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Aparición, apogeo

y atenuación de
la primera guerra
fría
La descolonización: 1945-1973

Francesc Veiga Rodríguez


P09/74529/00364
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Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 6

1. La primera guerra fría (1948-1962).............................................. 7


1.1. 1945-1948: orígenes y comienzo de la guerra fría en Europa ..... 7
1.1.1. La relación de desconfianza entre las grandes
potencias ........................................................................ 7
1.1.2. La guerra civil griega y la doctrina Truman ................... 8
1.1.3. La responsabilidad yugoslava en el origen de la
guerra fría ....................................................................... 9
1.1.4. El Plan Marshall ............................................................. 10
1.1.5. La constitución del bloque del este ............................... 12
1.2. El bloqueo de Berlín: inicio de la Guerra Fría ............................ 14
1.3. La apoteosis de la primera guerra fría: 1949-1953 ...................... 15
1.3.1. Los comunistas toman el poder en China .................... 15
1.3.2. La guerra de Corea ........................................................ 17
1.3.3. La rebelión húngara ...................................................... 18

2. La primera descolonización (1945-1956)..................................... 21


2.1. El hundimiento de los viejos imperios ....................................... 21
2.1.1. La posición de EE.UU. y la URSS con respecto a los
imperios europeos .......................................................... 22
2.1.2. La opción descolonizadora británica ............................. 22
2.1.3. La posición francesa ante la descolonización ................ 24
2.2. La crisis de Suez .......................................................................... 28

3. El clímax de la primera guerra fría y la coexistencia


pacífica (1962-1973)........................................................................... 31
3.1. Hacia una estrategia global ......................................................... 31
3.1.1. La Revolución Cubana .................................................. 32
3.1.2. La crisis de los misiles ................................................... 34
3.2. Estados Unidos: de la desilusión al desencanto .......................... 35
3.2.1. La era Kennedy .............................................................. 36
3.2.2. Lyndon B. Johnson, la "gran sociedad" y la pesadilla
de Vietnam .................................................................... 40
3.2.3. Balance de la guerra de Vietnam ................................... 40
3.2.4. La gran desilusión norteamericana: Nixon y el
Watergate ....................................................................... 41

4. La ruptura sinosoviética y otras crisis en el bloque oriental. 43


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4.1. La decadencia de Jruschov .......................................................... 43


4.2. El gran cisma comunista ............................................................. 44
4.3. El advenimiento de Breznev ....................................................... 45
4.4. Nueva crisis: la primavera de Praga ............................................ 46
4.5. La Revolución Cultural china ..................................................... 47

5. La descolonización africana y sus traumas................................ 48


5.1. Los estímulos exteriores .............................................................. 48
5.2. Los estímulos interiores .............................................................. 48

Resumen....................................................................................................... 51

Actividades.................................................................................................. 53

Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 53

Solucionario................................................................................................ 54

Glosario........................................................................................................ 55

Bibliografía................................................................................................. 58
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Introducción

El periodo que abraza los orígenes y el desarrollo de la primera guerra fría


hasta su apoteosis y relajamiento, hacia los años setenta, es especialmente
complicado, aún más que los complejos años de entreguerras.

Un simple vistazo al índice nos da una idea de la diversidad de temas que se


concentran en este periodo: a partir de la importancia que tiene la situación
europea al principio de la guerra�fría, el escenario se va ampliando hasta in-
cluir el continente asiático y el cono sur latinoamericano.

Asimismo, el fenómeno paralelo de la descolonización�acaba dispersando el


análisis por el Magreb y el África negra. Son dos fenómenos –guerra fría y des-
colonización– que durante los años cincuenta y sesenta discurrieron paralelos
y que, por lo tanto, no siempre entraron en contacto, lo cual complica el rela-
to global del periodo. Por ejemplo, el tiempo ha demostrado que la guerra de
independencia argelina, que en su momento fue vista desde París como una
parte del enfrentamiento occidental contra el comunismo, tuvo motivaciones
propias y no se puede considerar como un conflicto directamente derivado de
la confrontación bipolar este-oeste.

De todos modos, la guerra fría fue el primer conflicto realmente global de la


historia. El tablero comprendía todo el mundo y por este motivo acabó trans-
formándolo. En efecto, el periodo 1945-1977 comportó una revolución social
que abrazó buena parte del mundo. El ámbito agrario perdió la importancia
decisiva que siempre había tenido a lo largo de la historia; la sociedad urbana
se impuso definitivamente y las economías de servicios se expandieron impa-
rables.

La retaguardia fue uno de los frentes más importantes de la guerra fría y, por
este motivo, la sociedad de consumo, el estado del bienestar, el avance im-
parable de la instrucción secundaria y la multiplicación de las clases medias
acabaron desarrollando una importante conexión con la gran confrontación
ideológica que dividía el mundo.
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Objetivos

Este módulo es uno de los más complejos de la asignatura; por este motivo,
tendréis que poner una atención especial en considerar el conjunto de los
temas incluidos según la disparidad geográfica y temática. Para llegar a esta
valoración de conjunto, deberéis:

1. Insistir en el análisis "ambiental" sobre los orígenes de la guerra fría e in-


cidir, además, en el papel relativo de las grandes potencias en el desenca-
denamiento de las crisis china y coreana.

2. Tener muy presente el desarrollo paralelo de la guerra fría y la descoloni-


zación, identificando los puntos de contacto entre los dos fenómenos, pe-
ro también las motivaciones propias de los pueblos que se descolonizan y
que no siempre coinciden con la confrontación bipolar.

3. Entender las diferencias que hay entre los procesos descolonizadores fran-
cés y británico, y las consecuencias respectivas.

4. Describir la evolución sociopolítíca paralela entre Estados Unidos y la URSS


–y también la de sus países satélites entre la mitad de los años sesenta y
principios de los setenta–, y las transformaciones interiores que contribu-
yen a la détente (distensión).

5. Entender las razones y las consecuencias del cisma sinosoviético.


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1. La primera guerra fría (1948-1962)

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre los aliados
angloamericanos se fueron deteriorando a lo largo de los tres años siguientes
hasta llegar a una situación prebélica en verano de 1948, generadora de lo que
se ha conocido como guerra fría.

1.1. 1945-1948: orígenes y comienzo de la guerra fría en Europa

En los tiempos de la guerra fría, tanto los historiadores del bloque del este co- Lecturas
mo los del bloque occidental intentaban demostrar que el conflicto era pro- complementarias

ducto de una cadena de acciones y reacciones cuyo primer culpable siempre A.�Fontaine�(1970). Historia
era el adversario. Este tipo de argumentación era posible precisamente porque de la guerra fría (2 vol.). Bar-
celona: Caralt.�J.�Heffer;�M.
nunca existió un culpable. La guerra fría fue sobre todo, pues, el producto de Launay�(1992). La guerra fría,
1945-1972. Madrid: Akal.
un ambiente y no de una sucesión de agravios perfectamente ordenados.

1.1.1. La relación de desconfianza entre las grandes potencias

El ambiente que prevalecía en Europa una vez hubo acabado la Segunda Gue-
rra Mundial era de recelo e incluso de miedo. Norteamericanos y soviéticos
habían quedado por delante en Europa, y sus ejércitos se habían repartido la
ocupación del continente. La administración de los países que habían sido
vencidos y divididos –Alemania y Austria– era predominantemente militar,
no civil.

Lógicamente, los militares de una superpotencia y de la otra no siem-


pre se entendían bien entre ellos; al fin y al cabo, no eran en absoluto
políticos. Por lo tanto, después de salir del enorme trauma que signifi-
có la Guerra Mundial, la más devastadora vivida hasta entonces por la
humanidad, el�ambiente�de�guerra se prolongó a muchas partes del
mundo y especialmente a Europa.

En principio se habló de un desarme acelerado de las dos partes. Sin embargo,


pronto surgieron los recelos por las armas de última generación que se habían
ensayado durante la contienda, o por el destino de las que se habían captura-
do al enemigo. Lo que más pesaba era el hecho de que los norteamericanos
tenían la nueva arma nuclear, y los soviéticos, no. Stalin, en concreto, estaba
obsesionado y atemorizado por esta carencia en sus arsenales.

Después de constatar las pocas cosas que sabían el uno del otro, empezaron las
maniobras entre bastidores para conseguir información por cualquier medio.
Los prejuicios ideológicos también contaban en este deterioro. Algunos teóri-
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cos soviéticos profetizaban que el hundimiento del capitalismo estaba próxi-


mo, y que se produciría en forma de enorme colapso�económico: una versión
gigantesca de la Gran Depresión. Los norteamericanos se dejaron impresionar
entonces por la conciencia de que el mundo prebélico se había hundido y de
que ellos asumían el papel decisivo en su proceso de remodelación.

En realidad, se puede decir que la guerra fría fue producto de la incer-


tidumbre del momento, más que una voluntad declarada de enfrenta-
miento entre las potencias.

1.1.2. La guerra civil griega y la doctrina Truman

Algunos conflictos y malentendidos eran incluso una mera continuación de


la Guerra Mundial.

Éste fue el caso de la�guerra�civil�griega, la última gran contienda en toda


regla que se desarrolló en el continente europeo hasta las crisis yugoslavas de
finales de siglo.

Durante la ocupación alemana, las partidas guerrilleras que combatían


al invasor se habían polarizado alrededor de dos grandes grupos: la
EDES, pro monárquicos y derechistas, y el ELAS, comunistas. Estos dos
grupos, que dominaban extensas zonas del interior montañoso, se en-
zarzaron en una lucha fratricida. Grecia fue el único país en el que, una
vez acabada la Segunda Guerra Mundial, los enfrentamientos entre fac-
ciones del mismo país tuvieron continuidad cuando en el resto del con-
tinente ya había llegado la paz.

Las guerras civiles dentro de la Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, los enfrentamientos entre los partidarios de los
antiguos regímenes en el exilio y las nuevas fuerzas comunistas eran un fenómeno que
se había repetido en distintos países de la Europa ocupada por los nazis.

Después del final de la Segunda Guerra Mundial y con la llegada de tropas


británicas, que permanecieron en el país para salvaguardar el orden y alejar
el peligro de que los comunistas tomaran el poder, se produjo un paréntesis
en la guerra civil. Sin embargo, en verano de 1946, los intentos de la derecha
para reponer al rey fortalecieron nuevamente la contienda.

Al reanudarse las actividades bélicas en 1946, el gobierno británico, empobre-


cido hasta el punto de renunciar al control de la India y Palestina, se declaró
incapaz de continuar implicado en Grecia. Con sorpresa general, los nortea-
mericanos tomaron el relevo. El 12 de marzo de 1947, el presidente Truman
pronunció un discurso en el que se comprometía a "luchar contra el comunis-
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mo allí donde fuese que éste surgiera en el mundo". Éste fue el origen de la
denominada doctrina�Truman de contención del comunismo, y uno de los
precedentes más directos de la guerra fría.

1.1.3. La responsabilidad yugoslava en el origen de la guerra fría

Si ingleses y norteamericanos daban tanta importancia a la guerra civil griega


era porque suponían que Moscú estaba ayudando y animando a los comunis-
tas griegos. Ésta fue una de las suspicacias características de la época.

En realidad Stalin continuaba dispuesto a respetar los acuerdos con


Churchill, entre otras cosas porque Grecia no merecía el riesgo de te-
ner problemas serios con las potencias occidentales. El gran objetivo del
dictador era la socialización�de�Alemania.

Quien sí estaba suministrando ayuda por su cuenta a los guerrilleros comunis-


tas griegos era la Yugoslavia comunista.

La división de Yugoslavia

En abril de 1941, Yugoslavia fue invadida por alemanes, búlgaros y húngaros. El Estado
se dividió de la manera siguiente:

1) Croacia se convirtió en un estado independiente, aunque quedaba vinculado estre-


chamentea las potencias del Eje. Incorporó dentro de sus fronteras todo el territorio de
Bosnia.

2) Serbia permaneció como un país ocupado por los alemanes con un gobierno títere.
Territorialmente quedó muy reducida, ya que Banato pasó a manos de la minoría alemana
que vivía en la provincia.

3) Montenegro obtuvo una cierta independencia, pero se convirtió en un protectorado


italiano.

4) Macedonia pasó a formar parte de Bulgaria.

5) Kosovo se integró en Albania, que, a su vez, era una posesión italiana.

6) Eslovenia quedó dividida, una mitad pasó a formar parte de Italia y la otra, de Alema-
nia.

Como en el caso de Grecia, en este país balcánico la resistencia guerrillera con-


tra el invasor alemán había degenerado en una guerra civil entre comunistas y
monárquicos derechistas. Sin embargo, en Yugoslavia, la victoria militar había
sido para los partisanos comunistas, liderados por el carismático Josip Broz,
llamado Tito. Esta victoria casi sin ninguna ayuda directa del exterior generó
un régimen comunista que se sentía heredero ideológico de la Unión Soviéti-
ca, pero que al mismo tiempo se sentía notablemente soberano con respecto
a la tutela soviética, como había sido la norma en otras repúblicas populares
que aparecieron en la Europa del Este entre los años 1947 y 1948.
© FUOC • P09/74529/00364 10 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

En este contexto, no es extraño que Tito y los nuevos dirigentes comu-


nistas yugoslavos tuvieran ambiciones propias para extender el comu-
nismo a escala balcánica. En un panorama de repúblicas federadas, Yu-
goslavia podría tener un papel rector parecido al que ejercía Rusia con
relación al resto de las repúblicas de la URSS.

La decisión titista de ir por este camino era tan firme que Belgrado se desen-
tendió ante las advertencias de Moscú para que Yugoslavia no se implicase de
manera tan profunda en la guerra civil griega. Tito rechazó éste y otros inten-
tos de control soviético, y la tensión llegó a ser tan extrema que en junio de
1948 Yugoslavia fue excluida de la Kominform. La ruptura constituyó el primer
cisma de la historia entre estados comunistas, y dejó a Yugoslavia aislada de
la Unión Soviética y del resto de los países del bloque comunista.

1.1.4. El Plan Marshall

Como parte de su implicación en la guerra civil griega, los norteamericanos


invirtieron 400 millones de dólares en una masiva ayuda financiera a Grecia y
a Turquía. Muy pronto esta ayuda se extendió también a otros países europeos.

La operación, que se conoce como Plan�Marshall –por el nombre del


secretario de estado que la aplicó–, consistió en un entramado de prés-
tamos a bajo interés, ayudas a fondo perdido y ventajosos acuerdos co-
merciales. La ayuda iba destinada a un total de dieciséis países y se tenía
que aplicar en un periodo de cinco años. También se emprendieron ac-
ciones para recortar la inflación y equilibrar las balanzas de pago. Ade-
más, con el fin de distribuir las ayudas y facilitar el intercambio entre
países, se creó uno de los primeros organismos paneuropeos: la Organi-
zación Europea de Cooperación Económica (OECE).

George C. Marshall (1880-1959)

Miembro del ejército de Estados Unidos desde 1901, George C. Marshall ascendió rápi-
damente de comandante a jefe del Estado Mayor de un cuerpo del ejército durante la
Primera Guerra Mundial. En 1939 fue nombrado jefe del Estado Mayor, puesto desde
donde modernizó completamente el ejército norteamericano. Durante la Segunda Gue-
rra Mundial continuó ejerciendo este cargo, y fue uno de los artífices de la unificación del
mando aliado. En 1945, dejó las fuerzas armadas y fue nombrado embajador en China.
Dos años más tarde se hizo cargo de la Secretaría de Estado, cargo desde el cual elaboró
el famoso plan de ayuda económica a los países de Europa que lleva su nombre. Dimitió
en 1949 y durante un breve periodo de tiempo, en 1950, fue secretario de defensa. En
1953 recibió el Premio Nobel de la Paz.

Parte del esfuerzo se explicaba por razones meramente macroeconómicas: la


economía norteamericana había acabado de superar los efectos de la Gran
Depresión gracias al esfuerzo productivo que se había llevado a cabo durante
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la guerra, y para mantener el pulso necesitaba a un cliente –que al mismo


tiempo fuera socio– con la capacidad de Europa. Por este motivo se dio prisa
en hacerla salir de la ruina muy pronto.

Principales beneficiarios del Plan Marshall

País Total�en�millones�de�dólares Porcentaje�sobre�el�total�de�las�ayudas

Gran�Bretaña 3.165 25,3%

Francia 2.629 21,1%

Italia 1.434 11,5%

RFA 1.317 10,5%

Holanda 1.078 8,6%

Austria 653,8 5,2%

Grecia 628 5%

Bélgica-Luxem- 546,6 4,4%


burgo

Dinamarca 266,4 2,1%

Noruega 241,9 1,9%

Otros 515,4 4,1%

El Plan Marshall no fue la única causa de la recuperación europea, como se


ha repetido tantas veces. Esta teoría es insuficiente sobre todo para explicar
algunos despegues individuales, especialmente en el caso de Alemania e Italia.
De todos modos, cumplió bien su principal objetivo ideológico, que era con-
trarrestar lo que entonces se consideraba la amenaza del comunismo en los
países occidentales, cuyas poblaciones se debatían en la miseria de la posgue-
rra. La promesa de ayudas fue la palanca que sirvió, por ejemplo, para erradi-
car a los partidos comunistas de algunos gobiernos de coalición en la Europa
occidental.

Sin embargo, también hubo objetivos con un alcance sociológico mayor, co-
mo el apuntalamiento de la democracia fomentando la proliferación de las
clases medias. Era una conclusión que habían dejado asentada, en líneas ge-
nerales, los estudios de psicología social, sociología y antropología que se ha-
bían empezado en las universidades americanas durante la guerra, como parte
del esfuerzo bélico.

En todo caso, el Plan Marshall también se extendió a la zona de Alemania


bajo ocupación americana, británica y francesa, lo cual implicaba la integra-
ción plena en el área de influencia económica occidental, y contradecía lo que
se había concedido a Potsdam en cuanto a crear una administración central
interaliada para toda Alemania. Claro está que los angloamericanos podían
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responder, a su vez, que los soviéticos estaban imponiendo una alianza entre
socialistas y comunistas en su zona de ocupación para impedir el desarrollo
de otros partidos políticos.

El Plan Marshall llegó a ser, pues, un importante catalizador del enfren-


tamiento este-oeste. La manifestación más visible de este enfrentamien-
to fue el denominado golpe�de�Praga que condujo a los comunistas al
poder en Checoslovaquia (febrero de 1948). Éste era el último estado
de la Europa Oriental que pasaba a orbitar en torno a la Unión Soviéti-
ca después de forzar elecciones u organizar golpes políticos en Polonia,
Hungría, Rumania o Bulgaria. Básicamente, sin embargo, Checoslova-
quia era considerado el más occidental de todos los países del este y una
pieza geoestratégica importante.

1.1.5. La constitución del bloque del este

En el mes de mayo de 1945, después del final de la guerra, Stalin no tenía


claro qué paso debía dar a continuación. Durante los años treinta, la teoría del
"socialismo en un solo país" estipulaba que la revolución se tenía que construir
en la Unión Soviética antes de extenderla al resto del mundo. Sin embargo,
en el año 1945, con Alemania destruida como potencia, y con la mitad de
su territorio ocupado por los soviéticos, renacía la posibilidad de extender la
revolución por toda Europa.

La estrategia también
Stalin siempre había pensado que la clave para extender la revolución contaba
era Alemania: si este país se convertía en comunista, el resto de Europa
Stalin pensaba que si conse-
seguiría inevitablemente este camino. Además, durante la guerra los co- guía transformar los países de
la Europa del Este en aliados,
munistas habían ganado posiciones políticas importantes en Francia y éstos se convertirían en un cin-
en Italia, a causa del importante papel que habían tenido en la resisten- turón defensivo de la Unión
Soviética.
cia antifascista. Y la Unión Soviética disfrutaba de un enorme prestigio
en Europa, gracias a su decisiva contribución a la derrota de la Alema-
nia nazi.

En el otro plato de la balanza, sin embargo, estaban los temores. De momento,


los norteamericanos poseían en exclusiva la bomba atómica, cuyo poder des-
tructivo, probado en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, había impre-
sionado profundamente a Stalin. Éste no estaba dispuesto a una nueva guerra
contra los occidentales, aunque fuera estrictamente convencional: la Unión
Soviética había vencido a los alemanes, pero era dudoso que tuviera fuerzas
para un nuevo enfrentamiento armado a gran escala. Por lo tanto, forzar la
situación en la Europa del Este o bien en Alemania con el objetivo de instaurar
regímenes comunistas podía ser muy peligroso.
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También se debe tener en cuenta que convertir en comunistas a los países de la


Europa oriental era una experiencia incierta en sí misma. Desde que se había
fundado, la Unión Soviética había sido una potencia aislada, recogida en sí
misma. Para decirlo coloquialmente, se había salvado del "contagio ideológi-
co", de comparaciones y preguntas que habrían podido hacer pensar al común
de la población soviética. Intentar transformar ideológicamente tanto los paí-
ses del este como los del centro de Europa implicaba un riesgo, ya que habían
vivido durante muchos años en pleno mundo capitalista, especialmente Ale-
mania y Checoslovaquia.

Con todos estos pros y contras en la balanza, Stalin decidió actuar en el


este con firmeza pero cautamente. Tanto Moscú como el Ejército Rojo,
que ocupaba los diferentes países, dieron apoyo a los partidos comunis-
tas locales. De todas maneras, las cosas no se podían hacer de un día
para el otro, y la implantación plena de los regímenes comunistas en
el este fue todo un proceso relativamente largo que, en conjunto, duró
casi cuatro años.

El comunismo en la Europa del Este

La idea de que existieron planes precisos y elaborados con cuidado para implantar el
comunismo en los países del este es una exageración propia de los tiempos de la Guerra
Fría. En realidad, cada país o grupo de países siguió una dinámica propia más o menos
rápida y, desde Moscú, Stalin actuó con un grado de improvisación bastante importante.

A la larga, en todos estos países los comunistas desarrollaron tácticas semejan-


tes con el objetivo de llegar al poder. Por ejemplo, organizaron frentes�popu-
lares�o patrióticos con otros partidos para asegurarse la mayoría de los votos
en las elecciones. Más adelante, cuando ya no eran útiles, los socios eran ex-
pulsados o abandonados. Incluso se recurrió a prácticas nada democráticas,
como la manipulación de los censos o de las urnas y la retirada del voto a
ciudadanos de la oposición, además de la detención y de los juicios arbitrarios
a los adversarios políticos.

Dado que el objetivo de los comunistas era implantar una dictadura�del�pro-


letariado, el fin justificaba perfectamente los medios. Sin embargo, la clave
de la situación era ladisciplina y la organización de los comunistas, que con-
trastaba con la del resto de los partidos, incluyendo a los socialistas. Esto les
permitía aguantar sin fisuras en momentos difíciles o pedir sacrificios a los
militantes, a la vez que podían desarrollar con eficacia la práctica de infiltrar-
se o controlar todo tipo de organizaciones populares, desde sindicatos hasta
entidades culturales o ayuntamientos.

En unos países arrasados o bien desorganizados por causa de la guerra, los co-
munistas demostraron una eficacia que, aunque no siempre suscitó simpatía,
sin embargo les hizo ganar apoyos. Contrastando con esto, los partidos de
centro-derecha en la Europa del Este estaban desgastados o desorganizados:
habían sufrido los efectos de la guerra, y también la ocupación y la represión
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de los nazis. En algunos casos, ya estaban desprestigiados desde antes de em-


pezar la contienda, ya que en la mayoría el régimen que imperaba a finales de
los años treinta era la dictadura.

Así pues, con unos medios o con otros, los comunistas del este de Europa
fueron conquistando parcelas de poder más o menos extensas. Y en julio de
1947, coincidiendo con el lanzamiento del Plan Marshall, cuya faceta de pro-
grama anticomunista alarmó a Stalin, la situación dio un vuelco importante
y la Unión Soviética obligó a todos los países del este a rechazar la oferta nor-
teamericana.

Una vez rechazada la oferta, en cada uno de estos países, los partidos
comunistas apretaron el acelerador en la carrera hacia el poder y dejaron
atrás todo tipo de escrúpulos. En consecuencia, un año más tarde, la
mitad oriental de Europa ya eran "repúblicas populares" o "socialistas"
dependientes del poder de Moscú. El último estado en el que triunfó el
nuevo régimen fue Checoslovaquia.

1.2. El bloqueo de Berlín: inicio de la Guerra Fría

Para que el Plan Marshall fuera eficaz en la mitad de Alemania ocupada por Lectura recomendada
los occidentales, la economía se tenía que volver a reestructurar y, por este
W.�Loth�(1988). The Division
motivo, era básico que existiera una moneda propia. De esta manera, las auto- of the World, 1941-1955. Lon-
ridades de ocupación angloamericanas y francesas permitieron la refundación dres: Routledge.

del Deutschmark como moneda alemana.

Tres días más tarde, los soviéticos aislaron la zona occidental de ocupa-
ción de Berlín por vía terrestre (23 de junio de 1948). El sector de ocu-
pación anglofrancoamericano (Berlín oeste) quedó bloqueado en ple-
na zona de ocupación soviética, a 160 kilómetros del punto más próxi-
mo de la frontera, es decir, la zona americana de ocupación de Alema-
nia. Casi inmediatamente, británicos y norteamericanos organizaron
un puente aéreo de abastecimiento que suministró durante casi once
meses los productos para las necesidades diarias de una ciudad con 2,5
millones de habitantes.

Teniendo en cuenta la escasa capacidad de los aviones de transporte de la épo-


ca, el puente aéreo de Berlín fue toda una proeza tecnológica. Sin embargo,
sobre todo, constituyó, junto con el Plan Marshall, toda una demostración de
los esfuerzos que implicaría la Guerra Fría. Finalmente, los occidentales gana-
ron el pulso a los soviéticos, que no estaban dispuestos a llegar a la guerra.
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El bloqueo de Berlín tuvo como consecuencia directa la creación del Tratado


del�Atlántico�Norte, en abril de 1949. Esto, al mismo tiempo, significaba que
Estados Unidos, líder del proyecto, renunciaba formalmente y permanente-
mente a la política de aislacionismo militar.

Sin embargo, la encarnizada disputa por Berlín era en sí misma la expre-


sión de un empate: la repentina desaparición de Alemania como gran
potencia regional había dejado un enorme agujero en el centro de Eu-
ropa, que soviéticos y occidentales sólo supieron llenar con un rompe-
cabezas de sectores militares de ocupación. Esta contradicción marcaba
toda la situación continental. Por este motivo, Berlín tiene tanta impor-
tancia como referente simbólico.

1.3. La apoteosis de la primera guerra fría: 1949-1953

Los escenarios que condujeron a un punto de rápida y violenta exasperación


durante los primeros meses de la guerra fría no eran sólo europeos. Llegó una
gran conmoción con la victoria de las tropas comunistas a China contra el
ejército nacionalista del Guomindang (1949). El hecho causó más impacto a
Estados Unidos que a Europa, porque los norteamericanos mantenían desde
siempre vínculos especialmente directos con China, situada para ellos en el
otro lado del océano Pacífico.

Los acontecimientos de China impulsaron a EE.UU. a intervenir en el año


1950 en la guerra de Corea con el fin de detener la avanzadilla del comunismo
en Asia.

El año 1953 comportó grandes cambios dentro del bloque comunista.


La muerte de Stalin hizo que empezara una nueva era en la Unión So-
viética, cuyo impacto fue considerable en los estados satélites. La revo-
lución de Hungría es una prueba fehaciente de esto.

1.3.1. Los comunistas toman el poder en China

Durante la Segunda Guerra Mundial, el peso de China en la guerra contra los


japoneses fue totalmente secundario. El ejército del Guomindang estaba mal
preparado, muchos de sus oficiales eran ineficaces o corruptos. Sin embargo,
sobre todo, el generalísimo Chiang�Kai-shek demostraba que el enemigo que
más le preocupaba no eran los japoneses, sino los comunistas chinos. Aunque
a otra escala, el escenario era sustancialmente el mismo que en Grecia, Yugos-
lavia y otros países europeos invadidos durante la Segunda Guerra Mundial.
© FUOC • P09/74529/00364 16 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

En China, el movimiento comunista había crecido durante los años de entre-


guerras, favorecido por las desigualdades�sociales en el campo y por la dis-
gregación�del�Estado. En medio de las luchas anárquicas entre los "señores
de la guerra", los comunistas fueron controlados en 1931 en la provincia de
Kingsi, en el centro de China. Tres años más tarde fueron expulsados por el
ejército del Guomindang, dirigido por Chiang Kai-shek.

Después de la épica Larga�Marcha, que duró dos años, los comunistas


consiguieron escaparse y llegar a Shensi, una remota e inaccesible región
del nordeste.

La guerra�contra�los�japoneses fue una segunda oportunidad para los comu-


nistas chinos. La atención de Chiang se concentró en esta guerra, y el Partido
Comunista Chino creció, se organizó y se rearmó con los arsenales capturados
a los japoneses. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, los comunistas
chinos ocupaban una zona importante en el norte del país y disponían de un
líder carismático en la persona de Mao�Zedong.

Chiang estaba impaciente por hacer caer a los comunistas, pero sus aliados
norteamericanos no estaban tan entusiasmados. Se habían desilusionado con
el generalísimo chino, sus corruptos lugartenientes y sus enredos. Stalin tam-
poco tenía buen concepto de los camaradas comunistas chinos. En parte, por
un problema de animadversión de base histórica e incluso racial: las antagó-
nicas culturas de chinos y rusos habían topado numerosas veces durante los
largos años de lucha por el control de Asia central.

Este alejamiento se había trasladado a las ambivalentes relaciones entre los


partidos comunistas soviético y chino durante los años de entreguerras. Ade-
más, en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Stalin ya tenía bas-
tante trabajo intentando integrar en la órbita soviética a los países del este de
Europa, como para pensar en inmiscuirse en los asuntos de la enorme China.

Por este motivo, tanto Moscú como Washington intentaban evitar la guerra
civil en China, y llegaron al extremo de forzar a Chiang y Mao a formar un
gobierno�de�coalición, en octubre de 1945, una experiencia que muy pronto
se desintegró.
© FUOC • P09/74529/00364 17 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

En julio de 1946, Chiang empezó la guerra contra los comunistas. Sin


embargo, después de una serie de victorias iniciales, sucedió algo ines-
perado, y los multitudinarios ejércitos nacionalistas empezaron a perder
la contienda y disolverse sólo en cuatro meses y medio. Entre septiem-
bre de 1948 y enero de 1949, los nacionalistas de Chiang perdieron casi
la mitad de sus fuerzas. Con una enorme energía, las tropas de Mao,
organizadas y bien dirigidas, consiguieron conquistar en tres años un
inmenso país de quinientos millones de habitantes. Al principio de la
guerra fría, el comunismo parecía una fuerza literalmente imparable,
cuyos éxitos no sabían cómo explicarse en Occidente.

1.3.2. La guerra de Corea

En otoño de 1949, la proclamación de la República Popular China coincidió


con la noticia de que los soviéticos ya poseían la bomba atómica: EE.UU. ha-
bía perdido el monopolio del arma nuclear. Este hecho coincidió con el des-
cubrimiento, durante el periodo 1948-50, de distintos escándalos de espionaje
a favor de los soviéticos en Estados Unidos, algunos de éstos relacionados con
la bomba atómica.

La caza de brujas

Durante cuatro años, y siguiendo la política anticomunista del senador McCarthy, se su-
cedieron acusaciones, denuncias e investigaciones en distintos ámbitos de la administra-
ción, la política y las artes, especialmente el cine. Es lo que se conoce como la�caza�de
brujas.

En este ambiente se encendió la histeria anticomunista avivada por el senador


Joe�McCarthy, presidente del Comité de actividades antiamericanas, que en
febrero de 1950 hizo pública la sospecha de que en el Departamento de Estado
había un complot comunista.

Por lo tanto, cuando en el mes de junio de 1950 las tropas de Corea


del Norte invadieron Corea del Sur, Estados Unidos decidió intervenir
de alguna manera en el conflicto. Con esto pretendía defender a Japón,
vecino de la zona agredida, y demostrar que el caso de China no se
volvería a repetir.

Corea, ex colonia japonesa independizada en 1948, había sido dividida en una


zona comunista de influencia soviética, en el norte, y otra sostenida política-
mente por los norteamericanos, en el sur. Sin embargo, la división no era de-
bida a la voluntad explícita de Washington o Moscú: no había planes precon-
cebidos, como había pasado con Alemania. La consolidación de las dos zonas
se produjo cuando dos líderes coreanos afianzaron su posición política: uno
comunista –Kim�Il-sung– en el norte, y otro derechista –Syngman�Rhee–, en
© FUOC • P09/74529/00364 18 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

el sur. Era un ejemplo más de la política de partición nacida de las ocupacio-


nes militares de la Segunda Guerra Mundial y de los hechos consumados de
la Guerra Fría.

Cuando después de un periodo de tensiones la guerra estalló, el Consejo de


Seguridad de la ONU decidió una intervención armada para dar apoyo a la
República de Corea del Sur, aprovechando la ausencia del delegado soviético,
que tenía derecho de veto. Después de los éxitos iniciales y de la contrain-
vasión de Corea del Norte, la contienda se complicó con la intervención de
tropas chinas en el mes de octubre. Siguieron una ofensiva comunista y otro
contraataque de las Naciones Unidas. Después, la situación se equilibró y se
iniciaron las conversaciones de paz. Sin embargo, los contendientes se pelea-
ron todavía durante muchos meses para imponerse con sus conquistas en la
mesa de negociaciones.

La guerra de Corea (1950-1953) fue la primera gran intervención militar de


fuerzas de las Naciones Unidas. Sin embargo, sobre todo, fue la primera y única
gran contienda convencional que hubo entre ejércitos comunistas y occiden-
tales. Los norteamericanos, en particular, quedaron muy impresionados por la
dureza de los combatientes comunistas. Todo esto endureció todavía más las
actitudes extremistas en Estados Unidos.

Desde otro punto de vista, la decisiva participación de China en el conflicto


fue una sorpresa para las fuerzas de las Naciones Unidas, ya que sólo hacía un
año que los comunistas habían tomado el poder. La intervención comportó
que Moscú reconociera plenamente el estatus de potencia revolucionaria de
China.

Con respecto a Stalin, es bastante controvertido el grado de conocimiento pre-


vio que tenía sobre los planes de Kim Il-sung. Unos documentos encontrados
recientemente parece que prueban que conoció y aprobó con antelación las
intenciones belicosas del dictador norcoreano. Sin embargo, esto no explica
satisfactoriamente la ausencia del delegado soviético en el Consejo de Seguri-
dad, que permitió la intervención de las Naciones Unidas en la guerra, inter-
vención que se habría podido evitar fácilmente en virtud del derecho de veto.

1.3.3. La rebelión húngara

El final de la guerra en Corea estaba relacionado con la muerte�de�Stalin, que


tuvo lugar en marzo de 1953. Esta desaparición tuvo unas repercusiones muy
importantes en la marcha de la guerra fría, ya que ésta había empezado bajo
la férula estalinista.
© FUOC • P09/74529/00364 19 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

El PCUS tomó las riendas del poder en la URSS, y sus relativamente jó-
venes líderes decidieron imponer una dirección colegiada. El problema
era cómo liberar el sistema sin hacer crujir las estructuras. Pese a estar
sometida al arbitrio de Stalin, la maquinaria del Estado y del Partido
había crecido en magnitud y complejidad durante los anteriores vein-
te años. Además, la operación de desestalinizar el sistema era bastante
delicada, ya que la mitad de la burocracia había actuado contra la otra
mitad durante las purgas estalinianas. Con estas condiciones, los pro-
cesos de reinserción y reconciliación debían ser forzosamente discretos
y silenciosos.

Así pues, no es extraño que la lucha por la sucesión se convirtiera en una pug-
na enrevesada entre camarillas difíciles de definir. Los dos candidatos más im-
portantes que aspiraban a llegar al poder supremo, Jruschov�y Malenkov, es-
taban enfrentados, pero ni siquiera en aquel momento acaba de quedar claro
el significado político que tenían uno y otro: ni Jruschov fue el liberador deci-
dido, ni Malenkov el conservador. Sus papeles se pueden intercambiar según
cómo se enfoquen algunas de las acciones que llevaron a cabo.

Jruschov se impuso definitivamente en 1958, a partir de la denuncia de los


crímenes de Stalin hecha en una sesión secreta del XX Congreso del PCUS, el
14-15 de febrero de 1956, y de su decidida actuación ante la crisis húngara,
sin que esto costara la intervención occidental. De esta manera, la victoria de
Jruschov marcó el comienzo de lo que se denominó la desestalinización, es
decir, el derribo de los restos del régimen estalinista.

Sin embargo, la muerte de Stalin y el proceso de liberación en la Unión Soviéti-


ca había inquietado a los líderes proestalinistas, los "pequeños Stalin" estable-
cidos en las repúblicas del este de Europa que orbitaban en torno a Moscú. Las
resistencias locales a los tímidos intentos de liberación generaron tensiones
en todo el bloque ya desde 1953. Aquel mismo año hubo disturbios�obreros
Nikita Jruschov (1894-1971)
en Berlín oriental y en Pilsen (Checoslovaquia). Parecía claro que la muerte de
Stalin conducía a un cierto relajamiento.

En Hungría, la represión ejercida por los estalinistas locales, como Mát-


yás Rákosi o Ernö Gerö, se hizo insoportable. El régimen húngaro era
tan rígido que las primeras manifestaciones de intelectuales y estudian-
tes colapsaron el sistema, y el intento de liberación sobre la marcha lo
desestabilizó completamente. En una semana se había formado un go-
bierno de coalición basado en el pluripartidismo, pero la intervención
del ejército soviético restauró el régimen a costa de unos cuantos miles
de muertes y refugiados.
© FUOC • P09/74529/00364 20 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Si los húngaros habían llegado tan lejos era porque confiaban en la ayuda mi-
litar occidental, después de casi una década de dialéctica amenazando de gue-
rra fría. Sin embargo, ni las potencias europeas ni EE.UU., bajo la coriácea ad-
ministración Eisenhower, movieron un solo dedo. Se había respetado el prin-
cipio de no injerencia en los asuntos del bloque soviético.
© FUOC • P09/74529/00364 21 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

2. La primera descolonización (1945-1956)

De la Segunda Guerra Mundial, surgió una situación de no retorno con rela-


ción al destino de los imperios coloniales europeos. Las potencias del Eje (es-
pecialmente Japón) habían planteado un esquema anticolonial que, aunque
después se comprobó que apenas era una pantalla para su propio imperialis-
mo, agitó lo suficiente el statu quo anterior a la guerra para que ya durante la
contienda soviéticos y norteamericanos coincidieran en impulsar un discurso
de liberación nacional.

De esta manera, se cerró un triángulo de relaciones entre las tres grandes po-
tencias líderes del campo aliado, que quedaba configurado de la manera si-
guiente:

1) La voluntad de favorecer las libertades�nacionales por parte de soviéticos


y norteamericanos.

2) La coincidencia de británicos y norteamericanos en una definición�inter- Lecturas


nacional�de�las�libertades, siguiendo una tradición liberal esencialmente an- complementarias

gloamericana (que había quedado patente en la Carta Atlántica). F.�Ansprenger (1988). The
Dissolution of the Colonial Em-
pires. Londres: Routledge.
3) La coincidencia anglorrusa de aplicar la Realpolitik en la resolución de as- M.E.�Chamberlain�(1987).
Decolonization. The Escarpa of
pectos concretos en determinados conflictos de zona, cuya manifestación más
the European Empires. Oxford:
célebre fue la conferencia de Moscú entre Churchill y Stalin, en 1944. Basil Blackwell.

2.1. El hundimiento de los viejos imperios

La descolonización era un desafío, y esto, en la inmediata posguerra, generaba


una cierta cautela tanto a Moscú como a Washington. Esta prudencia lógica,
propia de las grandes superpotencias con una visión planetaria de los proble-
mas geoestratégicos, fue aprovechada por las potencias imperialistas europeas:
primero por los británicos y después, en su estela, por los franceses, los holan-
deses y los belgas.

El objetivo de todos era prolongar la integridad de los viejos imperios


tanto como se pudiera. Inicialmente, y de una manera implícita, incluso
se llegó a formar un frente unido que tuvo éxito porque las situaciones
en la periferia colonial quedaron muy pronto supeditadas a las tensio-
nes europeas que generaba la inminencia de la Guerra Fría.
© FUOC • P09/74529/00364 22 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Washington no tardó en adoptar una gran precaución ante el tema colonial,


y examinó caso por caso, teniendo en cuenta, sobre todo, que en algunos
territorios la lucha de liberación nacional era de signo comunista claro.

2.1.1. La posición de EE.UU. y la URSS con respecto a los imperios


europeos

Era evidente que Estados Unidos continuaba manteniendo su preferencia por


el desmantelamiento de los viejos imperios, esencialmente por dos motivos:

1) Estados Unidos era el impulsor principal de la filosofía de las Naciones


Unidas, y esto implicaba conformar un sistema de estados cuanto más amplio
mejor, con el fin de crear un gran foro que alejase el peligro de los totalitaris-
mos: el gran proyecto de Roosevelt continuó vivo con Truman.

2) Los norteamericanos defendían a ultranza el libre�cambio y los imperios


favorecían las situaciones de proteccionismo, algo poco conveniente cuando
la maquinaria industrial de EE.UU. pretendía mantener los niveles productivos
que se habían alcanzado durante la guerra y necesitaba un mercado lo más
extenso posible.

Los soviéticos coincidían en pensar que los imperios no eran sino un estorbo
para sus nuevas capacidades expansivas, ya que se consideraban líderes mun-
diales de la revolución socialista.

Para las potencias coloniales, la situación era de bancarrota�económi-


ca: la guerra las había arruinado a todas sin excepción, y esto obligaba
a tomar decisiones ante el destino de los imperios. En principio, la op-
ción era clara. Aún estaban vivas las consideraciones de los años de en-
treguerras, consolidadas durante la Gran Depresión, cuando se pensaba
que las riquezas de los territorios ultramarinos y sus mercados eran la
mejor garantía contra las épocas de crisis en la metrópolis. Sin embar-
go, el problema era que en la inmediata posguerra la imagen de sumi-
sión colonial ya era un tópico. Desde el Sureste asiático hasta Oriente
Próximo, prácticamente en todas las colonias y mandatos, las potencias
europeas se tenían que enfrentar a situaciones de revuelta independen-
tista más o menos agudas.

2.1.2. La opción descolonizadora británica

Aunque estaba en el bando de los vencedores, en 1945 Gran Bretaña estaba


arruinada. Esto explica en buena medida la decisión de la mayoría de los bri-
tánicos de votar por una opción política pragmática, como la laborista.
© FUOC • P09/74529/00364 23 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Una vez hubo llegado al gobierno, Clemente Attlee hizo aprobar en menos
de un año setenta y cinco leyes importantes de un amplio programa de�na-
cionalizaciones�y protección�social. Se nacionalizó la aviación civil y buena
partede los transportes, la minería del carbón, la siderurgia, el suministro eléc-
trico y de gas y muchas otras empresas. Sin embargo, sobre todo, se puso en
marcha un avanzado sistema de seguridad social (National Insurance) que no
tardó en devenir modélico para el resto de los países europeos. Gran Bretaña,
impulsada por la necesidad, creó el primer Welfare State (estado del bienestar)
propiamente dicho.

En este contexto de penuria, el vasto imperio era una carga que absorbía a
medio millón de soldados y miles de funcionarios. El control de disturbios en
lugares como Palestina o la India comportaba esfuerzos y riesgos políticos que
disminuían la imagen de la metrópolis. Los británicos adoptaron una políti-
ca pragmática: en 1948 ya se habían deshecho de la India, Birmania, Iraq y
Palestina. Sin embargo, la operación se hizo tan precipitadamente que, en los
casos más conflictivos, los británicos no llegaron a articular ningún aparato
de estado que consiguiera paliar los desastrosos efectos de una intensa política
administrativa basada en el lema "divide y vencerás" que habían practicado
durante bastantes años las autoridades coloniales.

Ghandi, en 1946, anuncia las conversaciones con la delegación británica por la independencia durante la plegaria de la tarde.

Los resultados fueron particularmente desastrosos en la India, cuya pro-


clamación de independencia fue avanzada unilateralmente por los bri-
tánicos un año sobre el calendario previsto. La consecuencia fue un des-
concierto total cuando los musulmanes decidieron separarse y formar
su propio estado, Pakistán.
© FUOC • P09/74529/00364 24 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Las venganzas entre hindúes, musulmanes y sikhs saldaron con más de un


millón de muertes en sólo tres meses (desde agosto hasta octubre de 1947).
Probablemente fue la mayor matanza interétnica no premeditada de todo el
siglo XX. En Palestina tampoco se arbitró ningún tipo de consenso político, y
los resultados de esto se prolongan hasta hoy.

Los sikhs

La comunidad politicorreligiosa de los sikhs fue fundada en Panjab, en torno al año


1510, por el hindú Nanak. El credo religioso sikh era sincrético: mezclaba elementos
musulmanes e hinduistas. Los jefes de la secta, a partir de Nanak, recibieron el nombre
de gurús. A finales del siglo XVII, la hermandad sikh (Khalsá) se convirtió en un verdadero
estado que impuso su hegemonía en Panjab; a principios del XIX pasaron a controlar
Lahore. La potencia sikh se extinguió después de las guerras de 1846 y 1849 contra los
británicos.

En cualquier caso, las motivaciones de los laboristas británicos no habían sido


ideológicas. El objetivo no era la extinción de la idea imperial, sino la correc-
ción del sistema con el objetivo de hacerlo más rentable. Allí donde fue facti-
ble, se mantuvieron las colonias, incluso con la fuerza de las armas.

2.1.3. La posición francesa ante la descolonización

No todas las metrópolis siguieron el modelo británico. El resto de las potencias Lectura recomendada
colonialistas o bien consiguieron mantener sus posesiones durante algunos
C.R.�Ageron�(1991). La déco-
años más, o bien las perdieron después de duras guerras, como fue el caso de lonisation française. París: Ar-
los holandeses –de sus posesiones en las Indias orientales surgió la República mand Cuelen.

de Indonesia. El caso más espectacular de resistencia a ultranza, sin embargo,


lo protagonizó Francia. Su actitud provocó las dos guerras de descolonización
más feroces: la de Indochina y la de Argelia.

Los franceses habían desarrollado su modelo de imperio a partir de un


patrón asimilacionista, basado en el racionalismo�cartesiano. París ex-
portó a las colonias su modelo de estado, sin paliativos. Aunque estaban
considerados ciudadanos de segunda, todos los niños del lmperio reci-
bían la misma educación básica que los franceses de la metrópolis. Los
adultos servían al ejército como el resto de los ciudadanos, y las leyes
eran iguales para todos.

La cohesión del Imperio se basaba en el ideal republicano y en las leyes, y esto


no facilitaba el flexible juego de fidelidad y autonomías organizado por los
británicos en torno a la Corona, una figura política sacralizada y fácilmente
comprensible por todos los pueblos del Imperio. Muchas veces era suficiente
con jurarle fidelidad para preservar cuotas importantes de autogobierno: fue el
caso de los conocidos maharajás y príncipes indios, que controlaban la mayor
parte del territorio de esta colonia. La vinculación personal de los territorios
de la Commonwealth con la Corona permitía recurrir a la ambigüedad en
beneficio de la estabilidad política.
© FUOC • P09/74529/00364 25 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Francia sólo supo apelar a planteamientos legalistas que a menudo eran


puramente teóricos. Ésta fue la idea de la Unión�Francesa, recogida en
la Constitución de la Cuarta República (1946), según la cual los territo-
rios de ultramar perdían la denominación de colonias y se convertían
en divisiones administrativas de la República Francesa, una idea aplica-
da a los últimos restos del Imperio Español en tiempos de Franco. Esta
innovación seguía la tradición asimilacionista y centralista del Imperio
Francés: no se hicieron distinciones entre unas colonias y otras; no hizo
ningún tipo de concesión al autogobierno.

La guerra de Indochina: 1945-1954

En Indochina, después de la derrota japonesa y aprovechando un vacío de


poder que las tropas británicas a duras penas conseguían llenar, los guerrilleros
comunistas del Viêt�Minh tomaron el poder y proclamaron la independencia
de lo que hoy es Vietnam (septiembre de 1945). Las autoridades coloniales
francesas, sin embargo, se negaron en redondo a pactar con el líder comunista
Ho�Chi�Minh. Los franceses restauraron el poder colonial e instalaron como
jefe de gobierno títere al emperador Bao Dai.

Inicialmente, los franceses pensaban que la guerrilla comunista vietna-


mita no era un adversario que hubiera que tener en cuenta de manera
seria. Durante la Segunda Guerra Mundial las guerrillas habían demos-
trado que eran un elemento táctico nada despreciable, pero todavía no
se pensaba en absoluto en la posibilidad de que un ejército regular pu-
diera ganar una campaña por sí mismo. Todavía fue necesario esperar
algunos años para apreciar la capacidad estratégica de un ejército gue-
rrillero. La gran lección llegó con la guerra civil china, que acabó en el
año 1949 con la abrumadora victoria comunista después de una cam-
paña de dos años.

El Viêt Minh recibió ayuda de la China comunista y empezó a poner en pe-


ligro la flor del ejército colonial francés. En París, los gobiernos de la Cuarta
República se negaban a enviar soldados de reemplazo a Indochina y, como
resultado, la sangría de efectivos de las unidades profesionales de elite (la Le-
gión Extranjera, los paracaidistas o los regimientos coloniales) provocó quejas
entre los estamentos militares.

La bajada final llegó en 1954, cuando el alto mando francés, mediante el lan-
zamiento de paracaidistas, intentó establecer una potente base avanzada en
un lugar denominado Dien Bien Phu, en pleno centro del territorio dominado
por el Viêt Minh.
© FUOC • P09/74529/00364 26 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Sin embargo, fueron los comunistas los que aplastaron a las unidades de elite
del ejército francés; ante la magnitud de la derrota, y después de que los nor-
teamericanos desestimaran la utilización de armas atómicas para ayudarlos en
el aprieto, los franceses decidieron acceder inmediatamente a una conferencia
de paz, celebrada en Ginebra en 1954, que puso fin a la primera guerra de
Indochina. De esta conferencia surgieron dos estados vietnamitas: uno en el
norte, comunista, y otro en el sur, formalmente liberal, que continuaba estan-
do regido por el emperador Bao Dai.

La guerra de Argelia: 1954-1962

El trauma de Indochina fue seguido, sin solución de continuidad, con una


nueva pesadilla: Argelia, la guerra de descolonización más despiadada, que se
prolongó durante ocho años (1954-1962).

Argelia era la posesión más antigua de Francia, y se había llevado a cabo un Lectura recomendada
proceso real de colonización, no sólo económico, sino también humano: en
P.�Miquel�(1993). La guerre de
1956 vivían en el país un millón de colonos europeos –conocidos como pied- Algérie. París: Fayard.
noirs, y que eran sobre todo franceses, españoles y malteses–, sobre una po-
blación total de 8.700.000 argelinos musulmanes. Además, era la colonia más
próxima a Francia, estaba situada en el otro lado del Mediterráneo y compartía
incluso una similitud geográfica con el sur de la metrópolis.

Las posesiones africanas habían sido decisivas para asegurar la continuidad


del Estado francés durante la Segunda Guerra Mundial. El ejército metropoli-
tano había sido derrotado por los alemanes en 1940, pero las tropas coloniales
francesas habían sobrevivido intactas y se pusieron al servicio de De Gaulle y
la Francia Libre a partir de 1942. En cierta manera, Francia había acabado en
el bando de los ganadores gracias a su imperio, y en esto, Argelia y Marruecos
habían tenido un papel relevante. Por lo tanto, todavía en los años cincuenta,
las colonias se veían como una especie de reserva política y de supervivencia
estatal. Las consideraciones históricas, sentimentales y políticas se añadieron
a las meramente económicas cuando en 1956 se descubrieron yacimientos de
petróleo en el Sáhara argelino.

La rígida administración francesa y su actitud de considerar separatismo


puro y duro cualquier reclamación de derechos por parte de las provin-
cias colonias contribuyó de manera clara al estallido de la violencia en
Argelia. Los argelinos habían aportado a los ejércitos franceses casi dos-
cientos mil soldados, y a pesar de esto apenas habían sido favorecidos
con mejoras en sus condiciones políticas o económicas. La frustración
estaba más soterrada de lo que parecía, y en mayo de 1945, coincidien-
do con las celebraciones del final de la Segunda Guerra Mundial, se de-
sencadenó una matanza de población blanca en el pueblecito de Sétif.
© FUOC • P09/74529/00364 27 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

La respuesta de las autoridades fue desproporcionada: bombardeos a pueblos


enteros, fusilamientos sin juicio y mano libre a la venganza de los colonos pied-
noirs. La cifra de muertos que hubo entre la población argelina musulmana
todavía hoy es especulativa, aunque seguramente fue superior a las 10.000
personas.

La sociedad argelina musulmana quedó tan deshecha por la represión que en


los años sucesivos no se volvió a producir ninguna protesta importante. No
obstante, muchos soldados argelinos que habían servido al ejército francés en
Europa, durante la Segunda Guerra Mundial, acabaron formando los cuadros
del denominado Frente�de�Liberación�Nacional (FLN), que en el año 1954
se lanzó a la insurrección contra el dominio colonial. La revuelta argelina sor-
prendió a los franceses en un momento particularmente amargo: en plena asi-
milación de la derrota sufrida en Indochina.

La Independencia de Argel

El domingo 1 de julio de 1962, el pueblo argelino votó por la independencia. Después de


seis años de guerra, el 8 de enero de 1961 los ciudadanos franceses habían aceptado en un
referéndum la autodeterminación para Argelia, que precedió a la firma de los acuerdos
de Evian (8-3-62) entre Francia y el FNL.

En realidad, buena parte de las unidades retiradas de Extremo Oriente fueron


enviadas a Argelia, embarcadas en una guerra colonial. Después de un panora-
ma de derrotas militares sucesivas que arrancaban de 1940, los militares fran-
ceses estaban decididos a no detenerse ante nada con el objetivo de conservar
Argelia. En 1956, los desórdenes y el terrorismo habían desembocado en una
guerra abierta y la guarnición francesa en Argelia, estimada en 200.000 hom-
bres, se duplicó a lo largo de aquel año. La independencia de Marruecos y de En la foto, mujeres argelinas siguiendo un mitin
durante la campaña del referéndum.
Túnez (en 1956) contribuyó a hacer que el conflicto tomara más magnitud, ya
que desde todos estos países, y desde Egipto, llegaban armas y combatientes
para el FLN.

Mientras tanto, en París, la Cuarta República francesa se hundía, víctima de


las inacabables crisis políticas de los gobiernos y la Cámara. Era una situación
muy delicada, ya que en Argelia la elite militar se quejaba de la debilidad de
los políticos. De hecho, el estamento castrense disponía de tantas atribuciones
en Argelia que el poder estaba prácticamente en sus manos. En mayo de 1958,
gracias al apoyo de los pied-noirs, los militares tomaron el control de la colonia
e instauraron un comité de salvación pública dirigido por el general Massud.
Ante el temor de un posible golpe de estado, el general De Gaulle, que había
abandonado el poder en 1947 en protesta por cómo se había creado la Cuarta
República, asumió el poder como presidente de la República.

La enorme autoridad moral que el general De�Gaulle tenía entonces, junto


con su innegable habilidad como político, sirvieron para desactivar la crisis,
aunque se tuvo que redactar una Constitución, que dio paso a la Quinta�Re-
pública. Se produjo un nuevo intento militar de golpe de estado (abril de1961)
y apareció un brote de terrorismo ultranacionalista, la OAS (Organisation de
© FUOC • P09/74529/00364 28 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

l'Armée Secrète), cuyo objetivo era evitar la cesión de Argelia. A pesar de todo,
sin embargo, en el año 1962 Francia salió del mal paso accediendo a la auto-
determinación argelina.

2.2. La crisis de Suez

Mientras se producía la guerra de Argelia, se desencadenó una grave crisis in-


ternacional en Egipto, que tuvo como protagonistas principales a Gran Breta-
ña, Francia e Israel, aunque la fuerza decisiva estuvo a cargo de Estados Uni-
dos. La denominada crisis�de�Suez fue otra consecuencia del proceso desco-
lonizador. Egipto se había independizado de Gran Bretaña en 1936, pero du-
rante la Segunda Guerra Mundial las tropas británicas defendieron el canal
de Suez ante la ofensiva alemana por el norte de África. A partir de 1948, la
independencia de Israel y la primera guerra en aquella zona de Oriente Medio
avivaron poderosamente el resurgimiento del nacionalismo panarabista.

En 1952, ya plenamente recuperada la independencia, un grupo de oficiales


nacionalistas dio un golpe de estado que derribó al corrupto rey Faruk I. El
cerebro y el motor del nuevo régimen era el primer ministro, el coronel Gamal
Abdel�Nasser. La presidencia recayó en este hombre a partir de 1954, y desde
entonces se convirtió en un líder cada vez más carismático.

El nuevo líder egipcio promovió la política de no alineación con nin-


guna de las superpotencias de la guerra fría y se dedicó a fomentar el
arabismo por todo Oriente Medio e incluso en el Magreb. También dio
apoyo a distintos movimientos anticoloniales en África, como el FLN
argelino.

Aunque las potencias occidentales veían con recelo estas tendencias, y tam- La crisis de Suez
bién sus flirteos con los países del este, le concedieron créditos para construir
El conflicto surgido en Suez
la presa de Assuan, una obra faraónica que tenía que regular las crecidas del se llevó a la ONU, pero ante
Nilo y suministrar energía eléctrica para la industrialización de Egipto. Sin la voluntad manifiesta de so-
viéticos y americanos de man-
embargo, en 1956, y ante su acercamiento a los países del este, los america- tenerse al margen, ingleses y
franceses optaron por lanzarse
nos cancelaron estos créditos. Nasser contraatacó con la nacionalización de la a una intervención armada.
Compañía Anglofrancesa del Canal de Suez (julio), con el pretexto de que de
esta manera obtendría los fondos necesarios poner en marcha la obra. Además,
anuló el tratado internacional de 1888 por el cual se garantizaba la libertad
total de navegación para todos los países, hecho de que apuntaba directamen-
te hacia Israel.

La furia de París y Londres se combinaba con el miedo a que las prácticas�na-


cionalizadoras de Nasser fueran imitadas por las colonias que habían alcan-
zado la independencia o por las que estaban en camino de hacerlo. En 1956
© FUOC • P09/74529/00364 29 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

todavía había pocos nuevos estados independientes, y con una mentalidad


imperialista más bien propia del siglo XIX, ingleses y franceses decidieron es-
carmentar al líder egipcio.

Países ex coloniales independientes en 1956

País Estatus Indepen-


dencia

Egipto Antiguo mandato británico 1936

Siria Antiguo mandato francés 1941

India Antigua colonia británica 1947

Birmania Antigua colonia británica 1948

Corea�del�Norte�y�del�Sur Antigua colonia japonesa 1948

Israel Antiguo mandato británico de Palestina 1948

Indonesia Antigua colonia holandesa 1949

Vietnam�del�Norte�y�del�Sur Antigua colonia francesa 1954

Marruecos Antigua colonia francesa 1955

El ataque francobritánico, combinado en secreto con un asalto israelí a Sinaí,


fue un éxito. Sin embargo, por falta de los medios necesarios, el desembarco
de las tropas que debían recuperar el canal de Suez se retrasó algunos días. En
este intervalo, los norteamericanos tuvieron tiempo de convocar la Asamblea
General de la ONU, que condenó la operación, obligó a un alto el fuego y
humilló internacionalmente a París y Londres.

Los anglofranceses habían intentado llevar a cabo la operación a espal-


das de la superpotencia americana. Sin embargo, faltos de la capacidad
militar necesaria, habían fallado en el intento de crear un "hecho con-
sumado". Esto hizo encolerizar a los norteamericanos, que decidieron
demostrar a las claras quién mandaba en el hemisferio occidental, y de-
jaron bien establecido que el nuevo orden internacional estaba domi-
nado por las dos grandes potencias. Suez arrinconó, de esta manera, de-
finitivamente, a los viejos imperios con sus viejas políticas.

Por otra parte, el ultimátum soviético –Jruschov amenazó con bombardear Pa-
rís y Londres– fue sólo una bravata, ya que los servicios de inteligencia occi-
dentales sabían que en aquel momento la URSS no disponía de misiles de largo
alcance. Sin embargo, todo en conjunto demostró que Moscú y Washington
continuaban estando de acuerdo en la cuestión colonial, como en el año 1945.
© FUOC • P09/74529/00364 30 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

La crisis de Suez transcurrió casi simultáneamente con la insurrección húnga-


ra. Aunque con medios diferentes, en los dos casos el resultado fue el mismo:
la potencia dominante en cada bloque impuso el orden en su zona de predo-
minio sin que el contrario osara intervenir.

Por este motivo, 1956 fue el año en el que se consumió la primera etapa
de la guerra fría: la bipolarización se había consolidado y esto en buena
parte se debía a un acuerdo mutuo explícito. Ninguno de los dos bloques
se veía con fuerza para afrontar una nueva y devastadora guerra mundial
sólo una década más tarde de la última gran conflagración.
© FUOC • P09/74529/00364 31 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

3. El clímax de la primera guerra fría y la coexistencia


pacífica (1962-1973)

La bipolarización del mundo, marcada por los acontecimientos de 1956, dio


un nuevo ritmo a la primera guerra fría.

El hecho de que los soviéticos también tuvieran la bomba atómica imponía


nuevas dinámicas, y la guerra fría se moderó durante algún tiempo, mientras
los contendientes imaginaban estrategias a escala mundial.

3.1. Hacia una estrategia global

La construcción del muro�de�Berlín, en agosto de 1961, suscitó una alarma


relativa, aunque la acción era bastante inusitada: una ciudad en el centro de
Europa quedó dividida por una enorme pared de cemento en pocos días. Sin
embargo, los occidentales estaban entonces más pendientes de la carrera�es-
pacial, en la cual los soviéticos tenían una ventaja imbatible. Habían sido los
primeros en poner en órbita un satélite artificial, el denominado Sputnik I, en
octubre de 1957, y en abril de 1961 ya habían colocado al primer hombre en
el espacio: el comandante Yuri Gagarin.

El muro de Berlín

El símbolo definitivo de la bipolaridad mundial se erigía la madrugada del 13 de agosto


de 1961, cuando empezaron por sorpresa las obras de lo que sería el muro de Berlín. Esta
acción tan ostentosa estuvo motivada por el flujo imparable de refugiados que pasaban
del este al oeste a través de los sectores de ocupación de la antigua capital alemana.
Se calcula que entre en 1950 y 1962 habían abandonado el territorio de la República
Democrática Alemana (que tenía una población total de 6,6 millones en el año 1986)
unos 3,5 millones de alemanes del este.

La carrera espacial era la vertiente popular y espectacular de la más si-


niestra carrera�de�misiles. A mediados de los años cincuenta el misil
de cabeza nuclear se empezó a perfilar como arma reina de la guerra
fría: tenía una potencia destructora que superaba la de los bombarde-
ros y una velocidad de llegada que hacía que fueran imposibles de in-
terceptar. En verano de 1957, los norteamericanos probaron con éxito
el primer misil intercontinental, capaz de golpear objetivos muy en el
interior de la URSS.

Sin embargo, cuando unos cuantos meses más tarde los soviéticos consiguie-
ron lanzar el Sputnik I, surgieron todo tipo de dudas. Estaba claro que, tarde
o temprano, las dos potencias tendrían el mismo tipo de armas de destruc-
© FUOC • P09/74529/00364 32 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

ción masiva, que en situaciones de emergencia dejaban muy poco margen a


la diplomacia tradicional: un misil nuclear podía recorrer 5.000 km en sólo
25 minutos.

En Moscú y en Washington pronto se empezó a abrir paso la necesidad de La Conferencia de París


tener algún tipo de contacto formal con el objetivo de establecer mecanismos
Acordada para mayo de 1960,
de control a una situación militar que podía acabar escapándose de las manos fracasó, ya que pocos días an-
de las dos superpotencias: la Conferencia de París. tes los soviéticos consiguieron
abatir un avión espía nortea-
mericano (el denominado inci-
dente del U2), lo cual tensó re-
Como estrategia alternativa a la carrera de armamentos, Foster Dulles, el secre- pentinamente las relaciones.
tario de defensa del presidente Eisenhower, había ideado un enorme cinturón
de alianzas estratégicas con países de Europa, Asia y Oceanía, con la finalidad
SEATO
de aislar la denominada "isla roja" constituida por China y la URSS. De esta
manera, desde finales de los años cincuenta, el SEATO, la CENTO y el ANZUS Tratado de Asia suroriental
constituido en 1954 por Esta-
se añadieron a la OTAN, aunque el grado de cohesión interna u operatividad dos Unidos, Francia, Gran Bre-
real de cada una de estas organizaciones variara en cada caso. De todas mane- taña, Australia, Nueva Zelanda,
Filipinas, Tailandia y Pakistán.
ras, el descomunal intento de contención del comunismo quedó en entredi-
cho a causa de la inesperada Revolución Cubana.
CENTO

3.1.1. La Revolución Cubana Organización del Tratado Cen-


tral. Fue constituida en 1955
por Gran Bretaña, Irán, Pa-
En enero de 1959, las guerrillas del Movimiento�26�de�Julio bajaron de Sie- kistán, Turquía e Iraq (que lo
abandonó en 1959).
rra Maestra y dieron el golpe de gracia al corrupto régimen del dictador Ful-
gencio Batista. Las inquietudes sociales del nuevo régimen revolucionario lo
condujeron bien pronto a organizar la distribución�de�tierras que eran del ANZUS
Estado, de los terratenientes y de las compañías extranjeras, mayoritariamente
Pacto del Pacífico. Constituido
norteamericanas, con las cuales pronto surgieron conflictos. Estados Unidos en 1951 por Estados Unidos,
Australia y Nueva Zelanda.
también se escandalizó por los procesos y las ejecuciones sumarias contra los
elementos más comprometidos con el régimen anterior.

Inicialmente, ni el líder del movimiento, Fidel�Castro, ni muchos de


sus lugartenientes, tenían relación con el comunismo, pero sí que la te-
nían, en cambio, el hermano de Castro, Raúl, y el argentino Che�Gue-
vara. Los revolucionarios cubanos eran una especie de nacionalistas de
ideas populistas. Sin embargo, ante la hostilidad abierta de Washington,
el nuevo régimen gravitó rápidamente hacia la izquierda política, y de
aquí hacia el bloque soviético.
© FUOC • P09/74529/00364 33 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

El movimiento 26 de Julio

Aunque ya había estado implicado en aventuras revolucionarias en otros países de Amé-


rica Latina (República Dominicana, 1947; Colombia, 1948), la primera gran acción lide-
rada por Castro tuvo lugar en julio de 1953, cuándo intentó tomar el�cuartel�de�Mon-
cada con 134 seguidores. La operación iba dirigida contra el dictador�Fulgencio�Batista,
que había retomado el poder dictatorial en Cuba en 1952. Detenido y amnistiado, Castro
se exilió a México, donde formó el Movimiento�26�de�Julio (fecha del asalto a Moncada).

En 1956 desembarcó en Cuba con ochenta revolucionarios –entre ellos su hermano, Raúl,
y el argentino Ernesto Che Guevara. Después del fracaso inicial de la operación, se refugió
en Sierra Maestra, donde organizó una fuerza guerrillera. Sin embargo, la crueldad y la
inoperancia de las fuerzas de seguridad cubanas y el apoyo de numerosos simpatizantes
en las ciudades fueron las verdaderas bases de la victoria castrista. El dictador Batista
huyó de Cuba en enero de 1959, cuando se hizo patente que Estados Unidos ya no le
daba apoyo.

La cuestión agraria estaba en el corazón del problema. La estructura económica


de Cuba estaba centrada en el monocultivo del azúcar y, por lo tanto, el boicot
de EE.UU., el principal comprador hasta aquel momento, fue un golpe que
los cubanos sólo pudieron paliar cuando la URSS se erigió en nuevo cliente,
en el año 1960.

La posibilidad de que Cuba se decantara hacia la órbita soviética causó una


fuerte alarma en Washington, donde se decidió poner en marcha una opera-
ción con el objetivo de hacer caer el régimen de Castro. En aquella época, la
CIA había crecido enormemente, y había obtenido una serie de éxitos con las
operaciones encubiertas que había llevado a cabo en países tan variados como
Irán, el Tíbet, Laos o Indonesia.

En abril de 1961, utilizando las mismas técnicas, la CIA organizó el desembar-


co de una brigada de exiliados cubanos anticastristas en la bahía�de�Cochi-
nos. El modelo de esta operación recordaba mucho al que se había utilizado
para derrocar al presidente Jacobo Arbenz, en Guatemala, en 1954. Las tropas
cubanas anticastristas, una vez conquistado un extremo de puente, debían de-
fenderlo como mínimo durante setenta y dos horas. Se instalaría un gobierno
provisional cubano, llegado de Estados Unidos, que sería inmediatamente re-
conocido por esta potencia y por toda una serie de países aliados de Washing-
ton en América Latina. Este paso daría pie a una intervención internacional
cuando el gobierno provisional anticastrista pidiera ayuda.

Sin embargo, la operación fue un fracaso total, en parte a causa de las infor-
maciones erróneas que había recogido la CIA sobre el apoyo social al régimen
cubano. En el momento más crítico, los norteamericanos se negaron a dar
apoyo directamente a la operación, entre otros motivos por la indecisión del
presidente Kennedy, que acababa de llegar a la Casa Blanca.
© FUOC • P09/74529/00364 34 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Poco tiempo después, el primero de mayo, Castro proclamó la Repúbli-


ca Socialista de Cuba, aunque él no se declaró simpatizante comunista
hasta diciembre de aquel mismo año. El hecho provocó un gran nervio-
sismo entre los norteamericanos, porque con un satélite en las puertas
de EE.UU. los soviéticos habían conseguido saltar el cinturón aislante
de grandes pactos y alianzas políticas y militares con el que se había
intentado rodear a la URSS. Además, el fenómeno cubano podía servir
de ejemplo a otros lugares de Latinoamérica, y el estratégico canal de
Panamá también quedaba muy cerca de la Cuba prosoviética.

3.1.2. La crisis de los misiles

En octubre de 1962, un avión espía norteamericano descubrió que los sovié-


ticos intentaban instalar en Cuba cuatro rampas de misiles�balísticos�de�al-
cance�medio con capacidad nuclear. Esto tenía una enorme importancia para
los norteamericanos, ya que los soviéticos conseguían paliar su inferioridad
en misiles intercontinentales o de largo alcance. Dado que Cuba está situada
a sólo 150 kilómetros de la costa norteamericana, los cohetes soviéticos insta-
Misil soviético sobre plataforma
lados en la isla tenían a su alcance prácticamente todo el territorio de Estados
Unidos.

Los más radicales propugnaron bombardeos inmediatos contra las instalacio-


nes, lo cual habría generado un gran número de víctimas civiles y, quizá, una
guerra a gran escala con la URSS. En octubre de 1962, sin embargo, la misma
cautela que el presidente Kennedy había demostrado durante los hechos de la
bahía de Cochinos evitó consecuencias peores. Se optó por el bloqueo naval
de la isla, que impidió que llegaran a Cuba más barcos soviéticos cargados con
armamento nuclear.

El arriesgado pulso acabó con una aparente derrota de los soviéticos, que acep-
taron el desmantelamiento de los emplazamientos de misiles en Cuba. Pos-
teriormente se supo que Kennedy había accedido a hacer lo mismo con los
cohetes norteamericanos instalados en Turquía, y que, además, había acepta-
do el compromiso de no atacar a Cuba y no volver a organizar intentos como
el de la bahía de Cochinos, aunque se planearon distintos atentados contra
Fidel Castro.

Los objetivos básicos norteamericanos en la URSS

En el año 1956, los estrategas nucleares norteamericanos cifraban en 300 los objetivos
básicos en la URSS; en 1959 ya hablaban de 2.000. En 1961 el Pentágono aumentó la lista
de objetivos a 3.500; el año siguiente ya eran 8.000. En 1968, Henry Kissinger descubrió
que la lista de objetivos soviéticos que se tenían que atacar con misiles nucleares era de
25.000. Cuando abandonó su cargo, en 1976, se cifraban en 35.000.

Fuente: Philippe Delmas (1996). El brillante porvenir de la guerra. Santiago de Chile: André
Bello.
© FUOC • P09/74529/00364 35 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Es evidente que la sovietización de Cuba tuvo un enorme significado como


episodio crítico de la guerra fría. Sin embargo, también era el síntoma de hasta
qué punto la transición de la esfera colonial hacía aguas y estaba preparando
el mundo para una dinámica que acabaría desbordando el enfrentamiento bi-
polar. Porque los problemas que planteaba a Cuba su monocultivo azucarero
eran los de una economía�colonial. Y también formaba parte de esto la pene-
tración norteamericana en numerosos sectores industriales o de servicios de
la isla, incluso de economía ilegal o delictiva, mediante el enorme peso de la
mafia. Por lo tanto, después de la crisis de la tutela colonial norteamericana,
su lugar había sido ocupado por los soviéticos.

De todos modos, el desenlace pacífico de la crisis de los misiles supuso un alivio


a Moscú y a Washington, que se tradujo en un largo periodo de distensión
y que, en términos diplomáticos de la época, se denominó de "coexistencia
pacífica".

Poco a poco se fueron abriendo canales de comunicación estables –co-


mo el famoso "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin–, inclu-
so llegó el primer acuerdo –la prohibición de pruebas nucleares en el
espacio extraatmosférico y bajo el mar firmado en el seno del tratado de
Moscú, en agosto de 1963. A mediados de los años sesenta, los nortea-
mericanos hicieron público que abandonaban la estrategia de "represa-
lia masiva" a un ataque nuclear por la de "respuesta flexible".

3.2. Estados Unidos: de la desilusión al desencanto

La crisis cubana marcó profundamente la llegada de John�Fitzgerald�Kennedy


(JFK) al poder, ya que la decepción de bahía de Cochinos fue un error consi-
derable cuando hacía poco que ocupaba su despacho de la Casa Blanca. Es-
te asunto fue el origen de un resbalón todavía mayor: la implicación en Viet-
nam. A principios de los años sesenta, el joven presidente Kennedy formaba
parte de lo que se veía como una alternativa, un relevo político necesario a
todo un periodo de historia de EE.UU. que se percibía envejecido. Y es que, en
aquel momento, los norteamericanos vivían inmersos en un periodo excitante
y prometedor, pero también desconcertante.

John Fitzgerald Kennedy

Jonh F. Kennedy nació en 1917 en Brookline, Massachusetts, en el seno de una familia


de ascendencia irlandesa. Miembro del partido demócrata, en 1946 fue elegido miembro
de la Cámara de Representantes, y en 1952 senador por Massachusetts. En 1960 resultó
vencedor en las presidenciales al derrotar al vicepresidente republicano Nixon por un
estrecho margen. Murió asesinado en Dallas en 1963.
© FUOC • P09/74529/00364 36 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

3.2.1. La era Kennedy

En los años sesenta, EE.UU. pasaba por el mejor momento económico de su


historia. En 1955 la economía norteamericana producía el 50% de los bienes
del mundo, aunque sólo disponía del 6% de la población mundial. Era lo que
el gran economista J.K. Galbraith denominó la sociedad�opulenta (affluent
society). Aún más, los americanos estaban aplicando un modelo de vida que
todo el mundo occidental deseaba: el American� Way� of� Life. Junto con la
tremenda capacidad de producción, la ley de readaptación de reclutas después
de la Segunda Guerra Mundial y la de Corea (G.I. Bill of Rights) había permitido
a miles de jóvenes ex combatientes establecerse, casarse y prosperar.

Índice de incremento consumista en EE.UU. El consumo en EE.UU.


después de la Segunda Guerra Mundial
Según Kaspi, la mayoría de los
1940 1948 americanos vivían el 50% por
encima de sus posibilidades
(Kaspi, 366).
Neveras 1.700.000 4.000.000

Lavadoras 1.400.000 4.000.000

Producción�de�electricidad Crece el 340% en-


tre en 1940 y en 1959

Ejemplos

Hay muchos ejemplos de la evolución hacia el consumismo de la sociedad norteameri-


cana de los años sesenta. El supermercado, con los precocinados y los congelados, fue
una creación típicamente norteamericana, así como los cines y las hamburgueserías para
automovilistas. El público acudía con unos enormes automóviles que consumían gran-
des cantidades de gasolina, entonces muy barata. Como residencias, los años cincuenta
pusieron de moda los Levittowns (William Levitt había sido el impulsor) o barrios resi-
denciales de viviendas unifamiliares para clases medias, con iglesias, escuelas y tiendas
propias que incluían una tópica competencia por el consumo entre vecinos.

Sin embargo, sobre esta extraordinaria situación material se cernían dudas e


inseguridades derivadas del enfrentamiento con los soviéticos. Las incertidum-
bres tecnológicas fueron importantes; por ejemplo, a raíz del lanzamiento del
Sputnik, en 1957, y el transitorio liderazgo soviético en la carrera espacial.

Sin embargo, una frustración muy especial tenía relación con el hecho
de que los comunistas presumían de haber construido una sociedad sin
pobres. En cambio, la "sociedad de la opulencia" sí que los tenía: eran
aproximadamente una cuarta parte de la población, o más. Mientras es-
tas bolsas de miseria no se eliminaran, se podía pensar que los soviéticos
tenían una especie de superioridad moral que quizá era el fundamento
de su sorprendente capacidad para contagiar y conquistar países.

El sentimiento de inferioridad moral ante la Unión Soviética se condensaba


más aún en la cuestión racial y multicultural. La Segunda Guerra Mundial ha-
bía aportado un cambio drástico en la valoración de determinadas minorías
de población norteamericanas. Por ejemplo, el descubrimiento del holocausto
© FUOC • P09/74529/00364 37 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

había forzado un cerrado viraje en el tradicional y profundo antisemitismo


que mantenía hasta entonces a buena parte de la población. Por otra parte,
durante los años cincuenta, otras minorías, como los italianos, los irlandeses y
los judíos mismos, estaban en proceso de ascenso generalizado. Además, la po-
sición oficial del gobierno norteamericano durante la guerra, insistentemente
antiimperialista, había acabado por influir en los sentimientos hacia la propia
población negra, empobrecida y segregada.

La presión para reformar la discriminación racial en la enseñanza, tan carac-


terística de los años cincuenta y sesenta, no cambió drásticamente la situación
real de los estudiantes de color: en 1961, sólo el 7% de los niños negros de los
estados del Sur asistían a centros de enseñanza integrados. Sin embargo, esta
situación reflejaba unos deseos de transformaciones profundas que la mayoría
de la sociedad norteamericana expresaba cada vez más nítidamente.

Little Rock

En el año 1954 tuvo lugar un acontecimiento decisivo por sintomático: aquel año el Tri-
bunal Supremo decidió a favor de la integración racial en las escuelas con la sentencia
del célebre contencioso Brown vs. Board of Education,que anulaba las conclusiones de otra
resolución anterior, Plessy vs. Ferguson,de 1896. La sentencia de 1954 estipulaba que la
segregación escolar no daba las mismas ventajas a las razas blanca y negra, por lo cual
las escuelas públicas de enseñanza secundaria la tenían que eliminar. En el Sur, la resis-
tencia fue encarnizada. En la apertura del curso de 1957, el gobernador de Arkansas, Or-
val Faubus, desafió abiertamente a la autoridad federal impidiendo que nueve niños y
adolescentes de color accedieran a la escuela secundaria de Little Rock. El argumento de
Faubus era que la sociedad de Arkansas todavía no estaba lo bastante madura, lo cual
podía provocar enfrentamientos interraciales violentos.

Con el apoyo de los consejos de ciudadanos blancos y el Ku Klux Klan, Faubus ordenó
movilizar a la Guardia Nacional para que los soldados rodearan la escuela e impidieran el
acceso a los nueve niños. Ante los primeros estallidos de violencia racista, el presidente
Eisenhower decidió actuar: puso bajo control federal a los soldados de la Guardia Nacio-
nal y envió tropas federales aerotransportadas a Little Rock. El 24 de septiembre, escolta-
dos, los nueve estudiantes pudieron entrar en la escuela.

Éste era el marco en el que se inscribían los deseos de renovación política que Campaña electoral de
se catalizaron en las elecciones de 1960, que fueron, además, las primeras del 1960

mundo en las que la televisión tuvo un papel trascendental. Los sondeos de Durante la campaña electoral
opinión, los estudios de los expertos en investigación de mercado, la telegenia de 1960 se calcula que 115
millones de norteamericanos
como factor que había que tener en cuenta y el gran debate preelectoral entre siguieron el debate final entre
los candidatos y que el 57%
los candidatos fueron determinantes. fueron influidos por el mismo.

Receptores de televisión en EE.UU.

1950 1960

3,9 millones de familias 45 millones de familias*

* Esta cifra equivale aproximadamente al 80 o 90% de familias norteamericanas.

Tan pronto como llegó a la Casa Blanca, Kennedy se esforzó en demostrar su


dinamismo y su militancia. Era un presidente ávido de acción inmediata, de
golpes espectaculares, hasta el punto de que se produjo un incremento dramá-
tico de la tensión de la guerra fría, un poco adormecida durante el mandato de
Eisenhower. Hasta la crisis de los misiles, esta actividad se saldó de manera más
© FUOC • P09/74529/00364 38 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

bien negativa para Estados Unidos, especialmente por el fracaso en la bahía de


Cochinos. Sin embargo, Kennedy aceptó todos los retos. La carrera espacial,
que Eisenhower se había esforzado en enfocar de manera un poco desdeñosa,
ahora se transformó en prioritaria.

JFK intentó incluso tratar el "frente interior" con decisión. Prometió una polí-
tica social denominada Nueva Frontera. Entraban proyectos de enseñanza, asis-
tencia a niños necesitados, minusválidos, televisión estatal, enseñanza técni-
ca, etc. y, sobre todo, el Medicare, o proyecto de medicina socializada para las
personas más mayores. John F. Kennedy también prometió empezar la supe-
ración de la segregación racial, aunque fue su hermano Robert, secretario de
Justicia, quien llevó el peso de este proyecto.

En el frente de la Guerra Fría, John Kennedy y su hermano Robert se asomaron


a los países del denominado Tercer Mundo, que parecía que daba un margen
suficiente al comunismo para ganar el enfrentamiento bipolar. En estas zonas,
la contrainsurrección debía ser la estrategia básica para combatir la guerrilla
de izquierdas utilizando las mismas tácticas que ésta.

A pesar de todo, al mismo tiempo que se hacían planes para usar la CIA o las
nuevas fuerzas especiales (los boinas verdes) y se establecían centros de con-
trainsurrección en Panamá, los Kennedy también pensaban que el secreto de
la estabilidad política en Latinoamérica estaba más en el desarrollo económi-
co que en la represión. Como resultado, se creó la�Alianza�para�el�Progreso
como plataforma para asegurar la consolidación de una amplia y sólida clase
media en todo el cono sur. También se buscó la integración en el mercado del
campesinado y las poblaciones marginales mediante la instrucción en tecno-
logías sencillas, por medio del Cuerpo de la Paz.

En conjunto, los resultados de la política exterior del presidente Ken-


nedy en Latinoamérica fueron, cuando menos, inciertos. Si los movi-
mientos revolucionarios no tomaron más impulso a lo largo de los años
sesenta fue, sobre todo, por sus propias contradicciones. Sin embargo,
en América Latina no todo fueron buenas intenciones: donde no había
bastante con la "política del talonario" (ayudas económicas generosas),
no había escrúpulos, si llegaba el caso, para recurrir al golpe de estado.

En Extremo Oriente, el apoyo norteamericano al presidente survietnamita Ngo


Dinh Diem, corrupto y nepotista, abrió un camino que algunos años más tarde
acabó en desastre. La decisión kennediana de enviar consejeros militares y
fuerzas especiales al sureste asiático no fue sino la continuación de la política
de Eisenhower en la zona. Sin embargo, en los dos años y medio de gestión del
presidente Kennedy, la presencia militar norteamericana en Vietnam creció
espectacularmente hasta llegar a los 16.000 consejeros en 1963.
© FUOC • P09/74529/00364 39 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Todo esto respondía a la "teoría del dominó", es decir, al temor de que la vic-
toria del comunismo en todo Vietnam se contagiara a los países vecinos y se
extendiera por el sureste asiático y todavía más allá. Al mismo tiempo, este
enfoque histérico tenía su origen en el desconcierto que había causado la pe-
netración soviética en Egipto, Ghana, Guinea y Cuba a lo largo de la segunda
mitad de los años cincuenta, saltando por encima de la valla de los pactos
estratégicos (SEATO, CENTO, ANZUS, OEA), que tanto se había esforzado en
desarrollar Foster Dulles.

Cuando el presidente Kennedy murió (una muerte causada con bastante pro-
babilidad por la venganza del jefe mafioso Carlos Marcello), dejó tras de sí un
enorme mito que ha perdurado durante más de treinta años. En realidad, el
fenómeno Kennedy no fue sino el reflejo simbólico del momento áureo que la
economía y la sociedad norteamericanas atravesaban a principios de los años
sesenta (y que no se ha repetido) y de su particular telegenia en unos años en
los que la televisión era un fenómeno de masas acabado de estrenar.

Una vez en el poder, la gran mayoría de sus proyectos sólo fueron sim-
ples continuaciones de líneas iniciadas por su antecesor Eisenhower. El
intento de impulsar el estado bienhechor (política de la Nueva Fronte-
ra) todavía tenía unos orígenes más antiguos: se remontaba al New Deal
y al New Fair Deal demócratas impulsados por Roosevelt y Truman.

La falta de originalidad en los proyectos kennedianos quedó más en evidencia


ante el incumplimiento de la mayor parte de las promesas que habían sido
hechas por el joven presidente.

El resplandor del círculo de profesores e intelectuales progresistas que lo ro- Ved también
deaba no fue suficiente para que JFK consiguiera aprobar en el Congreso sus
En el apartado 3.3 del módu-
propuestas, por lo cual, en vísperas de su asesinato, en el Partido Demócrata lo "El mundo de entreguerras"
mismo había dudas sobre la posibilidad de que fuera reelegido presidente. hemos analizado la aplicación
del New Deal y sus consecuen-
cias.
Medicare

El Medicare se encontró con la fuerte oposición de la Asociación Americana de Médicos;


también quedaron postergados los proyectos de asistencia social. En el terreno de la lucha
contra la segregación racial, aunque Robert Kennedy nombró a algunos funcionarios
de color y dio apoyo a las campañas antirracistas del reverendo Martin Luther King,
lo cierto es que no se suprimieron los fondos de ayuda federal en los centros escolares
y académicos en los que se mantenía la discriminación. En febrero de 1963 tampoco
prosperó el proyecto de ley para asegurar el voto de la población negra, ante las reticencias
del Congreso.
© FUOC • P09/74529/00364 40 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

3.2.2. Lyndon B. Johnson, la "gran sociedad" y la pesadilla de


Vietnam

En realidad, quien completó la política social kennediana fue su vicepresidente


y sucesor, Lyndon B. Johnson (LBJ), que lanzó y cumplió el proyecto de "gran
sociedad".

Aprovechando la herencia moral del presidente asesinado y la habilidad


que tenía como político conocedor de los personajes y los mecanismos
del Congreso, Johnson empezó entre 1964 y 1965 un alud de progra-
mas de asistencia social que abrazaron desde planes de promoción pro-
fesional hasta la ayuda a familias con niños a su cargo, pasando por
subvenciones para los pobres, cantinas escolares, apoyo a la agricultu-
ra y al pequeño comercio, y extensión de los derechos electorales a las
minorías marginadas.

Johnson trazó un camino que sus sucesores inmediatos no pudieron


torcer: en 1971 los gastos sociales federales equivalían al 7,75% del PNB.
Por otro lado, el porcentaje de pobres en EE.UU. bajó del 22% en 1959,
al 13% en 1968.

Si de Johnson quedó un mal recuerdo fue por su imagen de político soez y


provinciano, en contraste con su telegénico predecesor. Sin embargo, también,
y sobre todo, por la responsabilidad que tuvo en el hecho de implicar a Estados
Unidos en la guerra de Vietnam a partir de 1964.

3.2.3. Balance de la guerra de Vietnam

El gran número de tropas regulares comprometidas en la guerra de Vietnam


(que llegó hasta 536.000 soldados en 1968), la carísima tecnología punta des-
plegada y las enormes ofensivas de bombardeo (que en total fueron superio-
res en una vez y media al total de los bombardeos aliados durante la Segun-
da Guerra Mundial) tuvieron un coste muy alto en la economía y la sociedad
norteamericanas.

La sociedad americana y la guerra de Vietnam

En EE.UU. se sucedieron las protestas cívicas y estudiantiles y entre la tropa se extendió


la desmoralización, hasta el punto de que el 3% de los oficiales que murieron en Vietnam
lo hicieron a manos de sus propios hombres.

El tratamiento informativo adverso de la televisión también tuvo importancia.


Actualmente se admite que los norteamericanos no perdieron la batalla militar
ante la crucial ofensiva comunista del Têt (enero de 1968), pero la cobertura
televisiva que se hizo hundió la moral norteamericana al pasar en pocos días
© FUOC • P09/74529/00364 41 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

de una imagen optimista a otra catastrofista. El hecho de que la guerra de


Vietnam fuera la primera contienda televisada en directo añadió todavía más
impacto al fenómeno.

Las consecuencias de la guerra de Vietnam fueron muy negativas para Estados


Unidos:

1) Los gastos que generó la guerra acabaron paralizando los proyectos sociales e
incluso hicieron que EE.UU. perdiera temporalmente la carrera armamentista
con los soviéticos.
La milicia popular de Vietnam del Norte
protestando por el bombardeo de Hanoi el 14
2) La imagen política de Estados Unidos quedó malherida: 3.500.000 refugia- de diciembre de 1966.

dos vietnamitas entre 1964 y 1969, incontables bajas civiles, el 20% de las
junglas y el 36% de los bosques arrasados por las campañas de defoliación (la
proporción de una bomba de 250 kg lanzada cada 30 segundos durante toda la
contienda) y la relación de cinco soldados de intendencia por uno de combate
dieron la imagen de un abuso enorme e inútil.

3.2.4. La gran desilusión norteamericana: Nixon y el Watergate

En el año 1968 el republicano Richard Nixon ganó las elecciones presidencia-


les, y de esta manera culminaba su camino hacia el poder, que había iniciado
con la derrota frente a Kennedy, ocho años atrás. Aparentemente el nuevo pre-
sidente era un político de línea dura, pero tal y como ha pasado muchas veces
en la historia, fue él precisamente quien sacó a Estados Unidos de Vietnam.

El plan de Nixon se apoyaba en dos líneas de actuación:

1) "Vietnamizar la guerra de Vietnam". Es decir, "devolver" a los vietnamitas


del Sur "su" guerra, retirando a los soldados americanos y dejando al poder del
gobierno de Saigón el avanzado material militar que éstos habían utilizado en
la contienda.

2) Pactar con el gobierno de Vietnam del Norte una salida negociada del con-
flicto. Para esto, Nixon y su brillante secretario de estado, Henry Kissinger, di-
señaron un doble acercamiento a las dos superpotencias del este, que en aquel
momento estaban enfrentadas: China y la URSS.

La maniobra era audaz, ya que pretendía provocar la aproximación soviética


a partir del interés americano por China. En el mes de mayo de 1972 el presi-
dente norteamericano se trasladó a Moscú y firmó el tratado SALT�I�para la
limitación del armamento estratégico nuclear.

Contactos norteamericanos con China

Henry Kissinger viajó secretamente a Pekín en 1971, Washington reconoció diplomáti-


camente el régimen comunista chino, y en febrero del año siguiente fue Nixon mismo
quien se entrevistó con Mao.
© FUOC • P09/74529/00364 42 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Como resultado de estas maniobras, en otoño de 1972 los norteameri-


canos consiguieron llegar a acuerdos sólidos con el régimen de Vietnam
del Norte, que permitieron abandonar la guerra con un mínimo de dig-
nidad; a principios de 1973 ya no quedaban tropas regulares de combate
americanas en Vietnam del Sur. Sin embargo, sobre todo, en un tiempo
increíblemente breve se había conseguido poner las bases de la détente,
o distensión, un intento para reconducir la guerra fría hacia caminos
diplomáticos y alejar el fantasma de una contienda generalizada.

Estos éxitos aseguraron a Nixon su reelección en 1972. Sin embargo, duran-


te la campaña electoral se descubrió fortuitamente un episodio de espionaje
político en el cuartel general del Partido Demócrata en el edificio Watergate.
Dos reporteros del Washington Post lo hicieron estallar y se desencadenó un
escándalo político cuando se descubrió que hombres del entorno directo del
presidente estaban implicados en el asunto. La acumulación de pistas apun-
taba cada vez más a Nixon mismo que, a punto de ser procesado, dimitió en
agosto de 1974, un hecho sin precedentes en la historia norteamericana. El
golpe fue terrible y la confianza de los norteamericanos en sus instituciones
cayó claramente.
© FUOC • P09/74529/00364 43 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

4. La ruptura sinosoviética y otras crisis en el bloque


oriental

Mientras los norteamericanos veían cómo su sistema entraba en crisis, algo


parecido ocurría en el bloque soviético durante la primera mitad de los años
sesenta.

4.1. La decadencia de Jruschov

El periodo final del liderazgo de Jruschov fue el contrapunto negativo de los


éxitos alcanzados en la fase anterior.

Las gigantescas campañas�agrarias, centradas en la ruptura y la colonización


de regiones vírgenes de Asia central, acabaron en desastre a causa de la inesta-
bilidad climática de la zona, las tormentas de arena, las dificultades de alma-
cenamiento y transporte, la provisionalidad de los trabajadores y las interfe-
rencias burocráticas. También hubo mala suerte: la primavera y el verano de
1962, que fueron muy fríos, destruyeron entre el 80 y el 90% de la cosecha de
maíz en la Rusia europea. Sin embargo, la expansión de los campos de maíz se
había hecho a costa de los de forraje, lo cual también repercutió en la ganade-
ría. La sequía de 1963 completó la catástrofe agrícola.

Jruschov acabó sufriendo una humillación particularmente dolorosa, ya que


uno de los argumentos en los que había basado su candidatura para subir al
poder había sido el énfasis dado al desarrollo agrícola, con el objetivo de copiar
los sistemas norteamericanos y superarlos.

Desde 1963 la URSS se vio obligada a hacer grandes compras de trigo al extran-
jero, especialmente a EE.UU. y Canadá. Jruschov tampoco consiguió mejorar
significativamente el nivel de vida de los ciudadanos soviéticos ni proveerles
de los estimulantes bienes de consumo a la manera occidental.

Principalmente, sin embargo, los grandes fracasos del nuevo dirigente


soviético se manifestaron en la política�exterior. La penetración sovié-
tica en Oriente Medio e Indonesia nunca fue muy firme, y todavía me-
nos los primeros intentos por ganarse la confianza de algunos países
africanos que acababan de obtener la independencia. Por otro lado, el
desmantelamiento forzado de las bases de misiles nucleares en Cuba
(1962) comportó una humillación pública internacional para los sovié-
ticos, por más que secretamente Kennedy accediera a compensaciones
estratégicas importantes.
© FUOC • P09/74529/00364 44 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Hacia finales de los años cincuenta, Jruschov ya había descubierto que la gue- Ved también
rra fría, como enfrentamiento estratégico a escala mundial, era algo absoluta-
Recordad que en el apartado
mente nuevo en la historia de la humanidad. Una escala tan descomunal ha- 1.1.3 hemos hablado del papel
cía imposible controlar no sólo lo que podía hacer el enemigo, sino también de Yugoslavia en la primera es-
cisión del bloque comunista en
las reacciones de los aliados mismos. 1948.

La realidad acabó siendo desconcertante, ya que en los dos bloques se produ-


jeron disidencias y cismas imprevistos. En el campo soviético, como hemos
comentado antes, ya se había producido una primera ruptura en el año 1948.
Sólo diez años más tarde se forjaba un nuevo agujero, esta vez era con la China
comunista.

4.2. El gran cisma comunista

Después de una guerra civil de tres años, los comunistas chinos, liderados por
Mao Zedong, tomaron el poder en 1949. Durante los años en los que vivió
Stalin, las relaciones entre Moscú y Pekín fueron tibias pero correctas. Sin em-
bargo, entre 1959 y 1963, las tensiones crecieron hasta un punto tan extremo
que acabaron en una ruptura sonada. No hubo una sola razón para este divor-
cio, sino varias:

1) Como mar de fondo había los prejuicios raciales y culturales entre chinos
y rusos, que venían de mucho antes.

2) La prepotencia soviética, que tendía a tratar a la enorme China comunista


(con unos seiscientos millones de habitantes) como si fuera uno de los peque-
ños satélites del este de Europa, fue importante en este proceso.

Sin embargo, China tenía rango de subcontinente, era una mezcla de culturas
milenarias y, como tal, sus nuevos dirigentes tenían ideas propias sobre cómo
había que adaptar la revolución de tipo comunista a su realidad cultural e
histórica.

Entre 1958 y 1959, los dirigentes chinos habían embarcado al país en el Gran
Salto�Adelante, un proyecto extraño que tenía que conjugar la industrializa-
ción intensiva, a la manera estalinista, con el desarrollo agrícola fundamen-
tado en la educación técnica acelerada de los campesinos, y proyectos agríco-
las a gran escala. Esta experiencia, basada en agrupaciones de cooperativas,
tenía que impulsar el desarrollo de una industria rudimentaria y descentrali-
zada para proveer el mundo rural en régimen de autarquía. Esta experiencia,
que debía dar como resultado una especie de estructura social y económica
agricola-industrial de carácter feudal, acabó siendo un desastre. La falta total
de planificación (desde 1960 el régimen no publicaba estadísticas de produc-
ción) degeneró en el caos más absoluto y, además, se añadieron los efectos
económicos de la ruptura con los soviéticos.
© FUOC • P09/74529/00364 45 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Los primeros intentos de autogestión por parte de China molestaron bastante


a la Unión Soviética, que había tenido su propia revolución ya hacía algo más
de cuarenta años y había desarrollado tendencias políticas conservadoras. Se-
gún Moscú, el enfrentamiento con los occidentales no tenía que acabar en el
holocausto nuclear. Según Mao, lo más importante era liquidar el capitalismo,
fuera como fuera. Espantados por este radicalismo, los soviéticos negaron la
ayuda a sus camaradas chinos para construir su propia bomba atómica. A és-
tos, la prudencia exterior, que propugnaba la "coexistencia pacífica", y el con-
servadurismo interior según el cual era más importante el rango de superpo-
tencia que el desarrollo social en un sentido revolucionario les sonaba a trai-
ción. La URSS les parecía un imperio dirigido por una burocracia inmovilista
y no por revolucionarios.

Muy pronto, Pekín acusó a los soviéticos de desviacionismo, revisionis-


mo y traición a las esencias del leninismo, y en 1960, Moscú respon-
dió retirando repentinamente de China a todos los consejeros, créditos,
ayudas y planes de desarrollo económico y tecnológico que tenía allí.
Fue sólo el comienzo de una serie de desavenencias y reproches mutuos
que acabaron en una ruptura formal en verano de 1963.

4.3. El advenimiento de Breznev

Jruschov no fue el protagonista absoluto de esta espectacular escisión. Sin em-


bargo, sus rivales en el partido le dieron la culpa tanto del desenlace de la cri-
sis como de la incapacidad posterior de los soviéticos de controlar a Mao. La
ruptura no hundió al régimen chino: se produjo una lenta recuperación eco-
nómica basada en planes más conservadores. Un símbolo espectacular de esta
reactivación fue la explosión de la primera bomba atómica china en octubre
de 1964, más o menos en las mismas fechas en las que Jruschov caía víctima
de un complot interno del partido.

En el periodo que va desde 1964 hasta 1974, hasta ahora bajo el liderazgo de
Leonid Breznev, la Unión Soviética tendió a la esclerosis. El nuevo dirigente no
era sino el hombre de paja de la nomenklatura, la clase burocrática y adminis-
trativa, que de hecho había quitado de en medio a Jruschov, un intento fallido
de líder personalista, y ahora se gobernaba a sí misma. Era la consecuencia ló-
gica de una nueva estructura socioeconómica en la que prevalecían la pobla-
ción urbana (55%), la clase obrera y un enorme sector de servicios que iguala-
ba al campesinado en número. Incluso el PCUS perdió peso en el aparato del
régimen y los pulsos de poder (se había renunciado a las purgas políticas) se
daban entre los grupos de presión; entre éstos empezó a destacar el complejo
militar-industrial. La Rusia de los mujics había desaparecido con Jruschov.
© FUOC • P09/74529/00364 46 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Nomenklatura

Esta extraña palabra derivaba del término nomenklator ('lista' o 'catálogo'); así pues, per-
tenecía a la nomenklatura todo el mundo que figurase en la "lista" de los que tenían algún
poder, una lista que, por otra parte, era bastante amplia. Después de haber huido a Oc-
cidente en 1972, el ex miembro del PCUS Mijaíl Voslensky publicó en 1980 su obra La
nomenklatura, en la que, haciendo referencia a la lista oficial de la dirección del partido,
tipificaba a la clase dirigente.

4.4. Nueva crisis: la primavera de Praga

Fuera de la URSS, pero dentro del bloque oriental, el jruschovismo y la manera


en la que se eliminó dejaron huella.

En muchas de las denominadas democracias populares del este se produjo, en-


tre 1966 y 1968, un debate entre progresistas y moderados, que en realidad
coincidían, por un lado, con los cuadros del aparato del partido, núcleo de
una clase conservadora, y por otro, con los intelectuales técnicos dispuestos
a la modernización socioeconómica a partir de cierto grado de liberalización
política.

En Yugoslavia, el debate se tradujo en la imposición definitiva, a partir de


1966, de un modelo económico de autogestión que en los veinte años siguien-
tes fue el espejo de la intelectualidad de izquierdas de Occidente.

Fue en Checoslovaquia donde se produjo la ruptura más espectacular,


emparentada con el proceso de desestalinización jruschovismo y con
el moderado aperturismo que destiló la política de coexistencia pacífi-
ca después de la crisis de los misiles. En el cambio de 1967 a 1968, la
batalla entre la intelectualidad técnica progresista y los conservadores
del partido acabó con el ascenso de Dubcek, que era un líder eslovaco
moderado. Durante la primavera, el nuevo programa de acción del par-
tido inauguraba lo que más tarde se conoció como el "socialismo de
rostro humano", cuyo objetivo era la renuncia al poder monopolista y
totalitario.

El experimento checoslovaco era demasiado peligroso para el esclerótico régi-


men de la URSS, y de esta manera, la denominada primavera�de�Praga acabó
en el mes de agosto con una invasión militar soviética apoyada por otras fuer-
zas del pacto de Varsovia. No hubo resistencia por parte checa, ni señales de
ayuda de los occidentales, porque al final de los años sesenta ya estaba claro
que se respetaba la mutua soberanía sobre las esferas de influencia del adver-
sario. De hecho, el estallido de la primavera de Praga contribuyó a la estabili-
dad del régimen de Breznev, ya que disuadió al resto de los estados satélite de
enredarse en aventuras similares. Además, a partir de la implícita complicidad
occidental se dio un paso importante hacia la política de détente que Nixon
inauguró unos cuantos meses más tarde.
© FUOC • P09/74529/00364 47 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

4.5. La Revolución Cultural china

En China, aunque se hizo con sacudidas violentas, el resultado fue parecido


al conseguido por los soviéticos a finales de este mismo periodo.

A partir del otoño de 1965, Mao lanzó la denominada Revolución�Cul-


tural, que se prolongó hasta abril de 1969 y que, con el apoyo de una
parte importante del ejército y la juventud estudiantil, sirvió para de-
volver al carismático dirigente el poder y la influencia que había perdi-
do a raíz del fracaso del Gran Salto Adelante.

La Revolución Cultural, que en un principio también perseguía el objetivo


de evitar la constitución de castas sociales en la maquinaria del partido y del
Estado, fracasó en este aspecto. El crecimiento urbano e industrial de China
había sido espectacular y había favorecido el desarrollo de un amplio sector de
técnicos y burócratas. Pretender prescindir de esto era ilusorio. Por otro lado,
la Revolución Cultural tropezó con adversarios inesperados y con problemas
Cartel propagandístico de la Revolución
muy complejos. Finalmente, se resolvió con pactos políticos muy ambiguos, Cultural china

y poco tiempo después los cuadros tecnicopolíticos purgados se reintegraron


a sus antiguos lugares.

Estos acontecimientos no hicieron más que empeorar las relaciones entre chi-
nos y soviéticos, que ya eran muy tensas. En marzo de 1969, tropas de las
dos potencias mantuvieron toda una serie de enfrentamientos a lo largo de su
frontera, especialmente en torno a una isla –Damansky en ruso, Chenpao en
chino– situada en el río Ussuri. Durante el verano, incluso circularon rumores
de una inminente guerra nuclear entre China y la URSS.
© FUOC • P09/74529/00364 48 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

5. La descolonización africana y sus traumas

Hacia finales de los años cincuenta, y sobre todo en el crítico 1960, numerosos
estados del África subsahariana obtuvieron la independencia de la dominación
occidental. Dado que los territorios de las distintas colonias africanas se habían
formado aglutinando grupos tribales y lingüísticos o etnias completamente
diferentes, incluso antagónicas entre sí, los movimientos nacionalistas no se
habían desarrollado con fuerza desde la Segunda Guerra Mundial.

5.1. Los estímulos exteriores

Hay que relacionar la oleada de procesos independentistas de los años sesenta


con el ejemplo de los países del norte de África, que hacia la mitad de los años
cincuenta (y antes, en el caso de Libia) habían conseguido una emancipación
plena o estaban luchando duramente por conseguirla (en el caso de Argelia). La
conferencia de Bandung (1955) también contribuyó a alimentar la dinámica
independentista de los estados africanos. En esta conferencia, las delegaciones
asiáticas (la India, Pakistán, Indonesia, Birmania, Ceilán, China y Vietnam del
Norte) y africanas (Egipto, Etiopía, Liberia, Libia, Sudán y Ghana), además de
las correspondientes a los países árabes, se reunieron para estudiar temas de
interés común, como el colonialismo, el racismo y la soberanía nacional.

Liberia
Estados�africanos�independientes,�hasta
Después de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos, se planteó la posibilidad 1960
de que una parte de la población negra americana volviera a África. Esta posibilidad se
experimentó con la creación del nuevo estado de Liberia.
Lectura recomendada
Puesto que las raíces perdidas imposibilitaban en la mayoría de los casos un retorno a los
lugares de origen, la Sociedad Americana de Colonización eligió el cabo Mesurada como H.�Varela�Barraza (1975).
futuro hogar de la primera partida de esclavos liberados. Primero se fundó el asentamien- Los movimientos de liberación
to de Monrovia, y con todos los que se fueron creando se constituyó un territorio que en África. México: UNAM.
en 1824 recibió el nombre de Liberia, gobernada por políticos blancos norteamericanos
hasta el año 1836.

Liberia fue proclamada república independiente en 1847, pero Estados Unidos no reco-
noció diplomáticamente este hecho hasta 1862. En la república coexistían dos poblacio-
nes: la de los colonos liberados, que a mediados de siglo XIX sólo era de unas 3.000 per-
sonas, y la de los pobladores autóctonos del interior.

5.2. Los estímulos interiores

Aunque tuvo menos peso que los estímulos exteriores, el impacto sociopolítico
de la Segunda Guerra Mundial también afectó al África negra, como ya había
pasado en otros continentes. La contienda no había afectado a esta región del
planeta, pero en cambio, la dificultosa relación con las metrópolis y la contri-
bución al esfuerzo de guerra habían propiciado un cierto desarrollo económico
propio. Nuevas redes de comunicaciones y algunas industrias de transforma-
© FUOC • P09/74529/00364 49 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

ción favorecieron el crecimiento urbano, y también la aparición (en algunos


países) de una semilla de clases medias y un proletariado autóctonos. Además,
la movilidad social y geográfica empezó a influir en la destribalización.

El panafricanismo
La arbitrariedad de los
colonizadores
Desde un punto de vista meramente político, en el cambio de siglo habían aparecido las
primeras figuras nacionalistas panafricanistas, originarias del área antilana, norteameri-
cana o sudafricana. En EE.UU., Marcus Garvey organizó en 1914 la Asociación Universal A modo de ejemplo, tan sólo
es necesario señalar el hecho
para la Promoción de los Negros, que propugnaba el retorno a África de los norteame-
de que la Nigeria actual agru-
ricanos de color. El doctor y profesor de sociología William E.B. Du Bois estructuró el pa a 250 etnias diferentes.
pensamiento panafricanista y puso en marcha toda una serie de congresos. El primero se
celebró en París, en 1919. Sin embargo, el más importante fue el quinto, de 1945, que
se convocó en Manchester.

Los procesos independentistas que se sucedieron en el África subsahariana en


1960 se llevaron a cabo en medio de una gran tranquilidad, que parecía pre-
sagiar que esta segunda oleada descolonizadora no comportaría las tragedias
de la primera, que transcurrió entre finales de los años cuarenta y la mitad de
los cincuenta.

Sin embargo, las nuevas repúblicas africanas siempre fueron estados mucho
más precarios que los asiáticos o los árabes. En buena medida, porque a dife-
rencia de éstos, en el África subsahariana apenas existieron entidades estata-
les precoloniales importantes. Y las pocas que sobrevivieron hasta el siglo XIX
fueron arrasadas por conquistadores europeos, que mezclaron sin miramien-
tos centenares de pueblos, etnias y tribus.

En 1961, Somalia celebra el primer aniversario de su independencia.


© FUOC • P09/74529/00364 50 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

La falta de culturas homogeneizadoras y la coexistencia forzada de personas


tan ajenas entre sí favoreció la inestabilidad política y social. También dificultó
la emergencia de clases medias autóctonas y el desarrollo de culturas naciona-
les. Faltaban cuadros dirigentes, funcionariado y clases tecnicoprofesionales.

Esto hizo que, en muchos casos, las relaciones con la antigua metrópo-
lis fueran una continuación de la dependencia colonial; aunque en el
ambiente de confrontación bipolar, forzosamente acabaran aparecien-
do soviéticos o norteamericanos como nuevas metrópolis. A ellos se
añadieron, en los años setenta y ochenta, los chinos.
© FUOC • P09/74529/00364 51 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Resumen

Los treinta años que van de 1945 a 1975 constituyen un periodo largo y com-
plejo en el cual transcurre la primera guerra fría hasta llegar a su paroxismo
en 1962, la fase posterior de relajación de las tensiones y las dos etapas de la
descolonización. Ante esta disparidad, resulta difícil diseñar un esquema que
conjugue estos acontecimientos. Por este motivo, nos tendremos que basar en
la estructuración cronológica.

La década de 1946 a 1956 vio cómo la primera guerra fría iba tomando fuerza,
mientras se producía la primera fase de la descolonización: las dos situaciones
crearon un incremento continuado de las tensiones. Con los precedentes acu-
mulados en sólo dos años, la guerra fría empezó en 1948 con el bloqueo de
Berlín y, aunque acabó con una victoria occidental, los años siguientes con-
templaron lo que parecía la expansión incontenible del comunismo por Asia
y, sobre todo, la revolución china. La guerra de Corea representó el primer
intento liderado por los norteamericanos para frenar este impulso, que acabó
en tablas. No obstante, en el bando soviético también se produjeron contra-
dicciones. En 1956 hubo una crisis en el régimen estalinista húngaro que rá-
pidamente degeneró en una insurrección abierta por parte de la población que
fue violentamente reprimida por las tropas soviéticas.

Paralelamente, la presión conjunta norteamericana y soviética, los movimien-


tos de liberación nacional y la incapacidad militar y política de las potencias
coloniales del pasado impulsaron un proceso descolonizador traumático en la
mayoría de los casos. Los británicos optaron por un proceso de renuncia con-
trolado, mientras que París se resistió tanto como pudo a abandonar sus po-
sesiones. No obstante, en los dos casos, las consecuencias resultaron trágicas:
desde la India hasta Argelia, los primeros pueblos que escaparon de la tutela
colonial sufrieron todo tipo de tragedias.

A pesar de todo, tanto franceses como ingleses seguían conservando la menta-


lidad propia de las viejas potencias imperiales. Por este motivo, el incidente de
Suez de 1956 marcó una clara frontera: la que puso el punto y final definitivo
a esta mentalidad colonial, dejando claro que la preeminencia de la bipolari-
dad propia de la guerra fría era la contradicción fundamental a mediados de
siglo XX.

La coincidencia cronológica de la insurrección húngara con la crisis de Suez


y el trato que se dedicaron entre sí las grandes potencias convirtieron el año
1956 en una fecha importante, a partir de la cual quedó definitivamente es-
tablecida (y aceptada por las dos grandes potencias dominantes) la división
bipolar del mundo. Esta situación influyó de manera contundente en el pro-
© FUOC • P09/74529/00364 52 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

ceso de la descolonización, que se completó de manera espectacular en África


a lo largo de los años sesenta, aunque también contribuyó a mezclarlo con el
de la Guerra Fría.

La descolonización no acabó con las tensiones de la Guerra Fría, pero las calmó
y proporcionó a las partes enfrentadas más tiempo para pensar en sus estrate-
gias. Por este motivo, la revolución cubana y la posterior ruptura del régimen
castrista con Estados Unidos –un acontecimiento que inicialmente se relacio-
nó con los procesos descolonizadores– se convirtió rápidamente en un factor
de desestabilización internacional que desembocó en la crisis de los misiles y
en el paroxismo de la primera guerra fría. La conciencia de que la catástrofe
había estado cerca, y de que la situación no podía mantenerse indefinidamen-
te sin el enorme peligro de la destrucción mutua, dio paso a una época de
relajación, de distensión, que se prolongó toda una década.

Fue justamente esta tranquilidad entre las dos grandes superpotencias la que
provocó la relajación de los aliados de cada bando. Franceses y alemanes ini-
ciaron contactos con el bloque oriental, donde se estaba consumando el grave
cisma sinosoviético que implicó a otros países de la Europa oriental. Todo esto
vino acompañado de una crisis de conciencia en las dos superpotencias. En
Estados Unidos, de manera muy clara, fue el camino que llevó de Kennedy a
Nixon y el Watergate. En la URSS, de manera más difusa, fue el paso de la era
jruschoviana a la brezneviana.
© FUOC • P09/74529/00364 53 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Actividades

1. Ved la película El tercer hombre, dirigida por Carol Reed (1949), y a continuación leed el
comentario que se hace de la misma en M. Hierro (1980). Cine e Historia. Barcelona: Gustavo
Gili (págs. 142-148). También tenéis un acceso fácil al relato que sirvió de guión original:
G. Green. El tercer hombre. Madrid: Alianza Editorial, 1986. La película la encontraréis en
cualquier videoclub que tenga colecciones de obras clásicas o en algunos grandes almacenes.

2. Haced una reseña del libro siguiente: E. Meneses (1995). Castro, comienza la revolución.
Madrid: Espasa Calpe. Enrique Meneses fue el primer periodista que entrevistó a Castro en
Sierra Maestra.

Ejercicios de autoevaluación
1. ¿Se puede hablar de un culpable claro y concreto en el origen de la Guerra Fría? ¿Qué
causas genéricas podríais señalar?

2. ¿Qué conflicto europeo surgido de la Segunda Guerra Mundial tensó de manera definitiva
las relaciones entre angloamericanos y soviéticos?

3. ¿Cuáles eran los temores de Stalin, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mun-
dial, ante la posibilidad de sovietizar los países del este?

4. ¿En qué medida el Plan Marshall afectó a la evolución política de los países de la Europa
oriental?

5. ¿Qué importancia específica tuvo la guerra de Corea en el contexto de la primera guerra


fría?

6. ¿Quien fue el líder que impulsó la denominada desestalinización y cuál fue el aconteci-
miento que la puso en marcha formalmente?

7. ¿De qué fenómeno fue consecuencia la rebelión húngara de 1956?

8. ¿Cuál fue la actitud británica ante la descolonización, por oposición a la francesa, durante
los años cincuenta?

9. ¿Cuáles fueron las dos guerras coloniales más duras que los franceses tuvieron que afrontar
a lo largo de los años cincuenta?

10. ¿Por qué los franceses y los ingleses reaccionaron con tanta virulencia frente a la nacio-
nalización de la Compañía Anglofrancesa del Canal de Suez que llevó a cabo Nasser en 1956?

11. ¿Por qué el acercamiento de Cuba a la URSS creó una gran preocupación a Estados Uni-
dos?

12. ¿Cuáles son los tres presidentes norteamericanos que cubrieron el periodo de 1960 a 1974,
en el que la sociedad norteamericana pasó de un momento de gran ilusión a una profunda
decepción con relación a su sistema?

13. ¿En qué consistió el denominado escándalo Watergate?

14. ¿En qué consistió el denominado Gran Salto Adelante?

15. ¿En qué consistió la conferencia de Bandung y en qué año tuvo lugar?
© FUOC • P09/74529/00364 54 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

Solucionario
Ejercicios de autoevaluación

1. No. La prolongación del ambiente de guerra después de la Segunda Guerra Mundial; la


desconfianza mutua y el desconocimiento que había entre soviéticos y americanos; los pre-
juicios ideológicos. En general, la incertidumbre que reinaba después de la contienda sobre
el futuro inmediato de Europa.

2. La guerra civil griega.

3. La posibilidad de un enfrentamiento militar con las potencias occidentales y la descon-


fianza ante la posibilidad de que la integración de estos países en el rígido sistema soviético
generase algún tipo de influencia ideológica adversa.

4. Inicialmente también se ofreció a los países del este, pero su faceta de programa antico-
munista alarmó a Stalin, que los obligó a rechazar la oferta norteamericana. Después, los
partidos comunistas se lanzaron a copar el poder en cada uno de estos países, dejando atrás
todo tipo de escrúpulos. A partir del Plan Marshall ya no hubo posibilidad de retorno a la
sovietización de los países del este.

5. Fue la primera gran intervención militar de las fuerzas de las Naciones Unidas. También
fue la primera y única gran contienda convencional que hubo entre ejércitos comunistas y
occidentales.

6. Nikita Jruschov; la sesión secreta del XX Congreso del PCUS, en febrero de 1956.

7. De la desestalinización.

8. La actitud británica fue de pragmatismo, ya que se desprendió de las colonias que no


podía mantener, pero mantuvo el resto por todos los medios. Los franceses intentaron una
resistencia a ultranza.

9. Indochina y Argelia.

10. En buena medida, por miedo a que las prácticas nacionalizadas de Nasser fueran imita-
das por las colonias que habían conseguido la independencia o que estaban en camino de
conseguirla.

11. Las razones se pueden resumir en:


a) Cuba era un satélite soviético en las puertas de EE.UU.
b) Con la aproximación a Cuba, los soviéticos habían conseguido saltar el cinturón aislante
degrandes pactos y alianzas políticas y militares con los cuales se había intentado rodear a
la URSS.
c) El fenómeno cubano podía servir de ejemplo a otros países de Latinoamérica.
d) El estratégico canal de Panamá quedaba muy cerca de la Cuba prosoviética.

12. John Fitzgerald Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon.

13. Fue un caso de espionaje político en la sede central del Partido Demócrata, protagoniza-
do por hombres del entorno del presidente Richard Nixon –mientras éste llevaba a cabo la
campaña electoral de 1972.

14. Fue un proyecto llevado a cabo en China durante los primeros años del régimen maoísta
que, además de impulsar la industrialización intensiva tradicional y el desarrollo agrícola,
también tenía que crear una "industria rural", descentralizada, basada en agrupaciones de
cooperativas.

15. Fue un foro de reunión de países asiáticos, africanos y árabes, la mayoría acabados de
descolonizar, para discutir sus nuevos problemas como estados interdependientes en el con-
texto de mundo bipolar.
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Glosario
autarquía  f  Estado de un país que intenta bastarse a sí mismo con los propios recursos y
al mismo tiempo restringe al máximo las importaciones del extranjero.

CIA  f  Siglas correspondientes a Central Intelligence Agency, o servicio de inteligencia nor-


teamericano.

Comité de Actividades Antiamericanas  m  Comité constituido en 1938 por el Con-


greso, en vigilias de la Segunda Guerra Mundial. Empezó a hacerse célebre en 1947, cuando
se dirigió hacia los ambientes cinematográficos.

Commonwealth o Comunidad Británica de Naciones  f  Comunidad internacional


de naciones libres asociadas de distintas maneras con Gran Bretaña. Fue creada en la novena
conferencia imperial de 1926.

contrainsurrección  f  Doctrina militar especializada en la lucha contra la guerrilla, los


alzamientos populares y las revoluciones.

defoliación  f  Acción militar destinada a aclarar itinerarios o zonas de vegetación densa con
el fin de localizar más fácilmente los movimientos del enemigo. El ejército norteamericano
la utilizó masivamente en la guerra de Vietnam, difuminando el defoliante (denominado
agente naranja) desde el aire.

derecho de veto  m  Prerrogativa concedida a los estados miembros permanentes del Con-
sejo de Seguridad de la ONU que les permite oponerse a toda cuestión que no sea de proce-
dimiento.

destribalización  f  Ruptura de las estructuras tribales en los territorios africanos como


consecuencia de las nuevas estructuras políticas y culturales impuestas por los colonizadores
europeos.

desviacionismo, revisionismo  m  El término desviacionista fue utilizado originariamente


por los estalinistas para atacar a los que supuestamente se desviaban del legado leninista,
bien contra los que insistían en la revolución mundial y se oponían a la NEP y a la teoría del
socialismo en un solo país (desviacionistas de izquierdas), o bien contra los que en 1928-29
pedían compromisos políticos con partidos no comunistas (desviacionistas de derechas).

EDES  f  Siglas que en griego corresponden a Unión Nacional Democrática Griega, liderada
por Napoleón Zervas, ex oficial del ejército griego.

ELAS  m  Siglas que en griego corresponden a Ejército Nacional Popular de Liberación, brazo
armado del EAM o Frente de Liberación Nacional, dirigido por el clandestino KKE o Partido
Comunista Griego.

Estado del bienestar  m  Estado en el que los poderes públicos intervienen en materias
económicas y sociales y en el cual se amplía el derecho político individual a esferas del ámbito
colectivo y social (sanidad, educación, desempleo, etc.).
en welfare state

etnia  f  Grupo humano caracterizado por una estructura familiar, económica y social ho-
mogénea cuya unidad se basa en una comunidad de lengua, de cultura y de conciencia de
grupo.

FMI  m  Siglas de Fondo Monetario Internacional.

Kominform  f  Oficina de información comunista fundada por Zdanov y Malenkov en


1947, con centro en Belgrado, para coordinar a los partidos comunistas en todo el mundo.
Reemplazó al Komintern, disuelto en 1943. La Kominform desapareció en 1956.

laborista  adj  Relativo al Labour Party, nombre del Partido Socialista británico fundado en
1900. También se aplica a los partidos socialistas de otros países anglosajones o que recibieron
del mismo una influencia cultural.

libre cambio  m  En economía, postulado fundamental de la teoría liberal que propugna la


separación del Estado de la actividad económica mediante la libre transacción de las mercan-
cías como consecuencia de las fuerzas de la oferta y la demanda. En el ámbito internacional,
la implantación de estas teorías implica la supresión de los controles aduaneros, de los aran-
celes, de los contingentes, etc., que recortan la libertad privada y anulan la libre competencia
con los distintos mercados.
© FUOC • P09/74529/00364 56 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

misil  m  Cohete con carga de guerra, atómica o convencional.

misil balístico  m  Cohete militar de gran alcance que sigue una trayectoria de salida y
reentrada a la atmósfera a gran velocidad.

misil intercontinental  m  Equivalente a misil balístico, pero enfatizando el enorme al-


cance de "continente a continente".

modelo económico de autogestión  m  Basado en la gestión de una empresa por sus tra-
bajadores, bien directamente o bien mediante organismos temporales elegidos y revocables
por los trabajadores mismos. Inicialmente fue una idea planteada por el anarquista Proud-
hon con el fin de crear una alternativa al capitalismo que acabara absorbiendo a toda la so-
ciedad. En la Yugoslavia titista, la Ley de Gestión de las Empresas Económicas del Estado y
de las Asociaciones Económicas Superiores para las Colectividades de Trabajadores fue apro-
bada por la Asamblea Federal el 27 de junio de 1950, pero tardó muchos años en aplicarse.
En cada empresa de más de 70 trabajadores se escogía, con voto secreto, un consejo obrero
compuesto por un mínimo de quince miembros. La elección se hacía por mayoría simple. De
entre los componentes del consejo obrero se elegía un comité de administración que ejecu-
taba las decisiones. Estaba formado como mínimo por cinco miembros (entre ellos el director
de la empresa). Las empresas más importantes o complejas disponían, además, de unidades
tecnológicas que ayudaban al consejo obrero a tomar decisiones. Anualmente se reelegía la
mitad de los miembros del consejo obrero. Nadie podía ser elegido dos veces seguidas como
miembro del consejo. Éste tenía poderes totales con respecto a la producción y la organiza-
ción del trabajo, y también en el terreno de la contratación y el despido.

mujics  m pl  Voz rusa que designaba coloquialmente al campesino en tiempo de los zares.
Es diminutivo de muzh, 'hombre'.

new fair deal  m  Programa económico definido por el presidente norteamericano Harry S.
Truman en 1949, que era más o menos una continuación del New Deal.

PNB  m  Siglas correspondientes a producto nacional bruto.

principio de no injerencia  m  Política de ciertos Estados y organizaciones internacionales


de no intervención en los asuntos internos de otro Estado independiente.

racionalismo cartesiano  m  Corriente de filosofía moderna originada en Descartes, que


atribuye primacía a la razón sobre la experiencia.

respuesta flexible  f  Doctrina norteamericana de la guerra nuclear por la cual, en el caso de


un ataque soviético, el contraataque se tendría que evaluar en función de las circunstancias,
renunciando a la represalia masiva automática que implicaría la destrucción mutua asegurada
(conocida con las siglas MAD). De todas maneras, el número de blancos seleccionados en la
URSS se multiplicó por 2.000 en cuarenta años, y se duplicó cada cuatro.

SALT I  f pl  Siglas correspondientes a Strategic Arms Lirnitation Talks. Negociaciones que se
llevaron a cabo de 1969 a 1979, entre la URSS y Estados Unidos para reducir las armas nu-
cleares. La primera fase de estas negociaciones, o SALT I, se acabó el 26 de mayo de 1972, con
la firma del primer tratado en Moscú entre Nixon y Breznev. Se decidió delimitar los sistemas
de defensa antimisiles por cinco años. La segunda fase, o SALT II, se inició en noviembre de
1972, y después de un proceso de negociación muy complejo, con numerosas interrupciones,
se firmó un segundo paquete de acuerdos en Viena, el 18 de junio de 1979. Sin embargo, el
Congreso norteamericano lo rechazó y nunca entró en vigor.

señores de la guerra  m pl  En la China republicana de los años de entreguerras, jefes o cau-
dillos militares que controlaban provincias enteras en régimen de casi total independencia.

socialismo en un solo país  m  Teoría argumentada por Stalin, según la cual, aunque
la revolución mundial acabara teniendo lugar en un futuro indeterminado y pusiera fin al
capitalismo, de momento había que profundizar en la construcción de una sociedad socialista
en Rusia. Para Trotski y sus seguidores, la verdadera sociedad socialista sólo se podía construir
en cooperación con el proletariado revolucionario de los países industrializados avanzados.

tecnócratas  m pl  Políticos y dirigentes que basan su gestión en la pura eficacia técnica,
al margen de ideologías concretas.

tribu  f  Conjunto de familias que viven en la misma región o que se desplazan juntas, que
poseen un sistema político, unas creencias religiosas y una lengua comunes, y que tienen su
origen primitivo en el mismo tronco. Suele estar dividida en un pequeño número de bandas,
pequeños pueblos u otros subgrupos, normalmente relacionados con métodos específicos
© FUOC • P09/74529/00364 57 Aparición, apogeo y atenuación de la primera guerra fría

para determinar el parentesco, la residencia y el posible cónyuge. Tribu no es sinónimo de


etnia.

welfare state  m   Véase Estado del bienestar


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Bibliografía
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