Está en la página 1de 51

Definición de Daño

El daño es el inconveniente, dolor o malestar que se padece por parte de una persona, una
entidad o algo de índole material.

La idea de daño solo se puede entender dentro de un contexto determinado. Y es posible


hablar de tres circunstancias distintas en las que este concepto puede ser entendido. Las tres
esferas serían el derecho, la moral y el daño físico o material.

Desde la perspectiva del derecho se establecen criterios de responsabilidad para determinar


la relación de una acción con los inconvenientes o daños que pueda causar. El daño puede
ser provocado de manera deliberada y con planificación, de forma accidental, por
desconocimiento y dentro de todo tipo de circunstancias y motivaciones, lo cual genera una
serie de agravantes y atenuantes legales que influyen a la hora de contextualizar el daño
ocasionado y son determinantes en una sentencia judicial.

Al margen del derecho, las acciones o las palabras de los demás tienen igualmente
repercusiones y, por lo tanto, potencialmente pueden originar daños. Una ofensa, un
insulto, un desprecio o una infamia son causas que originan un daño moral en otro
individuo. La percepción del daño es subjetiva y depende de la sensibilidad personal de
cada uno y, sobre todo, de la relación entre el que ofende y el ofendido.

Desde un punto de vista físico, nuestro organismo sufre daños cuando ocurre un accidente
de algún tipo o ante ciertas enfermedades con síntomas dolorosos. De manera análoga, un
objeto también puede ser dañado por alguna razón.

En cualquiera de sus sentidos, la noción de daño siempre implica una cierta graduación,
pues se manifiesta de manera leve, moderada o intensa. Al ser difícil su medición y
evalución, resulta complejo comprender el daño cuando no se tiene una relación directa con
él o, dicho con otras palabras, cada persona vive a su manera el sentido y la intensidad del
daño.

En nuestra cultura es muy frecuente emplear dos ideas relacionadas con la palabra que aquí
analizamos: la evaluación de los daños y los daños colaterales. En el primer caso, se trata
de algún criterio válido para cuantificar las consecuencias de una destrucción o
inconveniente (las compañías de seguro necesitan este tipo de criterios). Los daños
colaterales expresan las consecuencias indirectas de un conflicto, aquello que no se
manifiesta a primera vista pero que, sin duda, ha ocasionado un malestar o un deterioro
importante.

 Daños y perjuicios

 Concepto
 ¿Dónde se regula?
 Conceptos relacionados
 Sentencias destacadas
 Artículos de opinión
 Temas
 Para saber más…

Los daños son aquellos menoscabos que, a consecuencia de un acaecimiento o evento


determinado, sufre una persona, ya en sus bienes, ya en su propiedad, o en su patrimonio, y
del cual ha de responder otro. Por su parte, los perjuicios son aquellas ganancias lícitas que
dejan de obtenerse o los gastos que se ocasionan por acto u omisión de otro, y que éste debe
indemnizar, además del daño causado de modo directo.

 ÍNDICE
 > ¿Qué entendemos por daños y perjuicios?
 ¿Qué clases de daños existen?
 > ¿En qué consiste la relación de causalidad?
 > Recuerde que…

¿Qué entendemos por daños y perjuicios?

Sin daño o perjuicio no existe obligación de indemnizar. La responsabilidad civil trata de


reparar un perjuicio y si éste no existe, o no queda demostrado, no existirá acto ilícito civil.
El incumplimiento por sí solo no implica ni supone la existencia de perjuicios, estos deben
ser probados, o tratarse de un daño demostrado o reconocido.

En general, en sentido objetivo, por daño hemos de entender todo menoscabo que a
consecuencia de un acaecimiento o evento determinado sufre una persona, ya en sus bienes,
ya en su propiedad, o en su patrimonio, y del cual haya de responder otro.

Tanto el daño como el perjuicio pueden considerarse como los menoscabos materiales o
morales causados contraviniendo una norma jurídica. Resulta difícil concretar la idea de
perjuicio, pudiendo partirse de su sentido gramatical: ganancia lícita que deja de obtenerse
o los gastos que se ocasionan por acto u omisión de otro, y que éste debe indemnizar,
además del daño causado de modo directo. Esta idea de perjuicio coincide con la de
ganancia frustrada, y ha de reconocerse que en la práctica es éste el sentido que casi
siempre tienen los perjuicios.

La entidad del resarcimiento de daños y perjuicios alcanza a todo el menoscabo


económico sufrido por el perjudicado consistente en la diferencia que existe entre la
situación del patrimonio que sufrió el agravio y la que tendría de no haberse realizado el
hecho dañoso, bien por disminución efectiva del activo, bien por la ganancia perdida o
frustrada, pero siempre comprendiendo en su plenitud las consecuencias del acto lesivo.

Si en la responsabilidad contractual el daño deriva del incumplimiento de la obligación


(artículo 1101 del Código Civil), el daño extracontractual (artículo 1902 CC) es el
producido con independencia de un incumplimiento obligacional, pero en ambos casos, se
ha de acreditar la existencia del mismo.
Son requisitos de la indemnización de daños y perjuicios:

 a) La existencia real de los daños o perjuicios causados.


 b) La relación de causa a efecto entre el incumplimiento y el daño o perjuicio, de
modo que éste sea consecuencia de aquél.
 c) Que los daños o perjuicios reales se acrediten.
 d) Que sean ciertos, no dudosos, o posibles.
 e) Por último cabe concluir que se trata de una cuestión de hecho sometida a la
apreciación del juzgador de instancia.

¿Qué clases de daños existen?

Los daños podrán ser tanto los materiales, como los personales e incluso los morales.

Los daños patrimoniales son los que producen un menoscabo valorable en dinero sobre
intereses del perjudicado.

Los no patrimoniales, en principio, son aquellos en los que su valoración en dinero no tiene
una base de equivalencia, por cuanto afecta a elementos o intereses de difícil valoración
pecuniaria.

Los daños morales son los que no afectan al patrimonio del perjudicado; los morales
impropios son aquéllos que a través de la lesión de intereses inmateriales transcienden a
valores del patrimonio.

La responsabilidad por el acto ilícito civil o por un riesgo, se ha de entender como la carga
económica que la ley impone al causante, obligándole a responder del daño sufrido. De
ordinario se suele hablar de "daños y perjuicios", así aparece en el Código Civil en cuanto a
la responsabilidad contractual, artículos 1101, 1106, 1107 y 1108 CC; y en los artículos
1902 a1910 CC referidos a la responsabilidad extracontractual, unas veces se habla de daño
y otras de perjuicios, con un mismo sentido. En la práctica se suele considerar a los
"daños" como los directos, y a los "perjuicios" como los indirectos.

Ahora bien, producido el daño, el perjudicado pretenderá que la indemnización cubra todo
el interés que el menoscabo le ha producido, por el contrario, el autor del daño pretenderá
que la indemnización se corresponda con el desmerecimiento objetivo que se ha producido.
Por lo que se deberá de averiguar si ha de prevalecer el interés subjetivo del perjudicado o
la valoración objetiva del menoscabo ocasionado.

Daño emergente

Viene determinado, de conformidad al artículo 1106 del Código Civil, por el valor de la
pérdida que haya sufrido el perjudicado; es decir, el perjuicio sufrido en el patrimonio del
perjudicado, los daños efectivos.

En consecuencia, el daño emergente es una pérdida real y efectiva.


Lucro cesante

Como señala la doctrina, en los daños patrimoniales no sólo se han de computar las
disminuciones que sufra el perjudicado en sus bienes patrimoniales existentes, sino también
las ganancias dejadas de obtener: lucro cesante.

Viene recogido en el artículo 1106 del Código Civil por cuanto en la indemnización se ha
de incluir "la ganancia que haya dejado de obtener". El principio básico para determinar el
lucro cesante es el que éste se delimite por un juicio de probabilidad. Por cuanto si en el
daño emergente el daño es real y efectivo, por el contrario, el lucro cesante se apoya en la
presunción de cómo se habrían sucedido los acontecimientos en el supuesto de no
haber tenido lugar el hecho dañoso.

El lucro cesante tiene una significación económica; se trata de obtener la reparación de la


pérdida de ganancias dejadas de percibir, concepto distinto del de los daños materiales,
cuya indemnización por ambos conceptos debe cubrir todo el quebranto patrimonial sufrido
por el perjudicado. El lucro cesante, como el daño emergente, debe ser probado; la
dificultad que presenta el primero es que solo cabe incluir en este concepto los beneficios
cubiertos, concretos, no incluye los hipotéticos beneficios o imaginarios sueños de fortuna.
Al perjudicado no se le puede exigir que acredite de una manera absoluta las ganancias
esperadas, pero tampoco es suficiente que se trate de supuestos inseguros e inciertos. Las
ganancias que pueden reclamarse son aquellas en las que concurre verosimilitud suficiente
para poder ser reputadas como muy probables.

Por ello, el criterio restrictivo para apreciar el lucro cesante; pero lo verdaderamente cierto,
más que rigor o criterio restrictivo, es que se ha de probar, como en todo caso debe
probarse el hecho con cuya base se reclama una indemnización; se ha de probar el nexo
causal entre el acto ilícito y el beneficio dejado de percibir -lucro cesante- y la realidad de
éste.

Daño moral

Sobre el daño moral se ha pronunciado en numerosas ocasiones la jurisprudencia diciendo


entre otras cosas:

 a) Que aunque no se encuentre específicamente recogido en el Código Civil,


tradicionalmente se ha entendido que tiene su encuadre en la expresión genérica de
reparar el daño causado.
 b) Que no obstante el daño moral constituye una noción dificultosa relativa e
imprecisa que consiste en un sufrimiento o padecimiento psíquico al que se ha
referido la reciente Jurisprudencia, considerando como tales situaciones de impacto
emocional, quebranto o sufrimiento psíquico o espiritual, impotencia, zozobra,
ansiedad, angustia, inquietud, pesadumbre, temor o presagio de incertidumbre, y
trastorno de ansiedad, adoptándose una orientación cada vez más amplia, con clara
superación de los criterios restrictivos que limitaban su aplicación.
 c) Que en todo caso resulta preciso acreditarlos y a tal efecto la jurisprudencia viene
señalando que no son necesarias pruebas objetivas, sobre todo en su aspecto
económico, sino que ha de estarse a las circunstancias concurrentes y a tal efecto la
Sentencia del Tribunal Supremo 533/2000 de 31 de mayo de 2000, Rec. 2332/1995
expone que la doctrina general sobre la carga de la prueba del daño, presenta ciertas
peculiaridades, sobre todo por la variedad de circunstancias, situaciones o formas
con que puede presentarse el daño moral en la realidad práctica. Lo normal es que
no sean precisas pruebas de tipo objetivo, sobre todo en relación con su traducción
económica, y que haya de estarse a las circunstancias concurrentes. Cuando el daño
moral emane de un daño material, o resulte de unos datos singulares de carácter
fáctico, es preciso acreditar la realidad que le sirve de soporte, pero cuando
depende de un juicio de valor consecuencia de la propia realidad litigiosa, o cuando
se da una situación de notoriedad, no es exigible una concreta actividad probatoria.

¿En qué consiste la relación de causalidad?

La declaración de responsabilidad civil exige como uno de sus elementos esenciales la


relación o nexo causal entre el hecho que se estima productor del daño y éste, o lo que es lo
mismo, que haya una relación de causa a efecto entre uno y otro. En todo caso, para que
proceda la indemnización no basta que exista el nexo causal, sino que, a su vez, el mismo
ha de probarse.

El nexo causal es un requisito que se deriva del artículo 1902 del Código Civil"..causa
daño", es decir, la relación causa a efecto entre la acción u omisión y el daño (resultado).

En cuanto a la teoría de la equivalencia es causa toda condición que ha contribuido al


resultado, de forma que éste no se hubiera producido si la condición no se hubiera dado.
Por lo tanto, para esta teoría la causa radica en todas y cada una de las condiciones que han
concurrido para producir el resultado, pues sin el concurso de todas ellas el resultado no se
hubiera producido.

Para la teoría de la adecuación se producirá la relación causal cuando el acto era el


apropiado o adecuado para la producción del resultado; en consecuencia, para esta doctrina
lo que se plantea es determinar si la conducta del individuo era la apropiada para la
producción del resultado producido. La contestación a tal planteamiento sólo podrá darse
previa una valoración objetiva, atendiendo a las circunstancias que concurran en cada caso.

La doctrina moderna, e incluso la jurisprudencia, consideran la causalidad por


omisión, por cuanto el acto omisivo puede merecer desde el punto de vista jurídico el
concepto de causa del daño.

Para que la omisión de la conducta debida pueda considerarse como causa se requiere:

 a) Que con verosimilitud, rayana en seguridad, se hubiera evitado el daño de


haberse realizado la conducta omitida.
 b) Que para evitar el resultado hubiera un deber jurídico de obrar.
En el derecho español la relación causal se exige, como hemos visto, en el artículo 1902 en
cuanto a la responsabilidad extracontractual, y en el artículo 1107 en cuanto a la
contractual.

El principio general es que entre el evento culposo (incumplimiento de la obligación o


acción u omisión extracontractual) y el daño a indemnizar ha de mediar una relación de
causa a efecto.

Ese criterio de la integridad de la reparación, no es sin embargo absoluto, admitiéndose la


posibilidad de reducir la indemnización que haya de corresponder al perjudicado en
determinados casos, como la concurrencia de culpa de la víctima, o en los que ésta tiene
legal o convencionalmente el deber de mitigar el daño.

1. El caso fortuito y la fuerza mayor. En ambos casos se rompe el nexo causal, por cuanto
la acción u omisión humana no es la causa apropiada para la producción del daño, por
cuanto la causa del daño viene dada por una fuerza mayor o un caso fortuito.

Entre las causas que rompen o interfieren el nexo causal merece especia mención el caso
fortuito y la fuerza mayor. Conforme al artículo 1105 CC nadie responderá de aquellos
sucesos que no hubieran podido preverse o que previstos fueran inevitables, y estas causas
externas son el caso fortuito y la fuerza mayor.

En ambos casos se tratará de un acontecimiento que no se podrá imputar al sujeto y que es


inevitable o imprevisible. Ahora bien, ambos conceptos se han de distinguir, así por el
grado de evitabilidad del suceso: según el criterio subjetivo, el caso fortuito es un suceso
que no pudo preverse, pero de haberse previsto se hubiera podido evitar; y la fuerza mayor
es un suceso inevitable, aunque se hubiera previsto.

En cuanto al criterio objetivo, el caso fortuito se produce en el círculo interno de la


obligación, mientras que la fuerza mayor es un suceso totalmente extraño a la actividad
ordinaria, ajeno al círculo de la obligación; aunque, en ambos casos, se tratará de un suceso
imprevisible o inevitable.

La "fuerza mayor" ha de consistir en una fuerza superior a todo control y previsión, y para
ponderar su concurrencia habrá de estarse a la normal y razonable previsión que las
circunstancias exijan adoptar en cada supuesto concreto, o inevitabilidad en una posibilidad
de orden práctico.

La carga de la prueba de una situación de caso fortuito o fuerza mayor corresponde a quien
la opone como causa de exoneración de responsabilidad, la imprevisibilidad y la
inevitabilidad exige una prueba cumplida de parte de quien la alega.

2. Acción que proviene de un tercero, hecho ilícito ajeno que romperá la relación de
causalidad con relación al presunto causante.
3. La acción del propio perjudicado. En los casos en que en la relación causal entre el
acto u omisión del agente se interfiere una acción u omisión culposa de la propia víctima,
se plantea el problema de lo que la doctrina ha denominado compensación de culpas,
aunque como dice el Tribunal Supremo, lo que en realidad se opera es una concurrencia de
culpas en la producción del resultado dañoso, por lo que debe hablarse de compensación de
responsabilidades o compensación de consecuencias reparadoras.

La doctrina y jurisprudencia entienden que la obligación de reparar debe verse disminuida


en su intensidad o cuantía si concurre culpa del propio perjudicado, y ello en base al
artículo 1103 del Código Civil que faculta a los Tribunales para moderar la responsabilidad
procedente de culpa, y así cuando en la producción de un daño concurren varias causas,
debe acompasarse la cuantía de la responsabilidad al grado y naturaleza de la culpabilidad,
de manera que si no se produce culpa exclusiva de la víctima y es compartida por el
culpable debe distribuirse la cuantía de la reparación, siendo la moderación de
responsabilidad prevenida en el artículo 1103 facultad discrecional del juzgador,
dependiendo de las circunstancias del caso.

Esta posibilidad de moderar que recoge el artículo 1103 del Código Civil se basa y
fundamenta en la aplicación de la equidad, aunque en el precepto no se mencione ni incluya
el término "equidad"

Daños directos e indirectos


La clasificación en daños directos o daños indirectos puede aplicarse en dos sentidos:
para diferenciar entre las consecuencias inmediatas o remotas del hecho causante del daño
y para clasificar los daños en función de las personas a las que afectan. En esta entrada
del blog los utilizo en este último sentido, que es más habitual en el derecho español
cuando se trata de clasificar los tipos de daños.

1. Daños directos

Serían daños directos todos los que sufre la víctima inmediata del hecho dañoso, tanto si
afectan a su persona como si afectan a sus bienes.
umario: 1. Premisas generales, 2. Las clasificaciones del daño, 2.1.
Daño evento, 2.1.1. Daño no patrimonial o extrapatrimonial, 2.1.2.
Daño patrimonial, 2.2. Daño consecuencia, 2.2.1. Daño emergente,
2.2.2. Lucro cesante, 2.2.3. Daño a la persona (en sus efectos
patrimoniales), 3.Diferencias y coincidencias entre el daño a la
persona y el daño moral, 4. Palabras finales.

1. Premisas generales

El daño como elemento constitutivo clave en el análisis material[1] de un caso de


responsabilidad civil, supone siempre el acaecimiento de un hecho que lesiona un interés
jurídicamente protegido, provocando siempre un perjuicio y generando consecuencias
negativas en la esfera jurídica de un sujeto de derecho, ya sean estas de contenido
patrimonial o no.

Por lo tanto, cada vez que nos encontremos frente a un daño resarcible, que cumpla con
los requisitos de certeza, subsistencia, especialidad e injusticia, y concurran a su vez los
otros elementos configuradores de responsabilidad civil (hecho generador, relación de
causalidad y criterio de imputación), se activará la tutela resarcitoria, como mecanismo de
defensa frente al sufrimiento de un daño injusto, la que siempre debe expresarse en
términos económicos[2] o patrimoniales (indemnización), sea cual fuere la naturaleza del
daño.

2. Las clasificaciones del daño

El daño como unidad conceptual puede ser analizado desde su naturaleza como perjuicio y
lesión a un interés jurídicamente tutelado (daño evento) o desde sus consecuencias o
efectos negativos, ya sean estos patrimoniales o no (daño consecuencia)[3]. De este modo,
el interés lesionado y las consecuencias negativas de su lesión son momentos vinculados
ente sí, mas no coincidentes, pues de una lesión sobre el patrimonio de un sujeto, pueden
derivarse consecuencias también de índole personal y viceversa.

Por lo tanto, siguiendo a una doctrina autorizada[4], consideramos la siguiente clasificación


con fines didácticos:

2.1.Daño evento: Se trata de la constatación fáctica del daño o la lesión en sí misma


considerada sobre la esfera jurídica del sujeto. En este sentido, el daño es el resultado o
evento material del hecho generador de responsabilidad. Aquí el requisito de la certeza
material del daño cobra vital importancia, distinguiéndose únicamente por la naturaleza
del ente afectado a raíz del evento lesivo en:

2.1.1.Daño no patrimonial o extrapatrimonial: Es la lesión a la integridad psicosomática


del sujeto de derecho, así como el daño que atenta contra los derechos fundamentales
reconocidos en la norma constitucional y los tratados internacionales[5].

Dentro de este catálogo de daños podemos encontrar al daño a la persona y al daño


moral, que explicaremos más adelante.

2.1.2.Daño patrimonial: Es el que afecta directamente el patrimonio del sujeto, es decir


derechos de naturaleza económica como el de propiedad y otros conexos.

Un ejemplo de la diferencia entre ambos tipos lo encontramos en el daño que se genera a la


integridad física cuando sufrimos un atropello y perdemos un miembro del cuerpo (daño
no patrimonial) o el menoscabo a nuestro patrimonio cuando sufrimos un robo (daño
patrimonial).

2.2. Daño consecuencia: Desde esta perspectiva se analizan los efectos económicos
negativos generados por el daño evento, que pueden tener una causalidad material
económica en sí misma o una de naturaleza jurídica o atributiva dispuesta por la
norma[6].

2.2.1. Daño emergente: Representa la extracción de una utilidad preexistente del


patrimonio del sujeto; es decir, el empobrecimiento o disminución que sufre el damnificado
en su patrimonio como consecuencia directa del daño evento. V. gr., el daño generado al
patrimonio producto de los gastos médicos y de hospitalización en los que haya que incurrir
con ocasión de un accidente automovilístico.

2.2.2. Lucro cesante: Importa la pérdida de una utilidad previamente inexistente que el
sujeto presumiblemente conseguiría de no haberse verificado el daño; es decir, la
presumible ganancia o incremento en el patrimonio cuyo ingreso a la esfera patrimonial se
impide. Ejemplo, el daño generado al patrimonio producto de la pérdida o disminución de
la capacidad de trabajo en caso de ocurrir un accidente de tránsito[7].

2.2.3. Daño moral (en sus efectos patrimoniales): Pese a que el daño moral como daño no
patrimonial pone énfasis en el daño evento, por disposición legal basada en criterios de
justicia y de acuerdo con la función aflictivo-consolatoria de la responsabilidad civil, este
mismo debe ser indemnizado a través de una reparación económica, destinada a mitigar los
efectos del daño, pues este es imposible de ser reparado[8] por su naturaleza no
cuantificable. Ejemplo, la indemnización que se otorga a un sujeto que perdió un familiar
muy cercano producto de un choque vehicular.
La doctrina clasifica los daños en función de diversos criterios. Lo más habitual es
clasificarlos según su naturaleza. Esto permite distinguir entre dos grandes grupos: el de los
daños patrimoniales o materiales y los daños extrapatrimoniales o morales.

Índice [ocultar]

  1 Daños patrimoniales o materiales


o 1.1. Daño emergente
o 1.2 Lucro cesante
 2 Daños extrapatrimoniales o morales
o 2.1 Daños corporales o físicos
 La valoración de los daños corporales

 1 Daños patrimoniales o materiales


Los daños patrimoniales, también denominados daños materiales, son, como su propio
nombre indica, aquellos que afectan al patrimonio del perjudicado. Se caracterizan por ser
cuantificables y por tener carácter objetivo.

En esto se diferencian de los daños morales: la percepción del dolor o el perjuicio


psicológico que ocasiona una cicatriz varían de persona a persona y es difícil valorarlos
económicamente.
Se dividen a su vez en dos categorías: los daños emergentes, por un lado, y el lucro
cesante, por el otro.

1.1. Daño emergente

El daño emergente es la disminución de los valores patrimoniales que el perjudicado tenía


en su haber. Incluye los daños directos e inmediatos que experimenta el patrimonio de la
víctima como consecuencia del suceso dañino.

Por ejemplo, los daños materiales del automóvil en un accidente de tráfico o los
daños ocasionados por un vecino como consecuencia de la rotura de una cañería.

También se consideran daños emergentes aquellos daños que son indirectos, pero que
tienen como causa inmediata a los anteriores.

En el primer ejemplo, los medicamentos administrados por un dolor de cervicales


como consecuencia del accidente de tráfico. En el segundo, los gastos del hotel
en el caso de que se tenga que abandonar la casa un par de días como
consecuencia de los daños o de su reparación.

Para que los daños sean indemnizables deben justificarse, lo que, en el caso del daño
emergente, no suele ser problemático. Suelen ser daños objetivos y no resulta difícil
acreditarlos por los medios habituales (facturas, peritos, etc.).
 

1.2 Lucro cesante

El lucro cesante es la ganancia que ha dejado de obtener la víctima del daño como
consecuencia de este.

Imaginemos lo siguiente:
—El conductor del vehículo del ejemplo citado más arriba era un taxista y no ha
podido trabajar durante esos tres días.
—El piso perjudicado por la cañería rota era el despacho profesional de un
abogado y lo ha tenido que cerrar para que se repare la avería.
En ambos casos, el lucro cesante serían las pérdidas económicas relacionadas
con no poder realizar la actividad profesional.

Artículo 1106 CC.

La indemnización de daños y perjuicios comprende, no sólo el valor de la pérdida que


hayan sufrido [daño emergente], sino también el de la ganancia que haya dejado de
obtener el acreedor [lucro cesante], salvas las disposiciones contenidas en los artículos
siguientes.

También en este caso los daños se deben justificar y, en el lucro cesante, sí existen
dificultades de prueba. No siempre resulta sencillo cuantificar los daños y los tribunales
españoles aplican criterios restrictivos. Solo se admiten las pérdidas concretas y no las
hipotéticas. Las ganancias que se han dejado de obtener deben considerarse, como mínimo,
muy probables.

2 Daños extrapatrimoniales o morales


Los daños extrapatrimoniales son aquellos que afectan a bienes o derechos asociados a
la esfera íntima de la persona: la vida, el honor, la dignidad, la reputación, la propia
imagen, la estima social o la salud física.

 
Por su naturaleza, es difícil reparar este tipo de daños. Es difícil devolver su buen nombre a
un político que ha sido difamado y es simplemente imposible devolver la vida al ser
querido que ha fallecido en un accidente de tráfico.

La vía de reparación de estos daños será económica, pero su cuantificación presenta


problemas evidentes, puesto que el perjuicio provocado tendrá, casi siempre, un elevado
grado de subjetividad. La carga de la prueba corresponde, como es habitual, a quien
reclama la indemnización (art. 217 LEC). Dado su carácter subjetivo, también es un
aspecto que suele presentar dificultades.

La reclamación de daños morales es compatible con la de los daños patrimoniales. Si


un actor es objeto de una campaña de descrédito y, como consecuencia, pierde un contrato
de publicidad, podrá reclamar como daños patrimoniales la cantidad que hubiera percibido
por dicho contrato y, además, una reparación por el daño provocado a su imagen en
concepto de daños morales. Un mismo suceso puede dar derecho a una indemnización por
ambos tipos de daños.

Aunque en ocasiones se ha cuestionado, la jurisprudencia del Tribunal Supremo entiende


que los daños morales se pueden reclamar también en la responsabilidad contractual.

 
2.1 Daños corporales o físicos

Dentro de los daños extrapatrimoniales, existe un subtipo de especial relevancia práctica: el


de los daños corporales. Son aquellos que afectan a la salud o a la integridad física de
las personas. Por ejemplo, son daños corporales las secuelas de los accidentes de tráfico o
los traumatismos provocados por cualquier pelea o negligencia. Este tipo de daños suelen
tener los siguientes efectos:

1. Consecuencias patrimoniales

Los daños corporales suelen implicar una serie de perjuicios económicos. Como
consecuencia de un daño corporal se producirán daños emergentes (los gastos
hospitalarios, de asistencia médica y farmacéutica, el coste del transporte hasta el centro de
urgencias, la factura del fisioterapeuta, etc.). También habrá lucro cesante (las pérdidas
económicas derivadas de no poder trabajar durante el período de hospitalización y
recuperación).

2. Consecuencias no patrimoniales

Además de los daños pecuniarios, existen una serie de perjuicios sin carácter económico
que también deberán ser reparados:

a) Pretium doloris (precio del dolor)

Es indemnizable tanto el dolor físico que experimenta la víctima como consecuencia de la


lesión como el padecimiento moral que le supone saberse lesionada.

b) Daño estético

Son resarcibles las secuelas estéticas de carácter permanente como las cicatrices,
deformaciones o rictus faciales, etc. que sean perceptibles a simple vista. Además de estos
daños morales, el daño estético, en algunos casos, puede tener consecuencias patrimoniales
(si afecta a una modelo, por ejemplo).

c) Daño estrictamente moral


El daño corporal puede comportar una serie de renuncias (no poder hacer un deporte, no
poder vestirse solo, etc.). Son difíciles de demostrar y de cuantificar, por lo que, en España,
no es excesivamente común que se indemnicen, pero no dejan de ser un perjuicio más. Es
lo que la doctrina francesa denomina prèjudice d’agrément (pérdida de placer vital o daño
existencial).

Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

DAÑO Y CULPA

DAÑO Y CULPA

DAÑO: disminución, menoscabo o detrimento en el patrimonio de un sujeto de


derecho, el cual puede recaer en su aspecto económico o en su aspecto moral.

En materia delictual se responde por toda clase de daño causado, salvo el daño
indirecto, que es considerado como indemnizable en virtud de lo dispuesto por el
artículo 1.275 del Código Civil, que expresamente lo excluye: ¨Aunque la falta de
cumplimiento de la obligación resulte de dolo del deudor, los daños y perjuicios
relativos a la pérdida sufrida por el acreedor y a la utilidad de que se le haya
privado, no deben extenderse sino a los que son consecuencia inmediata y directa
de la falta de cumplimiento de la obligación¨.

CONDICIONES QUE DEBE REUNIR EL DAÑO PARA QUE SEA REPARABLE.

1)    El daño debe ser cierto: que no quepa duda de su existencia, Es decir, la víctima
debe haberlo experimentado y su existencia no puede ser hipotética.

a.    DAÑO FUTURO: no es más que la prolongación inmediata de un daño presente.


Ej.: si en virtud de una actuación culposa un vehículo es declarado pérdida total y
a su vez dicho vehículo representaba la fuente de ingresos para el sustento de la
víctima, los ingresos que dejaría de percibir son considerados daño futuro. El
Daño cierto es la declaratoria de pérdida total.
                  i.    Condiciones del Daño Futuro

1.    Cuando el daño futuro es una consecuencia necesaria de un daño actual.

2.    Cuando existan los medios para apreciar de antemano la extensión o cuantía del
daño futuro.

                ii.    Lucro cesante: es un caso de daño futuro indemnizable. Siendo la pérdida
de una ganancia futura pero que era segura para la víctima. La indemnización es
procedente si en él se dan las condiciones enumeradas.

               iii.    La pérdida de la oportunidad: es otro tipo de daño futuro indemnizable,


ocurre cuando una persona pierde la oportunidad de obtener una ganancia
realizable sólo mediante su intervención, porque es impedida su actuación.

2)    El daño debe ser determinado o determinable: El reclamante deberá


especificar los daños y determinarlos en su extensión y cuantía.

Civilmente Responsable
Víctima Agente del Daño

Demandante Demandado

Accionante Accionado

Carga: cuantificar los daños, especificarlos.

3)    El Daño debe lesionar un derecho adquirido: El daño para poder ser
indemnizado debe lesionar un derecho adquirido de la víctima.

a.    Daño al interés: en términos generales se indemniza por la lesión de un derecho


no por la lesión de un interés, no obstante, en las tendencias modernas se
pretende admitir la reclamación cuando el daño ha lesionado un “interés
jurídicamente protegido”; lo que implica el análisis de cada situación concreta que
se presente, considerando todas las circunstancias concomitantes.

b.    Caso de la concubina: el CC. atribuye al concubinato efectos jurídicos. En virtud


del Art. 767 que dispone que “se presume comunidad, salvo prueba en contrario,
en aquellos casos de unión no matrimonial, cuando la mujer o el hombre en su
caso, demuestre que ha vivido permanentemente en tal estado…” Ante esta
situación algunos han pretendido atribuirle esos efectos jurídicos al concubinato,
teniendo el o la concubino(a) un derecho que se vería afectado por la muerte del
otro concubino y por tanto sería susceptible de indemnización, pero ante la
torpeza jurídica de esta relación, no es aplicable por vía de analogía a estos
casos, ya que el C.C. le atribuye a esta relación sólo algunos efectos jurídicos y
éstos son de interpretación restrictiva.

4)    El daño debe ser injusto: se dice que el daño es injusto porque no lo tolera el
ordenamiento jurídico.

5)    Debe ser personal a la Víctima: el daño puede reclamarlo la propia víctima y
nadie puede reclamar el daño moral sufrido por otro, sin embargo se admite que
por encontrarse las acciones que pueda tener por reparación de un daño dentro
del patrimonio de la persona, una vez intentadas puedan éstas pasar a sus
herederos o cedidas por la víctima mediante acto jurídico válido. A esto se
exceptúan las acciones personalísimas, donde la tendencia es no permitir que
pase a los herederos, a menos que la acción se intentara ante los tribunales en
vida de la víctima.

6)    El Daño no debe haber sido reparado: para que la acción de responsabilidad
civil exista, es necesario que el daño sufrido no haya sido reparado.

CLASES DE DAÑO.
1)    Según el Origen:

a.    Contractual: daño que deriva del incumplimiento de una obligación contractual.

b.    Extracontractual: daño que deriva del incumplimiento de una obligación que no
deriva de un contrato, tales como el hecho ilícito, enriquecimiento sin causa,
gestión del negocio ajeno, abuso de derecho, pago de lo indebido.

2)    Según sea consecuencia mediata o inmediata de una Obligación.

a.    Daño Directo: consecuencia directa, inmediata del incumplimiento de una


obligación o conducta culposa (Ver Art. 1.265 C.C.) (Indemnizable en Venezuela).

b.    Daño Indirecto: el daño no es consecuencia directa o inmediata del


incumplimiento de una obligación o conducta culposa. (No Indemnizable en
Venezuela).

3)    Según provenga del incumplimiento definitivo o del retardo del


cumplimiento.

a.    Daño compensatorio: proviene del incumplimiento definitivo de una obligación.

b.    Daño moratorio: el que proviene del retardo del cumplimiento de la obligación.

4)    Según el patrimonio del sujeto experimente una pérdida o deje de percibir un
aumento.

a.    Daño emergente: disminución o pérdida que experimenta el patrimonio de la


víctima.
b.    Lucro Cesante: cuando el patrimonio del sujeto no experimenta el aumento que
se esperaba.

5)    Según sea afectado el aspecto económico o moral del patrimonio del sujeto.

a.    Daño Patrimonial o material: afecta la parte tangible, el aspecto material,


patrimonial del sujeto.

b.    Daño Moral: afecta la parte emocional, sentimental, afectiva, es intangible. La


doctrina establece que el daño moral debe ser indemnizado para mitigarlo, mas no
es reparable.

Art. 1.196 C.C.

La reparación se extiende a todo daño material y moral causado por el acto (hecho
ilícito). No se aplica al incumplimiento de obligaciones contractuales.

El Juez puede, especialmente, acordar una indemnización a la víctima en caso de


lesión corporal. Es potestativo del juez y decide indemnizar por debajo de lo
cuantificado por la víctima. La facultad del Juez es discrecional.

LA CULPA

El artículo 1185 del Código Civil venezolano consagra el principio de


responsabilidad por culpa en estos términos: “el que con intención, o por
negligencia, o por imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a
repararlo”.

Si una persona, por su culpa, causa un daño a otra, evidentemente es


razonable que sea condenado a repararlo. El comportamiento culpable o
deficiente de aquel que origina el perjuicio, justifica que se le imponga esta
obligación.
El incumplimiento debe ser culposo, debe provenir de la culpa del agente.
El termino culpa es tomado en su acepción mas lata, que comprende tanto el dolo
o incumplimiento intencional como la culpa propiamente dicha, o incumplimiento
por simple imprudencia o negligencia.

La culpa comprende, además, los diversos tipos de actuaciones positivas del


agente (culpa in comittendo) como las negativas (culpa in omittendo).

Se define entonces, la culpa como la inejecución por parte de un sujeto de


derecho a un deber que debe observar y acatar. Es otro de los elementos de la
responsabilidad civil.

La culpa se precisa por una omisión de la conducta debida para prever y evitar el
daño. Se manifiesta por la imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de
reglamentos o deberes. Sin embargo, en la apreciación de la culpa a los fines del
resarcimiento del daño, en un caso, y de la represión del delito, en el otro, existen
pautas diversas: en el primer caso la culpa se aprecia como un criterio muy
afinado para no dejar a la víctima sin reparación; en el segundo, existe mayor
rigor para valorar las circunstancias constitutivas de la culpa con el propósito de no
condenar a un inocente. De allí que: la más leve culpa impone responsabilidad
civil al autor de un daño y, por consiguiente, una absolución penal por falta de
culpa no hace cosa juzgada en lo civil.

DEBER GENERAL DE ABSTENCIÓN (Art. 1.185 CC)

CLASES DE CULPA.

1)    Según consista en una actividad negativa o positiva:


a.    Negligencia: consiste en que el deudor desarrolla una actividad negativa, un no
hacer, una simple abstención.

b.    Imprudencia: consiste en que el deudor desarrolla una actividad o conducta que
no debía realizar.

2)    Según su gradación o grado de gravedad:

a.    Culpa grave: consiste en no aportar a los negocios propios el cuidado que las
personas menos cuidadosas y más estúpidas no dejan de aportar a sus negocio,
es decir, cuando el sujeto actúa con el mayor descuido posible, es la culpa en la
que incurre el sujeto más imprudente, mas descuidado o negligente. Es la culpa
en la que NO incurriría la persona normalmente sensata.

b.    Culpa leve: aquella que consiste en no aportar alos negocios de otro el cuidado
que el común de los hombres aporta comúnmente a sus negocios. Es aquella en
que no incurriría una persona normalmente cuidadosa, corrientemente sensata.

c.    Culpa levísima: consiste en no aportar el cuidado que las personas más astutas
aportan a sus negocios. Es aquella culpa en que no incurriría una persona muy
diligente, muy atenta, o sagaz, extraordinariamente perspicaz
bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb

TEMA Nº 2

EL DAÑO y LA CULPA

La doctrina señala como elementos de la responsabilidad


civil, los siguientes:
        El daño sufrido por una persona

        La culpa de la persona que lo causa, y

        La relación de causalidad entre dicha culpa y aquel daño.

Comenzaremos estudiando el daño, luego la culpa y


finalmente la relación de causalidad entre ellos.

EL DAÑO.

De una manera general podemos entender por DAÑOS Y


PERJUICIOS “toda disminución o pérdida que experimente
una persona en su patrimonio o acervo material o en su
acervo moral”.

CONDICIONES QUE DEBE REUNIR.

Todo daño, sea cual fuere su clase debe reunir


determinadas condiciones para que pueda ser indemnizado, a
saber:

     DEBE SER CIERTO.


El daño debe existir, es decir la víctima debe haberlo
experimentado y su existencia no puede ser hipotética. El
acreedor debe demostrar que su patrimonio ha sufrido un
menoscabo. Por ejemplo. Que una cosa se ha destruido, o
que se ha deteriorado.

Al daño cierto, se opone el daño eventual, ósea aquel


que puede o no producirse, y mientras no se haya producido
no es resarcible.

El daño hipotético, es aquel que podría producirse


como consecuencia de un daño actual. Ej, Paralización
posterior de un miembro, en una persona que sufrió un
accidente. Este tipo de daño no es indemnizable hasta tanto
no ocurra.

En el caso del Daño futuro, si es indemnizable, porque


es una consecuencia directa y necesaria del daño actual, más
sin embargo la jurisprudencia le señaló que debe cumplir con
dos requisitos a saber:

 Que el daño futuro sea una prolongación o consecuencia


necesaria de un daño actual.

 Que existan los medios para apreciar de antemano la


extensión y cuantía del daño futuro.
Ahora bien, el lucro cesante, es un tipo de daño futuro
indemnizable. Siendo la pérdida de una ganancia futura pero
que era segura para la víctima. Ej. Una persona que sufre un
accidente y como consecuencia del mismo sufre una lesión,
que lo imposibilita para trabajar, en consecuencia, dejará de
percibir sus salarios.

El tipo de daño conocido como “perdida de la


oportunidad” es otro daño futuro indemnizable, y ocurre
cuando una persona pierde la oportunidad de obtener una
ganancia realizable sólo mediante su intervención. Ej. Daño
que sufre el dueño del animal que no compitió por que el
mismo no pudo llegar a tiempo a la competencia. La
indemnización será fijada prudencialmente por el juez.

                   DEBE LESIONAR UN DERECHO ADQUIRIDO O


UN INTERÉS LEGÍTIMO.

El daño para poder ser indemnizado debe lesionar un


derecho adquirido por la víctima. Ej. Una persona que tiene
derecho a recibir manutención de otra, y ésta muere a
consecuencia de un accidente.

En cuanto al interés, debido a las múltiples


contradicciones que al respecto se han suscitado, las
tendencias modernas solo admiten la reclamación cuando el
daño ha lesionado un “interés jurídicamente protegido”,
lo que conlleva a estudiar cada caso en particular y las
circunstancias que lo rodean.

Ahora bien, en el caso de concubinato, este reviste


gran interés dado que inicialmente en Francia no se le daba la
oportunidad al o la concubina de reclamar nada, por
considerarlo una relación torpe y al margen de la moral, luego
se cambia de paradigma y se le permite. En nuestra
legislación venezolana, es perfectamente viable que el o la
concubina puedan reclamar tal indemnización, no solo por el
hecho de que el código civil le dotara de efectos jurídicos sino
porque en la actual carta magna se le equipara al matrimonio.
Art 767 del C.C y 77 CRBV.

          DEBE SER DETERMINADO O DETERMINABLE.

El reclamante del daño deberá especificar los daños y


determinarlos en su extensión y cuantía. En caso de no ser
posible hacerlo en un primer momento, puede fijarse en su
extensión para que sea determinada su cuantía por expertos.
En algunos casos, como por ejemplo, el lucro cesante se
acude a criterios y normas especializados (Índice de vida). Art
249 del CPC

          NO DEBE HABER SIDO REPARADO.

Para que la acción por responsabilidad civil exista, es


necesario que el daño sufrido por la victima no haya sido
reparado. El problema surge cuando una tercera persona es la
que indemniza a la victima y entonces se hace necesaria la
siguiente distinción.

 Si el tercero paga en nombre y descargo del agente


del daño, existe indemnización y la víctima no puede accionar
contra el agente. Ej. Pago realizado por la compañía de
seguros.

 Si el tercero paga en su condición de civilmente


responsable (responsabilidad por hecho ajeno), se considera
que hubo pago.

 Si el tercero pago aun cuando no tenia obligación de


indemnizar (actuó por benevolencia), se considera una
donación, no hay pago del daño.

 Si la víctima ha recibido el monto de un seguro de


vida, no hay pago del daño, por cuanto la misma se debe al
pagó de una prima como contraprestación.

 Las pensiones del seguro social, no hay


indemnización del daño.

     DEBE SER PERSONAL A QUIEN LO RECLAMA.

En principio sólo el daño puede reclamarlo la propia


víctima y nadie puede reclamar el daño moral sufrido por
otro. Sin embargo, se admite que como dentro del patrimonio
de una persona forman parte las acciones que pueda tener
por reparación de un daño, dichas acciones una vez
intentadas puedan pasar a sus herederos o pueden ser
cedidas por la víctima mediante un acto jurídico válido.

Cuando se trate de daños personalísimos de la


víctima o cuando se trate de daño moral, la tendencia es a no
permitir que pase a los herederos, a menos que la acción
hubiese sido intentada ante los tribunales, en vida de la
víctima.

DIVERSAS ESPECIES DE DAÑO.

          SEGÚN EL ORIGEN DEL DAÑO:

 Daños y perjuicios contractuales, son aquellos


causados al acreedor por el incumplimiento, por parte del
deudor; de una obligación derivada de un contrato. Ej.
Arrendatario que no paga los cánones de arrendamiento.

 Daños y perjuicios extracontractuales, son los


derivados del incumplimiento de un deber general de no
causar injustamente daños a otro (hecho ilícito y abuso de
poder).
          SEGÚN LA NATURALEZA DEL PATRIMONIO AFECTADO.

 Daño material o patrimonial, consiste en una


pérdida o disminución de tipo económico que una persona
experimenta en su patrimonio. Ej. La pérdida de una cosa.

 Daño moral, consiste en la afección de tipo psíquico,


moral, espiritual o emocional que experimenta una persona.

          SEGÚN SEA CONSECUENCIA MEDIATA O


INMEDIATA DE UN INCUMPLIMIENTO CULPOSO.

 Daños y perjuicios directos, es aquel que viene a ser


consecuencia inmediata y directa del incumplimiento culposo
de una obligación. Ej. Dueño del cine que no puede dar su
función por falla eléctrica.

 Daños y perjuicios indirectos, son aquellos que son


consecuencia mediata y lejana del incumplimiento de una
obligación. En Venezuela, este tipo de daño no es
indemnizable según se evidencia del artículo 1275 del CC. Ej.
Dueño del cine que cuando va a reclamar es atropellado.

       SEGÚN QUE EL DAÑO SE DERIVE DEL


INCUMPLIMIENTO DEFINITIVO O TEMPORAL, DE UNA
OBLIGACION

    Daños y perjuicios compensatorios, ocurren cuando la


obligación ha sido incumplida total o parcialmente, pero de
modo definitivo, por el deudor; y compensan al acreedor de la
no ejecución en especie de la obligación. Art. 1271

    Daños y perjuicios moratorios, ocurre cuando hay


retardo culposo en la ejecución de la obligación. Su nota
característica es la ejecución o cumplimiento tardío de la
obligación. Art 1271.

NOTA: Existe un caso donde el legislador presupone


mediante una presunción absoluta la existencia de los daños y
perjuicios moratorios, y además estipula su cuantía. Ocurre
en las obligaciones que tienen por objeto sumas de dinero,
cuando las partes no hubieren establecido convenio alguno
para regular los daños y perjuicios causados por el retardo en
el pago. Art 1277 y 1746 CC).

       SEGÚN QUE LOS DAÑOS Y PERJUICIOS CONSISTAN


EN UNA DISMINUCIÓN O EN UN NO AUMENTO DEL
PATRIMONIO DE LA VICTIMA

 Daño emergente, consiste en la pérdida experimentada por


el acreedor en su patrimonio, derivada inmediatamente del
incumplimiento culposo del deudor. Ej. A contrata con B, el
transporte de un lote de zapatos, y B por su culpa extravía los
zapatos, el valor de dicha mercancía es un daño emergente
sufrido por A
 Lucro cesante, consiste en el no aumento del patrimonio del
acreedor por habérsele privado de un incremento que
normalmente hubiese ingresado en su patrimonio de no haber
incurrido el incumplimiento. Ej. El cocinero que sufre una
quemadura en sus manos y por ello se ve privado de trabajar
y obtener su salario. El ingreso dejado de percibir, constituye
un lucro cesante.

EL DAÑO MORAL.

Afección de tipo psíquico, moral, espiritual o emocional


que experimente una persona. Se lesiona la parte moral del
acervo de una persona, el daño es de naturaleza
extrapatrimonial. Ej. Daño a la reputación.

Puede ser independiente del daño material (lesiones a


los derechos de la personalidad, a los derechos individuales y
familiares) o consecuencia de éste (consecuencias de la lesión
al cuerpo de una persona), conocido como Pretium doloris-
precio del dolor.

Art 1196 aparte final nos habla del dolor sufrido por la
persona vinculada afectivamente a la víctima, denominado
Pretium affectionis.
APRECIACIONES DOCTRINARIAS, EN LA
JURISDICCION Y EN LA LEGISLACION.

       Una parte de la doctrina dice que no es reparable el


daño moral mediante una indemnización en dinero (El daño
psíquico no puede valorarse en dinero).

       Otra parte de la doctrina dice que sí, porque reparar el


daño no es hacerlo desaparecer, ni reponer a la víctima al
estado en que estaba antes de sufrir el daño, solo significa
procurar a la victima una situación equivalente.

Esta última tesis es la acogida por la jurisprudencia y la


legislación vigente.

¿PROCEDE EL DAÑO MORAL EN MATERIA


CONTRACTUAL?

Se considera que no porque es de carácter


extrapatrimonial, y no es un daño de los previstos o
previsibles, y por consiguiente su indemnización está
prohibida, art 1274 CC. Y esta es la opinión que priva en la
jurisprudencia y la legislación. En Vzla se fundamenta en el
artículo 1196, ubicado en el hecho ilícito y en la
imprevisibilidad del daño moral.

ESTIMACION DEL DAÑO MORAL.

La doctrina y la jurisprudencia se inclinan por dejar al


juez amplias facultades para la apreciación y estimación del
daño moral. Pertenece a la discreción y prudencia del juez la
calificación, extensión y cuantía de los daños morales.

Sin embargo, la jurisprudencia ha señalado algunas


reglas o normas que debe observar el juez en tales casos:

 El juez toma en cuenta para fijar la cuantía, el grado de


cultura y educación de la víctima, además de su posición
social y económica.

 Las indemnizaciones acordadas son generalmente muy


moderadas, a fin de evitar el enriquecimiento ilícito.

Aun cuando en algunas sentencias se ha acordado la


estimación del daño moral a través de una experticia
complementaria del fallo, esto es incorrecto ya que no existen
expertos en daño moral.
LA CULPA.

La culpa es otro de los elementos de la responsabilidad


civil. “El incumplimiento debe ser culposo para generar
la obligación de reparar el daño”

En tal sentido cabe tener presente a lo largo del


recorrido del presente tema lo que al respecto señalan tanto
la TEORIA DE LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA, que
fundamenta la responsabilidad del deudor en el
incumplimiento culposo, lo que le faculta al acreedor a exigir
la obligación forzosa de la obligación y exigir el pago de los
daños y perjuicios causados; como la TEORÍA DE LA
RESPONSABILIDAD OBJETIVA, que señala esta teoría que
la culpa no es el único fundamento de la responsabilidad civil,
ya que hay casos de responsabilidad objetiva, en los cuales el
deudor responde independientemente de que exista o no
culpa del deudor. Señalan que hay ciertos casos en que la
responsabilidad tiene su fundamento en la teoría de los
riesgos (quien se beneficia de una actividad, debe soportar las
consecuencias del daño ocasionado por esa actividad,
independientemente de haber incurrido en culpa o no), o para
algunos autores en la garantía de cumplimiento que debe el
deudor al acreedor (todo el que sufre un daño debe, en
principio, recibir una indemnización, aun cuando no haya
culpa por parte del agente del daño)

          LEVY.

Describe la culpa como “la violación de una confianza


legítima engañada”

          SAVATIER.

Parte de la idea de que toda persona debe observar


una conducta predeterminada que está en el deber de
observar define la culpa como “la inejecución de un deber
que la persona debía conocer y observar”.

          DE PAGE.

Señala que la culpa es “un error en la conducta”,


un error en el que incurre una persona cuando tiene que
comportarse de un determinado modo, de una manera
prefijada y no lo hace.

          PLANIOL.

Ha elaborado la definición de culpa más acertada, al decir


que ella consiste en “la violación de una obligación
preexistente”. Todo hombre está sujeto a observar
determinadas conductas en su vida de relación, su actividad
está sometida a ciertos cánones, a ciertas regulaciones que
no debe violar. Si las infringe está incurriendo en culpa.

DIVERSAS CLASES DE CULPA.

La doctrina ha clasificado la culpa desde diversos puntos


de vista a saber:

          Según consista en una actividad negativa (de no


hacer) o positiva (de hacer) desarrollada por el deudor:

a)     Negligencia: Consiste en que el autor desarrolla una


actividad negativa, un no hacer, una simple abstención.
Ocurre cuando el deudor no desarrolla una actividad que
estaba obligado a ejecutar, o cuando si bien actúa lo hace de
manera insuficiente.

b)       Imprudencia: Consiste en que el deudor desarrolla


una actividad o conducta que no debía realizar. Ocurre
cuando el agente del daño realiza una actividad que no debía
ejecutar.

          Según se refiera a los actos intencionales o a


los culposos propiamente dichos.
a)     Latu sensu: Que comprende los actos intencionales
(dolosos) por parte del deudor y también los actos no
intencionales, tales como la simple imprudencia o negligencia.

b)     Strictu sensu: Excluye los actos intencionales o


dolosos y comprende sólo los actos no intencionales o
propiamente culposos.

          Según su gradación o grado de gravedad.

a)     Grave: Es aquella que consiste en no aportar a los


negocios propios el cuidado que las personas menos
cuidadosas y más estúpidas no dejan de aportar a sus
negocios.

b)     Leve: Consiste en no aportar a los negocios de otro el


cuidado que el común de los hombres aportan comúnmente a
sus negocios.

c)      Levísima: Consiste en no aportar el cuidado que las


personas más astutas aportan a sus negocios.

CRITERIOS A SEGUIR PARA DETERMINARLA.


Desde muy antiguo la doctrina se ha preocupado de fijar
los modos o maneras de apreciar la culpa, determinándose
dos grandes sistemas, a saber:

          Sistema de la apreciación de la culpa en abstracto.

Para determinar si existe culpa en la actuación de una


persona, debe compararse la conducta desarrollada por ella
en el momento dado, con la conducta que hubiera puesto en
práctica una persona abstracta ideal, dotadas de
determinadas cualidades o defectos y colocada en las mismas
circunstancias externas de la persona cuya conducta se quiere
calificar. Si la conducta del deudor no corresponde con la del
ente abstracto, sí es un hecho que éste no hubiera ejecutado,
aquél habrá incurrido en culpa. Ese ente abstracto era para
los romanos el pater familia. Este sistema se presta para
determinar cualquier grado de culpa.

Crítica: Se le crítica a este sistema que no siempre es


justa la comparación de la conducta de una persona con un
ente abstracto, porque si bien dicha comparación coloca a
ambas personas en las mismas condiciones externas no las
coloca en las mismas condiciones internas y ello puede
perjudicar a la persona cuya conducta se quiera calificar.

          Sistema de la apreciación de la culpa en concreto.


Según este sistema, para determinar la culpa debe
compararse la conducta desplegada por el sujeto en un
momento dado y que se desea calificar, con la conducta
habitual que normalmente desarrolla ese mismo sujeto en la
vida diaria.

Crítica: Este sistema es erróneo y lleva a consecuencias


absurdas. Es un error comparar la conducta desarrollada por
la persona en un momento dado con su conducta habitual,
por cuanto el balance final para determinar si existe culpa
dependerá, en proporción inversa, al cuidado habitual del
sujeto.

Por estas razones, este sistema sólo se acepta en casos


muy excepcionales, como el depósito no remunerado en el
cual el depositario presta un servicio gratuito al depositante,
sin obtener ningún beneficio (Art 1756 del C.C).

En la doctrina y la legislación moderna la tesis de


la culpa en abstracto es la que se ha impuesto, no
obstante sus aspectos criticables. El sistema de la
apreciación de la culpa en concreto es casi unánimemente
rechazado como regla general, aun cuando en casos
específicos, como en el depósito, la propia ley lo acoge.
LA IMPUTABILIDAD.

Así como la responsabilidad civil requiere como supuesto


que el causante del daño sea culpable, la culpa a su vez
supone como presupuesto fundamental la imputabilidad;
ésta no es más que una condición sine qua non de aquella; de
allí que se diga con frecuencia que sin imputabilidad no hay
culpabilidad y sin culpabilidad no hay responsabilidad.

Por Imputabilidad se entiende de una manera general


la posibilidad de atribuir moralmente a una persona la
realización de un hecho, o sea, cuando se le puede pedir
cuenta de sus actos de acuerdo con su razón o conciencia.

Para que una persona pueda atribuírsele moralmente la


realización de un hecho es necesario que esa persona tenga
discernimiento, o sea, capacidad o aptitud para distinguir
entre el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo bueno de
lo malo. En otras palabras, para ser imputable es
necesario tener discernimiento.

LA IMPUTABILIDAD DEL MENOR: COMPARACION


ENTRE EL CODIGO CIVIL, CODIGO PENAL Y LA
LEY ORGANICA PARA LA PROTECCION DEL
NIÑO, NIÑA Y ADOLESCENTE.
                   CODIGO CIVIL VENEZOLANO:

Desde el punto de vista de la responsabilidad civil, hay


que distinguir si se trata de responsabilidad civil
contractual, en cuyo caso no responde, por cuanto el
incapaz negocialmente puede pedir la anulabilidad del
contrato, que trae como consecuencia la inexistencia de la
obligación nacida del mismo; de la responsabilidad civil
extracontractual, en la cual la responsabilidad civil no tiene
límites o caracteres objetivos sino subjetivos, es inimputable
si al momento de causar el daño actuó sin discernimiento, en
caso contrario si podrán ser responsables (Art 1.186 del C.C);
lo que queda a la libre apreciación del juez.

Ahora bien, como consecuencia de ello se dice que el


infante (niño o niña hasta los 6 años de edad) no son
imputables, pues carecen de discernimiento, y no responden
por el hecho ilícito.

Aun cuando la persona privada de discernimiento no es


imputable civilmente, puede ser condenada a una
indemnización equitativa, cuando la víctima no ha podido
obtener reparación de quien lo toma a su cuidado (Art 1.187
C.C).
       CODIGO PENAL VENEZOLANO.

Señala el Artículo 69°, lo siguiente: “No es punible: el


menor de doce años, en ningún caso ni el mayor de doce y
menor de quince años, a menos que aparezca que obró con
discernimiento…”

Por su parte el Artículo 71°, reza: “El que cometiere un


hecho punible siendo mayor de quince años, pero menor de
dieciocho, será castigado con la pena correspondiente,
disminuida en una tercera parte”.

       LEY ORGANICA DE PROTECCION DEL NIÑO NIÑA Y


ADOLESCENTE.

Señala la ley lo siguiente: “…El o la adolescente que


incurra en la comisión de hechos punibles responde por el
hecho en la medida de su culpabilidad, de forma diferenciada
del adulto. La diferencia consiste en la jurisdicción
especializada y en la sanción que se le impone…”

“…El o la adolescente declarado o declarada responsable de


un hecho punible sólo puede ser sancionado o sancionada con
medidas que estén previstas en esta Ley. Las medidas se
deben cumplir conforme las reglas establecidas en esta Ley…”
“… Cuando un niño o niña se encuentre incurso en un
hecho punible sólo se le aplicará medidas de protección, de
acuerdo a lo previsto en esta Ley…”

Grupos etarios

“… A los efectos de la aplicación y ejecución de las


sanciones se distingue los y las adolescentes en dos grupos:
los y las que tengan de doce años hasta menos de catorce
años y, los y las que tengan catorce años y menos de
dieciocho años de edad…”

LA IMPUTABILIDAD DE LAS PERSONAS


MORALES.

El problema de la responsabilidad civil cambia de aspecto


cuando el agente que incurre en un caso de responsabilidad
civil, no es una persona física sino una persona moral, es
decir, una persona jurídica colectiva.

Ahora bien, desde el punto de vista de la responsabilidad


civil siendo su fundamento que para ser declarado
responsable es necesario ser culpable y naturalmente
imputable, pareciera que en principio no serían susceptibles
de incurrir en responsabilidad civil. Sin embargo, teniendo en
cuenta que la consecuencia fundamental de la responsabilidad
civil es la indemnización del daño causado, consecuencia de
tipo patrimonial, nada se opone que las personas jurídicas
dotadas de patrimonio propio, si sean si sean susceptibles de
incurrir en responsabilidad civil.

Las personas jurídicas (morales) incurren en


responsabilidad civil por el daño causado por sus
representantes, debidamente autorizados por el órgano del
cual dependen, así como por personas o cosas que estén bajo
su control, vigilancia, dependencia o guarda.

CASOS QUE EXIMEN Y LOS QUE ATENUAN LA


RESPONSABILIDAD CIVIL DEL AGENTE DEL
DAÑO.

1.- CAUSAS O CIRCUNSTANCIAS QUE EXIMEN DE


RESPONSABILIDAD CIVIL.

Consisten en aquellas situaciones en que el presunto


agente causante del daño, no queda obligado a la reparación,
no queda sujeto a la responsabilidad civil, porque no ha
desarrollado ninguna conducta que pudiere considerarse como
culposa o porque no existe relación de causalidad entre su
conducta y el daño sufrido por la víctima.

Entre estas causas se encuentran:


a) Causas que eliminan la culpa: Consisten en
aquellas situaciones en que la conducta desarrollada por el
agente no es culposa, y al faltar un elemento fundamental de
la responsabilidad esta no puede configurarse. Entre ellas:

a.1) La ausencia de culpa: Existe ausencia de culpa


cuando el presunto agente demuestra que en el caso concreto
planteado desarrolló siempre una conducta prudente, discreta
y cuidadosa, adecuada a la circunstancia fáctica en que se
encontraba, no incurriendo en ninguna intención, negligencia
o imprudencia, o sea, no cometió culpa alguna.

En materia de responsabilidad civil extracontractual es una


eximente absoluta. En materia de responsabilidad civil
extracontractual se requiere además que el agente pruebe
que una causa extraña no imputable le impidió cumplir con su
obligación. En los casos de responsabilidad civil objetiva sólo
es eficaz para obtener el efecto liberatorio cuando la
presunción de culpa es de carácter relativo, más no si es de
carácter absoluto.

a.2) Conducta objetiva lícita: Comprende aquellas


situaciones en que un daño es causado por una conducta del
agente que está autorizada o permitida por el ordenamiento
jurídico positivo.
a.3) Legitima defensa: Contemplada en el artículo
1.188 del C.C. Constituye una conducta objetiva lícita
especialmente prevista por el legislador y tiene un origen
eminentemente penal, pero de alcances tan absolutos que
han sido trasplantados al derecho civil. Procede en materia
extracontractual y es bastante difícil verla en materia
contractual.

b) Causas o circunstancias que eliminan la relación de


causalidad: Consiste en aquellas situaciones en las cuales la
conducta culposa o no del agente del daño, no fue la causa
del daño, sino que éste se debió a una causa distinta, extraña
a la propia conducta o hecho del agente.
b.1) Causa extraña no imputable: Son los
hechos, obstáculos o causas que impiden al deudor el
cumplimiento de la obligación. Cuando el presunto agente del
daño demuestra la existencia de una causa no imputable
como origen del daño, desvirtúa la relación de causalidad
entre su conducta personal, sea o no culposa, y el daño. Por
lo tanto, elimina uno de los elementos esenciales y
concurrentes de la responsabilidad civil. Ello se explica que
quede liberad,
Incumplimiento culposo

Es la situación surgida cuando el deudor no cumple por una falta de diligencia que le es
imputable. Si es una obligación de dar o de hacer, la alegación y prueba del acreedor de que
hay una obligación coloca al deudor en la necesidad de probar una de estas cosas: que la
obligación se ha cumplido, o que medió una circunstancia que impidió el pago. Si es una
prestación de no hacer, el acreedor habrá de probar la existencia de la obligación y la
producción del incumplimiento (que se hizo lo que no podía hacerse). En todo caso, el
deudor deberá responder no sólo de la prestación debida, sino también de los daños y
perjuicios derivados del incumplimiento.

Código civil, artículos 1.101, 1.103 y 1.104.

Incumplimiento voluntario o culposo


CONCEPTO: es la inejecución de la obligación motivada por un obstáculo o causa que es
o se considera por el legislador imputable al deudor. El incumplimiento culposo viene dado
por el dolo (intención) y por lo tanto la culpa es imputable al deudor.

El incumplimiento voluntario viene dado tanto por circunstancias imputables al deudor o


por otras circunstancias no imputables. Como por ejemplo mala situación económica del
deudor

Responsabilidad objetiva
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

La responsabilidad objetiva es un tipo de responsabilidad civil que se produce con


independencia de toda culpa por parte del sujeto responsable.1 Si la responsabilidad
subjetiva se funda exclusivamente en la existencia de culpa por parte de un sujeto, la
responsabilidad objetiva no exige tal requisito.

Por ejemplo, en el caso de que el Código Civil de un estado permita exigir indemnización
al propietario de un árbol por los daños causados por la caída fortuita de una rama del
mismo sobre la cabeza de un transeúnte, incluso en el caso en el cual el propietario haya
sido diligente y podara frecuentemente el árbol, se dice que su responsabilidad es objetiva

Responsabilidad objetiva
Ir a la navegación Ir a la búsqueda

La responsabilidad objetiva es un tipo de responsabilidad civil que se produce con


independencia de toda culpa por parte del sujeto responsable.1 Si la responsabilidad
subjetiva se funda exclusivamente en la existencia de culpa por parte de un sujeto, la
responsabilidad objetiva no exige tal requisito.

Por ejemplo, en el caso de que el Código Civil de un estado permita exigir indemnización
al propietario de un árbol por los daños causados por la caída fortuita de una rama del
mismo sobre la cabeza de un transeúnte, incluso en el caso en el cual el propietario haya
sido diligente y podara frecuentemente el árbol, se dice que su responsabilidad es objetiva

Teoría Causalidad

El concepto de causalidad es un término jurídico con acepciones tanto en el Derecho


Administrativo, como en el Derecho Civil y Penal.

Para el Derecho Penal, la causalidad se constituye como una relación que debe existir entre
una acción u omisión y un resultado delictivo, elaborándose distintas teorías acerca de esta
relación de causalidad, tales como la Teoría de la Equivalencia o de la condictio sine qua
non que exige una relación plena entre causas y resultado, la Teoría de la condición más
eficaz, o la denominada Teoría de la causalidad adecuada que considera como causa de un
resultado aquella actividad normalmente adecuada que para producirlo, en este sentido se
ha pronunciado el gran penalista Eugenio Cuello Calón.

No obstante, esta exigencia de relación entre causa y efecto, se complica, puesto que
pueden ser muy numerosos los factores que pueden influir de forma causal en la producción
de un determinado resultado, esta influencia puede ser tanto directa como indirecta,
existiendo igualmente factores intermedios que den lugar a una pluralidad de resultados.
Para la doctrina del Derecho Penal, la relación causal se ha considerado siempre como un
componente de la acción y el primer elemento del delito, si bien, la más moderna doctrina
que sostiene un concepto estricto de acción que considera la causalidad no como un
elemento del delito sino como un elemento exigido por el tipo en aquellos delitos
denominados de resultado.

Desde el punto de vista del Derecho Administrativo, la causalidad es necesaria a la hora de


determinar una posible responsabilidad de la Administración siendo de vital importancia a
estos efectos determinar la existencia de un nexo causal. En este sentido la doctrina
mayoritaria se inclina por exigir una relación de causalidad "directa, inmediata y
exclusiva", de tal modo que la participación de la víctima en la producción del daño o bien
la participación de un tercero o incluso circunstancias del tipo caso fortuito o fuerza mayor
exoneraban plenamente a la Administración de cualquier responsabilidad.

Frente a esta postura sostenida incluso jurisprudencialmente, distintas sentencias del


Tribunal Supremo han establecido que la intervención de las citadas causas no rompen el
principio de responsabilidad de la Administración, quien debe indemnizar, aunque la causa
del daño no pueda atribuirse exclusivamente a los servicios públicos.
Por último, para el derecho civil la causalidad como relación entre acción y daño, se recoge
en el art. 1902 CC, que hace responsable al supuesto negligente de todos los daños de que
su acción u omisión hayan sido causa, si bien en una correcta interpretación de dicho
precepto legal, no podrán imputarse a dicho sujeto cualquier eventual conducta dañosa que
derive de su conducta, sino que es necesario establecer un concepto jurídico de causalidad;
en este sentido la doctrina civil ha establecido unos criterios de imputación objetiva (véase
principio de imputación objetiva), entre los que podrían mencionarse los siguientes: criterio
del riesgo general de la vida, que niega la imputación de aquellos eventos dañosos ligados a
la existencia natural del perjudicado, u otros criterios tales como el de la prohibición de
regreso, criterio del incremento del riesgo o de la adecuación.

 Relación de causalidad

 Concepto
 ¿Dónde se regula?
 Conceptos relacionados
 Temas
 Para saber más…

La relación de causalidad es un requisito que se deriva del artículo 1902 del Código Civil.
El artículo 1902 establece "el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo
culpa o negligencia está obligado a reparar el daño causado" la expresión "causa daño", es
la relación necesaria que debe existir entre la acción u omisión y el daño como resultado.

 ÍNDICE
 > ¿Qué es la relación de causalidad?
 > ¿En qué consiste la causalidad adecuada?
 ¿Qué puede romper el nexo causal?
 > Recuerde que…

¿Qué es la relación de causalidad?

La relación de causalidad, cada vez con una mayor importancia se ha de examinar en cada
caso en concreto, y si bien es cierto que tal relación puede ser clara, por cuanto la relación
entre la acción u omisión y el resultado no deja lugar a dudas, sin embargo, en la práctica,
en los distintos y variados supuestos que se pueden plantear, la relación de causalidad
puede plantear dificultades bien por no constar la causa que ha originado el daño, o
bien porque el daño ha podido ser producido por distintas causas, por lo que la
doctrina y la jurisprudencia han dado diversas teorías
Estas se pueden sintetizar en las de la teoría de la equivalencia, para la cual es causa toda
condición que ha contribuido al resultado, de forma que éste no se hubiera producido si la
condición no se hubiera dado (sine qua non), y el principio de causalidad adecuada, que
exige, para apreciar la culpa del agente, que el resultado sea una consecuencia natural,
adecuada y suficiente de la determinación de la voluntad; debiendo entenderse por
consecuencia natural, aquella propicia, entre el acto inicial y el resultado dañoso, una
relación de necesidad, conforme a los conocimientos normalmente aceptados; y debiendo
valorarse en cada caso concreto, si el acto antecedente que se presenta como causa, tiene
virtualidad suficiente para que del mismo se derive, como consecuencia necesaria, el efecto
lesivo producido, no siendo suficiente las simples conjeturas, o la existencia de datos
fácticos, que por una mera coincidencia, induzcan a pensar en una posible interrelación de
esos acontecimientos, sino que es precisa la existencia de una prueba terminante relativa al
nexo entre la conducta del agente y la producción del daño, de tal forma que haga patente la
culpabilidad que obliga a repararlo.

El requisito de la culpa o negligencia, presupone un juicio de reproche a una persona por un


hecho, en este sentido es muy reiterada la doctrina jurisprudencial que señala que el
principio de responsabilidad por culpa es básico en nuestro ordenamiento jurídico,
encontrándose recogido en el artículo 1902 del Código Civil cuya aplicación requiere, por
regla general, la necesidad ineludible de un reproche culpabilístico al eventual responsable
de un resultado dañoso

En la doctrina ha sido caracterizada la culpa como una inobservancia de un deber de


prudencia que pesa sobre cada miembro de la comunidad ciudadana en su vida de
relación suponiendo un desvío de un modelo ideal de conducta representado, a veces por la
"fides" o la bona fides o por la "diligentia" de un "pater familias" cuidadoso. En este
sentido la ya antigua sentencia de 9 de abril de 1963 dice que "la diligencia exigible ha de
determinarse en principio según la clase de actividad de que se trate y de la que puede y
debe esperarse a una persona normalmente razonable y sensata perteneciente a la esfera
técnica del caso".

El artículo 1.104 del Código Civil con su remisión a un estándar de la exigencia que
correspondería a un buen padre de familia, es expresivo de que la medida de diligencia
exigible es variable en cada caso, y según la doctrina atiende a un criterio objetivo o
abstracto, y es "la diligencia que dentro de la vida social puede ser exigida en la situación
concreta a persona razonable y sensata, correspondiente al sector del tráfico de la vida
social, cualificados por la clase de actividad a enjuiciar. La previsibilidad muy unida a la
evitabilidad son características de la culpa, en la cual no se ha querido el efecto, pero se
considera que la persona causante debió mostrar más diligencia para evitarlo".

Por ello si bien el principio de responsabilidad por culpa es básico en nuestro ordenamiento
positivo, cuya aplicación requiere por regla general, la necesidad ineludible de un reproche
culpabilístico al eventual responsable del evento dañoso, y si bien es cierto que la
jurisprudencia ha evolucionado en el sentido de objetivizar la responsabilidad
extracontractual, no lo es menos que tal cambio se ha hecho moderadamente,
recomendando una inversión de la carga de la prueba y acentuando el rigor de la diligencia
requerida, según las circunstancias del caso..., pero sin erigir el riesgo en fundamento único
de la obligación de resarcir y sin excluir en todo caso y de modo absoluto, el clásico
principio de la responsabilidad culposa, de modo que dichas soluciones cuasiobjetivas
vienen demandadas por el incremento de actividades peligrosas propio del desarrollo
tecnológico y por el principio de ponerse a cargo de quien obtiene el beneficio o provecho,
la indemnización del quebranto sufrido por tercero.

RESPONSABILIDAD PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS: ¿ES VIABLE


EN VENEZUELA?

 Nathalí Pérez Bracamonte Universidad Dr. José Gregorio Hernández,


Venezuela

Resumen

El aforismo latino societas delinquere non potest, el cual significa que las sociedades no
pueden delinquir, ha sido indiscutible durante un largo tiempo en la ciencia del Derecho
Penal. Sin embargo, en los últimos años han surgido investigaciones jurídicas que
apuntan hacia la imputación de una responsabilidad penal para las personas jurídicas.
Tradicionalmente se conocen dos teorías acerca de la personalidad jurídica, la primera de
ellas, la Ficción, cuyo representante es Savigny, quien expone que los entes morales
carecen de voluntad, pues son creaciones de derecho, por lo cual no pueden ser penados
por los delitos que perpetren, respondiendo únicamente el sujeto que actúa en su
representación; esta tesis se inspira en el principio societas delinquere non potest. La
segunda, es la Teoría de la Realidad, ideada por Gierke, quien plantea que las personas
jurídicas deben concebirse como un ser colectivo real, cuya consecución de fines
transciende la esfera de intereses individuales, reconociéndoseles voluntad propia. Por su
parte, la legislación venezolana se acoge a la máxima romana previamente mencionada.
No obstante, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia emitió en junio de
2009 una Sentencia en la que se propugna que las personas jurídicas pueden ser
acreedoras de dicha responsabilidad. La presente investigación, de tipo documental, tiene
como finalidad analizar la viabilidad de la aplicación de responsabilidad penal para las
personas jurídicas en Venezuela, concluyéndose que la necesidad político-criminal de
imputar responsabilidad a los entes ideales no puede llevar a resquebrajar la actual
estructura sobre la cual descansa la teoría del delito; por ello, deben buscarse nuevas
alternativas tendientes a la ampliación del sujeto de derecho y su incorporación en el
Código Penal.

También podría gustarte