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796.-Además, cualquier consideración de los méritos del enfoque sistemático del derecho al
margen, es para justificar nuestro enfoque, que de dar una breve reseña del fenómeno de
imbricación antes mencionado de ambas instituciones"): excluido por el juego de un régimen
especial de indemnización en la etapa de la obligación", la responsabilidad civil reaparece casi
siempre en la etapa de la contribución; cuando ella no está presente, junto con la indemnización
pura, sea que este, fija peca por incompleta, ya sea que la víctima (como lo es más común) se
reserva la opción de solicitar cualquiera; sin hablar de las dificultades (numerosas) vinculadas a
la determinación de los ámbitos respectivos de ambos procesos. Esta imbricación justifica por sí
sola las siguientes líneas. A fin de no comprometer el objetivo de concisión que debe
perseguirse
por definición un manual, nos centraremos más fácilmente en los puntos de con tacto entre la
responsabilidad y la indemnización, que sobre el detalle de cada uno los procedimientos de
indemnización. Estos merecen también especial consideración que tanto que implementado un
dispositivo jurídico elaborado, un "procedimiento", lo que no es generalmente el caso del fondo
de indemnización establecido muy puntualmente, sobre la base de un corpus de reglas bastante
gastado.
797. Plan. El desarrollo de los regímenes especiales de indemnización está demasiado marcado
con el sello de la irracionalidad y el oportunismo para que se pue da esperar hacerlo en una
presentación muy ordenada. Sin criterio más convincente, se distinguirá, esquematizando, los
sistemas de indemnización propiamente dichos (Capítulo 1), en virtud del cual se proporciona la
indemnización, principalmente, bajo un mecanismo de solidaridad que viene en cierto modo
para competir con la responsabilidad civil, y la indemnización propuesta a título subsidiario, la
cual, servida por un fondo de garantía (Capítulo 2), supone que la vía de la responsabilidad civil
sea cerrada a la víctima.
798. Seguridad social y regímenes de indemnización diversos. Esta es, de lejos, la categoría
más surtida. En el orden cronológico, el primero de los sistemas de indemnización
"desconectado" del derecho de la responsabilidad civil es el que fue creado a raiz de la Segunda
Guerra" en materia de accidentes de trabajo (artículo 1). También se tendrán en cuenta en el
contexto de este capítulo, sin más criterio de clasificación que el orden en que aparecen en el
derecho positivo, la indemnización de las víctimas de infracciones (artículo 2) y la
indemnización a las víctimas de accidentes médicos (Sección 3). Estos son los principales tipos
de riesgos cubiertos por la colectividad. También serán señalados diversos fondos de
indemnización creados por el legislador más puntualmente (Sección 4).
799. - Génesis del dispositivo actual. La indemnización a las víctimas de acci dentes de
trabajo, tal como está prevista hoy en los artículos L. 411-1ys. del Código de la Seguridad
Social es el fruto de una evolución, cuyas líneas generales son conocidas la Ley del 9 de abril de
1898 había instaurado una responsabilidad de pleno derecho del empleador en caso de accidente
de trabajo; el carácter objetivo de esta responsabilidad estaba contrabalanceado por el carácter
fijo de la reparación. Con el advenimiento de la seguridad social, la indemnización a las
víctimas de los accidentes de trabajo se vio, en gran medida, desconectada del derecho de la
responsabilidad civil). La reparación, sin embargo, se mantuvo fija y por lo tanto incompleta. Si
todavía era concebible en 1946 de reproducir, acondicionándolo, este "compromiso" inicial
(automático pero incom pleto de la reparación), este sistema parece ahora ampliamente
anacrónico). Frente a la inercia del legislador, esto es de nuevo la jurisprudencia quien ha
respondido, mediante la búsqueda de disposiciones que permiten, en determinadas condiciones,
a las victi mas ser indemnizadas más allá de los paquetes, incluso mediante, una acción en res
ponsabilidad civil contra el empleador. Se focalizará esencialmente en determinar estos puntos
sobre el resurgimiento de la responsabilidad civil (§ 2), no sin haber examinado primero,
brevemente, las condiciones y modalidades de la indemnización en los fondos de seguridad
social (§ 1).
800.- Algunas referencias. Para poder pretender el beneficio de las prestaciones previstas en la
base de la legislación especial (B), el empleado debe ser reconocido víctima de un accidente de
trabajo o de una enfermedad profesional (A).
801.- Noción de accidente de trabajo. Una definición le está dada por el artículo L. 411-1 del
Código de la Seguridad Social según el cual "está considerado como accidente de trabajo,
cualquiera que sea la causa, el accidente ocurrido por el hecho o con ocasión del trabajo de
cualquier persona asalariada o que trabaja en cualquier condición, para uno o más empleadores
o empresarios". La legislador enuncia también las circunstancias que permiten presumir la
imputabilidad del accidente en el trabajo(s): desde que el accidente (noción que implica, en
principio, aunque el legislador no lo ha especificado, un carácter repentino) capaz de distinguir
particularmente un accidente y enfermedad profesional) es producido por el curso o con ocasión
del trabajo, es decir, en las circunstancias de tiempo y de lugar, permitiendo inducir a priori un
vínculo entre ambos, a menos que la prueba reporte que la causa del accidente es totalmente
ajena al trabajo.
802. — Así presentadas, las condiciones de aplicación del dispositivo parecen entendidas
ampliamente y en un sentido muy favorables para el asalariado. Sin embargo, la observación
merita ser matizada en dos aspectos. Primero, en el plano probatorio, se debe señalar que el
beneficio de la presunción de imputabilidad supone que la prueba que la evidencia de los hechos
de la obra ha sido reportada), lo que no es sin suscitar dificultades No es irrelevante observar
también que, en este tema, la Corte de Casación renunció a ejercer su control), de manera que la
previsibilidad y la unidad de las soluciones aplicables parecen comprometidas, si es al menos
posible en esta área escapar de la casuística.
803.- Extensión de la protección legal en casos de accidente de trayecto. El articulo L. 411-2 del
Código de la Seguridad Social asimila, con ciertas condiciones, un accidente de trabajo que le
ocurrió al trabajador durante el viaje de ida y vuelta entre su residencia y su lugar de trabajo), y
entre el lugar de trabajo y aquel donde suele comer sus comidas habitualmente. Al igual que el
de accidente en si, la noción de accidente de trayecto plantea muchas dificultades". La Corte de
Casación, en este punto también, restringe significativamente su control). Se tendrá cuidado en
observar que, desde el punto de vista del régimen de indemnización, la asimilación entre
accidente de trabajo y accidente de trayecto está lejos de ser completa. La distinción se debe
hacer, en particular en el que, de acuerdo con una de las paradojas del dispositivo actual, la
victima de un accidente de trayecto se beneficia en ciertos puntos de reglas más favorables que
las que se conferiría a la calidad de una víctima de accidente de trabajo). Esto se aplica en
particular con la posibilidad de que mantiene el actuar sobre el fundamento del derecho común
de la responsabilidad contra el empleador o un compañero de trabajo, a diferencia de la víctima
de un accidente de trabajo propiamente dicho que, ella, se tropieza con la inmunidad prevista en
el artículo L. 451-1 del Código de la Seguridad Social.
807. - Posición del problema. Cuando los daños ocurridos por un accidente de trabajo son, en
todo o en parte, imputables a la intervención de un tercero ajeno a la empresa, se puede esperar
que las normas de responsabilidad civil encuentren aplicación. A la lógica jurídica se añade aquí
las consideraciones de equidad, en la medida en que la víctima puede encontrar en el recurso de
la responsabilidad civil, el medio de obtener la reparación integral que la legislación sobre los
accidentes de trabajo no le procura más. Toda la cuestión es, sin embargo, saber cómo debe
ordenarse este "con curso del derecho especial de indemnización y del derecho de la
responsabilidad. El legislador ha previsto esta situación en el artículo L. 454-1 del Código de la
Seguridad Social, pero lo ha normado de manera suficientemente precisa, por lo que ha creado
dificultades: menos probable en el primer caso previsto en el texto, el del accidente atribuible a
terceros, en el segundo caso, a la corresponsabilidad de un tercero con un miembro de la
empresa.
808.-Tercero responsable único del accidente de trabajo. El artículo L. 454-1, párrafo 1, del
Código de la Seguridad Social precisa que "si la lesión que el asegurado sufre se debe a una
persona que no sea el empleador o sus empleados, la víctima o sus sucesores preserva contra el
autor del accidente el derecho a solicitar la indemnización por el daño causado, de conformidad
a las normas del derecho común, en la medida en que el daño no es reparado mediante la
aplicación de este libro (por el derecho a la seguridad social)". La víctima es así capaz de
obtener del tercero responsable la repa ración de los elementos principales de los daños que la
legislación sobre accidentes de trabajo no tiene en cuenta. Cabe señalar que, según la
jurisprudencia, las prestaciones otorgadas por la seguridad social en virtud de los artículos L.
411-1 ys, del Código de la Seguridad Social debiéndose legalmente (sin que la víctima pueda
renunciar a su bene ficio), el tercero responsable y accionado puede pues deducir de la deuda de
la victima el monto de las prestaciones pagadas por el seguro social.
809.- Tercero corresponsable del accidente con un miembro de la empresa. Este caso es
tratado en el artículo L 454-1, párrafo 4, del Código de la Seguridad Social, pero como hemos
señalado, son solo las relaciones entre la caja y el tercer coautor que fueron resueltos. El
legislador no previó el caso en el cual la victima acciona di rectamente contra el tercero para
reclamarle el íntegro del monto de la reparación. Tal acción debería en toda lógica poder
prosperar, por aplicación del principio tradicional de la obligación in solidum de los
corresponsables de un daño. Por tanto, la jurisprudencia no siempre la ha admitido. Por mucho
tiempo, consideró en efecto que el terce ro solo podía ser accionado que para "su parte de
responsabilidad" en el accidente)
Tal solución estaba dictada por la preocupación de preservar los intereses del tercero
responsable que la obligación a todo condenaba a menudo a soportar solo el peso de la
reparación: después de haber indemnizado plenamente a la víctima, se enfrentaba, como solvens
subrogado, a la inmunidad del empleador. Pero regresó al mismo tiempo para sacrificar los
intereses de la víctima en favor de los de un tercero que sin embargo contribuyó al daño, y cuya
deuda generalmente es asumida por el seguro. También la Corte de Casación finalmente
renunció a esta jurisprudencia: la Asamblea Plenaria de la Corte de Casación estableció, en
efecto, mediante dos sentencias del 22 de diciembre de 1988 que "la víctima de un accidente de
trabajo, en caso de responsabilidad compartida de este accidente entre el empleador o su
dependiente y un tercero extraño a la empresa, tiene derecho de obtener de este tercero, en las
condiciones del derecho común, la reparación de todo su daño en la medida cuando este no esté
indemnizado por las prestaciones de la seguridad social".
1° Culpa intencional
812. Culpa intencional de la víctima. En este caso, previsto en el artículo L453-1 del Código
de la Seguridad Social, las soluciones son a la vez simples y radica les: la culpa intencional
cometida por el asalariado víctima le priva pura y simplemente del beneficio de las prestaciones
ofertadas en virtud de la legislación de los accidentes de trabajo y las enfermedades
profesionales, de manera que deberá contentarse con las (en especie solamente) otorgadas por el
seguro médico. Se está en presencia de un desmedro del tipo de las que tocan generalmente a la
víctima que buscó voluntariamente el daño. En cuanto a su definición, sin embargo, la culpa
intencional de la víctima debería aquí ser entendida, con toda rectitud, particularmente de
manera estricta: a la voluntad de infringirse el daño debe añadirse, en efecto, la de obtener
prestaciones indebidas en virtud de la seguridad social" La jurisprudencia (poco abundante en la
materia) no parece por tanto sensible a la necesidad de este dolo especial
813. Culpa intencional del empleador o de un coencargado. Tal culpa resulta la exclusión
pura y simple de la inmunidad del artículo L. 451-1 del Código de la Seguridad Social. El
salariado victima puede pues solicitar la indemnización global de las cajas de seguridad social, y
volverse sobre el empleador para obtener la reparación integral de su perjuicio, sobre el
fundamento del derecho común de la responsabilidad civil Una vez más, la jurisprudencia no se
atreve a retener la definición de la culpa intencional. Si bien la Corte de Casación se adhiere en
principio, a una definición estricta, exigiendo la búsqueda del daño mismo, la Sala Penal
conserva una concepción más amplia, al limitarse al carácter voluntario del acto
2° Culpa inexcusable
814.- Doble perspectiva. Una vez más, los términos de la cuestión son sensi blemente diferentes
sea que la culpa calificada emana del empleador o del asalariado victima del accidente de
trabajo. Sin embargo, si es comprensible que la culpa inex cusable produce efectos
diametralmente opuestos de acuerdo con la identidad de su autor, es más sorprendente que su
definición varia sensiblemente en ambos casos. En cualquier caso, esto constituye, como lo
vemos para que sean claramente distinguidas, la culpa inexcusable del empleador (a) y la del
asalariado víctima (b).
815. Incidencias de la culpa inexcusable del empleador. El hallazgo de una culpa inexcusable
del empleador, o de aquellos que él sustituyó en esa dirección Forman dos series de
consecuencias. En primer lugar, la victimas o sus beneficiarios se benefician, en virtud del
artículo L. 452-2, de un aumento de las indemnizaciones que le son normalmente debidos, dicho
aumento ha sido fijado en el límite del techo (monto de la indemnización para las
indemnizaciones en capital, y para las pensiones. pensión aumentada limitada a la fracción del
sueldo anual correspondiente a la reducción de la capacidad o la cantidad de salario en caso de
incapacidad total), pagada por la caja quien recupera el monto por la imposición de una
cotización complementaria al empleador. En segundo lugar, e independientemente de este
aumento, el artículo 1. 452-3 confiere a la víctima, en caso de culpa inexcusable, el derecho de
demandar al empleador ante la jurisdicción de seguridad social la reparación del daño causado
por los sufrimientos físicos y morales soportados, de sus perjuicios estéticos y de agrado, así
como aquel daño resultante de la pérdida o disminución de sus posibilidades de promoción
profesional. Este mismo texto precisa que la reparación de estos daños es pagada directamente a
los beneficiarios por la caja quien recupera el importe del empleador. Junto con el aumento del
artículo L. 452-2, esta "imitación-responsabilidad" permite así a la víctima obtener una
indemnización, si no integral, al menos la más completa que aquella en principio dada por el
legislador en los accidentes de trabajo.
816.-Sin embargo, este sistema que conduce a pesar de todo a que la víctima de un accidente de
trabajo no obtenga la reparación integral por todos los daños, puede ser sospechosa de
inconstitucionalidad. Y la pregunta fue hecha al Consejo Constitucional con ocasión de una
cuestión prioritaria de constitucionalidad: si los jueces de la calle Montpensier validaron, en su
decisión del 18 de junio de 2010, el dispositivo general ofreciendo una reparación global; sin
embargo, ellos emitieron una reserva de interpretación concerniente artículo L. 452-3 del
Código de la Seguridad Social en el que prevé una lista entendida como limitativa de los
elementos principales de daños que se hace cargo el empleador en caso de culpa inexcusable.
Para el Consejo Constitucional, en efecto, las disipaciones del artículo L. 452-3 del Código de la
Seguridad Social no sabrían "sin menoscabar desproporcionadamente el derecho de las víctimas
de actos culposos, impedir que estas mismas personas, ante los mismos tribunales, pue dan
solicitar al empleador una reparación por todos los daños no cubiertos por el Libro IV del
Código de la Seguridad Social". Uno habría imaginado en esas circunstancias, que la
jurisprudencia se orienta hacia la consagración de un verdadero derecho a la reparación integral
a las víctimas de una culpa inexcusable del empleador. Pero a pesar de que ha tenido en cuenta
las reservas de las interpretaciones del Consejo Constitucional sobre el artículo L. 452-3 del
Código de la Seguridad Social, la Corte de Casación ha adoptado, sin embargo, una
interpretación más bien "minimalista""); en efecto, sí admitió que los principales elementos del
daño, tales como el perjuicio sexual o el déficit funcional temporal, hasta ahí no se tiene en
cuenta, puedan ser invocados ante la jurisdicción de seguridad social, el Tribunal Superior de
Justicia se negó sin embargo a asimilar a los daños no cubiertos por el Libro IV, tales como los
gastos en salud que solo son parcialmente cubiertos. La indemnización concedida en esta
hipótesis es ahora más completa, pero no se puede hablar de una verdadera reparación integral,
lo cual es lamentable, tratándose de victimas de culpas cualificadas
818. Esta nueva definición, rápidamente transpuesta por la Corte reguladora a los accidentes de
trabajo, transforma evidentemente totalmente las perspectivas: la exigencia de excepcional
gravedad de la culpa se encuentra simple y puramente descartada en favor de un razonamiento
por lo menos audaz que consiste en inducir esta culpa del incumplimiento de la obligación de
seguridad de resultado. El reconocimiento de tal obligación asumida al empleador ha llevado al
mismo tiempo a la jurisprudencia a renunciar a exigir que la culpa inexcusable del empleador
sea la causa directa y determinante del accidente Ahora está en la conciencia o falta de
conciencia sobre el peligro en el cual debería centrarse el debate Responsabilizado de una
obligación de seguridad de resultado, el empleador podrá también, al parecer, intentar demostrar
la existencia de una causa externa previsible e inevitable.
819.- Efecto y definición. El artículo L. 453-1, párrafo 2, del Código de la Seguridad Social
prevé que cuando fija la pensión asignada a la víctima, el consejo de administración de caja
puede reducir esta pensión, si estima que el accidente es debido a una culpa inexcusable de la
víctima. El legislador no definió esta culpa inexcusable. Lógicamente, la jurisprudencia la ha
definido, en cuanto a ella, en los mismos términos, que emanaba del empleador o del empleado.
Dada la conmoción producida en la interpretación del artículo L. 452-1 (v. supra n. 817 y 818),
se podía legítimamente preguntar si la definición de la culpa inexcusable del empleado no
sufriría al menos una inflexión. Pero esto sería olvidar el carácter puramente finalista de las
sentencias "amianto". Tratándose tampoco de ofrecer a las víctimas de accidente de trabajo y de
enfermedades profesionales una indemnización complementaria, pero aquí al contra rio de
sancionar su comportamiento, la Corte de Casación no dudó en mantener la definición
tradicional: incurre en la reducción de su pensión si ella cometió una culpa intencional de
excepcional gravedad, exponiéndolo sin motivo legítimo a un peligro de la que debería haber
sido consciente
820. Observaciones finales: la necesidad de una reforma de la materia. Primera gran conquista
del "solidarismo", el derecho de accidentes de trabajo aparece hoy como uno de los sistemas de
indemnización de bajo rendimiento, apoyada todavía en un compromiso ahora obsoleto (v.
supra n.° 799). Si nos atrevemos a culpar a la jurisprudencia de haber utilizado su ingenio para
tratar de mejorar la suerte de víctimas, al menos hay que reconocer que en este punto la cuenta
no está allí siempre, y que la ortodoxia jurídica lo sufrió un poco: no es que los puristas tardaron
en convencerse de que el incumplimiento de una obligación contractual de resultado constituye
una culpa inexcusable. Junta a esto, aun admitiendo que la jurisprudencia se encuentra todavía
en su papel cuando se volvió a escribir los textos, su obra no puede tomar el lugar de la reforma.
Lo mejor sería, probablemente, que las sentencias "amianto" sean a los accidentes de trabajo lo
que la sentencia Desmares fue a los accidentes de tránsito. ¿Pero el legislador está listo, en estos
tiempos sombríos para la seguridad social, para tratar el desafío de una reparación integral?
821-Presentación. Aquel que sufre un daño del hecho de una infracción penal puede, en
principio, obtener una reparación ejerciendo la acción civil ante el juez personal o el juez civil
(v. supra n." 55 y s.; 553 y s.). La búsqueda de la responsabilidad civil del autor de la infracción
(o de su garante) resulta, sin embargo, ser más bien aleatorio, en particular en lo que este puede
permanecer desconocido, que su responsabilidad penal (condicionando su responsabilidad civil)
puede encontrarse excluida por diversas razones, y sobre todo que a menudo resulta insolvente).
El legislador ha tomado conciencia de estas dificultades, y está convencido de que los actos de
delincuencia constituyen también un riesgo social del cual la colectividad debe encargarse, si no
es en su integridad, al menos en sus manifestaciones más graves y particularmente, en los casos
en relación con la integridad física de las víctimas. Así surgió, con la Ley N.° 77-5 de 3 de
enero de 197767), un sistema destinado a garantizar la indemnización de algunas víctimas de
lesiones corporales que resultan de una infracción. La innovación sería notable, y constituirá un
avance significativo para las víctimas, pero la indemnización, sacada directamente del
presupuesto del Estado, solo podía ser parsimonioso: limitada y subsidiaria, esta ayuda pública
estaba sujeta, además, a condiciones bastante restrictivas. El sistema fue enseguida mejorado
por reformas sucesivas: primero, la Ley del 8 de julio de 1983 reforzando la protección de las
víctimas de infracciones; luego y sobre todo con la Ley del 6 de julio de 1990) que, extendiendo
la experiencia de la Ley del 9 de setiembre de 1986 sobre la indemnización a las víctimas de
actos de terrorismo, dio otra sentada al dispositivo endosándolo a un fondo llamado "de garantía
a las víctimas de actos de terrorismo y de otras infracciones". Esta reforma permitió ofrecer a las
victimas una indemnización concedida a título principal, propio además para asegurar una
reparación plena, al menos para cierto tipo de delitos. Asignada por comisiones judiciales
instituidas con los Tribunales de Gran Instancia, las "comisiones de indemnización de víctimas
del delito" denominadas en lo sucesivo CIVI, al término de un proceso especifico, la
indemnización está subordinada a las condiciones precisas, definidas en los artículos 706-3 y s.
del Código Procesal Penal. Primero, algunas precisiones deben hacerse sobre el campo de
aplicación de este dispositivo.
823.- Delimitación positiva: indemnización a título principal de los atenta dos graves
contra la persona. Sí parece claro que el artículo 706-3 del Código Procesal Penal instituye al
beneficio de las víctimas del delito un modo de reparación autónoma, que responde a las reglas
que le son propias, se podría cuestionar sobre las relaciones con el derecho de responsabilidad
civil. ¿Tratándose de indemnización automática procurada a la víctima, no tiene que reservar el
beneficio a aquella cuya
2. Condiciones de la indemnización
824.-Régimen de enfoque doble. La indemnización a las víctimas del delito tal como está
prevista por los artículos 706-3 y s. del Código Procesal Penal, no obedece a un régimen único.
Si las reformas sucesivas de la materia fueron todas motivadas por la preocupación de mejorar
la suerte de las víctimas, nos vemos obligados en reconocer que hoy resulta un dispositivo
bastante confuso, que, en cuanto a las condiciones de la indemnización, aparece bajo la forma
de "estratos" muy difíciles de poner en coherencia. El artículo 706-3, define las condiciones de
la reparación integral de daños teniendo por características comunes ser consecutivos a "ataques
contra la persona" (A). Al lado de este primer corpus bastante heteróclito, donde se mezclan
disposiciones de alcance general y disposiciones específicas, se debe hacer un lugar a aquel
añadido en 1981, y modificado después, que rige la reparación de los daños consecutivos a
algunos delitos contra los bienes (a los cuales se debe añadir los que resultan de ataques contra
la persona de una gravedad inferior a un determinado limite). Para la indemnización de estos
daños (B), el artículo 706-14 del Código Procesal Penal establece las condiciones específicas y
bastante restrictivas, la indemnización también tiene un límite en este caso. Pero en este mismo
texto reenvía también al artículo 706-3,3°, que prevé, entre otras cosas, la incidencia de la culpa
de la víctima. Por lo tanto, se detendrá en desarrollos distintos (C) sobre los aspectos exclusivos
del régimen de indemnización que sean realmente comunes a ambos tipos de situaciones
previstas por el legislador.
827. "Daños que resultan de los atentados contra la persona". Una vez más, la formulación
retenida por el legislador demuestra su compromiso de permitir la reparación de todos los
elementos principales del daño que puedan inducir lesión corporal sufrida por la víctima del
delito"). Así, por ejemplo, de la incapacidad permanente parcial), y más generalmente de todos
los daños, tanto los de naturaleza patrimonial como los de naturaleza extrapatrimonial (v. supra
n.º 823), en la misma medida y según los mismos principios que en el derecho común. La
jurisprudencia, sin embargo, se niega a admitir sobre el fundamento de este texto, los daños
consecutivos a los ataques contra los bienes de la víctima, Esta interpretación restrictiva, si bien
tiene la apariencia de la rectitud, se apoya por tanto sobre un análisis que podría ser superada. El
texto contempla ciertamente los "daños que resultan de los atentados contra la persona", lo que
la jurisprudencia traduce en sustancia por "perjuicios vinculados a la lesión corporal". Pero el
vocabulario legal no está libre de ambigüedad, y que igualmente podría sostener que el "ataque
contra la persona" al que el texto se refiere debe entenderse en realidad las infracciones contra
las personas. En esta acepción", se podría admitir que los eventuales daños a los bienes de la
víctima causados con ocasión de tales infracciones, y que son la consecuencia, pueden dar lugar
a una reparación sobre el fundamento del artículo 706-3 del Código Procesal Penal.
828. -Gravedad de los atentados cometidos. La reparación integral de los daños como
consecuencia de los atentados contra la persona no concierne más que a los de estos atentados
que presentan un cierto grado de gravedad. El artículo 706-3 2º del Código Procesal Penal
determina este nivel de gravedad sobre la base de una alter nativa: el derecho a la reparación
integral es, primero, adquirido cuando los hechos delictuosos han dado a lugar la muerte, una
incapacidad permanente o total para el trabajo personal igual o superior a un mes; la víctima
podrá también pretender a una indemnización completa, esta vez sin tener que justificar ninguna
tasa de discapacidad, cuando los hechos en el origen de su daño son constitutivas de ciertos
delitos cuya enumeración, limitativa), está dada en el párrafo 2 del artículo 706-3,2°. Se trata de
hechos previstos en los artículos 222-22 al 222-30, 225-4-1 al 225-4-5, 227-25 al 227 27 del
Código Penal, es decir, en esencia, delitos sexuales, teniendo por definición repercusiones
graves en la persona de la víctima.
830.-Delitos pertinentes. El artículo 706-14 prevé el caso del robo, de la esta fa del abuso de
confianza. Después la Ley del 15 de junio de 2000, hay que añadir los de la extorsión de fondos,
la destrucción, degradación o deterioro de un bien que le pertenece a la víctima. En su último
párrafo, el mismo artículo 706-14 sujeta también a este régimen el caso de los atentados contra
la persona no presentando el carácter de gravedad requerida para pretender la reparación integra
sobre el fundamento del artículo 706-3 (v. supra n.° 828). Aunque a veces los CIVI sean
tentados de interpretar la enumeración legal de manera amplia, la Corte reguladora recuerda
periódicamente la lista del artículo 706-14 es limitativa, y que debe ser interpretada
estrictamente Pero de su lado, el legislador recientemente ampliado el beneficio de la
indemnización: la Ley N. 2008-644 del 1 de julio de 2008 añadió un articulo 706-14-1 que
extiende d beneficio de las disposiciones del artículo 706-14 a "toda persona victima de la
destrucción por incendio de un vehiculo terrestre motorizado que le pertenece, bajo reserva de
haber satisfecho particularmente a las obligaciones del Código de circulación relativas al
permiso de circulación y al control técnico. Este nuevo caso de apertura, del cual se adivina
fácilmente la razón de ser, obedece a un régimen que se diferencia en varios puntos de aquel del
artículo 706-14. La condición para la víctima de tener que establecer que se encuentra en una
situación material o psicológica grave está aquí expresamente excluida, el legislador que no
retomado tampoco la condición de subsidiariedad que establece por otro lado el artículo 706-14
833. Esta condición específica relativa a los recursos de la víctima señala el carácter de
"socorro" de la indemnización que le es pagada. Por lo tanto, además, se puede preguntar si la
naturaleza jurídica de esta prestación es la misma que aquella que puede hacerse efectiva sobre
el fundamento del artículo 706-3 (v. supra n.º 823, y la jurisprudencia citada). Aun así, si la
víctima puede esperar una compensación financiera de este dispositivo, está lejos de poder
esperar una reparación total de sus daños. El subsidio está de hecho sujeto a un límite máximo.
C. Regla común a todos los tipos de daños: teniendo en cuenta la culpa de la victima
3. Proceso de indemnización
837. Un verdadero proceso. Este es un proceso en el pleno sentido del término que se trata
aquí. El artículo 706-4 del Código Procesal Penal, determina la composición de la comisión de
indemnización de las víctimas del delito") sentado en cada tribunal de gran instancia establece
que "esta comisión tiene el carácter de una jurisdicción civil". De ello se desprende que los
principios procesales civiles son aplicables en su totalidad, incluyendo el principio de
contradicción, La Comisión, después de haber procedido todas las audiencias e investigaciones
posibles, toma una decisión que debe ser motivada y notificada. Al menos, así es como el
dispositivo fue concebido hace tiempo. Pero se necesita ahora contar con las disposiciones de la
Ley N. 2004-204 del 9 de marzo de 2004) que instituye un mecanismo de oferta obligatoria de
indemnización "amigable" por el fondo de garantía". Si la víctima acepta esta oferta, la
Comisión intervendrá, a través de su presidente, más que para homologar el acuerdo. Hoy, por
tanto, hay que distinguir el proceso de transacción (A) del proceso jurisdiccional (B).
A. Proceso transaccional
838.- El nuevo artículo 706-5-1 del Código Procesal Penal. Mientras que la demanda de
indemnización de la víctima, formada bajo las condiciones de plazos pre vistos en el artículo
705 del Código Procesal Penal, sea en principio dentro del plazo de tres años después de que el
delito estaba examinado por la Comisión, el artículo 706-5-1 estipula que la queja de este debe
transmitir sin plazo la demanda y las piezas justificativas al fondo de garantía de las víctimas de
actos de terrorismo y de otros delitos. Este está obligado, en un plazo de dos meses desde la
recepción, de presentar una oferta de indemnización a la víctima. El mismo texto prevé que el
eventual rechazo de oferta de la parte del fondo debe estar motivado. Por lo tanto, dos cosas: o
bien la victima acepta esta oferta, y el fondo de garantía transmite la constatación del acuerdo
con el presidente de la CIVI) para homologación; o bien la víctima rechaza esta oferta y, en este
caso, como en aquel donde el fondo rechaza de hacer una oferta, el procedimiento que se
prosigue es el que se prevé en los artículos 706 y s.
839.- Punto de vista crítico. Ha sido justamente poder elogiar los méritos del sistema de
indemnización de las víctimas del delito que, a la diferencia de la mayor parte de los otros
mecanismos del mismo tipo, ofrecía a la víctima verdaderas garantías procesales, propias a
asegurar una indemnización de calidad. El entusiasmo actual por los "procedimientos"
extrajudiciales, juntado sin duda a la imagen bastante positiva que goza el sistema de oferta
obligatoria establecido en materia de accidentes de tránsito, han llevado a los legisladores a
cuestionar el papel eminente de las CIVI. Han surgido serias dudas en virtud de dicha reforma.
Además de la ejemplaridad de la Ley del 5 de julio de 1985 es relativo en este punto), existe el
riesgo para las víctimas que la indemnización ofertada por el fondo de garantía sea mucho más
escasamente calculada que la decidida por las CIVI. Como lo observa un autor, "no es ingenuo
otorgar al deudor pagador la facultad de estimar él mismo su deuda” ¿Querríamos decir que la
justicia, aun cuando ella es como la proporcionada por las CIVI, el mérito de la "proximidad",
es aún un lujo del que se deben desviar los litigantes?
B. Procedimiento jurisdiccional
842. Recurso de subrogación del fondo de garantía. Si el fondo de garantía de las víctimas de
actos de terrorismo está obligado a indemnizar necesariamente la víctima, por vía
"transaccional" (5) o sobre decisión de la CIVI, es evidente que no tiene la intención de soportar
la carga final de la indemnización. La lógica, más elemental, se establece que se le permita
activar contra el autor de la infracción en la causa del daño, incluso si la empresa está aquí, en
teoría, en una posición aleatoria. Así si bien el artículo 706-11 del Código Procesal Penal admite
que "el fondo se subrogará en los derechos de la víctima para obtener de las personas
responsables del daño causado por la infracción u obligadas por cualquier título a asegurar la
reparación total o parcial el reembolso de la indemnización o de la provisión pagada por él, con
el límite de la cuantía de las reparaciones a cargo de las citadas personas", es decir, que el fondo
podrá actuar contra el mismo autor de la infracción, pero también, en su caso, contra su
responsable civilmente). Desde el punto de vista procesal, no se dejará de señalar el margen de
maniobra bastante amplio que le reconoce el párrafo 2 del texto, indicando que "podrá ejercer
sus derechos por todas las vías útiles", incluso por vía de constituirse en parte civil, y "esto
mismo, incluso por primera vez, en proceso de apelación". Al estar basado en la subrogación, el
recurso obedece lógicamente, en cuanto a la prescripción particularmente, al régimen de la
acción de las víctimas). Se cuidará de no con fundir este recurso subrogatorio del fondo con la
acción de repetición que este puede ejercer contra la víctima, sobre el fundamento del artículo
706-10, cuando la víctima, luego de haber percibido una indemnización del fondo, obtiene bajo
cualquier título, una indemnización de los mismos daños.
844. Sin embargo, es en el campo de la responsabilidad civil que el problema fue aprehendido
primero, y la decisión precitada de la Corte de Casación certifica en realidad los límites
alcanzados por una construcción jurisprudencial audaz El Tribunal Superior de justicia había, en
efecto, instituido, en función de los principios de la responsabilidad contractual por culpa del
médico derivada de la famosa jurisprudencia Mercier, una responsabilidad médica objetiva,
también ligada al contrato médico, pero derivando más bien de la obligación de cuidados
propiamente dicha, de una obligación de seguridad. A este título se había consagrado
principalmente la responsabilidad de los médicos y de los establecimientos de salud en caso de
infecciones nosocomiales, la de médicos en caso de accidentes vinculados al uso de materiales o
dispositivos defectuosos. Además, que no permitía asegurar la reparación de todos los daños
médicos de origen accidental, esta jurisprudencia no cubría las hipótesis del ámbito relevante de
la competencia de los tribunales judiciales. Tratándose del sector público, las jurisdicciones
administrativas si bien habían sido sensibles también por su parte a la situación de las víctimas,
habían adoptado un sistema diferente: admitiendo la noción de riesgo terapéutico, sin embargo,
habían subordinado la imputación al poder público a condiciones restrictivas). No solo estos dos
tipos de soluciones aparecieron cada uno imperfectos; pero el solo hecho de que un accidente
podría caer bajo diferentes reglas, como ocurría en el sector público o en el sector privado, era
difícil de justificar.
Uno de los méritos de la Ley del 4 de marzo de 2002(2), llamada "Ley Kouchner es desarrollar
en función al beneficio de las víctimas de accidentes médicos, un sistema de indemnización que
permita a la vez sobrepasar la lógica de la responsabilidad y trascender esta dualidad de
regímenes, inherente a la dualidad de los tipos de jurisdicciones Notemos, sin embargo, en
principio, que el alcance otorgado a este sistema de solidaridad homogéneo es en realidad muy
reducido.
845.- Delimitación; plan. El objeto de los desarrollos sigue requiriendo algunas precisiones.
Primero, en cuanto a su justificación: aunque la materia tome fondo en las relaciones
contractuales, no es incongruente, incluso dentro de los límites asignados a esta obra, considerar
la indemnización por accidentes médicos, en la medida que se refiera además a la relación
médico/paciente, el régimen especial el cual se trata aquí, está expresamente abstraído de toda
consideración para el contrato médico. Esta aprehensión transversal que también se encuentra
en otros textos especiales (v. especialmente supra n. 665 ys. para los accidentes de tránsito)
adquiera importancia aquí, sin embargo, en el ámbito de un esquema complejo en el cual la
responsabilidad civil y sus "marcas de origen" no han desaparecido. La esencia de la Ley del 4
de marzo de 2002 es precisamente para hacer un "desglose" entre las situaciones cubiertas por la
solidaridad nacional y las que siguen estando sujetas a las normas de responsabilidad civil. Aquí
no es necesario detenerme en estas reglas, cuyo contenido no fue. por otra parte,
fundamentalmente cambiado Solo nos interesa en el marco de estos desarrollos, la parte
correspondiente a la indemnización fundada sobre la solidaridad nacional, y asegurada por la
Oficina Nacional de Indemnización de los Accidentes Médicos (ONIAM), que es para
determinar (§ 1), antes de contemplar, el proceso de indemnización propiamente dicho (§ 2).
848. Definición de los eventos que dan derecho al beneficio de la solidaridad nacional. Si
las nociones de infección nosocomial (v. supra n.º 843) y de afección iatrogénica a las cuales se
refiere el texto responden a las definiciones después de todo bastante precisas, la noción de
accidente médico puede parecer más confusa. Es de propósito deliberado, al parecer, que el
legislador ha renunciado a definir esta noción, el cual dejó el cuidado a las comisiones
regionales de conciliación e indemnización (instituciones claves del proceso de indemnización:
v. infra n. 855) el definir los limites. Uno se puede preguntar si, al hacerlo, el legislador no tenía
la intención de hacer de este tipo de eventos una especie de categoría residual. La noción, sin
embargo, se refiere a situaciones muy específicas: se piensa particularmente en los daños
sufridos por los pacientes durante los procedimientos quirúrgicos, cuyo vínculo con estos actos
es claro, pero cuyas causas parecen fortuitas, y no pueden en ningún caso ser atribuida a la culpa
del cirujano
849.- Nivel de gravedad requerido para la atención de estos daños. Este punto es esencial: el
dispositivo está lejos de asegurar la reparación de todos los daños resultantes de un accidente
médico. Para que los eventos cubiertos por el artículo L. 1142-1 del Código de la salud pública
puedan dar lugar a una indemnización en virtud de la solidaridad nacional, no solo deben ser
directamente atribuibles a procedimientos médicos, sino también que hayan tenido para el
paciente consecuencias anormales con respecto de su salud y evolución previsible del mismo, y
que presenten un cierto carácter de gravedad. Sobre este último punto, el legislador, remitiendo
la fijación de este umbral a un decreto, dio orientaciones sobre los criterios a tomar en cuenta.
El carácter de gravedad debe, en efecto, ser apreciado en vista de la pérdida de capacidades
funcionales y el impacto en la vida privada y profesional, y el legislador sugiere tener en cuenta
especialmente la tasa de deterioro permanente de la integridad física o mental, la duración de la
paralización temporal de la actividad profesional o la de déficit funcional temporal. Tratándose
de la incapacidad permanente, el texto ha previsto una tasa del 25 %, más allá de la cual el
poder reglamentario no sabria situar el mínimo requerido para reclamar la indemnización.
Quedaba a este último determinar el nivel de gravedad requerido en el cuidado asi fijado por el
legislador. La cuestión está normada desde el Decreto N. 2003-314 del 4 de abril de 2003 que
fijó la tasa de IPP mínimo (ahora lesión permanente a la integridad fisica o mental (AIPP); Ley
N° 2009-526 del 12 de mayo de 2009, en la terminologia derivada de la nomenclatura Dintilhac,
más bien diremos déficit funcional permanente: DFP) al 24 %, y el ITT (ahora déficit funcional
temporal, DFT) a seis meses consecutivos (o seis meses no consecutivos en un periodo de doce
meses). Al lado de estos criterios numerados, el mismo texto ha previsto dos casos de apertura,
admisibles por su propia admisión "a título excepcional": la incapacidad de la víctima para
dedicarse a su actividad profesional y la asunción de trastornos graves, incluida la económica,
en sus condiciones de vida
850.-En la opinión unánime, una posición muy restrictiva fue retenidas). Allí está
probablemente una de las principales debilidades del dispositivo, que bien puede desviar su
objetivo. En efecto, de acuerdo con algunos datos estadísticos, es alrededor del 95% de las
víctimas que, desde la perspectiva de déficit funcional permanente, son de facto excluidas del
beneficio del sistema. Cuando se piensa, además, que la decisión que determine si el umbral
está o no alcanzado puede ser tomado eventualmente sin que un verdadero dictamen médico se
haya llevado a cabo (v. en él, infra n.º 856). En cuanto al criterio del ITT, también podría que
demasiado selectivo, en la medida que el ONIAM imponía una concepción muy estrecha, en el
entendimiento de la sola imposibilidad de ejercer una actividad profesional, contraria a la
práctica de los tribunales en derecho común. El texto relativo al umbral de gravedad no se
refiere a esta noción obsoleta del ITT, y del ONIAM, habiendo resuelto además aplicar la
nomenclatura Dintilhac, que permite esperar que el umbral de gravedad requerido sea
interpretado de manera menos restrictiva.
851.- Infecciones nosocomiales graves. En el marco del dispositivo original. las infecciones
nosocomiales daban derecho al beneficio de la indemnización por la ONIAM, bajo reserva de
importancia, sin embargo, teniendo en la reafirmación por el artículo L. 1142-1, párrafo 2 del
Código de la salud pública de la responsabilidad objetiva de los establecimientos de salud por
este concepto. En únicamente a falta de poder implementar tal responsabilidad que la víctima
podía pretender (sujeto a satisfacer el umbral de gravedad del daño) el beneficio de la
solidaridad nacional. Ahora bien, desde la Ley del 30 de diciembre de 2002 está previsto en el
artículo L. 1142-1-1 del Código de la salud pública que los daños resultantes de infecciones
nosocomiales sucedidos en los establecimientos, servicios u organismos referidos en el artículo
1142-1 1, cuando consisten en el deceso del paciente o conllevan una tasa de discapacidad
funcional permanente superior al 25%, dan derecho a reparación en virtud de la solidaridad
nacional). Así, el legislador tomó partido, a solicitud de los aseguradores, por aminorar la parte
correspondiente a la responsabilidad profesional en la materia (y por lo tanto la del seguro
obligatorio a la misma) y transferir la carga a la solidaridad nacional), La opción elegida aquí es
probablemente muy cuestionable a la altura del principio, en la medida que esta alteración del
dispositivo, como la mayoría de los cambios introducidos por la Ley del 30 de diciembre de
2002, se apoya en una lectura fallida de los aportes del texto originario). Parece, sin embargo,
que sobre este punto, las incidencias prácticas de la reforma sean bastantes débiles; las
infecciones nosocomiales engendran, en su gran mayoría, secuelas de una gravedad inferior al
umbral previsto por el artículo L. 1142-1-1 del Código de la salud pública.
852. Otras situaciones que den derecho a una indemnización servida por la ONIAM. Con
un establecimiento público administrativo cuyos recursos provienen de una dotación del seguro
del seguro médico, la Oficina Nacional de Indemnización de los Accidentes Médicos tiene
vocación, por el efecto conjugado de la Ley del 4 de marzo de 2002 y de textos posteriores, de
encargarse, además de los casos ya mencionados, de diversos tipos de daños ocasionados en un
contexto médico. Primero, en aplicación del artículo L. 1142-1-1 2º del Código de la salud
pública, tal que resulta de la Ley del 30 de diciembre de 2002. Según el texto, existe derecho a
la reparación en virtud de la solidaridad nacional cuando "los daños que resultan de la
intervención, en caso de circunstancias excepcionales, de un profesional, de un establecimiento,
servicio u organismo fuera del campo de su actividad de prevención, de diagnóstico, o de
cuidados El legislador tiene en cuenta aqui situaciones a priori bastante marginales en las cuales
un profesional de la salud podría causar un daño a un paciente fuera de su ámbito de
competencia habitual, Mucho más importante es probablemente esta otra disposición de la
misma Ley que transfiere a la ONIAM, la carga de los daños ocasionados por la hormona del
crecimiento. Es sobre este organismo que deben ahora mirar los pacientes que contrajeron por el
intermedio de este producto la enfermedad de Creutzfeld Jacob. Esta empresa de canalización
de la indemnización de los daños médicos sobre la ONIAM, ya iniciado por la Ley del 4 de
marzo de 2002), ha continuado lógicamente desde, en particular con la Ley N° 2004-806 de 9
de agosto de 2004, que consagró la absorción del Fondo de indemnización de los receptores de
transfusiones y hemofilicos y receptores de transfusiones (FITH) por este mismo organismo, sin
embargo, se observó que, en este dominio, son las normas establecidas por la Ley del 31 de
diciembre de 1991 (y modificadas por la Ley del 4 de marzo de 2002) que continúan
aplicándose, y no el dispositivo aquí bajo revisión Más recientemente, la ONIAM ha sido un
sustituto para el establecimiento francés de sangre para la indemnización de las víctimas de
contaminación por el virus de la hepatitis C
853. Finalmente, se debe señalar que, otro de los casos donde la ONIAM está llamada a brindar
una indemnización a título principal, es de allí también donde interviene esta vez un segundo
rango, como un fondo de garantía. El articulo L. 1142-15 del Código de la salud pública prevé,
en efecto, los casos en los cuales la indemnización podrá ser asegurada por la ONIAM aun
incluso cuando el daño revela la aplicación de las reglas de la responsabilidad médica. En
realidad, esto es una sustitución del asegurador de la responsabilidad que se trata, en casos
limitados enumerados: silencio o rechazo del asegurador de hacer una oferta, ausencia de la
aseguradora del responsable, cobertura de seguro agotado o de garantía expirada. Naturalmente,
una vez cubierta esta función de garantía, la ONIAM dispone de una acción subrogatoria contra
el responsable, excepto en el caso de la expiración del periodo de validez de la cobertura de
seguro garantizado por las disposiciones del artículo L. 251-2, párrafo 5, del Código de
seguros). Es así y sobre todo, después de la Ley N. 2011-900 de 29 de julio de 20119) y su
Decreto de aplicación del 1 de agosto de 2011(90), para la indemnización de las víctimas del
benfluorex (más conocido bajo el nombre de mediador) que la Oficina requiere jugar este papel
de garante subsidia rio. La doble consideración del número muy importante de víctimas
implicadas y la originalidad del proceso de indemnización implementada justifican que se le
haga una presentación al menos sintética.
2. Proceso de indemnización
855.-Rol esencial de las comisiones regionales de conciliación y de indemnización. Se ha visto
que el dispositivo derivado de la Ley del 4 de marzo de 2002 consiste en separar los daños
médicos elegibles para el beneficio de la solidaridad nacional, de aquellos bajo las reglas de la
responsabilidad civil, redefinidas bajo ciertos puntos (v. supra n°846). Pero esta misión de
"ventilación" ha sido confiada a las Comisiones Regionales de Conciliación y de Indemnización
(en adelante, CRCI), las cuales constituyen, por lo tanto, el órgano del proceso. Presididas por
un magistrado profesional, estas estructuras instaladas en la escala regional o interregional son
sorprendente mente pesadas, puesto que cada comisión tiene no menos de veintiún miembros,
de signados de entre los representantes de los usuarios del sistema de salud, representantes de
profesiones médicas y representantes de los organismos pagadores (aseguradoras y la ONIAM).
Figuran también entre estos miembros, cuatro personalidades calificadas en el dominio de las
lesiones corporales. Hay razones para expresar algunas reservas sobre la pertinencia de esta
repartición: además de la escasa representación de los usuarios, cuyos seis miembros sopesan a
priori un débil peso en los intereses convergentes de las profesiones médicas y de los
organismos pagadores, es el espacio residual reservado a las personalidades calificadas que deja
perplejo, cuando uno recuerda que la comisión tiene por supuesto el decidir la delicada cuestión
de las causas exactas del accidente
856. Remisión al CRCI; decisión sobre la competencia. Según el artículo L. 1142-7 del
Código de la salud pública, "la comisión regional puede ser elegida por toda persona que se
considera víctima de un daño imputable a una actividad de prevención, de diagnóstico o de
cuidados, o en su caso, por su representante legal También puede ser escogida por los
beneficiarios de una persona muerta por un acto de prevención, de diagnóstico o de cuidados".
Cabe señalar en principio que, para la víctima de tales daños, la remisión de una CRCI, cuyos
términos muy simples se establecen en el artículo R. 1142-5 del Código de la salud pública, no
es una condición, y que puede igualmente decidir escoger la jurisdicción competente. De la
lectura de los párrafos 3 y 4 del artículo L. 1142-7, se deduce, además, que la víctima puede
optar por acumular las dos vías, puesto que la primera impone a la víctima en caso tal de
informar de la comisión de la existencia de un proceso judicial en curso, y recíprocamente de
informar a esta jurisdicción del sometimiento de la comisión, y la segunda confiere al
sometimiento de la comisión, un efecto suspensivo de los plazos de prescripción y de recursos
contenciosos. Aprobada por algunos y criticada por otros, esta competencia es solo facultativa
de las CRCI marca puede ser en realidad una admisión de la conciencia que ha tenido el
legislador de las debilidades e imperfecciones de este proceso extrajurisdiccional. En cualquier
caso, cuando es escogida, la comisión debe pronunciarse sobre su competencia. Ahora depende
de la gravedad de los daños conforme a lo dispuesto en el artículo L. 1142-1 II del Código de la
salud pública, ya que define el campo de aplicación de la indemnización adjudicada en virtud de
la solidaridad nacional (v. supra n.849). Lógicamente, la comisión debe ser capaz de evaluar si
su umbral de competencia alcanza a la revisión de un peritaje médico. Por tanto, es bastante
curioso, que los textos consideran este peritaje como una simple facultad dejada a la discreción
de la comisión. Por tanto, el último puede negarse a examinar más a fondo la demanda de la
víctima únicamente sobre la base de una revisión de que los elementos del expediente. Se limita
entonces a declararse incompetente, sin tener que emitir un dictamen motivado, y no queda más
en este caso al demandante que el intentar reclamar una indemnización ante el juez
administrativo o judicial, según sea el caso, si es que al menos una responsabilidad es
susceptible de ser comprometida. Esto toca uno de los puntos más controvertidos del proceso
establecido. Se puede encontrar por lo menos paradójico que un proceso de reglamento no
contencioso sea descartado por los litigios de menor importancia, es decir, precisamente donde
la evitación del proceso parece más deseable En cuanto a las condiciones de la declinatoria de
competencia de la comisión, parecen simple y puramente inaceptables, incluso si se puede
esperar que la práctica de las CRCI contribuya a limitar los efectos de estas escorias legislativas.
857.-Papel de la CRCI que es reconocido competente: previo informe médico sobre las
causas del daño y sobre el régimen de indemnización aplicable. Cuando los criterios de su
competencia se cumplieron, la comisión emite, según el artículo L. 1142 8 del Código de la
salud pública, "un dictamen sobre las circunstancias, las causas, la naturaleza y la extensión del
daño, así como sobre el régimen de indemnización aplicable Tiene que hacer esto por un
periodo de seis meses a partir de su remisión, cuyo periodo será utilizado para acelerar un
peritaje médico (obligatorio en esta etapa), conforme a lo dispuesto en los artículos L. 1142-9-al
L. 1142-13 del Código de la salud pública. Sin entrar aquí en el detalle de las disposiciones
sobre el peritaje, cabe señalar que la comisión regional debe designar en principio un "colegiado
de expertos" (pero el texto admite, sin embargo, que la comisión pueda contentarse con nombrar
un experto único, lo que es, al parecer, sistemáticamente la opción retenida) escogido sobre la
lista nacional de expertos en accidentes médicos, establecida ella misma por iniciativa de la
Comisión nacional de accidentes médicos, El colegiado o el experto al degrado debe precisar su
misión, y dispone en este marco, de poderes de investigación bastante comprendidos El
legislador se esforzó para garantizar no solo la calidad técnica del peritaje médico, sino también
su imparcialidad y su carácter contradictorio, lo que debería resolver con la práctica anterior, en
particular, la del peritaje de la aseguradora
858.-Es sobre la base del informe de los expertos que la comisión va a emitir su opinión, por
tanto, va a determinar si el caso en cuestión estar dentro de las reglas de responsabilidad civil, o
si salió del dominio de la indemnización concedida en virtud de la solidaridad nacional, incluso
si cae en parte del uno y del otro En el primer caso, el asegurador de responsabilidad de la
persona o del establecimiento del cual la comisión estima que la responsabilidad está
comprometida a tener que hacer una oferta de indemnización a la víctima en un plazo de cuatro
meses luego de la recepción de aviso de la comisión. En el segundo caso, lo que más nos
interesa aquí, es la ONIAM quien, en virtud del artículo L. 1142-17 del Código de la salud
pública, deberá dirigir a la víctima, bajos las mismas condiciones de plazo, una oferta de
indemnización, la cual, en caso de aceptación), valdrá transacción en el sentido del artículo
2044 del Código Civil. Ni la ONIAM ni el asegurador de responsabilidad, debe, en nuestra
opinión, ser capaz de sustraerse de esta obligación de hacer una oferta de indemnización. Seria
negar su "deuda" de indemnización, motivo tomado de lo que el daño en cuestión debería según
él ser imputado a un responsable, debe, sin embargo, en toda rectitud, hacer una oferta, con
riesgo a ejercer, una vez efectuado el pago (en el mes siguiente de la aceptación de la oferta por
la víctima: CSP, art. L. 1142-17, al. 5), una acción subrogatoria. Pero este no es el esquema que
prevalece puesto que la ONIAM se estima investida de la facultad, incluso del deber de no
seguir el dictamen que él no consideraba conforme a las normas legales y reglamentarias para
tener derecho a indemnización por la solidaridad nacional, y que la jurisprudencia le da la razón.
859. Tratándose del recurso, no se dejará de subrayar que, aparte del caso particular que se ha
indicado anteriormente, en el que la acción subrogatoria tampoco es aceptada de manera
sistemática, este mecanismo no está destinado a jugar en la materia. Esta es una de las
peculiaridades del dispositivo resultante de la Ley del 4 de marzo de 2002 en relación con la
mayoría de los estudiados anteriormente, que ha definido, es cierto, de manera restrictiva, una
esfera que circunscribe la indemnización pura, y donde la responsabilidad está completamente
excluida. Debido a la configuración seleccionada, no se encuentra, en efecto, el esquema clásico
que implica una indemnización automática a favor de la víctima, sin perjuicio de las acciones de
repetición. En otros términos, la solidaridad nacional, en el modesto campo de acción que le
está aquí reconocida, ejerce sus beneficios sin ninguna exclusividad, ya que los médicos y sus
aseguradores se benefician también.
860.- Impresiones generales sobre la reforma. Si bien es probable que sea demasiado pronto
para hacer un balance de la reforma, se plantea en la actualidad, el reconocerle sobre todo las
críticas. Al tomar en consideración por lo menos a las disposiciones relativas a la
indemnización, y abstracción hecha por lo tanto de sus contribuciones respecto a los derechos
de los pacientes y a la democracia sanitaria, la nueva ley decepciona, tanto por la complejidad
del sistema establecido, y debido a las dudas que se puede legítimamente alimentar de su
eficacia: ámbito de competencia de las CRCI demasiado restringido, condiciones de la
reparación a los daños entre solidaridad nacional y responsabilidad poco insatisfactoria,
dictamen de las comisiones regionales totalmente inaccesibles; al cual se le puede añadir que la
"reforma" realizada en diciembre de 2002, fuertemente teñida de corporativismo hizo poco para
mejorar el sistema. Por no hablar de la concepción bastante maltusiana de indemnización dada
bajo la solidaridad nacional que parece prevalecer en el lado de los pagadores (v, supra n.850).
El sistema es, sin duda, muy perfectible, pero se debe reconocer, sin embargo, al legislador el
haber dado un paso importante con este dispositivo cuyo principio esencial (la de una
reparación de la carga de los daños entre la solidaridad y la responsabilidad civil) nos parece
que tiene que ser aprobado.
862. Inventario no exhaustivo. Algunos de estos fondos ya han sido evocados anteriormente,
en la medida que ejercen la función de pagadores en el marco de procesos de indemnización
estudiados más arriba. También del fondo de garantía de las víctimas de actos de terrorismo y
de otros delitos (FGTI). Parte en el procedimiento ante la CIVI para la indemnización de los
daños bajo la aplicación de los artículos 706-3 y s. del Código Procesal Penal (v. supra n." 821
ys.); el fondo interviene también, pero esta vez como interlocutor directo de las víctimas para la
reparación de los daños causa dos por los actos de terrorismo. Otros notables a ser señalados:
para recordad tratándose del el Fondo de indemnización para receptores de transfusiones y
hemofílicos (FITH) que se sabe (v. supra n." 852), fue absorbido por la ONIAM. Los problemas
que pudo haber surgido de la aplicación de las disposiciones de la Ley del 31 de diciembre de
1991, relativa a los términos de la indemnización (modificadas por la del 4 de marzo de 2002)
sin embargo, permanecen (v. punto de vista sobre algunos de ellos, infra n." 864), en la medida
que, si el pagador no es más el mismo, estas son todavía las reglas que se aplican. También y
sobre todo, se debe evocar aquí el Fondo de indemnización para las víctimas del amianto
(FIVA), creado por el artículo 53 de la Ley N.º 2000-1257 de 23 de diciembre de 2000), Aquí se
trata para el legislador de hacer frente a un verdadero drama de la salud pública, relativo a las
miles de víctimas expuestas a la nocividad del amianto, ya sea en el contexto de su actividad
profesional o en otro.
863. La indemnización de las victimas del amianto por la FIVA. El Fondo, establecimiento
público de carácter administrativo, es directamente presentado en la demanda de la víctima.
Corresponde entonces a él evaluar si la exposición al amianto puede ser considerado como la
causa del estado de salud de la víctima. Es de hecho, la comisión de examen de las
circunstancias de la exposición al amianto, designada por el Consejo de Administración del
Fondo quien procede a las investigaciones necesarias En los seis meses de la demanda, el Fondo
debe hacer una oferta de indemnización s la víctima, detallando cada elemento principal del
daño indemnizado, Si Is victima acepta la oferta, el pago entonces debe ser realizado en los dos
meses. Si el demandante rechaza esta oferta, o si se enfrenta a un rechazo de indemnización (el
Fondo considerando que las condiciones de la indemnización no se han cumplido), dispone de
un recurso contra la decisión del Fondo ante la Corte de Apelación en la jurisdicción en la cual
está domiciliado. Naturalmente, cuando un tercero puede estar sujeto a la responsabilidad de la
intoxicación, el Fondo podrá ejercer contra él una acción subrogatoria. En cuanto a la acción de
la víctima ante el Fondo, se establece la pregunta del plazo de prescripción aplicable. La Corte
de Casación había estimado que, tratándose de una acreencia invocada contra un organismo
público, daba lugar a aplicar el plazo de cuatro años), Pero esta solución muy criticada ya no
está vigente: la Ley N°2010-1594 del 20 de diciembre de 2010 sobre el financiamiento de la
seguridad nacional sometió la acción de la víctima a un plazo de diez años que corre, en
principio a contar desde la fecha del primer certificado médico que establece el vínculo entre la
enfermedad y la exposición al amianto
864.- De algunas cuestiones y objeciones suscitadas por estas "múltiples ven tanillas". Si
bien es comprensible que los poderes públicos a veces sean impulsados a desarrollar en la
urgencia de los sistemas de indemnización coyunturales (¡Que se diria de su inercia!); el hecho
es que el desarrollo anárquico de estos diversos fondos es problemático. No hay duda de que
permiten entender, lo más cercano a la realidad, las dificultades inherentes a algunos tipos de
daños que afectan a un gran número de personas, ahorrando además a las victimas las angustias
de largos e inciertos procesos judiciales. Pero los beneficios de estas "múltiples ventanillas"
apenas compensan sus inconvenientes.
865. Aquellos, vienen así a abundar el fenómeno más general de la fragmentación del derecho a
la reparación. Pera más allá de la pluralidad de las estructuras establecidas para asegurar la
indemnización, es la heterogeneidad de las modalidades de la reparación, lo que complica elegir
un método de evaluación que sea apenas aceptable. Así también se debe lamentar que el
legislador, cuando propone remediar la fragmentación estructural imperante en algunos ámbitos,
no se aplica, en el mismo tiempo que centraliza las competencias, para unificar las normas de
indemnización aplicables Estamos, en verdad, ante una reflexión más amplia que engloba la
totalidad de los regímenes de indemnización (y no solo aquellos apoyados en los Fondos) que
debe para ser llevado a cabo. Sin que sea necesario esperar para una revisión completa, y la
consagración de un verdadero derecho común de la indemnización "fuera de la responsabilidad,
una reflexión así podría llevar a algunos reagrupamientos y a la adopción de instrumentos
jurídicos armonizados.
866.- Las desventajas de estos fondos no son solo por su pluralidad, sino también y sobre todo a
que son, más o menos, "ventanillas". Aunque las modelos judiciales de realización de los
derechos aparecen en los tiempos actuales como "antimodelos", no se puede dejar de preguntar
si estos mecanismos de indemnización extrajurisdiccionales son capaces de alcanzar plenamente
el objetivo asignado que se les ha asignado, en particular, aquel de una indemnización completa.
¿Podemos, de hecho, esperar tanto de los organismos "para-administrativos", de consejos de
administración compuestos algunos sobre el modo paritario, pero donde convergen el celo de
las comisiones del Estado para salvar las finanzas públicas y los intereses de los creadores de
riesgos Los intereses de las víctimas, bien pueden tener que sufrir en cualquier caso de este tipo
de organización en la cual el deudor es a la vez juez y parte, según lo declara do por el autor,
citando específicamente el caso del Fondo de indemnización para las víctimas del amianto, Por
lo menos se debe reconocer que cuando los poderes públicos encomienda al Consejo de
Administración del Fondo "definir la politica de indemnización" as del mismo, le asignan una
misión que no se identifica en todos los aspectos con la de brindar justicia a las víctimas. Hay
resistencia a cumplir en estas condiciones y disposiciones, únicamente sobre la base de que el
fondo garantiza una indemnización completa, denegando a la víctima que aceptó la oferta del
Fondo, la posibilidad de emprender acciones legales, en el terreno de la responsabilidad civil,
para obtener un complemento de indemnización. No hay duda de que el principal defecto del
sistema: incluso cuando la "calidad de la indemnización" sirvió a las víctimas es a veces
cuestionable; estas se encuentran privadas por una amplia parte de las garantías procesales que
en gran medida son acordadas en el derecho común.
867.-Presentación. En los regímenes especiales que acaban de ser estudia dos, el beneficio de
la indemnización está generalmente acordado a título principal, es decir, sin que la víctima
tenga que justificar la imposibilidad en la cual esta se encontraría de obtener reparación de su
daño por el recurso a las reglas tradicionales de la responsabilidad civil. Estos regímenes
especiales se presentan, en realidad, como los modos alternativos de indemnización que vienen
a competir de alguna manera con la vía clásica de la demanda de responsabilidad. Se debe
distinguir estas situaciones de aquellas en las cuales una posibilidad de indemnización es
ofertada a la víctima, pero solo a título supletorio, como una garantía accesoria. Esta particular
figura puede observarse en varios ámbitos, y ya se ha conocido en el capítulo anterior, algunos
de los fondos y diversos organismos responsables de la indemnización también se encuentran
investidos de una misión de garantía accesoria: así en particular la ONIAM en los casos
previstos en el artículo L. 1142-15 del Código de la salud pública" (v. supra n. 853); así también
del Fondo de indemnización para las víctimas de actos de terrorismo y de otros delitos, para la
reparación de algunos tipos de daños (v. supra n.° 831). Más allá de estos casos particulares,
esta función de garantía residual encarnada sobre todo en el Fondo de garantía del automóvil,
creada en 1951, devino por fin, después de varias re formas, en el Fondo de garantía de seguros
obligatorios de daños (FGAOD), cuya área de intervención es ahora más extensa. Dedicado a la
causa, a la indemnización de las víctimas de accidentes de tránsito cuyo autor era desconocido o
insolvente, el Fondo de garantía crecer vio su campo de intervención a través de sucesivas
reformas. Así, su jurisdicción fue ampliada en 1977 a los daños causados accidentalmente por
las personas que transitan en el suelo en lugares abiertos al tránsito público. Más tarde, el Fondo
de garantía del automóvil devino en el Fondo de garantía para las víctimas de accidentes de
tránsito y de caza. Recientemente, se ha visto atribuir nuevas misiones: la Ley N° 2003-699 del
30 de julio de 2003 le confió indemnizar a las víctimas de daños causados por una catástrofe,
tecnológica", y dicha ley de seguridad financiera del 1 de agosto de 2003 le asignó por rol
mitigar el fracaso de seguros obligatorios por daños". Estas recientes evoluciones afectan
sustancialmente la fisonomía general del fondo: además que sus funciones de garantía actuales
se están diversificando, ahora se duplican sus funciones de indemnización".
868.- Delimitación; plan. Persona moral de derecho privado, alimentado por las contribuciones
de las empresas de seguros, los automovilistas asegurados y los responsables de accidente no
beneficiarios de un seguro, el Fondo asume hoy, como se ve, funciones diversas, con riesgo de
parecer un "atrapa todo". Sus atribuciones sobrepasan ampliamente, en todo caso, el campo
disciplinario de este libro, incluso entendido extensamente. Se detendrá en la siguiente
discusión como los aspectos que interesan directamente a la materia, es decir, la intervención
subsidiaria y residual del fondo relacionado con los accidentes de tránsito y la caza. Luego de
haber definido las principales situaciones que dan lugar a la garantía por el Fondo (sección 1),
se aportará algunas precisiones sobre las modalidades de esta garantía.
869.- Accidente en el cual está implicado un vehículo. En esta primera situación, que
corresponde al ámbito de aplicación de la Ley del 5 de julio de 1985 (v. supra n. 657 y s.), el
Fondo de garantía es susceptible de intervenir en varios casos. El articulo L. 421-1 del Código
de seguros prevé que el Fondo está encargado de indemnizar a las víctimas de los daños
resultantes de los ataques contra la persona cuando el responsable de los daños permanece
desconocido o no está asegurado (salvo por derogación legal a la obligación de seguro)", y
cuando su asegurador es total o parcialmente insolvente. El ámbito de la garantía coincide aquí
con el de la Ley de 1985, con las mismas condiciones teniendo particularmente el carácter no
intencional del hecho generador. Tratándose siempre de las consecuencias de un accidente de
tránsito en el cual está implicado un vehículo terrestre motorizado, pero para los daños contra
los bienes que tal accidente puede ocasionar, la intervención del Fondo está igualmente prevista,
pero con otras condiciones. Del artículo L. 421-1, párrafo 2, del Código de seguros, resulta,
primero, que el Fondo solo puede intervenir cuando el autor del daño está identificado y no
asegurado. La exclusión de los daños contra los bienes causados por un autor no identificado
está justificada por el riesgo de fraudes, y no tiene ninguna razón de ser lógicamente cuando el
accidente, al mismo tiempo ocasionó lesiones corporales; también es de esperar que la asunción
por parte del fondo es posible en este caso, a al menos cuando estos daños son de carácter grave.
Cabe señalar también que, incluso cuando se cumplen estas condiciones, los daños contra los
bienes solo se admiten en ciertos límites y otras franquicias previstas en el artículo R. 421-19).
870. Los daños resultantes de los ataques contra la persona causados accidentalmente por
personas que circulan en el suelo en lugares abiertos al tránsito público; daños causados
por los animales en lugares abiertos al tránsito público cuando se derivan de un accidente
de tránsito en el suelo. La extensión de la competencia del Fondo para los daños causados
accidentalmente por personas que circulan en el suelo es ya antigua: resulta de la Ley N. 77-574
de 7 de junio de 1977. Permite la atención de las lesiones corporales causadas por los accidentes
en los cuales están implicados vehículos o máquinas no motorizados, pero también de aquellos
derivados de los accidentes con peatones solamente". Naturalmente, se concede el fondo de
garantía en la medida en que el responsable de los daños permaneció desconocido o no está
asegurado. Por otra parte, el artículo L. 421-1, párrafo 4, del Código de los seguros tal que
resulta de la Ley del 1 de agosto de 2003 prevé que "el Fondo de garantía indemniza también
los daños que resultan de los atentados contra la persona sufridos por las víctimas o sus
beneficiarios, cuando estos daños fueron causados accidentalmente por los animales que no
tienen propietario o cuyo propietario permanece desconocido o no está asegurado, en lugares
abiertos al tránsito público y cuando resulten de un accidente de tránsito sobre el suelo. Este
texto tiene aquí un vacío del derecho anterior, haciendo posible la atención de los daños
causados por los animales en las circunstancias que excluyen cualquier posibilidad de poner en
duda la responsabilidad del dueño o custodio. Ya sea que los accidentes impliquen una persona
o aquellos en los que los animales interven drían, son prioritariamente los daños a la persona los
que el Fondo atiende. Pero en ambos casos, también puede ser solicitado para la indemnización
de los daños a los bienes: el artículo L. 421-1, párrafo 5, del Código de seguros prevé esta
posibilidad, pero con la condición, de que el responsable de los daños sea desconocido o que el
animal no esté identificado, que el conductor del vehículo accidentado o cualquier otra persona
haya sufrido un daño corporal.
871.- Accidentes de caza. El artículo L. 421-8 del Código de seguros prevé la indemnización
por el Fondo de las lesiones corporales ocasionadas por "todo acto de caza o de destrucción de
animales dañinos en las partes del territorio donde la obligación de seguro instituida por el
artículo L. 223-13 del Código rural es obligatoria, incluso si estos actos no están comprendidos
en la obligación de seguro, ya que son la obra de un autor que permaneció desconocido o no
asegurado o que su asegurador es completamente o parcialmente insolvente. El párrafo 2 del
mismo texto prevé que esta atención esté financiada por las contribuciones de las empresas
aseguradoras, pero también por los cazadores asegurados y por los responsables de accidentes
de caza no beneficiarios de un seguro, y por un 50% de aumento de las multas.