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Universidad de La Salle
publicaciones@lasalle.edu.co
ISSN (Versión impresa): 0120-6680
COLOMBIA
2008
Carlos Hernán Marín Ospina
JHON LOCKE, ESTADO DE NATURALEZA
Logos, enero-junio, número 013
Universidad de La Salle Bogotá,
Colombia
pp. 7-23
http://redalyc.uaemex.mx
Revista Logos Nº 13 / Enero - junio de
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Resultados derivados del proyecto de investigació n financiada por la Universidad de La Salle, Departamento de Investigaciones, Facultad de
Filosofía y Letras.
*
Decano Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de La Salle. Correo electró nico: cmarin@lasalle.edu.co, itaka@cable.net.co
Fecha de recepció n: agosto 31 de 2007.
Fecha de aprobació n: septiembre 25 de 2007.
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Revista Logos Nº 13 / Enero - junio de
Porque Locke, a diferencia de Hobbes, parte de un ser libre que se rige autó nomamente teniendo como
que los hombres conservan su vida marco ú nico la ley natural; la libertad, por tanto,
primariamente a través del trabajo en lugar de
mediante la agresió n y la defensa, por esto,
interpreta el derecho funda- mental al
automantenimiento como un derecho a la
propiedad –con esto la categoría burguesa de ‘tra-
bajo’ liquida el orden natural en el que cada cosa
revelaba su esencia en el lugar que le era propio–.
eL estaDo De natuRaLeZa
LIBeRtaD
IguaLDaD
porcionales a la trasgresió n y que sirvan para nocivas, y castigar así a quien haya transgredido
que el criminal repare el dañ o que ha hecho y se
abs- tenga de recaer en su ofensa (Locke, 2000:
39).
la ley natural
estaDo De gueRRa
Y de aquí viene el que quien intenta poner a otro estado de guerra (Locke, 2000: 48).
hombre bajo su poder absoluto se pone a sí mis-
mo en una situació n de guerra con él; pues esa
intenció n ha de interpretarse como una decla-
ració n o señ al del que quiere atentar contra su
vida. Porque yo tengo razó n cuando concluyo
que aquel que quiere ponerme bajo su poder sin
mi consentimiento podría utilizarme a su gusto
en cuanto me tuviera, y podría asimismo
destruirme en cuanto le viniese en gana. Pues
nadie desea- ría tenerme bajo su poder absoluto,
si no fuera para obligarme a hacer cosas que van
contra mi voluntad, es decir, para hacer de mí un
esclavo. Estar libre de esa coacció n es lo ú nico
que puede asegurar mi conservació n; y la razó n
me aconseja considerar a un hombre tal como a
un enemigo de mi conservació n, capaz de
privarme de esa li- bertad que me protege
(Locke, 2000: 47).
vada, lo cual supone que todo hombre tiene derecho que ha sido la tradició n política parlamentaria
a poseer, lo cual es la realidad del estado de natu- británica, donde
raleza: hacer de cada hombre un propietario. “Pues
siendo la conservació n de la propiedad el fin del go-
bierno y aquello para lo cual los hombres entran en
sociedad, necesariamente presupone y requiere que
el pueblo tenga propiedad, sin la cual hemos de su-
poner que perder todo esto para entrar en sociedad,
que fue el fin por el cual entraron en ella, sería un
ab- surdo excesivo para cualquiera” (Locke, 2000:
50).
Si entendemos el estado de naturaleza en el sentido Macpher- son trae la siguiente cita, incluida por
de Locke es difícil aceptar que hombre alguno pue- Vaughn (1980: 30) en su texto ya citado:
Para Mcpherson los supuestos de Locke respecto al condició n miserable del campesinado inglés, sino
estado de naturaleza son absurdos, pues só lo son
ciertos en los hombres abstractamente concebidos
mas no en la vida real. Segú n Macpherson, Locke
supone que en el estado de naturaleza existen y ocu-
rren acuerdos y contratos, de forma permanente, en
el mundo econó mico; es má s, el estado de naturaleza
es bá sicamente un mundo econó mico, donde las per-
sonas está n dedicadas exclusivamente a la acumu-
lació n para un mayor bienestar. Mundo econó mico
para Macpherson significa mundo capitalista donde
el trabajo es una mercancía má s que se transa en el
mercado lo cual se traduce en un nú mero grande de
personas que viven de su trabajo y del salario recibi-
do. Señ ala, como incluso el mismo Locke acepta, que
la pobreza es evidente en estas personas que “andan
con una mano por delante y otra por detrá s”.
Vaughn no comparte esta interpretació n y le parece
que el texto de Locke no da para sacar tales
conclusiones: “En apoyo de sus afirmaciones,
MacPherson cita un pasaje donde Locke describe el
efecto embrutece- dor del tipo de trabajo que debe
hacer la mayoría de los trabajadores, y varias
referencias en que Locke menciona que los
trabajadores generalmente viven al nivel de
subsistencia. Sin embargo, en ninguno de estos
pasajes se encuentra uno de estos efectos pre-
sentado como consecuencia necesaria o aun desea-
ble de la actividad capitalista” (Vaughn, 1980: 135).
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