Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Universidad de Chile
rpolitic@uchile.cl
ISSN (Versión impresa): 0716-1077
CHILE
2004
Guy Bajoit
A PROPÓSITO DE LA EFICACIA DE LAS POLÍTICAS SOCIALES DEL ESTADO
Política, primavera, número 043
Universidad de Chile
Santiago, Chile
pp. 85-104
Guy Bajoit
Universidad Católica de Lovaina, Bélgica
bajoit@anso.ucl.ac.be
RESUMEN
La primera parte del artículo analiza la evolución de las políticas sociales en las sociedades
europeas, y en particular su manera de enfrentar el tema de la pobreza. Esta evolución está
resituada en el contexto de la mutación económica y política que estas sociedades están vivien-
do desde hace tres o cuatro decenios. La segunda parte consiste en un comentario de los
resultados de una investigación Fondecyt (1020318-7030019), sobre las políticas del Estado
chileno para erradicar la indigencia y la pobreza en las comunas de Cerro Navia y Curicó. Se
trata de identificar cuáles son las condiciones en las cuales las ayudas del Estado pueden ser
eficaces, es decir alcanzar sus objetivos declarados.
ABSTRACT
The first part of this article analyzes the evolution of European social policies, and how they deal
with poverty in particular. This evolution is located in the context of the economic and politic
mutation that these societies have been experiencing for the last three or four decades. The
second part comments on the results of a Fondecyt research project (1020318-7030019),
concerned with Chilean State policies to eradicate indigence and poverty in the Cerro Navia and
Curicó communes. The project tries to identify the conditions in which State aid can be effective,
in other words, how it achieves its set out objectives.
SOBRE EL AUTOR
85
POLÍTICA Nº 43
No se puede eludir el hecho que se trata de una pregunta muy compleja: muchas
condiciones tienen que ser reunidas para conseguir semejante eficacia, y no es
fácil identificarlas, evaluar sus efectos y medir la importancia relativa de cada
una. Además, tenemos que reflexionar seriamente sobre la manera de plantear
hoy la “cuestión social”, y darnos cuenta que no siempre ha sido planteada como
lo es hoy en día, ni con las mismas intenciones.
Por lo tanto, comenzaremos por una reflexión general sobre las orientaciones de
la política social, tal como se han podido observar desde hace unos años en los
países europeos. Efectivamente, tenemos muchas y buenas razones para pen-
sar que lo que pasa en estos países, termina, tarde o temprano, por suceder
también en muchos países del Sur. A partir de los resultados de una investiga-
ción realizada en Chile2, pasaremos luego al análisis de las condiciones de efica-
cia de la ayuda pública del Estado chileno.
Un diagnóstico
Desde hace por lo menos treinta años, numerosos cambios están en curso en
las sociedades occidentales del Norte (cambios que se están difundiendo en
muchas partes del mundo, y particularmente en América Latina). Entre estos
cambios existe uno que nos llama mucho la atención: la profunda transforma-
ción de la relación de nuestros contemporáneos con el sufrimiento individual y
colectivo.
2 Este artículo retoma y analiza los resultados de la investigación Historias de movilidad social de familias
pobres urbanas: respuestas estatales a historias singulares, Fondecyt n°1020318 y Fondecyt n°7030019
dirigidos por Francisca Márquez, con la participación de Vicente Espinoza y Guy Bajoit (2003).
86
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
El “buen” obrero (que no tenía miedo de ensuciarse las manos, que no se asus-
taba ante el peligro), el “buen” soldado (que, a pesar del fuego alemán, desembar-
caba en Normandía), la “buena” esposa (que soportaba a su marido borracho y
violento), el “buen” padre (que se sacrificaba trabajando, día y noche, para su
familia), la “buena” madre (que se privaba para dejar la comida a sus niños), y
tantos otros… aguantaron, sin quejarse, el sufrimiento físico y psíquico que sus
roles sociales implicaban. Mientras más sufrían, más gozaban de la aprobación
de los demás. Descansar, disfrutar de un momento de placer, sólo era legítimo
después de haberlo merecido gracias a una labor más o menos pesada.
Y lo que vale para el sufrimiento físico, vale también para el sufrimiento psíquico.
Antes, las personas que tenían problemas síquicos se sentían estigmatizadas y
avergonzadas (lo que significa que escondían su malestar: vivían con él o se
curaban solas); no se sentían consideradas seriamente por los demás (por lo
menos, mientras no fueran peligrosas y, en este caso, se las escondía y olvidaba
en manicomios sórdidos). Hoy en día, hay sicólogos en todas partes: en las
escuelas, los hospitales, las empresas… Si, por mala suerte, se produce una
catástrofe, llegan los sicólogos para ayudar a las víctimas del traumatismo. ¡Y es
bien visto, no solamente en las películas de Woody Allen, declararse “en trata-
miento sicoanalítico desde hace cinco años”!
En fin (con razón o sin ella, y ésa no es la pregunta), se trata de un hecho: ¡Ya no
queremos sufrir!
87
POLÍTICA Nº 43
Una explicación
Con datos de observación, se puede comprobar que, en todos los campos de las
actividades sociales, estamos viviendo, desde tres o cuatro decenios, en una
época de mutación cultural: estamos pasando, poco a poco, de un modelo indus-
trial (en el cual el individuo, para dar sentido a su existencia, tiene que someterse
a las exigencias de lo colectivo: cumplir con su deber, someterse a la disciplina
de las instituciones) a otro modelo, que llamaremos identitario (en el cual el
individuo afirma su autonomía, su derecho a la autorrealización personal, la prio-
ridad de las exigencias de la persona). Esta evolución está confirmada por múlti-
ples investigaciones empíricas, realizadas por sociólogos4, en todos los grandes
campos de la vida social: la familia, la escuela, el trabajo, el ocio, la religión, la
ciudadanía...
Este “llamado del Individuo” –escrito aquí con una “I” mayúscula, porque es como
un nuevo “dios”, a la orden del cual cada pequeño individuo concreto tiene que
someterse– se traduce en cuatro mandamientos esenciales:
Por supuesto, estos cuatro mandamientos no son fáciles de cumplir. Sobre todo
cuando son contradictorios: ser sujeto implica tomar riesgos y, a veces, someter-
se a los demás; autorrealizarse implica trabajo, esfuerzo, y no siempre es un
placer. Sin embargo, la mayoría de los mensajes culturales difundidos todos los
días por múltiples canales (publicidad, televisión, películas, revistas…) y reprodu-
cidos por nuestras instituciones de socialización (familia, escuela, empresas…),
llaman a cada individuo a someterse a las orientaciones y significaciones pro-
puestas/impuestas por el “Gran Individuo Abstracto”.
88
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
Una contradicción
- por un lado, como hemos visto, todos se sienten llamados a volverse sujetos de
autonomía y de autorrealización, en un mundo de placer y de seguridad;
- pero, por otro lado, muchos se encuentran en una situación cada vez más
precaria y hasta excluidos de estos “bienes” por el funcionamiento mismo del
modelo económico y político mercantilista liberal.
¡Muchos son los llamados pero pocos los elegidos! Este modelo implica (en el
sentido preciso de la palabra) desigualdad y exclusión social: su propio funciona-
miento las genera y regenera sin parar, porque pertenecen a su lógica estructu-
ral. La competencia, por definición, no puede sino fabricar vencedores y perdedo-
res: su función es seleccionar “los mejores” y, por lo tanto, eliminar a los otros8;
la carrera para la informatización y la robotización no puede dejar de producir
descalificación profesional y desocupación estructural; la carrera para el consu-
mo no puede sino dejar a los consumidores un sentimiento de vanidad y de vacío
de sentido (además de muchas deudas que pagar); la carrera para la comunica-
ción no puede evitar de reforzar el sentimiento de soledad de los jóvenes frente a
su celular o su computador. En todo caso, los vencidos siguen perdiendo y los
5 Bajoit (2003).
6 Moulian (1997).
7 “Implicar” no significa “causar”. Más bien, la implicación se refiere a una “causalidad funcional”: la causa
necesita sus efectos para poder continuar a actuar como causa. Es decir que los efectos son, por lo menos
en parte, causa de la causa. Preciso este punto para tranquilizar algunos lectores: no “creo” que la cultura
sea un mero “reflejo” de las condiciones materiales de existencia, ni tampoco que los individuos sean un
puro “producto” de las determinaciones sociales.
8 Y quienes fueron eliminados una o varias veces no tienen la misma capacidad que los otros de vencer en
las próximas carreras: hacernos creer esto, a partir del “paradigma del deporte”, es un efecto muy funcional
de la ideología neoliberal. La verdad es que los perdedores de hoy son, en general (con pocas excepciones),
los vencidos de mañana. Lo mismo para los vencedores.
89
POLÍTICA Nº 43
90
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
Por lo tanto, los promotores de este proyecto, que actúan a nivel mundial, nacio-
nal o regional, necesitan comprobar que son capaces de realizar el interés gene-
ral. Esto implica que tienen que tomar en consideración los efectos estructurales
negativos que produce el funcionamiento de su modelo. Y el sufrimiento social,
resultado de la exclusión y de la inseguridad9, es, sin lugar a dudas, uno de sus
efectos más negativos10.
Por lo tanto, los dirigentes de los Estados de hoy se encuentran atrapados entre
dos fuegos: por una parte, tienen que ponerse al servicio del proyecto económico
que implica el modelo mercantilista liberal (y por esto, reducir, o por lo menos
comprimir los impuestos, los gastos sociales y los costos de la fuerza de traba-
jo, para favorecer la competitividad de las empresas sobre los mercados mundia-
les); por otra parte, tienen que controlar los efectos negativos de este modelo,
para que no perjudiquen la paz indispensable a la vida en común, lo que implica,
entre otras cuestiones, que tienen que solucionar la nueva “cuestión social”. Di-
cho más brutalmente: ¿cómo erradicar la exclusión y la inseguridad relativas,
que no dejan de crecer, con los menores recursos públicos posibles?
Los métodos nuevos nos llegaron, en parte, de afuera (del Banco Mundial, de los
Estados Unidos, de Gran Bretaña). Como lo explica muy bien Gilles Bibeau11,
para luchar contra la pobreza en el mundo, el Banco Mundial, utilizando los con-
ceptos de J. Coleman, R. Putnam o F. Fukuyama, financia programas destina-
dos a reforzar el capital social de los excluidos, es decir, orientados a restaurar la
confianza entre vecinos, extranjeros e instituciones; y a consolidar su red relacional
y su participación en la vida asociativa.
Pero los países europeos han sabido también inventar su propia concepción,
adecuada a la situación específica de Estados que fueron, y que, hasta cierto
punto, siguen siendo socialdemócratas. Lo que en Bélgica llamamos “política
9 La exclusión y la inseguridad son las dos caras de la misma medalla. No es sorprendente, entonces, que
el Presidente francés, J. Chirac, sea capaz de ganar dos elecciones sucesivas, la primera vez (1996),
centrando su propaganda electoral en la exclusión social, y la segunda (2003) en la inseguridad.
10 Existen varios otros efectos: el aumento de la desigualdad entre el Norte y el Sur, los riesgos ecológicos,
sanitarios y alimentarios, la destrucción de las culturas locales por la mundialización de la cultura occiden-
tal, la expansión de un individualismo excesivo, etc.
11 Bibeau (2004).
91
POLÍTICA Nº 43
Siempre, en este tipo de materia, las palabras utilizadas son indicadores semánticos
de los cambios en curso. Así, en Bélgica, lo que se llamaba “Comisiones de asisten-
cia pública” cuando las crearon en 1925, se vino a llamar en 1975 “Centros públicos
de ayuda social” y, está previsto que, en un año más, se llamen “Centros públicos de
acción social”. Entre asistencia, ayuda y acción, existen mucho más que simples
matices de lenguaje. Estos cambios se inscriben, muy claramente, en el contexto
de las transformaciones sociales y culturales que hemos explicitado más arriba: son
coherentes con el “llamado del Individuo”. El Estado estimula (o, por lo menos, pre-
tende hacerlo) la autonomía y la responsabilidad individual de los excluidos, para que
salgan de la pobreza por sus propios esfuerzos y que vuelvan a competir en el mer-
cado laboral. Los invita a respetar el civismo y la seguridad colectiva. Los llama a
integrarse a la sociedad y a gozar de los bienes de consumo. Como el Estado
neoliberal tiene que gastar lo menos posible, los excluidos tienen que contribuir, por
sus iniciativas, a resolver sus propios problemas (activación) y dejar lo antes posible
de depender de la ayuda pública (civismo). Además, cada vez que sea posible, el
Estado tiene que delegar las tareas de la política social a la sociedad civil, es decir a
un conjunto de organizaciones privadas, que son subsidiadas por él y operan bajo su
control.
12 Así se llama, por lo menos en Bélgica, pero corresponde a la misma concepción en los países europeos
en general.
92
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
Al decir esto, no afirmo que los métodos antiguos eran mejores (o peores) que
los nuevos: ¡no lo sé! ¡Pero creo que los que conciben la nueva política social
tampoco lo saben! ¿Será mejor activar que asistir? ¿O lo contrario? ¡No sabe-
mos! Y la credibilidad de los argumentos es totalmente cultural: ayer la asisten-
cia era creíble, como hoy la activación lo es. Pero de confirmación empírica:
¡nada!
13 La investigación se llevó a cabo en dos comunas de Chile: por un lado, Cerro Navia, ubicada en la Región
Metropolitana, con altos índices de pobreza y una política municipal que privilegia un enfoque participativo
en la implementación de las políticas y programas sociales, y por otro lado, Curicó, VII Región, una
comuna con un componente de pobreza urbana y rural, pero con exitosos indicadores de gestión municipal
en términos de la focalización de sus recursos y programas sociales, además de un enfoque fuertemente
asistencial/tecnocrático en la implementación de los programas sociales.
93
POLÍTICA Nº 43
En diez años, para la muestra concernida, 74,9% de las familias han subido de
categoría, es decir que han pasado de ‘indigente’ a ‘pobre’, o a ‘modesto’ o a ‘no-
pobre’. Más subjetivamente, en la percepción de la gente: “Más de la mitad de las
(familias) entrevistadas (54%) consideran que la situación actual de su hogar es
mejor que la del hogar de sus padres” y un “55,1% de la gente declara recibir más
subsidios que antes”14 (gracias a la política de focalización). Es indiscutible:
según estos datos, hubo en diez años una apreciable movilidad ascensional cuan-
titativa. Pero ¿será a causa de la ayuda del Estado?
94
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
La respuesta parece ser positiva, por lo menos, considerando las cinco formas
de ayuda que entrega directamente la municipalidad. Sin embargo, esta eficacia
parece ser mejor para algunas familias que para otras. Primero, para que la ayu-
da sea eficaz, la familia tiene que haber recibido varias formas de asistencia: “En
ambas comunas, quienes más han visto incrementado el número de subsidios
que reciben, son también quienes han logrado superar la pobreza en la última
década […] En Cerro Navia, la mitad de los hogares que han superado la pobreza
han visto incrementado el número de subsidios que reciben; mientras que en
Curicó nada menos que el 69% de los hogares que han superado la pobreza se
encuentran en esta situación. En los hogares que entran a la pobreza destacan
aquellos que nunca han recibido subsidio o que reciben la misma cantidad. En
Cerro Navia también hay indicaciones de que quienes dejan de recibir subsidios
municipales entran en situaciones de pobreza”. Además, la ayuda del Estado
parece ser más eficaz cuando otras condiciones son reunidas: para los más
jóvenes, los más instruidos, los que tienen menos carga familiar… Es decir,
justamente, los casos menos graves.
A primera vista, uno podría llegar a la conclusión que la ayuda del Estado es
eficaz para favorecer la movilidad cuantitativa. Sin embargo, nos quedan algunas
dudas. Por ejemplo:
Así que resulta difícil dar una respuesta clara y simple a las dos preguntas res-
pecto a la movilidad cuantitativa. En ciertas condiciones, la ayuda del Estado es
útil a la movilidad, y en otras no.
Entre los 45 casos analizados, sólo se encontraron dos de los cuales se puede
decir que “el Estado ha gatillado la movilidad social”, y, en los dos casos, estas
95
POLÍTICA Nº 43
Como bien se sabe, el buen uso de una red relacional es muy importante. En
efecto, la investigación señala que todas las familias comparten la percepción
que ser o no ser sujeto de subsidio o ayuda social es finalmente un asunto de
criterio, de buena o mala voluntad del agente responsable de asignarlos. Obtener
o no perder los subsidios monetarios15 es percibido siempre como una lucha o un
juego de astucias y de estrategias entre la familia y el agente del Estado.
Evaluar la eficacia de la ayuda del Estado es, como se puede apreciar, una tarea
bien difícil. De los resultados presentados aquí se puede concluir que, obviamen-
te, esta ayuda sólo es eficaz en ciertas condiciones. Trataremos ahora de propo-
ner una síntesis de estas condiciones.
15 Subsidio Unico Familiar, Subsidio al Agua Potable, Subsidio a la Invalidez, entre otros.
16 Fondecyt 1020318.
96
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
1. La voluntad de surgir
Es evidente que la ayuda es más eficaz con quienes tienen realmente la voluntad
de surgir, con quienes se sienten capaces de hacerse cargo de sí mismos, con
quienes tienen voluntad y coraje. Es, en todo caso, lo que piensan los trabajado-
res sociales, entre otros, a quienes hemos escuchado en Cerro Navia y en Curicó17.
Tenemos que tomar muy en serio esta opinión de los asistentes sociales, porque
son ellos quienes mejor conocen a sus “clientes”. Pero, el corolario –muy peligro-
so– de esta convicción, es que muchos agentes del Estado creen que si los
pobres no logran salir de la pobreza, es porque no quieren.
Pero obviamente, esta falta de voluntad no explica nada, porque no hace sino
desplazar el problema: sabiendo que ningún pobre se declara satisfecho de vivir
en tal condición de vida, el problema es saber ¿por qué les falta la voluntad de
surgir? “La cultura de la decencia y de la integración social, como aspiración y
práctica, está presente en las 45 familias entrevistadas”. Si todos quieren sur-
gir, y no tienen la voluntad –como señalan las asistentes sociales– significa
que esta voluntad, precisamente, debe haber sido quebrada, desgastada, por
su experiencia de pobreza. En consecuencia, el problema mayor de la política
social pasa a ser justamente cómo restaurar esta voluntad.
2. El interés de surgir
97
POLÍTICA Nº 43
Existen situaciones aun peores: algunos no tienen interés en dejar de ser pobres
porque ganan mucho más dinero siéndolo: los que mendigan, se prostituyen,
roban, trafican drogas… Estos parecen relevar de otra problemática. De hecho,
son autónomos, pero es gracias a prácticas ilegales, lo que significa que son
delincuentes. Sin embargo, muy probablemente, la pobreza los llevó a la delin-
cuencia, y el miedo de recaer en la pobreza los incita a seguir en sus prácticas
ilegales. Como se ha podido observar en algunos casos, es a veces el miedo de
perder el cuidado o incluso el respeto de sus niños o de sus más cercanos que
puede incentivarlos a buscar nuevas vías de integración.
3. Un mínimo de recursos
Puede parecer paradojal, pero es sin embargo evidente que la ayuda social es
más eficaz con los que menos la necesitan. Como lo confirma la investigación,
las familias que cuentan con otros recursos (relaciones, instrucción, salud, ju-
ventud, matrimonios estables, pocos niños… y un poco de dinero propio), tienen
ciertamente más posibilidades de surgir solos. En estos casos, el pequeño su-
plemento que el Estado les otorga es susceptible de ser aprovechado más efi-
cazmente, al servicio de un proyecto de movilidad que ya está encaminado.
Existen sin embargo notables excepciones a esta correlación que parece tan
evidente. “Es el caso de familias que logran por ejemplo, obtener una casa, pero
que una vez obtenida, comienza su descenso social producto de las nuevas
condiciones de vida”. Puede ocurrir, efectivamente, que la casa signifique para
ellos cargas suplementarias que no pueden soportar, que su nueva casa los aleje
de su lugar de trabajo o los obligue a dejar su trabajo sin encontrar otro. En estos
casos, el “regalo” del Estado produce efectos perversos. “El Estado anula la
98
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
6. Una lógica de acción del pobre, que sea adaptada a sus necesidades
Como es sabido, en sus relaciones con los agentes de las políticas sociales, los
pobres pueden adoptar diversas estrategias y, según las circunstancias, pasar
de una a otra. “Lo primero que habría que señalar, es que la lógica de interacción
entre la familia y el Estado varía en el tiempo”.
99
POLÍTICA Nº 43
Muy excepcionalmente, el pobre opta por una estrategia conflictiva, salvo cuando
pertenece a una organización reivindicativa. “Se observa que entre las familias de
trayectorias ascendentes, estas situaciones de conflicto tienden a darse entre
aquellas que participan en alguna organización y cuentan por tanto con una red
de apoyo alternativa”.
A veces, sin embargo, también sucede que algunos renuncian a solicitar ayuda,
o rompen la relación con el trabajador social: puede ocurrir cuando ya recibió lo
que quería, pero también cuando, para conseguirlo, tendría que soportar un “cos-
to” que le parece excesivo. Este costo puede ser su participación en un programa
o el miedo a las consecuencias negativas de la ayuda18, como es el caso de
algunas familias que rechazan el subsidio a la vivienda por considerarla excesiva-
mente pequeña o alejada de sus lugares de trabajo. Pero también la renuncia a
participar de la red de ayuda pública se gatilla por el deseo de evitar la humilla-
ción, la falta de respeto, o un gesto de discriminación que podría herir la dignidad.
Pero, lo que esta investigación pone en evidencia es que lo más importante para
que la ayuda sea eficaz no es la estrategia (pragmatismo, conflicto, huida o
lealtad) del candidato a la ayuda –además, en la amplia mayoría de los casos, es
pragmático– sino más bien el sentirse en un ambiente de confianza, animado a
expresar sus problemas, y por lo tanto, a tomar conciencia de ellos.
7. Una lógica de acción del agente social, adaptada a las necesidades del pobre
Desde hace más o menos un siglo, los Estados modernos y sus agentes en-
cargados de las políticas sociales, han concebido diversas maneras de hacer
su trabajo. Todo depende de la idea que se hacen de lo que es la pobreza y del
método que creen pertinente para resolver este problema. Los investigadores
identificaron cuatro maneras de ejercer la ayuda social hoy en Chile: la lógica
tecnocrática y asistencial (dar ayuda material, sin exigir contrapartida del po-
bre); la lógica equitativa y participativa (dar ayuda material, pero siempre pedir,
como condición, una contribución del pobre); la lógica de deferencia (no dar
ayuda material, pero ayudar al pobre a conseguir la capacidad de salir por sí
mismo de la pobreza), y la lógica de anonimato (no ayudarlo, o muy poco, en
nada).
18 En ciertos casos, conseguir una casa resulta más caro (mantención, cuentas…) que seguir sin casa.
100
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
Sin embargo, los trabajadores sociales de hoy, sensibles a las ideas en boga,
tienen tendencia a considerar que la asistencia hunde los pobres en su condi-
ción; piensan que no hay que “mal acostumbrarlos”, dándoles lo que quieren (luz,
pañales, comida…), pero que su rol es “enseñarles a trabajar, reeducarlos”. La
verdad es más matizada: depende de los casos. A veces, no hay nada mejor que
seguir asistiendo una familia, entregándole una ayuda permanente; en otros ca-
sos, al contrario, se puede exigir de la familia el esfuerzo que le permitirá surgir;
a veces, la ayuda tiene que ser global, pero en otros casos, mejor que sea pun-
tual y momentánea. Todo depende de los casos, y es justamente por esto que la
profesión de trabajador social es tan compleja.
101
POLÍTICA Nº 43
Esta condición resume casi todas las otras: para ser eficaz, la ayuda tiene que
ser oportuna (tiene que llegar en el buen momento) y pertinente (tiene que ser
adaptada al problema de tal familia). Tiene que haber una correspondencia entre
el tipo de ayuda y las necesidades precisas del beneficiario.
19 Fondecyt 1020318.
20 Idem.
102
A propósito de la eficacia de las políticas de vivienda social en Chile
Conclusión
Cada una de las condiciones que hemos recordado aquí forman un todo: ellas se
articulan unas con las otras, y no sabemos muy bien todavía cómo interactúan.
Tampoco sabemos si todas tienen la misma importancia o si algunas son más
decisivas que otras.
Pero uno se puede preguntar si, más allá de su discurso ideológico, los Esta-
dos neoliberales tienen realmente la intención de resolver el problema de la
pobreza. Si tales fueran realmente sus intenciones, se atacarían a las causas
de la exclusión y de la injusticia. Es decir cambiarían de modelo económico y
político. Pero, por lo que podemos observar, lo único que pareciera interesar es
poner freno a los daños causados por este modelo, de manera a mantener la
pobreza en los límites “razonables”. Delegar a un ejército de trabajadores so-
ciales la difícil tarea de contener y de reducir lo más eficazmente posible la
exclusión… permite también preservar el modelo económico y político que la
retroalimenta constantemente.
103
POLÍTICA Nº 43
Bibliografía
Ariès, Philippe. 1975. Essai sur l’histoire de la mort en Occident, du Moyen Age à nos
jours. Paris: Le Seuil.
Bajoit, Guy. 2003. Todo Cambia. Análisis sociológico del cambio social y cultural en las
sociedades contemporáneas. Santiago de Chile: LOM (Traducido del francés por
Hernán Pozo). Edición francesa: Bajoit, Guy. 2003. Le Changement social. Approche
sociologique des sociétés occidentales contemporaines. Paris: Armand Colin.
Bawin B., Voyé L., et al (bajo la dirección de). 2001. Belge toujours. Fidélité, stabilité,
tolérance: les valeurs des Belges en l’an 2000. Bruxelles: De Boeck-Université.
Bibeau, Gilles. 2004. “La notion de capital social”, ponencia presentada en un colo-
quio organizado por la Ligue de Santé Mentale. Bruselas.
Bréchon, Pierre (bajo la dirección de). 2000. Les valeurs des Français, Évolutions de
1980 à 2000. Paris: Armand Colin.
Inglehart, Ronald. 1993. La transition culturelle dans les sociétés industrielles avancées.
Paris: Economica. (Edición original en inglés: 1990)
Márquez, Francisca, Espinoza, Vicente. 2004. Informe Final Historias de movilidad
social de familias pobres urbanas: respuestas estatales a historias singulares,
Fondecyt 1020318 – 7030019. Santiago.
Moulian, Tomás. 1997. Chile Actual. Anatomía de un mito. Santiago de Chile: LOM.
104