#13 - Donna Grant - Dark Alpha's Silent Night

SERIE THE REAPERS 13
DONNA GRANT
DARK ALPHA’S SILENT NIGHT
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¡Por el español!
DONNA GRANT
Índice
Argumento ........................................................................................................................ 3
Capítulo 1 ......................................................................................................................... 4
Capítulo 2 ....................................................................................................................... 10
Capítulo 3 ....................................................................................................................... 16
Capítulo 4 ....................................................................................................................... 22
Capítulo 5 ....................................................................................................................... 28
Capítulo 6 ....................................................................................................................... 33
Capítulo 7 ....................................................................................................................... 38
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DONNA GRANT
Argumento
No hay forma de escapar de los Reapers. Somos asesinos de élite, parte de una
Hermandad que sólo responde ante la Muerte. Pero cuando la Muerte dice que es
nuestra hora de vivir, estamos más que felices de obedecer.
Hemos sufrido la traición, el desamor, el caos e incluso la muerte. A pesar de que otro
enemigo acecha a la vuelta de la esquina, la mayoría de nosotros ha encontrado la felicidad
y el amor. Aunque algunos siguen buscando, hay satisfacción, una sensación de paz y
propósitos. Y con la llegada de las Navidades, es el momento de celebrar con la familia que
hemos formado. La que hemos elegido. La época es para el festejo, y tenemos la intención
de aprovecharla. Lo que sea que venga después seguirá estando ahí cuando se desenvuelva
el último regalo.
Y lo afrontaremos. Juntos.
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Capítulo 1
El Reino de la Muerte
River suspiró mientras cerraba suavemente la puerta de la habitación de su hijo después

de haber conseguido que se durmiera la siesta. Una vez que Breac había aprendido a
caminar, estaba en todas partes. Pasaba la mayor parte del tiempo persiguiéndolo de un
lugar a otro. Como tenía tres cuartos de Fae, sabía que tenía magia. No había utilizado
ninguna, todavía. Pero ese momento llegaría. Ella puede que fuera una Halfling, pero
aunque era parte Fae, se había criado en el mundo humano sin ninguna magia.
"Te ves agotada".
Se giró al oír el sexy acento irlandés de su marido, tan diferente al suyo escocés. Su mirada
se encontró con los ojos rojos anillados en negro de él. Llevaba el pelo negro hasta los
hombros, con mechas plateadas, recogido en una cola en la base del cuello. Era, con
diferencia, el hombre más guapo que había visto nunca.
"La primera vez que te vi, me sorprendió lo enigmáticamente hermoso que eras", le dijo ella.
Levantó las cejas negras, una sonrisa lenta tirando de sus labios. "¿Es así?"
Ella asintió y se acercó a él, dejando que sus dedos acariciaran su mejilla ahuecada hasta
la dura línea de su mandíbula. "Oh, sí. Intenté parecer como si mi corazón no hubiera
perdido el ritmo cuando te vi, pero creo que no lo logré".
Kyran la rodeó con sus brazos. "No podría decirlo, ya que estaba demasiado ocupado
mirando a través del horrible y desaliñado disfraz a tu belleza de debajo. Como si la ropa
holgada y las gafas pudieran ocultar tu impresionante rostro".
Ella suspiró cuando él la atrajo fuertemente contra él y apoyó su mejilla en su pecho
mientras sus brazos lo rodeaban. River no había cobrado vida de verdad ni había empezado
a vivir hasta que conoció a Kyran. No quería formar parte de los Reapers ni de sus
problemas. Pero era como si su destino se hubiera entrelazado con el de Kyran hacía eones.
Y estaba agradecida por ello.
Claro que había habido peligro y enemigos y más avisos de atentados de los que se sentía
cómoda, pero lo único que sabía por encima de todo era que Kyran la quería a ella y a su
hijo.
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"¿En qué estás pensando?", preguntó mientras se inclinaba hacia atrás y la miraba, con la
preocupación brillando en sus ojos carmesí.
River se acomodó unos mechones de pelo detrás de la oreja. "En nada".
Él enarcó una ceja y se limitó a mirarla fijamente, esperando. Tenían una regla firme en su
relación: no se ocultaban nada el uno al otro. Nunca.
Se humedeció los labios y desvió la mirada. "Mi embarazo fue una sorpresa para los dos".
"Sí", respondió él con suavidad, sin apartar la mirada de su rostro.
"Yo sólo..." Se le hizo un nudo en el estómago mientras se mordía el labio y se zafaba de sus
brazos. River no llegó muy lejos. Kyran la detuvo con ternura.
"¿Nena? ¿Qué pasa? Sabes que puedes contarme cualquier cosa".
Su preocupación era cada vez mayor. Por eso no había sacado el tema antes. "Breac es el
único niño aquí. No tener otros niños con los que estar y jugar puede perjudicarle. No sólo
eso, sino que es más Fae que humano. No estoy segura de qué esperar en cuanto a cuál
será su magia o cómo la utilizará. Estamos a salvo aquí. No puedo agradecer lo suficiente
a Erith por abrir su Reino no sólo a sus Reapers sino también al resto de nosotras".
"¿El resto?" Kyran apretó los labios. "Eres mi compañera. Mi esposa. Por supuesto, tú y las
otras compañeras sois bienvenidas".
Se cubrió la cara con las manos mientras luchaba por poner en palabras las emociones que
habían empezado a crecer en su interior desde hacía semanas. Tras respirar
profundamente, dejó caer los brazos a los lados y le miró. "Tengo que adelantar esto
diciendo que mucho de lo que siento tiene que ver con los Otros Fae que intentan matarte
a ti y a los otros Reapers". Hizo una pausa para tragar saliva. "Echo de menos cosas que
daba por sentadas en la Tierra. Echo de menos celebrar las fiestas. Echo de menos montar
un árbol de Navidad y decorarlo. Anhelo ir de compras para encontrar regalos para todos.
Quiero ver a Breac sentado en el suelo, abriendo sus regalos mientras se apresura a
encontrar lo que hay debajo del papel".
"¿Eso es todo?" dijo Kyran con un suspiro de alivio.
Ella parpadeó, sorprendida por su respuesta tan frívola. "¿Eso es todo?"
Él se estremeció visiblemente. "No quise decir que tus sentimientos no fueran importantes,
cariño. Me estaba preparando para que me dijeras que querías irte".
"Nunca", dijo ella y se puso de puntillas para colocar sus labios sobre los de él. "Mi casa
está donde tú estés".
Él pasó las manos por los brazos de ella. "¿Cómo quieres resolver este problema? Puedo
tener todo lo que quieras con un chasquido de dedos".
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"Lo sé".
"Entonces, ¿por qué no has preguntado, amor?", preguntó, frunciendo el ceño.
River suspiró. ¿Por qué no había preguntado? Había un millón de razones diferentes. Los
Reapers tenían un pequeño respiro, pero no duraría mucho. No quería quitarles el trozo de
tiempo que tenían para verter sus problemas cuando deberían estar disfrutando los unos
de los otros. "Es que he estado abrumada por muchas emociones últimamente".
"No deberías habértelas guardado para ti. Prometimos hablar de todo".
"Tienes razón. Pensé que tal vez estaba pensando demasiado en las cosas. Pero cuanto más
lo guardaba para mí, más me incomodaba".
Le rozó ligeramente los nudillos en la mejilla. "No más de eso. Podemos empezar con el tema
de las vacaciones cuando quieras. Estuve en la Tierra mucho tiempo antes de convertirme
en un Reaper. Debería haberme dado cuenta de que tú y las demás Halflings podríais echar
de menos vuestro hogar".
"Estamos agradecidas de estar a salvo. Han pasado muchas cosas. No quería añadir algo
frívolo a los problemas reales".
"Cualquier cosa que te cause ansiedad no es frívola".
Ella sonrió, con el corazón lleno de su amor. "Gracias".
"¿Quieres hablar con las otras compañeras? ¿O deberíamos hacer las celebraciones
nosotros mismos?"
"Déjame hablar con ellas. Desde que fuimos a Dreagan para su cena de vacaciones el año
pasado, he querido hacer algo similar".
Kyran se rió, arrugando los ojos. "Hazlo, amor. Te apoyaré en lo que necesites".
"Si vigilas ahora a Breac, hablaré con las chicas".
No la soltó, y su sonrisa se apagó. "Había otras cosas de las que hablabas. Graves
preocupaciones que tenías con respecto a nuestro hijo".
"Todavía es joven. Tal vez no tengamos que preocuparnos por ellas ahora".
"River".
Ella cerró brevemente los ojos. "No sé la respuesta, baby".
"¿Quieres otro hijo?"
"No. Tal vez. No lo sé", dijo irritada. "No era eso lo que quería decir".
"Comprendo tu aprensión por el hecho de que Breac sea hijo único y el único niño del Reino.
En cuanto a la parte mágica, es algo en lo que puedo ayudarte".
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Parecía que quería decir algo más, pero se contuvo. River negó con la cabeza. "No. Si me
has hecho hablar, entonces tú también debes hacerlo. Escúpelo".
Hubo un atisbo de sonrisa antes de que Kyran dijera: "Nunca había pensado en los niños,
no una vez que me convertí en Reaper. Se suponía que nunca debíamos amar. Después de
que Erith cambiara sus reglas, estaba demasiado contento de haberte encontrado como
para pensar demasiado en lo que podría deparar nuestro futuro".
"Entonces descubrimos que estaba embarazada".
Asintió solemnemente con la cabeza. "Todo mientras luchabas contra los enemigos".
"Seguimos luchando contra ellos".
"Estamos seguros aquí. Nadie sabe de este lugar".
Miró sus manos que descansaban sobre su pecho. "Puede que seas más fuerte, más rápido
y más poderoso que los Fae normales, pero aún pueden matarte. Cada vez que te vas, sé
que los Otros pueden encontrarte y atacarte".
"Siempre habrá adversarios y peligro. Erith me eligió como uno de sus Reapers por mis
habilidades. No quiero pasar nuestras vidas preocupándonos por los "y si" en lugar de ser
felices".
River tuvo que admitir que tenía razón. "¿Qué es lo que quieres?"
"Otro niño contigo. Una hermanita, quizás, para Breac", dijo Kyran con una sonrisa.
Descubrió que sus labios se curvaban para coincidir con los de él. "Como si alguna vez
pudiera rechazar cualquier cosa que quieras".
"Terminaremos esta conversación más tarde. Vigilaré a nuestro hijo mientras tú hablas con
las chicas. Luego, cuando vuelvas, decoraremos la casa. Deberíamos haberlo hecho hace
semanas".
Le dio un largo y lento beso antes de darle una palmada en el trasero mientras se alejaba.
River miró por encima del hombro y le guiñó un ojo mientras salía de su casa. Todavía no
podía creer que se hubiera enamorado de un Reaper. Ser una Halfling -mitad humana,
mitad Fae- le había hecho la vida difícil al crecer. No pertenecía al mundo Fae porque su
sangre estaba contaminada. El mundo humano sólo veía la belleza de un Fae y trataba de
explotarla. Por eso había intentado ocultar quién era. Sin mencionar que había recibido el
don de la familia. La habilidad de leer antiguas lenguas Fae. Algo que sólo ocurría una vez
por generación.
Aprendió no sólo el legado de su familia, sino también a defenderse. No tuvo más remedio
que convertirse en una guerrera. River odiaba y a la vez le gustaba tener sangre Fae. Desde
Kyran, había aceptado quién era y cómo podía utilizarlo para ayudar a la Muerte y a los
Reapers.
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Sus pasos eran ligeros al caminar. El Reino de la Muerte era pintoresco en todo el sentido
de la palabra. Todos los lugares del Reino eran asombrosamente hermosos. Ella y Kyran se
habían instalado en una sección de colinas onduladas cerca de un lago. En cuanto lo vio,
se detuvo y se quedó mirando. No tuvo que decir ni una palabra. Estaba claro que se había
quedado prendado. Ella había sabido inmediatamente que allí era donde él quería tener un
hogar.
Desde que se convirtió en un Reaper, él y los demás se habían desplazado constantemente,
estableciendo alojamientos temporales en la Tierra. No había tenido un verdadero hogar en
muchos siglos. Al ver lo enamorado que estaba del lugar, lo convirtió en el sitio perfecto
para su hogar. Los otros Reapers encontraron lugares similares.
Algunos estaban más lejos de la Torre blanca que Erith y Cael utilizaban como hogar, pero
ella y Kyran eran de los más cercanos a ella. Ella no tenía la capacidad de teletransportarse
como los Reapers, así que tenía que caminar. A River le gustaba tener tiempo para sí misma
y hacer ejercicio. Se estremeció ligeramente con el aire fresco y húmedo, y decidió que antes
de hacer nada, debía hablar con Erith. Después de todo, éste era el Reino de la Muerte.
Cuarenta minutos después, River llegó a la Torre blanca. Levantó la mano para llamar, pero
la puerta se abrió antes de que pudiera hacerlo. Se encontró mirando los ojos púrpura de
Cael. El otrora Light Fae había sido anteriormente el líder del grupo de Reapers de Kyran.
Tras un altercado con uno de sus enemigos en el que estuvo a punto de morir -sólo para
ser salvado por la magia de Erith-, se había transformado en un dios.
"River", la saludó Cael con una sonrisa. "¿Qué te trae a nuestra puerta?"
"Esperaba poder hablar contigo y con Erith".
Se hizo a un lado para que ella pudiera entrar. "Por supuesto".
River miró la escalera curvada que recorría una de las paredes de la Torre, hasta llegar a la
cima. Vio a Erith a mitad de camino, bajando los escalones. Llevaba el pelo largo y negro
en una trenza suelta sobre un hombro. La pequeña diosa se deslizaba sin esfuerzo por los
escalones con un traje negro que era una mezcla entre Xena: Princesa Guerrera y Hela de
Thor. De alguna manera, Erith lo había conseguido sólo de la manera en que la Muerte
podía hacerlo.
"¿Qué podemos hacer por tí?" preguntó Erith cuando llegó al fondo.
River respiró hondo y dijo: "Echo de menos algunas de las cosas que hacíamos en la Tierra.
Esperaba organizar una cena festiva como la que hicieron Con y Rhi en Dreagan. Sólo para
nosotros", se apresuró a añadir.
La mirada lavanda de Erith se dirigió brevemente a Cael antes de decir: "Creo que eso sería
encantador. Con todo lo que hemos estado tratando, siento decir que no he pensado en lo
que habéis dejado las que habéis venido aquí".
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"Tienes nuestra gratitud por abrirnos tu casa. Puede que echemos de menos algunas cosas
de la Tierra, pero eso se puede remediar".
Cael caminó hasta situarse al lado de Erith. "Creo que una cena es justo lo que
necesitamos".
"Sí", dijo Erith con una sonrisa que no llegó a sus ojos.
River lo entendió. Sus enemigos se habían vuelto poderosos. También estaba el hecho de
que perseguían a Xaneth, un Fae Real que les había ayudado. Por si fuera poco, Aisling
había ido en su busca. Ahora Erith no buscaba sólo a una persona, sino a dos. Todo eso
pesaba sobre sus delgados hombros.
Fue entonces cuando River se dio cuenta de que no era sólo ella la que necesitaba una
noche para recordar lo que tenían. Erith también lo necesitaba.
Todos ellos lo hacían.
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Capítulo 2
River se tiró de las mangas del jersey sobre las manos cuando el roce de una brisa fresca pasó
junto a ella. Era invierno en el Reino, pero Erith había situado su Torre y la puerta de los Fae
en una zona templada. Eso hacía que las estaciones fueran suaves. Aunque River tenía que
admitir que echaba de menos las nevadas durante el invierno.
Mientras se dirigía a la casa de Neve y Talin, su mente daba vueltas a las posibilidades de
la fiesta. No podía creer que hubiera evitado hablar de ello. Pero eso era lo que ocurría
cuando dejaba que su mente diera razones para guardárselo para sí misma. Sus pasos se
aceleraron por la excitación.
Neve abrió la puerta con una sonrisa, con su largo y liso pelo negro recogido en una coleta
baja. Sus ojos plateados, que la identificaban como Light Fae, se iluminaron al ver a River.
"¡Hola! Estaba pensando en ti".
"¿De verdad?" preguntó River mientras entraba.
"Estaba pensando que necesitamos un día de chicas".
"Eso suena bien".
Neve le hizo un gesto para que la siguiera mientras conducía a River desde la entrada hasta
la zona de estar. "¿Quieres algo de beber?"
"Estoy bien, gracias. En realidad estoy aquí para hablar contigo de algo".
"Oh, soy todo oídos. Siéntate".
River se hundió en la moderna silla de cuero blanco junto al sofá gris claro, mientras Neve
metía un pie debajo de ella y se acurrucaba en el sofá de un rincón. River miró el fuego que
crepitaba, calentando la habitación. "Quiero organizar una cena navideña este año. Es de
última hora, pero me he perdido cosas que normalmente haría en esta época del año".
"Suena divertido. ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?"
River sonrió y se acercó al borde de la silla. "Esperaba que me lo pidieras".
Compartieron una risa antes de que Neve preguntara: "¿Cuáles son los detalles?".
"No lo sé", admitió River sacudiendo la cabeza. "Vengo de hablar con Erith y Cael para
asegurarme de que les parece bien".
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Neve puso los ojos en blanco. "Claro que sí, pero estuvo bien que hablaras con ellos. Así
que... ¿fechas?"
"Nochebuena".
"¿Quieres decir que en dos días? ¿Se lo has dicho a todo el mundo?"
"Todavía no. Esperaba que pudieras ayudarme con eso ya que puedes moverte más rápido
que yo".
Neve se rió. "Será un placer. ¿Eres la anfitriona?"
"Quería, pero me gustaría que se sintiera como en las celebraciones. La nieve y todo eso.
En mi casa no nieva".
Los ojos de Neve se abrieron de par en par. "Tengo la ubicación perfecta. Talin y yo la
encontramos hace meses".
"¿Dónde?" Preguntó River.
Neve se puso en pie de un salto y le tendió la mano. "Es mejor que te lo enseñe".
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Esa misma noche, Kyran estudió a River desde su posición en el borde del sofá.
"¿Qué?", preguntó con una sonrisa desde su lugar en el suelo junto a Breac, que se
interponía entre ellos.
"¿De verdad no vas a decirme la ubicación?"
Ella negó con la cabeza, con los ojos brillando de alegría. "Es una sorpresa".
"¿Quién conoce el lugar?"
"Para", dijo ella riendo. "Puedes esperar unos días para averiguarlo".
Él apretó los labios y suspiró. "Sabes que no tengo paciencia".
"Exactamente. Esto será bueno para ti".
Kyran resopló. "Dudo que estuvieras dispuesta si la situación fuera al revés".
"Sé que yo no lo haría", contestó ella con contundencia.
Su atención se desvió hacia su hijo, que tenía los ojos puestos en algo al otro lado de la
habitación. Justo cuando Breac arrancó, Kyran lo agarró, levantando al niño en alto
mientras se ponía en pie antes de hacerlo girar. Breac chilló de alegría, y su pequeña risa
rebotó en las paredes. Kyran besó a Breac en la mejilla antes de volver a dejarle en el suelo
para que siguiera jugando mientras él volvía a sentarse.
"No te voy a dejar fuera".
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Levantó la mirada hacia los pálidos ojos azules de River. "Lo sé".
"Quiero que esto sea especial para ti".
"Nena, todo lo que hacemos juntos es especial".
Ella entrecerró los ojos hacia él. "Buen intento. Sigo sin decírtelo".
"Merecía la pena intentarlo", dijo con una sonrisa.
Breac cogió un mechón del largo y liso pelo oscuro de River. Se lo pasó por encima del
hombro y le hizo cosquillas a Breac para que cambiara su enfoque. Kyran se dio cuenta de
que su compañera tenía la habilidad de saber cómo hacer eso tanto para él como para su
hijo. No es que le importara. Su entusiasmo le calentaba el corazón.
Había estado más que preocupado tras su conversación de aquella mañana. Era obvio que
algo le preocupaba, pero él había asumido que se trataba de la creciente tensión relacionada
con los Otros Fae. Nunca se había dado cuenta de que ella echaba de menos su hogar,
aunque debería haberlo hecho.
Kyran sonrió a su hijo y se encontró brevemente con los ojos de su esposa. Estar en el Reino
de la Muerte podría mantener a las compañeras y a su hijo a salvo, pero él y los demás
Reapers debían recordar que algunas habían renunciado a sus hogares para estar con ellos.
"¿Te arrepientes?", preguntó él.
La cabeza de River giró hacia él. "¿Qué?"
"De lo nuestro. De dejar tu casa".
Ella se puso en pie y se acercó a él, empujándolo hacia atrás para poder sentarse en su
regazo. Sus ojos azules pálidos le miraron mientras le tocaba la cara con la mano. "No me
arrepiento de nada. Si tuviera la oportunidad de hacerlo todo de nuevo, no cambiaría nada.
Te quiero con todo mi corazón. Puede que eche de menos cosas de la Tierra, pero la
comodidad y la seguridad de vivir aquí merecen la pena".
"¿Me dirás si eso cambia?"
"Lo prometo", susurró ella antes de bajar la cabeza y posar sus labios sobre los de él.
La sangre de Kyran se calentó mientras sus brazos se estrechaban alrededor de ella. No
había creído posible amar a alguien como amaba a su esposa, pero era innegable que tenían
un vínculo especial que no podía explicarse.
"¡A mí!" gritó Breac.
Kyran y River se separaron para mirar a su hijo, que estaba de pie junto al sofá, mirándolos
con una brillante sonrisa. River se agachó y lo levantó, colocándolo en su regazo. Breac se
rió mientras miraba de ella a Kyran. Las cosas más sencillas alegraban a su hijo y daban a
Kyran más motivos para sonreír.
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"Tengo que irme", dijo River, aunque no hizo ningún movimiento para irse.
Kyran sonrió. "Se va a embarracar".
Ella se rió y le pasó los dedos por el pelo. "Eso no me detendrá".
"Deja que Breac y yo te llevemos".
"¿Cómo puedo resistirme a esa oferta de mis chicos guapos?"
Kyran miró a Breac. "¿Has oído eso, hijo? Cree que somos guapos".
Breac sonrió en respuesta.
Kyran cogió a su hijo mientras River se levantaba de su regazo y se ponía las botas. Cuando
estuvo lista, se puso en pie y arropó a Breac antes de tenderle la mano a River. En cuanto
ella la cogió, les teletransportó a los tres bajo el saliente de la entrada de la casa de Talin.
La puerta se abrió antes de que ninguno de los dos pudiera llamar.
"¡Breac!" dijo Neve con voz aguda cuando vio al chico.
A Breac se le iluminó la cara cuando buscó a su tía Neve. Kyran le entregó a su hijo y vio
cómo sus pequeños y regordetes brazos rodeaban el cuello de Neve y lo apretaban, con los
dedos enredados en su pelo. Neve asfixió a Breac con besos y le indicó a Kyran y a River
que entraran. Neve no llegó muy lejos antes de que Talin apareciera por la esquina,
probablemente atraído por el sonido de la risa de Breac.
"Ahí está mi hombrecito", dijo Talin.
Breac presionó su boca abierta contra la mejilla de Neve, y luego extendió los brazos hacia
Talin. Kyran vio cómo su compañero Reaper arrancaba a Breac de los brazos de su
compañera y lo hacía girar hacia arriba, haciendo que Breac chillara de alegría. Estaba
acostumbrado a que le pasaran de una persona a otra cuando los demás estaban cerca, y
a Breac le gustaba la atención.
"No es justo", dijo Neve a su marido. "Acabo de tomar en brazos a Breac. Lo vas a tener
durante un tiempo".
Talin sonrió, con sus ojos plateados y traviesos. "Entonces déjanos quedarnos".
"No", dijo River antes de que Neve pudiera hacerlo.
Neve suspiró. "Ella tiene razón. Vosotros dos tenéis que iros. Pero puedes dejar a Breac".
"Creo que es mejor que venga con nosotros", dijo Kyran al captar la mirada de Talin. Su
amigo asintió con un gesto apenas perceptible.
"Os dejamos, chicas", dijo Talin mientras se acercaba a su compañera y le daba un suave
beso. "No hagas nada que yo no haría".
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Neve puso los ojos en blanco. "Harías cualquier cosa y todo".

"Exactamente", dijo Talin con un destello de sonrisa.
Kyran besó a River antes de que él y Talin volvieran a su casa. Se frotó las manos. "Es hora
de empezar".
"¿Comenzó?" dijo Talin mientras dejaba a Breac en el suelo una vez que el niño volvió a ver
sus juguetes.
"Las chicas pueden tener un plan, pero yo también".
Talin se enderezó. "Ahora estoy intrigado".
Kyran levantó una mano mientras llamaba a los demás. Uno a uno, los Reapers llegaron.
La única que faltaba era Aisling. Por mucho que Kyran deseara que viniera, sabía que
mientras buscara a Xaneth, no lo haría. Nadie sabía por qué Erith permitía que Aisling
rastreara a Xaneth, pero ninguno de ellos cuestionaba a la Muerte.
Kyran recorrió la sala con la mirada, pasando por Baylon, Fintan, Daire, Eoghan, Cael,
Bradach, Dubhan, Cathal, Rordan, Torin y Balladyn. "La mayoría de vosotros ya sabéis que
River está planeando una cena festiva. Las chicas quieren que sea una sorpresa para
nosotros. Eso me dio la idea de sorprenderlas a ellas también".
Dubhan cruzó los brazos sobre el pecho. Su larga melena negra y plateada recogida en una
cola. "Me apunto. ¿Qué estás pensando?"
"River echa de menos la Tierra y todo lo que conlleva esta estación. Tengo la sensación de
que no es la única", dijo Kyran.
Fintan se pasó una mano por su largo y blanco cabello. "Sí. Cat también lo echa de menos".
"Sorcha también", dijo Cathal con un movimiento de cabeza negra y plateada.
Kyran miró a Daire, Baylon y Eoghan, quienes asintieron a que sus compañeros sentían lo
mismo que él. "Incluso los que no son Halflings han vivido en la Tierra lo suficiente como
para conocer la época de las fiestas. Hemos estado tan enfrascados en nuestros deberes y
en la lucha contra los enemigos que nos hemos olvidado de aquellos que lo dejaron todo
para estar con nosotros"
"¿Tienes un plan?" preguntó Cael, con una sonrisa en los labios.
Kyran arrugó la nariz. "No exactamente".
Baylon y Daire comenzaron a reírse, dándose codazos.
Fintan les dirigió una mirada fulminante antes de mirar a Kyran. "Tenemos que pensar en
lo que hacen los humanos durante esta temporada".
"Lo que necesitamos es saber lo que hacen las chicas para no hacer lo mismo", dijo Kyran.
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Todos miraron a Cael.

Puso los ojos en blanco y luego se agachó para levantar a Breac, que tiraba de su pantalón.
"Veré lo que puedo averiguar. No esperéis mucho".
Kyran volvió a frotarse las manos. "Tenemos que hacer una lista. No tenemos tanto tiempo,
y vamos a tener que trabajar mientras las chicas están juntas. No quiero que sepan nada".
Durante la siguiente hora, se pasaron a Breac, turnándose para alimentarlo y jugar con él
mientras pensaban en ideas que Kyran puso en una lista. Estas serían las mejores
vacaciones de River.
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Capítulo 3
Las paredes resonaban con conversaciones y risas. Erith miró alrededor de la sala a las
mujeres que se habían convertido en su familia. Durante eones, había observado a otras,
anhelando la amistad y la hermandad.
Y ahora, por fin lo tenía.
Se sorprendió y se alegró cuando le llegó la invitación, pidiéndole que se uniera a la sesión
de planificación de la fiesta. Aunque, tenía que admitir, no estaba segura de encajar. Se
decía a sí misma que debía relajarse. Erith finalmente entendió el término "pez fuera del
agua".
River dejó escapar un silbido para llamar la atención de todos. La sala se silenció al instante
y todas se volvieron hacia ella con expresiones de interés y emoción. Erith descubrió que
sus labios se curvaban en una sonrisa, su anticipación era palpable.
"Estoy muy contenta de veras a todas aquí", dijo River. "Hay mucho que hacer y poco tiempo
para hacerlo".
Fianna se rió. "Menos mal que hay unas cuantas Fae y una diosa entre nosotras. Lo
conseguiremos todo. No te preocupes".
Hubo una ronda de risas mientras las cabezas asentían y muchas miraban en dirección a
Erith.
River se humedeció los labios y se arrimó al borde del cojín del sofá, con un bloc de papel
en las manos. "Sé que todos disfrutamos de la fiesta de Dreagan el año pasado. No sé si los
Reyes Dragón harán otra, pero pensé que sería bueno que hiciéramos algo por nuestra
familia".
"Para", dijo Jordyn con su acento escocés mientras se limpiaba el rabillo del ojo color
turquesa. "Me vas a hacer llorar".
Ettie, que estaba sentada al lado de Jordyn, le dio un codazo con el hombro y le dijo con
acento irlandés: "Confía en mí. Todos lloraremos en algún momento".
"Es una gran idea, River. Gracias", respondió Maeve. La Light Fae inclinó su cabeza de pelo
negro con mechones plateados en señal de gratitud.
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Catriona resopló con fuerza y fulminó a Maeve con su mirada verde. "Maldita sea.
¿Deberíamos llorar ahora y acabar con esto?"
Erith se rió con las demás. Le calentaba el corazón ver a tantas Halflings y Fae juntas. Su
familia. Había evitado que los Reapers se enamoraran durante mucho tiempo, pero luego
se dio cuenta de que algunas cosas no podían negarse. Estaba encantada de haber dejado
de lado esa regla porque mira lo que tenía ahora. Haría cualquier cosa por sus Reapers.
Y también haría cualquier cosa por las compañeras y el pequeño Breac.
Lo que fuera.
Eran su familia.
"Vale", dijo River para que todas volvieran a la carga. "Tenemos que idear una estética".
Sorcha apartó sus rizos castaños y se encogió de hombros antes de decir con acento
irlandés: "Es tu fiesta. Puedes elegir".
"Estoy de acuerdo", respondió Thea, otra Halfling irlandesa.
Uno a uno, asintieron con la cabeza.
Erith se sorprendió al encontrar los ojos de River sobre ella. Sonrió a la Halfling escocesa.
"Tu fiesta, tus colores".
"Pero esto no se trata de mí", argumentó River. "Se trata de todos nosotros".
"Este año, tú eliges los colores. Para los años siguientes, votaremos", ofreció Erith.
La Light Fae, Kyra, dijo rápidamente: "Me encanta esa idea".
"Perfecto", respondió Neve y giró la cabeza hacia River, que se sentó a su lado. "Está
decidido. Tú eliges".
River torció los labios. "Umm... de acuerdo", dijo vacilante. "Podríamos usar el rojo y el verde
tradicionales. O hay rojo y blanco, azul y plateado, rojo y plateado, plateado y dorado,
burdeos y dorado, verde y..."
"¿Cuál te gusta más?" preguntó Breda, con su acento irlandés.
River suspiró y luego una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. "Blanco y dorado con algo
de rojo".
Hubo oohs y aahs por su elección.
Con esa decisión tomada, pareció impulsar a River. "Me gustaría que esto fuera lo más
festivo posible. Neve me ha enseñado hoy un lugar increíble en una de las montañas. Habrá
mucha nieve para complementar todo".
"Por favor, dime que esto no va a ser fuera", dijo Ettie arrugando la nariz.
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Neve negó con la cabeza. "Por supuesto que no. Tengo algunas ideas para el edificio, pero
he estado esperando a escuchar todo lo que River había planeado".
"Menos mal que existe la magia", dijo Jordyn riendo.
River asintió y marcó algo en su libreta. "Vamos a necesitar una mesa lo suficientemente
grande como para que quepamos todos, además de sillas. Sí, cuento con Aisling porque
realmente espero que vuelva para esto".
La tristeza tiñó el ambiente para Erith al pensar que Aisling se había ido, pero también para
Balladyn. Los dos eran los únicos que no estaban emparejados.
"Me gustaría hacer la mesa y las sillas", ofreció Maeve.
River sonrió y marcó algo más. "Perfecto. Gracias. A continuación, voy a necesitar mesas
laterales para toda la comida. Estoy pensando en una para los postres, otra para las
bebidas, otra para los entremeses y tres para la comida".
Breda levantó la mano. "Lo tengo".
Otra marca de verificación. River levantó la vista. "Luces. Dentro y fuera".
"¡Oh, yo!", dijo Fianna con entusiasmo.
River se rió con las demás e hizo otra marca en el papel. "Eso me lleva a los caminos.
Obviamente, nos teletransportaremos allí, pero aún así me gustaría tener algunos lugares
exteriores donde quizás podamos tener una hoguera y una zona de asientos acogedora".
"Eso es justo lo que me gusta", respondió Kyra. "Me gustaría hacerlo".
River volvió a mirar directamente a Erith. "Esperaba que tú te encargaras de las flores".
Decir que Erith estaba encantada, era un eufemismo. "Por supuesto".
"Maravilloso", dijo River con una brillante sonrisa. "Utilizaremos a nuestras hermanas Fae
para el resto, pero..." Expresó la palabra mientras miraba a las otras cinco Halflings. "Hay
una lista enorme de cosas por hacer".
Sorcha dijo: "Me encantaría preparar el menú".
"¡Oh! ¿Puedo hacer los postres?" Preguntó Cat.
"Marca y marca", dijo River mientras marcaba en el papel.
El corazón de Erith se calentó cuando todos se unieron para dar sus toques a cada parte
de la cena. Con cada minuto que pasaba, su emoción por la fiesta aumentaba porque sabía
que sería un evento espectacular

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"¿Y bien?" preguntó River a las demás después de haberse teletransportado a la cima de la
montaña.
Todo el mundo estaba abrigado con gruesas chaquetas con bufandas, mitones y gorros.
Imaginó que había llevado una expresión similar de asombro y sorpresa cuando Neve la
había traído aquí antes. Intercambió una mirada con Neve, una sonrisa en los labios de
cada una. El lugar era impresionante.
"Te lo dije", susurró.
River asintió. "Esto definitivamente se sentirá como las Navidades".
"Aquí mismo", dijo Kyra mientras caminaba hacia un lugar a unos treinta pies del borde
del acantilado y mantenía los brazos a unos pocos centímetros de sus caderas, girando en
un lento círculo. "Aquí es donde tiene que estar la hoguera. Que haya asientos alrededor
para que se pueda disfrutar de esta vista desde todos los ángulos".
Un escalofrío recorrió a River que no tenía nada que ver con el frío y sí con la anticipación.
"Sí".
Neve había retrocedido varios pasos, con la mirada fija en la zona adyacente a la de Kyra.
"Hay mucho espacio para un edificio del tamaño que queramos. Me gustaría que se
integrara en el entorno. Un aspecto de cabaña de madera y piedra. Muchas ventanas
grandes para disfrutar de las espectaculares vistas, y un techo abovedado".
Hubo palabras de acuerdo.
Neve miró a River, que asintió. En un abrir y cerrar de ojos, el edificio estaba allí, tal y como
Neve había descrito. Todos se apresuraron a entrar. River se quedó boquiabierto ante la
belleza rústica que los rodeaba. Las paredes eran de madera, pintadas de blanco con una
pátina de bronce que hacía juego con la mancha de los suelos de madera y las vigas y
adornos del techo. El techo era alto, con una gran lámpara de araña ovalada en el centro
de la habitación, con docenas de pequeñas luces. Otros apliques más pequeños, a juego,
adornaban las paredes.
River podría haberla estado mirando por siempre. Pero la creación de Neve espoleó a las
demás. En unos instantes, Kyra había utilizado su magia para construir una gran zona
exterior utilizando losas como base. El diseño seguía el borde natural de la montaña. En el
centro había una enorme hoguera de cobre en forma de cuenco con rocas de cristal de
bronce y oro. Alrededor de la hoguera, había colocado dos sofás semicirculares que
desprendían un aire nórdico, cada uno apilado con almohadas y mantas de piel.
Justo cuando River asimiló todo aquello, escuchó más jadeos. Se apresuró a entrar en el
edificio y vio el comedor. Se quedó con la boca abierta ante la mancha oscura de la mesa
rústica pero elegante con el borde vivo. Era tan única como hermosa. Las sillas de respaldo
alto de color crema estaban empenachadas, dando a la habitación un aspecto formal.
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"Kyra, el exterior es impresionante. Maeve, la mesa y las sillas son impresionantes", dijo
River, con los ojos llorosos de emoción.
Breda esbozó una sonrisa y movió las cejas. "Mi turno".
Con un chasquido de dedos, las mesas auxiliares que River había pedido aparecieron junto
a las paredes. Eran del mismo tono que la mesa del comedor y tenían manteles blancos con
diseños festivos a lo largo de los bordes en hilo dorado.
River aplaudió emocionado. "¡Sí, sí!"
Entonces, todos miraron a Fianna por las luces. Ella negó con la cabeza. "Todavía no. Tengo
una sorpresa para todas vosotras".
"Lo mismo", dijo Erith con un guiño.
River trató de ocultar su decepción, pero también se dio cuenta de que todas estaban
entusiasmadas con la cena y querían darle su propio sello. La cena sería mañana por la
noche. Era tiempo suficiente para dar los últimos toques a todo.
"No hemos hablado de lo que hay que llevar", dijo Neve.
Jordyn se rió. "Traje de cóctel, por supuesto".
"No te olvides, tenemos que comprar los regalos de los chicos", dijo Ettie.
Maeve se encogió de hombros, sonriendo. "Para eso estamos".
"¿Y un árbol?" preguntó Sorcha. "¿Vamos a tener un árbol decorado?"
River apretó su bloc de papel contra su pecho mientras todas se volvían hacia ella. "Por
supuesto. Justo ahí", dijo y señaló la esquina a su izquierda entre dos ventanas.
Sin dudarlo, Erith preguntó: "¿Frondoso? ¿Verde? ¿O de otro color?"
"Verde", respondió River.
En el siguiente instante, un abeto de seis metros se alzaba en la esquina. Cajas de adornos
blancos, dorados y rojos de diversos tamaños y formas aparecían por todas partes. Había
trozos de guirnalda iluminada esperando a ser colgados.
River señaló la pared donde se encontraba el techo. "Coloca la guirnalda alrededor".
Antes de que las palabras salieran de su boca, ya estaba encendida.
"¿Qué te parecen estos?" preguntó Kyra mientras sostenía unas cuentas de cristal
transparente que reflejarían las luces.
River asintió.
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Una vez colocadas las cuentas en la guirnalda, se añadieron racimos de adornos blancos y
dorados, que casi agotaban la guirnalda. Cuatro guirnaldas a juego colgaron en el interior
de los dos juegos de puertas dobles. Y entonces todas se volvieron hacia el árbol.
River no sabía cuál de las Fae estaba produciendo los adornos, y no importaba. Se divertían
colocando todo en el árbol. Habían sufrido mucho en muy poco tiempo. Y aunque se habían
unido a través del peligro, ahora se estaban conectando de una manera diferente.
Demasiado pronto, el árbol estaba terminado. River se sorprendió al ver que Neve le
entregaba un faldón dorado adornado con pieles blancas. Envolvió con cuidado la base del
árbol y luego dio un paso atrás para mirar la belleza iluminada. Sólo entonces se dio cuenta
de que faltaba algo.
"Necesitamos una tapa", dijo.
Breda se adelantó. "¿Qué te parece esto?"
Una gran estrella dorada de Moravia se posó de repente en la cima del árbol. River sonrió a
Breda. "Es perfecta".
"Hora de los regalos", dijo Fianna.
Cada Halfling se dirigió a una Fae o a Erith para elegir el regalo para su pareja. En poco
tiempo, había regalos de todos los tamaños envueltos en papel dorado, blanco y rojo con
lazos a juego bajo el árbol.
"No hemos terminado, señoras", dijo Kyra. "Hora de vestirse".
El edificio estalló en risas cuando se congregaron una vez más.
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Capítulo 4
A la mañana siguiente, temprano, Kyran partió para reunirse con el resto de los Reapers
en una zona boscosa de una montaña cubierta de nieve recién caída. Ni siquiera Cael
conocía el lugar donde River planeaba la cena, pero tenía una zona aproximada. Eso era
suficiente.
"Ha sido una gran idea", le dijo Daire a Kyran. "Las chicas se van a sorprender mucho".
Había costado, pero Cael les había ayudado. Erith no le había contado exactamente lo que
ocurría, pero le había dado lo suficiente para que el plan de Kyran pudiera llevarse a cabo.
"Tengo que estar de acuerdo", dijo Cael.
Kyran miró a sus compañeros Reapers, con una sonrisa en el rostro, hasta que su mirada
se posó en Balladyn. Él y Aisling eran los únicos Reapers no emparejados. Cuando Kyran
había elaborado su plan, se había olvidado de ellos. Como Aisling no estaba allí, no la había
tenido en cuenta. Pero debería haber pensado en Balladyn.
El antiguo Rey de los Dark estaba de pie con los demás, pero ligeramente detrás de ellos,
como si no formara realmente parte del grupo. Kyran tenía su propio y complicado pasado
con Balladyn. La familia de Kyran le había traicionado, pero Balladyn le había quitado la
vida. Durante mucho tiempo, Kyran había odiado al Dark por su papel en su muerte. Con
el paso de los siglos, la ira de Kyran se desvaneció. Especialmente cuando la gente traicionó
a Balladyn una y otra vez.
Si Kyran no hubiera sido engañado y asesinado, no se habría convertido en un Reaper.
Nunca habría encontrado el amor de su vida. El resentimiento que solía residir en su
interior había desaparecido. Había sufrido, todos los Reapers lo habían hecho.
Pero pocos de forma tan horrible0 como Balladyn.
"¿Cuál es el plan?" preguntó Dubhan.
Kyran se aclaró la garganta cuando los ojos rojos de Balladyn se encontraron con los suyos.
Kyran apartó la mirada y forzó una sonrisa. "Vamos a llevar a las chicas de paseo. Tenemos
que encontrar una zona que sea perfecta para poder despejarla. A partir de ahí, cada uno
buscará un árbol y lo colocará a lo largo del camino. Baylon, tú serás el primero".
"Porque yo encontré el amor primero", dijo con una sonrisa.
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Eoghan dejó escapar un bufido. "Te dejaremos creer eso".

Kyran se rió con el resto. "Una vez que tengas tu lugar y tu árbol decorado, tienes que
pensar en un regalo para tu compañera. Habrá un segundo regalo. Un adorno personalizado
para añadir al árbol más grande al final del paseo".
Cathal se frotó las manos. "¿Podemos empezar?"
"Ve", dijo Kyran.
Algunos Reapers se teletransportaron, y otros caminaron en diferentes direcciones. Justo
cuando Balladyn se giró, Kyran pronunció su nombre.
Se dirigió al Dark Fae. "Necesito disculparme".
"¿Por qué?" preguntó Balladyn.
"¿Sabes qué? Me concentré en hacer algo por River, y eso se trasladó naturalmente a los
otros que están emparejados".
"Y yo no".
Kyran asintió. "No quería dejarte fuera".
"¿Crees que porque no tengo a nadie me siento excluido?"
"Sí".
Los labios de Balladyn se curvaron suavemente en una sonrisa. "No te preocupes por mí.
Estoy bien".
Kyran se quedó mirando tras él. Independientemente de las palabras de Balladyn, estaba
preocupado. En su esfuerzo por hacer algo especial, ¿había empujado a Balladyn aún más?
No era su intención, pero Kyran sospechaba que estaría intentando compensar a Balladyn
durante mucho tiempo.
"Yo le cuidaré", dijo Cael mientras se acercaba.
Kyran se volvió hacia su líder y se encontró con sus ojos morados. "La he cagado".
"Tu corazón estaba en el lugar correcto. Balladyn lo sabe. Es por eso que no está molesto".
"Yo lo estaría. Aquí todos somos parejas".
Cael levantó un hombro en un medio encogimiento de hombros. "No sería tan malo si Aisling
estuviera aquí. Concéntrate en tu árbol para River. Deja que yo me preocupe del resto".
Kyran aceptó de mala gana. Miró para ver que Fintan tenía a Breac. El guerrero Dark
asintió, haciéndole saber a Kyran que mantendría a su hijo a salvo. Mientras caminaba por
la nieve, su atención se dividió entre la felicidad que él y muchos de los Reapers habían
encontrado, y los dos que no. Todos estaban preocupados por Xaneth. El Light Fae Real les
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había ayudado cuando lucharon contra un enemigo formidable, pero luego había
desaparecido. Habían descubierto demasiado tarde que era Usaeil, la tía de Xaneth y la
Reina Light, quien le había capturado. Nadie sabía lo que Usaeil había hecho a Xaneth. Era
una sorpresa que hubiera sobrevivido.
Pero Xaneth había sobrevivido de alguna manera. Los Reapers habían intentado ponerse
en contacto con Xaneth desde entonces, sin suerte. Había aparecido un par de veces, pero
nadie había sido capaz de obtener mucho de él. Fue entonces cuando Aisling partió en
busca de Xaneth. Había sido la primera mujer Reaper entre ellos, y había sido formidable
incluso antes de ser Reaper. Lo que la impulsó a encontrar a Xaneth debía ser importante.
Aunque Kyran sospechaba que su corazón también podía estar involucrado.
No había pasado mucho tiempo con Xaneth, pero le había gustado el Fae Real. Xaneth se
había desenvuelto con facilidad tanto en el mundo de los Light Fae como en en el de los
Dark, algo que no muchos podían hacer. Ambos grupos de Fae habían confiado en él, algo
inaudito. Xaneth sería un buen partido para Aisling. Pero todo se reducía a qué tipo de Fae
era después de la tortura de Usaeil. Lo último que Kyran quería que Aisling tuviera que
hacer fuera eliminar a Xaneth.
Especialmente si ella sentía algo por él.
En cuanto a Balladyn... era su Reaper más reciente y aún se estaba adaptando a su nueva
vida. Aunque Kyran tenía que admitir que Balladyn se estaba tomando todo con calma. No
tenía nada que dejar atrás, a diferencia de muchos de ellos. Eso no significaba que Balladyn
no estuviera sufriendo.
O se sintiera solo.
Kyran se detuvo y parpadeó. Había estado tan perdido en sus pensamientos que no tenía
ni idea de dónde estaba. Oyó a algunos de sus compañeros Reapers a su alrededor, riendo
y hablando mientras elegían lugares para sus árboles. Kyran levantó la cabeza, tratando de
ver la cima de las montañas que lo rodeaban, pero estaban tapadas, sin duda por Erith
para mantener el secreto.
Sonrió, y el placer le recorrió una vez más. Siempre habría enemigos contra los que luchar.
Pero su familia era fuerte. Sus lazos eran inquebrantables. No importaba si un Reaper
estaba emparejado o no, eran una familia. Y no había nada que la familia no hiciera por los
demás. Sospechaba que Aisling lo descubriría muy pronto. Y Balladyn también.
Kyran giró y volvió sobre sus pasos. Se centró en River y en su personalidad. Pensó en sus
colores favoritos y en las cosas que siempre hacían que sus ojos se iluminaran. Tenía una
naturaleza peculiar que él no había llegado a ver hasta que vinieron a vivir al Reino de la
Muerte. En esa seguridad, ella había dejado brillar su verdadero ser.
Cuando regresó, se encontró con que Cael había cortado un camino sinuoso a través del
espeso bosque, lo suficientemente ancho como para que cuatro personas pudieran caminar
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una al lado de la otra. Apoyados en el banco de nieve a ambos lados había faroles de papel
que iluminaban el camino.
"¿Qué te parece?", preguntó.
Kyran asintió. "A River le encantan las luces de este tipo. La forma en que muestra el camino
sinuoso es romántica".
"Yo también lo pensé". Cael levantó la barbilla hacia delante, donde el camino se inclinaba
gradualmente. "Encontré un claro más adelante que sería bueno para el árbol grande".
"¿Conseguirás uno?"
Cael inclinó la cabeza. "Será un honor".
El camino que eligió Cael hizo que hubiera árboles decorados a ambos lados. Cuando se
volvió para decírselo a los demás, descubrió que habían llegado a la misma conclusión.
"Vamos en orden de llegada de nuestros compañeros", dijo Talin con un guiño. Luego señaló
al otro lado del camino. "Tú estás ahí".
Kyran miró a Baylon, que estaba sumido en sus pensamientos con su árbol. Una mirada a
Talin le dijo a Kyran que su amigo también estaba absorto. También lo estaban los demás
Reapers. Respiró profundamente y se dirigió al lugar donde quería colocar su árbol para
River. Con sólo pensarlo, apareció el abeto verde de tres metros, salpicado de pequeñas
luces. Sonrió al pensar en el color favorito de ella: el verde pavo real.
Aunque River podía ser extravagante, también era tradicional. Lo pensó mientras traía
adornos de bronce y transparentes de todas las formas y tamaños, y los colocaba ante él
sobre la nieve. Sonrió y añadió unos cuantos adornos de pavo real, así como plumas. Luego
volvió a mirar el árbol. Pensó en lo meticulosa que era River cuando decoraba su árbol en
casa.
La cinta fue lo primero. Utilizó su magia para materializarla y colocarla alrededor del árbol.
Sólo entonces colgó cada adorno, uno por uno. En la parte superior del árbol, utilizó las
plumas de pavo real, haciendo que el árbol fuera casi tan colorido como el propio pájaro.
Kyran estaba satisfecho consigo mismo al ver aquello terminado. Tras un último vistazo,
miró a su alrededor. Vio un árbol blanco con adornos azul pálido y plateado, un árbol
dorado con adornos azul marino, un árbol verde con cuadros azules, verdes y dorados, un
árbol verde con todo estampado de animales, un árbol adornado con luces rosas y adornos
rosas y blancos, y muchos más.
Caminó por el sendero, asimilándolo todo. Escuchaba las risas y la conversación de sus
amigos, con el corazón contento por lo que estaban haciendo. La cena era esa noche, pero
apenas podía esperar. ¿Era así como se sentían los niños humanos en Nochebuena? Quería
ir a buscar a River en ese momento y enseñarle todo. Kyran se aguantó porque sabía que
el impacto de ver todas las luces del camino y los árboles por la noche sería espectacular.
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Cuando por fin llegó al final del camino, se quedó mirando un gran árbol de más de seis
metros de altura. Era justo que el camino terminara en el árbol de Erith. Si no fuera por
ella, ninguno de ellos estaría aquí ahora.
Miró a un lado y vio a Cael acercándose. "Esto es bonito".
"¿Demasiado grande?" preguntó Cael.
Kyran negó con la cabeza. "Es una maldita diosa. Esto no es demasiado grande en
absoluto".
No pasó mucho tiempo antes de que los otros Reapers se unieran a ellos y rodearan el árbol.
"¿Y bien?" Preguntó Torin. "¿Quién está decorando este?"
Kyran miró a su alrededor. "Todos lo estamos. Esto es por Erith. De todos nosotros. Tiene
que ser para ella".
"Flores", dijo Eoghan.
Bradach sonrió. "Frutas y bayas azucaradas".
"Cristales", dijo Fintan.
Con cada sugerencia, los Reapers empezaron a aumentar el árbol. Había flores de multitud
de colores. Las bayas y las frutas azucaradas le daban algo de brillo al árbol, pero fueron
los cristales los que realmente resaltaron las luces claras del árbol.
Kyran extendió las manos y pensó en el adorno personalizado para que él y River lo
añadieran al árbol. Una caja, envuelta con un sencillo lazo, apareció en sus manos. La
colocó debajo de las ramas más bajas y dio un paso atrás para mirar el árbol de Erith antes
de volverse y mirar a los demás.
"A las chicas les va a encantar esto", dijo Baylon.
Rordan suspiró suavemente. "Ojalá Aisling pudiera estar aquí".
"Está haciendo lo que tiene que hacer", dijo Balladyn.
Todos le miraron, pero no dijo nada más.
"Es hora de volver a nuestras casas y prepararnos", dijo Daire.
Los ojos de Rordan se arrugaron mientras entregaba a Breac a Kyran. "Me pregunto qué se
pondrá Fianna. Hasta luego".
Justo cuando Kyran estaba a punto de teletransportarse, vio que Balladyn volvía a bajar
por el sendero hasta situarse delante de un árbol. Kyran no era el único que se quedaba.
Cael también estaba allí.
"Ve", le dijo Kyran a Cael. "Yo me encargo de esto".
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Una vez que Cael se fue, Kyran se dirigió a Balladyn. El esbelto árbol ante el que se
encontraba sólo tenía dos metros de altura, pero estaba muy cubierto de nieve, lo que hacía
que las ramas pesasen. Había unos pocos adornos blancos entre la nieve, las luces y las
piñas. El árbol era sencillo.
"No necesito tener una pareja para hacer un árbol". Balladyn giró la cabeza, sus ojos se
encontraron con los de Kyran. "Te dije que no tenías que preocuparte por mí".
"Eres de la familia. Nos preocupamos. Es lo que hacemos".
Los labios de Balladyn se curvaron ligeramente. "Es la primera vez en mi vida que siento
que realmente pertenezco a algún lugar".
"Por supuesto que sí, hermano". Kyran le dio una palmada en la espalda. "Eres bienvenido
a venir a la casa y llegar con nosotros a la cena. Sé que no rechazaría un par de manos
extra con Breac".
Kyran esperó mientras Balladyn buscaba en su rostro. Esperaba que Balladyn no oyera la
mentira. O que si lo hacía, se diera cuenta de que venía de un buen lugar.
Balladyn inclinó la cabeza. "Será un honor".
"Ven, entonces. River estará encantada de tenerte allí. Aunque", dijo con el ceño fruncido,
"probablemente tratará de decirte qué ponerte".
Balladyn resopló. "Sólo te hace eso porque no tienes gusto".
"¿Qué?" preguntó Kyran, con la boca abierta, mientras Balladyn se teletransportaba. Kyran
entonces se rió y saltó a su casa.
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Capítulo 5
"Maldita sea, mujer".

River sonrió al escuchar el sonido ronco de la voz de Kyran detrás de ella. Levantó la mirada
hacia el espejo y se encontró con sus ojos rojos. Ardían de deseo, haciendo que su estómago
se agitara de excitación... y de placer.
"¿Te gusta?", preguntó.
Se dirigió lentamente hacia ella, acercándose por detrás con la mirada baja. Colocó sus
manos sobre la tela gris brillante, deteniéndose en su cintura por un momento antes de
bajar a sus caderas. Su mano izquierda se dirigió a la abertura del muslo izquierdo y abrió
la falda.
Su mirada se alzó, encontrándose con la de ella. Mantuvo la conexión mientras bajaba la
boca y depositaba un beso en su hombro desnudo. "Sabes que me encanta cuando tus
hombros están desnudos".
Precisamente por eso había elegido este diseño sin hombros. La falda le llegaba justo por
encima de los tobillos, y las mangas de tres cuartos le ayudarían a mantener el calor. Pero
le encantaba la forma en que el vestido acentuaba su cintura con la larga abertura que le
daba un toque sexy.
"Descarada", susurró y besó su hombro una vez más.
River se giró en sus brazos. Se alegró de haberse dejado el pelo suelto cuando él levantó un
largo y oscuro mechón y jugó con las puntas. "Sólo para ti, cariño".
"Podemos llegar tarde a la cena, ¿verdad?"
"En absoluto", dijo riendo.
Sus ojos ardían de deseo. "Esta noche, entonces".
"Puedes apostar tu trasero", dijo ella mientras él bajaba la cabeza para un beso. "Ahora.
Déjame mirarte".
Miró su americana de terciopelo burdeos con solapas gris marengo. La había combinado
con una camisa de vestir del mismo color y unos pantalones negros. En el bolsillo de la
chaqueta había un cuadrado burdeos, negro y gris.
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"Perfecto", dijo River mientras le pasaba las manos por los hombros.
La giró para que pudieran mirarse uno al lado del otro en el espejo. "Me alegro de haber
preguntado de qué color irías vestida".
"Yo también", dijo ella, girando la cabeza hacia él.
Le guiñó un ojo. "Dejé a Breac con Balladyn. Será mejor que vaya a ver cómo están. Nos
iremos cuando estés lista".
River se tocó las orejas para asegurarse de que los pendientes de plata estaban en su sitio.
"Estoy lista".
Kyran le tendió el brazo. Ella la cogió y salieron juntos de su habitación y bajaron las
escaleras. Encontraron a Breac de pie junto a Balladyn, que estaba sentado en el sofá.
Breac estaba ocupado dándole a Balladyn todos sus juguetes. Kyran se detuvo. River miró
a su compañero para ver su sorpresa. Miró más de cerca a Balladyn y vio que había una
suavidad en su rostro que no había visto antes. Parecía relajado. Y su risa les sorprendió a
ambos.
"Mamá", gritó Breac cuando la vio.
Se movió demasiado rápido y tropezó con los pies de Balladyn. El Reaper le cogió
rápidamente y puso al chico en pie para que pudiera continuar hacia River. Levantó a Breac
en sus brazos y sonrió.
"Me imaginé que ya tenías bastante que cuidar", dijo Kyran cuando se dio cuenta de que su
hijo ya estaba vestido.
Breac iba vestido exactamente igual que Kyran, pero con una americana negra y una camisa
burdeos. River depositó un beso en la mejilla de su hijo. "Estás tan guapo como tu padre".
River se volvió entonces hacia Balladyn y lo encontró con un grueso jersey rojo de cuello en
V, con una camisa blanca abotonada debajo, y un blazer de tweed marrón y rojo intenso
que había combinado con unos vaqueros negros. Llevaba el pelo largo recogido en una cola
en la nuca.
"¡Qué suerte tengo de llegar con tres hombres tan guapos!" dijo River mientras sonreía a
Balladyn.
Él inclinó la cabeza hacia ella, con una sonrisa en los labios.
"Pero yo soy el más guapo, ¿no?" dijo Kyran mientras le quitaba a Breac.
River le dedicó una sonrisa de complicidad a Balladyn antes de dirigirse a su compañera.
"Sin duda, cariño".
"¿Estamos listos?" preguntó Kyran con entusiasmo.
River se humedeció los labios, repentinamente nerviosa.
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"Va a ser genial", dijo Balladyn en el silencio.

Ella volvió su mirada hacia él. "Gracias".
Kyran se aclaró la garganta. "Estaré encantado de llevarnos allí, cariño, pero tienes que
decirme a dónde vamos".
"Oh", dijo con una risa y tomó su mano y la de Balladyn para que pudieran ir juntos. "La
cima de la montaña. Talin dijo que tú sabrías cuál es".
"Ah", dijo Kyran.
En el siguiente instante, estaban en la montaña con ráfagas de nieve bailando en el aire.
Breac estalló en carcajadas y trató de atraparlas. River se abrazó a sí misma para mantener
el calor.
"River", dijo Kyran con asombro mientras miraba la estructura y el paisaje. "¿Tú hiciste
todo esto?"
Balladyn soltó su mano y tomó a Breac de Kyran. "Esto es impresionante. Tú y Kyran
disfrutadlo mientras Breac y yo vamos a explorar el resto".
Kyran no parecía darse cuenta de que Balladyn se había llevado a su hijo. Seguía mirando
todo a su alrededor. River no había visto algunas cosas porque Erith había querido
mantener la sorpresa.
En el exterior de la estructura, a ambos lados de las puertas dobles, había tres abetos de
metro y medio envueltos en luces blancas y un puñado de cascabeles rojos para darles
color. Entre cada árbol había grupos de luces de tres o cuatro metros de altura.
"Si esto es lo que parece aquí fuera, no puedo esperar a ver el interior", le dijo Kyran.
Le cogió la mano con una sonrisa y le condujo a través de las puertas. No fueron los
primeros en llegar. Varias parejas ya estaban allí pululando. River los detuvo justo en el
interior y dejó que Kyran mirara hasta el fondo. Tenía los labios fruncidos y los ojos
brillantes de emoción. Sólo el suave resplandor de las velas y las luces festivas iluminaban
el interior. El candelabro sobre ellos también se había atenuado. El árbol lucía hermoso en
la esquina trasera. En las otras tres esquinas había impresionantes arreglos de flores rojas,
blancas y rosas, con luces engarzadas.
"Cariño, esto es... no tengo palabras", dijo Kyran mientras la miraba.
Lo arrastró tras ella hasta una de las mesas laterales cargadas de diversas bebidas, como
martinis de ponche de huevo, sangría y mojitos de arándanos. Ella eligió un cóctel de mora
picante con moras en jarabe simple de fondo, champán y una ramita de romero como
adorno. No le sorprendió que Kyran eligiera un Old Fashioned de cerezas ahumadas.
Brindaron sus vasos y bebieron un trago.
"Muéstrame el resto", instó él.
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No hizo falta decírselo dos veces a River. Señaló las mesas de postres cargadas de tantas
delicias que apenas podía creerlo. River había echado el ojo a los macarons de fresa y
vainilla en vasos individuales. Se rió cuando los ojos de Kyran se detuvieron en la decadente
tarta de chocolate.
Se detuvo a mirar las guirnaldas colgadas en la habitación, señalando diferentes adornos.
Habían pasado por muchas cosas, pero ella y Kyran nunca se habían detenido a celebrar
así. No en algo que los Reapers habían hecho por sí mismos. Sí, habían estado en Dreagan,
pero esa no era su fiesta. Era la de los Reyes Dragón. Y aunque lo habían pasado muy bien,
esta noche era todo sobre los Reapers.
El corazón de River se hinchó cuando miró a su alrededor para ver a otros Reapers tan
absortos como Kyran. Tampoco estaban simplemente aplacando a sus compañeros. Había
una felicidad genuina en sus rostros.
Estaban doblando la esquina hacia el otro conjunto de puertas dobles que conducían al
exterior. "Todavía no", se apresuró River a girar a Kyran para que no viera lo que les
esperaba fuera.
Se rió pero no dijo nada. Sin embargo, sus pies se detuvieron al ver el árbol. Kyran soltó un
silbido bajo y el pecho de River se hinchó de orgullo. Esta estación siempre había sido una
de sus favoritas, pero ésta era la primera para ellos, y significaba mucho más.
"Nena", susurró asombrado.
Sus ojos recorrieron el alto árbol de color blanco, dorado y rojo con sus luces blancas. "Fue
un esfuerzo de grupo".
"Es impresionante".
"Hay más", dijo ella con una sonrisa y lo arrastró hacia las mesas de comida.
Encontraron a Balladyn y Breac en la mesa de aperitivos. El antiguo Rey Darc sosteniendo
a su hijo y le dejó elegir lo que quería probar antes de que Balladyn se lo entregara. Los ojos
de River lloraron al ver a Balladyn solo.
"No llores por él", susurró Kyran. "Me prometió que estaba bien".
Giró la cabeza hacia su compañero. "Pero está solo".
"A veces, eso es lo mejor. Todos estamos pendientes de él. No te preocupes".
Aspiró por la nariz y asintió. Cuando Breac les vio, esbozó una sonrisa y saludó con la
mano, pero se contentó con permanecer junto a Balladyn.
"Además", dijo Kyran, "parece que nuestro hijo lo ha elegido como cita esta noche".
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River acercó a Kyran a las mesas mientras contemplaban la deliciosa variedad que tenían
ante sí. Pasaron varios minutos simplemente inhalando todos los increíbles aromas que les
esperaban. Cuando el estómago de Kyran rugió, ella lo hizo girar para ver la mesa.
Un grueso trozo de tul blanco hacía de camino de mesa por el centro de la misma hasta
encharcarse en ambos extremos. No había sillas en el extremo de la mesa estrictamente
para ese fin. Debajo del tul había hilos de luces Fae. Se habían colocado velas blancas cada
pocos metros en el centro de la mesa. Unas ramas de árbol de una pulgada de grosor
sostenían las velas votivas colocadas entre las velas. Entre las velas había ramitas de
romero conectadas para que parecieran un largo corredor. Además del romero, había ramas
de canela y naranjas con clavos de olor.
Cada cubierto era blanco con bordes festoneados. Encima de cada plato había tres bastones
de caramelo atados con un lazo, cada uno con una tarjeta de sitio para que todos supieran
dónde sentarse. Los utensilios eran dorados y las servilletas rojas añadían un toque extra.
"Vaya", susurró Kyran, con asombro en su voz.
"Podrías haberte perdido la vista a través de las ventanas con todo lo que había que ver".
Se rió y asintió. "Lo hice en eso".
"Entonces déjame mostrarte".
River tiró de él hacia la parte trasera del edificio. Abrió las puertas y salieron al exterior. Se
habían colocado más palos encendidos estratégicamente alrededor de la zona de asientos y
a lo largo del borde de la montaña. Mantas de pieles les esperaban en los sofás mientras
un fuego bailaba en el cristal de la hoguera.
Se giró para echar un vistazo al interior, y fue entonces cuando River vio los palos
horizontales en el exterior del edificio que sostenían adornos redondos, dorados y blancos,
suspendidos de varios tramos de cinta roja. También había altos cilindros de cristal llenos
de luces de hadas que se mezclaban entre piñas en el borde de los sofás curvos.
"¿Es todo lo que querías?" preguntó Kyran mientras la rodeaba con un brazo.
"Eso y más". Ella le miró.
Levantó las cejas. "Esta vista es impresionante. La nieve hace que parezca más la estación.
No puedo decidir qué zona me gusta más".
Ella se rió y apoyó la cabeza en él. "Tenemos toda la noche para utilizarla como quieras".
"Creo que, ahora mismo, quiero quedarme aquí contigo y mirar las estrellas".
River se acurrucó contra él para entrar en calor. "Me gusta cómo suena eso".

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Capítulo 6
El ambiente era realmente superior a todo lo que Erith había esperado. La única fiesta con
la que podía compararse era la de Dreagan. Llámenla parcial, pero ésta era realmente
extraordinaria. Se sentaron alrededor de la mesa, riendo y hablando. La mayor parte de la
comida se había acabado, pero algunos seguían comiendo los postres. Se contaban
historias, con lágrimas de risa a continuación.
A Erith le dolían las mejillas de tanto sonreír. Pero no lo cambiaría por nada.
Sin embargo, no pudo evitar pensar en la época en la que había estado totalmente sola.
Cuando había observado a otros seres en los Reinos, anhelando una familia y un lugar al
que pertenecer. Ahora lo tenía, y haría cualquier cosa para proteger a los miembros de su
familia.
La calidez de la mirada de Cael atrajo su atención. Compartieron una sonrisa antes de que
él bajara los ojos hacia el niño que tenía en brazos. Breac había pasado alegremente de una
persona a otra a lo largo de la noche. Se había quedado más tiempo con Balladyn, como si
el niño comprendiera que su nuevo Reaper podría ser el que tenía más cicatrices y el que
necesitaba más amor.
Breac había aterrizado en su propio regazo hacía unos veinte minutos, con los dedos
pegados por algo que ella no quería adivinar. Después de que ella le limpiara las manos y
la boca, él se había recostado contra ella, escuchando a todos. Se había reído cuando ella
lo hizo y había inclinado la cabeza hacia un lado para mirarla un par de veces. Luego, se
había girado en su regazo y le había rodeado el cuello con los brazos mientras apoyaba la
cabeza en su hombro. En cuestión de segundos, su respiración se estabilizó para dormir.
La última vez que tuvo un niño en sus brazos fueron los gemelos de Constantine y Rhi.
Puede que Eurwen y Brandr vivieran en su Reino durante un breve periodo, pero habían
dejado una impresión duradera. Le había resultado difícil dejarlos seguir su propio camino,
pero tenían un destino distinto al de ella. Eso no significaba que no los echara de menos.
"Te ves bien con un niño en brazos", dijo Cael.
Apoyó su mejilla en la cabeza de Breac. "Admito que disfruto abrazándolo".
Erith no dijo más. Ella y Cael habían tenido unas breves conversaciones sobre tener hijos.
No estaba segura de poder hacerlo, pero quería averiguarlo. Sin embargo, sus deberes y los
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constantes enemigos que parecían salir de la nada le impedían ceder al deseo de su corazón.
Se decía a sí misma que tenía más de lo que creía posible. Tenía una familia.
Y tenía a Cael.
Él le cubrió la mano con la suya, levantando un lado de los labios en una sonrisa torcida.
"Tenemos la eternidad. No tiene por qué ser ahora. Cuando sea lo correcto, lo sabrás".
"¿Y si nunca está bien?"
Él se encogió de hombros con indiferencia antes de echar un vistazo a la mesa. "Sospecho
que tendremos otros hijos a los que abrazar. Puede que no sean nuestros, pero formarán
parte de nuestra familia".
Sonrió, su corazón se derritió. Había muchas razones por las que se había enamorado de
Cael, pero él tenía el don de verla como nadie más lo hacía. La comprendía. La aceptaba.
Puede que Breac fuera una sorpresa para todos, pero ella no estaba ciega. Vio el anhelo en
los ojos de las hembras, y también en los de muchos de los machos.
Erith apartó su mirada de la de Cael y la devolvió a la mesa. Miró a cada uno de los Reapers
y a su pareja, recordando sus historias y cómo se habían unido. Su mayor enemigo estaba
ahí fuera: los Otros Fae. Querían destruir no sólo a los Reapers, sino también a ella. Tenían
un poder tremendo que Erith no debía subestimar. Ella había cometido ese error en su
pasado, y casi les había costado la vida a Cael y a ella.
Se había comprometido a no permitir que eso volviera a suceder, y lo mantendría.
Erith se rió de una historia que Jordyn estaba contando sobre Baylon. Podía permanecer
allí durante horas, días. River había tenido razón. Habían necesitado la juerga. La fiesta les
había quitado la preocupación, al menos durante unas horas. La tensión los había
abandonado a todos, y las sonrisas eran más fáciles de ver. Había amor en abundancia.
A algunos no les gustaban ni ella ni los Reapers. Era porque amenazaban el poder que otros
clamaban. Por eso Erith había insistido en que nadie conociera a los Reapers. Si algún Fae
se enteraba, ella los había eliminado sin piedad. Porque ella había previsto que algo así
sucedería. Estaba en la naturaleza de los Fae querer ganar y usar el poder mediante la
traición o el chantaje. Erith nunca había querido que sus Reapers se vieran en esa
situación. No disfrutaba de los pasos que había tenido que dar a lo largo de los eones, pero
alguien tenía que darlos.
Ahora, a pesar de todo lo que había hecho, los Reapers habían sido descubiertos y estaban
en el punto de mira. Un plan había comenzado a formarse en la mente de Erith desde hacía
semanas. Era arriesgado y peligroso, pero si funcionaba, podría devolverles el terreno que
habían perdido ante los Otros. Estaba dispuesta a correr el riesgo por su familia.
"Disfruta de la noche", le susurró Cael al oído. Le dio un beso en la mejilla y sus labios se
detuvieron un momento.
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Lo miró y descubrió que sus ojos seguían la mano de él hacia su muslo y el vestido de
columna de satén negro que había elegido. Cuando la vio salir con el traje ajustado antes,
se acercó a ella, la levantó y le dio un beso ardiente en la boca.
A Erith no le importaba que le hubiera rasgado la bata o desordenado el pelo en su ansia
por hundirse en su cuerpo. Después, simplemente se había arreglado. Luego, cuando
llegaron a la cima de la montaña, ella había visto el fuego en sus ojos una vez más.
Ella le había cogido de la mano y había tirado de él hacia el bosque, donde se entregaron a
sus deseos una vez más. Erith sonrió porque sabía que su vestido probablemente se
rompería por tercera vez esta noche. Y no le importaba. ¿Cómo podría hacerlo cuando el
amor de su vida despertaba tales emociones en ella?
La mano de Cael se detuvo cuando River se puso de pie y golpeó su vaso con el tenedor
para llamar la atención de todos. Cael le guiñó un ojo a Erith, con una promesa de placer
en su sonrisa, antes de concentrarse en River. Erith respiró profundamente e hizo lo mismo.
"En primer lugar, quería agradecer a todos, vuestra ayuda", dijo River. "Tenía una visión,
pero esto resultó mucho mejor".
Hubo una ronda de aplausos y Bradach silbó fuertemente con los dedos. Breac se revolvió
en los brazos de Erith antes de volver a dormirse.
Los ojos de River brillaban mientras miraba a Kyran antes de decir a todos: "La noche no
ha terminado del todo. Hay algunos regalos bajo el árbol".
Con un solo pensamiento, cada regalo fue colocado ante su Reaper. Erith se había
asegurado de que Balladyn también tuviera un regalo.
"Antes de que los abrais", se apresuró a decir River, "me gustaría hacer un brindis por quien
hizo posible tanto. Erith".
Los labios de Erith se separaron con sorpresa. Sus ojos se empañaron al ver que todos
levantaban sus copas hacia ella. Parpadeó para contener las lágrimas mientras tomaba su
copa flauta y la levantaba en respuesta.
A continuación, un coro de "Oigan, oigan".
En cuanto terminó el brindis, Erith observó cómo algunos Reapers, como Talin, Daire y
Cathal, destrozaban sus regalos como niños entusiasmados, mientras que otros, como Cael,
Eoghan y Balladyn, retiraban el envoltorio con cuidado, como si tuvieran miedo de romper
algo.
La atención de Erith se dividió entre Cael y Balladyn. Por suerte, los dos estaban sentados
frente a la mesa. Cael abrió primero su regalo. Sacó la esfera de cristal con una flor púrpura
suspendida en el centro.
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Cuando sus ojos se encontraron con los de ella, ella explicó: "Recogí esa flor del campo
donde te vi por primera vez en la batalla. La he conservado todos estos años porque es muy
especial. Es parte del origen de mi amor por la púrpura. Desde el principio, supe que eras
especial".
"Tienes mi corazón desde el primer momento en que vi tu cara", le dijo. "Atesoraré esto
siempre".
Le cogió la mano y la apretó.
Entonces Balladyn levantó la tapa de la caja y sacó el orbe. En un lado estaba él como el
legendario Guerrero Light Fae vestido con el uniforme de la Guardia de la Reina. En el otro,
él cuando era el Rey Dark. Sólo cuando la sostuvo correctamente, las dos imágenes
convergieron en una sola, mostrándole el Fae que era ahora.
Su mirada se dirigió a la de ella y la mantuvo durante un momento. Luego puso una mano
sobre su corazón e inclinó la cabeza en señal de agradecimiento. Sus ojos volvieron al orbe,
mirándolo fijamente. Esperaba que le ayudara a reconciliarse con lo que era. Había sido lo
mejor de lo mejor, y había sido lo peor de lo peor, pero a través de todo, había logrado
aferrarse a las partes más preciadas de sí mismo. Tenía el potencial para hacer mucho más.
Quería que supiera que su coloración no definía quién era. Por eso le había ofrecido un
puesto en sus Reapers. Balladyn se lo había ganado con creces.
"Creo que le gusta", susurró Cael mientras se acercaba.
Erith esperaba que así fuera. Iban a necesitar a Balladyn en los próximos meses. Sus actos
pasados podrían retenerlo, o podría liberarse finalmente. Ella rezó para que fuera lo
segundo.
Con los regalos abiertos y los demás comenzando a pulular por la habitación, Erith pensó
que podrían salir al exterior para disfrutar de las estrellas y de la luz de la luna que brillaba
en las montañas nevadas.
"Espera", dijo Cael.
Frunció el ceño y se dio cuenta de que los Reapers también estaban deteniendo a sus
compañeras.
Kyran se puso en pie y se frotó las manos. "No me había dado cuenta hasta que River me
dijo lo mucho que echaba de menos el hogar, de que he descuidado algunas cosas. Somos
Reapers y tenemos muchas obligaciones. Gracias a Erith, nuestra familia está a salvo aquí.
Pero cuando salimos a luchar, los dejamos atrás. Estamos tan concentrados en nuestra
misión y en acabar con nuestros enemigos, que nos olvidamos de quién está aquí
esperándonos". Miró a River y le cogió la mano. "No dudes nunca en recordarme que tienes
necesidades que deben ser atendidas. Que quieras una fiesta para todos me hizo pensar".
"Siempre es algo peligroso", declaró Fintan con voz inexpresiva.
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Hubo risas y carcajadas.

Kyran esperó a que eso se calmara antes de decir: "Los demás y yo tenemos una sorpresa
para todas vosotras".
Los ojos de River se abrieron de par en par. "¿En serio?"
"¿Qué?" preguntó Erith mientras giraba la cabeza hacia Cael.
Cael se limitó a sonreír y se puso en pie, tendiendo la mano.
"¡Vamos a todos juntos!" Kyran llamó.
Todos se pusieron en pie y se agruparon lejos de la mesa. Balladyn le arrebató a Breac, el
niño inerte en sus brazos. Erith le dirigió a Cael una mirada interrogativa.
Sacudió la cabeza. "Pronto lo sabrás".
"¿Listo?" Preguntó Kyran.
Una ronda de acuerdo llenó el aire.
En el siguiente instante, el grupo estaba en la noche, de pie en un bosque iluminado con
miles de luces. Erith vio el camino sinuoso y los árboles decorados, y las lágrimas que había
estado conteniendo amenazaron una vez más.
"Oh, Cael", dijo ella.
"Felices fiestas, mi amor", le respondió mientras tomaba su mano y comenzaba a guiarla
por el camino.

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Capítulo 7
River estaba tan sorprendida que no podía moverse. ¿Cómo no se había dado cuenta de que
Kyran estaba tramando algo? Porque había estado absolutamente absorta en la preparación
de la fiesta. Todo el tiempo, ella y las demás habían estado pensando en ellas.
Fue vagamente consciente de que las parejas se separaban y recorrían el camino. River vio
el primer árbol y sonrió. Cuando vio el segundo, sus pies se detuvieron al ver las plumas
de pavo real y el colorido del árbol. Sus ojos se fijaron en los pavos reales pintados, en el
lazo y en los otros hermosos adornos.
"Feliz Navidad, cariño".
Ella negó con la cabeza hacia Kyran. Tardó un minuto en darse cuenta de lo que significaba
su brillante sonrisa. "¿Tú hiciste esto?"
"Sí. Este es tu árbol", dijo con orgullo.
Intentó detener las lágrimas, pero éstas cayeron sobre sus mejillas. "Oh, Kyran. Es
precioso". River la rodeó con sus brazos y lo abrazó con fuerza. "Te quiero tanto".
"Yo también te quiero".
River se apartó para mirar el árbol una vez más. Lo recorrió, encontrando nuevos adornos
cada vez que buscaba. Era obvio que Kyran había pensado mucho en cada adorno. La había
sorprendido de la manera más especial, y ella no podía estar más contenta.
Una vez que hubo mirado su árbol -lo que le llevó algún tiempo porque no podía apartar los
ojos de él-, ella y Kyran caminaron de la mano por el sendero, mirando los otros árboles.
Cada Reaper había creado un árbol a juego con su pareja. Era un elemento único, y a todas
las mujeres les afectaba profundamente. El aire frío pasaba por los labios de River al
respirar, pero no tenía frío. Eso era lo bueno de estar con alguien con magia.
El camino se inclinaba suavemente hacia arriba. Intentó mirar hacia delante, pero Kyran
no la dejó. Atravesaron el bosque, comentando los adornos y lo específico de cada árbol. No
fue hasta que llegaron al abeto negro con adornos rojos que se encontró llorando una vez
más.
"Echo de menos a Aisling".
Kyran la rodeó con un brazo. "Todos lo hacemos. Por eso pusimos un árbol para ella".
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"Ella lo logrará, ¿no es así?"

"Más le vale, o iremos a buscarla".
River asintió. "Si alguien puede cumplir su misión, es Aisling".
Se detuvieron un momento más antes de volverse para caminar hacia el siguiente árbol y
vieron a Balladyn de pie a un lado, sosteniendo a Breac. River se dio cuenta de que el árbol
con piñas era suyo. Se alegró de que lo hubiera hecho él. No estaba tan decorado como
muchos de los otros, pero le quedaba bien al Dark. Otros podrían pensar que es complejo,
pero él no lo era. No como algunos podrían esperar.
Su mirada se encontró con la de ella y compartieron una sonrisa.
"Creo que Breac tiene un tío favorito", dijo.
La sonrisa de Balladyn se amplió. "Eso es bueno ya que es mi sobrino favorito".
"Cuidado", advirtió Kyran con una sonrisa. "Te envolverá en su dedo muy rápido".
"Creo que ese barco ya ha zarpado", respondió Balladyn.
Se rieron suavemente.
River se acercó a Balladyn y le puso la mano en el brazo. "Avísame cuando te canses de
sostenerlo".
"Vosotros dos disfrutad de la noche. Little Man y yo estaremos bien", le dijo Balladyn.
Kyran le puso la mano en la espalda. "Vamos, cariño".
River se alejó, pero sus ojos se quedaron en Balladyn y Breac hasta que no tuvo más
remedio que mirar hacia delante. "Me encanta nuestra gran familia. Puede que no sea
perfecta, pero es la nuestra. Buena o mala, nos mantenemos unidos".
"No podría estar más de acuerdo".
Le gustó mucho el camino iluminado entre los altos árboles del bosque. Era romántico y
especial, un momento que nunca olvidaría. River sonrió a Kyran. Justo cuando creía que
no podía amarlo más, él hacía algo que hacía que su corazón se derritiera de nuevo. Habían
tenido que pasar tantas cosas para que se conocieran. Muchas más para que el amor entre
ellos floreciera y creciera. Eran la prueba de que algunas cosas estaban destinadas.
Cuando el camino terminó, un enorme árbol empapado de flores llamó su atención. Jadeó
porque sabía que los Reapers habían hecho esto por Erith.
"¿Erith?" River susurró porque estaba llorando de nuevo y no quería que se le quebrara la
voz.
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Kyran asintió. Se unieron al creciente grupo de Reapers y compañeras. Erith se situó a la

izquierda de River, con las lágrimas cayendo sin control por su rostro, mientras Cael se
situaba a su lado con el brazo alrededor de ella.
"No hemos terminado", susurró Kyran. "Cada uno encontrará un regalo ahí debajo con su
nombre. Buscad el papel que coincida con su árbol".
River dudó en avanzar, pero las otras compañeras se unieron a ella en cuanto lo hizo. Se
puso en cuclillas y miró entre los regalos. Al levantar el primero, vio el nombre de Breda y
se lo pasó a la Fae. Las compañeras cambiaron los regalos hasta que cada una tuvo el suyo.
River se puso de pie y le llevó su caja a Kyran.
Asintió con la cabeza. "Ábrelo".
Lo desenvolvió con cuidado y encontró dentro una caja de terciopelo blanco. Cuando levantó
la tapa, encontró un adorno de pavo real como los de su árbol.
"Es para colgar en el árbol de Erith".
River se dio la vuelta y señaló hacia la cima, cerca de un grupo de amarilis y margaritas
blancas. "Allí".
Kyran utilizó su magia y colgó el adorno justo donde ella señaló.
Las demás compañeras no tardaron en suspender sus adornos en el árbol. Las lágrimas de
Erith llegaron más rápido, pero no era la única que lloraba. Su familia estaba de pie
alrededor del magnífico árbol y de todo lo que representaba para ellos.
Nadie sabía lo que vendría mañana, pero tenían esta noche. Se recordaron a sí mismos y a
los demás su amor y su vínculo. Como cualquier familia, tuvieron sus altibajos, pero se
mantuvieron unidos pase lo que pase. Al igual que lo harían con lo que tuvieran que afrontar
a continuación.

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River suspiró mientras cerraba suavemente la puerta de la habitación de su hijo después

Neve puso los ojos en blanco. "Harías cualquier cosa y todo".

Todos miraron a Cael.

Eoghan dejó escapar un bufido. "Te dejaremos creer eso".

"Maldita sea, mujer".

"Va a ser genial", dijo Balladyn en el silencio.

Hubo risas y carcajadas.

"Ella lo logrará, ¿no es así?"

Kyran asintió. Se unieron al creciente grupo de Reapers y compañeras. Erith se situó a la

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