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características o implicaciones que presentan los niños y adolescentes cuando

han sufrido abuso sexual

Niños
El abuso sexual infantil (ASI) incluye cualquier actividad de tipo sexual con un niño
donde no hay consentimiento o éste no puede ser dado (Berliner, 2000). Incluye
los contactos sexuales que se producen a través del uso de la fuerza o la
amenaza de su uso, independientemente de la edad de los participantes, así como
todos los contactos sexuales entre un adulto y un niño, independientemente de si
hay un engaño o no, o si el niño entiende la naturaleza sexual de la actividad. El
contacto sexual entre un niño pequeño y otro de mayor edad puede también ser
abusivo si existe una diferencia significativa de edad o desarrollo, haciendo al niño
más pequeño incapaz de dar su
consentimiento.
El abuso sexual atenta y pone en riesgo el
normal desarrollo de la personalidad de la
niña, niño o adolescente, así como la
comprensión sobre su propio cuerpo y sus
sentimientos. Con ello, se violentan
también las reglas sociales, legales y sus
derechos humanos. Cuando es cometido
por familiares disminuye profundamente la
posibilidad de desarrollar relaciones
confiables, cercanas y seguras con madres o personas significativas, lo cual
eventualmente repercutirá en sus relaciones futuras. Con el abuso sexual, todos
los ámbitos de la vida del agredido(a) pueden llegar a afectarse. Durante los
episodios de abuso sexual, niñas, niños y adolescentes pueden experimentar un
cúmulo de emociones que dificultan la resistencia a las agresiones o la posibilidad
de solicitar ayuda a otras personas, incluso puede llegar a afectar sus
manifestaciones al verse invadidos(as) por el miedo, la vergüenza o la reacción de
los familiares ante los sucesos.
Salud física - A corto plazo
 Lesiones anales o vaginales.
 Embarazo no deseado.
 Infecciones de transmisión sexual: gonorrea, clamidia, tricomoniasis, sífilis,
VIH / SIDA y hepatitis B, vaginitis, verrugas genitales, proceso inflamatorio
pelviano, infertilidad.
A largo plazo

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 Trastornos no inflamatorios de los órganos genitales femeninos,
imposibilidad de tener orgasmos, dolores pélvicos crónicos, menopausia
temprana.
 Incontinencia anal o vesical.
Salud mental - A Corto Plazo

 Reacción de estrés agudo: ronchas en el cuerpo, dolores de cabeza o


abdominales frecuentes, etcétera.
 Trastorno de estrés postraumático.
 Crisis de pánico.
 Depresión.
 Ansiedad de separación de las personas quienes le cuidan.
 Fobias.
 Afectaciones al sueño: terrores nocturnos, pesadillas, insomnio.
 Trastornos de la ingestión de alimentos anorexia, bulimia u obesidad.
 Trastornos psicológicos y del comportamiento asociados con el desarrollo y
orientación sexual.
 Pérdida del control de esfínteres: enuresis (orina) y encopresis (materia
fecal)
Largo Plazo
 Baja autoestima.
 Estigmatización.
 Realizar conductas de riesgo, ausencia de autoprotección.
 Ideas suicidas e intentos de suicidio.
 Fracaso escolar.
 Abuso y dependencia de alcohol y/o drogas.
 Conductas delictivas.
 Relaciones familiares conflictivas.
 Negligencia en el cumplimiento de obligaciones.
 Aislamiento social, menos interacciones sociales, baja participación en
actividades comunitarias.
 Dificultad en las relaciones de pareja, elevado índice de ansiedad social,
estilo parental permisivo, percepción negativa de sí misma(o) como madre
o padre, uso de castigo físico ante conflicto con sus hijos/as.
 Re victimización.
Transmisión intergeneracional.

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Niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de violencia sexual deben
recibir atención psicológica o psiquiátrica para determinar de qué forma se
fortalecerán los aspectos resilientes y en su caso el tratamiento adecuado a su
situación particular.
El abuso sexual infantil no deja testigos y en ocasiones
tampoco pruebas del delito, lo que hace muy difícil
para las familias proteger a sus hijos. Sin embargo,
confía en un niño si te confiesa que alguien le ha
tocado o ha tenido un comportamiento inapropiado con
él. Solo entre el 2% y el 8% de los niños miente al
hablar de abuso infantil. Pero, si no llega a contártelo,
hay otro tipo de señales de alerta para detectar el
abuso sexual en niños. Estos signos te pueden hacer
sospechar que un niño está siendo víctima de abuso.
El abuso sexual infantil sucede cuando hay un
comportamiento sexual con o sin el consentimiento de ese niño. Hay que tener en
cuenta que el consentimiento puede producirse por el desconocimiento del
pequeño (no entiende las implicaciones sexuales que conlleva esa conducta),
porque se está sintiendo coaccionado a hacerlo (es un familiar, amigo o pareja en
el que hay una relación de autoridad o confianza) o por una compensación
económica. Por todo, se considera abuso sexual si:
- Existe tanto violencia física como si ha sido emocional.
- Es un acto puntual o ha habido varios.

Adolescentes
La mayoría de los traumas que ocasiona el abuso sexual en niños, adolescentes y
jóvenes son de naturaleza psicológica debido a que, inicialmente al menos, la
mayoría de las víctimas reaccionan con pasividad ante el abuso. Las razones que
explicarían esta no resistencia al abuso pueden ser el miedo al uso de la fuerza
física por parte del agresor, ignorancia, amenazas del abusador hacia su familia,
sentimientos de desamparo, miedo a que sus madres o padres no les crean, o
porque el abusador está en autoridad y dependencia económica. Sin embargo,
una proporción de los niños, adolescentes y jóvenes sufren traumas físicos tales
como lesiones, infecciones vaginales, dolor, prurito, lesiones o heridas, irritación
en el área genital, sangrado o goteo inter-menstrual. Otros síntomas conductuales
o psicológicos pueden ser ansiedad, jaquecas, irritabilidad, disturbios del sueño,
cambio en los hábitos del comer, pesadillas, fatigas, quejas somáticas difusas.
El embarazo en la adolescente o joven puede ser el resultado de una situación de
abuso sexual. Esta posibilidad puede ser considerada, particularmente cuando el

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progenitor de su embarazo es significativamente mayor. Otro indicador más amplio
de esta posibilidad es la renuencia de la adolescente o de su familia a divulgar la
identidad de éste. El descubrimiento del embarazo suele ser en estos casos, la
primera declaración de la existencia de abuso sexual de larga duración.

Otra consecuencia en
este aspecto puede ser
la aparición de
Infecciones de
Transmisión Sexual,
incrementándose la
posibilidad de infección
por VIH. Muchos de los
niños, adolescentes y
jóvenes que fueron
abusados sexualmente,
siguen sintiendo mucho
miedo por esta
posibilidad aún siendo adultos. Temen haber sido dañados físicamente por el
abuso. Por ejemplo, en una adolescente, la menarquia tardía puede ser causada
como causa psicológica a consecuencia del abuso.
Los adolescentes y jóvenes varones abusados experimentan síntomas muy
similares a los experimentados por las mujeres, como depresión, aislamiento,
pobre auto-concepto, dificultad en establecer relaciones y problemas sexuales.
Muchos adolescentes varones son también similares a las víctimas mujeres ya
que también se avergüenzan por lo que les pasó o se ven ellos mismos como
responsables o débiles por permitir que sucediera. La forma más angustiante que
se percibe como mecanismo de evasión de aquella situación intolerable, son los
intentos de autoagresión experimentados por los y las adolescentes víctimas de
abuso sexual. El abusar de otros puede ser una forma de evasión utilizada por los
adolescentes varones. Otros adolescentes se evaden del abuso a través de la
huida o fuga del hogar. Sentimientos de culpa, de inferioridad o sentimientos de
desvaloración, son también resultados de haber sido abusado.
 Dificultades sexuales de adolescentes varones abusados sexualmente.
La renuencia de los varones adolescentes o jóvenes a poner de manifiesto el
abuso sexual del cual han sido víctimas, puede estar vinculada a muchos factores.
Uno de ellos es que la sociedad continúa considerando que el varón víctima de
abuso sexual es menos aceptable que la víctima mujer. Debido a que la forma de
acercamiento de los abusadores, que en general son extraños, la realizan a través
de rodeos sexuales al adolescente o joven, esta actitud así como la reiteración de

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estas situaciones vivenciadas en particular por adolescentes o jóvenes vulnerables
les causa mucha vergüenza.
 Más aún en vista de que la mayoría de los abusadores son hombres, tanto
de víctimas mujeres como de varones, esta revelación pone en evidencia la
complicación involuntaria de los jóvenes abusados sexualmente en
relaciones homosexuales. La cuestión de la identidad sexual es
específicamente problemática para ellos, quienes en su mayoría
experimentan miedo y confusión.
 Miedo implícito de que si fue
elegido por el abusador esto
indique de una manera
imperceptible la
homosexualidad inherente
en él. Si durante su post-
pubertad experimenta el
despertar sexual en
situación de abuso, esto lo
puede percibir como un
indicador más de la
orientación sexual del
adolescente.
 Finalmente algunos
adolescentes temen que el conocimiento que otros puedan tener acerca de
este abuso realizado por otro hombre, lo conduzca al etiquetamiento
homosexual. Se ha afirmado que adolescentes varones que presentan una
postura rígida de homofobia, puede ser de hecho un indicador de abuso
sexual. Aunque esto es difícil de probar en sociedades que presentan alta
frecuencia de homofobia.

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