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“La Filosofía, una invitación a pensar”

Sócrates o el alumbramiento de la verdad


Sócrates era hijo de una partera y debido a ello es que él decía que de su madre
aprendió el oficio del pensamiento, porque pensar de una u otra manera consiste en
“dar a luz” a nuevas ideas y de alguna forma involucra cierta dosis de sufrimiento, ya
que se tenía que derrumbar lo ya pensado, por medio de una o varias crisis, para dar
pase a una infinidad de nuevas cuestiones.
Sócrates y su mujer
La filosofía es cosa de filósofos y los filósofos no nacen por generación espontánea
o por espontánea voluntad, sino por circunstancias de la vida que los arrojan a la
reflexión; en el caso de Sócrates, al comenzar a pensar, buscó un modo de
autogobernarse y de ayudar a los demás a hacer lo mismo. Buscaba el
perfeccionamiento interno por la actitud gruñona, irritable e irritante que Xantipa, su
esposa tenía hacia él y buscaba ayudar a los demás, porque el gobierno de tiranos
era déspota con los ciudadanos de Atenas. Todas estas situaciones por las que
Sócrates atravesó lo incentivaron a pensar.
Pensar en la calle y el arte de gobernar
Pensar es un acto individualista. Mientras andaban por las calles de Atenas él iba
como una partera ayudando a otros a extraer la verdad que guardaban dentro de sí,
a través del diálogo, si este poseía un método útil o claro se podía alcanzar las
ideas correctas.
Ayudó a Calicles a ver que su teoría era incorrecta y le hizo conocer la verdad sobre
los que deberían gobernar, pasando por ciertos errores y sacando de los intestinos
de su pensamiento la verdad que acabe con la equivocación, demostrando que
pensar no es adoptar ideas ajenas, por el contrario, es hacerlas emerger de
nosotros mismos a veces también introduciendo la ironía en el diálogo, haciendo
que su oponente se dé cuenta de su error.
Las dos cárceles
Sócrates era muy admirado por muchos y muy odiado por muchos otros y fue
juzgado por la gente del Pueblo, por la supuesta corrupción a la juventud, porque les
hacía pensar y les hacía tomar conciencia de sus gobernantes. Fue condenado a
morir, y mientras esperaba en la prisión tuvo la oportunidad de escapar; sin
embargo, decidió quedarse porque respetaba las leyes de las polis.
Al morir, Sócrates abandona dos cárceles: por un lado, la de los tiranos de Atenas y,
la cárcel del cuerpo, por otra.
El gallo de Sócrates
Encontramos una reflexión, en la que nos da a conocer que se van los creadores y
quedan los repetidores, es decir, personas incapaces de ejercer el pensamiento
individualista.
Cuando mis hijos crezcan
Como defensa, Sócrates les pide a los atenienses que encaminen a sus hijos a
buscar la verdad y la virtud sin argucias formales (argumentos falsos), que es lo que
él les había hecho al tratar incentivarlos a que reflexionen por sí mismos, a distinguir
entre las apariencias y la verdad.

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