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EDIFICACIONES
Las cargas:
Son todas las solicitaciones mecánicas, acciones y fenómenos externos a los que debe
responder una estructura para mantenerse en pie y que tienen que ser incluidas en el cálculo
estructural. Están constituidas principalmente por el peso de todos los elementos que
constituyen las edificaciones, incluyendo el peso de la estructura en sí misma, el del mobiliario,
del equipamiento, la decoración, el peso y los esfuerzos debidos al uso, así como por todas
las acciones eventuales que llegaran a afectarla directamente.
Normalmente las cargas se clasifican para su estudio en cargas vivas y muertas, pero se
pueden clasificar de muchas otras maneras, ya sea por su distribución en la estructura,
naturaleza o por la manera en que actúa, entre otras formas.
Las solicitaciones:
• Cargas Puntuales: Llamadas también cargas concentradas, son aquellas que actúan
sobre un área muy pequeña en comparación con la del elemento que las recibe, se las
representa como si actuaran sobre un punto. Se expresan en kilogramos, toneladas,
libras, etc. con omisión de su área de actuación. En la figura 2, la viga AB recibe en C
una carga puntual (concentrada); es la reacción de la viga CD.
• Cargas lineales: Llamadas también distribuidas, son aquellas que actúan sobre una
superficie en la que una de sus dimensiones es despreciable. Se las expresa en
kilogramos/ml; toneladas/ml; libras/pie, etc. En la figura 3, el pórtico ABCD recibe en AB
una pared que se asocia a una carga lineal. En la figura 4, las vigas AB y CD reciben
también cargas lineales provenientes de la losa apoyada sobre aquellas.
• Cargas superficiales: Actúan sobre una superficie cuyas dimensiones son comparables
entre sí, se las expresa en kilogramos\m2; toneladas\m2; libras\pie2, etc. (Figura 5) Para
efectos de diseño, la carga superficial puede idealizarse, aislando una franja de un metro
de ancho, en cuyo caso la franja recibe una carga que también puede expresarse en
kg/m.l. (para un elemento de un metro de ancho). (Figura 6) Especial mención merece el
caso del peso propio de elementos superficiales como las losas. Tomemos como ejemplo
la determinación del peso propio de una losa maciza de hormigón armado, cuyo peso
unitario es de 2.400 kg/m3 y cuyo espesor es de 15 centímetros. El peso propio se
calcularía así:
Peso propio = (1,00 x 1,00 x 0,15) x 2400 = 360 kg/m2
Lo expresado significa que un bloque de losa de 0,15 m3 tiene un peso de 360 kg,
repartidos en la superficie de un metro cuadrado. (Figura 6)
• Carga Viva: Es aquella que, con certeza, se presentará periódicamente durante la vida
útil de la estructura; son ejemplos de ésta: las personas y mobiliario en un edificio, los
vehículos en un puente carretero o el empuje de aguas en una piscina.
• Carga accidental: Es aquella que eventualmente puede presentarse durante la vida útil
de la estructura que debe estar diseñada para soportarla en función del riesgo de su
ocurrencia. En nuestro caso, habrán de considerarse las cargas accidentales de sismo
o granizo, no necesariamente las de viento, ceniza volcánico nieve, ya que dependen de
la situación geográfica de la estructura.
• Otras solicitaciones: Nos referimos aquí a los esfuerzos que responden a cambios de
temperatura o retracción de fraguado. Es frecuente que a estas se las contrarreste
mediante juntas de dilatación o de rotura para minimizarlas a través del fraccionamiento
de la estructura. Existen otras como choques, vibraciones o explosiones que deberán
considerarse coyunturalmente.
• Las cargas accidentales: Si la imprecisión es notable para la carga muerta, así como
para la carga viva, mayor lo será para las cargas accidentales, piénsese si no en la
determinación de solicitaciones sísmicas o de presiones de viento y esta aseveración ya
nos estará alertando acerca de la inutilidad de precisiones numéricas cuando las
premisas carecen de esa cualidad. Recordemos que ningún resultado puede tener mayor
precisión que la de las hipótesis de partida.
El factor de seguridad:
Factores de seguridad:
FS = fu / fadm
FS = Pu/P.
En esta ecuación ‘Pu’ es la capacidad de carga, ‘P’ es la llamada carga de servicio. El
procedimiento a seguirse será el de mayorar las cargas mediante determinados factores
dependientes de la clase de solicitación o combinación de solicitaciones: carga muerta, carga
viva, carga de sismo, etc., y utilizar las mismas resistencias de los materiales, afectadas por
muy pequeños factores de reducción. Como ejemplo transcribimos un factor de mayoración que
establece la Norma Ecuatoriana de Construcción NEC 11 para cargas de gravedad:
1,2 D + 1,6 L
Combinación en la que ‘D’ es la carga muerta y ‘L’ es la carga viva. El factor de reducción para
esfuerzos de flexión, según la misma Norma es: φ = 0,9. El equilibrio en una estructura se
produce porque las cargas que soporta se transmiten a través de la misma hasta los apoyos.
En las zonas de apoyo, el mismo responde con unas reacciones iguales y en sentido contrario
a las cargas.
Equilibrio
En el siguiente esquema, sobre un pórtico actúa una carga P y se equilibra con dos reacciones
Ra y Rb.
Para conducir la carga hacia los apoyos, se producen unos esfuerzos internos en la estructura
que denominamos solicitaciones. De esta forma, si las barras son capaces de transmitir la carga
P a los apoyos A y B sin romperse, la estructura es resistente. Si es capaz de resistirlas sin
deformarse excesivamente, entonces es estable.
Cada estructura, por lo tanto, es un conjunto cerrado de fuerzas. Las fuerzas exteriores son las
cargas y reacciones, y las fuerzas internas son las solicitaciones. El resultado total de las sumas
entre ellas ha de ser nulo para que el sistema se encuentre en equilibrio.
Si el sistema no está en equilibrio la estructura se mueve como sólido rígido, se rompe o ambas
cosas. En este artículo no trataremos las deformaciones, que son un aspecto complementario.
El equilibrio es básico para no comprometer la estabilidad, pero las deformaciones han de
limitarse. Entre otras razones para lograr una construcción geométricamente estable y para que
no se quiebren los acabados.
Las solicitaciones son la resultante de las fuerzas externas en los elementos de la estructura.
La clasificación responde a la orientación la posición de cada componente de la resultante
respecto de la pieza estructural:
1. La componente paralela al eje de la barra es el normal.
2. Las componentes perpendiculares a la barra son los cortantes.
3. Las componentes descentradas respecto del eje de la barra producen los momentos
flectores y torsores.
4. Los flectores son los que provienen del desplazamiento del normal respecto del eje de la
barra.
5. Los momentos torsores provienen del desplazamiento de los cortantes respecto del eje
de la barra.
Sobre el esquema anterior se analizan las solicitaciones en dos secciones cualesquiera.
Elegimos los puntos C y D de la estructura.
En la sección por C, el normal N responde al esfuerzo en el eje y el momento M es debido al
desplazamiento del eje de la resultante respecto de la barra.
En la sección por D, además de las solicitaciones anteriores, existe una tercera componente.
Ésta es perpendicular al eje de la barra, ya que el eje de la reacción no es paralelo al de la
barra. Esta solicitación es el cortante de la sección en D.
En el esquema anterior no se reflejan los momentos torsores. Para ello habría que representar
la posición de la carga respecto del ancho de la pieza.
Cada uno de los tipos de solicitación puede provocar una deformación diferente sobre la pieza
estructural. Todas las deformaciones, junto con las tensiones, en el límite causan la rotura de
la pieza. Además, las deformaciones, si son demasiado grandes, modifican el modo de
funcionar de la estructura. Lo anterior puede hacer que se modifiquen las condiciones de
equilibrio.
A continuación, enumeramos las deformaciones asociadas a cada uno de los tipos de
solicitaciones en una estructura:
La clasificación de las solicitaciones en una estructura y el estudio de sus efectos sobre ella nos
ayuda a identificar las patologías que pueden afectarle, y por lo tanto a idear una estrategia en
su rehabilitación.