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Planteamiento del problema

Alrededor de los 6 a los 12 años de edad los niños pasan la mayor parte de su vida dentro de las
aulas de clases. Cada día se levantan temprano, con la misión de llegar a tiempo para entrar a una
escuela ya sea privada o pública. En ella conviven, comparten, socializan, aprenden y en algunos
casos se educan pero al término del horario regresan a la comodidad de sus casas para continuar
con su vida rutinaria.

Sin embargo en algunas ocasiones el aprendizaje, educación y socialización de estos niños se ve


interferida de manera negativa por factores exógenos, como la economía, las relaciones afectivas,
el acoso, el maltrato, su capacidad de aprendizaje, la facilidad de adaptación a un entorno social
entre otros, que propician la existencia de conductas antisociales a temprana edad. Estas conductas
pueden ser proyectadas de diversas maneras y en diferentes ámbitos, pero al ser el aula escolar uno
de los lugares en donde el niño pasa la mayor parte de su tiempo se vuelve alta la probabilidad de
que dichas conductas sean observadas en este ámbito.

Cuando un profesor observa conductas que trasgreden las normas del aula por parte del niño lo
único que tendrá en mente es tranquilizar al niño para regresar el orden y la tranquilidad a la clase,
en algunos casos funciona, pero ¿Qué pasa cuando la reincidencia de dichas conductas o acciones
se vuelve regular?, probablemente el profesor y los directivos citaran a los padres o tutores para
tratar de resolver la situación siguiendo sus propios protocolos de actuación, pero desde ese punto
no se les explica a los padres las consecuencias a largo plazo de dicha conducta, las opciones que
tiene para controlarla y el grado de atención que se le debe dar al alumno puesto que el campo de
estudio de un profesor solo se limita a brindar las técnicas y conocimientos necesarios para que el
nivel escolar del niño sea acorde a las funciones que se van adquiriendo de acuerdo a su adecuado
crecimiento. De este modo la falta de conocimiento sobre las leyes que protegen tanto a alumnos
como a profesores no son de su vasto conocimiento.

En infinidad de ocasiones hemos observado que como medio de prevención para las conductas
antisociales en menores instituciones gubernamentales se encargan de brindar platicas dentó de las
escuelas, sin embargo, dichas platicas solo son dadas en ciertos grados de primaria y solo es eso,
una platica en la que los elementos de la policía o de alguna institución se dirigen hacia los alumnos
para concientizarlos y hacerlos reflexionar hablándoles de algunos delitos y el tiempo que podrían
ser detenido o la cantidad de dinero que podría costarles, cabe aclarar que dentro de estas pláticas
los padres de familia o tutores de los alumnos no juegan un papel importante más que el de firmar
un papel en donde se brinda una autorización para que el alumno reciba dicha platica, en ningún
momento se cita al padre para integrarse a esta actividad ya sea de forma particular, es decir, en un
grupo conformado solo de padres y tutores, o en grupo con el alumno, de este modo es notorio que
no solo los profesores carecen de esta información, sino que los padres y tutores no están del todo
conscientes de lo que implica que su hijo cometa un acto contra la integridad de otra persona ya
sea dentó del ámbito escolar o fuera de él. Pese a esto, siguen existiendo casos en los que un alumno
hurta las cosas de algún compañero por el goce de obtener algo que quiere y que en algunas
ocasiones el padre o tutor está enterado de esta acción y son muy pocas las veces en las que los
niños serán reprendidos o sancionados de una adecuada manera, o en donde el alumno roba las
pertenencias de algún profesor, desde este punto y dependiendo del lugar o la zona en la cual este
situada la escuela encontraremos que existen casos en donde las escuelas son constantemente
saqueadas por los habitantes de comunidades, cercanas ocasionando que no se tengan los
elementos suficientes para que los niños de la zona tengan una educación de calidad.

Pero no solo encontraremos delitos de robo dentro de las escuelas, si no que aun con las pláticas ya
antes mencionadas siguen existiendo casos de bullyng entre los alumnos por ejemplo, mismo que
con el paso de los años se ha normalizado, pensando que es una manera en la que los niños y jóvenes
se unen a círculos sociales permitiendo así el crecimiento en su interacción y socialización, por ende
no en todos los hogares es tomado como un factor de riesgo. Pero el bullyng o acoso escolar no es
el único delito que se puede observar también podemos encontrar delitos como la agresión o
agresión a mano armada para los cuales, y aunque no son muchos, existen casos documentados en
donde el niño agrede de manera física y verbal al profesor o compañeros, en casos más extremos
aquel alumno en monterrey que ingreso con un arma de fuego a su aula y mato a sus compañeros
y maestra o el alumno en Iztapalapa que de igual manera logro ingresar con un arma de fuego y por
accidente se disparó en su mano. Entonces nos preguntamos ¿Qué tuvo que pasar el niño para
actuar del modo en que lo hace? O ¿Qué es lo que el niño vive día con día que lo orillan a cometer
dichas acciones?

Por otro lado y no menos importante, junto con el crecimiento de los medios tecnológicos y lo fácil
que las noticias llegan a la gente hemos podido observar que dentó de las instituciones educativas
encontraremos también delitos de índole sexual tales como el acoso, la agresión o la violación por
mencionar algunos y estos pueden ser entre los mismos alumnos y por parte de los profesores hacia
los alumnos. Se ha reflejado que los directivos no siempre tienen el conocimiento apropiado sobre
los elementos que constituyen estos delitos y sus agravantes además de los notorios traumas o
secuelas que pueden quedar en la victima, puesto que al tratar de proteger a sus profesores violan
sus propios protocolos de actuación y violentan los derechos de ambas partes. Bebemos recordar
que tanto el bullyng como los delitos de índole sexual, en esta era, son delitos que no solo se
practican de manera física, sino también de manera virtual, es decir, un alumno que agrede a otro
puede hacerlo desde la comodidad de su hogar, o para un profesor que agrede a un alumno bastara
con encontrar su perfil en redes sociales. Planteándolo de este modo, notamos que es una situación
de alto riesgo, la cual debe atenderse, pero es tan solo de unos cuantos años a la fecha que se ha
reformado y aplicado nuevas leyes y protocolos de actuación contra dichos delitos que su
conocimiento sobre ellos aún no es basto. Tal es el caso de la ley Olimpia por ejemplo, la cual protege
nuestra información digital previniéndonos de violencia sexual o violencia digital.

De este modo debemos empezar a cuestionarnos si los métodos de prevención de delitos para los
niños de 6 a 12 años de edad son suficientes, es decir, ¿bastara con solo dar las pláticas alumnos de
sexto por que la incidencia de delitos es mayor a esa edad? O ¿es que las conductas antisociales no
pueden presentarse en niños menores a 10 años?, ¿Acaso no sería igual de funcional que el profesor
tuviera un conocimiento sobre las leyes que lo protegen a él y a su alumnado? Aunque ¿no sería
igual de funcional si el profesor tuviese el conocimiento necesario para actuar de manera adecuada
aunte una conducta antisocial en el aula? Y si los profesores tuvieran el conocimiento ¿No sería igual
de indispensable que lo tuvieran los padres?

Por estas y muchas razones más es que me parece importante abordar a la criminología dentro del
ámbito educativo en esta ocasión dirigido específicamente a alumnos de nivel básico.

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