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Guerra Mundial
Francesc Veiga Rodríguez
P09/74529/00363
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Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
Resumen....................................................................................................... 42
Actividades.................................................................................................. 45
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 45
Solucionario................................................................................................ 46
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Glosario........................................................................................................ 47
Bibliografía................................................................................................. 49
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Introducción
Sin embargo, hay un enfoque original de la Segunda Guerra Mundial que am-
plía su trascendencia al vincularla a la Primera, aun considerando que las dos
son aproximadamente la misma contienda separada por un interludio de paz.
Sólo con la derrota de Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial se
liquidaron problemas, se cerraron opciones y tomaron carta de naturaleza de-
finitiva algunas de las consecuencias de la Primera Guerra.
Objetivos
A mediados de los años treinta, cuando hacía poco que había llegado al poder,
Hitler ya estaba embarcado en una política exterior agresiva que perseguía co-
mo objetivo principal dinamitar el Tratado de Versalles. La estrategia hitleria-
na consistía en ir invalidando de una en una las imposiciones de los ganado-
res; de esta manera evitaba grandes conmociones, establecía precedentes pa-
ra destruir la cláusula siguiente y evitaba dar justificaciones suficientes para
que los garantes del Tratado de Versalles –cada vez menos y más temerosos–
se lanzaran a una guerra de castigo.
Lecturas complementarias
En los últimos años muchos autores se han dedicado al estudio de las causas que están
en el origen de la Segunda Guerra Mundial, por lo cual la bibliografía sobre el tema
ha proliferado de manera importante. En la bibliografía del módulo podéis encontrar
algunos de los títulos más interesantes.
Sin embargo, el primer gran motivo de inquietud que empezó a generar ru-
mores de guerra inminente entre Francia y Alemania fue, en marzo de 1936,
la denuncia que hizo el régimen nazi de los acuerdos�de�Locarno. Este paso
propició que las tropas alemanas entraran en Renania e hicieran desaparecer
la zona desmilitarizada que Francia había impuesto como seguridad para sus
fronteras orientales. Poco tiempo después, Hitler retiró a Alemania de la Con-
ferencia de Desarme e incluso de la SDN.
En Hungría, los suabios estaban muy relacionados con la oficialidad del ejér-
cito. Además, mantenían unas relaciones estrechas entre ellos: había empre-
sarios alemanes de los Sudetes, por ejemplo, que tenían diferentes negocios
en Rumanía.
Lectura recomendada
Como respuesta a esta crisis de fronteras, a lo largo de los años treinta
se había impuesto la idea de los pannacionalismos basados en la im- E.�Wiskemann (1966).
La Europa de los dictadores,
portancia creciente que tenían desde el siglo XIX. Según esta idea, todos 1919-1945. Madrid: Siglo XXI.
los ciudadanos que hablaran un mismo idioma o sus variantes debían
aspirar a unirse en un mismo gran estado. De esta manera surgieron y
se desarrollaron el panturquismo, el panhispanismo, el panlusitanis-
mo y, por descontado, el pangermanismo, al cual los nazis dieron una
base racial.
Sin embargo, no parecía que la posibilidad de una contienda generalizada en- Cita
trara en los planes militares alemanes a mediados de los años treinta. De he-
En palabras del agregado mili-
cho, el rearme inicial del ejército alemán (la Wehrmacht) se hizo con el objetivo tar británico en Berlín en aque-
de guerrear contra estados pequeños en campañas rápidas, cortas y contun- llos años: "Alemania estaba
preparada para el sprint y no
dentes. El armamento necesario para hacerlo consistía en carros de combate para la maratón".
Parece claro que a mediados de los años treinta los objetivos de Hit-
ler en la Europa central y oriental eran, a corto y a medio plazo, liqui-
dar Checoslovaquia y anexionarse Austria, siguiendo este orden. Pos-
teriormente, pretendía conseguir el control político y económico de la
Europa�oriental y, quizá en un futuro a largo plazo, anexionarse o con-
trolar Ucrania.
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1.3. El Anschluss
El 25de julio de 1934 un comando ocupó la Cancillería, tomó al gobierno como rehén, y
asesinó al canciller Engelbert Dollfus, que con su proyecto de crear un estado socialcris-
tiano era enemigo jurado de los nazis.
Hasta aquel momento, Hitler estaba convencido de que tarde o temprano Aus-
tria sería integrada en las fronteras del Reich. Le preocupaba más Checoslova-
quia, el otro objetivo preferente en la Europa central, que entonces era un es-
tado políticamente estable, económicamente fuerte y militarmente poderoso.
Sin embargo, las violentas tensiones entre socialcristianos y nazis en Austria
eran una bomba de relojería de consecuencias imprevisibles para los planes
alemanes.
Los acontecimientos habían tenido lugar con mucha rapidez y los alemanes
habían improvisado hasta el punto de que una proporción inusual de los vehí-
culos militares que se habían utilizado en la operación se averiaron antes de
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Las factorías Skoda fabricaban un armamento de calidad excelente que también equipaba
a los ejércitos de Rumanía y Yugoslavia, los estados que constituían la pequeña entente
dirigida contra el expansionismo germanohúngaro en esta zona de Europa.
La crisis
A lo largo de los años veinte, los alemanes de los Sudetes se habían adaptado bastante
bien al nuevo estado checoslovaco. Sin embargo, la Gran Depresión los afectó negativa-
mente y provocó descontentos. Un poco más tarde, la llegada de Hitler al poder en Ale-
Adolf Hitler es saludado en su entrada en el
mania entusiasmó a mucha gente –aunque no todos los alemanes de los Sudetes eran territorio de los Sudetes.
nazis, ni mucho menos. En el año 1935, un líder nacionalista, Konrad Henlein, creó el
Sudetendeutsche Partei (Partido de los Alemanes de los Sudetes), que pronto se convirtió
en el caballo de Troya de la Alemania nazi en Checoslovaquia.
Finalmente, los checos no mostraron un espíritu combativo, de la misma ma- La doctrina del
nera que tampoco lo mostraron en 1948, ni en 1968, durante la invasión so- bombardeo estratégico
En otoño de 1938, Hitler se había embarcado en una espiral imparable basada Ved también
en los éxitos sorprendentes que había tenido y en una pérdida del sentido de
Recordad que en el apartado
las proporciones. 1.1.1 del módulo "El mundo
de entreguerras" se habla del
tema de Danzing al tratar las
consecuencias de los tratados
de paz posteriores a la Primera
Guerra Mundial.
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Sin embargo, después de todo lo que había pasado, nadie podía creer en una
supuesta buena fe por parte de Hitler. Además, en marzo de 1939 las tropas
alemanas invadieron lo que quedaba de Checoslovaquia. Chequia se convirtió
en el protectorado de Bohemia y Moravia, bajo la tutela directa de Berlín, y
Eslovaquia sobrevivió como estado independiente pero sin una extensa franja
de territorio, que se apropió Hungría (aliada de Alemania), y sin el enclave
industrial y minero de Teschen, que pasó a manos polacas. En el mes siguiente,
la Italia fascista ocupó Albania, también sin resistencia, y la transformó en una
colonia.
Al fin y al cabo la esencia del nuevo tipo de guerra era la velocidad de pene-
tración en el frente enemigo.
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Mientras tanto, en el oeste, los franceses y los británicos, que todavía confia-
ban en las lecciones tácticas de la Primera Guerra Mundial, esperaban atrin-
cherados detrás de la poderosa muralla defensiva francesa conocida como la
línea�Maginot. Fue lo que la prensa aliada denominó con ironía la Sitzkrieg o
'guerra sentada'. Los francobritánicos se resistían a iniciar la ofensiva en pro-
fundidad contra Alemania –para la cual tampoco había planes precisos–, y
Hitler intentaba zafarse con propuestas de paz.
Hitler esperaba una paz con británicos y franceses, ya que no se acababa de El rearme alemán
creer que los occidentales fueran a la guerra por un aliado tan distante como
El rearme alemán de los años
Polonia, que, además, se había hundido con tanta facilidad. treinta se había hecho (como
hemos visto en el punto 1.2)
teniendo en cuenta guerras
cortas y localizadas, y no pen-
Durante este compás de espera que duró siete meses, los alemanes con- sando en una conflagración de
alcance continental.
quistaron Dinamarca�y Noruega.�Esta última fue una campaña impro-
visada con el objetivo de evitar que las fuerzas anglofrancesas consiguie-
ran el control del acceso a las fuentes de materias primas escandinavas,
principalmente el hierro sueco. A la larga, los alemanes sacaron un gran
partido de las costas noruegas, donde instalaron bases navales y aéreas
para la ofensiva contra Gran Bretaña. Sin embargo, tuvieron que pagar
un precio muy alto en unidades de superficie perdidas durante la inva-
sión.
Pero todo esto eran teatros de guerra colaterales que en conjunto refuerzan
la idea de que, después de la fulgurante campaña de Polonia, los dos bandos
vivieron un periodo de cierta desorientación.
El triunfo alemán era fulminante, pero una vez más, desconcertante incluso
para sus mismos autores. Polonia había sido una presa fácil, pero Francia, la
principal vencedora de la Primera Guerra Mundial, estaba considerada como
una de las mayores potencias militares de Europa, y había sido derrotada en
un mes.
A partir de aquel momento, el objetivo siguiente del ejército alemán era Gran
Bretaña, la cual inicialmente se esperaba doblegar mediante ataques aéreos,
aplicando las doctrinas de bombardeo estratégico de Douhet. De todas mane-
ras, tampoco se descartaba la invasión.
terra –los aviones no podían llegar a Escocia o a Irlanda del Norte y volver a
sus bases– costó un precio demasiado alto ante la resistencia de los cazas bri-
tánicos que, además, disponían de un nuevo sistema de detección avanzada:
el radar. Contrariamente a lo que pasaba en Alemania, la aviación británica sí
que disponía de aviones de largo alcance y empezó una campaña de ataques
nocturnos contra el territorio alemán que duraron hasta el final de la guerra.
El radar
Acrónimo de Radio Detection and Ranging (detección por radio y determinación de distan-
cias), es un sistema de detección que se basa en las ondas de radio. Se aplicó en la guerra
aérea en 1935, a instancias de Churchill y de su amigo el científico F.A. Lindemann, que
se basó en los trabajos del Instituto Carnegie de 1925. En 1936 ya se podían detectar
aviones a 130 km de distancia.
Ante esta situación, reducida Francia, Hitler se encontró sin saber muy bien
qué objetivo tenía que perseguir a continuación. Acabó enviando tropas al
Mediterráneo, una zona geoestratégica que no le interesaba especialmente,
ante los fracasos de sus aliados italianos en los Balcanes y en el norte de África,
durante el otoño de 1940 y el invierno y la primavera de 1941.
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Los éxitos obtenidos hasta aquel momento con la Blitzkrieg eran muy alenta- Resultados de la Blitzkrieg:
dores, y de hecho, los primeros resultados de la campaña contra la URSS, em- 1939-1941
Otra previsión que falló fue la del hundimiento político del sistema soviético,
una idea recurrente entre los enemigos de la Unión Soviética durante los años
anteriores a la guerra. Visto el régimen de terror que había impuesto Stalin, se
suponía que cualquier ataque exterior sería visto por la ciudadanía como una
liberación y que, por lo tanto, colapsaría el régimen.
ban para sus comunicaciones secretas. Fue una operación muy compleja, orga-
nizada por un pequeño ejército de expertos en criptoanálisis que crearon para
la operación máquinas de cálculo gigantescas, denominadas Colossus (1943),
verdaderos precedentes históricos de los modernos ordenadores.
Enigma
Alan Turing (1912-1954)
Era una máquina para cifrar mensajes basada en un sistema de rotores o discos rotati-
vos que, puesto que suministraban combinaciones aleatorias cada vez, hacían posible un Fue uno de los componentes
enorme juego combinatorio de claves. Desde que empezó la Segunda Guerra Mundial, los del equipo de descifradores de
Enigma, uno de los más gran-
alemanes suponían que todas sus comunicaciones secretas eran absolutamente indesci-
des matemáticos del siglo XX
frables y, de hecho, lo continuaron creyendo así hasta el final de la contienda. y protagonista destacado en
la fundación de la informática
teórica.
3.2. Japón entra en guerra
Unos cuantos meses después del comienzo de la campaña de Rusia, las tropas
alemanas se detenían frente a Moscú a raíz del efecto combinado de dos causas:
el invierno ruso y la resistencia soviética. Mientras tanto, en el otro extremo
del mundo, Japón entraba de pleno en la Segunda Guerra Mundial con un
ataque por sorpresa dirigido contra la flota norteamericana del Pacífico.
En el año 1937, un incidente militar con las tropas chinas, en el puente Marco
Polo de Pekín, desencadenó una nueva guerra, esta vez a gran escala. El ejér-
cito nipón invadió importantes extensiones de territorio chino e instauró un
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A pesar de todo, la máquina de guerra japonesa también estaba cada vez más
falta de derivados del petróleo y de metales. En la medida en que los estra-
gos de la guerra submarina alemana en el Atlántico Norte acercaban Estados
Unidos a Gran Bretaña, la causa china se beneficiaba colateralmente, y una
creciente hostilidad hacia Japón hizo que el gobierno del presidente Roosevelt
embargara el envío de materiales estratégicos a los nipones (verano de 1940
y ampliado el verano de 1941).
Ante la amenaza del ahogo económico, las facciones militares japonesas im- Lectura complementaria
pusieron una línea dura. En octubre de 1941 el gabinete del príncipe Konoye
A.�Irike�(1987). The Origins
Fumi Maro cayó y fue sustituido por el general Tojo; con este general se tomó of the Second World War in
la decisión de atacar simultáneamente a los norteamericanos, los británicos y Asia and the Pacific. Londres:
Longman.
los holandeses para asegurarse el acceso al petróleo y a las valiosas materias
primas de Malasia e Indonesia.
Hay que recordar que, si bien Hitler aprovechó el ataque japonés a Pearl Har-
bour para declarar la guerra a Estados Unidos, los japoneses no hicieron lo
mismo con la Unión Soviética, ya que no tenían poder militar para plantarle
cara y, además, necesitaban las manos libres en el norte para actuar en Extre-
mo Oriente y en el Pacífico.
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A pesar de que había una alianza germanonipona previa y que por los
dos bandos se desarrollaron planes tan ambiciosos como irreales, el�Eje
Berlín-Roma-Tokio�nunca consiguió coordinarse de manera seria con
respecto a objetivos militares y estratégicos. En buena parte, porque en-
tre Japón y Alemania había una enorme distancia que en gran medida
correspondía a territorio enemigo. Además, sin embargo, y sobre todo,
porque las potencias fascistas nunca consiguieron superar su perspecti-
va regional en aquello que a partir de 1941 se convirtió en una guerra
mundial.
Cada uno por su parte, Japón, Alemania e Italia intentaron rediseñar su pro-
pio nuevo orden, que consistía en un sistema de estados satélites, duramente
supeditados a los intereses del pueblo conquistador:
Subhas�Chandra�Bose, en la India británica, que nunca estuvo ocupada por los japone-
ses.
El Gran Reich
3)�Italia también intentó crear su propio nuevo orden, que quizá era el má-
santicuado de los tres, ya que sólo pretendía recrear formas imperiales ocho-
centistas, que implicaban arreglos dinásticos con el trono de Saboya. De esta
manera, Víctor Manuel III se convirtió en rey-emperador al ceñirse las coronas
de Italia y Etiopía, incluyendo en este reino la Albania ocupada.
El dominio japonés en Asia resultó mucho más despiadado que el que ejer- Higiene racial
cieron los occidentales. Y eso que en Europa los nazis llegaron a organizar
Para alcanzar sus objetivos
la eliminación sistemática y masiva de grupos raciales completos –como los ideológicos de higiene racial,
judíos y los gitanos– en nombre de la pureza racial. A los enemigos eslavos, el nazismo impuso un fenome-
nal derroche de recursos, sin
considerados en líneas generales una "raza inferior", les esperaba un futuro de otra finalidad que el genocidio,
que costó la vida a entre cua-
esclavitud. tro y seis millones de personas.
La solución final
Auschwitz
Ante las potencias del nuevo orden, los aliados organizaron a su alrededor una
gran coalición. Ésta agrupaba el Imperio Británico (con todos sus dominios
menos Irlanda, que aprovechó la ocasión para romper cualquier vínculo con
los ingleses), Estados Unidos de América y la Unión Soviética, además de la
"Francia libre", la "China libre" y, en general, los países invadidos por el Eje con
gobiernos democráticos en el exilio, y todas las repúblicas latinoamericanas
que reflejaban la posición norteamericana, especialmente México y Brasil.
Ved también
A partir de estas ideas, una vez acabada la guerra, en 1945 se construyó la
Organización�de�las�Naciones�Unidas (ONU), en una conferencia que En el apartado 1.2 del módu-
lo "El mundo de entreguerras"
reunió a todas las potencias antieje en San Francisco. Este organismo era hemos tratado el tema de la
fundación de la Sociedad de
una versión mejorada de la Sociedad de Naciones, que surgió a raíz de la Naciones.
Primera Guerra Mundial (de hecho, heredó algunos organismos como
la Organización Internacional del Trabajo o el Tribunal Internacional
de la Haya). En esta ocasión, sin embargo, y a diferencia de lo que pasó
en los años veinte, la nueva organización de seguridad internacional se
estructuró en torno a los dos grandes vencedores: la Unión Soviética y
Estados Unidos, que en la desaparecida SDN sólo eran unos elementos
secundarios, tardíos o ausentes.
En San Francisco se acordó que las piezas centrales de la ONU fueran dos:
Las Naciones Unidas tenían inicialmente 51 países miembros, muy implicados en la re-
ciente guerra contra el Eje.
to, hay que considerar que los soviéticos soportaron, de hecho, la parte im-
portante del esfuerzo bélico aliado hasta que los angloamericanos iniciaron
el asalto decisivo de la Europa ocupada con el decisivo desembarque en las
costas francesas de Normandía, en junio de 1944.
Por su parte, los alemanes, que estaban seguros de que alcanzarían con
rapidez los centros políticos de la URSS en sus primeras semanas de in-
vasión, habían descuidado la posibilidad de cerrar alianzas con los pue-
blos sometidos por el régimen de Moscú y formar ejércitos auxiliares
locales basados en sentimientos nacionalistas.
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Cuando quedó claro que la guerra contra los soviéticos sería larga, empezaron
a utilizar unidades auxiliares formadas por ex prisioneros, cosacos o individuos
de las diferentes etnias del Cáucaso (armenios, azerbaiyanes, georgianos, cal-
mucos, turcos), que siempre habían conservado un sentimiento de identidad
nacional. Incluso dispusieron de un general ruso capturado, Andrei Vlasov,
que se prestó a organizar un ejército de liberación nacional que llegó a tener
50.000 hombres.
A pesar de todo, el intento fracasó por los prejuicios antieslavos de los alema-
nes (especialmente de Hitler); ahora bien, las unidades de renegados soviéti-
cos sí que se utilizaron en el ejército alemán, pero sin insistir mucho en la
propuesta política de independencia para los pueblos de la URSS.
Los angloamericanos desarrollaron un estilo de guerra más centrado en el ma- Lectura recomendada
terial, lo cual se manifestó en el enorme esfuerzo tecnológico que comportó
A.�Hillgruber�(1995). La Se-
el desembarco�en�Normandía, una de las mayores operaciones militares de gunda Guerra Mundial. Obje-
la historia. tivos de guerra y estrategia de
las grandes potencias. Madrid:
Alianza Universidad.
La muralla del Atlántico
El asalto a la "muralla del Atlántico" reunió a tres millones de soldados, 10.000 blindados,
más de un millar de barcos de guerra, 6.500 elementos de transporte y desembarque
(barcos, lanchas de desembarque, gabarras, diques flotantes y muelles artificiales), 20
millones de toneladas de material, y también 13.000 aviones. Sólo el día D, se consiguió
desembarcar a 156.000 hombres, 2.000 vehículos y 4.000 toneladas de material de guerra.
Al final, tanto en el frente del este como en el del oeste, los alemanes
no llegaron a controlar los recursos energéticos necesarios para soportar
la presión de sus enemigos, y su densidad de población, aunque era
notable, no consiguió aportar los recursos humanos suficientes para un
esfuerzo bélico tan descomunal.
En la guerra contra los japoneses, las operaciones bélicas seguían una dinámica
parecida.
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Una vez se hubo detenido la progresión japonesa hacia la poderosa base nor-
teamericana de las islas Hawai en Midway y la ofensiva sobre el norte de Aus-
tralia en las batallas del mar�de�Coral y Guadalcanal, los norteamericanos
pasaron a la contraofensiva en el Pacífico.
Los combates en los desembarcos de isla en isla que culminaron en las puertas
de Japón fueron especialmente encarnizados. Los japoneses suplieron la pér-
dida de material militar con fanatismo y fueron frecuentes las batallas�has-
ta�el�último�hombre, que empezaron con el desembarco norteamericano en
el atolón de Tarawa (islas Gilbert) en noviembre de 1943 y continuaron enel
asalto a Saipan, la base más importante de las Marianas (junio-julio de 1944).
Allí, ante la derrota, no sólo se suicidaron los mandos, sino también los enfer-
mos del hospital y parte de la población civil japonesa, que se lanzó al mar
desde los acantilados.
El ataque por sorpresa a Pearl Harbour y la dureza de la lucha sin cuartel en-
durecieron la actitud de los norteamericanos, especialmente la de los mandos
militares, que siempre buscaron la rendición incondicional de sus enemigos
excluyendo cualquier arreglo político.
Cuando se examinan las cifras con relación a la densidad de población por km2
destruido, se obtiene que el número de víctimas en Hiroshima fue cuatro veces
superior al de Tokio (20.000 en el primer caso, contra 5.200 en el segundo).
Además, hay que añadir la cifra de muertes producidas por efecto de las ra-
diaciones en los cinco años siguientes; así, sólo en Hiroshima murieron, de
hecho, entre 240.000 y 270.000 personas.
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La polémica sobre el porqué real del bombardeo atómico sobre Japón nunca se
ha extinguido. Se sabe que desde febrero de 1945, como mínimo, el empera-
dor se mostraba partidario de pactar la paz, y de hecho se hicieron peticiones
formales a los soviéticos para que actuaran como intermediarios. Sin embargo,
Stalin estaba más interesado en intervenir en la guerra en el último momento
para conseguir territorios en Extremo Oriente (Sakhalin y las islas Kurils). Es
evidente que en la decisión norteamericana tuvo un papel la demonización
del adversario (la propaganda incluso lo privaba de atributos humanos) y la
consideración política de aplastar literalmente a Japón y, de paso, probar la
nueva arma sobre un blanco real.
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Los japoneses pidieron la paz pocos días después del bombardeo atómico, y de Ved también
esta manera la guerra acabó por una acción desde el aire. Durante la Segunda
En el apartado 1.5 hemos
Guerra Mundial, la�aviación experimentó un avance extraordinario pero, so- hablado de la doctrina de
bre todo, se convirtió en una de las armas más decisivas. Paralelamente a la Douhet.
Creta
La toma de Creta por parte de los aliados es un claro ejemplo de la utilización de la avia-
ción: la isla se invadió con un asalto de paracaidistas a gran escala. Los aliados también
utilizaron profusamente este nuevo tipo de tropas vinculadas al arma aérea.
Finalmente, las bombas voladoras V-1 o los cohetes V-2 creados por los ale-
manes (además de algunas experiencias con bombas inteligentes guiadas por
televisión), establecieron las pautas de lo que serían en el futuro los misiles de
© FUOC • P09/74529/00363 35 La Segunda Guerra Mundial
crucero o los balísticos. Con sus armas y tácticas, los ejércitos de la Segunda
Guerra Mundial marcaron la manera de hacer la guerra convencional hasta
finales del siglo XX, salvo, quizá, algunas variantes que aportó la guerra de
Vietnam.
© FUOC • P09/74529/00363 36 La Segunda Guerra Mundial
Contra todo pronóstico, las relaciones entre las grandes potencias aliadas fue-
ron buenas, e incluso cordiales, durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar
de sus radicales diferencias ideológicas, capitalismo y comunismo se esforza-
ron a fondo para derribar el totalitarismo nazi. Sin embargo, la Segunda Gue-
rra Mundial era una contienda con unas dimensiones enormes, que nunca se
habían visto. Los frentes estaban muy separados entre sí, las potencias aliadas,
también. De la necesidad de coordinación militar fueron surgiendo las gran-
des conferencias interaliadas, a las cuales, en años posteriores, se les atribuyó
de manera exagerada el reparto del mundo entre los vencedores.
La Carta Atlántica
En la Carta Atlántica se recogían ocho principios de las políticas nacionales de los dos
países, "principios en los cuales basan su esperanza de un futuro mejor para el mundo".
Hay que destacar, entre estos principios, el enunciado de los grandes derechos de los
pueblos:
c) cubrir las necesidades más elementales y aspirar al progreso económico y social (puntos
cuarto y quinto),
El plan de Roosevelt
Según un plan elaborado por Roosevelt y presentado en Teherán, Alemania sería dividida
en las regiones siguientes:
1) Prusia;
5) Baviera y Baden-Wurttemberg.
Estas regiones serían autónomas, pero habría dos más que serían administradas por las
Naciones Unidas, visto el gran interés estratégico e industrial que tenían:
b) Sarre y el Ruhr.
Sin embargo, Churchill tenía una cierta razón: dado que ya habían prescrito
los objetivos a un año vista de la conferencia de Teherán, y como estadista
europeo, estaba más preocupado que los norteamericanos por el destino final
de la Europa oriental. El error del primer ministro británico consistió en pre-
sentar de una manera tan rudimentaria un problema tan complejo.
Rusia El�resto
(Gran�Bretaña�+�EE.UU.)
Roosevelt no vio con buenos ojos estos acuerdos. Prefería una negocia-
ción global sobre todos los aspectos del conflicto. Esta nueva reunión
se celebró en Yalta, Crimea, en febrero de 1945. La célebre conferencia
tuvo gran fama después de la guerra, y ha permanecido en la memoria
popular como la reunión en la que el mundo se repartió entre los tres
grandes.
En realidad, sin embargo, Yalta fue una cumbre intermedia más, un eslabón
que tenía que conducir a la celebración de una gran conferencia de paz, una
vez acabada la guerra. Hasta entonces, las reuniones entre los grandes estadis-
tas se habían sucedido de manera bastante improvisada, tanto con respecto a
la organización como a los temas que se sometieron a discusión. En Yalta las
cosas seguían por este camino.
Hoy por hoy, las discusiones volvían a tener como epicentro la coordinación
militar. Se pensaba que las tropas aliadas deberían desembarcar en Japón, lo
cual comportaba una enorme pérdida de soldados. Aunque los norteamerica-
nos avanzaban en las investigaciones para obtener la bomba atómica, de mo-
mento los estadistas no deseaban confiar en un arma tan incierta. Inicialmen-
te se había pensado en China, pero con el tiempo se había podido constatar el
escaso entusiasmo del generalísimo Chiang Kai-shek, la deficiente preparación
© FUOC • P09/74529/00363 39 La Segunda Guerra Mundial
Potsdam, al igual que Yalta, también acabó sin grandes conclusiones globales.
Una vez más se volvió a hablar de las fronteras de Polonia, y del proceso de
desnazificación o de la persecución y el procesamiento de los responsables po-
líticos de la Alemania nazi. Muchas cuestiones, sin embargo, quedaron apla-
zadas para que las resolvieran en sucesivas reuniones los ministros de asuntos
exteriores de las grandes potencias vencedoras.
Por lo tanto, la guerra acabó y en las grandes conferencias, sobre todo en Yalta y
Potsdam, los grandes actuaron como notarios de la nueva situación geopolítica
que habían creado las operaciones bélicas, más que como cerebros de la nueva
reordenación.
Los aliados occidentales tuvieron una influencia escasa sobre las zonas en las
que la realidad de la ocupación militar soviética dictaba sus normas. Y al revés,
en los países de la mitad occidental con unos partidos comunistas que habían
resultado fortalecidos por la guerra (Italia, Francia, Grecia) Moscú no consiguió
ejercer una influencia decisiva.
Resumen
De las victorias y conquistas militares de las potencias del Eje surgió un siste-
ma internacional que en Europa se denominó Nuevo Orden. Sin embargo, este
planteamiento siempre fue muy limitado, basado en relaciones de subordina-
ción al correspondiente "pueblo superior" –Alemania o Japón–, o en sueños
anacrónicos de resucitar pasados históricos muy lejanos –en el caso de Italia.
Por el contrario, en el bando de los aliados los movimientos de resistencia al
invasor originaron un movimiento espontáneo de "patrias libres", que acabó
convirtiéndose en un nuevo sistema de Naciones Unidas. Acabada la guerra,
esta idea fue la base del nuevo sistema de seguridad internacional organizado
por los vencedores.
Por último, al margen de las realidades bélicas de cada frente, la Segunda Gue-
rra Mundial tiene un perfil estratégico y táctico propio que marcará las suce-
sivas contiendas ocurridas durante el periodo de la guerra fría y todavía más
allá, a finales del siglo XX. Sin duda, la aviación fue el arma decisiva con la cual
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Actividades
3. El estudio mediante los multimedia. Podéis consultar una obra en CD que hace poco que
ha salido al mercado: La bomba atómica. La enciclopedia nuclear (1998). Orbis (ed. multimedia).
Ejercicios de autoevaluación
1. ¿Cuál fue, en líneas generales, la estrategia de Hitler con relación a sus objetivos interna-
cionales entre 1935 y 1939?
3. ¿Qué explicaciones había, por parte soviética, para justificar el pacto Ribbentrop-Molotov
de 1939?
4. ¿Por qué durante el otoño de 1941 el gobierno japonés decidió atacar a las potencias
occidentales en Asia?
5. ¿Por qué tuvo tanta importancia el fenómeno de la lucha guerrillera durante la Segunda
Guerra Mundial?
6. ¿Cuáles fueron las principales conferencias interaliadas durante la Segunda Guerra Mun-
dial y en qué años tuvieron lugar?
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Solucionario
Ejercicios de autoevaluación
1. Aplicar la máxima presión en las sucesivas negociaciones con los estados de la Europa
central y oriental, sin detenerse ante la amenaza directa ni la extorsión. En caso de que
fallaran estos recursos, se podía llegar a la guerra. Por otro lado, Hitler planteaba los objetivos
de uno en uno, para ir asentando precedentes y evitar que las potencias democráticas de la
Europa occidental se lanzaran a una guerra de contención o castigo contra Alemania.
4. Para asegurarse el acceso al petróleo y a las valiosas materias primas de Malasia e Indonesia.
Glosario
appeasement f Política de apaciguamiento.
aviación de asalto f Aparatos proyectados para acompañar a las tropas abriendo paso con
bombardeos y ataques contra objetivos tácticos.
bombas inteligentes f pl Bombas que, a diferencia de las de caída inerte, son capaces de
"buscar" el objetivo mediante sensores o de ser dirigidas hacia el blanco.
bushido m Antiguo código ético de los samurai, implantado en Japón hacia el siglo XII.
Exigía una absoluta e incondicional lealtad al caudillo, y la infidelidad se pagaba con el
harakiri o suicidio ritual. Además, la frugalidad, la piedad filial y el autodominio eran los
principios esenciales del bushido o 'camino del guerrero'.
caza m Aviones de combate diseñados para interceptar y abatir ('cazar') otros aviones.
carros de combate m pl Vehículos acorazados que normalmente son capaces de transitar
por terrenos irregulares gracias a su sistema de tracción por oruga. Vulgarmente se denominan
tanques.
dominios m pl Comunidades autónomas dentro del Imperio británico, iguales en situa-
ción jurídica y de ninguna manera subordinadas entre sí en asuntos internos o exteriores,
aunque unidas por la lealtad común a la Corona y libremente asociadas como miembros de
la Commonwealth.
espacio vital m Superficie considerada indispensable para que una población determina-
da pueda subsistir. Algunos ideólogos y economistas de tendencias nazis intentaron justificar
su política imperialista con el pretexto de que satisfacían su necesidad de expansión demo-
gráfica con un espacio vital mayor (el término alemán es Lebensraum).
kamikaze m Palabra japonesa que significa aproximadamente 'viento divino'. Hace refe-
rencia a las tormentas que en 1274 y en 1281 destruyeron la flota mongola que pretendía
invadir el archipiélago de Japón. Durante la Segunda Guerra Mundial se aplicó a los pilotos
suicidas japoneses que se lanzaban contra los barcos de guerra norteamericanos en un inten-
to de detener la ofensiva aeronaval que atenazaba a Japón. En total, se calcula que en las fases
finales de la guerra, los kamikaze consiguieron hundir o averiar unos 250 barcos americanos.
maniobras envolventes f pl Táctica militar que consiste en cerrar o rodear a las fuerzas
enemigas por medio de ataques en tenaza.
misiles balísticos m pl Cohetes militares de gran alcance que siguen una trayectoria de
salida y reentrada a la atmósfera a gran velocidad.
misiles de crucero m pl Cohetes capaces de desplazarse a corta distancia del suelo, como
un avión sin piloto.
samurai m Miembros de la casta guerrera de Japón feudal, que comprendía a todos los que
tuvieran facultades para llevar dos espadas. Se rigen por el código del bushido. Como casta
distintiva surgió en el siglo XII, y quedó abolida con la restauración de los Meiji (1868).
en la segunda mitad del siglo XIX, fue Philippe Buchez. En la Austria de los años veinte y
treinta existió el Partido Socialcristiano, en un principio dirigido por monseñor Ignaz Seipel,
canciller entre 1922-24 y 1926-29. Sin embargo, la dictadura impuesta por Dollfus en 1934,
aunque fundamentalmente estaba basada en el corporativismo católico de La Tour du Pin
(1883), era una muestra de cómo el socialcristianismo se podía volver fascista.
suabios m pl Naturales de Suabia, región alemana. Muchos de los alemanes que emigraron
desde la Edad Media para establecerse como colonos en la Europa oriental eran suabios.
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