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FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS HUMANAS.

DEPARTAMENTO DE PSICOPEDAGOGÍA

Licenciatura En Educación Infantil.

‘‘El papel de la familia en Atención Integral a la Primera Infancia’’

Saray Judith Sánchez Revueltas.

Atención Integral a la Primera Infancia.


215007

Doc: Amaury de Jesús Romero Ballesteros.

Montería – Córdoba

2022
El papel de la familia en Atención Integral a la Primera Infancia.
La familia es una institución social, un sistema social, una célula básica de la sociedad, un
grupo social, una unidad social. La familia pertenece a la sociedad, existe y se desarrolla
bajo su autoridad y, equitativamente, incide en esta. El carácter social le involucra estar
conformada por personas que no están solos; la relación de estabilidad, solidaridad, afecto y
vínculo que se forma entre sus miembros para desempeñar puestos específicos, la hace
diferente a cualquier otro grupo en la sociedad.
A partir del punto de vista antropológico, la familia tiene un carácter universal. Lo que hace
a esta diferente es la cultura en la que genera vida, a través de los métodos de creencias,
valores, normas, cultos, tradiciones y costumbres, que permiten mostrarse conforme con
distintos tipos o formas de disposición a lo largo de los tiempos y según las sociedades
(matriarcal, patriarcal, extensa, nuclear, entre otras), así como distintas maneras de
relaciones de alianza y de relaciones con otros grupos sociales (clases, tribus, clanes).
Algunas claves para comprender a la familia se hallan en esos atributos culturales que la
asemejan y le dan sentido a una sociedad y a sus miembros. Al echar un vistazo a la familia
como un mecanismo preciso de la sociedad, puede considerarse un grupo primario, cuyos
miembros se relacionan entre sí de acuerdo con roles y cargos, formando dinámicas
individuales en ella, así como cambios e innovaciones que conforman momentos dentro de
su ciclo de desarrollo.
A partir del punto de vista psicológico, la familia es una zona de formación y desarrollo de
la personalidad individual y colectiva de sus miembros. Concierta acordarse que en los
primeros años de vida ejercita una autoridad decisiva traspasada la capacidad que tienen sus
integrantes de suministrar prácticas demostrativas para la construcción de la identidad de
las niñas y los niños, a través de sus interrelaciones dinámicas.
La familia es una confusa red de relaciones permanentes y estables, asentada en el lazo
afectivo y en las ocupaciones y roles de sus miembros, que facilita a sus integrantes
experiencias que ayudan a su desarrollo e identidad individual y social, así como a la
construcción de maneras de ver el mundo y de vincularse a el a tráves la adquisición de los
elementos de la cultura en la que está inscrita.
La manera e ímpeto con la que los miembros de la familia se relacionan entre sí y con los
medios y contextos a los que pertenece es modificada y afectan de forma individual a cada
miembro. Por otra parte, la familia origina la edificación de la identidad personal y social
cuando se dispone en un espacio de armonía en la discrepancia y crea aprendizajes
trascendentales para sus miembros, concernientes con la cabida de dar la razón a los demás,
de convenir, de solucionar problemas, de reconocer que la presencia es enigmática sin el
otro.
De esa manera, la familia se convierte en alcahueta de los métodos de inclusión de sus
miembros en la sociedad, y crea la armonía necesaria para que puedan llevar a cabo sus
planes personales y ayudar en la construcción de los planes de otros y de la sociedad.
Un buen desarrollo integral para las niñas y los niños es viable con una socialización
mediada por la familia, que les facilite prácticas gratificantes propias a desarrollar su cabida
de sentirse únicos, seguros, dispuestos a reconocer al otro y con recursos convenientes para
vivir en sociedad.
Es en la sociedad donde se hace posible la primera infancia. En ella y en sus
establecimientos se materializan las situaciones reales de coexistencia de las niñas y los
niños determinadas por los argumentos históricos, políticos, sociales, económicos y
culturales que se trasfiguran con el paso del tiempo y primordialmente por la acción de los
actores sociales que participan.
Las niñas y los niños integran la sociedad en condiciones específicas de existencia por
medio de la familia. En su momento, los ambientes encuadran el desarrollo infantil
mediante los métodos de interacción que inician con ellas y ellos; repercuten en sus vidas,
en la importancia de experiencias significativas y de manera mutua también las niñas y los
niños los trasfiguran a través de las maneras como los adaptan, incorporan y operan sobre
ellos. Esta recíproca transformación crea diferencias fundamentales en el desarrollo infantil.
Dando paso a esto, la condición del sujeto colectivo facilita mostrarse de acuerdo a la
familia como una unidad con independencia, que cuenta con características, capacidades, y
momentos vitales adecuados; considerar como declaración de la diversidad sus diferentes
distribuciones y organizaciones, y estimar las ventajas de cada una de ellas para el ejercicio
de sus funciones de afecto, apoyo, solidaridad y supervivencia de sus miembros.
Por lo tanto, a la familia se le atribuyen tres funciones: la sexual y reproductiva, la de
supervivencia o búsqueda del bienestar económico o material, y la de socialización.
 La sexual y reproductiva se acentúa, que si bien la familia es aún una de las
importantes fuentes a tráves la cual se asevera la reproducción biológica, concurren
otros módulos como la reproducción asistida, lo cual en la actualidad representa que
esta función deja de ser única de la organización familiar. De la misma forma es
necesario destacar que el ejercicio de la sexualidad asimismo trasciende la función
reproductora.

 El método de supervivencia o bienestar material y económico afirma la


supervivencia física de sus miembros y tolera que su vida se conserve mediante la
complacencia de las necesidades biológicas. En cambio, fijarse en estas necesidades
no es suficiente para el desarrollo humano. Se demanda la vida en común —
afectiva, social, comunicativa— que facilite prácticas vinculantes.

 Por lo cual obtiene sentido la tercera función: la socialización de las niñas y los
niños con el propósito de originar su desarrollo como personas y como sujetos
sociales. La labor de esta ocupación facilita el asentamiento de los vínculos
afectivos desde las relaciones que forman el apego y suministran la seguridad
afectiva y emocional, de lo cual permite que sean aceptados y reconocidos como
preciosos y merecedores de ser amados.
Por otra parte, la familia es la garante de la causa inicial de transmisión de la cultura a las
niñas y los niños, al introducirlos en sus distintas expresiones, en las relaciones sociales y
códigos de la lengua, y en sus diversas normas, pautas y valores.
No podemos dejar de lado que la familia es el primer grupo social de pertenencia y
semejanza, el más cercano e íntimo con el que se relacionan niños y niñas al nacer y aquel
del cual parten para entrar a vivir y desenvolverse en otros grupos sociales varios. De allí la
estimación que tiene la familia en la habilidad y que se la considera también como sujeto de
la atención integral.

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