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Entre las relaciones que unen a unos seres humanos con otros, a los individuos
con el grupo, y a los grupos entre sí, la sexualidad forma parte integrante, al igual
que la necesidad de aire, agua, alimentos, movimiento, conocimiento y compañía
humana, de las grandes necesidades que condicionan la existencia de las
personas sobre la tierra.
“Todo sujeto en la condición humana es sexuado, pero cada cual elabora su propia sexualidad”
Amezua
¿Son las culturas las que posibilitan o entorpecen la naturaleza biológica de
la sexualidad?
Creo que sin duda alguna, durante largos periodos de tiempo, y más con el
desarrollo del hombre en civilizaciones avanzadas, la humanidad ha venido
aclarando y fortaleciendo el comportamiento natural, enmarcado dentro de una
base de valores en torno a la ética y la moral. Esta situación se observar
claramente en un niño recién nacido. Al nacer, no conocemos restricciones,
prohibiciones, fronteras, leyes, reglamentos, ni nada que condicione de una u otra
forma nuestro comportamiento. En esta etapa de nuestra vida no somos muy
diferentes a cualquier otro mamífero, no producimos nada, solo nuestro instinto
más primitivo funciona en ese momento; la supervivencia (alimentarnos, respirar,
dormir). Al crecer y adquirir una conciencia más racional, teniendo en cuenta las
características de nuestro entorno; es en ese preciso momento donde la sociedad
en sí, empieza a ejercer presión, y por contraparte empezamos a reprimir nuestro
“comportamiento natural”, interiorizándose dichas presiones ya que nuestra
personalidad está en proceso de formación. 2
Bibliografía
“Todo sujeto en la condición humana es sexuado, pero cada cual elabora su propia sexualidad”
Amezua