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Método de Entrenamiento

para Fuerza

Método de
Entrenamiento
para
1 Fuerza
Uso con fines académicos
Métodos para el entrenamiento de la fuerza en la
actualidad: la necesidad del análisis de una realidad
mediatizada.

Heredia, J.R.; Peña, G; Da Silva Grigoletto, M.

…Respecto a los denominados “métodos de entrenamiento” se hace necesario analizar toda la información
existente, tanto emergente de la investigación como fruto de la experiencia en diversos ámbitos (culturismo,
musculación, powerlifting, halterofilia, etc.) y ser capaces de extraer conclusiones relevantes y significativas
para actualizar el conocimiento a este respecto, ajustándolos a la realidad del S.XXI y logrando con ello
propuestas más rigurosas y sobre todo más operativas. También en cuanto a la posibilidad de una adecuada
comparación y análisis de la aplicación de las mismas y sus respuestas (algo clave para el avance en el área
de la prescripción de ejercicio y la salud)…pero sobre todo evitando la influencia y manipulación de intereses
creados entorno a una constante aparición de pseudo-métodos con los se comercializa y se traslada una
imagen social y profesional poco positiva…Deberíamos trabajar pues en la creación de unos métodos de
entrenamiento más actuales y basados en el rigor y la evidencia, con mayor neutralidad y potencialidad
operativa….

Juan Ramón Heredia & Guillermo Peña


Curso Posgrado en Dirección Programas de Fitness
Universidad CAECE – G-SE (2014)
Introducción

En el sector del ejercicio físico para la salud surgen con fuerza constantes propuestas de métodos de
entrenamiento, métodos o medios de valoración, etc., con una gran influencia de diversos ámbitos (la
kinesiología, fisioterapia, medicina del deporte, entrenamiento deportivo, culturismo, powerlifting y un largo
etc.) que en muchos caso son extrapolados y aplicados con mayor o menor acierto.

Alrededor de muchas de estas propuestas hay una gran presión e influencia mercantilista y publicitaria, donde
se muestra cierta falta de escrúpulos que deberían ser contenidos por la exigencia de evidencias científicas por
parte de los profesionales. Sin embargo, es sorprendente encontrar como hay intereses centrados en crear una
división inexistente entre la ciencia y la práctica. Esta división solo interesa a quien pueda beneficiarse de
cierta confrontación y visión separatista y parcelada de la realidad. Es una curiosa situación digna de estudio
y que no acontece (al menos con en la misma medida e intensidad) en otras áreas como la medicina o la
fisioterapia (donde la mayoría de prácticas se ajustan a las evidencias). No es cuestión de ser una ciencia o
área “joven”, con menor recorrido temporal, es cuestión de formas, actitudes y planteamientos (bastaría con
levantar la cabeza y aprender más de la experiencia de quienes llevan años haciendo bien las cosas y huir de
bailar al son de ciertos intereses). No hay excusa con “la demanda del mercado”: el mercado demanda
profesionales capaces de que las personas mejoren su salud, pierdan peso, mantengan su masa muscular, su
funcionalidad, les duela menos la espalda, mejoren de sus patologías y posean una mejor calidad de vida. Lo
otro es una demanda creada en la sociedad en base a la satisfacción a corto plazo por la vía más cómoda y
rentable (para unos cuantos) no tanto por el ciudadano sino por la industria.

Un ejemplo de todo esto es la utilización de cierta terminología y la constante incorporación de propuestas


que no solo deberían probar su eficacia antes de emitir ciertos planteamientos, sino que deberían ajustarse a
un mayor rigor en el manejo de la terminología y la fundamentación. Si al menos la creación de un producto
no conlleva la exigencia (al menos de momento) de estos requisitos, si deberían los profesionales ser exigentes
a este respecto, puesto que una terminología o definiciones que creen confusión dentro de una disciplina de
conocimiento es un signo del bajo desarrollo científico de la misma, por ello, es conveniente y necesario
aclarar algunos de esos términos y conceptos (González Badillo, 2011)

¿Qué es un “método”?
Atendiendo a la definición del término “método” (del lat. methŏdus, y este del gr. μέθοδος) debemos
entenderla como (RAE, 2014), “modo de decir o hacer con orden”.
Por tanto en el área del ejercicio el método se relacionará con indicar el modo de hacer con orden a fin de
lograr un efecto sobre el sistema psico-biológico en este caso, relacionado con mejoras en la condición física
y salud.
De esta forma el definir un método de entrenamiento se relacionará con la respuesta fisiológica relacionada
con la concreción de dos aspectos:
-Las variables del estímulo o dosis. Es decir, el volumen, la intensidad, la densidad para una determinada
selección de ejercicios .
-El orden y organización de los ejercicios seleccionados.
Podemos encontrar en la literatura nombres y propuestas de métodos a cual más variopinto y llamativo (quizás
ese sea el objetivo) (Weineck,2005; Cometti, 2000) que en muchos casos no atienden a un adecuado nivel de
definición y concreción en cuanto a cada una de estas variables, de esta forma por ejemplo, podemos observar
la existencia de métodos como “repeticiones forzadas” (que en realidad lo único que vienen a definir es la
variación en la variable intensidad con relación al denominado carácter de esfuerzo, es decir respecto a las
repeticiones realizadas frente a las realizables para dicha carga) (González Badillo, 1995), más que realmente
constituir un método en toda su dimensión.

Expondremos a continuación alguna muestra de análisis y reflexión de entre las muchas que sería posible
hacer y que nos permitirían avanzar de manera importante.

Un ejemplo con el denominado método de “Superseries”

Es cierto que la utilización de este término está muy difundido y aceptado, incluso cierta investigación se
relaciona con este término, pero si entramos a analizar para ser un poco más rigurosos el término “super”
puede significar “encima de”, “preeminencia o excelencia”, “en grado sumo” o “exceso” (RAE, 2014). En
realidad no tendría demasiado sentido el utilizar un término similar para definir un método de entrenamiento
como el expuesto, pero aún aceptando que es una denominación que se estableció y ha sido aceptada con
mayor o menor acierto (Cometti, 2000; Kelleher et al., 2010), en realidad si realizásemos un simple análisis
buscando ajustar los términos al significado cabría peguntarse, si realmente lo que estamos realizando es un
agrupamiento de series (por la propia definición del ejercicio) en el caso, por ejemplo, de este método
denominado “superseries” (Cometti, 2000) o si lo que no estamos haciendo realmente es agrupando
ejercicios (en concreto, en el caso de las denominadas “superseries”, dos ejercicios) para una misma serie (es
decir la primera, la segunda, etc…).

El agrupamiento de series significaría el unir en un mismo grupo un conjunto de las mismas. Así por ejemplo
si realizásemos un ejercicio y completásemos la primera, segunda y tercera serie, realmente lo que se estaría
realizando es un agrupamiento de series para un mismo ejercicio.

Por tanto, independientemente de la idoneidad del término “superserie”, que por su origen se relaciona más
con propuestas provenientes del culturismo y la musculación (Tous, 1999) y por tanto muy influidas por
ciertos aspectos comerciales ligadas a los mismos (algo sobre lo que sería interesante mantener cierta distancia
y neutralidad en el análisis de los contenidos y su extrapolación al área del ejercicio físico para la salud), se
puede observar que la denominación no se ajusta a una correcta descripción de los criterios relacionados con
la selección y organización de los ejercicios, además quedarían por concretar algunas cuestiones claves:

-Respecto a si la selección de esos ejercicios y su organización atienden focalizar el estímulo sobre el mismo
grupo muscular (Cometti, 2000), región corporal y acción motriz (Heredia et al., 2014), puesto que no sería
lo mismo realizar dicho AEs, por ejemplo de empuje en el plano transversal con mayor o menor demanda de
estabilización, realizarlo con una estructura basada en la denominada pre o post-fatiga (Brennecke et al., 2009;
Augustsson et al., 2003, Gentil et al., 2007), que hacerlo sobre un AEs sobre grupos musculares y/o acciones
motrices antagónicas para una misma región corporal, aspectos que se establecen como claves respecto a las
posibles respuestas agudas y crónicas de dicha toma de decisión a nivel metodológico. Todas estas cuestiones
exigirían de un detallado análisis y desarrollo que se ha realizado desde nuestro grupo en base a la
investigación existente al respecto y que verán la luz en próximos artículos y publicaciones.

-Otro aspecto (no lo abordaremos en la presente entrada dado que exigirá profundizar más detalladamente
sobre otros aspectos) son los que se relacionan con las características de la otra parte de la ecuación, la
definición de la dosis o estímulo de entrenamiento. Esta cuestión determina en gran medida y de forma
fundamental los efectos a nivel fisiológico y deberían permitir la comparación de la relaciones entre dicho
estímulo y la respuesta tanto a nivel intra como intersujetos. En la mayoría de casos encontramos que dichas
variables no son definidas de forma adecuada o lo son de forma incompleta en muchas de las propuestas
existentes.

De esta forma, podemos empezar a exponer que, actualmente, respecto a la organización de los ejercicios en
el desarrollo de cualquier método de entrenamiento, únicamente caben dos posibilidades (se podrán utilizar
mil y una terminologías en cuanto a las combinaciones posibles entorno a las mismas, pero todas parten de
este planteamiento básico) (a partir de Zartkiosky, 1995):
Progresión Horizontal: Agrupamiento de series para un mismo ejercicio que se completan antes de realizar el
siguiente ejercicio
Progresión Vertical: Agrupamiento de ejercicios para una misma serie, realizando la siguiente serie una vez
se han completado el número de ejercicios agrupados.

De estas posibilidades surge la siguiente propuesta de organización de los métodos de entrenamiento (que
aglutinan la mayoría de los planteamientos existentes que posean cierto nivel de evidencia) y que deberán
relacionarse con la concreción de las variables respecto al estímulo o dosis (volumen, intensidad, densidad)
para poder establecer la respuesta y objetivo fisiológico pretendido con su aplicación (evidentemente en la
presente entrada no podemos profundizar en ello pero iremos poco a poco avanzando al respecto en sucesivas
entradas).
Seguramente volveremos a escuchar o leer argumentos como “toda la vida se han utilizado este o aquel
método”, “ha mostrado ser eficaz”, “a mi me ha funcionado”, etc…pero no es cuestión de plantearse cuestión
alguna entorno a un determinado método, sino mostrar la necesidad de una revisión que actualice, dando
mayor rigurosidad y ayudando al consenso y unificación de criterios entre profesionales. Las repercusiones
sociales y profesionales de seguir agarrados a posiciones inmóviles y conservadoras sin más argumento que
el tradicionalismo no es propio de un área que busca avanzar en base a evidencias y posibilitar una imagen
del ejercicio físico y sus profesionales mucho más seria (si se nos permite la expresión) y menos sometida a
determinadas modas, tendencias o intereses (muchas veces sin poseer un mínimo de rigor y evidencia).

En próximas entradas profundizaremos de forma resumida en estas cuestiones metodológicas, fruto de un


profundo análisis en los últimos años por parte de nuestro grupo y que permitirán unificar algunos criterios en
base a variables operativas consensuadas, basadas en evidencias que permitan cierta neutralidad y distancia
con el sometimiento a las tendencias y modas imperantes en los diversos ámbitos relacionados de una u otra
manera con el ejercicio físico, la salud y la calidad de vida.

El presente blog está redactado en base a textos del Posgrado en Dirección de Programas de Fitness de la
Universidad CAECE y del capítulo correspondiente a la obra (en prensa): Bases teórico-prácticas del
entrenamiento para la salud.
Método de Entrenamiento
para Fuerza

BIBLIOGRAFÍA

• HEREDIA, J., PEÑA, G. Métodos para el entrenamiento de la fuerza en la


actualidad: la necesidad del análisis de una realidad mediatizada. 1

1
Uso con fines académicos

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