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PODER JUDICIAL
MENDOZA
foja: 96
CUIJ:
13-04640934-9/1((010304-53925))
*105229044*
En Mendoza, a un día
del mes de abril de dos mil
veintidós, reunida la Sala Primera
de la Excma. Suprema Corte
de Justicia, tomó en consideración
para dictar sentencia
definitiva la causa N°
13-04640934-9/1(010304-53925),
caratulada: “SORIA
LUND IVANA EN J° 262.904/53.925
SORIA LUND IVANA MARIEL EN J:
252747 "SORIA
FEDERICO ANDRES C/ LUND EMY ANA MARGARITA
P/
DESALOJO" P/ TERCERÍAS P/ RECURSO
EXTRAORDINARIO
PROVINCIAL”.
ANTECEDENTES:
PRIMERA CUESTION:
¿Es procedente el
recurso extraordinario provincial
interpuesto?
B) Contestación de la recurrida.
b) Análisis
de la causa.
Efectivamente el
art. 36 de la Ley 14.394 dispone
que a los fines de la ley, “se
entiende por familia la constituida
por el propietario y su cónyuge,
sus descendientes o
ascendientes o hijos adoptivos; o, en defecto
de ellos sus
parientes
colaterales hasta el tercer grado inclusive de
consanguinidad
que convivieren con el constituyente” (el
subrayado me
pertenece).
En relación
a los colaterales se ha afirmado en
doctrina que como la norma se
refiere a los parientes colaterales
“en defecto” del
cónyuge, descendientes, ascendientes o hijos
adoptivos, sólo
podrán beneficiarse del bien de familia los
colaterales hasta
el tercer grado cuando se den dos condiciones:
1) Que el propietario
constituyente no tenga cónyuge,
ascendientes ni descendientes (la referencia a hijos adoptivos es
sobreabundante porque el Código
Civil los equipara a los hijos
concebidos conforme la naturaleza). 2)
Que convivan con el
constituyente. (conf. “Régimen del
bien de familia” - Leopoldo
L. Peralta Mariscal - 1° ed. -
Ed. Rubinzal Culzoni - Santa Fe -
2005 - Pág. 58)
La constitución
del bien de familia y designación
de la Sra. Lund como
beneficiaria del mismo, es inoponible al
hijo por lo que mal podría
justificar o dar razón a la posición que
la recurrente
sostiene en su tercería. Por otra parte la
constitución
del bien de familia no confiere un derecho a poseer,
ni instituye en
favor del beneficiario una suerte de derecho real.
Por último
entiendo la trascendencia que desde la
perspectiva de los derechos
humanos presenta el planteo que
formula la recurrente acerca de la
especial protección de que es
merecedor su hijo, niño
que con ella convive en el inmueble
objeto del proceso de desalojo.
No puede desconocer
esta Sala la íntima
vinculación que ostenta la casa
familiar habitada por niños, niñas
y adolescentes con
el eficaz acceso a un mínimo de bienestar
que especialmente
les aseguran los tratados internacionales que
conforman el bloque
constitucional y las reglas de la
Constitución que refieren al
derecho a la vivienda y su especial
protección.
Dos vertientes
concurren inevitablemente en el
juzgamiento de las situaciones
inherentes a esa protección,
contenida en los denominados
derechos sociales en general y en
los propios derechos humanos de la
infancia.
La solución
judicial debe quedar conformada, por
involucrar niños, a ese
necesario deber de cumplimiento de la
norma que garantiza los
derechos, en su máxima exigibilidad
(Ley 26061 art. 1).
Sin perjuicio de
ello y en pos de una solución
razonable, debo tener presente
que nuestra Corte Suprema ha
tenido oportunidad de pronunciarse
acerca del tema en la causa
Q.C.S.Y. c/ GOBIERNO DE LA CIUDAD DE
BUENOS
AIRES Y OTRO s/AMPARO. Por su implicancia en lo que
atañe
a la valoración del problema desde la perspectiva de
derechos,
recordaré en primer término una aserción que
contiene
el voto del Dr. Petracchi en la sentencia que recuerdo:
“El
acceso
a la vivienda digna está íntimamente relacionado
con otros
derechos humanos fundamentales, dado que un individuo que
no
tiene un lugar donde instalarse para pasar sus días y sus
noches y
debe deambular por las calles no sólo carece de una
vivienda,
sino que también ve afectadas su dignidad, su
integridad y su
salud, a punto tal que no está en condiciones
de crear y
desarrollar un proyecto de vida, tal como lo hace el resto
de los
habitantes.”(Q. 64. XLVI. RHE, 24/04/2012,
Fallos: 335:452).
Ahora bien,
concordando con el carácter
axiomático de la afirmación
transcripta, recuerdo que, en el caso
citado, el Tribunal impuso el
deber de garantía de acceso a la
vivienda digna en cabeza de
la Ciudad de Buenos Aires, en
función de dos circunstancias
que estimo imprescindible tener en
consideración, la situación
de vulnerabilidad de los sujetos de
preferente tutela y el carácter
de garante de los derechos
constitucionalizados que el sistema
jurídico asigna al Estado.
Ambos aspectos fueron considerados
en la sentencia de la Corte
Suprema que razonó en el caso, en
que me detengo por su
trascendencia para alumbrar la situación
de estos autos, fijando
los siguientes criterios:
“Cabe
revocar la sentencia que dejó sin efecto la
decisión
que ordenó a la
demandada la provisión de un subsidio
que permita a la actora
y su hijo -menor discapacitado-, en
"situación de calle",
abonar en forma íntegra un alojamiento en
condiciones dignas
de habitabilidad, hasta tanto se acrediten
nuevas circunstancias que
permitan concluir que el estado de
necesidad cesó, y ordenar
al Gobierno de la Ciudad de Bs As
que garantice a la accionante, aun
en forma no definitiva, un
alojamiento con condiciones edilicias
adecuadas a la patología
que presenta el niño, sin
perjuicio de contemplar su inclusión en
algún programa
de vivienda en curso o futuro para la solución
permanente de
la situación de excepcional necesidad planteada,
y hasta tanto
la demandada cumpla con lo ordenado, mantener la
medida cautelar”.
“Los
derechos fundamentales que consagran
obligaciones de hacer a cargo
del Estado con operatividad
derivada, están sujetos al control
de razonabilidad por parte del
Poder Judicial, y sin perjuicio de las
decisiones políticas
discrecionales, los poderes deben atender
a las garantías
mínimas indispensables para que una
persona sea considerada
como tal en situaciones de extrema
vulnerabilidad.”
“Los menores,
máxime en circunstancias en que
se encuentra comprometida su
salud y su normal desarrollo, a
más de la especial atención
que requieren de quienes están
directamente obligados a su
cuidado, requieren también la de los
jueces y de la sociedad
toda, más aún si se tiene en cuenta la
consideración
primordial del interés del niño que la Convención
sobre los Derechos del Niño impone a toda autoridad nacional
en los asuntos concernientes a ellos.”
Pues bien,
retornando al examen del planteo
impugnativo en trato, debo entender
que el mantenimiento de los
niños dentro de una vivienda digna
constituye un derecho
garantizado por el sistema constitucional, ya
que no se
entendería la garantía de acceso a una
vivienda digna, sin la
consiguiente seguridad de su mantenimiento en
el tiempo.
Recuerdo que al
receptar las directrices
convencionales acerca de los derechos de
Niños, Niñas y
Adolescentes la Ley 26061 deslindó
lo que dio en denominar
“responsabilidad familiar en forma
prioritaria” respecto del
disfrute pleno y el efectivo
ejercicio de sus derechos y
garantías”. En términos
inequívocos estableció que “el padre y la
madre tienen responsabilidades y obligaciones comunes e
iguales en
lo que respecta al cuidado, desarrollo y educación
integral
de sus hijos (art. 7°).
Ello así no
es por vía de frustración del derecho
de la actora a la
entrega de la cosa el modo en que debe hacerse
efectiva una garantía
de acceso a la vivienda que no toca a esa
parte asegurar sino
justamente a su contraria que la invoca. Ello,
desde luego sin
perjuicio del deber que como garante pueda
corresponder al Estado, en
las condiciones que ha examinado
nuestra Corte Suprema Federal.
Conforme las conclusiones a
que se arriba, este aspecto del recurso
en trato no resulta
admisible.
Agrego que en el
caso de autos no se ha invocado
ni demostrado que las necesidades
vitales de los contendientes y
sus vulnerabilidades presenten situaciones diferenciales que
tornen acosejables medidas especiales
para la protección de unos
en desmedro de otros. Nada se ha
alegado en concreto en punto
a circunstancias que puedan ser
calificadas como especialmente
atendibles en punto a la
vulnerabilidad de unos provocada por
los otros o por circunstancias
especiales a considerar siguiendo
la doctrina expuesta por la Corte
Suprema en el caso citado
precedentemente.
En razón de
ello, las medidas de protección de
derechos que se dispongan
para la ejecución de la sentencia que
condenan a desalojar, y
que sean eficaces para esa finalidad,
corresponden a la competencia
del tribunal que entiende en los
actos de ejecución, por lo
que no vislumbro necesario
disponerlas en esta instancia
extraordinaria.
Por último,
para una más completa pedagogía del
problema del
derecho a la vivienda vinculado a la niñez y la
familia y sus
soluciones jurisprudenciales en tribunales
internacionales y
nacionales puede abrevarse en el Tratado de
Derecho de Familia
dirigido por las Dras. Kemelmajer de
Carlucci, Herrera y Lloveras, en
el que la Dra. Mariel Molina ha
reunido y expuesto tales
pronunciamientos (Rubinzal – Culzoni
Editores, ed. 2018, Tomo
V-A, págs.. 233 y siguientes).
Por lo expuesto y
si mis distinguidos colegas de
Sala comparten mi opinión,
entiendo que el recurso interpuesto
debe ser rechazado.
Así voto.
Así voto.
SENTENCIA:
Y VISTOS:
RESUELVE:
I.- Rechazar el
recurso extraordinario provincial
interpuesto a fs. 8/12 y, en
consecuencia, confirmar la resolución
obrante a fojas 97/99 de
los autos n° 262.904/53.925,
caratulados: “SORIA LUND IVANA
MARIEL EN Jº 252.747
SORIA FEDERICO ANDRÉS C/ LUND EMY
ANA
MARGARITA P/ DESALOJO P/ TERCERÍA”, dictada por la
Cuarta Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Minas, de
Paz y Tributario.
II.- Imponer las
costas a la recurrente vencida (art.
36 CPCCTM).
III.- Diferir la
regulación de honorarios hasta
tanto se practique en las
instancias anteriores.
NOTIFIQUESE.