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Unidad I

La Empresa Moderna

Eric Ries en su libro El camino hacia el Lean Startup cuenta una


anécdota de una charla con Jeff Immelt, el CEO de General Electric a
principios del S XXI: “Nadie quiere trabajar en una empresa
anticuada. Nadie quiere comprar productos de una empresa
anticuada. Nadie quiere invertir en una empresa anticuada”. Una
frase que podría dejarnos a todos con la reflexión de ¿Cómo es
nuestra empresa? ¿Es una empresa anticuada? ¿Cómo identificar si
tenemos rasgos de una empresa anticuada?

La clave está en descubrir si nuestra empresa tiene la capacidad de


renovarse continuamente a través de un proceso sistemático para
incorporar nuevas ideas a su modelo de negocio.

Parece un tema sencillo, porque no existe empresa que no quiera


mejorar, que no quiera avanzar con sus retos, crecer sus ingresos;
todas lo quieren, el problema radica en que no todas tienen la
capacidad de hacerlo.

Tradicionalmente las bases de la competencia radicaban en el precio,


la calidad, la variedad y el tiempo de entrega. Esas cuatro variables
determinaban la capacidad que tenía una empresa para competir y
para tener posibilidades de ganar. En un mundo en el que las
barreras de entrada en importantes, cuando aparecían competidores
no tenían grandes posibilidades de abrirse paso.

Hoy vivimos un mundo en el que la globalización ha puesto más a la


mano capacidades de producción en todo el mundo; aún cuando se
trate de organizaciones pequeñas, esas capacidades están
disponibles y accesibles, lo que ha abierto la puerta a una especie de
democratización de las oportunidades de negocio.
Hoy casi que cualquiera puede acceder a capacidades productivas a
costos relativamente razonables; pero han emergido nuevas bases
para la competencia, adicionales a las anteriores: el diseño, las
marcas, el acceso a nuevos mercados a través del mundo digital,
plataformas tecnológicas y modelos de negocio.

Las organizaciones siguen trabajando en la mejora de sus productos


o servicios o en la mejora de sus procesos para crecer en calidad y
eficiencia operativa; pero también necesitan nuevas fuentes de
crecimiento que sólo se logran a través de la innovación. Y para la
innovación, las herramientas de gestión tradicional no funcionan de
forma eficaz. Es este punto central en el que la mayoría de las
empresas no han logrado avanzar.

Lanzar nuevos productos y servicios, encontrar nuevas formas de


experiencia del cliente que se salen de nuestro modelo operativo
requieren de una disciplina aparte de las herramientas de gestión
tradicionales. Diseñar, prototipar, validar, pivotar son parte de un
nuevo lenguaje y de una nueva disciplina que no va de la mano con
explotar el modelo de negocio actual sino de descubrir nuevas
oportunidades y diseñar el modelo de negocio futuro. Tal vez la
convivencia de estos dos mundos es lo que define si una empresa es
una empresa moderna o no.

No se trata de falta de capacidad, ni de ideas, sino de una falta de


herramientas porque el desarrollo de proyectos tiene una esencia
distinta en la que requiere de otras métricas para medir sus avances.
Una empresa moderna sabe que esos dos mundos, el de la
explotación del modelo actual y el del descubrimiento del nuevo,
deben convivir de forma ordenada y sinérgica.

Una empresa moderna es donde los empleados pueden proponer


nuevas ideas y cuentan con las herramientas para desarrollarlas.
Donde la regla y la norma, necesarias en cualquier organización no
son un candado para pensar en el futuro y visualizar algo mejor que
lo de hoy. En una empresa moderna no hay silos, se trabaja de forma
transversal, no como en feudos donde no hay interacción.
En una empresa moderna se piensa en grande, se ejecuta en pequeño
y paso a paso para que los fracasos no sean lozas sino aprendizajes
para que las ideas se validen al mejor ritmo posible y que se
confirmen las oportunidades de negocio se ejecuten con velocidad
para crecer aceleradamente.

En una empresa moderna se cuestionan frecuentemente las reglas,


buscando que los clientes sean el punto de partida para el cambio.
En una empresa moderna los horarios pueden no ser homogéneos y
los lugares de trabajo tampoco; la flexibilidad para un mejor
resultado es la premisa.

En una empresa moderna no se piensa en las barreras de entrada


para los competidores, sino en las barreras de salida para clientes
felices a los que se les genera valor.

Como podrás darte cuenta estamos frente al gran reto de aprovechar


lo que tenemos para construir una nueva cultura en nuestras
organizaciones en las que, el largo plazo está acompañada de un
proceso ágil de experimentación que permita descubrir esas nuevas
oportunidades que hagan realidad esa visión. Saber manejar la
incertidumbre será la clave para correr ciertos riesgos e ir más rápido
que los demás.

Parece que tenemos mucho por hacer si queremos que nuestras


empresas sean modernas y sean lugares donde la gente quiere
trabajar, donde los clientes quieren comprar y donde haya personas
dispuestas a invertir su tiempo, su dinero y su futuro.
El Nacimiento de la Empresa Moderna
La segunda mitad del siglo XIX fue la época del nacimiento de la
empresa moderna, entendiendo como tal a la gran empresa con una
organización burocrática, administrada por gerentes asalariados,
cuya forma jurídica más característica es la sociedad anónima.

La difusión de las nuevas formas de organización empresarial se


llevó a cabo en las últimas décadas del siglo; en una primera etapa,
los países en que tuvieron un rol más significativo fueron Alemania
y los Estados Unidos.

La empresa tradicional es de dimensiones pequeñas, consta de una


sola unidad operativa y se especializa en un tipo de función
(producción o distribución), o en la producción de un tipo de bien o
servicio. Se trata de firmas en las que no se ha producido la
separación entre propiedad y gestión, mayoritariamente empresas
familiares, dirigidas por una persona o un número reducido de
personas, que son, a la vez, sus propietarios.

Las empresas modernas se diferencian de las empresas tradicionales


en distintos aspectos. En primer lugar, por sus dimensiones y las
actividades que desarrollan, ya que se trata de grandes empresas
que han integrado diversas funciones, combinando la producción y
la distribución a gran escala. Las mayores dimensiones fueron, en
gran medida, una consecuencia de la segunda revolución industrial,
además de la ampliación de los mercados.

Como señala Chandler, en los Estados Unidos fueron las empresas


ferroviarias las primeras en contratar gerentes asalariados y en
descentralizar su gestión, mientras que en Inglaterra y en Europa
continental se mantuvieron sistemas de organización más
centralizados. Con el fin de la Primera Guerra Mundial, la
multinacionalización de las grandes empresas – sobre todo, las
norteamericanas – se acentuó.

Empresa industrial

Habitualmente, las empresas industriales, transforman bienes


utilizando tecnología, maquinaria, herramientas y/o energía. La
clave de este tipo de empresas y lo que las diferencia de otras, es la
transformación. Esto es, el producto que finalmente venden no es el
mismo que entró a la empresa. Por ejemplo, entra aluminio y sale
una bicicleta.

Así pues, el tipo de bienes con los que trabaja pueden proceder,
fundamentalmente, de dos vías: extracción o compra. En el primer
caso, podríamos citar a una empresa que tiene una cantera de
mármol, lo extrae, lo transforma en losas y lo vende. En el segundo
caso, compra a otra empresa un bien (naranjas) y lo transforma en
zumo envasado.

Como era de esperar, las empresas industriales pertenecen al sector


industrial o sector secundario. Un sector que comenzó a
desarrollarse con seriedad a mediados del siglo XVIII. Primero,
gracias a la Primera Revolución Industrial y, más tarde, hacia
mediados del siglo XIX con la Segunda Revolución Industrial.

Características de una empresa industrial

Las características de una empresa industrial se pueden resumir en


las siguientes:

 Transforman bienes.
 Utiliza maquinaria, herramientas o tecnología para el proceso de
transformación.
 Suelen producir gran cantidad de unidades.
 Producen en cadena.
 Se sitúan en polígonos industriales o zonas que faciliten la entrada y
salida de sus insumos y productos.

Adicionalmente, tienen otra serie de singularidades. Sin embargo, lo


anterior dependerá ya del tipo de empresa industrial a la que
estemos haciendo referencia.

Tipos de empresas industriales

 Según el producto fabricado:


o Ligera: Produce bienes de consumo.
o Pesada: Produce bienes de equipo o capital y utiliza grandes
cantidades de materias primas o energía.

 Según la obtención de insumos:


o Extractivas: Extraen recursos naturales y los transforman.
o Manufactureras: Transforman materias primas y las convierten en
productos semiterminados o terminados.

Empresas industriales extractivas:

 Antracita.
 Crudo de petróleo y gas natural.
 Extracción de materias metálicos.
 Piedra, arena o arcilla.
 Actividades que ofrecen soporte a las anteriores.
Empresas industriales manufactureras:

 Alimentación.
 Bebidas.
 Tabaco.
 Textil.
 Prendas de vestir.
 Cuero y calzado.
 Refinería de petróleo.
 Artes gráficas y reproducción de soportes grabados.
 Química.
 Farmacéutica.
 Caucho y plásticos.
 Minerales no metálicos.
 Metalúrgica.
 Siderúrgica.
 Automovilística.
 Armamentística.
 Robótica.
 Informática.
 Electrónica
 Aeronáutica.
 Aeroespacial.

Empresas de Servicios

Las empresas de servicios ejecutan aquellas actividades económicas


organizadas para la prestación y venta de un servicio; de acuerdo
con la clasificación de las actividades económicas establecidas por la
economía clásica, las empresas de servicios conforman el sector
terciario de la economía.

La finalidad de estas empresas es satisfacer una necesidad puntual,


caracterizada por un alto grado de especialización en la actividad que
ofrecen. Así las cosas, podemos encontrar las empresas dedicadas a
la prestación de servicios de gas, agua, luz, alojamiento, transporte y demás
relacionadas con el ofrecimiento de productos y servicios que satisfagan las
necesidades de los consumidores.
El know how como activo de una empresa de servicios
Como se ha reiterado, el producto entregado por una empresa de
servicios es intangible; tal es el caso de las empresas de telefonía
celular, que para garantizar la correcta prestación de sus servicios
requieren de maquinaria, tal como los teléfonos celulares, las torres
de trasmisión, satélites para la distribución de la señal, personal de
atención al cliente, etc.

Sin embargo, el producto final que venden es la posibilidad de


comunicarse con otras personas que se encuentran a diferentes
distancias, en este caso: la posibilidad de hablar con otra persona es
un producto que no podemos tocar o ver, no es un bien tangible; en
pocas palabras, las empresas de servicios se comprometen con el
cliente para “hacer” algo, no para “dar” algo.

Definición de know how

En el ámbito académico, el know how o saber hacer comprende


aquellos conocimientos, procesos, procedimientos y técnicas que
derivan en la consecución de un servicio o producto final o
intermedio, el cual es diferente de los otros productos en el
mercado.

De tal manera, cuando una empresa se enfoca en desarrollar y


potenciar su conocimiento específico sobre un saber logra aumentar
la competitividad y el valor agregado que dicho producto tiene en
comparación con otros similares.

Empresas Públicas

Las empresas públicas se crean usualmente con la motivación de


brindar bienes y servicios de primera necesidad a la población. Sin
embargo, esto no quiere decir que siempre trabajen a pérdida.

Una empresa pública, corporación pública, empresa estatal o


sociedad estatales cuyo propietario es el Estado y por consiguiente
es dirigida, administrada y controlada ya sea de forma total o
parcial por las instituciones y organismos correspondientes
emanados del gobierno de un país o de una entidad subnacional.
Sin embargo, la Unión Europea define a una empresa pública como
cualquier empresa en la que los poderes públicos puedan ejercer,
directa o indirectamente, una influencia dominante en razón de la
propiedad, de la participación financiera o de las normas que las
rigen.
Este concepto no se debe confundir con la "public company" de
algunos países de habla inglesa.
En el caso de darse la propiedad parcial de la entidad, el criterio a
seguir para determinar si una empresa se considera o no pública, no
es tanto el porcentaje de acciones en poder del sector privado, como
el control efectivo que el Estado tenga sobre el proceso de toma de
decisiones en la empresa. El elemento crucial en la empresa pública
es la capacidad del Estado para ejercer presión política directa en la
compañía. El accionista mayoritario es el Estado, con unos objetivos
que pueden ser muy diversos y, lo que es más, cambiantes con el
proceso político.

Organización no Gubernamental

Aunque cualquier organización privada es, en sentido estricto,


una organización no gubernamental, el término ONG, se utiliza
para identificar a organizaciones que no son parte de las esferas
gubernamentales o empresas, cuyo fin fundamental es el bien social.
Por lo general, son conformadas y se encuentran a cargo de
ciudadanos comunes que comparten una visión y misión común,
pudiendo obtener financiamiento del Gobierno, de otras ONG
(como fundaciones), o de individuos o empresas particulares.
Algunas ONG, con el fin de mantener autonomía de gestión e
imparcialidad, evitan la financiación oficial y trabajan a través de
voluntarios.
A veces, el término se utiliza como sinónimo de "organización de la
sociedad civil" para referirse a cualquier asociación fundada por los
ciudadanos.
El universo de las ONG lo conforman un grupo muy diverso de
organizaciones que se dedican a una amplia gama de actividades y
se encuentran en diferentes partes del mundo.
Algunas pueden tener carácter benéfico, mientras que otras se
acogen a una exención de impuestos basada en el reconocimiento de
sus fines sociales, y otras pueden ser fuentes de intereses políticos,
religiosos o de otra índole.
Las ONG son difíciles de definir y clasificar, pues el término no
siempre se usa consecuentemente. En algunos países, el término
ONG se aplica a una organización que en otro país se denominaría
ONL (organización sin ánimo de lucro), y viceversa. Como
resultado, existen muchas clasificaciones diferentes. El enfoque más
común está en la 'orientación' y el 'ámbito de operación'. La
orientación de una ONG se refiere al nivel de participación en sus
actividades de la comunidad destinataria. Estas actividades pueden
incluir derechos humanos, medio ambiente, salud o desarrollo. El
ámbito de operación de una ONG indica la escala en la que trabaja,
que puede ser local, regional, nacional o internacional.
Las primeras menciones del término ONG fue en 1945, año en que
se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La ONU,
que es en sí misma una organización intergubernamental, logró que
ciertas agencias especializadas no estatales aprobadas
internacionalmente, es decir, organizaciones no gubernamentales,
pudieran obtener el estatus de observadoras en sus asambleas y
algunas de sus reuniones. Más tarde, el término se utilizó
ampliamente, y hoy en día, según la ONU, cualquier organización
privada independiente de la administración del Gobierno, puede ser
llamada ONG siempre y cuando no tenga fines de lucro, y no sea un
grupo criminal o un partido político.
Una característica que comparten estas organizaciones diversas es
que, al no tener ánimo de lucro, no se ven obstaculizadas por
objetivos financieros a corto plazo. En consecuencia, pueden
dedicarse a asuntos que se prolongaron en el largo plazo, como
el cambio climático, la prevención de la malaria o la prohibición
mundial de las minas anti persona. Las encuestas públicas revelan
que las ONG disfrutan de un grado de confianza muy alto por parte
de la ciudadanía, lo que puede ser un indicador útil, aunque no
siempre suficiente, de las preocupaciones de la sociedad y de los
agentes implicados.

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