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CONTEMPORANEA
(1914-1989)
Hipólito de la Torre Gómei,,(Coordinador)
Alicia Alted Vigil
Rosa Pardo Sanz
Ángel Herrerín López
Juan Carlos Jiménez Redondo
Segunda edición
ISBN-13: 978-84-9961-179-2
Depósito legal: M-23125-2014
ÍNDICE 7
1.4. Significado de los tratados ...... ..... ........... .. ... .................... ...... 52
2. La Sociedad de Naciones........ ... ......... ...... ....... ..... ... ............ ... ..... . 54
3. El impacto económico de la guerra y el fin de la hegemonía
europea............... ...... ... ............ ... .... .. .. .... ... ....... ... ... ... ............ ..... ... 56
4. El impacto social de la guerra....... ... ... ..... ... ...... ..................... ....... 59
Resumen y cronología.................. ....... .. ... ........ ...... ... .................. ....... 63
Bibliografía y lecturas............... ... ... .... .. ... ..... ....... ...... ........ ................ 65
Ejercicios de autoevaluación ........... ..... .... ........ ..... ....... ......... ... ... ....... 66
ÍNDICE 9
TEMA 7: LA RECONSTRUCCIÓN DE LA PAZ: HACIA
UN SISTEMA BIPOLAR .......................................... ........ 199
ÍNDICE 11
l. l. La Gran Bretaña de Margaret Tbatcher.................................. 370
1.2. La crisis norteamericana: entre Nixon y Carter ..................... 372
1.3. Ronald Reagan o el restablecimiento del poder................ ..... 375
2. La URSS de Gorbachov y la imposible "tercera NEP" . .. .... ....... .. 377
2.1. La agonía de la ortodoxia y el triunfo de Gorbachov ............. 377
2.2. El camino de la reforma......................................................... 378
2.3. El derrumbe de la URSS ........................................................ 381
3. El final de la Guerra Fría............................................................... 382
4. El colapso del Este......................... ............................................... 385
5. La evolución del proceso de integración europea y el estímulo a
la modernización de España y Portugal ..................... .... ............. .. 389
Resumen y cronología..... ......................... ...... ........ ............................ 394
Bibliografía y lecturas.... .................................................................... 397
Ejercicios de autoevaluación ...................................................... ........ 398
l. La Iglesia católica y el mundo moderno .......... .. .... ....... ..... .. ....... .. 461
2. La Iglesia católica ante los retos del siglo xx . ..... .... ............... ...... 466
Resumen y cronología........................................................................ 475
Bibliografía y lecturas........................................................................ 477
Ejercicios de autoevaluación ..... ......................................................... 479
ÍNDICE 13
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN 15
La "gran depresión" de 1873, primera prueba de envergadura del nuevo
sistema económico liberal, de mercado, acaba saldándose en un formidable
impulso del nuevo capitalismo, más concentrado, más eficiente, más comba-
tivo, que genera un salto formidable en la industrialización de los grandes
poderes. La economía se internacionaliza, la competencia por los mercados
agudiza las tensiones entre los agentes económicos y entre los Estados. El
fenómeno económico se instala como importante recurso de globalización y de
comunicación trasnacional, pero también de rivalidad y de tensión entre las
naciones, mientras que los enormes desarrollos técnicos de la nueva revolución
industrial aseguran potenciales destructivos nunca antes vistos.
La evolución económica no podrá desconocerse: crea riqueza y prosperi-
dad, pero también actitudes combativas por los mercados, y genera sobre todo
mecanismos de producción que, en caso de conflicto, aseguran terribles formas
masivas de destrucción. No es desde Juego el factor más imp01tante a la hora
de rastrear el camino hacia Ja catástrofe del 14. Las nuevas y radicales mani-
festaciones nacionalistas constituyen otra huella que la historiografía ha segui-
do habitualmente. El XIX es el siglo de las naciones y de los nacionalismos,
pero el fenómeno ha ido cambiando de naturaleza: los de la primera mitad se
asientan en principios democráticos y, de alguna forma, "internacionalistas";
los del último tramo de la centuria, se vuelven darwinistas, excluyentes, anta-
gónicos, rivales. Cristalizan y se adensan socializándose, atrayendo a los nue-
vos segmentos populares de la incipiente sociedad de masas a la causa colec-
tiva de las patrias. Naciones que pretenden tener sus propios Estados o viejos
Estados en busca de sus cuerpos nacionales, en definitiva se trata siempre de
un fenómeno de enrolamiento social -a menudo estimulado por las estrategias
políticas internas- en militancias patrióticas, a las que aporta densidad, crispa-
ción, radicalidad y espíritu internacional de discordia. En ellas están no sólo
los pequeños nacionalismos irredentos, sino también, y sobre todo, los gran-
des. Las recíprocas imágenes populares de franceses, alemanes, ingleses o
rusos revelan deformaciones cargadas de sentimientos de desconfianza, envi-
dia y hostilidad, según los casos. La carrera de las potencias -grandes y peque-
ñas; europeas o no- por el reparto territorial, económico o financiero del
mundo contribuye de forma particularmente visible a alimentar los desencuen-
tros, los choques diplomáticos, con vencedores soberbios y vencidos rencoro-
sos, que atizan el fuego sagrado del culto a las patrias, animan los procesos de
socialización de los chauvinismos nacionalistas y acrecientan las rivalidades
entre los Estados
La economía, las colonias, la capacidad militar o naval, el prestigio inter-
nacional son expresiones de una cultura de poder, nacionalista e imperialis-
ta, que avanza sin freno desde las últimas décadas del XIX ... pero, si avanza
sin freno, es en gran parte porque el sistema internacional se cuartea irremi-
siblemente. El Reino Unido, potencia mundial garante del equilibrio europeo,
está dejando de ser ambas cosas cuando concluye la centuria. El primer ciclo
de las construcciones nacionales ha rematado en el año 70 con la consagra-
INTRODUCCIÓN 17
instituciones políticas, y, sobre todo, de creencias, de valores, de comporta-
mientos y de ilusiones.
***
Salvo en los dos últimos temas, que tratan de resumir el conjunto de cambios
espirituales e intelectuales del período, el discurso explicativo de esta obra se ha
organizado siguiendo una secuencia bastante atenida a la cronología, tanto en la
sucesión de períodos recogidos en los respectivos capítulos, como en la organi-
zación de la materia dentro de cada uno de ellos. Comprendo que es una opción
discutible y bastante clásica. Pero no se ha adoptado ni por pereza intelectual ni
por espíritu canónico. Simplemente, el coordinador está convencido de que los
viejos maestros tenían más razón que santos cuando recordaban que la historia
no es nada sin la cronología y la geografía; o sea, sin las jerarquías del tiempo y
del lugar. Un acontecimiento no sólo se explica por el antes y el después, sino por
el resto de los aconteceres coetáneos. De modo que la mejor forma de no enten-
derlo es aislarlo de los otros, sacándolo de su tiempo. Por eso aquí se ha procu-
rado, aunque no siempre se haya logrado. subirlo al reloj preciso de la historia.
Cada capítulo, cuyos textos han procurado animarse con algunas imágenes
que pretenden ser informativas y sugerentes, incluye una bibliografía, con bre-
ves indicaciones de su pertinencia, unas lecturas de obras literarias de ambien-
tación histórica, y unas preguntas más o menos problemáticas que servirán al
estudiante para fijar los principales aspectos tratados en el tema.
En esta segunda edición se han incorporado en todos los capítulos dos apar-
tados especialmente útiles: un resumen y una cronología, que pretenden ayu-
dar al estudiante en la fijación de los aspectos y momentos más destacados
que se desarrollan en los sucesivos temas.
Especial novedad la constituyen justamente los títulos literarios, cuya lec-
tura, además de tornar más agradable el estudio, hará más fácilmente invasi-
vos los conocimientos y proporcionará al estudiante un importante plus cultu-
ral. Salvo los de los dos útimos capítulos, la selección de esos títulos y todas
las indicaciones que los acompañan se deben al Profesor Francisco Fuster Gar-
cía, de la Universidad de Valencia, que en un tiempo récord ha preparado ese
precioso material. La gratitud del coordinador y de los autores resulta por eso
más que debida.
Este agradecimiento debe hacerse extensivo a la profesora Ángeles Lario
que ha proporcionado la lista de obras cinematográficas, y a la profesora Jose-
fina Martínez que ha seleccionado los títulos más convenientes.
Gracias también al profesor Julio López-Davalillo, autor de los dos últimos
mapas.
l. El detonante
3. La oposición a la guerra
4. El desarrollo de la contienda
A finales del siglo XIX, Rusia era un país atrasado en relación con el resto
de Europa. Su sistema político seguía siendo el absolutismo, mientras que sus
estructuras sociales y económicas se encontraban anquilosadas por la rémora
del pasado. Rusia era predominantemente agrícola. Los campesinos represen-
taban el 80% de la población, pero la tierra estaba en manos de una nobleza que
mantuvo al campesinado en un régimen de servidumbre hasta que, en 1861 , el
zar Alejandro 11 la abolió. Junto a su liberación, los campesinos recibieron una
parte de la tierra que habían trabajado durante largos años, por la que tuvieron
que pagar importantes cargas a los señores. Esta situación no significó un cam-
bio importante en las vidas de los campesinos, que siguieron dominadas por la
escasez y la miseria, por lo que muchos de ellos emprendieron el camino hacia
las ciudades donde se estaba desarrollando una industria incipiente.
En las dos últimas décadas del siglo XIX, Rusia se fue industrializando con
la ayuda de una fuerte presencia de capital extranjero. La industrialización
implicó transformaciones económicas y sociales similares a las acontecidas
en otros lugares de Europa, así la población asalariada fue en aumento y los
obreros rusos tuvieron que soportar las mismas largas jornadas de trabajo o el
cobro de salarios mínimos. Sin embargo, hubo una cuestión que difirió del
resto del continente: la importante concentración de trabajadores que se dio
en las fábricas rusas. Casi la mitad de los obreros trabajaban en empresas de
más de 500 operarios, ambiente que favoreció la rápida conciencia de clase de
este nuevo proletariado. Otra circunstancia, que la diferenciaba en esos
momentos de Europa, era la falta de derechos sindicales y de huelga, por lo que
cualquier protesta, y la consiguiente represión, implicaba graves enfrentamien-
tos con empresarios y poderes públicos.
El zar Nicolás n, que accedió al trono en 1894, dirigía el país de forma
absolutista, apoyado en un gran ejército y en la iglesia ortodoxa. El zar estaba
en contra de cualquier cambio que implicara una merma de sus poderes, por
lo que no aceptaba ningún tipo de control ni de representación política. En los
años de cambio de siglo, aparecieron grupos opositores al zarismo desde dife-
rentes estamentos de la sociedad. La primera oposición vino del medio rural,
donde los anarquistas promovían el cambio en la estructura de la propiedad
agraria y la transformación de la sociedad, apoyándose, en más de una ocasión,
en acciones violentas. En 1901, se fundó el partido Social Revolucionario, que
defendía principalmente los intereses de los campesinos, a quienes señalaba
como sujetos de la futura revolución.
El desarrollo de la contienda
La revolución rusa
Cronología
Bibliografía
REMARQUE, Erich Maria. Sin novedad en el frente (1929) (El relato de la vida
cotidiana de un soldado durante la guerra. Es un alegato antibelicista) [Bar-
celona, Edhasa, 2009].
CHEVALLIER, Gabriel. El miedo (1930) (Una cruda narración de la vida coti-
diana de un joven soldado durante la guerra y una crítica a los ideales de
la guerra y a la idea de patria. Es en parte autobiográfica) . [Barcelona, El
Acantilado, 2009].
REED, John. Diez días que estremecieron al mundo (1919) (Crónica diaria y
minuciosa de los hechos de la revolución de Octubre, contada de primera
mano por un testigo de la época) [Madrid, Akal, 2004].
PASTERNAK, Boris. Doctor Zhivago (1957) (Novela ambientada en el período
de la revolución rusa y en la guerra civil posterior. Interesante para estudiar
cómo afectó la revolución al estilo de vida de las clases más acomodadas
de la sociedad rusa) [Barcelona, Anagrama, 2005].
Ejercicios de autoevaluación
2. La Sociedad de Naciones
La Sociedad de Naciones
Cronología
Bibliografía
Lecturas
RoTH, Joseph. La marcha Radetzky (1932) (El ocaso del Imperio Austro-Hún-
garo tras la guerra y la firma de los tratados de paz). [Barcelona, Edhasa,
2007].
Ejercicios de autoevaluación
La gue1Ta tuvo efectos muy graves sobre la economía. El stock del capital
europeo sufrió un importante deterioro, no sólo por las destrucciones de los
activos fijos, que repercutieron sobre todo en la zona franco-belga, intensa-
mente industrializada, sino sobre todo por las pérdidas de activos financieros.
Alemania vio liquidados -por venta o por embargo- todos sus inversiones exte-
riores; las de Francia se vieron reducidas probablemente al 50%, mientras que
los británicos tuvieron que vender entre un 15 y un 25 de sus capitales en el
exterior. Si se tiene en cuenta que antes de la guerra las inversiones externas
de estos tres países representaban más de las tres cuartas partes del total de los
capitales mundiales exportados, resulta fácil imaginar Ja repercusión de esas
pérdidas en la riqueza de Europa y en la decadencia de sus posiciones mundia-
les.
La contienda tuvo además unas enormes repercusiones financieras, supe-
riores incluso que las de la segunda guerra. No porque su coste fuera mayor
-que no lo fue- sino porque, en vez de financiarse con aumentos impositivos,
se hizo sobre todo con recurso al crédito de los bancos centrales que incre-
mentaron la oferta de dinero considerando como "reservas" Jos compromisos
de pago de los gobiernos. En 1918 Ja oferta monetaria alemana había aumen-
tado nueve veces; el déficit presupuestario seis y la relación entre billetes de
banco y depósitos había caído de casi el 60% al 10%. Y esa degradación finan-
ciera aún había sido mayor en la Europa central. Los resultados fueron infla-
ción de precios, depreciación de Ja moneda y el inevitable abandono de la pari-
dad fija con el oro, que, antes de 1914 había sido el fundamento de la seguridad
y fluidez de los intercambios internacionales. Al término de la guerra los pre-
cios al por mayor en Alemania se habían multiplicado por cinco y el marco
había caído un 50%. Esta situación se agravó incluso en la posguerra por la
Los primeros años de posguerra asistieron en todas partes a una crisis social
de enorme envergadura que puso en grave riesgo la estabilidad del sistema
liberal. La guerra había generado una profunda frustración. El mundo de los
excombatientes añoraba los tiempos heroicos de la camaradería y afrontaba
los resultados miserables de la paz con un sentimiento de frustración y de repu-
dio que le tornaba sensible a actitudes de rebeldía nacionalista. Las clases tra-
bajadoras tenían la sensación de haber entregado sus vidas a la causa del poder,
aliado del capitalismo, que regresaba rampante para seguir dominando y explo-
tando al proletariado. Las clases medias empobrecidas y en rápida expansión,
miraban con hostil envidia al opulento capital y contemplaban con temor las
protestas revolucionarias del movimiento obrero. Todos ellos salieron de la
guerra desengañados, y tuvieron que enfrentarse a los tiempos de paz someti-
dos a los duros sacrificios económicos que, primero la inflación y luego de las
drásticas medidas de ajuste, hicieron recaer en sus limitadas rentas salariales.
La revolución del proletariado o la rebeldía nacionalista de las clases medias
atacaban directamente la esencia del sistema liberal.
La revolución social no era precisamente una utopía, puesto que desde
1917 la nueva Rusia bolchevique constituía ejemplo y estímulo a todas las
expectativas de revolución proletaria. La dictadura comunista establecida a
finales de ese año desencadenó la intervención de las potencias de la Entente,
con el objetivo no sólo de destruir el régimen sino también de crear un segun-
La crisis del sistema liberal, manifiesta en muchos otros países, tuvo tam-
bién en España, en septiembre de 1923, un desenlace dictatorial, como conse-
cuencia del apoyo del monarca al pronunciamiento militar del general Primo
de Rivera, cuyo fácil ascenso al poder se vio auxiliado por la desmoralización
y desprestigio de los partidos constitucionales y las simpatías que provocó en
la opinión. La dictadura española no había obedecido sino de forma muy indi-
recta a las frustraciones internacionales, que habían sido tan determinantes en
el caso de Italia. La incapacidad del régimen constitucional para pacificar la
zona que le correspondía a España en el Protectorado marroquí, tenía, cierta-
mente, una innegable dimensión exterior, pero constituía sobre todo un proble-
ma interno, que desasosegaba al país, desprestigiaba al régimen y, lo que era
más inquietante, generaba un peligroso malestar en las fuerzas armadas. Fue-
ron en cambio relativamente similares al caso italiano los efectos de la crisis
Las Paces de París, lejos de asegurar de forma estable las relaciones inter-
nacionales, crearon tensiones y fru straciones y destruyeron el viejo sistema
del equilibrio europeo sin aportarle una alternativa eficaz. Antes de 1914 el
economía del Reino Unido vivió un a época difícil, que estaba reflejando la
pérdida manifiesta de su hegemonía mundial, visible ya desde finales del XIX
y acelerada por los efectos de la guerra (pérdida de mercados e inversiones
exteriores). La demanda internacional de sus industrias tradicionales (textil,
naval, carbón) se había desplomado y La adecuación de su estructura industrial
a las nuevas tecnologías de la segunda revolución resultaba más costosa por el
peso de las viejas industrias. A todo ello vinieron a sumarse los efectos perni-
ciosos del regreso de la libra en 1925 al patrón oro con la excesiva paridad
anterior a la guerra, tratando de restablecer el tradicional predominio financie-
ro de la City de Londres. La consecuente política deflacionaria para mantener
En 1916 los liberales, que venían gobernando en solitario desde hacía diez
años, habían constituido con los conservadores un gobierno de unidad nacio-
nal para enfrentarse a los graves problemas de la guerra, bajo la dirección de
Lloyd George, un político de casta, autoritario y pragmático a la vez, de inte-
ligencia e intuición extraordinariamente vivas. En las elecciones generales de
diciembre de 1918, impuestas por el final de la contienda y celebradas por vez
primera en régimen de sufragio universal, triunfó por amplia mayoría la coa-
lición, bajo Lloyd George, de liberales (136 escaños) y conservadores (338),
mientras que la disidencia liberal de Asquith obtenía 26 escaños y los laboris-
tas, con 59, daban un paso enorme, extuplicando el número de votos alcan-
zados en 1910.
Como el resto de los países, Inglaterra vivió de forma muy aguda los pro-
blemas económicos y las tensiones sociales de la posguerra. Tras una intensa
explosión de la actividad económica, acompañada de inflación, entre la pri-
mavera de 1920 y el verano del año siguiente la producción se estancó violen-
tamente mientras que el aumento de los precios se disparaba, y en marzo de
1921 el número de parados superaba los 2,5 millones. El movimiento obrero
y la única y poderosa organización sindical que lo representaba (Trade Union
Congress), estrechamente ligada al partido laborista, se proyectaron con inusi-
tada intensidad, doblando ésta entre 1914 y 1920 su número de afiliados (de 4
a 8 millones). Esta fuerza sindical era muy superior a la de cualquier otro país,
pero ni el movimiento obrero ni el partido laborista, a pesar de las naturales
simpatía hacia la experiencia bolchevique de la URSS, abandonaron sus posi-
ciones reformistas, dejándose arrastrar por la m Internacional, que en casi todos
los países estaba dando lugar por entonces a la formación de partidos comu-
nistas. El británico, formado en agosto de 1920, fue exiguo y poco más que tes-
timonial. Los objetivos de la lucha obrera se orientaban a la consecución de
aumentos salariales que contraITestaran los teITibles efectos de la inflación, y
a la obtención de coberturas de paro. A pesar de no poner en entredicho la legi-
timidad del sistema, la ofensiva reivindicativa fue en Gran Bretaña más inten-
sa que en otros Estados, afectando sobre todo a los trabajadores de los feITo-
caniles y de la minería. El gobierno reaccionó con contundencia, pero también
aprobó medidas impo1tantes, como el fomento de la construcción de viviendas
sociales o el establecimiento del subsidio de paro.
Forzado por la mayoría conservadora de la cámara, en octubre de 1922 lle-
gaba a su término el gobierno de coalición de Lloyd George. Le sucedió al
frente del gabinete el líder conservador Bonar Law, que provocó la disolución
del Parlamento y la celebración de nuevas elecciones el 15 de noviembre
siguiente. En ellas, los conservadores alcanzaron la mayoría absoluta (347
escaños), frente a los 117 de un partido liberal dividido entre seguidores de
Cronología
Lecturas
Ejercicios de autoevaluación
La crisis económica, iniciada en los Estados Unidos, tuvo allí una brutal
repercusión, aún más visible por contraste con la prosperidad de los años ante-
riores. Entre 1929 y 1932 la renta nacional cayó un 67%, la agrícola un 70%.
Los precios se contrajeron un 20%, pero lo salarios un 40%, y la cifra de para-
dos se acercó a los 14 millones. Contrariamente a lo que más tarde vino a impo-
nerse como verdad histórica, durante toda su presidencia -que coincidió por
cierto con lo peor de la crisis- el presidente Hoover puso en práctica una polí-
tica intervencionista de gasto público, estímulos a la producción y apoyo al
sostenimiento de los salarios, lo que -a pesar de los keynesianos- no represen-
taba por cierto una novedad, sino que se inscribía en la filosofía de "ingenie-
ría social" y de estrategia cooperativista, aunque estrictamente liberal, bastan-
te comunes en la época, de las que Hoover era a la altura de los años veinte el
más acabado y esperanzador representante. El presidente era un ingeniero que
se había hecho a sí mismo, de soberbia inteligencia, con larga experiencia en
la administración pública, primero en el equipo de Wilson, durante la Gran
Guerra, y luego como ministro de Comercio bajo las presidencias republica-
nas de Harding y Coolige. Hoover promo-
vió la inflación del crédito, redujo los
impuestos, incrementó las ayudas guberna-
mentales a través de los bancos e incurrió
deliberadamente en un enorme déficit pre-
supuestario. Fue la suya una política bas-
tante keynesiana, elogiada por el propio
Keynes, cuyos resultados no consiguieron,
sino todo lo contrario, doblegar la crisis
económica, que en 1932 alcanzaba su
punto más alto, justamente cuando a finales
de año había que proceder a una nueva
elección presidencial. La crisis pasó a Hoo-
ver factura política. La influencia de los
republicanos , dominantes en las cámaras
en 1928, había sido sustituida por la de los
demócratas cuatro años más tarde. Y en las
elecciones presidenciales de noviembre de
193 2, el candidato demócrata, Franklin
Delano Roosevelt, derrotó con holgura al
inquilino de la Casa Blanca.
El nuevo Presidente, perteneciente a una
familia acomodada de Nueva Inglaterra,
A Herbert Hoover, serio e inteligente, le tenía 48 años y una larga y meritoria carre-
tocó lo peor de la Depresión . Fue el ver- ra política. Bajo la presidencia de Wilson
dadero inventor del New Deal había desempeñado durante la Gran Guerra
20
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1920 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 1938
- - EE.UU. -------- REINO UNIDO - - AUSTRALIA •• •••• •• SUECIA
... ...,. .. , ITALIA - FRANCIA ••••••• • ALEMANIA
Gazier, B., La crise de 1929, Paris, 1983, p. 23. (Cit. F. Quintana, en Historia Uni-
\'ersal Contemporánea, Madrid, Ed. Universitaria Ramón Areces, p. 401)
Ésta alcanzó a Francia más tarde y más moderadamente que a otros países,
puesto que las baITeras aduaneras y sobre todo la estructura más familiar de su
agricultura y de sus empresas industriales la tornaban menos vulnerable a los
efectos de la recesión internacional. Pero, aunque menos brusca en principio,
resultó más continuada e insidiosa, sobre todo porque las autoridades respon-
dieron más tarde y con medidas contraproducentes. Se dejó sentir desde fina-
les de 1931, y ya en 1932 la producción industrial caía casi un 10% con rela-
ión al máximo de 1929, mientras que el número de parados, sin llegar a las
ifras estremecedoras de Alemania, afectaba en 1933 a 500.000 trabajadores.
Desde entonces la progresión continuaría imparable.
Las elecciones legislativas de mayo de 1932 condujeron a la formación de
un gobierno presidido por Herriot, con socialistas y radicales, virados ahora
estos últimos, como en 1924, a la izquierda. La caída del gabinete, en diciem-
bre, liquidó esta efímera reedición del "bloque de izquierdas" del 24, para
orientar de nuevo la política hacia el centro-derecha, siempre con los radica-
La crisis de los años treinta (política, social, ideológica) fue terreno abo-
nado para el triunfo o el ascenso de las tendencias opuestas al sistema liberal,
desde posiciones revolucionarias o contrarrevolucionarias. En la primera se
situó el régimen totalitario de Stalin en la URSS; en la segunda, todo un con-
junto de Estados regidos por dictaduras anticomunistas y antiliberales, en un
espectro que iba desde las formas totalitarias más brutales, como fue el caso
de la Alemania nazi, a regímenes autoritarios de naturaleza relativamente tem-
plada, como el Estado Novo de Salazar, pasando por el teórico paradigma fas-
cista que ya se había impuesto en Italia desde 1922.
La Rusia soviética de los años treinta no debió nada a la crisis del 29, sino
ue su dictadura política y económica, opuesta al demoliberalismo y al siste-
ma de mercado, era consustancial al proyecto revolucionario de los bolchevi-
ques desde su triunfo a fines de 19 17. Un año antes del crash de Wall Street,
en la lucha por el poder y por el futuro de la revolución, Stalin, secretario gene-
ral del partido desde 1922, se había impuesto a Trotsky y sus seguidores, y ese
mismo año el lanzamiento del primer plan quinquenal ponía término al acciden-
talismo de la NEP. Frente al internacionalismo revolucionario y la "revolución
permanente" de Trotsky, Stalin imponía una revolución nacional, ("la revolu-
ción en un solo país") , identificada con el ejercicio de un poder revolucionario
despótico sobre el partido, sobre el Estado y sobre el propio proletariado, cuya
100 -
160 7
l~U --
,,.. -- --
_ _ _ Bienes de producción
Porcentaje
- - - - - - - · Bienes de consumo
60% ------------------
Porcentaje sobre
el volumen de la
producción
industrial bruta
I
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1000+-~~~~~~--+~~~---,;1=----+~--j
/
/
I ,,' ---- Producción
bruta global
11 ,,,,,
500 -+-~~~~~~-+-~.r-~..0....~-4-~---1
Productividad
•• por trabajador
Producción de
bienes de consumo
100=191 3
191 3 1928 1940 1945
El gran motor de esa marea fascista se había puesto en marcha con la llega-
da en Alemania al poder de Hitler y del partido nazi, en enero de 1933. El pro-
eso de derrumbe del edificio democrático europeo, aparentemente en su ple-
nitud tras la victoria aliada en la Primera Guerra, había comenzado once años
antes con el advenimiento de la dictadura de Mussolini en Italia. En los años
iguientes se habían impuesto situaciones dictatoriales en otros países: España,
Portugal, Polonia, Grecia, Hungría, Yugoslavia. Pero fueron las consecuencias
desastrosas de la crisis económica y la poderosa influencia de la "revolución"
hitleriana los catalizadores de la "era fascista" que a muchos pareció anunciar
la entrada del mundo en una nueva fase histórica.
En Alemania, la insatisfacción nacionalista subyacente por la derrota de
1918 y las duras imposiciones de los vencedores, aliada a las desastrosas con-
ecuencias de la crisis económica, proyectaron en flecha el ascenso electoral
del partido nazi. La economía alemana fue especialmente sensible a la crisis
del 29 por la intensa dependencia de los capitales extranjeros, que habían relan-
zado su actividad económica desde 1924 y que ahora se retiraban de forma
masiva. En julio de 1931 el Reichsbank hubo de suspender sus pagos al exte-
rior. Ante la caída de los precios internacionales, el gobierno conservador del
católico Brüning (canciller desde marzo de 1930) optó, como también hicie-
ran los gobernantes franceses , por una política deflacionaria, decretando en
diciembre de 1931 la reducción de los salarios al nivel de 1927 (entre 10% y
15% de descenso), que debía producir una reducción equivalente de los precios
interiores. También como aconteciera en Francia, esa disminución no pudo
competir con las devaluaciones de otros países (el 30%, por ejemplo, de la
libra), mientras que en el plano interno la deflación agravó hasta límites des-
conocidos los efectos de la crisis. acentuando la inhibición de productores y
consumidores y disparando las cifras de paro. Entre 1929 y 1932 la producción
industrial cayó un 17%, mientras que el número de parados saltó de 1,3 millo-
nes en septiembre de 1929 a 3 millones en 1930, 4.3 en 1931 , 5.6 en 1932 y 6
millones en 1933. El país se había hundido literalmente en la miseria. La res-
puesta fue el advenimiento al poder del Partido Alemán Nacional-Socialista de
los Trabajadores convertido por Hitler en una fuerza política arrolladora.
El proyecto hitleriano, expreso en la obra Mi lucha, publicada en 1925, se
basaba en un nacionalismo de fundamentos racistas que aspiraba a reunir bajo
Inscritas dentro del mismo fenómeno de crisis del Estado liberal, las expe-
riencias dictatoriales se extendieron en el período de entreguerras y alcanza-
ron su más amplia expresión en los año~ treinta. La Italia fascista había crea-
do un modelo desde 1922 que se radicalizó en los años treinta, pero perdió
también en gran medida su liderazgo como referente desde el ascenso nazi al
poder. Otras dictaduras se habían ido imponiendo en España (L 923; 1939), en
Portugal y Polonia (1926), en Grecia ( 1928), en Yugoslavia (1929), en Hungría
(1932), en Austria y en Rumanía (1933 ), en Bulgaria (1934) y, en fin, en los
Estados bálticos, por no mencionar sino países del viejo Continente. En todos
los casos estamos ante variantes nacionales de un mismo fenómeno histórico
de cuño genéricamente fascista o fascistizante. Sin embargo, Ja naturaleza de
estos regímenes era más autoritaria que totalitaria. Bajo una parafernalia sim-
bológica y/o institucional de aspecto fascistoide, encubrían a menudo simples
dictaduras conservadoras cuyos objetivos eran siempre más de control que de
movilización social. Tanto por su gran duración, como por la sobresaliente y
peculiar figura del dictador y por las especificidades del régimen, el caso por-
tugués merece especial mención. Se sitúa en el extremo más templado del
espectro politológico de los regímenes "fascistas".
En Portugal, la crisis permanente -acentuada por Ja intervención en la gue-
rra e irrecuperable en la posguerra- de la República parlamentaria establecida
en octubre de 1910, acabó desembocando en un amplio movimiento militar
(28 de mayo de 1926) que estableció una dictadura. Sin embargo, los milita-
res no solo demostraron ser unos gestores desastrosos, agravando la situación
de la Hacienda Pública, sino que se revelaron incapaces de articular un siste-
ma alternativo estable que conciliara el mantenimiento de la tradición liberal-
constitucional (como era el deseo más generalizado de la mayoría de las fuer-
zas políticas y de los mandos superiores del propio estamento castrense) con
la eficacia administrativa y la solidez del poder. En abril de 1928 fue invitado
a hacerse cargo de la estratégica cartera de Finanzas el Dr. António de Olivei-
ra Salazar, un prestigioso profesor de economía política de la universidad de
Coimbra, antiguo seminarista y destacado líder del Partido Católico. Salazar
exigió poderes excepcionales en materia financiera y logró de inmediato el
"milagro" de enderezar las cuentas del Estado. El éxito agrandó su figura y su
poder, ambos consolidados desde enero de 1930 y definitivamente consagra-
dos en julio de 1932, cuando pasó a ocupar la Presidencia del Consejo de
Ministros, cargo que ya no abandonaría hasta su retirada, por grave enferme-
Respuestas en el sistema
Cronología
Bibliografía
Lecturas
STEINBECK, John. Las uvas de la ira ( L939) (Las consecuencias del crash del
29 y la crisis económica en los Estados Unidos). [Madrid, Alianza,
2008].
ÜRWELL, George. Rebelión en la granja, (1945) (Una crítica alegórica de la
corrupción del socialismo en la Unión Soviética durante el gobierno de
Stalin). [Madrid, Espasa-Calpe, 2007].
W AUGH, Evelyn. Retorno a Brideshead (1945) (Retrato mordaz de la socie-
dad inglesa de entreguerras y de su asfixiante ambiente de hipocresía y
prejuicios). [Barcelona, Tusquets, 2008].
Ejercicios de autoevaluación
La frustración del nacionalismo itali ano por los acuerdos de Paz había
estado en el origen del establecimiento de la dictadura fascista en 1922. Su
política revisionista se había reflejado ya desde el otoño de 1923 en una reac-
tivación de su acción colonial en el África Oriental donde poseía los territo-
rios de Somalia y Eritrea. Ahora bien, el verdadero sentido de estas colonias
era la expansión hacia el Estado independiente de Etiopía que podía suminis-
trar mercados y un territorio de acogida a la emigración italiana. Además, la
hegemonía en la ruta estratégica de Suez y el Mar Rojo reforzaría el peso de
Roma en los asuntos internacionales. La d ictadura fascista basaba sus preten-
siones de expansión económica o política en Etiopía en el acuerdo firmado el
13 de diciembre de 1906 con Francia y Gran Bretaña delimitando sus respec-
tivas zonas de influencia en el Estado etíope. En 1925 el gobierno de Roma
había suscrito otro con Inglate1Ta, obteniendo el plácet británico para construir
un ferrocarril y acometer una política de realizaciones en su zona de influen-
cia exclusiva. Sin embargo, en los años siguientes la resistencia del gobierno
etíope frente a las ofertas económicas italianas, decidió al gobierno fascista a
despejar la oposición del Negus por la vía de la fuerza. Desde 1932 se aco-
metieron los estudios para llevar a cabo una acción militar y a finales de 1933
Mussolini consideraba que en un plazo de tres años el problema debía quedar
zanjado. Daba igual que Etiopía fuera también miembro de la Sociedad de
Naciones, ante la que ya en 1926 el gobierno del Negus había denunciado el
tratado anglo-italiano como una amenaza para la independencia del Estado
etíope. Desde principios de los años treinta Italia estaba dispuesta a anexio-
narlo. Francia e Inglaterra conocían de sobra estas intenciones y, en distinta
medida, se veían afectadas por las mismas. Inglaterra no temía tanto el refuer-
zo de la presencia italiana en la ruta del Mar Rojo (puesto que la verdadera
llave estaba en Suez), como que el control del lago Tana dejase en manos de
Italia la regulación del Nilo, y por tanto la agricultura egipcia. Francia sentía
sobre todo amenazados sus intereses económicos. Sin embargo, las posibili-
dades de una respuesta seria de las grandes democracias eran más bien esca-
sas. Los franceses, temerosos de las intenciones alemanas de anexionar Aus-
tria, precisaban el apoyo de Italia para frenar las iniciativas germánicas,
mientras que las fuerzas armadas y la marina británicas estaban aún muy dis-
minuidas.
De esta forma, al mismo tiempo que Japón mutilaba la soberanía china con
la creación del Estado dependiente de Manchukúo, la Italia fasci sta se prepa-
¿Cuáles eran, ante los desafíos de esta segunda Gran Guerra, los recursos
e todo orden -geopolíticos, diplomáticos, militares, económicos, morales-
~e las grandes potencias?
Cronología
1931: Alemania deja de pagar las reparaciones (VI). Japón invade Manchu-
ria (18.IX). Alemania obligada a renunciar a la unión aduanera con
Austria (IX).
1932: Creación del estado de Manchukúo (l.III). Japón abandona la Socie-
dad de Naciones (27.III). Alemania logra la igualdad de derechos en
la Conferencia de Desarme (XII).
1933: Hitler canciller (I). Hitler exige la inmediata puesta en práctica de
igualdad de derechos (V). Alemania abandona la Conferencia de
Desarme y la Sociedad de Naciones (14.X). Mussolini contempla la
anexión de Etiopía en 3 años.
1934: Pacto germano-polaco de renunc ia a la guerra (26.I). Asesinato del
canciller austriaco Dollfuss (25.VII).
Bibliografía
Lecturas
MURAKAMT, Haruki. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1995) (La
ocupación japonesa de Manchuria; una visión crítica de las ansias imperia-
listas del Japón contemporáneo). [Barcelona, Tusquets, 2007].
MORILLOT, Juliette. Las orquídeas rojas de Shangai (2001) (Una descripción
de los abusos del ejército japonés durante su ocupación de Manchuria y
sentimiento anti-japonés del pueblo coreano). [Barcelona, Debolsillo,
2004].
Mo YAN. Sorgo rojo (1993) (La cultura china y su estilo de vida durante el
período de la ocupación japonesa). [Barcelona, El Aleph, 2009].
CAPEK, Karel. La guerra de las salamandras (1936). (Una crítica irónica al
sistema capitalista y a su incapacidad para frenar la amenaza del expansio-
nismo nazi por Europa) [Madrid, Gigamesh, 2003].
Ejercicios de autoevaluación
2. El desarrollo de la contienda
•
J
La línea Maginot
3. Las retaguardias
La Segunda Guerra Mundial fue, al igual que la Gran Guerra, una guerra
otal. Pero esta nueva contienda influyó en mayor medida en la población por-
que las acciones bélicas dejaron de circunscribirse exclusivamente al frente de
· atalla, y los habitantes de ciudades y pueblos pasaron a ser un objetivo más
32. El colaboracionismo
33 Las Resistencias
La mundialización de la Guerra
Victorias aliadas
En enero de 1942, veintiséis países, entre los que se encontraban Gran Breta-
ña, EE.UU. y la URSS, decidieron no poner fin a la contienda hasta la derrota total
del Eje. A finales de año, las tropas aliadas comenzaban a recuperar terreno.
El ejército soviético logró la importante victoria de Stalingrado y, desde
este momento, su avance fue continuo hasta Alemania.
Tropas inglesas y estadounidenses contraatacaron en África, cruzaron el
Mediterráneo y penetraron por el sur de Europa. Mientras que EE.UU. logra-
ba parar el avance japonés y atacaba en el Pacífico.
Especial significado tuvo el desembarco aliado de Normandía, a mediados
de 1944.
En la primavera de 1945, las tropas soviéticas entraban en Berlín y en sep-
tiembre Japón firmaba la rendición.
1939: Alemania cruza la frontera con Polonia (IX). Gran Bretaña y Francia
declaran la guerra a Alemania (IX). La URSS penetra en Polonia (IX).
1940: Alemania invade los Países Bajos y Bélgica (V). Alemania ocupa Fran-
cia (VI). Italia inicia su avance en África del Norte (VI). La Batalla de
Inglaterra (VII).
1941: Alemania pone en marcha la Operación Barbarroja contra la URSS
(VI). Japón ataca Pearl Harbor y EE.UU. entra en la Guerra (XII).
1942: Avance de Japón en Asia (l-V). Italianos y alemanes controlan buena
parte de África del Norte (!-VII).
1943: Victoria soviética de Stalingrado (II). Ejércitos ingleses y norteameri-
canos vencen en Túnez a los alemanes (V). Desembarco aliado en Sici-
lia (VII).
1944: Desembarco aliado en Normandía (VI).
1945: Tropas rusas entran en Berlín (IV-V). EE.UU. lanza dos bombas atómi-
cas sobre Japón (VIII). Japón firma su rendición ante los EE.UU. (IX).
Bibliografía
GROSSMAN, Vasili . Vida y destino (1959) (Una descripción del frente bélico en
la Unión Soviética durante la batalla de Stalingrado). [Barcelona, Galaxia
Gutenberg, 2007].
CURZIO MALAPARTE. Kaputt ( 1944) (Descripción de las atrocidades de la gue-
rra en el frente de batalla y crítica de la bajeza moral de los dirigentes de
la Alemania nazi). [Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2010] .
SEMPRÚN, Jorge. El largo viaje (1963)(Una narración autobiográfica de la
deportación de civiles al campo de concentración de Buchenwald) [Barce-
lona, Tusquets, 2004].
LITTEL, Jonathan. Las benévolas (2006). (Descripción de la expansión nazi y
del Holocausto, desde el punto de vista de los verdugos) [Barcelona, RBA
Libros, 2008].
Ejercicios de autoevaluación
• Territorios que
cambiaron de manos
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Alemania (1945)
y donaciones, que entre 1948 y 1951 beneficiaron por este orden a Gran Bre-
taña, Francia, Alemania Occidental e Italia (absorbieron el 67% del total) y en
menor medida a Grecia, Yugoslavia, Turquía, Bélgica, Luxemburgo, Holanda
Noruega, Dinamarca, Suecia y Portugal. El programa, cuyo objetivo técnico
era la racionalización de las economías europeas y la creación de un área de
libre comercio para que Europa se integrara en el esquema de Bretton Woods,
obligó a los gobiernos a planificar mejor su economía y sus inversiones y a
concertar con empresas y sindicatos metas de producción. Sirvió para expor-
tar el modelo de gestión empresarial norteamericano y su filosofía liberal, ade-
más de forzar una mayor cooperación económica e integración comercial entre
los participantes y ayudó a asumir la necesaria recuperación de la economía
alemana. Para gestionar los fondos del Plan, se creó en 1948 la Organización
Europea de Cooperación Económica (OECE), origen de la Unión Europea de
Pagos, fundada en 1950 para agilizar el comercio entre sus miembros al hacer
parcialmente convertibles entre sí sus monedas.
El Plan Marshall consistía en préstamos a largo plazo y donaciones de
productos norteamericanos: materias primas, bienes industriales o alimentos.
Con éstas últimas se generaba una contrapartida en moneda nacional que iba
a parar a un fondo de desarrollo destinado a inversiones en infraestructura, tec-
nología, financiación de déficits, según decisión de los gobiernos europeos,
aunque con la supervisión de las misiones de gestión norteamericanas. La
fácil adquisición de productos básicos supuso una mejora inmediata del nivel
de vida de los países europeos e hizo innecesarios los recortes de los servicios
sociales recién implantados en muchos países. Es decir, por un lado, el Plan
Cronología
Bibliografía
Lecturas
lBUSE, Masuji. Lluvia negra (1966) (La devastación causada por la bomba ató-
mica en Hiroshima, descrita a partir de testimonios reales de supervivien-
tes: entrevistas, diarios ... ). [Barcelona, Libros del Asteroide, 2007].
Ejercicios de autoevaluación
Durante las más de cuatro décadas de Guerra Fría las dos superpotencias
no se enfrentaron militarmente de forma directa, pero se produjeron conflic-
tos en la periferia que ocasionaron unos veinte millones de muertos: el prime-
ro fue la Guerra de Corea. Desde 1953 , con la muerte de Stalin y la llegada de
D. Eisenhower a la presidencia de EE.UU. pareció abrirse una oportunidad
para el deshielo, pero diversas complicaciones (Hungría, Indochina, Suez, Ber-
lín) volvieron a atizar la Guerra Fría. Prosiguió la carrera nuclear y las espe-
ranzas de frenarla se esfumaron en la cumbre de París de 1960. El Tercer
Mundo se convirtió en el tablero por excelencia de la rivalidad URSS-EE.UU.
porque el nacionalismo revolucionario apareció como la nueva posible baza del
comunismo. Emergieron nuevas potencias regionales y, sobre todo, siguió la
descolonización como una dinámica imparable. Entretanto, Europa Occiden-
tal, EE.UU. y Japón consolidaban su prosperidad socioeconómica y la llama-
da Europa Oriental trataba de superar la herencia del estalinismo.
100
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O»ISJtlW7L-
Cronología
Bibliografía
Sobre el tema de la Guerra Fría volvemos a recomendar a M. LEFFLER: La
guerra después de la guerra . Estados Unidos, la Unión Soviética y la Guerra
Lecturas
YATES, Richard. Vía Revolucionaria (1961) (Magnífico retrato de la hipocre-
sía y la pérdida de valores en la sociedad americana de los años cincuen-
ta). [Madrid, Punto de Lectura, 2009].
SLOAN WrLSON. El hombre del traje gris (1955) (Sutil retrato de la atmósfera
y el modelo de vida de la clase media americana durante los años cincuen-
ta). [Barcelona, Libros del Asteroide, 2009].
SOLZHENITSYN, Alexander. Un día en la vida de !van Denisovich (1962) (Un
retrato de las condiciones de vida y trabajo en un Gulag durante los años
finales del estalinismo y la primera desestalinización). [Barcelona, Tus-
quets, 2008].
BoWLES, Paul. La casa de la araña ( 1955) (Últimos años de dominio colonial
francés y el proceso de independencia de Marruecos). [Barcelona, Seix
Barral, 2008].
Ejercicios de autoevaluación
l. ¿Por qué no hubo una verdadera distensión en la década de los cincuenta?
2. ¿Hasta qué punto la desestalinización marcó la evolución del bloque socia-
lista?
dejaron de demandar sólo salarios más altos y jornadas más cortas, para pedir
cambios en sus relaciones con los jefes, una mayor autonomía profesional,
incluso la autogestión.
En política, su plasmación más conocida fueron los movimientos de pro-
testa de 1968: los más famosos en Francia, pero también en Italia, Alemania,
Checoslovaquia, Yugoslavia, Japón, México (centenares de estudiantes fueron
asesinados) o EE.UU. En Europa, los jóvenes universitarios más radicales,
asqueados del reformismo de la izquierda tradicional, atraídos por corrientes
marxistas heterodoxas (Herbert Marcuse) que se identificaban con prácticas
revolucionarias del Tercer Mundo (nacionalismos anticolonialistas, radicales
negros norteamericanos, guerrillas campesinas, castrismo, maoísmo), con la
guerra de Vietnam como catalizador de las movilizaciones, dieron vida a una
nueva izquierda, antisistema, con un espíritu en esencia libertario, que en algu-
nos países empezó a coquetear con la violencia. Los movimientos estudianti-
les comenzaron protestando por problemas educativos, adquirieron relevancia
pública con los medios de comunicación y terminaron atrayendo las simpatí-
as de sectores sociales más amplios, porque permitieron expresar un cierto
malestar social escondido tras el bienestar económico. Su incidencia política
fue efímera, porque no tenían un proyecto claro de nueva sociedad, ni una
estrategia de conquista del poder y por su dificultad para sumar al movimien-
to obrero organizado; pero sus efectos culturales, sobre las conciencias, valo-
res y costumbres, fueron mucho más duraderos. Los llamados "valores pasmo-
Cronología
1960: Primer ensayo atómico francés (II). Kennedy presenta la Alianza para
el Progreso (III). Derribo de avión espía U-2 norteamericano (V). Blo-
queo de EE.UU. a Cuba (X). J.F. Kennedy gana las elecciones en
EE.UU. (XI).
Lecturas
ROTH, Philip. Pastoral americana (1997) (El impacto de los cambios eco-
nómicos y sociales de la década de los sesenta en los Estados Unidos). [Bar-
celona, Debolsillo, 2005].
KAUFMAN, Sue. Diario de un ama de casa desquiciada (1967) (La situación
de la mujer y la conciencia femenina en la sociedad estadounidense de los
sesenta). [Barcelona, Libros del Asteroide, 2010].
Ejercicios de autoevaluación
GOLFO DE GUINEA
Lecturas
Ejercicios de autoevaluación
4. La victoria de Friedman
La crisis económica
La crisis de 1973 estalló por el incremento de los precios del petróleo por
parte de los países árabes, que decidieron utilizar el llamado oro negro como
nuevo instrumento de presión internacional en favor de sus posiciones en su
guerra permanente contra Israel.
Lo sustancial de la crisis del petróleo es que sacudió de forma brutal los
cuatro pilares básicos que hasta entonces sustentaban el modelo de desarrollo
de los países occidentales: la revolución científico-técnica, la existencia de una
fuente de energía abundante y barata como el petróleo; la existencia de un sis-
tema monetario estable, basado en la convertibilidad del dolar y un sistema de
cambios fijos ajustado a un patrón oro; y, por último, la expansión de la inter-
vención del Estado, basada en una creciente presión fiscal y unos altos nive-
les en gasto público.
La crisis del petróleo rompió este esque:ma de desarrollo. A partir de 1973
los países occidentales asistieron a una verdadera espiral de crisis que parali-
zó el consumo, creó una potente crecida inflacionista, limitó drásticamente los
recursos del Estado y expulsó al desempleo a millones de personas. El Estado
dejó de ser un ente de seguridad para pasar ser percibido como un problema.
De ahí el triunfo político del liberal-conservadurismo.
Cronología
Bibliografía
Lecturas
SARAMAGO, José. Levantado del suelo (1980). (La lucha del campesinado por-
tugués por la libertad durante el Estado Novo y la culminación en la Revo-
lución de los Claveles) [Madrid, Punto de Lectura, 2007].
Ejercicios de autoevaluación
l. ¿A qué núcleo de países perjudicó más a corto, medio y largo plaza la cri-
sis de 1973?
2. ¿Podrían generalizarse a todas las crisis del capitalismo las respuestas
dadas a la crisis de 1973?
3. ¿Por qué el keynesianismo no pudo afrontar técnicamente los problemas
suscitados por la crisis de 1973?
4. ¿Por qué países que habían sufrido dictaduras de similar naturaleza siguie-
ron procesos diferentes de transición a la democracia?
5. ¿Qué tipo de factores primaron en los procesos de transición a la democra-
cia de los países del sur de Europa?
6. ¿Era posible una situación estable de coexistencia pacífica entre los dos
bloques de la Guerra Fría? ¿Por qué?
7. ¿Qué aportó al orden mundial la política alemana de apertura al Este?
Rasgos generales
A finales de los años setenta el sistema soviético era una errática geronto-
cracia atrapada en su propia ineficiencia. Su potente expansionismo de la segun-
da mitad de la década no fue más que el espejismo de una realidad que obliga-
ba a cambios radicales si no quería morir de inanición.
Y esa fue la apuesta de Gorbachov: racionalizar el sistema para hacerlo
más eficiente. Pero la reforma fue imposible. Las políticas de Gorbachov lle-
varon a la URSS a un callejón sin salida, y al reconocimiento de su incapaci-
dad para continuar su tradicional carrera de enfrentamiento con el mundo occi-
dental.
De forma general, los procesos de transición del Este europeo siguieron
tres modelos básicos: a) modelo de transición liderado por la oposición de
fuera del régimen comunista. Sus paradigmas fueron Polonia y Checoslova-
quia); b) modelo de reforma liderado por los sectores reformistas de los res-
pectivos partidos comunistas. Fue el modelo seguido por Hungría, Bulgaria y
la República Democrática de Alemania. Fue también, el caso de Albania;
e) modelo de transición violenta. Con dos vías diferenciadas: la rumana y el
yugoslavo, en el que la caída del régimen comunista abrió un proceso de des-
composición del país, y en varios casos de brutales guerras de independencia.
Bibliografía
CoE, Jonathan. ¡Menudo reparto! (1994). (Sátira feroz del thatcherismo y crí-
tica de la codicia de políticos y clase alta en la sociedad inglesa de los
ochenta) [Barcelona, Anagrama, 20 1O].
MAILER, Norman. Los ejércitos de la noche, (1968) (Ambiente de protesta
social contra la Guerra del Vietnam en los Estados Unidos). [Barcelona,
Anagrama, 2007).
VoLPI, Jorge. No será la tierra (2006). (El final del comunismo y la caída de
la Unión Soviética) [Madrid, Alfaguara, 2006].
GONIN, Jean-Marc y GUEZ, Olivier (2009). La caída del Muro de Berlín (Las
causas que llevaron a la caída del Muro de Berlín, a partir del testimonio
y la visión de los protagonistas). [Madrid, Alianza, 2009).
Ejercicios de autoevaluación
El concepto "Tercer Mundo" fue utilizado por primera vez en los años cin-
cuenta para referirse al espacio político conformado por aquellos países que
dentro de la dinámica de la Guerra Fría no pertenecían ni al mundo capitalis-
ta ni al mundo comunista, y que pre entaban como característica común su
situación de subdesarrollo. Aludía, en consecuencia, a un conjunto heterogé-
neo de países que se extendía por América Latina, Asia y África y englobaba
a casi el 75 % de los habitantes de la tierra. A pesar de su popularidad y de su
gran fuerza expresiva este concepto era demasiado amplio e impreciso, de ahí
que al hilo del avance de nuevas teorías sobre el desarrollo perdiera protago-
nismo en favor de otro que expresaba mejor la realidad de una bipolaridad más
profunda y estructural que la que enfrentaba al Este con el Oeste: era el con-
flicto Norte/Sur.
La base teórica del concepto enlazaba con las teorías de la dependencia
según las cuales el desarrollo capitalista no era neutro sino que conformaba
una realidad dual que se alimentaba recíprocamente. En otras palabras, el capi-
talismo creaba un centro desarrollado -el Norte- que se alimentaba de una
periferia subdesarrollada -el Sur- a la que imponía unas condiciones de explo-
tación y dependencia que perpetuaban su situación de pobreza. Por tanto no
cabían más que dos soluciones: una radical pero inviable, que pretendía la des-
conexión con ese Norte capitalista para conformar una vía de relación Sur-Sur
horizontal e igualitaria; la otra, reformista, se orientó a introducir cambios en
la economía internacional con el fin de mejorar los ingresos de los países del
Sur. Esta línea se concretó en varios programas de estabilización de los precios
de determinados productos agrícolas y minerales que evitaran las oscilaciones
que se producían en los mercados mundiales de productos primarios, base
esencial y en muchos casos única de sus exportaciones. También se introduje-
ron instrumentos de reducción preferencial y unilateral de derechos aduaneros
A lo largo del siglo xx la historia de Asia estuvo marcada por cuatro fac-
tores esenciales: la expansión del comunismo, la persistencia de la pobreza en
amplias zonas del continente, la extensión del autoritarismo político y, en cuar-
to lugar, la fuerza expansiva del modelo de
desarrollo capitalista japonés, que dio lugar
durante los años setenta y ochenta a un pro-
ceso de desarrollo regional muy llamativo
que situó a muchos países del área en el
ámbito propio del mundo desarrollado. La
influencia del capitalismo nipón hizo que
muchos de los regímenes de la zona, inclu-
yendo algunos comunistas, tendieran a sus-
tituir la rigidez ideológica de los años ante-
riores por un nuevo pragmatismo orientado
a la creación de un capitalismo de Estado
que, sin renunciar al autoritarismo político,
permitiera mejorar la situación económica
de estos países. La excepción más llamati-
va a esta tendencia general la constituyó
Corea del Norte, donde la brutal dictadura
personal de Kim 11 Sung mantuvo al país en
unas condiciones de aislamiento y pobreza
extremas. Deng Xiaoping,Jue el gran artífice de la
liberalización económica de China,
El ejemplo básico de esta evolución fue pero siguió aferrado a un implacable
China. La década de los setenta estuvo mar- totalitarismo
Norte-Sur
América Latina
Asia
Asia entró en una fase de creciente heterogeneidad. Por una parte, Japón y
los llamados "Tigres asiáticos" se convirtieron en potencias económicas de
África subsahariana
Cronología
Bibliografía
Lecturas
LINS, Paulo. Ciudad de Dios (1997) (La pobreza y las dificultades para el desa-
rrollo económico y social en el Brasil contemporáneo) [Barcelona, Tus-
quets, 2003).
LAPIERRE, Dominique. La ciudad de la alegría (1985) (Una descripción de la
vida cotidiana y la mjseria de los barrios pobres de las grandes ciudades de
la India) [Barcelona, Seix Barral, 2006].
CHI L1, Triste vida. ( 1987) (La alienación de la clase obrera que trabaja en las
grandes fábricas de la China actual) [Barcelona, Belacqva, 2007].
Yu H uA, Brothers. (2005) (La historia de China y sus contrastes durante el
último medio siglo) [Barcelona, Seix Barral, 2010).
Ejercicios de autoevaluación
l. La crisis finisecular
Cronología
Bibliografía
Como obra que da una visión global y que además está escrita por un exce-
lente plantel de profesores: M. HOWARD y R. LOVIS (eds.), Historia Oxford del
siglo xx. Barcelona, Planeta, 1999.
Para un acercamiento a la historia intelectual, científica y del pensamien-
to pueden consultarse: R. P. CREASE y Ch . C. MANN, The Second Creation.
Makers of the revolution in twentieth Century physics. Nueva York, Rutgers
University Press, 1996; R. PENROSE, La nueva mente del emperador. Barcelo-
na, Grijalbo-Mondadori, 1999; R. RHODES , The Making of the Atomic Bomb.
Londres, Simon & Schuster, 1986; G. REALE y D. ANTISERJ, Historia del pen-
samiento filosófico y científico (tomo m: Del romanticismo hasta hoy). Barce-
lona, Herder, 1995; R. N. STRONBERG, Historia intelectual europea desde 1789.
Madrid, Debate, 1995; E. R. TANNENBAUM, 1900: The Generation befote the
Great War. Nueva York, Anchor Press, 1976 (Estudio de las tendencias intelec-
tuales de principios del siglo xx); M. WINOCK, El siglo de los intelectuales.
Barcelona, Edhasa, 2010.
En lo relativo a las artes plásticas, la música, la fotografía y el cine:
AA.VV., Historia general del cine (varios vals.). Madrid, Cátedra, 1997.; V.
BOZAL, Los primeros diez años. Los orígenes del arte contemporáneo. Madrid,
Lecturas
Ejercicios de autoevaluación
Allegory based on Lafayette 's draft of the Declaration of the Rights of man
and the citizan, 1789. Contemporary coloured etching. Archivfür Kunst
Geschichte , Berlín
A lo largo del siglo xx las grandes religiones han pugnado de formas dife-
rentes por preservar y renovar sus principios frente a las fuerzas secularizado-
ras de las sociedades modernas. En los primeros años del siglo el cristianismo
se estaba extendiendo al compás de la expansión colonial por los continentes
africano y asiático. De otro lado, la continúa inmigración de europeos de reli-
gión católica hacia Estados Unidos y Canadá contribuyó a crear en ambos paí-
ses amplios e influyentes focos de esta creencia. Pero, junto a esto, las dificul-
tades políticas y los conflictos doctrinales configuraron la vida de la iglesia en
las primeras décadas.
Tienda de un sastre judío en Viena . Parte superior con pintadas en las que
se lee: "Si tú borras esta inscripción, estás preparado para un viaje a
Dachau ", 1938. The Hu lton Getty Picture Collection
A lo largo del siglo xvm los monarcas y los filósofos ilustrados se enfren-
taron al poder de la Iglesia con el objetivo de frenar el control que ejercía en
las sociedades.
Durante la Revolución se llevó a cabo en Francia una fuerte persecución
contra la Iglesia que, sin embargo, no consiguió acabar con el sentimiento reli-
gioso popular.
El Congreso de Viena de 1815 devolvió los estados de la iglesia al Papa y
restableció las órdenes y congregaciones religiosas. Se produjo un florecimien-
to de la fe que provocó la creación de numerosos movimientos espirituales y
la afluencia de vocaciones religiosas.
El papa Gregorio XVI condenó, en 1832, las "libertades modernas" en su
encíclica Mirari vos. De otro lado, en su pontificado se incrementó la activi-
dad misionera.
Durante el largo pontificado de Pío IX ( 1846-1870) se sucedieron una serie
de acontecimientos de gran importancia para la vida de la Iglesia católica.
En diciembre de 1869 se inauguró el Concilio ecuménico Vaticano I que
reconoció la infalibilidad del papa cuando se pronunciara sobre cuestiones de
fe y costumbre "ex cátedra".
El proceso de unidad italiana llevó aparejada la llamada "cuestión roma-
na" que implicaba la incorporación al reino de Italia de los estados vaticanos.
La disputa entre el papado y el gobierno italiano se originó en 1861 y conclu-
yó en 1929 tras la firma de los Pactos de Letrán.
En el pontificado de León XIII se consiguió entablar un diálogo entre la
Iglesia y los gobiernos liberales. Se animó a los católicos a participar en la
Bibliografía
Lecturas
Ejercicios de autoevaluación
Revolución Rusa
"Arsenal". A. Dovzhenko, 1923
"La huelga". S.M. Eisenstein, 1924
"El acorazado Potemkin". S.M. Eisenstein, 1925
"La madre". V. Pudov kin, 1926
"Octubre". S.M. Eisenstein, 1927
"El fin de San Petersburgo". V. Pudovkin, 1927
"Nicolás y Alejandra". Franklin J. Schaffner, 1971
Periodo entreguerras
a) Años veinte
"El último". F.W. Murnau, 1924
"Metrópolis". Fritz Lang, 1926
"La ley del hampa". Josef Von Sternberg, 1927
"Y el mundo marcha". King Vidor, 1928
"La línea general/ lo viejo y lo nuevo". S.M. Eisenstein, 1929
"La tierra". A. Dovzhenko, 1930
"Scarface". Howard Hawks, 1932
Imperialismo y descolonización
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"SS días en Pekin" . Nicholas Ray, 1962
"La batalla de Argel" . Gillo Pontecorvo, 1966
"Ghandi" . Richard Attenborough, 1982
"Grita libertad". Richard Attenborough, 1987
"El americano impasible" . J.L. Mankiewicz, 19S7
"El regreso" . Hal Ashby, 1978
"El cazador" . Michael Cimino, 1978
"Apocalypse Now". Francis F. Coppola, 1979
"El año que vivimos peligrosamente". Peter Weir, 1982
"Los gritos del silencio". Roland Joffe, 1984
"Platoon" . Oliver Stone, 1986
"La chaqueta metálica" . Stanley Kubrick, 1987
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