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Sin embargo, la etnografía ha sido retomada por otras disciplinas, así como la
antropología ha utilizado metodologías, técnicas, herramientas y teorías de otras
ciencias, “pero sólo desde la Antropología Social se puede hacer una etnografía
antropológica. La investigación etnográfica antropológica, desde hace décadas, no
pretende un conocimiento total de una sociedad o cultura. Primero, porque es
imposible, y, segundo, porque resultaría una tarea inútil” (Zurita y Llorente, 2015:
738).
Asimismo, la etnografía echa mano del trabajo de campo, el cual “puede definirse
entonces como el laboratorio del antropólogo, el lugar donde va en búsqueda de
un material empírico que le permita abarcar su objeto de estudio para desarrollar
la investigación, en una atención flotante que le permite observar y escuchar sin
privilegiar de antemano ningún punto del discurso” (Cerri, 2010: 4).
Por lo tanto, la etnografía con todos los elementos que tiene permite realizar
análisis para dar una explicación e interpretación de dichas descripciones y
fenómenos, a su vez es la perspectiva teórica del investigador y su manera de
abordar el objeto de estudio, lo que evidenciara que es un trabajo antropológico.
“En realidad no son las técnicas en sí, sino la manera en que se utilizan y el
objetivo por el que se utilizan. La diferencia está en la “mirada” que hace que los
datos y los resultas producidos por iguales técnicas sean diferentes” (Cerri, 2010:
28)
Sin embargo, sino se aplica y utiliza, de manera adecuada la etnografía, podría ser
que el trabajo de campo quede en un mera descripción superficial; provocando
que no sea un trabajo antropológico, sino algo más. “Esta investigación no puede
quedarse en una mera descripción de lo que acontece ante el investigador, bien
directamente (a través de la observación participante y no participante) o
indirectamente (a través de los discursos)” (Zurita y Llorente, 2015: 738).
Es por ello, que la etnografía debe estar presente desde el momento de elegir el
tema de investigación, hasta finalizar ésta; ya que la etnografía es una guía, que
indica cómo abordar un fenómeno; tomando en consideraciones el tiempo y
espacio de éste. “Hacer etnografía supone: plantear hipótesis de trabajo,
interrogantes de investigación, elegir la metodología y técnicas de investigación
adecuadas, seleccionar los espacios y tiempos más relevantes en los que llevar a
cabo el trabajo de campo, buscar, seleccionar, organizar y trabajar a fondo la
documentación pertinente, seleccionar a los informantes, transcribir textos, llevar
un diario de campo, establecer relaciones y genealogías, etc” (Zurita y Llorente,
2015: 739).
“En efecto, la antropología no estudia los lugares (pueblos, empresas, etc.) sino
que se interesa por unos problemas teóricos encuadrados en determinados
lugares” (Cerri, 2010: 3). “Tener una perspectiva teórica no significa tener ideas
preconcebidas, que son perniciosas para el trabajo. Significa tener una
preparación teórica que acompañe el trabajo de campo y nos oriente en la
investigación. Esta perspectiva teórica también configura un trabajo de
investigación como un trabajo antropológico” (Cerri, 2010: 28)
Para esto; el investigador tuvo que estar empapado de todo tipo de información de
acuerdo al eje temático que este manejado, aunado con la etnografía, la cual
permitirá hacer una especie de análisis de todo lo recabado; con la finalidad de
inclinarse o escoger ciertas variables que harán la diferencia de los demás
trabajos de investigación de otras ciencias.