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Módulo 1: La concepción sociológica del Derecho

• Noción y concepto de Sociología Jurídica.


• Determinación de los aspectos sociológicamente
relevantes del Derecho.
• Sociología del Derecho y control social: el derecho como
medio de control.
• Derecho y cambio social.

Módulo 2: Sociología Jurídica Argentina


• Sociología Jurídica argentina. Antecedentes.
• El historicismo jurídico.
• El evolucionismo de Ernesto Quesada.
• La Sociología Jurídica argentina entre 1950-1990.
• Enrique Aftalión.
• Julio César Cueto Rúa.
• El trialismo jurídico y su vertiente sociológica.
• El punto de vista del control social jurídico.
• El aporte desde la Ciencia del Derecho.

Módulo 3: Teorías sociológicas en materia de criminalidad y desviación


• La criminología general y la sociología criminal.
• Positivismo biológico y sociológico.
• Primeras teorías sociales del delito. Los aportes de Tarde y
Durkheim.
• Las derivaciones de la Ecología Social. La asociación y la
organización diferenciales. Los delitos de “cuello blanco”.
• Teorías Funcionalistas de Durkheim y Merton. Las Subculturas
delictivas.
• Teorías criminológicas de la interacción. La rotulación y la
reacción social. Becker. Goffman y el estigma. La idea de
desviación primaria y secundaria de Edwin Lemert. La teoría del
control de Hirschi.
• La conducta desviada desde la teoría del conflicto. El paradigma
de Taylor,
Walton y Young. El surgimiento del realismo de Izquierda.

Módulo 4: Problemática actual en sociología jurídica


• Profesión jurídica.
• Acceso a la justicia.
• Los derechos humanos y el uso alternativo del derecho.

Módulo 1 - La concepción sociológica del Derecho

C Noción y concepto de Sociología Jurídica.


La Sociología General surge en el siglo XIX (antes hubo pensamientos sociológicos como en el siglo XVII con
Montesquieu). Esta sociología nace con Comte, padre de ella, quien construye esa disciplina para entender los
males de la sociedad y buscar soluciones. La Revolución Francesa dio lugar al Estado de Derecho Liberal
Burgués, logrando un nuevo orden social (igualdad de todos ante la ley y el principio de la soberanía); nuevo
orden económico: el capitalismo industrial; diferenciación del estado y la sociedad civil; surgen nuevos
fundamentos del orden político y la autoridad. Fue una difícil transición y ahí fue donde Comte puso las bases
de la sociología que procuraba conocer los hechos sociales objetivamente. Ello dio pie a las subdivisiones:
sociología de familia, industrial, turismo, jurídica, etc.
Entonces, podemos decir que la Sociología Jurídica surgió de tres fuentes: 1- Del seno mismo de la dogmática
jurídica para encontrar pautas metodológicas aplicables a los problemas prácticos. 2- La búsqueda de una vía
empiricista de apoyo a la dogmática mediante la investigación de los hechos jurídicos. 3- La necesidad de una
nueva disciplina, la sociología jurídica, para sustituir la jurisprudencia tradicional por una verdadera ciencia del
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derecho (Ehrlich, Weber y Geiger son sus fundadores).
El nombre “Sociologia Jurídica” comienza a utilizarse a fines del siglo XIX; siendo el primero en utilizarla
Anzilotti en su libro ‘La filosofía del derecho y la sociología’. Como título específico de obras, aparece luego de
la primera década del presente siglo, con Erhlich y Greco. En la tradición anglosajona, se la denomina como
‘derecho y sociedad’ o ‘derecho y ciencias sociales’. Tal ciencia tenía pretensiones de abarcarlo todo, de ser una
disciplina omnicomprensiva y omniexplicativa; buscaba resolver todos los problemas de la sociedad (Por ej.: en
Europa había muchos conflictos por un proceso profundo de cambio que se dio en poco tiempo, con
transformaciones en la relación estado-sociedad y la propia sociedad con sus formas de organización).
En el contexto de la 1GM, encontramos la génesis de la Sociología Jurídica. Tenemos el aporte de Ehrlich, que
fue testigo de lo que implicaba vivir en una sociedad con diversidad étnica (Imperio Austrohúngaro: más de 100
étnicas con diversidades normativas); explicó la manera en que se relacionaban esas culturas con el derecho
positivo, pero no lo logró porque luego de la 1GM el Imperio se rompió en varias nacionalidades. Así, Ehrlich
fue uno de los fundadores de la sociología jurídica. Consideró que la forma de estudiar el derecho
sociológicamente era a través de la relación entre la cultura y el derecho, los procesos de transformación, las
prácticas sociales cotidianas, etc. Creó el instituto del derecho vivo. Según él, la sociedad era un todo donde
confluían numerosos órdenes normativos (usos, costumbres, creencias); el derecho vivo está compuesto por las
normas que rigen efectivamente la vida de los grupos humanos, independientemente de que estén codificadas,
bajo las formas de proposiciones jurídicas legales o no. “La clave de la evolución del derecho, tanto en nuestro
tiempo como en todas las épocas, no está en la legislación, ni en la jurisprudencia (entendida como dogmática
jurídica o ciencia tradicional de los juristas), ni en las decisiones judiciales, sino en la sociedad misma. Es
posible que en esta frase se encuentre el sentido de toda la fundamentación de una sociología del derecho”. Este
autor consideraba a la sociología del derecho como el derecho vivo, es decir que va mucho más allá de las
normas jurídicas establecidas, es mucho más que una regla del derecho: el derecho positivo es una parte de un
mundo muy grande de ordenaciones sociales. Defiende la pluralidad de los ordenamientos sociales y jurídicos.
Como la costumbre, las tradiciones. Por lo que el derecho, al ser la expresión del grupo social, es decir, un
producto cultural, no puede identificarse con el derecho estatal totalmente, cuyas normas básicas son las normas
de la decisión y el derecho administrativo. El Derecho Positivo es, aunque importante, tan sólo un ordenamiento
jurídico más. El derecho, sociológicamente, no puede identificarse con el derecho estatal.
Es difícil dar un concepto cuando los sociólogos no se han puesto de acuerdo con lo que es, y los juristas
tampoco sobre el derecho. Sin embargo, aceptando que la sociología es una ciencia que procura describir,
explicar y predecir los fenómenos sociales, con la mayor objetividad posible y, el orden jurídico es un conjunto
de normas sancionadas por el Estado de acuerdo con procedimientos predeterminados, que se consideran válidas
en un territorio; la Sociología del Derecho es una rama de la sociología que trata de describir, explicar y
predecir los modos como las personas interactúan tomando como referencia positiva o negativa un conjunto de
normas jurídicas. Es decir, cómo aplican o eluden en su vida social esas normas, y cómo se relacionan en la
acción esas
normas con otros sistemas normativos que también guían la acción humana. Si no pudiera predecir no sería
evidentemente útil, sería simplemente una disciplina descriptiva; pero podemos con ella predecir, sobre todo en
base a la estadística social y a los enfoques teóricos que hemos analizado. Tiene el fin de determinar las
funciones que cumple el ordenamiento jurídico en la vida social. Definición de Sociología Jurídica del profesor:
es una disciplina que estudia los problemas, las implicaciones, y todo aquello concerniente a las relaciones entre
el derecho y la sociedad. La Sociología Jurídica estudia todos los fenómenos sociales en los cuales se
comprenda algún elemento del derecho; por tanto, investiga fenómenos como la familia, propiedad, conflictos
interindividuales, cambio social, desigualdad, coacción social y control social, aculturación, etc., los cuales, si
bien son conceptos de la sociología general, se aplican a fenómenos socio-jurídicos. Como una última
definición, podemos decir que la sociología tiene un enfoque cognoscitivo, mientras que el derecho un enfoque
prescriptivo y técnico; ambas comprenden la estructura total de la sociedad. Así, la Sociología Jurídica es la
rama de la sociología que intenta explicar las causas y los efectos del derecho (normas). Si bien nos referimos al
derecho positivo, es decir, el derecho que surge del Estado, hay que tener en cuenta que hay normas morales,
religiosas, costumbres y usos (pero el punto de referencia es aquél primero). Por lo tanto, podemos observar
que, dentro de los fenómenos sociales, existen algunos cuyo carácter jurídico es evidente, por ej. la ley, el juicio,
el proceso de una ley o la decisión administrativa; esos son fenómenos jurídicos primarios. Son jurídicos porque
crean derecho y porque se identifican con él. Pero también hay fenómenos sociales que surgen de la vida social,
son pautas, formas de hacer, que luego pueden normativizarse o no (costumbres, usos, valores, creencias, etc.).
Definición de Jean Carbonnier: la sociología del derecho analiza lo que constituye el derecho mismo, las reglas
e instituciones; mientras que la sociología jurídica engloba todos los fenómenos de los que en el derecho pueden
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ser causa, efecto u ocasión, incluidos los fenómenos de violación inefectividad o desviación. No obstante, en
áreas de una mayor amplitud de la disciplina ambas expresiones pueden ser tratadas como equivalentes (como
es en nuestro caso).
Definición de Vicenzo Ferrari: la sociología del derecho o sociología jurídica se puede definir como la ciencia
que estudia el derecho en cuento modalidad de acción social. Esta pertenece a la clase de las ciencias sociales, y
más específicamente a la sociología, de la que representa una rama especializada, pero dotada de un elevado
grado de autonomía. Adapta los conceptos y temáticas de la sociología general a las peculiaridades de su objeto:
el derecho. Estudiar el derecho como modalidad de acción social significa indagar sobre las acciones humanas
que en él se inspiran, comprender su sentido y verificar si, y hasta qué punto, este es socialmente compartido,
describirlas en su curso temporal, identificar sus efectos concretos y reconducir tales investigaciones a una
visión teórica de conjunto que dé cuenta de la posición que en un ámbito de relaciones sociales recubre el
derecho. En efecto, resulta claro que la sociología del derecho se ocupa de insertar el derecho en el cuadro
general ofrecido por la sociologia, de comprender sus características y examinar en qué modo éste interfiere con
otros factores que caracterizan la acción humana. El método de investigación consiste en una estrecha conexión
entre teoría y observación. Una vez fijado su propio objeto de investigación y explorado el campo teórico en
donde este se sitúa, el estudioso se plantea interrogantes y los traduce en hipótesis, es decir, en respuestas
anticipadas. A continuación, predispone las técnicas de investigación que resultan más idóneas para poner a
prueba las hipótesis mismas en el terreno. Una vez realizada la investigación, con base en las informaciones
obtenidas, llega entonces a confirmar, corregir o, si es necesario, abandonar las hipótesis de partida en favor de
otras.
El problema de las fuentes y las funciones del orden jurídico, nos llevan a considerar dos temas: el sistema
social de acción de las personas (la sociedad, la estructura social) y las normas de todo tipo que guían la acción
de esas personas, sus expectativas y los sentidos de sus acciones. De la estructura social, interesan las
interacciones de los operadores jurídicos (jueces y justiciables, policías y destinatarios de sus acciones,
contratantes, y cualquiera que sea alcanzado por la legislación) y, a su vez, las normas que se utilizan para esas
interacciones. Así, debe estudiarse el influjo mutuo entre ley y costumbre, religión, ética y moral, los códigos de
conducta subculturales y las normas desviadas institucionalizadas. No hay interacción sin normas, y éstas tienen
por objeto regir conductas (también pueden no regir conducta alguna: desuetudo, pero los sociólogos no las
ignoran y buscan las causas de su ineficacia). La Sociología del Derecho debe determinar cuál es el lugar del
orden jurídico como sistemas de normas de acuerdo con la definición dogmática, el cual condiciona las acciones
sociales.
Las normas que son consideradas modelos de conducta definen todo tipo de acción social. Entonces, la
Sociología del Derecho puede estudiar la influencia de las leyes y de otros sistemas normativos sobre las
conductas en los más variados campos sociales: tipos de estratificación social y relaciones entre estratos, sistema
político real, sistemas de educación y socialización, estructuras parciales y subsistemas como la familia. El
campo es amplio, pretendiendo influir en las más variadas actividades humanas.
La Sociología del Derecho considera al derecho como fenómeno social (hecho social, acción social, modelo de
conducta), que sólo puede entenderse en el contexto normativo al que una cultura en concreto atribuye
significados, y trata de determinar las funciones que cumple. La sociología no puede estudiar hechos aislados,
no condicionados por normas de algún tipo. Que las normas puedan ser conocidas antes que la acción se lleve a
cabo (como con las normas jurídicas) o después de haberlas observado (como con las costumbres o usos
desconocidos), no invalida el resultado final del trabajo sociológico: se explica una acción no sólo cuando es
descripta sino cuando es comprendida a partir de normas sociales que condicionaron su ejecución; además, no
sólo abarca la conformidad, sino también la desviación (ya que tanto el que ajusta su accionar a la norma como
el que se desvía de ella, tiene en vista el marco normativo respectivo).
Fue objeto de análisis de Weber (padre fundador de la Sociología Jurídica). Él sostenía que, al analizar los
fenómenos sociales (acción social), hay que incorporar el sentido que le dan los individuos que forman parte de
la acción, para comprender el porqué de sus conductas, su intención. Así, construyó toda una teoría de la
relación entre el derecho y la sociedad capitalista. Weber creó el término de sociología comprensiva, que
propone un camino entre las concepciones marxistas y durkheimnianas. Aborda los fenómenos del derecho
desde una forma global. La sociología es la ciencia que pretende comprender interpretativamente el actor social
y explicarlo por sus causas en su transcurrir y sus efectos. La sociología del derecho estudiará las creencias que
son el soporte de la legitimidad, las acciones y relaciones sociales que adquieren su sentido vinculándolas al
orden que se considera legítimo (mediante la interpretación y explicación de las causas y las relaciones
sociales). Weber comprendía que esa relación entre orden jurídico y comportamiento social, o lo que denomina
acción social, estaba vinculado evidentemente con un tema fundamental que era la legitimación. Y la
legitimación en este caso lo relaciona con un sistema de creencias, la creencia que de alguna manera explica la
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relación de poder, la relación de mando y obediencia. Se mira lo externo y lo interno (sentido). Entonces, según
su sociología comprensiva (que pertenece al paradigma conflictualista), las reglas deben ser entendidas en su
aspecto interno, el significado subjetivo de la regla para el individuo inmerso en la acción social dotada de
sentido. Por su lado, la sociología crítica de Marx, también conflictualista, sostiene que las normas y sus
instituciones son instrumentos de dominación de los grupos que tienen el control y propiedad de los medios de
producción de una sociedad. En la visión marxista, la obediencia responde a un enmascaramiento del poder, de
relaciones de dominación que se imponen mediante una ideología falsa, lo que denominamos “la falsa
conciencia”, un engaño, un adormecimiento sobre todo del proletariado, de las clases pauperizadas que no ven
completamente cual es la verdadera relación que mantienen con los que son propietarios, con la burguesía. Todo
esto es muy diferente al interaccionismo, quien tiene una mirada súper subjetiva y microsociológica (podemos
resaltar el pensamiento de Mead como uno de los pertenecientes a este paradigma).
Características de la Sociología Jurídica: es una disciplina autónoma frente al derecho y otras ciencias sociales;
es una disciplina o especialidad de la sociología; en general, no es definida como una disciplina del derecho; en
cuanto a sus métodos y formas de abordar el conocimiento, está más vinculada a la sociología que al derecho;
aunque no de forma exclusiva, hace énfasis en el uso de métodos empíricos de investigación; pretende un
análisis crítico de las situaciones jurídicas, una aproximación realista (Su metodología de investigación consiste
en los métodos de las ciencias sociales y de la estadística para conocer el comportamiento de los operadores
jurídicos y los destinatarios de las normas); se ocupa de los fines y funciones del Derecho, aunque no tiene
exclusividad sobre el tema; se ocupa de la organización del sistema legal, sus operadores y la forma como las
personas definen su realidad jurídica.
Temáticas que competen a la sociología jurídica: las causas y efectos (grados de eficacia o no) de las normas
jurídicas sobre la conducta individual y colectiva. Estratificación social y desigualdad de acceso a la justicia. La
actitud de los individuos hacia el derecho y sus instituciones. Las profesiones jurídicas. El análisis sociológico
de la administración de justicia y la judicatura. El derecho como instrumento de cambio social. Cultura y
socialización jurídica. Funciones sociales del derecho. El derecho y la legitimación del orden social. Conflictos
sociales y el derecho. Las normas y la sociología de la desviación y el delito. Multiculturalismo y Derecho.
Los aspectos sociológicos del sistema judicial. Derecho y globalización. Las funciones sociales del derecho.

C Determinación de los aspectos sociológicamente relevantes del Derecho.


Desde una perspectiva funcional, la sociología estudia la interacción social y ésta se encuentra guiada por un
sistema de expectativas normadas socialmente, que definen posiciones sociales (estatus) y, a través de éstas, los
comportamientos (roles). Así, el aspecto relevante del derecho es la definición de las posiciones sociales por
medio de un sistema de expectativas jurídicas (derechos y obligaciones). Debe estudiar la forma en que, en cada
sistema social, se combinan los sistemas de expectativas jurídicas con los otros sistemas de expectativas
sociales; de la forma en que las personas combinan estos sistemas, surge una conducta social que sólo es
discernible para la ciencia reconstruyendo conceptualmente las normas que la guían. Para el consensualismo,
existe una aceptación, un acatamiento como resultado de un acuerdo de los valores sobre los que se inspiran las
normas. La sociedad es un sistema donde las partes contribuyen al funcionamiento de todo. El derecho, cuya
función es de integración, puede cumplir su propósito: ordenar la vida social en un territorio. El derecho otorga
previsibilidad.
Entonces, para el consensualismo, el derecho afirma el compromiso social sobre los valores últimos en las
sociedades industriales (igualdad, libertad, individualismo, propiedad, etc.). Pero los estudios KOI demuestran
algunas inconsistencias de valores según las diferencias sociales según estén próximos o alejados del centro de
poder. Es decir, demuestran que estos valores comienzan a desgranarse y diferenciarse según los grados de
aceptación. El funcionalismo reconoce la realidad de esos estudios (a veces hasta ellos los realizan), pero
siempre defienden la esencia de su enfoque argumentando que, si hay errores o defectos, son corregibles dentro
de los marcos jurídicos y políticos que se dan en la misma sociedad. El derecho tiene simbolismo, capacidad
para expresar significados abstractos. Las funciones simbólicas del derecho aseguran el mantenimiento de los
valores, ideales y concepciones de gobierno y sociedad. La Doctrina Jurídica crea la ilusión de unidad y
coherencia en el pensamiento y creencias, aunque sean incompatibles en la práctica.
Se sostiene en la doctrina jurídica que toda conducta es regida por el derecho, y que todo accionar humano
puede pensarse en términos jurídicos. Sin embargo, esto no es así porque el derecho tiene el perfil que le da cada
una de las perspectivas que lo abordan; el derecho como objeto de conocimiento, carece de un perfil propio.
Existe una filosofía del derecho, una ciencia normativa del derecho, una historia del derecho, una psicología
jurídica, una antropología jurídica y una sociología del derecho; todas pretenden definir su objeto, y sólo pueden
hacerlo desde sus propias categorías.
Los aspectos sociológicamente relevantes del derecho quedan entonces configurados por el conjunto de roles y
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status poseídos por aquellos que operan bajo la cobertura formal de las normas jurídicas, pero no sólo en cuanto
a status jurídicos (derechos y obligaciones en sentido legal), sino en cuanto status sociológicos (posiciones
sociales regidas por todo tipo de normas, sean jurídicas o no, con tal que el operador se encuentre
específicamente alcanzado por normas jurídicas). Las desviaciones en lo jurídico, ético, moral o religioso son
conductas que pueden ser aceptables en otros sistemas normativos (costumbres degradadas o corruptas), lo que
nos permite comprender no sólo la conducta del operador, sino también los motivos por los que otras personas
(policías, jueces), no los sancionan.
Estas cuestiones pueden tener también una interpretación sistémica. Sostiene que se trata de diversos sistemas
jurídicos dotados, cada uno de ellos, de una razón jurídica diversa, teniendo en cuenta que el sistema de derecho
impuesto es uno solo de los posibles (privilegiado en un lugar y tiempo determinado por la sanción legal), pero
existen otros que son producto del imaginario jurídico, que tienen vocación de serlo, y que atacan, en cuanto se
formulan, el sistema del derecho impuesto. En esta concepción sistémica, el ordenamiento jurídico es un
subsistema del sistema normativo de control social y, junto con otros subsistemas normativos, determina
conductas.
Desde una óptica marxista, las normas jurídicas también pueden ser consideradas un subsistema, ya que es
dependiente de la estructura de dominación económica. Serán las normas del comportamiento económico y los
intereses que ellas rigen las que harán comprensibles los mecanismos jurídicos, la explotación social que se
pretende imponer, y la que efectivamente se consigue. Analizar sistemáticamente las normas jurídicas como
elemento de una teoría conflictiva, no pretende sustituir ninguna visión histórica, ni evolucionista, ni dialéctica.
Sólo significa que, respecto de un momento determinado en la historia de una sociedad, un estudio sistémico es
posible para analizar esas normas tanto en sus aspectos integradores como en los desintegradores de los social.
En la sociología y en el derecho, el objeto es la sociedad. Los dos tienen un alcance general. El derecho estudia
las reglas del derecho en sí mismas. La Sociología Jurídica procura descubrir las causas sociales que generan las
normas y los efectos sociales que ellas producen. Hay una diferencia de perspectiva, no de objeto (el derecho).
El principal problema de estudio de la Sociología Jurídica es la eficacia del Derecho. Cuando hablamos de
eficacia del derecho nos referimos a los resultados; pensemos imaginariamente cómo podría ser una sociedad
perfecta, donde todos los individuos cumplieran sus obligaciones, todas las prescripciones morales y jurídicas de
un modo inobjetable. Sería una sociedad utópica evidentemente, y el derecho sería la realización concreta de los
ideales éticos que el legislador ha propuesto a la sociedad, modelos de conducta. Pero sabemos que esto es
imposible; todos en menor o mayor medida tenemos grados de desviación esporádicamente, crónicamente o de
forma intermitente. Esto significa que la relación entre el derecho y la sociedad siempre va a ser una relación
dinámica. Entonces, la sociología del derecho va a estudiar el por qué los individuos no se acomodan totalmente
a las normas del derecho, por qué hay una distancia muchas veces entre las prescripciones y la realidad, que
marcan las conductas humanas; allí esta ese binomio entre sociedad y derecho que la sociología estudia, siempre
esa relación va a ser de alguna manera conflictiva, va a ser compleja.
Con la Revolución Francesa (1789), se dio una pugna entre tradicionalismo y positivismo. Así, en el origen de la
sociología había dos corrientes: tradicionalistas y positivistas. El tradicionalismo (Friedrich Karl Von Savigny),
sostenía que el derecho era la expresión del espíritu del pueblo (universo cultural). No hay en la fabricación de
las normas jurídicas un verdadero autor individualizable, si no que en todo caso el legislador lo que hace es
interpretar el sentir del pueblo que ya ha creado en conciencia esa norma, es decir, del momento que lo hace
exigible; lo único que hace el legislador es transmitirlo, pasarlo si se quiere al texto escrito. Pero el derecho es
una expresión de la cultura, es la copia de la experiencia de generaciones que se plasman en la norma. El
derecho escrito era una expresión estática de lo que es un proceso permanente; ello implicaría que el derecho se
quede atrasado con lo que pasa en la sociedad. Por lo tanto, se negaban a la codificación. A fines del siglo XIX,
aparece Sumner, quien también estaba en contra de la positivización, era un tradicionalista; sostenía que los
folkways (costumbres) son los usos con los que se vive cotidianamente (por ej. las formas de vestirse, el orden
de las comidas), son hábitos, pero más que individuales o familiares, son hábitos de un país. Cada uno
aprovecha la experiencia de otros, lo conveniente para todos (usos y costumbres) como forma de resolver
problemas. Los mores son reglas o prescripciones cuyo incumplimiento puede poner en riesgo los intereses
ajenos. Pero todo eso, no son creaciones conscientes, se aprenden por: la tradición, la imitación, la autoridad.
Son uniformes e imperativos. En las sociedades modernas, como el derecho es escrito, es jurídica toda regla que
se encuentre en él y no es jurídica toda regla que esté fuera de él. Los usos y costumbres cambian gradualmente
con el tiempo (se van ajustando a las necesidades sociales), y no se pueden cambiar mediante actos consientes
de legislación, porque esas formas de hacer las cosas, de resolver los problemas tiene que ver con el sentido
práctico de los individuos a la hora de resolver las cuestiones inherentes a la supervivencia, a la relación entre
los grupos sociales, entre los individuos, a la resolución de los conflictos. El derecho simplemente tiene que
reconocer esa manera de regular esas relaciones, no puede violentar un proceso que se considera como natural.
Los derechos no son naturales sino reglas de la competitividad vital, que sirven para resolver problemas en cada
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etapa de la historia.
Pero, con el paso del tiempo, la evolución jurídica de la costumbre no escrita a la escrita como regla, se debió a
la complejidad de las reglas de la división de funciones y de clases, y a la aparición del poder político
especializado. El Estado social de Derecho implicó que el Estado intervenga activamente en la economía y
sociedad, que estaban debilitadas. Ello implicó la necesidad de aumentar la producción jurídica: poco queda del
tradicionalismo y se positiviza todo cada vez más. Es un Estado hiperlegislador. Así, el Positivismo jurídico
pretende analizar el derecho objetivo sin referencia a los valores que inspiran las normas. Sólo la norma jurídica
y la técnica jurídica es lo que el observador debe analizar para asegurar la objetividad científica.
El derecho es un factor eminentemente cultural. Hay 3 visiones elementales del Derecho: a) La psicología
humana;
b) El lenguaje coloquial; y c) La etimología. En cuanto a la vía psicológica de aproximación al derecho, hay que
diferenciar entre el sentimiento jurídico (lo que los humanos consideran justo, como dar a cada uno lo suyo,
exigencia de reparación, etc.) y la razón jurídica (de carácter racional y doctrinario). Existe un sentimiento
natural de justicia, ya que sin él no sería explicable la existencia de la sociedad; existe una aspiración a la
justicia. El derecho nace con el hombre, reacciona de modo equivalente frente a la violación que presentimos
como justo: sentimiento jurídico. El sentimiento jurídico no es lo mismo que la razón jurídica, de carácter
racional, que son todos los principios particulares que dependen de factores culturales concretos. Si hablamos de
la vía coloquial de aproximación al derecho, observamos que, de las expresiones vulgares o populares, podemos
entresacar 3 clases de concepciones del derecho: el derecho como facultad (se entiende al derecho como título,
pertenencia, facultad del sujeto, que se reclama como algo propio y que pretende que le sea reconocido), como
valor (refiere al contenido axiológico, valorativo del derecho: no es justo, la noción de justicia y de otros valores
como libertad, igualdad, etc.) y como norma externa (normas que accionan contra las personas, que los obligan
a hacer determinada cosa). Por último, en cuanto a la vía etimológica de aproximación al derecho, vemos que el
derecho deriva de “directus”, en sentido estático o dinámico, como algo dirigido a, al que entrelaza a voluntades
humanas, del que las dicta y el que las cumple. ¿El poder es igual al derecho? Son dos esferas que no deben
confundirse, pero están totalmente relacionadas; una no puede existir sin la otra.
En lo que refiere al conocimiento técnico del derecho, vemos que existe un derecho objetivo (conjunto de
normas e instituciones del ordenamiento jurídico vigente en una comunidad, en cualquier momento de su
historia) y otro subjetivo (facultad atribuida a un sujeto por el ordenamiento jurídico, que le permite exigir de
otros, un determinado comportamiento, sea activo o pasivo). Estas diferenciaciones resultan del lenguaje
especializado de los juristas y no está exento de las derivaciones ideológicas entre iusnaturalistas (el derecho
fundamental es el constituido por el conjunto de valores jurídicos que el derecho positivo debe actualizar en el
ordenamiento jurídico) y positivistas (el derecho es una realidad a-valorativa, cuya característica esencial es la
positividad o vigencia. Su análisis científico no se detiene en la valoración del derecho). Ello deriva hacia la
discusión entre derecho positivo y derecho natural. Éste último, es muy criticado desde el positivismo, el
historicismo y el marxismo en cuanto a su validez jurídica, su contenido y sus fundamentos. En el plano
objetivo, el derecho es una regla social caracterizada por su dinamismo que dificulta la estabilidad adecuada
para su conocimiento. Pero en el plano subjetivo, existe una pluralidad de perspectivas derivadas de las
ideologías jurídicas, como el marxismo, el iusnaturalismo, el positivismo, etc.
A su vez, el derecho también se relaciona con la moral. Existe una moral individual y una moral social/colectiva
(entre ellas, no puede haber una diferencia muy grande, ya que somos el resultado de la cultura de la sociedad en
la que nos encontramos). Para los contractualistas, la moral es el punto de partida de la evolución humana, que
se transforma en derecho; para los utopistas (como el caso del marxismo), es el punto de llegada, etapa en la que
la sociedad eliminará el derecho. La moral tiene como sanción la voz de la conciencia individual y la
reprobación social difusa.
Por último, los usos sociales son prácticas uniformes y repetitivas vigentes en un grupo social que contiene una
mínima obligatoriedad, y cuya violación produce una reprobación del grupo. En cuanto al hábito social, es una
mera práctica social, también uniforme y repetitiva, cuya misión es la ordenación de la vida social, y cuya
inobservancia provoca una sorpresa condescendiente. La costumbre jurídica supone una especial y mayor
obligatoriedad que los usos: la vinculación propia del derecho, que tiene la contrapartida de una coercibilidad
institucionalizada. Las costumbres jurídicas exigen la confluencia de dos requisitos: uno coincide con los usos y
costumbres sociales, pero el otro es exclusivo de aquéllas, es la convicción jurídica de que la conducta está
regulada por una norma jurídica vinculante.

C Sociología del Derecho y control social: el derecho como medio de control.


Desde el momento que hay un orden social, se está manifestado la existencia de un poder que impone una visión
de ese orden a través de una forma técnicamente perfecta que es el Derecho. Las relaciones de poder no se
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podrían manifestar en la realidad si no fuera a través de un orden, de un sistema normativo. El orden implica un
modelo de relaciones deseables por quienes ejercen el poder. Este orden social deseable tiene en la vida
cotidiana algunas manifestaciones que no se condicen (conductas individuales o grupales), con las normas
establecidas. La desviación es previsible, inevitable. El orden que se ve contradecido por la desviación
manifiesta la necesidad del funcionamiento de los medios de control.
La Sociología del Derecho es parte, dentro de la sociología general, de una sociología del control social. Si éste
es un conjunto de modelos normativos que permiten a los miembros de la sociedad resolver o mitigar una parte
de los conflictos que existen en la misma, hay tantas clases de control social como escalas de valores encarnadas
en normas que puedan existir. Así, hay control social religioso, mágico, moral, jurídico, ético, un control de la
opinión pública; a través de las costumbres y prejuicios, y de las normas que rigen la actividad económica.
Todos ellos coexisten y se debe suponer la existencia de otros tipos de control social en las sociedades
modernas.
Definición de control social: “forma de presión social, informal y difusa, ejercida por los individuos de una
sociedad, que tiene como objetivo evitar la conducta desviada”. Si este control social se institucionaliza,
tenemos un sistema jurídico penal, que es “el conjunto de instituciones policiales, judiciales y penitenciarias que
se ponen en funcionamiento cuando se produce una violación de la ley”.
Por otro lado, la idea del control social ha merecido críticas a partir de las posiciones radicalizadas de la
sociología jurídica, por considerar que es el punto de vista represor de la sociedad capitalista establecida. Por
ello, ‘controlar’, ‘incriminar’, ‘rotular’ y ‘reprimir’, deben ser separados en el modelo del socialismo. En él, no
existirá represión, sino libertad.
Que una sociedad sea, más o menos represora o autoritaria, no significa en modo alguno que se pueda pensar en
una sociedad sin control social, en sentido sociológico. El sistema de control puede ser represor o democrático,
pero no puede faltar como un sistema de modelos de conducta para sus miembros. El capitalismo impone sus
reglas y sanciona sus derivaciones; otro tanto ha hecho las sociedades feudales y las socialistas o colectivistas.
Identificar el control social con capitalismo y libertad con socialismo, resulta útil para algunos niveles de
propaganda política; pero esto no se compadece con la realidad, no porque ocurra lo contrario, sino porque no
hay sociedad conocida que carezca de cultura, y las conductas que ésta prevé serán normativamente
establecidas, sancionándose su desviación. Una sociedad sin control social equivale a una sociedad sin normas y
sin cultura; más bien, una sociedad de autómatas en la cual nadie se desvía de lo previsto, fantasía de los
autócratas. Gracias a la desviación, la historia avanza, y no se congela con el socialismo: éste es un sistema de
poder social, que cumple las mismas reglas que los otros, en cuanto a imponer conductas y responder a intereses
de grupos particulares. El control social es un instrumento de descripción y no es necesariamente político ni
conservador.
Dentro de la sociología del control social, la sociología del derecho pretende relacionar el sistema de normas
jurídicas con los restantes sistemas normativos que los condicionan o a los cuales condicionan como modelo de
acción para los agentes sociales. Tomaremos como modelo de control al de las costumbres, modelo normativo
no escrito que condiciona conductas con un sentimiento de obligatoriedad asociado a ellas y con una sanción
informalmente aplicada por la comunidad en caso de incumplimiento (marginación, rechazo, aprobación). Las
costumbres se infieren, como normas, de las conductas practicadas; y varían según la sociedad en la que se
desarrolle. Los cambios son el eje de la historia y, en cada época, el derecho trata de reflejar la vocación por ese
cambio o el miedo a ese cambio, pero en todos los casos es consecuencia de la cultura. Tal cultura, sólo puede
ser entendida funcionalmente en sus distintos aspectos (costumbres, normas jurídicas). Para la sociología, el
desafío es explicar los fundamentos de la conducta humana en cuanto a las normas jurídicas y su efectividad o
inefectividad, ya que una norma jurídica válida puede ser inefectiva si su infractor no recibe sanción, ya sea
social o jurídica.
Sostener que una norma jurídica debe ser coactiva, no dice nada sobre si en realidad esa coacción se ejerce por
alguien sobre alguno. En definitiva, si en una cultura la normatividad está articulada en base a costumbres, el
orden jurídico es letra muerta; si nos limitados a la ley penal, podría teóricamente imponerse sobre los otros
subsistemas de control social, pero la Sociología Jurídica aún no acepta tal posibilidad. Si toda norma jurídica es
la expresión de un determinado valor, lo más aceptable es pensar que en la cultura también aparecen los valores
contrarios que creer que todos coinciden en el que se encuentra en el derecho escrito. El otro problema para la
efectividad de la norma es la dificultad concreta para investigar conductas ilícitas que hace de la cifra negra del
crimen la generalidad de los casos desviados. Es cierto que puede privarse de efectos legales a ciertas
relaciones, pero la opinión mayoritaria se impondrá a través de la institucionalización informal y utilizando, si
es necesario, otras figuras legales. En esta lucha, si la costumbre no funda a la ley, ésta es palabra hueca. Ocurre
de tal modo porque en los sistemas culturales tienen más arraigo las costumbres que las leyes que deben ser
aplicadas por jueces lejanos, y cumplidas por quienes suelen creer más en las normas informales que en las
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formales. Frente a ello, a la Sociología Jurídica solo le queda una descripción y una explicación de cada sistema
y una predicción de la relación futura entre los subsistemas, sin que su objetivo sea la condena o la valoración.
Cuando hablamos de control social, debemos pensar en un control difuso, ya que no hablamos de órganos
especializados, de una organización en concreto que actúe en caso de incumplimiento. Si no, se trata de una voz,
una opinión, una expresión social que, a veces, hasta puede ser más importante que la coacción del Estado (ello
dependerá del grado de fuerza que tenga la moral y las costumbres en una sociedad, más allá del derecho
positivo).
Cabe destacar que hay normas cuya observancia o no, no es exclusivamente incumbencia de la conciencia
individual, sino también de la sociedad. A estas normas que no pertenecen ni al derecho, ni a la moral, se las
denomina usos sociales. Los usos sociales tienen como característica que las practicamos sin que nos demos
cuenta, espontaneidad, tiene un cierto grado de irracionalidad en el sentido que nos tomamos plena conciencia,
ni la planificamos a las conductas en función de esos usos sociales que tiene un grado recumplimiento que
responde al acostumbramiento al proceso de imitación, lo hacemos sin pensar e incluso las funciones que
cumplen los usos para la vida en sociedad.
Los consensos sociales se manifiestan sólo en el nivel de pronunciamientos retóricos. El problema reside en la
dificultad de especificar sus alcances, ya que es más fácil aceptar valores políticos abstractos, que llevarlos al
terreno de los hechos. El orden consensuado ha sido puesto en duda en la práctica. En cuanto valores jurídicos
abstractos, existe una gran posibilidad de consenso, pero, a medida que esa gran cantidad de valores bajan a la
realidad mediante normas, se demuestran falencias en la supuesta unanimidad. Van a haber criterios distintos
como consecuencia, entre tantas otras cosas, de la estratificación social. Michael Mann concluyó que, en EEUU
y Gran Bretaña: no existe un consenso significativo en los valores; existe más consenso en la clase media que en
la clase trabajadora; las clases sociales menos favorecidas están más dispuestas a sostener valores opuestos y
tienen menos consistencia interna en sus valores. Entonces, Mann sostiene que sólo quienes comparten
realmente un poder societal, necesitan desarrollar valores societales consistentes. Esto implica la existencia de
un sistema central de valores (consenso de élites), es decir, un centro-periferia (valores y creencias). Así, se
puede decir que hay un grupo de valores fundamentales que dominan el panorama jurídico, pero que son valores
que interesan a ciertos grupos dominantes que están más cerca del centro de decisión societal. Sobre estos
valores se basa una presunción del consenso: el orden o cohesión se funda en el consenso societal compartidos
por todos. El derecho actúa sobre esta presunción de valores. En la socialización jurídica se transmiten esos
valores centrales al resto de la sociedad como si fueran valores sostenidos por toda la sociedad. Es un
adiestramiento en las diferencias de clases en cuantos valores que deben compartir de un modo u otro para hacer
más fácil el acatamiento de las normas impuestas. Entonces, la socialización jurídica es un proceso que se
transmite desde los grupos socialmente dominantes a las demás clases sociales. La función principal del derecho
es la de proclamar y mantener esos valores a través de símbolos concretos. Esta función de la ley y sus
instituciones es puesta en tela de juicio, porque sostienen que el derecho tiene una función ideológica y
represiva; expresa no la neutralidad, sino un discurso legitimador del orden social que defiende los intereses de
los más poderosos (tal y como lo hace el marxismo). Según Marx, las funciones ideológicas del Derecho son
más importantes que las represivas para el mantenimiento del orden social.
Todo orden social, necesita de una legitimación. Si un derecho no está debidamente legitimado, debe aplicar la
fuerza, pero ésta se agota y no puede mantenerse. Por ello hace falta crear una conciencia, un convencimiento,
sobre que estamos en un orden social y jurídico justo. T. Arnold afirma que: la doctrina jurídica crea la ilusión
de unidad, coherencia y sistemática en el pensamiento y creencias, aunque sean incompatibles en la práctica. Se
trata de mantener ante la opinión, la idea de que el sistema jurídico es un bloque que no se rompe. Cabe destacar
que esta concepción del derecho como un instrumento al servicio de las clases dominantes, es una relación un
poco simplista. Hoy en día, el concepto de clase se ha hecho más complejo: aparecieron nuevos grupos sociales,
nuevas fuentes de conflicto social, etc. Existen por ej. grupos étnicos, grupos relacionados a cuestiones de
género, etc.
En cuanto al poder, Weber decía que el poder era la posibilidad para ejercitar sin resistencias los propios deseos.
¿Cómo se constituye el poder en las sociedades democráticas? Hay dos tipos de teorías: 1- Pluralistas: el poder
está distribuido entre numerosos grupos con diferentes grados de influencia por lo que el derecho surge como un
compromiso de variados intereses en conflicto. El poder no es monopolizado por un grupo, sino hay sectores
que se coaligan para formar una unidad capaz de ejercer el poder. 2- Teorías de las élites de poder: existen
grupos dominantes que ostentan siempre el poder para dirigir la política nacional, por lo que el derecho expresa
dicho compromiso intraélite. Es una especie de oligarquía. Pero, cualquier teoría que se adopte, el derecho
puede ser interpretado como expresión de relaciones de poder, como formalización y regulación de dichas
relaciones, el cual protege y legitima al poder.
En fin, el control social presenta dos dimensiones: la social que es más o menos difusa, que puede ser muy
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efectiva desde luego; y la estrictamente jurídica que corresponde al estado que se reserva para sí el derecho de
usar la fuerza legítimamente para obligar a los individuos, grupos, instituciones a ajustarse a las normas que se
han establecido como obligatorias, en conjunto conforman un universo de una trama de normas con su
correspondiente grados y naturaleza de coacción que asegura medianamente el grueso de la sociedad se
comporte conforme a ciertas pautas de comportamiento que se consideran idealmente como justas y necesarias.
En otras palabras, existe el control social de carácter difuso (hecho por los individuos) y el control institucional,
que emana de las estructuras del estado, que regulan las conductas de los individuos por medio de la legalidad.
Este último es un control jurídico. Hasta las más pequeñas sociedades tienen mecanismos de control para lograr
el orden. Sin control, se cae en la anarquía. La sociedad vigilante está compuesta entonces por medios
tecnológicos (formando una especie de “Gran Hermano”) y mecanismos/estructuras institucionales (tribunales,
policía, fuerzas de seguridad, servicios penitenciarios). Así, la sociedad se asegura el cumplimiento de las
normas. Gracias a las normas, las conductas humanas son predecibles y se ajustan a una serie de valores
sostenidos por el sistema jurídico. Las instituciones permiten la organización de la sociedad en base a criterios
de racionalidad. El castigo se da con la privación de la libertad, no como un modo de castigar, sino que de
corregir sus falencias para hacerlo más sociable. Los mecanismos de control no son perfectos, por lo que la ley
presupone la posibilidad de su no cumplimiento.
Toda sociedad tendrá un margen de desviación, por lo que se vuelve algo normal en el desenvolvimiento de las
sociedades contemporáneas. Los sistemas de control requieren de una legitimación, es decir, que la sociedad
desee sentirse protegida. Hoy en día que hay alta tasa de delincuencia, se justifica una centralización de poder de
control, una legitimación sobre el control. Cuando estos sistemas de control vigilan permanentemente la
conducta de los individuos y esas conductas no son deseadas, toman parte aquí las funciones de las condenas.
En conclusión, un sistema de control social está constituido por todas aquellas medidas que se toman para
prevenir, evitar o castigar el delito. Nombramos instituciones como la policía, tribunales, correccionales o
cárceles. Y otros como los sistemas de vigilancia electrónica; asistentes sociales y psiquiatra; y guardias
privados. En conjunto expresan la sociedad vigilante. Así podemos resaltar la función de las condenas: desquite
(sufrimiento proporcional al delito cometido, una especie de venganza), disuasión (desincentivar el crimen por
el castigo, se ponen en evidencia lo que les puede llegar a pasar a quien obre de mala forma), rehabilitación
(resocializar al delincuente), y protección de la sociedad (evitar el peligro de accionar del delincuente). Las dos
primeras no refieren a funciones propias de las culturas modernas, pero se superponen con las otras dos que son
más modernas y postrevolucionarias.
La sociedad actual es una sociedad vigilada. El Estado controla las acciones individuales y colectivas,
estableciéndose mecanismos tecnológicamente apropiados para poder conocer las situaciones que se dan en la
cotidianeidad. Vivimos una sociedad vigilante. La Argentina y su cultura jurídica se caracteriza por el
incumplimiento de la ley.
Michel Foucault en su obra “vigilar y castigar”, sostiene que: la modernidad significó el desarrollo de nuevas
formas de poder y vigilancia; el poder está en todas partes y se ejerce a través de “discursos” (ideologías y
lenguajes); ejemplo: la criminología, discurso que inventa o produce sus propias ideas y terminología (con el
respaldo de sus instituciones como las cárceles y los tribunales); en la sociedad moderna se ha aprendido a
confeccionar historiales, a establecer anotaciones y clasificaciones a hacer contabilidad integral de estos datos
individuales. El rasgo característico de la modernidad una sociedad disciplinaria cuyo objetivo central es formar
cuerpos dóciles; el poder hace uso del discurso para determinar la visión que la sociedad tiene del delito, al
mismo tiempo que el conocimiento funciona como un mecanismo para mantener a las personas bajo control.

La cultura: “Todas las costumbres, creencias, valores, conocimientos y artefactos que se aprenden y a los
símbolos que se comunican constantemente entre un conjunto de personas que comparten una forma de vida en
común”. La sociedad: se refiere a las redes de relaciones sociales entre aquellos que comparten una cultura.
Existen elementos materiales de la cultura (son los objetos físicos a los que los individuos les dan significado) y
elementos intangibles o abstractos (valores, creencias, normas, costumbres, sistemas de gobierno, lenguas,
tradiciones, símbolos, conocimientos). La cultura se aprehende con la socialización. La integración cultural se
manifiesta en el grado en que sus partes integrantes forman un patrón de conducta consistente e
interrelacionado. Las costumbres, las creencias, los valores y la tecnología son interdependientes; porque los
cambios en un aspecto alteran los otros. Es la cultura la que lubrica las relaciones. La mayor parte de nuestras
acciones son aprehendidas desde la infancia y hace que cada uno se comporte sin pensarlo del modo en que el
medio social espera que se haga. Obviamente puede existir la desviación en algunos casos, pero son los menos.
*Cultura dominante: los valores, normas y estilo de vida de grupos sociales destacados (dirigentes o
influyentes) se imponen como criterio deseable de conducta.
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*Subcultura: cuando la perspectiva y el estilo de vida de ciertos grupos difieren significativamente de la cultura
dominante y, cuando la identificación de sí mismos es diferente, estamos en presencia de una subcultura. La
subcultura comparte los valores básicos de la sociedad y desean ser integrados a ella, pero reconociéndoseles su
particularidad.
*Contracultura: grupos cuyos valores, normas, actitudes y estilos de vida contradicen directamente con la
cultura principal. Hacen muy difícil a la integración social.
Hay dos perspectivas sociológicas. 1) Etnocentrismo: perspectiva analítica que evalúa a las culturas ajenas
considerando a la propia como modelo ideal. 2) Relativismo cultural: consiste en considerar los elementos de las
otras culturas en sus propios términos, en su propio ambiente, a la luz de las fuerzas sociales que inciden sobre
las personas que han creado y siguen esas tradiciones. Esta última es la que se utiliza en la mayoría de las
ciencias sociales.
Con respecto a los paradigmas sociológicos, el funcionalismo intenta comprender a la cultura como un sistema
integrado, los elementos son vistos como una totalidad interdependiente, que cumplen siempre una función; ello
permite a los individuos comprender el sentido de sus acciones y saber cuál es el comportamiento deseable, y
cuál es la actitud que deben tener frente a conductas propias y ajenas. El funcionalismo no hace hincapié en las
particularidades, sino que busca los elementos comunes de todas las culturas.
En el caso del conflictualismo, entiende a la cultura como un horizonte de desigualdad en un ámbito social en el
que se superponen culturas dominantes con subculturas que generan conflictos, asimetrías. No pone énfasis en
los aspectos que uniforman la cultura, sino que, en los que diferencian las estructuras de poder. Para los
conflictualistas, la desigualdad es el rasgo social. Les interesa conocer el papel que juegan los valores y normas
en un orden social injusto. Las subculturas se ubican en el contexto de la lucha de clases. La imposición de una
cultura dominante (poder) justifica la aparición de contraculturas, que reaccionan y se defienden sobre los
grupos más poderosos.
El interaccionismo, más que explicar la cultura, intenta comprender la trama significativa en la que se inserta la
acción humana. La cultura es un sistema en interacción de signos interpretables. Utilizan la interpretación:
¿Cómo los sujetos interpretan su acción? No se buscan las causas, sino que, desde la cultura, se procura
describir e interpretar los procesos.
Ahora entramos a la cultura jurídica. Éste fue un tema tratado por Freedman. Nos ayuda a entender la
vinculación entre estado, derecho y sociedad. Según Freedman, la cultura jurídica hace referencia a “las ideas,
valores, expectativas y actitudes hacia el derecho y las instituciones jurídicas que algún público o alguna parte
del público sostiene”. Es muy rica la gama de posibilidades que ofrece la cultura jurídica. Una primera temática
tiene que ver con la distinción entre la Cultura Legal interna (Las ideas, valores, expectativas y actitudes hacia el
derecho y las instituciones jurídicas que los profesionales del derecho sostienen) y la Cultura Legal externa (es
la del público, la que sostienen los ciudadanos, que no forman parte del mundo de los profesionales del
derecho).
Wolf Heydebrand, fue el autor de la tipología de las culturas jurídicas. Fue quien tipifico y clasifico la
diversidad de culturas jurídicas teniendo en cuenta dos dimensiones: la primera, tiene que ver con la aceptación
o el rechazo del conflicto interindividual (es decir, si el conflicto es considerado como algo natural o si es visto
como una excepcionalidad no deseable); la segunda, tiene que ver con el modo en que se resuelven los
conflictos (por ejemplo, si se acude a la autoridad institucionalizada del estado mediante sus mecanismos de
justicia; o a los recursos que provee la comunidad mediante la negociación, acuerdos; o acudir a mediadores
que intentan evitar el uso de los mecanismos estatales). Vemos entonces 4 tipos de culturas jurídicas: cultura de
la negociación (hay alta aceptación del conflicto como parte de la vida social y, al mismo tiempo, se recurren a
los procesos basados en el intercambio con tal de llegar a un acuerdo, es decir, la cultura propia de las
sociedades del mundo anglosajón, donde el derecho es mucho más flexible, se dan pactos, promesas,
negociación, etc.); cultura de las reglas (hay una aceptación del conflicto, pero se resuelven con la intervención
de la autoridad del estado. Los jueces no tienen margen de maniobra, sólo se aplica la ley vigente); cultura de la
reciprocidad (hay un bajo reconocimiento del conflicto y se acude a procesos relacionados con el intercambio;
tiene que ver con la armonía, poco vinculados al sistema jurídico formal, como culturas orientales y africanas.
Hay una fuerte adherencia a los valores y normas del grupo, se busca la paz social); cultura del consenso (hay
un bajo reconocimiento del conflicto y se acude a procesos basados con la autoridad. Aquí el conflicto
contradice el valor de la solidaridad. Son culturas como la de Cuba o Vietnam).
La cultura jurídica también se aprehende, desde muy pequeños, poco a poco, mediante instituciones que lo
hacen posible. La socialización es el conjunto de experiencias que un individuo vive y que le permiten
desarrollar su potencial humano, y aprender las pautas culturales de la sociedad en la que se va a vivir. En la
socialización se interrelacionan tres grandes procesos, los psicológicos, los sociológicos y los pedagógicos. La
socialización es un proceso complejo y múltiple. Encontramos agentes primarios (la familia, escuela, grupo de

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pares y medios de comunicación) y agentes secundarios (universidad, trabajo, parroquia, partidos, gremios,
asociación). La experiencia social es la base de la personalidad, es un proceso continuo y permanente de
transmisión cultural. Las formas de ser no se heredan genéticamente, sino a través de la experiencia social. John
Watson sostuvo que la conducta se aprendía desde la niñez (no era instintiva), lo que no significa negar la
herencia biológica de la conducta como los rasgos físicos o la predisposición como la inteligencia o los dotes
artísticos.
Teorías de la socialización según Freud: La teoría del psicoanálisis. La conducta del hombre es motivada
biológicamente por las necesidades o pulsiones básicas, como el placer, el afecto (eros) y las pulsiones agresivas
(thanatos). Ambas se encuentran en el inconsciente y generan tensiones en el interior de la personalidad del
hombre. El Id son las pulsiones básicas que exigen su satisfacción inmediata. El ego/yo realiza esfuerzos
conscientes para encontrar el equilibrio entre la búsqueda del placer y las exigencias de la sociedad (principio de
realidad). El superego/superyo refiere a la interiorización de las normas y valores en el nivel consciente. La
cultura es la que controla las pulsiones básicas. Así, la cultura es represiva: si los individuos quedaran a su libre
albedrío sin control, sería imposible la vida social. La cultura es imprescindible.
Teorías de la socialización según Piaget. Desarrolló su teoría sobre la naturaleza del conocimiento. Afirma que
se aprende por etapas, que van desde lo más instintivo hacia lo más racional: a) etapa sensomotriz (la captación
de elementos de la realidad inmediata a través de los sentidos); b) etapa preoperacional (4-5 años, hay más
complejidad a la hora de distinguir la realidad y la fantasía, de comprender normas impuestas por sus padres, y
comienza a designar las cosas con sus nombres específicos); c) etapa de las operaciones concretas (sería la
niñez, empieza a hacer un ejercicio de la capacidad de abstracción, y comprende la complejidad del mundo en
que vive, aprende de otras autoridades que hay más normas y valores que compatibilizar con las ya
aprehendidas); d) etapa de las operaciones formales (los adolescentes; acceden a ese nivel de complejidad o
abstracción que les permiten integrar en su conciencia una idea de la sociedad).
Con base de las ideas de Piaget, Lawrence Kohlberg, presentó su tesis doctoral acerca del desarrollo del juicio
moral. Concibió una escala de desarrollo moral. ¿Cómo se desarrolla el razonamiento moral? En tres etapas: a)
Etapa preconvencional (implica el aprendizaje de lo bueno y mal en función de lo que los padres les indiquen a
los niños); b) Etapa convencional (comienza a internalizar valores y normas de otros ámbitos, que le permiten
reconocerse como un individuo sobre el que pesan expectativas de comportamientos por parte de la sociedad);
c) Etapa postconvencional (no todos llegan necesariamente a este nivel. Comienzan a enjuiciar los valores de la
sociedad, critican los valores del ordenamiento moral de la sociedad).
La teoría de Carol Gilligan fue la del desarrollo moral. Decía que las niñas tienen en cuenta los efectos de las
acciones sobre las personas y, por lo tanto, desde principios morales abstractos. Utilizó el esquema de Kohlberg
para aplicarlo a las niñas, complementando los aportes de éste.
Por último, Mead entendió a la socialización como la constitución o emergencia del self, una dimensión de la
personalidad compuesta por la conciencia y la imagen que de sí mismo tiene el sujeto y que constituye en
relación a los demás sujetos (yo espejo-yo reflejo). Nos permite enfatizar la construcción de la personalidad en
función de lo que los otros nos responden, como nos ven y cómo actúan con nosotros. El proceso de
socialización es vital para la continuidad de la cultura jurídica en el tiempo de un modo armónico.

C Derecho y cambio social.


Comte planteaba dos fases en la vida de una sociedad: orden y cambio social. La sociedad tiene una dimensión
fotográfica, una estructura, que contribuye al orden (la estructura puede ser material o inmaterial y el derecho
forma parte de la última. Por ej. la CN jerarquiza la sociedad, distribuye el poder y las funciones del Estado,
establece derechos y obligaciones, las reglas de juego, cómo se vive en sociedad). El orden social es un orden
previsto por quienes fundan una Nación, que le dan forma y contenido (poder constituyente), pero en el andar de
la Nación es imposible mantener estática la sociedad (hay microcambios que con el tiempo transforman el orden
social –aspecto dinámico de una sociedad-).
El orden es una fase de la vida social, pero también tenemos el aspecto dinámico de ella que tiene que ver con el
cambio. ¿Qué representa un cambio? Una modificación de las estructuras sociales (relaciones de poder político,
económico y social) y de las reglas de juego (pautas de relaciones, normas y roles de los actores sociales, ya
sean instituciones o individuos). Todo orden establece pautas de comportamiento, reglas de juego, allí
encontramos pautas que jerarquizan ciertos grupos, otorgan poder a ciertos grupos, determina prioridades
sociales, introduce valores, etc.; se produce un reordenamiento de las condiciones de sociabilidad, un cambio
que actúa sobre las estructuras sociales. Cuando hablamos de cambios muy profundos, nos referimos a cambios
revolucionarios; si es parcial, será una reforma. No hay que olvidar que los cambios que se aplican en un
sistema, tarde o temprano producen efectos en los otros subsistemas. Los cambios sociales son en muchos casos
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inevitables y en algunas ocasiones también son imperceptibles.
El cambio social es una alteración importante de la sociedad, es una transformación de la estructura básica que
compone la sociedad. Es una modificación de las estructuras sociales (fundamentalmente de poder), pautas de
relaciones, normas y roles; la transformación de la cultura y de las instituciones sociales a lo largo del tiempo.
Las pautas de relaciones es la forma en que interactúan los individuos y los grupos; las normas que van a
encauzar esas relaciones; y los roles que le va a corresponder a los individuos en la sociedad de acuerdo a los
nuevos posicionamientos. Cuando hablamos de cambios, nos referimos a aspectos estructurados. Por ej.:
estructuras de poder, cómo se distribuye la riqueza social que hacen el gobierno de una sociedad, cómo se
manifiestan esos cambios, estructuras en las formas jurídicas, etc.

Algunos elementos característicos de los cambios sociales:


1. El cambio social surge en todas partes, aunque el ritmo del cambio pueda variar de un lugar a otro.
2. El cambio social a veces es intencional, pero con frecuencia no es planificado.
3. El cambio social genera desacuerdos. Ello porque es obvio que van a haber grupos que no se encontraran
beneficiados con las nuevas realidades. Son desacuerdos entre la elite dominante y la nueva elite que
protagoniza los valores, las presentaciones colectivas de un nuevo orden social.
4. Algunos cambios son más importantes que otros.
Un ejemplo de cambio social son las revoluciones (Francesa 1789, Rusa 1917), en cada uno de estos procesos
revolucionarios vemos que hay una transformación general en el orden social, político, económico, moral,
cultural, ningún subsistema social quedó aparte de los cambios, normalmente cuando hay cambios estructurales
en un subsistema repercute en los demás subsistemas sociales, hay casos en que hay cambios en la economía
pero esos cambios repercuten notablemente en las formas jurídicas y formas de gobierno. En el caso de la
Revolución turca, Turquía al perder la 1GM, dejó en evidencia todo un desfasaje social, económico, político,
administrativo, cultural, que no estaba a la altura de las otras potencias europeas. Un grupo de oficiales del
ejército turco, comprendió esta realidad y realizó un golpe de estado para que, una vez tomado el poder, llevara
a cabo un cambio planificado (así, fue un cambio intencional).
La palabra derecho encierra en sí misma fuerza coactiva. Decir derecho, es decir: palabra-poder-conocimiento-
ejercicio. Es el resultado de un proceso histórico que expresa la decisión política de los gobiernos y, por tanto,
una herramienta para el cambio (desde una perspectiva consensualista). Se gobierna cuando se puede legislar. El
cambio social es una forma de modificar las estructuras sociales y, también pueden modificarse los valores en
los que se asientan las normas. El cambio es un aspecto esencial de la vida social.
El derecho y la legislación tienen funciones educativas y simbólicas. Promoción de ideales: se busca más la
promoción de ideales que la defensa de derechos; es una estrategia para motivas a los ciudadanos a cumplir con
las prescripciones del derecho. Promoción de símbolos: no existe una seria intención de producir cambios
sociales significativos; su objetivo es más bien armonizar intereses opuestos de varios sectores sociales para
evitar el cambio. La proclamación y mantenimiento de símbolos (valores, ideal y concepciones del gobierno), es
misión fundamental del derecho para la integración social. La función específica de la doctrina jurídica es crear
una ilusión de unidad y coherencia pese a la diversidad de creencias y oposición de intereses.
En primer lugar, habría que aclarar que no se puede hablar de una causa, normalmente es una sumatoria de
diversas causas; pueden ser de distinto tipo tanto económicas, políticas, sociales, culturales, religiosas,
tecnológicas, todas ellas van a ir confluyendo en una sola dirección. Pero puede darse que alguna de estas causas
sea en cierto modo predominante o destacable. Algunas de las causas del cambio social son:
* Cultura y cambio: invención, descubrimiento (por ej. geográfico), difusión.
* Cambio de mentalidad: tradicional diferente a la moderna.
* Conflicto y cambios: conflictos sociales, de clase, género, raza, etc.
* Entorno y cambio: procesos de industrialización como la explotación de recursos.
* Cambios demográficos: las personas que se mudan de país, es decir, inmigrantes.
Las dimensiones principales de la modernidad son:
* El declive de las pequeñas comunidades tradicionales: una pequeña comunidad que descubre un yacimiento de
hierro, se industrializa la explotación minera, vienen nuevos pobladores y se moderniza toda su estructura
social, su dirección política, sus relaciones sociales y demás. Con el tiempo, esa pequeña comunidad se
transforma con la modernización, por lo que tendrá aspiraciones diferentes, basadas en el futuro, en el cambio
como algo positivo.
*La expansión de las decisiones personales y el aumento de la diversidad de creencias: los ciudadanos viven
cada uno en su trabajo, viviendo en sus pequeños grupos de sociabilidad y no existen lazos tradicionales fuertes
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entre los individuos de una sociedad de muchos habitantes. Ello posibilita la autonomía de personalidad, por lo
que la sociedad se basa en una independencia mutua, generando un aumento en la diversidad de creencias, ya
que no se siente el peso moral de la pequeña comunidad, sino una relación más ligera en las relaciones sociales.
* La orientación hacia el futuro y la conciencia del paso del tiempo: el hombre de la tradición vive pendiente del
pasado. En la coherencia de sus actos, todo cambio es un peligro potencial que puede romper la armonía lograda
a través de generaciones. En cambio, el hombre moderno apunta al futuro, el cual es fuente de espectáculos, de
posibilidades. El cambio es visto positivamente, se entusiasma con las novedades que puede enfrentar y una
lejanía de tradiciones.
En cuanto a la posmodernidad, en muchos aspectos importantes ha fracasado porque el progreso no es infinito.
La ciencia no tiene respuestas para todos, por ej., el sentido a la vida, la muerte y el más allá. Los debates
culturales se intensifican en torno a la democracia, igualdad y libertad; y las instituciones sociales están
cambiando. No podemos negar la influencia del orden jurídico sobre las conductas humanas. Si las leyes
parecen ser, en general, pasivas frente a otras normas, pueden existir condiciones en las que adquieran potencia
para promover el cambio.
Para los tradicionalistas del siglo XVIII y XIX, hablar de derecho como instrumento de cambio social parecía
una posibilidad muy lejana; sin embargo, en la medida en que el Estado moderno ha ido centralizando
funciones, ejerciendo un control social cada vez más efectivo, técnicamente más perfecto, ha podido lograr en
cierto modo que el derecho sea utilizado como un instrumento al servicio de ciertos grupos dominantes que
intentan modificar o evitar transformaciones sociales. El cambio social relacionado con el derecho plantea uno
de los problemas fundamentales de la sociología jurídica actual.
¿Cómo es posible el cambio a través del derecho? El Estado logró a través del siglo XX transformar la sociedad:
concentrar sus funciones, mejorar el alcance de sus controles, manteniendo una gran capacidad de control y de
gestión de la sociedad en todos sus ámbitos. Así, el derecho se convierte en una herramienta eficaz para
modificar las pautas de conductas. Algunos autores consideran que esto no es posible, ya que para ellos el
derecho simplemente refleja lo que se da en la sociedad. Sin embargo, vemos en la cotidianeidad la existencia
de normas que se imponen en el tiempo y logran un acostumbramiento de los individuos. Una norma sostenida
por el Estado, con toda su fuerza legal, implica una orientación de la acción social, indica lo que es correcto
legalmente, lo que hay que observar.
El Estado tiene la capacidad de control social, el derecho es una herramienta para modificar pautas de conducta
de los seres humanos. Una norma sostenida del Estado implica lo que es correcto legalmente. El cambio social,
según su magnitud y finalidad, está dado por:
* Pautas individuales de conducta: los modos en que los individuos se posicionan frente a la sociedad y a sus
pares, en sus actitudes entre la vida, sus normas de conducta, los valores que guían esa conducta.
*Pautas y normas grupales: cómo se van a organizar los grupos, las instituciones, cómo van a definir sus
intereses, sus finalidades, cómo van a insertarse dentro de la sociedad.
* Valores básicos de la sociedad: refiriéndonos a situaciones traumáticas en muchos casos, porque cuando
cambiamos los valores básicos de una sociedad, cambiamos la esencia, los fundamentos en que se basará la
armonía social, la convivencia, el proyecto de vida común que tiene el individuo en sociedad.
Si el derecho es el que produce o no cambios sociales, existen 3 posturas:
1- Postura positivista: sostiene que el derecho puede generar cambios sociales porque es coactivo, independiente
y autónomo de la sociedad y está compuesto por normas que emanan del Estado.
2- Postura historicista: sostienen que el derecho proviene de la moral social, por lo que no puede producir
cambio social sin que la costumbre se instale antes de la norma.
3- Postura intermedia (William Evan): sostiene que el derecho sí puede producir cambio social, pero para ello
debe reunir ciertos requisitos.
William Evan (socialista) aceptaba que el derecho podía ser entendido como un instrumento de cambio social,
su capacidad podía ser eficaz para introducir pautas de comportamiento nuevas que no vengan necesariamente
de las sociedades, sin que sea una pretensión del legislador. Requisitos para una acción legal efectiva según
Evan:
* Que la ley esté dotada de autoridad y prestigio: debe provenir de la creencia de que su sanción
generará una situación mejor respecto de la existencia y no del temor que pueda inspirar. En las sociedades
democráticas, está dada por la legitimidad de las instituciones políticas basadas en la representatividad del
pueblo. Sin embargo, esta proliferación de normas que, finalmente los ciudadanos sienten que el derecho está
por encima de ellos, está fuera de su conciencia y está limitando la libertad individual, es algo externo, objetivo
y superior, no está en la conciencia.
* Que las nuevas normas sean compatibles y coherentes con los principios culturales y jurídicos ya
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establecidos: remite a la necesidad de que las normas no choquen con los principios culturales y jurídicos, pues
no lograría la base de legitimidad que necesita para que se pueda aplicar en su totalidad. También remite al
rechazo social de concepciones antipunitivas por parte de la población que busca seguridad en su vida cotidiana
y, para ello, avala medidas efectivas de control. Por más que la norma sea técnicamente perfecta, tiene que estar
aplicada a un cuerpo social, que es un cuerpo ambiguo en un ámbito cultural basado en valores que no puede
contradecir a estas normas que se intentan aplicar.
* Que las normas puedan especificar o clarificar los fundamentos que tiene la reforma para la
comunidad: debe ser pragmática, práctica y explicativa, dándose a conocer las razones y fundamentos que
llevaron a su creación. Que sean aplicables, que sean extensibles por la mayoría de los individuos que tendrán
que aplicar, someterse a determinadas normas. Aquí se reúnen varios temas, como es, si existe interés para
clarificar porque difícilmente se explican los principios que fundan importantes reformas jurídicas; además, esta
clarificación necesita que la ciudadanía tenga una alta escolarización y esté interesada, que pueda entender tanto
lo que se les explica como lo que se les oculta. Esto es problemático, porque no basta para esto una
escolarización elemental. Este principio se vincula con los dos primeros, ya que la especificación honesta y
valiosa no pasa por el engaño o la persuasión superficial, a veces pretendida por los operadores estatales. De
todos modos, no es fácil advertid los engaños o los trasfondos políticos de las reformas legislativas.
* Que se utilice racionalmente el factor tiempo, evitando una dilación excesiva en la transición: este
principio debe compatibilizar el evitar dilaciones innecesarias y excesivas con el tiempo necesario para
comprender y adoptar las reformas por las personas alcanzadas por ella. El caso supone cierta complejidad y
adaptación. Pedir rapidez puede significar no poder cumplir con lo propuesto.
* Que los organismos ejecutivos se comprometan en la conducta perseguida por la norma y en los
valores implícitos en ella: los encargados de velar el cumplimiento de la norma también deben cumplirla. El
Estado y sus agentes deben comprometerse con el cumplimiento y no con la elusión de la norma. Muchas veces
la población común tiene la sensación de que se sancionan leyes ‘para el enemigo’ y muchísimo menos para
quienes tienen el poder.
* Que existan sanciones positivas además de las negativas: no solamente basta preveer sanciones que
hagan efectivas el cumplimiento de esas normas, sino también estímulos como garantías que ayuden a facilitar
la aplicación de la norma mediante la contribución voluntaria de los individuos o grupos afectados. El cambio
no se produce sólo por castigos, sino también por compensaciones o beneficios. Estas técnicas no se encuentran
desarrolladas suficientemente, pero resultan mucho más efectivas que las sanciones cuya evasión se busca
constantemente.
* Debe existir protección efectiva para los derechos de los que pueden ser perjudicados por la
violación de la norma y que deben ser incentivados a utilizar los mecanismos que ella provee para su defensa:
alentar a quienes cumplan con la norma con un castigo ejemplar para aquellos que no cumplan y que no
desalienten a los que se han acomodado a las nuevas directivas. La ley debe tener mecanismos facilitados
institucionalmente para que se ejerza la protección de estos derechos. En todos los casos, es razonable que los
perjudicados no deseen formular denuncias o iniciar juicios porque intuyen el resultado. En tales situaciones, la
modificación se logra con el apoyo de organizaciones gubernamentales o no gubernamentales, que pueden poder
de lado del perjudicado cierto peso político y firme apoyatura legal, además de la gratuidad del patrocinio y
difusión pública de los hechos y de las actitudes de policías y jueces.
* Protección efectiva para aquellos que se ven perjudicados por la nueva legislación: se trata del
perjuicio que ocasiona la nueva legislación y no su incumplimiento. El descrédito legal es proporcional a tales
intentos de violar derechos elementales y lamentablemente no son excepciones.
* Que aquellos que dominan socialmente acepten el resultado adverso en los procesos judiciales en que
están involucrados: que los que tienen poder no fuercen las decisiones desfavorables y no traten de influir o
presionar sobre los jueces, algo que en América Latina lamentablemente es muy común.
Todas estas situaciones producen escepticismo sobre las normas jurídicas y una sensación de injusticia que poco
favorece la aceptación de las leyes. Cuanto mayor sea el número de los factores enumerados que se encuentren
en la norma, mayor será la posibilidad de producir un cambio social y de que sea efectiva jurídicamente, ya que
no es posible suponer un sistema legal aislado y autosuficiente, pues las leyes son un instrumento humano que
unas personas aplican a otras y que utilizan como modelo de su propia conducta.
Hay que advertir que el derecho no es omnipotente, las normas del Estado tienen algunas limitaciones de
carácter sociológico. Límites de la acción legal efectiva: la capacidad del Derecho para moldear la sociedad está
severamente limitada. Así, Pound señala los siguientes:
* Excesiva ambición del legislador (falta de previsión): muchas veces grandes problemas se buscan solucionar
sancionando nuevas normas y, a veces, sólo hay que cumplir con las que ya están. Refiere a la pretensión de
combinar por ej. costumbres o formas de sociabilidad, que pueden darse en el ámbito de la economía, porque el
legislador puede exagerar esa potencialidad que tiene el derecho para combinar las relaciones sociales, pero
puede exagerarlo ya que seguramente hay que tener en cuenta las facturas culturales que pueden generar un
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freno a la potencialidad generadora de derecho.
* Depende de organizaciones externas (aplicación e invocación) y la actuación pública depende también de
otros organismos como la policía: en muchos casos, ciertas modificaciones han sido frenadas por los propios
organismos públicos encargados de aplicar o controlar su vigencia, porque no ha habido una comprensión del
sentido de las normas o no ha habido una aceptación en cuanto aquello que se quería cambiar.
* Dificultad de reconocimiento jurídico de algunos deberes y derechos moralmente importantes, ej. la intimidad
en el ámbito familiar. El derecho depende de las partes interesadas; aquél puede ser aplicado siempre y cuando
sean los propios sujetos o las víctimas o interesados que invoquen ese derecho. Modernamente, el poder estatal,
la profesionalidad jurídica, la institucionalización de procesos, la importancia en la producción legislativa de los
cuerpos representativos como los Parlamentos, los congresos, han contribuido un fortalecimiento del derecho
como una herramienta eficaz de cambio social, que puede producir cambios en el derecho. Recientemente, hay
variadas políticas contra la violencia familiar o de género, por ejemplo.
La existencia de la sociedad exige un ordenamiento que regule las relaciones entre sus miembros y garantice la
supervivencia social. El orden social puede ser definido como: pautas institucionalizadas de comportamiento,
de una u otra forma aceptada por sus miembros (decimos de una forma u otra porque hay un aspecto implícito
que es la coacción). El orden social permite la previsibilidad de las conductas individuales y colectivas
(conformidad social). Cabe aclarar que la desviación no siempre es mala, puede ser positiva o negativa.
Existen dos tipos de control: 1) Control interno: la conformidad de la conducta individual al orden social, se
alcanza mediante la socialización (proceso por el cual el individuo interioriza las pautas compartidas de
conducta); refiere al conocimiento de las reglas. Cuando este nivel se alcanza, se logra gran parte del éxito de la
socialización. Ello facilita de alguna medida el control externo (es el que corresponde al ambiente social y las
propias instituciones. 2) Control externo: es el Estado, sistemas penitenciarios, etc.; la socialización no siempre
es suficiente para asegurar la adaptación del comportamiento de los individuos y grupos que configuran la
comunidad social. La falta de conformidad puede implicar dos formas alternativas de conducta: aquellos que
pretenden la modificación de las pautas de conducta (innovación) y aquellos que pretenden la propia
gratificación, que el grupo social rechaza, y que hallan respuestas que van desde la simple reprobación hasta la
persecución. Existen otros tipos de comportamientos delictivos, para los cuales se configura el ordenamiento
jurídico (el Código Penal es la mayor representación del control externo del comportamiento). Refiere entonces,
al sistema de mecanismos e instituciones cuyo objetivo es presionar a los individuos para obtener de ellos la
conformidad de su comportamiento a las pautas institucionalizadas. Estas son las más inmediatas, pero también
existen otras formas de control que tienen que ver con algunas instituciones, por ejemplo, las educativas, que es
una suerte también de control porque hay un aprendizaje, un entrenamiento de los individuos respecto de
aquellas normas que deberán cumplir a rajatabla.
Yehezkel Dror y sus estrategias legislativas para promover el cambio social: el derecho puede ser utilizado de
modo directo o indirecto para provocar cambios.
a- Indirecto: sirve de estructura a instituciones sociales (ej. educativas). Proporciona la estructura a
organizaciones instituidas específicamente para promover cambios. Creación de deberes jurídicos en situaciones
que favorecen el cambio (ej. impuestos específicos).
b- Directo: imposición de deberes jurídicos sobre el individuo, lo que permite reestructurar las
relaciones sociales (ej. derecho antidiscriminatorio o contra el consumo de drogas).
El derecho como instrumento del cambio social-Cotterrell: cuando el Derecho se concibe solamente como
instrumento de poder estatal, como sucede casi invariablemente en nuestras sociedades, su estructura aparece
como separada de otros aspectos de la regulación social; su efectividad no se entiende ya como derivada de la
congruencia de los mores sociales, sino de la concentración de poder político que representa el Estado; la
conciencia popular, los vínculos entre el Derecho y la moralidad, parecen relajarse y, eventualmente
desaparecer. Friedman y Landisky, definen al cambio social como “cualquier alteración no repetitiva en los
modos de conducta establecidos en una sociedad”. Sólo hay cambio social cuando cambia la estructura social
(pautas de relaciones, normas y roles). Un cambio en las pautas de relaciones raciales o étnicas puede constituir
un cambio social; un crecimiento o descenso en el nivel de bienestar económico, no.
La ausencia de orden social es la anarquía (ej. cuando hay guerras civiles es porque no hay un orden), allí las
leyes existen en los papeles y no en la realidad, nadie las cumple o se cumple muy poco. El resultado es el caos
y la violencia. Por ello, el orden social no es una cuestión ideológica, sino que una necesidad que trasciende lo
político. Toda sociedad necesita de un orden para poder convivir pacíficamente en un territorio, y llevar a cabo
las relaciones que hacen posible la cooperación social. Ello se manifiesta en un orden jurídico que es sostenido
por un aparato jurídico-político que es el Estado, que además se reserva para sí el monopolio legal de la fuerza.
Con el tiempo, vamos acostumbrándonos a obedecer un conjunto de normas que no hace falta nada más que
internalizarlas. Eso nos permite saber que, si nos comportamos individual o colectivamente de una manera,
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tendremos como respuesta la aceptación de los otros. En el caso de no cumplir con esas normas, tendremos una
sanción, una coacción (eso permite la previsibilidad). Todo ello lo aprehendemos mediante la socialización, en
especial, la socialización jurídica (proceso de aprendizaje social por el cual desde pequeños vamos
comprendiendo e internalizando el conocimiento de las normas y de los valores e ideales de justicia que están
implícitos en el ordenamiento). Cuando el orden jurídico se acata espontáneamente, implica que ese orden goza
de un consenso general, donde la coacción es menor (no es necesario aplicar la fuerza para que se cumplan las
normas). La coacción del derecho es aquella que tiene su origen en un órgano especializado: el Estado. Éste
posee el monopolio de la fuerza, ejercido por instituciones judiciales, policiales y penitenciarias. Hay un sistema
de mecanismos e instituciones cuyo objetivo es presionar a los individuos para obtener de ellos la conformidad
de su comportamiento a las pautas institucionalizadas. Las leyes penales son un mecanismo de defensa del
sistema social contra las agresiones que lo ponen en peligro. La hegemonía del derecho permite a sus
instituciones el poder de definir la desviación y de decidir el tratamiento.
El derecho positivo tiene una gran capacidad para guiar a las sociedades en sus conductas. Las normas
promueven, estimulan o desalientan determinados tipos de conductas. Una cosa es la norma que indica qué tipos
de comportamiento se esperan. Pero ¿qué sucede con la desviación? Cuando uno incumple una norma,
hablamos de delito. La desviación sería la inobservancia de una pauta cultural, de una forma de actuar, que está
socialmente sostenida como correcta. A partir de allí, surgen las diferentes versiones según el enfoque que se
tome en cuenta: consensualismo, interaccionismo, conflictualismo.

Módulo 2 - Sociología Jurídica Argentina.

C Introducción al historicismo jurídico y su impacto en argentina.


En Alemania, la moderna ciencia jurídica nace con la Escuela Histórica para la que la fuente creadora del
Derecho no es la voluntad de ningún legislador, ni tampoco producto de la razón o de criterios racionales, sino
producto de la convicción jurídica de un pueblo.
Los fundadores del historicismo jurídico se enfrentan a un derecho natural racional, estático e insensible a toda
mutación histórica. Al persistir en la idea de construir una ciencia del Derecho entendida como la estructura
sistemática y conceptual desde la cual se podría repensar y estructurar esa realidad histórica, es decir ese
Derecho particular y concreto. Surge así una formidable Dogmática formalista y conceptual que desembocará en
la llamada Jurisprudencia de Conceptos. Dentro de sus autores más importantes están: Vico, Montesquieu,
Hugo, Savigny y Puchta. Sus postulados básicos son:

✔ Ontologización de derecho positivo: Esto significa que negaron rotundamente la existencia del derecho
natural, afirmando que el único derecho es el dado históricamente en la experiencia, el decir, el derecho
positivo. Ésta era, el objeto a conocer por el jurista. Con esté firme punto de apoyo en la realidad, Savigny
estableció las bases de la moderna ciencia dogmática, al punto de que es considerado como su fundador. Bueno
es aclarar que la escuela histórica no negó la posibilidad y aun la necesidad del estudio valorativo del derecho,
pero sostuvo que esos ideales no pueden ser construidos racionalmente, sino descubiertos en las manifestaciones
espontáneas de la conciencia jurídica popular. Sobre todo, en el derecho consuetudinario

✔ El derecho es una manifestación del espíritu del pueblo: No es, pues, un producto racional o voluntario, sino
una manifestación del Alma popular que, a través de oscuros procesos inconscientes-donde más que la razón
interviene el sentimiento y el instinto se concreta sobre todo en el derecho consuetudinario. Lo mismo ocurre
con el lenguaje, la moral, el arte, etcétera, que son otras tantas manifestaciones del espíritu popular y que
presentan caracteres propios en los distintos países, precisamente por las diferencias del espíritu del pueblo
✔ El derecho evoluciona en forma espontánea y progresiva como el lenguaje: Esta tesis, desarrollada por Hugo,
aunque inexacta, tuvo el mérito de evidenciar claramente que el derecho es un producto de la historia

✔ La costumbre es la fuente más importante del derecho: Este principio armoniza perfectamente con los
anteriores porque el derecho consuetudinario es la expresión pura y directa del espíritu del pueblo. Puchta fue el
autor que más profundizo esta fuente del derecho. Este principio se cumplió en las épocas primitivas, pero, en la
actualidad, hay un franco predominio del derecho legislado, habiendo sido relegada la costumbre a un plano
secundario. Por lo tanto, esta tesis, enunciada con carácter general, es también errónea. Combatieron la
codificación y sólo la admitían cuando se trataba de ordenar una legislación vigente. Es célebre a este respecto,
la polémica mantenida entre Thibaut y Savigny. En conclusión, puede afirmarse que el saldo aprovechable del
historicismo jurídico es la ontologización del derecho positivo y el haber demostrado su evolución y variaciones
a través del tiempo, así como también el hecho de que la situación presente de un régimen jurídico está
condicionada en buena medida por el pasado histórico.
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C Sociología Jurídica argentina-Antecedentes.
Las bases históricas sobre la que se desarrolló el pensamiento jurídico-sociológico no pueden soslayar la
importancia de los jesuitas en la formación de la intelectualidad argentina y en la impronta de la educación. Los
jesuitas desarrollaron la escolástica (y las doctrinas de los juristas medievales y modernos en derecho romano,
canónico y español) hasta su expulsión en 1767. La escolástica es el movimiento teológico y filosófico que
intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo. Una
suerte de relación de razón y de fe, la comprensión de las cosas a través de la razón que es iluminada por la fe.
La labor jesuítica fue una base fundamental para los pensamientos sociales y políticos.
Tiempo después se enfrentó al Iluminismo, la gran corriente filosófica del siglo 18. El Iluminismo o Ilustración,
representaba el nuevo espíritu de época. Ese racionalismo de Weber, fundamental de la modernidad, se irá
desarrollando autónomamente con respecto a la fe (la cual había sido el molde sobre la que se apoyaban
anteriormente todos los pensamientos de la Edad Media; en la Modernidad hubo un quiebre por el
protestantismo: fe y razón se separan totalmente). Pese a la censura y a las dificultades de las obras de estos
autores, obtuvieron igualmente repercusión circulando de mano en mano (formalmente estaban prohibidas). Esa
tradición española entonces se quebró con las nuevas ideas de la Ilustración a partir del fin del orden colonial.
Así, de la época posterior a 1810 pueden señalarse 2 tendencias:
Iluminista: que propone una conciencia nacional a través de la ruptura de los antecedentes hispanos. Propone
reformar la sociedad mediante la reforma jurídica. Así, el iluminismo es partidario de formar una conciencia
nacional a partir de una fuerte voluntad política, propone la ruptura con los antecedentes hispanos. Intentan
quebrar esa tradición con la pretensión de modernizar a la sociedad, elevarla en un grado de civilización,
suponiendo que toda esa tradición jurídico-española, era sinónimo de un retraso que condenaba a los pueblos a
la ignorancia, y una lejanía de los centros más avanzados del mundo. Las ideas del Iluminismo eran correlativas
a Francia y Gran Bretaña.
Tradicionalista: se basa en las tradiciones, costumbres, intereses y religión para la continuidad del nuevo
Estado. Busca la continuidad del nuevo Estado en la comunidad de tradiciones, lenguas, intereses y religión, y
todo lo que significara cultura hispana. Las ideas del tradicionalismo eran correlativas a España.
La corriente Iluminista pretendió reformar la sociedad con independencia de los factores sociológicos. Algunos
Iluministas importantes: Moreno, Juan José Paso, Castelli, entre otros. Fue muy crítico de la tradición jurídica
hispánica. Pero, los fracasos de las constituciones de 1819 y 1826 demostraron las dificultades de cambiar la
realidad social por las leyes, ignorando la tradición y las realidades sociológicas. No se puede determinar cuál
de ellas ha prevalecido, pues han ido interactuando a través de la historia. Estas tendencias, se encontrarán en las
obras de todos los pensadores argentinos hasta nuestro siglo. Para la doctrina naciente, al igual que para el
iluminismo europeo, el derecho se presenta como una variable independiente de la sociedad, que puede influir
fuertemente sobre ésta.

h Deán Gregorio Funes (1749-1829): experto en derecho y teología. Se destaca como uno de los que dejó
mayores documentos escritos y de mayor influencia en el campo jurídico durante la revolución de Mayo;
manifestó una posición conciliatoria entre lo tradicional y lo moderno (no siempre con fidelidad a la ortodoxia
religiosa). Es un ejemplo del eclecticismo de la época, que aportó las primeras observaciones sociológicas. Es
Funes el primer jurista en formular una observación sociológica al sostener que la política futura “cometerá una
gran falta aspirando a una perfecta igualdad, que han excluido nuestros usos, costumbres y preocupaciones”. La
crítica de lo colonial y lo español, que hacía ver el derecho de ese origen como una carga y una imposición del
conquistador y colonizador, fue la base para sostener el cambio legislativo. Así, la posición de Funes aparece
como socialmente fundada, al sostener que las nuevas costumbres, los nuevos negocios y las nuevas
necesidades, exigen nuevas leyes; es decir, la justificación no estaba en una definición política, sino en un
cambio social ya ocurrido.
[El período entre 1820-1840 es denominado “período de la ideología”. Jeremías Bentham y su pensamiento
utilitarista tuvo notable influencia en sus seguidores. Se trató de una extensión del iluminismo que sostenía que
toda actividad mental derivaba de las sensaciones, de lo que resultó a una posición materialista. Decía que todo
acto humano, norma o institución, deben ser juzgados según la utilidad que tienen (según el placer o el
sufrimiento que producen en las personas). El objetivo último de toda legislación sería alcanzar la mayor
felicidad sobre el mayor número de personas. La influencia del utilitarismo de Bentham se expresó en la
enseñanza del derecho y la legislación, particularmente en el período rivadaviano. A estas posiciones se le
opusieron algunos partidarios del tradicionalismo como Francisco de Paula Castañeda, acérrimo opositor de
toda reforma social o política].

18
h Pedro Somellera: la novedad en las décadas siguientes (1820-1840), fue la introducción de una tendencia
derivada de la Ilustración, conocida como Ideología, para la que toda actividad mental derivaba de sensaciones.
Esta tendencia, acentuaba los rasgos iluministas. En todo el período, la obra de Bentham fue tomada como punto
cardinal en la enseñanza del derecho y la reforma legislativa. Esta influencia se observa a través de la enseñanza
del derecho civil por Pedro Somellera, quien, más que derecho vigente, propugnaba la aplicación de los
principios de Bentham a la legislación. Somellera fue el primer profesor de Derecho Civil de la Universidad de
Bs. As. Su obra ‘Principios de derecho civil’, muestra que, en el pensamiento patrio, no hay más que someras
referencias al derecho vigente y sólo citas incidentales. Su preocupación es la reforma de la legislación sobre
bases utilitarias. Su objeto es “presentar los verdaderos principios de utilidad y conveniencia que sirvan para la
formación de nuestras leyes, para su inteligencia y aplicación. Ellos servirán también, por ahora, para entender y
aplicar las que supletoriamente tenemos adoptadas”. Sostiene que la jurisprudencia debe quedar sujeta al
método científico, que el derecho es definido como la ciencia de lo justo y lo injusto; y la jurisprudencia refiere
a un hábito práctico de interpretar las leyes rectamente y aplicarlas con exactitud a los casos. La obra de
Somellera resulta útil para estimar la negación de la realidad propia de una época revolucionaria (sólo
incidentalmente desliza alguna información de base social).

h Antonio Sáenz: fue el primer profesor de Derecho Natural y de Gentes, fundador y primer rector de la UBA.
Basó su enseñanza en Grocio, Pufendorf y los modernos iusnaturalistas, en el marco de la Ilustración. Su
defensa del derecho natural puso los límites debidos al derecho positivo.

h Francisco de Paula Castañeda (1776-1832): este sacerdote, expresa una posición crítica al iluminismo
revisionista de patriotas y revolucionarios. En defensa de lo tradicional y autóctono, criticó la limitación de lo
extranjero y los modelos que consideraba exótico. Se oponía a la soberanía popular, al pacto social y a toda idea
progresista en materia social.
Siguen el pensamiento del HISTORICISMO JURIDICO en Argentina: Echeverría, Alberdi, Sastre y Sarmiento,
entre otros. Son positivistas con vocación férrea por el estudio de la realidad. Son los autores de la Generación
del 37, los cuales, desencantados con los proyectos iluministas y racionalistas de la Generación de Mayo, se
vuelcan al romanticismo y al historicismo, particularmente hacia las ideas de Savigny y de Lerminier.
Intentaban repensar la argentina en torno a la experiencia adquirida hasta ese momento y acorde con los nuevos
aires de cambio, las nuevas ideas propias de la época que provenían fundamentalmente de Europa,
específicamente de Francia.

h Juan Bautista Alberdi: el derecho responde al espíritu del pueblo, debe ser la expresión de la cultura de una
Nación que se va adaptando a los tiempos conforme a las necesidades de cada época. Las normas se van
reinterpretando de la mano del juez, los tribunales, y le van dando un refresco conforme a los cambios que se
van dando en el cuerpo social. Es el primer jurista con orientación sociológica para él la administración de la
justicia es la garantía de los derechos y la ley, la constitución y el gobierno son vacíos sino se reducen a los
hechos que hace realidad un juez.
“FRAGMENTO PRELIMINAR AL ESTUDIO DEL DERECHO”. En este trabajo:
- Dejó de concebir el derecho como un conjunto de leyes escritas para considerarlo como un fenómeno vivo,
que era menester estudiar en la economía orgánica del Estado.
- Propone un carácter experimental para la Ciencia del Derecho, similar a la física.
- A partir de estas ideas, se lo considera un precursor de la Sociología Jurídica Nacional.
El Fragmento preliminar, es una introducción al estudio del derecho y, en él, existen contradicciones
manifiestas. Respecto de la codificación, se declara contrario a ella y destaca la necesidad de postergarla, al
estilo de Savigny. Aunque partidario del racionalismo y el universalismo, es contrario a la codificación y a la
necesidad de postergarla para el país. Algunas de sus posiciones contradictorias pueden entenderse por el
contexto político bajo el período rosista.
“BASES Y PUNTOS DE PARTIDA PARA LA ORGANIZACIÓN NACIONAL”. También esta obra
tiene un alto contenido sociológico, no sólo por la idea de estudiar constituciones comparadas, sino por la
influencia que cree que posee la educación en las condiciones sociales, sin perjuicio de reconocer el valor del
aprendizaje por participación social (socialización). Alberdi intenta contestarse y desarrollar los siguientes
puntos:
- “¿Cómo hacer de nuestras democracias en el nombre, democracias en la realidad?”.
- “¿Cómo cambiar en hechos nuestras libertades escritas y nominales?”.
- “¿Por qué medios conseguiremos elevar la capacidad real de nuestros pueblos a la altura de sus Constituciones
escritas y de los principios proclamados?”.
-La propiedad, la vida, el honor son bienes nominales cuando la justicia es mala.
-La ley, la constitución, el gobierno son palabras vacías si no se reducen a hechos por la mano del juez que, en
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último resultado, es quien los hace realidad o mentira.
Alberdi es nuestro primer jurista con orientación sociológica, por su sentido común y su alejamiento de las
especulaciones iusfilosóficas. Su realismo es el elemento más valioso legado a las generaciones posteriores.

h Dalmacio Vélez Sársfield: es conocida la pluralidad de fuentes utilizadas por él, de las que no son ajenas las
que habían regido en el derecho indiano. Según Levaggi, el Codificador, utilizó el derecho como sistema
evolutivo. Intentó hacer de él una lectura moderna y derivó de sus principios, consecuencias nuevas, adaptadas a
la sociedad de su tiempo. Vélez Sársfield pretende que, en su obra, aparezca el derecho científico, de modo que
en él se viese el estado actual de la ciencia. Veía al derecho como un sistema evolutivo. Su iusfilosofía era
ecléctica, un realismo práctico que lo llevó a intentar darle forma y contenido actuales al derecho vigente. Según
su obra codificadora, una nación puede darse nuevos códigos teniendo siempre presente la legislación que la ha
regido, el derecho positivo de los que han precedido, las nuevas leyes que exija el estado social, y las reformas
que la experiencia haya demostrado ser indispensables en la legislación. Cabe destacar que, esto no es
incompatible con el reconocimiento de derechos naturales, establecidos por Dios, la conciencia del origen
romano de la mayoría de las instituciones y la necesidad de su actualización por el desarrollo progresivo de esa
doctrina. Sostiene Levaggi: “el realismo práctico que los distinguía, lo hizo afirmarse en el orden jurídico
tradicional y construir sobre él su proyecto. No trató de crear un derecho nuevo, opuesto al del pasado, al estilo
de los ilustrados; su aspiración fue la de darle forma y contenido actuales al derecho vigente”.
Si tomamos el Código Civil como producto terminado, la siguiente generación de juristas opta por la exégesis:
Segovia, Machado y Llerena, publicaron entre 1881 y 1903 sus obras doctrinarias. Así, desaparecida la
generación de Vélez Sársfield, los nuevos juristas no eran versados en el antiguo derecho ni en las fuentes del
derecho patrio, sino exclusivamente en la doctrina francesa. Esta generación admiraba la letra de la ley e
ignoraba las fuentes materiales del derecho. La iusfilosofía de Vélez era ecléctica, un realismo práctico que lo
llevó a intentar darle forma y contenido actuales al derecho vigente.

h Esteban Echeverría: precursor de la sociología argentina, señala la necesidad de conocer la sociedad


mediante la aplicación de un método realista q tienda a la creación de una doctrina nacional. Sostenía que la
reforma social
basada en la acción política y educativa y que la ley puede influir soberanamente en empeorar o mejorar las
costumbres ya que los vicios de un pueblo están entrañados en costumbres ya que los vicios de un pueblo están
entrañados en su legislación. Propone un criterio educativo jurídico para legisladores y pueblo, o sea una
ilustración política y jurídica. Echeverría trata con su obra fundar una verdadera sociología, un pensamiento
nacional, una sociología que tenga en cuenta las características locales; busca poner las bases de una verdadera
literatura nacional.

h Domingo Faustino Sarmiento: es un evocador de personalidades y ambientes, un narrador de


acontecimientos pasados y presentes con escasa u ocasión para detenerse en principios generales.
Juan Agustín García, Ernesto Quesada, Enrique Aftalión y Julio César Cueto Rúa, expresan su punto de vista
acerca de la sociología jurídica en gestación y sobre los aportes e influencias que el derecho y la jurisprudencia
ejercen para el cambio social. Los constituyentes del 53 creían en el poder efectivo de las leyes sobre la realidad
social y en la posibilidad de instrumentar a través de ellas las modificaciones que el país requería, sostenían que
ninguna cultura puede ser suprimida si no, en todo caso, sometida; a todo esto, contribuyó la codificación hecha
por Vélez Sarsfield dando una base legal al país.

h Juan Agustín García: seguía los lineamientos del historicismo jurídico y es uno de los fundadores de la
Sociología Jurídica argentina. Es él el jurista que, para fines del siglo pasado, expresa con mayor claridad los
puntos de vista sociológico-jurídicos. Su Introducción al estudio de las ciencias sociales argentinas, es un
manual de introducción al derecho que expresa la concepción historicista. Considera al derecho siempre como
producto social. Su concepción del derecho indiano es sociológica: entiende y valora la distancia entre la
caridad y justicia de las normas escritas y la pobreza y sordidez resultante de su nula aplicación a los naturales
de América. La ley escrita pierde su valor referencial frente al derecho que crece y se desarrolla a ras de suelo, y
que ampara a los más hábiles y fuertes. El derecho vigente fue para García el primitivo de la Conquista, por el
cual las personas y los bienes de los vencidos quedan a merced de los vencedores. En las consecuencias que
extrae de esta realidad, ve mediocridad y recelo que fomenta el ocultamiento de fortunas. El análisis es acertado
y no se agota en la etapa colonial (el antiguo régimen subsiste). Lo que falta en García es una propuesta precisa
de cambio, propia del positivismo. La fuerza sociológica de la tradición pesa en este autor más que la voluntad
activa de cambio. Sostiene que la razón no es fuente ni espíritu de ninguna institución, acepta que exista un
relativismo cultural, un elitismo político y una oposición a la razón de las mayorías. Es el autor de “Introducción
al estudio de las ciencias sociales argentinas” y “La ciudad indiana”. En “Ciudad indiana” analiza nuestro
tradicional desprecio social de la ley desde la época colonial y que se extiende a la sociedad del 1900 en la que
el antiguo régimen aún pervivía. Puso énfasis en los factores sociológicos e históricos. Tiene mucho que ver con
la influencia de Ehrlich, quien entendía al derecho como el derecho vivo.

h Ernesto Quesada: este autor, iniciador en la Argentina de la tendencia que considera a la sociología como
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ciencia general (y no nacional, como pensaba García), merece ser recordado como el verdadero fundador de la
sociología jurídica por la claridad de sus puntos de vista y por haberse ocupado de la mayoría de los problemas
que aquélla estudia. Quesada es juez y profesor de la UBA. Critica al sistema codificado del derecho y a la
aplicación dogmática y mecanizada del mismos por juristas y magistrados. Valora así el derecho elástico, de
equidad, por oposición al rígido, de letra muerta y de elaboración doctrinaria. Un derecho no puede ser ajeno al
ciclo histórico (por ej. es inútil pretender que el matrimonio sea lo mismo en la cultura grecolatina que en la
moderna, aunque el derecho no se modifique). Critica el derecho comparado como fuente para introducir
legislaciones técnicamente perfectas, pero ajenas a la realidad nacional. La codificación, para Quesada, no es
sinónimo de perfección ni de simplificación, sino la idea de un individuo o de un grupo, que expresa en todo
caso una cristalización; la codificación es sinónimo de cristalización que impide la vinculación entre el derecho
y los hechos o la vida misma. De allí la constante lucha entre un derecho así concebido y los hechos. Como
consecuencia de este divorcio entre hecho y derecho, o se violan los textos o se disfrazan; en esto tiene peso la
ideología profesional de los jueces y abogados, que no pueden escapar a los prejuicios, y que se limitan a adorar
la ley. El derecho no puede estudiarse con criterio filosófico sino sociológico; sostiene las ideas que proponen la
secularización de la sociedad argentina y la ruptura con la iglesia y las instituciones jurídicas arraigadas en ella.
De este modo, en su obra hay ideas de Comte, Ehrlich, Holmes y Pound, por primera vez en nuestra doctrina;
cabe destacar que no pudo modificar las relaciones constitucionales entre el Estado y la Iglesia. Quesada es el
primer autor que llama fenómeno jurídico al derecho. Es el primero que sostiene que la revolución en el pensar
jurídico no se ha llevado a cabo y que se vive en plena Edad Media, ya que todo el iluminismo no ha logrado
emancipar al derecho del fetichismo de la letra de la ley, ni convencer a los juristas de que el derecho no es una
disciplina abstracta, independiente del tiempo y del lugar. Las ideas de ese autor no fueron tomadas en cuenta,
ni sus consejos seguidos. Se basó en las ideas de Spengler para afirmar que el derecho no puede ignorar el ciclo
histórico y a la variabilidad de sus significados según el contexto de época. Propició una reforma de la
enseñanza del derecho orientada al conocimiento de la experiencia inmediata y el abandono de formalismo legal
y conceptual.
C La Sociología Jurídica argentina entre 1950-1990.
A partir de la década del 50 se inicia en el país un mayor acercamiento teórico hacia posiciones empíricas en el
derecho. Por una parte, la influencia de Carlos Cossio y, por la otra, las tendencias criminológicas que ingresan
desde los EE. UU. van abriendo una brecha en el formalismo jurídico. Los primeros autores de posguerra que
cabe considerar son el período inicial entre Enrique Aftalión y Julio César Cueto Rúa. En otro nivel, la posición
trialista de Miguel Herrera Figueroa y de Pedro David. Después se suman los aportes de Alfredo E. Ves Losada
y de Víctor Irurzun. Entonces, a partir del 50´ hay un acercamiento a posiciones empíricas del derecho, ya en el
70/80´se profundiza sociológicamente con algunas ramas del derecho comenzando con el derecho Procesal y, en
los 90´, el derecho de familia se estudia partiendo de situaciones de hecho. Aunque los trabajos hasta 1990 son
contados, implican un importante giro en la concepción del derecho.

h Enrique Aftalión: su pensamiento puede considerarse interaccionista; realizó una vasta obra en derecho penal
y filosofía jurídica, y aceptó con claridad la dimensión temporal y espacial del derecho. Sostiene que, dentro del
mundo de lo cultural, lo jurídico es un ejemplo elocuente para abonar la tesis de que un sentido sólo existe, en la
realidad, por la vivencia psicológica de alguien (así, su tesis se reduce a: un sentido solo existe en la realidad,
por la vivencia psicológica de alguien). El sentido resulta así de una relación entre un objeto (derecho) y un
sujeto que no sólo aprehende un dato, sino también adopta una posición; esto explica el cambio de
interpretación que, sancionada una ley, sobreviene respecto de las conductas que contempla. Es decir, el sentido
del derecho (objeto) sólo existe en la realidad por la vivencia psicológica de los sujetos que toman diversas
posiciones y varían las interpretaciones acerca de la ley. Los cambios de jurisprudencia son cambios del
derecho, aunque no se modifique una coma del texto legal: ni anomalía jurídica, ni excepción, ni interpretación
verdadera frente al error de las anteriores; lo que ocurre es que el sentido viviente que el legislador puso en la
ley (del que queda sólo el texto), tiene que ser repensado por alguien, revivido, para cobrar existencia. Es el
sentido viviente del texto legal que es repensado por otros y lo hace sobrevivir a los cambios de época: los
sentidos jurídicos de las leyes sólo existen en la medida que son vivenciados por los órganos estatales y por los
particulares. Por lo mismo que no hay sentido si no es para alguien, no hay derecho, sino en los actos de los que
interpretan, sean jueces o particulares. Estima Aftalión, que no existe en el mundo de los objetos reales ninguna
cosa que pueda llamarse derecho, sino, a lo sumo, pensamientos o conceptos acerca del mismo. Presentó claros
ejemplos de un tema que hoy se acepta pacíficamente en sociología jurídica: los sentidos jurídicos de las leyes
sólo existen en la medida que son vivenciados por los órganos estatales y por los particulares.
Al estudiar la configuración del derecho argentino y la historia del derecho, Aftalión critica tanto la tendencia
que considera al derecho de un modo racionalista, como la empirista, que ha tomado un criterio geográfico.
Sostiene que nuestra historia del derecho no deriva ni de las Partidas ni de la regulación familiar indígena, y
rechaza por absurdas las consideraciones según las cuales, a partir de lo que las leyes declaraban, las Indias no
eran colonias, o Isabel la Católica implantó la jornada de 8 horas para los indios. La concepción de Aftalión es
21
un derecho con sustrato empírico (témporo-espacial), con su sentido espiritual específico. Toda historia es
historia contemporánea, porque el interés del presente es lo que mueve a indagar el pasado: esta idea tiene un
puente entre la historia del derecho y la sociología del derecho. Para mostrar esta relevancia rescata un
antecedente que considera valioso, más relacionado con el presente jurídico argentino, se trata del fallo del juez
Marshall en el juicio Mabury vs. Madison. Marshall estableció un principio que, hasta ese momento, no se
encontraba explícito en el sistema jurídico norteamericano (control de constitucionalidad de las leyes por los
jueces), y que no existía en el inglés. Ese fallo tiene mucho que ver con nuestra historia judicial y la doctrina de
la CS, desde el caso Sojo y Municipalidad contra Elortondo, en los cuales se sustentó similar doctrina que
tampoco era explícita en la CN argentina. Aftalión concluye que es un rasgo de originalidad jurídica nacional,
haber incorporado la máxima creación del derecho judicial norteamericano en un sistema de tipo continental.
Esta concepción permitía conciliar la seguridad con la justicia, de un modo que suele ser incompatible con las
concepciones dogmáticas. A este optimismo del pensador argentino, cabe oponer la realidad de muchos fallos
dogmáticos y ajenos al sentido social y actual de las normas, o a la realidad misma, y el hecho que códigos
antiguos pueden actualizarse judicialmente aplicando con sentido social sus disposiciones, cuando no con
sentido común, que buen margen existe siempre para ello.

h Julio César Cueto Rúa: fue su experiencia en EE. UU. lo que le dio una apertura al Common Law, el
derecho basado en la costumbre y la jurisprudencia del caso concreto, propio de los anglosajones, lo que
enriqueció su
perspectiva en la filosofía del derecho y el derecho comparado. Esta base le dio particular agudeza en la
percepción de la relación de los principios con la vida diaria, con la realidad social, que demanda regulación
para una convivencia pacífica. Cueto Rúa analiza con claridad los antecedentes teóricos del derecho anglosajón,
a partir de cuyas elaboraciones el derecho aparece como una creación judicial, dinámico, reajustable y
modificable permanentemente, con sentencias que traducen la aplicación de normas generales extraídas de otras
precedentes luego de habérselas generalizado mediante la eliminación de hechos irrelevantes, y de la
categorización de los relevantes. Así, el derecho se adapta a la situación social y se desenvuelve sin tener que
soportar los inconvenientes que resultan de la rigidez conceptual de un código. La norma no puede separarse de
la actividad judicial en que ella resulta explicitada y aplicada. Rechaza el ahistoricismo en la enseñanza del
derecho por su desconexión vital con la realidad actual y por su reduccionismo al mero formalismo. Considera
que la jurisprudencia no debe limitarse a la función interpretativa sino creativa del derecho. Cueto Rúa sostiene
que el derecho del sistema anglosajón no se presenta como carente de dirección, aunque sea dinámico. Existe
una filosofía de lo que es el derecho y sus finalidades, filosofía empírica y pragmática, que consiste en “se debe
hacer lo que, en esas circunstancias, en ese momento histórico, en ese medio ambiente, requieren como el medio
de satisfacer el mayor número posible de anhelos e intereses individuales, con el menor número posible de
rechazos”. Las ‘Fuentes del Derecho’ son hechos sociales, susceptibles de verificación directa, en los que se
traduce un determinado criterio para la solución de los conflictos de intereses (ocurre en la legislación, la
doctrina, la jurisprudencia y la costumbre). Aun así, los jueces buscarán en su intimidad la respuesta que
estiman adecuada al caso; la búsqueda de los criterios que corroboran sus intuiciones se orientará hacia
elementos objetivos, ya que tanto el juez como el legislador, son miembros de la comunidad y su vida se
encuentra conformada por ella. Ello supone la existencia social de una normación, como presupuesto de ella, y
descarta que la mayoría de los casos pueda deberse a impulsos erráticos de las personas. Por lo tanto, cobra
relevancia la idea que el autor tiene del derecho, al que considera, más que una técnica social para dirimir
conflictos, un modo compartido de vivir. Entonces, sus fuentes son los criterios de objetividad a los que acuden
los órganos comunitarios para la decisión de los conflictos, o los integrantes del grupo social en la elección de
cursos de conducta que, por su objetividad, faciliten el entendimiento colectivo (las llama fuentes formales-
materiales). Señala que la experiencia jurídica se integra en tres momentos: el normativo, el empírico y el
axiológico, que se encuentran esencialmente unidos. Para Cueto Rúa, la costumbre ha sido minimizada en su
significado por el positivismo normativo.
El esfuerzo de Cueto Rúa para llamar la atención sobre la realidad del derecho es significativo. También existen
aportaciones sobre el proceso práctico que se lleva a cabo en nuestros tribunales. Como consecuencia de la
ideología profesional de los jueces, juristas y profesores de derecho, la enseñanza de este conocimiento ha sido
y es formal y dogmática, ya que se agota, en buena medida, en la exposición de textos legales, comentarios
doctrinarios y exposición de fallos, lo que ha dificultado la inserción de los nuevos letrados en la labor jurídica.
Ésta es una de las causas de la perpetuación del ritualismo en la consideración del derecho, visto como una
especie de juego formal en el que la verdad material no es lo más importante. Curiosamente, este sistema que
debía garantizar por lo menos la seguridad jurídica no ha podido impedir la corrupción del sistema. Parece
congruente pensar que, jueces y abogados, actúan de acuerdo con cómo han sido formados en la ciencia del
derecho. Cueto Rúa es el autor que mayor época abarca en esa constante teórica en el país, a través de
numerosos trabajos y artículos. Así, en uno de ellos sostuvo: “Los juristas, jueces y abogados argentinos han
sido siempre más interesados por la interpretación y aplicación de las normas jurídicas que, por el estudio, la
investigación, el conocimiento y aplicación de los recursos humanos, técnicos, económicos y financieros
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requeridos para escuchar a las partes, atender su prueba y dictar oportuna sentencia”.

C El trialismo jurídico y su vertiente sociológica.


El Trialismo forma parte de la Filosofía Menor, y fue elaborado por Werner Goldschmidt a partir de la primera
edición de la Introducción al Derecho, publicada en 1960. Según las ideas del fundador del Trialismo, a las
cuales nosotros adherimos, éste comulga con el realismo genético, que sostiene que el universo existe con
independencia del hombre, sea o no creación divina. Esta independencia puede ser total (por ejemplo, la
naturaleza) o parcial (como es el caso de la cultura). Consiguientemente como el Derecho es una ciencia
cultural, con el fin de alcanzar el conocimiento de su objeto es necesaria la utilización de una infinidad de
métodos de distinta jerarquía. Por partir del realismo genético, según el cual el sujeto descubre (y cuanto más
fabrica) al objeto, el Trialismo está en condiciones de considerar la realidad en su plenitud y al Derecho en su
integridad. Tanto Goldschmidt como Kelsen (creador de la teoría pura) coincidieron respecto de la necesidad de
pureza en el derecho. Sin embargo, éste último, sólo concibió el logro de tal ideal mediante la circunscripción
del mundo jurídico a las normas, con la consecuente exclusión de cualesquiera otros posibles componentes. En
cambio, en la teoría trialista, tanto las normas (dimensión normológica), como los repartos (dimensión
sociológica) y valores (dimensión axiológica o dikelógica) forman parte del mundo jurídico, hallándose
íntimamente ligados, pero sin confundirse. Ninguna de las tres nociones puede dar cuenta individualmente del
Derecho, que las requiere ineluctablemente, pues otorgan ópticas distintas, todas necesarias.
De esta manera, el trialismo consigue integrar acabadamente las tres jurísticas, respetando sus diferencias, para
acceder a cada dimensión por los métodos que contribuyan a un debate más esclarecedor. En definitiva, se
conserva la pureza, pero se considera de interés abordar como complejo al objeto de la ciencia jurídica, en
correspondencia con el carácter que revisten los fenómenos vitales que están en juego. La teoría trialista
contribuye una ‘complejidad pura integrada’.
Según Goldschmidt, el “mundo jurídico” resulta identificable en definitiva por las posibilidades de realizar la
justicia en la realidad social y las normas. Se trata de un conjunto de repartos de potencia e impotencia, o sea de
lo que favorece o perjudica al ser, y a la vida en particular (dimensión sociológica), captados, es decir descriptos
e integrados por normas (dimensión normológica) y valorados, los repartos y las normas, por la justicia
(dimensión dikelógica).
Esta corriente jusfilosófica supera la milenaria discusión entre positivismo y jusnaturalismo que, quizás, sea en
realidad insoluble porque se esgrimen exclusiones de lo que siempre nos será inevitable tratar También ésta
doctrina es una posición superadora que, si bien sostiene la existencia del Derecho Natural, reconoce también
ampliamente los valores fabricados a los que se remiten las posiciones “críticas”. La metodología trialista
procura la integración de la realidad social, las normas y el valor. Esta doctrina utiliza de modo predominante el
método inductivo en el reconocimiento de la realidad social y el método deductivo en la estructura del
ordenamiento normativo y en el funcionamiento de las normas, y emplea el método intuitivo en aspectos de la
dimensión dikelógica.
Según el Trialismo, conforme lo enuncia esta palabra, la estructura del mundo jurídico es triple. Cada una de sus
tres dimensiones a su vez está dividida en dos secciones. La estructura triple del mundo jurídico se manifiesta en
el hecho de que los diferentes conceptos pueden aparecer tres veces, una vez cada una de las tres dimensiones y
cada vez con las variaciones del caso. Eso es lo que se denomina declinación trialista. La diferenciación
filosófica de las ramas del mundo jurídico reconoce que éstas se distinguen por rasgos específicos en sus tres
dimensiones, pero su autonomía es determinada en última instancia por una exigencia de justicia. El criterio
filosófico de diferenciación del Derecho Privado y el Derecho Público sostenido por el Trialismo considera al
primero formado por los repartos autónomos (se desarrollan al hilo del acuerdo) y al segundo por los repartos
autoritarios (se desenvuelven según el esquema ordenanza – obediencia o la ejecución directa), de modo que
cada rama jurídica posee elementos de Derecho Privado y de Derecho Público.
En Argentina sigue el lineamiento del trialismo jurídico Miguel Herrera Figueroa y Pedro David.

h Miguel Herrera Figueroa: en su obra ‘Sociología del Derecho’, expone el punto central de su concepción, el
tríptico jurídico social, formado por el hecho, el valor y la norma, que se hallan presentes en la consideración
sociológica del derecho. La concepción de Figueroa es común con el filósofo Goldschmidt, y se encuentra en lo
que se ha llamado el ‘integrativismo jurídico’. Herrera Figueroa reconoce que no resulta sencilla la labor de
identificar la presencia de los tres factores, ni es suficiente afirmar que hay en el derecho un aspecto lógico
(normativo), otro histórico real (el hecho social) y un tercero ético (valorativo). Lo importante para él es
reconocer que los tres componentes son inseparables, y patentizar que la tridimensionalidad es de la esencia
misma de lo jurídico. Debe suponerse que la visión sociológica de Figueroa no coloca en el mismo plano a los 3
23
elementos de su todo integrado, en cuanto afirma que “cualquier intento integrativista en un mundo jurídico-
social, debe necesariamente partir de un planteamiento sociológico, donde el hecho, el valor y la norma se
estructura unitariamente desde el facto social”. Tal enfoque tiene la ventaja de superar unilateralidades, si bien
incurre en nuevos problemas no resueltos, como es el objeto ‘derecho’ que es triple, pero es único, y se
estructura a partir del elemento social. De esta forma, la sociología debería ocuparse de él, pero no se explica de
qué modo debería hacerse con el elemento normativo y el valorativo, que requieren métodos propios de otras
ciencias.

h Pedro David: sostiene que el integrativismo no busca sólo superar el unilateralismo del estudio del derecho
como norma, sino el de las escuelas que lo han hecho en torno al valor (derecho natural), y también los que se
han
centrado en el hecho jurídico (realismo jurídico norteamericano y escandinavo). Para este autor, no hay
preminencia entre hecho, norma o valor, sino a partir del tipo de conocimiento que enfoque al derecho. De
modo que, si uno está haciendo un análisis normativo, viene la norma adelante; o viene el valor, si una está en la
axiología. Esta posición parce más acertada que la anterior, en cuanto no incurre en imperialismo sociológico.
Pero luego define al derecho como una conducta que expresa normas, que realiza valores y que debe ser penada
con sanciones, llevando nuevamente la cuestión al mismo punto: el derecho es conducta, para la sociología
(pero no para la ciencia del derecho, ni para muchas versiones de la filosofía juridica). En cuanto a esto
pareciera darles a los valores entidad independiente, cuando las ciencias que se ocupan de las normas los
consideran en general incorporados a ellas. En este caso, los valores incorporados a las normas jurídicas se
reafirman (o no) al sancionarse (o no sancionarse) la conducta infractora; y lo mismo puede ocurrir con los
valores incorporados a las costumbres. De allí que la definición no resulte clara ni para la ciencia del derecho, ni
para la sociología general, ni para la sociología jurídica, pues mezcla puntos de vista de distintas ciencias, y
confunde lo fáctico con lo normativo y lo axiológico.

C El punto de vista del control social jurídico.


El control social jurídico encuentra su mayor expresión en el derecho penal. La actividad penal ejercida por las
autoridades para prevenir y castigar el delito, el catálogo de tipos y las diversas penas que se establecen en
contra de ellos, la existencia de cárceles y policías, de medios de investigación y de sistemas de seguridad,
reforma y castigo representan la forma externa que utiliza la sociedad para impedir que se produzcan las
conductas desviantes que se consideran más peligrosas para la convivencia social.
La sociedad tiene como fin fundamental lograr un desarrollo colectivo, es decir, el bienestar común.
Lamentablemente no todas las relaciones que se dan en su interior son pacíficas, por lo que se necesita cierto
tipo de regulación. El Derecho Penal aparece como el medio de control más drástico, al cual se debe recurrir en
última instancia, cuando todos los demás medios de solucionar el problema han fracasado. "El control social se
vale, pues, desde medios más o menos ‘difusos’ y encubiertos hasta medios específicos y explícitos, como es el
sistema penal (policía, jueces, personal penitenciario, etc.)". Asimismo, la familia, la escuela, la iglesia, el
Derecho Penal, el Derecho Administrativo, etc. son medios de control social que, de uno u otro modo, influyen
en la conducta del hombreen pro de la paz social.
Como puede apreciarse de lo dicho anteriormente, el objeto de estudio del control social es doble: La conducta o
comportamiento desviado, es decir, la conducta que es valorada negativamente dentro de un orden social
determinado; y La reacción o respuesta social de la sociedad frente a la conducta cometida. Hay dos formas de
control social.

w Controles Informales: Son aquellos en los que el Estado no manifiesta de manera directa su carácter
represivo sobre las personas, sino que, la presión es ejercida por otros individuos o grupos de ellos. Así: la
escuela, los
grupos sociales, la familia, etc. Estos grupos no aceptan ciertas conductas, y por el contrario las rechazan
socialmente, siendo justamente este rechazo el que controla a la persona

w Controles Formales: Son aquellos en los que el Estado manifiesta su poder para reprimir y controlar a las
personas. Por ejemplo: las sanciones administrativas, el Derecho Penal, etc. El Derecho Penal no es el único
medio de control social formal (los jueces, la policía, los centros penitenciarios) pero sí el último al cual se debe
recurrir
En ese sentido "el Derecho penal se caracteriza por prever las sanciones en principio más graves (las penas y las
medidas de seguridad), como forma de evitar los comportamientos que juzga especialmente peligroso (los
delitos). Se trata pues, de una forma de control social lo suficientemente importante como para que, por una
parte, haya sido monopolizado por el Estado". El Derecho Penal no se reduce solo al listado de las conductas
consideradas delitos y la pena que a cada uno corresponde, sino que fundamentalmente su misión es proteger a
24
la sociedad. Esto se logra a través de medidas que por un lado llevan a la separación del delincuente peligroso
por el tiempo necesario, a la par que se reincorpora al medio social a aquellos que no lo son mediante el
tratamiento adecuado en cada caso para lograr esta finalidad.
En Argentina el punto de vista del control social jurídico es expuesto por:

h Alfredo Ves Losada: en su obra ‘El derecho como experiencia’ anticipa parte de los temas que merecen un
desarrollo mayor en su ‘Sociología del Derecho’. Esta obra es una teoría del control social vista desde uno de
sus
tipos: el jurídico. En la concepción del autor, toda sociedad requiere un orden social para prevenir y solucionar
conflictos; como los conflictos son parte de cualquier estructura social, es necesario algún sistema de control
específico, no para eliminarlo (porque el conflicto es parte de la sociedad y de su evolución), sino para someter
al desorden a cierto marco, canalizar las energías sociales hacia soluciones de compromiso y no de lucha. El
control social es un sistema de poder, no sólo a través del derecho, sino también por la magia y por la religión
decía. Es interesante y novedosa la importancia que le atribuye a los llamados ‘subtipos ilícitos del control
social’, que abarcan buena parte de la obra. El control social no es sólo poder estatal; es, en buena medida, poder
ilegal e ilegítimo (porque toma legitimidad en un único sentido de aceptación global por la sociedad). Debe
acotarse que estos grupos, poseen legitimidad (en sentido sociológico, no jurídico), en sus propias áreas de
influencia, y sólo así se explica su funcionamiento, aunque sean ilegítimos para el sistema social definido
oficialmente (delincuentes, partidos políticos revolucionarios, sociedades secretas, grupos de presión, etc.).
Todo tipo de control social reconoce una forma preventiva (a través de la socialización, la educación y la
solución pacífica de conflictos) y otra represiva para efectivizar su influencia. La represión puede ser lícita o
ilícita, determinada o indeterminada por el órgano, formal o informal por las normas. Ves Losada reconoce que:
“El Derecho es un instrumento de control social destinado a motivar y encauzar las acciones humanas y alcanzar
un tipo particular de orden social en una sociedad secularmente organizada en Estado”.

C El aporte desde la Ciencia del Derecho.


Los juristas discrepan sobre el papel de la ciencia del derecho en la comprensión de lo jurídico. Señalemos que
la meta jurisprudencia (o reflexión crítica cuyo objeto es la misma ciencia del derecho) puede ser considerada
prescriptiva, en la condición que se entienda que “prescribe describir”, es decir, que el jurista no debe tener una
función política o ideológica, y que debe ser indiferente a los valores, como científico. En la actualidad la meta
jurisprudencia parece tender a estudiar el discurso de los juristas tal como se lo ve a la luz del que lo analiza,
independientemente del hecho de que los primeros tengan conciencia de los valores que se expresan en su obra.
Esto sería de más utilidad a la sociología que tratar de negar la función política del jurista. Pero esa es una
función propia de la sociología del derecho. Para Kelsen, el derecho existe en la mente de los hombres como un
conjunto de normas válidas, y sólo refiriendo tal comportamiento al derecho es posible diferenciar el objeto de
la sociología del derecho del objeto de la sociología general. Con esa diferenciación, puede establecerse lo que
es la conducta legal y la ilegal. Descontando que no existen características esenciales en la definición de
derecho, muchas veces se hace difícil determinar cuál es la conducta legal y cuál es la conducta ilegal. La
sociología jurídica no se compromete con decisiones tomadas a partir de las distintas definiciones del derecho,
sino que considera a cada una dentro de su ámbito. La distinción entre las conductas que son legales e ilegales
es propia de la ciencia del derecho. Pero la sociología toma como dato qué es lo que la ley considera jurídico o
antijurídico; también observa que algunas personas llaman “legales” a ciertas conductas ilegales y viceversa.
Lúcidos juristas han reparado en que no existe una sola ciencia jurídica, sino tantas como imágenes tiene el
jurista de sí mismo y de su función en la sociedad.
Podemos decir que la sociología jurídica tiene por objeto el análisis de las condiciones de producción de las
normas jurídica en su relación con otras normas sociales, las condiciones y presupuestos de aplicación y los
efectos sociales que resultan de aplicarlas o no, todo ello con referencia a un sistema social dado.
En Argentina la sociología jurídica nacional se ha visto enriquecida por el aporte realizado por juristas que, al
cultivar las ramas tradicionales, lo han hecho con un punto de vista sociológico. Esto ha ocurrido en la última
década, particularmente, y es visible en el derecho procesal, derecho de familia y derecho político (nos
ocuparemos de los dos primeros).

h Augusto Mario Morello: ha puesto de resalto los elementos sociológicos subyacentes en el proceso judicial.
Por ejemplo: el aislamiento del mundo de los hechos que se debaten y de sus protagonistas; la falta de contacto
y
de conocimiento con quienes son las personas que litigan; su carácter de jueces del expediente más que del
proceso; la falta de acceso personal, directo y profundo a la verdad material; su carácter de no presente, y
demás. Nuevas formas procesales, supresión de pasos y ritualismos inconducentes, son parte de una propuesta

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de política jurídica que tiende a superar un proceso reprimido en cuanto a su efectividad (si es que alguna vez la
tuvo), pero que se mantiene en su anacronismo y su disfuncionalidad. Reclama nuevas herramientas y nuevas
soluciones con menor costo social. La opinión de Morello es la primera consideración doctrinaria expuesta en
Argentina de la administración de justicia como “empresa de servicios”, proveniente de juristas que han
cultivado las ramas tradicionales del derecho. A su vez, hace mérito de los elementos que muestran el tránsito de
la justicia legalista liberal a la normativa tecnocrática. Así, el cambio se relaciona con el paso desde la sociedad
liberal (en la que el juez es árbitro de conflictos sociales) a una sociedad posindustrial (en la cual el derecho es
instrumento de cambios: función promocional del derecho) y que requiere una nueva práctica judicial. El juez
entrenador, sucede al juez árbitro; su función es preventiva y tutelar, y ajusta al perfil adecuado en algunas áreas
del derecho, como el de familia, en el que el magistrado intenta conciliaciones y toma resoluciones siempre
revocables. En su obra ‘La reforma de la justicia’, puede acudir a investigaciones inspiradas en prolijos
relevamientos empíricos reveladores de la indetenible profundización de la brecha entre teoría del proceso y
realidad de la prestación del servicio de justicia. Considera que los jueces se encuentran sitiados a partir de: la
canalización indebida hacia ellos de los problemas o conflictos cuya composición no les corresponde sino a
otras esferas de gobierno; el mantenimiento de controversias inútiles y litigios estandarizados, bajo jurisdicción;
el no aseguramiento del respeto debido a los fenómenos económicos y sociales cuando se proyectan en
controversias, para las cuales las técnicas del derecho o son sobrepasadas o no acatan la lógica económica que
los motiva; la difícil compatibilización en el estado procesal actual del formalismo que requieren los procesos
de alta complejidad y el informalismo de los de baja complejidad. La obra de Morello, presenta un enfoque
realista encomiable, a partir del cual el proceso queda orientado claramente hacia el futuro, en dos sentidos:
como propuesta de lo que debe ser y como punto de orientación predominante para la normativa, ya que, si
existe un campo en el cual las normas deben orientarse sin discusión hacia los resultados que ocasionan, ése es
el procesal.

h Rómulo Vernengo Prack: tiene el raro mérito para la época en que escribe, de apelar a una investigación
sobre la opinión de los justiciables respecto de la administración judicial y sus garantías que vale rescatar,
sobre todo
por la experiencia del que las emite. Al referirse al código procesal vigente en el nivel nacional y en muchas
provincias, dice: “El juez es ahora el director del proceso, pero su título es académico, no puede impedir su
retardo deliberado y doloso. Puede que el día en que se decidan a suprimir al secretario se produzca la misma
aceleración en procedimiento escrito, ya que desaparecerán los trámites ante un intermediario, que valga lo
literal, impide la mediación… bajo el título de inmediación se han tratado de conciliar las soluciones baratas de
mezclar al juez, al secretario y el oficial primero, para acercar las partes a alguien, no al que decide, que es
lógicamente al que quieren ver y ser vistas y oídas, sino a algunos de los colaboradores y confidente del que
decide. Es decir, que, en el esquema de la Justicia Nacional, se puede perder todo el patrimonio, sin haber
conocido, ni de vista, al juez. La justicia argentina se hace por correspondencia”. No debe entenderse por esto
que los jueces se niegan a recibir a las partes: es el procedimiento el que condiciona la presencia de
intermediarios, escritos, traslados y pérdidas de tiempo. El procedimiento escrito no permite que el juez atienda
papeles que hablan de personas y de problemas. No suele ver ni a las personas ni conocer directamente los
problemas.
[En una de las clases, el profesor nombra a Carlos Nino (sin identificarlo en ninguna corriente o pensamiento),
quien realizó una verdadera obra sociológica: “Un país al margen de la ley”. Hace un análisis de cómo ha sido la
relación de la sociedad argentina desde la época colonial hasta nuestros días. La sociedad argentina ha fundado
una cultura jurídica que consiste en no cumplir la ley, es una cultura que violenta la ley].

Módulo 3 - Teorías sociológicas en materia de criminalidad y desviación.

FUNCIONALISMO/CONSENSUALISMO.
La sociedad es una totalidad marcada por el equilibrio. Las sociedades disponen de mecanismos propios capaces
de regular los conflictos y las irregularidades (adaptabilidad). Ese equilibrio no niega la propia dinámica de la
vida social, sino que argumenta que el sistema social se la ingenia para ajustarse permanentemente a los desafíos
del ambiente, y regula los conflictos. Podemos entender a la sociedad como un organismo, un sistema articulado
e interrelacionado; una totalidad constituida por partes discretas. Cada una de estas partes tiene una función de
integración y mantenimiento del propio sistema (por ej. el sistema educativo es un subsistema dentro del sistema
social, tiene un mandato, que es educar tanto en conocimiento como en valores a los nuevos miembros de la
sociedad, para que estos aporten sus servicios, saberes, especializaciones, para la construcción del orden social).
El sistema social está inserto en un ambiente (político, económico, culturales, jurídicos, aspectos ambientales,
etc.), cada uno de estos influyen sobre el comportamiento de nuestro sistema nacional; a su vez, nosotros como
sociedad, como totalidad, también generamos efectos sobre este ambiente, es decir, hay un intercambio
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permanente entre el sistema social y su ambiente. Al sistema social podemos subdividirlo en cuatro subsistemas:
político, económico, jurídico y cultural. Todos juntos forman valores (igualdad, justicia, propiedad, privada) y
normas, costumbres y usos.
La sociedad se organiza como un sistema social que debe resolver cuatro imperativos fundamentales para
subsistir: adaptación al ambiente; conservación del modelo y control de tensiones; persecución de la finalidad
(la subsistencia es la finalidad); y la integración mediante las diferentes clases sociales (adaptación de la
sociedad). El funcionalismo tiene una mirada global y entiende que todas las sociedades funcionan de una
manera muy parecida, son unidades de órganos vivientes o estructuras sociales que se adaptan y se ajustan a sus
necesidades.
Los hechos sociales deben ser tratados como cosas, empíricamente; éstos hechos son externos y coercitivos para
el actor. El objeto de la sociología es el estudio de los hechos sociales.
CONFLICTUALISMO.
El conflicto es inherente a la realidad social por la escasez de recursos; el conflicto tiene potencialidad
transformadora. Según Marx, el conflicto es expresión de la lucha de clases y se resuelve por un cambio
estructural (abolición del capitalismo). El problema es el capitalismo. Para Weber, el conflicto no es sólo la
expresión de la lucha entre clases, sino también entre grupos de estatus y los grupos de poder. Para los
conflictualistas de origen marxista la sociedad está estructurada sobre funciones de dominación, es decir, grupos
económicos y sociales que configuran grupos de privilegio que tienen los recursos fundamentales de la
economía, la política y de la cultura, y con ellos imponen al resto de la sociedad sus criterios (por ej. el orden
jurídico). El derecho es el resultado no de una discusión de debate en torno a la idea de justicia, sino, que es la
mirada del orden social que es impuesta por estos grupos de dominación (grupos de poder o financieros,
transnacionales, etc.). Son estructuras de presión.
Para Marx, la realidad social es objetiva, aunque socialmente constituida; pero lo social es supraindividual,
externo y coactivo, que se da en un marco de producción capitalista. El individuo está inmerso en la historia y la
sociedad, en relaciones de producción concretas. Para Weber, la realidad en sí es objetivas, sus procesos y
estructuras. La acción social está dotada de sentido. Los individuos están inmersos en relaciones sociales en las
que interactúan entre sí, dotando de sentido a las mismas. Pero, su perspectiva de análisis es macrosocial.
Estructura: tenemos las fuerzas productivas, como se relacionan esas relaciones de producción entre los
hombres y los instrumentos que permiten la fabricación de bienes y que la sociedad necesita, como hay un
régimen de propiedad, dentro de estos individuos hay algunos que tienen la propiedad de esos medios y otros
que son prestadores de la fuerza laboral.
Superestructura: viene a ser el mundo de las ideas, pero que es la expresión, el reflejo, de las estructuras
dominantes; es decir, como está estructuralmente asentada una sociedad, la cultura, la moda, los medios de
pensamiento, las costumbres, los usos, etc.
A Weber debemos considerarlo como un teórico de la acción social. Weber sostiene desde el punto de vista
analítico, la necesidad de incorporar al análisis sociológico, las micro acciones, la interacción individual (pero
nunca perdió los supuestos macro sociológicos). Analiza los conflictos desde una perspectiva capitalista, y en la
diversidad de intereses. Da una explicación multidimensional de la estratificación social, diciendo que existen:
a) Clases económicas, vinculadas a la riqueza, que refieren a la posición dentro del mercado según el ingreso o
capital de los sujetos. El mercado es donde se lleva a cabo esa competencia, ya sea por tierra, dinero o créditos.
b) Estatus políticos, es decir, de poder: relacionados con la capacidad que se posee de determinar, directa o
indirectamente, la acción de otros a través de la legislación y del monopolio legítimo de la violencia que
concentra el Estado. Y c) Grupos de prestigio, donde se resalta la capacidad de influir sobre la acción ajena a
través de la impresión carismática que uno produce.
INTERACCIONISMO.
La realidad social se puede estudiar, teniendo en cuenta cada grupo de individuos que interaccionan entre sí y
forman una determinada mirada. Así, cada uno determinará a la realidad social de tal manera, pero habrá otro
grupo con su propia idea, y sucesivamente. Por ello, no podemos conocer la realidad, nadie puede decir qué es
la realidad social, por lo tanto, no hay realidad objetiva, sino que simplemente estos individuos le dan un sentido
a las cosas, que le sirve para vivir y conducirse en la vida, por eso decimos que el interaccionismo es
microsociológico. El interaccionismo da prioridad a lo espiritual sobre lo material. Destacan el papel de las
ideas que se transmiten por medio del lenguaje. EL hombre es un ser simbolizante, con capacidad de auto
reflexión y de evaluación. La capacidad simbolizante permite tomar el rol del otros y adecuar su
comportamiento.

27
En toda sociedad se establece un orden, el caos haría imposible la convivencia. Cuando se establecen normas, se
brinda un modelo de conductas esperadas y ello se asegura por medio de la socialización. Hay veces que las
conductas no siempre siguen las normas, son desviaciones (carácter sociológico). Cuando estas desviaciones
contradicen una norma legal, se trata de un delito (carácter jurídico).
Entonces, la diferencia entre desviación y delito es la siguiente: la desviación son los casos que contradicen los
hábitos, los usos y costumbres sociales, pero no ponen en funcionamiento el control por parte de las
instituciones. Cuando se produce por parte de las instituciones una reacción para controlar esa desviación,
hablamos de una transgresión de la ley positiva.
Definición de conducta desviada: “lo que el público entiende o define como tal a la vista de alguien que está
violando o transgrediendo una norma cultural”. La gente define qué es una conducta desviada, es algo subjetivo.
¿Qué sucede cuando se producen conductas indeseables? Se ponen en servicio una serie de controles sociales
que buscan una adecuación de esa conducta a las normas imperantes de cualquier tipo. La noción de desviación
es un concepto dinámico: lo desviado hace un siglo atrás puede no serlo ahora.
*FUNCIONALISMO/CONSENSUALISMO: la conducta considerada desviada, varía según cuáles son las
normas sociales de la sociedad en la que se vive. Cuando esas normas dejan de ser observadas por la sociedad,
es porque llega el momento de cambiar esa norma. Es la sociedad la que define qué es lo correcto o incorrecto.
Se identifica con la corriente positivista, la corriente de tipo liberal. Comte-Durkheim-Parsons y Merton (entre
las teorías de la desviación encontramos a Merton-Ohlin-Cloward-Cohen).
*INTERACCIONISMO: sólo cuando los demás la definen así, la conducta de uno es una conducta desviada.
Existen varias consideraciones sobre lo que es correcto en una sociedad. Cada individuo define subjetivamente
cada conducta. Mead-Cooley-Schutz-Pierce-Garfinkel (entre las teorías de la desviación: Goffman-Becker-
Lemert-Sutherland-Hirschi).
*CONFLICTUALISMO O CRÍTICA: la capacidad de elaborar reglas, así como de quebrantarlas no está
igualmente distribuida entre la población. Marx y Weber (entre las teorías de la desviación: criminología crítica
o realistas de izquierda con Young, Taylor y Walton).

C La criminología general y la sociología criminal.


La criminología aparece a fines del siglo XIX, como un intento científico (positivista), de explicar al criminal y
al crimen. En un sentido general, estudia el hecho social que se llama crimen, en todos sus aspectos, de una
manera científica y desinteresada. En sus orígenes, el objeto es el crimen, entendido como una patología social
que en todo tiempo y lugar debe ser combatida y extirpada por la etiología (estudio de las causas de las cosas) y
terapéutica (enseña el modo de tratar las enfermedades). La misma palabra ‘crimen’ inspiraba horror o
repulsión, y tal fue el fundamento que los criminólogos positivistas del siglo pasado utilizaban para proceder a
la supresión o curación de delincuentes.
Hoy, la utilización de una palabra para indicar el objeto de la sociología criminal equivale a una toma de
posición. Así, si sostenemos que la sociología criminal se ocupa de la conducta desviada o de la desviación
social, estamos suponiendo, dentro de un esquema funcional, que existe un conjunto de modelos de conductas o
actividades debidas, permitidas o toleradas, y otras que son desviadas de este conjunto homogéneo y
convencionalmente aceptado. Si nos referimos a su objeto como el de conducta infractora, podemos estar
incorporando datos de falta de responsabilidad del agente delictivo, llevado a la conducta divergente por
inconsistencias o graves perturbaciones sociales.
Los criminólogos críticos, no aceptan estas definiciones y remiten a la compresión crítica de la sociedad,
entendiendo que las diferencias de clase y las situaciones de explotación social generan las desviaciones y sólo
por la explicación básica de esas condiciones puede entenderse lo que ellas significan. Al crearse las normas se
crea al delincuente, como subproducto de una definición normativa, que no es sino una definición de poder.
Hablar de crimen, si de la conducta que genera horror se rata, no es el exclusivo objeto de la materia; muchas
conductas son desviadas o infractoras sin inspirar horror alguno, y eso puede generar reacciones diferentes en
otros grupos sociales.
El término más común en la sociología criminal liberal o conservadora es “conducta desviada” o “desviación”,
pero llámese de una manera o de otra, queda precisado que existe acuerdo en que no coincide con el concepto
jurídico de delito. En el primer caso, se trata de una desviación de tal magnitud que merece una condena social
por parte de ciertos grupos con poder (sea penal o no); mientras que el segundo corresponde a la definición que
da la ciencia penal, es decir, una figura penal específica del Código Penal. Una conducta puede considerarse
comúnmente desviada (ser tal para grupos mayoritarios, nunca para la unanimidad), pero no delictiva (por no
estas reprimida por el Código Penal) y viceversa.
28
De todos modos, el hecho de considerar “desviada” a una conducta y simultáneamente objeto de la sociología
criminal señala que se trata de infracciones graves, tanto para el derecho como para un sistema normativo no
jurídico prevaleciente. En nuestro contexto cultural, un homicidio o una violación es un hecho grave; no lo son
las cotidianas infracciones a las normas de tránsito. El límite no sólo es borroso, sino que varía según épocas y
sociedades. Todo ello carece de trascendencia, toda vez que ambas ramas (sociología criminal y jurídica) son
pertenecientes al tronco común de la sociología, y sin perjuicio de la relativa autonomía de la primera, podría
sostenerse que muchas de las reflexiones realizadas por los sociólogos del derecho, son aplicables a la
sociología criminal y viceversa.
En resumen, las conductas no siempre están conformes con lo que se espera de ellas, es decir, con las normas
sociales que se imponen desde el poder y las instituciones, este desacuerdo es lo que se denomina o expresa
como una desviación. Si esa desviación contradice una norma legal escrita estamos ante una transgresión de la
ley, o sea, “un delito”, de allí derivan 2 conceptos: Desviación social y Delito; que si bien están relacionados no
siempre coinciden, pues hay normas de carácter moral o que tienen que ver con la conciencia, pero que si no se
cumplen no significa una transgresión a la ley. El delito es de carácter jurídico y la desviación de carácter
sociológico. La conducta desviada es lo que el público entiende como tal, son los ciudadanos los que definen
que es una conducta desviada, estas desviaciones puedan darse también por el exceso en su cumplimiento. Por
ej. Pago puntual por años de los impuestos, cuando la costumbre o cultura Arg. Indica lo contrario, lo normal en
Arg. Es evasión fiscal o postergación del pago.
*La criminología: es un intento positivista de explicar al criminal y al crimen, pero puede discutirse su carácter
de ciencia autónoma ya que por su carácter interdisciplinario no goza de un método que le sea propio, sino que
toma el que le corresponde a cada disciplina. También se critica su objetivo porque prevalece la perspectiva
ideológica (liberal o marxista). Su objeto está fuera de discusión: el crimen (patología social).
*La sociología criminal: se ocupa de la conducta desviada, lo que supone un modelo de conducta socialmente
deseada. Pero la definición de su objeto genera una toma de posición y de controversia: los críticos toman una
posición crítica de la sociedad capitalista, por entender que las diferencias de clases y explotación social son las
que generan las desviaciones y sólo sobre estos presupuestos pueden ser entendidas tales conductas. Así las
normas crean a los delincuentes, lo que implica una definición de poder.

C Positivismo biológico y sociológico.


La sociobiología: Stehan J. Gould afirma que la corriente sociobiológica es una nueva expresión del
determinismo biológico; la selección natural explica la evolución biológica, pero no es extrapolable para
comprender la historia, la cultura y la sociedad. Consideran que se transmiten ciertos rasgos que propenden a la
conducta humana hacia la desviación del delito, es como si está inmerso en la propia naturaleza física del ser
humano. La sociobiología, sin embargo, no tiene gran importancia en los análisis sociológicos de la desviación.

Enfoque biológico: el comportamiento humano pude ser explicado por impulsos o los instintos naturales.
Acudían a ciertas deficiencias de orden biológico para explicar las conductas. Lombroso-Sheldon.
Enfoque psicológico: el agente causal es la personalidad del individuo debido a problemas en la formación de la
misma (socialización fallida). Ferri-Reckless-Dinitz.
El positivismo biológico parte de una situación social distinta de la que un siglo antes había enfrentado la
escuela clásica; hacia 1880 el problema no eran las penas bárbaras y las confesiones bajo tortura. La escuela
clásica había adoptado el libre albedrío, que fundaba no sólo el pacto social, sino el apartamiento de él. El
positivismo lo hacía en la afirmación del determinismo científico y la ausencia de libertad en la conducta
humana, tanto en la ajustada a la sociedad como en la desviada. En las gráficas palabras de Ferri, el hombre es
para Beccaria, un enfermo de la voluntad, un desequilibrado psicológicamente, a quien la sociedad por la pena
reintegrará a su normalidad. En su obra “de los delitos y de las penas” dijo: la sociedad se funda sobre un
contrato encaminado a salvaguardar los derechos de los individuos, garantizando el orden; los delitos son
violaciones de este contrato. La sociedad en conjunto goza, por tanto, del derecho a defenderse con medidas
proporcionales a los delitos cometidos (principio de la proporcionalidad de la pena). Estableció un segundo
principio sobre que ningún hombre puede disponer de la vida de otro. Por otro lado, para Lombroso (positivista
más significativo de la rama biológica) “el criminal nato en sus reminiscencias atávicas es un orangután lubrico
y feroz de cara humana, a quien hay que eliminar por la relegación y aún por la muerte, si la sociedad se
beneficia con ello”.
Lombroso determinó una tipología de los rasgos físicos de los delincuentes, basadas en cuestiones biológicas:
rasgos faciales, contexturas físicas, observación de sus cráneos, formando un estereotipo sobre el criminal nato.
Los individuos tienen alteraciones mentales, rasgos considerados propios de los delincuentes, los asemejaban a
29
los rasgos de los simios, como si hubiese una evolución incompleta. El delincuente = desarrollo embrionario
incompleto = estado inferior al del ser humano. Utilizaba el término atavismo, refiriendo a características físicas
correspondientes a estadios primitivos de la evolución, que se transmite hereditariamente. Según el, en las
sociedades primitivas el deseo de matar es un rasgo adaptativo (excelentes cazadores); en la civilización urbana,
el atavismo es la causa del comportamiento criminal (biologismo determinista).
La escuela de Lombroso y Ferri destaca por su marginación total de lo social; pueden formar parte de los
estudios sociológicos a través de su manifiesta ignorancia de la dimensión de lo adquirido frente a lo hereditario.
El atavismo para Lombroso representaba una regresión biológica reconocida en ciertos signos (estigmas)
físicos: orejas grandes, dentición anormal, asimetría del rostro, tatuajes, etc. En “El hombre delincuente en
relación con la antropología, la jurisprudencia y la psiquiatría”, se atenúan sus características innatas y atávicas;
los criminales natos están al lado de los epilépticos, dementes y pasionales y también de los ocasionales y por
hábito, cuyos datos de atavismo se encuentran potenciados por la asociación con elementos delictivos,
educación deficiente y otras influencias ambientales. No sólo cita un ejemplo de delincuente nato que gracias a
las condiciones favorables del medio no llegó a cometer ningún delito, sino que indica los medios para prevenir
y curar la enfermedad social generadora de los delitos.
Todos los aspectos de su teoría y de la de Ferri fueron rebatidos. Los estigmas son consecuencia absoluta del
medio social; el tatuaje, y el argot resultaron evidentes. Pero desde la teoría de la rotulación social en este siglo,
las consecuencias de la dimensión social de todo etiquetamiento resultan, en la teoría criminológica,
irreversibles. Lo que queda en claro para la doctrina moderna es que personas con estigmas físicos evidentes
pueden ser rotulados como delincuentes sin haber cometidos hechos ilícitos y llegar a serlo como una profecía
de autocumplimiento.
También existen teorías que combinan lo hereditario con lo ambiental, como la de Eysenck, para el cual, si bien
las nociones de delincuencia o de delito sólo son explicables dentro de un contexto de aprendizaje o de
experiencia social, las potencialidades biológicas se adicionan a las posibilidades sociales, ya que estas
potencialidades son estáticas y fijas para el ser humano en toda su vida.
Todas las concepciones tienen, desde el punto de vista sociológico, similares consecuencias. Si estos criminales,
sea por el atavismo rápidamente visible en los rasgos degenerados que presentan, sea por errores genéticos
observados a través de rigurosos análisis, no pueden regenerarse, la idea de pena carece de sentido, y cobra
vigor la de curación y también la peligrosidad, que permite su internación sin límite para proteger a la sociedad.
También pueden entroncarse estas teorías con las concepciones políticas de corte racial, que pretendieron la
eliminación de pueblos enteros con el fin de “depurar razas inferiores”, “preservar la herencia genética” y otros
objetivos. La adhesión política se vuelve casi insoslayable cuando se trata estos temas y, el objetivo de la
sociología académica, además de difícil, se vuelve también atacable.
La lectura de Ferri es representativa de las creencias precientíficas de los criminólogos de finales del siglo XIX.
El centro de análisis ya no es el delito, sino el criminal; si bien, como sostiene Ferri, la escuela propone
considerar el delito como hecho natural y social, y en su vista precisa examinar en principio la persona que
realiza el delito y el medio en que lo comete, para estudiar después jurídicamente la transgresión realizada, no
como un hecho aislado que existe por sí mismo, sino como índice del temperamento orgánico y psíquico de su
autor. Por otro lado, esta escuela propone disminuir la cantidad de delitos. El aporte de Ferri es que el
delincuente no es un hombre normal; que, por sus anomalías orgánicas y psíquicas, hereditarias y adquiridas,
constituye una clase especial, una variedad de la especie humana. Al lado de estos depravados insusceptibles de
reforma, se encuentra la constitución física normal de los hombres honrados o arrastrados excepcionalmente al
delito mucho más por la conformación del medio que los rodea que por el impulso de su propia personalidad
física y moral: son los criminales de ocasión, que no tienen una inclinación natural al delito, pero que comete el
acto empujado por el medio físico o social en que vive, y no vuelve a incurrir en el si tales tentaciones
desaparecen.
Ferri sistematizó la escuela positiva, llamando ‘Sociología criminal’ a su estudio omnicomprensivo del delito, la
sociología criminal de Ferri engloba el derecho penal y la antropología de Lombroso. Entendía que la sociología
criminal era una ciencia de observación positiva, que se fundaba en una constatación empírica, en un intento de
objetividad basado en la estadística. Agregó los fundamentos de la antropología y de la psicología como pilares
del derecho penal y los estudios penitenciarios. Así sostenía: “La sociología criminal es una ciencia de
observación positiva que, fundándose en la antropología, psicología y la estadística criminal, así como el
Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética de los delitos y las penas”. Decía que
las razones por las cuales un hombre es delincuente son ajenas a su voluntad, el delito no existe, existen
enfermedades que bien ha heredado o las adquirió en el transcurso de su vida. En lugar de centrarse en
características fisiológicas de los criminales (Lombroso), se centró en el estudio de las características
psicológicas, que creía eran las responsables del desarrollo de la criminalidad en el individuo: el habla, la
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escritura, los símbolos secretos, el arte y la literatura, así como la insensibilidad moral y la falta de repugnancia
a la idea y ejecución de la ofensa, previo a su comisión, y la ausencia de remordimiento después de cometerlo.
El positivismo biológico encumbra así un sistema que sostiene el carácter peligroso de ciertas personalidades,
que autoriza a ejercer sobre ellas medidas de seguridad sin límite de tiempo, y en virtud del potencial daño que
pueden ocasionar en el futuro, mientras no estén curados si es que pueden serlo. Las penas no tienen limite
(porque no son tales sino remedios) y las detenciones curativas (medidas de tratamiento) pueden durar lo que el
medico considere necesario hasta la superación del estado peligroso. Medidas de seguridad y tratamiento siguen
siendo fundamentales hoy en la política criminal; estas medidas, a su vez, se consideran preventivas de futuras
acciones delictivas.
Todas estas aún no pueden considerarse teorías sociológicas, porque apelan a la psicología o a los rasgos físicos
que se van dando como factores explicativos de las conductas; no se pone un acento en el ambiente en el que se
desenvuelven los individuos.

Como el ambiente es también una dimensión desarrollada por la sociología positivista, y se presta a
cuantificación en variables específicas, parte de la teoría se volcó hacia estas alternativas. Los estadísticos
morales como Quetelet o Guerry, trataron de relacionar el crimen con la edad, sexo, profesión y educación,
condiciones económicas, clima y raza, a partir de las regularidades estadísticas. Si bien se mezclaba lo adscripto
con lo adquirido y lo social con lo no social, significaba entrar en un estudio autónomo del crimen como hecho
social, introduciendo la idea de que se trata de un síntoma del malestar de la sociedad, un elemento que indica
desequilibrio social. Es el comienzo del punto de vista social en el delito. Sin embargo, son Gabriel Tarde y
Emile Durkheim en los que se encuentra el inicio de la teoría sociológica del delito.

C Primeras teorías sociales del delito-Los aportes de Tarde y Durkheim.

Fue, probablemente, Tarde el primer autor que desde una óptica sociológica observa el delito como hecho
social. Este autor entra dentro de las teorías funcionalistas. Lleva a cabo trabajos de cuantificación de los delitos
y también realiza teorías de la causación (fundadas en la imitación). En su obra ‘Criminalidad comparada’
realiza una glosa de sutil tono irónico a la antropología criminal lombrosiana (por ej. puntualiza que los tatuajes
son modas importadas por marinos y militares, y no signos de atavismo criminal; y el argot no es más que el
lenguaje particular de toda vieja profesión). Con criterio sociológico, estima que hábitos musculares o nerviosos
idénticos nacidos de la rutina del mismo trabajo, y por lo tanto adquiridos, generan la figura y el aspecto de la
propia profesión; a veces no es únicamente la cara, sino el cuerpo. Concibió a la sociología como basada en
pequeñas interacciones psicológicas entre individuos, siendo las fuerzas fundamentales la imitación y la
innovación (la idea de interacciones psicológicas fue tomada tiempo después por los interaccionistas
simbólicos). Comenta que Lombroso debió oponer al criminal contra el hombre sabio, religioso, artista, etc., y
ver, sobre todo, si existen caracteres físicos opuestos entre su criminal nato y el hombre virtuoso. Se funda en
una afirmación de Ferri para sostener que, entre los individuos de clases elevadas los instintos criminales
pueden ser atenuados por el medio, y disimularse bajo formas veladas que evitan el Código Penal. Cuántas
sociedades anónimas, comenta Tarde, cuántas agencias y comités son conjuntos de bandidos, pero bandidos
mitigados por la cultura.
Tarde sostenía que la diversidad psicológica del individuo, como instancia básica de las agregaciones colectivas.
La realidad social no es una construcción homogénea, que se impone al individuo, sino el resultado de los lazos
sociales dinámicos (invención, imitación, resistencia y adaptación) de las interacciones entre los propios
individuos. La realidad social es una construcción evolutiva de los individuos, basada en procesos de imitación
en las conductas personales. El fenómeno criminal es un proceso de imitación reprobado por un grupo social
como negativo. Existe en el delincuente una inadaptación social, una predisposición psíquica y biológica hacia
el crimen, que puede manifestarse en el grupo social como un medio negativo de imitación. Los fundamentos de
la responsabilidad del delincuente se hallan en la concurrencia de dos elementos: la identidad personal y la
similitud social. En la identidad personal, existe una correspondencia entre voluntad y el acto delictivo
realizado; si no se presenta esa identidad, habrá una disociación y el sujeto sería un anormal y, por ende,
irresponsable. Mientras que la similitud social se presenta cuando el individuo está adaptado a su grupo social;
si carece de esa adaptación o similitud, su responsabilidad no existe o es limitada. Por último, si el delincuente
es un ser inadaptado, es porque no tiene similitud social o le falta identidad personal y, consecuentemente, no se
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lo debe castigar, sino aplicar medidas de seguridad, que le permitan lograr una imitación positiva y la similitud
al grupo social. Entonces, el ambiente infunde prácticas o modelos de imitación que pueden ser tomadas por los
individuos. Visualiza a los individuos como hombres que tienen capacidad para tomar modelos de conducta, es
decir, incorporar pautas que, en la imitación, les permiten interactuar en el ambiente en que se encuentran. Es
así que le da al ambiente un papel fundamental.
Así, sobre la base de la crítica de una posición criminalista biológica, aparece la primera formulación
sociológica del delito; y esta formulación tiene aspectos salientes, por indicar cuánto de lo atávico de los
positivistas no es más que cultural y social y, además, por formular los antecedentes de lo que Sutherland
después llamará ‘delito de cuello blanco’, que será una forma de escapar de falsas equivalencias: población
carcelaria=población delincuente, y población delincuente=clase baja. Tarde no cuestiona totalmente a la
antropología criminal, pero puntualiza suficientemente el olvido que presentan sobre lo social.
Trata de fundar el delito, como ha querido hacer con toda la vida social, en la imitación; la copia de otros
delincuentes, la educación, nos remite a la idea de subcultura que será creada después. Al tratar la penalización
del delito, se pregunta por la relación entre el autor presunto y el condenado, y en la aplicación práctica de los
principios de Beccaria, suponiendo para la regla “la mínima duda debe favorecer al acusado”, que se trata de
una fórmula verbal que se aplica sólo a los amigos o partidarios, para disimular la parcialidad de los jueces.
Considera que la condenabilidad de un acusado es variable de un tribunal a otro.
Tarde dice que existe un momento en que un abogado experimentado sabe que es inútil seguir hablándole al
juez; que hay decisiones, más que convicciones; que hay sugestiones entre colegas, o la influencia de los jueces
más reputados o más autoritarios sobre sus colegas, no necesariamente menos instruidos. Analiza también la
sugestión en los tribunales unipersonales, a través de abogados o procesados. Tarde anticipa otras teorías sobre
la desviación, como las que ponen el acento en la actitud de los que castigan y rotulan: un acto es delictuoso no
sólo por la ofensa al sentimiento medio de piedad y justicia, sino cuando es juzgado como delictivo por la
opinión. También considera la idea de evasión institucionalizada: un acto puede ser prohibido dentro del grupo
y permitido más allá de ciertos límites, tanto en los pueblos civilizados como en las tribus primitivas.

Tarde realiza su obra en la misma época que Durkheim, y se enfrentaron en cuanto al origen de lo social. Sin
embargo, ambos aportaron elementos que permitieron la discusión futura y el avance de la sociología.

Pertenece a la corriente funcionalista. En lo que hace a la conducta delictiva, resalta su idea de la normalidad del
crimen, discutida por el socialismo romántico y luego por los críticos. Su relación con la evolución de la moral y
del derecho, y su rechazo a la idea de delito como enfermedad y la pena como remedio, propia de los
criminólogos positivistas. También lo que surge de considerar la sanción del delito como no dependiente del
carácter intrínseco del acto, sino como acto social que define la conducta prohibida. En su obra ‘De la división
del trabajo social’, critica el presunto valor de la herencia genética en la determinación de las conductas, que
sólo transmitiría facultades muy generales, pero no aptitudes particulares para tal o cual ciencia. Crimen y delito
son profesiones, como sostenía Tarde, y poseen a veces una técnica compleja (por ej. la de los falsificadores).
En cuanto a que la herencia determina el delito, señala que es imposible aislar los factores educacionales de los
biológicos como para sacar tales conclusiones. La de Durkheim es la primera definición clara de la distancia que
existe entre herencia genética y conducta desviada.
Su tesis principal: las sociedades son entidades esencial y necesariamente morales. Su cohesión se fundamenta
en el compromiso de sus miembros por mantener una serie de valores colectivos. El derecho es la expresión
básica de esos valores. Sí puso énfasis en el ambiente social para explicar la desviación y el delito. Según él, la
desviación es normal en la vida de una sociedad; entiende que es imposible pensar en una sociedad donde todos
los individuos cumplen con todos sus compromisos y obligaciones. Afirma que es posible medir la desviación y
establecer lo que es normas para una determinada sociedad (cada sociedad debe ser estudiada en sí misma).
Una desviación desproporcionada es un síntoma de las conductas patológicas. La patología indica que un cuerpo
social está enfermo; no obstante, la patología no es algo negativo, sino que indica que algo extraño está pasando
(por ej. puede ser una patología que, de un año al otro, no haya más homicidios). Lo que es patológico e una
sociedad, puede no serlo en otra.
Durkheim entendía que la sociedad era una entidad moral y se manifestaba coactivamente, es decir, el individuo
percibe la existencia de la sociedad a través de las normas, no solamente las legales sino también las
costumbres, la moral. Esa presencia de la sociedad en la vida cotidiana de los individuos a través de ese
conjunto de normas obliga a un ajuste de la conducta a las prescripciones; y esto para Durkheim era la
manifestación de un acatamiento, de un consenso, en algunas veces consiente, otras veces inconsciente de los
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individuos, de los grupos, respecto de los valores básicos que sostienen la convivencia social.
En las sociedades simples, donde la división del trabajo es limitada (escasa diferenciación social) existe una
marcada conciencia colectiva (homogeneidad de valores), la identidad individual (la noción de individualismo)
es escasa o nula y la solidaridad se basa en la similitud – (Solidaridad Mecánica: la sociedad se reproduce
“mecánicamente” en la conciencia de cada individuo). La naturaleza del Derecho era represiva. En las
sociedades modernas (fruto de toda aquella gran Revolución Industrial), hay una compleja división del trabajo,
una ética fuertemente individualista y poblaciones variadas y heterogéneas (aumento en número y en densidad).
La solidaridad se basa en la diversidad, que da lugar a la interdependencia. Es decir, al resultado de lo que
podemos decir una intensificación de la división social del trabajo. Los individuos no tienen un sentimiento de
cohesión social, pero la cohesión existe – (Solidaridad Orgánica: como partes interdependientes de un todo
complejo, las partes del cuerpo no pueden vivir por separado). La naturaleza del Derecho es reguladora,
restitutoria, retributiva. Es decir, que no se trata de cortar el miembro perdido por la desviación de un individuo,
un grupo, expulsión de ellos del cuerpo social; si no más de restitución, de una depuración de los problemas que
pueda haber habido en la socialización, para hacerlo nuevamente funcionable. Y ese fue el sentido de lo que fue
el sistema penitenciario, no se trataba de llevar al reo a la horca, sino más bien resocializarlo. Esto se dio
básicamente durante todo el siglo XIX, más allá de los defectos que finalmente trajo consigo, y lo vemos hoy en
día en las cárceles superpobladas, prácticamente en todos los países occidentales, y lo poco que ha servido para
la resocialización en la mayoría de los casos.
Orden según Durkheim: resultado de la relación entre valores y normas que configura un modelo de sociedad,
de vida, de convivencia, y que permite que las relaciones sociales se realicen medianamente en un marco de
armonía. La desviación social es prácticamente inevitable, pero tiene una funcionalidad (reforzar los valores y
las normas en un momento dado de la evolución social y jurídica; capacidad de poner fronteras entre lo aceptado
y lo que no; reforzar los mecanismos de solidaridad; señala los cambios que se requieren por parte del derecho).
El orden social es un orden supraindividual, coactivo, con vida propia de forma tal que la conciencia colectiva
se activa cuando una de las normas se infringe.

C Las derivaciones de la Ecología social-La asociación y la organización diferenciales-Los delitos


de cuello blanco.

El aporte del marco teórico inicial proviene de las ciencias biológicas, como lo fue la ecología y su
transformación en ecología social, se combinó con el sociólogo en poco tiempo. La ecología general exige un
enfoque totalizador; el principio sostiene que la existencia del ser humano en sociedad, como lucha continua de
los organismos para adaptarse al medio, es un fenómeno colectivo. Para sobrevivir, una comunidad debe
coordinar y organizar las acciones de sus miembros con el fin de formar una única unidad funcional, en cuya
organización las personas se adaptan mutuamente y alcanzan así una utilización más efectiva del hábitat. El
estudio de las relaciones de los grupos de población considerados como unidad simbiótica, pertenece a la
ecología. Las comunidades se consideran agregados de individuos, grupos o instituciones que se sitúan en una
serie de áreas naturales interdependientes y sobrepuestas, cada una de ellas sometida a un centro predominante y
diferenciada de las demás según la distancia que las separa de ese centro. La competencia es la fuerza básica de
esa comunidad, que rige las posiciones relativas de los elementos, así como los cambios espaciales y
temporales; estos cambios significan una alteración del equilibrio. Los cambios se producen por la movilidad
geográfica del hombre, entre otras variables, y esta movilidad determina la invasión y la sucesión en los
territorios. El equilibrio debe darse entre la comunidad y el medio ambiente. En su grado máximo, está
representado por la simbiosis o situación por la que varias especies viven juntas en el mismo territorio, hay un
equilibrio biótico. Cuando el equilibrio se rompe, y cuando aparecen nuevos factores que lo alteran, el
desequilibrio resultante origina nuevos procesos de adaptación y de defensa. La competencia misma, de la que
puede derivar esta ruptura del equilibrio, puede definirse como una lucha por el espacio y por la posición
ecológica.
Ahora bien, la delincuencia es explicada a partir del desequilibrio biótico de las zonas marginales. Este
aislamiento de la ciudad y las condiciones de vida de los grupos no integrados generan delincuencia como
resultado de un proceso desordenado de dura competencia y lucha por el espacio. Como en toda consideración
biologicista, la ley del más fuerte impera. Y así como el más fuerte socialmente está fuera del sistema margina,
dentro de un grupo marginal impera la misma ley. A diferencia del positivismo, la escuela ecológica no
considera a la conducta desviada como una patología individual, sino como una patología social. Esta patología
se expresa en la ausencia de normas que se produce en las áreas desorganizadas, y es la ausencia normativa la
que impide la conducta normal. Es decir, la falta de normas genera ausencia de control social.
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El centro de la teoría es que, a partir del desequilibrio biótico, en las áreas marginales hay desorganización
normativa, falta de normas (anomia). Mientras que el área dominante es organizada, la de transición o residual
carece de normas. Según la teoria, el mismo ambiente marginal se va formando a partir de los principios de
invasión y sucesión; las familias más encumbradas dejan a veces sus viviendas a nuevas poblaciones que
acceden a ellas, o la detección del hecho por el que otros grupos de menor nivel social acceden a su área de
vivienda, hace que vayan abandonando esa área, mudándose a nuevos barrios o ciudades. Este mismo proceso
convierte a las zonas menos cubiertas en cuanto a servicios, o menos salubres, a las propiedades fiscales sin uso,
y las cercanías a plantas industriales, en generadoras de condiciones de barrios marginales.

Edwin H. Sutherland (interaccionista), sociólogo de EE. UU., se dedicó a estudiar el delito y la desviación desde
perspectivas que no habían sido adoptadas hasta entonces. En su paso por Chicago, el delito organizado era una
fuente de riqueza, de movilización de recursos que estaba a la vista de todos, excepto para la justicia, que miraba
para otro lado: policía, jueces, políticos, estaban comprados y no era fácil oponerse a estas bandas delictivas. Es
así que, a partir de allí, Sutherland intenta ver por qué se produce este tipo de desviación y por qué la sociedad
no reacciona ante ello, denominando a estos delitos que les atribuía a los poderosos, ‘delitos de cuello blanco’,
es decir, gente que tiene los aditamentos de las personas de poder socioeconómico y de prestigio que viven
dentro de ese andar delictivo. Entonces, quiso demostrar que no siempre los pobres cometían delitos, sino
también los ricos o poderosos; así, construyó una teoría que explicara este tipo de desviación y para ello, se
conectó con las mafias delictivas reinantes, visitó y entrevistó presos en las cárceles detenidos por delitos
principalmente económicos. Le dio a la sociología una visión distinta, porque se acercó a los delitos que no
estaban relacionados necesariamente con la pobreza y la desocupación. Traduce todo esto en su teoría de la
asociación diferencial, llegando a conclusiones que permiten entender al delito como un aprendizaje, es decir,
los individuos que aprenden gradualmente los secretos de la delincuencia en el aprendizaje cotidiano, llegarán a
una cierta perfección como una especialización en conductas delictivas en contraposición con los individuos que
integran grupos sociales en donde las normas se cumplen, donde las metas sociales son aceptadas por todos
como legítimos y los medios para llegar a ellas son adecuados.
Cuando una persona frecuenta determinados grupos, va haciendo un aprendizaje de ciertos valores que
determinan su conducta. Dice “la tendencia de un individuo hacia la conformidad o hacia la desviación depende
de la frecuencia con la que ese individuo entra en contacto con grupos de personas que fomentan un tipo de
comportamiento u otro”. Consideraba que no siempre los pobres cometían delitos, sino que también los ricos
(los llamaba delitos de cuello blanco). El delito es una andadura, un aprendizaje, como si fuese una carrera. Les
da así gran importancia a los subgrupos de las sociedades. Para Sutherland, el individuo lejos de nacer
delincuente, o heredar o imitar comportamientos socialmente reprochables, aprende a ser criminal. En toda
sociedad existen diversas asociaciones estructuradas en torno a distintos intereses y metas. El vínculo o nexo de
unión que integra a los individuos en tales grupos constituye el sustrato psicológico real de los mismos al
compartir intereses y proyectos que se comunican libremente de unos miembros a otros y de generación en
generación. Debido a la diversidad de subculturas existentes en la sociedad, muchos grupos suscriben y
respaldan modelos de conducta delictivos, otros adoptan una posición neutral; y la mayoría, se enfrentan a los
valores criminales y profesan los valores mayoritariamente acatados por las normas.
La teoría de la asociación diferencial pone énfasis en que, los grupos donde desarrollamos nuestras actividades
son los que nos den nuestras pautas de comportamiento, nuestros valores y acciones consecuentes a ellos. Así, la
conducta criminal es aprendida mediante la comunicación social, en el interior de un grupo restringido donde se
establecen relaciones personales (igual que cualquier otro modelo de comportamiento). Estas asociaciones
tendrán más o menos preponderancia en la formación del individuo de acuerdo con la frecuencia, duración,
anterioridad, intensidad, con que se entablen. La formación criminal comprende tanto la enseñanza de técnicas
para cometer infracciones simples o complejas, como la de aquellas necesarias a fin de "orientar las tendencias
impulsivas" a nivel racional como de actitud. Esto estará en función de la interpretación favorable o
desfavorable que se realice de las disposiciones legales; siendo predominantes estas últimas. La norma jurídica,
no es interpretada como "medio de protección de intereses particulares" sino como "regla de juego”. El conjunto
de valores a partir de los cuales se manifiesta el comportamiento criminal depende de los contactos específicos a
los que el sujeto esté expuesto en su ambiente social o profesional.
De los argumentos que podían oponerse a las teorías ecológicas, uno fue desarrollado por Edwin Sutherland,
que acerca la ecología a la sociología (se inspira principalmente en el primero de ellos). Este giro en la
interpretación se basó en dejar de considerar el área marginal como desorganizada y anómica, y en comenzar a
entenderla como una normatividad diversa, es decir, a partir de la definición de sociedad como un conjunto de
tradiciones normativas vigentes. Esto derivó, de advertir que la conducta de desviados y delincuentes, lejos de
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ser desorganizada y anómica, resulta coherente. La teoría se llamó pluralismo ecológico, los principios básicos
de la teoría son:
🖍 La conducta criminal es aprendida. No es hereditaria, porque la persona que no ha sido entrenada
criminalmente no inventa conductas criminales, al igual que una persona que carece de entrenamiento en
mecánica, no realiza invenciones de ese tipo. Ello es el resultado de una interacción entre grupos de
personas, donde van incorporando ideas y valores que justifican sus comportamientos.
🖍 La conducta criminal es aprendida en interacción con otras personas, en un proceso de comunicación, sea
verbal o gestual.
🖍 La parte más importante del aprendizaje de la conducta criminal tiene lugar en una interacción estrecha e
íntima dentro de grupos (relaciones primarias). Esto significa que los medios impersonales de
comunicación, como diarios y películas, tienen un papel relativamente poco importante en la génesis de la
conducta criminal.
🖍 Cuando la conducta criminal es aprendida, el aprendizaje comprende: técnicas de comisión de crímenes, que
pueden ser simples o muy complicadas; y un conjunto específico de motivos, racionalizaciones y actitudes
sobre el crimen.
🖍 La actitud específica sobre motivos es aprendida de definiciones favorables o desfavorables respecto de los
códigos y leyes penales. Es decir, la actitud sobre los motivos es aprendida en el grupo de pertenencia en
donde las leyes penales pueden ser aceptadas o pueden ser violadas y cualquiera de las 2 posturas son
aceptadas.
🖍 Una persona deviene delincuente por un exceso de definiciones favorables a la violación de la ley, en
comparación con las definiciones desfavorables respecto de la violación de dicha ley. Este es el principio
de la asociación diferencial. Tanto la conducta criminal como la no criminal se dan a través de acciones
sociales contrapuestas. Cuando las personas devienen criminales, esto se produce tanto por el contacto con
pautas de conducta criminales como por el aislamiento de pautas anticriminales.
🖍 La asociación diferencial puede variar en frecuencia, duración, prioridad e intensidad, tanto en lo que
refiere a la conducta criminal como en lo que hace a la anticriminal. Sutherland estima que debería
desarrollarse una forma cuantitativa para una descripción precisa de la conducta criminal.
🖍 El proceso de aprendizaje de la conducta criminal por asociación con pautas de conducta criminales y
anticriminales cumple todos los mecanismos que están presentes en cualquier otro aprendizaje. Esto
significa que el aprendizaje de la conducta criminal no está restringido al proceso de imitación.
🖍 Las asociaciones de una persona están determinadas por un contexto general de organización, es decir, la
forma en que el hombre se interrelaciona y se asocia determina su contexto organizacional que puede
influir en su conducta. Por ej. Si vivís rodeados de delincuentes es probables que algún día lo seas, o
viceversa ya que el lugar de residencia se puede relacionar con la conducta adoptada.
Nadie nace delincuente, no es algo que se hereda; es algo que se aprende en función de la imitación que implica
el contacto con determinados grupos que podrán orientar al individuo hacia la conformidad o hacia el delito.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”.
La idea de organización diferencial trata de explicar la existencia de normas delictivas, mientras que la
asociación diferencial procura entender su transmisión. La propuesta de Sutherland implica un avance frente a
las anteriores, y una aproximación a la explicación de ciertas conductas desviadas. La persona queda
conformada por los significados que prevalecen en el medio social: si las definiciones van hacia el delito, con
intensidad, frecuencia, prioridad y durabilidad, será delincuente.
Así es válida la crítica de Matza, para quien Sutherland convierte al hombre en cautivo del medio, y la de Taylor
y sus colaboradores, para los que la asociación diferencial no incluye la idea de finalidad y significado humanos.
Pero se le debe a Sutherland el aporte fundamental de entender la desviación como aprendizaje de otras normas,
producto no de la patología individual o social, sino de un proceso de socialización diferente al que rigen en
otros medios.
Delitos de cuello blanco:
Otro aporte significativo de Sutherland, derivado de su teoría de la asociación diferencial, es la ruptura de la
definición del delito como hecho cometido por los hombres de las clases más bajas, que prevalece en el
positivismo. En su trabajo ‘White Collar Criminality’, trata el crimen en relación con los negocios, a partir de la
comparación del mismo en la clase alta, compuesta por respetables hombres de negocios, con los de clase baja,
realizado por gente de bajo estatus socioeconómico. Concentró sus esfuerzos teóricos en encontrar una
explicación al fenómeno de la criminalidad de las clases superiores, denominado "Delito de cuello blanco" y
modificar la noción de que la delincuencia era sólo perteneciente a la clase baja. Se entiende por "delito de
cuello blanco” a aquellos ilícitos penales cometidos por sujetos de elevada condición social en el curso o en
relación con su actividad profesional. Los sujetos activos de estos delitos son personas de clase socioeconómica
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alta, con poder económico y político, e influencias en los órganos encargados de la administración de justicia.
Esto los torna menos vulnerables ya sea porque escapan a la detención o a la condena o bien porque pueden
contratar abogados más hábiles, para su defensa. Asimismo, los operadores jurídicos se muestran muy parciales
a la hora de encargarse de este tipo de delitos. Consagran beneficios a su favor como que no son arrestadas por
la policía, generalmente no son sometidas a tribunales penales y no van a la cárcel. Se advierte que los ámbitos
en los que se cometen son bastante diversos, puede darse en la política, en la medicina, en la industria, en el
comercio, etcétera. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho se sabe que los costos financieros son mucho más
altos que los de otros delitos.
Sutherland es uno de los autores que plantea dudas sobre los elementos informativos que surgen de las
estadísticas. No sugiere realizar estadísticas propias, sino incorporar otras fuentes de datos a las oficiales. Según
él, la estadística criminal muestra inequívocamente que el crimen, tal como es concebido popularmente y
medido oficialmente, incide en la clase baja mucho más que en la alta. El problema importante es determinar
cuál es el criterio que debe utilizarse para establecer la existencia de una violación de la ley penal. Sutherland
propone suplementar el criterio criminológico del procesamiento o de la condena con otros cuatro: incluir en las
estadísticas otras dependencias gubernamentales además de las judiciales; toda conducta que posea una
razonable expectativa de poder ser conocida por un tribunal judicial o comisión equiparable debe considerarse
criminal; debe tenerse en cuenta que muchos criminales resultan impunes por la presión que ejercen o la
relación que tienen con la policía o el poder político, lo que ocurre con frecuencia en este tipo de delitos; los
partícipes secundarios o cómplices de estos hechos deben ser incluidos por igual, tal como se hace en los delitos
comunes cometidos por los sectores bajos.
Estos criminales no son pobres, ni viven en barrios marginales, ni son débiles mentales ni psicópatas, tampoco
son hijos de familias destruidas. De estas reflexiones nace la idea de una teoría que explique los delitos de clase
alta y baja, y que no sea biológica sino sociológica. Sutherland sostiene que estos tipos de delito de alta escuela
se aprenden como los otros, y como cualquier conducta criminal o no criminal, en asociación con los que
practican esas conductas. La asociación diferencial termina en crimen porque la comunidad no está sólidamente
organizada contra esa forma de comportamiento.
En suma, la delincuencia de cuello blanco difiere de la delincuencia de clase baja en la implementación de la ley
penal, que de hecho la distingue y también, aunque Sutherland lo exprese elípticamente, en la actitud de los
poderes políticos frente a esta conducta. Se define al delincuente de cuello blanco como una persona con
elevado status económico que viola las leyes destinadas a regular sus actividades profesionales, se podría
diferenciar al delincuente de cuello blanco de la persona con un status socioeconómico bajo que viola el Código
Penal habitual o las normas específicas de comercio que le afectan, a su vez la persona de elevado status
económico que comete delitos como el asesinato o el adulterio, que no tienen que ver con sus actividades
profesionales queda excluida del grupo de los delincuentes de cuello blanco. Las leyes que regulan estos delitos
se aplican de una manera diferente al del Código Penal, las personas acusadas rara vez se le toman las huellas
dactilares y pocas veces ingresan a la cárcel, son convocadas ante una comisión o un tribunal que se rige por el
Código Civil.
Una de las estrategias más socorridas de los abogados de los delincuentes elegantes es proceder a la inundación
documental de los juzgados señalando falsas pistas, abriendo nuevos frentes y nuevas alegaciones. Las
ramificaciones internacionales pueden ser en este sentido muy útiles. Se trata de hacer aun más complejos los
delitos y aún más difusos sus efectos, aunque para ello haya que recurrir a la incomparecencia de los testigos, a
dilaciones, pruebas falsas, cambio de manos del sumario, traslado de jueces y fiscales y, en fin, a los incontables
e inconfesables medios para lograr archivar la causa.
La obra de Sutherland es importante por haber llevado al plano cultural y del aprendizaje la explicación del
delito, hasta ese momento todavía en manos de las teorías biológicas y ecológicas, y dar origen a una amplia
variedad de concepciones culturales o subculturales del delito que constituyeron la etapa siguiente del desarrollo
criminológico.

C Teorías funcionalistas de Durkheim y Merton-Las Subculturas delictivas.


Sostenía que la desviación y el delito eran inevitables en una sociedad. Pero advertía que no era tan grave, sino
que tiene particularidades positivas que benefician a la sociedad. Funciones: nombradas más arriba.

Entendió que la sociología debía aportar teorías de alcance medio, o sea que explicaran diversos problemas
específicamente sin pretender construir una gran teoría general. La palabra anomia fu desarrollada por

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Durkheim en ‘De la división del trabajo social’ y en ‘El suicidio’. Allí, la anomia es definida como ausencia de
solidaridad, y constituye causal de suicidio originado en la desorganización de la actividad, en la ruptura del
sistema de normas que desorienta a las personas al no poder estar nadie contento con su suerte y aspirar todos a
más. En la versión de Merton, la anomia como estado de falta relativa de normas en una sociedad o grupo, tal
como la definió Durkheim, es una consecuencia de dos conceptos con los que puede definirse el ambiente de las
personas: la estructura cultural (cuerpo organizado de valores normativos que gobiernan la conducta de la
mayoría de las personas de la sociedad o grupo) y la estructura social (cuerpo organizado de relaciones sociales
que mantienen entre sí las personas); es decir, entre la cultura y la estructura de estratificación social.
La anomia es la quiebra de la estructura cultural que se presenta cuando hay una ruptura entre las normas y
objetivos culturales y las capacidades socialmente estructuradas de las personas para obrar de acuerdo con
aquéllas. Es decir, la anomia se produce cuando la cultura prescribe determinadas conductas que la ubicación
social de las personas impide, en virtud de la jerarquía y el poder definidos por la estratificación. De esta forma,
la cultura puede colaborar en la violación de sí misma, presionando a todos para obtener lo que sólo pocos
pueden conseguir. Esto ocurre cuando la estructura social y la estructura cultural están mal unificadas. Es en esta
ruptura donde Merton encuentra las causas de la conducta desviada, y por ello su estudio se refiere a determinar
cómo algunas estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas de la sociedad para que
sigan una conducta inconformista y no una conducta conformista.
En la cultura de las sociedades se establecen objetivos, metas por las que vale la pena esforzarse. Estos objetivos
están ordenados toscamente, de acuerdo con una jerarquía de valores, entre los que el éxito-meta obtenido a
través del dinero parece ser el principal. La medida del éxito monetario es indefinida; siempre se puede un poco
más, y seguir aspirando a otros bienes materiales. Así, parte de que en las sociedades capitalistas el éxito está
dado por logros materiales. En estas sociedades, los padres, maestros, medios de comunicación presionan hacia
el éxito. S incentiva a todos para que mantengan sus aspiraciones insatisfechas. La cultura no sólo define
objetivos, también describe los medios para lograrlos. Las normas que regulan estos medios debidos no son
necesariamente normas técnicas o de eficacia; la fuerza, el fraude, el poder usado sin escrúpulo, son
instrumentos para lograr el éxito, pero están proscriptos por la cultura, que establece medios institucionalizados.
En cada cultura la importancia concedida a ciertos objetivos varía independientemente del grado de
significación dado a los medios legítimos o lícitos; cuando la insistencia sobre los fines resulta muy fuerte, es
posible que la presión sobre los métodos legítimos se atenúe y sólo el dato técnico quede presente. La hipótesis
de Merton es que la conducta anómala puede considerarse desde el punto de vista sociológico como un síntoma
de disociación entre las aspiraciones culturalmente prescriptas y los caminos socialmente estructurados para
llegar a dichas aspiraciones.
Entonces, Merton sostiene que las sociedades marcan pautas-objetivos culturalmente aceptados (legitimados y
deseables), que son la medida del éxito. Pero no todos pueden alcanzar el éxito porque las oportunidades lícitas
son escasas, estrechas. Hay una fuerte competencia, pero, en un principio, el sistema se las ingenia para
legitimar esa competitividad. La sociedad marca caminos deseables, conductas esperadas y aceptadas. Por la
socialización, los individuos aceptan esas normas con la esperanza de alcanzar algún día el éxito, el prestigio o
la fama. Para Merton, la anomia hacía referencia a la tensión que hay entre las metas culturalmente impuestas y
deseables, y los medios que se requieren para alcanzar esas metas sociales.
Según Merton, las personas (individualmente) se adaptan (sea por conductas debidas o por conductas desviadas
o divergentes) de acuerdo a cómo pueden incorporar las normas culturales a que son sometidas, sus modos de
adaptación a la anomia no son tipologías de personalidad, ya que cabe pasar de uno a otro de acuerdo con la
actividad o situación social. El individuo se realiza por las ventajas económicas, al llegar a la cúspide de la
pirámide social, por eso los objetivos culturales se ponen como metas deseables y el cumplimiento de las
normas por los mecanismos institucionalizadas y de acuerdo con el cruce entre los objetivos y los mecanismos;
y los objetivos y los medios da como resultado las siguientes conductas:
🖍 Conformidad: en una sociedad estable, esta adaptación es la más común. La persona está conforme con los
objetivos culturales y con los medios institucionalizados para obtenerlos; la gente que se conforma es la
que permite que se hable de una sociedad, ya que esta significa consenso en los valores básicos. Sin los
individuos que creen que, siguiendo los pasos que se le inculcan de niños, llegarán a la cúspide.
🖍 Innovación: consiste en aceptar los fines institucionalizados por la cultura, pero mediante el uso de medios
proscriptos por la cultura, aunque eficaces. La persona que se encuentra en ella incorporó los fines, pero no
los medios lícitos para lograrlos. Una regla según la cual “casi toda la felicidad de este mundo consiste en
poseer lo que otros no pueden conseguir”, puede motivar cualquier actitud para lograr la ansiada envidia
del prójimo. Como ejemplo, Merton alude a los delitos de cuello blanco. Cree que la presión hacia la
desviación es mayor en los sectores más bajos, zonas especializadas del vicio y la delincuencia, en las que
hay poco acceso a los medios tradicionales y legítimos para ser hombre de éxito, pero donde se han
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incorporado las metas de éxito pecuniario. Cabe destacar que Merton en su interpretación, sostiene que no
es la pobreza la que conduce a la desviación innovadora, sino que lo son la presión hacia el éxito, la falta de
oportunidades y una deficiente socialización (todo ello lleva al delito). Así, son los que aceptan los
objetivos socioculturales y rechazan los medios institucionalizados. Por ej. es el caso de los delincuentes
que quieren alcanzar el éxito económico, pero con caminos no legales o moralmente rechazables.

🖍 Ritualismo: es el abandono o la reducción de los altos objetivos culturales del gran éxito pecuniario y de la
rápida movilidad social a la medida en que pueda uno satisfacer sus aspiraciones. Pero, aunque uno rechace
la obligación cultural de procurar salir adelante en el mundo, aunque reduzca sus horizontes, sigue
respetando de manera casi compulsiva las normas institucionales. Esta conducta es sólo desviada en cuanto
se aparta del modelo del esfuerzo activo para avanzar y ascender en la jerarquía social; pero no es desviada
en sentido de delictividad. Los ritualistas, frente a la ansiedad que produce la posición social, rebajan en
forma permanente el nivel de aspiraciones. El síndrome del ritualista es el juego sobre seguro, la
satisfacción con lo que se tiene, la negación de las grandes ambiciones. Por ej.: es la perspectiva del obrero
que produce lo que debe, ni más ni menos, para no ser señalado. Son aquellos que convierten a las normas
en un ritual, son conscientes que nunca alcanzaran los objetivos, es decir, el éxito, la fama, el poder; por
ello constituyen una vida ritualista, cumplen las normas en función de evitar problemas, o sea, los medios
se convierten en fines.

🖍 Retraimiento: se trata de un rechazo tanto de las metas/éxito prescriptas por la cultura como a los modos
legítimos de alcanzarlos. El retraído no forma parte de la sociedad, aunque esté en ella. Brinda como
ejemplos a los psicóticos, vagabundos, vagos, borrachos crónicos y drogadictos. Han rechazado todo
sistema cultural porque no han podido competir ni alcanzar ninguna meta, ni siquiera son capaces de
cumplir con las normas que permiten una vida opaca y gris, pero respetable. El retraído es un riego
improductivo y, como tal, es rechazado. El retraído está a salvo del conflicto, “porque ha abandonado la
búsqueda de seguridad y de prestigio y se resigna a no tener ningún derecho a la virtud o a la distinción”.
Son los que rechazan tanto objetivos como medios o mecanismos. Por ej. las culturas de abandono, los que
incurren en la drogadicción, el alcohol, se abandonan y son un problema social y familiar que se tienen que
hacer cargo de ellos.

🖍 Rebelión: las personas rechazan las metas impuestas por la cultura y los medios para lograrlas como
arbitrarias, y tratan de poner en vigencia una nueva estructura que altere ambos datos culturales. Los
rebeldes tratan de cambiar la sociedad. la rebelión supone una transvaloración. La rebelión considera que la
estructura social vigente es la barrera para la satisfacción de los objetivos legitimados; el tránsito a la
acción política exige además trasladar la fidelidad a grupos nuevos poseídos de un mito nuevo, que
realizarán el cambio o la obra necesaria para enterrar la estructura arbitraria e injusta. Así, mientras el mito
conservador o la ideología dirá que cada uno es causante de sus males o el agente de sus éxitos, y que en
todo sistema social existirán frustraciones; el mito revolucionario señala que la fuente de frustraciones es la
actual estructura, y que en otra futura no habrá lugar para ellas a condición de que los hombres se adapten a
los nuevos valores. Son aquellos que tienen nuevos objetivos y nuevos mecanismos. Por ej. La revolución
urbana, los revolucionarios propusieron un nuevo modelo social, con objetivos sociales diferentes y otro
modo de entender el éxito. Con un claro desplazamiento de una sociedad burguesa a una socialista en
donde el individuo ocupa un lugar menor y los que prevalecen son los intereses de la sociedad en su
conjunto.
Mecanismos institucionalizados
Objetivos
Acepta Rechaza
Culturales
Acepta Conformidad Innovación (ej. mafiosos)
Nuevos
Rechaza Ritualismo Retraimiento (ej. vagabundos)
mecanismos
Rebelión (ej. los
Nuevos objetivos
hippies)

La teoría de la anomia está dirigida a explicar alguna, pero no todas las formas de conducta desviada consideradas
criminales o delictivas.

Debemos señalar una diferencia fundamental entre la anomia en Durkheim y en Merton: para Durkheim, la
anomia surge cuando por la desintegración del orden colectivo las aspiraciones naturales del hombre emergen
más allá de toda posibilidad de cumplimiento; para Merton, las necesidades de estatus no son naturales, sino
socialmente inducidas.
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Una de las críticas más comunes a su teoría es que presenta una unificación del consenso social en cuanto a las
metas-éxito: todos deben aspirar a lo mismo y esto no es cierto. La segunda critica en la que coinciden las
posiciones más o menos radicalizadas, es que resulta difícil pensar en adaptaciones individuales a la situación de
ruptura sociocultural que plantea el autor, puesto que, enfrentados a problemas culturales similares, es probable
que los grupos desarrollen subculturas adaptativas; en otras palabras, las desviaciones son formas colectivas, no
individuales de adaptación. Otra crítica obvia es que Merton, a pesar de reconocer el delito de los sectores altos,
insiste en que la adaptación innovadora es propia de los sectores bajos. Respecto del retraimiento, el beber en
exceso o el consumo de drogas, ¿no afecta la capacidad para alcanzar metas y no genera estigmatización que
impide la inserción? Por otra parte, el drogadicto privado de droga es activo, no pasivo y más innovador que
retraído. Docenas de historias del mundo del espectáculo, de la política, de las empresas y el deporte muestran
este proceso de degradación a partir del alcohol y las drogas, originado por la necesidad de mostrar
públicamente estados de ánimo divergentes con la real situación personal. En la teoría de Merton, el desviado es
alguien que no triunfa y que por ello reacciona desviándose. Por último, la identificación de metas sociales
resulta muy difícil en todas las sociedades y si bien es cierto que los medios de comunicación presionan en los
países capitalistas hacia el éxito, no sabemos cuántas personas incorporan realmente esta idea, más allá de los
que participan de algunas subculturas (como las organizacionales de la empresa capitalista) y tampoco sabemos
si el éxito es para todo el éxito dinerario, aún en el capitalismo.

Una subcultura referiría a aquellas costumbres, ideas, prácticas, valores, etc. sostenidas por un grupo social
minoritario que convive en el interior de una cultura dominante o hegemónica. Algunos seguidores o discípulos
de Merton entendían que no sólo se podía entender la desviación por la escases de oportunidades licitas, sino
que podía darse el caso de que fuera más fácil alcanzar las metas por vías ilícitas; ello porque existe una
abundancia de vías ilícitas que desvirtúan la valoración que se hacen de los mecanismos institucionales. Es más
fácil delinquir que ir por el buen camino.

h Richard Cloward y Loyd Ohlin: dan un paso más al combinar la ecología social, la asociación diferencial y la
teoría de la anomia. El punto central es distinguir el acceso diferencial no sólo a las metas-éxito, tal como
suponía
Merton, sino también a la actividad ilícita (los medios ilegítimos). Al decir de Cloward y Ohlin, la cultura
delictiva no sólo depende de la escasez de oportunidades lícitas, sino también de la oferta de oportunidades
ilícitas (acceso diferenciado). En el mundo del delito se elige, se triunfa o se fracasa, y esto también es cuestión
de oportunidad, ya que los estratos sociales tienen posibilidades diversas para acceder a tal o cual medio ilícito,
del mismo modo que la tienen para acceder a los lícitos. La desviación se hace en ciertos grupos sociales una
frecuencia, se hace toda una cultura, una subcultura de la desviación. Son grupos que convierten los antivalores
para la sociedad en sus propios valores.
Así, realizaron una combinación de la teoría de la anomia y de la teoría de la asociación diferencial, en la que
también intervienen elementos de la teoría de la subcultura, formando una teoría de la desigualdad de
oportunidades. La clave se encuentra en el diferente o desigual acceso a las oportunidades ilegítimas. Ampliaron
la teoría de Merton en su investigación sobre la delincuencia juvenil, basándose en que la conducta delictiva no
depende solo de la escasez de oportunidades lícitas o legítimas, sino también de la “oferta de oportunidades
ilegítimas”. Mantienen que los medios ilegítimos no son igualmente accesibles para todos. El adquirir un rol o
papel conformista o desviado no es necesariamente algo fácil o sencillo de disponer; su acceso depende de una
variedad de factores, como la posición económica, la edad, el sexo, la raza, la personalidad, etc.
Según estos autores, las subculturas delincuentes surgen cuando hay impedimento de acceso a los medios
legítimos y fuerte internalización de los fines-éxito sociales. El tema está centrado en los adolescentes de clases
bajas, que carecen de oportunidades económicas y educacionales. Las alternativas son variadas: se puede ser
delincuente en banda si se tiene disponibilidad de medios ilegítimos y oportunidad de integrarla, y así llega a ser
hurtador, ladrón o extorsionador; si se ha renunciado a obtener también los resultados del éxito por estos medios
ilícitos, puede llegarse al vandalismo, a la destrucción en banda o no, de los bienes de la sociedad; por último, la
destrucción hacia adentro, que es considerada la única realmente individual, como el alcoholismo o la
drogadicción. La posición de los autores, parte de un supuesto común a todas las teorías desde la ecología
social: presuponen la unificación cultural y de metas sociales frente a las cuales algunos grupos se separan
(desorganización, organización diferencial, subcultura). Las posturas ecologistas sociales no han sacado
mayores conclusiones de la existencia previa de las subculturas, y de la integración previa de las personas a ellas
en virtud de la falta o escasez de oportunidades. Por ejemplo, el caso de Al Capone, este no dispone de
oportunidades lícitas y termina creando un imperio aprovechando la oportunidad que le brinda la demanda de
alcohol durante los años de la ley seca (oferta de oportunidad ilegítima). Hay también ocasiones en las que no
solo no hay oportunidades lícitas, sino que también escasean las ilícitas (caso de las barriadas marginales o de

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experiencias personales extremas). En estos casos la delincuencia se manifiesta en forma de subcultura del
conflicto, donde la frustración desemboca en episodios de violencia, o abandonándose los individuos al
consumo de alcohol o drogas.
Solamente en aquellos barrios en los que el crimen aparece como algo estable e institucionalizado, operará como
un fértil campo de aprendizaje en el medio ambiente de los jóvenes. Cloward y Ohlin concentran su teoría de las
diferentes oportunidades en un grupo: los jóvenes varones de clase social baja que viven en grandes centros
urbanos. Según sean los diferentes tipos de barrios de clase baja, serán los diferentes tipos de subculturas
delincuentes, distinguiendo los autores tres grandes grupos de subculturas juveniles:
1. Subcultura criminal (aprendizaje): este tipo de subcultura aparecerá fácilmente en aquellos barrios de
clase baja relativamente estables, en el que la mayoría de los miembros de la comunidad se conocen unos a otros
y aparece la delincuencia y la corrupción como una forma de vida aceptada por la comunidad y muy difundida
en la misma como algo normal. En este tipo de barrios el rol criminal de los adultos es el modelo a imitar por los
jóvenes que son socializados en una subcultura criminal en la que disponen de todos los medios y oportunidades
para aprender este tipo de comportamiento. Se produce un adoctrinamiento en el delito.
2. Subcultura del conflicto (violencia): en contraste con el tipo anterior, esta subcultura aparece en
aquellos barrios menos estables, caracterizados por su desorganización social, en la que la mayoría de sus
residentes viven en grandes edificios que generan una clase de personas aisladas y anónimas, en los que no hay
contacto entre generaciones de delincuentes. En este tipo de barrio las oportunidades ilegítimas de acceder a la
delincuencia no son tan fáciles, pero promueve el uso de la violencia para alcanzar un estatus o
representatividad.
3. Subcultura de la retirada o del abandono: finalmente, hay individuos en todas las comunidades de
clase social baja que fracasan en ambas estructuras de oportunidades (legítimas e ilegítimas). Estos “dobles
fracasados forman una subcultura de la retirada o del abandono. Ellos elegirán una forma de vida fuera de su
comunidad en torno a las drogas, el alcohol o cualquier otra fórmula de evasión.

h Albert Cohen: reúne la teoría de la anomia con la interacción y la subcultura. En su obra, sostiene que la
conducta de los miembros de pandillas de delincuentes juveniles se origina en los problemas de estatus,
necesidades y frustraciones de las clases bajas en un mundo de valores predominantes de clase media. Según
Cohen, los muchachos de las clases bajas rechazan esos valores porque no forman parte de su sistema cultural, y
rechazan también a la clase media porque los representantes de éstos los rechazan a su vez y les otorgan un
estatus inferior por la no aceptación de esos valores. Las subculturas juveniles de clase baja se forman sobre la
base de este rechazo que genera sentimientos comunes de hostilidad, de oposición a los valores de clase media y
que deriva en acciones que puedan perjudicar a estos valores. Esta teoría pretende explicar el vandalismo y no
mucho más, y menos toda la conducta delictiva común, para la que Cohen acepta la innovación de Merton.
Cohen decía entonces que la ausencia de horizontes y posibilidades para alcanzar el éxito, generan una
frustración y falta de autoestima que se busca compensar en las culturas de la desviación (ser alguien). Agregaba
que la incidencia de conductas delictivas es mayor en aquellos grupos de los que la sociedad reniega, ya que
esto buscan la autoestima a través de una subcultura de la desviación que definen como meritorias las
características que ellos poseen y que la sociedad rechaza (problemas de estatus). Los jóvenes más pobres,
reciben datos y conductas que ya saben que nunca jamás podrán llegar a alcanzar; conocen las metas
inalcanzables que los frustran. Vemos claramente en su obra cómo se preocupaba por la conducta juvenil
delictiva.
El punto de partida para el desarrollo de su teoría de las subculturas fue la proposición de que “toda acción es el
resultado de continuados esfuerzos para solucionar problemas de adaptación”, esto es, su falta de
reconocimiento por el grupo de referencia. La mayoría de los problemas de adaptación se solucionan de forma
normal, pero en algunos casos, las personas eligen soluciones desviadas. El por qué eligen esas alternativas
desviadas hay que buscarlo en los “grupos de referencia” que tienen a su alrededor. Las personas seleccionan, en
un primer momento, las soluciones que son compatibles con las expectativas de sus grupos de referencia
corrientes, pero cuando estas soluciones no son adecuadas, se buscan otros grupos cuya cultura proporcione
respuestas adecuadas. Finalmente, la subcultura surge cuando hay un número de personas con similares
problemas de adaptación para los cuales no existen soluciones institucionalizadas ni tampoco grupos de
referencia alternativos que proporcionen otro tipo de respuestas. Entonces, es muy probable que, si las
circunstancias los favorecen este grupo de personas desubicado, acabe por encontrarse y unirse, creando una
subcultura nueva, en la que solucionen sus problemas de aceptación social. La subcultura delincuente puede
concebirse como “un sistema de convicciones y valores que se desarrolla en un proceso de interacción
comunicativa entre niños, que por su posición en la estructura social están en una situación similar para la
resolución de los problemas de adecuación, para los que la cultura en vigor no proporciona soluciones
40
satisfactorias”
Sostiene que la historia de un acto desviado es la historia de un proceso de interacción y los antecedentes del
acto son una secuencia de actos en los que han intervenido varios actores. O sea, se entiende el acto desviado
como una interacción entre personas dándole importancia así al otro que interactúa.
Cohen en sus trabajos parte del hecho de que el sistema de valores y de normas de la clase media es el relevante
y dominante en una sociedad. Este sistema de valores es el que rige también para aquellas capas o clases más
bajas de la sociedad, que intentan acceder a las mismas metas que las clases medias, pero con un hándicap
incorporado en cuanto que no disponen de los mismos medios económicos, educativos, culturales y
tradicionales. Al no tener los jóvenes de las capas bajas de la sociedad las mismas posibilidades para acceder a
aquellos fines y metas que la sociedad les ofrece, se produce un problema de adecuación entre las aspiraciones
de los jóvenes de las capas inferiores y las posibilidades reales de acceso a las mismas. Esta situación, les
provoca una situación de tensión y preocupación en sus vidas, lo que él denomina un “estatus de frustración”. Al
no tener posibilidades reales de acceder a integrarse en el sistema de valores y normas de la clase social
dominante, los jóvenes intentan resolver este problema uniéndose a un grupo subculturalmente establecido, en el
que se vean reconocidos y apoyados por otros miembros. Estos grupos crean una subcultura propia (alejada de
la socialmente aceptada) en el que encuentran unos valores y un estatus en el que se reconocen y en el que
resulta más fácil la supervivencia. Por tanto, es la naturaleza de nuestra cultura la que favorece la formación de
las subculturas delincuentes.
En su obra Delinquent Boys, identifica cinco características de la delincuencia de grupos o bandas de clase
social baja. Se refiere a lo que él denomina calidad no utilitaria, destructividad, negativismo total, gratificación
inmediata y desafío a la autoridad. Juntas comprenden o integran la subcultura de la delincuencia:
1- No utilitaria o gratuita: significa una delincuencia cuyos hechos no persiguen un beneficio económico o un
ánimo de lucro determinado, sino que en la mayoría de los casos persigue otros objetivos que les permite
alcanzar gloria o realizar proezas, lo que les otorga una profunda satisfacción.
2- Maliciosa o destructiva: la mayor parte de la actividad delincuente de las bandas es causar daño y problemas
a la gente, conseguir que su vida resulte infeliz, incomoda y desagradable. Los actos de vandalismo son buenos
ejemplos.
3- Negativa: la subcultura delincuente no tiene unos valores y unas reglas diferentes de las normas que rigen
para la gente respetable”, sino que se produce una situación en la que se da una “polaridad negativa” con las
normas de la clase media. Esto es, la subcultura delincuente toma las normas de la cultura circundante, pero las
invierte, convirtiendo en justo para ellos, lo que resulta injusto para las normas de la cultura circundante.
4- Hedonismo inmediato o gratificación: tienen poco interés en metas a largo plazo, en planificar actividades y
en desarrollar actividades que únicamente se puedan adquirir mediante la práctica, la deliberación y el estudio.
La subcultura delincuente busca una gratificación inmediata. Son jóvenes impacientes, impetuosos y actúan por
diversión teniendo poco en cuenta las ganancias remotas y los costes. Esta búsqueda de la gratificación
inmediata es la respuesta que ofrece COHEN para explicar la delincuencia juvenil de clase media. A su juicio, la
juventud de clase media se orienta hedónicamente hacia lo que se denomina “cultura de la juventud”,
caracterizada por la búsqueda de placeres, satisfacciones y emancipación del control de los adultos. Esta
conducta tiene motivaciones específicas que pueden generar conductas delincuentes.
5- Autonomía o desafío a la autoridad: los miembros de la subcultura delincuente se oponen a toda restricción o
control de su comportamiento excepto cuando este se debe a una imposición informal por otros compañeros de
su mismo grupo. Ellos desafían, desobedecen o ignoran la autoridad ejercida por los padres, profesores y otros
agentes de control social. La subcultura delincuente proporciona a sus integrantes un propósito, una forma de
vida, que demanda lealtad, reciprocidad y colaboración mutua, subordinando los deseos o aspiraciones
personales a las demandas y prioridades del grupo.
Al desarrollar su teoría Cohen ponía un especial énfasis en el papel de la escuela. Se centraba en los jóvenes de
clase social baja y la tensión o preocupación que les invadía al tener que medirse en desigualdad de condiciones
con los jóvenes de clase media. Según su teoría muchos jóvenes de clase baja (especialmente varones) obtenían
malos resultados en la escuela; el rendimiento escolar está en relación con la delincuencia por lo tanto el mal
rendimiento escolar es el resultado de un conflicto entre los valores dominantes de la clase media predominantes
en el sistema escolar y los valores de los jóvenes de clase baja. Los delincuentes juveniles de clase baja forman
subculturas delincuentes buscando reducir su frustración y obtener un mejor concepto de sí mismos,
manteniendo valores antisociales.

C Teorías criminológicas de la interacción-La rotulación y la reacción social-Becker-Goffman y


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el estigma-La idea de desviación primaria y secundaria de Edwin Lemert-La teoría del control de
Hirschi.
Los interaccionistas no tienen en cuenta la perspectiva de una sola persona, sino que es una construcción
colectiva, que interrelaciona perspectivas subjetivas, construyendo un sentido sobre la realidad. Es así como no
se habla en términos de sociedad, sino que vemos los hechos sociales como una yuxtaposición de perspectivas,
que no nos permite determinar cuál es la verdadera realidad. Podríamos decir que es el paradigma sociológico
menos sociológico por su gran materia intelectual. Cuando hablamos de desviación, referimos a hechos que
surgen todos los días. Para el interaccionismo el delito y la desviación se construye socialmente, no es algo ya
establecido. No admiten que existan conductas inherentemente desviadas. La desviación es un proceso de
interacción entre grupos (no hay que confundir a grupos con sociedad en este caso). El mismo hecho tiene una
diversidad de miradas.
Tiene una visión microsociológica y subjetivista, intenta construir el sentido de la realidad que construyen los
grupos e individuos entre sí, en la comunicación cotidiana. La realidad no es algo dado, sino que tiene múltiples
perspectivas, y no se puede decir cuál es la verdadera. La noción de la realidad es construida de forma
interaccionada entre los individuos mediante la comunicación: los individuos van seleccionando los elementos
que conforman la realidad social y les dan un sentido para orientarse en la vida. En cuanto a la desviación y al
delito, sostienen que la desviación y el delito no son conceptos establecidos y determinados objetivamente, sino
que son los grupos los que van calificando a una acción como desviada o no. En la sociedad hay diversidad de
grupos sociales de intereses contrapuestos, que tienen diferentes visiones frente a los mismos hechos o valores.
Así, el interaccionismo tiene una visión de la desviación subjetiva y relativista: las cosas no están dadas, sino
que los grupos califican esas actitudes a favor de la conformidad o desviación. Por lo tanto, hay un planteo muy
dinámico y flexible. Pero ese relativismo puede ser complicado para, por ejemplo, evaluar la culpabilidad de las
personas. Las teorías interaccionistas nos permiten ver la relatividad de los hechos sociales.
Dentro de los interaccionistas, podemos mencionar 3 grandes aportes que se complementan entre sí: 1) Teoría
de la reacción social/Llabelling Approach/Teoría del Etiquetaje (Becker), 2) Teoría de la asociación
diferencial/Teoría de aprendizaje social (Sutherland) y 3) Teoría del control social/Teoría del arraigo social de la
acción racional (Hirschi).
Antes de desarrollar estas teorías, no está de más recordar el pensamiento de Mead, un importante
interaccionista. Podemos decir que George Mead fue un sintetizador de las ideas que conforman el paradigma
interaccionista simbólico. El interaccionismo tiene una perspectiva microsociológica. Ello implica desmenuzar
la conformación de la realidad, desde lo más pequeño, desde las interacciones entre individuos. En esa trama de
relaciones, mediante el lenguaje, vamos estableciendo vínculos que nos permiten ir construyendo una idea de
realidad. Aquí la realidad social no es única, tiene tantas formas y manifestaciones como miradas que existen de
esa realidad. Así, la realidad es una construcción subjetiva en relación con otros. Lo que importa es cómo
podemos construir una idea sobre las cosas. Son percepciones que siempre van a ser subjetivas. Encontramos
aquí a muchos autores, ya que es un paradigma que tiene influencias de la psicología, de la lingüística, de la
antropología. Entre ellos, Mead fue quien sintetiza buena parte de esas diversas tendencias.
George Mead fue filósofo, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Sus principales obras fueron: La
filosofía presente; Espíritu, persona y sociedad desde el punto de vista de un conductista social; La filosofía del
acto. El punto de partida de la teoría de la conducta de Mead es la naturaleza social de la experiencia y de la
conducta. Es decir, la conducta es el resultado de la naturaleza social, que va aquilatándose en la experiencia y
en la relación con los otros. Es allí donde se va configurando nuestra personalidad, porque nosotros somos el
resultado de las relaciones con nuestro ambiente social. Ello implica que no somos una personalidad
conformada, sino que se va constituyendo a lo largo de nuestra vida y en relación siempre con los demás.
También somos el reflejo de las expectativas que hay sobre nuestra conducta, de la mirada de los demás sobre lo
que somos y nuestra propia mirada es, en buena medida, el resultado de ver en los otros la forma en que nos
miran o consideran. Asumimos un efecto de espejo, nos vemos en los demás.
El YO (la parte más libre de la personalidad individual. Es la parte más libre, que puede de alguna manera
desafiar de lo que socialmente nos han condicionado, pero es muy pequeño) y la MENTE (que sólo puede surgir
de la experiencia social. Es el instrumento que nos permite relacionarnos con los demás. Es la conciencia de lo
que está fuera de nosotros y la capacidad de hacer una introspección de mirarnos en nuestra interioridad. Esta
mente se va desarrollando a través de la socialización), se construyen insertos en el orden social y en el marco
del simbolismo del lenguaje que permite la interacción entre individuos y grupos. Esto es el interaccionismo
simbólico. El YO emerge como resultado de un proceso social en el que el organismo se limita como efecto de
la interacción del organismo con su ambiente, incluyendo la comunicación con otros organismos. Hay una
visión biológica, donde nosotros nos consideramos organismos vivos con la capacidad para supervivir y
adaptarnos al ambiente. Nos adaptamos a las exigencias del grupo, vamos actuando, dependiendo de donde nos
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encontremos, para encontrarle sentido a las cosas que vivimos (por ej. no actuamos igual con nuestra familia
que en la escuela, o en el trabajo, y demás).
El lenguaje está constituido por una trama compleja de signos que simbolizan cosas. Nos permiten expresar
nuestros deseos y, a su vez, interpretar los deseos del otro o los otros. El lenguaje nos permite establecer
vínculos o puentes con los demás. La comunicación verbal (y la gestual) es el mecanismo a través del cual se
produce la evolución del yo. Por su parte, la mente es un producto social. La mente (o inteligencia) es un
instrumento que le permite al individuo evaluar las alternativas que le llevan a decidirse por una solución
racional de los problemas. El yo es lo más instintivo de nuestra personalidad, pero hay que dominarlo. El yo
recibe órdenes de un contexto que nos indica cómo debemos actuar. La mente se despliega y se desarrolla a
través de un largo proceso de aprendizaje, a lo largo del tiempo y a través de la socialización.
Hablamos del yo y de la mente. Pero falta un último componente que es el MI. En la personalidad, el mi vendría
a ser el filtro que hace una vinculación en una incorporación de las normas, valores, expectativas y exigencias
del orden social y se va configurando una noción de realidad social que permite condicionar o limitar el YO. Es
la parte donde incorporamos buena parte del resultado de nuestras experiencias sociales.
Por lo tanto, la persona emerge de los procesos de las experiencias de las diversas actividades sociales en las
que se involucra, mediante el lenguaje. La comprensión del otro generalizado, es un medio de adaptación de
actitudes que constituye el mí. El mí es el acopio de entendimiento sobre el otro generalizado, como ser las
normas, opiniones inconscientes, patrones de la respuesta social, etc. Por su parte, el yo expresa opiniones
personales, lo que constituye la individualidad del sujeto.
Aclaremos. Mead distingue entre el YO y el MI. El Yo es el principio de creatividad y espontaneidad
proveniente de instintos del ser humano. El MI es la instancia psíquica que evalúa los impulsos espontáneos
como resultado de la internalización “en mí de las expectativas que un otro tiene de mí”. Por último, de la
diversidad y complejidad de interacciones sociales, es decir, de la síntesis de los diversos MI surge el SELF, la
personalidad que distingue e identifica al individuo socialmente. Así, YO+MI=SELF.
El paso siguiente lo dan las llamadas teorías críticas, que comienzan (tal como la crítica sociológica general) por
una crítica a las teorías funcionalistas que proponen más o menos un consenso, una unificación cultural y una
desviación consiguiente. Las teorías críticas atacan el concepto mismo de desviación, el consenso e incluso el
posible acuerdo social sobre el delito.
Los interaccionistas ponen básicamente en crisis la idea según la cual la desviación genera control social; se
sostiene que la desviación no es cualidad propia del acto, sino de cómo éste es considerado por otros, y que la
idea inversa de que el control social genera desviación es igualmente sostenida. Algunas de ellas son las de
Howard Becker, Goffman, Lemert y Matza. Cabe destacar que son teorías que, si bien críticas, no están
identificadas con el enfoque del conflicto, y tienen en su interaccionismo un interés que no trasciende a las
causas de la desigualdad económica y social como lo hacen las teorías marxistas.

Es con la aparición de la Teoría de la Reacción Social o del Etiquetamiento en los años ‘60 donde se aborda el
estudio de la conducta desviada desde una perspectiva distinta y novedosa con respecto a sus teorías
precedentes.
“La desviación no es una cualidad intrínseca al comportamiento en sí, sino la interacción entre la persona que
actúa y aquellos que responden a su accionar”. Una etiqueta se le pone a un grupo para calificar su conducta, en
este caso una conducta desviada que ha sido vista por el grupo social, que se considera atípico y digno de ser
marcado. Uno de sus autores destacados fue Becker: que definió que “la desviación y la conformidad se definen
no tanto por las acciones de las personas como la respuesta del entorno social a esas acciones”; la desviación y
la conformidad no están dadas en sí mismas, el grupo o entorno social es el que califica los actos como
desviados. Recordemos que al interaccionismo no le interesa tanto convencer cuáles son las grandes estructuras
o marcos de conductas sociales sino cómo los individuos interpretan las acciones que vivencian, es decir, es una
construcción intersubjetiva.
La primera pretensión de Becker es ocuparse de las normas verdaderamente operantes de los grupos, de aquellas
que se mantienen vivas a través de los intentos de imponerlas. La marginación no es igual en todos los casos: va
desde la sanción al infractor a una ley de juego hasta la del homicida. Por otra parte, no todos los transgresores
tienen las mismas ideas sobre las normas que han violado. El fenómeno de la desviación para Becker es
relativo,incluso dentro de la misma sociedad; no todos consideran desviados a lo mismo, aunque cabe coincidir
en que se trata de la no observancia de las reglas grupales. De esto surge que debe decidirse cuáles reglas se
toman como patrón para medir y juzgar desviada la conducta. Becker duda que existan muchas áreas de

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consenso, que serían aquellas que podrían considerar unánimemente desviada a una conducta.
Para Becker, para comprender el crimen debe atenderse especialmente a la reacción social, por una parte, y al
proceso de definición o selección de determinadas conductas y personas etiquetadas como desviadas por la otra.
La realidad se construye por procesos intersubjetivos, no está dada. El delito o el infractor integran una realidad
social que se construye. No interesan las causas de la desviación, sino los procesos de criminalización a través
de los cuales ciertos grupos sociales e instituciones, que tienen poder para ello, definen como delito y como
delincuente a determinadas conductas y determinadas personas. Cuando ese proceso de etiquetamiento se realiza
con éxito, se construye finalmente un delincuente. Esta capacidad de estigmatizar es verdaderamente una
redefinición de la personalidad propia del individuo, según consideraciones que son propias de ese ámbito
social, esa institución o grupo en cuestión. Becker hace referencia a un cierto tipo de sujeto social que es el
empresario moral (puede ser un individuo o un grupo), que se arroga la representación del conjunto y logra
promover iniciativas punitivas contra el presunto criminal; e incluso, en algunos casos, logra sancionar nuevos
códigos o leyes. Existe un control muchas veces asimétrico, irracional, que puede ser formal (porque es llevado
a cabo por agencias estatales como el poder judicial, la policía, correccionales o los códigos penales) o informal
(llevado a cabo por la propia sociedad, mediante medios de comunicación, empresarios morales, la escuela, el
rumor social y demás). La finalidad entonces de este paradigma implica un abordaje que trata de indagar las
percepciones y los sistemas de creencias sociales mediante los cuales se define una conducta como desviada y
se reacciona frente a ella (son los discursos, las prácticas, que etiquetan a las personas que incurren en las
mismas).
El hecho fundamental del que debe partirse es que la desviación es creada por la sociedad. Los grupos sociales
crean la desviación al hacer las reglas, cuya infracción constituye la desviación, y al aplicar dichas reglas a
personas en particular, que etiquetan como outsiders. La desviación no es una cualidad del acto cometido por la
persona, sino la consecuencia de la aplicación que los otros hacen de las reglas. La conducta desviada es la
conducta así llamada por la gente. Por lo tanto, no es una categoría homogénea: depende de diferentes
definiciones. Alguien puede ser calificado sin haber quebrantado realmente regla alguna, y muchos que han
quebrantado reglas no son calificados de desviados. Lo único que tienen en común los desviados es la
calificación y la experiencia de haber sido considerados como tales. La desviación es una transacción que tiene
lugar entre un grupo social y un individuo que es considerado por dicho grupo como un transgresor a las reglas.
Que el acto sea desviado depende de cómo reaccionan las otras personas frente al mismo. Cualquier delito se
puede cometer y no ser sancionado, incluso aunque el hecho se conozca, si los responsables no están dispuestos
a hacerlo. La sanción sólo puede ser necesaria en caso de escándalo público. La desviación es problema de
reacción y no de conducta desviada lo demuestran los casos estudiados de las reglas que se sancionan más para
unos grupos o categorías que para otros (blancos y negros, madres y padres solteros), si tienen escándalo
público o no lo tienen (relaciones sexuales no aprobadas). A partir de ello cran la distinción entre
comportamiento transgresor (dado por la infracción a la regla) y comportamiento desviado (el que ha sido
calificado así por otros). Aceptada esta terminología, de todo trasgresor no podemos saber si es desviado hasta
que los demás lo rotulen como tal. El desviado es alguien al que la etiqueta le ha sido puesta con éxito; el
comportamiento desviado es el comportamiento etiquetado así por la gente.
¿Quién define la marginalidad? Desde el punto de vista del desviado, los marginales pueden ser los que
establecieron las reglas. Las reglas sociales son creaciones de grupos específicos. Las sociedades están
altamente diferenciadas, y las clases sociales, grupos ocupacionales y étnicos y culturales, no comparten todas
las reglas ni su aplicación a situaciones específicas. Las reglas creadas y mantenidas por los grupos y las
calificaciones que se hacen de los desviados son motivo de conflicto y de desacuerdo, y parte del proceso
político de la sociedad. La posibilidad de definir reglas es una cuestión de poder, así como lo es la posibilidad
de aplicarlas.
Los tipos de desviación: de la relación entre transgresión a la regla y percepción como desviación, surge el
cuadro de las conductas de Becker.
Conducta obediente y no percibida como desviada: es la conducta conformista, que no presenta interés.
Conducta transgresora y percibida como desviada: la llama ‘desviada pura’ y es el supuesto común de
toda la teoría criminológica, donde una persona ha violado la regla y se percibe como tal.
Conducta obediente y percibida como desviada: se trata del caso del acusado falsamente, situación que
puede ocurrir tanto en un tribunal judicial (en el que pueden existir garantías procesales) como en situaciones
extralegales.
Conducta transgresora y no percibida como desviada: es la desviación secreta. Se trata de personas que
violan reglas, pero nadie lo sabe o todos actúan como si no lo supieran. Se las arreglan para que nadie conozca
su infracción o cuentan con la secreta tolerancia de sus allegados (por ej. homosexuales y consumidores de
drogas).Al rotular a alguien como homosexual, drogadicto, ladrón, estafador, etc., se permite y facilita que el
rotulado asuma la posición que se le atribuye, como una profecía de autocumplimiento, ya que la rotulación
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equivale a sindicar a alguien como habitualmente realizador de esas acciones, y del que cabe esperar que se
comporte en esa forma y en otras formas negativas o denigrantes asociadas. El desprecio o la sospecha que
genera produce una modificación en la personalidad, formada interactivamente. Además, libera al rotulado de
las ataduras con la sociedad normal puesto que, descubierto, ha cambiado su identidad pública. El rotulado
puede rechazar esta identidad y afirmar una normal; pero si alguien es sorprendido públicamente en un hecho
ilícito o inmoral puede sufrir alteraciones su identidad personal y llegar a considerarse un desviado para
siempre. Por ej., será un drogadicto, y si llegara a regenerarse será un exdrogadicto.
Para Becker, la teoría del etiquetaje puede ser presentada con los siguientes supuestos: ningún modo de
comportamiento contiene en sí la cualidad de desviado; los que establecen las normas sociales son los que
definen las conductas desviadas; las normas implícitas o explicitas son realizadas siempre en interacciones, por
lo que las definiciones de comportamientos desviados sólo influyen sobre el comportamiento cuando las mismas
son aplicadas; la aplicación de las normas como formas de etiquetamiento, se realiza selectivamente (no es para
todos igual, sino conforme a la manera en que son diferencialmente tipificados por situaciones y personas
específicas).
En fin, en esta teoría de Becker hay una evaluación intersubjetiva del grupo respecto del acto en cuestión; no
está dado de antemano. También encontramos a Lemert y Goffman. Los hechos no son en sí mismos desviados
o no, sino de acuerdo con la reacción que provocan y cómo son evaluados. Los mismos hechos pueden ser
evaluados de diferentes perspectivas hasta dentro de las sociedades por los diferentes grupos que la componen.
Ponen más énfasis en la mirada de los otros y no en el hecho en sí mismo, es decir, como se etiqueta o califica
ese hecho.

Becker citica los modelos explicativos de conducta desviada por ser un tipo simultáneo; se presume por error
que todos los factores actúan simultáneamente. El modelo necesario, por el contrario, es secuencial. Los
patrones de conducta se desarrollan en una secuencia ordenada: cada etapa requiere una explicación, y ésta es
una parte de la explicación de la conducta resultante. La variable que predispone a una persona a dar el paso
correspondiente a una etapa puede no actuar porque la persona no ha llegado aún a la etapa anterior, a partir de
la cual es posible dar ese paso. Las personas alienadas que no tienen acceso a las drogas no pueden experimentar
con las mismas y no pueden transformarse en consumidores. Hay una carrera hacia la desviación; la carrera nos
muestra las variables que en el tiempo producen una creciente desviación o aquellas que luego de acercarse han
fracasado en el delito y se han acercado a formas convencionales de vida.
El primer paso en la carrera es la comisión de un acto no conformista, es decir, que quebranta algún conjunto de
reglas en particular. Esto ocurre cuando personas profundamente inmersas en subculturas religiosas o étnicas
ignorar en principio que no todos actúan del modo que su propio grupo lo hace. “Áreas estructuradas de
ignorancia de ciertas reglas en particular”. En el autor prevalece la idea de “compromiso”. La persona “normal”,
cuando descubre un impulso desviado consigue controlarlo pensando en las múltiples consecuencias que tendría
para él actuar de ese modo. Ha invertido mucho en el mantenimiento de su normalidad. La “inconformidad
deliberada” puede ser porque en su crecimiento no haya logrado establecer alianzas con la sociedad
convencional, no tiene reputación que mantener o elementos valiosos que conservar, dependientes de ella.
Becker acepta que la conducta desviada se aprende, por participación en una subcultura organizada, alrededor
de una actividad desviada en particular. Pero uno de los momentos más cruciales en el desarrollo de un patrón
estable de conducta desviada será la experiencia de ser descubierto y calificado públicamente como desviado. Y
el que una persona llegue a este punto no depende tanto de lo que hace, sino de lo que hacen los demás.
En el descubrimiento, hay dos casos especiales: que el individuo se autorregule y castigue como criminal; o que
busque ese castigo cometiendo el acto desviado de un modo que necesariamente sea descubierto. El cambio más
importante, luego del descubrimiento y rotulación, es la drástica modificación de la identidad pública del
individuo. Se le otorga un nuevo estatus (ahora es un asesino, ladrón, borracho, etc.). Para su teoría de la
rotulación, Becker toma dos clasificaciones:
Estatus principal y auxiliar: toda posición social está definida por un rasgo fundamental que permite
definir quiénes pertenecen o no al mismo; pero hay otros auxiliares. Hay estatus bien considerados y deseables,
que exceden lo formal y que son requisitos para la plena admisión en la clase (por ej. en una cultura blanca y
viril, no lo tiene la médica mujer y negra). En la conducta delictiva puede ocurrir lo mismo: definido por un acto
criminal, puede atribuírsele toda la categoría de estatus auxiliares indeseables; si fuese condenado, puede
cometer cualquier otra violación a la ley.
Estatus principal y subordinado: los primeros son los prioritarios. Por ej., a un negro, el ser médico, de
clase media, o de sexo femenino, no lo protege de ser tratado a partir de su estatus principal de negro en una
sociedad racista. El estatus criminal tiene esta característica: es prioritario, y a él su subordinan todos.
La calificación de una persona como criminal tiene el carácter de una profecía de autocumplimiento; pone en
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marcha mecanismos para que la persona se ajusta a la imagen que los demás tienen de ella:
1- El aislamiento de grupos convencionales, aunque la desviación por sí misma no hubiera dado lugar a
ella. El conocimiento de la desviación y la rotulación, lo produce. Es el caso del homosexual que es marginado
en la oficina, aunque ese trabajo no sea afectado por su carácter. Así, perdido su trabajo por esas causas, puede
derivar hacia trabajos no convencionales donde ese carácter desviado no tenga importancia.
2- El desviado descubierto es marginado y tratado represivamente, lo que produce el aumento de la
desviación. Es un factor más derivado de la reacción pública que de acto desviado. El hecho es que el trato dado
a los desviados les niega los medios de continuar con las rutinas de vida cotidiana, que son accesibles a la
mayoría de la gente. Por ello, el desviado debe necesariamente desarrollar rutias ilegítimas.
Becker sostiene que las reglas son producto de la iniciativa de alguna persona o grupo, y llama a las personas
que exhiben esa iniciativa ‘investigadores de la moral’. Los creadores de la regla son los cruzados reformadores;
las reglas existentes no los satisfacen y deben corregirse. Los denomina ‘cruzados’ porque su misión es sagrada
para ellos. Algunos cruzados tienen éxito en su misión y generan, al crear una nueva regla, un grupo nuevo de
marginales: algunos encuentran afición a la tarea y buscan nuevos problemas para atacar. Otros fracasan en el
intento y mantienen una organización que los transforma a ellos mismos en marginales, al seguir predicando una
doctrina que suena cada vez más extraña a medida que pasa el tiempo.
La cruzada se institucionaliza cuando se forman organismos para hacer cumplir las reglas creadas. El
destinatario final es la organización policial (tiene una función objetiva e impersonal). El que impone las reglas
dedica parte de su trabajo a lograr que se lo respete en su función. Éste “imponer respeto” a las personas a las
que trata hace que uno pueda ser catalogado como desviado no por haber quebrantado una norma, sino por falta
de respeto al que la impone. El que aplica las normas tiene una amplia discrecionalidad, porque no posee
recursos suficientes para enfrentarse a todas las infracciones que conoce, y esto lo lleva a transar. Ya que no
puede realizar todo el trabajo, establece prioridades. El arreglo forma parte de esta elección: es parte de la
decisión de rotular como desviado o no hacerlo. El arreglo a que pueden llegar los delincuentes profesionales,
por acceso a los medios, contactos e información, es mucho mayor del que lograrían los aficionados. Por lo
tanto, éstos tienen mayores posibilidades de ser atrapados y rotulados que los otros. Lo que pretende demostrar
el autor a partir de esta argumentación, es que la catalogación de una conducta como desviada depende de
factores ajenos a la conducta real. La autonomía policial para rotular o para crear nuevos delincuentes, depende
de los distintos países y, en éstos, de momentos políticos.
Becker señala que es curioso que los investigadores se ocupen de los que quebrantan las reglas y no de los que
las crean y aplican. La comprensión debe llegar por el equilibrio entre dos focos de investigación posibles. La
desviación, entonces, es un proceso de interacción entre personas, algunas de las cuales, en servicio de sus
propios intereses, crean e imponen reglas que afectan a otros, que, a su vez, en servicio de sus propios intereses,
cometen actos que son calificados como desviados. Becker propone que la conducta desviada, para el
investigador, no debería ser considerada algo depravado, sino como un tipo de conducta desaprobada por unos y
valorada por otros, y estudiar los procesos por los cuales cualquiera de ambas perspectivas, o ambas, se
construyen y mantienen.
Para Becker toda infracción es creada al crear la regla. Cree que hasta que exista rotulación no hay desviación,
solo se puede referir a una “acción física”, nunca a una acción social, pues los desviados como todos los actores
sociales actúan en un marco normativo que da sentido a sus actos y que no se inventan y reinventan cada vez
que alguien comete una infracción u otra persona lo rotula. Solo oponiendo acción física y acción social puede
sostener esta teoría de que no hay acción desviada hasta el señalamiento por los otros. Becker parte de la base de
una variación permanente en los marcos de significación (tales como para hacer de algunos “infractores” solo
personas que de modo ignorante cometen “actos no conformistas”).

La mayoría de la gente sabe cuáles son actos desviados y cuales no los son, sean los “infractores”, sean los
“rotuladores”. La desviación sea una cualidad del acto y no de la rotulación, y la teoría de Becker adolezca de
considerar al infractor como un ser pasivo, que no sabe lo que hace, o lo hace por hedonismo, y sobre el cual cae
implacablemente la rotulación, que define su acción como desviada. El desviado (o el infractor de Becker) toma
decisiones y muchas veces viola deliberadamente los códigos morales y legales.
Como críticas a esta teoría, podemos señalar la que hacen algunos autores sobre que el interaccionismo se
mantiene exclusivamente en el plano del estudio concreto de los procesos interactivos, hace un análisis
microsocial, sin ponerlo en relación con el sistema en su totalidad y elude así un planteo político concreto. Otra
crítica es hecha respecto de su cuadro de infracciones, que el desviado secreto es una categoría que no tendría
lugar en la propia teoría de Becker. Si nadie lo señala y, la rotulación hace a la desviación, ¿cómo podría existir?

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Goffman y el concepto del estigma:

la sociedad establece medios para categorizar a las personas y también los atributos que se consideran corrientes
y naturales en los miembros de esas categorías. Esto permite que ante un extraño podamos prever por las
primeras apariencias en qué categoría se halla y cuáles son sus atributos, es decir su “identidad social”.
Goffman extiende los efectos del señalamiento en la conducta posterior del marcado a ámbitos ajenos al
comportamiento delictivo, pero no al desviado, si se entiende por este no sólo la infracción voluntaria a una
norma, sino la violación, incluso involuntaria, a ella. El medio cultural establece categorías de personas y entre
ellas existen algunas que por distintos motivos tienen descrédito; en algunos caos éste puede ser adquirido y, en
otros, es adscripto. Estigma es un atributo profundamente desacreditador, pero entendido no como un elemento
deshonroso en sí mismo, sino en la relación de interacción con ciertas categorías de personas. Lo importante es
tener en cuenta las relaciones ya que un atributo que estigmatiza a un tipo de poseedor puede confirmar la
normalidad de otro, según sea el contexto. Los estigmas (marcas sociales) son connotaciones negativas de las
personas que le sirven para definirlas. Hay una andadura delictiva o transgresora en función de ese estigma. Una
vez etiquetada la acción como desviada y adjudicada a la persona en cuestión, ésta puede creérselo y actuar en
consecuencia. Intentó mostrar que las identidades desviadas se producen a través del etiquetaje y no mediante
motivaciones o comportamientos desviados. El estigma se convierte en un rol dominante del individuo y todos
los actos pasados empiezan a reinterpretarse bajo la perspectiva del nuevo estigma, en un proceso de distorsión
biográfica conocido como etiquetaje retrospectivo. El individuo asume que lo que los otros piensan de sus actos,
es algo verdadero; comienza entonces a buscar el amparo, la protección y la comprensión de los grupos que son
más benévolos en cuanto a esos tipos de conducta. El resultado de estigmatizar a una persona, con mayor o
menor motivo, permite activar una serie de mecanismos, tales como el rechazo social, que le impulsarán a
buscar compañía entre quienes no le censuran (otros estigmatizados), reforzando así la identidad desviada e
impulsándolo a continuar su carrera delictiva. Por ej. una persona que se calificó de mentirosa, de seguro
terminara asumiendo su papel y actuando en consecuencia, no olvidemos que en este modelo interaccionista
simbólico la construcción de la personalidad es un hecho intersubjetivo, o sea, que la perspectiva del grupo
social que yo integro está diciendo cómo soy o cómo me ven, entonces doy por seguro que soy así, lo que hace
que la marca o el estigma conduzca a esa persona de acuerdo con esa marca y también incluso obviamente es
una construcción subjetiva.
Estos estigmas pueden ser de tres tipos:
Los físicos: incluyen todo tipo de deformidades o carencias que otorgan al que las posee un estatus
diferencial, en general inferior al de las personas normales.
Los de carácter: hacen a diversas fallas de personalidad, como la falta de voluntad, deshonestidad,
creencias ajenas al medio cultural. Refieren a enfermedades mentales, como adicción, desempleo u
homosexualidad. Surgen de estereotipos creados tanto a partir de su trato como por las estigmatizaciones
oficiales (informes sobre reclusiones, perturbaciones mentales, alcoholismo, drogadicción, homosexualidad,
intentos de suicidio, extremismo político).
Los tribales: aluden a orígenes nacionales, étnicos o religiosos susceptibles según el mito de ser
transmitidos por herencia y contaminar a todos los miembros del grupo. Por ej. el extranjero, el negro entre
blancos, el judío entre católicos, o el infiel entre musulmanes.
El estigma conlleva una doble perspectiva: la de los desacreditados cuya calidad de diferente es conocida o
resulta evidente en el acto (señales en el cuerpo o minusvalías o deficiencias) y la de los desacreditables cuya
diferencia no es conocida ni inmediatamente perceptible. En todos los casos se encuentran los mismos rasgos
sociológicos: un individuo que podía haber sido fácilmente aceptado en un intercambio social corriente posee un
rasgo que puede imponerse por la fuerza a nuestra atención y que nos lleva a alejarnos de él cuando lo
encontramos. Posee un estigma, una indeseable diferencia que no habíamos previsto. Goffman llama normales a
aquellos que no se apartan negativamente de las expectativas particulares, de lo que se espera de ellos. Los
normales consideran que la persona que tiene un estigma no es totalmente humana y en función de eso practican
diversos tipos de discriminación. Además, el individuo estigmatizado tiende a sostener las mismas creencias que
los normales y esto es un hecho fundamental. La sensación de ser una persona normal, un individuo que merece
una oportunidad justa puede ser uno de sus más profundos sentimientos acerca de su identidad. Pero a pesar de
ello es posible que perciba que los otros no lo aceptan realmente ni están dispuestos a establecer contacto con él
en igualdad de condiciones. Las pautas que ha incorporado a nivel social lo habilitan para mantenerse alerta
frente a lo que los demás consideran su defecto y esto le lleva a aceptar que está muy lejos de ser como en
realidad debería. La vergüenza se convierte en una posibilidad y es probable que el individuo pueda llegar a
odiarse y denigrarse a sí mismo cuando está solo frente al espejo.
En todos los casos el atributo estigmatizante pasa a primer plano de modo que los restantes rasgos de la persona
se anulan. Tiene en común con Becker el señalamiento como definitorio de la inserción social futura de
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estigmatizado, pero aquí se extiende el supuesto del condenado o procesado a muchos otros casos que pueden
tener similar efecto en la vida posterior del estigmatizado, a veces con mucho mayor energía, ante la
imposibilidadde disimularlo. El individuo estigmatizado se define a sí mismo como igual a cualquier otro ser
humano, mientras que, al mismo tiempo, es definido por él mismo y por quienes lo rodean como un individuo
marginal. Del mismo modo que al delincuente se le atribuye todo tipo de elementos indeseables en su
personalidad, al estigmatizado se la adjudican muchos otros rasgos indeseables, aparentemente positivos, pero
no deseados por el interesado, que sólo querría ser tratado como una persona normal. No debe perderse de vista
que también existe un estigma de clase, que se hace pagar cuando alguien asciende por encima de lo que una
sociedad prejuiciosa considera adecuado a la posición inicial de la persona.
El estigmatizado puede no sentirse tal, de acuerdo con el respaldo cultural de su propio grupo; pero algunos
miembros de grupos o subculturas alcanzadas pueden adoptar el criterio de normalidad del estigmatizante, en
cuyo caso tratan de adoptar o acercarse a la imagen normal prescripta por el medio social predominante:
cirugías, aclarar el color de piel, etc. También se pude intentar corregir la condición de estigmatizado dedicando
enormes esfuerzos para desarrollar un área en general vedada al defectuoso, como un lisiado deportista o un
pintor sin manos; aunque en medios reactivos puede terminar siendo un estigmatizado que ha desarrollado un
área vedada. Por último, el defecto puede utilizarse como justificativo de todo fracaso social, de modo que
protege al que lo posee de toda responsabilidad; cuando por alguna causa el estigma cesa, se sustituye o
convierte el elemento protector en otro (ansiedad, histeria, etc.).
Cuando normales y estigmatizados se encuentran, el individuo estigmatizado puede descubrir que se siente
inseguro sobre cómo va a ser identificado y recibido. Su incertidumbre surge porque no sabe en qué categoría
será ubicado y porque sabe que los demás pueden definirlo en función de su estigma. No sabe qué es lo que los
demás piensan de él y se puede sentir “en exhibición” debiendo llevar su autoconciencia y su control sobre la
impresión que produce hasta extremos y áreas de conducta que supone que los demás no alcanzan. Esta
sensación de sentirse expuesto se agrava con las conversaciones que los otros se sienten autorizados a entablar y
que expresan su curiosidad morbosa sobre su condición o le ofrecen una ayuda que no necesita ni desea. El
individuo estigmatizado puede responder anticipadamente con un retraimiento defensivo. Cada vez que alguien
con un estigma alcanza notoriedad, para bien o para mal, quienes comparten su estigma se vuelven más
accesibles para los normales y son objeto de una ligera transferencia de crédito o descrédito.
Resulta necesaria la distinción entre el que ha violado deliberadamente un código y el que presenta un rasgo que
viola el código objetivo de pureza de raza, religión debida o perfección física. Sólo puede compararse en la
similitud de efectos, pero no en las causas. Si bien toda discriminación es injusta, una niña sin nariz no ha hecho
nada por merecerla (por ello se trata de un estatus adscripto) y el caso de un sentenciado con antecedentes
penales, ha realizado acciones que lo llevan a esa situación (estatus adquirido). El estigma adscrito es
equiparable en los casos de enfermedad mental, defectos físicos, homosexualidad o robo de quien no tiene
inserción en el mercado laboral, si se quiere (y aun aceptando que frente a esta contingencia no todos optan por
robar). Pero no parecen casos similares los que idean estafas o delitos financieros, los que lucran con el
consumo de productos masivos o medicamentos en estado defectuoso, o los que violan o matan a una mujer (a
sus familiares) porque no aceptan un rechazo amoroso. Las simplificaciones pueden equiparar casos muy
diversos, algunos de los cuales convierten en marginal a un inocente y otros pretenden justificar actos punibles
que de este modo carecerían de sanción. La obra de Goffman se refiere principalmente a casos no delictivos, o
que se consideran variablemente en este carácter. La falta de distinción entre los adscrito y lo adquirido puede
tener, y de hecho tiene, consecuencias teóricas equiparadoras no justificadas.
se da el caso de personas cuya diferencia no se revela de modo inmediato, no se tiene de ella conocimiento
previo, es una persona desacreditables. En estos casos el problema consiste, no en manejar la tensión que se
genera en las relaciones (que era el caso del desacreditado por una marca evidente) sino en manejar la
información que se posee acerca de su deficiencia. Exhibirla u ocultarla, expresarla o guardar silencio, revelarla
o disimularla, mentir o decir la verdad y en cada caso, ante quién, cómo, dónde y cuándo. El problema que se
plantea es el manejo de la información oculta que desacredita al yo, el encubrimiento. Dado que el hecho de ser
considerado normal trae grandes gratificaciones, casi todas las personas que tienen algo que encubrir intentarán
hacerlo en alguna ocasión.
Identidad social y personal-Identidad del yo: identidad social se refiere a las categorías en las que se sitúan a las
personas y los atributos dados a esas categorías. Los signos corporizados de prestigio o estigma pertenecen a la
identidad social (Marcas en el cuerpo, formas de vestir, comportamientos etc.). Identidad personal se refiere a
las marcas positivas o soportes de identidad (ejemplo, la imagen fotográfica que tienen los demás de un
individuo o su lugar en una red de parentesco) y a la combinación única de ítems de la historia vital adheridas a
un individuo por medio de esos soportes de identidad. (Aunque hay hechos particulares aplicables a otros, la
combinación de hechos en la vida de uno no se encuentra en otros) La identidad personal implica la idea de
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persona única. Esta identidad se produce cuando conocemos a las personas y esto influye en la cuestión del
estigma. La identidad personal y social dividen espacialmente el mundo del individuo. Hay lugares donde es
conocido personalmente; otros en los que permanece en el anonimato. La identidad social y personal forman
parte de las expectativas y definiciones que tienen otras personas respecto del individuo cuya identidad
cuestionan. En la identidad personal, las expectativas y definiciones pueden surgir antes de que el individuo
nazca y continuar después de su muerte. Frente a esto, la identidad del yo es subjetiva, es experimentada por el
individuo cuya identidad se discute. El individuo construye una imagen de sí a partir de los elementos con los
que los demás construyen la identificación personal y social, pero se permite importantes libertades respecto de
lo que elabora. El concepto de identidad social permite considerar la estigmatización. El concepto de identidad
personal, el papel del control de la información en el manejo del estigma. La identidad del yo nos permite
considerar qué siente el individuo con relación al estigma y a su manejo.

En el estudio de la desviación, hay dos tipos de problema de investigación: uno es la desviación primaria, que
permite discernir cómo se origina el comportamiento desviado; y el otro es la desviación secundaria, que nos
dice cómo se atribuyen simbólicamente actos desviados a las personas y cuáles son las consecuencias de la
atribución. La desviación primaria surge en una gran variedad de contextos sociales, culturales y psicológicos, y
tiene sólo repercusiones marginales para la estructura psíquica de la persona; no produce una reorganización
simbólica en el nivel de las actitudes respecto de uno mismo y de los roles sociales. La desviación secundaria,
es comportamiento desviado, o roles que se basan en él, que se convierte en medios de defensa, ataque o
adaptación ante los problemas manifiestos y ocultos creados por la reacción de la sociedad frente a la desviación
primaria. Es decir, cuando la calificación de una desviación se aplica a una persona y esto actúa en consonancia
con esa marca social que es lo que Goffman llama estigma.
Por lo tanto, existen desviaciones primarias (episodios de transgresión que apenas provocan reacción por parte
de los terceros, por ej. alguien que toma copas de más) y desviaciones secundarias (cuando la calificación de
una desviación se la aplica a una persona y ésta actúa en consonancia con esa marca social). Así, las
desviaciones primarias son aquellos quebrantamientos de las normas sociales cometidas por primera vez por los
individuos sin que se consideren que han hecho algo incorrecto o delictual. Mientras que la desviación
secundaria es la violación repetida y continua del sistema normativo, en donde el individuo que comete la
acción delictual está consciente de su conducta desviada. En las desviaciones de tipo primarias se pueden incluir
los incumplimientos de las normas que no hacen sentirse desviado a quien lo comete, y tampoco es visto así por
los demás (pasar un semáforo en rojo en la madrugada, por ejemplo). Sin embargo, las desviaciones secundarias
se refieren a los actos de incumplimiento que hacen cambiar la concepción que los demás tienen del autor,
etiquetándolos como desviados. El resultado del etiquetamiento provoca que el sujeto etiquetado reorganice la
percepción de sí mismo ante los demás, asumiendo la nueva definición que los otros le adjudican. La distinción
entre desviación primaria y secundaria reside en el hecho de que, en realidad, prácticamente todo el mundo ha
cometido actos desviados, pero no todas las personas son etiquetadas.
Lemert se centra en la desviación secundaria; las causas originales de la desviación retroceden y dejan lugar a
las reacciones de desdén, reprobación y rotulación de la sociedad. La rotulación puede tener como efecto una
afirmación de la personalidad rotulada, en el mismo sentido del estigma impuesto. Lo que se sostiene en esta
teoría, es que el desviado secundario acepta su desviación por motivos diversos a los de su acción original, y
que esta aceptación se debe a la rotulación. Es el control social el que impone la desviación, y el delincuente se
defiende de la rotulación afirmando su personalidad desviada.
En esta versión, al igual que en la de Becker las causas de la desviación inicial aparecen ocultas. La sociedad y
la cultura siguen siendo causas de la desviación, pero de un modo indirecto, careciendo de importancia el
motivo por el que se ha cometido la primera desviación. Todas las versiones de la rotulación han observado
puntos importantes que asocian la desviación con el prejuicio social, pero resulta insuficiente para pretender una
explicación de toda desviación y menos aún para centrar en el control social o en la reacción toda la conducta
posterior del delincuente. La asociación de estos casos a los de “infractores adscriptos” agrega confusión al
panorama, del que resulta consecuencias que tienden más a justificar al desviado en su conducta que a explicar
los fundamentos de los infractores y de los agentes del control social en la defensa de normas involucradas en
cada caso.

Estos autores afirman que no hay diferencia entre valores delictivos y los valores de la sociedad en general; los
delincuentes sienten vergüenza de sus actos, lo que significa que poseen valores sociales de toda la comunidad.
Por eso necesitan acudir a técnicas de neutralización a partir de las cuales se justifican y tratan de justificar
socialmente su accionar. No existe contraposición entre los valores desviados o subterráneos y los de la

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sociedad en general. Ambos autores creen que comprender la acción criminal es incompatible con pretender la
reducción del delito o condenar a los desviados.
Las técnicas de neutralización destacadas anteriormente son técnicas con las cuales el delincuente o el desviado
pretende justificar su acción, y que en la descripción de Matza corresponden a una sistematización de hechos
verificables. Éstas son:
🖍 La negación de la responsabilidad (por ej. estoy enfermo por eso se me permite todo).
🖍 La negación del perjuicio (por ej. tienen mucho dinero por lo tanto el robo no les afecta ya que son ricos y
yo pobre).
🖍 Negación de la víctima (por ej. no lastimamos a nadie, hicimos un trabajo limpio, ya sabían lo que les
esperaba).
🖍 La condenación de los que condenan (por ej. todos roban, se drogan. Me siguen por robar monedas mientras
otros roban millones).
🖍 La lealtad al superior o a una causa (por ej. cumplí órdenes, no podía abandonar un compañero).
Sykes y Matza concluyen que no existen culturas y subculturas delictivas, sino que todos comparten en la sociedad
los mismos puntos de vista, aunque algunos traducen sus creencias en acciones y otros no lo hacen.

Es una visión más racional, donde se supone que el individuo evalúa el resultado de sus acciones, pensando en
la reacción que va a tener en los demás; ve más allá del hecho inmediato, cuáles serán las calificaciones que
tendrá la acción por parte del grupo. Según la teoría del control social (Hirschi, 1969), cuanto mayor sea la
integración de un individuo en la sociedad, menor será su tendencia a cometer delitos. Para los niños y
adolescentes, los principales agentes de integración social son la familia, la escuela y los amigos. Estos agentes
favorecen el desarrollo de vínculos entre el joven y el orden social convencional y, cuando dichos vínculos son
lo suficientemente fuertes, disuaden al joven de violar la ley. Entre estos vínculos, el apego a los padres ocupa
en la teoría de Hirschi un lugar fundamental. El joven apegado a sus padres pasa más tiempo con ellos y, en
consecuencia, tiene menos ocasiones de cometer delitos. Sin embargo, según Hirschi, este control directo
ejercido por los padres sólo tiene una importancia relativa; lo verdaderamente importante es que los padres estén
psicológicamente presentes cuando al joven se le presenta la ocasión de cometer un delito. Es precisamente en
ese momento cuando el joven debe preguntarse qué pensarían sus padres si lo vieran cometer ese delito. Si el
joven no se formula esa pregunta, queda libre de pasar al acto (Hirschi, 1969: 88). En este contexto, la familia
disociada sería nociva en la medida en que atenta contra la formación de un vínculo fuerte entre padres e hijos y,
según los postulados generales de la teoría, cuánto más débil sea ese vínculo, menor será la integración social
del joven y mayores las probabilidades de que se convierta en delincuente. Sin embargo, esta conclusión no fue
extraída por Hirschi, quien considera que un solo padre debería ser suficiente para socializar al joven, sino por
otros partidarios de la teoría del control social. Para Hirschi (1969: 242 y s.), la sobre representación de los
jóvenes de familias disociadas en las estadísticas oficiales, es decir el hecho de que estos jóvenes representen en
dichas estadísticas un porcentaje superior al que representan en la población general. Se debe ante todo a la
reacción diferencial del sistema de justicia penal. Por su parte, la perspectiva estructuralista, considera que la
familia disociada podría conducir a la delincuencia al alterar las condiciones externas que determinan el estatus
socioeconómico de la familia.
A grandes rasgos, lo más importante de la teoría del control o arraigo social formulada por Hirschi, consiste en
distinguir entre el control ejercido desde fuentes externas al individuo y el control ejercido por el propio
individuo. Al primero le denominaremos “control social” y al segundo “autocontrol”. La sociedad se esfuerza en
presionar a sus miembros con modelos de conformidad. En principio, es el control social el que opera de freno
para evitar la comisión de delitos. Las personas que carecen de vínculos sociales estarán más predispuestas a
delinquir que aquellas que tienen fuertes vínculos con la sociedad. “La delincuencia se produce cuando los
vínculos que nos unen a la sociedad se rompen o se debilitan”.
El control social es eficaz porque la gente anticipa las consecuencias que les puede ocasionar la comisión de una
transgresión o delito. Señala las dimensiones del control social, que pueden fomentar tanto a la conformidad
como a la desviación: las relaciones sociales (estas relaciones fomentan la conformidad); la estructura de
oportunidades (cuantas más oportunidades legítimas se tengan, se encontrarán mayores ventajas en la
conformidad); la implicación (la fuerte implicación en actividades lícitas, inhibe el comportamiento desviado);
las creencias (los individuos que firmemente aceptan y defienden pautas morales y la autoridad, reprimen mejor
las tentaciones que los individuos tibios). Explica que, si el individuo rompe con los nexos sociales que lo unen
a determinados grupos en los que está implicado, significará una sensible pérdida para esa persona. Cabe
agregar que su primera versión de la teoría de control fue presentada como “Causas de la delincuencia”, por la
que intento explicar las causas de la delincuencia desde la perspectiva de la desorganización social. Pero,
posteriormente, presentó una teoría mucho más amplia “Teoría General del Delito”, conjuntamente con Michael
50
Gottfredson; ponen más énfasis en el autocontrol.
Para explicar la conducta conforme a las normas sociales o “conformidad” hace un especial hincapié en cuatro
variables de control (las llama dimensiones), representadas cada una de ellas por un fuerte vínculo social:
1. Afecto: es un vínculo de carácter afectivo, desarrollado mediante una interacción (o relación) íntima y
continuada. Esta conexión pondrá en evidencia, —según sea el cariño de los padres hacia los hijos, la medida en
que los padres o profesores supervisan su comportamiento, y se comunican con ellos—, el grado en que los
adolescentes se sientan comprendidos, perfectamente bien ubicados en el colegio, y se mostrarán respetuosos
respecto de las opiniones de sus padres y profesores. Este vínculo utilizado en este sentido se encuentra muy
unido al concepto de la asociación diferencial de Sutherland, excepto que enfatiza en la idea que el vínculo de
carácter afectivo es más importante que el contenido específico del aprendizaje al que pueda dar resultado. Para
Hirschi, tal enfoque tiene la ventaja de evitar “el problema de explicar los cambios situados en la ‘conciencia’
en el vínculo hacia los otros antes de que forme parte de su personalidad”.
2. Compromiso: es un vínculo de carácter utilitario que puede ser definido como el grado según el cual
los propios intereses individuales han sido invertidos en un conjunto de actividades fijas o establecidas. Para
Hirschi este es el “componente racional de la conformidad”, entendido como la manera racional de calcular el
potencial de ganancias y pérdidas que los individuos contemplan al realizar una conducta desviada, “tienen que
considerar los costes de su comportamiento desviado, el riesgo que corren de perder la inversión realizada
mediante su comportamiento convencional”. El concepto de compromiso asume que la organización de la
sociedad es tal que el interés de muchas personas puede ser puesto en peligro si se ven envueltos en actividades
criminales. La mayoría de la gente, simplemente por el proceso de vivir en una sociedad organizada, adquiere
una reputación y unas perspectivas que no quieren poner en peligro de perder. Estas “ambiciones” y/o
“aspiraciones” juegan un importante papel para producir la conformidad.
3. Participación: como factor de control social, Hirschi reconoce una antigua tesis al resaltar que
“indudablemente, muchas personas eligen una vida conforme a la ley por falta de oportunidades de hacerlo de
otra manera”. El sentimiento común que sugiere que la delincuencia juvenil se puede prevenir ayudando a los
jóvenes a estar ocupados y fuera de las calles, encuentra aquí un pequeño soporte doctrinal, al examinar como la
participación, —definida en términos de cantidad de tiempo y energía consagrado a realizar asiduamente algún
tipo de actividad—, representa un importante factor de control social.
4. Creencia: representa un vínculo de carácter ideológico, que para Hirschi no equivale a profundas
convicciones morales, sino que sugiere más bien el sentimiento de que ciertos valores y normas cuentan con el
respaldo de aprobación social. Opina que las creencias personales no son interiorizadas profundamente, sino que
están necesitadas de un refuerzo social constante. Nos abstenemos de delinquir por respeto a la Ley o porque
sabemos que ese acto está mal. Puso a prueba su teoría realizando una encuesta mediante la técnica de auto
informe a más de 4.000 alumnos de bachillerato de institutos de California. Resalta la importancia de dos
sistemas convencionales de control social, a través de los cuales los adolescentes pueden desarrollar
adecuadamente sus vínculos con la sociedad: la familia y la escuela. El cariño y afecto a los padres, así como el
ser un buen estudiante, fortalece su moral y hará menos probable la comisión de delitos. “Los sentimientos
positivos hacia estas instituciones de control y hacia la autoridad personal es la primera línea del control social”.
En general, mientras una persona se encuentre atada más firmemente a la sociedad convencional de cualquiera
de estas maneras será más probable que también se encuentre atada más firmemente de las otras maneras. La
persona que es sensible a las opiniones de la gente convencional, por ejemplo, tiene mayor probabilidad de
participar en las actividades convencionales y de aceptar las nociones convencionales de conducta deseable.
La aplicación de esta teoría supone que mejorando el arraigo social de los jóvenes (apego a los padres,
compromiso con valores prosociales, participación en actividades prosociales y fortalecimiento de las creencias
morales) se logrará una reducción del comportamiento delictivo de los jóvenes.
En fin, esta teoría parte del supuesto de una conducta lógico-racional, que evalúa si pierde o si gana con cierta
conducta. Este supuesto es válido tanto para explicar las conductas desviadas como las conductas de
conformidad. En esta teoría, Hirschi tiene en mente un prototipo humano que es fuertemente racional, la persona
evalúa el resultado de sus acciones. Cabe agregar que Hirschi hace hincapié en la educación de sus padres, ya
que es la fuente de socialización que infunde autocontrol en un niño, aunque otros desempeñan un papel integral
en el proceso de socialización adecuado o inadecuado. Para Hirschi la conclusión es muy simple: los sistemas
convencionales de control social que pueden desarrollar adecuadamente sus vínculos con la sociedad son a
través de la familia y la escuela.
¿Qué sucede hoy en día con los agentes sociales (la familia y la escuela por ej.)? Vemos que están en una crisis,
en una recreación constante que hace muy difícil apostar o creer que puedan ser agentes eficaces como lo
51
establece Hirschi. Por ejemplo, en la familia, hay inestabilidad social, se están redefiniendo modelos
permanentemente, y
hay poco apoyo en la formación y educación moral de parte de padres ausentes. Ni hablar de la escuela, como
institución, está en crisis. No hay país que no hable de la crisis de su sistema educativo: lo que se enseña en la
escuela es contrario a lo que impera como valor y norma en la vida. Las capacidades de las familias y escuelas
para moldear al futuro ciudadano, hoy se van traspasadas por la influencia de otros agentes de socialización,
como por ejemplo la opinión pública, los medios de comunicación; ellos proponen modelos alternativos a lo que
oficialmente se establece como correcto.

C La conducta desviada desde la teoría del conflicto-El paradigma de Taylor, Walton y Young-El
surgimiento del realismo de Izquierda.

El conflictualismo se basa en Marx y sus aportes. Entendía que las instituciones jurídicas representaban un
instrumento de dominio de la clase dominante sobre el conjunto del proletariado y las clases subordinadas. Los
grupos económicos dominantes, tienen en su control la política, la legislación, la moral, la religión, el arte, y
demás. Forman parte de esa superestructura que les permiten construir un discurso oficial que se impone a la
sociedad en un intento de legitimar una dominación que visto descarnadamente suena brutal (una dominación
lisa y llana). El derecho, por lo tanto, no representa el ideal de justicia; sino más bien los intereses de clase que
operan a través de las instituciones en defensa de los grupos de privilegio. Hay que recordar que el pensamiento
marxista interpreta la sociedad sobre la convicción de que existen dos aspectos estructurales: la estructura
(encontramos las fuerzas productivas, los instrumentos técnicos, que permite la producción de los bienes
materiales que la sociedad necesita. En ella, los individuos se posicionan frente al hecho productivo
estableciéndose los modos de relación, las relaciones de trabajo) y la superestructura (encontramos todas las
manifestaciones de la cultura, que reflejan las condiciones de dominación y las protegen. Encontramos al
Estado, sus instituciones, el derecho, la moral, la religión, el arte, los gustos, los valores, etc.). Si el derecho se
encuentra en esa superestructura, es porque no es un producto cultural independiente de las condiciones
materiales sobre las que se fundamenta la vida social, sino que es la expresión de intereses de clases; el derecho
es un elemento de dominación, por lo que no puede ser un instrumento de cambio social.
Para ambos autores (Marx y Weber), el conflicto es inherente a la realidad social por la escasez de recursos. El
conflicto tiene una potencialidad transformadora. Ahora, para Marx, el conflicto es expresión de la lucha de
clases y se resuelve por un cambio estructural (abolición del capitalismo); mientras que, para Weber, el conflicto
no es sólo la expresión de la lucha entre clases, sino también entre grupos de estatus y los grupos de poder.
Para Marx la realidad social es objetiva, aunque socialmente constituida; pero lo social es supraindividual,
externo y coactivo, que se da en un marco de producción capitalista. El individuo está inmerso en la historia y
en la sociedad en relaciones de producción concretas. Mientras que, para Weber, la realidad en sí es objetiva,
sus procesos y estructuras; pero afirma que la acción social está dotada de sentido. Los individuos están
inmersos en relaciones sociales en las que interactúan entre sí, dotando de sentido a las mismas; pero, su
perspectiva de análisis es macrosocial. Para Weber el lenguaje toma un lugar importante porque gracias a él los
individuos interactúan entre sí.
En cuanto a la estratificación y conflicto, según Marx, el orden social es una estructura de desigualdad que se
manifiesta en la desigualdad de clases. Se tiene en cuenta la propiedad/no propiedad de los medios de
producción. Causa del cambio social. El cambio histórico se desenvuelve en etapas. Por su lado, Weber da una
explicación multidimensional de la estratificación social. Afirma que existe una clase económica (refiere a la
riqueza. Es la posición dentro del mercado según el ingreso o capital. El mercado, tierra, dinero o crédito),
estatus político (el poder. Es la capacidad que se posee de determinar, directa o indirectamente, la acción de
otros a través de la legislación y del monopolio legítimo de la violencia que concentra el estado) y, por último,
señala los grupos de prestigio (es la capacidad de influir sobre la acción ajena a través de la impresión
carismática que uno produce).
Marx afirma que las relaciones de producción son las estructura sobre las que se asienta la superestructura
cultural (relación causal). Tiene una función ideológica, pues refleja los intereses de la clase dominante y sirve
para justificar el orden existente. La ideología es la falsa conciencia, porque no revela la realidad tal cual es,
sino que lo mitifica con un discurso difuso y abstracto. Lo contrario es la noción de conciencia propia de una
clase revolucionaria (de clase en sí, a clase para sí). Por su lado, Weber sostiene que las ideas no son meramente
el reflejo de las condiciones materiales. Dice que la dominación social no es reflejo de los intereses dominantes,
sino el resultado de las creencias legitimadoras. La creencia en la legitimidad de la dominación tiene un poder
cohesivo dentro de una colectividad y la justifica. Agrega que existen tres tipos puros de dominación legitima: la

52
racional, la tradicional y la carismática.
Referido al conflicto y cambio social, Marx sostiene que las sociedades pasan de un modo de producción a otro
a través de las revoluciones. ¿Por qué cambian? Por la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción existentes (propiedad). El proceso culmina cuando las clases
dominadas toman el poder y ganan control de la maquinaria estatal: la sociedad socialista (dictadura del
proletariado), una etapa de transición a la sociedad comunista. Por el otro lado, Weber dice que el conflicto
produce cambio económico social, pero no fundado exclusivamente en condiciones económicas, sino en
multivariables. No hay necesidad histórica ni determinismo. La modernización occidental consistió en la
expansión de la racionalización (adecuación de medios afines) en todos los ámbitos de la vida social. Según él,
el mundo se dirige al desencantamiento del individuo por esta racionalización, y la forma dominante será
crecientemente burocrática.
MARX WEBER
Prioriza el análisis macrosocial, pero incluye la
La sociedad es un fenómeno objetivo, externo y
subjetividad del actor social quien dota de sentido a la
coactivo.
realidad social.
Prioridad analítica del sistema sobre el actor social.
Las relaciones sociales son esencialmente conflictivas,
Ídem, pero la raíz del conflicto se debe a la escasez de
debido al sistema de dominación basada en la
recursos socialmente valiosos.
propiedad privada.
Dialéctico Historicista
Determinista Antideterminista
Materialista Multicausal
Visión optimista de la historia-sociedad comunista Visión pesimista de la historia, aunque no fatalista
Critica la burocratización y el poder formalizador del
Critica abiertamente el capitalismo
Estado
Niega la neutralidad valorativa del sociólogo Cree en el análisis objetivo

Esta es una visión clásica que, a lo largo del tiempo, fue actualizada con lo que se denominó la nueva
criminología o la criminología crítica. Surgió así una nueva criminología que intento poner énfasis en las
estructuras sociales propias de una sociedad de clases, que condicionan o determinan en muchos casos el andar
desviado delictivo de los individuos.

Los críticos ponen énfasis en las condiciones de la desigualdad. El derecho es la manifestación de los grupos
sociales dominantes que imponen una visión del orden que es funcional a los intereses de esa clase. El derecho
tiene como función la reproducción social del orden vigente, reproducir las relaciones capitalistas y perpetuar el
poder de la clase dominante. La teoría del conflicto interpreta a la deviación como el reflejo de las
desigualdades sociales y de poder. Apuntan a entender la desviación desde la perspectiva de los factores
macroestructurales como la desigualdad de poder o riquezas.
Sostienen que la criminología radical si quiere avanzar como ciencia debe tener el objetivo de construir una
teoría que de sentido a los cambios de “la estructura del control social, la ley y el delito”, abogan por una
criminología normativamente comprometida por la supresión de las desigualdades sociales, para lo que debe
disponer de “la libertad de cuestionar no solamente las causas del delito sino también las de las normas, que, en
sentido propio, crean el delito: o sea las normas legales”. El plan debe consistir, entonces, en construir una
criminología materialista (acorde con el método del materialismo histórico acuñado por el marxismo) que asuma
“la tarea de buscar explicaciones de la subsistencia, la innovación o la derogación de las normas jurídicas y
sociales sobre la base de los intereses que respaldan, de las funciones que cumplen en determinado régimen
material o de producción en sociedades fundadas en la propiedad, comprendiendo que tales normas jurídicas
están inextricablemente ligadas con las contradicciones en desarrollo en esas sociedades”. A tenor de esto, para
los partidarios de la criminología crítica “las causas del delito están irremediablemente relacionadas con la
forma que revisten los ordenamientos sociales de la época. El delito es siempre ese comportamiento que se
considera problemático en el marco de esos ordenamientos sociales; para que el delito sea abolido, entonces,
esos mismos ordenamientos deben ser objeto de un cambio social fundamental”.

En la década de los 80, aparecen los llamados realistas de izquierda, que forman parte de la criminología crítica:
Taylor, Walton, Young, Matthews y Lea. Comenzaron a revisar y a investigar al delito, desnudando las
falencias de las teorías funcionalistas y que no veían las interaccionistas. La teoría del conflicto intenta
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demostrar que la desviación refleja desigualdades sociales y de poder (Los grupos de poder tienen la capacidad
de generar derecho,
pero, a su vez, pueden evadir los alcances de la ley y la justicia para su propio privilegio). La teoría del conflicto
sostiene que el delito es causado por la desigualdad tanto como de clase, raza, género, etc… la que permite los
privilegios de unos pocos. Así, el delito para muchos grupos marginados se convierte en una forma de
resistencia contra el sistema, una forma de apropiarse de lo que el sistema social le ha negado. El delito es
funcional, porque gracias al delito se monta una enorme maquinaria represiva que es selectivamente aplicada a
grupos sociales que se consideran potencialmente peligrosos para el sistema (por ej. la tolerancia cero con
respecto al alcohol). Tienen en cuenta el carácter punitivo del Estado, que es selectivo y está definido por
modelos criminales determinados por agentes estatales. En nombre de los intereses impuestos por los grandes
grupos sociales y económicos, las instituciones imponen el peso coercitivo del estado sobre sectores
determinados.
Esta criminología crítica es una reacción contra las metodologías de investigación de la criminología positivista.
Surge también una criminología feminista, donde el crimen de las mujeres comenzó a ser estudiado. Se
consideraba a las actitudes delictivas como parte de una reacción contra las estructuras y las ideologías
dominantes en materia de control jurídico penal. Entonces, ¿qué propone la criminología crítica? Propone un
reexamen de las prácticas y conceptos clásicos respecto al delito, al principio de legalidad, a la esencia del
castigo, al control y sus mecanismos, y a la finalidad y efecto de los tratamientos resocializadores y las
instituciones totales (cárceles y psiquiátricos). La criminología crítica dejó abierto un campo para numerosas
investigaciones hasta hoy en día. Por último, propone una reforma del derecho Penal e instituciones de control
(derecho penal mínimo); modelos extrapenales que sustituyan las sanciones estigmatizantes; control social
descentralizado del estado a favor de agencias comunitarias. Se critica a los conflictualistas porque en algunas
ocasiones han simplificado demasiado el carácter de las normas jurídicas.
El ‘realismo’ encabezado por Young ha trabajado, desde fines de la década de 1970, en particular con las
contribuciones de John Lea y Roger Matthews, desde una comprensión de la criminalidad en la que el concepto
del delito adquiere un contenido real, y dentro del cual la presencia de la víctima se revaloriza en tanto ese
comportamiento adquiere una dimensión intraclases, en el sentido que el mismo existe y se expresa entre
autores y víctimas pertenecientes a la misma clase social, y no interclases como lo ha hecho la victimología
convencional en tanto que el impacto del delito se creía proveniente de las clases bajas sobre las altas.
Pero, la victimología radical auspiciada por los ‘realistas de izquierda’ ha podido demostrar que la clase
trabajadora resulta víctima de los delitos provenientes desde todas las direcciones. Cuanto más vulnerable
económica y socialmente es una persona, lo más seguro es que ambos, tanto los delitos cometidos por un
miembro de su misma clase o los de cuello blanco, tendrán lugar contra él.
Con la realización de los Merseyside (Kinsey 1984) e Islington Crime Surveys (Jones, MacLean and Young
1986) se despejó el camino para ese tipo de ‘realismo’ y desde el nuevo paradigma surgido Young propuso los
Ten Points of Realism (1992) con los cuales sugirió abordar los cuatro mayores procesos que habían
transformado el pensamiento criminológico, a saber:
✔ La crisis etiológica como una consecuencia del aumento de las tasas del delito.
✔ La crisis de la pena en términos del fracaso de la cárcel y una reevaluación del rol de la policía.
✔ La acrecentada conciencia de la victimización y de los delitos que anteriormente eran ‘invisibles’.
✔ Una cada vez mayor demanda pública, al igual que la crítica, por la eficiencia y la responsabilidad de los
servicios públicos.
En una geométrica representación del delito, los ‘realistas de izquierda’ sugirieron un ‘cuadro’ ideal en cuyos
vértices colocaron respectivamente a la víctima, al autor, al Estado y al público. Este cuadro representa el marco
en el cual los actores sociales e institucionales crean y definen el delito. El primero y más destacado de esos
vértices estudiados por los ‘realistas’ es el de la víctima, mas no considerado como lo ha hecho la Victimología
convencional, sino en el sentido que se ha señalado antes, es decir en una más precisa relación entre la víctima y
el autor que se debe extraer mediante estudios más localizados, o sea concentrados en la misma área a la que
pertenecen ambos.
El fracaso de la etiología desarrollada por el positivismo criminológico, en tanto que la búsqueda de las causas
del delito únicamente se concentraba en el autor, supuso para el ‘realismo de izquierda’ la necesidad de un
desplazamiento de dicha búsqueda hacia los otros vértices del cuadro geométricamente trazado. De este modo,
también el público y el Estado fueron objeto de prioritaria atención, junto con la víctima considerada de la
forma descripta. En efecto, a partir del reconocimiento que el delito realmente existe y constituye un problema,
en cuanto el análisis del crecimiento de las tasas de la criminalidad y el limitado incremento de los recursos
puestos a disposición de las agencias de control punitivo les demostraban que poco se hacía para poner coto al
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temor del público, los ‘realistas de izquierda’ comenzaron a prestar mayor atención a la necesaria colaboración
entre la policía y los ciudadanos. Ello así, pues la demostración que el simple aumento de los recursos policiales
desaparece dentro de una burocracia siempre en expansión y que el flujo de información del público hacia la
policía es crucial, en el sentido que las denuncias de los ciudadanos constituyen el corazón de la actuación
policial para que la última pueda actuar con eficiencia. De este tipo de afirmaciones fue que los realistas
concluyeron en que el delito no es un producto único del individuo separado de la estructura social, ni tampoco,
por el contrario, sostuvieron la opinión de quienes destacan el primordial efecto de la estructura quitando
importancia al individuo. En su visión no hay espacio para el determinismo ‘orgánico’, ni para el ‘social’. El
enfoque realista es de tipo constructivista, en el sentido que en su ‘cuadro del delito’ todos los vértices juegan
un papel, para definirlo, dentro de un contexto social e histórico dado.
Por cierto, que las propuestas de los ‘realistas de izquierda’ generaron una polémica con las otras tres corrientes
de la denominada ‘criminología crítica’ y muchas intervenciones podrían contrastarse (incluso, aunque de forma
minoritaria, desde el ámbito hispano hablante) con las réplicas que los realistas británicos dieron a ellas.
En fin, el realismo de izquierda puso su énfasis de estudio en la delincuencia urbana, en la manera en que la
estratificación social explica los casos de desviación y de delito. Dentro de esta corriente, hay investigaciones
sociológicas que tienen un tinte feminista, llamados los estudios de género. Hasta hace poco no se habían
estudiado las desviaciones que provocan las mujeres, la delincuencia femenina. Nombramos como realistas de
izquierda a Taylor, Walton, Young, Matthews y Lea. Sostenían que el delito era una expresión de lucha de
clases de los individuos contra las condiciones imperantes del sistema (circunstancias socioeconómicas). El
delito es funcional para el sistema capitalista, el cual levanta una maquinaria represiva y de control en torno a la
guerra contra el delito. La lucha contra el delito se convierte en la construcción de nuevas formas de vigilancia y
control sobre la sociedad y determinados grupos potencialmente peligrosos contra la propiedad y la estabilidad
del sistema capitalista. La criminología critica entendía que las causas del delito se encuentran en la estructura
social, pero señalaban la importancia de la desigualdad relativa; esto es, el delito no se relaciona tanto con la
pobreza o el desempleo, sino más bien con la ausencia de alternativas a una situación de privación relativa
concreta, que puede darse en cualquier estrato social y en cualquier período económico. En la ausencia de
alternativas, las personas recurren a los medios individualistas para superar tales condiciones que lo encierran.
Por lo tanto, atendiendo a factores culturales, el análisis de los criminólogos críticos se centra en la estructura
cultural de la sociedad y concluyen que el delito y su control como “constructos culturales”, siendo el primero
de abajo-arriba y expresión de resistencia frente al segundo (de arriba-abajo). El delito no es entendido como
una transgresión de la ley, sino que es una manera de resistir la dominación y sus imposiciones; no se enfatiza la
culpabilidad de quien comete un delito, sino que se lo ve como una víctima del sistema, cuyo resultado es la
resistencia.
Otro de los aportes del realismo de izquierda, fue el descubrimiento, el alumbramiento, de nuevas temáticas que
habían sido ignoradas, como la criminología feminista (estudios de género). Tradicionalmente, la sociología del
conflicto ignoraba la problemática de la delincuencia femenina. Cuando desde los 70 se comenzó a atender el
problema se investigó desde las estadísticas judiciales, en los que los hombres aparecían como más delincuentes
que el sexo femenino. La respuesta se debe a que a la mujer se la tenía como mujer del ámbito doméstico y
sometida al hombre, por lo que fueron ignoradas por muchos en las investigaciones de campo.

Utilizará la teoría del etiquetaje propia de los interaccionistas, pero para utilizarla con otro enfoque. El delito es
resultado del ejercicio del poder por el Estado y la explotación de los mercados sobre la estructura social. La
delincuencia es una etiqueta que se adhiere a conductas y personas no legitimados desde la ideología dominante
que se aplica a los que conspiran contra el desenvolvimiento del capitalismo. Las etiquetas se utilizan desde las
instituciones encargadas del control, la vigilancia y represión, de forma negativa, para aquellas conductas que
tienen alguna implicancia u obstáculo respecto del desempeño del capitalismo. Es decir, el autor considera que
algunas instituciones como serian por ejemplo el poder penitenciario, policía, poder judicial entre otros, pueden
etiquetar de manera negativa a quienes:

✔ Obstaculizan, amenazan o ponen en peligro la propiedad privada.


✔ Quienes no son productivos para el capitalismo (Ej; niños, ancianos, dementes etc.)
✔ Aquellas personas que ponen en duda o en entredicho el statu quo del sistema (quienes critican los valores
sobre los que se asienta el sistema, intentan mostrar a la sociedad tal cual es).
✔ Quienes no respetan debidamente la autoridad (Ej: cuando no se respetan a las autoridades del sistema
educativo).
La diferencia con la teoría del etiquetaje de los interaccionistas es que ellos tienen total albedrío de etiquetar o
señalar quienes piensan que tienen una conducta desviada (que no para todas las personas la desviación significa
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lo mismo). Si no el fenómeno de desviación puede ser muy variado incluso dentro de la misma sociedad, con
esto tal vez una persona inocente puede ser culpada falsamente. Y Steve Spitzer utiliza la teoría del etiquetaje,
pero para señalar aquellas personas que tienen un comportamiento indebido, o negativo con anterioridad al
señalamiento. Las desviaciones son producto de una sociedad desigual que genera frustración, es un resultado
natural del capitalismo. Para Spitzer los grupos de poder tienen el control de ciertos medios, tienen la capacidad
de dominar el discurso, que es una manera de extender el poder por toda la sociedad. Muchos de estos
instrumentos se vinculan a las instituciones que tienen que ver con los sistemas de control, que en conjunto
forman el rostro coactivo del Estado. Estas instituciones tienen un poder otorgado por el poder dominante para
etiquetar a los grupos que puedan poner en riesgo o en entredicho los valores fundamentales en los que se
asienta el sistema capitalista de dominación. Spitzer utiliza el mismo discurso de la teoría del etiquetaje, pero lo
lleva a un nivel institucional macrosociológico.

Módulo 4 - ProblemáTica acTual en sociología jurídica.

C Profesión jurídica.
Una actividad profesional, refiere a una cualidad de certeza o excelencia de un trabajo bien hecho. Hay que
distinguir entre las profesiones y el oficio. La profesión Jurídica ha sido objeto de estudio tanto por la vertiente
funcional como por la crítica. En general, los temas tratados por ambas pueden agruparse:
🖍 Estratificación de la profesión y relaciones entre el nivel social del abogado y el nivel social de los clientes.
Junto con este tema suelen tratarse los prejuicios sociales que afectan a la profesión y los raciales en los
países en que existe.
🖍 Conflictos profesionales de roles (defensa de clientes o de la justicia, profesión ética o negocio privado).
🖍 Problemas que plantea la relación profesional entre el abogado y el cliente.
🖍 Relaciones entre abogados y jueces.
🖍 Los abogados y el ejercicio del poder político.
🖍 Análisis económico de la profesión con énfasis general en su proletarización.
🖍 Evolución de la matrícula y las diversas formas de ejercicio de la profesión, proporción por sexos y relación
entre número de abogados y número de casos, lo que lleva al análisis de las diversas formas de ejercicio
profesional (individual, colectivo, público, privado, etc.).
🖍 Distribución (generalmente inequitativa) de los servicios legales y efectividad de las defensorías de indigentes
(servicios legales gratuitos).
Muchos de estos temas fueron anticipados en una obra insoslayable, agudamente crítica pero no marxista:
‘Demasiados Abogados’ de Piero Calamandrei. Fundado en estadísticas de la época, pretende llamar la atención
sobre la crisis de los estudios jurídicos, la baja motivación académica de estudiantes y profesores de derecho, y
movilizar hacia una revalorización de la abogacía. La totalidad de los problemas que el autor señalaba para la
Italia de 1920 son absolutamente vigentes, sólo difieren en que se han agravado.
Para Calamandrei, la abogacía se ha transformado en un peligroso estímulo de la litigiosidad y mala fe procesal,
con motivo del exceso manifiesto del número de abogados, respecto de las causas que requieren tratamiento
judicial. Este fenómeno hace aumentar el número de los miembros del proletariado forense que vive de crear
litigios para beneficiarse de sus magros resultados. El aumento del número de abogados trajo aparejada la
disminución de la calidad técnica y cultural de la mayoría de los profesionales. Los jóvenes salen de la
universidad casi siempre desprovistos de una orgánica y sintética orientación institucional, que les permita
estudiar autónomamente, sin guías. Nadie piensa en darles, aunque oficialmente se afirme lo contrario, un poco
de instrucción práctica.
Observa con agudeza el deterioro de la relación entre jueces y abogados, al considerar los primeros, que los
letrados hacen todo lo posible para demorar las causas e impedirles a los magistrados conocer la verdad de los
hechos. No deja de relacionar valores de clase media y presión hacia la universidad, donde miles de jóvenes no
buscan la ciencia, sino el billete de ingreso a empleos profesionales. Hay que reconocer que, en muchos países,
este cuadro no sólo no ha variado, sino que tiende a empeorar: siguen acercándose muchos a las profesiones
jurídicas por la relativa facilidad de la estructura de la carrera, que lleva a la selección por descarte.
La obra de Calamandrei es una dura crítica a estudiantes y abogados, pero parte de un reconocimiento básico
que las teorías críticas no observaron en un comienzo: la necesidad funcional del conocimiento especializado de
la técnica jurídica. Lo que pretende el autor es crear una conciencia sobre la importancia de la seriedad y
honestidad profesional, para cumplir acabadamente con los objetivos sociales de la profesión. Calamandrei es
abogado y procesalista, y reflexiona como tal.

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Campos temáticos y problemas claves de la judicatura:
* Crisis de la Justicia: la justicia está en crisis porque falta legitimidad, debido a que la sociedad demuestra un
rechazo a sus procedimientos.
* Factores psicosociales y decisiones judiciales: vinculado al problema de la eficacia del derecho. En base a que
criterios los jueces dictan sus fallos y demás.
* Judicatura y sociedad: ¿De dónde provienen los jueces? ¿Cuáles son las relaciones con la sociedad? ¿Cómo se
integran los jueces a la sociedad y cómo ésta ve a los jueces?
* El funcionamiento de los órganos de justicia: cuestiones estructurales y funcionales del aparato judicial, las
ideologías de los administradores de justicia y la opinión pública en torno a la práctica judicial y el derecho en
general.

El derecho surge como un instrumento para la resolución de disputas, la ejecución de la regulación, la custodia
del conocimiento, son 3 cuestiones básicas que realiza todo orden jurídico en cualquier sociedad (es una
perspectiva funcionalista); en la medida que se dieron estas 3 cuestiones ha surgido la necesidad de un grupo de
individuos que se especializan en el conocimiento del derecho y son los que se encargan de la custodia de sus
formas y sus valores.
oPor un lado, los funcionalistas como van a interpretar a las profesiones jurídicas como una suerte de mandato
social; es la sociedad la que expresa una expectativa, una necesidad de cumplimiento relacionado con un
servicio público, que en este caso el mundo de los profesionales del derecho va a cumplir o llenar ese cometido,
es decir, que los individuos se van a orientar en función de esas expectativas sociales y de ese mandato
social, según
Parsons. En palabras similares, las profesiones se vinculan a un ideal de servicio público; es la sociedad como
sistema que otorga un mandato a un conjunto de individuos (que forman una corporación) que tienen un
conocimiento específico y que la sociedad considera como relevante. Le otorga una serie de normas y una
deontología que van a guiar la ética profesional. Va desde la sociedad hacia los grupos. El funcionalismo
enfatiza la importancia de la profesión por su orientación al Servicio Público y por su implícito reconocimiento
de la interdependencia funcional sobre la que se apoya la solidaridad social. La conducta profesional se rige por
exigencias o normativas de acuerdo con la posición de cada uno en el orden social. Sus roles se rigen, no por las
reglas del mercado, sino por valores y normas específicas socialmente determinados; son vehículos de
moralidad ocupacional. Durkheim dice “Las profesiones son vehículos de moralidad ocupacional; una
estructura de regulación que cubre el vacío entre las normas del estado y las condiciones de la vida real”. La
figura que representa al sistema jurídico en todas las culturas tiene que ver con la idea del juez. Los jueces son
los hacedores del derecho, aquellos que vinculan la propuesta que hace el legislador con la realidad. Según el
funcionalismo, los jueces realizan constantemente una doble función interpretativa e integradora de las normas:
son cuasi legisladores. Son órganos residuales con facultades para solucionar los conflictos del derecho.
En cuanto al derecho, el sistema jurídico, como subsistema, tiene imperativos. Así, los imperativos funcionales
de un sistema jurídicos son: la satisfacción de las necesidades del cliente; la organización de la doctrina y
procedimientos para cumplir los fines legislativos; la integración de la doctrina y procedimientos en sistemas
internamente coherentes; el mantenimiento de la tradición y valores jurídicos de la profesión y el sistema. El
desempeño de los jueces, tribunales y litigios se presupone sobre la base de cuatro elementos: imparcialidad,
doctrina, litigios e independencia. Shapiro estableció el prototipo o ideal de tribunal, que comprendía también
cuatro elementos: un juez independiente; que aplica normas preexistentes; mediante procedimientos litigioso; y
que elabora una decisión dicotómica (sólo le da la razón a una de las partes).
oLos interaccionistas entienden que, un conjunto de individuos que poseen ciertas habilidades o conocimientos
proyectan hacia la sociedad la imagen que tienen ellos mismos de sí mismos; e imponen y reclaman a la
sociedad ese mandato. Va desde el grupo hacia la sociedad, para obtener de todos ellos una licencia, que les
permita acaparar el ejercicio de esa actividad y así considerarla como una profesión. Si los miembros de una
ocupación tienen sentido de comunidad, reclamarán de la sociedad un mandato para ejercitar su licencia. La
organización es un medio por el que un grupo ocupacional particular controla en su propio beneficio las
existencias de servicios en el mercado de trabajo (monopolio).
oLa otra perspectiva teórica tiene que ver con la conflictualista. Evidentemente su concepción tiene que ver con
las diferencias de clase con la realidad de toda sociedad capitalista, que está basada en una confrontación de
intereses sociales en ese contexto los profesionales del derecho seguramente se van a posicionar según los
intereses de clase a los que representen no va a estar la profesión jurídica orientada al servicio público, al hacer
posible la custodia y vigencia de los valores esenciales que expresa el orden jurídico sino más bien van a
representar los intereses de los grupos más dominantes de una sociedad según como este cada uno de ellos
posicionados en la estratificación social. Así, las profesiones son conocimientos que se monopolizan en
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beneficio de los grupos dominantes. Directa o indirectamente están sirviendo a los últimos intereses, a la
ideología que inspira todo el orden normativo. Subrayan los fundamentos clasistas de las profesiones,
indagando sus bases
económicas. El concepto de profesión existe sólo como aspecto de la ideología que justifica los privilegios de
grupos sociales particulares.
La sociología jurídica de base marxista comienza en este campo entonces, de modo coherente con sus principios
teóricos: así como el derecho resultaba repudiado, no reserva papel alguno a los abogados, sus agentes. En el
nuevo Estado comunista, los abogados (instrumentos improductivos del capitalismo), se eliminarán al
desaparecer los conflictos derivados de la propiedad privada. El repudio proviene de considerar al abogado un
aliado del capital y de la burguesía, un colaborador en la explotación del proletariado. Marx no les había
prestado atención inicial, por su insignificancia en el proceso productivo y por su reducido número. La
evolución de la teoría llevó a considerar que, dentro de los países capitalistas, se cumplen funciones ideológicas,
de represión, de conducción y de supervisión de la clase trabajadora. En este panorama, la profesión legal se
encuentra generalmente vinculada a ellas: por el control social (derecho penal), las relaciones de producción
(derecho laboral) y relaciones entre comerciantes y corporaciones (derecho comercial y parte del internacional
privado).
Esta base económica de las profesiones se observa cuando uno ve las formas en que determina el ejercicio de la
profesión jurídica: la llamada estratificación profesional. Vemos que en el mundo de los abogados, existe el
clásico abogado individual, las llamadas firmas de mediana extensión, y los grandes estudios jurídicos o las
llamadas mega abogacía cada uno de estos estratos profesionales seguramente tiene clientes acordes a ese nivel
económico y evidentemente los intereses que esos profesionales defenderá o a las corporaciones jurídicas,
evidentemente serán muy diversos, lo que podemos decir que existen pocos lazos de experiencia o intereses
comunes, existe una extrema diversidad de trabajo, puntos de vista y esto limita la eficacia o el compromiso
moral con esos valores a una relación más cercana a los intereses propios y los intereses del cliente, qué queda
entonces de los valores que el consensualismo nos inculca o nos pretende demostrar que existen incluso a la
hora de entender el ejercicio de la profesión, en este caso jurídica (la ética profesional).
Recordemos la opinión de Arnold de generar la inducción de unidad podemos decir que aplicarlo al caso y
también decir que los profesionales del derecho tienden a buscar, a generar una imagen de comunidad de valores
de compromiso con el derecho ante la opinión pública y eso se pone en ejercicio cuando supongamos existe un
caso de escándalo o algún caso que pueda herir a la credibilidad de la corporación de los profesionales del
derecho por alguna circunstancia particular, ahí hay una especie de autodefensa corporativa, pero luego pasada
la crisis volvemos a lo de siempre que es el compromiso más relacionado con los intereses propios y los del
cliente. Los valores oficiales son importantes como un símbolo profesional de aparecer como comunidad pero
que se enfoca muy poco en la práctica, como podemos sintetizar lo realizado hasta aquí: ante todo decir que la
relación entre derecho y poder, es una relación sumamente compleja y evidentemente uno de los temas centrales
de la sociología jurídica.
En un punto coinciden la teoría crítica con los estudios funcionales sobre la abogacía: la creciente
proletarización de la profesión, aunque las causas de las que derivarían son diversas. Desde el punto de vista
critico lleva a la determinación de nuevas funciones que los abogados puedan cumplir en una sociedad
capitalista, al tomar conciencia de la situación de clase, o asumir voluntariamente la defensa de los estratos
desposeídos. “A esto apunta el tema acceso a la justicia”.
En América Latina la justicia está en un punto de debate social y político, que tiene que ver con los temas de la
eficacia, de la legitimidad, de la imparcialidad, la independencia de los poderes, la necesidad de contar con un
servicio de justicia eficiente y demás.
¿Cuáles son los valores oficiales de la práctica jurídica? La ética profesional es fundamental en la imagen
pública y en la auto imagen de la profesión, pero la gran variedad de formas de trabajo jurídico y el entorno
ocupacional son más importantes en la determinación de los valores de los abogados que las prescripciones
profesionales generalizadas. Los valores oficiales son importantes como símbolos y como necesidad profesional
de aparecer como comunidad, pero se enfrentan con la necesidad de la práctica. En cierto modo, los valores
sostienen la llamada ética profesional se ponen en juego solamente cuando se ponen en tela de juicio la imagen
de la comunidad de la corporación.
Los jueces, los tribunales y la justicia en los litigios, ¿Están capacitados realmente para resolver los conflictos?
En la práctica no representa una auténtica solución del conflicto, aceptada por las partes, sino que es una
solución impuesta dos contra uno, que puede hacer difíciles las subsiguientes relaciones entre los litigantes
(Roger Cotterrell). La mediación judicial llegó para intentar solucionar este problema. ¿Son los conflictos, la
parte más importante del trabajo de los tribunales? La administración de Justicia no sólo resuelve pocos casos
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litigiosos, sino que buena parte del tiempo lo pierden sus funcionarios en hacer cumplir las sentencias. De ahí
que se estime que la función que cumplen los tribunales es más indirecta que directa, legitimando la acción que
se emprenda fuera de los tribunales en soporte de ciertos intereses.
¿Cuál es la función social de los abogados? Los abogados se debaten en una doble perspectiva: de profesión
liberal y de servicio público. Tales son los ejemplos de los abogados estadounidenses y los alemanes. La
función social del abogado y de servicio público es significativa ya que, con frecuencia, su tarea se centra en
orientar al cliente resolviendo sus problemas, formulando sus propuestas y mediando entre las partes, lo que lo
convierte en un agente eficaz del derecho. Es un agente que ejercita una función indispensable que acerca el
derecho a la ciudadanía.
Los profesionales del derecho, ¿son una comunidad? De la experiencia resulta que: existen pocos lazos de
experiencia o intereses comunes entre ellos; extrema diversidad de su trabajo, puntos de vista y entornos; limita
la eficacia del compromiso moral de la profesión con las obligaciones de la relación abogado-cliente. La
estratificación social altera el sentido de comunidad profesional con intereses comunes, ya que no deja de ser un
mercado donde hay fuertes posicionamientos que rompen el sentido de solidaridad profesional; cada uno tira de
su carro. Así, surgen diferentes estratos: megaabogacía, firmas de mediana extensión y abogados individuales.
En las décadas de la era global, el derecho como las demás áreas se ha globalizado, impactando en el ejercicio
de las profesiones. Así, los caracteres de la nueva abogacía presentan desafíos como: la especialización, que se
ha vuelto una necesidad; la segmentación de la clientela (por tareas que toman otros profesionales); la
estratificación (por la pérdida de independencia en favor de los funcionarios y abogados de empresas, ya que
existe la mega abogacía y firmas de mediana extensión en desmedro del abogado individual); la falta de
solidaridad entre los abogados en un mercado competitivo (aumento considerable de las mujeres en la
profesión); gran número de ingresantes a la carrera y diversidad de género (democratización); fuerte tendencia
al crecimiento de las empresas jurídicas (principalmente en el mundo anglosajón); expansión de la demanda de
las empresas, sobre todo con la globalización; aumento de la brecha de ingresos; litigación en serie y
estimulación de la litigiosidad por parte de la empresa; profundización de la jerarquización interna de las
profesiones. Todo ello se da también en Argentina, incluyendo la accesibilidad geográfica de la carrera; una
mayor importancia política y social del poder judicial (30% aumento del número de jueces); y la variación en el
papel de los abogados en la vida social en las últimas décadas.
En la mayoría de los países latinoamericanos, la expansión de la educación superior ha contribuido a ampliar los
contingentes de abogados y ha hecho más variada su composición social, tanto en términos de género, clase
social y etnia. La expansión del poder judicial y el desarrollo de las grandes empresas jurídicas acentúan la
diversidad en las inserciones ocupacionales de estos profesionales. Esta diversificación se manifiesta en una
mayor salarización y menor independencia del ejercicio de la profesión (se trabaja para otros. No significa que
la figura del abogado individual desaparezca, pero el problema es que sus ingresos son cada vez menores). Las
reformas neoliberales en América Latina acentuaron las desigualdades sociales. Estudios sociológicos
efectuados en Argentina entre 1995 y 2003, demuestran que los abogados han sufrido la suerte de los clientes.
Los hombres siguen siendo mayoría en el sistema jurídico de América Latina, en especial en los cargos de
mayor responsabilidad, según lo registra una encuesta realizada entre un número similar de hombres y mujeres
que desempeñan puestos en fiscalías y en tribunales de distintas instancias, incluyendo diputados y magistrados
de CS de estos 6 países latinoamericanos. En todos los países estudiados, los hombres son mayoría entre jueces
y fiscales. En Argentina, los hombres son el 64%, en Bolivia 61 %, en Perú 65% y en Ecuador 83%. Sólo en
Colombia la proporción de hombres baja al 52% y en Chile al 56%. El principal destino de las mujeres es el área
del derecho de familia, considerado socialmente como el más vinculado al mundo femenino y el de menos
prestigio profesional. En Argentina ha crecido el conjunto de estudios jurídicos con más de 50 abogados, como
en la mayor parte de Latinoamérica.
El sistema jurídico, como subsistema de la sociedad, realiza contribuciones a éstos. Así, según Harry
Bredemeier, vemos las funciones de los tribunales en el siguiente cuadro:

TRIBUNALES Motivación y uso del sistema jurídico por los


ciudadanos
SOCIALIZACIÓN

Legitimación de la autoridad Canalización de roles y expectativas


política,
interpretación de los objetivos políticos (toda
acción de gobierno implica una nueva ADAPTATIVO (ECONOMÍA)
norma)
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POLÍTICO

Acceso a la justicia.
Este tema deriva de la confrontación entre las expectativas que surgen de la ley (para la cual todos los
ciudadanos pueden acudir a los tribunales en defensa de los derechos, y de igual manera se encuentra
garantizada la defensa en juicio) y las condiciones reales de tal acceso y de la supuesta defensa. El derecho de
acceder a la justicia se entendió tradicionalmente como un derecho natural que tenían las personas afectadas
para litigar o defenderse, es decir, como un derecho del cual el Estado sólo debía impedir, también formalmente,
su violación.
Las posibilidades desiguales para litigar constituyen un tema que interesa a toda la sociología jurídica, en cuanto
muestra una ruptura entre la declaración formal de un derecho y su alcance real. Puede litigar el que tiene, entre
otras cosas, recursos de variado tipo, lo más de los cuales dependen de su posición socioeconómica y
educacional: alto costo del proceso hace dificultosa o imposible la interposición de demandas de menor cuantía;
el promedio d duración de los procesos, requiere del que intenta un pleito y su capacidad económica para
esperar su resultado; las ventajas particulares de algunos litigantes, permite una mayor defensa letrada (mayor
disponibilidad para gastos procesales, conocimiento del derecho y de los modos de defenderlo).
Acceso a la justicia-Diferencias de clase: la desigualdad ante el derecho se convierte en una desigualdad de
Poder, para utilizar el poder coercitivo del Estado en defensa de sus intereses; y es un importante aspecto de la
legitimidad democrática por el principio de igualdad ante la ley.
Según el funcionalismo, la desigualdad es una necesidad, es algo inevitable. La desigualdad es funcional para el
sistema, es un estímulo para el progreso. Debe haber en la sociedad una diversificación de tareas y, por lo tanto,
una diferenciación de las retribuciones. Para los conflictualistas, en especial para Marx, la sociedad capitalista es
una sociedad de clases y por ello desigual; para que el capitalismo funcione, debe haber desigualdad. Por su
lado, Weber dice que la desigualdad no genera una lucha de clases, sino más bien una competencia y conflictos
por recursos que son escasos; pero no hay una confrontación de clases. Los autores críticos estudian el tema del
acceso a la justicia vinculado con los grupos marginales y sus luchas sociales, así como las luchas obreras para
el reconocimiento de derechos formalmente declarados. El tema toma en la sociología jurídica crítica una
dimensión específica: se refiere al estudio de las causas por las cuales las cuestiones procesales no pueden ser
resueltas como cuestiones técnicas, y deben observarse, las funciones sociales que desempeñan. La contribución
de la sociología crítica consiste en investigar sistemática y empíricamente los obstáculos al acceso efectivo a la
justicia por parte de las clases populares con vistas a proponer las soluciones que las pudiesen superar,
aceptando que los obstáculos son económicos, sociales y culturales.
Las regularidades que aparecen en la investigación empírica son claras: la litigiosidad decrece con el nivel
económico, por ignorancia del derecho, por alienación del mundo jurídico que sufren las clases bajas, que las
desalienta a iniciar acciones aun cuando crean que han sido vulnerados sus derechos reconocidos, así como una
difusa sensación de temor a represalias por hacerlo. También pesa la distancia de las ciudades, la ausencia de
abogados como parte de su medio social de interacción, situación que dificulta el contacto y torna ausente el
consejo jurídico desinteresado. Otro problema es el tratamiento que dispensan a las clases bajas la policía y la
administración de justicia, y la mínima posibilidad de defensa que estos sectores tienen ante la acusación de
cometer delitos, frente a las que poseen los sectores más elevados de la población, que logra, a partir de ellos,
eludir o minimizar las penas. La sociología crítica considera que la discriminación social en el acceso a la
justicia no es solo económica, sino además sociocultural, y que por ello las condiciones que permitan su
modificación exceden los recursos disponibles en una sociedad capitalista para tales fines, descontando el
fracaso de las defensorías pobres, consultorías gratuitas, etc., para hacer frente íntegramente al problema.
Los Estados a su vez, poseen normativas específicas en sus Constituciones Nacionales que de una u otra manera
garantizan el acceso a la justicia o igualdad ante la ley. El problema del acceso a la justicia afecta en mayor
medida a los sectores más desfavorables, entendidos como aquellos de menores ingreso económicos, al igual
que su capacidad para interactuar socialmente, que el resto de la sociedad. Dentro de estos sectores de la
sociedad más desfavorecidos, también se pueden incluir otros que no necesariamente deben reunir los requisitos
anteriormente mencionados. Para el estudio del acceso a la Justicia, también se incluyen las Poblaciones
Indígenas, las Mujeres, las Poblaciones Autónomas por razones étnicas o culturales y los discapacitados. A su
vez el aumento en el perfeccionamiento de otros sistemas, la justicia en América Latina posee una imagen
pública baja. El descontento de la sociedad es muy claro, dado que sostienen una visión del sistema como
inaccesible en muchos casos, influyente en sectores de la alta sociedad y la política en otros.
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La estratificación es la clasificación o jerarquización de los individuos según la categoría a la que pertenecen o
se les asigna (Macionnis-Plummer). La estratificación hace referencia a las desigualdades estructurales que
existen entre diferentes grupos de individuos (Giddens). La estratificación se refiere a la división de una
sociedad en capas o estratos de personas que tienen cantidades desiguales de recursos escasos pero deseables, de
oportunidades de vida y de influencia social (Donald Light). Principios básicos de la estratificación: la
estratificación es una característica de la Sociedad en su conjunto y no de algunos de sus miembros
considerados individualmente; el sistema de estratificación se perpetúa de generación en generación; en las
sociedades industrializadas hay movilidad social, esto es un cambio de posición que el individuo ocupa en la
jerarquía social; los criterios usualespara definir una forma de estratificación son el dinero, el poder, el prestigio,
el género, la etnia y la edad. La movilidad social se refiere al desplazamiento de individuos y grupos entre
distintas posiciones socioeconómicas (Giddens). Así, existe la movilidad social ascendente/descendente; una
movilidad social intrageneracional (son situaciones excepcionales, donde un mismo individuo pasa de la
pobreza a la opulencia, por ejemplo); y una movilidad social estructural (todos los sectores se ven afectados).
En nuestra Constitución Nacional:
🖍 El Artículo 18 establece las garantías de proceso: “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio
previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí
mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en
juicio de la persona y de los derechos”.
🖍 El Articulo 75 inc. 22: consagra la primacía de los tratados internacionales en materia de DDHH (entre
ellos el acceso a la justicia). Por ej.: La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la
Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; etc. Todos con carácter constitucional y
forman parte inherente a nuestra Carta Magna.
🖍 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera que los Estados miembros tienen la
obligación de organizar sus poderes para hacer efectivo esta igualdad, en 2 aspectos, 1º creando las
condiciones jurídicas y 2º creando las condiciones materiales (acciones positivas).
Como vimos la organización de los Estados Americanos considera que es un deber de los Estados promover no
solamente los derechos en una manera meramente enunciativa, sino aplicar políticas publicas efectivas que
aseguren a todos los ciudadanos esta posibilidad no solo en condiciones jurídicas, sino también materiales.
Cuando hablamos de condiciones no solo nos referimos a condiciones de tipo monetarias, sino también lo que
hace a la organización, la difusión de los derechos, la accesibilidad geográfica (la disposición de los tribunales,
la mejor manera posibles de estar distribuidos dentro de un territorio estatal), asegurando una sustancia material
a los derechos que se han enunciado en la CN.
La problemática del acceso de los ciudadanos a la justicia incluye no solo aspectos jurídicos sino también de
carácter cultural y simbólica, tiene que ver y podríamos relacionarlo con los temas de la cultura legal externa,
cuantas veces los ciudadanos por una perspectiva lejana de los hechos judiciales o por una percepción que la
justicia no está de su lado, podemos decir no está en la defensa de criterios de verdadera liquidad e
imparcialidad, son aspectos que de alguna manera obstaculizan esa fluidez que debería haber entre los
ciudadanos, el derecho y el sistema jurídico. Entonces el acceso a la justicia es una responsabilidad compartida
por los tres poderes del Estado:
El acceso a la justicia puede ser considerado por:
a) El acceso propiamente dicho (representación por un abogado).
b) La disponibilidad de un buen servicio de justicia (procedimiento judicial en tiempo prudencial).
c) La posibilidad de sostener el tiempo completo del proceso (disponibilidad económica).
d) El conocimiento de los derechos por parte del ciudadano y de los medios para hacerlos valer.
Estas consideraciones nos van marcando la extensión que tiene el problema y tener conciencia de la importancia
que tiene como política de Estado, tanto como por la diligencia política como por los propios ciudadanos que
demanden una mejor calidad de justicia y una mayor difusión de estos derechos y una mayor disponibilidad en
el acceso a la justicia.
Felipe Fucito menciona 2 aspectos conceptuales que deben ser tenidos en cuenta cuando analizamos la
problemática del acceso a la justicia de un modo igualitario:
1- La “Marginalidad Jurídica objetiva”: patrones culturales, económicos y educativos, que se interponen entre
los ciudadanos y el sistema jurídico, estos son medibles (a través de estadísticas), pensemos en las condiciones
socioeconómicas que vivimos en un país.
2- La “Ajenidad Cultural”: la percepción negativa que la población tiene del sistema judicial. Ya hemos visto
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como los ciudadanos, mediante las diferentes experiencias judiciales, ante la información proveniente de los
medios de comunicación, va desalentando de alguna manera la credibilidad de los ciudadanos en el sistema
judicial, esto es muy importante porque en buena medida la legitimidad del régimen político depende de la
credibilidad de su justicia, sino hay justicia en la percepción de los ciudadanos aparece en ellos un estado de
fastidio, de desconfianza que termina contaminando otros aspectos de la vida institucional.
Una de las cuestiones frecuentes en las culturas latinoamericanas o iberoamericanas tiene que ver con los aspectos
relacionados con la corrupción del sistema judicial, la corrupción no solo política, sino también del sistema
jurídico está presente en los medios de comunicación de una manera casi habitual lamentablemente y en los
últimos años en nuestro país hemos visto como números jueces han sido destituidos en procesos muchas veces no
muy claros y con motivos o fundamentos de carácter político menos claros aun.
Cabe destacar la definición de participación ciudadana: proceso social que resulta de la acción intencionada de
individuos y grupos en busca de metas específicas, en función de intereses diversos y en el contexto de tramas
concretas de relaciones sociales y de poder. Es un proceso en el que distintas fuerzas sociales, en función de sus
respectivos intereses, intervienen directamente o por medio de sus representantes en la marcha de la vida
colectiva con el fin de mantener, reformar o transformar los sistemas vigentes de organización social y política.
¿Democracia participativa (deliberativa) vs. Democracia representativa? El término democracia deliberativa
designa un modelo normativo que busca complementar la noción de democracia representativa al uso mediante
la adopción de un procedimiento colectivo de toma de decisiones políticas que incluya la participación activa de
todos los potencialmente afectados por tales decisiones, y que estaría basado en el principio de la deliberación,
que implica la argumentación y discusión pública de las diversas propuestas. Con este modelo de democracia no
se procede propiamente a una innovación de la democracia, sino a una renovación de la misma: la deliberación
trasladada al ámbito político implica una exigente concreción del ideal participativo que encarna la noción de
democracia.
El profesor nos brinda los textos de María Inés Bergoglio que tratan estos temas. El análisis político comparado
ha mostrado claramente que la consolidación de los regímenes democráticos requiere que todas sus instituciones
funcionen. Entre ellas, el establecimiento de la igualdad ante la Ley, expresado en el funcionamiento de una
Justicia independiente de presiones políticas y económicas, ocupa un lugar destacado. La realidad demuestra las
dificultades de las nuevas democracias para independizar la toma de decisiones judiciales de las presiones
políticas. En esta década, aunque la renovación de los turnos democráticos ha mejorado los pronósticos de
estabilidad política, las condiciones sociales y económicas han empeorado significativamente, el aumento sin
precedentes en los niveles de pobreza generado por un proceso de modernización excluyente permite suponer
que las desigualdades entre las clases sociales están aumentando en diversos ámbitos. Analizarla desde la
perspectiva de las clases sociales permite explorar uno de los mecanismos a través de los cuales las diferencias
económicas y educativas implicadas en la estratificación se convierten en desigualdades de poder. La noción de
acceso es un concepto relacional, de difícil medición. De acuerdo con Silberman describe las situaciones que
facilitan el contacto entre los que ocupan y no ocupan posiciones de poder. Los abogados tienen poder en la
medida en que tienen acceso al poder coercitivo del Estado y es a través de ellos que los ciudadanos ganan
acceso al poder estatal. Convirtiéndose en clientes, los ciudadanos establecen contacto con alguien, un abogado,
que puede movilizar el poder del estado en su beneficio. El acceso al Derecho existe cuando los ciudadanos
pueden convertirse en clientes porque son partes de una red de comunicaciones que facilita el contacto con
abogados.
Esta autora llegó a conclusiones como: pese a la amplia oferta de mano de obra, el contacto con abogados
aumenta siguiendo líneas de clase. Tanto la mayor disponibilidad de recursos económicos, que disminuye los
costos relativos, como la mayor educación, que favorece la comprensión de los riesgos involucrados en los
contactos con la Justicia, estimulan el contacto con abogados en los estratos superiores. La experiencia de asistir
a Tribunales, aun siendo menos frecuente, podría encontrarse distribuida menos desigualmente entre los estratos
sociales que el uso del asesoramiento legal. Mientras el consejo de un abogado es un servicio que se compra en
el mercado, por lo que las diferencias entre grupos de desigual poder económico son esperables, no ocurre lo
mismo en el caso del contacto con Tribunales. Siendo la Justicia un poder del Estado democrático, el contacto
con ella debería ser relativamente homogéneo en todos los estratos sociales. Después de todo, aunque las clases
altas utilicen más los tribunales para resolver sus disputas y las bajas figuren con más frecuencia como
imputados en las cortes penales, la probabilidad de ser testigo de un delito es similar para todos. Estos efectos
deberían conducir a diferencias de clase menos marcadas en esta variable que en el contacto con abogados. Los
datos recogidos muestran que la predisposición a litigar aumenta con la clase social.
Por otro lado, afirma que la expansión de la educación superior ha contribuido a ampliar los contingentes de
abogados y ha hecho más variada su composición social. Al mismo tiempo, la expansión del poder judicial
asociada a la democratización y el desarrollo de grandes empresas jurídicas acentúan la diversidad en las
inserciones ocupacionales de estos profesionales. Esta diversificación implica una tendencia a la salarización,
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convirtiendo en menos frecuente el tradicional ejercicio independiente de la profesión.

La corrupción según Transparencia Internacional está socavando las bases de los sistemas judiciales en el nivel
mundial, y negando a los ciudadanos el acceso a la justicia y el derecho humano básico a un juicio imparcial y
justo, o incluso, a veces, simplemente a un juicio. Como vemos según este informe de Transparencia
Internacional la corrupción no es una cuestión de normas, ajenas a la realidad cotidiana de la mayoría de los
ciudadanos, sino que es un cáncer que atenta contra la imparcialidad del sistema y a veces niega el acceso a la
justicia a todos los ciudadanos, sin discriminación alguna a un juicio, porque a veces se requiere llegar a un
juicio para aclarar algunas cuestiones. Por ej. Las denuncias acerca de la honorabilidad de las personas son
procesos extremadamente largos, costos y generalmente llegan tarde, cuando la opinión pública ha terminado
juzgando a la persona, que se demuestra luego de ese proceso que es inocente, pero que al llegar tarde la justicia
no puede borrar el descredito de ese individuo ante la sociedad. En este caso es una inoperancia producida por
su lentitud por parte de la justicia. La corrupción salpica todos los órdenes de la vida social, no es algo que si a
mí no me toca es un tema menor, porque en algún momento nos va a perjudicar, en términos generales o muy
particulares. El acceso a la justicia y la corrupción como vimos están íntimamente vinculados.
El informe Global de la Corrupción 2007, titulado: Corrupción en Sistemas Judiciales, señala claramente: “El
deterioro de estándares internacionales se evidencia en países como la Argentina y Rusia, donde los poderes
políticos han aumentado su influencia sobre el proceso judicial en años recientes. Y para los jueces que se
resisten a ser comprometidos, la represalia política puede ser expedita y severa. Los procedimientos injustos o
inefectivos para disciplinar y destituir a jueces corruptos pueden terminar usándose en cambio para eliminar a
jueces independientes”. Este es el otro costado de la corrupción de los sistemas judiciales es la vinculación
indebida entre el poder político y el poder judicial, la presión que se da entre los mismos jueces es en algunos
casos inocultable, causas que van feneciendo, que van prescribiendo, porque duermen en los despachos
judiciales, terminan desvirtuándose las denuncias y cayendo en el olvido pensando algunos datos en los últimos
14 años en Argentina los tribunales han acumulado 750 procesos por corrupción de los cuales en los últimos 5
años solamente fueron condenados 15 funcionarios de segunda categoría. Algunas reformas judiciales que se
han dado en A. Latina y particularmente en Argentina con la pretensión de darle mayor transparencia a la
justicia y aumentar la baja estima que tienen los ciudadanos por el sistema judicial, en verdad no han dado
resultados efectivos hasta el momento, incluso el Consejo de la Magistratura que se ha implementado en nuestro
sistema no ha contribuido debidamente por lo menos no ha cumplido con las expectativas que se habían
generado con esta transparencia del propio sistema de selección de los jueces y una verdadera independencia de
la justicia respecto del poder político, de lo contrario este Consejo de la Magistratura ha convalidado estas
disposiciones ya políticamente establecidas.
La otra gran cuestión relacionada con el acceso a la justicia es los problemas relacionados con la celeridad de la
justicia, es bien conocida la expresión que dice “es preferible un mal arreglo a la incertidumbre que implica un
largo proceso, cuyo resultado se desconoce, muchas veces es impredecible y es sumamente costoso”, a lo largo
de muchos años el proceso sigue su vida de una manera muy lenta, mueren testigos, mueren demandantes y
nunca se llega a conocer la verdad. La celeridad de la justicia es un tema fundamental que debería ser una de las
prioridades de toda reforma de la justicia.
Datos: la Argentina es el país Iberoamericano donde más duran los juicios civiles y penales y donde la gente
menos confía en los jueces. Solo los jueces de Ecuador despiertan menos confianza en la gente; otro dato
desalentador para nuestra Justicia, según el informe UIBA, es que Costa Rica y la Argentina son los países
donde más tiempo transcurre entre la comisión del crimen y la realización del respectivo juicio oral; a la hora de
medir la duración promedio de los juicios civiles, el resultado también es desalentador: en la Argentina duran 5
años; Chile y Colombia 2 años y 9 meses; España 7 meses y Uruguay 4 meses. Lamentablemente estos datos
nos ubican en una situación verdaderamente preocupante, si el promedio son 5 años deja muy poca esperanza
para los ciudadanos en pensar que la justicia realmente es un instrumento útil en la defensa de sus derechos.
Resolver los problemas que tiene el sistema de justicia, va creciendo esta necesidad en cuanto a medida que
lamentablemente, por ej. Algunas tasas como la delincuencia van aumentando, no solo la mera percepción de
los ciudadanos en cuanto a la inseguridad ciudadana sino también relacionado con otros delitos que se van
haciendo cada vez más habituales. Pero en cuanto a la seguridad personal, que es uno de los principales
reclamos no solo en Argentina sino en toda Latinoamérica, algunas cifras para que veamos de cómo va
aumentando este problema y que grave es en este sentido para asegurar verdaderamente un Estado de derecho
pensemos que una de las pretensiones o aspiraciones de todo Estado de Derecho es asegurar a sus ciudadanos la
propia vida y sus propiedades al menos. En el año 2004, para tener en cuenta a los europeos, tuvieron una tasa
media de 3 homicidios cada 100 mil habitantes; la tasa de la Argentina fue de 10,2 homicidios cada 100 mil
habitantes, la de Colombia 10 veces mayor, es decir 102 homicidios por cada 100 mil habitantes, y la tasa
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promedio de la región es la de 25 crímenes por cada 100 mil habitantes. ¿Qué hacer ante esto? Aunque sea para
resolver un mínimo los problemas relacionados con el acceso a la justicia.

1- Calidad en la prestación del servicio (hay algunas normas estándares).


2- Facilidad geográfica de acceso (distribución proporcional de tribunales a nivel estatal, facilita a los
ciudadanos acceder a la justicia).

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3- Brindar alternativas a los ciudadanos en cuanto al tipo de servicio jurídicos que desean:
a- Incluir asesoramiento y orientación general, (relación con la disponibilidad del asesoramiento jurídico con
respecto al ciudadano).
b- Representación en instancias administrativas o de negociación privada, (también los abogados pagos por el
Estado para los que no puedan).
c- Patrocinio jurídico ante tribunales o el uso de métodos de solución de conflictos (relacionado con la
generalización de la mediación, que se ha incrementado con resultados satisfactorios).
4- Financiamiento suficiente y adecuado: es otra cuestión que está relacionada con las posibles medidas como
política pública está relacionada con la cuestión estrictamente económica, es decir, el financiamiento suficiente
y adecuado, en todos los países de la región los presupuestos destinados al poder judicial, a la administración de
justicia han incrementado notablemente, esto ha permitido en algunos casos el aumento de mayor disponibilidad
edilicia, una informatización de la tarea administrativa, un aumento importante en el número de jueces, es decir
ha permitido un ensanchamiento del servicio de justicia que no siempre implica mejor calidad, pero como suele
suceder unas cuestiones son las cifras absolutas y otra es la calidad del uso de esa cantidad de dinero con el
resultado final, a veces no por mayor cantidad de presupuesto vamos a significar una mejor calidad del servicio.
5- Independencia: tema bien complicado y muy actual. Está relacionado con la independencia del poder judicial,
como ya hemos comentado es un problema que no tiene aparentemente aun una resolución suficiente, la
independencia se ha visto vulnerada constantemente según los gobiernos, que los gobiernos terminen corriendo
judicialmente a sus antecesores y quedan impunes durante el periodo de su mandato, y hay que esperar que
terminen sus mandatos para empezar a esclarecer algunos hechos, que se van denunciando en la prensa pero que
mientras tanto gozan de una invulnerabilidad a todas esas críticas.
6- Simplificación de los procesos: también está relacionada con la propia administración, y tiene que ver con
que la excesiva burocratización no es garantía de mayor objetividad muchas veces, al contrario, permite la
utilización, la manipulación administrativa de las partes que permite dilatar innecesariamente la duración de los
procesos. La simplificación es un tema de carácter fundamentalmente administrativo, y requiere como todo lo
que hemos visto hasta ahora una voluntad política de hacerlo efectivo.
7- Brindar educación jurídica: Tiene relación con la cultura jurídica. El desconocimiento de los derechos por
parte de los ciudadanos es verdaderamente un obstáculo cultural, que se puede remover, que se debe hacer y que
como ya hemos visto es una tarea evidentemente de años, pero es importante y posible. La divulgación de un
conocimiento esencial, básico de los derechos constitucionales y de normas específicas que tienen que ver con
la defensa de los derechos individuales y sociales, es una tarea que debería ser brindada no solamente por el
estado sino también por otro actor que es importante tenerlo en cuenta y está relacionado con las organizaciones
NO gubernamentales, que tienen como cometido especifico la divulgación de los derechos. Podría ser
interesante ver que fuente de financiación no necesariamente publica incluso privada y brindándole un marco
jurídico adecuado permita en el tiempo una mayor expansión de la actividad de estas organizaciones y que
facilite de alguna manera la tarea que el propio estado tampoco tiene porque renunciar. Es una obligación
fundamental la divulgación de los derechos y que de alguna manera estos se hagan carne de los ciudadanos
8- Brindar mecanismos alternativos de resolución de los conflictos jurídicos: la instrumentación de algunas
medidas que permitan la resolución de los conflictos privados sobre todo teniendo en cuenta en particular el
futuro de las relaciones sociales. ¿Cuál es una de las críticas que se le hace a todo sistema jurídico? Que el
gobierno te resuelve los problemas, los conflictos privados desde este momento hacia el pasado, o sea, hay una
retrospectiva, una mirada hacia el pasado, resuelve algo que ha sucedido, pero no resuelve la futura relación
entre los agentes individuales, la negociación o técnicas de mediación, pueden permitir salvar la relación social,
es muy importante que en una sociedad existan menos focos de conflicto interindividuales, es importante salvar
la relación de aquí para adelante y en ese sentido no siempre la justicia por sus propios procedimientos, por su
tradición los resuelve, más bien a veces incluso los agudiza ya que muchas veces al ponerse a favor de una de
las partes, termina generando un resentimiento sobre la otra y una enemistad entre los propios particulares.
Podemos concluir este tema del acceso a los ciudadanos a la justicia, cuando hablamos de reformas por ejemplo
del sistema judicial, instrumentación de políticas públicas que tienen que ver con la remoción de obstáculos
culturales, económicos, jurídicos del acceso a la justicia hay que tener en cuenta algunas dimensiones
sociológicas que están relacionadas con las cuestiones de género, las cuestiones de clase y de educación. Como
el concepto que establece Fucito del tema de la Ajenidad jurídica, la ajenidad cultural, esta relacionados muchas
veces con prejuicios, con ignorancia de los individuos respecto de la justicia de sus procedimientos y sus
finalidades. En este sentido tomando uno de estos aspectos la cuestión del género: tenemos que pensar cual es la
situación de la mujer dentro de la consideración que establece la justicia respecto de sus derechos, es un tema
que vemos como cotidianamente salta en los medios algunos datos específicos que nos hablan de una cierta

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discriminación o

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prejuicios incluso de los propios agentes judiciales, respecto de las demandas de las mujeres en este sentido.
Este es un tema que debería ser incluido como una de las políticas públicas, verdaderamente el estado tiene un
cometido esencial que es la promoción de los derechos y las defensas de los mismos.
Recordemos los viejos contractualistas como John Locke y el propio Rousseau que establecen que la sociedad
es creada para proteger los derechos individuales, tanto Rousseau como Locke creían que los derechos eran
anteriores a la sociedad. Locke establece que el gobierno tiene como finalidad la defensa de esos derechos, la
salvaguarda de los mismos con una actuación imparcial que asegura a todos, una igualdad jurídica ante la ley.
Para finalizar, una reflexión, el acceso a la justicia debería ser el primero de los derechos que debería ser
defendido y asegurado por todo Estado democrático, porque si no aseguramos la igualdad de acceso de todos los
ciudadanos ante la ley, estamos estableciendo asimetrías, diferencias que son intolerables y cuyo resultado es el
que vemos día a día es la insatisfacción de los ciudadanos respecto al servicio de justicia y la inseguridad que
genera un sistema que no parece estar establecido como para asegurar la justicia como un valor supremo de toda
sociedad democrática.

Hay sectores de la comunidad que enfrentan importantes obstáculos en sus posibilidades efectivas de acceder a
la justicia entendida a partir del concepto amplio comentado, que pueden agruparse en las siguientes categorías:
🖍 Los costos económicos de la contratación de un abogado, el pago de las tasas judiciales, la regulación de
honorarios, el costo del litigio y el acceso físico a los tribunales, que normalmente tienen horarios acotados
de atención al público (incompatibles con la jornada de trabajo) y se encuentran apartados de la mayor parte
de la población que deberían servir. Por lo tanto, hay barreras socioculturales y económicas.
🖍 Falta de información sobre los derechos y los procesos e instituciones disponibles para su ejercicio.
🖍 Corrupción judicial, percibida por la población y que se traduce en desconfianza del poder judicial, en la
convicción de que sólo las personas adineradas pueden “asegurarse” un proceso exitoso.
🖍 Formalismo excesivo en los procesos, que se acompaña de un lenguaje diferente y específico, que resulta
lejano y desconocido para la generalidad de las personas.
🖍 Miedo y desconfianza en el sistema judicial, consecuencia del miedo y la desconfianza generalizada en las
autoridades e instituciones públicas, a cuyo abuso los pobres se sienten tristemente acostumbrados.
🖍 Demoras en los procesos, cuya duración no hace sino incrementar los costos involucrados.
🖍 Causas geográficas que, particularmente en las poblaciones rurales o en las grandes extensiones urbanas,
derivan en la imposibilidad de las personas de acceder a los edificios de justicia o a las oficinas donde se
brindan servicios jurídicos.
Desde otro punto de vista, los obstáculos pueden ser operativos cuando dificultan la efectividad y eficiencia de
la justicia, o estructurales cuando están relacionados con aspectos que hacen a la organización misma de la
sociedad. Entre los primeros, se encuentran la ausencia de una organización centralizada de servicios jurídicos
que permita el uso racional de los recursos disponibles; el incremento en el número de personas en condiciones
de pobreza que requieren de servicios de asistencia jurídica mientras que el financiamiento y los demás recursos
dispuestos para esto no han sido incrementados al mismo ritmo; la falta de una visión comprensiva de las
necesidades de las personas por parte de los prestadores de servicios existentes, que se concentran en
determinados derechos (discriminación, violencia sexual, derechos del trabajo, asuntos de familia, asuntos
penales) en lugar de considerar a la persona en su conjunto; la calidad de los servicios y el costo de los procesos,
particularmente antieconómico en los asuntos de menor cuantía.
La percepción del poder judicial como un sistema ajeno a la población (sus edificios se encuentran en lugares
alejados de la mayor parte de la población que deben servir, su estructura edilicia y el lenguaje que allí se utiliza
resulta de difícil comprensión para el común de las personas) constituye una de las principales dificultades
estructurales para el acceso a la justicia. Las personas cuyo acceso se ve restringido se encuentran generalmente
en una situación de vulnerabilidad que excede la falta de acceso a los tribunales (por ejemplo, temen que su
reclamo al Estado comprometa otros beneficios sociales de los que gozan; si necesitan protección por agresiones
físicas de sus parejas, temen perder su vivienda y fuente de manutención). La falta de conciencia de las personas
respecto de sus derechos legales y de su derecho a reclamar su ejercicio coarta su posibilidad de acceso (las
personas difícilmente piensen su realidad cotidiana en términos de violación a sus derechos).
Por otra parte, la contratación privada de servicios jurídicos es onerosa en la mayoría de los países, de modo que
se encuentra fuera del alcance de sectores importantes de la población. Aún en los países desarrollados, la
creciente desigualdad entre los sectores más ricos y más pobres de la población explica la vigencia que los
problemas de acceso a la justicia tienen para millones de personas. Estudios realizados en los Estados Unidos
indican que en 1999 el 80% de las personas que necesitaron acceso a servicios jurídicos gratuitos y que hubieran
cumplido con los requisitos formales para poder acceder a esos servicios en razón de su situación de pobreza, no
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los obtuvieron. Esto significa que 44,5 millones de personas (es decir, uno de cada cinco norteamericanos) en
una de las economías más desarrolladas del mundo, viven en condiciones de pobreza tales que cumplen
inicialmente con los requisitos necesarios para ser beneficiarios de los servicios legales provistos por el Estado.
Sin embargo, cuando estas personas necesitaron esta asistencia, no pudieron acceder a los mecanismos
institucionales existentes para resolver sus problemas de familia o proteger sus derechos a la vivienda o a recibir
un ingreso para su subsistencia.

C Los derechos humanos y el uso alternativo del derecho.


La expresión ‘derechos humanos’ fue creada como parte de una concepción preocupada por defender a las
personas de los abusos del poder político y económico; refiere a la relación personas-organizaciones, entre las
cuales se presume siempre un desequilibrio estructural de fuerzas. La preocupación de los críticos por este tema
surge del trato que el Estado autoritario y represivo dispensa a los opositores políticos y a los que desafían por
medio de las armas al sistema establecido. Es un hecho bien conocido que muchos Estados, para enfrentar a los
opositores y a los políticos contestatarios, asía como a la rebelión armada, utilizan y han utilizado técnicas y
medios aberrantes para suprimirlos, que dejan de lado no ya garantías constitucionales, que en muchos países
son meras declaraciones sobre las que no existe voluntad de cumplimiento, sino incluso derechos que pueden
considerarse superiores al Estado mismo, como la integridad física.
El tema de los derechos humanos abarca también en la practica la represión policial contra los detenidos
humildes por delitos comunes, y en ambos casos ha partido de la negación del contraargumento que apela a los
derechos humanos de las víctimas, sea del delito común o del delito político, y que, poniendo su atención en la
violación que cometen los disidentes políticos, terroristas o delincuentes comunes, califican a la teoría de los
derechos humanos como una simple defensa de la subversión de la delincuencia. Los DDHH también significan,
en un sentido más llano, derechos de los pobres, y representan una idea de justicia diversa ligada a un futuro
mejor para la que también se realiza como instrumento político un uso alternativo del derecho. Este uso puede
significar tanto el empleo del derecho por parte de los que no pueden utilizarlo por marginación social (se
conecta entonces con el tema de acceso a la justicia) como una aplicación del derecho en contra de las
estructuras sociojurídicas; este es el caso de las técnicas de los abogados de los ocupantes ilegales de tierras
frente a las demandas de desalojo, que plantea reiteradamente peticiones y recursos que saben improcedentes,
pero que poseen en su interposición efectos políticos.
También puede caracterizarse de uso alternativo del derecho la estrategia procesal de los defensores de acusados
por delitos políticos, que tienden a cuestionar al tribunal y a llevar la argumentación a un campo ajeno al fijado
en el proceso. En este caso no se trata de obtener triunfos dentro del marco previsto por el sistema jurídico, ya
que se entiende perdida la causa de antemano, sino colocarse en situación de poder argumentar discriminación
de los jueces, arbitrariedad o limitación injustificada de la prueba, prejuzgamiento, ilegalidad del tribunal, o su
caracterización como tribunal meramente político.
Los DDHH surgieron como defensa contra los abusos de poder en la relación personas-organizaciones. La
criminología crítica sustenta más recientemente unos DDHH de los pobres. El empleo del derecho significa
tanto el empleo del derecho por parte de los que no pueden utilizarlo por marginación social (acceso a la
justicia), como una aplicación del derecho en contra de las estructuras socio-jurídicas (conversión del problema
en social o público fuera del marco interindividual). Así, se producen luchas populares por un nuevo derecho.
La sociología crítica ataca al sistema sociopolítico. La criminología crítica contrasta el orden con los derechos
humanos, moral burguesa y moral proletaria. La concepción del Derecho es el de una herramienta de dominio
político, por lo que la evolución de los DDHH se orienta más bien a las reivindicaciones políticas y no tanto a
las explicaciones jurídicas y sociológicas.
El acceso a la justicia como garantía de los derechos económicos, sociales y culturales, sistema interamericano
de DDHH: disponibilidad de la defensa pública gratuita para las personas sin recursos y los costos del proceso;
políticas judiciales que se relacionan con las políticas y servicios sociales para asegurar el ejercicio de los
derechos humanos por los sectores excluidos o en situaciones de pobreza; los costos del proceso, la localización
de los tribunales y el derecho a acceder a la justicia: crear instancias y recursos judiciales idóneos y efectivos en
zonas rurales, marginadas y en desventaja económica, con el objeto de garantizar que todas las mujeres tengan
un acceso pleno a una tutela judicial efectiva ante actos de violencia y, además, aumentar el número de
abogados de oficio disponibles para mujeres víctimas de violencia y discriminación; situaciones de exclusión
sistemática del acceso a la justicia: respecto de los sectores particularmente vulnerables de la sociedad, en estos
casos, la CIDH ha destacado la obligación estatal de proveer servicios legales gratuitos y de reforzar los
dispositivos comunitarios al efecto, a fin de facilitar a estos grupos el acceso a instancias judiciales de
protección y a una mayor difusión de información sobre los recursos dentro del sistema de justicia y sobre sus
68
derechos.

69
CUADROS SOBRE LOS PARADIGMAS.
CUADRO 1.

Paradigmas teóricos Representantes Contribuciones


Teoría de la anomia.
Merton Modos de adaptación de la anomia:
conformidad/innovación/ritualismo/retraimiento/rebelión.
Teorías/postulados Postulado de las subculturas delincuentes, que surgen cuando hay
funcionalistas Richard Cloward y Lloyd impedimento de acceso a los medios legítimos y fuerte
Ohlin internalización de los fines-éxitos sociales.
Suponer la unificación cultural y las metas sociales frente a las
cuales algunos grupos se separan.
Concepto de estigma: atributo profundamente desacreditador.
Clasificación de 3 tipos de estigmas: físicos (deformidades o
Becker carencias que otorgan al que posee un status diferencial),
carácter (fallas de la personalidad) y tribales (aluden a orígenes
étnicos, religiosos y por su fieldad/herencia son considerados
contaminadores. Ej.: negros, judíos, etc.)
Teoría de la rotulación.
Distinción entre el comportamiento transgresor (dado por la
infracción a la regla) y comportamiento desviado (el que ha
Teorías/postulados sido calificado así por otros).
Goffman
interaccionistas Cuadro de las conductas: conducta obediente y no permitida como
desviada; conducta transgresora y percibida como desviada;
conducta obediente y permitida como desviada; conducta no
transgresora y no permitida como desviada.
Distinción entre desviación primaria (permite discernir el
Lemert comportamiento desviado) y desviación secundaria (cómo se
contribuyen los actos desviados en las personas y cuáles son sus
consecuencias).
Siykes y Matza Teoría de los valores subterráneos por la crítica de la subcultura.
Análisis de la conducta desviada en relación a: los orígenes
Teorías/postulados de mediatos del acto; los orígenes inmediatos del acto; el acto en sí
la sociología crítica Taylor, Walton y Young mismo; consecuencias inmediatas a la reacción social; orígenes
mediatos de la reacción; la influencia de la reacción social sobre la
conducta desviada.

CUADRO 2.
MODULO 3
CRIMINALIDAD Y DESVIACION
La criminología aparece a fines del siglo XIX como un intento de explicar al criminal y al
CRIMINOLOGIA crimen, en sus orígenes el objeto es el crimen entendido como una patología social que debe ser
GENERAL combatida y extirpada por la etiología (estudio de las causas de las cosas) y terapéutica (enseña
el modo de
tratar las enfermedades).
El objeto de la sociología criminal depende de la toma de posición:
1- Sostiene que se ocupa de la conducta desviada o la desviación social, sosteniendo que en
un grupo existen conductas debidas y otras desviadas.
SOCIOLOGIA 2- 2-Sostiene que se ocupa de la conducta infractora como objeto, el infractor es llevado a
CRIMINAL ellas por inconsistencias o graves perturbaciones sociales. Los criminólogos no aceptan
estas teorías y sostienen que las diferencias sociales y la explotación social generan las
desviaciones. El término más común en la sociología criminal es conducta desviada que
es una desviación de tal magnitud que merece una condena social y la diferencia del
delito
que está definido por la ciencia penal.

70
Biológico. Existen diferentes concepciones sobre el delito y el que delinque, todas tienen desde el
punto de vista sociológico similares consecuencias. Si estos criminales sean por el atavismo: para
Lombroso representa una regresión biológica reconocida por ciertos signos (estigmas) físicos.
Por ej. Orejas grandes, dentición anormal, tatuajes, homosexualidad, etc. Rápidamente visibles en
los rasgos degenerados, o sea por errores genéticos observados a través de rigurosos análisis no
pueden regenerarse y la idea de pena carece de sentido y cobra vigor la idea de curación en el
caso de ser posible y también la idea de peligrosidad que permite su internación sin límite para
proteger a la sociedad. Ferri se suma a estas teorías de Lombroso, pero incorpora la teoría del
“criminal de ocasión” que es el que no tiene una inclinación natural al delito pero que comete el
acto empujado por el medio físico o social en el que vive y no vuelve a incurrir en él si tales
tentaciones desaparecen, o sea comete delitos que no pertenecen a la delincuencia natural, sin
descartar las causas antropológicas. La sociología criminal de Ferri engloba así el derecho Penal
y la antropología de Lombroso. El positivismo biológico encumbra así un sistema que sostiene el
carácter peligroso de ciertas personalidades que autoriza a ejercer sobre ellas medidas de
seguridad sin límite de tiempo, y en virtud del potencial daño que pueden ocasionar en el futuro
mientras no estén curados si es que pueden serlo, las penas no tienen limite y las detenciones
curativas pueden
POSITIVISMO durar lo que el medico considere necesario. Medidas de seguridad y tratamiento siguen siendo
fundamentales hoy en la política criminal.
Sociológico: Sostiene que el crimen es un síntoma del malestar de la sociedad, un elemento
indicativo de desequilibrio social, siendo este el comienzo del punto de vista sociológico del
delito que luego desarrolla y enriquece Gabriel Tarde y Emilie Durkheim.
Primeras teorías sociales del delito:
TARDE: Con él aparece sobre la base de una posición criminalista biológico la primera
formulación sociológica del delito. No cuestiona totalmente la antropología criminal, pero
puntualiza el olvido que estas presentan de lo social. Trata de difundir el delito en la
IMITACION, (la copia de otros delincuentes), nos remite a la idea de subcultura. En cuanto a la
penalización del delito se pregunta por la relación entre el presunto autor y el condenado,
suponiendo que la mínima duda favorece al acusado y que ésta se aplica solo a los amigos para
disimular la parcialidad de los jueces ya que considera que la condenabilidad de un acusado por
ende varía de un tribunal a otro. Sostiene además que un acto es delictuoso no solo por la ofensa
al sentimiento de piedad y justicia sino cuando la opinión lo juzga delictivo y que un acto puede
ser prohibido dentro de un grupo a la vez que permitido más allá de ciertos límites.
DURKHEIM: En cuanto a la conducta delictiva sostiene la idea de la naturalidad del crimen y
su rechazo a la idea de delito como enfermedad y la pena como remedio. Considera a la sanción
del delito como NO dependiente del carácter intrínseco del acto sino como acto social que define
una conducta prohibida. En cuanto a que la herencia determina el delito señala que es imposible
aislar
los factores educacionales de los biológicos.
La escuela ecológica no considera la conducta desviada como una patología individual sino como
una patología social expresada por la ausencia de normas q se produce en las áreas
desorganizadas q impide una conducta normal. Estas áreas son las q se crean a raíz de la
expansión industrial y la inmigración económica que lleva al hombre a acercase al hombre a los
centros industrializados o a las ciudades más grandes quedando así incluidos y marginados a la
vez en la nueva sociedad en la que van a ser parte y la que es el área dominante y organizada
normativamente mientras la otra es la de transición o residual carece de las mismas quebrantando
así el equilibrio biótico.

DERIVACIONES DE LA ECOLOGÍA SOCIAL:

ECOLOGÍA La Organización diferencial (teoría de Sutherland) “pluralismo ecológico” que comprende los
principios básicos de la ecología social e incorporo los de las asociación y organización
SOCIAL
diferenciales que consiste en sostener que:
1) La conducta criminal es aprendida NO hereditaria.
2) Se aprende en la interacción con otras personas estrechamente vinculadas en un grupo.
3) El aprendizaje comprende: a- Técnicas de comisión de crimen. b- motivos y actitud sobre el
crimen.
4) La actitud sobre los motivos es aprendida en el grupo de pertenencia en donde las leyes
penales pueden ser aceptadas o pueden ser violadas y cualquiera de las 2 posturas son aceptadas.
5) La persona delinque por el principio de asociación diferencial el que consiste en que, si en un
grupo se exagera a ultranza la defensa de las leyes penales, puede inducir a cometer el acto contrario
o viceversa, o sea, conducta criminal o anticriminal, esta asociación puede variar en frecuencia,
duración, prioridad e intensidad.
6) La conducta criminal NO está restringida al proceso de imitación.
7) La forma en que el hombre se interrelaciona y se asocia determina su contexto organizacional
que puede influir en su conducta. Por ej. Si vivís rodeados de delincuentes es probable que algún
71
día lo seas, o viceversa ya que el lugar de residencia se puede relacionar con la conducta
adoptada.

72
8) El grupo puede organizarse tanto para una conducta criminal o anticriminal, será el crimen lo
que exprese dicha organización.
En síntesis: la idea de organización diferencial trata de explicar la existencia de normas
delictivas y la asociación diferencial procura entender su transmisión.

La teoría de la asociación diferencial: Según esta teoría la conducta criminal es aprendida


mediante la comunicación social, en el interior de un grupo restringido donde se establecen
relaciones personales (igual que cualquier otro modelo de comportamiento). Estas asociaciones
tendrán más o menos preponderancia en la formación del individuo de acuerdo con la frecuencia,
duración, anterioridad, intensidad con que se entablen. La formación criminal comprende tanto la
enseñanza de técnicas para cometer infracciones simples o complejas, como la de aquellas
necesarias a fin de "orientar las tendencias impulsivas" a nivel racional como de actitud. Esto
estará en función de la interpretación favorable o desfavorable que se realice de las disposiciones
legales. Siendo predominantes estas últimas. La norma jurídica, no es interpretada como "medio
de protección de intereses particulares" sino como "regla de juego”. El conjunto de valores a
partir de los cuales se manifiesta el comportamiento criminal depende de los contactos
específicos a los que el sujeto esté expuesto en su ambiente social o profesional.

DELITOS DE CUELLO BLANCO: Sutherland rompe con la definición de delito como hecho
cometido por hombres de las clases bajas ya que trata o incluye el crimen en relación con los
negocios que están vinculados obviamente con la clase media a alta.
En cuanto a las estadísticas criminales sugiere incorporar otras fuentes de datos a las oficiales
derivadas del C.P propone por ello incluir a 4 factores:
1- Estadísticas de dependencias gubernamentales. Por ej. tribunales administrativos.
2) Incluir los crímenes impunes que devienen de la relación que tienen con la policía o el poder
político.
3) La capacidad criminal as que el procesamiento o la condena.
4) Los partícipes secundarios de los crímenes de cuello blanco.
Sostiene además que estos tipos de alta escuela se aprenden como los otros y como cualquier
conducta criminal o no en asociación con los que practican estas conductas. La delincuencia de
cuello blanco difiere de la clase baja en la implementación de la ley penal, que de hecho la
distingue y también en la actitud de los poderes políticos frente a esta conducta. Concentró sus
esfuerzos teóricos en encontrar una explicación al fenómeno de la criminalidad de las clases
superiores, denominado "Delito de cuello blanco" y modificar la noción de que la delincuencia
era sólo perteneciente a la clase baja. Se entiende por "delito de cuello blanco” a aquellos ilícitos
penales cometidos por sujetos de elevada condición social en el curso o en relación con su
actividad profesional. Los sujetos activos de estos delitos son personas de clase socioeconómica
alta, con poder económico y político, e influencias en los órganos encargados de la
administración de justicia. Esto las torna menos vulnerables ya sea porque escapan a la detención
o a la condena o bien porque pueden contratar abogados más hábiles, para su defensa. Asimismo,
los operadores jurídicos se muestran muy parciales a la hora de encargarse de este tipo de delitos.
Consagran beneficios a su favor como que no son arrestadas por la policía, generalmente no son
sometidas a tribunales penales y no van a la cárcel. Se advierte que los ámbitos en los que se
cometen son bastante diversos, puede darse en la política, en la medicina, en la industria, en el
comercio, etcétera. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho se sabe que los costos financieros son
mucho más altos que los de otros delitos. Sutherland enmarca a los delitos comunes y a los de
cuello blanco en un único concepto de delito. La característica fundamental del delito es que es
una conducta prohibida por el Estado contra la que éste reacciona por medio del castigo al menos
como último recurso (El estado prevé tanto el hecho como la sanción). Por esta razón considera
que los actos cometidos por estos autores son delitos, pero que, por la implementación de
procedimientos especiales, se elimina o minimiza el estigma delictivo. Unido a ello existen
factores de aplicación diferencial:1- Los juicios a hombres de negocios combinan miedo y
admiración, homogeneidad cultural con legisladores, jueces y funcionarios.2- Se tiende a no usar
métodos penales: probation, trabajo de casos, política educativa en las prisiones. Sentimiento
relativamente desorganizado del público hacia esta clase de delitos, sus efectos son difusos y que
los medios masivos no expresan sentimientos morales organizados.

MATZA: Crítica a Sutherland que convierte al hombre en cautivo del mundo. Coincide en que
la desviación como aprendizaje de normas, producto de un proceso de socialización diferente al
que rigen en otros medios.
MERTON: Entendió que la sociología debía aportar teorías de alcance medio, o sea que
TEORIAS explicaron diversos problemas específicamente sin pretender construir una gran teoría general.
FUNCIONALISTAS Expuso su: Teoria De La Desviación: Parte de que en las sociedades capitalistas el éxito está
dado por logros materiales. El individuo se realiza por las ventajas económicas, al llegar a
la cúspide de la pirámide social, por eso los objetivos culturales se ponen como metas

73
deseables y el cumplimiento de las normas por los mecanismos institucionalizadas y de
acuerdo con el cruce entre los objetivos y los mecanismos y los objetivos y los medios da
como resultado 4 tipos de conductas:
1) Conformidad: los individuos que aceptan los objetivos sociales y los medios creen que
siguiendo los pasos que se le inculcan de niños llegaran a la cúspide
2) Ritualismo: son aquellos que convierten a las normas en un ritual, son conscientes que
nunca alcanzaran los objetivos, es decir, el éxito, la fama, el poder, constituyen una vida
ritualista, cumplen las normas en función de evitar problemas, o sea, los medios se convierten
en fines.
3) Renovación: aceptan los objetivos socioculturales y rechazan los medios institucionalizados.
Por ej. es el caso de los delincuentes que quieren alcanzar el éxito económico, pero con
caminos no legales o moralmente rechazables.
4) Retraimiento: son los que rechazan tanto objetivos como medios o mecanismos. Por ej.
las culturas de abandono, los que incurren en la drogadicción, el alcohol, se abandonan y son
un problema social y familiar que se tienen que hacer cargo de ellos.
De Todo esto surge un nuevo tipo de conducta:
5) Rebelión: son aquellos que tienen nuevos objetivos y nuevos mecanismos. Por ej. La
revolución urbana, los revolucionarios propusieron un nuevo modelo social, con objetivos
sociales diferentes y otro modo de entender el éxito. Con un claro desplazamiento de una
sociedad burguesa a una socialista en donde el individuo ocupa un lugar menor y los
que prevalecen son los intereses de la sociedad en su conjunto.

La “Anomia” Según Merton Es definida como ausencia de solidaridad, y constituye causal de


suicidio originado en la desorganización de la actividad, en la ruptura del sistema de normas que
desorienta a las personas al no estar nadie contento con su suerte y aspirar todos a más. Para Merton,
la anomia, como estado de falta relativa de normas en una sociedad o grupo, tal como la
definió Durkheim, es una consecuencia de dos conceptos con los que puede definirse el
ambiente de las personas: la estructura cultural (cuerpo organizado de valores normativos que
gobiernan la conducta de la mayoría de las personas de la sociedad o grupo) y la estructura
social (cuerpo organizado de relaciones sociales que mantienen entre sí las personas), entre la
cultura y estructura de estratificación social. La anomia es la quiebra de la estructura cultural
que se presenta cuando hay una ruptura entre las normas y objetivos culturales y las
capacidades socialmente estructuradas de las personas para obrar de acuerdo con aquellas,
en esta ruptura se refiere a determinar como “algunas estructuras sociales ejercen una presión
definida sobre ciertas personas de la sociedad para que sigan una conducta inconformista y
no una conducta conformista”.
Según Merton, las personas (individualmente) se adaptan, de acuerdo con la posición que
ocupan en la estructura social y de acuerdo a como pueden incorporar las normas
culturales a que son sometidas, sus modos de adaptación a la anomia no son tipologías de
personalidad, ya que cabe pasar de uno a otro de acuerdo con la actividad o situación social.

DURKHEIM (critica la teoría de Merton): Cuando los controles fallan viene la desviación.
Una conducta desviada, fomenta en primer lugar una noción de los otros y de nosotros, es decir
establece una frontera invisible, moral que nos distingue de los que han cometido una desviación
y nosotros que supuestamente estamos orientando nuestra conducta según la ley, las normas
imperantes en la sociedad. Pero esa reacción nuestra, nuestro rechazo frente a la acción
desviada fomenta las ideas de autoconciencia, de protección y diligencia de las normas
culturales establecidas. Si no reaccionáramos frente a la desviación formal quiere decir que algo
está sucediendo con los valores y las normas. Todos en algún momento de la vida cometemos
desviaciones que tienen mayor o menor gravedad según los casos sostiene que la desviación
era inevitable y que tenía aspectos positivos para la cohesión social, y la aclaración de las
normas ya que sostenía que si una norma no provocaba ningún tipo de reacción significa q
no tenía más sentido su vigencia, sentido de algunas normas pierden vigencia con el paso del
tiempo: No es lo mismo el criterio que se aplicaba al derecho a la vida en el siglo XVIII que en el
siglo XIX. O La pena capital. En síntesis, sostiene que: la conducta desviada varía según
cuales son las normas sociales de la sociedad en la que se vive.
Funciones d la desviación:
1) contribuye a consolidar los valores y las normas culturales.
2) la respuesta a la desviación contribuye a clarificar las barreras morales.
3) la respuesta a la desviación fomenta la unidad social.
4) la desviación fomenta el cambio social.

TEORIAS FUNCIONALISTAS DERIVADAS DE LAS ANTERIORES: LAS


SUBCULTURAS DELICTIVAS

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SUBCULTURA: Una subcultura referiría a aquellas costumbres, ideas, practicas, valores, etc.,
sostenidas por un grupo social minoritario que convive en el interior de una cultura dominante
o hegemónica (clase media- subcultura “pandilla”).

SUBCULTURAS DELICTIVAS: Surgen cuando hay impedimento de acceso a los medios


legítimos y fuerte internalización de los fines o éxitos sociales, centrados particularmente en
los adolescentes de clase baja que carecen de oportunidades económico – educacionales, ya que
en el mundo del delito también se elige, se triunfa o fracasa y esto se da por el grado de
oportunidad que se posea, esta postura es la que sostienen RICHARD CLOWARD Y LLOYD
OHLIN en la que combinan la ecología social, la asociación diferencial y la teoría de la anomia
para distinguir el acceso diferencial a la actividad ilícita.
La conducta delictiva no depende solo de la escasez de oportunidades lícitas o legítimas, sino
también de la “oferta de oportunidades ilegítimas. Mantienen que los medios ilegítimos no son
igualmente accesibles para todos.
Según estos autores las subculturas delincuentes surgen cuando hay un impedimento de acceso
a los medios legítimos y fuerte internalización de los fines-éxito sociales. El tema está
centrado en los jóvenes de clases bajas, que carecen de oportunidades económicas y educaciones,
se puede ser delincuente en banda si se tiene disponibilidad de medios legítimos y oportunidad de
integrarla. Hay también ocasiones en las que no solo no hay oportunidades lícitas, sino que
también escasean las ilícitas. En estos casos la delincuencia se manifiesta en forma de
subcultura del conflicto, donde la frustración desemboca en episodios de violencia, o
abandonándose los individuos al consumo de alcohol o drogas. El adquirir un rol o papel
conformista o desviado no es fácil su acceso depende de una variedad de factores, como la
posición económica, la edad, el sexo, la raza, la personalidad, etc. concentran su teoría de las
diferentes oportunidades en un grupo: los jóvenes varones de clase social baja que viven en
grandes centros urbanos. Según sean los diferentes tipos de barrios de clase baja, serán los
diferentes tipos de subculturas delincuentes, distinguiendo tres grandes grupos de
subculturas juveniles:
1. Subcultura criminal aparecerá en aquellos barrios de clase baja relativamente estables, en el
que la mayoría de los miembros de la comunidad se conocen unos a otros y aparece la
delincuencia y la corrupción como una forma de vida aceptada por la comunidad y muy difundida
en la misma como algo normal. El rol criminal es el modelo a imitar por los jóvenes que disponen
los medios y oportunidades para aprender este tipo de comportamiento.
2. Subcultura del conflicto: aparece en aquellos barrios menos estables en la que la mayoría de
sus residentes viven en grandes edificios que generan una clase de personas aisladas y anónimas,
en los que no hay contacto entre generaciones de delincuentes. Las oportunidades ilegítimas de
acceder a la delincuencia no son tan fáciles.
3. Subcultura de la retirada o del abandono: hay individuos que fracasan en ambas estructuras
de oportunidades (legítimas e ilegítimas). Elegirán una forma de vida fuera de su comunidad en
torno a las drogas, el alcohol o cualquier otra fórmula de evasión.

ALBERT COHEN combina la teoría de anomia con la interacción y la subcultura y sostiene


que la conducta de pandillas delincuentes se origina por problemas de status, necesidades y
frustraciones de la clase baja por sobre la Alta. Se entiende el acto desviado como una
interacción entre personas dándole importancia así al otro que interactúa.
Situó como el eje central el problema de la criminalidad juvenil bajo la preposición de que toda
acción es el resultado de continuados esfuerzos para solucionar problemas de adaptación.
La mayoría de los problemas de adaptación se solucionan de forma normal, pero en algunos
casos, las personas eligen soluciones desviadas. El por qué eligen esas alternativas desviadas hay
que buscarlo en los “grupos de referencia” que tienen a su alrededor. Las personas seleccionan,
en un primer momento, las soluciones que son compatibles con las expectativas de sus grupos de
referencia corrientes, pero cuando estas soluciones no son adecuadas, se buscan otros grupos
cuya cultura proporcione respuestas adecuadas.
La subcultura surge cuando hay un número de personas con similares problemas de
adaptación para los cuales no existen soluciones institucionalizadas ni grupos de referencia
alternativos que proporcionen otro tipo de respuestas. Así se reúnen y crean una subcultura
nueva, en la que solucionen sus problemas de aceptación social.
Al no tener posibilidades reales de acceder a integrarse en el sistema de valores y normas de la
clase dominante, los jóvenes intentan resolver este problema uniéndose a un grupo
subculturalmente establecido en el que se van reconociendo y apoyados por otros miembros, en el
que se reconocen y donde les resulta más fácil la supervivencia. Por tanto, es la naturaleza de
nuestra cultura la que favorece la formación de las subculturas delincuentes.
Identifica 5 características de la delincuencia de grupos o bandas de clase social baja, juntas
comprenden o integran la subcultura de la delincuencia:
1) Calidad no autoritaria o gratuita: delincuencia cuyos hechos no persiguen un beneficio
económico o un ánimo de lucro determinado, sino que persigue otros objetivos que les
75
permite alcanzar la gloria o realizar proezas, lo que le otorga una profunda satisfacción.

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2) Destructividad o Maliciosa: la mayor parte de la actividad delincuente de las bandas es
causar daño y problemas a la gente, conseguir que su vida resulte infeliz, incomoda y
desagradable. Por ejemplo, los actos de vandalismo.
3) Negativismo total o negativa: la subcultura delincuente produce una situación en la que
se da una “polaridad negativa con las normas de clase media, es decir, toma las normas
de la cultura circundante, pero las invierte, convirtiendo en justo para ellos lo que resulta
injusto para las normas de la cultura circundante.
4) Gratificación o Hedonismo inmediato: la subcultura busca la gratificación inmediata,
son jóvenes impacientes, impetuosos y actúan por diversión teniendo poco en cuenta las
ganancias remotas y los costes.
Esta búsqueda de la gratificación inmediata es la respuesta que ofrece COHEN
para explicar la delincuencia juvenil de clase media, en el que la juventud se
orienta hedónicamente hacia lo que se denomina “cultura de la juventud”
caracterizada por la búsqueda de placeres, satisfacciones y emancipación de
control de los adultos. Esta conducta tiene motivaciones específicas que pueden
generar conductas delincuentes.
5) Desafío a la autoridad o Autonomía: los miembros de la subcultura delincuente se
oponen a toda restricción o control de su comportamiento. ellos desafían, desobedecen o
ignoran la autoridad ejercida por los padres, profesores y otros agentes de control social.
La subcultura delincuente proporciona a sus integrantes un propósito, una forma de visa,
que demanda lealtad, reciprocidad y colaboración mutua, subordinando los deseos o
aspiraciones personas a las demandas y prioridades del grupo.
COHEN pone especial énfasis en el papel de la escuela, según su teoría, muchos jóvenes de clase
baja (especialmente varones) obtenían malos resultados en la escuela; el rendimiento escolar está
en relación con la delincuencia, por lo tanto este mal rendimiento escolar es el resultado de un
conflicto entre los valores dominantes de la clase media predominantes en el sistema escolar y los
valores de los jóvenes de clase baja, y es ahí donde estos buscan formar una subcultura
delincuente buscando reducir su frustración y obtener un mejor concepto de sí mismos,
manteniendo valores antisociales.
Resumiendo, el joven en conflicto o inadaptado puede optar por tres alternativas:
1º- Incorporarse al ámbito cultural de los jóvenes de clase media, aunque suponga competir en
inferioridad de condiciones.
2º- Integrarse en la cultura de otros jóvenes de la calle, renunciando a sus
aspiraciones. 3º- Integrarse en una subcultura delincuente.
TEORIAS CRIMINOLOGICAS DE LA INTERACCIÓN: LA ROTULACION Y LA
REACCION SOCIAL

INTERACCIONISMO SIMBOLICO. LA TEORIA DEL ETIQUETAJE O


ROTULACION

Interaccionismo simbólico: ponen básicamente en crisis según la cual la desviación genera


control social, se sostiene que la desviación no es cualidad propia del acto sino de cómo este es
considerado por los otros y tienen en su interaccionismo un interés que no trasciende a las causas
de la desigualdad. Y que la idea inversa de que el control social genera desviaciones es
igualmente sostenible.

Una de las teorías más características del interaccionismo es la “TEORIA DEL


ETIQUETAJE”. Una etiqueta se le pone a un grupo para calificar su conducta, en este caso una
conducta desviada que ha sido vista por el grupo social, que se considera atípico y digno de ser
TEORIAS marcado.” Ejemplo: portación de rostro, la institución que realiza dicha etiqueta lo hace
CRIMINOLOGICAS informalmente, pero tiene consecuencias sobre las personas a las que se aplica esa etiqueta.
DE LA Recordemos que los individuos se comunican entre sí a través del leguaje tanto verbal como
INTERACCIÓN corporal y se expresan deseos, ambiciones, intereses y representan propuestas que son
(Interaccionistas)
interpretadas por los otros y uno va amoldándose a la respuesta de otros.
El delito se construye socialmente. La desviación es un proceso de interacción.
No admiten que haya conductas inherentemente desviadas.
Interaccionismo está integrado por 3 teorías:
 Teoría de la Reacción social – del Etiquetaje o “Llabelling Approach
 Teorías del aprendizaje o asociación diferencial
 Teoría del control social o del arraigo social
Vemos como representantes de este paradigma a: Becker, Lemmert, Goffman, Hirschi

BECKER: La desviación es creada por la sociedad: no es una cualidad del acto sino la
consecuencia de la aplicación que los otros hacen de las reglas. La conducta desviada es
llamada así por la gente. El fenómeno de la desviación es relativo incluso dentro de la misma
sociedad: no todos consideran desviado a lo mismo, aunque en general se trata de la no
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observancia de las reglas grupales.

78
Tiene que ver con la reacción y no con la conducta.
Establece distintos tipos de desviación:
 CONDUCTA OBEDIENTE Y NO PERCIBIDA COMO DESVIADA (conducta
conformista, no presenta intereses)
 CONDUCTA TRASGRESORA Y PERCIBIDA COMO DESVIADA (el que ha
violado la regla y se percibe como tal),
 CONDUCTA OBEDIENTE Y PERCIBIDA COMO DESVIADA
(rotulación equivalente a perjuicio, ej., el acusado falsamente)
 CONDUCTA TRASGRESORA Y NO PERCIBIDA COMO DESVIADA
(desviación secreta: se viola la regla, pero nadie lo sabe o actúan como si no lo
supieran).
Respecto de la rotulación: la calificación de una persona como criminal, pone en marcha
mecanismos para que la persona se ajuste a la imagen que los demás tienen de ella. Puede el
rotulado rechazarla, aunque si se lo sorprende sufrir alteraciones en su identidad personal y
considerarse como lo rotulan (mentiroso, ladrón, etc.).

Recordemos que al interaccionismo no le interesa tanto convencer cuales son las grandes
estructuras o marcos de conductas sociales sino como los individuos interpretan las acciones
que vivencian, es decir, es una construcción intersubjetiva.

CRITICA DEL MODELO SIMULTANEO- BECKER:


Becker critica los modelos explicativos de la conducta desviada por ser de tipo simultáneo. El
modelo necesario es secuencial ya que los patrones de conducta se desarrollan en una secuencia
ordenada: cada etapa requiere de una explicación y esta es una parte la explicación de la conducta
resultante.
Acepta que la que la conducta desviada se aprende por participación en una subcultura
organizada alrededor de una actividad desviada en particular. En el descubrimiento hay 2
casos especiales:
 Que el individuo se auto rotule y castigue como criminal; o que
 Busque ese castigo cometiendo el acto desviado de un modo que necesariamente
sea descubierto.
El cambio más importante, luego del descubrimiento y rotulación, es la drástica modificación de
la identidad pública del individuo. Se le otorga un nuevo status, ahora es un asesino, ladrón,
drogadicto, borracho, etc.
Para su teoría de la rotulación, Becker coma 2 clasificaciones:
1. Status principal y auxiliar: toda posición social está definida por un rasgo
fundamental que permite definir quienes pertenecen o no al mismo. Hay statu bien
considerado y deseable, que exceden lo formal y que son requisitos para la plena
admisión en la clase.
2. Status principal y subordinado: Los primeros son los prioritarios, por ejemplo, a un
negro ser médico. El status criminal tiene esta característica: es prioritario y a él se
subordinan.
Becker: la desviación y la conformidad se definen no tanto por las acciones de las personas
como por las respuestas del entorno social a esas acciones.
Para Becker toda infracción es creada al crear la regla. Cree que hasta que exista rotulación no
hay desviación, solo se puede referir a una “acción física”, nunca a una acción social. Solo
suponiendo la acción física y acción social puede sostenerse esta teoria de que no hay acción
desviada hasta el señalamiento por otros.

GOTFMAN: estigma (marca social, ejemplo, los tatuados son drogadictos)


Los estigmas son connotaciones negativas de las personas que le sirven para definirlas. Algunos
entienden que hay una andadura delictiva o una transgresión en razón de ese estigma.
Suele relacionarse con problemas de discriminación- interaccionismo.
Sostiene que lo que puede ser un rasgo desacreditador para un sujeto puede serlo para otro.
Por ej. una persona que se calificó de mentirosa, de seguro terminara asumiendo su papel y
actuando en consecuencia, no olvidemos que en este modelo interaccionista simbólico la
construcción de la personalidad es un hecho intersubjetivo, o sea, que la perspectiva del grupo
social que yo integro está diciendo como soy o como me ven, entonces doy por seguro que
soy así, lo que hace que la marca o el estigma conduzca a esa persona de acuerdo con esa
marca y también incluso obviamente es una construcción subjetiva.
Tipos de estigmas:
 FISICOS: Deformidades, carencias que le otorgan a las personas status diferencial.
 DE CARÁCTER: Fallas de la personalidad. Ej, falta de voluntad, deshonestidad.
 TRIBALES: Aluden a orígenes nacionales, étnicos, o religiosos susceptibles de
ser heredados o contaminar, ejemplo, terroristas, musulmanes.
79
Entones:
 Estigma: marca social

80
 Connotaciones negativas de las personas que sirven para definir a una persona
 Andadura delictiva o trasgresora.
Expresa que hay un ETIQUETAJE RETROSPECTIVO, es decir aplicado un estigma o marca
determinada a una persona se REINTERPRETA SU VIDA PASADA en función de esa marca.
Se relaciona con la desviación secundaria de Lemmert.

Lemmert, Becker y Goffman conforman la 1º TEORIA DE LA REACCION SOCIAL: “Los


hechos no son en sí mismo desviados o no; sino de acuerdo con la reacción que provoca y como
es evaluada”.

LEMERT: en el estudio de la desviación hay dos tipos de problemas de investigación:


 la desviación primaria: permite discernir cómo se origina el comportamiento desviado; y
 la desviación secundaria: que nos dice cómo se atribuyen simbólicamente actos
desviados a las personas y cuáles son las consecuencias de la atribución.
Supone que la desviación primaria surge en una variedad de contextos sociales, culturales y
psicológicos y que tiene repercusiones marginales en la estructura psíquica de la persona.
La desviación secundaria es comportamiento desviado o roles que se basan en él, se
convierten en medio de defensa ataque o adaptación ante la reacción de la sociedad frente a la
desviación primaria.
Se centra en la desviación secundaria: la desviación original retrocede y deja lugar al desdén
reprobación y rotulación de la sociedad. Esta rotulación puede tener como efecto una afirmación
de la personalidad rotulada como el estigma impuesto.
El control social impone la desviación y el delincuente se defiende de la rotulación afirmando
su personalidad desviada.
dividió las desviaciones en primarias y secundarias:
1. DESVIACIONES PRIMARIAS: son episodios de transgresión que apenas provocan
reacción por parte de los terceros.
2. DESVIACIONES SECUNDARIAS: cuando la calificación de una desviación se aplica a
una persona y esto actúa en consonancia con esa marca social que es lo que Goffman llama
ESTIGMA. X ejemplo: los tatuados son drogadictos

TEORIAS DE LOS VALORES SUBTERRANEOS Y LA CRITICA A LAS


SUBCULTURAS:

SYKES Y MATZA:
Critican la idea de confrontar las subculturas generales con las subculturas delictivas. Afirman
que no hay diferencia entre valores delictivos y valores de la sociedad en general.
Según estos autores en la sociedad existen VALORES CONVENCIONALES que son
seguidos por la mayoría de la población por estar bien vistos y ser fuertemente aceptados; junto
a esos valores existen otros denominados VALORES SUBALTERNOS que son compartidos
por muchos, aunque entran en conflicto con los convencionales: el amor al dinero, sobre todo
fácil, la búsqueda de aventura y el peligro, etc. Los sujetos desviados están aceptando estos
valores.
Los delincuentes sienten vergüenza de sus actores, poseen valores sociales de toda la
comunidad, aunque intentan neutralizarlos por medio de justificaciones:
1. NEGACION DE RESPONSABILIDAD: Estoy enfermo todo me permito
2. NEGACION DEL PREJUICIO. Tienen plata, por eso les robo; un poco de todo lo
que tienen no afecta.
3. NEGACION DE VICTIMA: Y si no lastimamos a nadie.
4. CONDENACINO DE LOS QUE LO CONDENAN: Si todos se drogan y roban…
5. LA LEALTAD AL SUPERIOR O A UNA CAUSA: Estaba cumplimiento órdenes
del rey de la pandilla.

TEORÍA DEL CONTROL DE HIRSCHI: se basa en los aportes de Marx y Engels y critica la
identificación de desviación con opresión que hacen estos autores. La carrera criminal no era una
forma efectiva de rebelión política contra el orden vigente sino una acomodación más o menos
reaccionaria al mismo. Todas las sociedades prescriben cierta categoría de actos y las castigan. El
funcionamiento de la ley o de la costumbre, aunque pueda asociarse con la injusticia y la opresión
es una condición necesaria para la existencia de cualquier sociedad.

Sostiene que el “control social es eficaz porque la gente anticipa las consecuencias que los
puede ocasionar la comisión de una transgresión o delito”.
Decía Hirschi que el control social es eficaz porque la gente anticipa el resultado de sus
acciones, ¿de qué dependerá?
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Esto dependerá de las dimensiones del control social, son conceptualizadas en 4 ítems:
 Las relaciones sociales: fomentan la conformidad.

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Según qué tipo de relaciones tengamos habitualmente, con quienes nos relacionemos,
vamos a ir incorporando valores, normas y nos vamos a sentir de alguna manera
controlados por los miembros que conforman el grupo al que estamos habituados a
tratar.
 La estructura de oportunidades: cuantas más oportunidades legítimas se tengan, se
encontrarán mayores ventajas en la conformidad.
Evidentemente se encontrarán mayores ventajas en la conformidad.
Podría darse que a lo mejor ese grupo no tenga demasiadas oportunidades legítimas, y
acá vendrá seguramente la desviación.
 La implicación: la fuerte implicación en actividades licitas inhibe el comportamiento
desviado.
 Las creencias: los individuos que firmemente acepta y definen pautas morales y la
autoridad, reprimen mejor las tentaciones que los individuos tibios.
Estas dimensiones implican resultados hacia la conformidad o hacia la desviación. Tiene
similitudes en cierto modo con la Teoría de Sutherland, pero en este caso entiendo que la gran
diferencia con Hirschi es que Hirschi tiene en mente un prototipo humano que es fuertemente
racional, la persona evalúa el resultado de sus acciones.
FUENTES DE CONTROL
Distingue entre el control ejercido desde fuentes externas (control social) al individuo y el control
ejercido por el propio individuo (autocontrol).
Estas fuentes de control son muy importantes para Hirschi porque forman el basamento en el que
va a constituirse en la vida ya adulta sobre las conductas posteriores. Las características de
autocontrol se encuentran fuertemente relacionadas con las siguientes dimensiones; que vinculan
o fortalecen los lazos entre el individuo y los grupos y es lo que Hirschi define como
DIMENSIONES DEL ARRAIGO.
DIMENSIONES
 Attachment (afecto): es un vínculo de carácter afectivo, desarrollado mediante una
interacción (o relación) íntima y continuada (con ese grupo – intimacy of interaction). Es
un primer nivel de involucramiento.
 Commitment (COMPROMISO): Es un vínculo de carácter utilitario que puede ser
definido como el grado según el cual los propios intereses individuales han sido
invertidos en un conjunto de actividades fijas o establecidas. Ejemplo, esto porque me
siento comprometido por las causas por las que trabaja la organización o por los fines
que lo justifican.
 Involvement (PARTICIPACION): Como factor de control social, la participación,
definida en términos de cantidad de tiempo y energía consagrados a realizar asiduamente
algún tipo de actividades representa un importante factor de control social. Al adquirir
compromiso luego quedaría transformarlo en hechos en tareas,
 Belief (CREENCIA): Representa un vínculo de carácter ideológico que no equivale a
profundas convicciones morales, sino que sugiere más bien el sentimiento de que ciertos
valores o normas cuentan con el respaldo de aprobación social. Opina que las creencias
personales no son interiorizadas profundamente, sino que están necesitando un refuerzo
social constante (valores en los que se fundó esa organización y para lo que sirve).
Esta teoría, así como todas las influenciadas por la corriente del interaccionismo simbólico, tiene
algunas limitaciones. En primer lugar, considerar que la desviación es un proceso que resulta de
la interacción social supone relativizar en exceso el propio concepto de desviación sin tener en
cuenta que algunos comportamientos delictivos o desviados son universales, y no son
suficientemente explicativos para estudiar la incidencia de la conducta criminal. Por otra parte, la
teoría de Hirschi no explica por qué las normas o las leyes sociales definen algunas conductas y
no otras, desviadas.

TEORIA DEL APRENDIZAJE SOCIAL O LA ASOCIACION DIFERENCIAL: Sutherland


rompe con la definición de delito como hecho cometido por hombres de las clases bajas ya que
trata o incluye el crimen en relación con los negocios que están vinculados con la clase media a
alta (aquellos ilícitos penales cometidos por sujetos de elevada condición social en el curso o en
relación con su actividad profesional).
Concentró sus esfuerzos teóricos en encontrar una explicación al fenómeno de la criminalidad de
las clases superiores, a la que denomina "Delitos de cuello blanco" y modificar la noción de que
la delincuencia era sólo perteneciente a la clase baja. La delincuencia de cuello blanco difiere de
la clase baja en la implementación de la ley penal, que de hecho la distingue y también en la
actitud de los poderes políticos frente a esta conducta. Enmarca a los delitos comunes y a los de
cuello blanco en un único concepto de delito. La característica fundamental del delito es que es
una conducta prohibida por el Estado contra la que éste reacciona por medio del castigo al menos
como último recurso (El estado prevé tanto el hecho como la sanción).
son las teorías que entienden que nadie nace desviado o delincuente, sino que hay un aprendizaje
con grupos que están especializados en ese actuar delictivo. Es decir, hay ciertos delitos, ciertas
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acciones desviadas que no están al alcance de cualquiera, es un aprendizaje y esto es una relación
interactiva dentro de los grupos.

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El presupuesto básico del Conflictualismo crítico tiene que ver con los aportes de Carl Marx al
análisis de la sociedad capitalista, los ejes fundamentales del análisis conflictualistas no ha sido
demasiado diferente, quiero decir con esto que todos los males sociales, todas las penurias que ha
padecido la sociedad humana en los últimos en los últimos siglos, tienen que ver con las
desigualdades estructurales, no se trata meramente de una cuestión diríamos distributiva, la
sociedad desigual entendida en términos de distribución de renta, va mucho más allá.
En cambio en el caso del Conflictualismo crítico, particularmente a la impronta Marxista o Neo
marxista, es el problema el propio capitalismo, la sociedad capitalista está estructurada en
función de situaciones de dominación, hay grupos minoritarios pero muy poderosos que
imponen una serie de reglas de juego que de alguna manera u otra están destinados a
garantizar la posición el disfrute de sus privilegios de clase contra una enorme masa social
que de alguna manera está subordinada y es imprescindible para mantener ese sistema de
dominación basados en los privilegios en definitiva. En la superestructura, y es aquí donde
encontramos todas las manifestaciones de la cultura, en definitiva, las instituciones que digamos
como un espejo reflejan las condiciones de dominación las cuales se interpretan y se protegen.
Entonces tenemos ahí en la superestructura al Estado mismo, sus instituciones, el derecho, la
moral, la religión el arte, los gustos culturales, los estilos de vida y los valores en definitiva en los
que se asientan todo el sistema de dominación.
El derecho entonces si está en la superestructura, es porque no es un producto cultural

Sino que es la expresión de intereses de clases. El derecho es un elemento de dominación, es


una herramienta un instrumento que permite a las clases poderosas mantener sus
privilegios y conservar las garantías del ejercicio de la propiedad privada. Por lo tanto, no
podemos concebir desde una perspectiva ortodoxa que el derecho pueda ser un instrumento de cambio
social, nada va a cambiar las condiciones de dominación; el derecho siempre va a ser instrumento
de consolidación y dominio de la clase privilegiada.

El derecho no solamente es un instrumento de dominación y no solamente representa la


coacción que ejerce el estado el monopolio de fuerza, sino también es un discurso que
intenta legitimar las relaciones sociales dentro de esta sociedad desigual. Cuando decimos
“legitimar” implica bajar una justificación una doctrina jurídica un discurso político que
intenta convencer a todo el mundo de que ese orden social aunque sea injusto aunque sea
TEORIAS necesariamente desigual por las propias necesidades del capitalismo se va a tratar de
DEL CONFLICTO
demostrar así mismo como un punto de evolución de la sociedad humana que es el mejor de
(Realismo de
Izquierda) los mundos posibles, la fuerza sola no sirve para permanecer en el poder y lograr el fruto de
los privilegios sea algo fundamental para entender al Estado de Derecho es el principio de la
igualdad de todos los ciudadanos ante la ley a este principio Marx lo considera como el principio
de la coacción económica, uno podría decir, que mejor que todos sean iguales ante la ley, lo que
sucede es que frente a esa proclamación de principios lo que se trata es de cristalizar de alguna
manera las diferencias de clase requiere de algún tipo de convencimiento.

Marx hizo referencias al derecho, no genero teorías estrictamente del orden jurídico, de la
cultura jurídica no tuvo un tratamiento concreto.

Especial atención sobre los fenómenos de la delincuencia, estos años fueron de mucha
conflictividad social, económicamente su panorama no era muy positivo, el Estado de bienestar
se había desgastado era un momento de muchas tensiones y de huelgas, y esto venia de la mano
con un aumento bastante considerable de vulnerabilidad social y con ello también el aumento de
la delincuencia. Es lo que denominamos el realismo de izquierda o las nuevas criminologías
críticas.

Taylos, Walton y Young fueron los que intentaron destacar que las teorías que existían acerca de
la delincuencia no había tenido la suficiente atención en los factores estructurales, por ejemplo, la
distribución desigual del poder y la riqueza.
“…refleja desigualdades sociales y de poder” los grupos más poderosos tienen capacidad para
generar derecho para legislar directa o indirectamente, y al mismo tiempo tienen capacidad para
evadir el alcance de la ley, vulnerar las prescripciones, obviar el alcance de la justicia hay una
asimetría fundamentalmente de poder que se manifiesta en múltiples formas. Primordialmente
de poder para generar derecho y para torcer la justicia en favor de sus propios privilegios.
“…delito es causado por la desigualdad tanto de clase, raza o género, etc…” Hay diversos
tipos de desigualdad y diversos tipos de expresiones delictivas, con esto quiero decir que los
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realistas de izquierda uno de los aportes que hicieron a la sociología fue la de alumbrar áreas y
temáticas relacionadas con la desviación y el delito que habían sido igualadas por el
funcionalismo.

El surgimiento del realismo de Izquierda


Las investigaciones de la criminología crítica o el realismo de Izquierda, estos sociólogos
enfatizaron este aspecto: Las diferencias estructurales, no es una cuestión meramente de eficiencia
del sistema, sino de un problema que está arraigado en las bases fundamentales de la sociedad. La
criminología crítica entendía que las causas del delito se encuentran en la estructura social,
pero subrayando dos aspectos importantes, la llamada desigualdad relativa, es decir el delito
no se relaciona tanto con la pobreza o el desempleo que serían otros aspectos.

Estos sociólogos entendían que esto era mucho más importante que estos problemas sociales
entender la desigualdad relativa, es decir la ausencia de alternativas, lo que denominaban una
situación de privación relativa concreta que puede darse en cualquier estrato social y en cualquier
periodo económico también privación relativa concreta, no hay alternativas, ¿hay alguna
posibilidad?

Los presupuestos de la Izquierda realista


Para la criminología crítica, las causas del delito se encuentran en la estructura social, pero
subrayando la importancia de la desigualdad relativa, esto es, el delito no se relaciona tanto con
la pobreza o el desempleo cuanto, con la ausencia de alternativas a una situación de privación
relativa concreta, que puede darse en cualquier estrato social y en cualquier periodo económico
Con la ausencia de alternativas las personas recurren a los medios individualistas para superar
tales condiciones que los encierra, en cierto modo puede haber algún tipo de confusión, los
realistas de izquierda se vinculan con las corrientes subculturales de los planteamientos
Mertonianos. los realistas de izquierda atribuyen los problemas a las cuestiones estructurales,
es la propia sociedad la que impone situaciones de dominación y que genera en la realidad
situaciones de no salida, hay que olvidarse de lo que sucede a nivel mundial nos referimos a
las relaciones entre los países.
Deberíamos tener presente a los procesos de legitimación, quienes dominan bajan al resto de
la sociedad un discurso, intentado legitimar su dominio, demostrar que dominan porque les
corresponde hacerlo, es decir estamos haciendo referencia a una estructura cultural, nos dicen
estos autores que quienes se centran en los problemas de la criminología en general en la estructura
cultural de la sociedad de tal modo que el delito y su control generan los denominados constructos
culturales.

Los presupuestos de la izquierda realista


Por tanto, atendiendo a factores culturales, el análisis de los criminólogos se centra en la
estructura cultural de la sociedad y concluyen que el delito y su control como “constructos
culturales”, siendo el primero de arriba-abajo y expresión de resistencia frente al segundo (de
abajo - arriba)
El delito no va a ser entendido como una contravención o como una transgresión de la ley, sino
en una manera de resistir la dominación y sus imposiciones, es decir que aquí no se va a
enfatizar la culpabilidad de quien comente un delito, sino más bien se lo va a comprender como
casi una víctima del sistema y cuyo resultado va a ser una resistencia. Ej: “La ocupación de
terrenos que son de propiedad privada o que pertenecen al propio estado incluso, la usurpación
de viviendas, o tomar incluso el control de vías de comunicación que son vitales o estratégicas,
no se las ve como un delito sino más bien como una resistencia ante el estado de cosas, estado
considerado como institución y un entramado de instituciones que imponen condiciones de
explotación para numerosos grupos sociales”,

La reflexión
El delito es un problema completo y lo padecen sobre todo las clases menos protegidas, por lo
que debe acometerse desde todos los elementos que en él convergen: LOS DELINCUENTES,
VICTIMAS, ESTADO (CONTROL FORMAL) Y CONTROL INFORMAL (de carácter social)
En las interacciones entre estos elementos, que constituyen el “cuadrado del delito”, concurren
muchas variables sociales, demográficas, espaciales y temporales.
El combate contra el crimen requiere la coordinación de múltiples agentes y distintos niveles y
desde una perspectiva democrática e igualitarista: familiar, laboral, juvenil y policía, aunque en
este caso demandan un modelo de policía comunitaria.
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LA TEORIA DEL ETIQUETAJE SEGÚN STEVEN SPITZER

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Por tanto, el delito es el resultado del ejercicio del poder por el Estado y la explotación de los
mercados sobre la estructura social.
La delincuencia es una etiqueta que se adhiere a conductas y personas no legitimadas desde la
ideología dominante que se aplica a los que conspiran contra el desenvolvimiento del
capitalismo. (rebeldes, contestatarios aquellos que imponen valores diferentes a los que plantea el
Estado)
La mayoría de las infracciones no deberían ser materia penal y las cárceles no deberían existir. El
riesgo potencial es definir los problemas sociales como los delitos.

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