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EL TIEMPO
En los textos narrativos, la información se dispone según un orden temporal. El relato puede
presentar los hechos que se cuentan reflejando en el orden en que estos suceden, de modo
que se presenten al principio los acontecimientos más remotos y al final los más recientes.
En este caso decimos que la narración presenta un desarrollo lineal. Los cuentos
tradicionales, por ejemplo, suelen presentar esta organización.
Para expresar el tiempo en la narración, se emplean los tiempos verbales y los indicadores
de tiempo:
Los tiempos verbales. La narración tiene como objetivo contar hechos reales o ficticios, en
los textos narrativos desempeñan un papel fundamental las palabras que expresan
acciones, es decir, los verbos. Ya que generalmente se cuentan hechos ya pasados, lo
habitual es que en la narración encontremos verbos en pasado, sobre todo en pretérito
perfecto simple (esperó, demoró, compartió, inquietó…) o en pretérito imperfecto de
indicativo (vivía, era, llegaba, detestaba…).
EL ESPACIO
El espacio vendría contestando las preguntas cuándo y dónde ya que son ellas las que nos
sitúan y orientan en lo tangible de la narración.
El espacio o lugar en que trascurre la acción del relato es presentado, generalmente, por el
narrador y, en ocasiones, por algún personaje. El único instrumento que se tiene para dar
vida a los espacios o escenarios, en consecuencia, es la palabra.
LA ACCIÓN NARRATIVA
Se refiere a las cosas que pasan en un tiempo determinado que siguen un orden concreto.
El orden en el que aparecen presentados los distintos hechos o acontecimientos depende
de cuál sea el foco considerado de mayor interés dentro del texto. Veamos:
Orden lineal.
Cuando los hechos se cuentan desde el principio hasta el final, interesa conocer el
desenlace de unos acontecimientos, el texto sigue un orden cronológico desde los
primeros hasta los últimos hechos. En ese caso, lo narrado tiene un desarrollo
lineal.
Mitad del relato.
Se empieza en un momento y a partir de él se cuenta lo que pasó antes y
después. Lo que interesa conocer no es el desenlace sino las circunstancias que
llevaron a tal desenlace, el texto puede comenzar por los últimos sucesos, para
después dar un salto al pasado y narrar el resto de la historia como si se tratara de
recuerdos. Esta técnica es propia del cine y se denomina “flash-back”.
Por el final
Se empieza por el final y, a continuación, se cuentan los hechos anteriores. Lo
que interesa es tanto el desenlace final como el comienzo de lo narrado, se puede
empezar la narración en un punto intermedio de la historia, para después ir
relatando los acontecimientos anteriores y posteriores al punto de
Comprensión lectora
Cada día el estudiante realizara una de las lecturas y responderá las preguntas formuladas
posteriormente.
La tortuga gigante (primera parte)
Por Horacio Quiroga
Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque
era un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que
solamente yéndose al campo podría curarse. Él no quería ir, porque tenía hermanos
chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día más. hasta que un amigo suyo,
que era director del Zoológico, le dijo un día:
-Usted es amigo mío, y es u hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a
vivir al monte, a hacer mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha
puntería con la escopeta, cace bichos del monte para traerme los cueros, y yo le daré plata
adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien.
El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos que Misiones
todavía. Hacía allá mucho calor, y eso le hacía bien. (…)
El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un día
que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio a la orilla de una
gran laguna un tigre enorme que quería comer una tortuga , y la ponía parada de canto para
meter dentro una pata y sacar la carne con las uñas. Al ver al hombre el tigre lanzó un
rugido espantoso y se lanzó de un alto sobre él. El cazador le disparó. Después le sacó el
cuero, tan grande que podría servir de alfombra para un cuarto.
-Ahora –se dijo el hombre-, voy a comer tortuga, que es una carne muy rica.
Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la cabeza casi
separa del cuello, y la cabeza colgada casi de dos o tres hilos de carne.
A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lastima de la pobre tortuga, y la llevó
arrastrando con una soga hasta su ramada y le vendó la cabeza con tiras de género que
sacó de su camisa, porque no tenía más que una sola camisa, y no tenía trapos. La había
llevado arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y pesaba como
un hombre.
La tortuga quedó arrimada a un rincón, y allí pasó días y días sin moverse.
El hombre la curaba todos los días, y después le daba golpecitos con la mano sobre el
lomo.
La tortuga sanó por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enfermó. Tuvo fiebre, y
le dolía todo el cuerpo.
Voy a morir –dijo el hombre-. Estoy solo, ya no puedo levantarme más, y no tengo
quien me dé agua, siquiera. Voy a morir aquí de hambre y de sed.
Y al poco rato la fiebre subió más aún, y perdió el conocimiento. Pero la tortuga lo
había oído, y entendió lo que el cazador decía. Y ella pensó entonces.
-El hombre no me comió la otra vez, aunque tenía mucha hambre, y me curó. Yo le voy
a curar a él ahora. Fue entonces a la laguna, buscó una cáscara de tortuga chiquita, y
después de limpiarla bien con arena y ceniza la llenó de agua y le dio de beber al hombre,
que estaba tendido sobre su manta y se moría de sed. Se puso a buscar enseguida raíces
ricas y yuyitos tiernos, que le llevó al hombre para que comiera. El hombre comía sin darse
cuenta de quien le daba la comida, porque tenía delirio con la fiebre y no conocía a nadie.
Todas las mañanas, la tortuga recorría el monte buscando raíces cada vez más ricas
para darle al hombre, y sentía no poder subirse a los árboles para llevarle frutas.
El cazador comió así días y días sin saber quién le daba la comida, y un día recobró el
conocimiento. Miró a todos lados, y vio que estaba solo, pues allí no había más que él y la
tortuga, que era un animal. Y dijo otra vez en voz alta:
-Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver de nuevo, y voy a morir aquí, porque
solamente en Buenos Aires hay remedios para curarme. Pero nunca podré ir, y voy a morir
aquí.
Responde
¿Cuáles son las acciones principales que realizan cada uno de los siguientes
personajes?
El cazador:
El director del zoológico:
La tortuga:
Dicho esto, corto enredaderas finas y fuertes, que son como piolas, acostó con
mucho cuidado al hombre encima de su lomo, y lo sujetó bien con las enredaderas para que
no se cayese. Hizo muchas pruebas para acomodar bien la escopeta, los cueros y el mate
con víboras, y al fin consiguió lo que quería, sin molestar al cazador, y emprendió entonces
el viaje.
Iba entonces a buscar agua y raíces tiernas, y le daba al hombre enfermo. Ella
comía también, aunque estaba tan cansada que prefería dormir. (…)
Así anduvo días y días, semanas tras semanas. Cada vez estaba más cerca de
Buenos Aires, pero también cada día la tortuga se iba debilitando, cada día tenía menos
fuerza, aunque ella no se quejaba. A veces se quedaba tendida, completamente sin
fuerzas, y el hombre recobraba a medias el conocimiento. Y decía, en voz alta:
-Voy a morir, estoy cada vez más enfermo, y sólo en Buenos Aires me podría
curar. Pero voy a morir aquí, solo, en el monte.
Pero llegó un día, un atardecer, en que la pobre tortuga no pudo más. Había
llegado al límite de sus fuerzas, y no podía más. No había comido desde hacía una semana
para llegar más pronto. No tenía más fuerzas para nada.
Cuando cayó del todo la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor
que iluminaba el cielo, y no supo qué era. Se sentía cada vez más débil, y cerro entonces
los ojos para morir junto con el cazador, pensando con tristeza que no había podido salvar
al hombre que había sido bueno con ella.
Y sin embargo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo sabía. Aquella luz que veía
en el cielo era el resplandor de la ciudad, e iba a morir cuando estaba ya al fin de su heroico
viaje.
-¡Qué tortuga! –Dijo el ratón-. Nunca he visto una tortuga tan grande. ¿Y eso que
llevas en el lomo, qué es? ¿Es leña?
-¡Ah, zonza, zonza! –Dijo riendo el ratoncito-, ¡Nunca vi una tortuga más zonza! ¡Si
ya has llegado a Buenos Aires! Esa luz que ves allá, es Buenos Aires.
Al oír esto, la tortuga se sintió con una fuerza inmensa, porque aún tenía tiempo de
salvar al cazador, y emprendió la marcha.
Y cuando era de madrugada todavía, el director de jardín Zoológico vio llegar a una
tortuga embarrada y sumamente flaca, que traía acostado en su lomo y atado con
enredaderas, para que no se cayera, a un hombre que se estaba muriendo. El director
reconoció a su amigo, y él mismo fue corriendo a buscar remedios, con los que el cazador
se curó enseguida.
Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga, cómo había hecho un
viaje de trescientas lenguas para que tomara remedios, no quiso separarse más de ella. Y
como él no podía tenerla en su casa, que era muy chica, el director del Zoológico se
comprometió a tenerla en el jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija.
Y asó paso. La tortuga, feliz y contenta con el cariño que le tienen, pasea por todo
el jardín, y es la misma gran tortuga que vemos todos los días comiendo el pastito alrededor
de las jaulas de los monos.
Responde
En esta segunda parte del cuento, ¿qué nuevas características puedes reconocer
en la tortuga? ¿Por qué?
Considerando el cuento completo, enumera los acontecimientos.
El Reparador de Sonrisas
Parte 1
Un caluroso día del mes de mayo Simón
salió al parque con el ánimo de jugar al
balón. Al no encontrar algún amigo que
lo acompañara, se dirigió hacia la zona
de juegos. Se e acomodó, respiró
profundo, sintió el olor del Jazmín y
empezó a columpiarse a toda velocidad.
Estaba en esas cuando sintió que la piel
de la cara se le ponía rígida como el
cuero de una vaca. Se asustó mucho y
corrió hacia su casa. Al mirarse al espejo
notó que le faltaba algo. Se examinó
palmo a palmo, y pronto descubrió que
se había quedado sin sonrisa.
De inmediato pensó que JulioPé, un
hombre que siempre se sentaba en la
banca de piedra y al que había acabado
de ver en el parque, se la había robado
en un descuido. La gente aseguraba que Julio Pé estaba loco porque andaba con un letrero
que decía "Reparador de sonrisas". Simón sospechaba que Julio se arreglaba sonrisas con
piezas que se robaba de otras sonrisas.
Sin pensarlo dos veces, salió corriendo para el parque y encontró a JulioPé en la misma
posición que lo había dejado: fumándose un cigarrillo imaginario.
- ¿Tú me quitas de la sonrisa? - preguntó Simón con firmeza -
-¡Cómo se te ocurre! respondió JulioPé - Soy fabricante, no ladrón de sonrisas. Pero
¿sabes una cosa? Yo sí la vi. Tenía alas y se fue por allá - agregó señalando un punto más
allá de una Ceiba.
A Simón le pareció que Julio Pé decía la verdad. Le dio las gracias y se dirigió a ese lugar
pero no vio nada. Entonces le preguntó a una señora de capa amarilla que daba saltos
graciosos detrás de un perro salchicha si había visto su sonrisa.
- ¿No es aquella que está entre las ramas de aquel árbol? - respondió ella.
- No, esa es la sonrisa de doña Helena, la que se quedó viuda por culpa de un rayo. Lleva
un mes colgada en ese árbol.
- Ve a la plaza de mercado - aconsejó ella -. Allí hay una tienda de sonrisas. Tal vez alguien
la encontró y la llevó allí para venderla.
Simón salió presuroso para la plaza de mercado.
Antes de llegar a la tienda reconoció entre las vetas de una sandía la sonrisa de Joaquín, el
monaguillo, que la perdió porque se le cayeron todos los dientes. Y en una canasta de
mimbre creyó reconocer la sonrisa de doña Tina, la costurera, que la había donado a las
hermanitas de la caridad cuando se murió su marido.
Cuando llegó a la tienda de sonrisas se encontró con la desagradable noticia de que ya se
habían agotado todas las existencias. No quedaba ni una sola.
- Esta mañana las compró un señor que tenía mucha prisa - explicó el vendedor -. Dijo que
eran para una fiesta de cumpleaños.
Cansada de tanto buscar y no encontrar nada, Simón se dirigió al vendedor de las ramas
medicinales.
- ¿Ha visto usted mi sonrisa? Se perdió y no la puedo encontrar.
- ¿Será la que llevaba puesta Manuela, la hija del alcalde? - respondió el vendedor -. La
tenía puesta en La solapa del vestido como si fuera un prendedor. Creo que iba para el
circo. Eso fue lo que oí.
Sin perder tiempo. Simón salió para el circo. En el camino se preguntó por qué la gente no
se contentaba con sus propias sonrisas y tenía que robarse las de los demás.
En el circo vio muchas sonrisas pero ninguna era la suya. Aunque había algunas sonrisas
auténticas, había muchas fingidas y forzadas. Sintió nostalgia porque su sonrisa siempre
había sido original. En determinado momento creyó reconocer su sonrisa en el rostro del
malabarista de los platos. Intentó subirse a la cuerda floja para seguirle los pasos pero los
guardias lo bajaron de la escalera argumentando que no tenía experiencia. Pero en el corto
tiempo que estuvo en lo alto alcanzó a ver a Manuela, la hija del alcalde. Si bien la niña
llevaba la sonrisa en el prendedor, esta sonrisa distaba mucho de ser la suya. La sonrisa de
Manuela tenía una fuerte dosis de melancolía.
Al terminar la función, busco al payaso
- No lo he visto - respondió el payaso -. Pero Llegaste al lugar correcto porque yo soy
fabricante de sonrisas. ¿De qué tamaño la quieres?
- Gracias, pero no me interesa una sonrisa fabricada por usted. Quiero la mía - respondió -
Simón -. Una sonrisa suya no me
sería de gran ayuda.
- Entonces lo mejor es que te
dirijas al bosque - dijo el payaso
un poco molesto. - Dicen que una
enorme tortuga de panza verde
se ha robado varias sonrisas en
este pueblo. Tal vez ella se llevó
la tuya.
Simón se dirige al bosque. Las
pocas veces que había pasado
por allí lo había hecho en
compañía de Teresa, su mamá.
Vio a un papagayo y le preguntó
si había visto a la tortuga de
panza verde. Pero el papagayo
estaba de muy mal humor y no le
respondió nada.
En un riachuelo vio varias sonrisas desintegradas. Se acercó a la orilla y trató de armar una
de ellas, pero el sol la seco en sus manos
De pronto detrás de un peñasco, apareció la tortuga de panza verde.
- Yo tengo unas cuantas sonrisas que me dan energía para aligerar el paso, pero la tuya no
- dijo cuando Simón le preguntó -? ¿Sabes una cosa? Yo vi al lobo enterrando varias
sonrisas. Debe ser para cuando llegue el invierno. Dicen que el lobo crea con ella una gran
hoguera para mantenerse caliente.
- Ahí debe estar la mía - dijo Simón -. Pero no entiendo cómo pudo llevarse mi sonrisa si no
me he visto con él.
Tal vez lo hizo con una artimaña - respondió la tortuga.
No, yo estaba en el parque cuando me robaron la sonrisa.
- Pues entonces con mayor razón. Estoy segura de que él me rodea por allí.
Simón se dirigió al lugar que le señaló la tortuga de panza verde y buscó por los
alrededores sin ningún éxito. De pronto, al bordear un árbol gigantesco, se encontró cara a
cara con el lobo. - - ¡Devuélveme mi sonrisa! - exigió Simón al lobo - ¡Tú me la robaste!.
- ¿Y qué te hace creer pequeño saltarín de pantanos, que yo te robe la sonrisa?
- La tortuga de panza Verde me dijo que tú les robabas las sonrisas a las personas y
después las entierras para hacer una gran fogata.
-¡Ah! ¡Tenía que ser esa tortuga! Es cierto que me he robado algunas sonrisas - son más
calientitas que un colchón de plumas -, pero no tantas como dicen. Pero ¿sabes una cosa?
Me caes bien y te voy a ayudar. Debes ir donde el cuervo de la colina azul. Si él te dirá
dónde está tú sonrisa, nadie te lo dirá.
- ¿El cuervo?
- Sí, el cuervo. Allá en aquella montaña. Todo lo que ocurre en este mundo lo sabe él. Pero,
eso sí, ándate con cuidado. Si le dices mentiras, te saca los ojos.
Simón no era mentiroso pero a veces se ponía nervioso cuando le hacían preguntas y
pensó que podría causar una mala impresión en el cuervo. Aun así, caminó durante un
largo rato hasta que llegó a la colina azul.
El cuervo estaba picoteando una poma cuando Simón llegó junto a él.
- Viene por tu sonrisa - se apresuró a decir el cuervo.
- ¿Y cómo lo sabes? preguntó Simón.
- Porque el viento me trajo la noticia - aseguró el cuervo -. Y porque yo todo lo sé, todo lo
veo y todos lo siento.
- Entonces debes saber dónde está mi sonrisa.
- Ponte cómodo - respondió el cuerpo mientras le indicaba con el pico que se sentará sobre
un lecho de musgo -. Si quieres recuperar tu sonrisa debe ser sincero. O de lo contrario...
- Me arrancarás los ojos - dijo Simón, mientras sonría que las piernas le temblaban sin
control.
El cuervo no negó ni confirmó nada. Se posó sobre una gran rama. Y desde allí, como si
fuera un juez apunto de dictar sentencia, dijo con voz contundente:
-¿Porque crees que alguien te robó la sonrisa?
- Porque mi sonrisa era bonita, - dijo Simón-- Y un poco Misteriosa. Eso es lo que dice mi
mamá.
- ¿Y no será que simplemente se esfumó? - preguntó el cuervo -. Las sonrisas se van
cuando pasan cosas tristes. Se alejan, te dejan solo. ¿Te pasó algo tan triste como para
que tu sonrisa te abandonará?
Simón se quedó pensativo. Tenía que ser muy sincero o de lo contrario se quedaría sin ojos
Así que escogió muy bien sus palabras:
- Mi sonrisa no desapareció después de un episodio triste, si es a eso a lo que te refieres.
Yo estaba en el parque y de un momento a otro esfumó. Y yo recuerdo que ese día estaba
contento.
- No respondes a mi pregunta - insistió el cuervo - Pero entonces dime una cosa: ¿qué es lo
más triste que te ha ocurrido en la vida?
- Me puse muy triste cuando papá me abandonó. Mi papá era pintor y un día No regresó a
la casa. Pero eso fue hace varios meses. ¿Porque la sonrisa iba a irse ahora? Si ni siquiera
lloré cuando papá se fue.
-Porque hay dolores que no se manifiestan en el preciso instante en que Ocurre algo triste.
Se toma su tiempo. Van haciendo mella lentamente hasta que de pronto ¡Puufff! Explotan.
- ¿Y usted, señor cuervo, cree que eso fue lo que le ocurrió a mi sonrisa? ¿Un dolor que
hizo Puufff?
- Estoy seguro de que así fue. Pero no seré yo el que te dé la respuesta definitiva. Debes ir
de inmediato donde JulioPé. Él te dirá exactamente dónde está tu sonrisa.
- ¡Yo lo sabía! - exclamó Simón con mucho entusiasmo - Yo sabía que él se la había
robado.
- JulioPé nunca haría eso - respondió el cuervo con disgusto -. Si te digo que vayas dónde
él, es porque no hay un hombre más cuerdo que él. ¡JulioPé si sabe de sonrisas!
5. Cuando Simón se dirigió al circo en busca de su sonrisa, observó que “aunque había
muchas sonrisas auténticas había muchas fingidas y forzadas. Sintió nostalgia porque su
sonrisa siempre había sido original”. Observa las palabras subrayadas y señala cual es la
pareja de sinónimos y cuál es la de antónimos escríbelas en las líneas en blanco.
Sinónimos
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
Antónimos
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
6. Subraya las tres preguntas que el cuervo de la colina azul le hizo a Simón. Luego
numéralas según el orden en que las enuncio.
___ ¿Y no será que simplemente se esfumo?
___ ¿Por qué la sonrisa iba a irse ahora?
___ ¿Por qué crees que alguien te robó tu sonrisa?
___ ¿Tu sonrisa es misteriosa?
___ ¿Qué es lo más triste que te ha ocurrido en la vida?
7. Escribe con tus palabras la respuesta más importante que le da simón al cuervo.
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
__________________________________________________________________
______________________________________________________
8. Julio Pé carga al hombro una bolsa blanca la segunda vez que se encuentra con Simón.
Escribe dentro de la bolsa blanca de Julio Pé los nombres de los objetos que contiene.
Parque
Plaza de
mercado
Circo
Ceiba
Bosque
Colina
azul
Parque
Casa
11. En el libro de Julio Pé aparece una pintura de la Mona Lisa. Busca y colorea, en la sopa
de letras, ocho palabras que estén relacionadas con esta famosa pintura. Luego, escríbelas
en las líneas y elabora una oración con cada una.
C I C N I V A D R U
O Z W I V A E A J X
E X V K M H R J V Y
L B L S S T S F H A
O R R H E H R C R D
B M O D N D O B H N
I B S V H Z O O G O
O S S K P F I H S C
A T W O F A B C O O
M P A K N M R F F I
B S S R P R O I H G
B M Y J T E I Q S Q
J A R P S E B S O A
K B J D Q Z R S A Q
G T A K Y D G R C S
___________________________________
_______________________________
____________________________________
________________________________
____________________________________
________________________________
____________________________________
________________________________
12. Cuando Simón se dirigía a la tienda de sonrisas que estaba en la plaza de mercados,
reconoció la sonrisa de Joaquín, el monaguillo, y la sonrisa de doña Tina, la costurera. Que
crees que perdieron aparte de sus sonrisas. Escribe dentro del dibujo la respuesta.
13. Por qué crees que Simón lloraba mientras soñaba, después de estar muy concentrado
observando el cuadro de la Mona Lisa que estaba en su casa?
_________________________________________________________________________
_________________________________________________________________________
_______________________________________________________
Marca con una X la opción que complete correctamente el enunciado. Luego justifica tu
elección.
1. Después de leer la historia se puede concluir que la sonrisa que le devolvió la Giocon-
da a Simón es:
a. Una sonrisa igual a la que perdió
b. Una sonrisa diferente a la que perdió
c. La sonrisa de la Mona Lisa
Porque….
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_________________________________________________________________________
___________________________________________
14. Al igual que a Simón, a todos nos han ocurrido cosas tristes en la vida que hacen que
dejemos de sonreír por un tiempo. Conversa con un familiar en quien confíes y entrevístalo.
Pídele que hable acerca de una experiencia triste que haya vivido y que con el tiempo
haya logrado superar.
Ten en cuenta:
a. Escoge a la persona que quieres entrevistar
b. Explícale el propósito de la entrevista. Cuéntale un poco sobre Simón y su sonrisa
misteriosa
c. Háblale de esta actividad. Dile que necesitas hacer una entrevista a alguien que
haya vivido y superado una experiencia triste
d. Planea cinco preguntas que le harías para conocer vivencia triste y la manera en
que logró superarla
e. Decide si vas a escribir las respuestas en el momento en que realizas la entrevista
o prefieres grabarlas en algún dispositivo. Debes tener en cuenta que solo puedes
grabar con el permiso del entrevistado; si la persona no está de acuerdo, no pue-
des grabarla. Sin embargo, dado las circunstancias es conveniente tenerla para
presentarla como evidencia.
f. Después de realizar la entrevista reléela o escúchala de nuevo y escribe un corto
párrafo en el que expliques la información más interesante
LEYENDA
Una leyenda es un relato que se transmite por tradición oral, el cual combina elementos
reales con elementos imaginarios o maravillosos, enmarcados en un contexto geográfico e
histórico concreto.
Un ejemplo de este tipo de leyendas podrían ser las historias de La Llorona, La Sayona, El
Silbón, El callejón del beso, etc.
La palabra leyenda procede del latín legenda, derivado de legĕre que significa 'leer'. Se usa
en el sentido de "digno de ser leído o conocido". De allí se desprenden otras acepciones de
la palabra.
Leyenda se utiliza también para referirse a una persona que ha conseguido grandes
proezas y se convierte en un referente. En este sentido, sus hazañas se incorporan a las
conversaciones populares y muchas veces acaban por ser magnificadas. Por ejemplo:
"Michael Jordan es una leyenda del baloncesto".
Yuruparí era amigo de mucha gente; lo contrario a Tupana, que tenía pocos
seguidores. Un día Tupana resolvió matar a Yuruparí para no tener más dificultades y
enemistades con él. Hizo una hoguera grande y allí quemó a Yuruparí; una vez hecho
cenizas, vinieron sus amigos y con gran tristeza quedaron silenciosos.
Pasaron muchos días. De las cenizas retoñó una palma llamada pachua, que se
convirtió en una mujer muy bonita. Vinieron mujeres al lugar y al mirar la palma tan hermosa
llamaron a los hombres para convenir con ellos en tumbarla y construir un instrumento que
imitara la voz de Yuruparí. Éste era el recuerdo viviente de Yuruparí. Tres pedazos de
palma fueron suficiente para hacer el instrumento que imitó perfectamente su voz. Desde
entonces las mujeres fueron las poseedoras del gran Yuruparí. Lo tocaban en las mañanas
cuando iban al baño.
Las mujeres tenían la tarea de traer pepas del monte para que los hombres
hicieran los oficios domésticos. Con el correr del tiempo, los hombres se aburrieron de ser
ellos los llamados a hacer los quehaceres del hogar.
Además Yuruparí era hombre y las mujeres no deberían estar con él. Una sola
reunión fue suficiente para que los hombres acordaran unánimemente ir a la mañana
siguiente a donde las mujeres se bañaban en el río, con el fin de quitarles el Yuruparí.
Todos ellos armados con bejucos fueron al lugar y azotándolas las obligaron a entregar al
Yuruparí.
Encontraron una mata de yuca y entonces hicieron chicha, tal como lo hacía
Yuruparí; desde entonces, las mujeres no podían ver a Yuruparí. Descubrieron que la
chicha era preparada con caldo de maní llamada manicuera y que está era la misma sangre
de Yuruparí: porque éste se convirtió en yuca al ser quemado por Tupana. Por eso el
hombre domina en la casa y la mujer trabaja en la casa y en la chagra.
Responde
Ordena l secuencia de los acontecimientos del relato:
__ Los hombres se cansaron de realizar los quehaceres del hogar.
__ Había en la tierra dos personas.
__ Tupana quemo en una hoguera a Yuruparí.
__ Vinieron mujeres al lugar a mirar la hermosa paalma.
__ Yuruparí amigo del juego, borracheras y bailes.
EL COLO-COLO
El Colo-colo es un culebrón que lleva en la cabeza un cresta de gallo, nacido de un huevo
"llolloy", puesto por un gallo colorado o también por una gallina vieja. De este huevo nace
un gusano que corre como lagartija; generalmente se esconde debajo de los establos o
debajo de las maderas de las casas, y ahí permanece hasta que se transforma en Basilisco.
El Basilisco presenta asimismo una serie de transformaciones morfológicas: lagartija, ave,
reptil...
También vive en algunas cuevas, y acecha a sus víctimas asomando sólo la cabeza, para
matar con la mirada o chupar la energía vital de la persona que tiene la mala fortuna de
encontrarse cerca de él. Si el Colo-colo sólo le alcanza a divisar una parte del cuerpo, la
persona queda con dicha parte paralizada para toda la vida. Por la noche, cuando los
moradores de la casa duermen,
penetra en las habitaciones y por
succión a distancia, les chupa el
aliento, la flema y la
respiración, haciendo que éstas
se "vayan secando". Mientras
hace esto, emite silbidos
apenas perceptibles. A la
persona atacada, en la mayoría
de las veces niños de corta edad
o adolescentes, le produce una
tos seca y ésta comienza a
enflaquecer, hasta quedar
reducida a un verdadero
esqueleto.
El Basilisco no abandona la casa hasta que haya acabado con toda la familia.
Responde las preguntas basadas en la lectura El Colo-colo que encontrarás en el material
de apoyo. (Marca con una x)
5) Si el Colo-Colo divisa una parte de la persona que se encuentra con él, esta persona
queda:
a. Ciega
b. Sorda
c. Con esa parte paralizada
d. Con esa parte seca
El Verbo
La Conjugación
La conjugación o flexión verbal hace referencia a las diversas formas que un verbo puede
tener, atendiendo a las variaciones de tiempo, persona, número y modo.
La palabra conjugar deriva del latín coniugāre y significa la combinación de varias cosas
entre sí.
Los verbos conjugados combinan sus modificaciones de tiempo, de persona, de número y
modo.
¿Qué es la conjugación?
Para entender mejor lo que significa la conjugación verbal, en las siguientes oraciones se
ilustra tres formas conjugadas del verbo comer.
José come en el restaurante vegetariano todos los días.
Andrés comió una hamburguesa.
Antonia comerá una pizza esta noche.
El verbo comer se encuentra aquí conjugado en los tres tiempos básicos:
Presente (come)
Pretérito perfecto (comió)
Futuro (comerá)
Los tres tipos de conjugaciones del infinitivo
El infinitivo es una forma no personal del verbo y se caracteriza por terminar en ar, er, o ir.
Ejemplos de infinitivo:
amar
temer
partir
Estos tres tipos de infinitivos son los que determinan los tres grandes grupos de
conjugaciones. Cada una de estas formas tiene una particular forma de ser conjugada. Es
decir todos los infinitivos que terminan en ar- se conjugan siguiendo las mismas reglas. Lo
mismo ocurre con los infinitivos terminados en er, e ir.
Los modos verbales
Cada verbo conjugado se encuentra en un determinado modo verbal. Existen cuatro modos,
los cuales son: modo indicativo, subjuntivo, condicional e imperativo.
Cada modo del verbo se conjuga de una determinada manera. Por ejemplo, la conjugación
en el tiempo presente y en primera persona del verbo amar, en el modo indicativo es amo.
En cambio, en el modo subjuntivo se conjuga como ame.
Los tiempos verbales
Todos los verbos al estar conjugados se expresan en un momento específico. Por eso
existen verbos en tiempo presente, en tiempo pretérito, o en tiempo futuro.
El número
El número del verbo ser refiere a la cantidad de personas que realizan la acción. Puede ser
singular o plural.
La persona de los verbos
La persona en los verbos es simplemente quien realiza la acción del verbo. Existen tres
clases de persona: primera, segunda y tercera, los cuales a su vez pueden estar en número
singular o plural.
Verbos irregulares
Los verbos irregulares son aquellos cuya conjugación no se ajusta a los modelos de amar,
temer o partir. Dichos verbos al conjugarse modifican su raíz.
Ejemplo: pedir, al estar conjugado en primera persona del tiempo presente del indicativo, se
escribe como pido.
Formas no personales del verbo
Las formas no personales del verbo carecen de desinencias. Es decir, no cuentan con las
variaciones de persona, de número ni de modo. Las formas no personales del verbo son los
infinitivos, los gerundios, y los participios.
Ejemplos: estar (infinitivo), comiendo (gerundio), comido (participio).
Palabras desconocidas
El estudiante debe realizar la lectura del siguiente texto, tantas veces como sea necesario
hasta comprenderlo. Recuerda buscar las palabras desconocidas en el diccionario
escribirlas en tu cuaderno de lenguaje para que sea mejor tu comprensión.
¿Qué aprendí? Marca con una X la valoración del criterio (Sí / parcialmente/ No) definido en
la primera columna y expresa el ¿por qué? si es necesario
El poema
Un poema expresa una emoción o un sentimiento por medio de versos y estrofas. Los
poemas se diferencian de las narraciones porque no cuentan eventos que suceden a lo
largo del tiempo sino sentimientos que se viven en un instante. Además la mayoría no están
escritos en prosa, sino en pequeñas frases llamadas versos. Estos versos, a su vez, se
agrupan n párrafos, llamados estrofas.
Actividad
Lee el siguiente poema y responde las preguntas.
En la frontera de la vida
(Tomás de Iriarte)
Responde
¿A quien se refiere en el poema?
¿Qué momento de la vida del abuelo se está narrando en el poema?
¿Qué palabras y expresiones se utilizan en el poema para referirse al maíz?
¿Qué características se resalta en general en todo el poema? Explica con tus
palabras.
Observa el texto y su estructura ¿Cuántas estrofas tiene el poema? ¿Cuántos
versos componen cada estrofa? ¿Comó es la rima del poema?
Bibliografía Castillo, A., (2006). Lenguaje y saberes 3. Bogotá: Editorial educar.
Pava, J., (2010) .Integrado Fundamental - Básica primaria 3.. Bogotá: Semilla educativa
Ltda.