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Transmisibilidad del usufructo (Conclusión del diario del 20 de agosto de 2014), Por

Guardiola, Juan José - El Derecho, [258] - (21/08/2014, nro 13.550)

(Conclusión del diario del 20 de agosto de 2014)

III

Cómo lo reguló Vélez Sarsfield

Se vinculan directamente con la cuestión: a) el art. 2870, b) los arts. 1444 y 1449, c) el bloque de
arts. 2931 a 2933, d) el art. 2908, e) el art. 2919, f) el art. 2837, g) los arts. 2942, 3120 y 3242 y h)
las notas, que en su parte pertinente transcribo, a los arts. 1327: "...las servidumbres personales no
son enajenables porque son inherentes a la individualidad del titular; mas el usufructuario puede
ceder el ejercicio de su derecho, y si lo hace por un precio, esta cesión constituye una verdadera
venta..."; 2807: "...La cesión que el usufructuario puede hacer a favor de un tercero sin el
consentimiento del propietario, no importa sino el ejercicio del derecho y no el derecho mismo
inherente a su individualidad. El cedente será siempre el usufructuario titular, sometido a las
mismas obligaciones que pesaban sobre él antes de la cesión..."; y 3120: "...Los derechos de
usufructo, uso y habitación no pueden enajenarse ni cederse porque son concedidos a
determinadas personas, siempre de incierto valor, pues esos derechos acaban con la persona. El
Cód. Francés resolvió que el derecho de usufructo podía ser hipotecado; pero no siendo cosa sino
un derecho, no entra en nuestro sistema admitir la hipoteca del usufructo: hipoteca puede decirse
imposible en la práctica, porque su eficacia dependería de la vida del usufructuario...".

Con esa base normativa, es ampliamente mayoritaria la opinión de que el derecho de usufructo es
intransmisible, no solo mortis causa sino por actos entre vivos, y que lo único que se puede ceder a
título oneroso o gratuito es su ejercicio, la facultad de percibir los frutos de la cosa a título de
derecho personal, no el derecho real en sí mismo que es ad personam(1) y que continúa en cabeza
del usufructuario. Se apunta que la cesión de derechos en general permitida por el art. 1444 y la
prohibición específica del art. 1449 (que menciona al uso y la habitación) es restringida por la
disposición del art. 2870(2).
Que no importa la transmisión del derecho mismo inherente a su individualidad lo demuestra que
"el cedente será siempre el usufructuario titular, sometido a las mismas obligaciones (sic deberes)
que pesaban sobre él antes de la cesión"(3). El usufructuario y su fiador(4) continúan obligados
–como expresamente dice el art. 2870– frente al nudo propietario y responden al igual que en el
caso de arrendamiento(5), ya que tales contratos no pueden ser opuestos al nudo propietario (art.
1195, cód. civil)(6).

En razón de esta no liberación (tampoco admitida en el Código francés) es que Borda(7), siguiendo
a Planiol y Ripert, relativiza la distinción entre cesión del ejercicio y del usufructo como derecho
considerándola una querella de palabras, al menos en el terreno de las soluciones prácticas, ya que
no hay liberación sin consentimiento del nudo propietario; y si este da su consentimiento, bien
puede decirse que hay dos actos: uno de extinción del usufructo originario y otro de constitución de
uno nuevo directamente por el propietario. Coinciden en esto Vives y Cossari(8), agregando que,
como tales, habrá que instrumentarlos.

Ello, por supuesto, sin desconocer la diferencia para quien sustituye al usufructuario como titular de
un derecho personal o real según se le haya transmitido solo el ejercicio o el derecho mismo.

La cesión no puede extenderse más allá de la duración del usufructo por aplicación del art. 3270(9)
y los contratos que celebre (incluida la locación) terminan al fin del usufructo. Y en esto no puede
haber distinción, se trate del ejercicio o –de llegar a admitirse– del derecho(10), ya que nadie puede
transmitir un derecho mejor o más extenso que el que tenía y tratándose de un mismo y único
derecho, la desmembración del dominio será por el período por el que fue constituido en el acto
originario, sin que modifique esa situación el que venga dado por la vida de quien fue su primigenio
titular (arts. 2822 y 2825, cód. civil). Ahora bien, ello demuestra, sin embargo, el carácter
estrictamente personal del usufructo, que lo vitalicio es algo más que natural –y, por ende, es
coherente su incesibilidad– ya que, de lo contrario, como postulaba Allende(11), bastando el
principio de temporalidad y para evitar la aleatoriedad en todos los contratos que se celebren,
debería legislarse contemplando sólo un plazo máximo de duración (v.gr. veinte años, igual que
para las personas jurídicas) totalmente independiente de la vida del titular.

En el caso de varios cesionarios del ejercicio o de varios herederos de un único cesionario, el


derecho se dividirá entre ellos por partes iguales o en la medida en que resulte del acto de cesión o
del título hereditario (art. 3031). Como el derecho del concesionario no es personalísimo, su
fallecimiento es irrelevante y, como derecho personal, pasa a sus sucesores universales por todo el
tiempo que tenía derecho a gozarlo su causante(12).
Como lo que se transmite es un derecho personal, carece de vocación registral, y en cuanto a la
forma de instrumentación no es necesaria la escritura pública (art. 1454)(13).

En lo que hace a la validez de establecer una cláusula de indisponibilidad que prohíba la cesión del
ejercicio, las opiniones están divididas: mientras que Salvat(14) y Atilio Alterini(15) la admiten,
Guillermo Borda(16) y Marcelo Urbaneja(17) entienden que a través de ella se estaría negando una
de las facultades concedidas al titular del derecho real que hace a su contenido propio el goce
sobrepasando el límite impuesto por el art. 2502. Considero que la transmisión del ejercicio no hace
a la esencia del derecho y que el nudo propietario pudo haber tenido en cuenta las calidades
personales del usufructuario para contratar, por lo que bien pudo recortar la posibilidad de sustituir
–según sea el destino de la cosa– la explotación(18).

Alterini, el más destacado de los autores que conforman la minoría que acepta de lege data la
cesión del derecho(19), enarbola como argumento los arts. 2931 a 2933 y la correlación entre los
arts. 2831 y 2837.

En rigor, todos estos preceptos giran en torno a la única excepción de la no transmisibilidad del
derecho de usufructo, que está configurada para su extinción, para la liberación del gravamen, por
la reunión en cabeza de una tercera persona del usufructo y la nuda propiedad (art. 2931). En el
derecho romano, la consolidación se daba sólo cuando se reunía la propiedad en cabeza del
usufructuario. Ello lo explica Vélez en la nota al art. 2928. Sin embargo, también la tiene por
operada cuando (art. 2929 con la orientación del Código francés) se reúnen ambas calidades en
cabeza del propietario (en realidad es reversión) y en el tercer caso contemplado por el art.
2931(20), esto es, a través de la enajenación de ambos derechos a un tercero, supuesto que
Allende(21) y Mariani de Vidal(22) distinguen llamándolo confusión por doble enajenación(23). Al
liberarse el dominio por el desprendimiento que voluntariamente hace de su derecho el
usufructuario, en nada se complica la situación resultante(24), a la que consintieron
simultáneamente(25) los interesados.

No se trata de una extinción por la imposibilidad de ejercicio cuando debe ser tolerado por la
misma persona a quien corresponde el facultamiento(26), sino de una transmisión autorizada a
modo de excepción porque conduce a la extinción. Y, como reflexiona Urbaneja, si la transmisión
fuese el principio general aceptado, no hubiera hecho falta consagrarlo para una situación
específica, regulando aspectos también colaterales a ella (art. 2837, capacidad en cuanto a cesión
del ejercicio y de este único caso en que se autoriza del derecho(27); art. 2932, referido a la forma
reiterando principios generales; y art. 2933, revocatoria de los acreedores del usufructuario).
Tampoco el art. 2919 al hablar de usufructo dado en pago de una deuda inexistente, que invoca
Gutiérrez Zaldívar, es razón suficiente para avalar la tesis de cesión del derecho. Sin perjuicio de
que la mayoría de la doctrina(28) entiende que ello obedece a un error de redacción, al ser el
propietario, no el usufructuario, el que da en pago, también permite ser interpretado en el sentido
de que el ejercicio es lo entregado en pago por el usufructuario y hasta en el supuesto de cesión
del art. 2931.

No consagra una excepción a la intransmisibilidad el art. 2908, ya que el acreedor embargante no


se subroga al usufructuario en el derecho sino sólo adquiere la facultad de cobrarse con el
producido de su ejercicio, por lo que continúa el usufructuario como titular del derecho(29). Que se
les pague con él significa con los frutos que el usufructuario tiene derecho a percibir(30), no que les
adjudique en pago sino que sólo pueden actuar hasta cubrir el crédito para luego reintegrárselo(31).
Fundados en este derecho, los acreedores podrán impedir cualquier cesión o traspaso que el
usufructuario quiera hacer (art. 2933).

Como explica Machado(32), el embargo puede hacerse manteniendo la cosa en poder del
usufructuario (en cuyo caso, los acreedores no deben prestar la fianza establecida en este artículo
ya que nada tienen que conservar o restituir(33)) u ordenando el secuestro previa caución(34) para
tenerla los acreedores, con la posibilidad de que el juez designe un administrador judicial para que
perciba los frutos.

Estas severas limitaciones han determinado la exclusión del usufructo como aporte en las
sociedades de responsabilidad limitada y por acciones en las cuales, al ser el patrimonio social la
única garantía de los acreedores sociales, deben consistir en bienes susceptibles de ejecución
forzada; de tal suerte que únicamente podrá revestir el carácter de prestación accesoria (arts. 39,
45, 50, LS(35)).

IV

Jurisprudencia

1) "La subasta de derechos y acciones es admisible en tanto tenga por objeto créditos claros y
precisos, y no cuando resulten inciertos, especulativos y de dudosa realización. En consecuencia,
no cabe ordenar la subasta de un derecho real de usufructo, atendiendo a las restricciones que
pesan sobre el acreedor embargante de ese derecho, quien sólo está autorizado a cobrarse con el
producido del ejercicio de ese derecho real y resarcirse mediante los frutos naturales civiles e
industriales percibidos (arts. 2863, 2264, 583, 2425 y 2865, cód. civil) y los frutos adquiridos por su
separación de la sustancia misma de la cosa (arts. 2866, 2444 y concs., cód. civil). En ese contexto,
cabe colegir que no sólo se aprecia una insalvable dificultad para establecer el contenido
económico de esos derechos sino que, lo que es más grave aún, no puede siquiera vaticinarse con
un grado mínimo de certeza la obtención de ese tipo de elementos susceptibles de ser embargados
o, en su caso, de ser ejecutados forzadamente", CCiv. y Com. San Martín, sala II, 50823
RSD-126-2 S 7-5-2002, "Daversa, Virginia B. c. Widelhofer, Mario Juan s/ejecutivo", jueces
Occhiuzzi-Mares; Juba B2002461.

2) "Si bien la redacción del art. 2908 del CCI parecería consagrar una excepción a la regla de que
el usufructo no es cesible sino su ejercicio (art. 2870 del CCI) tanto en la doctrina nacional como en
la extranjera se ha considerado que el acreedor embargante no se subroga al usufructuario en el
derecho, sino sólo adquiere la facultad de cobrarse con el producido del ejercicio del gravamen,
continuando el usufructuario como titular del derecho, ni adjudicárselo en el pago ya que sólo
puede actuar hasta cubrir su crédito para luego proceder a reintegrarlo a su beneficiario", CCiv. y
Com. Mar del Plata, sala II, 79956 RSI-269-91 I, 18-4-1991, "Tripodi, Alfredo Octavio c. Lucca,
Jorge A. y otros s/ejecución de alquileres", jueces Martino-de de La Colina-Oteriño; ídem, 103273
RSI-994-97 I, 14-8-1997, "Orfei Carlos A. c. Auteri de Mirable, Rosario A. s/ejecución", jueces
Oteriño-Dalmasso-Zampini; Juba B1400175.

3) "Los acreedores del usufructuario sólo tienen la facultad de cobrarse con el producto del
usufructo sin que ello lleve a entender que hayan pasado a ser titulares del derecho real por ser
este derecho no cesible", CCiv. y Com. Pergamino, C 4362 RSI-80-5 I, 11-4-2005, "Poiré, Gloria
Edith y otro c. Coniglio, Antonio s/ejecución de sentencia", jueces: Gesteira-Ipiña-Levato; Juba
B2801772.

4) "La regla del artículo (2908) no debe ser entendida como que los acreedores del usufructuario
pasan a ser ellos titulares del derecho real. Es que, el usufructo no es cesible, permaneciendo
siempre el usufructuario como responsable frente al nudo propietario (art. 2870, C. cit.). Lo que sí
es transmisible es el ejercicio del derecho de usufructo y sobre tal base es que los acreedores
pueden, como dice el art. 2908, solicitar su embargo y que se le pague con él. Hasta tal límite la ley
confiere derechos a los acreedores del usufructuario. Empero no podrán ellos pedir la venta del
usufructo, ni requerir que se les adjudique en pago de los que les debe...", CNCiv., sala E,
16-7-2001, "Lubel Esther M. c. Lubel Carlos J.", jueces Mirás-Calatayud; JA 2001-IV, págs. 483/4.

5) "El usufructo por su propia naturaleza no es cesible y lo único que se puede transferir por parte
del usufructuario es el ejercicio de ese derecho en forma onerosa o gratuita (art. 2870 y su nota
cód. civil; Salvat, Obligaciones en general, t. III, núm. 2329 y Derechos reales, t. III, núm. 1575;
Rezzónico, Estudio de los contratos, t. I, págs. 562 y 566, nota 40, párr. final; Peña Guzmán,
Derechos Reales, núms. 1384 y 1456) y los acreedores no se subrogaron al usufructuario en el
derecho, sino que obtuvieron la facultad de cobrarse con los alquileres ingresados en la masa,
continuando aquél como titular del derecho; luego, una vez decretada su rehabilitación,
corresponde que esos alquileres sean reingresados a su beneficiario, ya que el derecho de la masa
no puede extenderse hasta después de ordenada aquella", CNCiv., sala C, "Wasserman, Ulrico
s/concurso", jueces Espiro-Belluscio-Bauzá, febr. 13-1975, ED, 62-182/3.

6) "Si bien el art. 2908 del cód. civil autoriza el embargo del usufructo, debe tenerse en cuenta que
el art. 2870 limita la cesión del usufructo sólo al ''ejercicio''. De modo que el acreedor, para avanzar
sobre el ejercicio del derecho real de usufructo, no tiene que trabar embargo en la matrícula del
bien sino que debe dirigir su pretensión sobre los frutos que perciba su deudor, si ellos resultaren
materia actual de disfrute", CNCiv., sala I, "Arts&Grafts c. Nebe S.A.C.I.F.I.M.A. y otros", 28-11-02,
jueces Delfina M. Borda, Julio M. Ojea Quintana, Abeledo-Perrot, Nº 30012037.

7) Sin embargo, la Cámara en lo Civil y Comercial de Jujuy, sala I, in re "Rodríguez, Marisa Ana y
Leone, Daniel Víctor c. Estado Provincial", 10-6-10, LLNOA 2010 (septiembre), 754, responsabilizó
a la provincia "por los daños que causó al actor, el rechazo que hizo el Registro Público Inmobiliario
de la inscripción del embargo preventivo ordenado a su favor sobre un inmueble, con sustento en
que la titularidad del bien no pertenecía a quien fue denunciado en el oficio, toda vez que la
persona en contra de quien se ordenó era cousufructuario del bien y sobre este derecho debió
anotar la medida en forma provisoria por 180 días –ley 17.801 y ley 3327 de la Provincia de Jujuy–,
por lo que la negativa sin fundamento resultó arbitraria e ilegal, máxime cuando la orden judicial
carecía de omisiones o errores". Y, cuando se ordenó trabar embargo sobre el derecho de
usufructo, no pudo efectivizarse, pues el referido derecho ya había sido levantado; por lo que "si se
hubiera registrado el embargo preventivo ordenado judicialmente, los acreedores hubieran podido
hacer efectivo su crédito sobre el ejercicio de ese derecho de usufructo, esto es, por el 20% de
aquellos valores locativos. Como ha sostenido la Jurisprudencia, si bien ''el usufructo no es cesible,
permaneciendo siempre el usufructuario como responsable frente al nudo propietario; lo que sí es
transmisible es el ejercicio del derecho de usufructo y, sobre tal base es que los acreedores
pueden, como establece el art. 2908 del cód. civil, solicitar su embargo y que se les pague con él...''
(conf. CNCiv., sala E, 16-7-01, "Lubel, Esther Marta c. Lubel, Carlos José", La Ley online). Es que,
precisamente, el art. 2908 del cód. civil es el que autoriza a los acreedores del usufructuario a pedir
que se le embargue el usufructo y se les pague con él, prestando la fianza suficiente de
conservación y restitución de la cosa tenida en usufructo (art. 2581 del ibídem). En nuestro sistema
legal, lo que es embargable es el ejercicio del derecho de usufructo, es decir los frutos que el
usufructuario tiene derecho a percibir, si tenemos en cuenta que de acuerdo al art. 2807 del cód.
civil, ''el usufructo es el derecho real de usar y gozar de una cosa, cuya propiedad pertenece a otro,
con tal que no se altere su sustancia''. En este caso, los acreedores de la Sra. de Abraham
hubieran podido percibir su crédito reconocido por sentencia, hasta cubrir el 20% del usufructo de
los tres inmuebles, y que conforme tasación pericial, arroja la suma de $ 9.900 mensual (el 20% del
total de los valores locativos de los tres inmuebles). Al respecto se ha sostenido que ''el embargo
preventivo, es solicitado contra la voluntad del usufructuario y tiene por objeto, la individualización,
sujeción y preferencia de la cosa embargada; el reconocimiento judicial que en la sentencia se hace
del crédito del embargante permite desapoderar en el uso y goce de la cosa al usufructuario en
beneficio de aquél para su venta'' (conf. Brusa, Horacio H. - Muñoz, Alicia, El embargo de usufructo,
LL Litoral, 2000-1157). Según la interpretación de Mariani de Vidal, ''...la regla del artículo –2908–
no debe ser entendida como que los acreedores del usufructuario pasan a ser ellos titulares del
derecho real...'' (Bueres, A. J. - Highton, Elena I., Código Civil y normas complementarias..., Buenos
Aires, Hammurabi, 1997, t. V, pág. 1018). De todos modos, a los fines que aquí nos interesa, lo
cierto es que los acreedores de la cousufructuaria hubieran podido hacer efectivo ese crédito sobre
el ejercicio de ese derecho por parte de su deudora, si se hubiera cumplido con el embargo
preventivo ordenado judicialmente, por lo que concluyo en que el daño soportado por los actores
así como la relación de causalidad de este perjuicio con la falta de servicio del Estado Provincial
han quedado debidamente acreditados en autos".

8) "El art. 2908 del cód. civil otorga exclusivamente al acreedor embargante la facultad de cobrarse
''con el producto de su ejercicio'', sin que pueda subrogarse al usufructuario en su derecho ni
adjudicárselo en pago", CNCom., sala E, 8-10-04, "Carenzo de Chamorros, Hebe N. v. Ghio,
Roberto y otros", jueces Rodolfo A. Ramírez, Martín Arecha, Abeledo-Perrot, Nº 35001071.

9) "El acreedor puede solicitar que se trabe embargo sobre el ejercicio del usufructo del que es
titular el ejecutado y no sobre el usufructo mismo, de acuerdo a lo previsto en los arts. 2870 y 2908
del cód. civil, dado que, si bien el usufructo no es cesible, puede transmitirse su ejercicio a través
de una futura locación y los acreedores pueden percibir sus créditos a través de los alquileres
derivados de dicha transmisión", CApel. Com., Lab. y de Minería, General Pico, 15-2-06, "Nicolau,
Horacio S. c. Sueldo, Luis E. y otro", jueces Marrero-Rodríguez-Constantino, LL, Patagonia 2006
(junio), pág. 342.

10) "1. Corresponde admitir el pedido de embargo del usufructo del deudor –en el caso, por el
cobro de honorarios profesionales– dejando en claro que la medida recaerá sobre el ''ejercicio del
usufructo'' y no sobre el usufructo mismo, máxime cuando la procedencia de la cautelar fluye
incuestionablemente, no solamente por la verosimilitud del derecho invocado, sino también de los
hechos relatados por la parte y de los fundamentos que aduce en apoyo de su petición. 2. Si bien
es cierto que el usufructo en sí mismo no resulta embargable, el acreedor del usufructuario puede
solicitar su embargo a fin de percibir el crédito pues ello no implica que pase a ser el titular del
derecho real de usufructo, el cual es intransmisible. 3. El embargo de un usufructo significa que los
acreedores de su usufructuario tienen facultad de exigir que se les pague con los frutos que el
usufructuario tiene derecho a percibir. Por ejemplo, si el usufructuario arrienda el inmueble objeto
del usufructo a un tercero a título oneroso, el embargo del usufructo se materializará sobre el precio
del alquiler (art. 2908, cód. civil), que lo podrá percibir el embargante del usufructo hasta cobrarse
su crédito", CApel. Com. Lab. y de Minería, General Pico, 11-12-07, "Nardillo, M. A. c. Iglesias,
Ramiro y otro", jueces Pérez Ballester-Rodríguez; La Ley online AR/JUR/11837/2007.

11) "Como bien dicen Garrido - Andorno (Código Civil Anotado, t. 3, pág. 440) ''lo que en definitiva
se concede al acreedor del usufructuario para salvaguardar su derecho y poder cobrar su crédito,
no es más que el ejercicio del usufructo encaminado a tales fines. Todo ello, desde luego, con
prestación de fianza suficiente''. O sea que el embargo del usufructo significa que los acreedores de
su usufructuario tienen facultad para exigir que se les pague con los frutos que el usufructuario
tiene derecho a percibir. Por ende ante la disposición legal del art. 2908 del cód. civil resulta
indiscutible el embargo del usufructo común (en la especie lo embargado es el usufructo común
constituido en escritura pública, y tal usufructo es embargable de acuerdo a lo que expresamente
dispone el art. 290, cód. civil). No se ha embargado el usufructo legal constituido por el art. 287 del
cód. civil, según los términos previstos por el art. 292 del cód. civil, pero de todos modos no está de
más señalar que ese usufructo también es embargable en razón de que la prohibición de esa
norma es relativa pues cabe el embargo siempre y cuando se deje lo necesario para llenar las
cargas del usufructuario legal (conf. D''Antonio, Patria Potestad, pág. 145; Zannoni, Derecho de
Familia, t. 2, pág. 769). En cuanto a los bienes muebles, desde el momento en que el usufructo del
inmueble importa el derecho real de usar y gozar del mismo, el usufructuario poseedor del
inmueble, y, por lo tanto, resulta que se presume que es propietario de los bienes muebles que se
encuentran en él virtud del principio del art. 2412 del cód. civil", Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Común de Tucumán, sala I, 8-10-92, "Usandivaras, Roberto c. Fiad, Elías
s/escrituración", jueces Brito, Frías de Sassi Colombres, Nores Colombres, Abeledo-Perrot, Nº
25/11849.

12) "En la resolución obrante a fs. 259/260 el Sr. juez de primera instancia deniega el pedido de
subasta del usufructo embargado. Para así resolver, señala que el embargo del usufructo sólo
permite al acreedor embargante cobrarse con el producto de su ejercicio, sin que pueda subrogarse
al usufructuario en su derecho ni adjudicárselo en pago. Cita jurisprudencia en apoyo de su
decisión (...) En tarea decisoria, es preciso señalar que el usufructo, es personalísimo e
intransmisible; la nota al art. 2807 expresa: ''...Es también por su naturaleza una propiedad
puramente personal, incomunicable, que no se puede ceder, e intransmisible por herencia, pues la
facultad de usar y gozar de una cosa es esencialmente correlativa a la persona, facultad que se
acaba con la persona, así es como en adelante se verá que el usufructo limitado a un tiempo, por
ejemplo de diez años, no se extiende hasta ese término si el usufructuario muere antes. La cesión
que el usufructuario puede hacer a favor de un tercero sin el consentimiento del propietario, no
importa sino el ejercicio del derecho, y no el derecho mismo inherente a su individualidad. El
cedente será siempre el usufructuario titular, sometido a las mismas obligaciones que pesaban
sobre él antes de la cesión...''. Asimismo, en la nota al art. 3120 Vélez Sarsfield reitera que: ''Los
derechos de usufructo, uso, habitación no pueden enajenarse ni cederse porque son concedidos a
determinadas personas, siempre de incierto valor, pues esos derechos acaban con la persona''. Lo
dicho, nos lleva a afirmar que el modo de hacer efectivo el embargo trabado por los acreedores del
usufructuario, previsto en el art. 2908 del cód. civil, no es la subasta del inmueble, sino mediante el
cobro de su producido, bien sea quedando las cosas en manos del deudor, debiendo éste entregar
su producido hasta la cancelación del crédito; o que el acreedor embargante pueda asumir el
usufructo de la cosa y percibir sus frutos, previo otorgamiento de fianza, y pagada la deuda, el
usufructuario podrá nuevamente ejercitar sus derechos (conf. Jorge A. Lavalle Cobo y María J.
Fornari, en Código Civil Comentado, Zannoni [dir.], Kemelmajer de Carlucci [coord.], Astrea, 2007, t.
11, págs. 1174/1175). En el mismo sentido, explica Marina Mariani de Vidal que: ''La regla del
artículo (2908) no debe ser entendida como que los acreedores del usufructuario pasan a ser ellos
los titulares del derecho real. Como se sabe, el usufructo no es cesible, permaneciendo siempre el
usufructuario como responsable frente al nudo propietario (art. 2870). Lo que sí es transmisible es
el ejercicio del derecho de usufructo y, sobre tal base, es que los acreedores pueden, como dice el
art. 2908, solicitar su embargo y que se les pague con él. Hasta tal límite la ley confiere derechos a
los acreedores del usufructuario. No podrían ellos pedir la venta del usufructo, ni requerir que se les
adjudique en pago de lo que se debe'' (Código Civil comentado, Dir. Bueres, Coord. Highton, T. 5,
ed. Hammurabi, año 1997, pág. 1018). Es por lo expuesto, que el Tribunal resuelve: Rechazar el
recurso de apelación deducido", CCiv. y Com. Junín, 5-4-11, Expte. Nº 50061, "Athier S.A. y ot. c.
Castro, Elsa Esther y ot. s/ejecutivo", LA 52, nº 137, jueces Rosa-Guardiola-Castro Durán (inédito).

Tratamiento registral

A) En la Capital Federal no se inscriben los embargos sobre el derecho de usufructo (ver jurisp. cit.
Nº 6). Tampoco es necesario pedir certificado para su renuncia. No obstante, Felipe Villaro(36)
considera, basándose en la nota al art. 2807, que es admisible la cesión del usufructo a un tercero
con consentimiento del propietario (sin que se trate de una nueva constitución, pues pueden
mantenerse las condiciones originarias pactadas y trasladarse intangible en su configuración) y, en
consecuencia, resulta susceptible de ser registrada. También entiende, en razón de lo dispuesto
por el art. 2933, que los acreedores pueden trabar embargo y otras medidas cautelares sobre el
derecho real de usufructo.

Areán(37) entiende que "el acreedor para avanzar sobre el ejercicio del derecho real de usufructo
no tiene que trabar embargo en la matrícula del bien sino que debe dirigir su pretensión sobre los
frutos que perciba su deudor si ellos resultaren material actual de disfrute. Y ello es así porque la
medida cautelar no recae sobre el inmueble, ni sobre la nuda propiedad ni sobre el usufructo, de
modo que quien solicite el embargo deberá peticionar que el mismo se haga efectivo sobre los
frutos, para lo que bastará el libramiento de un mandamiento de embargo si se trata de frutos
naturales o de una cédula notificando al locatario que se abstenga de abonar los arriendos al
usufructuario, debiendo depositarlos". Comparte este criterio Christian R. Pettis(38) y Cecilia A.
Villanustre(39).

Mariani de Vidal(40) da por sobreentendida su traba cuando habla de la conversión de preventivo a


ejecutivo o ejecutorio al reconocerse judicialmente el derecho de los acreedores.

B) En la Provincia de Buenos Aires sí se inscriben los embargos (art. 2908) y es necesario recabar
certificados (de dominio y de anotaciones personales)(41) para renuncia gratuita u onerosa a favor
del nudo propietario, o transmisión para extinción por consolidación. Comparto este criterio que,
independientemente de la revocación que habilita el art. 2933, impide con la prioridad respectiva la
inscripción definitiva de esos actos extintivos(42).
La ex Directora del Registro, Silvia Susana Blanco(43), señala: "No hay duda de que bajo ciertas
circunstancias, el derecho real de usufructo puede ser transmitido. Ello se infiere de lo dispuesto
por los arts. 2931 a 2933 y de la interpretación del art. 2969 del cód. civil, razón por la cual existe la
posibilidad de decretar y anotar embargo sobre dicho derecho. En ese orden de ideas, el Registro
de la Propiedad de la Provincia de Buenos Aires, dictó la disposición técnico registral Nº 9/1996
estableciendo como causal de observación el embargo anotado con relación al documento
mediante el cual se efectúa renuncia o transmisión del derecho real de usufructo, excluyendo de tal
calificación a aquellos supuestos en que la extinción se produce por causas ajenas a la voluntad de
su titular (muerte o vencimiento del plazo)".

La DTR 9/96 establecía que es motivo de observación el documento por el cual se efectúa
renuncia o transmisión del derecho real de usufructo cuando exista anotado embargo. La DTR
13/10, que la reemplazó, dispuso que a partir del 13-9-10 los documentos mediante los cuales se
efectúa la Renuncia del Derecho Real de Usufructo (sea a favor del nudo propietario, art. 2928 o,
eventualmente, de otro beneficiario como es el caso del art. 2931, o cuando hay derecho de
acrecer, art. 2823) quedan comprendidos en el art. 23 y concs. de la ley 17.801, y es aplicable a
ellos el régimen de prioridades de dicha ley (es decir, ya no basta con un informe, como algunos
autores entendían). Y que será registrable el documento de cancelación de usufructo cuando la
extinción se produzca por muerte del usufructuario o vencimiento del plazo, no obstante la vigencia
de embargo anotado.

C) El Registro General de Rosario dictó el 26-11-98 la DRT 1/98 por la que se consideran
rechazables los documentos que formalicen la constitución de usufructo de inmuebles o cesión de
su ejercicio a título de compraventa, permuta o donación, incluso en el supuesto del art. 2928 del
cód. civil (consolidación en nudo propietario). El mismo criterio se aplicará en lo pertinente a los
actos relativos a los derechos de uso y habitación. "No se observarán, salvo otros defectos ajenos a
esta materia, los documentos que formalicen por título gratuito u oneroso el supuesto de
desmembración del dominio previsto en la última parte del art. 2814 del cód. civil, cuando de ellos
resulte que se constituye (u otra expresión semejante) a favor de una de las partes el usufructo del
inmueble y a la vez a la otra se le vende, dona o permuta la nuda propiedad de dicha cosa. Igual
criterio será aplicable en lo pertinente al supuesto de consolidación del dominio en un tercero (art.
2931 del mismo Código) y a los derechos de uso y habitación". En el punto III de sus considerandos
se expresa: "La cesión del ejercicio del art. 2870 del cód. civil, no es un supuesto de constitución
sino estrictamente lo que ese artículo establece, porque las consecuencias (que es menester
destacar) son, nada menos, que el usufructuario sigue respondiendo al propietario (porque sigue
siendo el usufructuario) y el supuesto ''adquirente'' puede quedar privado de lo ''adquirido'', en
cualquier momento y sin aviso previo, si el usufructo se extingue por alguna de las causales
previstas en la ley".

VI
Los proyectos de reforma

1) El Anteproyecto Bibiloni(44) reproduce el art. 2870, aunque señala que los contratos de
arrendamiento y aparcería subsistirán después de la muerte del usufructuario por el tiempo que
faltare para cumplirlos, y modificaba el art. 2908 sustituyendo las palabras "y se les pague con él"
por "y se les conceda su ejercicio para cubrir sus créditos. Deberán prestar fianza, etc."; explica en
nota: "Se ha establecido como principio fundamental que el usufructo no puede ser cedido, sino su
ejercicio. No pueden por consiguiente sus acreedores ni hacerlo vender ni adjudicárselo en pago.
Pueden ejercerlo y nada más. Demolombe admite la cesión en pago porque piensa que puede
cederse el usufructo mismo. La fianza, dice el art. 2870, continúa. El art. 2908 exige una nueva, sin
duda por las razones expuestas por Demolombe que lo inspira".

2) El Proyecto de 1936 en el art. 950, inc. 7º, proscribía lisa y llanamente la cesión y en el 580, inc.
2º, impedía a los acreedores exigir la venta judicial del usufructo, al igual que del uso y habitación.

3) El Anteproyecto Llambías de 1954, en su art. 1136, segundo párrafo del Título "De la cesión de
derechos" disponía: "No puede cederse el aprovechamiento de los derechos de uso y habitación,
constituidos a título gratuito. El aprovechamiento del usufructo, aunque el derecho se haya
constituido gratuitamente, puede ser cedido". En la nota, aunque refiriéndose al uso y la habitación
en su armonización con lo dispuesto por el art. 2959 del cód. civil, expresaba que la posibilidad de
la cesión se refiere no al derecho real sino a sus frutos y provechos materiales y solo con el alcance
de la mera constitución de un derecho personal. Al ocuparse del usufructo los arts. 1624 y 1654,
incs. 2º y 3º, conservaban el criterio de la duración máxima de la vida del usufructuario o 20 años si
fuese persona jurídica. Y en el art. 1650 sobre embargabilidad establecía: "Los acreedores del
usufructuario podrán embargar el derecho de usufructo, y obtener se les conceda el ejercicio de
éste para cobrar sus créditos, prestando en tal caso fianza suficiente".

4) Ni el Proyecto de Unificación de 1987, ley 24.032 vetada por decreto 2719/91, ni los de 1993
tanto de la Comisión Federal como del PE Comisión, decreto 468/92, introdujeron modificaciones al
régimen del Código de Vélez en la materia.

5) El Proyecto de 1998 (Comisión decreto 685/95), con la autoría indiscutida en la materia del Dr.
Jorge H. Alterini, consagró su cesibilidad.
Así, pese a que en sus Fundamentos nada decía sobre un aspecto tan importante (Nº 287),
establece una diferencia esencial entre este derecho (y por extensión el de uso, al que concibe
como un usufructo reducido) y el de habitación (ver Nº 289 y art. 2064), que perfila una concepción
sobre la naturaleza y funciones de estos institutos muy disímil.

Manteniendo el régimen de Vélez en cuanto a la intransmisibilidad hereditaria (art. 2043), el criterio


de no establecimiento en favor de varias personas en forma sucesiva (art. 2033), sin incluir entre
los derechos reales que puede constituir el usufructuario el propio usufructo (art. 2045) ni la
hipoteca (art. 2105) y conservando la facultad de constituir anticresis (art. 2045, pese a la omisión
en el art. 2129), introducía la posibilidad de cesión a través de las siguientes normas:

Art. 2042 sobre Garantía suficiente en la constitución y en la transmisión, segundo párrafo: "El
usufructuario sólo puede transmitir el usufructo si el adquirente da garantía suficiente al nudo
propietario".

Art. 2047: "Ejecución por acreedores. Si el acreedor del usufructuario ejecuta el derecho de
usufructo, el adquirente del usufructo debe dar garantía suficiente al nudo propietario de la
conservación y restitución de los bienes".

De estos dos preceptos y de la no inclusión de la cesión entre los casos en que el usufructuario no
se exime de sus responsabilidades frente al nudo propietario (art. 2045 in fine) se infiere que el
cedente se libera de responsabilidades.

Art. 2056: "Efectos de la extinción. Extinguido el usufructo originario se extinguen todos los
derechos constituidos por el usufructuario y sus sucesores particulares. El usufructo cedido por el
usufructuario, no puede durar más allá de la oportunidad prevista para la extinción del usufructo
originario...".

6) El Proyecto elaborado a partir del trabajo de la Comisión designada por decreto, integrada por
los Dres. Lorenzetti, Highton de Nolasco(45) y Kemelmajer de Carlucci, con media sanción del
Senado de la Nación (28-11-13), consagra en el art. 1906 como principio que todos los derechos
reales son transmisibles y reproduce textualmente en la mayoría de los artículos que aquí nos
interesan con solo diferencia de numeración al Proyecto de 1998.
Así: la intransmisibilidad hereditaria está contemplada en el art. 2140; la prohibición de constituirlo
conjunta y sucesivamente, en el art. 2132; la ejecución por acreedores, en el art. 2144, y la
extinción del cedido por la del originario, en el art. 2153. También conserva la legitimación del
usufructuario para constituir anticresis (art. 2213) y no para hipotecar (art. 2206).

El art. 2142, de un modo más explícito que el segundo párrafo del art. 2042 del Proyecto de 1998,
dice en su primera parte: "El usufructuario puede transmitir su derecho, pero es su propia vida y no
la del adquirente la que determina el límite máximo de duración del usufructo. Con carácter previo a
la transmisión, el adquirente debe dar al nudo propietario garantía suficiente de la conservación y
restitución del bien". La segunda parte es igual al art. 2045 del Proyecto de 1998: "El usufructuario
puede constituir los derechos reales de servidumbre y anticresis, uso y habitación(46) y derechos
personales de uso o goce. En ninguno de estos casos el usufructuario se exime de sus
responsabilidades frente al nudo propietario".

En el régimen proyectado, aunque no se diga expresamente, la cesión desliga al usufructuario


cedente de sus responsabilidades frente al propietario(47). También implícitamente se exige la
notificación de la transmisión al propietario, en tanto en forma previa deberá el adquirente darle
garantía suficiente de conservación y restitución (arts. 2142 y 2139). Conforme a ello, no existe una
responsabilidad solidaria de cedente y adquirente hasta la notificación o constitución de la garantía,
sino que esta es extremo necesario para tener por configurada la transmisión, y seguirá siendo
jurídicamente poseedor el usufructuario originario (arts. 2139 y 1909). En caso de enajenación
–voluntaria o forzosa–, a diferencia de la constitución del usufructo, la garantía es, en principio,
obligatoria, por lo que para eximirse de ella será necesaria la dispensa expresa del nudo
propietario, en el acto de transmisión. De no mediar acuerdo con el nudo propietario la suficiencia
de la garantía del adquirente –en reemplazo de la del usufructuario originario o recién exigible–
deberá ser resuelta judicialmente.

El derecho adquirido –incluso en caso de ejecución–queda subordinado a la duración original


(plazo pactado o vida del titular). Se advierte una contradicción con el art. 744, inc. e), que excluye
al usufructo de la garantía común de los acreedores. Por supuesto que los acreedores, además de
la subasta del derecho de usufructo, podrán cobrarse a través del embargo de los frutos y también
conservan la acción revocatoria en relación con la renuncia o enajenación del usufructo.

Teniendo en cuenta que es un elemento estructural lo que hace a la transmisión (art. 1884) y que
el usufructo incluye por definición la facultad de disponer jurídicamente del bien ajeno (art. 2129),
ante la ausencia de un precepto que lo permitiera expresamente no puede incluirse una cláusula en
el título que prohíba la cesión, lo que me parece un error.
VII

Conclusiones

1. Vélez no se dejó encandilar por el Código Napoleón y siguiendo el criterio del derecho romano
del usufructo como derecho intuitu personae sólo admitió la transmisión de su ejercicio y su cesión
a los fines de su extinción por consolidación con la nuda propiedad. Ello resulta no sólo de las notas
a los artículos sino de expresiones categóricas al regular, en forma por demás casuística, los
derechos del usufructuario y establecer específicamente el supuesto en que se admite la
transmisión del derecho en sí mismo –lo que no hubiera sido necesario de admitirse la cesibilidad
como regla–.

Limitó las facultades dispositivas del titular de un derecho desmembrado del dominio a las
utilidades producidas (derecho a los frutos) o potestades menores comprendidas (uso y habitación)
sin habilitar su transmisión por actos entre vivos o mortis causa no solo por el carácter temporario y
vitalicio como máximo de este derecho, sino también por esa condición estrictamente personal, de
confianza con que nació el instituto y, pese a lo que sostienen algunos (v.gr. Venezian), todavía
ostenta en la mayoría de los negocios a través de los que se constituye. Utilidades
jurídico-económicas diferentes pueden encontrar satisfacción en el ámbito de los derechos reales
por medio de otras figuras (v.gr. superficie, fideicomiso).

Mientras el usufructo dependa en su duración de la vida de su titular, el carácter intuitu personae


–no sólo el de temporalidad– está presente y condiciona ontológicamente su transmisibilidad.

2. Evitó el contrasentido de mantener la responsabilidad del usufructuario cedente frente al nudo


propietario luego de la enajenación, tal como en forma generalizada y criticada fue regulado por las
legislaciones que siguieron a la francesa. Y, en su caso, la problemática derivada del anoticiamiento
y sustitución de garantías.

3. Encuentran suficiente protección quienes sustituyen al usufructuario en el ejercicio de su


derecho por las acciones derivadas del derecho personal y de la relación real transmitida.
Y los acreedores del usufructuario por medio de la agresión a lo que efectivamente ingresa al
patrimonio de su deudor: el derecho a la percepción de los frutos naturales y generados por sí o por
tercero; lo que se logra a través del embargo –inscripto en su caso para evitar renuncias o
transmisiones extintivas– y secuestro o depósito (v.gr. frutos civiles) o puesta en administración,
hasta la percepción de su acreencia. Los derechos para ser subastados deben ser transmisibles. El
art. 2908 del cód. civil no habla de subasta o remate sino de que "se les pague con él", es decir, a
través del mismo derecho con su ejercicio.

4. La admisibilidad de la cesión en muchas legislaciones está asociada a la posibilidad de


establecer el usufructo en favor de varios en forma sucesiva; a la de constituir usufructo sobre el
propio usufructo(48) y/o a la de hipotecar el derecho de usufructo. Todo ello inviable, excluido en
forma acertada, en el régimen de nuestro Código y también en las reformas proyectadas. Vélez,
quien admitió (y con buen criterio entiendo es conservado y revitalizado en los proyectos) a la
anticresis como derecho real, solucionó por su intermedio el asunto de la garantía real, sin tener
que recurrir al usufructo cedido en garantía o al derecho mismo como objeto de la hipoteca. Y ello
porque se tiene derecho a los frutos (art. 3241, cód. civil) y sin que el acreedor anticresista quede
sustraído –en la fase de seguridad como de ejecución– de los límites impuestos por el propio
usufructo, ni el usufructuario deje de responder frente al nudo propietario por la conservación y
restitución.

5. No se advierte ni necesidad ni reclamo para incorporar en nuestra legislación la transmisión del


derecho de usufructo. Era suficiente con clarificar los alcances de la ejecución por parte de los
acreedores, aunque la jurisprudencia ya lo había resuelto.

No obstante ello, de consagrar la tesis de su cesibilidad, habida cuenta de las dificultades y


distintos criterios en la legislación comparada, debe ser establecida en forma precisa y clara la
liberación del cedente, el momento y la forma en que ella opera. Y también debería preverse la
validez de la cláusula prohibitiva de cesión en el acto constitutivo y su concreta publicidad registral.

6. Si bien por el principio nemo plus iuris o límite de lo transmitido es razonable en la cesión de
usufructo que sea la vida del cedente, pese a no ser ya el usufructuario, y no la del cesionario la
que determine la extinción del derecho, las dificultades aparecerán en el caso de cesión del
derecho real de uso con relación a las necesidades del usuario originario y su familia previstas
como límite. No soluciona el problema la previsión de los arts. 744 y 2157 del Proyecto de 2012.
VOCES: DERECHO CIVIL - DERECHO - DERECHOS REALES - USUFRUCTO - CESIÓN DE
DERECHOS - REGISTROS - CONTRATOS - DERECHO COMPARADO

(48) Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos reales, t. III, Nº 1575, pág. 314 y sigs.;
Musto, Néstor J., Derechos reales, Astrea, 2000, t. 2, págs. 14 y 73/4; Cifuentes, Santos, Código
civil comentado y anotado, del que es director, LL, t. III, pág. 533. En contra: Gutiérrez Zaldívar,
Alfonso, Usufructo. Su aporte a sociedades comerciales, LL, 2002-E-903 y Revista del Notariado
870, 25, en el cual sostiene que con la posibilidad de ser adquirido por prescripción
–particularmente la larga– (art. 2812, inc. 4º) queda severamente cuestionado el carácter
personalísimo de este derecho.
(49) Allende, Guillermo L., Tratado de las servidumbres, Abeledo-Perrot, 1963, pág. 201. Mariani
de Vidal, Marina, Derechos reales de disfrute sobre la cosa ajena, AbeledoPerrot, pág. 122. En
contra: Lafaille, Héctor, Tratado de los derechos reales, Ediar, 1944, vol. II, pág. 427, Nº 1363;
Alterini, Jorge H., en su tesis doctoral La locación y los derechos reales con función equivalente,
Editora Platense, 1970, págs. 169/176 y en la 2ª ed. actualizada y ampliada del Tratado de los
derechos reales de Lafaille, La Ley-Ediar, t. IV, pág. 122.
(50) Segovia, Lisandro, Explicación y crítica bajo la forma de notas, 9ª ed., 1933, La Facultad, t. II,
pág. 213; Domínguez de Pizzio, Rosa A., Derechos reales de goce o disfrute sobre la cosa ajena,
AbeledoPerrot, págs. 54/5; Clerc, Carlos, Derechos reales e intelectuales, Hammurabi, t. II, pág.
714; Papaño, Ricardo - Kiper, Claudio - Dillon, Gregorio - Causse, Jorge, Derechos reales, 2ª ed.
actualizada, Astrea, t. 1, pág. 609; Areán, Beatriz, Derechos reales, 6ª ed., Hammurabi, t. 2, págs.
740/741.
(51) Tiene el derecho de pedir al usufructuario la liberación a futuro de su fianza, dejando a salvo el
derecho del nudo propietario de exigir una sustitutiva. Nota al art. 2870, Musto, Néstor, Derechos...;
Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos..., cit., Nº 1578, pág. 316/7.
(52) Lavalle Cobo, Jorge - Fornari, María J., Código Civil, de Zannoni-Kemelmajer de Carlucci,
Astrea, t. 11, págs. 1120/1121.
(53) Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos..., cit., III, Nº 1577, pág. 316; Silva, Armando
V., Enciclopedia Jurídica OMEBA, voz Usufructo, t. XXVI, pág. 560.
(54) Borda, Guillermo, Derechos reales, 2ª ed., AbeledoPerrot, t. II, Nº 875, págs. 44/6. Un
pensamiento similar se advierte en Garrido, Roque - Andorno, Luis, Código Civil anotado, Libro III:
Derechos Reales, Zavalía, 1979, t. III, págs. 271/2 y en de Reina Tartière, Gabriel, Sistema de
Derechos Reales. Derechos reales de goce, Ad-Hoc, págs. 40/43.
(55) Gurfinkel de Wendy, Lilian N., Derechos reales, Abeledo-Perrot, t. II, págs. 1005/6.
(56) Lavalle Cobo, Jorge - Fornari, María J., Código Civil, cit.
(57) En contra: Urbaneja, Marcelo, en Usufructo. Aplicaciones Civiles y Comerciales, Rubén A.
Lamber (dir.), Heliasta, pág. 237, nota 67.
(58) Allende, Guillermo L., Tratado..., cit., págs. 158/9 y 201/6.
(59) Llerena, Baldomero, Concordancias y comentarios, 3ª ed., La Facultad, 1931, t. 8, pág. 111.
(60) Alterini, Atilio, La locación..., cit., Nº 146, pág. 174. En contra con fundamento en el art. 1184,
inc. 9º, Urbaneja, Marcelo, Usufructo, cit.; D'Alessio, Carlos M. - Acquarone, María T. - Benseñor,
Norberto R. - Casebé, Eleonora, Teoría y Técnica de los contratos, instrumentos públicos y
privados, La Ley, t. II, pág. 1417.
(61) Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos..., cit., Nº 1577, pág. 316.
(62) Alterini, Atilio, Tratado, Nº 1363 ter, pág. 125.
(63) Borda, Guillermo, Tratado, 6ª ed. actualizada por Delfina M. Borda, t. II, nº 872.
(64) Urbaneja, Marcelo, en Usufructo..., cit., pág. 240.
(65) En sentido similar: Acosta y Lara, María del Pilar, El derecho real de usufructo. Cuestiones
generales, DJ 13-11-13, 1, cita online: AR/DOC/3956/2013.
(66) Además de Lafaille y más recientemente Pepe, Marcelo A., Transferencia del usufructo, LL,
2013-E-785; Gutiérrez Zaldívar, Alfonso, Usufructo..., cit., y para el caso de venta forzosa, Brusa,
Horacio H. - Muñoz, Alicia, El embargo de usufructo, LL Litoral 2000-1157, 2000. Llama la
atención que el Dr. Alterini (Tratado, pág. 124) en cuanto a la cesión del derecho de usufructo diga
que deba notificarse al deudor (nudo propietario) o la aceptación por parte de este de la
transferencia (art. 1459) o que en cuanto a la permanencia como responsable del usufructuario
cedente piense que "hay que aplicar el principio general en materia de cesión de deudas" cuando
tratándose de derechos reales no hay obligados. Ver reflexión de Gunther Gonzales Barrón.
(67) Aisladamente Malizia, Roberto en Código Civil comentado Claudio Kiper (dir.), Rubinzal
Culzoni, t. II, págs. 785/6 pese a la clara referencia del precepto al derecho afirma que se refiere a
la cesión del ejercicio.
(68) Ibídem, pág. 250.
(69) Ibídem, pág. 147.
(70) Para Peña Guzmán, Luis A., Derechos reales, Tea, t. III, pág. 134, conforme calificación del
codificador en nota al art. 2931, se trata también de una renuncia que además de abdicativa puede
ser traslativa.
(71) De Reina Tartière, Gabriel, Sistema de derechos reales..., cit.
(72) Silva, Armando, Enciclopedia..., cit., pág. 564; Urbaneja, Marcelo, Usufructo..., cit., pág. 239.
(73) Garrido, Roque - Andorno, Luis, Código Civil..., cit., pág. 492.
(74) Acertadamente así lo destacan Lavalle Cobo, Jorge - Fornari, María J., Código..., cit., t. 11,
pág. 1064.
(75) Ver nota al artículo; Mariani de Vidal, Marina, en Código Civil, de Bueres-Highton, 5, pág. 1033;
Lavalle Cobo, Jorge - Fornari, María J., Código..., cit., t. 11, pág. 1191; Borda, Guillermo, cit., Nº
943, pág. 86; Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos..., cit., III, Nº 1690, y Peña
Guzmán, Luis A., Derechos..., cit., III, Nº 1523.
(76) Peña Guzmán, Luis A., Derechos..., cit., Nº 1456, págs. 80/2. El art. 292 del cód. civil
también expresa "embargar el goce del usufructo".
(77) Llerena, Baldomero, Concordancias y Comentarios, 3ª ed., La Facultad, 1931, t. 8, pág. 205.
(78) Salvat, Raymundo - Argañaras, Manuel, Derechos..., cit., pág. 317, Nº 1579 y nota 106-a;
Areán, Beatriz, en El usufructo y la habitación..., cit. En contra, Segovia –ob. cit., pág. 254–,
para quien se trataría de una adjudicación del derecho real de usufructo fuera completamente de
las formas ordinarias, sin remate, ya que por una especie de cesión judicial el acreedor reemplaza
en sus derechos y deberes al primitivo usufructuario, por lo que queda libre este último. Siguen esta
tesis pero a través de la venta judicial de la cosa fructuaria para el cambio de usufructuario
Brusa-Muñoz, de cuya crítica –que comparto– se hace cargo Areán en el trabajo citado.
(79) Exposición y Comentario, ECYLA, 1922, t. VII, pág. 376.
(80) Mariani de Vidal, Marina, en Código Civil de Bueres-Highton, Hammurabi, t. 5, pág. 1018.
(81) Debe prestarse aunque el usufructuario hubiera sido dispensado de ella, y si no la prestan rige
lo dispuesto por el art. 2856.
(82) Grispo, Jorge D., Tratado sobre la Ley de Sociedades Comerciales, Ad-Hoc, t. 1, pág. 446;
Nissen, Ricardo A., Ley de Sociedades Comerciales, 3ª ed., Astrea, t. 1, pág. 562.
(83) Villaro, Felipe, Derecho registral inmobiliario, Astrea, págs. 312 y 314.
(84) Areán, Beatriz, en El usufructo y la habitación: Su importancia en la realidad argentina, RDPyC,
Rubinzal-Culzoni, 2004-2, pág. 86.
(85) Pettis, Christian R., El embargo y el derecho real de usufructo, 10-4-08, MJD3411, comentando
fallo "Nardillo", sum. 10, citada en texto.
(86) Villanustre, Cecilia A., Ingratitud del donatario. Su incidencia en la extinción del derecho real de
usufructo, LL, 1999-B-65, especialmente nota 2.
(87) Mariani de Vidal, Marina, Código..., cit., 5, pág. 1019.
(88) Ver Tranchini, Marcela H., opinión consultiva en Cuadernos de apuntes notariales, Buenos
Aires, Colegio de Escribanos de la Provincia, 2007, nº 30, pág. 22 y nº 33, pág. 21; Lamber, Rubén
A., La extinción del usufructo, Cuaderno del CEN, nº 6, V, dic. 2010, pág. 32.
(89) Así también Urbaneja, Marcelo, Usufructo..., cit.
(90) Blanco, Silvia S., Medidas cautelares sobre inmuebles en Estudios de derecho notarial y
registral, FEN, pág. 31.
(91) Anteproyecto Bibiloni, Valerio Abeledo, 1930, t. III, págs. 394/5 y 417/8.
(92) Ver su comentario Reforma al Código Civil y Comercial: principios y disposiciones generales en
materia de derechos reales, RDPyC, Rubinzal-Culzoni, 2012-2, pág. 575 y sigs.
(93) Consagra la opinión doctrinaria mayoritaria respecto de la posibilidad de constituir uso y
habitación. En contra, Allende y Mariani de Vidal.
(94) Kiper, Claudio M., El Proyecto de Código y el derecho real de usufructo, LL, 2013-B-1101.
(95) No comparto la interpretación de Malizia que informa Kiper en nota 5 de su trabajo comentando
el Proyecto, en el sentido de que al aceptarse la cesión se permite la constitución de usufructo
sobre el propio usufructo. Sin perjuicio de la relación entre ambas figuras ya puesta de manifiesto
por Vélez en la nota al art. 2842, y amén de lo disvalioso de permitir una desmembración de
facultades que agote su contenido mismo, muy distinto de la enajenación es la preservación de una
titularidad aunque sea latente o potencial; por lo que únicamente serían equiparables ambas
situaciones si se facultase la transmisión temporaria o la reversión del usufructo en algún supuesto
al cedente, lo que no está contemplado en los Proyectos de 1998 y 2012.

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