la arqueolo-
.

teable en forma individual. Por lo tanto, la arqueología tie- gía oficial; somos nosotros los que le hemos dado fuerza
t;··
l.\!····
¡;. .. ' ne que recurrir al financiamiento público, ya sea estatal o y los que ahora tenemos que empezar a mediar las conse-

~'g
por parte de la iniciativa privada. Pero al no tener leyes que cuencias. '\¡¡
·:¡
ofrecer para la modificación del presente, ¿cómo es que la El análisis de esta concepción de la arqueología oficial 1
1-i·~
arqueología puede justificar este patrocinio?, ¿qué ofrece y sus efectos en su práctica lo podemos conducir mediante
[r~
.··Q a cambio?, ¿qué posibilidades de uso le quedan? Creemos el siguiente juego de proposiciones:
f .....:.
,.I·~ que en este problema se encierra la clave del retraso de la 1) La forma en que la relevancia social de una discipli-
a¡;queología oficial mexicana y del uso poco afortunado na se concibe es un efecto del "paradigma político" al que
que se ha hecho de ella. se suscribe o queda inscrito el investigador o agencia que rea-
liza la investigación.
dades de control: por ejemplo, el patrocinio y popularizacfón del conduc- 2) Dependiendo de la extensión que tenga la ingerencia
tismo en comparación con el psicoanálisis, que no ha logrado demostrar"-. del patrocinador de la investigación, y de la inmersión de
aún su efectiv~ad en términos socialmente convenientes. Nótese por
último, el temor y la represión que el materialismo histórico ha generado los investigadores en un determinado "paradigma político",
en algunos países, por sus posibilidades de transformación. Aunque en es- se verán afectadas no sólo las posibilidades externas (de
tos ejemplos otros factores han entrado en juego, la posibilidad de control uso social) sino las características técnicas del trabajo de in-
(mediante la "prueba" de resµltados) se correlaciona positivamente a la
intensidad y generosidad del patrocinio. vestigación.
Otro aspecto afectado ante las dificultades de modificación, o las 3) La forma en que se concibe su relevancia predeter-
restricciones en la relevancia, es que no importa la exactitud de los resul- r.'
f minará la elección de un determinado paradigma científico,
tados: "Nadie se va a morir si mi estratigrafía no es precisa; .. "; compá- .I·

re.se este argumento a las necesidades de la física aplicada o de la bioquí- ya que ambos están íntimamente relacionados. Si existe in-
m~ . congruencia entre las metas sociales de la disciplina y las
152 153
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metas científicas de la misma, alguna (o las dos) no podrán rio y albacea de los bienes de la nación, ejerce y comunica
ser cumplidas. al público contribuyente. Aunque es obvio que no encon-
Intentaremos demostrar que este modelo es pertinente traremos una formulación explícita completa en los textos
al análisis de la arqueología oficial mexicana y que puede de la arqueología oficial, aunque hay algunas declaraciones
explicar sus limitaciones en todos sus órdenes de operación. (c.f. Caso, 1968; Gamio, 1916), podemos abstraerlo por
Para ésto, haremos un uso aventurado del concepto de "pa- observación de la manera en que opera la arqueología oficial
radigma" de Kuhn y lo transportaremos a áreas que no son y cómo es considerada dentro de la retórica gubernamental. -~
aquellas para las que originalmente fue formulado. 1 Básicamente, los elementos centrales de este modelo
Entenderem"os por "paradigma político" un modelo de son: el país tiene necesidades urgentes, por lo que es impor-
funcionamiento de la realidad sociai que determina la rele- tante que la arqueología -una actividad relativamente de
vancia de ciertas actividades, las interpreta de acuerdo a un segundo orden- esté justificada. Una posibilidad de justi-
'-
juego de principios y determina la selección de soluciones ficación es la necesidad de conservación del patrimonio
'
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¡
específicas a problemas reales o imaginarios del grupo en que arqueológico; esta conservación, a su vez, es necesaria y útil,
esas actividades se desarrollan. Al menos en principio, este ya que a través del estudio de este patrimonio, y mediante

¡ "paradigma político" articula al grupo que lo comparte, con la elaboración de la historia del México prehispánico es po-
la realidad; en esta articulación, al menos en principio, es sible lograr una conciencia de unidad nacional en torno al
factible que aparezcan "anomalías" que pueden contribuir pasado común. Esta conciencia -nacional, a su vez, es nece-
a la modificación del paradigma, aunque aquí la modifica- saria, ya que los problemas centrales del país, que son de
ción puede no suceder ya que no conviene a las condiciones desarrollo económico, solo podrán ser resueltos mediante
en que se genera un determinado "paradigma político". Pe- una participación nacional. Ahora bien: la conciencia nacio-
ro estas anomalías pueden hacerse visibles y coadyuvar, en nal es un buen elemento de integración; por otro lado, al
alguna medida, a la transformación. 2 conservar y exhibir nuestro pasado en forma atractiva, atrae-
¿Cuál es el paradigma político que rige la arqueología mos turismo; esto es útil, ya que el turismo significa divisas,
oficial mexicana? Nótese que no nos interesan por el mo- y éstas, a su vez, contribuyen a resolver los problemas cen-
mento los casos aislados que sean divergentes, sino el que trales del país (que son de desarrollo económico) al traer
comparte el grueso de la disciplina, el que se ha ofrecido co- una derrama económica, tanto a escala regional, en donde
mo redituable al Estado (en un juego de retroalimentación, se encuentran las zonas, como a escala nacional, ya que
ya que ninguno otro era posible) y que éste, como deposita- ayuda a nivelar la balanza de pagos; además, mediante la
difusión de nuestro pasado nacional, a través de atractivos
Somos concientes de que podríamos analizar la arqueología oficial median- mecanismos, fomentamos un espíritu de orgullo nacional,
te un modelo como el propuesto por Althusser, en que se señala la inscrip- que es útil para superar problemas como el de la "psicolo-
ción de la ciencia en el aparato ideológico del Estado (1975), y que per- · gía abismal" del "mexicano", que afectan el desarrollo;
mite una disección política mucho más rica y productiva, sin embargo,
nuestra preparación en el materialismo histórico dista de ser suficiente, también ayudamos a detener la penetración imperialista y
por lo que nuestro manejo del modelo podría no. estar garantizado. Pre- la enajenación de los auténticos valores mexicanos. Ade- --.1
ferimos ser acusados de reaccionarios por usar un modelo.distinto, a que más, conservando nuestro pasado estaremos a la altura de
se nos aplauda siendo malos marxistas, como suele suoeder...
2 La arqueología hizo su primera y nada despreciable contribución a lamo- cualquier país en cuanto a este punto, mostrando que so-
dificación de un "paradigma político" mediante los estudios evolucionis- mos ya un país culto, aunque todavía en vías de desarrollo.
tas que acabaron con el mito de la "creación especial" del género huma- Independientemente de que, "en la intimidad de su in-
no, Íntimamente ligados al rechazo del control religioso, e importantes en
el proceso de secularización necesario al capitalismo en desarrollo. vestigación", los arqueólogos oficiales crean o no este mo-

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L_ 154
delo -o haya casos divergentes-, creemos que ésta es nues- nio. Sin embargo, la arqueología mexicana sigue teniendo
tra imágen pública y que el patrocinio oficial está orientado problemas de presupuesto). ·
hacia ella y no hacia los fines que "en la intimidad de su Nos interesa ahora evaluar tanto el efecto real del pre-
investigación" pueda tener en realidad el arqueólogo ofi- supuesto en el cumplimiento de las tareas legales de la. ar-
cial individual. queología oficial, como el por qué este presupuesto ha sido
La elección de este paradigma político como global pa- y es limitado. Este análisis es tal vez el más difícil de hacer,
ra la disciplina desde sus inicios, claramente refleja el mo- ya que implica una revisión critica que requiere de más
mento histórico en que la arqueología es incorporada al apoyo del que podemos ofrecer por el momento, y por que
Estado, y luego las sucesivas in.corporaciones indican tam- hace necesario el reconocer deficiencias, lo que resulta do-
bién preocupaciones estatales: cf. "lo mexicano", "la inte- loroso y nada agradable; sin embargo, es un análisis indis-
gración" de los años cuarentas; "el turismo-divisas para el pensable si debemos de aumentar la eficiencia de la arque?-
desarrollo" de los cincuentas-sesentas, "el pasado como es- logía mexicana, o acercarla al cumplimiento de sus metas.
cudo a la penetración", "Cuauhtémoc como primer empe- 1) Protección. Es evidente que la protección del patri-
rador anti-imperialista", de los setentas tempranos; y ahora, monio arqueológico nacional implica el que se conoce o al
,... "la unidad.nacional en la alianza para la producción". menos se estima su extensión y localización. Aunque no te-
Aunque se ha propuesto que esta imagen públipa es re- nemos estadísticas al respecto, se han mencionado repeti-
lativamente inofensiva, tanto a la arqueología como al públi- damente los míticos" 11 000 sitios registrados". Esta suma j•I

co, nos permitimos disentir firmemente; intentaremos aho- nos parece increíblemente reducida como representativa del
ra probar cómo esta concepción afecta a la arqueología de posible total de sitios existentes. Y la protección requiere
acuerdo a la segunda de las proposiciones que hicimos an- de saber en qué consiste el patrimonio, en qué estado se en-
tes. Ello nos lleva al análisis y evaluación de la manera en cuentra, etc. Suponiendo -por suponer algo- que la cifra 11,
que la arqueología oficial ha cumplido sus tareas sociales. esté cerca de la realidad, cuarenta años de arqueología pú- 1¡·
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blicamente patrocinada (para dar cifras redondas) han apor-


tado un promedio de 275 sitios al año, 22 sitios al mes. No
3. Las tareas de la arqueología oficial conocemos personalmente este registro, por lo que no po-
demos saber el grado de precisión descriptivo ni los atribu-
Para cumplir sus objetivos de relevancia social se ha consi- tos considerados en la delimitación de los sitios. Tampoco
derado, d~sde su inscripción en el aparato estatal, la nece- sabemos si en cada sitio de los registrados existe protección
sidad de que la arqueología oficial cumpla con cuatro tareas en el sentido de cercados, letreros anunciando propiedad
básicas: proteger, conservar, investigar y ·difundir el patri- federal, guardianes o al menos visitas períodicas. Pero supo-
1. monio arqueológico. ¿En qué medida se ha avanzado en nemos que esto no es así. Es cierto que ha.ce 40 o 30, inclu-
1
1
estas tareas? La misma arqueología oficial reconoce que no so 20 años, la arqueología no tenía la cantidad de personal
ha logrado todo lo que se proponía. ¿Por qué? Por limita- que tiene ahora, por lo que parte de estas deficiencias sí
ciones de personal, tiempo y dinero; ¿por qué es que existen pueden justificarse como problemas de personal. Aún así
estas limitaciones? Aquí no se responde con claridad, pero creemos que hay que buscar en otro lado -que tampoco es
es seguro que no se deben a que el arqueólogo no pidá re- · · el presupuesto- para encontrar las razones de lo que debien-
cursos (aunque tal vez la forma de presión empleada no ha do ser una actividad prioritaria, ha dado resultados hasta
resultado hasta ahora, al menos desde los años cuarentas la ahora relativamente pobres. Y pobres en relación a trabajos
cantaleta del presupuesto ha sido repetida sexenio a sexe- regionales en los que en una temporada se localizan -de-

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pendiendo de la región y la escala de trabajo, por supuesto- 2) Conservación. Es evidente que, al desconocer, o al
entre 50 y 300 sitios. menos no tener una idea aproximada y sistematizada del
Creemos que las razones son de otro orden; podemos ·patrimonio arqueológico, es difícil saber en qué estado de
analizar tal vez el número de temporadas que ha dedicado conservación se encuentra. Podríamos preguntar cuántos
la arqueología oficial a cada uno de los 11,000 sitios, y creo de los 11 000 sitios registrados han recibido el tratamiento
que encontraremos que la mayoría de ellas se han emplea- mínimo de emergencia, consistente en su delimitación y
do en una treintena de sitios mayores. Podemos buscar el consolidación de estructuras visibles o en peligro de venirse
número de proyectos que han tomado como escala de tra- abajo de nuevo: tanto personal como tiempo y recursos ten-
bajo la región y seguramente encontraríamos que son una derán a concentrarse en una treintena de sitios. Es cierto
minoría; podemos analizar la producción y reportes publi- que estos sitios son los que presentan problemas más serios
cados y en archivo, y creo que encontraremos que casi to- de conservación al tener una arquitectura más abundante
dos tratan sobre trabajos en estructuras arquitectónicas o -por restringir por el momento nuestra discusión a la ar-
sobre descripciones de materiales de sitios específicos; si quitectura- pero no creemos factible atribuir a estas carac-
preguntamos la antigüedad -por no meternos con la eficien- terísticas el iniciar excavaciones en estructuras estabilizadas
cia- de la sección de la arqueología dedicada exprofeso al por el tiempo y por lo tanto relativamente a salvo, o el des-
registro, veremos que no es mucha. Podemos, por último, tinar millones en la construcción de otras, más allá de la
intentar calcular cuánto dinero y personal se ha empleado en mera consolidación o la restitución. ·
sitios ya registrados, ya protegidos, en trabajos monumenta- Pero hay una pregunta que tiene aún mucho más fondo
les no necesariamente de conservación, y mucho me temo y cuya respuesta es potencialmente dolorosa: ¿cuántos si-
que lo que encontraremos son sumas desproporcionadas en tios de los 11 000 registrados son propiedad federal, debi-
relación a otras empleadas en el resto de los 11 OOÓ sitios. · damente documentada y por lo tanto defensible legalmen-
te? .. ¡;:::
De esta forma, una actividad que por simple secuencia
debería tener prioridad (no podemos conservar, investigar 3) Investigación. Aquí no hay que agregar mucho a lo %1
o difundir algo que no conocemos) o al menos un desarrollo que hemos dicho a lo largo de este trabajo; es evidente que
igualmente intenso que otras actividades, ha recibido una la investigación oficial carece de un plan central y qu~da ex-
atención relativamente secundaria. Así, el registro e inv·enta- puesta entonces a gustos personales, estatales, etc., por lo
rio del patrimonio arqueológico queda sujeto a accidentes, que resulta desarticulada y con poco potencial para crecer.
saqueos, hallazgos casuales,· preocupaciones ~speciales de 4) Difusión. La evaluación de este aspecto es mucho
los arqueólogos, de los gobernantes, de coorporaciones pri- más difícil. Se han empleado tres recursos básicos de difu-
vadas e incluso religiosas y normalmente, a la detección, sión: el museo, la zona arqueológica y el libro de divulga-
(seguida casi siempre de su destrucdón), de sitios por agen- ción. Los tres manejan contenidos y mensajes parecidos,
cias gubernamen~ales en la construcción de obras de infra- centrados en la historia cultural. Creemos que es sobre todo
estructura. en los dos primeros medios donde la arqueología oficial ha
Y si biel). era justificable que en 1950 todavía la arque.o- logrado una expresión masiva suficiente; no puede decirse
logía no lograra darse abasto para resolver mil problemas lo mismo de la producción escritct, de tiraje, circulación y
simultáneamente, no puede decirse lo mismo de la segunda distribución limitados. Una excepción importante es el que
mitad de los sesentas, en que se destina personal a grandes la arqueología oficial participara en la elaboración en los
trabajos monumentales en sitios protegidos, delimitados y textos gratuitos de enseñanza básica; su mensaje ha logrado
relativamente a salvo .. en esta forma una penetración impresionante e insuperable
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I,,. mediante los otros recursos. 1 Esto en cuanto a impacto que resulta difícil justificar que haya aceptado, e incluso
masivo; en cuanto al tipo de mensajes y la forma de expre- propuesto, trabajos que no sólo salen de las normas técni-
sarse hay algunos problemas. El concebir a las pirámides cas aceptadas para la disciplina, sino que requieren de des-
como instrumentos didácticos ha llevado la reconstrucción tinar grandes porciones de estos recursos a labores que no
a excesos considerables (Malina, 197 4 ), con lo que lejos de eran prioritarias. Y conste aquí que esto no es una crítica a
fomentarse una enseñanza del pasado, mostramos estilos una entidad ajena al autor, es una autocrítica. Tan se han
personales contemporáneos en nuestras zonas; esto, muy a destinado tiempo y recursos a actividades no-prioritarias en
pesar de la intención de señalar nuestra capacidad para pro- el sentido de trabajos "de fachada", como en "investigación
teger nuestro pasado, ha colocado a México en posición de pura", otra vez en sitios ya protegidos y cuyos resultados
desventaja, ya que las reconstrucciones violan claramente aún esperan publicación. Lo que nos interesa señalar aquí
acuerdos internacionales a los que el país está suscrito. Por es que mientras no localicemos con realismo la causa de
otro lado, las zonas no pueden proporcionar más que im- que no hayamos podido hasta ahora cumplir satisfactoria-
pactos visuales -muy importantes- si no se incluyen en mente nuestras metas, difícilmente podremos hacerlo en el
ellos museos que proporcionen al visitante la información futuro.
pertinente a lo que ha visto; el número de museos de zona
-por no mencionar su calidad- sigue siendo reducido; pue-
de compararse el gasto invertido en el Museo Nacional de 4. La "crisis" de la arqueología oficial
Antropología con el gasto tofal sumado de todos los mu- :,,
seos de sitio y algunos regionales, y de nuevo encontrare- Partiendo de que no es posible ya achacar las deficiencias 1~1 i
mos una desproporción. El Museo Nacional mismo es tal de la arqueología oficial sólo al presupuesto, es necesario
vez un brillante ejemplo de arquitectura, pero ya no hay determinar las causas reales. De entrada, no podemos com-
un acuerdo uniforme sobre su calidad museográfica o sobre partir algunas de las opiniones generalizadas en el medio,
la pertinencia del mensaje que transmite (Cervantes, 1976). \\\¡
de que si la arqueología oficial no funciona es porque sus
Salvo, nuevamente, los libros de texto gratuito, el resto de practicantes somos subme_ntales, definitivamente incom-
la obra de difusión de la arqueología mexicana no pue- petentes, o necios incorregibles. El problema con una ex-
de aún desligarse de fuertes tintas esteticistas, cosa que in- plicación de este ''tipo es que dejan la modificación de las
ternacionalmente la disciplina ha superado. -al menos en deficiencias a sqtuciones no muy claras y casi siempre ina-
teoría- desde el siglo pasado. plicables.
Es evidente que en nuestro análisis estamos siendo seve- Sugerimos ahora que la crisis y la incapacidad de cum-
i! .
ros y no resaltamos los aspectos positivos y los logros de la plir las metas legales de la arqueología oficial no son sino
arqueología oficial mexicana, que sin duda existen, pero lo predecibles, y de hecho, cpnsecuencia lógica del paradig-
que nos preocupa aquí no son tanto los logros como los ma político con el que operan. Aunque es indudable que
fracasos, pues son éstos los que hay que corregir. 2 debe haber otros factores en juego, y que la explicación de
La arqueología oficial mexicana tiene, en efecto, recur- su fracaso tal vez pueda aprovechar un modelo multivaria-
sos de personal y económicos reducidos; es por esta razón ble, creemos que las limitaciones de nuestra práctica pro-
fesional son especies de "anomalías" que señalan que nues-
Nos referimos a los textos usados en las escuelas primarias hasta hace unos ' tro paradigma político no funciona, y ésta deficiencia afeeta
años. Debe recordarse, por otro lado, que la escuela es una de las punta-
das básicas de la ideología dominante (cf. Althusser, op. cit.). todos los otros niveles de operación. Sostenemos que el
2 Es tan importante triunfar, como saber por qué se fracasa ... problema radica en la manera en que la arqueología oficial

1
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ha reducido sus posibilidades de pertinencia social a un uso han sido tomados corno apoyos y divulgadores de un mensa-
meramente demagógico e ideológico. Nos atrevemos a pro- je generado en esferas de control político, cuya congruen-
poner que mientras este paradigma político no se revise, cia con la información existente no es indispensable.
estaremos predestinados a sufrir las mismas limitaciones que En el país, el nacionalismo surge como necesidad de
en mayor o menor medida han aquejado nuestro potencial. crear una justificación de la transferencia de poder de los
Peor aún, dudamos que con un paradigma político como el insulares a los criollos; más tarde, en ia consolidación de una
que manejamos ahora, sea posible alguna vía a una arqueo- burguesía nacional "digna" y a la altura de las europeas;
logía científica. posteriormente, para la integración al proceso de construir
Apoyamos estas proposiciones con la siguiente argu- el "nuevo país" revolucionario. La integración no ha resulta-
i. mentación: para los fines de relevancia social propuestos do muy completa, por lo que muchos grupos siguen "mar-
por la arqueología y reconocidos por el Estado, no es nece- · ginados". Estos grupos constituyen una fuente de fuerza
sario cumplir los objetivos científicos de la disciplina: para de trabajo y excedente hasta ahora explotada sólo en for-
los usos ideológicos-turísticos a los que estamos sirviendo, ma local. La "alianza para la producción" requiere de in-
no somos en realidad indispensables. Es más, mientras me- corporar a la hegemonía centralista las áreas que aún no
nos pueda invertir el Estado en nosotros, lo hará, ya que no han sido capitalizadas. ¿Cómo justificar la incorporación
le interesa nuestra producción científica -raquítica, por sin recurrir a la violencia que se reserva para las grandes oca-
cierto- sino que prestemos nuestra bata blanca de investi- siones? Un elemento magnífico es el amor patrio y las res-
gadores, para dar una justificación y sanción "científica"· .,,,
ponsabilidades nacionales; tenemos una obligación con la ''
a la ideología que hemos ayudado a construir. Patria, que deriva de nuestra participación en una historia "
Examinemos esta proposición con más detalle: veamos común, "enraizada en glorioso pasado prehispánico": el
cómo para los objetivos expresados públicamente no se re- desarrollo requiere de nuestra colaboración.
quiere de un trabajo científico como elemento indispensa- El "desarrollo" es indudablemente uno de los temas ideo-
ble: a) La elaboración de un espíritu nacionalista puede ha- lógicos centrales que compartirnos o tendernos a reforzar, ya
cerse sin recurso a un pasado real: la descendencia común, la sea por propio consentimiento -corno en el caso de arqueó-
incorporación en torno a una imagen religiosa, a una coe- logos oficiales que actúan con buena intención, creyendo
xistencia geográfica, etc., han funcionado históricamente honestamente que sus trabajos monumentales significan
como generadores de ideologías nacionalistas. Puede notarse, una cooperación li.acia el desarrollo- o bien por complicidad,
por ejemplo, que en él caso mexicano se insiste en la uni- al refugiarnos "en la intimidad de nuestra investigación" y
dad por. participación en un pasado común; en cuanto al perseguir metas distintas a las que hemos explícitado, un
periodo prehispánico, se ha forzado sistemáticamente la poco "a escondidas" tratando de hacer algo diferente, pero
concordancia geográfica entre Mesoamérica y México, aun- sin cuestionar la imagen y estereotipo que he111os sostenido
que es de todos conocido que éstas áreas no cojnciden; aún ante la sociedad que nos patrocina.
hoy día, el norte del país tiene poco en común con la pe- Es difícil sustraerse al atractivo que la posibilidad del
nínsula yucateca en cuanto a "normas culturales", para no "desarrollo" parece estar ofreciendo. Hemos crecido y he-
meternos en ef pasado; b) La elaboración de espíritus na- mos sido educados en la creencia que los problemas de este
cionales se ha hecho por los gobernadores y líderes, más que país -y otros "tercermundistas" - son problemas de "desa-
por los científicos; los ejemplos abundan en el siglo pasado; rrollo"; una especie de problemas de presupuesto como los
en que el nacionalismo surge corno respuesta a la necesidad que nos aquejan como arqueólogos, pero ahora a escala na-
de consolidación del creciente capitalismo. Para estos fines, cional. El desarrollo es la promesa y la meta. "Los arqueólo-
historiadores de todos tipos, así corno artistas y religiosos,
162 163
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gos pueden y deben" ayudar a lograrlo mediante la atracción inmersos en un sistema que requiere de la secularización de
de divisas por turismo a zonas monumentales, contribuyen- la explotación: ahora somo§ los científicos, la Ciencia con
do así a nivelar la balanza de pagos; mediante el acabar con "C" mayúscula, los que autorizamos y reforzamos la ideo-
la "psicología abismal del mexicano", haciéndole orgulloso logía dominante y el uso que de ella se hace.
de su pasado, y en consecuencia, más productivo; podemos Para los fines en que se inscribe la arqueología oficial,
ayudar al desarrollo deteniendo la enajenación y penetra- como la atracción de divisas mediante el turismo hacia zo-
ción impeíialista, pqr medio de la unidad en torno a héroes nas arqueológicas, el Estado no requiere necesariamente de
como Cuauhtémoc, "primer Emperador antiimperialista", arqueólogos, y si pudiera, emplearía escenógrafos, como lo
o mediante el orgullo de nuestro pasado (de élite, que es el ha -hecho en la "remodelación" de comunidades campesi-
que hemos estudiado hasta ahora como arqueólogos). Pode- nas. El Estado tenderá a que esta función le salga lo más
mos, por último, mostrar al mundo que, aunque tercermun- barata posible y lo más rápida: no importa si hay qut: me-
distas y tropicales, ya vamos en vías de desarrollo: somos ter hoteles en las zonas, apresurar el trabajo· aunque se sa-
un país culto que invierte en la conservación y estudio de crifique la calidad, etc., para que los gobernantes inauguren
su patrimonio arqueológico, "a la altura de cualquier país" .1 a tiempo.
El "desarrollo" no es sino la expresión colectiva y a es- Lo más difícil de todo esto es que no se obliga a nadie
cala nacional del mito capitalista de que "si trabajas duro, a seguir este juego; la presión es más bien sutil, y frecuen-
eventualmente serás rico": corremos como caballos detrás temente es autopresión,- es autocensura por miedo a com-
lh,tl
de la zanahoria intentando alcanzar un "desarrollo" que prometer el presupuesto, las posibilidades de extensión del ¡¡¡
··1·
parece alejarse cada vez más a medida que avanzamos, co- proyecto, o la escalada burocrática. La inscripción de los
mo prueba, la presente recesión económica del país. Es el arqueólogos oficiales en la ideología dominante se encarga
mito de que mediante "la alianza para la producción" algún de conducir, sin violencia, la práctica haéia donde el Estado
lo requiere. En los peores casos, los mismos arqueólogos ...'•··
día podremos aspirar a colocarnos como potencia... En
suma, es el mito de que los problemas de este país no deri- participan con gusto y sinceridad en esta labor. Pensamos
van de su participación en un sistema de intercambio desi- que podemos satisfacer al mismo tiempo a dos amos dife-
gual, con la extracción constante de nuestro excedente por rentes: nuestra-conciencia científica y nuestro compromiso
parte de potencias capitalistas; de que los problemas de este estatal y de movimiento social ascendente. Aun cuando se
país no tienen que ver con la dependencia económica o la ha llegado a extremos realmente obvios y a excesos injusti-
explotación a la que estamos sujetos y que compartimos ficables, no ejercemos formas de presión sólidas y.sólo nos
con otros ·países del mundo; el mito de que ésta explota- limitamos a lamentar la situación. La autocensura a todos ni-
ción no se reproduce a· escala nacional, y por lo tanto, que veles se encarga de frenarnos. El resultado de esta timidez
los problemas de este país son de "desarrollo" y no de clase. ha sido y será, si no modificamos la situaciqn, el mismo que
La arqueología mexicana cumple una función mera- hasta ahora: una arqueología derrotada.
mente cosmética: el Estado requiere de apoyo en la cons-
trucción de la ideología; la justificación y sanción pública·
de sus manejos ya no puede proveerla la iglesia. Al estar S. Una crisis superable
'.~
En el colmo de la miopía paternalista, un arqueólogo oficial ha llegado a En los últimos años ha aumentado el número de investiga-
declarar, orgulloso, que la arqueología beneficia al pueblo, por que "cada
vez que reconstruimos una pirámide, llega el turismo, y los campesinos dores preocupados por la calidad y congruencia política de
pueden poner un puestecito de refrescos". la arqueología oficial, preocupación que ha resultado en la

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búsqueda _de alternativas. Se han propuesto hasta ahora va- ficación de nuestros mensajes tradicionales. La labor ideo-
rias, de las que comentaremos aquí sólo dos. La primera, la lógica sostenida hasta ahora apoya al sistema de explotación
elaboración de una "Política de Investigación", es simul- y lo ayuda a reproducirse. Sugiere que una de las formas de
táµeamente producto de la revisión crítica de la antropolo- superar la incongruencia política del hacer arqueológico, es
gía oficial por sus practicantes, y respuestas a la "Política transformar nuestra labor de difusión, sefialando la trayecto-
General de Investigación", propuesta por la Dirección del ria de los problemas de clase que caracterizan a las socieda-
INAH. Desde cualquier punto de vista, es una iniciativa des estratificadas, los procesos que conducen a ella y las posi-
loable, al señalar que es necesario definir una línea clara y bilidades de acción que tienen los hombres en el cambio ha-
políticamente consistente. Sin embargo, no podemos evitar cia sociedades más justas. Se señala que los arqueólogos
la desconfianza, especialmente por la manera en que la pro- somos parcialmente responsables del uso que se haga de
posición se está implementando, y el mecanismo por el que nuestra aportación, por lo que es nuestra obligación encau-
se espera llegar a un acuerdo. Se ha enunciado la necesidad zar este uso, hasta donde sea posible, hacia objetivos rele-
de discutir las preguntas centrales del paradigma, como' vantes.
"qué es y para qué sirve la arqueología", y a partir de la Esta proposición constituye un paso adelante, indepen-
discusión llegar a puntos mínimos de consensus. dientemente de que su implementación, a través del "Guión
Por desgracia, se asume que es posible determinar por Unico de Museos", pueda o no requerir de algunas precisio-
mayoría las "respuestas correctas", o que el simple llegar . nes. Por desgracia, se ha planteado (no por Cervantes, valga
a un acuerdo sobre ellas será suficiente para modificar la la aclaración) que la única posibilidad de la arqueología es
práctica profesional. Mientras que la discusión sobre estos considerarla como arma ideológica. Reducir el potencial de
puntos es imprescindible, bien puede llevarse más tiempo la disciplina a un uso de este tipo lleva consigo como con-
del que se ha calculado, tiempo que la arqueología no puede secuencia el hacer a un lado los problemas de investigación;
..... ,
esperar. Al centrarse en puntos tan amplios, es factible que de nuevo, no estaremos tratando de entender el pasado,
lo único a lo que se pueda aspirar es a la publicación de una sino de usar el material arqueológico para probar un deter- ii
"declaración de principios" que, aunque cumpla funciones minado punto de vista o posición, independientemente que
cosméticas, no será suficiente para modificar lo que sucede este sea cierto o no. Reducir la arqueología- a un manejo
en la realidad. Ya que cada protoparadigma responde a esas ideológico no asegura su desarrollo como disciplina cientí-
preguntas en forma distinta, y las articula en consecuencia fica y coarta sus posibilidades de aportar eventualmente
cambiar los postulados explícitos puede significar que se' leyes útiles en la modificación de la realidad.
perpetúe la diferencia entre lo que se dice y lo que se hace, También exponemos este material arqueológico a me-
sólo que ahora hemos cambiado lo que se dice. canismos de obtención y análisis que lo pongan en peligro
La discusión interparadigmática es imprescindible y prio- e imposibiliten su transmisión al futuro. El patrocinio de
ritaria; pero convencer a nivel teórico alto a practican tes de una arqueología ideológica no requiere de precisiones y mi-
paradigmas distintos sin normar implementaciones prácti- nucias científicas costosas, ya que los mismos resultados
cas corre el peligro de que los objetivos sigan sin cumplirse, se pueden obtener con materiales logrados por mecanismos
como hasta ahora. La ruta puede ser otra. ,. distintos. Y este es un riesgo evidente, tanto en países capi-
·~-
No sólo se ha cuestionado la investigación arqueológica talistas como socialistas.
oficial, sino también la difusión de resultados; Cervantes Pero no se nos interprete mal: tanto la necesidad de una
(1976), a partir de un análisis de las funciones ideológicas política de investigación como la de modificar nuestros
de los museos, propone una alternativa que requiere la madi- contenidos ideológicos son necesidades reales, por lo tanto

166 167
ambas propuestas son dignas de. apoyo y discusión. Habrá diferentes pos1c10nes sin ofrecer argumentos o enfrenta-
que someterlas a un examen un poco más riguroso para po- mientos directos y explícitos.
der evaluar su viabilidad en el cambio. De cualquier forma, Los mecanismos nuevos, que han sido propuestos recien-
es estimulante y alentador observar que la arqueología me- temente, parten de la discusión, pero de los puntos que son
xicana intenta abandonar su posición conformista y derro- los más divergentes, y en los que el acuerdo tenderá a ser
tista de "adaptación a la realidad nacional". También que más lento. Como alternativa a este problema, proponemos
los niveles de accióll; se hayan llevado a análisis críticos de la necesidad de un trabajo paralelo a tres niveles: a) buscar
la metodolgía, técnica y mensajes emplead.os, y no a áreas. puntos comunes, no divergentes, en los distintos protopara-
de conflictos personales interminables. Era necesario susti- digmas; b) dar prioridad, con base en estos puntos comunes,
tuir la disculpa con la acción, y el insulto por el argumento. a la delimitación de normas técnicas de trabajo; c) exponer
y discutir las diferencias en los niveles altos de paradigma,
mediante "seminarios de experiencia cruzada", abriendo
6. Una alternativa más la posibilidad de cursos de actualización y mejoramiento
~.'
profesional. 1

El problema básico es definir plánes ~entrales, programas Aunque se propone un trabajo paralelo, el tercer aspec-
únicos, o delimitar prioridades para toda la profesión, en to tomará más tiempo, por lo que el trabajo en esta área
donde no todos los practicantes participan de una misma deberá considerarse a largo plazo; en cambio, en encontrar
puntos comunes a partir de los que se pueda normar técni- ...
concepción teórica o política, por lo que actúan en conse- "
cuencia, y se opondrán o pre~entarán su apoyo a iniciativas camente en la práctica profesional, es urgente y prioritario.
que entiendan y sean o no pertinentes a su especial punto Et resultado pueden ser normas mínimas de calidad, y es-
de vista. Por esta razón, intentos de lograr estandarización tándares de obtención, descripción y análisis que pudieran
técnica, o bien temática, han sido interpretados como "dic- ser útiles a más de un,paradigma.
tatoriales", y atentando contra la libertad profesional. Estas ¿Cómo podríamos llegar a definir los puntos de conver-
diferencias hacen que un acuerdo tomado por voto directo gencia? Un camino sería examinar los niveles elevados del
(la verdad como criterio estadístico) no satisfaga al total de paradigma y encontrar áreas de compatibilidad; otro, más
los participantes y traiga consigo más oposición que apoyo. rápido; sería el desglosar los niveles inferiores de los para-
Se ha llegado a proponer que la solución debe ser repre- digmas y ver cómo se entrecruzan los procedimientos téc-
siva: quien no aceptara la forma "correcta" de hacer arqueo- nicos. Creemos que es una ruta más eficiente, "ya que la
logía que un grupo sostenga, debe ser obstaculizado. A na- arqueología ha propuesto más posiciones teóricas para un
die se puede obligar a "creer" que la arqueología es o no mismo juego de técnicas, que a la inversa: la implementa-
una ciencia social, o a modificar su práctica mediante vio- ción de varios paradigmas no tiene sino un grupo reducido
lencia sobre nonnas que no sean comprendidas. Intentos de mecanismos comunes.
de esta naturaleza han conducido a: 1) la adopción retórica Más difícil sería el acuerdo político; si las divergencias
de la nueva terminología, sin alterarse la práctica; 2) lavo- · científicas son en gran medida reflejo de un entrenamiento
luntad de cambiar la práctica, pero la incapacidad de hacer:- en puntos diferentes del desarrollo de la disciplina, la adscrip-
1~, por haber recibido entrenamiento distinto; 3) la oposi-
ción .total al cambio, y el refuerzo de la forma de trabajo
A. diferencia de los protagonistas de otros campos, los arqueólogos consi-
antenor. Un elemento fundamental en este tipo de situacio- deran un insulto el que se les proponga cursos de actualización o semina-
nes es aue no se ha discutido, sino que se ha calificado, las rios de experiencia cruzada.

168 169
c1on política depende de un número mayor de factores, cesidad de muestrear poblaciones no-culturales y apoyarse
desde la ubicación de clase hasta el compartir o no la ideo- en especialistas para su obtención y análisis.
logía dominante. Aquí, empezar mediante discusiones que Existen en el desarrollo de la arqueología suficientes
enfatizaran las divergencias o ignoraran su existencia, ten- evidencias como para dar peso a la suposición de que el con-
dría como resultado una ruptura cuya solución no es muy cepto de "material arqueológico pertinente" ha crecido para
clara y cuya necesidad puede cuestionarse. Más productivo incluir cada vez más tipos de datos, precisión y rigor en su
puede ser buscar otra vez puntos comunes, y sobre todo, obtención y estudio. También puede proponerse que las
cuestionar los fines para los que hemos servido, tratando de técnicas empleadas apuntan a este crecimiento. Mientras
encontrar salidas como tarea común, lo que puede influir que en los días de anticuario el "material pertinente" se re-
en que las alternativas que se propongan choquen menos ducía al "object d'art" -Y no importaba cómo se obtenía
que si son resultado de un grupo minoritario. éste-, ya desde el siglo pasado se incorporaban artefactos
Sin pretender por el momento un análisis total de los menos espectaculares, utilitarios, así como información
protoparadigmas ni que puedan existir otros puntos comu- sobre los lugares que ocupaban en una determinada secuen-
nes, propondríamos que hay cuando menos un tema central cia estratigráfica, considerándose en muchos casos la asocia-
que es compartido por las diversas tendencias y que podría ción a paleofauna. En este siglo, con los refinamientos de
expresarse mediante el principio "el material arqueológico las escuelas británicas y francesas, el concepto se amplió
tiene un valor científico, por lo que debe conservarse". Es para incorporar las asociaciones horizontales y se desarro-
nuestra opinión que todas las escuelas "serias" dentro de la llaron técnicas de registro que permitieran conocer las ubi-
arqueología parten de un principio similar, aunque pueda caciones de los artefactos y sus relaciones -como el registro
encontrar expresiones diferentes. Puede precisarse este prin- tridimensional-. A partir del ambientalismo ha habido un
cipio mediante una proposición auxiliar: "la información énfasis y considerable esfuerzo en la recuperación de mate-
. '•1
que confiere al material arqueológico un valor científico, riales no-culturales como pertinentes al estudio del paleo- ··'[I'
más que estar en piezas aisladas, radica en sus asociaciones ambiente. Así, se incluyen muestreos de polen, paleofauna 111 1·1'
'·I
en contextos"; es esta proposición auxiliar la que dio ori- y paleoflora en general, suelos y material geológico, etc., ·.,,
gen a una arqueología "científica", desligada del anticuaris- que son confiados para su obtención y estudio a especia-
mo, y puede considerarse como el principio mínimo de listas con entrenamiento en ambos campos. En los últin10s
operación de cualquier posición teórica congruente. años se han introducido algunas técnicas aún más detalla-
Las diferencias surgen cuando examinamos la forma en das, como la flotación, que permitieron una aproximación
que los distintos protoparadigmas entienden el concepto ya no sólo al "ambiente-como-escenario", sino como im-
de "material arqueológico" y le confieren un grado mayor prescindibles para implementar un enfoque ecológico que
o menor de extensión e inclusividad. Las escuelas más anti- permitiera estudiar las relaciones entre sus componentes.
. guas reducen el término -y los procedimientos de obten- También se han incorporado dos nuevas escalas de obser-
ción y análisis- a unas cuantas clases de artefactos (cerámi- vación y análisis: la microscópica, que ha logrado resulta-
ca, lítica, arquitectura, escultura, etc.), y es este material el dos sorprendentes (Brothwell y Higgs, 1969, sec. IV), y la
que recuperan en el campo; también es en función de él que que podíamos llamar atómica, mediante principios como
se considera o no pertinente incluir especialistas como par- la activación neutrónica, los rayos "x", etcétera.
if. te de los equipos de investigación. P_or otra parte, tenden-
L Cada veZ: que el concepto de material arqueológico per-
1.
cias más recientes han ampliado el concepto para incluir tinente ha sufrido un crecimiento, mediante la introducción
¡ datos sobre el paleoambiente, por lo que se enfatiza la ne- de nuevos postulados teóricos. y su implementación en téc-
t'
¡
[ 170
L. 171
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nicas cada vez más sofisticadas, se ha tenido que lamentar lo que egoístamente el director de un proyecto muchas ve-
que en momentos anteriores del desarrollo de la arqueolo- ces decide que "para los fines del presente trabajo", un nivel
gía no se salvaran en el campo ciertos tipos de materiales deficiente en cuanto a técnica y una limitación del material
o bien que se obtuvieran con menor cuidado o rigor. Los recuperado a cerámica y lítica son más que suficientes, sobre
avances han venido a señalar con tristeza que hemos perdi- todo ya que "no alcanza el presupuesto". Los arqueólogos
do información, pero el proceso es irreversible y no es jus- no son dueños de los sitios para los que han obtenido un
to criticar desde el presente una práctica en la que muchos permiso de trabajo, como tampoco lo es un gobierno que
de los elementos teóricos y técnicos aún no se habían desa- no entiende el significado del material arqueológico y coar-
rrollado. En cualquier forma, nuestra conciencia de que a ta el desarrollo de posibilidades científicas en favor de obras
cada ampliación del rango y precisión de los datos obteni- espectaculares y políticamente redituables. El material ar-
dos se hacen evidentes pérdidas en trabajos anteriores, de- queológico es ante todo un patrimonio universal.
bería señalarnos la tendencia general en que parece mover-
se la disciplina: puede predecirse que este rango y precisión El hecho de que un sitio arqueológico es una mina de informa-
aumentarán a medida.que se desarrolle la arqueología. ción relevante a una multitud de disciplinas está siendo conside-
Como arqueólogos, tenemos acceso a sectores muy am- · rado por muchos investigadores, y un comentarista ha llegado a
plios sobre el pasado humano, sobre el que existen preguntas escribir que los sitios arqueológicos puede ser demasiado impor-
y problemas que rebasan los límites de nuestra especialidad. tante como para ser dejados al arqueólogo (Brothwell y Higgs,
El material arqueológico es pertinente no sólo al campo que 1969, p. 32).
manejamos, sino que es el acceso al pasado para campos in-
terrelacionados como la paleodemografía, la paleoedafolo- Los arqueólogos de hoy (y nuestros patrocinadores) se-
gía, la paleobotánica, la paleozoología, la paleoecología, y remos responsables ante el total del género humano de la "!;

todos los otros campos "paleo", como el estudio del desa- forma en que los materiales del pasado sean obtenidos y 'I¡,,

'iill.
rrollo de las enfermedades, la agronomía; etcétera. transmitidos al futuro.2 Debemos de recuperar la modestia !!liii
y reconocer que no somos propietarios del pasado, sino sólo
Hasta ahora, sin embargo, hemos sido básicamente los
depositarios. De otra forma, es fácil cdmeter el error de
arqueólogos los que tenemos que pelear presupuestos y
querer "intervenir" el material, "corrigiéndolo y aumentán-
condiciones de trabajo adecuadas, aunque los materiales que dolo", como se ha hecho repetidamente en las "restauracio-
obteneJ110S sirvan y sean usados por otras disciplinas. Posi- nes" que la arqueología oficial ofrece orgullosamente al
blemente con base en esta situación, hemos llegado a creer público. Es remoto que la protección del material arqueo-
que el material arqueológico "es nuestro" y que tenemos
lógico sea entendida como prioritaria por el Estado o el pú-
"derechos de vida y muerte" sobre él. Si otras especialida-
blico cuando los mismos especialistas no llegan a un acuer-
des necesitan de los materiales, "que se los consigan", pare- do sobre este punto.
cería decir nuestra actitud; no obstante, nos opondríamos
Pero la protección y transmisión no significa pasividad:
a que estos especialistas obtuvieran materiales sin el control
. tenemos que estudiar y explicar el pasado, de otra forma
y supervisión del arqueólogo. Sin caer en el error de afirmar no se justifican nuestras exclamaciones sobre su pertinen-
que los arqueólogos no somos más que técnicos, es eviden- cia. Recientemente han empezado a surgir dudas ya no só-
te que nuestra actividad en el campo, la conservación y el lo qué salvar en la arqueología, sino cómo hacerlo, no sólo
análisis, tiene efectos sobre muchas áreas del conocimiento en cuanto a técnica específica, sino a la proporción mínima
humano. Este hecho es frecuentemente olvidado cuando
tomamos decisiones de qué salvar y cómo conservarlo, por 2 Me. Guimsey (1972) ha expresado esta idea en forma similar.

172 173
L_J 1 J 1

que debemos de estudiar para que nuestras aseveraciones un concepto amplio y generalizarlo a todos los practicantes,
sobre el pasado tengan buenas probabilidades de certeza. en poco tiempo nos daremos cuenta que aún con nuestras
Los problemas de representatividad, y su solución al menos precauciones, nos falta, para variar, material e información
parcial con procedimientos de muestreo, ha pasado a ocu- que pudimos haber recuperado, al haber técnicas disponi-
par un lugar muy importante en las preocupaciones sobre bles ya. En el primer caso, la información de más constitu-
la conservación del material arqueológico. Es extraordina- ye un "ruido" que puede ser filtrado con relativamente
rio que hasta ahora en México estos procedimientos no se poco esfuerzo; en el segundo, al ser el trabajo arqueológico
empleen cuando menos en proyectos de salvamento, en los · destructivo por definición, ningún presupuesto en el mun-
que si no Sy obtiene una muestra representativa en la inves- do permitirá acceso a material que hemos descartado o cuyo
tigación, no será posible regresar a "excavar más" una vez registro ha sido incompleto y poco riguroso. Creemos que
que el material se ha afectado. Podríamos analizar la pro- aquí se aplica bien la sabiduría popular: "más vale que so-
ducción de salvamento y señalar cuantas proposiciones so- bre y no que falte": 100 años de arqueologfa parecen soste-
~- . bre "culturas" y "grupos" o "sitios" y "regiones" se refie- ner nuestra proposición.
¡.

t ren en realidad a cantidades pequeñísimas de muestra, por Si resulta que "el presupuesto" es el que lleva a cometer
'r· lo que las conclusiones no quedan garantizadas más allá de excesos y a reducir la técnica más allá de cualquier posibili-

el o los pozos y calas excavados. No hay manera de aumen- dad seria de trabajo, será preferible emplearlo en buenas
tar ya la muestra, o al menos intentar saber qué tan grande cercas, personal de vigilancia y mantenimiento en todos los
o representativa es la que hemos empleado. El costo por sitios, que en investigaciones deficientes y destructivas que
unidad de información no sólo aumenta al no haber un con- promueven más daños que beneficios y que comprometen
trol probabilístico de la información, sino que ésta misma nuestra labor como responsables del patrimonio arqueoló-
queda limitada a generalizaciones únicamente sobre las po- gico.
blaciones de datos muestreados. El problema se complica
cuando diferentes tipos de poblaciones presentan problemas
de muestreo distintos, y generalmente, precisión en la for-
7. Algunas prioridades
ma en que son obtenidas -señalando de nuevo la necesidad
de apoyo y trabajo interdisciplinario-. De otra forma, se tra-
Partiendo del lema central de que "es pertinente la conser-
te de salvamento o no, lo que obtendremos no será conoci-
vación adecuada del material arqueológico", es factible ade-
miento seguro, sino piezas. Hasta ahora el panorama sigue
lantar algunas ideas sobre prioridades; proponemos que en
pareciéndose más a la arqueología de principio de siglo que a
primer término está la conservación. Esta tiene como acti-
cualquier otra cosa.
vidades prioritarias el registro y protección física y legal de
Apoyados en esta discusión, proponemos que aunque
· los sitios que confomrnn el patrimonio. No pretendemos
las tendencias que conforman la arqueología oficial conci-
que haya que abandonar cualquier intención de investigar
ben como "material arqueológico pertinente" entidades de
de acuerdo a determinada orientación teórica, sino que la
extensión diferente, es o sería saludable tomar el concepto
investigación deberá incluir en sus programas reconocimien-
más amplio y riguroso disponible. Si en el futuro el desarro-
tos regionales y localización de sitios como actividades de
llo de la disciplina llegara a contradecir la tendencia de cre-
primer orden.
cimiento en la concepción del material pertinente que hemos
No estamos abogando aquí por la vuelta a los "inventa-
señalado antes, habremos invertido un poco más de tiempo
rios" y "catálogos de sitios" que se levantan sin relación a
y dinero en material que de cualquier forma no sobrará; si
hipótesis específicas; la. éxperiencia demuestra que estos
· por el contrario nuestra predicción es correcta, de no tomar
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catálogos, por la misma razón de que no tienen una base siempre que se excaven depósitos primarios y ''primarios en
firme,. resultan heterogéneos, incompletos y a veces inúti- segunda instancia" (Gándara, 1976); deberán preferirse,
les. Lo _que se propone es que debe adoptarse una escala hasta que la identificación de tipos de contextos sea sólida,
regional como punto de partida para los nuevos proyectos, herramientas de poco peso y penetración; deberán asegurar-
y que proyectos existentes centrados en sitios ya protegi- se muestras para poblaciones de datos no-culturales, prefe-
dos pueden esperar. Podemos concretar nuestra proposición: riblemente obtenidas directamente por los espécialistas;
a) Deberá considerarse como preferibles aquellos pro- deberá preferirse estrategias horizontales en excavación de
yectos que tengan una escala regional e incluyan localiza- grandes áreas, a ataques discontinuos por calas escalonadas,
ción de sitios como actividad indispensable. Deberá consi- etcétera.
derarse como preferibles aquellos proyectos regionales que Podríamos alargar ad-infinitum nuestra lista de propo-
atiendan zonas de prioridad inmediata por peligro inminen- siciones básicas para normamientos técnicos, pero creemos
te de destrucción. Deberá considerarse como no-prioritario que los ejemplos ofrecidos dan una idea de lo que se preten-
el trabajo a escala de sitio en sitios ya protegidos. dería lograr en las discusiones sobre prioridad y estándares
Deberá preferirse muestras probabilísticas a muestras mínimos.
arbitrarias. Otra área de prioridad es la modificación de nuestra
b) Un segundo paso es normar mínimamente la calidad imagen pública y de la difusión del significado científico
técnica de los trabajc)s de obtención de datos, y hacer com-, de los contextos arqueológicos. Hasta ahora el INAH se ha
patibles las descripciones y registros, cuando menos para.·. dedicado a mostrar una imagen de "gran policía" (García
la arqueología oficial. Partiendo de que es posible delimitar · Moll, comunicación personal), mediante frecuentes notas
juegos mínimos de atributos considerados como pertinentes en la prensa de capturas de traficantes y saqueadores o re- ' · • •¡

para todas las escuelas, deberá delimitarse una forma o "cé- cuperación de colecciones. No se da igual énfasis al por qué 'i"•
'1•1,;:

dula" de registro de sitio básica mínima. Deberán preferirse es que el Instituto considera perti_nente la "protección" del IÍÍ'
"cédulas" compatibles y deberán también preferirse las patrimonio nacional. Aquí cabe abrir la duda de que el pro- liii;~
·.,' i
más amplias y menos "contaminadas" (aquellas en las que pio Instituto entienda el significado de los contextos ar-
la descripción no tenga elementos de inferencia como "área queológicos; esto se puede mostrar con dos ejemplos de
de la zona ceremonial", "número de templos'', etc., que entre muchos: a) Se persigue el tráfico de piezas, no la des-
¡.
i tienden a fosilizarse como. datos confirmados). trucción de contextos; en los peritajes, las piezas son valua-
c) En cuanto a la excavación, deberá preferirse siempré das monetariamente, y aunque en ocasiones es posible in-
que haya reversibilidad del registro hacia formas más senci- vestigar el grado de destrucción de los contextos ocasionado
llas, a empezar por registros excesivamente simples que no por el saqueo, esto no se hace; lo que se considera como per-
pueden convertirse en complejos; deberán preferirse las uni- tinente de ser calculado es el "valor" de las piezas; lo que
dades de control más pequeñas practicables; deberá prefe- significa que saqueos extensivos en áreas habitacionales,
rirse un mínimo en el registro de "control por.capa y cua- por ejemplo, tengan menos castigo que el saqueo de un en-
dro"; deberá preferirse una delimitación de estratigrafía tierro con vasijas decoradas. Es claro aquí todavía un crite-
con auxilio de medios físicos y químicos que al "simple rio coleccionista. b) En las formas de registro para coleccio-
ojo" y partiendo só~o del color y la dureza; deberá preferir- nes privadas y lotes obtenidos por concesionarios, no existe
se una delimitación estratigráfica apoyada con estudios eda- provisión para anotaciones de procedencia más allá del
fológicos, a una delimitación "intuitiva"; deberá preferirse nombre del sitio; esto ocasiona que información tridimen-
la excavación con instrumentos de poco peso y penetración sional y de capa y cuadro se pierda en la transcripción, que-

176 177
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dando la ubicación específica de las piezas sujetas a que el apoyados y coordinados por una organización central com-
marcaje de cada una pueda ser algún día correlacionado a petente (que en nuestro caso es a nivel nacional: el INAH).
los registros mismos de excavación. Este es uno de los des- El apoyo jurídico en legislaturas estatales puede añadir fuer-
pilfarros más sensacionales de información que conocemos za a Delegaciones y Centros Regionales del INAH, y ayudar
del Instituto. Así pues, antes de modificar la opinión exte- a cambiar la balanza de fuerzas con agencias destructivas
rior habrá que revisar la conducta interior que muestra que públicas y privadas.
no hay aún una conciencia muy clara del valor documental d) Habrá que reorientar la investigación mediante dise-
del material arqueológico. ños explícitos que tengan escalas regionales y que puedan
proceder en etapas progresivas de forma tal que su avance
Implementación esté de acuerdo al programa de prioridades; diseñ9s como
el que hemos expuesto aquí son potencialmente útiles para
Ya que el elaborar un nuevo programa nacional de priori- este fin.
dades implicará el poner en juego nuevos recursos, hay que e) Ya que la arqueología maneja poblaciones de datos
adelantar en la forma en que puede implementarse un plan pertinentes a otras disciplinas, es justo buscar financiamien-
semejante. Un tema central en nuestras proposiciones será to y apoyo especializadó de los organismos que se dedican
el de utilizar fuentes de ingreso múltiples para la arqueolo- a la investigación de estos campos; si es necesario, este apo-
gía oficial, así como de apoyarse de cuantas agencias e indi- yo puede demandarse con base a la legislación.
viduos sea posible. f) Habrá que participar activamente en la difusión de
a) Ya que la protección y conservación del patrimonio las posibilidades de relevanéia social de la arqueología, sin
arqueológico son prioritarios, debemos asegurar que este recursos a reforzar la ideología central dominante, que he-
mensaje sea conocido e incluido en los programas de acción mos visto no nos conduce a mucho. Puede lograrse una
¡;;,
de agencias y organismos públicos y privados. Mediante la mayor participación pública en las labores de la arqueo-
il~,
aplicación de la Ley de protección de Zonas y Monumen- logía mediante "sociedades de amigos" de museos y pro-
tos y la agilización y modificación de nuestros enlaces con yectos.
otras secretarías -enlaces hasta ahora incompetentes- pue- g) Es necesario apoyar la labor de difusión mediante el
den aplicarse lineamientos preventivos generales; el recurso trabajo conjunto con especialistas en comunicación y tomar
a la autoridad legal puede ser útil en hacer ver a organiza- medios viables de comunicación masiva. Y a sea que nuestros
ciones públicas y privadas el respeto de la jurisdicción del mensajes sean en uno o en otro sentido, deberán ser atrac-
Instituto sobre el patrimonio arqueológico. tivos; es necesario acabar con el despilfarro de este recurso
b) Como es ante el público con quien tenemos respon- que se hace actualmente.
sabilidades (hasta ahora el Estado ha sido indiferente a nues- h) La arqueología oficial deberá propugnar por una or-
tra lucha), habrá que difundir la utilidad potencial de la ganización interna que le permita cumplir sus objetivos y
arqueología y llamar al público en apoyo de nuestra labor por el mecanismo de toma de decisiones que asegure lama-
de protección; también habrá que apelar en forma constan- yor participación posible de sus practicantes; también debe-
te y enérgica a la opinión pública para que haga valer su de- rá asegurar la existencia de sectores mínimos indispensables
recho a la protección y conocimiento del pasado. de apoyo, como laboratorios, centros de documentación,
c) Hay que extender a las legislaturas estatales nuestra bibliotecas, etc. Para esto, no deberá dudarse un momento
klbor de protección. Me.· Guimsey ( 1973) ha mostrado co- sobre la pertinencia de ejercer formas de presión más efec-
mo es,Jactible iniciar programas estatales de· arqueología, tivas que la simple queja o lamentación interna. La arqueo-

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L.~1 ~ L-~' l __ - J L___J L___J L___J L __ j L___ _J L.L.__J L__J L __ J l_~_J l __J _J _! , ___ J

logía oficial tiene una responsabilidad pública y debe encar- colecciones en museos, pueden señalar directamente con el índi-
garse de cumplirla sin recurso a disculpa institucionales. ce de la culpa al arqueólogo profesional y otros ciudadanos res-
Queremos cerrar este capítulo con una cita del trabajo ponsables de hoy (Me. <;;uimsey, 1972, pp. 34).
de Me. Guimsey, quien ha demostrado la posibilidad de in-
teresar al público y al Estado en una arqueología científi- 8. Comentarios finales
ca ("Public Archaeology", 1972). Aunque la cita hace refe-
rencia específica a Estados Unidos, es generalizable para la Hemos tratado de mostrar a lo largo de este trabajo, que los
arqueología de cualquier parte del mundo. problemas centrales de la arqueología oficial mexicana no
son de presupuesto, sino teóricos y políticos; teóricos ya
Los siguientes cincuenta años -algunos dirían veinticinco- se- que al ser un caso agudo de arqueología tradicional, está
rán los más críticos en la historia de la arqueología americana. limitada en las posibilidades de cumplir sus metas porque
Qué se recupere, qué se conserve, y cómo estos objetivos sean su método (básicamente inductivo) y sus modelos teóricos
c~mplidos durante este periodo determinará en gran medida para
siempre el conocimiento disponible para las generaciones subse-
centrales (particularistas y normativos) están en discordan-
cuentes de americanos concernientes a su herencia del pasado. cia con ellas; esto genera confusión entre las técnicas perti-
Es incumbente a todas las personas con conocimiento sobre o- nentes y la retórica públicamente expresada. La arqueolo-
interesadas en la arqueología, en cualquier grado, hacer todo lo gía mexicana, por tanto, carece de cohesión y dirección
posible ahora por asegurar que la máxima cantidad de informa- central al conformarse por la agregación de proto-paradig-
ción crítica importante sea preservada. Nuestra generación no mas incompletos y articulados en formas discordantes.
puede posponer la decisión de trabajar hacia esta preservación, Son problemas políticos porque esta situación anómala
ya que las fuerzas de destrucción se multiplican y están ganando tenderá a perpetuarse mientras no revisemos las formas en
momentum. La generación siguiente no puede estudiar o conser- que nuestra profesión puede ser socialmente útil; los usos
var algo que ya ha sido destruido ... Los arqueólogos y otros
ideológicos que hemos señalado como pertinentes al Esta-
ciudadanos responsables de hoy que fallen en actuar rápida y
positivamente deben compartir la culpa de la pérdida de nuestra do y al público no requieren de modificar nuestras "patolo-
herencia en forma igual que aquellas fuerzas que están destruyen- gías institucionales"; tampoco han sido lo suficientemente
do activamente, aunque sea sin intención, el pasado. Sin duda, convincentes como para que la arqueología oficial reciba -
aquellos que entienden el problema son aún más de culpar, ya un apoyo mayor o, cuando menos, respeto por parte de
que las fuerzas que destruyen el pasado pueden usualmente jus- otros organismos estatales y privados. Mientras no logremos
tificar sus acciones mostrando que al menos en algún grado están proponer leyes con las cuales explicar el pasado, nuestra
construyendo el futuro. La única justificación que el arqueólogo utilidad y relevancia quedará reducida a "dejar" usar este
r' y el ciudadano responsable pueden ofrecer para su igualmente pasado al grupo que tenga el poder o el control sobre los
f· destructiva inactividad son la preocupación con otras áreas de medios masivos de comunicación. Esta limitación de fun-
responsabilidad, una aversión a comprometerse, o simple pereza. ciones no es suficiente para asegurar qu~ el patrimonio ar-
En vista de la naturaleza, amplitud e inmediacía de este problema,
queológico de la humanidad será conservado, investigado y
éstas son cuando mucho excusas poco satisfactorias. Los arqueó-
logos profesionales y los aficionados a la arqueología no pueden
transmitido al futuro. Si la arqueología ha de lograr una
esperar que otros preserven la herencia nacional si nosotros, que aportación real como ciencia, requiere de modificar su me-
por interés o entrenamiento somos los mejor calificados para todología y encausar su investigación hacia problemas ex-
ello, no asumimos un papel de liderazgo positivo y educación plicativos; esto puede hacerse mediante una revisión de su
pública. Si en otras dos generaciones, nuestros sucesores en la ar- teoría y el uso de diseños explícitos orientados a la contras-
queología quedan reducidos a hacer poco más que re-estudiar tación de hipótesis.
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L _ __J L_J L__J L_._s L_J L.._.J L _ _j . L_~j U. __ J L__ J L____ J · 1-:

Hemos intentado mostrar cómo estos problemas se rela- destrucción de evidencia científica por parte de la misma
cionan a la eficiencia de la arqueología oficial y la cuestión arqueología oficial.
del presupuesto; no hay necesidad de reducir la calidad téc- Una última palabra sobre los usos sociales de nuestra
. nica, como se ha hecho, sino encontrar tanto formas de disciplina puede redondear este resumen de nuestras pro-
optimizar el presupuesto -como la ruta crítica y los estu- posiciones. Antes sugerimos que mientras las ciencias no
dios de tiempos y movimientos, el uso de principios de mues- produzcan leyes sobre el funcionamiento de las realidades
treo probabilístico, programas de cumplimientos sucesivos que estudian, no podrán contribuir a la modificación de
por etapas, etc.- como de aumentarlo ejerciendo formas esas realidades. En el caso de la arqueología el problema es
de presión más enérgicas al Estado, básicamente a través de doblemente complejo, ya que hay que derivar leyes que
un apoyo del público, al que hay que hacer saber sus dere- sean útiles no sólo en la comprensión del pasado, sino en la
chos y obligaciones en relación al patrimonio nacional, y :r:p.odificación del presente, ya que no podemos -ni nos in-
cómo el estudio de este patrimonio puede serle de utilidad. teresa- modificar el pasado. ¿Qué tipo de leyes pueden ser
[1.. La arqueología oficial mexicana, heterogénea en cuan- éstas? ·
to a la formación profesional y la filiación política de sus Creemos que las leyes que la arqueología puede aportar
practicantes, puede tomar como punto de partida en su re- pueden ser de dos categorías: leyes generales de cambio y
estructuración el principio de que es pertinente e indispen- leyes específicas para cambios especiales. Estas últimas son
sable proteger y preservar el patrimonio arqueológico como necesarias para la explicación de transiciones como el pro-
documento cien tífico; a partir de esta premisa es posible ceso de hominización, el paso de sistemas de apropiación a
empezar a elaborar programas nacionales de ptjoridades y sistemas de producción, de sociedades igualitarias a jerar-
normas mínimas de calidad técnica, considerando que mien- quizadas y por último por clases; para las transiciones en
tras más precisa y segura sea nuestra obtención y registro las esferas de control, como entre sociedades apoyadas en la i"
.,,
de materiales, más factibles es que puedan ser usados por ideología religiosa y sociedades militaristas con aparatos ...
diferentes escuelas. represivos completos, etc. El otro tipo de leyes.serían leyes ¡;;
En forma paralela, a través de "seminarios de experien- generales de adaptación que indicaran en qué condiciones
cia cruzada'\ actualización y mejoramiento profesional, de "equilibrio o desequilibrio dinámico" se generan cam-
habrá que revisar los niveles superiores de los protoparadig- bios, ya sea en la tecnología o en la organización sociaL Es-
mas con los que operan estas escuelas, y someterlos a una tas leyes permitirían explicar por qué ciertos cambios se
evaluación en cuanto a su congruencia metodológica inter- dan, cuándo, dónde y cóm·o; también permitirían evaluar
na y su pertinencia política. Unicamente a partir de un tra- el peso de los distintos subsistemas que conforman el eco-
. 'bajo como este será posible llegar a un acuerdo más preciso sistema cultural y cómo el control de.estos subsistemas pue-
sobre objetivos y prioridades. den generar nuevos desequilibrios.
Por otro lado, ante la existencia de candidatos a susti- El primer tipo de leyes nos serviría para explicar el pa-
tuir el paradigma tradicional, es indispensable continuar la sado; el segundo, para conectar este pasado al presente y
discusión teórica y pensar otra vez en la necesidad de expe- permitir la planificación del futuro; si vemos a la. cultura
'
rimentación antes que del rechazo a priori. · ·•'
como sistema adaptativo, entonces lo que el material arqueo-
El lector podrá preguntarse si realmente vale la pena in- lógico puede aportar son gamas amplísimas de respuesta a
vertir tanto trabajo: creemos que sí; la crisis de la arqueolo- problemas de adaptación, no sólo en relación al ambiente,
¡
gía mexicana es una crisis superable si se emprende la tarea sino de unos grupos con otros, y aún más importantes, de
f
'l ahora. No sólo eso, sino que es indispensable para evitar la unos sectores de los grupos con otros. Una de las maneras
t 182 183

¡_ _ _ , L ___.1 L~1 L__j L ____; L ____! L_l L __I l __ _J . _J '.__J _ ___j ._ _/ 1

de acabar para siempre con la estratificación social puede APENDICEI


ser el conocimiento de los procesos que llevan a sociedades
estratificadas. Problemas de esta índole requerirán de un
._;
trabajo científico real, más allá de la simple manipulación

¡
~
ideológica. También requieren que los materiales pertinen-
tes a la prueba de hipótesis que los resuelvan sean conserva-
dos y trasmitidos a otras generaciones.
f; La modificación de la arqueología oficial es una necesi-
t' dad urgente. El primer paso era entender la raíz de sus limi-
í
f taciones, para poder entonces superarlas. En este proceso
1 El "costo" en la Arqueología tradicional
r.
~-ª sido necesario derribar algunos mitos, como el del pre-
! supuesto. Si lo que hemos intentado probar en este trabajo
¡ es cierto, nos encontramos ahora en una coyuntura en la Señalaremos aquí algunos ejemplos de la peculiar concep-
que hay que tomar una decisión: o buscar nuevas disculpas ción del costo y el ahorro de recursos que aplica la Arqueo-
para no funcionar satisfactoriamente o abandonar las discul- logía oficial.
pas y enfrentarnos a nuestras deficiencias y posibilidades. Todos los ejemplos están tomados de casos reales; se
Tenemos confianza plena en que la arqueología oficial to- han omitido los nombres para proteger a los inocentes.
mará la segunda alternativa. a) El arqueólogo X, considera muy caro el comprar
bolsas de manta para transportar del campo al laboratorio
lo's materiales excavados. Por lo tanto, prefiere comprar
bolsas de plástico, pero no muy gruesas, por que son caras.
Resultado: repetidamente, en el transporte, las bolsas se
desfundan, mezclándose los materiales de varic:ts capas y
cuadros. Costo: el de los días empleados en la excavación
y registro de los materiales, ahora revueltos para siempre.
b) El arqu.eólogo Z no siente la necesidad de contratar
a un restaurador porque él es auto-suficiente y además así
ahorra. Para consolidar un bajorelieve, aplica una substan-
cia a base de sílice que alguien le recomendó. Al poco tiem-
¡.
po, y ya que la substancia se aplicó antes de limpiar la pie-
dra, hay que retirar la capa de recubrimiento, sólo que ésta
se ha endurecido y hay que quitarla por medios mecánicos
con considerable peligro para la pieza. Costo: el de la subs-
tancia, el personal empleado en poner y luego quitar el re-
cubrimientc¡ y el del daño ocasionado a la pieza.
ci El arqueólogo Z quiere ahorrar dinero no compran-
do etiquetas, por lo que prefiere marcar la proveniencia de
los materiales directamente sobre las bolsas de plástico con
un plumón supuestamente indeleble. Entre una y otra tem-

185
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~1!~ '. '->-··_ - '_ ---
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"
cuando hablamos de un programa de prioridades a escala. POSTCRIPT
nacional. 1

Introducción

Tal como se señalara en la Presentación de éste trabajo, he-


mos mantenido la redacción del texto original de 1977
(salvo por corrección de errores de estilo o de imprecisiones
mayores), descargando en este Postcript el señalamiento de
cambios en la posición del autor y, en alguna medida, pro:.
porcionar orientaciones ·bibliográficas que permitan seguir
las polémicas planteadas originalmente. Creemos que esta
estrategia, además de preservar el texto original, es más
cómoda_ para el lector que un doble sistema de notas a pie
de página (las originales y las nuevas) que interrumpirían
contínuamente la lectura introduciendo elementos que en
algunos casos resultarían anacrónicos, dado que son desa-
rrollos posteriores. La estructura del Postcript corresponde
a la de las-tres grandes secciones en que se organiza el texto
original: "Problemas Teóricos", "Problemas Prácticos" y
"Problemas Políticos", más una sección final en la que se
presentan algunas relfexiones globales.

Problemas Teóricos -la caída de Kuhn y el


envejecimiento de la "Nueva Arqueología"

1. Kuhn y el relativismo metodológico


El año pasado presentamos un proyeéto que permitiera evaluar la efi-
ciencia de diferentes estrategias mediante estudios de tiempos y mo- Una de las posibles aportaciones de la tesis fue la incorpo-
vimientos Y ruta· crítica.· Solicitábamos un presupuesto de $120 000
pesos, . para pagar especialistas y tiempo de computadora. Parad6jiCa- ración de los planteamientos de Thomas Kuhn 1 al análisis
rnente, el proyecto no. obtuvo fondos, por que fue considerado corno
de "prioridad B ", y sólo los proyectos de "prioridad A" tuvieron pre- Kuhn, T., 1962, The Structure of Scientific Revolutions, lnternational
supuesto. _ Encyclopedia of Unified Science, vol. 2, no. 2. Univ, of Chicago Press,

188 189
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c=J e,::-·-~ C=-:J C=-:J CJ
CJ
del desarrollo de la arqueología en general y de 'la arqueo-· gía o historia de la ciencia; presenta un modelo elegante y
logía mexicana en particular. Al parecer, el libro de Kuhn a primera vista convincente y éficaz de la manera en que la
despertó reacciones similares en varias disciplinas y en va- ciencia crece y cambia. Estos atributos son precisamente
rios países, generalizándose el uso del término <{paradigm©> los que invitan a aplicar y generalizar el modelo para áreas
en muchos campos. El modelo propuesto por Kuhn en la que tal vez Kuhn, originalmente, no había previsto y en
primera edición de su libro [ 1962] llegó a convertirse prác- donde los lectores tal vez no siempre tuvimos la suficiente
ticamente en sabiduría popular, al plantearse las fases de sofisticación como para detectar los problemas con el mo-
ciencia normal, surgimiento de anomallas, crisis y revolu- delo o las consecuencias indirectas de su adopción.
ción cient zfica como capaces de describir casi el desarrollo
de cualquier ciencia~ En particular, los científicos sociales
que: emplearon el mOdelo coincidieron en qÚe lá: ciencia
il Pero, por otro lado, este mismo proceso parece haberse
dado con el propio Kuhn. Kuhn es en realidad un historia-
dor de la ciencia más que un filósofo de la ciencia, que tra-
social se l'úiila en tine$tado ~preparadigmátic6~ que explica ·l bajó durante muchos años sobre la llamada revolución
muchas ck~las 1folémicasy dificqltades que experimentan ¡ coopernicana. El contexto de su trabajo pasó desapercibi-
las Jlamadas- c_ienCias 'suaves (como opuestas a las_· ciencias J do para muchos de sus lectores, y en particular aquellos
l que entramos en contacto con la primera edición -de su
duras -la físic"a y otras ciencias naturales).
Nosotros entramos en contacto con este modelo gra- libro (1962) y no con la segunda (1970). 2 Este ·contexto
cias al trabajo de Mark Leone [ 1972], que hacía un intento es el del fin de la filosofía de la ciencia neopositivista, en
inicial de aplicación a partir de un artículo pionero de Paul manos de cuando menos dos grupos importantes de críti-
S. Martin [ 1971]. Pronto les siguieron el propio Binford cos: los seguidores de la corriente llamada racionalismo
[ 1972]; Clarke [ 1972] y Sterud [ 1972]. Para finales de la cn'tico y encabezada por Sir Karl Popper, del London
década de. 1970 el modelo se había convertido en un lugar School of Economics, y aquellos conectados de alguna ma-
común, y la lista de intentos de aplicación había crecido nera al desarrollo de la filosofía pragmatista y post-analí-
considerablemente, sin que creciera de manera correspon- tica, vagamente compartiendo elementos de una ontología
diente la comprensión real del modelo y sus implicaciones realista, pragmatismo y una concepción diferente de la his-
sobre la racionalidad científica, como se destaca en una toria de. la ciencia, de entre los que destacan Achinstein
priillera reseña crfücá publicada pór Meltzer [ 1979]. ¿Qué (ver Achinstein y Barker 1969, y Putnam [1975]).
había pasado en el fnterin? El neopositivismo lógico había ido de las concepciones
Lo que sucedió es un ejemplo de los riesgos inevitables más. ortodoxas del Círculo de Viena a finales de la década
de Ja interdisciplinariedad, o al menos de I~s intentos de de 1920, a las del momento de la diáspora, en que, huyendo
los científicos en incursionar y utilizar con provecho los de la persecución nazi muchos científicos se refugiaron en
resultados y hallazgos producidos en otras disciplinas. Es Estados Unidos. En este momento predomina la posición
el caso de la arqueología con relación a Kuhn, y tal vez del del Círculo de Berlín y se inicia una fertilización cruzada
propio Kuhn con el resto de la filosofía de la ciencia. Su con varias tradiciones americanas, como el pragmatismo.
libro es estupendo corno obra literaria: es ameno a ratos Es este neopositivismo epigonal (llamado también empiris-
- ' mo lógico) el que, a base de transformaciones originadas en
se lee como novela histórica, no involucra los tecnicismos
ni el aparato formal-lógico de otros tratados de ~e.todolo-
2 En la tesis se cira esta segunda edición pero sólo por accidente: mi ejem-
Chicago, (existe versión española publicada en 1971 y- de la sc1runda
0
edi- plar del original de 1962 se había perdido y el manuscrito de las tesis
ción, 1975, por el Fondo de Cultura Económica, .México). . tenía que entrar a imprenta.

190 191

--- -----~----- ---~--


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múltiples problemas de fondo, prácticamen.te enfrentaba
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tanto como las consideraciones puramente metodolócricas
su derrota a manos de sus críticos. en la adopción de una teoría como predominante e~ un
Uno de los elementos en disputa, tiene que ver con dos campo.
campos conectados a Ja filosofía de la ciencia pero que ge- Lo~ alcances de esta crítica fueron más allá de lo que
neralmente se consideraban subordinados o ~externo©> la Kuhn jamás se imaginó. Detrás de sus observaciones más
historia de la ciencia y la sociología de la ciencia. En su o menos inocentes del papel que juegan las comunidades
intento por dar un recuento solamente formal sintáctico, c~entíficas Y los procesos de formación de científicos (por
del desarrollo de la ciencia, los neopositivistas generalmen- ejemplo, la manera en que se idealiza una concepción a
te inclurrían en simplificacione~ tanto de la historia real través de los libros de texto, y se omite el carácter polémi-
de las grandes teorías cor:no de los contextos sociales en c?, de las nueva.s teorías), se abría la puerta a una concep-
que se produce la actividad cien'tífica. Estos elementos c10n qu.e c~e.stionab.~ fr~ntalmente la idea de que el pro-
externos, en tanto his~óríco's y dínámÍcos,discordaban con g:eso cientif1co es tmeal y acumulativo; y el mito (por
el ideal neopositivista de explidtar la ciencia en términos cierto retomado en manuales marxistas) de que una teoría
de un lengÚaje formal especiaiizadb y totalmente bajo con- refuta a la anterior, pero la incorpora como caso especial
trol,· el llamado ~lenguaje L de la cienci.~ cuya sintaxis mostrando sus límites de aplicación. Kuhn va más allá'
podía ser .controÍada. Incluso unó de los críticos más anti- para proponer que cada teoría implica una determinad~
guos del neopositivismo, Popper, mostraba la tendencia concepción del mundo, condensada en el paradigma de la
a glosar la historia real y convertirla en lo que Reichenbach, teoría, que permea de una manera no metafórica la manera
uno de los blancos de la crítica de Popper, había llamado en que los científicos ven el mundo. Precisamente son las
~la reconstrucción racional de la cienci~. Existe la anéc- diferencias en estos weltanschauungen, o concepciones del
dota apócrifa de que Popper, enfrentado en una ocasión :nund? ~~umidas p_or los paradigmas, los que prácticamente
con el señalamiento de errores graves en la secuencia histó- 1mpos1b11itan la discusión entre científicos de paradigmas
rica real que estaba utilizando para ejemplificar puntos de diferentes.
su metodología, contestó que si el episodio hi::,tórico no Esta propuesta me impresionó profundamente dado
era tal como él lo "reconstruía racionalmente", pues en- que explicaba el aire viciado en la polémica y la int~leran­
tonces "peor para la historia de la ciencia". cia recíproca de arqueólogos de diferentes tradiciones
Es en este contexto, en que Kuhn publica lo que para- tanto en México como en el mundo. Tiene sin embarcro'
. . ' o '
dójicamente habría de ser el último o úrio de los últimos consecuencias importantes que van mas allá de lo que se-
volúmenes de una serie inl.ciada por los neopositivistas más guramente Kuhn deseaba, llegando a proponer de hecho
ortodoxos, la Enciclopedia de la Ciencia Unificada, que cuestiones profundas sobre cómo es el mundo (ontología)
ahora era el vehículo para la· crítica de Kuhn hacia el de- Y cómo sabemos de él (epistemología). Estas consecuen-
ficiente tratamiento de los factores históricos y sociales cias eran originalmente invisibles incluso para el propio
en la reconstrucción racional tanto de los neopositivistas K_u_h~, que tuvo que enfrentarlas de golpe cuando el grupo
como del propio Popper. En síntesis, el libro cuestiona- dmg1do por Popper lo invitó a un simposio especial dedi-
ba hasta dónde la historia real de la ciencia correspondía cado precisamente a evaluar los alcances de la propuesta
con las prescripdones de los filósofos de la ciencia, que· Ku~niana. Las ponencias y transcripción del debate que
acaban siendo elegantes idealizaciones· de un proceso en tuviera lugar durante el Coloquio Internacional de Filo-
el que factores histórico.s y sociales (la competencia entre so/la de la Ciencia en 1965, en Londres, constituyen un
científicos, la formación de los estudiantes, etc.), pesan valiosísimo instrumento para entender el impacto impre-

193

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L::___J CJ CJ c=J CJ CJ c=J ~ 11
visto finalmente tendría Kuhn (ver LLJtos and Musgrave El seguQ grupo de problemas es aún peor, y fue el
( 1970] 3 ). centro del ataque del grupo de Popper (Lakatos & Musgra-
Las consecuencias de su posición sorprendieron al pro- ve, Eds. [ 1975]; ver en particular, el artículo de Popper en
pio Kuhn, tal como él narra en varios puntos de su libro de este volumen): si la victoria de un paradigma sobre sus
1977, The Essential Tension [Kuhn 1977], y como se apre- competidores tiene menos que ver con ''experimentos cru-
cia por la transcripción del debate de 1965, en el volu- ciales" que con su popularidad ("no gané, mis opositores
men editado por Lakatos y Musgrave. En síntesis, las crí- se murieron" -segón comentario atríbufdo a prominente·
ticas se pueden agrupar en tres tipos de objeciones: aquellas científico natural), y si los ~mundo~ que cada paradigma
que tienen que ver con la precisión,y claridad del concepto propone son diferentes, entonces ¿en qué sentido puede
central de Kuhn, el de ~paradigma~ un segundo grnpo que decirse que la ciencia progresa, o que las nuevas teorías
toca dificultades con el estatuto racional del crecimiento mejoran a las anteriores? Si hemos de tornar al pie de la
científico y, finalmente, problemas aún más de fondo con letra la idea de Kuhn, de que parte ele las dificultades de
la ·concepción epistemológica de Kuhn. El detalle de estas la discusión entre miembros de diferentes paradigmas deri-
ob]eciones Y las respuestas del propio Kuhn han sido rila- va de que cada uno privilegia ciertos problemas como los
gístralmente descritas por·Suppe [ 1977: 636.:.49]~4 -'por io "acertijos" a resolver, entonces o hay necesariamente me-
que aquí simplemente haré una síntesis rápida para poder joría o avance en que unos "acertijos" sustituyan a "otros"
evaluar como esta polémica cambia las posiciones expresa- acertijos. Combinadas, estas dificultades ubican a Kuhn
das en la primera parte del texto original de ni.i tesis. muy cerca de proponer que, después de todo, la ciencia no
El primer grupo de problemas es, tal vez, el más obvio sólo no es lineal en su desarrollo, sino que tampoco es ra-
y menos profundo, aunque aún así es grave para la posición cional ni puede decirse que se avance en algún sentido claro.
de Kuhn y toca al uso indiscriminado que hace el autor ele Esta crítica le dolió mas a Kuhn, al grado que en la se-
; .
su término central ~paradigm~. Masterman (en Lakatos gunda edición de su libro (1970 -tradui::ida por el Fondo
and Musgrave, eds. [ 1970]), lista cuando menos 22 ascep- de Cultura Económica en 1975), se incorpora un Postcript
ciones diferentes del término, que lo hacen contradictorio en el que Kuhn tratá de defender su posición y mostrar
y difuso. Kuhn reconocería en 1969 cuando menos dos que no es un <irracionalista~, como lo acusaba Popper y
nociones básicas mezcladas en el término: la de ~ejempla~ su grupo. Por desgracia, en su defensa Kuhn acaba pare-
(en el sentido de ejemplo a seguir, y que es la riormalrnente ciéndose mucho ..a los neo positivistas a los que inicialmente
asociada al término ~paradigma~ en su uso común), y la de atacaba (ver [Suppe, Ibid] para los detalles). No obstante,
~n1atriz disciplinaria~ que alude al conjunto de ·creencias y los problemas planteados no quedaron resueltos, por lo
supuestos compartidós por una comunidad científica en un que las complicaciones resultantes de combinar la pro-
in omento dado de su desarrollo (Kuhn [ 1977]. Ambas con- puesta de Kuhn con la racionalidad científica se convir-
notaciones se mezclaban en el texto original, por lo que tieron en un eje central de la polémica durante la década
ahora es necesario releerlo para, a posteriori, man tener clara de 1970, con autores de posiciones diversas, desde Lakatos
la distinción y evaluar varias de las proposiciones de Kuhn [editado por !Vorral y Currie, 197 8] hasta Laudan [ 1977].
bajo esa luz [Suppe, op cit.:644]. El asunto se discutió incluso en México, en ocasión de una
reunión organizada en Monterrey para discutir la obra de
Kuhn, autores como Hempel [ 1979] destacan la incompa-
3 Existe traducción espa!lola, publicada por Grijalbo en 197 5 como núme- tibilidad de el modelo kuhniana con una versión diluída
ro 8 de la Colección Teorfa y Realidad.
4 Existe traducción espa!lola, publicada por Paidos, Buenos Aires. del neopositivismo y su fe en el progreso de la ciencia.

194 195 i i
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.c=J CJ CJ CJ CJ C=:J CJ C=:J . ITJ·
· El tercer grupo de objeciones es Q1ás serio, Y el qu~ científico QK~hn se niega a aceptar; pero si no hay tal
en mi opinión es suficiente como para abandonar la pos1- cosa como la correspondencia entre una teoría y el mundo
ción kuhniana (sin tirar a la basura sus aportes o demeritar (y no sólo entre un paradigma y su mundo), entonces no
su importancia histórica). Este elemento ha pasado de lar- es claro en qué sentido una teoría nueva mejora a la ante-
go, incluso para colegas marxistas que, aunque sea vaga- rior, dado que no podríamos afirmar que es "más verda-
mente, tienen idea de los dos primeros grupos de objecio- dera o verosímil" sino sólo que ha incrementado la con-
nes. El problema aquí es en cuanto a teoría del conocí- gruencia interna del paradigma y ambas teorías hablan sobre
miento, como punto de enlace entre ontología y lógica. mundos diferentes.
Tal vez, el que el impacto de estas críticas se haya sentido Peor aún, como hemos señalado en diferentes semina-
menos entre los científicos sociales, se debe a que son las rios 5 el problema de Kuhn es el problema de relativismo
más recientes y en ocasiones las más difíciles de seguir, én general: el de la <{autoaplicación~ . Concedamosporun
dada la naturaleza técnica de las publicaciones en que apa- momento que Kuhn estuviera en lo cierto, y que cada pa-
recieron originalmente. En síntesis, las críticas consisten radigma "construye" (en un sentido fuerte) su mundo
en señalar que Kuhn asume, sin proponérselo, un modelo propio. 6 Si esto es así, podemos preguntarnos si el modelo
de inconmensurabilidad interparadigmática -la imposibi- de Kuhn sobre la historia de la ciencia no es sino el para-
lidad de comparar dos paradigmas diferentes para elegir digma de Kuhn al respecto; pero si lo es, entonces su pa-
entre ellos- y que esta inconmensurabilidad no es sino radigma no podría ser ni mejor ni peor que el de neopo-
una forma de <{perder el mundo~, esto es, de ir contra la sitivismo. mismo que Kuhn rechaza, ya que cada uno res-
interpretación <{realista~ de las teoría~ (en la expresión de ponde a ~n mundo propio y diferente. Es decir, Kuhn ten-
uno de los críticos, Richard Rorty [Rorty-1979:cap. VII]). dría que renunciar a su pretención de tener un mejor pa-
Puesto en términos más familiares para los científicos so- radigma para la historia de la ciencia, dado que ningún
ciales, podríamos decir nosotros que, detrás de la propuesta paradigma es mejor que otro en ausencia de un campo
kuhniana, lo que subyace es una posición idealista subjeti- común de batalla, campo que no sería otra cosa que el
va y cuasi-solipsista, con todas las complicaciones inheren- mundo objetivo, real, material, común a todos los para-
tes a las argumentaciones clásicas del relativismo. digmas, que es precisamente lo que la propuesta de Kuhn
He expuesto, con algún detalle, este problema en otro (y otros teóricos weltanshauungen) prohiben.
lado (ver [Gándara 1989]), por lo que simplemente sinteti- Nosotros sostendríamos que en realidad la posición
zaré aquí las líneas centrales del argumento. En suma, lo kuhniana no es otra cosa que una variante de idealismo
que Kuhn propone es que no podemos ver más allá de nues- subjetivo. en donde existe sólo lo que se conoce, y existe
tro paradigma, que determinada nuestra percepción (lo de manera diferente para cada comunidad o individuo que
qué Kuhn llamaba <{la prioridad del paradigma~"), de esta conoce: exisrir y ser conocido por vienen a ser lo mismo.
forma, cada paradigma contendría su propia versión del Nunca vemos la realidad tal como es, sino sólo a través del
mundo, de forma tal que la evidencia empírica perdería filtro de nuestro paradigma que permea nuestra percep-
eficacia como instrumento de comparación Yelección entre ción. A esta forma de idealismo la he llamado "idealismo
teorías, ya que cada paradigma "construye su mundo"; se con filtro" -como en los cigarros, es una forma más sua-
pierde así un mundo externo, material y común a varios
paradigmas (que es lo que Rorty señalaba desde hace tiem- s P-or ejemplo en el impartido en la Universidad Central de Venzuela, en
po). Es en ausencia de un único mundo objetivo exterior Octubre de 1988.
6 Nótese que cierta interpretación bachelardiana de la epistemología tiene
q11e se produce el efecto de irracionalidad en el cambio el mismo problema, cuando la realidad "es construída por la teoría".

196 197
L.J ~_J L__J ~ c::::J .c::::J c::::J c.:J c::::J . . CD CJ

o
ve- pero idealista al fin. Finalmente, como explico en
()
'-./
cía real, para iluminar aspectos de la metodología tradi-
detalle en mi tesis doctoral (actualmente en proceso), el cional neopositivista, que requerían una revisión drástica.
argumento del relativismo paradigmático (o de cualquiera La dinámica general que se propone (anomalías, crisis,
de sus variantes) es incoherente; esto puede mostrarse me- revolución científica) posiblemente es recuperable una vez
diante una argumentación de reducción al absurdo, cuyo despojada de los elementos de inconmensurabilidad seña-
efecto es evidenciar que, de manera similar a lo que sucede lados. El término <{paradigm~ ha sido modificado y des-
con los relativistas lingüísticos, dado que cada momento doblado en dos otros términos por el propio Kuhn (<{ma-
histórico y cada individuo internaJiza de manera diferente triz disciplinaria)) y ((ejemplar»), por lo que no veo la ga-
la lengua -el ideolecto- (o el paradigma), en realidad no nancia en mantenerlo, sin caer en posibles confusiones
podemos ni siquiera afirmar que eXistimos, lo que nos lle- con el resto del modelo kuhniana. Es por ello que, en oca-
va de regreso a un solipsismo del que Berkeley estaría sión de mi análisis de la 'Nueva Arqueología' estadouni-
orgulloso~ .· · · . dense [Gándara 1982a y l 982b] desarrolié una noción
Los alcances de. estas dificultades ;JQ ~1~n ~ido su ficien- alternativa, la de posición teórica cuyos componentes re-
·t;:::'" . temente apreciados por· algunos. cofeg~s, que insiSten ·en · toman en parte la intención positiva del término <{para-
~ 1!· l1" utilizar no. sólo la terminología kuhnipna.(paradigma, ano- digma~ pero desde un punto de vista diferente al de Kuhn,
[(';·~~·.· malía, etc.), sirio el modelo de c~mbio ciéntíficO y la epis- y explícitamenté en contra del relativismo metodológico
,e,, o\ 'Íl" :.
t~mología idealist~ subyacente. 7 Pero lo cierto es que, por de este autor.
ejemplo, un marxista no podría afirmar que el materialis- ¿De qué manera impactan estas observaciones el texto
mo histórico es, en algún sentido interesante, mejor que la de la tesis? Me parece que la aplicación que hice del mode-
economía keynesiana, sino solamente que cada uno es un lo no requiere de asumir los supuestos epistemológicos u
paradigma que constrnye su propio <{mundo~. Esta conse-· ontológicos de Kuhn que lo llevan a la inconmensurabili-
cuencia es, como se verá, no sólo metodológicamente com- dad. Creo que la explicación de las dificultades de diálogo
plicada, sino que tiene consecuencias políticas graves: adop- interparadigmático son pertinentes al caso mexicano, y que
k.:-::.
;;·:\._;:
'·: ~'! ~'·
tar una posición marxista sería entonces un acto de· fe y no sus indicadores, de la manera en que surge y se desarrolla
-~~f_:::..
..:;
:~ . una decisión racional científica. Es ,precisamente debido a una posición teórica, siguen siendo útiles para describir a
~~; 1: ;··
~·{:· ·. que encuentro inaceptable esta conclusión,· que aprovecho grandes rasgos el desarrollo de la arqm·ología mexicana.
estas páginas para deslindar mi punto de vista del de Kuhn. Hoy veríamos con menos~ entusiasmo la idea de que la
¿Significa ello que i10 hay nada recuperabk en Kuhn? arqueología está en una situación preparadigmática, pre-
En absoluto. ~s mérito de Kuhn el haber detectado proble- cisamente por los indicadores que se aportan en la tesis.
mas de la sociología de la ciencia (el papel de las comuni- En rigor, los cambios se han resuelto en arqueología no
dades científicas, la pugna por presupuestos y poder, etc.) por que un nuevo paradigma resuelva las anomalías de
y mezclarlos con una nueva visión de la historia de la cien- otro, sino por que simplemente las considera no impor-
tantes o insolubles. Esto tiene que ver mucho con las idio-
7
Muchos colegas se sorprendieron de que, a menos de dos años de haber
sincracias que, bajo una posición de separatismo metodo-
presentado utilizado este modelo en mi tesis, lo criticara abiertamente. lógico, caracterizan a gran parte de lo que se hace en la
La dif:rencia se debe, sin duda, a la lectura del libro de· Suppe [1977] ciencia social. 8
descubierto por azar en su primera edición, lo que me llevó a leer con
detalle la segunda edición del libro de Kuhn lJ 970 Jy, a partir de 1978 s Alguna vez propuse que consideráramos a las ciencias sociales no como
Y_ ya en el posgrado, en la Universidad de Michigan, a conocer las crí- ciencias suaves sino corno ciencias flácidas -por su incapacidad intermi-
ticas del grupo de Popper y las de Rorty. tente de erigir paradigmas rigurosos.

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~ • E1-e·nveiec1m1ento
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ae1a 'Nueva Arqu"'ología' consecuen() [Binford 1977]. Por otro lado, críticos de
Hempel y 'propositores de la teoría de sistemas, habían
El segundo cambio importante, desde el texto original de creado una nueva vertiente en la arqueología procesual
la tesis en cuanto a la Primera Parte, toca a la Nueva Ar- que prácticamente rechazaba la insistencia en Ja explica-
queolog(a. La idea central era que los problemas de la ar- ción como meta, o la posibilidad de descubrir leyes impor-
queología mexicana no son tanto de presupuestos finan- tante de desarrollo histórico. La propia noción de "cultura"
cieros como de limitaciones teóricas, organizativas y polí- pronto se deslizó hacia la de ecosistema cultural, y con ella
ticas. Esta es una propuesta que, sostengo, sigue vigente se introdujo el uso explícito de modelos ecológicos para
para el momento en que se escribió -en pleno boom pe- explicar procesos sociales; uso que muchas veces se acerca
trolero-, si bien la crisis ha venido a hacer del presupuesto definitivamente al reduccionismo biológico.
hoy un problema definitivamente grave. Para tratar de entender estos cambios y lograr una
En lo que modificaría mi posición sería en la propues- evaluación global de la posición teórica al final de Ja dé-
ta, implícita en la tesis, sobre las deficiencias teóricas de Ja cada de 1970 inicié un análisis de la Nueva Arqueología
arqueología mexicana ·en, tanto <{arqueología tradicionalis- que, de manera tentativa, prcsen té en un seminario avan-
ta;p. en el sentid o binford iano~ sean ore_cisamen te sólo las zado sobre filosofía de la ciencia en Michigan. La recep-
que Binford señalara en :contra :de los pa:r:ticularistas histó- ción fue buena, por lo que el trabajo original creció hasta
ricos. Si bien en Ja tesis señalo que la :Nueva Arqueología convertirse en un ensayo que fue necesario dividir en dos
o Arqueologla Procesual no es. la única opción (capítulo partes por problemas de espacio de publicación: me re-
8 de la primera parte en el texto original), lo cierto es fiero al ensayo La Vieja 1Vueva Arqueolog{a, que apare-
que el listado de problemas y algunas de las soluciones ciera en dos entregas en el Boletín de Antropología Ameri-
adoptadas son claramente de corte procesual. Esto valió cana en 1980 y 1981. Curiosamente, a pesar de los jocosos
para que mi trabajo se considerara pro-Nueva Arqueología errores tipográficos (párrafos enteros duplicados y otros
y, en opinión de algunos, el primer pronunciamiento de Ja omitidos), el ensayo fue un éxito, por lo que se incluyó,
Nueva Arqueología en México. con las correcciones del caso, en la antología publicada
·, -~.
No me interesa aquí jugar al juego de Jas etiquetas, ni por Felipe Bate 2 afios después. 9
1. discutir si la tesis era <{procesual;p. o <{analítica;p. o algún En este trabajo intenté mostrar que la Nueva Arqueo-
otro calificativo, sino destacar que, en cualquier caso, el logía era una posición inconsistente, y que Ja división en
contacto con Jos colegas americanos durante mi estancia un campo <{sistémico;p. y otro <{nornológíco;p. había debili-
en el posgrado, me dió oportunidad de leer textos inacce-. tado considerablemente la fuerza de las propuestas origi-
sibles en México cuando yo escribí la t;:sis, y de discutir nales. El rechazo, o al menos la desconfianza hacia un
en persona con algunos de Jps más importantes protagonis- modelo nomológico de explicación, por un lado, y la ina-
tas de la Nuev'1 Arqueología. El resultado fue la sorpresa decuada comprensión de dicho modelo, por el otro, lle-
de que dos de los elementos que yo rescataba· como posi-· varon a Ja Nueva Arqueología a una situación difícil a
bles soluciones aportadas _desde 1a arqueología .procesual, finales de la década de 1970 que, aunada a su incapacidad
sobre el método y sobre el modelo de cultura habían caído para tener una teoría unificada de lo social, llevó a que el
en desgracia, prácticamente al tiempo en que yo escribí la . objetivo de la explicación fuera abandonado o pospues.to
tesis. En particular, el propio Binford dudaba de la aplica-
bilidad del método hipotético deductivo y abrazaba de
9 Boletín de Antropología Americana, 1982, Teorías, Métodos y Técnicas
manera explícita el relativismo kuhniana con todas. sus en Arqueologia. IPGH. México. Pp. 59-159.

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L_J L__J . L__J L_J L___l L_J L_J L_J L_J ".·¡
para desarrollar lo que Binford llama18'teorías de rango cas sobre furLlentos teóricos escurridizos y cambiantes.
medio", .término que emplea sin dar crédito a Merton, el La Nueva Arqueología había envejecido.
sociólogo funcionalista que hizo una propuesta similar Parte de las dificultades principales derivan, en mi opi-
muchos años antes. Binford mismo, al parecer, necesitó :] nión, de, la comprensión defectuosa que los arqueólogos
mostrar a sus colegas que, además de hacer teoría, era ca- procesuales tienen de cuestiones centrales de teoría y mé-
paz de llevar a cabo el trabajo de campo, y se sumergió en todo. Binford, por ejemplo, redujo el modelo hempeliano
varios proyectos para producir tomos empíricos, tendencia (que incluye cuatro variantes), a una de ellas, la explica-
que en otros autores procesuales se convirtió en un llamado ción nomológica-deductiva; posición que empeoraron Wat-
urgente a dejar de teorizar y regresar a los datos. son, Le Blanc y Redman en un libro introductorio amplia-
.;.; .
La adopción ecléctica de metodologías, desde la pseu- mente leído [Watson, Le Blanc y Redman 1971]. Con la
dometodología de la teoría general de sistemas hasta el misma falta de claridad, algunos rechazaron el modelo de
relativismo kuhniana, pasando por modelos nomológicos las leyes covertoras, notablemente Redman y Le Blanc
alternativos al de Hempel, disolvió el interés .Íúetodológico [ 1978], tirando por la borda lo que hubiera de rescatable
fundamental de la Nueva Arqueo1ogfa y pálilatinamente en el modelo y prefiriendo así caer en una especie de vacío
la dispersó en "micro-sectas'' indépendier{t~s; :para final- ·metodológico. Hemos propuesto que, :.t nivel metodológico,
mente acabar en üna versión generáHzada de procesualismo la Nueva Arqueología no sólo es ecléctica, sino que distin~
ecológico. Estas últimas versiones fueron presa de los críti- ciones tan elementales como las que existen entre verificar,
cos de los modelos materialistas en antropología, cuando comprobar, contrastar y refutar, escapan a los arqueólogos
varios destacados materialistas decidieron que lo impor- procesuales, lo cual no es raro si tomamos en cuenta que, a
tante era la conducta simbólica, y abandonaron la búsque- partir de la mitad de la década de 1970, Binford se siente ,/.

da de explicaciones como meta (por ejemplo, Sahlins tan seguro que incluso omite ya referencia a sus fuentes
[ 197 6] y Service [ 197 5] -en donde regresa a la teoría del metodológicas y acaba por proponer que, a fin de cuentas,
contrato social para explicar el origen del estado- entre lo único que hacen los filósofos de la ciencia es tratar de
otros). sistematizar lo que los científicos hacemos todo el tiempo
¡,:
Algunos de los puntos de vista básicos de la arqueolo- (esto es, de entrada los científicos siempre actuamos bien).
gía procesual (por ejemplo; en cuanto a control de la con- Esta posición es radicalmente opuesta al cuestionamiento
. fiabilidad de la información) se generalizaron aún entre de que los arqueólogos tradicionales supieran lo que esta-
arqueólogos no-precesuales; y otros simplemente fueron ban haciendo. El problema se convierte, según Binford, en
abandonados. De hecho, durante la década de 1980, he- evaluar hasta dónde un paradigma arroja nueva luz sobre
mos visto una rápida sucesión de "rniríi-p.osiciones" teó- viejos problemas [Binford 1978]. Aquí, el contraataque es
ricas, notablemente desde el lado británico en donde Ian predecible: la arqueología tradicional "arroja luz" a su
Hodder cambia de ·posición alrededor de cada ' 16 meses. manera, y por lo tanto ¡es injusto entonces criticarla[
Actualmente, muchos arqueólogos pasaron del construc- Sumadas a estas deficiencias, hay errores de compren-
tivismo al post-constructivismo y finalmente cayeron en sión sobre el proceso mismo de la contrastación. Estos osci-
la moda "postrrioderna" en la que se niega que haya gran- laron entre una marcada facilidad para "comprobar teo-
des hilos conductores de la historia capaces de ser descu- rías"1º y una increíble velocidad y desempacho para "re-
biertos por los arqueólogos. En suma, el campo de batalla
teórico estadounidense cayó, por un lado, en una anomia
Segun Watson, leblanc y Redman, en los trabajos de Carter Ranch y
generalizada, y por otro, en pequeñas escaramu~as empiri- 10
Broken K, solo fallaron algunas implicaciones de prueba, pero en gene-

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r · 1;:1 c=i c=i c==i c==i CJ c::::=i c::::=i ¡·--1 CJ 'J=o ,--] CJ CJ . =i :-:J C=:J ==i _J
1
rmm ¡· futar" teorías. Esta última tendenciaf'más marcada entre propuesta Ccia Binford, que había delineado una. estra-
rnih'. los arqueólogos del bando sistémico, 11-~an a extremos que tegia similar en su artículo clásico de 1964 -señalamiento
·m'l · podrían considerarse divertidos de no ser porque atentan curioso-, pues se hace un reconocimiento explícito de di-
-'~\;:\ contra el trabajo serio y profesional de otros colegas. 11 cha deuda en varios punfos del texto original (por ejemplo,
:;t ,; Todo esto implica que difícilmente podría sostenerse. en las páginas 81, 97 y otras); segundo, que yo no había lle-
¡1-,: en la actualidad una posición procesual congruente. En ese vado a la práctica, en el campo, la propuesta de diseño ideal.
~f:: . sentido, la lectura de los capítulos correspondientes en mi Esta segunda observación es pertinente, aunque omite que
. ~ij;¡. tesis deben evaluarse a la luz de los pronunciamientos ori- 1
se dan ejemplos en el texto de autores que sí han llevado a
ginales bínfordianos, que por desgracia ni el mismo Binford
'i!· -·
tfü.
~ ~
parece sostener el día de hoy. l. cabo partes de la propuesta en situaciones concretas. Por
otro lado, si los problemas señalados son reales y la utiliza-
!
1
ción de una estrategia de diseño funcional como la que se
propone es moderadamente adecuada, entonces no se trata
Problemas Prácticos: la necesidad de mejorar la l. de que el modelo sea viable sólo si el autor que lo propone
eficiencia del trabajo arqueológico lo lleva a cabo, sino que, como comunidad académica, to-
dos tenemos problemas de operación para los que la pro-
La segunda parte de la tesis proponía que, independiente- puesta puede servir. Por otro lado, no faltaron de mi parte
mente de que el presupuesto sea o no el problema central intentos de aplicar el diseño de manera explícita, que fra-
lo estamos empleando mal. En primer lugar, porque n~ casaro_n ante señalamientos de que "no había presupuesto".
están claros los objetivos de nuestros trabajos, y en segun- Finalmente, un crítico, de esos que operan como franco-
do lugar porque nuestras actividades son altamente inefi- tiradores a través de terceros, señaló un defecto supuesta-
cientes. Estas deficiencias serían graves ya de por sí, como mente "crucial": en español no existe la palabra "diseño'',
dispendio o uso inadecuado de fondos públicos, pero tie- por lo que la propuesta debe rechazarse, ya que debiera
nen una consecuencia aún peor: ante el pretexto de las ser "designio" de investigación; además, proponer un mo-
carencias de tiempo y presupuesto, los arqueólogos son los delo ideal es una utopía absurda porque en la ciencia no
primeros destructores de contextos arqueológicos. El pre- puede haber "recetarios" o "vademecum" generalizados.
supuesto es el mejor pretexto para una excavación mal Conviene aclarar lo que el modelo intenta hacer: pri-
controlada o un reconocimiento de superficie hecho "al mero, construír una secuencia de preguntas que orienten
ojímetro". En esta parte de la tesis intentaba armar la se- el diseño de investigación. Esta idea podrá parecer trivial,
cuencia de un proyecto ideal a escala regional, indicando . pero en ese momento los "proyectos" eran realmente sólo
que existe una secuencia óptima de pasos, así como recur- presupuestos, y cuando se interrogaba a un arquéologo sobre
sos técnicos, analíticos y organizativos que permitirían me- qué problema estaba investigando, contestaba con el nom-
jorar nuestra operación. bre de la región o del periodo (aztecas, Cuenca de México).
Curiosamente, las reacciones a esta parte de la tesis se Se confundía entonces, como se sigue confundiendo ahora
centraron en señalar tres cosas: primero, la deuda de mi en muchos casos, "problema" con "tema" y con "inten-
ción" e "hipótesis". El objetivo era mostrar que es importan-
te tener claridad en estos puntos para mejorar la probabili-
ral Ja hipótesis está bien-(?!) ll974:65] -con una implicación que no dad de que el proyecto sea exitoso. En la tesis se aboga por la
se curnplierá, Ja hipótesis está potencialmente rechazada! adopción de un diseño explicativo explícito, o de un mar-
11 Para un ejemplo de este tipo, ver [Gándara, en prenssal] sobre las "re-
futaciones hawaiianas". co explicativo general en el que puedan incorporarse pro-

}, .
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o
contraindica. Se señaló, por ejemplo, que la técnica de re-
yectos con otro tipo de objetivos, bajo un principio de in-
clusión: las metas de ,proyectos específicos pueden ser colección que bautizamos como "de densidad controlada,
metas parciales de un diseño explicativo, lo que a la inversa con instrumento'', es inaplicable en la selva del área maya,
no sucede: si no hay un marco explicativo general, los pro- o que el muestreo estratificado tendría poco que ofrecer
yectos particulares no necesariamente llegarán a una expli- en el desierto. Me imagino que así es. El problema no es si
cación, De ahí la prioridad de la pregunta para qué inves- tal o cual técnica son aplicables con ventaja a una situación
tigar. concreta, sino la estructuración lógica y la planeación ópti-
En segundo lugar, se intentaba aplicar principios de ma del proyecto en sí.
optimización, 12 aparentemente desconectados entre sí y Las propuestas füeron puestas en marcha, de manera
con la arqueología, pero que en el texto se intentaba mos- experimental y muy restringida, durante el Proyecto Aba-
trar, son pertinentes a nuestro trabajo. Así, se incluían téc- solo de la ENAH, pocos meses después de la presentación
nicas de, estudio de tiempos y movimientos, mta crítica y de la tesis. Con un presupuesto de 10,000 pesos y equipo
otros, que combinados con_ una adecuada estrategia de prestado por el Departamento de Prehistoria, enfrenta-
muestréo y una secuencia lógica de actividades, dan el mar- mos con un grupo de cerca de 30 estudiantes los proble-
co general para un proyecto complejo a escala regional. mas operativos concretos. Se trató de un trabajo colectivo
Es importante_ remarcar que éstas ideas no encontra- y de tiempo parcial, en el que participaron colegas más
ron mucha receptividad por varte de mis colegas profesio- versados que el que esto escribe en varias de las áreas del
nales, los cuales se sintieron agredidos y cuestionados en la diseño, como Osear Rodríguez, en muestreo 13 o Jesús
mayoría de los casos, y que simplemente esperaron a que Mora, mí maestro de campo en técnicas de excavación. El
yo saliera al campo para ver si realmente el modelo era apli- proyecto sufrió varias viscicitudes y finalmente fue cance-
cable. Entre quienes tuvo una recepción estimulante -y en lado un año más tarde ante mi salida a Michigan, dado que
muchas ocasiones definitivamente y fmctíferamente polé- según el INAH, no era posible ser responsable de un proyec-
mica- fue entre los estudiantes de arqueologfa. Un efecto to desde otro país, idea dudosa ya que el INAH autoriza
inesperado fue ver en mis cursos a compañeros de genera- múltiples proyectos dirigidos por arqueólogos que viven en
ciones en las que habíamos sido entrenados para presentar el extranjero y que simplemente trabajan temporadas de
presupuestos, dado que el "arte de la integración" y la pla- campo en el verano o el invierno. De la experiencia (que se
nificación y puesta en marcha de una investigación nos es- redujo a poco menos de tres meses de campo y un año de
taban vedados, puesto que eso sólo se adquiere "con la laboratorio) quedaron 3 informes que nunca se publicaron
experiencia". Evidentemente, eso debe dejarse en manos por "problemas de presupuesto" en la ENAH [Gándara et
de los "expertos" de quÍenes los demás tenemos que ser, al., 1977, 197 8; Alvarez y Villalpando 1979] .14
como decía un famoso francotirador, "capataces de campo".
Es evidente que una propuesta idealizada como la que 13 Se hizo la primera aplicación de muestreo a escala regional que yo conoz-
se presentaba, no preveía todas y cada una de las situacio- co en la arqueología mexicana.
nes empíricas posibles, ni podía aplicarse de manera ciega 14 Aprovecho para agradecer el entusiasmo ~ d.edicación de los grupos d~
alumnos que participaron (cursos de Tecmcas 1-Ill, 1977-1978), as1
a situaciones en las que el sentido común claramente la corno de la~ personas que fungieron corno asistentes de campo. Men-
ción especial merecen Noel Morelos y Daniel Juárez, siempre dispuestos
12 De cuya existencia me enteré gracias al Dr. Litvak, del IIA/UNAM, a ha intentar ideas descabelladas pero que pudieran mejorar el trabajo, Y
quien agradezco una vez más el apoyo y orientación que brindó a la tesis Ana María Alvarez Palma y Elisa Villalpando, sin cuyo apoyo la expe-
Y sigue brindando para mis proyectos, aún los más extravagantes y exó- riencia hubiera fracasado. Fue vital su interés en que el proyecto no su-
ticos. cumbiera ante dificultades burocráticas, y prácticamente se hicieron car-

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o o
Mis experiencias siguientes de campo ocurrieron en puesta en marcha de procedimientos de prospección física
proyectos de otros compañeros hasta 1984, en que se ini- y química, como parte de una batería de técnicas que tie-
cia el Proyecto Cuicuilco. Aquí el modelo fue aplicado a nen como estación base el laboratorio móbil del IIA, por
escala de sitio, con fas especificidades del trabajo en un ejemplo, y que incluyen el uso de otros apoyos, notable-
contexto urbano, densamente poblado y con problemas mente el de la computación. Se ha llegado incluso a fabri-·
particulares en cuanto a trabajo de superficie y conserva- car, a una fracción del costo, 15 equipos de prospección
ción de los contextos de deposición (para un recuento de- -concretamente, de resistividad- y a capacitar ·a un nú-
tallado, ver [Gándara et al., 1985, 1986, 1987]). mero cada vez mayor de estudiantes en el uso ele estas
Creo que la segunda parte de la tesis es la que ha sobre- técnicas. 16
vivido mejor, y es en definitiva la que es más frecuentemente Se ha señalado, con razón, que la adopción de estas tec~
utilizada en cursos de arqueología. Quisiera señalar dos ele- nologías debe hacerse con cuidado, para no crear una situa-
mentos que ala dis"tanda han í·esültcido iú1pottantes y que ción ele dependencia o hacer a un !ado los méritos de un
creo que empiezan a
tener fruto. Ei 'priméro es que, en enfoque más latinoamericano. Sin duda esta apreciación es
efecto. lá aplicaciór'l de la ruta crfüca eri' arquecilogía no es correcta. Esrnmos de
acuerdo con Carlos Navarrete, del
sólo p~sible, si.no. que el diseño ideal presentado en la tesis IIA/UNAM, en la importancia de rt.:conoccr las especificida-
ha sido sistematizado y utilizado· cómo ejemplo en un libro des de nuestro trabajo, derivadas de nuestro compromiso
sobre TÚ ta eritl.c~ eserito por un 'administrador profesional con las poblaciones locales y la situación latinoamericana
y autoridad hnportante en este· campo. Me refiero al libro general. Creo, sin embargo, que con aplicaciones como las
de Miguel L. Torres Xamar, QUÉ TAN CRITICA ES LA que se han venido desarrollando, que buscan crear alterna.~
RUTA CRITICA, publicado por CECSA, México, en 1986, tivas locales a bajo costo, se puede avanzar en el aspecto de
y que dedica el apéndice A (págs. 93~97) a mostrar como infraestructura técnica sin necesariamente caer en una si-
puede construírse las tablas de actividades y tiempos y el tuación de dependencia. Lo que vale la pena evaluar_, en
diagrama de ruta crítica para el diseño presentado en la todos los casos, es hasta dónde el empleo de tecnología de
tesis [Torres 1986]. avanzada es realmente indispensable y hasta dónde es sólo
El segundo elemento tiene que ver con la predicción de un acto promocional o un despliegue gratuito de "moder-
que er~ i;mi.nente el uso .de técnicas sofisticadas de trabajo· nidad"; esto es, trnsta dónde, para un mismo objetivo, no
de campo y gabinete, ya que nadie dijo qué la "arqueología podríamos sustituír con una técnica más tradicional y más
sería fácil. rápida o barata". Aquí destaca la persistencia antropológica, el despliegue tecnológico. La propia obra de
y· tenacid~d del Dr: Litvak, del Institu tó de lrivestigaciones Navarr~te muestra cómo es posible opti1úizar técnicas de
Antrop¿lÓgicas de Ja UNAM ÚIA/UNAM), que a base de 'las llamadas "tradicionales" mediante un enfoque integral,
insistir logró, finalmente conformar un equipo interdisci- y recuperar información que depende menos de Ja tecno-
plinario apoyado en la tecnología e infraestructura necesa-
ria como para que algunas de las propuestas que sonaban a
utopía en la tesis, sean hoy día realidad. Me refiero a la
15 Aprovecho para dar crédito aqul a Luis Barba y al Sr. Castro, del IIA/
UNAM, quienes etuvicron al frente .de la construcción del aparato, ba·
sado en uno de la Universidad de 13edford, Inglaterra.
go, con Gianfraneo Cassano, y ante la negativa del Consejo de Arque~­ 16 De hecho, pronto se presentará la primera tesis mexicana sobre.prospec-
logía para que yo pudiera seguir dirigiendo el ~royecio, del infonne f1· ción ver [Linares 1989]. Gran parte del mérito aquí es de los esfuerzos
nal de análisis cuya entrega oportuna fue· crucial para que el ENAH no de Luis Barba, en cuanto al Laboratorio Móbil, y de Mario Cortina y
perdiera el derecho a investigar. Miguel Mirelcs en cuanto al apoyo en microcomputación. .

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( logía que de sensibilidad del propi{)vestigador a situa- Para elloÜoponíamos que en realidad, las ciencias tie-
ciones sociales urgentes (ver Navarrete 1973, por ejemplo). nen un origen histórico y una dinámica de cambio que de-
Finalmente, me gustaría destacar cómo algunas de las be mucho a su carácter de instrumentos para el control y
ideas avanzadas en esta parte de la tesis han resultado férti- m;:inipulación de la realidad. Esta posibilidad de control es
les o han recibido apoyo de áreas inesperadas. Me refiero, resultado de la aplicación de principios generale~ y leyes
por ejemplo, a la cracterización de los contextos de deposi- incorporadas en teorías, cuya capacidad de predicción/
ción (págs. 137 y ss del capítulo 8 original), que han sido postdicción permite manipular en principio los factores
mejoradas, precisadas y ampliadas por otros colegas;17 o que determinan un proceso. De ahí que no sólo se trate
a la insistencia en la excavación horizontal extensiva -con- de paradigmas que substituyen a otros porque son mejo-
traria a la práctica tradicional mexicana de las "calas", res como "solución de acertijos", sino porque permiten
"pozos" y "trincheras de aproximación", que para algunos mayor eficacia práctica.
colegas se hizo legítima cuando un autor británico, de ma- De ser esto asf, se proponen interesantes problemas
nera independiente y paralela, expuso con "tuerza y~ exce- para aquellas disciplinas en que la realidad sobre la que
lente argumentación, las ventajas de la estrategia extensiva se· teoriza no es en sí suceptible de manipulación, ya sea
contra el uso de· 1as trádicional de las técnidas:fütensivas por dificultades prácticas o por estar su objeto teórico
de excavación (ver Barker [ Í 977]). de estudio situado, como en el caso de las disciplinas his-
tóricas, en una dimensión temporal distinta. Así, propo-
níamos que en esos casos, la pertinencia social de una dis-
Problemas Políticos: los problemas del marco institucional .ciplina se transporta del uso de las leyes para la realidad, al
uso de la realidad misma apoyados en las leyes (pág. 150
En la tercera parte de las tesis intentábamos avanzar ·algu- en el texto original). El ejemplo que venía a mente de in-
nas ideas sobre el por qué los problemas de presupuesto
mediato era el de la paleontología y la geología histórica,
son crónicos en la arqueología oficial, y cómo la adscrip- que si bien no pueden modificar su objeto teórico de es-
ción de la arqueología en un esquema institucional fede-
tudio (procesos escurridos en el pasado). Si pueden ayu~
ral delimita el campo potencial al tipo .de proyectos que
dar a manipular el sustrato material de ese objeto teórico,
pueden llevarse a cabo. Para ello apoyábamos. la idea de
por ejemplo, a través de la petroquímica. Algo similar su-
que, por supuesto, no exista tal cosa como la ciencia pura,
cede con la astronomía y la astronáutica.
y que en particular, al ser la arqueología .una actividad fi-
En el caso de tas ciencias sociales en general, y de la
nanciada por el erario público, les guste o no, a los arqueó-
arqueología en particular, la posibilidad del uso de la rea-
logos deben mostrar que estq. inversión sirve para algo, más
'·· lidad apoyada en leyes se ha visto disminuida en propor-
allá de los pronunciamientos retóricos globales sÓbre "la
ción directa a la negativa o incapacidad de las ciencias
ciencia como satisfacción de la natural curiosidad humana".
sociales para producir teorías y leyes. Los científicos so-
ciales contribuyen al descrédito de su actividad, al insis-
17 Manzanilla [1979-420-426] hace un aporte fundamental al ligar tipos tir en que su trabajo es como el de cualquier científico,
de contextos a tipos de consumo, e introduce el término de "materiales
en locus agendi", para dar cu en ta de un tipo de contextos primarios; Ló- sólo. que diferente . ... diferente en cuanto a método, en
pez [1984) precisa la terminología y la extiende en direcciones impor- cuanto a rigor, etc. De ahí el tilde de ciencias suaves que
tantes de su tesis de licenciatura y en otros artículos (ver [López 1987]): se patrocinan muchas veces más como argumentos para
Estas preciones son cruciales para lograr, eventualmente una teoría de í
la ºobservación en arqueología (ver [Gándara 1988a] para una discusión 1 mostrar la liberalidad de los gobiernos respectivos o para
sobre "teoría de la observación').
l enfatizar el interés sobre "la cultura", que por sus aportes

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inmediatos reales. Son una· especieÜ"mal necesario" para
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a la publicación de la tesis para que algunas de las propues-
el que los paises ejercen algo similar a un acto de "caridad tas básicas fueran consideradas o puestas en marcha: la
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académica". De nuevo, en este proceso, los propios cientí- necesidad de priorizar y jerarquizar, la necesidad de tener
ficos sociales tienen una fuerte responsabilidad, al ser cóm- una política clara de investigación/conservación, la necesi-
plices en lo que Krotz [ 1989] llamó el abaratamiento de la dad de iniciar el trabajo con un recuento y registro del pa-
investigación social. Las disciplinas sociales e históricas aca- trimonio existente, etc .. Hcy día es Jugar común el hablar
ban frecuentemente al final de la lista de prioridades, par- de prioridades y políticas globales, pero tomó tiempo an-
ticularmente en los países en desarrollo. tes de que pudiera producirse un Programa Nacional de
¿Qué· sucede entonces? Creemos que la propuesta que Conservación (presentado por el INAH en 1983) del que se
hacemos en la tesis sigue siendo vigente: !a arqueología pasa derivó un Atlas Arqueológico que, a pesar de diferencias
: ·~ /:·, .. l de utilizar leyes para manipular su objeto, a hacer uso di- que pudieramos tener en cuan to a la concepción teórica
~..¡ recto del objeto mismo. Generalizando: cüando el objeto subyacente o a la estrategia práctica de instrumentación,
-' teórico de estudio no es en sí directamente manipulable, han sido herramientas eficaces para cuando menos evaluar
C'ó se usufructúa el objeto materia! ele estudio, cuya mayor o de qué tamaño es el patrimonio arqueológico y cómo po-
menor cercanía a procesos sociales básicos se traducirá en demos mejorar su conservación.
mayor o menor posibilidad de financiamiento, en compa- Un efecto inmediato es el que la cifra de la que se habla
ración a otras ciencias. · en la tesis (11.000 sitios·conocidos) ha tenido una explo-
Los usos del patrimonio arqueológico son bien cono- sión geométrica: hoy día se estima un mínimo de 200 000
cidos y se ubican en dos grandes esferas: el de la produc- '
a 250,000 sitios para el total del territorio. El tener cuando
ción de ideología y el de la generación de atractivos que menos esta aproximación permite enfrentar el problema de
atraigan divisas mediante el turismo. El problema es que, manera diferente y ver sus ramificaciones: por ejemplo,
en el caso de la arqueología oficial, a partir de una pro- evaluar las propuestas de coartar el ingreso a la carrera de
puesta inicialmente presentada al Estado sobre la utilidad . arqueología por estar cerrado el merca.do de trabajo, ¡cuan-
de la arqueología, se ha caído en la subordinación de los do no contamos en el país ni siquiera con 500 arqueólogos
proyectos de investigq.ción a esas formas de susufructo del para atender a 200,000 sitios( Esto es, a nivel de eficacia
patrimonio. Y como señalaba Litvak [ 1975], ello ocurre. en cuanto a labores institucionales, la arqueología oficial
con el contubernio o aprobación de los propios arqueólo- apenas empieza a tener cuando menos una idea del tamaño
gos. De ahí la idea de introducir Ja noción de "paradigma del problema.
político", por analogía al término de Kuhn, para evaluar · En cuanto al papel de la arqueología como generadora
si en el ejercicio de esta particular forma de ver la utilidad de divisas que niwlen y equilibren el desarrollo, la inaccesi-
social de la arqueología se han logrado resolver los proble- bilidad a estadísticas confiables impiden hacer una evalua-
mas planteados o han proliferado las anomalías. ción real; pero de manera general pue_de decirse que el
•·.
En este caso, las anomalías tienen que ver con la con- impacto sobre el país es indirecto, dado que quienes usu-
;,
tradicción entre los objetivos explícitamente planteados a fructúan el patrimonio son en realidad los grandes con-
nivel institucional y disciplinario y la realidad. El señala- sorcios turísticos, muchos de ellos de escala trashacional.
miento de que las tareas institucionales estaban lejos de Es indudable que se generan empleos, y que el INAH está
cumplirse adecuadamente y que el patrimonio arqueoló- obligado a proporcionar un servicio adecuado a los turistas,
gico está en perenne peligro, fueron ideas que causaron pero de ahí a subordinar la investigación a las necesidades
considerable molestia institucional. Pasaron más de 5 años de consumo turístico hay un gran trecho. ¡.·
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. A 12 años de distancia, estas ª~"··~raciones han tenido


. tareas de r~/ tipo; distraen personal e infraestructura a
apoyo empírico: el INAH permitió l.~ ___Juso el asentamiento labores no\Jfioritarias o de escaso impacto en la conser-
de hoteles en la periferia o dentro de zonas arqueológicas, vación del patrimonio, como el síndrome de los museos
mismos que en ocasiones claves se han negado a dar servi- regionales que caracterizó al sexenio pasado. Es ingenuo
cio a equipos de investigación del propio INAH que fueron pensar que un Museo Regional a todo lujo, construído
los que hicieron posible el propio desarrollo turístico. Las mediante contrato a empresas especializadas, y con costos
empresas son trasnacionales (como la cadena Mediterrané- de entre 500 y 800 millones de pesos, va a salvaguardar el
cuyo aporte al país podrá ser grande, pero en términos de pai;rimonio, cuando, una vez terminado el proyecto, será
la manera en que se ha beneficiado o mejorado las posibi- el propio INAH el encargado de mantener, proteger y ac-
lidades de conservación del patrimonio la situación es más tualizar las colecciones, labor para la que el INAH dice no
bien triste. La instalación de paradores y módulos de ser- e<ontar con fondos o personal suficiente siquiera para aten-
vicio en los sitios (que se construyen rnediantejugosos con- der los museos que ya tiene. La porporción gasto/impacto
tratos de consesíón) han resultado en logros·. tan. dudosos es mucho más evidente si se compara con el presupuesto de
como el poder tomar un refresco en un móduio. desde el un proyecto formativo a escala regional, el Proyecto Mez-
que se aprecia directamente el Gran Cenote de Ch:ichen quital, por jemplo [López 1986], que tuvo, para un periodo
Itzá, y ·al que eventualmente- van a 'dar tarnbién los dese- similar, alrededor de 2 millones de pesos para su ejercicio
chos producidos por el módulo, am.én de que se destntye anual.
el entorno visual arquitectónico y ecológico de! sitio. Es importante que no se malinterprete esta crítica: no
Los arqueólogos mismos son parcialmente responsa- es que ducemos que los museos sean instrumentos de con-
bles de este fe,nómeno, porque, por una lado, se niegan a servación, por el contrario, creemos que son armas impor-
aceptar explícitamente que una- de sus tareas es la de tantes, pero bajo· una concepción diferente. Los grandes
desarrolo y promoción turística, pero por otro lado acep- museos de mármol son proyectos de promoción política,
tan colaborar en proyectos cuyo ·objetivo central es la y por eso son rentables, no por la conservación del patri-
"puesta en valor" de sitios cuyo estudio no es prioritario, monio. Rara vez involucran de manera importante a las
ante la esperanza de "en la intimidad de su investigación", comunidades locales, que ven la infraestructura creada más
desviar algunos fondos para tareas de importancia acadé- bien corno nuevas posibilidades de usufructo político que
mica real. Esta situación se traduce en que la discusión de como mecanismos didácticos o de preservación. De no ser
las formas responsables de uso de patrimonio, asícomo la así, uno no se explicaría como no hay mayor apoyo a las
derrama captada por la infraestructura que el- arqueólogo experiencias de museos comunitarios, en que son las pro-
ayüda a crear; se deján en manos de políticos, arquitectos pias comunidades locales las interesadas en preservar su
y especialistas en turismo, que sin ser necesariamente mal patrimonio como parte de una herencia inmediata y una
intencionados, tienen objetivos políticos; profesionales, fuente de ingresos potencial. El costo de un museo como el
institucionales e incluso financieros, de otro orden. Mus.o Comunitario de Santa Ana del VaH.e, en Oaxaca, 18 o
Sigue siendo el caso, a 12 años de distancia, de que se
invierten sumas importantes eri proyectos para la promo- 18 $e trata de un pequeño museo de tres salas, construído mediante trabajo
ción de los políticos federales y estatales que los patroci- comunal (tequio) en una casa donada por el pueblo, en que la comunidad
nan. El INAH argumenta que no hay desvío de fondos, y zapoteca de Santa Ana insistió se exhibieran piezas encontradas durante
la remodelación de su plaza pública. En el proyecto participaron el Cen-
que, al contrario, el Instituto se hace por esta víá de in- tro Regional y la Licenciatura de Antropología Social/Sistema Abierto-
f gresos importantes. Pero el asunto es la manera en que, Oaxaca, con apoyo de la Secretaría Técnica del INAH.

1 214 215
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L __ .. L__ :=°J ~ - -.-; [:-=J [ ____j C:=J '.--~~ c:::J ~'1 L ,

el de San José Mogote, en el mismQtado, es cientos de


veces inferior al de un museo regional, r:nientras que el im~
:1
o
que afectaría innecesariamente el patrimonio cultural del
pacto . en logrnr una participación de Ja sociedad civil en centro histórico de la ciudad. En esta coyuntura particular
las tareas de protección es miles de veces mayor. La mejor hubo una presión muy fuerte por parte de los contratistas
prueba es el alto número de solicitudes de otros munici- y del Departamento del Distrito Federal, dado que al pa-
pios de Oaxaca para que el INAH apoye la creación de sus rarse b obra se perdían diariamente millones de pesos. Fi-
museos locales, ante el éxito de los museos antes mencio- nalmente, con el apoyo de la comunidad de intelectuales y
nados. de organizaciones populares, el proyecto fue suspendido,
Lo que sucede es que, a medida que el INAH crece se con un gran costo político para el IN AH, cuya imagen de
convierte en un escalón político importante dentro del "gran policía" fue exaltada y criticada agriamente tanto
sector cultural. Así, al criterio viejo de hagamos ideología en círculos empresariales como en esferas políticas. La
nacionalista ahora se afi.ade, conmayor claridad que nunca consi~na fue: el INAH es un obstáculo para el desarrol1o, a
e.1 criterio de la rentabilidad polftica; Háy fondos y apoy; partil~ de su insiste ricia irreal y purista en preservarlo todo,
s1 el proyecto es políticamente reritable para los directivos
· ,
por io que <J\.'De · ·· i
ser n::uuc1c.o a tare;is -- norma t.1vas " .
y autoridades locales. Y más apO'yo ·4ay· si además tienen En d (L'rreno idrnlógico, es claro que la predicción que
posibilidades de subcontrátación e invúsiones multimillo- hacía111os hace 12 :J.íios se ha cumplido: ni una veintena de
narias mediante empresas de terceros. · sitios como Teotihuacfo son suficientes para defender, por
si mismos, la identidad cultur:J.I del país, misma que se ve
Una anomalía clara es la medida en que se ha deterio-
rado la planta de recursos humanos del INAH. Durante cotidianamente asediada en los medios de comunicación,
todo un sexenio sólo se crearon alrededor de una veintena incluso en los oficiales. El problema de la dependencia de
de plaz~s, mientras que se favoreció la contratación por México no está, por desgracia, en si los arqueólogos con-
tribuyen o no a un espíritu de unidad nacionalista.
honoranos, dando lugar a un personal inestable y que no
contaba con las mínimas garantías y prestaciones labora- Por otro lado, la experiencia ha mostrado que tal vez
les indispensables. el desechar las funciones ideológicas de la arqueología
En este proceso, la anomalía ·consiste en que la Ley de pliedc ser prematuro o injusto. Dos situaciones concretas
Protección de Zonas y Monumentos Arqueológicos Histó- me ikvan a modificar mi posición original de la tesis: la
ricos y Artísticos de 1972, establece con claridad que, en primera, la lucha indepcndista de Puerto Rico, en donde el
caso~ de ~fectación del patrimonio por causas de impor- patrimonio cultural está jugando un papel central, y en
tancia social, son las agencias afectantes las que deben cu~ donue el nacionalismo tiene un significado totalmente di-
brir los costos de la investigación y rescate. Pero los presu- ferente que el que tuvo en México durante la década de
19
puestos que se obitenen por esta vía son· proporciones 1970; la segunda, la sorpresa de ver que en algunos paí-
ridículas de lo que manejan los proyectos de infraestruc- ses sudamericanos. como Venezuela, el pasado precolom-
tura, conduciendo a una subutilización de estas ·formas de bino se reduce a un;_i página en el libro de texto respectivo
financiamiento. El problema es una vez más de rentabili- par~1 el ciclo de educación primaria: la historia se inicia con
la conquista espai1ola y tiene su clímax con Bolívar. El ¡
dad poi ítica, como se aprecia en uno de los casos más -¡

ejemplares de esta situación: el de la Ruta 8 del Sistema arrancar a un pueblo de su pasado y de su historia condu- ·
de Transporte Colectivo de la Ciudad de México (Metro), cen a situaciones como la que se dá en ese país, en donde
proyecto que fue cuestionado después de intensa actividad
sindical Y de los propios arqueólogos de salvamento, dado 19
Agradezco a mis colegas pucrtoriqucños el hacerme ver las dífercncias en
d uso del nacion;llismo en uno y otro caso.
216 .
... } '

217
·<;Y
c:::=i c=i c:::J C=:J c=J c:::J CJ C~~ ,~~:=-rJ
dad una {~uesta teórico-metodológica ?ªra resolver a_l-
un complejo juego de fuerzas haw-""",oldeado una versión 1
muy particular de la identidad na~-:i.-vAal, que debe tal vez '._: ¡
más a Ja bonanza petrolera que a cualquier otro factor. 1 gunos problemas urgentes de la arqueologia, del ~-AH, m~s
En una de las ciudades más modernas de America Latina )¡ . que un estudio en detalle de la arqueologia ofic~al mex1-
c.aracas, no existe un museo de historia nacional, po; 1 cana -a pesar de su título. Gracias a los comentarios tanto
ejemplo, a pesar de los esfuerzos de los colegas venezola- -/ de mi jurado original como de lectores a lo largo de este
nos.20 En síntesis, tal vez la posición expresada en las tesis :I tiempo, es evidente que la tesi? se queda muy c~rta_ en
uanto a su análisis de la práctica concreta, real, mstitu-
~ional, ~sto
es demasiado fuerte y demasiado particular al caso mexi- :j_
¡
cano. El uso ideológico de la arqueología tendrá que ser j de la arqueología oficial mexicana. obedece
evaluado con referencia al proyecto nacional respectivo l a que muchos datos cru_ciales no eran accesibles durante
la elaboración, porque no se t~ní~n o. ?or~ue eran de ca-
y a la medida en que este proyecto es un proyecto social
justo, que de manera lateral promueve, y :no sólo usa el rácter confidencial (como la distn buc1?n 1~ ~erna del yre-
.
patnmonio . cultural. _.. . . · .. - - · -· ' su puesto del INAH, por ejemplo). Esta sltuac10n ha ~eJ?ra­
Resumiendo los comentarios vertido·s- hasta ahora, es do con el tiempo, dado que, cuando menos en ter:111?os
claro que el "paradigma político" de la arqueología oficial generales, se tiene acceso hoy día a algunas estad1s~1c~s
tendría que transformarse, ante la abrumadora evidencia vitales básicas, tanto sobre presupuesto como sobre d1stn-
de anomalías en su operación. Esta transformación tiene bución de recursos humanos, ingresos ~or te_rc~ros, aflue~­
que darse de manera urgente, en particular por que la ini- cia a sitios y museos, etc .. Pero sigue sm existir una meca-
ciativa privada y los gobiernos de los estados presionan nica institucional que hiciera de éstos y otros datos parte
cada vez más fuerte para insistir que el INAH no es ni ca- de una estructura informática de acceso general. A esta
paz ni suficiente como para proteger y poner en uso el información habría que .añadirle datos que ahora se han
patrimonio del país. Como se verá adelante, este riesgo descentralizado, sobre la existencia de fuentes de pr~su­
es ya una realidad en otros países del mundo. puestación derivadas de convenios estatales,. co~ In~titu­
tos de la Cultura y con participación de otras mstituc10nes
de investigación. .
Comentarios finales En realidad, lo que se requiere es ten~r una especie de
"sociología de la arqueología" que pueda a~imentar:: de ma-
Quiero cerrar este Postcript con algunas observaciones de nera periódica para incluír datos de retroahmentacion sobr~
orden general, tanto sobre el texto original de la· tesis como la eficacia de la arqueología institucional. Aunque ha habi-
sobre algunas tendencias que habrá que observ·ar con cui- do avances interesantes en este sentido, el INAH no cuent~
dado en torno al futuro de la arqueología en México. aún con la infraestructura y los procedimientos ~~ segm-
miento y evaluación necesarios. Se tiene informa~10n frag-
·,_
mentaria sobre los arqueólogos mismos (edad, ong~n_--en
La sociolog{a de la ciencia y la arqueologla oficial
el sentido de institución académica en _la que_ se hicieron
A 12 años de distancia, sobresale un hecho que me preocu- estudios, fecha de terminación d~l últi:no ciclo es_c~lar,
paba desde que escribí el texto original: la tesis es en reali- capacitación o habilidades especiales, areas ~eograficas,
temáticas o técnicas de interés, etc.). Se ha mejorado mu-
cho en cuanto a la información sobre proyec_tos _e_n mar-
20 Esta situación está siendo corregida, al parecer, a] aprobarse con el apoyo cha responsables, objetivos, etc., con la pubhcac10~ que
hac~ periódicamente el Consejo de Arqueología del listado
de la Academia Nacional de la Historia la creación del Museo Nacional.

218
219
1_1 :_._¡

o
·--....l

1
=:l
de proyectos en progreso. No se sabe mu cho sobre el desti- 1
! Claramente la obtención de datos de este estilo prácti-
no de los egresados de las carreras de arqueología, ahora
camente reqüie~e, hoy día, de un proyecto especial y dedi-
que el mercado se cerró y la contratación se ha dispersado. 'I
.•":l
cación total para lograr la información necesaria (que hoy
En fin, se requeriría tener desde los datos básicos sobre la
no tiene quien esto escribe). No obstante, son datos c_r_u-
comunidad de arqueólogos, hasta información sobre sus
ciales cuando hay que evaluar o incluso defender la_ acc10n
orientaciones teóricas, experiencia profesional, necesida-
des de actualización, etc. institucional ante cargos de ineficiencia o desCLudo del
. . 22
patnmomo. .,
Tampoco se tienen datos, ni es fácil (o al menos no lo Por otro lado, es evidente que una comprens1on ade-
era hasta el momento de escribir estas líneas) obtener in- cuada de la arqueología oficial requiere tener una idea
formación sobre áreas conectadas a la actividad de la ar- cuando menos aproximada de la actividad de otros orga-
queología oficial, cómo son derramas y captación de di- nismos que realizan arqueología en México. Este sci'í.ala-
visa~ ya no sólo .n los ·sitios y museos del INAH (dato que miento ha sido hecho con oportunidad por Ochoa [ l 983]
se tiene, aunque generalmente con retraso), sino en las
que destaca la importancia de estudiar la arqueo_logía no-
áreas en don?e· estos recursos se localizan: por ejemplo,
oficial, por ejemplo lft del lnstitu to de lnvest1gac1ones fa.-.n-
en hoteles e infraestructura turística, empleos generados,
etc. tropológicas. Ochoa ha realizado una importa1:~e compila-
ción y catálogo comentado sobre la producc10n del_ IIA_,
Finalmente, es prácticamente imposible tener infor-
para determinar en qué medida, a pesar ?_e que este msti-
mación comparativa, tanto a nivel nacional como a nivel ·
tuto no tiene las restricciones de operac1on del INAH, no
internacional, sobre el gasto que se realiza en la arqueolo-
existe también una dispersión y una falta de eficacia similar
gía oficial, ya sea en relación a otras instituciones y agen-
a la que se encuentra en la arqueología oficial.
cias de investigación nacionales y extranjeras, como en
Este tipo de problemas tal vez apuntan a que, en ausen-
relación a otras tareas del gobierno federal. Por ejemplo
cia de mecánicas institucionales que permitan un acceso
es nuestra impresión de que el país gasta mas en pintar d~
fácil a la información relevante, una alternativa puede ser
color blanco (o el color en turno) las guarnicionses de la:s
la conformación de organizaciones o colegios dedicados a
rdC· ! banquetas y· vías rápidas de la Ciudad de México, que en
f.J·:·:·¡· los problemas del gremio en su conjunto e_n México. _La_s
'!;
}~1:)'.
el presupuesto conjunto total para la protección del patri-
.::;: asociaciones que existen atienden a un conJLl!1to de d1sc1-
momo en varios estados del país. O que se invierte más en
' plinas o bien se centran en la ant;o~ología soci~lzetnología,
programas de apoyo al deporte que en la publicación de
por lo que no existe un órgano aed1cad_o espec1:1ca1"!1ente.a
resultados de las investigaciones arqueológicas. Y así su-
la arqueología. Esta situación se refleJa en la mex1stencia
cesivamente. Es casi imposible poder comparar estos datos,
ya sea porque son confidenciales o porque se hacen inacce-
sibles en una maraña burocrátíca, 21 o porque son incómo- 22 No puedo evitar la tentación de incluir aquí, ya cst~ndo el t;::to en pren-
dos políticamente hablando. dato que me parece revelador de la importancia cstrateg1ca que esta
~f~r:ación tendría: según el periódico capitalino, el lNAH cuenta con
21
s?, ha_ log_rad~ obtener _alguno~ datos parciales sobre ciertas áreas de opera- un presupuesto de alrededor de 90 millones de pesos para 1989. Y de
c10n 1nst1tuc10~al. As1, por e1emplo, podemos decir que el Departamento acu e rdo a . la misma fuente , la Universidad Autónoma
, de Puebla,
¡ · una
de .~ntr_opolo?1a de Ja UAM cuenta con una planta de profesores de base universidad importante de provincia, cuen~a c~n mas o menos e. m1sm_o
en func10ncs igual a la de la ENAH, salvo que la UAM atiende a 150 es- presupuesto. Esto es, el subsidio que!~ Umvcr~1dad de Puebla recibe pa;a
tudiante~ Y la E~AH a 2500; o que ei presupuesto destinado para atender dar servicio a estudiantes de educac1on supenor en un esta?o d~I pa1~,
~ esos 1.)0 estudiantes en el doble de lo que la ENAH rec-ibió para el con- es superior al total-que el INAH recibe para prot~ger, estudiar, difundu
junto de proyectos de investigación fonnativa duran te 1988 ... y promover el patrimonio cultural ¡de todo el pa1s! (La Jornada, 26 de
Abril 89 p. 8).
220
221

------~---
C=:J CJ [ J CJ CJ.
J. CJ CJ CJ
o
de publicaciones específicas o eventos dedicados a la dis- asumir mayor responsabilidad en la custodia y uso de su
ciplina en particular. Quede, pues, como propuesta.23 .. patrimonio, y con la aparentemente irreversible tendencia
de que el INAH negocie la dirección de los centros regio-
nales con los gobiernos de los estados. Esto conduce a que
El futuro de la arqueología oficial en muchos casos el personal no esté capacitado o que ni
siquiera pertenzca a alguna de las disciplinas antropológi-
Hay dos líneas de posible desarrollo que me parece impor- cas, sino que se trata de personas, sin duda bien intencio-
tante comentar para cerrar este Poscript. Sin intentar hacer nadas y competentes en sus propios campos, pero más
futurología, creo que son líneas sobre las que hay que estar bien conectadas a los circuitos de cliente1ismo político
pendiente a fin de poder preveer et futuro de Ja arqu.eología local. Un efecto favorable que hay que reconocer de esta
oficial. tendencia, sin embargo, es que por su mismo carácter lo-
La primera ocurre de manera paralela a la falta de creci- cal, estos directivos conocen bien las estructuras de poder
miento de la arqueología del INAH, ya comentada; y. álcre- . y los recmsos administrativos y financieros estatales, lo
cimiento de Jos institutos culturales en los estados:·Es un· que aumenta las posibilidades abrir nuevas vías de finan-
><:~, ciamiento y apoyo.
. : '•" ....
:;,·¡1•¡1~N
proceso de ·desconcentración en el que el INAH ha apostado
(o ha tenido que ceder ante las presiones políticas locales), A pesar de estas características posiblemente favora-
:~!Ni1~:
·'r¡,¡;. y que indudablemente también tiene que ver con las pre-
tensiones y negociaciones políticas, de los directivos en los
bles, creemos que los riesgos son grandes: el mayor es el
que se repro911zca una. situación que se ha dado esporádi-
camente en el INAH en cuanto al patrimonio arquitectó-
últimos años. Ante la situación ridícula de)ener un centro
regional compuesto de un arqueólogo y una secretaria (a nico colonial, y que tiene que· ver con la expedición de
veces apoyados con un escritorio, un vehículo y una má- licencias para l1SO o modificación de edificios. AJ estar
quina de escribir), la eficacia del servicio del INAH a nivel fuera del control de personal especiallzado y leal a obje-
regional es muy dudosa. Son pocos los centros regionales tivos institucionales de .. conservación , se han dado situa-
.:
que- cuentan con un staff complet_o académico y adminis~ ciones de conflicto de intereses, e·n que las conexiones con
~;.:•': ·.¡ compañías contratistas locales encuentran más fácil hablar
I{·f:.' Ú:ativo, por lo que en su mayoría los centros regionales no
logran darse abasto siquiera para atender las denuncias de con políticos profesionales para "facilitar los trámites",
saqueos, operaciones de rescate y funcíones. ceremonial- que entrar en largas discusiones sobre las características
rituales ante Jos gobiernos de los estados. Esta tendencia técnicas que puede tener Ja intervención en una obra de-
se combina con el reclamo de poblaciones locales de poder terminada. En el caso de material arqueológico no se ha
llegado a tener problemas tan graves, pero es evidente que
si la expedición de permisos, la determinación de daños
23 Un estímulo adicional para la conformación de una asociación de estas potenciales, el cálculo de presupuestos dedicados al salva-
características es el cisma.reciente que se diera a nivel mundial en la orga-
nización más antigua y· más grande de arqueólogos: la Unión Interna- mento, etc., los hacen personas que deben sus lealtades
cional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas a raíz del voto a Sudá- y cuentan sus posibilidades a futuro en los circuitos políti-
frica durante el Congreso de Sotharnpton. Las diferencias entre el ala tra- cos locales, los riesgos aumentan.
dicional de la UISPP y el ala progresista llevaron a que se separara esta
.f.
última y formara una nueva asociación, The World Archaeological Con- Es po ello que el.INAH debe mejorar su operación y ser-
gress (\YAC),. que se vé a si misma corno una opción más democrática, vicio regional. sin entregar sus tareas a los institutos Jo cales,
equitativa y politizada que la UISPP (ver [Ucko 1987]). Actualmente el que aún no cuentan, además, con personal especializado al
WAC está ampliando su rnernbresía con agrupaciones locales, por Jo que
éste puede ser un buen momento para organizar la filial mexicana. respecto. Creemos que, sin abogar por un centralismo irreal
.,:
~

.!
222 223
1)
:.]
:::i~ ~<----~.~.----------·
C_=J L-=i CJ c_::__1 c=J c:::=i
o exacerbado, la colaboración de ldJstitutos locales de trimonio Qtural, se obliga a las agencias destructoras por
cultura y el INAH debe darse a otro nivel, de apoyos técni- razones de bienestar social a financiar los costos del rescate
cos o para la promoción y difusión, y no para los peritajes, :¡ y estudio. de los materiales. Como en Estados Unidos no
licencias u otras tareas que requieren de decisiones basadas 1
existe un equivalente al INAH, y el aparato federal es mí-
en criterios de ética profesional característic0s de nuestra nimo al resepecto, la ley prevee que las agencias destruc-
disciplina. Esto puede sonar paradójico, dado el retroceso toras puden contratar a particulares, instituciones o a
en el patrón de contrataciones de nuevo personal en el empresas para llevar a cabo las tareas de rescate (de ahí el
INAH, pero en ausencia de mecanismos claros de control, nombre de "arqueología de contrato").
es tal vez preferible evitar los riesgos. La arqueología es He de señalar, en descarga de la arqueología de contra-
una actividad básicamente no corrupta hasta el momento. to, que cumple una función que era tradicionalmente desa-
Evidentemente, nada garantiza que no se corrompa por ser tendida por la arqueología académica practicada desde las
una actividad federal y no estatal o municipal~ Pero,· en universidades e institutos de investigación: normalmente
cualquier caso, si la arqueología no seha corrompido, ha- las operaciones de rescate no permiten el tipo de proyectos
gamos todo lo posible por mantenerla así. _ de gran lucimiento académico que pueden realizarse desde
Una opción puede ser que, si en n~alidad cuentan con las universidades con apoyo de agencias centrales de finan-
los recurso,s.para ello, los gobiernos de los·estados ayuden a ciamiento como la National Science Foundation. Ello con-
crear plazas que se comisionarían al INAii, bajo reglas mu- Jlevaba a que en muchos casos las operaciones de rescate
cho más estrict1s sobre cambio de adscripción que las que . fueran relegadas a un segundo plano, o que sufrieran los
hoy prevalecen. 24 Este arreglo permitiría a los estados par- retrasos derivados de la inexistencia de un aparato estatal
ticipar, pero en apoyo y refuerzo de la estructura y recur- capaz de atenderlas de manera suficiente.
sos humanos del Instituto que, por ley, sigue siendo el No obstante, la experiencia ha mostrado que, en gene-
responsable de las funciones de conservación e investiga- ral, la calidad del trabajo suele ser cuestionable en mucho.s
ción del patrimonio. casos, al convertirse este tipo de proyec~os en meros for-
La segunda línea de desarrollo está intimamente ligada . rnulismos para cubrir las apariencias previstas po,r la ley.
también al cierre de nuevas oprotunidades de ·trabajo en el Esta situación, que por supuesto cuenta con excepciones
INAH, y es más bien una posibilidad terrible que un riesgo notables, de alta calidad, se ha empeorado cuando, a fun-
inminente. Pero. precisamente por ello creo que vale la daciones y universidades que concursaban por contratos,
pena estar alerta al respecto. Me refiero a una forma de se han sumado compañías privadas de "cultural resource
arqueología que ha sido Jlamada "contract archaeology" management" (administración de recursos culturales),
o arqueología de contrato. El formato surge históricamen- que tienen contratos multimillonarios y multinacionales y
te en Estados Unidos, en donde a raíz dé la puesta en mar- cuya objetividad científic.a está muchas veces en duda.
cha de una nueva legislación para la conservación del pa- Por un lado, en el momento en que la arqueología se
convierte en una empresa capitalista más, surgen a la vez
posibilidades y dificultades a considerar. En cuanto a las
24 Esto sería necesario dado que, al menos hasta donde es posible evaluar
la situación con los datos disponibles, parece ser que un alto número posibilidades, en tanto empresas de lucro, las compañías
de plazas generadas para los· centros regionales del INAH han acabado privadas de arqueología de contrato han venido desarro-
en el Distrito Federal, mediante el recurso sindical del "cambio de ads· llando a una velocidad muy fuerte la infraestructura tec-
cripción" o "comisión indefinida". En el caso de la arqueología, más
de! 60%de los arqueólogos siguen residiendo en la capital dcf país, que nológica y operativa que les permite operar al menor costo
no alberga tal vez ni siquiera al 15% de los sitios a proteger. y en el menor tiempo posible. Algunos de estos desarrollos
224 225
,
__

~--, · r-c. . c- - 1 1--=:-J . 1 1 [-J ~l ~ í'"-J ~ :::=


es·~~·s1er1__1m1 1- S pCl.-~-~.,-,stitlrcm'nes m~~corte más aca-
- --¡

---~¡- =_:::____] [:=J __J

démico, lo que puede considerarse0.sitivo pero en tanto- oferta e~-\otras instituciones, no sería remoto que se pro-
actividad comercial privada, se pro2ru6e el ~ismo co~ílicto · !
'I
pusiera \____j formato como el de la arqueología de contrato
de intereses que suecede en otros campos, notoriamente en norteamericana. De hecho, de manera sospechosamente
!
el de la ingeniería genética, en que los resultados ya no 1
1 coincidente, la iniciativa privada ha venido presionando
·I
circulan abiertamente ni son compartidos porque se con- l para que se abra la discusión sobre los "defectos" de la
actual Ley Federal de Protección de Zonas. .. , lo que
vierten en información estratégica en términos comercia-
les. j implica en principio la creación de un foro en donde la
Por otro lado, un efecto lateral de la operación de las l naturaleza no-comercial y de servicio público de la ar-
queología pudiera transformarse.
compañías de contrato es que impiden, o al menos no fo-
mentan, la formación de recursos especializados locales, ni Tal vez algunos lectores crean que abuso de paranoia o
tienen vinculaciones afectivas o nacionales con algunos de que esto suena a "teoría de la conspiración", pero de be-
los sitios _en los que trabajan. Si com binamOs este tipo mos recordar que no hace muchos años se llegó a proponer
de problema con la insuficiencia o conupfobilidad de agen- que las empresas pudieran deducir impuestos mediante el
cias federales_, entonces podemos ·e:ntender el riesgo mayor: donativo de piezas arqueológicas a los museos, iniciativa
el que existan tratos subterráneos en los que las compañías que fue detenida cuando el INAH se dió cuenta que la me-
privadas evalúen que el pafrimonio eri cuestión "está tart dida iba a fomentar el saqueo y comercialización del 12a-
deteriorado que no vale la pen~ salvarlo", dictámen que en trimonio cultural. Una medida similar aparecía en un
ausencia de controles centrales puede conducir a la des- borrador del último proyecto de Ley de Museos -pro-
trucción de materiales irrecúperables a fin de cumplir con yecto que, de paso, transfería la custodia de los museos
calendarios de construcción de empresa de desarrollo. Este del INAH a un consejo en donde el INAH actuaba como un
síndrome parece estar a punto de presentarse en lugares vocal más. No debemos olvidar tampoco que el panel ori-
como Puerto Rico, en donde el asunto es doblemente sen- ginal de asesores de la Cámara de Dipu ta dos para la crea-
sitivo, dado que las empresas manejan y dictaminan un ción de la Ley de 1972 estaba compuesto originalmente
patrimonio que no es suyo en un doble sentido. 25 no sólo por intelectuales y artistas destacados, sino por los
En México, por ley, la arqueología es uná actividad con- propios grandes coleccionistas mexicanos. En cualquier ca-
trolada y con monopolio por parte del estado. Sólo puede so, mas valdría prevenir que lamentar. ..
ejercerse la profesión en el INAH o en el marco de institu- Estas preocupaciones se agudizan cuando la ubicación
ciones académicas acreditadas que son concesionarias del del propio Instituto Nacional de Antropología e Historia
JNAH a través de la aprobación y supervisión de sus pro- era incierta a finales del sexenio anterior. El INAH formaba
yectos por parte del Consejo de Arqueología. Esta situa- parte de la Subsecretaría de Cultura, que desapareció a los
ción, que no está excenta de problemas y dificultades, es pocos días de la toma de posesión del actual presdiente de
sin duda preferible a una comercialización de la arqueolo- la República, para dar paso a la creación del Consejo Nacio-
gía. No obstante, ante el cierre de fuentes de trabajo en los nal para la Cultura y las Artes, al que ahora pertenece el
departamentos· del JNAH, y la incapacidad de absorber la INAH, y cuya mecánica de funcionamiento y operación
,,
::,:.

aún está por precisarse. Las posibilidades de cambios de


ubicación, de la creación de una nueva secretaría de Cul-
tura o de arreglos similares constituyen el terreno move-
zs Molina, D. et al., 1987. Ponencia presentada a la III Reunión Sobre Ar-
queología de Rescate del Nuevo Mundo. OEA. Carúpano, Venezuela. dizo en el que la arqueología oficial habrá de desarrollarse
en el corto y mediano plazo. En este contexto el INAH no
226
227
---,
_J

tendrá sino que modernizarse y mejorar su operación en


todos sentidos. 25 · en Bate, F., ed., Tor{as Métodos y Técnicas en
Arqueología, Reimpresiones del Boletín de
Antropología Americana, pp. 59-97, .México,·
(segunda edición).
Referencias · 1982b "La Vieja Nueva Arqueología, Segunda Parte",
en Bate, F., ed., Teorz'as Métodos y Técnicas
Alvarez, A. y Villalpando, E. en Arqueologza, Reimpresiones del Boletín de
Antropología Americana, pp. 99-159, México,
1979 Infonne del análisis de los materiales del Pro- (segunda edición).
yecto Abasolo, Manuscrito en Depósito ENAH
México. ' ' . 1988a "Hacia una teoría de la Observación en Arqueo-
arker, P. logía", en Bolet(n de Antropologza Americana,
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