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5/9/21 12:13 Semanario Judicial de la Federación.

Suprema Corte de Justicia de la Nación

Voto particular que formula el Magistrado Gonzalo Hernández Cervantes, en la contradicción de tesis 20/2019, al que se adhieren la
Magistrada Ethel Lizette del Carmen Rodríguez Arcovedo y los Magistrados Alejandro Villagómez Gordillo, Walter Arellano
Hobelsberger, Fernando Alberto Casasola Mendoza y Víctor Hugo Díaz Arellano.

En sesión de tres de marzo del año en curso, por mayoría de votos de este Pleno de Circuito, quedó aprobada la resolución de la
contradicción de tesis al rubro indicada, en la que se determinó que la competencia en un juicio mercantil correspondía al Juez del
lugar donde se ubica el domicilio del demandado, salvo que la factura base de la acción, contuviera la expresión de voluntad de
ambas partes (vendedor y/o prestador de servicios y el comprador), como fuente para determinarla, en términos de los artículos
1092,1093 y 1104, fracciones I y II, del Código de Comercio.

Ahora bien, no se comparte el criterio de la mayoría, porque no hay razón jurídica suficiente para llegar a la citada conclusión, por las
siguientes razones:

El proyecto de la mayoría concluye que es Juez competente el del lugar donde se ubique el domicilio del demandado cuando la
factura cuyo pago se reclama sólo la emita el proveedor o prestador de servicios y no contenga la expresión de voluntad de la
persona que recibe el producto o servicio.

Sin embargo, en esa conclusión se soslayan diversas reglas jurídicas establecidas, tanto en la ley, como en la jurisprudencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, en relación con el contenido de la factura y el alcance probatorio que tienen estos
documentos al momento de hacer la valoración respectiva de los mismos por el órgano jurisdiccional.

Ciertamente, en la jurisprudencia número 1a./J. 89/2011, de rubro: "FACTURAS VALOR PROBATORIO ENTRE QUIEN LAS
EXPIDIÓ Y QUIEN ADQUIRIÓ LOS BIENES O SERVICIOS.", emitida por la Primera Sala del Alto Tribunal, visible en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXXIV, septiembre de dos mil once, materia civil, Novena Época, página cuatrocientos
sesenta y tres, estableció, entre otras reglas, que la factura es un documento privado que hace prueba legal cuando no es objetado.

En consecuencia, si se siguen las reglas establecidas por la ley (Código de Comercio) en cuanto al momento procesal en que se
puede objetar un documento privado, se advierte que ese acto procesal se verifica en un primer momento una vez que la demanda
respectiva es admitida, esto es, cuando se contesta la demanda, pues hasta ese momento procesal es donde el enjuiciado tiene
conocimiento pleno del contenido de los documentos en que se funda la acción y nunca antes.

Luego, la competencia es un presupuesto procesal básico, sin el cual no se puede desarrollar válidamente un procedimiento y, por
ende, el juzgador que conoce la controversia debe establecerla en el primer auto donde decide sobre la admisión o no de la
demanda, pues debe fijar la competencia para conocer del asunto sometido a su consideración y para este efecto, es evidente que
no puede tomar en consideración el juzgador una objeción que aún no se plantea, pues no se le ha reconocido el carácter de parte
material en la contienda a la demandada, por lo que si el contenido de la factura no ha sido objetado, no hay razón jurídica para que
no le conceda valor probatorio el juzgador a dicho documento privado; además de que le está vedado al Juez asumir la defensa de
los intereses de alguna de las partes, pues infringiría el principio procesal sobre la igualdad de las partes en el procedimiento.

Entonces, la decisión sobre la competencia debe establecerse con base en la ley, lo narrado en la demanda y los documentos que
se adjunten a ésta.

Ahora bien, en términos del artículo 104, fracción II, del Código de Comercio, es Juez competente el del lugar designado en el
contrato para el cumplimiento de la obligación y en la generalidad el vendedor o proveedor del servicio es quien estipula implícita o
explícitamente en la factura, el lugar donde debe cumplirse el contrato y el comprador acepta en donde recibe la mercancía o
servicio y donde debe pagar su precio y también en la generalidad la mercancía se recoge en el almacén o va al lugar donde se
presta el servicio y el pago se hace donde opera el vendedor o prestador del servicio y no donde reside el comprador y, por tanto, es
incuestionable que el juzgado competente para conocer del juicio es el del domicilio del vendedor o prestador del servicio y no el del
comprador; de ahí que no puede establecerse que el Juez competente sea el del domicilio del comprador (demandado) por no estar
en la factura el pacto de ambas partes sobre el lugar de pago.

En esta tesitura, resulta ilógico y contrario a la práctica comercial y al dinamismo que ésta debe tener, estimar que un vendedor o
prestador de servicios quiera efectuar el cobro de las facturas de manera judicial o extrajudicial en todos los lugares donde resida la
diversidad de sus clientes o compradores, basta que la factura contenga lugar de expedición o explícitamente indique lugar de pago
para que el juzgador quede vinculado a esos datos para los efectos de fijar su competencia, con independencia de la postura que
asuman las partes una vez que se establezca la relación jurídico procesal.

Por otra parte, el legislador, al crear sistema competencial por territorio y fijar las reglas del artículo 1104 del Código de Comercio,
atendió a un elemento esencial del negocio jurídico celebrado, a saber, la determinación del lugar donde el deudor pueda liberarse

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de la obligación contraída.

Así, cada fracción del precepto en comento es excluyente de la anterior, pero tienen como eje central la determinación o no del lugar
donde debe liberarse el deudor de la obligación:

1. El lugar designado para que el demandado sea requerido judicialmente de pago;

2. Si el anterior no fue señalado, el lugar designado para el cumplimiento de la obligación; y

3. A falta de los anteriores, el del domicilio del demandado.

Así, hay prelación de la fracción II sobre la fracción III del artículo 1104 del Código de Comercio, y su razón de ser es dar seguridad y
certeza jurídica entre los contratantes.

Ahora bien, para establecerse la competencia por el juzgador, la factura genera un indicio importante sobre la adquisición de los
bienes descritos, por quien aparece como cliente y el hecho de que en esa factura se asiente un domicilio de expedición o de pago,
es lógico presumir que es el domicilio donde se debe requerir el pago; de no ser así, esto causaría incertidumbre jurídica, pues se
obligaría al vendedor a acudir a un órgano jurisdiccional del domicilio de la persona que recibió el bien o servicio, incluso también
pudiera suceder que la posible demandada ni siquiera se obligó a pagarla por ser sólo beneficiaria de la compra realizada por
diversa persona que fue la directa compradora.

Por tal razón, es dable al juzgador atenerse, por seguridad jurídica, para fijar la competencia, al domicilio de expedición de la factura
o al señalado en la misma para el pago, aunque para este efecto no haya intervenido la voluntad del comprador, como indicio de que
se ha designado en el documento fundatorio de la acción, el lugar para el cumplimiento de la obligación del pago reclamado.

Las razones anteriores son las que hacen disentir del criterio mayoritario.

En términos de lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13, 14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información
Pública Gubernamental, así como de los numerales 54, 55 y 56 del Acuerdo General del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal,
que establece las Disposiciones en Materia de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y
Archivos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el seis de febrero de dos mil catorce, se hace constar que en esta versión
pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos
normativos.

Este voto se publicó el viernes 23 de octubre de 2020 a las 10:33 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

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