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Etnografía
En principio,
Este término viene de la raíz griega ethos, que significa persona o comunidad; y de la
palabra grafos, que significa escrito. Por tanto, la etnografía desarrolla un escrito sobre
una persona o comunidad estudiada. Esta consiste en descripciones detalladas de
situaciones, eventos, personas, interacciones y comportamientos que son observables.
Incorpora lo que los participantes dicen, sus experiencias, actitudes, creencias,
pensamientos y reflexiones tales como son expresadas por ellos mismos y no como uno
los describe.
Una de las características más importantes de esta técnica cualitativa de investigación es
que procura captar el sentido que las personas dan a sus actos, a sus ideas y al mundo que
les rodea. Entre las definiciones de etnografía encontramos que es un método de
investigación que consiste en observar las prácticas culturales de los grupos humanos para
poder participar en ellos y poder contrastar lo que la gente dice y lo que hace. Es una de
las ramas de la antropología social y cultural que en un principio se utilizó para
comunidades aborígenes.
Además, las grafías, una técnica cualitativa que se propone ayudar a interpretar el entorno
a través del análisis de lo que dicen, hacen o piensan sus protagonistas, está estudiando
una comunidad humana con identidad propia; por tanto, es una descripción completa o
parcial de un grupo o un pueblo en función de encontrar una solución a problemas o
formular nuevas teorías, integrando dicha observación y descripción.
Actualmente se aplica también al estudio de comunidades urbanas y en general, a
cualquier grupo que se quiera conocer mejor.
Cotán (2020), además, junto con otros autores, afirma lo siguiente:
Según el Diccionario de la Real Academia Española (2019, online) la
etnografía es el “estudio descriptivo de las costumbres y tradiciones de
los pueblos”. De origen griego, Ethnos (pueblo) y Graphen (describir), se
puede decir que actualmente existe un debate sobre las principales
características del método etnográfico, fundamentalmente derivado, tal
y como indica Axpe (2003), en la concepción de la etnografía como un
método de investigación.
Por otro lado, autores como Giacomelli, Guedes, Solares y Leite (2009), indican que desde
su uso en el ámbito sanitario, un estudio etnográfico se caracteriza por la comprensión del
mundo de una persona por parte del etnógrafo, sabiendo que ambos poseen un sistema
cultural, histórico y social diferente, construido desde sus peculiaridades (Geertz, 1997).
Además, Costley, T. y Reilly, C. (2021), aseveran que, “uno de los puntos fuertes de la
etnografía lingüística, y de la etnografía en general, es el espíritu de "bricolaje" que ofrece
la oportunidad de aprovechar una amplia variedad de tradiciones y prácticas para
enriquecer nuestra comprensión”. (p.1036)
Asimismo, la etnografía tiene un carácter fenomenológico o Emiko. Con este tipo de
investigación, el investigador puede obtener un conocimiento interno de la vida social,
dado que supone escribir e interpretar los fenómenos sociales. Desde la perspectiva de los
participantes del contexto social, también es importante saber la distinción entre los
términos Mikko, que se refiere a las diferencias que hay dentro de una misma cultura y
ético que se refiere a la visión u orientación desde el exterior. No se puede ignorar que
debe haber una permanencia relativamente persistente por parte del etnógrafo en el
grupo, escenario u objeto de estudio, por dos razones para ganarse la aceptación y
confianza de sus miembros y para aprender la cultura del grupo.
También, Meneses y Cardozo (2014) aseveran lo siguiente a uno de los objetivos de la
Etnografía:
En los términos de Martínez, M (1994) la etnografía debe hacer una
descripción densa. Lo que en realidad encara el etnógrafo es la
observación de una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas,
de las cuales algunas están superpuestas o enlazadas entre sí,
estructuras que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas,
y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de alguna manera, para
captarlas primero y para explicarlas después. (p.97).
Además, hay una definición que deja muy claro lo que es la etnografía. Es una sucesión de
actividades de investigación que se desarrollan a lo largo de un periodo de tiempo
relativamente prolongado. Dicha sucesión rara vez es lineal. Al contrario, se forman
bucles, dispersiones, idas y venidas enmarañadas. En líneas generales, todo eso en un
conjunto de hacer etnografía. Por lo tanto, podemos distinguir siete fases para explicarlas,
sin embargo, detallaremos solo dos, además daremos un ejemplo:
Primero, selección del diseño en la que se encuentra el objeto de estudio. En nuestro
ejemplo sería la rehabilitación de los habitantes de calle. En esta fase, el investigador debe
preguntarse qué es lo que quiere estudiar y cuál es su objetivo. ¿Cuál es el método que
más se adapta a las respuestas que busca?
Segundo, la determinación de las técnicas entre las cuales se pueden encontrar la
observación participante, las entrevistas, etc. En nuestro ejemplo podemos entrevistar
habitantes de calles que se están rehabilitando y personas encargadas de las instituciones
y que ayuden en ese proceso, tanto para entrevistas como para la observación. El
investigador debe tener en cuenta el contexto.
Cabe resaltar que, la etnografía es holística y naturalista. Un estudio etnográfico recoge
una visión global del ámbito social estudiado desde diferentes puntos de vista, un punto
de vista interno, el de los miembros del grupo y una perspectiva externa, la interpretación
del propio investigador. La etnografía tiene un carácter inductivo. Esta se basa en la
experiencia y la exploración de primera mano sobre un escenario social a través de la
observación participante como principal estrategia para obtener información. A partir de
aquí se van generando categorías conceptuales y se descubren regularidades y
asociaciones entre los fenómenos observados que permiten establecer modelos, hipótesis
y posibles teorías explicativas de la realidad del objeto en estudio. Hay un proceso a seguir
al comenzar el trabajo de campo. Lo primero que hace el etic al comenzar dicho trabajo es
observar, utiliza siempre sus cinco sentidos; debe estudiar minuciosamente todo a su
alrededor. Luego procede a describir, este mencionará lo que he percibido durante la
observación y lo colecciona para el futuro. Por último, el análisis donde escribe lo que hizo
a través de la investigación.
Asimismo, Meneses y Cardozo (2014) afirma que:
La etnografía es uno de los métodos clásicos de la investigación
cualitativa, asociada a la antropología cultural, ha trascendido y
ampliado su uso a otras ciencias sociales y en otros escenarios, ya que se
puede realizar en todo tipo de entornos y comunidades, permitiendo al
investigador el estudio directo de las formas cómo se comporta un grupo
de personas durante un periodo de tiempo, en una situación específica,
a través de un trabajo de campo realizado con diversas técnicas como
observación (participante o no participante), entrevistas, historias de
vida, método genealógico, grupos de discusión, documentación
audiovisual, entre otros. (p.97).
Micro etnografía
Etnografía tiene una clasificación a nivel micro y a nivel macro, a nivel micro se identifica
como una micro etnografía. Respecto a este nivel micro, se puede focalizar el trabajo de
campo a través de la observación e interpretación del fenómeno en una sola institución
social, en una o varias situaciones sociales. En esta opción, la investigación constituye un
trabajo restringido que amerita poco tiempo y que puede ser desarrollado por un solo
investigador o etnógrafo. Un ejemplo para esta opción puede consistir en describir lo que
ocurre en un salón de clases en cuanto a la asignación de actividades por el docente para
arribar a una explicación ecológica de lo que sucede entre los protagonistas.
Macro etnografía
Por otro lado, se encuentra a nivel macro, que se denomina macro etnografía. En esta
opción la técnica ayuda a focalizar el interés del estudio de una sociedad compleja, con
múltiples comunidades e instituciones sociales. Este tipo de opción requiere de un trabajo
que puede extenderse a varios años y supone la participación de varios investigadores o
etnógrafo.
Además, Maturana y Garzón (2015) afirma que:
Un ejemplo de macro etnografía podría consistir en estudiar el proceso
educativo considerando la relación del hecho escolar con otras
instituciones de la sociedad. También se puede realizar la investigación
teniendo presentes factores como historias del grupo, religión, aspecto
físico, realidad social, cultural y política, uso de las tecnologías, manejo
de la sexualidad, procesos de aculturación, inculturación y esculturas.
Igualmente, Quispe (2021), a través de Aguirre (2015), en la investigación etnográfica se
distinguen dos tipos principales:
a. La etnografía pasiva. Esta etnografía es desarrollada por el investigador con la
observación participante al nativo y que pertenecen a la cultura del etnógrafo. Sin
embargo, los nativos desconocen la existencia de este trabajo, por lo que ellos no han
podido analizarla y mucho menos evaluarla.
b. La etnografía activa. Es una etnografía realizada a petición de alguien, por lo que se
deduce que se presenta un dialogo entre el grupo cultural emic (perspectiva interna) que
son los dueños del problema y la respuesta del etnógrafo etic (punto de vista externo).
Existen diversos tipos de etnografía activa:
- De rescate. Es una investigación que se desarrolla ante el peligro inminente de
desaparición de una cultura. Es desarrollada a solicitud de las autoridades, los
supervivientes o interés del etnógrafo. (p.6-7).
- Por investigación académica. Etnografía desarrollada con el consentimiento de los
investigados. Investiga una cultura de manera muy particular por su importancia, que al
ser puesta en público será validada o rechazada por los nativos u otros investigadores.
- De resolución de problemas. Se desarrolla cuando un grupo cultural presenta una
dificultad y recurre a un etnógrafo con experiencia para que resuelva el problema.
- En la bibliografía actualizada, se puede observar una variedad de clasificaciones sobre
los tipos de etnografía, que de manera general han mermado los niveles de ortodoxia que
se observaba, así como que a la vez generaron cierto nivel de confusión.
Etnografía en la educación
Cotán (2020), junto a otros autores, asevera que:
En el ámbito educativo, este enfoque permite analizar la dinámica
escolar, así como conocer las diversas perspectivas y culturas de la
comunidad escolar, siendo su fin principal la mejora de las prácticas
escolares (Álvarez, 2008; Maturana y Garzón, 2015). Caracterizada por el
trabajo de campo, los procesos de investigación etnográfica han de estar
enfocados a la descripción de la cultura, acompañado de la
interpretación de sus significados y del análisis de la estructura social de
la comunidad estudiada (Barrio, 1995). En este sentido, tenemos que
remontarnos tres décadas con la afirmación de Torres (1988) cuando
indicaba que “las etnografías no deben quedarse exclusivamente en su
dimensión descriptiva, sino que, como modalidad de investigación
educativa que son, deben coadyuvar, también, a sugerir alternativas
teóricas y prácticas, que conlleven una intervención pedagógica mejor”
(p.84).
Además, Maturana y Garzón (2015), junto con otros autores, afirman que:
Dentro de la investigación cualitativa, dadas las características, de la etnografía como una
metodología de investigación, de conformidad con Pulido (2003, p. 29), se favorece el
estudio acerca de cualquier fenómeno relacionado con la organización escolar, la vida del
aula o las relaciones entre los centros escolares y los entornos socioculturales. “[…] al ser
la educación un proceso cultural por el que niños y jóvenes aprenden a actuar
adecuadamente como miembros de una sociedad, hace de ella un ámbito particularmente
idóneo para la investigación etnográfica” (San Fabián, 1992, p. 18, citado por Álvarez,
2008, p. 1). Al respecto, Velasco y Díaz de Rada (2006, p. 10, citados por Álvarez, 2008, p.
2) afirman que la etnografía de la escuela no es más que el resultado de aplicar una
práctica etnográfica y una reflexión antropológica al estudio de la institución escolar”
comprende:
Práctica etnográfica, es decir, trabajo de campo, el cual debe seguir las
características propias de la antropología, con una salvedad que es el
estudio en el contexto de una escuela: observación participante en los
centros, contacto con los sujetos estudiados, etc.
Reflexión antropológica, es decir, trabajo reflexivo y personal, teniendo
en cuenta la investigación previa existente sobre el estudio de las
culturas, con un carácter constructivo de la realidad investigada, el cual
será fundamentalmente de gabinete.
Además, Maturana y Garzón (2015) indican que:
La etnografía escolar tiene como finalidades internamente relacionadas
la descripción de los contextos, la interpretación de los mismos para
llegar a su comprensión, la difusión de los hallazgos y, en último término,
la mejora de la realidad educativa. Adicionalmente, resalta otra finalidad
poco considerada: la transformación del investigador. Apoyada en los
postulados de Goetz y Le Compte (1988), Álvarez considera que las
características más destacadas de la etnografía escolar son la
participación prolongada en el contexto por estudiar, para dar cuenta del
punto de vista de “los nativos”, la observación participante por parte del
investigador como “nativo marginal” y la descripción reflexiva con
carácter holista. (p.200).
Asimismo, Angelone, L. (2018), junto con otros autores, asevera lo siguiente respecto a
etnografía y las posibilidades de la tecnología educativa:
¿Qué es posible si se utiliza la etnografía virtual en el ámbito de la
educación? Sostengo que el campo de la tecnología educativa, ya
situado en lo virtual, está maduro para hacer uso de este tipo de
investigación. Este campo, al igual que el campo de la educación en
general, ha adoptado en gran medida un enfoque de diseño
pedagógico/instruccional en lugar de un enfoque cultural de la
investigación. Este enfoque se centra en el diseño de entornos
educativos que incorporan la tecnología en un esfuerzo por construir
habilidades y conocimientos de contenido, en lugar de investigar las
cuestiones culturales envueltas en los usos de la tecnología en la
educación.
Igualmente, Vargas-Jiménez (2016) afirma que:
La etnografía crítica trata de rescatar lo humano de la investigación y eso
es muy importante de recordar. Pretende, ante todo, denunciar
injusticias sociales, lo cual no es tarea sencilla, por cuanto el investigador
o investigadora debe ser parte de esa conciencia humana que procura
transformar la realidad social. En educación, la utilización de la
etnografía crítica debe ser indispensable ya que ese educador y
educadora serán las voces que denuncien aquello que se necesite
denunciar. (p.11).
Por otro lado, Beach, Bagley y Marques Da Silva (2018) aseveran lo siguiente:
Los editores de Etnografía y Educación enumeraron en el primer número lo que
consideraban las siete características principales de la etnografía. Los elementos clave de
la investigación etnográfica aplicada al estudio de los contextos educativos son:
3ra fase:
1° fase: 2da fase: elementos
sociedades sociedades específicos
elementales complejas de las
sociedades
Etnografía virtual
La etnografía virtual es, según Hine (2004), una perspectiva
metodológica para el estudio de los contextos virtuales con el interés de
analizar “lo que la gente hace” con la tecnología y de interpretar el
ciberespacio como un lugar en el que se actúa. Para Masón (2001), la
etnografía virtual “se sumerge en experiencias de grupos de personas
que usan la comunicación mediada por ordenador como su primario, y a
menudo único, medio de comunicación. Como tal, la persona on line o
virtual de los participantes es el foco principal del etnógrafo.” (pág. 19)
(Gutiérrez, Agudelo y Caro, 2016).
Finalmente, Sandoval-Flores, Bertely-Busquets & Levinson (2007), junto con otros autores,
aseveran lo siguiente:
Si bien la etnografía surge, a principios del siglo XX, de la antropología como una forma de
documentar e interpretar las “culturas” desde “la perspectiva de los nativos” (Geertz,
1983), se ha retomado y ampliado por diversas disciplinas y campos de investigación. A
través de sendas acepciones y elaboraciones, la etnografía sigue siendo básicamente una
metodología interpretativa-descriptiva, fundamentada en la observación, la entrevista, la
estancia prolongada del investigador y la recolección de documentos, cuya misión
primordial es dar cuenta del conocimiento local a través de la reconstrucción
interpretativa de las relaciones sociales, los saberes, y la “cultura” de determinado
agrupamiento humano, institución o proceso social.
Pérez (2012) afirma que:
En la actualidad, la etnografía es entendida como un proceso de
descripción/interpretación, por medio del cual se elabora una
interpretación de lo que piensan, dicen y actúan los sujetos bajo
observación, que se realiza a través de un trabajo sistemático
encaminado a un contexto específico. Es así, entonces, como esa
“descripción” no es lo que ellos creen, tampoco es su mundo, sino una
conclusión basada en la interpretación del investigador. Esta conclusión
es el resultado de la articulación entre una elaboración teórica que tiene
el investigador y el contacto que tiene con el o los individuos
observados. (p.423).
Principios de la etnografía
Pérez (2012), asevera lo siguiente:
Etimológicamente, etnografía se entiende como el estudio descriptivo de las costumbres y
tradiciones de los pueblos (RAE). Este enfoque se sustenta de manera específica desde el
elemento distintivo de las ciencias sociales: la descripción. Por otro lado, existen tres
ámbitos de comprensión: el primario o reporte, la explicación o comprensión secundaria y
la descripción o comprensión terciaria. Cada uno de estos ámbitos responde a una
pregunta específica, respectivamente: ¿qué?, ¿por qué? y ¿cómo es? (p.423).
La etnografía ha sido interpretada como un método simple, una
descripción del objeto que se estudia, donde los datos se recopilan de
cualquier manera, sin llevar un proceso específico para ello. Esta misma
simplicidad se ha llevado a la práctica en disciplinas como la
antropología, la sociología, entre otras, homologándola con la acción
participante y excluyendo otras técnicas que cobran importancia en la
puesta en práctica de la etnografía. (p.423).
Además, Gutiérrez, Agudelo y Caro (2016), junto con otros autores, respecto a los
principios de la Etnografía en la educación, indican lo siguiente:
La investigación etnográfica realizada por docentes tiene las siguientes características que
contribuyen al mejoramiento de su formación profesional (Vasilachis, 2014): la
reflexividad sobre la profesión, la vinculación activa con el campo, la capacidad de
observación y de diálogo, el registro y sistematización de los procesos académicos.
- La reflexividad se refiere a la necesidad del etnógrafo de producir
conocimiento educativo desde los propios autores de la vida académica,
en interacción con los contextos y los participantes, en situaciones
espacio temporales específicas, que consideran al propio docente
investigador como parte del mundo que estudia. Esto implica la
explicación y la comprensión del mundo académico cotidiano
(Hammersley y Atkinson, 1994). El profesor se convierte así, en el
principal instrumento de investigación y de producción de conocimiento
pedagógico.
- El trabajo de campo vincula al profesor con las prácticas educativas
para la realización del proceso investigativo; implica participar en las
múltiples actividades de la vida académica cotidiana, en búsqueda de la
comprensión de significados de las prácticas, hasta lograr la construcción
de conocimiento pedagógico, curricular o didáctico localmente situado,
producto de la reflexión y del diálogo con otros (Guber, 2001).
- La capacidad de observación y de diálogo se relaciona con la
importancia de la observación participante como eje vertebrador del
trabajo de campo etnográfico, que implica un docente capaz de
interactuar y comprender el mundo educativo y social donde se halla
inmerso como investigador, donde enfrenta la tensión entre el
involucramiento (estar adentro) y el distanciamiento en las situaciones
en las que se encuentra. Se trata de observar para participar y participar
para observar (Guber, 2001).
- El registro y sistematización del proceso son imprescindibles en el
desarrollo de la investigación etnográfica. El registro comprende
grabaciones, fotografías y material con notas y diarios de campo que
sirven como insumo para el análisis y la reflexión del profesor
investigador. La sistematización inicia con el análisis de los registros que
se convierten en relatos reflexionados, interpretados y argumentados
hasta lograr producción textual que represente la polifonía de voces
participantes. La construcción de textos etnográficos compromete la
escritura minuciosa del docente durante la indagación, que supone
reflexión sobre los fenómenos educativos en cuestión, lo que Goetz y
LeCompte (1988 p. 36) denominan “descripción densa”, que es el
desentrañamiento o la interpretación del fenómeno o caso estudiado.
Por último, Barrantes-Elizondo (2019), junto con otros autores, concluye lo siguiente
respecto a los principios y origen de la etnografía visual:
En un intento de comprender la etnografía visual, es necesario abordar
las características clave de la etnografía como metodología de
investigación. Según Van Maanen, 1988, 1995, 2006, citado por
Bloomberg y Volpe (2016), en este tipo de indagación cualitativa, "el
investigador estudia todo un grupo cultural o social en su entorno
natural, examinando de cerca las costumbres y formas de vida, con el
objetivo de describir e interpretar patrones culturales de
comportamiento, valores y prácticas" (p. 47). Reeves, Kuper y Hodges
(2008) ofrecen un examen más detallado de su propósito cuando
determinan que "el objetivo central de la etnografía es proporcionar una
visión rica y holística de los puntos de vista y las acciones de las
personas, así como de la naturaleza (es decir, las vistas, los sonidos) del
lugar que habitan, a través de la recopilación de observaciones y
entrevistas detalladas" (p. 512) (p.3).
Importancia de la etnografía
Maturana y Garzón (2015) aseveran que:
Como método de investigación social, surge la etnografía. Esta última
profundiza en los aspectos del contexto, los procesos, los sujetos y sus
interacciones; por tanto, se enmarca dentro del paradigma de la
investigación cualitativa, que desde la perspectiva de Montero-Sieburth
(1993) es más que una metodología, puesto que aborda una posición
frente al conocimiento, su producción y su uso. (p.197).
Por otro lado, Vargas, Vera & Govea (2011), aseveran que:
La etnografía se considera una modalidad de investigación en las ciencias
sociales que surge de la antropología cultural y de la sociología
cualitativa, y se inscribe en la familia de la metodología cualitativa. Se
habla de investigación etnográfica o simplemente de etnografía para
aludir tanto a procesos por el que se aprende el modo de vida de algún
un grupo como al producto de esa investigación: un escrito etnográfico o
retrato de ese modo de vida (Paz, 2003).
La etnografía estudia descriptivamente las culturas y en la sociedad moderna puede
asumir para su estudio a una familia, una situación educativa, una fábrica, una empresa,
un hospital, una cárcel, un gremio obrero, un club social y hasta un aula de clases, son
unidades sociales que pueden ser estudiadas etnográficamente. También, son objetos de
estudios aquellos grupos sociales que, aunque no estén asociados o integrados,
comparten o se guían por formas de vida y situaciones que los hace semejantes como los
alcohólicos, los delincuentes, los homosexuales, las meretrices, los mendigos, etcétera
(Martínez, 2007).
A continuación, se hace una descripción de las cuatro características de la etnografía
propuestas por Boyle (2003):
a) La naturaleza contextual y holística. b) El carácter reflexivo. c) El uso
de los datos emic y etic. d) El producto final que llamamos etnografías.
a) Holística y contextual: exige poner la observación y los datos de la entrevista en una
perspectiva más amplia, su planteamiento central se basa en que el comportamiento del
ser humano sólo se puede entender en contexto; es decir, en el proceso de análisis y
abstracción. El etnógrafo no puede separar los elementos del comportamiento humano
de su contexto pertinentes, de significados y propósitos, porque es ese contexto el que le
permite comprender el comportamiento humano. Su propósito primario es hacer
explícitas las interrelaciones entre los diversos sistemas y subsistemas del grupo
estudiado.
b) La reflexividad: la etnografía tiene un carácter reflexivo, lo que implica que el
investigador es parte del mundo que estudia y está afectado por éste. Esta reflexividad se
aprecia en la distinción de la ciencia y el sentido común, entre las actividades del
investigador y la de los investigados, yace aquí el corazón tanto del positivismo como del
naturalismo; ambas posiciones extremas presuponen “que es posible, al menos en
principio, aislar un cuerpo de datos no contaminados por parte del investigador, bien sea
volviéndose él un autómata o convirtiéndose en un recipiente neutral de la experiencia
cultural” (Boyle, 2003).
c) Lo emic y lo etic: la visión emic, desde adentro de lo que sucede y por qué, es básica
para comprender y describir con exactitud las situaciones y los comportamientos de los
informantes, esto es el corazón de la investigación etnográfica. La perspectiva etic es el
marco teórico que se trae desde afuera, en otras palabras las abstracciones del
investigador o la explicación científica desde lo que existe de esa realidad. Un análisis de la
perspectiva emic y etic requieren de explicación para poder comprender y describir con
precisión situaciones y comportamientos.
d) El producto final que llamamos etnografías: algunas etnografías son más teóricas y
abstractas en términos de las teorías culturales que producen. Su valor radica en los
resultados pragmáticos tanto para la teoría como para la práctica. Es tanto un proceso
como producto, y como producto suele ser un libro cuyo foco recae sobre un grupo social
particular y al mismo tiempo es bastante amplio (Boyle, 2003).
Clasificación o tipos de etnografías, según Boyle (2003):
Con el objeto de establecer una clasificación de las etnografías se asume la taxonomía
presentada Morse (2003). La cual presenta dos clasificaciones, en la primera clasificación
presenta las etnografías procesales: a) Etnografía clásica u holística, b) Etnografía
particularista o enfocada, c) Etnografía interseccional, d) Etnografía etnohistórica. Y en la
segunda clasificación presenta las etnografías binarias; por ejemplo, se pueden usar
rasgos binarios de una característica dada y su opuesto. Así, hay etnografías holísticas o
particularistas, urbanas y rurales, de tema único o tema múltiple, entre otras. También
pueden clasificarse según las dimensiones espaciales o geográficas. Hay etnografías de las
estaciones de bomberos, de las aulas de clase, de las unidades de enfermerías, etnografías
de pueblos, ciudades y hasta países. En el mejor de los casos, todas las clasificaciones son
arbitrarias y aparecen descritas en el siguiente cuadro:
ETNOGRAFÍAS BINARIAS
Holística Particularista
Urbana Rural
Tema múltiple Tema único
Lenguaje nativo Lenguaje del mundo
Nivel múltiple Nivel único
Organización nativa Organización del etnógrafo
Descripción plena Esbozo
Analítica Sintética
Elaborado por Boyle (2003)
La población y muestra en la etnografía
Peralta (2009), afirma que:
La toma de muestras dentro de un caso también es de gran relevancia.
Es por ello que en etnografía se debe decidir dónde y cuándo observar,
con quién conversar, así como qué información registrar y cómo
registrarla. En muchas ocasiones, la extracción de muestras no se hace
de manera planificada, pero es importante establecer los criterios que se
utilizan, para saber que la muestra que se tiene ha sido escogida de la
manera más adecuada. A lo largo del proceso de extracción de las
muestras hay tres grandes dimensiones: el tiempo, la gente y el
contexto. (p.43-44).
El muestreo de la gente se puede hacer en términos de criterios
demográficos estandarizados, es decir, dentro de un contexto específico
se puede clasificar a la gente atendiendo a criterios como el género, la
raza, la religión, la edad, la ocupación, el nivel de instrucción, entre
otros. Esta clasificación será necesaria, sólo si la investigación que se
desea realizar la pide. Si las categorías son elaboradas por los miembros
del grupo, entonces hacen referencia a las caracterizaciones empleadas
por ellos mismos, es decir, categorías Folk, y las categorías utilizadas por
el observador son tipos construidos por el analista. (p.44-45).
Asimismo, San Román (2009) asevera lo siguiente respecto a la población y muestra en la
investigación etnográfica:
Después de la primera etapa de campo es posible:
‒ Conocer de antemano gentes y grupos, territorios y relaciones entre ellos,
que supongan comprensión de los fenómenos y relaciones de campo fiables,
en las que el etnógrafo o la etnógrafa puedan apoyarse, a) con relativa
confianza y b) con el suficiente conocimiento sobre la representación de los
niveles de variación sociocultural presentes en la población.
‒ Establecer los intereses focales para continuar la investigación, planteando
los enunciados a partir del conocimiento teórico de quien investiga y de la
experiencia y la reflexión de campo en el contexto en el que se producen los
hechos a los que se refieren.
‒ Explicitar las interrelaciones de los datos en un contexto preciso. Esta tarea
con frecuencia exige ampliar el conocimiento teórico de quien investiga.
‒ Definir con sentido y operacionalizar lo más cercanamente posible a ese
sentido las entidades teóricas con las que se trabajará después.
‒ Tener el conocimiento preliminar, pero bien fundado, para seleccionar casos
o diseñar muestras de la diversidad de la población y de sus características
culturales. ‒ Conocer la aplicabilidad de las técnicas a esos contextos y
poblaciones para poder seleccionar las adecuadas por criterios no sólo guiados
por las exigencias de los objetivos de investigación, sino también por la mejor
aceptación de unas u otras técnicas por los distintos grupos, la elección de los
momentos adecuados para realizar diferentes tareas investigadoras, etc.
En todo caso, siempre será necesario realizar las contrastaciones iniciales suficientes entre
la población y en los contextos y situaciones estudiados, como para poder formular
conclusiones sobre las que merezca la pena seguir trabajando en su contrastación y en su
fertilidad. (San Román, 2009).
Además, Martínez (2015), junto con otros autores, asevera lo siguiente:
La investigación etnográfica alcanza un gran nivel de objetividad. Esto se debe a su
enfoque fenomenológico, a su cuidadosa selección de las muestras que estudia, a la
empatía que logra con los sujetos, a su buen nivel de confiabilidad y a su notable validez.
El enfoque fenomenológico posee una refinada técnica que disciplina con rigor la
subjetividad. Este enfoque considera las acciones humanas como algo más que simples
hechos concretos que responden a las preguntas de quién, qué, dónde y cuándo algo fue
hecho. Lo importante es el significado de la acción para su autor y la importancia que ésta
tiene en su personalidad.
La muestra de sujetos que se estudian más a fondo, se selecciona
cuidadosamente. Éstos deben ser representativos, miembros clave y
privilegiados en cuanto a su capacidad informativa. Por otro lado, esta
información es interpretada después en el marco de la situación que la
generó; y, para comprender esos significados ocultos o no expresados, el
investigador debe lograr un buen nivel de empatía con los sujetos
participantes en el estudio, algo muy diferente de las observaciones
estandarizadas. Este esfuerzo mental por descubrir las acciones desde
las diversas perspectivas que tienen los diferentes sujetos involucrados
en el hecho, libra al investigador de caer en una subjetividad exagerada.
Por último, a pesar de la antigüedad, cabe resaltar lo que Encinas (1994) menciona
respecto a la selección de la Población y Obtención de la Muestra:
Generalmente los modelos etnográficos se refieren a poblaciones
pequeñas comprendidas en ámbitos geográficos definidos. Estos
estudios de naturaleza holista abarcan los aspectos relacionados con el
propósito de la investigación enmarcados dentro de determinadas
estructuras sociales y en relación con manifestaciones culturales
diversas, lo que exige al investigador largos períodos de permanencia en
la localidad o reiteradas visitas a fin de hacer un exhaustivo acopio de
datos.
Es importante destacar que más allá de la selección del grupo, al
etnógrafo le interesa la utilización de variadas estrategias que le
permitan una combinación equilibrada de datos que amplíen el alcance
del estudio y le proporcionen los elementos para reconstruir el universo
social y en última instancia, el desarrollo y proyección de la teoría que
sustenta. También, es importante destacar que la selección de los
sujetos de investigación constituye un proceso interactivo muy
importante, el cual se desarrolla desde la etapa inicial de la investigación
de campo.
En el modelo etnográfico, la selección y el muestreo tienen el propósito de lograr -más allá
de la validez externa- la ampliación de los alcances del estudio, enriqueciendo los
constructos y generando nuevas líneas de indagación; aunque este propósito, planteado
en teoría, no siempre pueda realizarse en la práctica. (p. 46, 47, 48).
La técnica e instrumentos de la etnografía
Al respecto, Quispe (2021), junto a otro autor, asevera que:
La técnica e instrumentos son aspectos a los que los etnógrafos suelen
atribuirle una importancia vital. Se trata de elementos que dispone el
investigador para la recopilación u obtención de los datos o la
información requerida (Guber, 2013). (p.168).
Además, la etnografía educativa mantiene un principio fundamental, es
que cada uno de los pasos en las diferentes fases de la investigación se
encuentran articulados sólidamente; en consecuencia, las técnicas e
instrumentos que se proponen en el proyecto, solo son preliminares y
estos irán variando o complementándose de acuerdo a la necesidad y
requerimiento del investigador y la evolución del problema que se
investiga. En el trabajo de campo de la etnografía educativa, las técnicas
clásicas más utilizadas son la observación y la entrevista, las que deben
ser descritas brevemente. (p.168).
Peralta (2009), junto con otros autores, sostiene lo siguiente respecto a métodos
etnográficos:
Los métodos etnográficos utilizados tradicionalmente, tanto por
antropólogos lingüistas como por lingüistas tipológicos interesados en
modelos gramaticales, han sido la observación participante y el trabajo
con los hablantes nativos.
El etnógrafo convivirá durante un periodo de tiempo con las personas
cuyo modo de vida quiere conocer y entender, las observará realizar
toda clase de actividades: trabajar, comer, jugar, reír, relacionarse con
las demás personas, observar si está triste o enojada, si está contenta o
preocupada, cómo organizan y participan de sus actividades. Esa
observación que se hace de la comunidad que se quiere estudiar se
realiza participando de ella. Al observar a la comunidad e interactuar con
ella, se encuentra la observación participante; ésta requiere especial
tratamiento, dado que es más difícil, pues debe observar y estar con los
observados. No se debe olvidar nunca el objetivo y el proceso que está
desarrollando.
La observación participante, Peralta (2009) sostiene que:
La observación participante se puede ver de distintas maneras, se puede
ver desde la participación pasiva que es aquélla en la que el etnógrafo
participa lo menos posible en la comunidad, hasta la participación
completa en la que el etnógrafo o los etnógrafos participan activamente,
interactuando de manera normal y espontánea con otros participantes
llegando inclusive a hacer parte de los grupos que integran. (p.47).
Definitivamente no hay reglas absolutas sobre el modo de comportarse cuando se forma
una parte de una observación participante. Es el mismo etnógrafo quien considera cómo
comportarse en determinados momentos y circunstancias, es su sensibilidad social la que
le indicará qué hacer en un momento dado. Lo que siempre se debe tener presente es el
respeto a las personas a quienes está atendiendo y colaborando. Lo que sí es cierto es que
queda a juicio del etnógrafo los momentos de mayor o menor participación en las
actividades que se desarrollen.
Las entrevistas, por Peralta (2009):
Se podría decir que las entrevistas son consideradas como una técnica
dentro de la metodología cualitativa, que se utiliza para tener
información verbal de uno o más personas a partir de un cuestionario o
guión. La entrevista va más allá del cuestionario hasta llegar a la
información que verdaderamente se quiere encontrar, proporciona
información sobre actitudes sociales y sicológicas que se pueden escapar
en otras técnicas. Las entrevistas permiten recoger datos sobre
acontecimientos y aspectos subjetivos de las personas, es decir, sus
creencias, actitudes, valores, opiniones o conocimiento de algo, que sólo
así se pueden obtener. (p.48).
Escribir la interacción, por Peralta (2009):
El etnógrafo debe estar tomando notas casi de manera permanente, sin
hacer omisiones de las expresiones o términos utilizados por los
integrantes del grupo. Desde el inicio, el concepto de escribir la
interacción presenta algunos inconvenientes, que se pueden resolver
con la tecnología a través de una grabación, ya que por medio de ella se
obtendrá toda la información que necesitamos. (p.50).
Las notas etnográficas pueden añadir notas de descripción que no se
pueden obtener a través de la cinta magnetofónica. Primero, aportan
una dimensión experiencial subjetiva de “haber estado allí”, porque hay
cosas que se escapan al oído y a la vista, segundo, las notas son un
documento informativo sobre los participantes en interacción: la
procedencia cultural, la profesión, estatus social, edad, conocimiento
previo y relación de uno con otros, tercero, se pretende ser siempre más
que una simple persona –cámara en las interacciones en las que se
participa.
Por otro lado, Cotán (2020), afirma que:
Aunque si bien es cierto que la observación y las entrevistas son las
principales técnicas de recogida de información por excelencia (Axpe,
2004; Sequera, 2014), también ésta puede combinarse con otras tantas
como es el caso de documentos personales, notas de campo, fotografías,
etc. Así, pese a que el proceso etnográfico se define por su carácter
circular y emergente huyendo de la linealidad que pueden ofrecer otros
métodos, no existe un patrón establecido para el desarrollo de la
investigación. Además, la constante interacción que se mantiene con los
participantes durante la recogida, análisis e interpretación de la
información, facilita la escasa clarificación de las etapas en las
investigaciones etnográficas fomentando el modelo cíclico en forma de
espiral (Del Rincón, 2000). (p.95).
Además, respecto al etnógrafo virtual, Castillo-Torres, Núñez-Pacheco & López-Pérez
(2019), aseveran lo siguiente:
Un aporte para la etnografía de hoy añade la recolección de datos
empíricos haciendo que el investigador se sumerja en la realidad de los
videojuegos. Para ello, necesita extender su concepto de espacio, y
aprender una nueva forma de caminar en dentro de nuevas realidades
espaciales. Si bien las etnografías clásicas requerían de un espacio físico
en donde un etnógrafo podía caminar y buscar a sus informantes, ahora
se lo cuestiona en tanto se anexa un espacio virtual. (p.36).
El etnógrafo virtual es un avatar que desarrolla su trabajo de campo, investiga y utiliza sus
técnicas como la observación participante en nuevos espacios de la realidad, para conocer
procesos de aprendizaje de una cultura que integra lo virtual en la realidad. Finalmente,
como ejemplo, los educadores y otros especialistas, podrían convertirse en etnógrafos de
los mundos virtuales y comprender más a los a los alumnos posmodernos. Así, este modo
de hacer etnografía seguramente podría revelar nuevos datos sobre el comportamiento
del ser humano posmoderno. (p.42).
Asimismo, Angelone (2018) asevera que:
La etnografía virtual es, por el momento, un método necesario y
prometedor para fomentar la investigación pospositivista, ya que pone
en primer plano las cuestiones ontológicas y epistemológicas de lo que
constituye el "ser" y cómo se llega a conocer el ser. Estas cuestiones no
son nuevas, pero el contexto ha cambiado y sigue cambiando. Este
cambio puede empujar a los investigadores a cuestionar la idea de que
un determinado conjunto de datos o el análisis de los mismos puede
garantizar el acceso a la verdad. Concluyo considerando el uso de la
etnografía virtual en el campo de la tecnología educativa. La tecnología
educativa es un campo para el que la etnografía virtual es muy adecuada
para responder a preguntas importantes no formuladas. (p.275).
Respecto a la recogida de datos de una etnografía virtual, la misma Angelone (2018),
junto con otros autores, sostiene que:
Los datos de una etnografía virtual pueden recogerse de varias maneras,
la primera de ellas en persona. Sin embargo, a menudo las entrevistas se
realizan por chat o correo electrónico. Las observaciones pueden tener
lugar fuera de línea, mientras los participantes utilizan Internet o hablan
de su uso, o en línea, ya que el etnógrafo observa la interfaz web, los
elementos visuales, el texto, las discusiones en hilo, los cambios en el
entorno y la interacción de los participantes. También se pueden
recopilar documentos relacionados con la cultura de estudio; por
ejemplo, las normas y reglamentos de una comunidad en línea, una
página "Acerca de" o artículos de noticias relacionados con la
comunidad. Schoneboom (2007), en su etnografía de workbloggers
("empleados que escriben en línea sobre su trabajo", p. 404), utiliza
todos los datos mencionados anteriormente (p.410).
Además, Angelone (2018), asevera lo siguiente:
Incluso cuando la etnografía virtual es "puramente virtual" (si es que
existe tal cosa), sigue siendo etnografía por dos razones: 1) La etnografía
no exige un ser físico en el sentido tradicional; privilegiar el mundo físico
y el cuerpo es privilegiar una noción humanista y "científica" de que sólo
podemos conocer viendo, tocando o midiendo; y 2) Los espacios
disponibles en Internet son artefactos en cierto sentido compuestos
principalmente por texto, pero también son culturas y subculturas por
derecho propio. No son documentos estáticos a la espera de ser
analizados; forman parte de una cultura dinámica, que puede estudiarse
etnográficamente, con o sin presencia física. (p.280).
Ahora, respecto a los desafíos de la etnografía virtual, Angelone (2018) sostiene que:
Anonimato:
Otro reto para la etnografía virtual es que, debido a la naturaleza
mediada de Internet, puede no ser posible saber si la persona que
participa se está representando a sí misma con exactitud. Esto significa
que un investigador no puede asumir, al formular una pregunta de
investigación, que los participantes son quienes dicen ser. Esto es similar
a la problematización de la identidad que también puede producirse al
considerar la recogida de datos fuera de línea. En la vida real, las
personas falsean su identidad de muchas maneras, pero en línea existe
un mayor nivel de anonimato sin la presencia física del cuerpo. Pierre
(2008), Haraway (1991a) y Butler (1990), yo no privilegiaría el mundo
físico. Dicho esto, Wittel (2000) y Murthy (2008) se preocupan por la
exactitud de la información y la validez de la investigación si los
participantes no son realmente quienes dicen ser. (p.282).
Por otro lado, en la metodología etnográfica no se trata sólo de observar. Hay que
interpretar. Hay una serie de fases o características, pero no tienen que ser tratadas de
modo lineal. No debemos olvidar que no estudia variables aisladas, sino realidades, y hay
que adaptarse al carácter cambiante de éstas. Cabe resaltar que, la observación
participante es considerada también un método etnográfico.
Por último, Barrantes-Elizondo (2019), junto con otros autores, afirma lo siguiente:
¿Qué métodos de recogida de datos existen?
La etnografía visual no se entiende como un método, sino como una metodología. En este
sentido, la fotografía, los dibujos, las películas y los medios de comunicación basados en la
web son herramientas a través de las cuales el etnógrafo puede encontrar los mundos de
otros individuos. En el caso particular de la etnografía educativa, los mundos y las voces
de los estudiantes, los profesores, los administradores y los miembros de la comunidad no
sólo merecen ser escuchados, sino que su importancia debería animar a los investigadores
a dirigir su atención a buscar formas de captar las creencias, actitudes y comportamientos
más profundos de los participantes.
La fotografía:
Un punto de partida del análisis de los métodos visuales es que "ninguna imagen o
práctica visual es esencialmente etnográfica por naturaleza" (Pink, 2013, p. 73). Con esto
en mente, los investigadores educativos deben considerar la idea de que la esencia de una
fotografía no es el tema sino la apropiación del significado que se le da. Hace años, la
posibilidad de capturar fotografías en el campo estaba limitada por restricciones
tecnológicas e incluso económicas. Manipular una cámara personal requería poder
comprar el aparato y ser capaz de manipularlo con precisión. Estas cuestiones ya no son
motivo de preocupación; los teléfonos inteligentes han hecho de la recopilación de
fotografías una tarea accesible y fácil. Con esta ventaja, los etnógrafos han dado un paso
adelante en la apertura del espacio para la recogida de este tipo de datos. Con la
accesibilidad de la fotografía, los participantes son incluso capaces de crear sus
representaciones visuales, y ya no están limitados a ser representados por los
investigadores.
Dibujo:
Los dibujos también pueden servir para producir conocimiento etnográfico. De la misma
manera que las fotos pueden ser generadas por los participantes o por el investigador, los
dibujos pueden ser creados por los individuos o por el etnógrafo a través de las
observaciones del campo. En un estudio reciente, Kuschnir (2016) propuso una lista de
once beneficios potenciales del uso del dibujo en la etnografía. Hizo hincapié en que tanto
el investigador como el investigado dibujen en un cuaderno de bocetos. Estos once
beneficios son:
(1) el dibujo es una herramienta accesible y de muy bajo coste para registrar datos
visuales,
(2) el cuaderno de bocetos y otras herramientas de dibujo proporcionan un soporte físico
y psicológico para el investigador,
(3) el dibujo puede proporcionar una forma de registrar y discutir los recuerdos (los de los
investigadores y sus interlocutores),
(4) el dibujo puede ser un instrumento para ampliar el trabajo de campo
(5) el dibujo es una herramienta esencial para documentar y analizar la información
espacial de los lugares de investigación (mapas, rutas, vistas y panorámicas),
(6) el dibujo puede refrescar la mirada del observador, generando nuevos puntos de vista
para entender a los "nativos",
(7) el dibujo ayuda al observador a ver y oír cosas nuevas,
(8) los diferentes tipos de dibujo (y esto incluye los diagramas) pueden ayudar a registrar y
documentar no sólo los objetos y la información visual, sino también conceptos abstractos
como las emociones, las motivaciones y las relaciones sociales,
(9) el dibujo en el trabajo de campo promueve las conversaciones entre los investigadores
y sus interlocutores, generando cercanía y empatía,
(10) dibujar abiertamente durante el trabajo de campo puede generar diálogo e
investigación colaborativa y, por último,
(11) dibujar notas de campo proporciona datos visuales para compartir los resultados de
la etnografía y también protege el anonimato de los informantes.
Filmación:
La filmación puede adoptar muchas formas en los estudios etnográficos.
Esta variedad va desde el videoperiodismo, el videoanálisis con los
participantes y la grabación de situaciones y acontecimientos. Sin
embargo, ninguna de ellas es etnográfica en sí misma; sólo cuando están
integradas en una investigación etnográfica adoptan esta forma.
MacDougall (1998) afirmó que "la película es capaz de presentar
complejas redes de imágenes dentro de las cuales se entiende una
variedad de construcciones y resonancias culturales ambiguas" (p. 80).
Además, los vídeos son herramientas prácticas para la investigación que
pueden grabar durante largos periodos de tiempo, y paralelamente a las
fotos, los teléfonos inteligentes y las cámaras digitales los han hecho aún
más accesibles que antes.
Las fases o etapas de la etnografía (se desarrolla cada uno exhaustivamente)
Cotán (2020), junto con otros autores, asevera lo siguiente:
Para Sandín (2003), cuatro son las fases que han de encontrarse en las investigaciones
etnográficas: 1. Demarcación del campo; 2. Preparación y documentación; 3.
Investigación, y 4. Conclusión.
Fases de la investigación etnográfica
FASES ACCIONES
Demarcación del campo - Elección de la comunidad, delimitada y observable.
- Redacción de un proyecto definido: objeto, lugar,
tiempo, etc.
- Redacción de un presupuesto y búsqueda de
financiación.
- Aprobación del proyecto
Preparación y - Documentación bibliográfica y de archivo.
documentación - Fuentes orales
- Preparación física y mental
- Mentalización
Investigación - Llegada
- Informantes
- Registro de datos
- Observación participante
Conclusión - Elaboración de la ruptura
- Abandono del campo
Elaboración propia a través de Sandín (2003, p.27-28).
Por otro lado, para Axpe (2003), siguiendo la propuesta establecida por García Jiménez
(1994), profundiza un poco más sobre las fases de investigación etnográfica estableciendo
ocho pasos esenciales:
1. Elección o determinación del propósito o metas del estudio y las preguntas
que se van a responder.
2. Elección del diseño sobre el que se construye el plan de acción.
3. Acceso al campo.
4. Definir los roles que el investigador y el etnógrafo van a tener durante el
proceso.
5. Selección de los informantes.
6. Establecer el o los procedimientos tanto para la recogida como para el
análisis de la información.
7. Extraer la información y devolvérsela a los informantes para asegurarnos
que se ven reflejados en ellos y fidelizan con su cultura.
8. Escribir la etnografía o informe final.
Por otro lado, también Cotán (2020) menciona que se entiende que son nueve las fases
que debe por las que debería pasar todo investigador para el diseño de una investigación
etnográfica:
1. Selección de la temática y comunidad a investigar: se deberá especificar el objeto
central de la investigación.
2. Información y formación del investigador: se deberá informar desde una perspectiva
teórica y práctica (comunidad) del tema central de la investigación.
3. Clarificación de los objetivos: se establecerán de forma clara y concisa qué es lo que se
pretende analizar.
4. Selección y diseño de las técnicas e instrumentos de recogida de información: se
seleccionarán y diseñarán los instrumentos principales que se van a emplear. Estos podrán
verse modificados, suprimidos o ampliados durante el acceso al campo.
5. Contacto y selección los participantes: previo acceso al campo de estudio, se contactará
con la comunidad de referencia y se seleccionarán los participantes en base a unos
criterios y/o técnicas.
6. Trabajo de campo: se procederá a recoger la información.
7. Transcripción de la información: la información grabada a través de medios
audivisionales deberá ser transcrita en formato textual. Se recomienda que sea facilitada a
los informantes para que puedan añadir, modificar o suprimir la información que
consideren oportuna.
8. Análisis de la información recogida: se analizará la información siguiendo el tipo,
sistema y categorías establecidas.
9. Elaboración de las conclusiones e informe: si se ha dado respuesta y se han cubierto los
objetivos de partida, se procederá a la elaboración del informe final.
Así, se entiende que toda investigación etnográfica se caracteriza por presentar un diseño
cíclico y en espiral. Éstas, no son comprendidas de forma secuenciadas ni lineales, sino
que se permite retornar y volver atrás atendiendo a las necesidades de la investigación.
De esta forma, todo este proceso se encuentra claramente marcado por un profundo
proceso de reflexión y flexibilización por parte del investigador al aceptar cualquier
conocimiento, acción o eventualidad en el campo que permita reformular los fines y
objetivos de la investigación que, no finaliza, hasta que se han dado por cubierto los
objetivos establecidos.
Asimismo, San Roman (2009), asevera lo siguiente respecto a las fases del trabajo de
campo en una investigación etnográfica:
Primera etapa:
En la primera etapa, caracterizada como enfáticamente cualitativa, en principio ‒se sigue
presuponiendo un escaso conocimiento de la población, previo al trabajo que se realiza‒,
creemos que debería empezarse, según el modelo clásico de etnografía, utilizando la
observación participante. Permite indagar sobre la vida tal como va ocurriendo, captar lo
que sucede en el contexto y de la forma que sucede, sin otra interferencia que la que
implica nuestra propia presencia, formación teórica e intereses, subjetividad y capacidad.
Esta primera etapa, cuyo objetivo es la comprensión inicial, adentrarnos
en la comprensión comprehensiva de la cultura, es fundamental en el
trabajo etnográfico. Permite a quien investiga localizar fenómenos
significativos que no son comprensibles para él en un principio y le
permite también empezar a entrever relaciones entre los fenómenos.
La observación participante implica inmersión activa, contactos
comunicacionales orales, recogida de información observacional y
documental.
Segunda etapa:
Para la segunda etapa de trabajo de campo, es necesario construir un diseño de
investigación que permita contrastar críticamente las hipótesis fundamentales del
esquema tentativo que hemos construido sobre la cultura de la población estudiada.
La importancia de los aspectos técnicos es grande, pero subordinada a la de los aspectos
metodológicos y a los aspectos teóricos que señalan los datos que queremos obtener y
para qué fines. El diseño técnico se entiende, así como la parte del diseño general de una
investigación que incumbe a los procedimientos y técnicas para conectar la teoría con los
datos que pueden contrastarla. A partir del diseño teórico- metodológico ‒formulación y
tratamiento de las hipótesis, definición de los conceptos, definición de las variables
implicadas, formulación de implicaciones contrastadoras, etc.‒, se construye el diseño
técnico, que consiste en:
‒ determinar los datos que son necesarios para poner a prueba las hipótesis.
‒ definir la unidad o unidades de análisis.
‒ determinar las áreas y poblaciones más idóneas
‒muestras, comunidades, etc.‒.
‒ seleccionar las técnicas más adecuadas para proceder a la puesta a prueba.
‒ operacionalizar las entidades teóricas guiados por las exigencias de cada
técnica ‒ categorización, decisiones de control, procedimientos para la
aplicación de las técnicas, etc.‒.
Cabe mencionar que, no existen técnicas “buenas” ni “malas” ni más o menos
“etnográficas” por sí mismas. Cada técnica es un instrumento y como tal sólo es útil para
tratar ciertos problemas y es aplicable sólo en ciertas condiciones. La aplicación de ciertas
técnicas para la recogida de datos ‒como puede ser el caso de las entrevistas pautadas y
las encuestas‒ supone el conocimiento previo del medio cultural y social que se va a
investigar: para saber qué preguntar, cómo preguntar, dónde preguntar, a quién
preguntar, qué puede esperarse que tenga sentido preguntar y responder en cada
situación.
Por último, Martínez (2005) asevera que:
En el examen del proceso de la investigación etnográfica, de acuerdo con Wilson (1977),
podríamos distinguir las etapas que aparecen a continuación:
a) Determinación del nivel de participación. La etnografía parte del siguiente supuesto: lo
que la gente dice y hace está moldeado consciente o inconscientemente por la situación
social. El etnógrafo es, por consiguiente, muy sensible al modo como se introduce en un
ambiente, y establece con cuidado el rol que le pueda facilitar la recolección de la
información. Ya que el nivel de participación y compromiso que el etnógrafo acepte
influirá el concepto de la gente hacia él, sigue con atención las reacciones ante su entrada
oficial o no oficial en el seno de la comunidad o grupo a estudiar.
b) Recolección de la información. En la investigación etnográfica, la información que se
busca es aquella que más relación tenga y ayude a descubrir mejor las estructuras
significativas que dan razón de la conducta de los sujetos en estudio. Por esto, pueden ser
muy relevantes los siguientes tipos de información:
i) El contenido y la forma de la interacción verbal entre los sujetos. ii) El contenido y la
forma de la interacción verbal con el investigador en diferentes situaciones y en diferentes
tiempos. iii) La conducta no verbal: gestos, posturas, mímica, etcétera. iv) Los patrones de
acción y no acción: su comportamiento o pasividad. v) Los registros de archivos,
documentos, artefactos y todo tipo de rastros y huellas.
El etnógrafo utiliza, como técnica primaria para recoger la información, las anotaciones de
campo tomadas in situ o, después del evento observado, tan pronto como le sea lógica y
éticamente posible. Sin embargo, usa un amplio conjunto de técnicas para complementar
y corroborar sus notas de campo:
Grabaciones de audio y de vídeo, fotografías, diapositivas, entrevistas estructuradas o no
estructuradas, pruebas proyectivas, etc., todo de acuerdo con las sugerencias de cada
circunstancia.
c) Nivel de objetividad. La investigación etnográfica alcanza un gran nivel de objetividad.
El enfoque fenomenológico posee una refinada técnica que disciplina con rigor la
subjetividad. Este enfoque considera las acciones humanas como algo más que simples
hechos concretos que responden a las preguntas de quién, qué, dónde y cuándo algo fue
hecho. Lo importante es el significado de la acción para su autor y la importancia que ésta
tiene en su personalidad.
Wilson, un etnógrafo educacional, ilustra lo anterior con un ejemplo extraído del
ambiente escolar (1977, p. 259). En ese ambiente ocurren situaciones de agresión y, para
estudiarlas, es fácil que se utilice, entre otras cosas, el hecho de que un alumno golpee a
otro. El observador participante podrá comprender el mismo acto desde las diferentes
perspectivas de todos los involucrados en él:
Maestro: El observador puede comprender plenamente el fastidio del maestro contra
estos estudiantes, su miedo de perder el control de la clase y su determinación de corregir
esa conducta futura.
Estudiantes involucrados: El observador puede comprender que ellos, quizá, perciben el
hecho de golpear como un juego, que no desean interrumpir la clase, y su confusión ante
la reacción del maestro.
Otros estudiantes: El observador puede conocer qué estudiantes ven el golpear como un
juego, quiénes lo ven como un desafío al maestro y quiénes lo ven de otra manera, como,
por ejemplo, un acto específico de agresión. Es razonable esperar que todo científico que
aplique este método disciplinado de investigación llegue a reunir la misma información y a
concluir con los mismos resultados.
Los resultados en la etnografía
Martínez (2015), afirma lo siguiente:
La investigación etnográfica es en esencia una investigación idiográfica:
trata de comprender la complejidad estructural de una entidad concreta,
de una situación específica, de un grupo o ambiente particular.
En cada estudio, una buena etnografía describe las estructuras o
patrones generales, es decir, las regularidades dentro del sistema
individual o social estudiado. Estas estructuras de funcionamiento,
extraídas o formadas con el testimonio de informantes representativos
del grupo, pueden generalizarse, por medio de una lógica inductiva, a
todos aquellos miembros de la misma cultura que participan en la misma
clase de actividades. En último análisis, se podría decir que los trabajos
etnográficos contribuyen en la búsqueda de más amplias regularidades
de la conducta humana, en diferentes culturas o grupos ambientales, a
medida que sus conclusiones se comparan y contrastan entre sí y con
otros estudios.
Además, Castillo-Torres, Núñez-Pacheco & López-Pérez (2019), junto con otros autores,
aseveran lo siguiente:
Considerar la etnografía como un método cuantitativo y cualitativo para las ciencias y no
solo para la antropología, conlleva un resultado altamente beneficioso para el proceso de
observación de una realidad que incluye subjetividades y videojuegos, e implica su
extensión por espacios virtuales. “Más bien, se trata de centrarse en cómo los objetos se
crean y se transforman en procesos de co-construcción en la interacción social, incluso en
nuestras prácticas de investigación” (Plesner & Phillips, 2014:5), las cuales resultan ser
aquellas que sumergen a los investigadores dentro de un mundo construido socialmente y
apto para etnografiarlo. (p.36).
Además, San Román (2009) asevera lo siguiente:
Los resultados de la investigación, sean producto de una o de otra
estrategia o de uno u otro instrumento técnico, son resultados que
tienen que ponerse a prueba una vez obtenidos. Dado que cada técnica
tiene sus riesgos particulares, el variar y combinar en todo lo posible los
instrumentos entre la etapa inicial de comprensión y la o las sucesivas de
contrastación parece de todo punto deseable. Sean unos u otros, la
formalización de generalizaciones e hipótesis de todo tipo y la
plasmación en una estructura etnográfica son un proceso necesario e
incluso inevitable en la investigación, por lo que más vale que se haga de
forma rigurosa y crítica. (p.259).
Por último, Maturana (2015) asevera los siguiente:
A pesar sus bondades, la etnografía, como cualquier método alternativo de investigación
cualitativa, enfrenta poderosas críticas que tienen que ver con la imprecisión, subjetividad
y distorsión de los datos y resultados de la investigación. En respuesta a estas
detracciones, y su defensa, puede afirmarse que el problema puede sortearse cuando los
estudios emprendidos se enfocan en garantizar la credibilidad de los datos etnográficos.
En este sentido, Álvarez describe varias estrategias que el investigador tiene que conocer
y emplear para la validación de los mismos y de sus resultados; estos son la
contextualización, la saturación, la negociación con los implicados y la triangulación.
- La contextualización consiste en ofrecer una visión panorámica de alguna cuestión,
es decir, examinar integralmente el contexto social y cultural y el análisis de estos.
Es decir, suministrar contexto, ir mostrando las reglas que siguen los agentes de un
modo de vida particular, proponiendo progresivamente nuevas ampliaciones ante
sucesivas excepciones.
- La saturación guarda relación con la justificación de una afirmación apoyándose en
múltiples pruebas; se trata entonces de agotar las estrategias de búsqueda sobre
el objeto de estudio mismo, tratando de ver si los resultados obtenidos se
mantienen en el tiempo.
- La negociación con los implicados guarda relación con el encuentro entre los fines,
los métodos y los resultados del etnógrafo y la opinión de los implicados, con el
objeto de saber si hay acuerdo entre ellos, especialmente en lo que se refiere a los
resultados que muestra el informe final.
- La triangulación es la estrategia de validación de los datos más empleada y más
conocida por los investigadores sociales. Puede entenderse como la puesta en
relación con las aportaciones que realizan los diferentes agentes implicados en la
investigación, incluido el punto de vista del investigador. (p.203).
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