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El Derecho mercantil surge en la Edad Media, frente a la rigidez y formalismo del Derecho
civil, pues los comerciantes sienten la necesidad de unas normas que se adapten mejor a los
requisitos del comercio. Dejan de aplicar entre sí la normativa rígida del derecho civil, y crean un
derecho autónomo, que no surge por imposición del Estado, sino por su aceptación social y que se
plasma en costumbres recogidas por recopilaciones hechas por asociaciones de comerciantes.
1) ETAPA COLONIAL
Para la historia del Derecho Mercantil en Venezuela, quizás lo más importante de esta época fue la
erección del Consulado de Caracas por Real Cédula de 3 de junio de 1793.7 El Consulado de Caracas
fue creado, como lo expresa la propia Real Cédula que le dio nacimiento, en consideración al
apreciable aumento y extensión que ha tomado el comercio de América.
2) ETAPA DE LA INDEPENDENCIA
Una vez declarada la Independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811, y separada ésta de España,
se promulga la Constitución Federal para los Estados de Venezuela el 21 de diciembre del mismo
año. En dicha Constitución se estableció que “…Entretanto que se verifica la composición de un
Código Civil y Criminal acordado por el Supremo Congreso en 8 de marzo último adaptable a la forma
de gobierno establecido en Venezuela, se declara en su fuerza y vigor el Código que hasta aquí nos
ha regido en todas las materias y puntos que directa o indirectamente no se opongan a lo
establecido en esta Constitución...”
Esta etapa de la Independencia, la cual culminará con la creación de la Gran Colombia, se caracteriza
por la falta absoluta de legislación, en especial mercantil, encontrándose Venezuela entregada a la
libertad de América y de la suya propia.
Esta etapa se inicia el 12 de julio de 1821, cuando el Congreso constituyente reunido en la Villa del
Rosario de Cúcuta, dicta la Ley Fundamental de la Unión de los Pueblos de Colombia. El 30 de agosto
del mismo año, el Congreso General de Colombia promulga la Constitución de la República de
Colombia, disponiendo en su Art. 188 que “ ... Se declaran en su fuerza y vigor las leyes que hasta
aquí han regido en todas las materias y puntos, que directa o indirectamente no se opongan a esta
constitución, ni a los decretos y leyes que expidiere el Congreso...”. Es decir, que se repitió la
disposición del Capítulo Noveno de la Constitución Venezolana de 1811.
El 12 de octubre de 1821, se dicta la Ley sobre Organización de los Tribunales y Juzgados, quedando
extinguidos los tribunales especiales de Comercio y confiada dicha competencia a los jueces y
tribunales ordinarios, quienes conocerán de esos negocios en la forma y términos que lo hacía antes
de la creación de los Consulados. Por Ley del 10 de julio de 1824 se dictan las normas para
determinar el modo de conocer de las causas de comercio, de sustanciarlas y determinarlas. Esta
Ley, además de establecer los juzgados de comercio en las capitales de los departamentos y
provincias, así como también en las otras ciudades y villas donde por haber un comercio
considerable, lo considere necesario el gobierno, tiene una fundamental importancia en el
desarrollo de nuestra legislación mercantil.
El 20 de febrero de 1873, el General Antonio Guzmán Blanco, en uso de las facultades que
le había conferido el Congreso de Plenipotenciarios de los Estados reunidos en Valencia, por acuerdo
de 12 de julio de 1870, decretó el Código de Comercio que debía comenzar a regir el 27 de abril de
1873, quedando derogado a partir de dicha fecha, el Código de Comercio de 29 de agosto de 1862.
Así nace el Código promulgado en 27 de abril de 1873, que conserva la substancia del anterior,
notablemente mejorado y ampliado, de acuerdo con los progresos de la doctrina jurídica.
Así, el Código en referencia está en íntima armonía con el del Imperio Alemán en materia
de transporte y firmas mercantiles; con el de Italia en lo que dice en relación a sociedades y letras
de cambio; con el de España en cuanto a atrasos y, con el de Francia en sus recientes reformas sobre
quiebra.
E) CODIGO DE COMERCIO DE 23 DE JUNIO DE 1919
Este Código incorpora importantes innovaciones por lo que respecta a los Códigos
anteriores, en especial por lo que respecta a las sociedades mercantiles; letra de cambio, cuyas
disposiciones son una copia fiel del Reglamento Uniforme de La Haya de 1912; la carta de crédito,
que se tomó del Código Chileno de 1865; la cuenta corriente bancaria, tomada del Código de
Comercio Argentino de 1862; y se incorporaron a él las disposiciones de las leyes especiales citadas
que fueron derogadas.
El Código de 1919 ha sufrido cuatro modificaciones importantes, una el año 1938; otras el
año 1942 y el año 1945, y una última en el año 1955.
La actual orientación que se observa en el sistema jurídico comercial venezolano nos impide
seguir hablando de un derecho mercantil, circunscripto únicamente al comerciante, como empresa
privada, si no que se quiera o no ese calificativo hay que hacerlo extensivo a la Empresa Estatal, aun
cuando exista el Artículo 7º del Código de Comercio, que establece: “La Nación, los Estados, el
Distrito Federal, los Distritos y los Municipios no pueden asumir la cualidad del comerciante, pero
pueden ejecutar actos de comercio; y, en cuanto a estos actos, quedan sujetos a las leyes
mercantiles”.
Según esta norma, el Estado no puede adquirir en ningún momento la condición jurídica de
comerciante. Y creemos que tiene que ser así, porque sus fines son otros, y no precisamente, los
comerciales. Por eso si antes de observar este fenómeno, se afirmaba que atendiendo a la
participación del Estado en el desarrollo y ejercicio de las actividades comerciales y al número de
instituciones de Derecho Público que contiene el Código de Comercio, se calificaba ese fenómeno
de la “publicización del Derecho Mercantil”, creemos que hoy en día se justifica aún más tal
calificativo. La realidad política y socioeconómica, nos están conduciendo virtualmente a un nuevo
sistema de Derecho Comercial.
Con la extensa temática escrita sobre Comercio Internacional, se puede apreciar y señalar
su trascendental importancia expuesta en los numerosos y formidables objetivos que cumple en
todos los confines, dado que con ellos tal actividad interactúa con los diversos aspectos que influyen
en el progreso de los países y en el trazado y fijación de las políticas económicas y comerciales de
los Estados. Con la práctica del Comercio Internacional, las naciones orientan ostensiblemente el
volumen y la composición de las importaciones y las exportaciones; exponen con
avasallante fuerza la producción de bienes y servicios; determinan la participación profesional en
el complejo mercado de capitales y divisas; asumen el compromiso de acceder al alcance de los más
altos niveles de crecimiento y desarrollo económico y social; abstraen con manifiesta eficiencia la
urgencia de obtener por producción y/o adquisición las tecnologías avanzadas, impulsan nuevas
inversiones, generan empleo; promueven la investigación y los avances científicos, fomentan la
creatividad y la iniciativa de los empresarios; innovan en nuevas formas de producción.
BIBLIOGRAFÍA