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No son etapas que empiezan y finalizan sino círculos concéntricos: cada uno incluye a la
anterior
La verdad y las formas jurídicas
Los anormales
Clase del 8 de enero de 1975.
Clase del 15 de enero de 1975.
1. Indagación.
Segunda conferencia:
La tragedia de Edipo es el primer testimonio que tenemos de las prácticas judiciales
griegas. Se trata de una historia en la que un soberano y un pueblo, ignorando cierta
verdad, consiguen a través de una serie de técnicas descubrir una verdad que
cuestiona la propia soberanía del soberano.
Tercera conferencia:
Estudio del nacimiento de la indagación en la Edad Media
Derecho germánico: no hay nadie representando a la sociedad, es un modo de
relacionamiento judicial entre particulares que funciona mediante la venganza o el
acuerdo.
En el derecho feudal (siglos X y XI) el litigio se resolvía mediante una serie de pruebas
aceptadas por los dos litigantes a las que ambos se sometían.
En ningún momento aparece algo parecido a una sentencia, que comienza a partir de
finales del siglo XII y principios del siglo XIII.
En el derecho de esta época se inventó una forma de saber cuya proyección y destino
será capital para la historia de Occidente: la indagación, que apareció por primera vez
en Grecia y quedó oculta después de la caída del Imperio Romano y resurge en los
siglos XII y XIII con la figura del procurador que representa al soberano (el
procedimiento judicial contra un individuo será un proceso que involucra a toda la
sociedad). Aparece la noción de infracción a un individuo será concebido como una
infracción al cuerpo social que se defiende. La idea de reparación deja de ser la
reparación del daño a un individuo sino la idea de reparación a la ofensa contra el
soberano y la ley.
En la Alta Edad Media el proceso de indagación surge en la Iglesia carolingia y
merovingia. Inquisitio generalis del obispo al visitar una localidad que pasaba a la
inquisitio specialis que consistía en indagar qué se había hecho y quién lo había
hecho.
1. Elaboración de la ley penal. La infracción no es una falta moral o religiosa sino una
ruptura de la ley establecida por el lado legislativo del poder político.
2. La ley penal no debe establecer en términos positivos la ley natural o religiosa sino
La ley no se sustenta en términos religiosos sino
lo que es útil para la sociedad. por medio de la formalización característica del
estado
3. Se debe establecer una definición clara y simple de la infracción. No es algo
emparentado con el pecado o la falta sino con la ley. El que atenta contra la ley
atenta contra toda la sociedad. Es el que rompe el pacto social (Rousseau). Es un
enemigo interno.
4. El proceso penal debe permitir la reparación social del daño causado mediante la
exclusión social: deportación, exilio, aislamiento social, trabajo forzado.
5. Estos procedimientos de penalidad fueron sustituidos por el encarcelamiento que
surge a comienzos del siglo XIX y que no estaba prevista en el programa del siglo
XVIII.
Toda la penalidad del siglo XIX pasa a ser un sistema de control no sobre la conducta
adecuada a la ley sino sobre lo que pueden o no hacer, son capaces de hacer, están
dispuestos a hacer o están a punto de hacer.
Control penal punitivo que no solo puede ser efectuado por la justicia sino por una
serie de poderes laterales y toda una red de vigilancia y corrección: la policía para la
vigilancia, las instituciones psicológicas, psiquiátricas, criminológicas, médicas y
pedagógicas para la corrección.
Modelo de Jeremy Bentham, el panóptico que permite un poder de control del espíritu
en un tipo de institución que vale tanto para las escuelas, como para los hospitales, los
reformatorios, las prisiones, los hospicios y las fábricas.
El panoptismo es una forma de saber que se apoya no sobre la indagación, sino sobre el
examen.
¿Cómo se dio este proceso de pasaje de la indagación al examen? Foucault estudia este
proceso en Inglaterra y Francia, analizando el miedo de las clases detentadoras del poder
y la riqueza sobre los desheredados. El control se ejerce, fundamentalmente sobre los
pobres.
El proyecto ilustrado es la emancipación del hombre a través de la razón. Supone una
conexión entre ciencia, racionalidad y libertad humana universal.
Lo que debe analizarse son las prácticas sociales y éstas no pueden entenderse
adecuadamente aisladas de los contextos sociohistóricos en los que surgen y funcionan.
Foucault está interesado en las relaciones de poder que atraviesan estas prácticas y sus
contextos. Nos recuerda que “la verdad (...) no es (...) la recompensa de los espíritus
libres”, “la verdad es de este mundo; se produce en él gracias a múltiples coacciones”.
De acuerdo con Foucault, las ciencias del hombre no sólo surgen en marcos
estructurados por relaciones de poder, sino que siguen funcionando, principalmente
en esos marcos.
De hecho, lo que es característico del régimen de disciplina moderno, en su opinión, es
precisamente la forma en que la coacción mediante violencia ha sido en gran medida
sustituida por la fuerza más amable de la administración por medio de expertos
científicamente preparados, por la exhibición pública de poder mediante el despliegue
imperceptible de técnicas basadas en un conocimiento detallado de sus objetivos.
Por tanto, desde la perspectiva de Foucault, las ciencias humanas son causa principal
del desastroso triunfo del pensamiento de la Ilustración, y el observador panóptico
científico es una expresión sobresaliente de la centralidad del sujeto, putativamente
universal, que ese pensamiento promueve.
Esta imagen de la sociedad colonizada por el mercado y por las fuerzas administrativas
se diferencia de la imagen de Foucault de una sociedad disciplinada en que, entre otras
cosas, el objetivo de la crítica no es la idea ilustrada de la vida informada por la razón
como tal, sino más bien el fracaso de su consecución mediante el desarrollo e
institucionalización de modalidades de la razón distintas de aquellas centradas en el
sujeto, formas instrumentales que de manera creciente determinan nuestras vidas.
Las imágenes de Habermas y Foucault se solapan en varios puntos.
Ambas estudian, por ejemplo, la complicidad entre conocimiento y poder que es una
característica de las ciencias del hombre.
Pero Foucault considera válido este análisis para todas las ciencias humanas, mientras
que Habermas distingue entre enfoques objetivadores (por ej. conductistas), enfoques
interpretativos (p. ej. hermenéuticos) y enfoques críticos (p. ej. genealógicos y
dialécticos).
Los intereses que los informan son, argumenta, fundamentalmente diferentes, como lo
son, por consiguiente, las orientaciones generales hacia sus objetos y sus lógicas de
investigación características.
Desde esta perspectiva, sólo los enfoques puramente objetivadores están
intrínsecamente preparados para expandir su control sobre los seres humanos,
mientras que los otros enfoques pueden ser aptos, por el contrario, para extender la
intersubjetividad del mutuo entendimiento o para promover el distanciamiento
reflexivo de las creencias y prácticas que se dan por sentadas.
Entiende que la razón está esencialmente vinculada a la crítica. A partir de ahí redefine
la ciencia rescatando la dimensión intersubjetiva del proceso de producción de
conocimiento.
Habermas sustenta una tesis interesante, porque va a los fundamentos del marxismo,
afirmando que en la raíz del proceso de conocimiento humano, existe una relación
social. Así, la ciencia es producida en el ámbito del entendimiento, de la comunicación, a
partir del proceso de argumentación, de crítica y de autocrítica, de reflexión, de auto-
reflexión de los sujetos.