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AC2778-2023

Radicación n° 11001-02-03-000-2023-03407-00

Bogotá D.C., veintiuno (21) de septiembre de dos mil


veintitrés (2023).

Sería del caso decidir el conflicto de competencia


suscitado entre los Juzgados Segundo Civil Municipal de
Oralidad de Medellín y Veinticuatro Civil Municipal de
Bogotá, de no ser porque es prematuro.

I. ANTECEDENTES

1.- Ante el primer despacho, Mauricio Ochoa


Castrillón formuló demanda ejecutiva contra Alianza
Fiduciaria S.A., para que se le obligara a «suscribir y
registrar escritura pública de compraventa» respecto del
inmueble identificado con el folio de matrícula inmobiliaria
001-1366698 de la Oficina de Registros de Instrumentos
Públicos de Medellín, así como por concepto de los
perjuicios derivados del incumplimiento de dicha
obligación, incorporada en el contrato «Encargo Fiduciario
para vinculación al Fideicomiso Mazzaro Etapa 2 – Torre 2».

2.- Ese estrado judicial repelió el asunto fundado en


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que comoquiera que «la parte demandante no afirmó criterio


de atribución de competencia por el factor territorial», la
competencia se determinaba conforme al domicilio de la
sociedad convocada, situado en Bogotá, como se afirmó en
el libelo introductorio y se desprende del numeral 1° del
artículo 28 del Código General del Proceso.

3.- El despacho receptor se rehusó a asumir el caso,


apoyado en que Alianza Fiduciaria S.A., «también ejerce sus
funciones en Medellín», lugar en donde se encuentra ubicado
el predio cuya transferencia se pretende, sumado a que
«puede considerarse que el cumplimiento del contrato se
efectuará en la misma urbe» porque el negocio materia de
ejecución fue suscrito en esa ciudad, y allí se acordó que
«para todos los efectos que se deriven del presente
documento las partes convienen como domicilio del mismo la
ciudad de Medellín». En consecuencia, planteó el conflicto y
dispuso el envío a esta Corporación para dirimirlo.

II. CONSIDERACIONES

1.- Como la presente divergencia se trabó entre


funcionarios de diferentes distritos judiciales, le
correspondería a esta Corporación resolverla, en Sala
Unitaria, como superior funcional común de ellos, de
conformidad con los artículos 35 y 139 del Código General
del Proceso y 16 de la Ley 270 de 1996, este último
modificado por el canon 7º de la Ley 1285 de 2009.

2.- El ordenamiento jurídico consagra pautas que

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orientan la distribución de los procesos entre las distintas


autoridades judiciales a partir de uno o de varios factores.
En punto al territorial, el artículo 28 del Código General del
Proceso, en su numeral 1º, prevé como regla general que
«[e]n los procesos contenciosos, salvo disposición en
contrario, es competente el Juez del domicilio del
demandado» y añade que si «son varios los demandados o el
demandado tiene varios domicilios, el de cualquiera de ellos
a elección del demandante».

Pauta que, tratándose de casos en los que son


convocadas personas jurídicas de derecho privado, debe
armonizarse con el numeral 5° de dicha regla, en tanto
prevé que en «[e]n los procesos contra una persona jurídica
es competente el juez de su domicilio principal. Sin embargo,
cuando se trate de asuntos vinculados a una sucursal o
agencia serán competentes, a prevención, el juez de aquél y
el de ésta»,

A su turno, el numeral 3º de la misma norma


establece que en «los procesos originados en un negocio
jurídico o que involucren títulos ejecutivos es también
competente el juez del lugar de cumplimiento de cualquiera
de las obligaciones».

Así las cosas, emerge que en los juicios coercitivos el


impulsor estará facultado para elegir el territorio donde
desea adelantarlos conforme a cualquiera de esas
directrices; eso sí, deberá concretar el criterio conforme al
cual lo adjudica y, por supuesto, indicar sin equívocos el

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domicilio del interpelado o el lugar de cumplimiento de la


prestación, según el parámetro seleccionado, pues, como lo
ha sostenido la Corte, «la escogencia y su razón de ser, son
cuestiones que deben quedar claramente determinados en el
texto introductorio o aflorar de cualquier otro elemento de
convicción» (CSJ AC615-2020).

De no ser así, o en caso de que las indicaciones del


promotor sean confusas, deberá el receptor exigir las
aclaraciones respectivas a través del mecanismo de la
inadmisión. Sobre el particular, la Sala ha dicho que ante la
posibilidad de presentar la demanda ante distintos jueces
de la geografía nacional, «(…) el promotor tiene la obligación
de indicar cual prefiere, eso sí dejando plasmada en forma
clara su intención ya que de no hacerlo o quedar incierta se
torna indispensable para el calificador exigir las
aclaraciones» (CSJ AC1463-2020, AC5187-2021, AC972-
2023, entre otros).

3.- En el caso, como el libelista promueve un coercitivo


por obligación de hacer y, por tanto, podía acudir ante el
juez del lugar del cumplimiento de la prestación o el del
domicilio de la sociedad ejecutada, debía indicar su
preferencia, así como las circunstancias que la
respaldaban. Sin embargo, no lo hizo, pues radicó el libelo
ante el juez de Medellín, pero en el acápite de competencia
se limitó a indicar que la atribuía por la cuantía, y en el
resto del libelo introductorio no mencionó si ese sitio
coincidía con el de la localidad donde debía verificarse la
prestación o con el del domicilio de la persona jurídica

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convocada.

Y aunque dicho juzgador advirtió la ausencia de


claridad, al decir que «la parte demandante no afirmó criterio
de atribución de competencia por el factor territorial», sin
bases sólidas dio por sentado que la competencia se
determinaba por el domicilio de la convocada y que éste se
encontraba en Bogotá.

Además, de los anexos de la demanda tampoco era


posible esclarecer si la selección coincidía con el lugar de
donde debía verificarse la prestación o el fuero personal de
la llamada a juicio.

Así, en cuanto a lo primero, fíjese que en la cláusula


contractual cuya ejecución se reclama se acordó que «la
escritura pública de transferencia será otorgada (…) en la
oportunidad y en la Notaría que previamente y por escrito
informe la Beneficiaria/Gerencia del Proyecto», sin
mencionar el sitio donde dicho convenio se materializaría.
Por su parte, los otrosíes al negocio jurídico, adosados con
el libelo, tampoco aluden sobre el particular.

En torno al domicilio de la accionada no se aportó el


certificado de existencia y representación legal, ni se
evidencia que el fallador primigenio lo hubiese consultado,
pese a que era indispensable para conocer el domicilio de la
compañía al tiempo de presentación del libelo, o si en los
términos del numeral 5° del artículo 28 del Código General
del Proceso tiene una sucursal en Medellín que estuviera al

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frente de la negociación y donde también pudiera ser


convocada, a elección del demandante.

Quiere decir lo anterior que existía un margen


considerable de incertidumbre que ameritaba agotar las
medidas necesarias para dilucidar si la escogencia era
idónea o aleatoria, este último caso que sí obligaba a
redireccionarlo al indicado.

4.- En consecuencia, se devolverá el expediente a


quien lo recibió en un comienzo a fin de que agote todos los
pasos necesarios para encauzarlo, lo que se comunicará a
la otra sede inmersa en esta controversia.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, el suscrito Magistrado de la


Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, Agraria
y Rural

RESUELVE:

Primero: Declarar prematuro el conflicto de la


referencia.

Segundo: Por Secretaría, devolver virtualmente el


expediente digital al Juzgado Segundo Civil Municipal de
Oralidad de Medellín para que proceda de conformidad.

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Tercero: Informar lo decidido al otro estrado


involucrado.

Cuarto: Librar los oficios correspondientes, por


Secretaría.

NOTIFÍQUESE

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE


Magistrado

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