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Un tumor cerebral puede ser un crecimiento no canceroso (benigno) o

canceroso (maligno) en el cerebro. Puede tener su origen en el propio


cerebro o haberse propagado (metástasis) a este desde otra parte del
organismo.
 Los síntomas pueden consistir en dolor de cabeza, cambios de
personalidad (como sentirse deprimido, ansioso o desinhibido), debilidad,
sensaciones anormales, pérdida del equilibrio, dificultad para concentrarse,
convulsiones e incoordinación.

 Las pruebas de diagnóstico por la imagen pueden detectar tumores


cerebrales, pero a menudo es necesario realizar una biopsia del tumor para
asegurarse

 El tratamiento consiste en cirugía, radioterapia, quimioterapia, o una


combinación de las anteriores.

Los tumores cerebrales son ligeramente más frecuentes entre los hombres que
entre las mujeres. Solo los meningiomas, que por lo general no son cancerosos,
son más frecuentes en las mujeres. Los tumores cerebrales pueden
desarrollarse a cualquier edad. A medida que la población envejece, el
glioblastoma, el tipo de tumor cerebral más grave, es cada vez más frecuente
entre las personas mayores.
Un tumor cerebral, ya sea canceroso o no, siempre es grave, debido a que el
cráneo es rígido y no deja espacio al tumor para expandirse. Además, si los
tumores se desarrollan cerca de partes del cerebro que controlan las funciones
vitales, pueden causar problemas, como debilidad, dificultad para caminar,
pérdida del equilibrio, pérdida parcial o total de la visión, dificultad para entender
o usar el lenguaje y problemas relacionados con la memoria.

Los tumores cerebrales causan problemas por razones distintas:

 Invadiendo y destruyendo directamente el tejido cerebral

 Haciendo presión de manera directa sobre tejidos cercanos

 Aumentando la presión en el interior del cráneo (presión intracraneal o


presión endocraneal) dado que el tumor ocupa espacio y el cráneo no se
puede expandir para acomodarlo

 Provocando la acumulación de líquidos en el cerebro


 Bloqueando la circulación normal del líquido cefalorraquídeo a través de los
espacios intercerebrales, haciendo que estos espacios se agranden

 Provocando hemorragias

Clasificación de los tumores cerebrales


Hay dos tipos principales de tumores cerebrales:

 Primarios: se originan en las células del interior del cerebro o en las que
están próximas a este. Pueden ser benignos o malignos.
 Secundarios: estos tumores son metástasis, es decir, se originan en otra
parte del cuerpo y se diseminan hacia el cerebro. Por tanto, siempre son
malignos.
Tumores primarios
Los tumores primarios más frecuentes comprenden

 Gliomas (incluyendo astrocitomas, oligodendrogliomas y glioblastomas) y


ependimomas
 Meduloblastomas
 Meningiomas
 Neurinomas del acústico
Los gliomas representan más de 65% de todos los tumores cerebrales primarios.

Los tumores benignos reciben su nombre según las células o tejidos específicos
en los cuales se originan. Por ejemplo, los hemangioblastomas se originan en los
vasos sanguíneos («hema» se refiere a los vasos sanguíneos y los
hemangioblastos son las células que forman los tejidos de los vasos
sanguíneos). Algunos tumores benignos se originan en células del embrión
(células embrionarias), en etapas tempranas del desarrollo fetal. Estos tumores
son congénitos.

Tumores secundarios
Las metástasis cerebrales son mucho más frecuentes que los tumores primarios.
Más del 80% de las personas con metástasis cerebrales tienen más de una
metástasis. Las metástasis procedentes de otras partes del organismo pueden
diseminarse en una única zona del cerebro o en diversas zonas. Muchos tipos de
cáncer pueden diseminarse al cerebro. Entre estos factores se incluyen los
siguientes:

 Cáncer de mama
 Cáncer de pulmón
 Cáncer de riñón
 Melanoma
 Cáncer tiroideo (cáncer de tiroides)
 Linfoma y leucemia
Los linfomas cerebrales se están volviendo más frecuentes entre las personas
cuyo sistema inmunológico está debilitado (como las que padecen sida), las de
edad avanzada y, por razones desconocidas, entre personas con un sistema
inmunológico normal.

Síntomas de los tumores cerebrales


Los síntomas se presentan tanto en los tumores cerebrales no cancerosos
(benignos) como en los cancerosos (malignos). Los tumores benignos crecen
lentamente y pueden alcanzar un gran tamaño antes de la aparición de los
síntomas. Los tumores cancerosos suelen crecer rápidamente.

Un tumor cerebral ocasiona muchos síntomas distintos, que aparecen de forma


súbita o evolucionan de manera gradual. Los primeros síntomas y su evolución
dependen del tamaño del tumor, su velocidad de crecimiento y su localización.
En algunas partes del cerebro, incluso un tumor pequeño tiene efectos
catastróficos. En otras partes, los tumores alcanzan un tamaño relativamente
grande antes de que aparezcan síntomas. Conforme el tumor crece, empuja y
comprime, pero habitualmente no destruye el tejido nervioso, que compensa
estos cambios. Es por eso que los síntomas no se manifiestan inicialmente.

Muchos síntomas se producen al aumentar la presión intracraneal:

 Dolor de cabeza (cefaleas)

 Deterioro de la funcionalidad mental

 Problemas debidos a la presión sobre estructuras específicas del cerebro o


cerca de este, como el nervio óptico

El dolor de cabeza es el síntoma más frecuente y, a menudo, el primero. Sin


embargo, algunas personas con tumores cerebrales no sufren cefaleas y la
mayoría de las cefaleas no tienen su origen en un tumor cerebral. Un dolor de
cabeza debido a un tumor cerebral suele repetirse cada vez con más frecuencia
a medida que pasa el tiempo. A menudo empeora cuando la persona se tumba.
El dolor de cabeza puede ser más intenso cuando la persona se despierta del
sueño y luego disminuye en momentos posteriores del día. Si comienza a
presentarse dolor de cabeza con estas características en una persona que no
había tenido dolores de cabeza anteriormente, la causa puede ser un tumor
cerebral.
Con frecuencia, el aumento de la presión intracraneal también causa deterioro de
las funciones mentales y empeoramiento del estado de ánimo. Se producen
cambios en la personalidad. Por ejemplo, la persona se muestra introvertida,
malhumorada y, con frecuencia, poco productiva en el trabajo. Se siente
también, a veces, soñolienta, confusa e incapaz de pensar. Estos síntomas son,
por lo general, más evidentes para sus familiares y compañeros de trabajo que
para la propia persona. La depresión y la ansiedad, en especial cuando aparecen
de forma súbita, pueden ser el síntoma inicial de un tumor cerebral. Puede
presentarse también un comportamiento estrafalario. Se vuelven desinhibidas o
adoptan comportamientos que nunca antes habían tenido. En las personas
mayores, ciertos tumores cerebrales producen síntomas que pueden confundirse
con los de la demencia.
Más tarde, a medida que la presión intracraneal aumenta, se presentan náuseas,
vómitos, letargo, somnolencia en aumento, fiebre intermitente e incluso coma. La
vista puede volverse borrosa repentinamente cuando la persona afectada cambia
de postura.

Según cuál sea la zona del cerebro afectada (véase la página Disfunción según
su localización), el tumor tiene alguno de los efectos siguientes:
 Causa debilidad o parálisis de un brazo, una pierna o un lado del cuerpo

 Afecta la capacidad de sentir calor, frío, o bien la presión de un leve


contacto o de un objeto afilado

 Se pierde la capacidad de expresar o comprender el lenguaje

 Si el tumor comprime el tronco del encéfalo (tronco cerebral o tallo


cerebral), aumentan o disminuyen las frecuencias del pulso y la respiración

 Se reduce el estado de alerta

 Afectación de la capacidad auditiva, olfativa y visual (con síntomas como


visión doble y pérdida de la visión)

Por ejemplo, un tumor hipofisario presiona los nervios ópticos cercanos (2º par
craneal), que intervienen en la visión, y afecta así la visión periférica. Cualquiera
de los síntomas anteriores sugiere una afección grave y requiere atención
médica inmediata.
Otros síntomas frecuentes de un tumor cerebral son el vértigo, la pérdida del
equilibrio y la incoordinación. Algunos tumores cerebrales, generalmente tumores
primarios, causan convulsiones.
Si un tumor obstruye el flujo del líquido cefalorraquídeo a través de los espacios
intercerebrales (ventrículos), se acumula líquido y se dilatan (un trastorno
denominado hidrocefalia). El resultado es el aumento de la presión intracraneal.
Además de otros síntomas de presión intracraneal alta, la hidrocefalia dificulta
levantar la vista. En los lactantes y niños muy pequeños aumenta el tamaño de la
cabeza.

Si aumenta considerablemente la presión intracraneal, el cerebro es empujado


hacia abajo, ya que el cráneo no se puede expandir. Se puede producir, como
consecuencia, una hernia cerebral. Los dos tipos más habituales de hernia
cerebral son los siguientes:

 Hernia transtentorial: la parte superior del encéfalo (cerebro) es empujada


a través de un orificio estrecho (la tienda del cerebelo o escotadura
tentorial) por el tejido relativamente rígido que separa el cerebro de las
partes inferiores del encéfalo (el cerebelo y el tronco del encéfalo). En las
personas con este tipo de hernia se produce pérdida del estado consciente.
Además, el lado del cuerpo opuesto al tumor se paraliza.
 Hernia amigdalina: un tumor que se origina en la parte inferior del
encéfalo empuja la zona más baja del cerebelo (la amígdala cerebelosa) a
través del orificio situado en la base del cráneo (agujero magno o agujero
occipital). Como consecuencia, el tronco del encéfalo, que controla la
respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial, está comprimido y
funciona de forma inadecuada. Una hernia amigdalina causa un estado de
coma y la muerte si no es diagnosticada y tratada de inmediato.

Las personas con metástasis cerebrales también tienen síntomas relacionados


con el cáncer original. Por ejemplo, si el cáncer se originó en los pulmones, se
expectora mucosidad sanguinolenta. Con las metástasis es frecuente la pérdida
de peso.

Los síntomas empeoran con el tiempo, a menos que se trate el tumor. Con el
tratamiento, sobre todo en el caso de tumores benignos, algunas personas se
recuperan completamente. Para otras, la esperanza de vida se reduce, a veces
en gran medida. El pronóstico depende del tipo de tumor y de su localización.

Diagnóstico de los tumores cerebrales


 Imagen por resonancia magnética o tomografía computarizada

 A veces, una punción lumbar


 Por lo general, una biopsia

El médico considera la posibilidad de un tumor cerebral en las personas que han


sufrido por primera vez una convulsión o presentan los síntomas característicos.
Aunque el médico, por lo general, detecta una disfunción del cerebro durante una
exploración física, se requieren otros procedimientos para diagnosticar un tumor
cerebral.

La resonancia magnética nuclear es la mejor prueba de diagnóstico por imagen


para detectar un tumor cerebral. La tomografía computarizada (TC) es una
buena alternativa. Con esta técnica se pueden identificar la mayoría de los
tumores cerebrales. Antes de la realización de estas pruebas, se inyecta en una
vena una sustancia que permite que el tumor sea más fácil de visualizar (un
medio de contraste para resonancia magnética o un medio de contraste para
tomografía computarizada). Estas pruebas también muestran con mucho detalle
el tamaño del tumor y su localización exacta. Una vez se detecta un tumor
cerebral, se llevan a cabo otros procedimientos diagnósticos para determinar su
tipo específico.

A veces se realiza una punción lumbar con la que se obtiene líquido


cefalorraquídeo para su examen al microscopio. Este procedimiento se realiza
cuando existe sospecha de que el tumor ha invadido las capas de los tejidos que
recubren el encéfalo (meninges). Estos tumores pueden bloquear la absorción de
líquido cefalorraquídeo. Una punción lumbar también puede ayudar cuando el
diagnóstico o el tipo de tumor no está claro. El líquido cefalorraquídeo puede
contener células cancerosas. Sin embargo, en las personas que tienen un tumor
grande que aumenta la presión intracraneal no es posible la punción lumbar. En
estos casos la extracción de líquido cefalorraquídeo durante una punción lumbar
puede causar un desplazamiento del tumor y provocar así una hernia cerebral.
Algunas pruebas especializadas pueden ayudar a establecer el diagnóstico. Por
ejemplo, también puede examinarse la sangre y el líquido cefalorraquídeo para
verificar si contienen sustancias secretadas por tumores (llamados marcadores
tumorales) y para detectar anomalías genéticas características de determinados
tumores. La identificación de determinadas anomalías genéticas puede ayudar a
predecir qué tratamientos serán más efectivos.

Por lo general, es necesaria una biopsia (extracción de una muestra del tumor
para su examen al microscopio) para identificar el tipo de tumor y determinar si
es canceroso. La biopsia suele practicarse durante una intervención quirúrgica
en la que se extirpa todo el tumor o parte del mismo. O si el tumor es difícil de
alcanzar, se puede practicar una biopsia estereotáctica. Para este procedimiento,
se sujeta un marco al cráneo. El marco proporciona puntos de referencia que
pueden ser identificados en una resonancia magnética nuclear o en una
tomografía computarizada. Estos puntos de referencia permiten guiar la aguja de
la biopsia de forma precisa hacia el tumor.

Tratamiento de los tumores cerebrales


 Cirugía, radioterapia, quimioterapia, o una combinación de las anteriores

 A veces, fármacos para reducir la presión intracraneal

El tratamiento de un tumor cerebral depende de su localización y del tipo de


tumor de que se trate.

Tratamientos específicos para los tumores cerebrales


Los tratamientos para los tumores cerebrales comprenden los siguientes:

 Craneotomía (cirugía del cerebro)

 Radiocirugía

 Implantes

 Derivaciones

 Técnicas estereotácticas

La craneotomia (extirpación quirúrgica del tumor) se realiza cuando es posible.


Este procedimiento consiste en abrir el cráneo. Algunos tumores cerebrales se
extirpan sin lesionar el cerebro o produciendo un daño insignificante. Sin
embargo, otros crecen en zonas donde la extirpación con cirugía tradicional
resulta muy difícil o imposible sin destruir estructuras vitales.
Para la craneotomía, se afeita parte del cuero cabelludo. Después se practica
una incisión en la piel. Se utiliza un taladro de alta velocidad y una sierra
especial para extraer un pequeño fragmento del hueso situado sobre el tumor. El
tumor se localiza y se extirpa utilizando uno de los siguientes métodos:

 Se utiliza un bisturí para extirpar el tumor.

 Se utiliza un láser para evaporar el tumor.

 Se utiliza un dispositivo que emite ondas de ultrasonidos para desintegrar


el tumor, de modo que los fragmentos puedan ser succionados (aspirados).
El láser y los dispositivos de ultrasonidos se utilizan para eliminar los tumores
difíciles de extirpar. El hueso suele colocarse de nuevo en su lugar, y la incisión
se cierra mediante sutura.

La cirugía tradicional a veces causa lesiones cerebrales que dan lugar a


síntomas como parálisis parcial, alteraciones en la sensibilidad, debilidad y
discapacidad mental. Sin embargo, es indispensable extirpar un tumor, tanto si
es maligno o benigno, si su crecimiento compromete estructuras cerebrales
importantes. Incluso cuando es imposible la curación, la cirugía sirve para reducir
el tamaño del tumor, aliviar los síntomas y permitir que el médico valore si están
justificados otros tratamientos, como radioterapia o quimioterapia.

La radiocirugía  es un tipo de radioterapia que utiliza haces de radiación muy


concentrados (rayos gamma o haces de protones) para destruir un tumor. La
radiocirugía no es realmente una intervención quirúrgica, ya que no requiere
ninguna incisión. La radiocirugía se puede realizar con un bisturí
de rayos gamma o con un acelerador de protones (para haces de protones).
 Para utilizar un bisturí de rayos gamma, se sujeta al cráneo un marco
para imágenes. Mientras la persona permanece tumbada sobre una camilla
deslizante, se coloca sobre el marco un casco grande con agujeros. A
continuación, se desliza la cabecera de la camilla hacia el interior de una
esfera que contiene cobalto radiactivo. La radiación pasa a través de los
agujeros del casco y es dirigida con precisión hacia el tumor.
 Cuando se utiliza un acelerador de protones, la persona se sujeta a una
mesa para evitar que se mueva. La máquina puede rodear la cabeza de la
persona, la cual se acuesta sobre una mesa colocada en la abertura de la
máquina. Cuando se utiliza un acelerador de haz fijo, la mesa en la que se
encuentra la persona se mueve y la máquina permanece inmóvil. El
acelerador de protones dirige la radiación con precisión hacia el tumor
desde diferentes ángulos.
En general, la radiocirugía se realiza cuando una persona tiene cuatro o menos
tumores, mientras que la radiación de todo el cerebro se realiza cuando una
persona tiene 5 o más tumores. La radiocirugía (bisturí de rayos gamma o
acelerador de protones) es útil para tratar las metástasis cerebrales.
En algunos casos se insertan implantes en el cerebro. Los implantes consisten
en láminas impregnadas con un fármaco antineoplásico (quimioterápico).
Después de la extirpación del tumor y antes de cerrar el cráneo y suturar la
incisión, estas láminas se pueden colocar en el espacio donde se encontraba el
tumor. A medida que las láminas se disuelven gradualmente, van liberando el
fármaco para destruir cualquier célula cancerosa que haya quedado.
Se pueden colocar quirúrgicamente derivaciones si un tumor hace que aumente
la presión dentro del cráneo. Una derivación consiste en un segmento delgado
de cánula que se introduce en uno de los espacios del cerebro (ventrículos) o
algunas veces dentro del espacio localizado alrededor de la médula espinal que
contiene líquido cefalorraquídeo (espacio subaracnoideo). El otro extremo de la
cánula se suele dirigir por debajo de la piel desde la cabeza hasta el abdomen.
El exceso de líquido cefalorraquídeo se evacúa desde el cerebro hasta el
abdomen, donde es absorbido. La derivación contiene una válvula de dirección
única que se abre cuando hay demasiado líquido en el cerebro. Las derivaciones
pueden ser temporales (hasta la extirpación del tumor) o permanentes.
Las técnicas estereotácticas son procedimientos para localizar tumores de
forma muy precisa. Se obtiene una imagen tridimensional mediante
computadora. Esta imagen se obtiene sujetando al cráneo del paciente un ligero
marco de metal con una serie de varillas. Se administra un anestésico local para
adormecer la zona y se fijan los pasadores al cráneo perforando la piel. La
imagen obtenida mediante tomografía computarizada (TC) muestra las varillas
como puntos, de modo que se obtienen unos puntos de referencia que ayudan a
localizar el tumor. En un procedimiento similar se usa un marco de plástico y la
resonancia magnética (MRI) se emplea para mostrar dónde está el tumor.
Pueden utilizarse de forma alternativa técnicas que no requieran la sujeción de
un marco craneal. Por ejemplo, se pueden pegar con cinta adhesiva marcadores
especiales en el cráneo para proporcionar puntos de referencia. La ubicación de
estos marcadores se introduce en una computadora que contiene imágenes del
tumor cerebral.

Las técnicas estereotácticas se pueden emplear para

 Localizar un sitio para la biopsia

 Localizar tumores durante la cirugía

 Determinar dónde insertar los implantes o un láser para destruir las células
tumorales

Tumores no cancerosos (benignos)


La extirpación quirúrgica es a menudo segura y cura al paciente. Sin embargo,
en las personas mayores, los tumores muy pequeños deben dejarse en su sitio
mientras no produzcan síntomas. En algunos casos, se administra radioterapia
para destruir cualquier célula tumoral que haya quedado después de la
intervención quirúrgica.
La radiocirugía es efectiva en el tratamiento de tumores benignos, como los
meningiomas y los neurinomas del acústico . Es esta la razón por la cual, para
este tipo de tumores, se emplea frecuentemente la radiocirugía en lugar de la
cirugía tradicional. La radiocirugía dirige haces de radiación altamente enfocados
hacia el tumor de forma precisa. No comporta incisión. Para enfocar la radiación
con mayor precisión, se utilizan técnicas estereotácticas , que comportan la
sujeción de un marco al cráneo para proporcionar puntos de referencia.
Tumores cerebrales cancerosos (malignos).
Generalmente se utiliza una combinación de cirugía, radioterapia y
quimioterapia. Primero se extirpa la mayor parte del tumor que pueda ser
extirpada sin peligro, y luego se inicia la radioterapia. La radioterapia se
administra en el lapso de varias semanas. La radiocirugía se emplea cuando no
es posible utilizar la cirugía tradicional, especialmente para el tratamiento de
metástasis.

En tumores muy agresivos, se administra quimioterapia con radioterapia. La


combinación de radioterapia y quimioterapia pocas veces tiene efecto curativo,
pero reduce el tumor lo suficiente como para mantenerlo bajo control durante
varios meses e incluso años.

Después de la radioterapia, se utiliza quimioterapia continua para tratar ciertos


tipos de tumores cancerosos del cerebro; parece ser particularmente eficaz para
tratar el oligodendroglioma anaplásico .
 Aumento de la presión intracraneal
Este trastorno extremadamente grave requiere atención médica inmediata. Si la
persona afectada está en estado de coma o tiene dificultad respiratoria, es
posible que esté apareciendo una hernia del cerebro. Para ayudar a esas
personas a respirar, se inserta un tubo de plástico a través de la nariz o la boca
hacia la tráquea y se conecta a un respirador (un procedimiento denominado
intubación endotraqueal). Este procedimiento no solo mantiene la respiración,
sino que también ayuda a reducir la presión dentro del cráneo hasta que se
puedan administrar otros tratamientos. Lo habitual es que se administren
fármacos como el manitol y los corticoesteroides inyectados para reducir la
presión y evitar la hernia. Estos fármacos reducen la inflamación alrededor del
tumor. En días, a veces horas, los corticoesteroides suelen restablecer las
funciones perdidas a causa del tumor y alivian el dolor de cabeza y otros
síntomas.
Si el tumor está obstruyendo el flujo de líquido cefalorraquídeo a través de los
espacios intercerebrales, se utiliza un dispositivo para evacuar el líquido,
disminuyendo así el riesgo de hernia. El dispositivo consta de un pequeño tubo
(catéter) conectado a un manómetro que mide la presión intracraneal. El tubo se
introduce por un orificio diminuto que se hace trepanando el cráneo. Se utiliza un
anestésico local (normalmente asociado a un sedante) o un anestésico general.
Al cabo de algunos días se retira el tubo o se convierte en un drenaje
permanente (derivación). Durante este periodo, el médico extirpa
quirúrgicamente todo el tumor o parte del mismo, o utiliza la radiocirugía o la
radioterapia para reducir el tamaño del tumor y así disminuir la obstrucción.
 Metástasis
El enfoque terapéutico de las metástasis cerebrales depende en gran manera de
la zona donde se ha originado el cáncer. A menudo, se hace una radioterapia
dirigida a las metástasis cerebrales. La extirpación quirúrgica antes de la
radioterapia puede producir efectos positivos en las personas que tienen una
sola metástasis. A veces se recurre a la radiocirugía. La quimioterapia y
la inmunoterapia pueden ayudar a tratar las metástasis de ciertos tipos de
cáncer.
 Problemas del enfermo terminal
Las personas con tumores cancerosos en el cerebro tienen una expectativa de
vida limitada y es probable que se vuelvan incapaces de tomar decisiones sobre
sus cuidados médicos. En consecuencia es aconsejable que
establezcan voluntades anticipadas. Estas voluntades ayudarán al médico a
determinar qué tipo de atención desea la persona en caso de que no esté en
condiciones de tomar decisiones relativas a la atención médica. El tratamiento
que se enfoca en aliviar los síntomas lo más posible (cuidados paliativos), en
lugar de curar a la persona, puede ser más apropiado.
Muchos centros de tratamiento oncológico, en especial los que cuentan con
unidades de cuidados paliativos y cuidados de hospicio, proporcionan asesoría y
servicios de salud a domicilio.

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