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PRIMERA SESION
En cuanto a su origen.
La semejanza radica en que en ambos sistemas la responsabilidad surge por la
violación de una obligación preexistente.
Ambos regímenes son semejantes porque en los dos, para que exista
responsabilidad, debe existir un factor de atribución en virtud del cual el
responsable tenga la obligación de responder, pues debe haber “alguna buena
razón para obligar a una persona a cubrir los daños” sufridos por el damnificado.
Pero en la responsabilidad contractual el factor de atribución “es eminentemente
subjetivo y consiste en la imputabilidad con culpa del deudor en la inejecución del
contrato”. En cambio, en la responsabilidad extracontractual coexiste el factor de
atribución subjetivo: culpa, con el factor de atribución objetivo en sus diversos
matices: riesgo adicional, riesgo creado, riesgo beneficio y riesgo empresa, que los
estudiaremos en un capítulo aparte.
La diferencia entre los dos regímenes radica en que la acción de daños y perjuicios
resultantes de un incumplimiento contractual prescribe a los diez años, si se trata
de acción personal o real y a los siete, si versa sobre actos simulados. Mientras que
en materia extracontractual la acción prescribe a los dos años.
En este caso, dice el referido autor, que “los procesalistas son concordes en que la
acción se califica por la pretensión que se ejercitó o petitum, pero también por la
causa petendi”; entendiendo por causa petendi, según la teoría de la
substanciación, los fundamentos de hecho de la demanda; lo cual implica que el
Juez la debe calificar y resolver a través de los hechos, dejando de lado la
fundamentación jurídica, en virtud del “principio de la teoría de la substanciación en
la demanda y de la libre búsqueda y aplicación de la norma por los tribunales”.
Los llamados casos difíciles que pueden presentarse son, en realidad,
innumerables; pero los más frecuentes y más abordados por los tratadistas son:
lesiones corporales o muerte y daños en las cosas causados en la ejecución de
relaciones contractuales, tal es el caso de los accidentes de vehículos que se
dedican al transporte de pasajeros o de carga, accidentes de trabajo, daños
producidos con ocasión de servicios profesionales. En estos casos estamos ante la
concurrencia de acciones de resarcimiento originadas en contratos y a la vez en el
deber general de no dañar a otro, concurrencia que la doctrina la ha denominado
“yuxtaposición de responsabilidades contractual y extracontractual”.
De lo expuesto hasta aquí se advierte que aún hay mucho camino por recorrer
respecto de los temas analizados y se nos abre la posibilidad de aportar nuevos
planteamientos que sirvan para el enriquecimiento intelectual a fin de concretizar
aquella vieja noción: El derecho es el arte de lo bueno y lo justo.
a. Elementos personales.
Se trata de la persona que provoca el daño y la que lo padece.
La primera es responsable civilmente de la reparación, restitución o
indemnización frente a la segunda.
b. Lesión
La lesión puede tener forma de incumplimiento contractual o de daño. Además,
puede afectar a la persona o al patrimonio del perjudicado.
En el caso de la responsabilidad civil contractual se pueden establecer
penalidades a la hora de indemnizar la lesión.
Y en el caso de la extracontractual, será el juez el encargado de valorar la
lesión.
c. Relación de causalidad
Es necesario que entre la acción u omisión de quien provoca el daño y la propia
lesión exista una relación de causalidad. Así, nadie tiene por qué responder de
daños fortuitos (salvo que su deber sea evitarlos) o de aquellos imprevisibles
o inevitables.
Consecuencias de la responsabilidad civil
Si se determina la concurrencia de responsabilidad civil, el responsable deberá
restituir el bien lesionado o reparar el daño causado. Cuando la restitución o
reparación sean imposibles procederá una indemnización.
La imputabilidad extracontractual:
Proviene de la comisión de un delito o cuasidelito civil, es decir, de un hecho ilícito,
intencional o no, que ha inferido injuria o daño a la persona o propiedad de otro.
Esta supone la ausencia de obligación, es decir, se produce entre personas
jurídicamente extrañas, y es por ello que el hecho ilícito es que crea la obligación
de reparar el daño.
Daños no reparables:
Suponen una obligación previa, que en la responsabilidad contractual nace del
contrato y en la responsabilidad extracontractual de la ley (obligación genérica de
no causar daño), y en ambas la culpa estaría constituida por un mismo hecho, el
cual es la violación de esta obligación.
Responsabilidad indirecta:
La doctrina moderna señala que básicamente existen elementos comunes a ambos
tipos de responsabilidad y que de consecuencia conviene abandonar las
distinciones arbitrarias. Así, por ejemplo, el autor Santos Briz señala como
elementos comunes:
a. La acción u omisión infractora del contrato o productora del acto ilícito.
b. La antijuridicidad de la misma y causas que la excluyen.
c. La culpa del agente (factor de atribución).
d. La producción de un daño
e. Relación causal entre la acción u omisión y el daño.
Elementos:
a. Uso de mecanismos peligrosos
b. Que se cause un daño
c. Que haya una relación de causa, efecto entre el uso del mecanismo y el daño
causado.
En el artículo Nº 1757 señala el hecho de las cosas y actividades riesgosas: Toda
persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas o
peligrosas por su naturaleza, por sus medios empleados o por las circunstancias
de su realización.
Concurrencia de responsabilidades:
Las obligaciones se clasifican habitualmente como de medios y de resultados, y
esto tiene una gran importancia al determinar la responsabilidad civil contractual.
Cuando una norma o un contrato obligan a una persona a alguna cosa determinada,
sea esta una acción o una abstención (hacer o no hacer algo), esta obligación se
considera de resultado. Tal es el caso de un transportista que se obliga a llevar
determinada mercancía a un destino en particular. Aquí la responsabilidad es
prácticamente automática, pues la víctima solo debe probar que el resultado no ha
sido alcanzado, y entonces el demandado no podrá escapar a dicha
responsabilidad, excepto si puede probar que el perjuicio proviene de una causa
ajena; por ejemplo, que se debe a un caso fortuito o de fuerza mayor.
Cláusula de irresponsabilidad:
Se ocupa de dar una solución a la víctima de un daño determinado: relaciona al
causante y la víctima del hecho dañoso, el factor de atribución, el modo de reparar
y el monto; define los sujetos legitimados (obligados a reparar y los que merecen
reparación) y en qué consistirá la reparación.
Para la responsabilidad penal los daños o perjuicios tienen un carácter social, pues
son considerados atentados contra el orden público suficientemente graves como
para ser fuertemente reprobados y ser erigidos en infracciones. Las sanciones
penales tienen una función esencialmente punitiva y represiva, y solo buscan la
prevención de manera accesoria (ya sea a través de la intimidación y la disuasión,
o a través de la rehabilitación del culpable, de su reeducación o de su reinserción
social.