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Posiciones a favor sobre la Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas

Díaz Burga Yamilé, Díaz Rojas Vanesa, Fallaque Puse Paola, Fernández Estela
Gustavo, Figueroa Milián Clara, Gálvez Regalado Lizeth, Guevara Olano Anthony,
Jiménez Rojas Kristel, Labrín Ruiz Claudia y Mera Rodríguez Sara

Facultad de Derecho y Ciencias Humanas, Universidad Tecnológica del Perú

5879 Derecho Penal Económico

Mg. Tania Bravo Vigo

30 de abril de 2021
INTRODUCCIÓN

El presente ensayo se avoca a analizar si deberían las personas jurídicas ser


responsables penalmente por la comisión de un delito, así como también sí, la sanción
punitiva emanada de esta debería ser de índole administrativa o penal conforme al
análisis que se realizará respecto de la Ley 30424 de “Responsabilidad administrativa de
las Personas Jurídicas por el delito de Cohecho Activo Transnacional”, en conjunto con el
análisis que hizo la Corte Suprema a través del Acuerdo Plenario 07-2009
“Responsabilidad penal de las personas jurídicas”.

Para un mejor entendimiento los integrantes de la presente investigación han creído


conveniente realizar un desarrollo modesto respecto de la responsabilidad penal de las
personas jurídicas para luego dejar sentada posturas a favor de la legitimidad de que las
personas jurídicas sean responsables penalmente y que sus consecuencias deberán
tener el carácter penal y no administrativo.
¿RESPONSABILIDAD ADMINISTRATIVA O PENAL DE LAS PERSONAS JURÍDICAS?
A PROPÓSITO DE LA LEY N° 30424 Y EL ACUERDO PLENARIO 07-2009

Al respecto, debemos empezar señalando que el surgimiento de esta llamada


responsabilidad administrativa de las personas jurídicas se tiene que, en el año 2016, la
ley 30424 tenía por objeto regular la llamada responsabilidad “administrativa” de las
Personas Jurídicas por el delito de cohecho activo transnacional (art. 397-A del CP).
Posteriormente con la modificatoria a través del Decreto Legislativo N° 1352, se incluye
también los delitos de cohecho activo genérico (art. 397), cohecho activo específico (art.
398), y las modalidades de lavado de activos de conversión y transferencia, ocultamiento
y tenencia, transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos
valores de origen ilícito, y sus circunstancias agravantes y atenuantes, previstos en los
arts. 1 al 4 del Decreto Legislativo N° 1106. Del mismo modo, la responsabilidad
corporativa se extiende al delito de financiamiento del terrorismo que tipifica el art. 4-A del
Decreto Ley N° 25475.

Respecto a la legitimidad de que, si las personas jurídicas sean responsables


penalmente, debemos resaltar que existen posturas en el campo de la doctrina, por
ejemplo, respecto, el maestro ARZIMENDI (2001), quien tiene una postura neutral señala
que:

Se asume la responsabilidad de las personas jurídicas o se niegue esta, este


hecho en modo alguno ha sido obstáculo tradicionalmente para la previsión por
parte del Código Penal y de las leyes penales especiales de un conjunto de
“consecuencias” a aplicar en el supuesto de que los hechos punibles hayan sido
cometidos en el seno de la persona jurídica o utilizándola como instrumento.
(pág. 967).

Mientras que en el campo de la jurisprudencial tenemos el Acuerdo Plenario mediante el


cual se analiza los presupuestos para la incorporación de las Personas jurídicas (en
adelante PJ) al proceso penal, tales como: i) para incorporar a las PJ al proceso penal
basta que concurran los requisitos procesales contenidos en los artículos 90 y 91 del
NCPP, en atención a los fundamentos 8 y 10 del Acuerdo Plenario N° 07-2009 ii) para
incorporar a las PJ al proceso penal se requiere que, previamente al requerimiento fiscal
de incorporación, se detalle la imputación contra la PJ en la disposición fiscal de
formalización y continuación de la investigación preparatoria; entonces, recién podrá
requerirse la incorporación de las PJ al proceso penal, siguiendo los requisitos previstos
en los artículos 90 y 91 del NCPP y el Acuerdo Plenario 7-2009. Y iii) para incorporar a
las PJ al proceso penal se requiere que se cumplan las exigencias descritas en el
fundamento jurídico 21-B del Acuerdo Plenario 7-2009, es decir, identificar a la PJ, su
domicilio, la exposición circunstanciada de los hechos que la relacionan con el delito
investigado y la cadena de atribución.

Asimismo, la Ley 30424, que regula la responsabilidad administrativa de las personas


jurídicas, lamentablemente no impone una verdadera responsabilidad administrativa sino
penal, por ejemplo el art. 3 señala que “Las personas jurídicas son responsables
administrativamente por los delitos señalados en el artículo 1, cuando estos hayan sido
cometido (…) por” alguna de las personas físicas o naturales indicadas en los literales
a), b) y c), con lo que la misma Ley estaría previendo que no se trata de un delito de la
persona jurídica sino de un delito de la persona natural, tras el cual el ente colectivo solo
responderá administrativamente como indica la Ley.

Al parecer el legislador al crear la ley precitada en el párrafo anterior ha seguido el antiguo


principio “societas delinquere non potest”, es decir, que las personas jurídicas no pueden
delinquir ni responder penalmente, al menos en el plano formal dado que la Ley recurre al
término “responsabilidad administrativa”. Antes de analizar los criterios a favor frente a
una responsabilidad penal y no administrativa de las personas jurídicas resulta
imprescindible para un mejor análisis de nuestra postura es la regulación positiva de la
incorporación de las personas jurídicas.

Si bien en la Ley N° 30424 se ha denominado a esta responsabilidad como


“administrativa”, lo cierto es que esta ley se encuentra orientada a aplicar una
responsabilidad penal a la empresa. A esto se le denomina “fraude de etiquetas”, lo cual
quiere decir que se ha intentado denominar algo bajo una denominación que no le
corresponde. En la misma línea, García Cavero señala que no obstante la estructura e
ingredientes recogidos por la ley mantuvieron claramente su carácter penal. A su
entender, la denominación utilizada de “administrativa” no es más que un fraude de
etiquetas para tranquilidad de los empresarios que oculta la verdadera naturaleza de las
sanciones a imponer a las personas jurídicas. García Cavero, Percy (2019).

Cabe resaltar que la incorporación de las PJ al proceso penal está prevista en los
artículos 90 y 91 del NCPP. En este último se establece que el requerimiento fiscal de
incorporación puede formularse durante la investigación preparatoria y hasta antes de que
esta concluya. El artículo 91 del NCPP señala que son cuatro los requisitos para
incorporar a una PJ al proceso penal: (i) identificación de la PJ; (ii) domicilio de la PJ; (iii)
relación sucinta de los hechos en que se funda el petitorio; (iv) fundamentación legal
correspondiente. No debe olvidarse que las PJ se incorporarán al proceso penal siempre
y cuando puedan imponérseles las medidas previstas en los artículos 104 y 105 CP.

Lo antes expuesto ha llevado a existir en el campo de la doctrina y jurisprudencia que


respecto a las consecuencias punitivas que son pasibles las PJ que exista una discusión
si las consecuencias accesorias de los artículos 104 y 105 son sanciones administrativas
o penales en relación con la responsabilidad administrativa de las PJ que estipula la Ley
30424. Esta ley contempla sanciones administrativas contra las PJ solo en los delitos que
se encuentran descritas en las mismas (cláusula cerrada), mientas que las consecuencias
jurídicas son estipuladas en los artículos 104 y 105 que son para una amplia gama de
delitos que puedan cometer estas. En el último razonamiento tiene mucha relación
considerar que las PJ son sujetos procesales y por ende tienen los mismos derechos y
garantías procesales

De otro lado, debemos recalcar que la naturaleza jurídica de las consecuencias


accesorias, tal como lo señala el maestro ALFARO (2021):

Son sanciones sui gèneris ubicada a caballo entre las sanciones administrativas
y las sanciones penales. Su relación con las sanciones administrativas tiene que
ver con su estructura ontológica en tanto con medidas previstas comúnmente en
el Derecho Administrativo Sancionador, mientras que con las sanciones penales
les une el fin perseguido –el preventivo- y la jurisdiccionalidad de su imposición.
(págs. 131 – 132).

En conjunto, el criterio que poseen Sánchez y Ugaz (2017) “En Perú muchas empresas
jurídicas han sido creadas o utilizadas con la finalidad de cometer actos de corrupción y
otros hechos delictivos, pese a ello la norma sancionadora solo es de carácter simbólico,
pues no constituye una verdadera sanción penal” (p. 114).

Cuando aplicamos el derecho comparado en la responsabilidad penal de las PJ, se


presenta un corte anglosajón y se presentan tres modelos como: modelo vicarial, la
persona natural que actúa, transfiere a la empresa la culpabilidad; el modelo de
culpabilidad de la empresa, se analiza la responsabilidad en factores que tiene que ver
con la persona jurídica; modelo mixto, parte de la transferencia de responsabilidad, como
criterio de imputabilidad, con la intensión de proporcionar la sanción con relación a la
culpabilidad de la empresa. Por ende, en diversos países latinoamericanos como en
Chile, a través de la Ley 20393 de 2009 establece el marco jurídico de la responsabilidad
penal de las empresas; México, no contempla la responsabilidad penal de la PJ más allá
de su deber de hacerlo al amparo de los diversos instrumentos internacionales, como la
propia Convención de Palermo; Argentina, mediante su ley nacional N° 25.156, art. 47,
establece: “Las personas jurídicas de existencia ideal son imputables por las conductas
realizadas por las personas físicas que hubiesen actuado en nombre, con la ayuda o en
beneficio de la persona de existencia ideal. En cuanto a los países europeos como
España, presenta

Postura a favor respecto a la responsabilidad de las personas jurídicas:

Una postura a favor es que, la ley 30424 no contiene sanciones administrativas en las
personas jurídicas sino penales, es que las personas jurídicas al ser sujeto procesal
dentro de un proceso penal, conllevaría que al ser incorporada a través de un
requerimiento fiscal debidamente sustentado, las consecuencias de estas en dicho
proceso penal, no devendrían en simples sanciones administrativas, porque su
incorporación no se está discutiendo en un proceso contencioso administrativo, sino en un
proceso penal, por ende las consecuencias jurídicas luego de haberse acreditado su
responsabilidad tienen índole penal y no administrativa.

Por lo tanto, estamos por lo tanto ante un régimen de responsabilidad autónoma de la


persona jurídica, distinto y paralelo al de la persona física, y a la que algunos preferirían
llamar solo “administrativa” o “civil patrimonial” para evitar el estigma que la pena
acarrearía para la reputación de la empresa: no es lo mismo concluir que una corporación
fue sancionada administrativamente por el delito de corrupción cometido por uno de sus
empleados, a sentenciar que la empresa fue condenada penalmente por un acto de
corrupción o lavado de activos cometido por ella.

Cabe indicar que la responsabilidad penal de una persona jurídica se encuentra justificada
en nuestro ordenamiento jurídico penal, por ejemplo, si se incorporó al patrimonio de la
empresa un bien que se sabía que era delictivo o que, por la forma y circunstancias de su
adquisición, estaba en condiciones de advertir su origen delictivo, todo lo cual fue posible
porque la PJ no tenía incorporado mecanismos internos de control, protocolos de
seguridad en el ámbito de sus negocios con terceros o modelos de prevención adecuados
e idóneos. Dicha casuística que comúnmente suele suceder en un acontecimiento real
conlleva que la incorporación de las PJ y su posterior sanción penal permitirán tener por
justificada que se encuentre en nuestra ley procesal penal.

Los criterios a favor por los cuales debemos considerar que la responsabilidad de las PJ
tiene una connotación penal y no administrativa es conforme a lo siguiente:

 Las personas jurídicas cometen delitos y no infracciones administrativas,


 Se investiga a las personas jurídicas en el marco de las reglas establecidas en el
proceso penal peruano.
 Las garantías o derechos que se asistirán a la empresa son las propias que se
encuentran determinadas en el CPP, tan igual como a las personas naturales,
pero solo las que apliquen funcionalmente a las personas jurídicas.
 Las personas jurídicas serán juzgadas por un Juez penal quien aplicará como
consecuencia del acto delictivo una pena y no antes juez administrativo.
 El ordenamiento jurídico reconoce a la persona jurídica la posibilidad de contratar
o adoptar acuerdos, esto supone que la misma tiene también capacidad de acción
y, por tanto, puede actuar de modo ilícito al igual que el autor mediato y el coautor
responden de su propio acto aun cuando este se lleve a cabo, total o parcialmente,
a través de un tercero, por lo que cuando la persona jurídica coopera en la
comisión de un hecho delictivo ejecutado en su propio interés y provecho, tal
contribución se puede entender como expresión de un auténtico y específico obrar
corporativo. Así, se ha destacado que tiene capacidad de acción todo sujeto de
Derecho susceptible de incumplir una norma, y ello es aplicable a las personas
jurídicas.
 La persona jurídica puede ser penalmente culpable, pues resulta que tal
culpabilidad no puede ser entendida en sentido biosociológico, como sucede con
las personas físicas, sí puede fundamentarse en un defecto de organización, por lo
que desde esta perspectiva la persona jurídica sería culpable cuando, en la misma
y en su beneficio, se toman acuerdos delictivos cuya ejecución no se impide por
los órganos sociales competentes.

CONCLUSIONES
1. Con el análisis del Acuerdo Plenario N° 7–2009/CJ–116 que forma parte de la
doctrina legal, se define que, las consecuencias accesorias tienen el carácter de
sanciones penales especiales. Por tal motivo, a nuestro criterio, concibe a las
medidas aplicables a las personas jurídicas como un tipo especial de sanción
penal, distinta a las clásicas penas y medidas de seguridad.
Los delitos por la cuales pueden ser procesadas las personas jurídicas son:
colusión, tráfico de influencias, las modalidades de cohecho, lavado de activos,
facilitación y colaboración al terrorismo. En consecuencia, afirmamos que, la
persona jurídica, según los presupuestos plasmados sí puede recibir una sanción;
debido que se afectan los principios de lesividad, proporcionalidad y prevención,
ello trabaja de la mano con los criterios que son relevantes para calificar el hecho,
trabajar la complejidad que poseen las personas jurídicas.
2. De esta manera, se ha generado una serie de posiciones doctrinarias divergentes
y producto de esto, se infiere la imposibilidad que una persona jurídica pueda
realizar una acción del cual sea culpable, analizándose la teoría del delito; e
incluso en el ámbito administrativo sancionador, donde también se aplica parte
ámbito penal, muchos juristas ha negado esta posibilidad, porque refieren que el
delito es una conducta humana, sumándose la diferencia entre pena y sanción. En
el campo del derecho comparado, podemos alegar que, en otros países esta figura
se encuentra debidamente sancionada y regulada con penas de liquidación más
suspensión de actividades.
REFERENCIAS

1. DE LA CUESTA Arzamendi, José Luis (2001). “Personas Jurídicas,


Consecuencias Accesorias y Responsabilidad Penal”. En ARROYO Zapatero, Luis
/ BERDUGO De la Torre, Ignacio (Dir.). Homenaje al Dr. Mario Barbero Santos in
memoriam. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla – La Mancha, páginas
967 – 991.

2. García Cavero, Percy (2019). Derecho Penal Parte General. Lima, Perú: Ideas
Solución Editorial.

3. HERNÁNDEZ BASUALTO, Héctor. (2010) “La introducción de la responsabilidad


penal de las personas jurídicas en Chile”. En: Polít. crim. Vol. 5, Nº 9, Julio, pp.
216-217.

4. Ley N° 30424, Ley que regula la responsabilidad administrativa de las personas


jurídicas. (2016, 21 de abril).
https://busquedas.elperuano.pe/download/url/reglamento-de-la-ley-n-30424-ley-
que-regula-la-responsabil-decreto-supremo-n-002-2019-jus-1729768-3
5. Reyna Alfaro, Luis Miguel. (2012) Panorama Actual de la Responsabilidad Penal
de las Empresas. Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 37. Julio, pp 131-132).

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