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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA
PARA EL DESARROLLO

Maestría en Educación

CON ESTUDIOS RECONOCIDOS ANTE LA SECRETARÍA DE EDUCACIÓN


PÚBLICA (SEP). SEGÚN ACUERDO No. 20100616 DE FECHA 14 DE MAYO 2010.

Presenta: Liliana Guadalupe Jiménez Hernández

Maestra: Belén Espinoza Galindo

Materia: Dirección de instituciones educativas

Sesión 11: Estudio de un caso del contexto educativo y el tipo


de inteligencias necesarias de un directivo

Cuarto cuatrimestre

Ocotlán Jalisco, Marzo 2021.


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Introducción

Mi caso supuesto es de una institución donde existen casos de bullying entre los
estudiantes. El acoso escolar es un problema cada vez más frecuente. Con
demasiada frecuencia aparecen en las portadas de los diarios casos de niños,
adolescentes y jóvenes que son víctimas del maltrato de sus compañeros de
escuela. Lo peor de todo es que en la mayoría de los casos las víctimas sufren en
silencio y a veces los profesores y padres ni siquiera se dan cuenta, hasta que es
demasiado tarde y las heridas emocionales ya están sangrando.

Por suerte, al contrario de lo que algunos podrían pensar, la mayoría de los


profesores no tienen la intención de lavarse las manos o mirar hacia otro lado ante
el acoso escolar. Un estudio a gran escala realizado por investigadores de la
Johns Hopkins University descubrió que el 98% de los profesores y el personal de
apoyo educativo piensan que es parte de su trabajo intervenir cuando descubren
un caso de intimidación. Sin embargo, solo el 54% ha recibido información sobre
cómo comportarse o sobre la reglamentación que se aplica el colegio, lo cual nos
indica que aún hay mucho camino por andar a nivel institucional.
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En mi postura como estudiante, y de manera futura como maestra me parece


importante no solo enseñar el plan de estudios, también considero importante
educar en valores, es necesario recurrir a soluciones más originales que se salgan
del guión curricular. Por ejemplo, existen muchos libros, películas y programas de
televisión que sirven de base para discutir el impacto del acoso escolar y, de paso,
lograr que los estudiantes puedan desarrollar cierto nivel de empatía con la
víctima. Es importante no limitarse a un análisis meramente cognitivo sino
profundizar en las heridas emocionales que deja el bullying.

Si el maestro o directivo es testigo de una situación de acoso, debe detenerla


inmediatamente. Es importante que los estudiantes sean conscientes de que los
profesores no permiten que otros niños o adolescentes sean maltratados y sepan
que las víctimas cuentan con el apoyo de las instituciones. En estos casos, se
recomienda que el maestro imponga su autoridad y que no intente mediar, como si
se tratara de un simple conflicto, ya que en los casos de acoso siempre existe una
gran desproporción de poder y el intento de mediar a menudo solo sirve para que
la víctima se sienta aún más indefensa y expuesta.

En muchos casos, los agresores son niños o adolescentes que provienen de


hogares disfuncionales, donde se aceptan y se ponen en práctica diferentes
formas de violencia. En otros casos, el propio agresor fue en otro momento una
víctima del bullying y su comportamiento violento es su forma de defenderse. Por
eso, es importante hablar con ese estudiante en privado, intentando comprender
por qué se comporta así. Si el maestro detecta que tiene problemas para controlar
la ira o muestra conductas disfuncionales, lo ideal sería que lo remitiera a un
psicólogo.

Los maestros y directivos deben reportar los casos de acoso al director de la


escuela, y también es conveniente que se lo comuniquen a los padres de todos los
implicados, tanto la víctima como el agresor. De hecho, a menudo los padres no
están al tanto de los comportamientos de sus hijos, pero son una pieza clave para
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resolver ese conflicto. También es importante que el profesor se mantenga atento


a cómo se desenvuelve la situación y que tenga en cuenta que normalmente el
acoso se produce cuando los estudiantes están sin supervisión escolar.

Se debe crear una política de prevención: el clima emocional de una escuela y sus
aulas influyen en el bienestar de la comunidad y la capacidad de aprendizaje de
los alumnos. Al crear una política escolar para la prevención del bullying y enseñar
habilidades de inteligencia emocional a tus alumnos, puedes ayudar a prevenir
conductas agresivas y crueles desde el principio. Un programa de aprendizaje
social y emocional, RULER, pide a los alumnos y profesores que creen un
documento colaborativo de inteligencia emocional que ayude a establecer un
entorno de aprendizaje solidario y productivo. Está creado por miembros de la
comunidad que exponen cómo aspiran tratar a los demás.

Conclusión

Los directivos son otra de las partes involucradas en el acoso escolar porque,
quieran o no, muchas de las situaciones de acoso se producen dentro del colegio.
Como docentes y directivos, se deben tener los ojos bien abiertos y no dejar pasar
ninguna situación, ni siquiera los comentarios que muchas veces son
considerados "como cosas del niños". Los estudiantes que son víctimas del acoso
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escolar pueden sentirse abrumados, deprimidos o ansiosos. Si su hijo confronta


problemas en la escuela o con sus amigos como resultado del acoso, un
profesional de salud mental, como por ejemplo, un psicólogo, puede ayudarle a
crear resiliencia y confianza en sí mismo. Esto le permitirá ser más exitoso tanto
en el aspecto social como en el académico. La prevención y erradicación del
acoso escolar consiste en el compromiso de crear un ambiente seguro, en el que
los niños puedan progresar social y académicamente sin sentir temor.

Referencias

Martínez de Murgía, B. Mediación y resolución de conflictos, México, Paidós,


1999.

Noto, C. “Normas de convivencia en el aula y en el centro”, en G. Casamayor


(ed.). Cómo dar respuesta a los conflictos, Barcelona, Graó, 2002, pp.
59-70.

Viñas, J. “Comunicación y participación en el centro y en el aula para la resolución


de conflicto”, en G. Casamayor (ed.), Cómo dar respuesta a los conflictos,
Barcelona, Graó, 2002, pp. 39-57.

Rabazo, J.M. y Moreno, J.M. (2006). Respuesta del sistema judicial a las
relaciones de abuso de poder en el entorno educativo. Revista electrónica
de investigación psicoeducativa 9, 4 (2): 427-444. Recuperado el 17 de
febrero de 2011 desde http://www.investigacion-
psicopedagogica.org/revista/new/ContadorArticulo.php?133

Ramos, M.J. (2013). Buenas prácticas en los institutos de educación secundaria,


Una práctica orientada a la utilización de la técnica sociométrica para
profundizar ene l conocimiento del alumnado. Revista de Avances en
Supervisión Educativa, (18).

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